1
Rafael Fuster Ruiz y Jordi Aguadé Torrell
Tratar de dar respuesta a todas las incógnitas que plantean las marcas de cantería solo
será posible mediante una plataforma de trabajo coordinado y la aplicación de las
nuevas tecnologías. Es por esta razón que trabajamos en el desarrollo de una base de
datos orientada a la gestión y administración de un sistema de clasificación mediante
fichas, poniendo a disposición de los investigadores una herramienta que permite
realizar búsquedas por fechas, tipos y ubicación, así como consultar la frecuencia de
las marcas de cantería en relación al edificio donde se encuentran y respecto a otras
construcciones y al total de tipos catalogados.
Proyecto para la catalogación y el estudio de las marcas de cantería de las construcciones medievales
Tras más de dos años de trabajo damos por concluida la primera versión de la página
web del proyecto SIGNO. Hemos invertido mucho tiempo en la optimización de los
procesos de carga para poder soportar el tráfico de grandes volúmenes de datos y
hemos tratado que el acceso a la información sea ágil mediante múltiples opciones de
búsqueda. Para ello hemos necesitado crear más de 40 tablas, 80 listas de búsqueda y
130 formularios para las consultas y la edición de las fichas. Sin una herramienta de
este tipo nunca podremos alcanzar los objetivos que nos hemos fijado. El trabajo
colaborativo es esencial en un proyecto que pretende recopilar y catalogar miles de
marcas de cantería.
3
Rafael Fuster Ruiz y Jordi Aguadé Torrell
geográficas y políticas, este conjunto de signos era bien conocido por quienes eran
instruidos en el oficio de la construcción en piedra sillar.
En todo caso, para llegar a alguna conclusión sobre los posibles significados y funciones
de las marcas de cantería es necesario contar con un amplio repertorio y establecer
una catalogación que complete el estudio de su factura, formas, ubicación y frecuencia
en los edificios. Si además queremos estudiar sus formas, el testimonio gráfico resulta
esencial. Los dibujos no garantizan que las marcas de cantería hayan sido reproducidas
con fidelidad. Solo mediante el calco tenemos la seguridad de haber reproducido con
todo detalles los lapidarios, aunque es una técnica muy laboriosa que se aplica en muy
pocos casos. Actualmente, mediante la fotogrametría se obtienen imágenes en alta
resolución con un excelente nivel de detalle que resultan muy útiles para realizar este
tipo de análisis.
5
Rafael Fuster Ruiz y Jordi Aguadé Torrell
Las fotografías permiten analizar aspectos que los dibujos no recogen, como son la
factura de los signos lapidarios, indicativa de la herramienta empleada y la destreza del
artesano, su estado de conservación, que permite evaluar las posibles causas de las
imperfecciones en los trazados, y el tipo y la calidad de la pieza arquitectónica donde
se encuentran grabados; una información que queda recogida en la ficha de cada signo
lapidario, permitiendo establecer cuadros comparativos y estadísticos.
Proyecto para la catalogación y el estudio de las marcas de cantería de las construcciones medievales
Desde el proyecto SIGNO nos ocupamos principalmente del estudio de las formas de
las marcas de cantería. Queremos distinguir las formas libres de las que tienen una
estructura reglada, es decir, aquéllas que se atienen a trazados de la geometría clásica
de regla y compás. Contar con reproducciones fiables resulta imprescindible para
abordar esta perspectiva de análisis. En ocasiones, las aparentes imperfecciones en la
factura de una marca de cantería no se deben a la falta de pericia del artesano, sino
que responden a razones geométricas que nos pueden proporcionar información
sobre los métodos de trazados empleados en aquella época.
Como indica Álvaro Rendón, cuando el investigador se acerca por primera vez a los
signos lapidarios cree descubrir en ellos un lenguaje contenedor de todo tipo de
7
Rafael Fuster Ruiz y Jordi Aguadé Torrell
mensajes esotéricos, pero si alguna vez fue cierto, no tenemos la menor probabilidad
de descifrarlos porque las claves se perdieron hace siglos y, aunque así fuese, ¿cómo
podríamos tener la certeza de haber dado con el mensaje correcto? Solo nos queda
especular con los datos que tenemos y adoptar una actitud creativa, trasladar nuestra
mentalidad moderna a la del cantero medieval y establecer ciertos límites y algunas
reglas básicas, como consensuar una clasificación que funcione en el mayor número de
niveles de lectura.
En el proyecto SIGNO hemos establecido una clasificación que contempla tres niveles
de interpretación, acordes a los tres posibles niveles de significación. De esta forma es
posible describir una marca de cantería desde perspectivas que en ningún caso son
excluyentes. Un signo lapidario tiene una forma, cuya estructura puede ser reglada o
libre, es decir, estar sujeta a algún tipo de patrón geométrico o no. A su vez, la forma
puede tener diversas funciones, indicando la identidad del artesano o bien sirviendo
como apoyo durante la construcción del edificio como hemos visto. A su vez, forma y
función pueden llevar asociados aspectos simbólicos relativos a las creencias de
quienes las labraron. Un signo lapidario puede tener hasta tres niveles de lectura, por
lo que su clasificación se debe realizar atendiendo a su aspecto formal, a sus funciones
y a sus posibles significados.
