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El Milagro esta en tus Manos.

Dios Obra Milagros

(2 de Reyes 4: 38-44)

Objetivo: Determina que con tu Fe, todo lo puedes, ya que nuestro Dios no nos
desamparar jamás.
Dice esta escritura que “había grande hambre en la tierra”, era un tiempo de escasez de
alimentos no había nada en la alacena.
El hambre es la necesidad de comer. Figurativamente es el deseo ardiente de una cosa.
El hombre por necesidad hace muchas cosas legítimas y a veces ilegítimas, correctas y
también incorrectas. Y eso lo podemos comparar a nuestros días.
Existe hoy una gran hambre espiritual de salvación y de la Palabra de verdad. Amos 8:11
dice: “He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra,
no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová.” Hay algunos que
dicen: “¿Para qué tanto ir a predicar el evangelio? Si ya saben de Dios.” Pueden saber de
Dios pero no tienen a Dios.
La necesidad no satisfecha degenera en ansiedad. De tener un compañero, entonces ya
no respeto el mandato de Dios, de progresar por tanto comienzo en una carrera alocada
por tener, de ministrar y me vuelvo líder independiente, de ser considerado y trato de ser
visto, etc.
Los profetas tenían una necesidad real, nosotros a veces creemos que tenemos una
necesidad pero no es tal. Tener un auto nuevo, etc.

1. EL HAMBRE DENOTA UNA NECESIDAD Y A VECES POR NECESIDAD NO


SABEMOS LO QUE HACEMOS.
El criado salió a buscar cualquier cosa para hacer el caldo. No sabía lo que era, salió al
recogió hierbas. El campo es el mundo y las hierbas las falsas enseñanzas, la cizaña.
Dice la Biblia en Mateo 13:25: “pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y
sembró cizaña entre el trigo, y se fue.” En la cizaña hay muerte. Hay dolor y engaño.
Porque el final será el llanto y el crujir de dientes en el fuego ardiendo.
La Calabaza silvestre: Denominada también calabacilla amarga. La hallamos tendida en
el suelo, de olor desagradable, los frutos globosos de hasta 8 cm de diámetro, de color
verde oscuro con franjas de color crema o blanco, volviéndose amarillentas al madurar, la
pulpa fibrosa, Semillas numerosas, fuertemente comprimidas.
La gente por necesidad acude a todo lugar que le ofrecen una solución, una salida rápida,
es la generación del “Te lo tengo ya”. Hoy no se habla de Jesús como único y suficiente
Salvador, tampoco como Señor, se recurre a soluciones alternativas, de auto ayuda, a
utilizar criterios personales para zanjar la situación y no esperar en el Señor. ¡Qué es lo
que no hace el hombre por necesidad!
Terminó siendo un potaje mortífero.
4:38 “Eliseo volvió a Gilgal cuando había una grande hambre en la tierra. 4:39 “Y salió uno
al campo a recoger hierbas, y halló una como parra montés, y de ella llenó su falda de
calabazas silvestres; y volvió, y las cortó en la olla del potaje, pues no sabía lo que era”
Potaje: Caldo de olla u otro guisado.
El párrafo que consideraremos ahora nos presenta a Eliseo nuevamente en Gilgal en una
época en que «había una grande hambre en la tierra» (v. 38). Es muy posible que este
sea el mismo período mencionado en 8.1, donde Eliseo le dijo a la mujer de Sunem:
“Jehová ha llamado el hambre”
Es durante este período de adversidad y como consecuencia de escasez de los vitales
elementos para la supervivencia, que Eliseo está en Gilgal atendiendo a las necesidades
espirituales y temporales de sus «alumnos», los hijos de los profetas.
4:40 “Después sirvió para que comieran los hombres; pero sucedió que comiendo ellos de
aquel guisado, gritaron diciendo: ¡Varón de Dios, hay muerte en esa olla! Y no lo pudieron
comer”

