“Desde hace tiempo viene utilizándose el tópico <malestar docente> (Berger, 1957; Mandra,
1977; Amiel, 1980, 1982, 1984; Dupont, 1983), empleando esta expresión como la más inclusiva
de las utilizadas en la bibliografía actual, para describir los efectos permanentes de carácter
negativo que afectan a la personalidad del profesor como resultado de las condiciones
psicológicas y sociales en que se ejerce la docencia. Como ha señalado Blase (1982), la
conjunción de varios factores sociales y psicológicos, presentes en la situación en que
actualmente se ejerce la docencia, está produciendo lo que él llama un <ciclo degenerativo de la
eficacia docente>”, p. 24-25.
Factores de segundo orden (contextuales) son: modificación del rol del profesor y de los
agentes tradicionales de socialización(aumento de responsabilidades y exigencias que se
proyectan sobre los enseñantes, coincidiendo con una rápida transformación del contexto
social, lo cual se ha traducido en una modificación del rol del profesor. Dificultades evidentes
debidas a la transferencia por parte de la comunidad social y de la familia, de algunas de sus
anteriores actividades sociales y protectoras a la escuela, sin que que estas transferencias
fueran acompañadas de los necesarios cambios en la formación profesional de los enseñantes y
de los necesarios cambios estructurales para adaptarse a la nuevas circunstancias), la función
docente: contestación y contradicciones, los objetivos del sistema de enseñanza y el avance de
los conocimientos y la imagen del profesor.