Anda di halaman 1dari 14

Acompañamiento Terapéutico Grupal (1ª Parte.

LA PLAZA AT·DOMINGO, 15 DE OCTUBRE DE 2017

La PlazAT

La revista digital de los Acompañantes Terapéuticos Nº 2 / Octubre de 2017.

SECCIÓN: Senderos clínicos / Ética y técnica.

AUTOR: Andrea Montuori

(Nápoles, Italia)
Yo comienzo donde usted termina, doctor Freud. Usted se reúne con personas en el

espacio artificial de su oficina; yo las busco en la calle y en el hogar, en sus

circunstancias naturales. Usted analiza sus sueños. Yo intento infundirles el valor de

volver a soñar. Les enseño a jugar ser Dios. (Célebre frase de Moreno en un encuentro

con Freud)

En este trabajo intento abordar la temática grupal desde la perspectiva del

Acompañamiento Terapéutico (AT), desde las aportaciones de J.L. Moreno y sus

primeras experiencias del Teatro Espontáneo y el cuerpo teórico que desarrolló con

el nombre de Psicodrama.

En el primer Congreso Español de Acompañamiento Terapéutico, para introducir el

“Programa de Caminatas” como una forma de Acompañamiento Terapéutico

Grupal (ATG) dije: “Esta es la historia de un camino, un camino que sigue…”

Experiencia y Clínica de la creatividad.

Cuando empezó este programa hace casi tres años hubo una serie de circunstancias

en el trasfondo de mi vida que quizás merezca la pena mencionar: El año anterior al

surgimiento del programa, se cumplían cuatro años de experiencia vital y por lo

tanto profesional en el mismo territorio y equipo de trabajo en el contexto de

rehabilitación psicosocial, de unos pueblos de la Comunidad de Madrid. En concreto

en el Equipo de Apoyo Social Comunitario (EASC) de Colmenar Viejo y todos los

pueblos donde atendemos los cuatros miembros del equipo. Durante este tiempo

he podido contactar no solo con personas sino con lugares para mí desconocidos,

que me han permitido mantener casi una actitud antropológica de profunda

curiosidad y progresivo descubrimiento. Simultáneamente surgían los principios de

la creación de la Asociación de Acompañamiento Terapéutico y Teatro Espontáneo


Pasos junto con Alejandro Chévez portador de la experiencia y conocimientos del AT

en España, y en tercer lugar, haciendo el camino de Santiago, que aprendí a recorrer

con un amigo, pensé en ese ritual como una conexión andante entre pueblo

aislados que representó una de las fuentes de inspiración…

En junio de 2011 paseando con David un usuario del EASC (lo hacíamos de vez en

cuando) ambos empezamos a caminar, fue como si fuera la primera vez, porque

significó participar en una experiencia que me hizo ver un trasfondo de la identidad

que David escondida tras muchas capas de diferentes tipos, permitiéndome

redescubrir y ver algo nuevo en lo que creía conocido. Andando, David me contó la

historia de un camino (el de Remedios) que hizo con un amigo que se murió, aquello

supuso contactar con él de una manera nueva, una experiencia emocional distinta…

Aquello significó en el tipo de intervenciones que se venían haciendo con él desde

hace años un cambio a nivel vincular, que abría nuevas vías y nuevas rutas en la

manera de acompañarle. Provocando consecuentemente en mí la posibilidad de re-

conocer Colmenar, su historia, sus tradiciones, el camino a Remedios (también

conocida como “La ruta del colesterol”). Vi casi por primera vez el trasfondo y un

contexto al cual no había prestado suficiente atención, fue un momento de co-

evolución. David permitió abrir ese nuevo espacio ¿Me pregunté, ¿cómo le devuelvo

el favor?

Llegado al local donde se reúne el equipo empecé a escribir las reflexiones

extraídas. Investigar el trasfondo, o como se dice en AT esa “Clínica de los detalles”,

me permitía desde otro lugar pensar el trabajo de una manera que me hacía

transitar de mi profesión de Trabajador Social (TS), (en España no existe todavía una

formación reglada en AT) a la de acompañante terapéutico (at).

