Martín Ahualli
Año: 1892
Tema: contienen hipótesis muy influyentes tanto en el área de lógica y filosofía de las ma-
mántica y pragmática.
(1) la relevancia que el análisis de los enunciados de identidad tiene para reemplazar
referencia.
(2) el modo en que Frege caracteriza y aplica estas nociones en el análisis del conte-
nido de los nombres propios y de los enunciados declarativos, tanto de los enuncia-
(4) las herramientas conceptuales introducidas para analizar posibles objeciones, en-
(5) las observaciones acerca del funcionamiento del lenguaje natural en contraste
CONTEXTO HISTÓRICO:
estructura del contenido conceptual de una proposición como la estructura inferencial que
la articula con otras proposiciones, quedara expuesta a simple vista y, al mostrarse, posibi-
litaran una evaluación del contenido depurada de los enredos y opacidades del lenguaje
natural. Este contraste entre el lenguaje natural y un lenguaje ideal, cuyo diseño garantice
un uso eficiente para un fin determinado, que no es otro que la expresión y transmisión de
obra importante, responde tanto a una exigencia para desplegar su proyecto de fundamen-
teóricos más ambiciosos, la idea de juicios sintéticos a priori, que Kant ilustraba habitual-
mente con ejemplos de la aritmética y la geometría. Recuerden que Kant consideraba que
enunciados como ‘7 +5 = 12’ eran sintéticos a priori. Una de las hipótesis que Frege trata
que postulaba Kant, no eran sintéticas a priori, sino analíticas a priori. El modo en que
pretendía probar esto era derivándolas de la lógica. Dado que las proposiciones de la lógica
eran consideradas analíticas por Kant -esto es, verdaderas en virtud de su significado-, si
predicados.
ción ‘Sócrates es mortal’ se analiza del siguiente modo: la función ‘(x) es mortal’ se aplica
(x) + 1 3 4
(x) + 1 7 8
(x) = 3 + 3 6 Verdad
(x) = 3 + 3 5 Falsedad
Éste permite computar el valor de verdad de un enunciado complejo a partir del valor de
verdad de los enunciados que lo componen. Dichos enunciados componentes pueden estar
excepto que a diferencia de lo anterior, donde los argumentos eran objetos o números y los
valores podían ser objetos o números, en el cálculo proposicional la función toma valores
de verdad como argumentos y ofrece valores de verdad como valores. Imaginemos que
tenemos dos enunciados cualesquiera. Pueden ser verdaderos o falsos. Las conectivas
valor.
Frege utiliza el análisis funcional tanto para analizar y modelar la estructura interna del juicio
c) LA TEORÍA DE LA CUANTIFICACIÓN,
universal y existencial. Ilustremos brevemente cómo trabajan en conjunto los tres elemen-
tos señalados en el análisis de oraciones como ‘todos los humanos son mortales’. Frege
es mortal’. Luego aplica la LÓGICA PROPOSICIONAL y señala que estas dos funciones
están unidas por la conectiva proposicional del condicional, y aplica también la TEORÍA DE
LA CUANTIFICACIÓN para señalar que las variables de las dos funciones están ligadas
por un cuantificador universal, de modo tal que cualquier objeto que satisfaga la primera
sintéticos a posteriori, como creía Mill, sino de enunciados analíticos a priori, como había
sostenido Leibniz. La tesis central de este trabajo es que los enunciados numéricos, en los
cuales se dice que hay una tal cantidad de algo, contienen una afirmación acerca de un
concepto. Decir que hay tres dioses, por ejemplo, equivale a decir que el concepto dios
tiene únicamente tres instancias. La importancia de esta hipótesis es que permite formalizar
los enunciados numéricos mediante nociones lógicas. Frege utiliza nociones lógicas, entre
de sucesor y los números individuales. En la obra Frege asumía que la noción de extensión
mética con la demostración técnica que había prometido, en la cual las leyes fundamentales
Frege desarrolla importantes cambios en su visión, y vuelca estos resultados en los ensa-
yos ‘Función y Concepto’, ‘Sobre sentido y referencia’ y ‘Concepto y objeto’. Estos ensayos
mética de la lógica, pues incluían a los valores de verdad -la verdad y la falsedad- entre los
toman como argumento a los objetos y ofrecen como valor a uno de los dos valores de
verdad.
