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Zonas arqueológicas

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en Guanajuato
Cuatro casos: Plazuelas, Cañada de la Virgen,
Peralta y El Cóporo

Carlos Castañeda López


Gabriela Zepeda García Moreno
Efraín Cárdenas García
Carlos Alberto Torreblanca Padilla

Fideicomiso de Administración e Inversión para la Realización


de las Actividades de Rescate y Conservación de Sitios Arqueológicos
en el Estado de Guanajuato

Ese. HAL. DE ANTROPOLOGIA E HISTORIA


BIBLIOTECA
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De los textos:
© Carlos Castañeda López-investígador Centro 1 AH Guanajuato
© Gabriela Zepeda García Moreno-investigador Centro INAH Guanajuato
© Efraín Cárdenas García-investigador Centro INAH Guanajuato
© Carlos Alberto Torreblanca Padilla-investigador Centro INAH Guanajuato

De las imágenes:
© Instituto Nacional de Antropología e Historia

Imágenes de cubierta: petrograbado (Plazuelas, Pénjarno), p. 39; basamento piramidal (Cañada de la Virgen,
San Miguel de Allende), p. 73; escalera de la pirámide mayor del Conjunto 2 (Peralta, Abasolo),
y fogones (El Cóporo, Ocarnpo), p. 277.
Diseño de cubiertas e interiores: Tonatiuh Mendoza

De esta edición:
D.R. © Fideicomiso de Administración e Inversión para la Realización
de las Actividades de Rescate y Conservación de Sitios Arqueológicos en el Estado de Guanajuato
Instituto Estatal de la Cultura
Plazuela de Cata, núm. 1

36010 Guanajuato, Gto.

Primera edición, 2007

Impreso en México
Printed in México

ISBN 970-724-066-0
ISBN 970-724-071 -7 (rústica)

Ediciones La Rana hace una atenta invitación a sus lectores para fomentar el respeto por el trabajo intelectual,
es por ello que les informa que la Ley de Derechos de Autor no permite la reproducción de las obras artísticas
y científicas, ya sea total o parcial-por culaquier medio o procedimiento-, a menos que se tenga
la autorización por escrito de los titulares del copyright o derechos de explotación de la obra.
LOS PROYECTOS ARQUEOLÓGICOS EN GUANAJUATO

En el año 2001, Ycon la firma del Marco de Colaboración entre el Instituto Nacional de
Antropología e Historia y el Gobierno del Estado de Guanajuato, a través del Instituto
Estatal de la Cultura, instrumento al que se adhirieron voluntariamente los ayuntamientos
de Pénjamo, Abasolo, San Miguel de Allende y Ocampo, se ha fortalecido la coordinación
entre los tres órdenes de gobierno para apoyar la investigación, la conservación, la difusión
y la preservación del patrimonio arqueológico en el estado de Guanajuato.
Gracias a esta conjunción de esfuerzos ha sido posible reiniciar la investigación sobre
temas y regiones, hasta hace algunos años poco estudiados, en las áreas limítrofes de Meso-
américa y del norte de México. Actualmente, varios son los estudios que se llevan a cabo en
las extensiones del estado de Guanajuato, entre los que destacan, por su magnitud y por su
diseño integral, los proyectos de investigación y conservación en los sitios arqueológicos de
Plazuelas, en el municipio de Pénjamo: Cañada de la Virgen, en San Miguel de Allende;
Peralta, en Abasolo, y El Cóporo, en Ocampo.
Estas investigaciones arqueológicas aportan nueva información sobre el pasado pre-
hispánico de Guanajuato, con lo que se modifican algunas de las teorías existentes para la
región, como es el planteamiento, muy divulgado, de que este territorio sólo era habitado
por grupos nómadas genéricamente llamados chichimecas, pues si bien fue la población
que los españoles enfrentaron a su llegada, no fueron los únicos que habitaron estas tierras
en tiempos más remotos.
En el mismo sentido, se refuerzan otros planteamientos que se refieren a la redefinición de
los territorios y de las fronteras, los cuales seguramente variaron por el flujo de grupos sociales
que se desplazaban con frecuencia, debido a fenómenos como crecimiento demográfico,
comercio, guerra, hambrunas, entre otros, que afectaron no sólo a la región centro-norte
r del México antiguo, sino a todas sus áreas culturales. Estos movimientos demográficos se
traducen en la interacción, expansión y contracción de poblaciones que oscilaron entre el
norte de San Luis Potosí o hacia el sur, hasta alcanzar la confluencia del río Lerma.
Los resultados parciales de estas investigaciones confirman el planteamiento de que los
grupos que habitaron Guanajuato, sobre todo antes del 900 de nuestra era, influyeron en la
evolución cultural de las tradiciones del centro y del occidente de México.

11e. HAL.DE ANTROPOlOGlA E HISTORIA


IIIDI InTC:~A
Con base en la experiencia del Instituto Nacional de Antropología e Historia en otros
proyecros arqueológicos del territorio nacional, el Centro INAH Guanajuaro, ellnstituto
Estatal de la Cultura, la Secretaría de Desarrollo Social y Humano, a través de sus conse-
jos regionales del Suroeste y Codernorte, y los gobiernos municipales acordaron dar a los
proyectos un enfoque integral, que, si bien tuvieron como principal objetivo el rescate y la
salvaguarda del patrimonio arqueológico, se preocupan fundamentalmente por atender
aspectos socio económicos de las comunidades que se encuentran en las áreas de influencia
de las zonas arqueológicas que quedarán abiertas al público en el futuro inmediato.
En este sentido, los proyectos arqueológicos involucran a una serie de especialistas en
materia de antropología social, quienes se encargan de estudiar las expectativas de las comu-
nidades sobre su patrimonio y los vínculos con su identidad como grupo social. Así mismo,
trabajan en ellos especialistas en ordenamiento territorial para dar certidumbre a los pobla-
dores más cercanos sobre el manejo de sus recursos en relación con la zona arqueológica,
esto para desarrollar actividades complementarias que mejoren los niveles de vida y que, al
mismo tiempo, disminuyan las presiones sobre las zonas arqueológicas abiertas al público.
Este esquema de manejo integral considera, desde luego, el acuerdo y el trabajo conjunto
con las localidades que obtendrán mayores beneficios de la visita a estos puntos de identidad
cultural de los guanajuatenses, en primer término, y de todos los mexicanos en general.

LAURA CONCEPCIÓN PESCADOR CANTÓN

Coordinadora Nacional de Arqueología

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PRÓLOGO

A Beatriz Braniff Cornejo


y Sergio Arturo Sánchez Correa

Te aproximas por el campo y te envuelve; te asombra y lo observas desde el aire, te sale al


encuentro esevasto territorio llamado Bajío. Es el color de su suelo, es el aroma de sus cultivos
y casas, es la gente que te recibe y saluda, es el viento que escuchas, es el sabor de su comida
yel sonido de las añejas campanas en las iglesias. Una, otra, y otra vez, lo que quizá (y ojalá
no) para el que aquí habita se ha vuelto cotidiano, para los que alguna vez vivimos por acá
y tuvimos la fortuna de regresar es el calor del retorno, el encuentro con lo que se nos había
ido, lo que se ha sido y se vuelve a encontrar, con la raíz. Es la celebración de rostros curtidos
y gestos de atención, de nubes desgarradas por las montañas, de ojos que miran y voces de
aliento, de agasajo al oído, a la vista y al paladar.
Poco a poco, el viaje es más personaL Es descubrir de manera paulatina a la gente que
está frente a tus ojos y encontrar a aquellos que aquí vivieron, hace cientos, varios cientos de
años, en esos restos de seres humanos que se encuentran en las excavaciones, que surgen de
esas piedras que de nuevo están en su lugar, que hablan desde su mutismo en los restos de
vasijas con la tierra que resume sus antiguos contenidos, en los huesos de animales o en las
pequeñas semillas, en aquello que contiene esos restos, y que con el paso de los días te señala
que también a ti ya te contiene.
Entender que por algo se dio ese regreso, que por algo, Gabriela en Cañada de la Virgen,
Armando (en su momento) y Carlos Alberto en El Cóporo, Efraín en Peralta y Carlos en
Plazuelas, han dirigido un enorme grupo de investigadores que día a día se ha esforzado,
pero que es un algo aún más grande lo que lleva a que los trabajadores, a los Jorge, Guiller-
mina, a Miguel Ángel, Rigoberto, Felipe, Marcelino y Luis Alberto, a los Ricardo, Federico,
Hilario, Lorena, Rosalinda, Dolores, Francisco, Alejandro e, inclusive, a este Luis Alberto,
y de manera principal a todos los de ahí mismo, a los ahí nacidos, se vuelvan uno con esa
actividad, con esa tierra.
Viajar por esos caminos de Guanajuato, ver sus cielos recortados de nubes, colores y luces,
de pronto ver a lo lejos Plazuelas, que sobresale en el horizonte con su arquitectura extraña
para la zona, con el sol desgranado por entre su juego de pelota, o acaso las formas albas de la
insólita -desde el nombre- Cañada de la Virgen y su media Luna, con sus propios sonidos
del viento y las aves,o tal vez la inmensidad e intensidad arquitectónica de sus construcciones

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o en los enormes espacios de Peralta y su roca-campana, con todo y sus campos llenos de
verdor, o quizá la imponente y mágica subida en El Cóporo, máxime después de lluvias, y la
vista desplegada por su páramo, su encuentro de caminos hacia todos los rumbos.
Pero todo ello fue, y es, construido con muchos esfuerzos. Para que ahora se cuente con
los datos duros y fríos, para que podamos aproximamos a la calidez de la gente que aquí
trabajó, a la que aquí vive, se requirió el apoyo de personas convencidas, de muy diversas
áreas e instancias, en las que surgió la voluntad de dar y hacer, aquellos seres humanos que en
momento alguno se entro metieron en las determinaciones técnicas arqueológicas, siempre
con el mayor respeto e interés, fomentando el logro de acuerdos y avances.
Es así que ahora tenemos los sitios arqueológicos de Plazuelas, Cañada de la Virgen, Pe-
ralta y El Cóporo, a los que de manera histórica se les ha dado un impulso y apoyo en todos
los ámbitos que se requieren para que un sitio arqueológico sea disfrutado, no sólo en sus
aspectos turísticos, SÍl;lO, y de manera muy especial, en cuanto a la transmisión de esa riqueza
de información de los grupos humanos que los construyeron, de aquellos que seleccionaron
esos espacios, que hicieron suyas aguas y tierras que ahora se estudian y se recorren, que se
entiende que es posible poner los ojos en esos seres humanos que vivieron en estos lugares
y los que, por fin, han vuelto con nosotros, con su multitud de cielos y soles, sus grandes
tunales y vastas extensiones de suelos, su inframundo y sus patios hundidos, con sus atados
de años, con sus más largas noches y sus ya abiertos días, con su inagotable voz.
En estos cuatro sitios se han venido realizando investigaciones amplias, continuas y
profundas desde el año 2002, a partir de diversos enfoques y gran número de especialistas,
pero todos encaminados a lograr el disfrute del conocimiento, en la búsqueda de que la
visita, a través de la lectura o estando en ellos, sea gozosa en el encuentro con los que fueron
y con lo que fuimos, con sus razones y nuestras posibilidades, con su vida diaria y nuestra
conciencia sobre su vida.
En la frialdad del dato, tenemos que para el mes de agosto de 2006 el Instituto Nacio-
nal de Antropología e Historia tiene contabilizados 37 771 sitios y áreas con evidencias
arqueológicas en todo el país, de los cuales, aproximadamente 1 40I se ubican en el estado
de Guanajuato. Cuatro de ellos, ahora, se presentan como un ejemplo de esta profundidad
histórica, de esta diversidad de formas de vida que se dieron, y aún se dan, en los grupos
humanos que en él han transcurrido.
Carlos Castañeda López nos informa sobre Plazuelas, sitio de atados de años marcados
en la arquitectura, sitio de maquetas. Se debe señalar que este sitio fue registrado por prime-
ra vez en 1981 por el arqueólogo Sergio Arturo Sánchez Correa (q. e. p. d.), dentro de sus
investigaciones con motivo de la obra del gasoducto del Bajío y occidente.
Nos muestra que el sitio se encuentra integrado al paisaje, y que fueron necesarias mo-
numentales adecuaciones a la topografía original para la construcción del sitio.
Un aspecto que en lo personal considero de gran relevancia es el siguiente: Plazuelas
(llamado en sus inicios El Cobre) es el único sitio en México que cuenta con tal cantidad de
rocas talladas que representan maquetas. La diversidad de grabados, la calidad de las mismas,

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sus representaciones, sin que sea necesaria una escala uniforme y occidental, nos acercan a
muy amplias posibilidades de estudio sobre la planeación o simplemente la representación
de los sitios arqueológicos.
Cañada de la Virgen, llamada por sus investigadores Casa de los 1 3 Cielos y la Casa de
la Noche más Larga, cuenta con 17 hectáreas como área protegida y para la visita. El primer
registro arqueológico de este sitio se encuentra en 198 S, Y el posterior desarrollo de dos
investigaciones principales, la de Luis Felipe Nieto Gamiño, 199 S a 1999, Yla de Gabriela
Zepeda García Moreno, a partir de 2002.
Con profunda visión intimista, en el texto que se incluye en este volumen se presentan
avances y algunas propuestas en cuanto al funcionamiento de este sitio. Para ello, la autora
recurre al desarrollo y uso de conceptos como el de planeación de los espacios. En el escrito
sobre Cañada sobresale el análisis de la intensa relación de los espacios arquitectónicos con
los eventos astronómico s referidos a la observación para fines agrícolas, la gran e importante
relación y asociación entre el día a día y el conocimiento de los astros, el entorno, las épocas
del año, los recursos de la naturaleza, en particular los producidos por la tierra y el esfuerzo
de la gente.
Entre muchos otros temas, se distingue la referencia y relevancia de entender a los ba-
samentos piramidales, conocidos de manera generalizada como pirámides, como la repre-
sentación de El Cerro, el Altepetl náhuatl, el centro de la vida y la creación, la morada de los
dioses; así mismo, resalta la muy interesante discusión sobre las eventuales filiaciones con los
otomíes, aspecto por demás difícil de recuperar en contextos arqueológicos por la carencia
de informantes orales directos o documentos escritos. Ante ello, las arqueólogas Gabriela
Zepeda y Rossana Quiroz Ennis con habilidad e inteligencia conjugan datos de espacios,
sus usos, hallazgos, y a través de la contrastación proponen la identificación del grupo que
construyó, planeó, erigió y que, de manera eventual, algún día abandonó sus casas.
En un texto académico pero a la vez muy ameno y ágil, Efraín Cárdenas García nos pre-
senta un valioso balance de las investigaciones que ha encabezado en el sitio arqueológico
de Peralta, principalmente en sus 70 hectáreas centrales, y nos refiere que su primer registro
como sitio arqueológico fue en 1985, pero la primera ocupación data del año 400 a. C.
Es importante mencionar que propone un modelo para realizar estudios regionales,
haciendo énfasis en la búsqueda de definición y establecimiento de los grandes cambios
sociales en el transcurso del tiempo. Su perspectiva de enfoque regional, global, con un
modelo que involucra diacronías y sincronías (es decir, a lo largo del tiempo y a la vez en un
solo periodo), permite entender los procesos sociales que se presentaron no sólo en Peralta,
sino en toda la región. Así mismo, permite comprender las transformaciones y desarrollo
del sitio en particular.
Un dato concreto muy relevante es la presencia del palo volador en El Recinto de los
Gobernantes, toda vez que es un elemento no registrado en el área hasta la fecha. Este dato
permitirá ampliar y, en su caso, modificar la idea que se tenía sobre las características de los
grupos humanos que convivieron en la región durante la época prehispánica.