Revisar, revisarse, supervisarse, me parecían cada vez más fundamentales para

hacer eso de acompañar. En las conversaciones con Alejandro Chévez mientras


creábamos la asociación Pasos, empecé a entender el AT como una herramienta

conceptual que abría otras perspectivas en la intervención socio-comunitaria y que

potenciaba a través de sus pilares Vinculo, Encuadre, y Equipo, cómo posicionarme y

cómo usar la herramienta más poderosa para un acompañante, es decir “uno

mismo”, no tanto centrarse en modificar al otro al que se acompaña, sino a uno

como profesional, como actor terapéutico, quitándose así de un lugar moral,

médico o de supuesto saber y ofreciendo un espacio terapéutico donde él-los

usuarios puedan seguir caminando. C. Jung afirmaba que los pacientes no se curan,

simplemente siguen su camino. El programa de caminatas sirve para continuar un

camino, recuperándolo tras la interrupción que se produjo por la aparición de la

enfermedad y sus efectos devastadores a nivel psicopatológico, familiares,

institucionales y comunitarios. Incidir en estos múltiples factores, y hoy lo veo con

más claridad, es territorio del acompañamiento terapéutico.

Crear el programa significó escribirlo, para hacer historia de unas ideas y

transformarlas en un sostén para acompañar.

“Todas las grandes revoluciones en las vidas de los hombres tienen lugar en el

pensamiento. Cuando se produce un cambio en el pensamiento del hombre, la acción

sigue la dirección del pensamiento tal como un barco sigue la dirección que le imparte

el timón”.

Lev Tolstoy.

Una metodología basada en la creatividad: El Programa de Caminatas.

1. Propuesta de la actividad para usuarios con tendencia al aislamiento y con

necesidad de hacer una actividad física de bajo rendimiento.


2. Búsqueda de las rutas conocidas, posiblemente caminatas tradicionales para las

personas de los diferentes pueblos.

3. Planificación del día de comienzo de la actividad individual (profesional-usuario)

4. Llevar a cabo la caminata y observar los problemas y las habilidades de relación

con el entorno socio-comunitario, la postura corporal y la dinámica que se construye

con cada usuario.

5. A partir de la segunda caminata evaluar la posibilidad de estipular una frecuencia

(semanal, quincenal, mensual o bimestral etc.)

6. Entre una caminata y otra ir construyendo con el usuario una narrativa (una

historia) sobre la vivencia compartida durante dichas rutas, valorar la posibilidad de

hacerlo por escrito.

7. Ir comentando (el/los profesional/es que han realizado la caminata) las

experiencias significativas que se han ido desarrollando con los usuarios que

participan al programa.

8. Proponer hacer las rutas con más de un usuario, para compartir las experiencias y

las caminatas entre los participantes a dicho programa (profesional/es-usuarios)

9. Comentar a los usuarios que no participan al programa de la existencia del

mismo.

10. Construir un saber común entre los usuarios tanto de las experiencias vividas,

como el conocimiento del entorno donde viven (recorridos, vecinos, recuerdos etc.)

y que los usuarios puedan invitar a las caminatas a personas significativas de su

entorno (familiares, amigos, compañeros) para que sea una ocasión de integración,

normalización y lucha contra el estigma. Generar de tal manera una experiencia


emocionalmente correctiva, reconociéndose como individuos conociéndose entre

ellos y reconociendo el ambiente donde viven. Un camino de co-evolución.

Los conceptos de vínculo, encuadre, equipo y grupo han permitido hacer una

pequeña revolución que ha repercutido en el pensamiento, en la acción y en la

constitución del grupo de caminantes en el cual me incluyo desde la función.

Técnicamente es oportuno especificar cómo me incluyo en ese proceso sin

confundir los roles y ocupar la función, en un clásico de S. Kuras y S. Resniski

“Territorios del Acompañamiento Terapéutico, me encontré con estas indicaciones:

1. El at aunque ubicado en una posición de liderazgo, se propone como un prójimo–

próximo

2. El at se propone como alguien cercano, atento, firme y flexible a la vez que para

contener la inestabilidad emocional.

3. El at buscará generar las condiciones para realizar la tarea

4. El grupo requiere liderazgo

Añadiría que el at no se presenta como un modelo y huye de posiciones de poder.