En efecto, si bien los ensayos pueden leerse de manera independiente, Frege los
ENUNCIADOS DE IDENTIDAD
con ella y que no son fáciles de contestar. ¿Es la igualdad una rela-
ción?, ¿es una relación entre objetos?, ¿o bien entre nombres o sig-
En este primer pasaje Frege nos remite a la distinción kantiana entre juicios sintéti-
cos y juicios analíticos. Para Kant, en los juicios analíticos el contenido del concepto que
ocupa el lugar del predicado está incluido en el concepto que ocupa el lugar del sujeto, con
lo cual el juicio que expresa la predicación no amplía nuestro conocimiento del objeto en
cuestión. Frege en este caso observa que los enunciados de identidad que tienen dos nom-
bres distintos a los lados del signo de identidad, amplían nuestro conocimiento, y por lo
misma, pero que ninguna cosa tiene respecto de cualquier otra. Pa-
rece que lo que se quiere decir con a = b es que los signos o nombres
51-2.
una década después, en el ensayo que estudiamos, ofrece la razón por la cual esa hipó-
ción inducida por la conexión de cada uno de los dos signos con la
casos. Si el signo "a" sólo se diferencia del signo "b" como objeto (en
este caso por su forma), y no como signo (es decir, no por el modo
E ilustra con un ejemplo de la geometría que dichos enunciados no son analíticos sino que
Por último, concluye que en el contenido de un signo deben distinguirse dos elementos, el
Hipótesis Frege: Propone reemplazar la noción de contenido conceptual por las nociones
de sentido y referencia. Esta es la hipótesis principal del ensayo. Comienza por aplicarla a
los nombres propios pero más adelante veremos que también la aplica a los enunciados
declarativos o aserciones.
Se caracteriza de la siguiente manera. Frege indica que hay dos maneras en que dos juicios
a) Según la primera, toda consecuencia derivable de A junto con otros juicios, también
es derivable de B junto con esos juicios, y viceversa –no importa aquí por qué difieren
b) Otra manera en que el contenido de dos juicios puede diferir es cuando lo anterior
no se cumple, esto es, cuando no todas las consecuencias derivables de A junto con
otros juicios también son derivables de B junto con esos juicios, o viceversa. Frege
introduce la noción de mismo contenido conceptual como aquello que tienen en co-
mún dos juicios cuando difieren del primer modo. Esto es, cuando dos juicios A y B
son tales que coinciden en cuanto a las consecuencias que se siguen de cada uno
de ellos junto con cualquier otro conjunto de juicios, A y B poseen el mismo contenido
por los griegos en Platea’. Como pueden ver, aquí el contenido esta determinado por
el rol inferencial del enunciado. Esta noción de contenido se reemplaza por las no-
Ustedes deben detenerse en estas nociones para alcanzar una cierta pre-compren-
sión con la cual luego enfrentarse al texto. La noción de referencia no supone demasiados
desafíos, pues en su aplicación –excepto por algunos casos excéntricos que veremos más
adelante- Frege no se aleja demasiado del uso habitual que le damos a este término. La
una categoría ontológica y gnoseológica técnica, un tipo de entidad podemos decir, que va
Al avanzar su hipótesis sobre del sentido y la referencia de los nombre propios, Frege
su ontología, esto es, de los tipos de cosas bajo los cuales podemos clasificar las cosas
Del presente contexto se desprende que con "signo” y "nombre" he entendido cual-
quier designación que presente un nombre propio, cuya referencia sea, pues, un
concepto ni una relación, sobre los cuales se tratará con más detenimiento en otro
bras u otro tipo de signos. Para abreviar, llamaremos nombre propio a cada una de
Algunos signos, los nombres propios –hoy los llamaríamos términos singulares-
refieren a objetos mientras que los nombres comunes refieren a conceptos. Conviene en-
tonces en este momento vincular las nociones semánticas que estamos introduciendo, el
sentido y la referencia, con las principales categorías que componen la ontología de Frege.