1 S
Algunos otros temas desarrollados por Cárdenas en su escrito sobre Peralta son: las
áreas en que vivía el pueblo común, así como la relación con otros sitios .del área, la filiación
cultural de los habitantes del sitio y el patio hundido, de trascendencia por su propio peso y
naturaleza para dar las respuestasalas preguntas básicas en toda investigación sobre grupos
humanos del pasado (e incluso del presente), preguntas tales como quiénes, qué, cómo, por
qué, dónde y cuándo vivieron, a las que EfraÍn da cabal respuesta, y nos abre las puertas a
mayores posibilidades de investigación.
Se debe resaltar e insistir, por su particular importancia, en lo relativo al llamado patio
hundido, pues éste se entiende como una representación arquitectónica del mundo, con los
cuatro rumbos en los costados, un centro, un abajo y un arriba, todo circundado por ese
espacio que envuelve el todo, nada más y nada menos que la vida diaria, la tierra como refle-
jo del inframundo y de los cielos.
Por su parte, Carlos Alberto Torreblanca Padilla desarrolla un texto para El Cóporo, al
que ubica en la zona que de manera poética, desde el siglo XVI, fue deriominada el Tunal
Grande; nos refiere que el primer registro del sitio fue en 1962, Yque a partir de las inves-
tigaciones de Beatriz Braniff Cornejo, pero principalmente con el proyecto encabezado
por Armando Nicolau Romero en el 2002, el sitio arqueológico es abordado desde diversas
perspectivas.
Torreblanca nos hace comprender.el porqué del asentamiento en un lugar como éste,
enfatizando que se trata de un-área privilegiada, toda vez que hizo posible el aprovecha-
miento de recursos del bosque, del valle y los generados por la actividad agrícola. Con la
integración de las evidencias arquitectónicas, datos sobre la planeación del sitio, restos
cerámicas y entierros humanos nos ubica en espacios y tiempos, en filiaciones culturales y,
principalmente, en el valioso tema de los movimientos de los grupos nómadas y el seden-
tarismo, tan necesario para comprender que las sociedades no son cerradas ni estáticas, que
hoy los países, y ayer los pueblos y sociedades-Estado, se han formado de migraciones, de
grupos en movimiento.
En cuatro textos, en cuatro visiones, los autores, hablando por sí mismos, pero también
representando y siendo voz de muchas personas más, algunas de ellas recientes, y muchas
antiguas, y hasta las ya ausentes, nos entregan datos muy documentados sobre estos proyec-
tos, en los que se impulsaron los principios de interdisciplinariedad y de participación de
muchas y disÍmbolas instituciones.
No olvidemos que uno de los objetivos finales de las actividades en los sitios arqueoló-
gicos radica en su disfrute generalizado ahora y su permanente preservación, así como el
respeto al entorno y al sitio.
Se debe entender a los espacios delimitados en los sitios arqueológicos como áreas de
protección y reserva para investigación arqueológica, para el disfrute de todos, lo que per-
mite e impulsa la preservación de fauna y flora; en todos se busca que cuenten con aquellos
elementos que representen la totalidad de actividades que se desarrollaron en el sitio, en un
afán de hacerlos comprensibles a todo el que los visite.

16
A través de la participación en el Fideicomiso d~ Administración e Investigación para
la Realización de las Actividades de Rescate y Conservación de Sitios Arqueológicos en el
Estado de Guanajuato, mecanismo positivo para estos fines, todas las instancias representa-
das enfatizaron que para la investigación y apertura de los sitios a la visita pública se reque-
ría claridad, creatividad, certeza jurídica, además de un programa a largo plazo, sin olvidar
los enfoques ecológicos y la indispensable participación de autoridades locales (estatales y
municipales) y de la comunidad.
Así, queda claro que la arqueología es desarrollada en sus aspectos técnicos por algunos
cuantos, pero requiere la coincidencia de todos, requiere el apoyo de varios agentes y que,
en particular, se debe incorporar a la comunidad en el cuidado y disfrute del sitio.
Tenemos en cuatro sitios arqueológicos las evidencias de la presencia de sociedades de
fuerte y añeja tradición, que mantuvieron amplios y constantes contactos con grupos que
se asentaron en los hoy estados de San Luis Potosí, Jalisco y Michoacán, así como con los
de la cuenca de México, entre otras áreas, pero que mantuvieron y desarrollaron caracte-
rísticas locales muy persistentes, y varias muy acendradas, con permanentes e insoslayables
asociaciones a fuentes de recursos acuáticos, una amplia y variada producción agrícola, así
como acceso a las amplias y diversas manifestaciones de fauna y flora de lagos, ríos, valles
y bosques.
Esperamos que este texto sea el pretexto para muchas más actividades de investigación,
conservación y socialización del conocimiento histórico en Guanajuato, deseando que otros
proyectos se contagien (arqueológicos o no) de esta valiosa claridad y creatividad de todos los
involucrados, de estos investigadores, administradores, ingenieros, trabajadores, secretarias,
presidentes municipales, directores de áreas culturales y educativas, y un muy amplio e im-
perdonable etcétera; que ojalá, en particular en los sitios arqueológicos, las investigaciones
continúen, tanto en los cuatro sitios aquí expuestos como en algunos más de los registrados
hasta hoy en el estado de Guanajuato.
Es deseable que en las investigaciones que sellevan a cabo en estos sitios se impulsen aque-
llos temas que permitan conocer con precisión su capítulo postrero en la época prehispánica,
el que nos indica qué ocurrió al final con cada sitio, así como lo relativo a sus condiciones
de vida diaria, y resolver las dudas en todos los casos sobre dónde vivía el pueblo común,
sin olvidar la definición de la relación con otros sitios del área. Entenderlos y entendemos,
verlos y vemos, sabemos su continuación y descendencia.
Por todo ello, gracias a los que han participado en estas investigaciones, a todos los que
han dado voces y rostros a los antiguos habitantes de estos territorios, a los que nos ayudan
a escuchados y vedas, gracias, y un amplio, sentido y sincero reconocimiento a todos ellos y
felicidades por estas luces sobre Plazuelas, Cañada de la Virgen, Peralta y El Cóporo.

LUIS ALBERTO LÓPEZ WARIO


Agosto de 2006

17
I
San Miguel de Allende
GABRIELA ZEPEDA GARCÍA MORENO. Es arqueóloga por la Escuela Nacional de Antropología
e Historia y maestra en antropología social por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores
(CIESAS-Occidente). Tiene más de veinte años de experiencia en proyectos arqueológicos:
ha trabajado en excavación, registro, rescate, catálogo, etcétera, en Teotihuacán, y en los estados
de Michoacán, Nayarit y Guanajuato. Desde hace quince años se dedica a la docencia.
Ha escrito un sinnúmero de artículos para periódicos y revistas, además ha sido ponente
en congresos nacionales e internacionales. Actualmente es directora del Proyecto Arqueológico
Cañada de la Virgen.
CAÑADA DE LA VIRGEN, SAN MIGUEL DE ALLENDE
La Casa de los Trece Cielos y La Casa de la Noche más Larga

Gabriela Zepeda García Moreno

Presentación

El Proyecto Arqueológico Cañada de la Virgen 2002-2006, de carácter interdisciplinario"


e interinstitucional, busca, en la excavación y conservación sistemática de los contextos
prehispánicos, datos y acervos que nos permitan interpretar a las sociedades que habitaron
esos espacios.
El objetivo final es la apertura pública del sitio para el deleite y disfrute de los visitantes
en el encuentro con nuestra historia. Para que esto sea posible, es necesario unir voluntades
y compromisos para hacer del proceso un modelo de gestión, de soluciones operativas, de
creativas alternativas, de novedosas propuestas teóricas, y en el camino de su apertura públi-
ca queden resueltas las necesidades de la investigación, de la conservación, de la ecología,
de las comunidades aledañas, de la sociedad y de la iniciativa privada.
En este sentido, es importante mencionar que los recursos financieros que hacen posi-
ble este proyecto provienen de un fondo especial arqueológico del estado de Guanajuato,
al que aportan el Gobierno del Estado de Guanajuato, a través del Instituto Estatal de la
Cultura, y el Instituto Nacional de Antropología e Historia, a través del Centro INAH
Guanajuato. A este fondo-fideicomiso se suman los esfuerzos de la Secretaría de Desarrollo
Social y Humano a través del Consejo para el Desarrollo Regional Norte II, el Ayunta-
miento de San Miguel de Allende y la Secretaría de Turismo, que han apoyado el proyecto
en diversos periodos.

Antecedentes del proyecto

El Proyecto Arqueológico Cañada de la Virgen 2002-2006, después de un largo tiempo de


problemas sociales con la tenencia de la tierra -que implicó el cierre lamentable del anterior

• Para e! lector interesado en profundizar sobre este carácter inrerdisciplinario de! proyecto, al final de este artículo
aparece e! anexo "La interdisciplina para acercamos a la interpretación del pasado", con información técnica de los
resultados obtenidos durante estos cuatro años. (N. del E.)
proyecto académico, coordinado por el arqueólogo Luis Felipe Nieto (199 S a 1999 )-,
inició su primera temporada de campo en abril de 2002 con los trabajos de limpieza
profunda, que permitieron elaborar un diagnóstico del lugar y realizar los levantamien-
tos topográficos. En ese año propusimos cuatro frentes de excavación arqueológica en el
Complejo A. La excavación arqueológica comenzó el 1S de julio de 2002, ya aprobados
todos los requisitos del Consejo de Arqueología del INAH (figuras 1-2).

El 8 de abril de 2002 significó el comienzo de una nueva etapa para la zona arqueológi-
ca Cañada de la Virgen. La tenencia de la tierra estaba regularizada con la donación de un
predio de 16 hectáreas; la Coordinación Nacional de Asuntos Jurídicos del INAH tramitó
las rúbricas del contrato de donación, las que fueron certificadas el 12 de octubre de 2000.

En ese convenio quedó pactada la servidumbre de paso de 4 m de ancho y 4 km de largo. Al


año siguiente, 2001, se instaló la malla ciclónica en el perímetro respectivo (figuras 3-4).
En retrospectiva, el acto de cercar el perímetro arqueológico favoreció la mancha verde y
la recuperación del paisaje natural; las plantas, al dejar de ser pisadas por el ganado, permitie-
ron, a largo plazo, la propuesta teórica de cinco barrios botánicos derivados de los estudios
etnobotánicos y edafológicos (figura S).

La problemática de la tierra

Es un aspecto que acompaña la gestión del patrimonio en la zona arqueológica Cañada de


la Virgen. El predio de 16 hectáreas donado por la Sociedad de Producción Rural de Res-
ponsabilidad Limitada Cañada de la Virgen se encuentra rodeado de tierras de propiedad
privada de la misma sociedad, presidida por la señora Regina 1homas von Bohlen. El rancho
Cañada de la Virgen o ex hacienda y santuario Cañada de la Virgen tiene en la actualidad
una superficie de S 001 hectáreas y el uso de suelo es ganadero -pie de crÍa-, parte de las
tierras está destinada para fines agrícolas (figuras 6-7).
El predio quedó inscrito en el Registro Público de la Propiedad Federal en el Folio Real
núm. S6 867, aprobado el z 3 de octubre de 2000, y es patrimonio de la federación.
Se tiene documentado el seguimiento cronológico de los propietarios de la hacienda
Cañada de la Virgen donde se ubica la zona arqueológica del mismo nombre. Este trabajo
es parte del estudio de Míriam Montes de Oca Gayosso, quien encontró documentos de la
hacienda Cañada de la Virgen que datan de 171 3.
Figura 1. Fotografía aérea que muestra el estado de la zona
arqueológica en 1999, cuando el proyecto coordinado
por Luis Felipe Nieto se suspendió. Se aprecian los avances
arqueológicos de la temporada 1995-1999.

Figura 2. El basamento piramidal en 2002, antes de comenzar las excavaciones. Los avances de Luis Felipe Nieto
y sus colaboradores son notables: excavaron y restauraron la fachada este -que es la que se muestra en la imagen-,
la norte y parte de los cuerpos superiores de las fachadas oeste y sur.
Figura 3. Malla ciclónica en el períme-
tro de las 16 hectáreas, a un lado del
estanque o amana//i-vocablo náhuatl
que significa agua queda-; la parte
derecha de la fotografía
es la propiedad federal cercada.
Figura 5. Vista aérea donde se aprecia
la recuperación de la vegetación,
el estanque y el basamento piramidal.
Al fondo el cerro Ojo de Agua,
que es un marcador de los ejes
de planeación y donde se encontró
una mojonera prehispánica alineada
al eje sudoeste de intersección
con el basamento piramidal.
Se piensa que también tiene relación
con el solsticio de invierno.
En primer plano, líneas de recientes
cultivos en suelos erosionados
de la propiedad privada.

Figura 6. Vista aérea donde se aprecia.


la extensión federal cercada.
En la parte superior derecha
de la imagen se distingue con claridad
el trazo de la calzada que llega
a la Cañada de la Caja. Este vestigio
arqueológico y otras evidencias
prehispánicas registradas
en las cañadas están en la propiedad
privada de la ex hacienda santuario
Cañada de la Virgen.

.•• Figura 4. Malla ciclónica en el perímetro. Se aprecia una de las siete variedades
de nopales registrados dentro de las 16 he~táreas federales.
Figura 7. Perspectiva tomada desde la Puerta del Gachupín -entrada a la propiedad privada-o
La ex hacienda Cañada de la Virgen tiene límites territoriales con los ejidos Don Francisco, Los Toriles,
Peña Blanca y las pequeñas propiedades de las comunidades de San Isidro de la Cañada de la Virgen;
Shotolar (Xotolar) y Ojo de Agua de García. Al fondo, el cerro del Turbante y la Mesa del Gato,
que son ejes de planeación y horizontes geográficos en la puesta del sol.
FECHA DE AD~ISICIÓN DEL PREDIO PROPIETARIOS

¿?-1713 Catharina y Jerónima de Cevallos y Ortega!


1713-¿? Juan Francisco de Fuenlabrada'
Finales del siglo XVIII D. Juan Lanzagorta
De1894a1895 Jesús Castro
7 de octubre de 1895 a 1912 Florentino Gutiérrez
De 1914 a 1921 Juana Rodríguez viuda de Gutiérrez
14 de septiembre de 1923 Juan de Dios López
14 de noviembre de 1963 María Soledad Madrazo MartÍnez de Hernández
María Dolores Madrazo Martínez de Boullosa
Rosa María Gerez Díez de Alcalá
Elodia Gerez Díez
17 de febrero de 1978 Eduardo Rincón Gallardo Purón
9 de noviembre de 1985 Jesús Cobian Correa
José Luis Cobian Correa
Jesús Cobian Bustamante
Juan Cobian Correa
Claudia Cobian Correa
María Noemí Armendáriz Cobian
7 de junio de 1999 Cañada de la Virgen, Sociedad de Producción
Rural de Responsabilidad Limitada,
representada por el apoderado especial
el señor licenciado José Napoleón Negrete
12 de octubre de 2000 Donación al Instituto Nacional de Antropología
e Historia (16 has.). La donante Regina 1homas
von Bohlen, en su carácter de presidente
del Consejo de Administración de Cañada de la
Virgen, Sociedad de Producción Rural
de Responsabilidad Limitada.