Estas tres jerarquías contemplan todos los aspectos susceptibles de ser analizados y
son complementarias, de forma que podemos comenzar la clasificación por cualquiera
de ellas. Un signo lapidario tiene una forma, cuya estructura puede ser reglada o libre,
es decir, estar sujeta a un patrón geométrico o no. A su vez, las formas pueden
responder a una función, indicando la identidad de su autor o bien sirviendo como
apoyo durante la construcción del edificio. Además, forma y función pueden llevar
asociados otros aspectos simbólicos relativos al oficio y a las creencias de quienes las
labraron.
9
Rafael Fuster Ruiz y Jordi Aguadé Torrell
Figura 7. Cuadros comparativos y tablas por tipos y ubicaciones del catálogo del
proyecto SIGNO.
De esta manera podemos distinguir las marcas de cantería cuya función era práctica,
realizadas por los artesanos que tallaban los sillares y los albañiles encargados de su
colocación, como segmentos, ángulos, cruces, aspas y otros signos sencillos que no
requieren para su trazado conocimientos de geometría, de aquéllas otras, más
complejas en sus diseños, que podrían haber sido trazadas siguiendo las indicaciones
de un oficial o el maestro de obras para indicar aspectos constitutivos del edificio o de
los trazado que empleaban para la construcción del edificio y los elementos que lo
conforman.
problemas arquitectónicos que toda obra plantea. En este contexto, las marcas de
cantería, habrían ayudado en la transmisión necesaria de información a los artesanos,
albañiles y oficiales que participaban en una construcción; desde la extracción de la
piedra de su medio natural, pasando por su corte, tallado y labrado hasta la colocación
final en el edificio. La importancia de algunos signos lapidarios radica en su estructura
geométrica, que puede darnos algunas pistas sobre cómo fueron aplicados los
módulos empleados en la construcción de los edificios y el diseño de los elementos
arquitectónicos que los conforman. Una vez descubiertas estas tramas geométricas es
posible establecer una hipótesis sobre la naturaleza de los modelos proporcionales que
fueron empleados.
11
Rafael Fuster Ruiz y Jordi Aguadé Torrell
Álvaro Rendón Gómez, tras analizar más de un millar de marcas de cantería en función
de las redes geométricas propuestas por Franz Rziha se dio cuenta de que en muchos
casos las correspondencias no son tan claras como cabría de esperar, sobre todo en el
caso de las marcas de cantería de edificios románicos. Por otro lado, ni todos los signos
lapidarios son marcas geométricas, en el sentido de poseer una ley de formación
interna, ni todas las marcas de cantería fueron confeccionadas con el rigor que luego
queremos aplicar mediante un análisis geométrico en función de las redes. Los análisis
de marcas de cantería, sobre todo de época románica, deben ir encaminados a buscar
una mayor simplicidad a la hora de comprobar su posible estructura reglada. El propio
trabajo de modelar la piedra, directo e intuitivo, aconseja aplicar un proceso de análisis
más parejo al proceder del artesano, como se muestra en el siguiente caso de una
marca de cantero de la catedral de Tortosa.
Proyecto para la catalogación y el estudio de las marcas de cantería de las construcciones medievales
13
Rafael Fuster Ruiz y Jordi Aguadé Torrell
Figura 10. Ejemplos de marcas de cantero en forma de cruz sobre la red básica
cuadrada.
Lo más interesante es que las razones de las proporciones de las ballestas, aceptando
un rango de error de un 3%, son prácticamente las mismas que articulan las
15
Rafael Fuster Ruiz y Jordi Aguadé Torrell
Figura 12. Signo lapidario en forma de ballesta (en rojo) sobre la planta ideal de la
catedral de Santiago de Compostela.
¿Se trata de una casualidad? ¿Podemos encontrar alguna evidencia que indique que el
trazado de las ballestas se refiere a las proporciones del conjunto catedralicio? La
descripción de la catedral jacobea del Codex Calixtinus no es ningún texto al uso, sino
una de las descripciones arquitectónicas más exactas que conocemos de la época. Fue
Proyecto para la catalogación y el estudio de las marcas de cantería de las construcciones medievales
«La basílica de Santiago tiene, pues de longitud, cincuenta y tres alzadas de hombre, a
saber, desde la puerta occidental hasta el altar del Salvador. De anchura, en cambio, es
decir, desde la Puerta Francesa hasta la del mediodía, tiene treinta y nueve. Su altura
por dentro mide catorce alzadas. Su longitud y su anchura por fuera no hay quien
pueda saberlo. La iglesia en sí consta de nueve naves en la parte inferior y seis en la
superior, y una capilla mayor, en la que se halla situada, y una girola y cuerpo y con dos
brazos, y otras ocho capillas pequeñas más, cada una con su respectivo altar».