dríamos incluir a las relaciones y a las extensiones de los conceptos, pero las dos catego-
rías ontológicas fundamentales son objeto y concepto. A veces llama a los conceptos ‘ob-
jetos insaturados’. Los lugares, los tiempos y las personas también son categorizados como
objetos, sin menoscabo de que además sean sujetos de conocimiento y por ello le corres-
pondan otras descripciones ontológicas. Veremos a lo largo de este curso otros enfoques
Los nombres propios refieren a objetos, los nombres comunes refieren a concep-
tos. Es importante no confundir los conceptos con los sentidos. Tanto los nombres propios
como los nombres comunes expresan un sentido. Pero los primeros refieren a objetos
En una carta de Frege a Husserl en mayo de 1891, Frege subraya que en su análisis
los nombres comunes, como ‘caballo’, expresan un sentido y refieren a un concepto. Este
concepto puede o no tener objetos a los cuales se aplique. La relación entre el objeto y
objeto y la propiedad. Husserl en cambio, según Frege lo ha entendido, postula que el nom-
bre común expresa un concepto y refiere a los objetos a los cuales el concepto se aplica.
Este esquema es inadecuado, siempre según Frege, porque si se acepta el principio según
el cual los términos que no tienen referencia no deberían aceptarse en el discurso científico,
la ciencia debería abstenerse de utilizar ningún concepto cuya extensión sea vacía, esto
es, que no se aplique a ningún objeto. Pero esta consecuencia es inaceptable, ya que hay
dichos términos son aceptables porque tienen referencia. Dicha referencia es el concepto,
FREGE
Queda claro entonces que los sentidos no son conceptos. Ni tampoco son meras re-
presentaciones. Dice:
Los sentidos:
se hallan, por decirlo así, aunque esta metáfora espacial no debe confundirnos, ‘en-
del objetivo del interior del telescopio, y por la imagen en la retina del
desde hace ya rato lo siguiente: 'Hablas aquí sin más de la Luna como
alguna referencia, cómo sabes que hay algo que tenga referencia?"
ternos. No le interesa profundizar en la cuestión de hasta qué punto dichos objetos exter-
nos son construidos por la mente. Incluso si lo estuvieran, al hablar de ellos no estaríamos
hablando acerca de nuestras representaciones, sino acerca de esos objetos que están allí
También ocupa un rol destacado en la teoría del conocimiento que se desprende de este
ensayo y otros textos posteriores. Muchos autores, en efecto, interpretan los resultados de
Frege como importantes aportes para renovar un programa neo-kantiano. Porque el cono-
cimiento de un objeto parece estar siempre mediado por el modo en que éste se presenta.
Este modo de presentación del objeto -que no necesariamente debe tener por fuente a la
percepción- es captado por el agente como un contenido compuesto por sentidos estructu-
rados, esto es, como un juicio o pensamiento -vamos a ver más adelante la diferencia entre
estos dos. En referencia a este rol de los sentidos en el conocimiento de objetos Frege
nos dice:
de los sentidos, y también del conocimiento de la referencia. Para comprender los senti-
dos hace falta por lo general conocer el lenguaje en el cual se formulan. Y esos senti-
pre es útil para identificar al objeto referido. Incluso nuevos sentidos pueden aportar más
información sin que sea posible identificar al objeto. Nótese que ni siquiera saber cómo se
concepto referido por él ni tampoco está compuesto por las imágenes y recuerdos,
REPRESENTACIONES
Pero si bien las representaciones subjetivas son ajenas al sentido de los signos, ellos sin
énfasis y alusiones propias del lenguaje natural, que hacen tanto a la esencia de la esfera
poética del lenguaje, pero también son el núcleo de otro uso que se expande hacia fin de
jetivas sobre el cual operan los signos, aún siendo individuales, esto es aún siendo eventos
signo permite que Frege apunte distintos niveles en que pueden diferenciarse las palabras.