El lugar sagrado

A 3 o km de la ciudad de San Miguel de Allende, Guanajuato, en una loma de pendiente


moderada asociada a profundas cañadas, se construyó, en época prehispánica, la hoy llamada
zona arqueológica Cañada de la Virgen (plano 1). Situada entre los paralelos 20° S 2' Y 28"

1 Archivo General de la Nación, tierras, vol. 577, 1 parte, 1691-1741, ff. 26-2.8.
2 Idem.

77
de latitud Norte y 100° 56' 3 1» de longitud Oeste. Su altura es de I 9 S m sobre el nivel del °
mar. El primer registro data de 1985.3
Se conforma de cinco conjuntos monumentales orientados en un eje principal de este
a oeste y con una desviación de 18° del norte magnético (plano 2). El principal eje de
orientación responde a una inclinación de 74° 3o' respecto del norte magnético (So grados
astronómicos), es decir, 1S° 30' al oeste del norte magnético." Esta información es signi-
ficativa porque sitúa a la zona arqueológica Cañada de la Virgen en un grupo particular
de orientaciones que dan preferencia a fenómenos visuales astronómicos situados al oeste.
Esto es: el Sol y la Luna llena al ponerse y descender tras el basamento piramidal.
°
Las ocupaciones se estiman desde S 40 a 105 d. C. a lo largo de tres etapas constructivas.
Uno de los resultados de los estudios desde la perspectiva de la antropología visual, obteni-
dos por Rossana Quiroz, nos indica que los urbanistas y arquitectos prehispánicos estaban
planeando la traza y el diseño del lugar apoyados en intersecciones visuales.
Existen mojoneras en los cerros que están en los cuatro rumbos del centro cívico cere-
monial, todas ellas relacionadas a puntos de intersección arquitectónica como esquinas,
accesos y escalinatas. Los cerros no sólo eran para los mesoamericanos Íconos esenciales.
en el pensamiento y cosmovisión agraria, también jugaron un papel fundamental en la
planeación urbana de los lugares sagrados .:
Los estudios interdisciplinarios mencionados nos facultan manejar el concepto de orde-
namiento territorial prehispánico, es decir que la elección del lugar para establecerse necesitó
de una estructura de pensamiento sistemático y ordenado que vinculó a los cerros corno ejes
orientadores para el diseño urbano de la zona. Estos mismos cerros ordenaron el calendario
de horizonte que permitió medir y dividir el tiempo en sucesos de 7, 13 Y 20 días.' Los agri-
cultores superiores y arquitectos del paisaje que construyeron este lugar diseñaron complejas
estrategias para predecir el tiempo y asegurar los ciclos agrícola, de caza y recolección.

Configuración del centro cívico ceremonial

Los conjuntos arquitectónicos son los complejos A, B, D y C. Los estudios interdisciplinarios


del Complejo A, ya excavado y consolidado, son la sustancia de este apartado (plano 3).

3 Balbina Mardnez y Luis Felipe Nieto, "Distribución de asentamientos prehispánicos en la porción central del río Laja"
(tesis, ENAH). México, 1987.
4 Rossana Quiroz Ennis, "Informe área de antropología visual. Abril-diciembre 2005" (Proyecto Arqueológico Cañada
de la Virgen), en Archivo Técnico Centro INAH Guanajuato, 2005.

5 Francisco Granadas Saucedo, "Informe técnico observaciones arqueoastronómicas" (Proyecto Arqueológico Cañada
de la Virgen), en Archivo Técnico Centro INAH Guanajuato, 2003.

Planos 1 Y 2. Ubicación geográfica y planta general de la zona arqueológica Cañada de la Virgen. ~

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Plano 3, Planta del Complejo A.

El Complejo B es un patio hundido con la pirámide construida en la esquina sudoeste


de menores dimensiones y dispuesto atrás del Complejo A (figuras 8-9). Las excavaciones
arqueológicas en el Complejo B iniciaron en febrero de 2.00 S Yaún no terminan. También
se revisa la información para explicar sus usos, funciones y temporalidades de ocupación.
Podemos adelantar que se le conoce como La Casa de la Noche más Larga, pues su ubica-
ción, en el contexto del centro cívico ceremonial, sugiere una relación con el solsticio de
invierno (2. 1 de diciembre), cuando el Sol se encuentra en su mayor desplazamiento hacia
el sur y ocurre la noche más larga del año,"
En la configuración nuclear se suma la estructura circular =Complejo D- asociada a la
veneración del viento, dispuesta al norte (figuras 10- 1 1). Las excavaciones arqueológicas
comenzaron en octubre de 2.00 S Y el arqueólogo Francisco Javier Martínez propone un
vínculo arquitectónico con las estructuras circulares del Altiplano Central.

6 Rossana Quiroz Ennis, "Informe área de antropología visual. Abril-diciembre 2.004" (Proyecto Arqueológico Cañada
de la Virgen), en Archivo Técnico Centro INAH Guanajuaro, 2004 e "Informe área de antropología visual. Abril-
diciembre 2.005':

80
Figura 8. Basamento piramidal del Complejo B, antes de inidar la excavación arqueológica.
Está situado en la esquina sudoeste y asociado al solsticio de invierno.
Figura 9. Panorámica del Complejo B. Se registra un año de avances de excavación arqueológica.
Cierra el área central el Complejo C, situado al sur, que es un patio hundido con fun-
ciones habitacionales, y que se deja como reserva para la investigación a futuro.
Se suma al conjunto ceremonial, cívico y político la calzada, que une las cañadas con el
Complejo A. Mide 840 m de largo y 18 de ancho. Su vínculo es sagrado, pues está asociada al
rumbo del levante del Sol y al camino que recorre el astro en la bóveda celeste (figura 12).
La calzada inicia en la cañada conocida como La Caja y culmina en el acceso principal
del centro cívico ceremonial, ubicado en la cima de la mesa. La calzada tiene un trazo que se
desvía o se alinea y vuelve visibles los cerros con los cuales se orienta. Es un lugar de a pie y de
peregrinar. Es el camino para la entrada al santuario y en la procesión se va mirando y obser-
vando cuándo aparecen los principales cerros. Este juego visual, pensamos, es planeado?
El estanque de la zona arqueológica Cañada de la Virgen es de suma importancia. Es
un espejo de agua que debió ser definitivo para la decisión de construir el lugar. Sabemos
que buena parte es natural, originado por la erosión de la piedra toba, y que fue adecuado
~--
para darle la forma que actualmente conocemos aprovechando la piedra y los sedimentos
(figuras 13-14). Los estudios de paleopolen" indican que en algún tiempo la región circun-
dante fue un bosque de galería con especies arbóreas de gran tamaño, como los nogales y los
fresnos, los ailes y los encinas, lo que implica un paisaje diferente, con gran abundancia de
fauna asociada. Por lo pronto, podemos suponer que preexiste al centro cívico ceremonial
y que quizá en parte justifique la construcción del mismo.
En la actualidad el estanque, amanalli, o Agua Queda, cuenta con una flora abundante,
entre la que destacan las leguminosas, como el palodulce y el huizache, además de la uña
de gato y el timbe. También hay cactáceas, sobre todo del género Opuntia, como el nopal
chamacuero, el nopal artón, la tapona, el nopal verdulero y el xoconoxtle.
El entorno natural asociado son las cañadas. El círculo de cañadas, que rodean al norte,
sur y este, es un anillo verde donde en la actualidad existen más de 1 S o variedades de plantas
y más de 40 variedades de animales." Es un nicho ecológico que no tiene perturbaciones,
quizá, desde hace más de 200 años. En estas cañadas los reconocimientos arqueológicos y
de paisaje nos indican que la población prehispánica las habitó aprovechando sus diversos
recursos. Al parecer, existieron caminos prehispánicos que señalan un circuito ritual y de
aprovechamiento.

7 Rossana Quiroz Ennis y Gabríela Zepeda García Moreno, "Zona arqueológica Cañada de la Virgen. Proyecto
Antropología Visual y Arqueoastronornía" en Diario de Campo (boletín interno de los investigadores de! área de
antropología), México (INAH), en prensa.
8 José Luis Alvarado y Susana Xe!huantzi López, "Estudio palinológico en e! sitio arqueológico Cañada de la Virgen,
San Miguel de Allende, Guanajuato", en Archivo Subdirección de Laboratorios y Apoyo Académico, 2004.

9Julio LópezSalazar, "Informe área de emobotánicaabril-diciembre 2004" (Proyecto Arqueológico Cañadadela Virgen),
en Archivo Técnico Centro INAH Guanajuato, 2004.
Figura 10. Complejo D. Estructura
circular. Su ubicación en el centro
ceremonial es al norte y al oeste
del estanque de agua. La excavación
arqueológica inició -una vez
terminados los levantamientos
topográficos y dibujos de la capa
superficiales- en octubre de 2005;
se asocia a la veneración del viento.
Figura 12. Complejo D. Estructura circular, limpieza y proyección de la cala de excavación.

~ Figura 11. la calzada -eje de planeación este-o este-, tomada desde el este. Este tramo se encuentra
dentro del área federal cercada. Al fondo, el basamento piramidal y el cerro del Turbante.
Figura 13. Estanque de agua o amana//i.
Figura 14. Vista aérea del estanque
o amanallí, en su época de mayor
captación de agua de lluvias.
Los canales principales que lo
alimentan corren de oeste a este.

Complejo A. La Casa de los Trece Cielos

El Complejo A se integra por las plataformas norte, sur y este, que delimitan el patio hundido; el
pórtico, que es el acceso escalonado; el basamento piramidal, que cierra al oeste; la plaza principal,
situada al este, donde comienza y acaba la calzada. En los costados norte y sur del basamento piramidal
hay dos patios delimitados con muros perimetrales (figura 1S).
El nombre de La Casa de los Trece Cielos resultó del conjunto de interpretaciones sostenidas en los
estudios visuales de los ejes de planeación y simetría y su estrecho vínculo con la geografía sagrada de
los cerros 10 y de la planta arquitectónica misma, que reproduce cuatro espacios, cuartos o aposentos, en
la plataforma norte; cuatro en la plataforma sur; cuatro en la plataforma este, y se suma el basamento
piramidal (ver plano 3). En conjunto suman 13.
El 13 mismo, simbólicamente lo asociamos al basamento piramidal y al pórtico, que es la única en-
trada (figura 16). Es importante destacar -como veremos líneas abajo- que en cada uno de los cuartos
o aposentos los materiales arqueológicos son exclusivos y diagnósticos a cada espacio sagrado, lo que
tiene implicaciones en las interpretaciones simbólicas que proponemos.
Siguiendo el modelo arqueoastronómico propuesto por Ernesto Meneses y Eduardo Corona
(1997), que interpreta el diseño cósmico del centro urbano y político, el trazo y planeación de cada
espacio está orientado hacia los cuatro puntos cardinales y éstos se conforman en una cruz de identi-
dad cosmogónica, definida por los rumbos, los solsticios y equinoccios en un ciclo constante y anual

10 Rossana Quiroz Ennis, "Informe área de antropología visual. Abril-diciembre 2.004':


Figura 15. Panorámica aérea donde se aprecia el Complejo A. Se compone del basamento piramidal, el patio hundido
y las plataformas este, norte y sur. La excavación y restauración está terminada. Claudia Arteaga trabaja en programas
de conservación y mantenimiento permanentes.

Figura 16. Vista lateral aérea donde


se aprecian, en primer plano,
la plataforma sur, y el conjunto
de cuartos, espacios o aposentos
que suman 13.
Figura 17. Plataforma este asociada a los calendarios de horizonte y los eventos solares que marcan el calendario agrícola.

entre la sociedad y la naturaleza. Este engranaje cósmico estaba relacionado con aspectos económicos,
sociales, políticos y religiosos.
Podemos suponer que la plataforma este -donde están las escalinatas de acceso y el pórtico- se
asocia a la agricultura, siembra, tierra y equinoccio de primavera (figura 17) Y
Los materiales arqueológicos reportados por Luis Felipe Nieto -que proceden de la plataforma
este, cuarto 1- son dos braceros antropomorfos policromados (figuras 18- 19), que en opinión del
investigador presentan elementos iconográfico s asociados a Quetzalcóatl y Tezcatlipoca," y un in-
censario. Es posible que uno de los braceros represente a Xipe, pues es la única deidad del panteón
mesoamericano que lleva en su atuendo otro par de manos.
En este mismo espacio, Nieto registró un fragmento de mazorca quemada, el caparazón de una tor-
tuga, semillas de frijol y al parecer de calabaza, dos metates, dos manos de molienda, restos de navajillas

II En esta plataforma Francisco Granadas registró tres calendarios solares de horizonte (ver anexo "La interdísciplína para acercamos
a la interpretación del pasado").
12 Luis Felipe Nieto, "Centro ceremonial Cañada de la Virgen, Guanajuato: arquitectura de la cultura híbrida rolreca-chíchímeca" en
Arqueología, núm. 17, 1997.
Figura 18. Brasero ceremonial. Lo encontró Luis Felipe Nieto en sus temporadas de excavación (1995-1999).
En acuerdo, ingresó al Laboratorio de Restauración Mueble que coordina Mariana Ferreiro.
En la mano derecha se distinguen restos de la aplicación de rojo, blanco y negro.

Figura 19. Brasero ceremonial de igual procedencia. Luis Felipe Nieto lo asocia a Quetzalcóatl. y compartimos su opinión. ~
Son las únicas piezas que existen y faltan aún detalles de reintegración.
de obsidiana, una cuenta de jade y varias cuentas de piedra. También se encontró una pieza
de cantería con restos de decoración pictórica de dos colores: ocre y rojo óxido."
En este modelo, el basamento piramidal-dispuesto al oeste- se asocia con el comercio,
cosecha, viento, otoño y el equinoccio de verano (figuras 20-21). La relación entre el basa-
mento piramidal y los cerros circundantes son precisas y planificadas. Investigadores como
Alfredo López Austin, identifican a los cerros como dioses patrones y a los dioses como sus
habitantes. Son guardianes de riquezas: alimento, animales, minerales yagua. Sus cuevas
comunican los cielos con la tierra. De los cerros nacen los vientos y las nubes. Son también
el corazón de la tierra y el semillero para el sustento. Son, así mismo, el árbol cósmico."
En el basamento piramidal, entre otros materiales arqueológicos, se encontró el templo,
que aún conserva restos de la pintura mural (figura 22). En el registro arqueológico se iden-
tificó un pequeño fragmento de pizarra que aún conserva la capa de estuco con policromía
(figura 39).
La plataforma norte, en esta propuesta simbólica, estaría asociada a la religión, barbecho,
agua, y al solsticio de verano (figuras 23 -24). En las secciones excavadas por Luis Felipe Nie-
to se reportaron navajillas de obsidiana de distintos bancos y gris de Zinapécuaro, cuentas
de jade, concha nácar, turquesa y pipas de barro zoomorfas. En otros frentes de excavación
reportó un colgante de concha nácar y una escultura antropomorfa, que, piensa el investi-
gador, comparte atributos con regiones del norte.
La plataforma norte se asocia con la estructura circular, con el estanque de agua y los
canales de captación de agua de lluvia. En fechas recientes, Rossana Quiroz ha registrado
eventos arqueoastronómicos significativos vinculados a la Luna.
Por último, la plataforma sur, en el mismo esquema teórico, se asociaría a la guerra,
heladas, fuego y al solsticio de invierno (figuras 25-26). En los cuartos de la plataforma sur
destaca el espacio funerario registrado en el cuarto 3 por Paz Granadas. En el pensamiento
y acciones ceremoniales, consideramos que el ritual de petición de lluvias -en época de
secas y de quema- estuvo presente en la ceremonia fúnebre. Se encontraron 11 entierros
humanos -en diferentes capas estratigráficas-. Pensamos que sus muertes naturales fueron
en sí mismas ofrendas. Las fechas directas de las muestras de huesos de los entierros 4 y 9
-seleccionadas por Ricardo Díaz- arrojaron 670 a 870 d. C. y 770 a 980 d. C. Es decir que
el rango temporal de uso del espacio con fines funerarios es de tres siglos y una década, y
corresponde a la segunda etapa constructiva. r

Los once entierros se acompañaron de un perro pelón o xoloitzcuintle. La parafernalia


de este evento, que selló la tercera ocupación, es numerosa: hay nonatos, neonatos, conchas,
vasijas de cerámica, un cuchillo y dos navajillas de obsidiana, collares e instrumentos de
piedra (figuras 27-28).