Curiosamente 53/39 es igual a 1,35…, es decir, el cociente que arrojan las proporciones
de la cruz que forman el travesaño y la cuerda de las marcas de cantería en forma de
«(…) Ese jardín abierto para pocos, paraíso cerrado para muchos agrupaba, al calor y al
arrimo de un código no menos secreto, a quienes por vía de la iniciación habían
17
Rafael Fuster Ruiz y Jordi Aguadé Torrell
aprendido a trabajar la piedra no como meros alarifes asalariados, sino como genuinos
maestros conscientes de que la materia prima de su oficio era y es el único ingrediente
no perecedero de cuantos borbotean en los alambiques y retortas del laboratorio de la
madre naturaleza y, por lo tanto, el más indicado para transmitir símbolos, mensajes y
enseñanzas sin fecha de caducidad. De piedra dicen que eran –no lo olvidemos- las
Tablas de la Ley».
Según la teoría más difundida, los canteros medievales con sus marcas sobre la piedra,
indicaban la autoría de su trabajo para cobrar el salario correspondiente. El problema
es que al clasificar las marcas de cantería bajo un mismo epígrafe corremos el riesgo de
pasar por alto detalles interesantes. No creemos, por lo tanto, que todas las marcas de
cantería fuesen realizadas con el fin exclusivo de cobrar por las piezas talladas. En su
gran mayoría así es, son las marcas comunes, pero en ocasiones sus estructuras están
determinadas por reglas geométricas concretas. Marcas de cantería las hay de muchos
tipo no solo por la mayor o menor precisión en sus facturas, que denotan la pericia de
quien las realizó, sino por la incorporación de reglas geométricas que implican unos
conocimientos que en entre los siglos XI y XIII un artesano o un albañil no podían
tener. Su trabajo consistía en extraer los bloques de la cantera, regularizar las piezas,
pulirlas y colocarlas en la obra según las indicaciones de los oficiales y la planificación
realizada por el maestro arquitecto.
Así pues, además de las funciones relacionadas con la planificación y la ejecución de las
construcciones propias de las marcas de cantería más comunes, hay un grupo de cuyos
trazados se pueden inferir principios de la Geometria Fabrorum que practicaban los
Proyecto para la catalogación y el estudio de las marcas de cantería de las construcciones medievales
artesanos y los constructores de la época. Desde este punto de vista, estas marcas de
cantería, a las que nos referiremos como marcas de trazado, constituirían un lenguaje
caracterizado por ser la expresión de una geometría del plano basada en criterios de
semejanza que permiten establecer axiomas para resolver problemas relacionados con
la construcción, como son la medición de extensiones y el cálculo de superficies.
Las comparaciones entre las proporciones de las marcas de cantería y las trazas de las
construcciones deber realizarse tan sólo con el objeto de identificar aquellas relaciones
que pudieran ser comunes y estarían relacionadas con los métodos de construcción
empleados en la Edad Media. No se trata de encajar milimétricamente lapidarios y
trazas, tan sólo advertir que se observan similitudes razonables entre las proporciones
de unas y las formas de las otras. Este grupo de marcas de cantería, minoritario pero
no por ello menos importante, formarían parte de la historia de la geometría aplicada
al oficio de la construcción. Se parte de lo más pequeño para llegar a lo más grande,
del bloque de piedra extraído en la cantera a los sillares escuadrados de los
paramentos; de las dovelas que forman los arcos a las columnas y los pilares que
sostienen las bóvedas. Durante este proceso en el que la materia bruta va dando paso
a las formas regulares del edificio, la figura geométrica, el signo, está constantemente
presente.
19
Rafael Fuster Ruiz y Jordi Aguadé Torrell
Era tan importante la geometría en su trabajo, tanto desde su aspecto técnico como
desde su vertiente intelectual y espiritual, que llegó a adquirir un sentido sagrado. En
este contexto, las marcas de cantería, con sus grados y diversas funciones, eran el
argot mediante el cual se transmitían aspectos relacionados con el oficio; un alfabeto
que en lugar de letras está formado por segmentos, ángulos y polígonos. Quien es
capaz de leer entre líneas las casi infinitas formas que adoptan puede descubrir las
claves de una antigua tradición constructiva antigua que nos remite a una concepción
pitagórica según la cual los números y las relaciones que se establecen entre ellos son
el fundamento de las reglas de proporción y armonía que rigen la ciencia y el arte de la
construcción. Es lógico pensar que, quizás para preservar tales fórmulas magistrales,
los arquitectos medievales empleasen el lenguaje que mejor dominaban y que algunos
lapidarios hubiesen sido trazados siguiendo sus indicaciones de forma similar a cómo
proyectaba arcos, pórticos, altares, columnas, bóvedas y plantas; es decir, siguiendo
los mismos principios geométricos.
Proyecto para la catalogación y el estudio de las marcas de cantería de las construcciones medievales
21