Nos dice:
hay que hacer notar que, debido a la conexión incierta de las repre-
sentaciones con las palabras, para uno puede existir una diferencia
bles aquí, están los matices y énfasis con que la poesía [y] la elocuen-
tivos, sino que el oyente o el lector debe dejarse llevar por las alusio-
nes del poeta o del orador. Naturalmente, sin cierto parentesco entre
(3) por las representaciones que despiertan en el oyente. Esta tercera diferencia es tan
inoperante para la ciencia como vital para la poesía. Cómo se posicione al lenguaje filo-
sófico frente a esta oposición entre lenguaje científico y lenguaje poético depende
fundamentalmente, según creo, del modo en que interprete el fenómeno del conoci-
junto de juicios articulados inferencialmente. Y dichos juicios son pensamientos cuya ver-
dad el sujeto reconoce. Los pensamientos, por su parte, son conjuntos estructurados de
En este pasaje Frege hace una observación interesante acerca del sentido de los
nombres propios. Nos presenta como uno de los sentidos del nombre ‘Aristóteles’ al mismo
Por otra parte, el pasaje señala que las personas puedan asociar legítimamente dis-
tintos sentidos al mismo nombre. Los numerosos ejemplos posteriores del ensayo ilustran
análisis de ellas y revelan cuánto depende su interpretación del contexto. Pero la conclusión
ellas.
aquí un rasgo propio del lenguaje natural que el lenguaje de la ciencia ha de superar o
eliminar.
tiempo.
objetivo. Pero esta dependencia del sentido respecto a su contexto no implica que el sen-
tido no sea objetivo. Frege observa más bien que podría no haber un conjunto de reglas
Señalemos por último que si bien ese ‘conjunto perfecto de signos’ sin oscilaciones
de sentido al cual la ciencia debería aspirar como herramienta para presentar e incrementar
sus resultados, hoy puede parecernos una suerte de utopismo lingüístico propio de una
época todavía exaltada por la contundencia de su desarrollo, al mismo tiempo nos impacta
acerca del mundo en un lenguaje que por su forma misma permita computar y ofrecer re-
lentamente a vislumbrar. Ese código luminoso purgado de los enredos del lenguaje natural,
que penetró en primera instancia los artefactos y avanza hacia el mundo natural exterior e
interior, sin embargo, resultó ser opaco para el hombre común, pues él habita un mundo
enhebrado por una ciencia que ya no comprende, encriptado en un lenguaje que le resulta
extraño.
objetivo, que es apto para ser propiedad común de muchos. Desarrolla esta hipótesis para
los enunciados afirmativos. Comienza el análisis considerando una alternativa que pronta-
mente va a descartar, según la cual el pensamiento sería la referencia del enunciado. Dice:
2) La referencia del enunciado queda determinada por la referencia de los términos que lo
miento contenido.
el sol’ se compone de un término singular ‘el lucero matutino’ del cual se predica un término
general ‘cuerpo iluminado por el sol’. La referencia de estos términos determina la referen-
cia del enunciado. El término singular refiere al objeto Venus. El término general refiere al
matutino’ por el término singular ‘el lucero vespertino’, ambos con la misma referencia,
no supiera que el lucero vespertino es el lucero matutino podría tomar un pensamiento por
tampoco es la misma la actitud del sujeto frente a ellos, pues en un caso afirma el contenido
y en otro lo niega. El principio aplicado por Frege aquí es que dos pensamientos frente a
los cuales una persona mantiene actitudes distintas no pueden ser el mismo pensa-
miento. el mismo principio que presentó al comienzo del ensayo. Se trata de un criterio que
Frege propone para evaluar si dos enunciados pueden tener el mismo significado.
falsedad, Frege va a señalar, por un lado, que es posible que los enunciados carezcan
de referencia, y por el otro, que existe una conexión entre búsqueda de la referencia y
búsqueda de la verdad.