13Ibidem.
14 Rossana Quiroz Ennis y Gabriela Zepeda García Moreno, op. cit.

92
Figura 20. Basamento piramidal y plataforma norte. A la derecha y al fondo se observan el cerro del Turbante
-y la Mesa de Gato, ambos sirvieron de ejes para la planificación y orientación. Rossana Quiroz
encontró mojoneras prehispánicas y evidencias arqueológicas de alineación.
Figura 21. Basamento piramidal; al fondo a la izquierda se observa el cerro Mesa Ojo de Agua,
que es otro vector de alineación en el eje sudoeste.

Figura 22. Vista aérea de la parte


superior del basamento piramidal,
donde se encuentran los restos
del mural pictórico -cubiertos
de manera provisional-. El saqueo
y la destrucción alteraron
considerablemente los restos
del templo, y ya no hay huellas
en la parte sur o derecha de la imagen.
Figura 23. Plataforma norte. Fue excavada por Luis Felipe Nieto (1995-1999), Antonio Alvarez continuó los trabajos en 2002
y la restauración fue terminada por Gloria Torres, Joel Jiménez y Claudia Arteaga en sucesivas temporadas.
Figura 24. Detalle de la plataforma norte. En las observaciones celestes Rossana Quiroz ha registrado
eventos significativos de la puesta de la Luna llena, visualmente relacionada con esta plataforma.
Figura 25. Plataforma sur. Se aprecian los cuatro espacios o cuartos que la conforman. En cada uno
de éstos se recuperaron importantes evidencias prehispánicas. Se distingue el cuarto 3,
donde se registró el contexto funerario. Es el cuarto más largo; hay dos pilares de piedra.

Figura 26. Plataforma sur.


También Rossana Quiroz
ha observado el vínculo con el ciclo
mensual de la Luna al amanecer.
Figura 27. Detalle de algunos de los entierros -5 y 7-
encontrados en la plataforma sur, cuarto 3, excavados
por Paz Granadas y analizados por Ricardo Díaz.

Patio hundido. Espejo del cielo. Es el patio hundido, en la propuesta teórica referida, el centro de la
cruz cósmica. Es, en sí mismo, un aspecto arquitectónico que distingue la tradición arqueológica de
Cuanajuato. Se han documentado más de 200 sitios prehispánicos que tienen como principio de con-
figuración al patio hundido." Se piensa que es el fundamento ordenador del espacio construido y que
nunca está aislado, porque configura la disposición de los basamentos piramidales y de los aposentos
habitacionales a través de su espacio abierto y delimitado (figura 29).
Se concibe como centro vital del culto religioso: lugar de reunión, lugar de prácticas rituales y
ceremoniales, lugar de asiento de los dirigentes, y lugar de paso y comunicación entre los edificios que
lo rodean.
Acceder al patio hundido en la zona arqueológica Cañada de la Virgen es perder la visibilidad del
mundo exterior. Los horizontes de la geografía sagrada, señalada por los cerros, no existen ya en la
percepción de los observadores. El énfasis del espacio es la importancia visual de la bóveda celeste que
se intensifica.

15 Efraín Cárdenas Carda, "El Bajío en el Protoclásico (300-650 d. C.). Análisis regional y organización política" (tesis, Colmich).
Zamora, Mich., 1997.
Figura 28. Collar de cuentas que portaba el entierro 9.
Figura 29. Perspectiva del patio hundido. Se aprecian el estanque o amana/li, a la izquierda, y, al frente, la calzada.
Bajar al patio hundido, que en la simbología mesoamericana es entrar al inframundo,
significa acercarse a la madre tierra, caminar por el centro femenino (figura 3 o). Desde el
patio hundido es posible elevarse al Gran Cerro, representado invariablemente por el ba-
samento piramidaL
El patio hundido es el lugar donde las sombras alineadas con el Sol recorren esa geo-
metría, donde la voz se proyecta y donde la acústica es el resultado de numerosos estudios
que en su tiempo realizaron los ingenieros y arquitecros prehispánicos para ordenar cien-
tíficamente su espacio sagrado.
Los antiguos autores también lo usaron para captar el agua de lluvia, para controlar
un espejo de agua y desaguado hacia el estanque o amanalli, situado al norte, a través del
desagüe pluvial registrado en dos etapas de ocupación. El agua sagrada se retenía en las
numerosas canteras, labradas para tal propósito y dispuestas en las graderías que rodean al
patio hundido. Lugar donde se sentaba la gente en ceremonias y donde se comunicaban los
sacerdotes. Es posible que el patio hundido fuera utilizado también como espejo de agua
para observar el reflejo del desplazamiento de los astros en el cielo.
La ingeniería aplicada en la captación del agua de lluvias se muestra en la arquitectura del
patio hundido. Específicamente en la esquina sudeste inferior del área de adosamiento de las
plataformas este y sur, Julia Santa Cruz encontró el desagüe pluvial asociado a las primera
y segunda etapas constructivas (figuras 31-32). Con este hallazgo se tiene un importante
antecedente sobre la planeación de la infraestructura que acompañó la construcción de los
edificios. Dicha planeación también está presente en los mecanismos prácticos y, creemos,
rituales de almacenamiento de agua.
Basamento piramidal o El Gran Cerro. Un elemento indispensable para la erección del
asentamiento, como necesidad básica de existencia social, es el conocimiento de teorías y
técnicas constructivas." Sumado a esto, el conocimiento generacional de la geografía y de
la naturaleza, principios indispensables para humanizar un entorno naturaL
En esta concepción se imitaron los cerros. Las pirámides o basamentos piramidales en
Mesoamérica reproducen simbólicamente al Gran Cerro (figuras 33-34). Encima de ellos
se construyeron los templos que servían para guardar las imágenes contenedoras de las
semillas. Los cerros son parte fundamental del paisaje cultural y han sido documentados
desde la óptica de la arqueología, la arqueo astronomía y la etnohistoria. En el pensamiento
mesoamericano representan el sustento y son los portadores de las lluvias, también los lu-
gares donde la hormiga ocultaba los cinco granos del maíz. Una reciente investigación de
Alberto Davidoff (2003), en Tula, propone que el cerro Xicuco juega el papel de Venus en
su recorrido por el cielo. Con esta propuesta presenta a los cerros como cuerpos celestes en
la cosmogonía mesoamericana.

16Delfino Pérez BIas, "Informe técnico Frente 1 de excavación. Abril-diciembre 2.002" (Proyecto Arqueológico Cañada
de la Virgen), en Archivo Técnico Centro INAH Guanajuato, 2003; e "Informe técnico Frente 1 de excavación julio-di-
ciembre 2003" (Proyecto Arqueológico Cañada de la Virgen), en Archivo Técnico Centro INAH Guanajuato, 2.003.

101

ESC. NAL. DE ANTROPQlOGIA E HISTORIA


~I"I • .-. _
Figura 30. En el patio hundido se proyecta la sombra del basamento piramidal o Gran Cerro.
Al fondo, el Cerro Grande Picachos, que es una visual orográfica de importancia en la alineación.
Figura 31. En la esquina sudeste se encontró el desagüe pluvial
del patio hundido. La imagen muestra el que corresponde
a la primera etapa constructiva, localizado por debajo de la gradería.

Figura 32. El desagüe pluvial


en la segunda etapa constructiva.

Figura 33. Vista aérea del basamento


piramidal o Gran Cerro. Se distinguen
los procesos de excavación para
registrar las cimentaciones
del templo superior.
Figura 34. Vista lateral del basamento piramidal con ~us siete cuerpos constructivos.
Es el caso del basamento piramidal ysus tres plataformas con respecto alosvectores de orien-
tación registrados por Quiroz en la Mesa Turbante y a la Mesa El Gato, situadas al oeste.
Éstos son los principios que guiaron la construcción del basamento piramidal, que se
eleva a I6 m en siete cuerpos arquitectónicos. El actual basamento piramidal corresponde
a la segunda etapa constructiva. Al interior se localizaron restos de muros, pisos y rellenos
constructivos que pertenecen a las primera y tercer etapas (figuras 35-36).
La tercera etapa constructiva y última ocupación estaba en preparación, y durante las
excavaciones registramos sistemas de relleno denominados piedraplén -por la consistencia
que presentan-, que darían un mayor volumen al edificio piramidal.
La excavación de la escalinata principal permitió corroborar que debajo de la que es visi-
ble existen rellenos y las escalinatas de las etapas anteriores. Incluso, entre el cuarto y quinto
cuerpo se restauró la del primer momento constructivo, y se distingue por sillares de varios
colores (figuras 37-38). Asociado a este contexto arqueológico, se recuperó el fragmento de
pizarra con restos de estuco y policromía que pensamos llegó por comercio (figura 39).
La identificación de los muros, alfardas y escalinatas de acceso entre el quinto y sexto
cuerpo es sumamente importante si recordamos que es una de las áreas que mayor grado de
destrucción presenta.
En la cúspide del basamento piramidal se encontraron los muros del templo que albergó a
las deidades y personalidades terrenas que encausaban las decisiones propicias, garantizando
así un status quo que dirigía las relaciones entre el área nuclear y la periférica."
Las excavaciones en el sexto cuerpo, donde todavía existen restos de los muros del templo,
permiten confirmar el uso recurrente de pisos arquitectónicos como soportes estructurales de
cada edificio. Se han localizado los distintos recubrimientos de barro de los cuartos situados
en la parte superior, con restos de pintura roja y ocre, y varios niveles de pisos estucados.
En la sección norte se observan vestigios de muros, el mayor tiene poco más de un metro
de altura. Estos muros delinean cuartos adjuntos y en el interior se aprecian acurnulamien-
tos de piedra y tierra que aparentan ser productos del derrumbe. Este templo descansa sobre
una especie de plancha de lodo compacto identificada como un piso. La plancha está for-
mada por una sucesión de pisos vistos como capas de lodo de diferente color y consistencia
(figuras 40-4I).
La acumulación de piedra y tierra al interior de los cuartos indica que este material fue
colocado con la intención de cumplir una finalidad, es decir, rellenar dicho espacio. La lógica
era rellenar para aumentar el volumen y dar cimentación a una nueva etapa constructiva.
Durante la exploración de estos rellenos se encontraron restos de madera quemada y los
polines, con sus improntas de barro, de las techumbres de la última etapa constructiva.
En la sección sur, con menos alteraciones y saqueos, se encontraron los mismos elementos
constructivos que en la sección norte, pero además se confirma que el procedimiento de

17Delfino Pérez BIas, "Informe técnico Frente 1 de excavación. Julio-diciembre 2003 ':

lOS
Figura 35. Basamento piramidal. Procesos de excavación,
al retirar los rellenos aparecen las evidencias constructivas.

Figura 36. Basamento


piramidal, detalle de la
excavación entre los cuerpos
cuarto y quinto. Se aprecian
las escalinatas encontradas
in situ. finamente trabajadas
en canteras, que
corresponden a la primera
etapa constructiva,
fechada entre 540
y 670 d. C.
Figura 37. Se aprecian los procesos de reexcavación
arqueológica en la escalinata que accede a la parte superior
del basamento piramidal. Los trabajos arqueológicos
los realizó Julia Santa Cruz y la restitución estuvo
a cargo de Claudia Arteaga.

Figura 38. Detalle


de la escalinata de la
segunda etapa constructiva.
Se observa también parte
del piso empedrado de
lo que en su momento fue
la cúspide del basamento
piramidal. En este sector
la restitución enfrentó
problemas debido
a la afectación que sufrió
el basamento al ser
dinamitado en la década
de 1940.
Figura 39. Fragmento de pizarra con restos de decoración policroma sobre una capa de estuco.
En la parte izquierda inferior se observa parte de la perforación, por lo que suponemos fue una pendiente.
Lo registró Joel Jiménez entre los cuerpos cuarto y quinto del basamento piramidal.

Figura 40. Restos del templo. El registro de excavación reportó los usos recurrentes de niveles constructivos
utilizados para sellar y para sostener las nuevas cargas. Cada evento se cerró con un piso compactado de tierra.
Figura 41. Misma imagen, ya consolidados los cuerpos de rellenos constructivos. Eri su restitución han colaborado
Joel liménez y Claudia Arteaga; esta última es la actual responsable de su conservación.
rellenar con piedras de regular tamaño, amalgamadas con lodo y delimitadas por una serie
de pisos, también es empleado en la cimentación del basamento piramidaL
Esto permitió registrar un sistema de cimentación a mayor escala, basado en la presen-
cia de muros y rellenos de contención que forman especies de cajones de relleno y cuya
función principal es dar volumen y contención estructural al edificio. Hasta el momento,
suponemos que cada uno de los cuerpos piramidales de la zona arqueológica Cañada de la
Virgen fue erigido con este sistema.
Es también del basamento piramidal de donde se obtuvieron muestras de carbón para
su fechamiento: la primera etapa, de 540 a 670 de nuestra era; la segunda, que es la que
consolidamos para que los futuros visitantes la aprecien, está fechada de 660 a 900 d. C.
La visibilidad desde la cúspide del basamento piramidal no tiene límites (figura 42). Al
este.se observa la ladera de suave pendiente por donde aparece el Sol, y, a lo lejos, las distintas
conformaciones orográficas del Cerro Grande Picachos, donde se han documentado puntos
precisos del desplazamiento del SoL En el mismo rumbo se aprecia la calzada.
Al oeste, se observan las elevaciones que conforman la Mesa El Gato, la Mesa de Enme-
dio y la Mesa Turbante. La actual población de Toriles está hacia el oeste, donde también
existió un asentamiento prehispánico con basamento y patio hundido. Al sur, se distingue la
Mesa Ojo de Aguay la población de San Isidro de la Cañada. Al norte, se aprecia la extensa
cuenca del río Laja.
La esquina sudoeste del basamento piramidal coincide con el picacho de la Mesa Ojo
de Agua, determinando uno de los principales vectores de la planeación urbana. Desde
la cúspide- del basamento piramidal, y en el plano cercano, se aprecia la magnitud de los
complejos arquitectónicos que conforman la parte ceremonial de la zona arqueológica
Cañada de la Virgen, así como el estanque, o amanalli, donde acumulaban el agua de la
temporada de lluvias.
El treceavo cielo._El templo. La excavación arqueológica realizada por Francisco Javier
Martínez en el basamento piramidal para liberar el mural pictórico, localizado en el muro
oeste de la sección sur, logró resolver dos aspectos: el primero, encontrar la continuidad del
mural y, el segundo, definir con precisión los volúmenes de rellenos que necesitó la tercera
etapa constructiva, que, como hemos referido.estaba en fase de preparación con rellenos y
volúmenes constructivos.
En específico, en los cuartos del templo sobre el basamento piramidal se aprecia que dicho
trabajo estaba casi concluido, pues tapó por completo el templo de la segunda etapa constructi-
va con rellenos de piedraplén y gruesos muros de tierracompactada ypisos de estuco. Inclusive,
se tiene el arranque de los muros del templo proyectado para la última etapa de ocupación.
No obstante, este trabajo quedó inconcluso al presentarse el abandono del lugar.
También con la excavación, quedó liberada la pared oeste de la sección sur del templo del
basamento piramidal, y que es el soporte del mural, manufacturado con diseños geométri-
cos en rojo y negro, sobre un preparado ocre, que, según el estudio de Ramón Zárraga, son
compuestos de óxido de hierro y carbono.

