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HEMORRAGIA EN EL TRACTO DIGESTIVO

La hemorragia en el tracto digestivo es un síntoma de una enfermedad, no una

enfermedad en sí. Varias afecciones diferentes pueden producir hemorragia. La mayoría

de las causas de hemorragia se asocian con afecciones que se pueden curar o controlar,

tales como las úlceras y las hemorroides. Algunas causas de hemorragia pueden poner

en riesgo la vida.

Es importante localizar el sitio y la causa de la hemorragia. Diferentes afecciones

causan hemorragia en el tracto digestivo superior e inferior. El tracto digestivo superior

comprende el esófago, el estómago y la parte superior del intestino delgado, también

llamado duodeno. El tracto digestivo inferior comprende la parte inferior del intestino

delgado; el intestino grueso, que incluye el colon y el recto; y el ano.

Etiología

Las distintas causas de una HDOO incluyen tanto aquellas localizadas en los tramos

digestivos alto y bajo que pasaron desapercibidas en exploraciones previas, como

aquellas que finalmente, tras un exhaustivo estudio, se etiquetan de hemorragia

digestiva media. La entidad responsable de la hemorragia de intestino delgado depende

básicamente de la edad del paciente, de tal manera que en los menores de 40 años

predominan los tumores como linfomas, carcinoides y tumores estromales, mientras que

en los de edad más avanzada son más frecuentes las lesiones vasculares como las

angiodisplasias, que pueden llegar a suponer hasta el 40% de los casos


Síntomas

Las señales de hemorragia en el tracto digestivo dependen de la zona y gravedad del

sangrado.

Las señales de hemorragia en el tracto digestivo superior incluyen

 sangre de color rojo intenso en el vómito

 vómito con aspecto de pozos de café

 heces negras o alquitranadas (melenas)

 sangre oscura mezclada en las heces

 heces mezcladas o cubiertas con sangre de color rojo intenso

Un sangrado repentino y fuerte se denomina hemorragia aguda. Si hay hemorragia

aguda, los síntomas pueden incluir

 debilidad

 mareo o desvanecimiento

 falta de aire

 cólicos abdominales

 diarrea

 palidez

 Una persona con hemorragia aguda puede entrar en estado de choque, el cual se

caracteriza por pulso acelerado, una baja de presión arterial y dificultad para

producir orina.
 Se conoce como hemorragia crónica al sangrado leve de larga duración, o al

sangrado que comienza y se detiene. Si la hemorragia es crónica, la persona

podría sentir fatiga, letargo y falta de aire con el paso del tiempo. La pérdida

crónica de sangre también puede producir anemia, una afección en la cual

disminuye la hemoglobina, una sustancia de la sangre rica en hierro.

 Una hemorragia pequeña en el tracto digestivo puede pasar desapercibida. Este

tipo de hemorragia se conoce como sangrado oculto. Hay pruebas simples que

detectan sangre oculta en las heces.

Diagnostico

Cuando la hemorragia se produce en un punto del tubo digestivo que es accesible a la

gastroscopia o a la colonoscopia (esófago, estómago, duodeno, colon o última porción

de intestino delgado), éstas son el método más útil. Una endoscopia llegará en la

mayoría de los casos a precisar el punto del sangrado, a establecer su causa y, en

muchas ocasiones, servirá para aplicar un tratamiento eficaz para cortarla.

En caso de que la gastroscopia y la colonoscopia no aporten información sobre el origen

del sangrado (aproximadamente un 5% de las ocasiones), se realiza una exploración de

todo el intestino delgado mediante la cápsula endoscópica.

Cuando no se llega al diagnóstico por endoscopia, otras técnicas que ayudan son la

arteriografía (cateterismo de arterias y venas del abdomen), la gammagrafía con

glóbulos rojos marcados, el estudio radiológico del tubo digestivo con papilla de bario,

el escáner y en casos extremos, la exploración quirúrgica.


De cualquier modo, ante un sangrado agudo o crónico, deben siempre agotarse todas las

posibilidades diagnósticas dado el alto riesgo que presentan y la gravedad de algunas de

sus causas.

Tratamiento

Siempre, ante la sospecha de hemorragia digestiva aguda o crónica, hay que acudir al

médico.

Si la hemorragia es aguda, lo adecuado es acudir a un servicio de urgencias. Debe ser el

especialista en aparato digestivo quien estudie al paciente e indique el tratamiento. Pasar

por alto estos procesos es una temeridad, ya que algunos precisarán tratamiento urgente

y otros un diagnóstico preciso dada su gravedad.

El tratamiento de las hemorragias agudas tiene varios escalones que consisten en

colocar al enfermo un gotero por el que se administrará suero o sangre para reponer el

volumen perdido, estabilizar al paciente si se puede, la realización de una endoscopia

alta (gastroscopia) o baja (colonoscopia), o las dos si hace falta, si se localiza el punto

de hemorragia se tratará por métodos endoscópicos (coagulación, inyección de

vasoconstrictores y esclerosantes, ligadura...), administración por vena de fármacos que

bloquean la fabricación de ácido por el estómago e incluso vasoconstrictores, ingreso

del paciente y control de su evolución.

Si no se llega al diagnóstico por endoscopia debe y el sangrado es cuantioso, debe

realizarse una arteriografía para localizar el punto de sangrado e intentar taponarlo. En

algunos casos la cirugía puede ser necesaria si el sangrado no se frena o no se localiza el

punto que lo produce.


El tratamiento de los sangrados crónicos pasa por diagnosticar su causa y ponerle un

tratamiento adecuado, dado que en muchos casos son causas importantes las que pueden

producirlos (tumores).

Cuidados de enfermería en hemorragia de tracto digestivo bajo

1. Garantizar vena central o periférica adecuada.

2. Vía aérea permeable mediante intubación endotraqueal si lo requiere.

3. Medición de la presión venosa central cada 4 o 6 horas o de acuerdo al estado

hemodinámica del paciente.

4. Colocar al paciente en reposo absoluto.

5. Administrar grandes volúmenes de líquido, preferentemente ringer lactato. Según

pérdida sanguínea.

6. Se colocará sonda nasogástrica. Luego lavado gástrico único, con agua helada, hasta

lograr la aspiración de líquido claro. Se podrá valorar la utilización de norepinefrina.

7. Balance hidromineral.

Cuidados de enfermería en hemorragia de tracto digestivo alto

- Oxigenoterapia por máscara.

- Orientar reposo absoluto constante.

- Chequear parámetros vitales, revisando pulso y TA cada 2h, si tensión arterial menor

de 100 mmHg avisar a guardia de cirugía.


- Canalizar vena periférica (preferentemente 2) para administrar sangre, derivados de la

misma y electrolitos.

- Pasar sonda nasogástrica y realizar lavado gástrico con soluciones heladas para

controlar sangramiento.

- Vigilar signos de shock hipovolémico tales como: paciente intranquilo, polipneico con

sed de aire por hipoxia acentuada, palidez y frialdad de la piel, cianosis, pulso acelerado

y débil en ocasiones hipotensión. Avisar a la guardia de cirugía.

- Elevar los miembros inferiores ligeramente para aumentar la irrigación venosa en el

cerebro (no tren de Lemburt).

- Mantenerse al tanto de los resultados complementarios (nivel de sangre) del paciente.

- Verificar cualquier alteración y datos del paciente de las transfusiones de sangre.

- Chequear diuresis cada 4 horas.

- Observar y registrar el color, consistencia y volumen de las heces fecales y vómito.

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