A continuación, Frege explica por qué no basta con meros pensamientos. Estas observa-
ciones nos van a proporcionar indicios para comprender su concepción de la verdad y del
el goce estético. Existe una suerte de equivalencia entre búsqueda científica y bús-
¿rige también sobre la filosofía? Frege nos dice que cuando nos interrogamos acerca de
es verdadero o falso, para determinar su valor veritativo, debemos empezar por co-
nocer a qué refieren los términos que lo componen. En esta simple observación está
expresiones, junto a otra que delimita en los objetos percibidos y los conceptos postulados,
o sea en los referentes de las expresiones, el territorio contra el cual evaluar la pretensión
zado por qué ella es importante, finalmente presenta la hipótesis de que en el caso de
únicos dos objetos referidos por todas las afirmaciones. Para Frege la verdad y la
estas nociones. Pero ustedes pueden pensar a los objetos como aquellas cosas que pue-
den ser referidas por un nombre propio. Adviertan que si tomamos este camino estamos
utilizando nociones semánticas -nombre propio, referir- para caracterizar nociones ontoló-
gicas, en este caso la de objeto. Sin duda es excéntrico considerar que la verdad y la
falsedad son también objetos. Pero ustedes deben comprender que se trata en gran medida
de un resultado técnico para poder computar las afirmaciones del lenguaje como fórmulas
de un sistema algebraico.
miento como el sentido del enunciado y al valor de verdad como su referencia. Esto le
permite a su vez caracterizar al juicio como el paso del sentido a la referencia. En otro
pasaje muy bello va a trazar una analogía informal entre el acto de juzgar y el de distinguir
partes de la verdad. Como si ese objeto misterioso que ha postulado, la verdad, no fuese
otro que el mundo o la realidad, al cual a través del acto de juzgar descomponemos en
partes que archivamos y expresamos bajo la forma de pensamientos. Pero ahora vamos a
-annerkennung- ha sido traducida en algunos casos como ‘tener por verdadero’. Pero esto
podría ser inexacto, si atendemos a la relación con el mundo que debe tener todo genuino
alguien conozca o sepa que ‘p’ y que ‘p’ no sea verdadero. Saber algo implica que aquello
es verdad, y si no fuera verdad, no habría sido conocimiento. Claro que con ello parece
miento’ en un sentido fuerte, deberíamos interpretar que un juicio falso es un juicio defec-
tuoso. Pero no vamos a profundizar en esto ahora. Otra alternativa, como decía, es tomar
Esta articulación entre el juicio y la verdad conduce a Frege hacia otra observación
dero’.
persas en Platea’ y predicamos verdad, formando el enunciado ‘es verdad que los
expresado.
3) La tercera es que la relación del sujeto con el contenido no es ni puede ser parte del
contenido. En el caso del acto de habla de la afirmación esa relación consiste en que
se vuelva verdadero, como ocurre en las órdenes. La determinación del tipo de rela-
ción que el sujeto tiene con el contenido que expresa viene dada, sostiene Frege,
y seguramente también por diversos elementos del contexto. A partir de aquí queda
establecida una dicotomía entre FUERZA y CONTENIDO, que ustedes van a en-
tienen un sentido y una referencia. Frege conjetura que el sentido de ‘es verdadero’ no
modifica el contenido expresado por el enunciado del cual se dice que es verdadero y tam-
poco obtenemos un juicio, sino que nos mantenemos en el orden del mero pensamiento,
sin determinar la relación que el sujeto mantiene con él. Frege postula también que la ver-
dad es un objeto que al igual que otros como el sol o la luna, no puede ser parte de
es la referencia del término singular ‘la verdad’ pero también de todos los enunciados ver-
daderos, como ‘los griegos derrotaron a los persas en Platea’, ‘7 + 5 = 12’ o ‘yo estoy ahora
aquí’.