110
Figura 42. Desde el basamento piramidal se tiene un dominio completo del horizonte cardinal.
Toma de oeste a este en el registro de la salida de la Luna. Al fondo, el Cerro Grande Picachos.

Los trabajos del área de restauración mueble, coordinados por MarianaFerreiro y Carmen
Acosta, han logrado fijar la capa pictórica y se está elaborando un programa de conservación,
restauración y protección para el mismo (figuras 43 -44). Por lo pronto, podemos adelantar
que cuando se selló esta etapa de ocupación cultural el mural fue cuidadosamente tapado
con una lechada o enjarre de tierra. Sin embargo, la siguiente capa de relleno, que es de
piedras, deterioró algunas secciones del mismo.
Falta aún completar la excavación y retirar un metro más de rellenos y volúmenes cons-
tructivos para que el pasillo sea más amplio para las tareas de conservación; nuclear el muro
que resistirá la carga constructiva que selló el mural y para diseñar y adecuar el proyecto de
techumbre para su protección.
Plataforma sur. Cielos diurnos. La excavación arqueológica realizada por Paz Granadas
(2002-2004) liberó cuatro aposentos o cuartos. Los datos aportados por la excavación de
los cuartos 1 y 2 son sumamente valiosos para interpretar los procesos de vida cotidiana al
interior de un recinto ceremonial.
Se registraron restos de fogones de calentamiento y fogones para cocinar; restos de
un 010 te y semillas; también se recuperaron fragmentos de madera, cerámicas utilitarias,
utensilios de molienda e instrumentos manufacturados en hueso; además de fragmentos de

111
Figura 43. Detalle de los trabajos
para estabilizar el mural pictórico.
huesos humanos diseminados, un pequeño entierro muy fragmentado, y otro con ofrenda. En aspectos
constructivos hay evidencias de los aplanados, pisos y la pigmentación roja aplicada a los enjarres de los
muros; pilares de adobe y piedra para sostén de techumbres; sistemas de muros con banqueta al exterior
de los cuartos y sobre el pasillo de la plataforma; accesos reducidos esquinados y otros dispuestos al
centro de la habitación, y restos de muros internos para división de espacios.
De esta sección se obtuvieron buenas muestras de carbón, fechadas por Magdalena de los Ríos del
Laboratorio de Fechamiento del INAH, que van de 640 a 720 d. C. Los hallazgos registrados en el cuarto
2 nos indican con claridad la distribución de la cocina y el dormitorio, donde se encontraron instrumen-
tos de talla para la manufactura de cuentas cilíndricas y los usos domésticos en un recinto ceremonial.
Durante las excavaciones en el cuarto 1 se recuperaron tres instrumentos manufacturados en hueso.
Se clasificaron como elementos 6, 9 Y 10.18 El elemento 6 se obtuvo de un cráneo humano, especííi-
camente del parietal, que fue recortado por medio de aserrado; en su cara externa se identificaron
huellas de desgaste. Los especialistas lo conocen con el nombre de Preforma generalizada, y se utilizó,
posiblemente, para fabricar pendientes u otros objetos circulares (figura 45).
El elemento 9 es de origen animal, y Fabiola Guzmán, del laboratorio de Arqueozoología del
INAH, identificó sexo, edad, especie y segmento del cuerpo utilizado. Los análisis reportaron que se
elaboró de la punta secundaria del asta izquierda de un venado bura macho, que pertenece a la especie
Odocoileus hemionus (figura 46).
El último elemento, el 10, es un fémur masculino derecho, del que se obtuvo un bruñidor de piel.
Según Margarita Huerta, en la fabricación de este tipo de herramientas se requería aserrar una de las
epífisis de los huesos largos humanos, eliminándose las irregularidades de la topografía ósea por abra-
sión (figura 47). Para preparar el borde opuesto se lasqueaba y luego se emparejaba por abrasión. La
identificación de las huellas de uso, el desgaste, la dureza y el lustre de la superficie de trabajo sugieren
que la función genérica es su aplicación en el proceso final del curtido de pieles. Además, la especialista
identificó en la epífisis proximal del fémur una perforación, tanto en la cara anterior como en la poste-
rior, con un diámetro de 5 mm. Por la perforación, se piensa que se llevaba colgado.

Plataforma sur. Contexto funerario

En la zona arqueológica Cañada de la Virgen, Ricardo Díaz distinguió un patrón de entierros pri-
marios (enterrado por primera y única vez) y entierros secundarios (enterrado, exhumado y vuelto a
enterrar), en los que la posición de los individuos, las ofrendas de vasijas, animales, conchas, y de otros
individuos guardan semejanza con otros importantes sitios arqueológicos de Mesoamérica.

18 Margarita Huerta Bahena, "Informe técnico de antropología física" (Proyecto Arqueológico Cañada de la Virgen), en Archivo
Técnico Centro INAH Guanajuato, 2.002..

..•• Figura 44. Detalle de los trabajos para estabilizar el color del mural.

113
Figuras 45-46. En la parte superior, instrumento de hueso humano para la fabricación de pendientes y objetos circulares;
en la inferior, instrumento de hueso manufacturado en hueso de venado bura
(la especie es ajena a la región, pensamos que llegó por comercio).
L
¡

Figuras 47-48. En la parte superior. bruñidor de piel manufacturado con un fémur humano masculino; en la inferior,
concha marina -de superficie lisa y acanaladura natural- que aún conserva algunos restos de estuco
(se encontró asociada al entierro 4; la perforación sugiere un pendiente).
Figura 49. Collar formado por seis cuentas de piedra, al centro presenta un pendiente de concha
y dos agujas de hueso (asociada al entierro 8).
Hasta el momento se han estudiado once entierros, una mandíbula aislada y el entierro
de un perro. Algunos de ellos se han encontrado con elementos asociados que van desde
vasijas, platos fragmentados o incompletos, hasta conchas, cuentas (figuras 48-49). También
fueron acompañados de diversos animales como venado, zorrillo, conejo, tortuga de agua
dulce, aves, anfibios y perros.
Las edades de los individuos fluctúan de infantes a adultos, encontrándose más del
sexo masculino que del femenino. La posición y tendencia predominante de los entierros
es flexionada; las ofrendas que los acompañan se caracterizan, como las del entierro 5, por
estar asociadas con osamentas de por lo menos cuatro individuos infantiles neonatos (de o
a 5 años de edad) y huesos de animaL
Los marcadores de salud reportados por el especialista son comunes a las poblaciones
prehispánicas, y registra patologías como criba e hiperostosis porótica en cráneo, presentes
en el entierro 6. Además de procesos infecciosos como la periostitis, padecimiento frecuente .
provocado por las condiciones económicas y sociales en la vida de las poblaciones, aparecen
en los entierros 4, 5 Y 8. Traumatismos, considerados indicadores de actividad, se reporta-
ron dos: uno en el entierro 3, que es una posible mordedura de perro, y en el entierro 8 una
fractura, que fue bien consolidada.

Los entierros humanos. Muerte ofrenda

La síntesis que presentamos está fundamentada en los acervos de información del área de antro-
pología física del Proyecto Arqueológico Cañada de la Virgen que coordinó Ricardo Díaz.
Entierro 2. Se trata de un entierro secundario hallado en una fosa del cuarto 3, sin posición
anatómica. Es un adulto con dos fémures incompletos, cuerpos proximales y fragmentos de
los mismos.
Entierro 3. Se trata de un entierro primario indirecto hallado en una cista del cuarto 3, en
posición decúbito dorsal extendido. Es una mujer de 26 a 30 años de edad, con ausencia de
huesos del pie y vértebras muy fragmentadas. La mandíbula está completa y presenta molares
izquierdos con caries, invadiendo el proceso infeccioso a nivel de hueso. El fémur izquierdo
presenta dos orificios simétricos provocados por la mordedura de algún animal, probable-
mente un perro (figura 50).
Entierro 4. Se trata de un entierro primario indirecto hallado en una cista del cuarto 3, en
posición decúbito lateral derecho flexionado. Es un infante de 1 a 5 años de edad y de sexo
indeterminado, con ausencia de huesos del pie, rótulas, sacro y cóccix. Está asociado a concha
y cuentas (figura 5 1).
Entierro 5. Al entierro 5 sele llamó Eljoven Guerreroporque apareció asociado a un cuchillo
de obsidiana. Se trata de un entierro primario indirecto hallado en una fosa del cuarto 3, en
posición decúbito lateral izquierdo extendido. Está asociado a fragmentos de cráneo, colmi-
llos de perro y huesos de ave, concha y cuentas. Tiene de 6 a 10 años de edad y fue imposible
determinar el sexo, pues no se encontró la cadera, aunque sí 70% de la osamenta (figura 52).

117
,
I

J
Figura 50. Ofrenda cerámica que acompañó al entierro 3. La imagen muestra los detallados procesos de restauración.

Figura 51. Ofrenda cerámica que


acompañó al entierro 4. Destaca
la vasija -situada a la derecha-
que presenta decoración geométrica
al negativo.
Figura 52. Ofrenda cerámica que acompañó al entierro 5.-
Figura 53. Ofrenda cerámica
que acompañó al entierro 6.
Entierro Ó. Se trata de un entierro secundario hallado en una cista del cuarto 3. Es un hombre de
41 a 45 años de edad. Su cráneo está en buen estado de conservación y presenta ilíacos fragmentados,
radio derecho completo, fémures cuerpos a 50% en su parte proxirnal y parte de la tibia derecha región
proximal (figura 53).
Entierro 7. Se le llamó La Mujer de la Cama de Tepalcates porque la osamenta se encontró sobre
un lecho de fragmentos de cerámica. Se trata de un entierro primario indirecto hallado en una cista
del cuarto 3, en posición decúbito dorsal flexionado. Está asociado a fragmentos de concha. Tiene
entre 26 y 30 años de edad (figura 54).
Entierro S. Se le llamó El Pensador porque la osamenta fue enterrada de tal forma que imitaba la
figura de un hombre reflexionando. Se trata de un entierro primario indirecto hallado en una cista del
cuarto 3, en posición decúbito lateral derecho flexionado. Tiene entre 36 Y40 años de edad y 90% de la
osamenta. Su cráneo presenta una deformación del tipo tabular erecta, agujeros en ambos parietales y
una fractura consolidada en el húmero izquierdo. Este tipo de fractura es poco frecuente por accidente
y más bien parece un golpe recibido en un enfrentamiento cuerpo a cuerpo (figuras 5 5 - S 6).
Entierro 9. Se trata de un entierro primario indirecto hallado en una cista del cuarto 3, en posición
decúbito dorsal flexionado. Es un hombre de 21 a 25 años de edad, con 80% de la osamenta. Presenta
como variante anatómica una sutura me tópica que divide el hueso frontal (figura 57).
Entierro IO. Se trata de un entierro secundario hallado en una fosa del cuarto 3, sin posición anató-
mica. Es un hombre adulto con cuerpo de fémur izquierdo y mandíbula.

Entierro 5. El Joven Guerrero

Se trata de un entierro múltiple, en donde el personaje principal fue un niño de entre 6 y 10 años
aproximadamente. Colocado en posición decúbito lateral izquierdo extendido, con orientación al este,
en tanto que el cráneo facial se encontró orientado al sur (figuras 58- 59 ). Los otros elementos funerarios
que compusieron este entierro fueron restos óseos de cuatro neo natos, sin posición anatómica definida,
dos cráneos de perro, un ave, un venado, un zorrillo y dos anfibios.
El entierro de El Joven Guerrero -excavado en tres niveles y registrado por Paz Granados- fue
acompañado ritualmente con una ofrenda cerámica de nueve piezas. Es importante mencionar que los
objetos cerámicas se encontraron fragmentados y posiblemente matados -lo que significa una práctica
cultural de sellamiento del evento fúnebre-. Estos materiales fueron restaurados por Mariana Ferreiro en
el Laboratorio de Restauración Mueble del proyecto.
En la ofrenda cerámica se distinguen una copa del tipo naranja pulido con base de pedestal, que
se encontró volteada (figura 60); un cajete del tipo rojo sobre bayo con tres soportes globulares altos
y huecos, con una canica de barro al interior de éstos (figura 61); un cajete del tipo rojopulido, que al
limpiado presentó decoración al negativo a base de líneas geométricas y espirales (figura 62), también
un sahumador con asas con altos soportes macizos (figura 63).

<11II Figura 54. Ofrenda cerámica que acompañó al entierro 7.

121
I

Figura 55. Ofrenda cerámica que acompañó al entierro 8.

Figura 56. Detalle del collar que portaba el entierro 8. Además es el único ejemplo ~
de prácticas culturales de deformación craneana del tipo tabular erecta.
Figura 57. Ofrenda cerámica que acompañó al entierro 9.

Figura 59. Acercamiento al cráneo del entierro 5, El Joven Guerrero. ~


En la parte superior lleva una pequeña hacha.
Figura 58. Detalle del entierro 5, El Joven Guerrero. Se aprecia la diversidad de objetos ofrendados.
Figura 60. Copa con base de pedestal asociada al entierro 5, El Joven Guerrero.
La pieza se encontró en fragmentos, ahora se encuentra totalmente restaurada.
Los abalorios que portaba Eljoven Guerrero eran dos collares. El primero, manufacturado
con 86 caracoles pequeños y medianos intercalados, y en la parte central tres pendientes de
caracoles cortados de diferentes tamaños, sobrepuestos uno con otro de acuerdo al tamaño.
La superficie de algunos caracoles tenía un color amarillento u ocre (figura 64). El segundo
collar estaba formado de 16 cuentas blancas de forma circular de color blanco y dos cuentas
rojas; seiscuentas tubulares de color blanco y una cuenta circular grande de color blanco; en el
centro del collar, un pendiente trabajado en concha nácar a manera de cuchillo curvo en cuya
superficie se observan restos de un pigmento entre color naranja y amarillo (figura 65).
Entre la espalda y la cadera portaba un cuchillo de obsidiana negra -de 23 cm-, la forma
en punta se asemeja a un tecpatl (figura 66). Sobre el cuchillo apareció un disco de cantera
amarilla con dos perforaciones cónicas, que es posible represente un eclipse de luna. Lo
anterior lo sugerimos, pues el tecpatl es el símbolo asociado al Norte y al cielo nocturno, y
además de estar afectado por un símbolo circular, se encontró en la parte norte del entierro
(figura 67).
A un lado del cráneo y sobre una cantera se registró una concha pequeña con un orificio;
a los pies delJoven Guerrero, cascabeles de barro, una concha, una plaquita de conchar ná-
car, que representa un animal, tratada con un pigmento de color amarillo u ocre; también
navajillas prismáticas de obsidiana negra, y algunas cuentas del mismo color (figura 68).
El entierro se excavó en tres niveles para un mejor control y registro de los hallazgos.
En el primer nivel se identificaron algunas partes del esqueleto y parte de la ofrenda. Para
continuar la excavación fue necesario retirar un muro cuyo desplante estaba por encima
del depósito funerario. Este muro corresponde a una etapa posterior -se identificó como la
tercera etapa constructiva- y su peso fragmentó el cráneo del cuerpo.
En el segundo nivel se encontró por completo el entierro y la ofrenda y se procedió al
retiro de ésta. El último registro consistió en identificar la posición y las demás partes del
esqueleto. Sin embargo, al retirar la ofrenda central no aparecieron los huesos de la cadera y
de la columna de nuestro Joven Guerrero, por lo que ha sido imposible saber con precisión
el sexo. La consideración es que se trata de un individuo masculino por el tipo de objetos
que fueron colocados en su ritual de muerte.