Ejerce en cambio una autoridad garante para los miembros del grupo.

En el mismo libro se recuerda que:

1. El grupo adquiere, y representa la memoria que ayuda al sujeto a no escapar del

encuentro con aquellos conflictos que prefiere evitar (fuente principal del

aislamiento de muchos acompañados).

2. La presencia del otro es en sí misma un límite (tanto de demandas masivas de

carácter omnipotente como de una falta de demanda, de participación y relativo

ensimismamiento), me refiero a perfiles que siguen aislados en grupo.


3. La responsabilidad es compartida (posibilitando un liderazgo circular en cuanto a

las iniciativas, tomas de decisiones, posibilitando cambios de roles en cuanto a

posiciones estereotipadas adquiridas como patrones, rígidos y repetitivos.

4. El grupo cumple con la función de sostén y apuntalamiento psíquico y genera una

red de apoyo y un ámbito de pertenencia.

I.D. Yalom, en el libro “Guía breve de la psicoterapia de grupo”, menciona once

factores, que destaca como propios de este modelo terapéutico que ciertamente

pueden aportar mucho al ATG, estos mecanismos terapéuticos que se pueden llegar

a dar, son los que pongo a continuación: infundir esperanza, universalidad, trasmitir

información, altruismo, desarrollo de técnicas de socialización, comportamiento

imitativo, catarsis, recapitulación correctiva del grupo familiar primario, factores

existenciales, cohesión del grupo, aprendizaje interpersonal.

La atención a los fenómenos grupales procede de mi experiencia como TS, en

Teatro Espontáneo y mi proceso de formación en Psicodrama. El grupo como átomo

social, célula de la sociedad, lugar donde se construyen los vínculos, donde uno se

integra o se desintegra…

La intervención grupal resulta imprescindible en el ámbito socio-comunitario y en

salud mental, para mejorar el proceso de recuperación del individuo. El sociólogo E.

Goffman en su libro: “La presentación de la persona en la vida cotidiana define así el

concepto de Equipo que al fin y al cabo es un Grupo: “Un equipo de actuación es

cualquier conjunto de individuos que cooperan a los fines de representar una rutina

determinada…” “Existe entonces por fuerza un vínculo de dependencia reciproca que

liga mutuamente a los integrantes del equipo.”

Las características de estos vínculos, formados en grupo influyen sobre la salud

mental, en nuestro día a día vivimos en grupos y un at se relaciona constantemente

con ellos; las 5 familias, los equipo tratantes, y en ese caso el grupo de Caminantes.
Esos grupos pueden facilitar o no una mejora en la salud mental de los pacientes: El

objetivo de ese programa es generar condiciones para facilitarla. S. Freud decía:

“Generalmente nuestra terapia tiene que contentarse con aportar más rápida y

seguramente posible y con menos trabajo el desenlace favorable que se hubiera

producido espontáneamente en condiciones favorables”.

Una re-vinculación, o re-matrización (en términos psicodramáticos) o como dijo

Franz Alexader una Experiencia Emocional Correctiva, avanzar en estos aspectos

pone para mí el grupo al centro de esta cuestión. Hablando en términos de

participación de los acompañados en un espacio grupal y por lo tanto social, y algo

en contra del integrismo de algunos enfoques sobre la autonomía de los

acompañados, recuerdo con cariño una canción italiana que se titula “La Libertad”

de G. Gaber y dice: “La libertad no es estar encima de un árbol/Ni siquiera es un

gesto o una invención/La libertad no es un espacio libre/La libertad es participación”

Participación tiene que ver con el uso de los espacios públicos, con la re-apropiación

de la comunidad, con reconocer los escenarios cotidianos donde se construyen las

identidades de los individuos. Pensamiento, acción y por lo tanto el cambio, son un

proceso que sirve para estar mejor y para un ATG, caminar puede ser una propuesta

que ayuda a que este proceso se ponga en marcha. El grupo de los caminantes y el

enfoque con el cual se construye, procedente del AT, quiere ser por lo tanto un

espacio transicional, un dispositivo disponible para los acompañados. Actualmente