tular dos elementos para explicar el significado. Con ellos ha analizado en primer lugar el
significado de los nombres propios y en segundo lugar aplicó el análisis al caso de los
rencia directos de los signos y sentido y referencia indirectos. Introduce estas nociones en
el siguiente pasaje:
sentido directo e indirecto. El término singular ‘el sentido de la palabra ‘caballo’’, no expresa
el sentido caballo, sino que refiere a él, esto es, toma al sentido como objeto del cual se
puede predicar tal o cual cosa. Veremos a continuación que la introducción del recurso del
modo indirecto del sentido y la referencia es la herramienta fundamental para tratar las
cado cuando una parte del enunciado se sustituye por una expresión
Los enunciados verdaderos refieren a la verdad y los falsos a la falsedad. En virtud del
ciado se determina por la referencia de sus partes constitutivas, concluye de ello que
si en un enunciado se sustituye una parte por otra de igual referencia, el valor veritativo del
3) Si se modifica una parte del enunciado por otra con la misma referencia el valor veritativo
tidad de enunciados que parecen resistir la hipótesis de Frege, y para los cuales se deberá
ducida (1) distinción entre referencia directa y referencia indirecta. Pero también hay otras,
como (2) la distinción entre contenido presupuesto y contenido expresado, (3) el análisis
hipótesis de pensamientos adicionales o secundarios. Frege procura mostrar que los enun-
ciados problemáticos o bien no refieren a un valor de verdad, como en el caso de los enun-
Un primer obstáculo que debe sortear aparece con los enunciados que tienen otros
enunciados como partes subordinadas. Al reemplazar uno de estos subordinados por otro
de igual valor veritativo puede cambiar el valor de verdad del enunciado principal que lo
contiene, con lo cual podría inferirse que la hipótesis de Frege según la cual la referencia
es el valor de verdad, es errónea. Frege deberá mostrar por qué esta interpretación es
la referencia.
Tenemos un primer grupo de enunciados que refieren a su sentido y que por lo tanto
no expresan su sentido habitual, sino que expresan el sentido de las palabras ‘el pensa-
miento de que…’. No vamos a entrar ahora en la cuestión del sentido indirecto de los tér-
Es importante que ustedes entiendan que con sus ejemplos Frege va a evaluar si su hipó-
tesis de que la referencia de los enunciados asertivos es su valor de verdad permite satis-
referencia del enunciado principal está determinada por la referencia de sus partes,
al cambiar un signo del enunciado por otro de igual referencia, no debería modifi-
carse la referencia del enunciado principal. Frege debe apelar a su distinción entre re-
ferencia directa e indirecta y sostener que los enunciados subordinados refieren a su sen-
tido, ergo para que su reemplazo garantice que el valor de verdad del enunciado principal
no se modifica, deben ser reemplazados por otros con el mismo sentido, no con el mismo
valor de verdad.
miento. Dicho contenido puede ser falso, sin por ello afectar la verdad del enunciado com-
pleto que expresa la actitud de la persona frente a él. En definitiva, como el enunciado
subordinado refiere a su sentido, no es posible cambiarlo por otro con igual valor veritativo
pero distinto sentido y esperar que el valor veritativo del enunciado principal no se modifi-
que.
unidos mediante una referencia.En este nuevo ejemplo tenemos dos enunciados que
inferencial entre ellos. La verdad de ninguno de los dos es relevante para la verdad
enunciados: ‘Colón creía que la tierra es redonda’, ‘Colón creía que podía llegar a India
viajando desde Europa hacia el oeste’ y ‘La razón por la cual Colón creía que podía
llegar a la India viajando hacia el oeste es que creía que la tierra es redonda’. Lo mismo
ocurre con los enunciados que incluyen adverbios de finalidad, tiempo o lugar y con los
enunciados calificativos. Hacia el final del ensayo va a presentar ejemplos que ilustran
samiento completo como sentido, lo cual también supone una objeción a su hipótesis
principal. Descarta esta objeción señalando que en ellos hay un signo que sólo refiere in-
neralidad propia de las leyes. Menciono estos casos porque conducen a Frege a formular
otro igual. Al aludirse los dos, el uno al otro, se unen ambos enuncia-
samiento. En el enunciado:
Encontramos aquí la sutileza del análisis de Frege aplicada a los enunciados condicionales,
que a diferencia de lo que puede creerse, cuando logran la generalidad propia de las leyes
ambos que refiere indeterminadamente y por ese motivo impide que asignemos un pensa-
miento y un valor de verdad determinado a cada uno de los enunciados subordinados uni-
muy interesante que Frege identifica y analiza en el ensayo, se trata de la relación entre
viertan que si Frege los introduce es porque entiende que podrían representar contra-ejem-
la miseria.'