Consideraciones finales

Todo comienza con la limpieza de los montículos, las plataformas y los conjuntos habitacio-
nales. La excavación arqueológica es detallada y cuidadosa, pues muchos de los materiales
que se encuentran servirán para comprender cómo vivieron en esa época (figuras 69-70).
Mediante las unidades de excavación, el arqueólogo va descubriendo paso a paso los eventos
del pasado, es decir, va armando parte del rompecabezas evolutivo de la sociedad habitante
del lugar.
La excavación arqueológica permite registrar los sistemas constructivos, la altura y el

117
Figuras 61-62. En la parte superior, cajete con tres soportes huecos; en uno de ellos lleva una canica de barro.
El tipo cerámica es rojo sobre bayo. En la parte inferior, escudilla rojo pulido con decoración interior al negativo;
ambos son parte de la ofrenda de ElJoven Guettero.
Figuras 63-64. En la parte superior, incensario con tres soportes y asas, el acabado en alisado y monocromo;
es parte de la ofrenda de El Joven Guerrero. En la parte inferior, collar de caracoles
que llevaba en el tórax El Joven Guerrero.
Figuras 65-66. En la parte superior, collar de cuentas cónicas y tubulares que llevaba en el tórax El Joven Guerrero.
En la parte inferior, cuchillo de obsidiana negra. Se encontró entre la espalda y la cadera de El Joven Guerrero.
1

Figura 67. Círculo manufacturado en cantera amarilla con dos perforaciones.


Se encontró encima del cuchillo de obsidiana de El Joven Guerrero.
Figura 68. Conchas, cascabeles de barro y una figura de animal que se encontraron en los pies de El Joven Guerrero.
Figura 69. Ejemplo de los procesos
de excavación. Se observan
los elementos arqueológicos
encontrados in situ.

espesor de los muros, los acabados interiores y exteriores de esos muros, los materiales seleccionados
para construir los pisos, las soluciones para sostener los techos y los tipos de mezcla que usaron para
pegarlos.
Durante las excavaciones, al retirar capa por capa, vamos encontrando testimonios materiales de sus
utensilios de piedra o de sus vajillas de cerámica (figura 7 1). Aparecen también evidencias de soluciones
para calentar los cuartos o para cocinar los alimentos, e incluso se identifican restos de los alimentos
que consumieron.
Al ser desenterrados, todos y cada uno de estos materiales requieren de tratamientos específicos para
su conservación y restauración, además de necesitar análisis especiales para conocer el tipo de materias
con que se manufacturaron (figuras 72-73).
El trabajo de investigación comienza en campo y termina en gabinete. El Laboratorio de Restau-
ración de Bienes Muebles emprende la labor de armar el rompecabezas de tepalcates para recuperar
las vasijas de cerámica, para limpiar y conservar a detalle las conchas, cuentas y demás objetos recu-
perados en la excavación. Los estudios de los huesos indican enfermedades, género y edad, y algunas
prácticas alimenticias. Las tipologías cerámicas y de los objetos de piedra son el enlace final para
cumplir el objetivo: saber cómo vivían los habitantes prehispánicos y cómo solucionaron su diario
sustento, precisar tiempos más exactos de ocupación, conocer sus vínculos económicos y culturales,
y determinar la importancia rectora de la zona arqueológica Cañada de la Virgen.
En síntesis, el trabajo minucioso y la orientación científica de las numerosas disciplinas que se
suman para recuperar e indagar el pasado lleva ya 60 meses de trabajo ininterrumpido. Falta aún
tiempo de trabajo para excavar y restaurar los demás complejos arquitectónicos, para continuar con
la recuperación de valiosos acervos de conocimiento.

133
Figura 70. Mismo contexto arqueológico, ya concluida su restitución.

Figura 72. Parte de una olla rojo pulido con decoración geométrica al negativo. La simbología es compleja ~
y al parecer es tipo códice. Se encontró en la plataforma sur, cuarto 4, y se piensa llegó por comercio.
Figura 71. Cantera labrada
con símbolos geométricos registrada
en el Complejo B.Aún estamos
estudiando su iconografía
para saber qué representa.
Figura 73. En la zona arqueológica Cañada de la Virgen únicamente se han encontrado dos figurillas de arcilla.
Es una cabecita que porta en la frente una banda de pastillaje acanalada. Los rasgos faciales son nítidos
y expresivos. Se encontró en la plataforma este, sección norte, cuarto 2.
La apertura de una zona arqueológica tiene varios aspectos que atender. Entre ellos, y
más allá de los estudios e investigaciones, están las soluciones operativas y prácticas -el plan
de operación y manejo- para que el visitante transite seguro dentro de la zona y llegue a ella
por un buen camino. * El maravilloso entorno natural es parte de la contemplación necesaria
para visitar el santuario prehispánico, y es indispensable que las futuras construcciones para
el centro de atención a los visitantes, para establecer las rutas de caminantes o de transportes
ecológicos, para situar el comercio y las áreas de estacionamiento se sostengan en estudios
territoriales y detallados ordenamientos ecológicos.
Se trata de que juntos inspiremos en los visitantes la idea de que el silencio, la contem-
plación, el cuidado, el respeto y la protección del paisaje son esenciales y un estímulo para
caminar por la zona arqueológica Cañada de la Virgen.
Una vez abierta, todos encontraremos distintos motivos, para algunos serán obras de
estética y contemplación, a muchos nos servirán para encontramos con nuestra historia,
otros las impregnarán de misterios, y otros más se sostendrán con su cuidado. Para los ar-
queólogos, son cosas que fueron utilizadas por siglos, y de allí la búsqueda del espíritu de las
cosas, el deseo de familiarizarse con ellas, de explicarlas, descifrarlas o interpretarlas, y, aún
ante lo inexplicable, conservarlas.
Explorar, investigar, excavar, consolidar y restaurar una zona arqueológica para abrirla
al público es empresa ardua. La apertura del lugar requiere una nueva y dinámica adminis-
tración del patrimonio y de allí la necesidad de fomentar la cooperación de la sociedad civil
organizada junto con los tres órdenes de gobierno. Una cooperación con sentido humanista,

• Actualmente aún existen problemas que resolver con la servidumbre de paso, y para lograr su apertura al público es
imprescindible contar con los estudios de! ordenamiento territorial y estructurar e! plan de manejo que comprende,
entre otros aspectos, la capacitación e incorporación de las comunidades en e! giro de atención cultural a los visitantes
y preservación de! paisaje natural; conocer la capacidad real de recibimiento de visitantes; programar las necesidades
de personal para su conservación, orientación de las visitas, seguridad, atención pública y servicios educativos. Es decir,
planear los presupuestos y gastos básicos anuales para la operación de la zona arqueológica Cañada de la Virgen.
Por otra parte, y además de contemplar los proyectos ejecutivos de las áreas de recibimiento, de llegada y estaciona-
miento, baños y alimentos, planeadas en e! entronque a carretera -carretera estatal número 45 -, e incluir e!programa de
recolección de basura, es importante generar cursos de divulgación y diplomados, orientados para los guías de turistas
de San Miguel de Allende y de! resto de! estado de Guanajuato, e incorporar a los maestros y público en general.
Sumado a lo anterior, se requieren esfuerzos conjuntos para adecuar e! camino para su acceso - 12. km de 4 m de
vía- con costos de construcción de alrededor de 2.0 millones de pesos (figuras 74-75). Así mismo, incluir un plan de
recepción turística con vehículos que no alteren la ecología. Es de importancia mencionar que en la zona arqueológica
Cañada de la Virgen no hay un sistema de agua, y se espera que nunca se introduzca la energía eléctrica. Los baños son
secos y se proyecta tener ce!dillas solares.
Es indispensable, finalmente, un programa de manejo integral -a largo plazo- que busque, en la conservación
arqueológica y de! paisaje natural, promover la educación desde una perspectiva humanística de los vestigios arqueo-
lógicos. El plan integral incluye a las comunidades que rodean la zona arqueológica, para que encuentren empleo, y
a través de la educación laboral comprendan que se trabajará siempre en beneficio de la conservación y preservación
de la naturaleza, de la vida y tradiciones sociales actuales y de la cultura prehispánica.

137
Figura 74. Trazo actual del camino
de terracería en las tierras
del ejido Don Francisco. Existe
el proyecto ejecutivo del camino
-elaborado por el municipio
de San Miguel de Allende-,
que dispone un ancho de rodada
de 4 m y 20 de derecho de vía.
pues un asentamiento arqueológico es un bien social colectivo, es un recurso cultural y no renovable,
por lo que, saber cómo usado es inventar otros mecanismos de responsabilidades compartidas en el
manejo, uso y protección de los antiguos edificios de Cañada de la Virgen. La sociedad y las comuni-
dades organizadas tienen ese compromiso, convertirse en promotoras y responsables.

••• Figura 75. Trazo actual del camino de terracería en tierras del ejido de Agustín González. Al fondo se aprecia
la Presa Ignacio Allende y el Cerro Grande Picachos, que es un marcador de horizonte de la salida del Sol.
ANEXO
La interdisciplina para acercarnos
a la interpretación del pasado

El Proyecto Arqueológico Cañada de la Virgen 2002-2006 es un proyecto interdisciplinario


que a lo largo de cinco años ha incluido disciplinas como arqueología, antropología -Bsica
y visual-, restauración, conservación, arqueoastronomía, arquitectura, historia, genética,
edafología, biología, etnobotánica, química, Bsica, además de contar con fotógrafos profe-
sionales, especialistas en sistemas y artistas plásticos (figuras 1-2). Los acervos documenta-
les obtenidos en cinco años de excavaciones en el Complejo A están enriquecidos con los
resultados de las diversas muestras arqueológicas que se han procesado.
Contamos con seis fechamientos absolutos de carbón 14 remitidos a Beta Analytic
Radiocarbon Dating Laboratory y al Laboratorio de Fechamiento de la Subdirección de
Laboratorios y Apoyo Académico del INAH. Al momento están fechados exactamente
S 10 años de ocupación cultural, sin incluir aún la primera etapa de vida prehispánica. La
temporalidad fechada es de S40 a IOS0 d. C; lo que nos sitúa en el Clásico y Epiclásico
mesoamericanos (figuras 3-4).
Estas fechas se encuentran asociadas a actividades que implican largos periodos, como
son las remo delaciones constructivas -que representan el marco temporal más largo- para
asociar sistemas constructivos y vida diaria (figura S). La segunda etapa registra 240 años de
duración y el rango de tiempo más corto fechado es de 80 años vinculado a la vida cotidiana
en un lugar sagrado que muestra aspectos interesantes de la dieta diaria, de los usos domésticos
y rituales de la cerámica; del trabajo en la manufactura de cuentas de piedra, e instrumentos
de molienda y objetos tallados; de la vida en dos o tres generaciones (figuras 6-7). Además,
contamos con dos muestras de huesos, a las que les hicieron análisis de 1 SN/ 14N, los resul-
tados indican una alimentación C4, es decir, basada en el maíz.
Las.ao muestras de-tierra G~ paleopolen, recoleeeadas por la edafóloga Lourdes Agui-
rre en el estanque (figuras 8-9), se analizaron en el Laboratorio de Paleobotánicade la
Subdirección de Laboratorios y Apoyo Académico del INAH. Los resultados obtenidos
por José Luis Alvarado y Susana Xelhuantzi López indican que en algún tiempo la región
circundante a la zona arqueológica fue un bosque de galería con especies arbóreas de gran
tamaño, como los nogales y los fresnos, los ailes y los encinos.
Las S 4 muestras de suelos y sedimentos recolectadas de 14 pozos a cielo abierto se remi-
tieron al Laboratorio Nacional de Fertilidad de Suelos y Nutrición Vegetal INIFAP-Celaya;
con los resultados de fertilidad y propiedades Bsicas de suelo, Lourdes Aguirre concluye que

141
Figura 1. Sol emblemático trabajado en los muros de la unidad de servicios. Para su hechura se requirió trazar un diseño
cerámica del tipo rojo sobre bayo y tallar la cantera. La intención es mostrar artísticamente los tipos cerámicas característicos
de la zona arqueológica; la plástica fue realizada por José Solórzano y los tepalcates utilizados fueron analizados con antelación.

Figura 2. En gabinete
y en el Laboratorio de Restauración
Mueble. Se aprecian los detallados
procesos para eliminar la tierra, lavar.
eliminar sales, pegar fragmentos,
resanar, reintegrar y consolidar.
En la foto, Mariana Ferreiro,
responsable de este laboratorio.
Figuras 3-6. En la parte superior izquierda, detalle de los profundos contextos arqueolóqicos de donde se tomaron
muestras de carbón para fechar las secuencias constructivas y conocer los materiales empleados para dar
el volumen arquitectónico proyectado. En la parte superior derecha, detalle-de los eventos o etapas constructivas
que permiten conocer los sistemas empleados en la construcción y definir temporalidades de ocupación.
Abajo, a la izquierda, acercamiento a las etapas constructivas en la gradería de la plataforma sur interior;
se observan cuatro hiladas de finos sillares de cantera que corresponden a la primera etapa constructiva,
sobre éstas, cinco líneas de sillares más gruesos, que pertenecen a la segunda etapa constructiva; se aprecia también
el derrumbe y desfasamiento de la sillería y el piso de estuco que tuvo el patio hundido en esta etapa. Al fondo,
una gruesa capa que corresponde a la tercera y última ocupación de la zona arqueológica.
Abajo, a la derecha, acercamiento a los contextos arqueológicos del Complejo A, plataforma sur, cuarto 2,
donde se tienen fechas calibradas asociadas a la capa 111que abarcan entre 640 a 720 d. C.
Figura 7. Detalle de los materiales
arqueológicos que nos hablan
de los usos domésticos y rituales.
Se observa un sello de cerámica,
gran cantidad de cerámica y bordes
de ollas. De este contexto asociado
a la plataforma sur, cuarto 4,
se obtuvo también una pipa,
un espejo de pirita y varias
agujas elaboradas en hueso que
se usaron para coser pieles y textiles.
Figura 9. Detalle de los delicados
procesos de obtención de muestras
-para análisis de paleopolen-
aplicados por la especialista.

las tierras fueron acarreadas en época prehispánica. Este indispensable acarreo de tierra y piedra en la
preparación de la cimentación se registra a lo largo de sus tres etapas constructivas. El retiro de esta
última capa cultural fue necesario por tratarse de rellenos que no pueden restaurarse. En la actualidad
son escombros que se fueron acumulando desde 1995 a la fecha -pues también el arqueólogo Luis
Felipe Nieto los retiró.
Estos resultados edafológicos ayudaron a confirmar que en la última ampliación -correspondiente
a la tercera etapa constructiva- también fue necesario transportar tierras y materiales para completar
la construcción proyectada (figuras 10- 11). La fecha de esta última etapa constructiva la obtuvo Luis
Felipe Nieto en 1999, al remitir al Laboratorio de Fechamientos del INAH una muestra de carbón
que situó esta etapa entre 900 y 10 5o d. C.
Confirma, así mismo, que para completar el trabajo de acarreo, a los antiguos habitantes de la zona
arqueológica Cañada de la Virgen les faltaban aún algunos años para dar volumen con rellenos de tie-
rra y piedra y terminar la remo delación proyectada (figuras 12- 1 3). Podemos adelantar que esta etapa
constructiva no se concluyó, pues factores externos propiciaron el abandono de Cañada de la Virgen
y de todo el bajío de Guanajuato.
Las 51 muestras de enjarres de tierra, estucos de cal, pisos, morteros y variedades de piedras
-recolectadas por el arqueólogo y restaurador Joel Jiménez- fueron analizadas con el microscopio
electróni-co de barrido (espectroscopia de energía por dispersión de rayos X) en los laboratorios del

••• Figura 8. Estanque o amana//i-en época de secas-, de donde se obtuvieron las muestras para los análisis
de paleopolen por la edafóloga Lourdes Aguirre. Al fondo, el basamento piramidal con la Santa Cruz,
que se festeja en mayo, así como la pronta llegada de la época de agua.