éste se reúne todos los miércoles a las 11:30. Realizamos la caminata con rutas

antiguas y nuevas organizadas a principios de mes por el grupo. El programa que lo

encuadra, es abierto y su participación es voluntaria, por lo tanto han participado

durante este tiempo, amigos, familiares, profesionales de la salud mental, que han

sido acogidos en él, siendo los miembros unos guías para los nuevos.
Siempre con David en ese recorrido empezamos a sacar fotos con el móvil, mientras

él me comentaba lo que conocía del recorrido que hacíamos, sus recuerdos, sus

conocimientos, y casi como un juego “le dije que parecía un guía”, y como un juego,

un día quedamos para escribirla… en términos psicodramáticos se produjo un

cambio de rol, él me acompañaba a mí, ese día empezó algo, que luego se

“contagió” al grupo entero, hacer una Guía subjetiva de las caminata. Fue un

momento de co-evolución.

¿Quién acompaña a quién? Esta pregunta circula en los foros de AT, y tiene una

respuesta relativamente sencilla, si habláramos de AT diádico (ATD) en vez de

hablar de acompañamiento terapéutico individual, porque la diada incluye el

vínculo, es decir el sistema terapéutico, que incluye al acompañante.

Entre caminatas.

Recuerdo una viñeta con un acompañado que estuvo en una o dos caminatas, (no

pudo volver por diferentes circunstancias entre otras, crisis, cambios de domicilio,

ingresos, etc.) y en estas únicas ocasiones, se llevó el encargo de ocuparse, dada sus

habilidades en artes gráficas, de la tarea de crear una portada para “La Guía” con las

fotos de la caminata. Pasaron casi nueve meses desde que estuvo, y se me había

olvidado, pero un día me dijo: “¡Andrea he acabado lo de la portada!”, me di cuenta

en ese momento de todo lo que ocurre entre las caminatas… se producen cosas

más allá de la acción o de la participación directa a la actividad de caminar.

Un miércoles memorable, se produjo un pequeño acontecimiento (una nueva

escena) de gran contenido simbólico y emocional; comenzó por primera vez la

caminata una paciente (Olga) con muletas y una prótesis (debido a un pasado

intento de suicidio), ese día no pude estar en la caminata, pero mis compañeros
estuvieron como testigos de aquello. Durante un tramo del recorrido Olga quiso

prescindir de una muleta y hasta incluso pudo quitarse la prótesis (delante de los

demás) mientras estaba sentada porque le molestaba.

Me gusta pensar que durante ese tramo, ese tiempo, y con estas personas, sus

muletas, sus prótesis, en fin su sostén fuera el grupo de caminantes.

Simbólicamente como decía antes, me pareció que se transitaba del síntoma como

sostén, al vínculo como sostén para andar y el grupo como matriz de crecimiento.

En el libro “Introducción al role playing pedagógico”, cuando introducen el término

“matriz” los autores Elisa López Barberá y Pablo Población nos explican: “El termino

matriz está tomado de la terminología de Moreno y si nos atenemos a la letra

deberíamos decir “matrix” como semilla de un crecimiento de la espontaneidad en

un espacio o locus, que construye el propio grupo” el ambiente adecuado donde

pueda brotar salud dando un lugar a la locura de cada cual.

Una mirada grupal.

Siempre se está con otros, familiares, psiquiatras, el mismo delirio... La presencia

tercera del at socializa la vivencia del paciente, y en cierto sentido ya es un grupo. La

llegada del at propicia la posibilidad de crear una nueva escena. Ofrecer el ATG

significa ofrecer una vía más de acompañar y ser acompañado. Los participantes a

un ATG por lo menos en la experiencia de la caminata no siempre son los mismos,

por lo tanto se pueden verificar dos condiciones que no son excluyentes, la primera

es el encuentro y la secunda la dinámica grupal. La manera de estar del at en un

grupo se centrará en permitir la manera de estar de los acompañados,

conteniéndolos dentro del encuadre.