principal. Pero esto no puede ser, porque el sujeto gramatical 'el que'
pensamiento ni refiere a un valor de verdad. Debe explicar entonces por qué no representa
una objeción contra su hipótesis. Sostiene que ‘el que descubrió la forma elíptica de las
órbitas planetarias’ no es una afirmación sino una descripción, pues la expresión ‘el que’ no
tiene un sentido independiente, sino que aparece meramente para conectar la descripción
‘descubrió la forma elíptica de las órbitas planetarias’ con el predicado del enunciado prin-
cipal, o sea con ‘murió en la pobreza’. Siendo una descripción, refiere a un objeto, en este
Pero Frege contempla además una objeción a la solución que ha ofrecido, y abre
con ellos otra problemática vinculada con estos casos. Sigue Frege:
por primera vez la forma elíptica de las órbitas planetarias; pues quien
nombre 'Kepler" designa algo; pero por esto, sin embargo, en el sen-
referencia.”
Frege considera en este pasaje una posible objeción a su interpretación de este tipo de
enunciados subordinados, que contienen una descripción de un objeto del cual en el enun-
ciado principal se predica algo. Resulta que del enunciado subordinado ‘el que descubrió
que puede ser verdadero o falso. Se trata del pensamiento de que existe alguien que des-
cubrió la forma elíptica de las órbitas planetarias. Todos aceptan esta observación.
Ahora bien, para que sea admisible la objeción a la interpretación de Frege de los
de algún modo del enunciado subordinado, el pensamiento de que existió alguien que des-
cubrió la forma elíptica de las órbitas planetarias, debe ser parte de lo expresado por el
es evocado por la oración, pero no es parte del contenido expresado por ella.
nueva y fecunda obsesión por el contenido semántico de las expresiones de nuestro len-
guaje con aquella otra conocida previamente en la modernidad por las experiencias que
La razón para pensar que parte del contenido del enunciado ‘el que descubrió la
forma elíptica de las órbitas planetarias murió en la pobreza' es que existe alguien que
descubrió las formas elíptica de las órbitas planetarias, es que la verdad de la primera su-
a este otro: ‘Existe alguien que descubrió la forma elíptica de las órbitas planetarias y murió
en la pobreza.
Pero Frege rechaza la hipótesis, señalando que tiene una consecuencia inaceptable
cuando se considera cuál sería la negación del enunciado. Para ilustrar esta consecuencia
indeseada nos propone evaluar cuál sería la negación del enunciado ‘Kepler murió en la
miseria’. Nos dice que bajo la hipótesis sugerida, la negación del enunciado sería ‘Kepler
Frege considera que esto es incorrecto: que el nombre Kepler posea una referencia
no es parte del contenido expresado sino algo presupuesto. Que existe alguien que descu-
brió la forma elíptica de las órbitas planetarias es algo presupuesto por el enunciado, sin
ser parte de lo expresado por él. Esta observación es relevante. Frege nos indica que
presados por él, sino sólo presupuestos. Estamos entrando al terreno de los que Frege
posteriores van a llamar ‘implicaturas’, donde se pone el foco en la relación entre lo dicho
y lo expresado literalmente.
Se trata, por otra parte, del problema acerca de la interpretación correcta del
contenido de las descripciones definidas, uno de los grandes desafíos en torno a los
si la sustitución en el ejemplo anterior del nombre ‘Kepler’ por la descripción ‘El que descu-
Ahora bien, resulta que las lenguas tienen el defecto de que en ellas
el que la subordinada
ser:
“el que descubrió por primera vez la forma elíptica de las órbitas pla-
análisis. P. 71-2.
guiente pasaje donde Frege propone como criterio de adecuación para el segundo que
que exigir que cada expresión, que se haya formado como nombre
ningún signo como nombre propio sin que antes -no se le haya ase-
hasta aquí se dirige abiertamente al campo del discurso político de la época, para ubicar
algunas de sus nociones y enunciados por fuera del territorio demarcado de la ciencia y el
conocimiento. Dice:
matemáticas podría narrar todos los errores que han surgido de ahí.
más todavía que las palabras multívocas. Puede servir de ejemplo "la
Entre los criterios de adecuación del lenguaje de la ciencia Frege apunta no solamente que
no debe haber multivocidad sino que tampoco debe haber ausencia de referencia en los
términos utilizados. Ilustra esto con el ejemplo del término singular ‘la voluntad del pueblo’,
del cual señala que carece de una referencia estable, y al hacerlo excluye del campo de la
Poco más adelante Frege ofrece ejemplos de un enunciado que admite más de una
lectura en cuanto al contenido expresado, porque una parte suya podría interpretarse como
namarca. P. 75 (NOTA).