145
Figuras 10. Acercamiento
al Complejo A, plataforma sur exterior.
Se observa el detalle de los rellenos
constructivos de la última etapa.
Este elemento cultural lo retiró
Paz Granadas por tratarse
de volúmenes que difícilmente
se pueden preservar y por ser también
una capa muy alterada por el saqueo
y la intemperie -el criterio fue la
investigación y restauración
de la segunda etapa constructiva.

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1
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Figura 11. En el mismo lugar.


se muestra la última cala
antes de retirarse definitivamente.
Figura 12. Toma realizada en 2002.
Acercamiento al basamento piramidal
en su costado oeste. Se aprecian
los avances alcanzados por Luis Felipe
Nieto (1995-1999) en la restitución
con piedra y sin mortero del quinto
cuerpo; se observa, a la derecha,
la limpieza inicial de los paramentos
prehispánicos. La excavación
de Delfino Pérez Bias (2002-2003)
definió la secuencia constructiva
en la colocación de los rellenos.
Es decir, el volumen de tierra que
vemos y que retiramos fue acarreado
en época prehispánica. No se trata
de los efectos del tiempo y del saqueo,
sino de una secuencia constructiva
que estaba en preparación.

Figura 13. El basamento piramidal


en su costado oeste. Vista lateral
-de norte a sur- donde se observa el
volumen prehispánico que se acarreó.
La proyectada tercera etapa
constructiva no se concluyó por ser
antes abandonado el lugar.
Este evento sucedió alrededor
de 1050 d. C. La estrategia
de excavación estableció criterios
para retirarlos por tratarse
de materiales que no se pueden
consolidar y porque se necesitaba
estudiar y restaurar la etapa anterior,
que es la que estará a la vista
de los futuros visitantes.
Figura 14. Detalle de algunos enjarres de tierra -aplicados a las paredes internas
de los cuartos- que fueron muestreados para conocer los componentes químicos
prehispánicos y proponer muestras contemporáneas para su conservación.
La mezcla de tonalidad blanca es un ribete de cal viva y baba de nopal.

Figura 15. Imagen de la excavación arqueológica


del contexto funerario encontrado en el Complejo A,
plataforma sur, cuarto 3, de donde se obtuvieron
las muestras de semillas.

Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del IPN (Cinvestav). Con estos resultados se avanzó
en los criterios de restauración inmueble y permitió tener un amplio conocimiento de las 36 variedades
de piedras utilizadas por los arquitectos prehispánicos (figura 14).
Las muestras de semillas obtenidas por Paz Granados -a través del sistema de flotación de la tierra-,
contenidas en las vasijas asociadas al complejo funerario que la misma investigadora excavó (figura 1 S),
fueron identificadas, separadas y registradas -por medio de un estudio microscópico- en el Instituto
de Investigaciones en Biología Experimental (I1BE) de la Facultad de Química de la Universidad de
Guanajuato. Las muestras de semillas -identificadas por Carmen Cano y Julio López- son tabaco,
salvia, chía, amaranto, chile y una gramínea (figuras 16- 18).
Figura 16. Microscopía en laboratorio de las muestras de semillas. Julio López Salazar y Carmen Cano Canchola la identificaron
como la hierba del sapo (Sphaera/cea angustifo/ia). Se usa para mitigar dolores de estómago y aliviar la tos.

Figura 17. En la imagen microscópica


se observa una semilla redonda.
identificada por los especialistas
como tabaco (Nicotiana g/aucea).
Las dos restantes son hierba del sapo.
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Figura 18. Imagen microscópica de semilla de quelite amaranto.

Estas mismas semillas, una vez realizada la primera separación y selección por el instituto
citado, ingresaron al Laboratorio de Paleobotánica de la Sub dirección de Laboratorios y
Apoyo Académico del INAH. De igual forma, los resultados confirman la existencia de
representantes de las familias Asteraceae, Euphorbiaceae, Proceae y Solanaceae; además de
fragmentos de carbón.' Los investigadores concluyen que las especies, géneros y familias
botánicas identificados son propios de la vegetación herbácea y ruderal o arbórea regional
de la zona arqueológica.
Las 10 muestras óseas humanas -seleccionadas por el antropólogo físico Ricardo Díaz,
quien estuvo a cargo de las investigaciones de estos enterramientos-, provenientes del com-
plejo funerario localizado en el cuarto 3 de la plataforma sur del Complejo A, se enviaron al

José Luis Alvarado y Susana Xelhuantzi López, "Estudio palinológico en el sitio arqueológico Cañada de la Virgen, San
¡

Miguel de Allende, Cuanajuato', en Archivo Subdirección de Laboratorios y Apoyo Académico, 2004.


Laboratorio II del Departamento de Bioquímica del Cinvestav- IPN para iniciar los análisis
de DNA, selección de marcadores, técnica de extracción, estudios de los patrones y mapas
de comparación molecular. Al momento, José Manuel Galindo, después de algunas prue-
bas moleculares con huesos contemporáneos y otros donados de contextos arqueológicos,
procedió a extraer DNA de las muestras de los entierros y ha logrado, con éxito, extraer
DNA sin degradación de dos muestras para iniciar otras pruebas moleculares y confirmar
su estado inalterado y proceder a enviadas a las pruebas de filogenia.
El actual estudio, propuesto por Galindo, contempla la extracción de D NA de 10 mues-
tras de restos humanos, huesos y dientes del entierro múltiple localizado en la plataforma
sur del Complejo A. En cinco de las 10 muestras para extraer DNA no fue posible determi-
nar el sexo (dos infantes y tres adultos). Las otras cinco corresponden a cuatro individuos
adultos (tres masculinos y uno femenino) y a una niña. La variabilidad en edad y sexo es
evidente, por lo que la primera pregunta fue: ¿Eran familiares cercanos los individuos de
este entierro? La segunda: ¿Es posible reconstruir el árbol genealógico de estos individuos
o en realidad no tienen ninguna relación de parentesco?
Las muestras óseas de animales -igualmente separadas por Ricardo Díaz-, asociadas a
contextos funerarios, fueron ingresadas al Laboratorio de Arqueozoología de la Subdirec-
ción de Laboratorios y Apoyo Académico del INAH. En 2004, Fabiola Guzmán estudió
II3 huesos que pertenecen a un perro de patas normales (Canis flmiliaris) que represen-
tan a un individuo adulto joven. El perro se encontró asociado al complejo funerario del
Complejo A (figuras 19-20).
Otros estudios fueron realizados por Norma Valentín y Aurelio Ocaña, quienes identifi-
caron diversos animales: falanges de un anfibio, venado (Odocoileus sp.), una falange de ave,
restos de tres perros, zorrillo (Mephitis sp.), conejo (Sylvilagus sp.), tortuga de agua dulce
(Kinosternon sp.). El material arqueozoológico corresponde a cuatro clases de vertebrados:
anfibios, reptiles, avesy mamíferos, y fueron colocados enlas ofrendas del complejo funerario.
Específicamente fueron encontrados en los entierros S' 10 Y II.
También se envió un instrumento -posiblemente un enema-, seleccionado por Marga-
rita Huerta, manufacturado en hueso de animal asociado a contextos habitacionales. Los
resultados fueron: la identificación de un instrumento que se elaboró de la punta secundaria
del asta izquierda de un venado bura macho, que pertenece a la especie Odocoileus bemio-
nus? Especie que no era nativa de la zona arqueológica, esto nos lleva a pensar que llegó por
intercambio (figura 21).
Las fibras de pastos recolectados por el arqueólogo Javier Martínez en profundas exca-
vaciones y asociados a improntas de barro de la primera etapa constructiva (figuras 22-23)
se remitieron al Instituto de Investigaciones Científicas, Química Analítica, de la Universi-
dad de Guanajuato. Aunque la relación entre lQSpastos contemporáneos que se usan en las

2 Fabiola Guzmán Camacho, "Restos de fauna del sitio Cañada de la Virgen, Cuanajuato', en Archivo Subdirección de
Laboratorios y Apoyo Académico, 2003.
Figura 19. La maestra en ciencias Fabiola Guzmán estudió Figura 20. En épocas prehispánicas el perro -xotoltsaüntte-
113 huesos que pertenecen a un perro de patas normales acompañó a los muertos en su camino al inframundo.
(Canis fami/iaris) que representa a un individuo adulto joven. Paz Granados, durante la excavación, registró a este perro
El perro se encontró asociado al contexto funerario en una capa por encima de los entierros humanos.
del Complejo A.

Figura 21. Acercamiento al objeto de hueso manufacturado


con el asta de un venado bura macho. Lo excavó
Paz Granados en el Complejo A, plataforma sur, cuarto 1.
Fabiola Guzmán -del Laboratorio de Arqueozoología
deIINAH- realizó la identificación de la especie animal.

Figura 23. Detalle de la profunda excavación donde el arqueólogo Javier Martínez ~


registró y tomó muestras de los pastos prehispánicos.
Figura 22. Impronta de barro donde se aprecian las huellas
dejadas por el pasto utilizado. Se encontraron asociadas
a la más temprana etapa constructiva que excavó
Javier Martínez en el Complejo A, plataforma este, cuarto 2.

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Figura 24. Pasto rojo -colorado o zacatón- nativo de la región. Se encuentra únicamente en tierras de la propiedad privada.
Regina Thomas -la propietaria- ha permitido dos años de recolecta y está convenida su protección y preservación
del paso del ganado -que no lo come, pero sí lo trilla-. Está en peligro de extinción, al igual que el pasto blanco
o zacamecate, registrado en las cañadas, y que se usó para techumbres vernáculas.
Figura 25. Cocina vernácula, en la casa de Eva Núñez Arellano -en la comunidad de San Isidro de la Cañada de la Virgen-,
es un ejemplo de los techos orgánicos tradicionales que utilizaron pastos, horcones y piedra toba.
Los mismos materiales fueron empleados en época prehispánica. Quedan pocos ejemplos de techos vernáculos
por la escasez del pasto y por los modernos gustos constructivos.

techumbres de casas y los encontrados en el registro arqueológico no es exacta (figuras 24-25), permiten
suponer que se usaron estas techumbres orgánicas en la zona arqueológica (figuras 26-27).
Los pigmentos y morteros del mural encontrado en el templo sobre el basamento piramidal se re-
mitieron al Laboratorio de Química y Tecnología del Silicio de la Universidad de Guanajuato. Ramón
Zárraga definió los componentes químicos de los pigmentos utilizados: el rojo es óxido de hierro; el
amarillo-naranja se obtuvo de mezclar el óxido de hierro y cantera amarilla molida, y el negro carbono
como elemento libre. El estudio incluyó una propuesta de conservación para el mural (figuras 28-30).
Finalmente, las cinco muestras de madera encontradas en el piso de la segunda etapa constructiva
del templo situado sobre el basamento piramidal (figura 31) fueron e~viadas al Laboratorio de Palco-
botánica del INAH, donde José Luis Alvarado y SusanaXelhuantzi López concluyeron que pertenecen
al mezquite (Prosopis laevigata).

1 SS
Figura 26. Otro ejemplo de techumbres tradicionales o vernáculas (en recuadro) registrada en la comunidad de Los Toriles.
Estas viviendas están desapareciendo y quedan sólo algunos ejemplos en las comunidades aledañas a la zona arqueológica.
La figura 27 es el dibujo de una reconstrucción hipotética, basada en datos arqueológicos y etnográficos,
de las techumbres del Complejo A. (Dibujo de José Andrés Tovar Cuéllar y F.Javier Martínez Bravo)

Figura 29. A finales de 2005 se inició la excavación arqueológica por Javier Martínez para verificar ~
si aún se conservaba más superficie del mural. La imagen muestra otro segmento del mismo.
Se aprecian los colores negro y rojo, intercalados en bandas horizontales, y el soporte en color amarillo.
Figura 28. Fragmentos del mural
encontrado en el templo norte
del basamento piramidal.
Se aprecian los colores rojos
del óxido de hierro, así como
los rellenos constructivos de tierra
y piedra que lo taparon y sellaron
en definitivo en época prehispánica.
Está asociado a la fecha
de 600 a 900 d. c., es decir,
la tercera etapa constructiva.
Figura 30. Detalle del mural pictórico. Se observan los trabajos de estabilización que aplica
Mariana Ferreiro y Carmen Acosta, del área de restauración mueble del proyecto.
Figura 31. Restos de madera ya consolidados que provienen del piso del templo situado en la parte superior del basamento
piramidal. Los especialistas en paleobotánica lo identificaron como mezquite. Se enviaron muestras
a los laboratorios dellNAH para fecharlos y se ubicaron en el rango de 570 a 670 d. C.

Esta información complementa y enriquece los análisis cerámicos y tipologías de más de 94 mil
tepalcates, estudiados principalmente por las arqueólogas Paz Granados (2002-2004), Julia Santa
Cruz (2003), y Ana Luisa Juárez (2005-2006) -quien sigue trabajando los análisis cerámicos de los
otros complejos arqueológicos que se están excavando-, y una parte fue analizada por el arqueólogo
Alonso Rubio Chacón en 2004 (figuras 32-33).
En lo relativo a los estudios de la cerámica blanco levantado -definida básicamente por su técnica
decorativa y la presencia del caolín como material empleado en su manufactura-, se encuentra pre-
sente con una frecuencia que va de 5o a 90% respecto de otros tipos cerámicos. Javier Martínez, en
sus estudios sobre el componente principal, el caolín, encontró que la zona arqueológica Cañada de
la Virgen está ubicada en las inmediaciones de uno de los yacimientos más importantes de caolín en
nuestro país: el de Neutla, en el municipio de Comonfort.
En el caso del blanco levantado nos encontramos ante la probable fuente de una poderosa tradición

159
Figura 32. Tepalcates de una olla de cuello ancho, incompleta,
del tipo blanco levantado, pegados por la arqueóloga Paz Granadas
para realizar el análisis cerámica pertinente.

Figura 33. Bordes de tepalcates


del tipo cerámica blanco levantado.
Las formas son ollas de cuello largo,
probablemente de uso doméstico.

cerámica, y ante un posible sistema de extracción, distribución y uso controlados de un recurso natural
como es el caolín. Se confirma que es un tipo cerámico cuyo principal centro alfarero es la cuenca del
río Laja en Guanajuato. Investigadores como Beatriz Braniff y Jesús Cobean (1982) han considerado
la posibilidad de que los materiales blanco levantado de ese mismo periodo en la cuenca de México
sean originarios de Guanajuato.
Podemos adelantar quela tradición cerámica del blanco levantado esoriginaria de la zona arqueológica
Cañada de la Virgen, pues al momento no existe registro arqueológico en otros sitios de Guanajuato
que tenga la persistencia temporal y la abundancia de este tipo de material (figuras 34-35). Por lo que
suponemos una importancia cultural significativa en la época prehispánica.
En Cañada de la Virgen la cerámica blanco levantado se ha encontrado en contextos domésticos, ri-
tuales y funerarios (figura 36). La cerámica asociada al complejo funerario indica dos usos ceremoniales
del blanco levantado: como ofrendas en los entierros y como camas de tepalcates para depositados.