2. ESTA OLLA ES NUESTRA VIDA.


La olla estaba envenenada. Tenemos que ver de qué nos alimentamos.
La N.V.I. dice ¡Hombre de Dios, esto es veneno!
La muerte espiritual viene como consecuencia de ingerir cosas que nos
envenenan, nos hacen mal. Muchas veces pretender “mejorar” la Palabra de
Dios con ideas nuevas lo único que esto consigue es adulterar la “leche espiritual
no adulterada” y meter “muerte en la olla”.
Inconsciente e involuntariamente el veneno se había introducido en la olla y su
efecto era mortífero. Así ocurre con muchas enseñanzas que se introducen y
entretienen sin verificar que estén conformes a las Escrituras. La historia de la
Iglesia se encarga de enseñarnos cómo las falsas enseñanzas se han introducido
sin aparente mala intención, y por falta de suficiente discernimiento espiritual no
fueron rechazadas de plano desde el principio, sino que fueron toleradas. Se
evidenciaron sus efectos después de mucho tiempo, cuando el mal ya se había
propagado.
Pongamos especial cuidado en los aportes que realizamos para la «olla» que ha
de alimentar al rebaño de Dios. Que nadie tenga que gritarnos: « ¡Hay muerte en
la olla!», y la comida que hemos preparado, pensando en contribuir para el
fortalecimiento de la vida espiritual del pueblo de Dios, resulte una comida
mortífera.
Pregunto ¿cómo está tu olla? Y ¿cómo está mi olla?
Los hombres van a comer de nosotros, siempre comerán de nosotros, seamos o
no cristianos, van a sopar en nosotros y qué van a encontrar. Los discípulos van a
sopar de sus padres espirituales, los hermanos la iglesia va a sopar de sus líderes.
Vida o muerte.

2.- Cuidado con qué alimentamos nuestro espíritu.


Dice este pasaje que a este caldo “no lo pudieron comer”
4:41 “El entonces dijo: Traed harina. Y la esparció en la olla, y dijo: Da de comer a
la gente. Y no hubo más mal en la olla”
La harina es trigo molido, Cristo Jesús es el trigo que fue molido, hecho harina por
nosotros.
La harina que metió en la olla es Cristo.
Para que la olla de nuestra vida no se contamine ni envenene a otros hay que
agregarle a Cristo en el corazón. Su presencia, su Palabra.
Después que puso la harina no hubo más mal en la olla. La verdadera sanidad
viene por Cristo, no por medicinas o soluciones alternativas.

3.- Satura tu vida Cristo, habla de Cristo.


La única salida es Cristo, es colocarlo como Señor, en el centro de todo.
4:42 Vino entonces un hombre de Baal-salisa, el cual trajo al varón de Dios panes
de primicias, veinte panes de cebada, y trigo nuevo en su espiga. Y él dijo: Da a la
gente para que coma. 4:43 Y respondió su sirviente: ¿Cómo pondré esto delante
de cien hombres? Pero él volvió a decir: Da a la gente para que coma, porque así
ha dicho Jehová: Comerán, y sobrará. 4:44 Entonces lo puso delante de ellos, y
comieron, y les sobró, conforme a la palabra de Jehová”
Necesitamos el ministerio de “Baal-salisa” en hebreo señor de la sal, quién a pesar
del hambre extrema no suspendió el ofrecimiento de las primicias al Señor que
muy bien podría haber utilizado para su propio alimento o el de su familia. Dios
aprobó y honró su ofrenda, aumentándola y empleándola no sólo para el sostén de
su profeta Eliseo, sino también para alimentar a cien discípulos suyos. ¡Qué
privilegio para este anónimo pero auténtico israelita el poder contribuir para la
alimentación de los fieles en un periodo de tanta escasez y apostasía!
El trajo panes de la primicia, panes de cebada y trigo nuevo son los frutos
preciosos que el Señor nos está dando y nos dará. Son los discípulos que
entienden el reino y ahora viven para su Señor. Esto es profético, es lo que está y
lo que se viene.
De ellos comen y comerán las gentes, los cercanos, los vecinos, los compañeros,
los hermanos, y entre otros.

Es muy difícil leer este relato, y en particular las palabras de Eliseo, sin que nuestras
mentes viajen inmediatamente hasta el Nuevo Testamento. Podemos comparar estas
palabras con las ocasiones en que nuestro Señor proveyó de enormes cantidades de
alimentos para multitudes que desfallecían.
Parecen muy pocos, pero habrá un milagro de reproducción, van a comer todos y se
saciarán, porque en el discipulado no hay cupos limitados. En el servicio hay lugar para
todos.
Así ha dicho Jehová” expresa que Dios está involucrado, interesado en que esto
acontezca.
El hombre de Dios se inspira y actúa inmerso en la Palabra de Dios y no se atreve a obrar
independientemente de ella. Su mente, su espíritu y su acción, son moldeados,
impregnados e impulsados por la Palabra y así su ministerio es coronado con el éxito.
En todo tiempo pongamos en práctica el principio de la Fe y no
hagamos lo contrario al deseo de Dios.
® Si tenemos una necesidad real oremos a Dios y esperemos en él,
haciendo mientras tanto lo que es correcto. No busquemos parra montés o
calabaza silvestre.
® No envenenemos nuestras vidas, los hombres van a comer de nuestra
olla.
® Somos parte de este trigo nuevo, de esta generación que va a alimentar,
a discipular muchas gentes.

Verdad en acción:
Dios nos respaldará con su Palabra y con su poder. Un ministerio fructífero y
espiritual será siempre «conforme a la Palabra de Jehová», y solamente para su
gloria pues él ha dicho: «A otro no daré mi gloria» (Is 42.8).

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