Es importante advertir que estas observaciones no deben considerarse como meros resul-
mado del lenguaje natural, al punto que la ausencia de un modo único de computar el con-
tenido de los enunciados comienza a vislumbrarse como un rasgo esencial del lenguaje en
En efecto, el análisis de Frege del lenguaje natural revela al mismo tiempo la cons-
trucción de la trama del discurso histórico, otra disciplina que por ese entonces adoptaba
una exégesis de este discurso mucho más detenida y minuciosa de lo que un lector no
que tampoco permite reemplazar un subordinado por otro con el mismo valor de verdad sin
modificar el valor de verdad del enunciado general, y presentan por lo tanto un desafío a la
hipótesis principal. Nuevamente Frege ilustra con un ejemplo del ámbito del discurso histó-
rico. Se trata de los enunciados en los cuales la referencia de los signos que componen un
enunciado subordinado tienen al mismo tiempo un uso directo y otro indirecto. Nos dice:
mente. En el enunciado
3.
dos y que por esto no deben ser incluidos en el sentido del enunciado,
Aquí tenemos nuevamente resaltado un rasgo típico del lenguaje natural; al proferir un
enunciado resuenan muchas veces otros pensamientos que, sin ser expresados, pueden
qué estás contento’ y respondo ‘tenía ganas de verte’, comunico que estoy contento debido
al encuentro con esa persona, a pesar de que esto no sea parte de lo expresado. Esta
diferencia entre lo dicho y lo comunicado ha sido objeto de estudio reciente en las últimas
décadas.
PENSAMIENTOS SECUNDARIOS
proferir un enunciado. Nos dice, nuevamente ilustrando el caso con un ejemplo histórico:
lado, Frege sugiere que habrían leyes psicológicas que permitirían explicar los vínculos
entre los pensamientos expresados y los pensamientos secundarios que ellos suscitan se-
gún el contexto.
como expresado o meramente como sugerido por la proferencia de un enunciado. Nos dice
que si la falsedad de dicho pensamiento nos lleva a concluir que el enunciado proferido es
falso, entonces lo estamos considerando como parte del contenido expresado, mientras
Este método tan simple será extremadamente importante en el desarrollo del análisis del
lenguaje, ya que nuestras intuiciones respecto del valor de verdad de los enunciados ofi-
Cuando finalmente acaba con el análisis de toda la batería de ejemplos que ha con-
nados. A diferencia de lo que Frege postula en su hipótesis principal, estos por lo general
no tienen por referencia un valor de verdad y a veces no tienen por sentido un pensamiento.
(2) en que la subordinada es incompleta debido a que hay en ella un componente que alude
indeterminadamente
Con esto Frege cierra su análisis del principio de composicionalidad de la referencia en los
enunciados subordinados, y concluye que de todo eso resulta con suficiente probabilidad
que los casos en que una subordinada no es sustituible por otra del mismo valor veritativo,
acerca del sentido y la referencia aplicada no solamente a los nombres propios sino también
análisis del significado a dos áreas del lenguaje, los nombres propios y los enunciados.
Hacia el final del ensayo encontramos una nueva reflexión acerca del valor cognos-
citivo de los enunciados. Esto es importante para no perder de vista que las observaciones
acerca del significado, acerca de la semántica del lenguaje, conllevan al mismo tiempo con-
clusiones relevantes para la teoría del conocimiento. Frege nos recuerda que del mismo
modo que el significado de los enunciados está compuesto tanto por la referencia como por
el sentido, nuestros conocimientos también deben analizarse según este doble factor:
el de los atributos o relaciones de las cosas tanto como el modo en que éstas se
presentan. De modo que aún cuando nuestros juicios acerca del mundo atribuyan los mis-
mos conceptos a los mismos objetos, podrán diferir entre sí e incrementar nuestro conoci-