160
Figuras 34-35. Ariba, magnífico ejemplar de una olla blanco levantado, asociada al entierro 8.
Abajo, otro ejemplar de la misma técnica decorativa, asociado también al entierro 8.
Se registró, además, la presencia de un pequeño plato usado como tapadera.
Figura 36. Un ejemplar más de olla blanco levantado, asociada al entierro 3.
Está considerado por muchos estudiosos como un marcador diagnóstico diacrónico.'
pues está relacionado con el Clásico y el Epiclásico en el centro-norte de México y para el
Posclásico temprano en la cuenca de México. Ana María Crespo sostiene que la larga per-
sistencia puede explicarse por ser cerámicas utilitarias en la cocina y en el almacenamiento y,
con el tiempo, de uso funerario y ritual, situando el uso ritual y doméstico desde 440 d. C.
Se agregan los estudios del instrumentallítico, clasificado en un primer momento
por la investigadora Julia Santa Cruz (2003), y actualmente por la arqueóloga Ivonne
Giles Flores (2005-2006). De momento, podemos asegurar que la industria Íítica de la
zona arqueológica de Cañada de la Virgen es avanzada, reflejada en la presencia de lascas,
núcleos y desechos líricos. Esto nos indica una producción extensa de artefactos de uso
doméstico, ornamental y ceremonial.
En los instrumentos líticos hay presencia de núcleos -preparación de núcleo, núcleos
con plataforma, reducción de núcleo y núcleo agotado-, lascas, navajillas, navajillas pris-
máticas, perforador, raspadores, raederas, manos de metate, metates, percutores, martillos,
desbastadores, tajador, hacha, esferas, cuentas, piedras labradas, bruñidor de cerámica y
artefactos misceláneos en piedra pómez y arenisca. Manufacturados en riolita, andesita,
sílex, obsidiana, pómez, arenisca, basalto y piedras de río (figuras 37-38).
Una primera aproximación a la técnica de manufactura es que los habitantes de la zona
arqueológica Cañada de la Virgen no agotaron los núcleos de riolita y andesita, en principio
por la abundancia de este material en la región y en seguida porque no lograron la especia-
lización en ellasqueado que se requiere para agotar un núcleo.
El estudio lítico de Giles aportó nuevas evidencias con respecto a las herramientas que
se encontraron en el Complejo A: en primer lugar, se observó que muchas de las herramien-
tas están elaboradas en -sílice,aprovechando el material pétreo del entorno; en segundo, la
explotación de la materia prima generó un desarrollo independiente a las zonas cercanas, y,
finalmente, a través de este tipo de materiales se puede suponer que existen diferentes eta-
pas tecnológicas (figuras 39-40).
Los estudios aportados por Mariana Ferreiro, resultado de la restauración de 13 o objetos
arqueológicos recuperados de los cinco años de excavación del Complejo A, complementan
la interdisciplinariedad del proyecto (figuras 41 -42).

3 Beatriz Braniff Cornejo, "La colonización mesoamericana en la Gran Chichimeca', en La Gran Chichimeca. El lugar de
las rocassecas,Beatriz Braniff Cornejo, coord. Milán, Conaculta/jaca Book, 200 1,pp. 83 - 112; Ana María Crespo Oviedo,
"La tradición cerámica del blanco levantado': en Tiempo y territorio en arqueología. El centro-norte de México, Ana María
Crespo y Carlos Viramontes, coords. México, INAH (Colección Científica, núm. 323), 1996, pp. 77-91; Juan Carlos
Saint-Charles Zetina, "Cerámicas arqueológicas del Bajío. Un estudio metodológico" (tesis, Universidad Veracruzana),
1990; Balbina Martínez y Luis Felipe Nieto, "Distribución de asentamientos prehispánicos en la porción central del río
Laja" (tesis, ENAH). México, 1987; paz Granados Reyes, "Informe técnico análisis cerámicos. Plataforma sur, cuarto 2"
(Proyecto Arqueológico Cañada de la Virgen), en Archivo Técnico Consejo de Arqueología, 2004.
Figura 37.lnstrumentallítico -son raspadores de varios tamaños- manufacturado en sílex, riolita yandesita.
Figura 38. Cuchillo curvo trabajado en riolita. Se encontró asociado al entierro 8.

Figura 39. Procesos tecnológicos


de trabajo, identificados
en la manufactura de cuentas.
Se observa la perforación
para trabajar la piedra por abrasión
y darle la forma deseada.
Figura 40. En los procesos tecnológicos, las cuentas están acabadas. Localizadas en el entierro 3. Después de su limpieza
y conservación se engarzaron siguiendo el contexto arqueológico en que se encontraron.

Figura 41. Pieza cerámica


con decoración geométrica
al negativo, se encontró asociada
al entierro 4. Muestra el avanzado
proceso de restauración.
Figura 42. Espejo de pirita registrado en el Complejo A, plataforma sur, cuarto 4. Es un material foráneo
que se encontró asociado a una pipa, un sello de cerámica y dos agujas de hueso.
Figura 43. Registro visual-desde
el basamento piramidal-
en las primeras observaciones
que realizó Francisco Granadas
durante 2003. El primer registro
de la salida del Sol fue
el 28 de febrero de 2003.

Acervos científicos que en conjunto orientan la investigación e interpretación antropológica de


los antiguos habitantes de la zona arqueológica Cañada de la Virgen. La información obtenida nos
permite conocer los sistemas constructivos prehispánicos; la forma de crecimiento de cada etapa de
ocupación; la definición de tres etapas de construcción; la identificación de áreas de uso ritual, do-
méstico y de manufactura de instrumentos. Tenemos también un detallado registro de los espacios
funerarios; las relaciones visuales de orientación y planeación vinculada con el paisaje geográfico y
ritual; en un horizonte cultural que corresponde al Clásico y Epiclásico mesoamericanos y anclados
con fechas directas.
El registro del ciclo del Sol y sus tres calendarios de horizonte fueron propuestos por Francisco
Granados, quien definió las divisiones prehispánicas del tiempo en periodos de 7, 13 Y2.0 días, a través
de los ejes de simetría observados desde el basamento piramidal y que cruzan la plataforma este (fi-
gura 43). Así mismo, la loma este tiene una mojonera prehispánica que señala el lugar donde el Sol se
alinea con el eje de simetría. En un horizonte más lejano, se alinea con el cerro Picachos, en San Miguel
de Allende, y el cerro Zamorano, en el estado de Querétaro (figuras 44-45).
En los estudios de observaciones celestes, Rossana Quiroz registró, vio, observó y miró la Luna du-
rante un año -en especial la Luna llena -, al encontrar en sus estudios de antropología visual, realizados
en 2.004, que, desde el ámbito visual, la inclinación constructiva es hacia el oeste y el cielo nocturno
(figuras 46-47). El registro visual incluyó algunas alineaciones con Sirio, Júpiter, Venus, eclipses, con-
junciones y plenilunios (figura 48).
A lo largo del 2.00 5, la arqueóloga Rossana Quiroz ha registrado mes a mes las posiciones de la Luna
con respecto a la zona arqueológica Cañada de la Virgen. En su trabajo aborda el cuerpo teórico para
situar la Luna en la cosmovisión mesoamericana, y, apoyada en la orientación de la antropología visual,
propone cuatro categorías de análisis: ver, observar, mirar e imaginar.

168
Figura 44. Registro arqueoastronómico
-desde la calzada- de la puesta del Sol,
que se oculta atrás del basamento piramidal.

Figura 45. Amplia perspectiva de la calzada, la loma este


-por donde aparece el 501- y, al fondo a la derecha,
el Cerro Grande Picachos.

Figura 46. Panorama de la plataforma este y el pórtico


-desde el patio hundido-, puntos fundamentales
de observación arqueoastronómica.

Figura 47. Registro visual en el día que el Sol comienza a alinearse


con el pórtico de la plataforma este. Durante 2004, Rossana Quiroz
confirmó o afinó los datos obtenidos por Francisco Granados.
Figura 48. Puesta de la Luna atrás del basamento piramidal.
El evento registra una alineación con Júpiter

Figura 49. Recorrido de la Luna atrás del basamento piramidal


en un eje de simetría. La especialista piensa que es posible
se trate de un reloj lunar.
Figura 51. Plano levantado por Rossana Quiroz; muestra los rangos aproximados de alineación de la Luna, en base a las fechas
registradas. Es importante referir que es un primer resultado que permitirá seguir trabajando en las observaciones celestes.

Con estos registros comprueba que la orientación de la fachada del basamento piramidal y las plata-
formas este, norte y sur del Complejo A muestran un evidente énfasis al cielo del oeste (figuras 49-S0).
Sostiene que, a diferencia de otros sitios arqueológicos estudiados por Sprajc en el centro de México, el
sol no nace de la pirámide principal, sino que ingresa a ella dos veces al año. Este evento ocurre entre el
3 Y S de marzo y el 7 Y9 de octubre de cada año. Una nueva ruta de investigación es que, precisamente,
el primer viernes de marzo se festeja al Señor de la Conquista en San Miguel de Allende; sin duda, un
dato etnográfico para incorporarse en las alternativas de la investigación.
Estos registros los ha realizado en tres puntos específicos de observación -que están asociados con el
eje de simetría -: el centro del pórtico de la plataforma este, el centro del patio hundido y la plataforma

~ Figura 50. Registro de la salida de la Luna -desde la plataforma de observación del basamento piramidal-, la alineación
es con la equina sudeste, donde también se encuentra el desagüe pluvial del patio hundido.

171
Figura 52. En la zona arqueológica Cañada de la Virgen y en los alrededores
-en especial en las cañadas- se ha registrado la industria de objetos pulidos.
Están manufacturados en basalto y sirvieron para la molienda, localmente
se conocen como güilanches. Se trabajaba con una mano.

Figura 53. Otro ejemplar de basalto, con una superficie más honda.
A diferencia de los metates, éstos no tienen patas.
Se trabajaba con dos manos y una mano de piedra rectangular.

de observación construida a la altura del piso de la segunda etapa constructiva del sexto cuerpo del
basamento piramidal. Para el seguimiento y observación de las fases lunares y sus respectivas orienta-
ciones azimutales de salida y puesta se apoyó en el programa Planetarium."
Además incluye el registro fotográfico y el vaciado de la información en el plano del Complejo A,
para revelar si en efecto las estructuras arquitectónicas cumplen con la función de un reloj lunar (figu-
ra SI). El cuerpo de datos que maneja Quiroz orienta el estudio hacia los posibles pobladores de la
zona arqueológica Cañada de la Virgen. Propone que en el escenario tan complejo de la frontera de
la Mesoamérica septentrional únicamente los pueblos otorníes contaron el tiempo con la luna o con
el llamado Meztlapohualli.
Es sugerente la hipótesis de que pueblos otomíes fueran los habitantes de la cuenca central del río
Laja, donde se sitúa Cañada de la Virgen. Es una línea de trabajo que seguiremos desarrollando. Aún
faltan registrar más datos relativos al comportamiento de la Luna y las precisas orientaciones que guar-
dan los plataformas que conforman el Complejo A. No obstante, los avances señalan fechas y eventos
recurrentes asociados al eje de simetría.
En otras áreas de trabajo, se avanzó en los reconocimientos arqueológicos para la delimitación to-
pográfica de una poligonal de protección federal y no modificación de uso de suelo de 270 hectáreas.
También los reconocimientos arqueológicos y etnobotánicos en las cañadas de La Caja y la Cañada
del Carnero, donde se han identificado 46 lugares con evidencias prehispánicas de ocupación domes-

4 Rossana Quiroz Ennis, "Informe área de antropología visual. Abril-diciembre 200 S" (Proyecto Arqueológico Cañada de la Virgen),
en Archivo Técnico Centro INAH Guanajuato, 200 S.

172
Figura 54. Vista aérea donde se aprecia con claridad la calzada. Se encuentra en las tierras
de la ex hacienda Cañada de la Virgen y dentro de la poligonal de protección propuesta.

tica, agrícola y de manufactura de objetos pulidos, como molcajetes, piedras de molienda y metates
(figuras S2- 53).
En estos trabajos de superficie, se realizó el levantamiento topográfico de la calzada -que en su
mayor parte está en tierras de propiedad privada (figura 54).
En los reconocimientos de campo también se documentaron los sistemas constructivos vernácu-
los de siete comunidades, que colindan con las S 001 hectáreas de la propiedad privada. La arquitecta
ClaudiaArteaga realizó levantamientos arquitectónicos en las poblaciones de San Isidro de la Cañada
de la Virgen, Los Toriles, Shotolar (Xotolar), Don Francisco, La Huerta, Alonso Yáñez y Boca de la
Cañada (figuras SS-56).
Las lecturas etnobotánicas del paisaje realizadas indican la existencia, en las cañadas, de más de 1S o
variedades de plantas y más de 40 variedades de animales en nichos ecológicos que no tienen perturba-
ciones, quizá desde hace 200 años. En este sentido, los avances son considerables,]ulio López ha docu-
mentado los estratos de árboles, hierbas, arbustos, cactáceas y hongos. Al momento, se han levantado
más de 12 barrios botánicos en toda la zona arqueológica, donde se han realizado aproximaciones al
paisaje, mediante lecturas y recolecta botánica (figuras 57-58).
El reino fungi seguramente jugó un papel de enorme importancia y complementó la dieta de los
habitantes de la zona arqueológica (figuras 59-60). Los cuatro ecosistemas de la zona permitieron el

173
Figura 55. Detalle de las techumbres vernáculas de pasto en la cocina. Con el tiempo se genera una capa de resina negra
-que no es pegajosa- y que es impermeable. Este techo tiene 25 años y únicamente se le han efectuado dos arreglos.
Casa de la familia Núñez Arellano de San Isidro de la Cañada de la Virgen.

Figura 56. Cocina en la población de Los Toriles,


con igual sistema constructivo tradicional.
Figura 57. Amanita muscstie, variedad amarilla. Es un hongo psicotrópico que abunda en las cañadas.

Figura 58. Su nombre común


es paraguas (Lepiota racodes;
Es un hongo comestible.
Por su abundancia en la zona,
se piensa que pudieron ser cultivados
y utilizados para complementar
la alimentación.
Figura 59. Deditos, manitas o corales
son los nombres comunes
de este hongo comestible
(Ramaria flava).
Figura 61. Amaníta vernacu/a. Es un hongo venenoso y mortal.

.••• Figura 60. Localmente se conoce como chuin o azulejo (Ladarius índigo). Al romperse o maltratarse segrega un líquido azul,
que le da identidad de género. El nombre local de chuin también se aplica a un pájaro de igual color
que convive en el mismo ecosistema entre los encinas.
Figura 62. Boletus frosti, de la familia de los boletáceos, es uno de los hongos más sabrosos
y se asocia al ecosistema de encinas.

desarrollo de estas especies -la mayoría comestibles-o Al momento se tienen identificados el bosque
espinoso, compuesto de mezquites, huizaches y uña de gato; el bosque tropical caducifolio, integrado
por acacias como el tepehuaje, copal, paloprieto, gatuño y paloencruz; el bosque templado, formado
por encinos, madroño y aguacatillo, y por último el matorral xerófito, Cada sistema ecológico tiene aso-
ciados una diversidad de hongos con varias cualidades de uso comestible y medicinal (figuras 61 -63).

Bibliografía

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Créditosfotográficos

Páginas 73 inferior, 74-76,81-82,84-88,94-95,97 superior, 98,100,1°3,106-1°7,


108 inferior, 1°9, 112, 114 superior, 115 superior, 118- 120, 122, 124-125, 133- 134,
138,142-148, 152-154, 156 (recuadro), 157-158, 160-I62,165 inferior; 166 inferior,
168,169 (segunda) y 172-1 74,EstherJames; 73 superior,RodrigoLanderos;
149- 15 o, 155 Y 175- I 79,Julio López; 96, 97 inferior, 102, I 11, 169 (primera, tercera
y cuarta) y 17°- 17 1, Rossana Quiroz; 9°-91, 99, 108, 114 inferior, 1 I 5 inferior, 116,
123,126,128-132,135-136,159,164,165 superior, 166 superior y 167,NormaSuárez;
89,93 Y 104, Agustín Valadez.

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