El encuadre en el ATG consiste en considerar el juego como modelo de aprendizaje,

como una experimentación de la vida donde se cuidan unas normas (encuadre) que

brindan para los “jugadores” la máxima seguridad y confianza necesarios para

seguir experimentando-jugando y por lo tanto, permitir a las personas salir del

aislamiento del malestar y de la patología integrándose en lo grupal, ofreciendo un

espacio de participación antagónico a la exclusión y al dominio, favoreciendo el

aflorar de la subjetividad. Hasta que la repetición de la vivencia grupal haga que el

grupo se convierta en acompañante y acompañado de sí mismo en una nueva

matriz vincular.

Como decía J.L. Moreno, nos enfermamos en grupo y nos sanamos en grupo. Por

eso el grupo es el espacio ideal para poder facilitar los pasos que nos pueden

permitir resolver escenas pasadas, ayudar a cerrar viejas heridas, y obtener

herramientas nuevas para afrontar lo que está por venir.

El ATG por supuesto se beneficia de aspectos puramente dialécticos pero es

oportuno que se acompañe de una acción, una vivencia que se quede grabada en

una imagen, en palabras de E. Pavloski un rollo, un fotograma, una escena vivencial y

grupal que pueda en cierta medida dar lugar a lo imaginario y construir al mismo

tiempo una nueva memoria.

¿Por qué una metodología grupal?, porque permiten el aprendizaje a través de la

experiencia, en el espacio de la interacción, uniendo acción e interacción que

posibilitan una “Catarsis de integración” término que utiliza J.L. Moreno en su libro

“Fundamentos de la Sociometría”.

El ATG por lo tanto ofrece ese nuevo encuentro con la escena en un encuadre y

dispositivo grupal como en el caso de la caminata, donde el individuo tiene la

posibilidad de revivirla de otra manera y reestructurar su propia realidad subjetiva,


propiciando por tanto un nuevo orden a las cosas. Crear escenas no previstas en lo

cotidiano jugando con lo cotidiano.

¿Pero desde qué lugar se puede pensar en crear un grupo? En el caso del AT, ese

lugar es el equipo y las reuniones de coordinación en particular, son el instrumento

metodológico adecuado donde construir un ATG. En este contexto de trabajo en

equipo se dan las condiciones para los acompañantes de compartir las experiencias

vividas en los diferentes acompañamientos y con los diferentes acompañados (un

grupo que piensa en acompañar a un grupo poniendo a los individuos en conexión).

Gracias a los seguimientos y con los efectos de la supervisión es posible realizarlo.

Una definición de escena.

El concepto de escena es fundamental para la creación de un ATG, Elisa López

Barberá y Pablo Población en “Introducción al role playing pedagógico” dicen: “(…)

una Escena es un conjunto de roles en relación y, por lo tanto, un sistema, sometido a

un proceso, o sea un sistema dinámico…” “La visión del Sistema-Escena nos permite

observar qué roles se ponen en juego, cómo se manifiestan (su dinámica), su

interacción con el entorno y su desarrollo en el tiempo”. De esa manera se puede

conformar un mapa vincular que genera una vía de trabajo para el AT tanto diádico

como grupal.

Para pensar en construir un camino hacía un ATG, mencionaré de manera

esquemática, tres aspectos metodológicos que quizás merezca la pena plantear:

1. Análisis del discurso, de la narrativa de cada acompañado

Aspectos relevantes de la biografía

Impresiones subjetivas del acompañado


Impresiones subjetivas del acompañante

2. Análisis del territorio

Prospección de los lugares frecuentados durante los acompañamientos

Reporte de la red de relaciones formales e informales construidas durante los

acompañamientos (familiares, profesionales y personas significativas del entorno

donde se lleva a cabo la acción del at)

3. Poner en conexión el punto 1 con el punto 2, desarrollando hipótesis que

permitan la detección de demandas y recursos latentes en las personas y en el

territorio, estas hipótesis serán acertadas a medida que ese encuentro (escena) se

vaya produciendo.

Formación de encuentros grupales o grupos como estructuras comunitarias

vinculantes y como parte de las acciones posibles durante un AT.

Propuesta y formulación en equipo de programas específicos (ej.: Programa de

Caminatas etc.)

Tras este esquema, es ahora más fácil explicar que significa hacer territorio, con esta

expresión me refiero a la integración comunitaria de los recursos tanto

institucionales (formales e informales) como personales (yoicos) de los cuales

podemos disponer en un área geográfica y con las personas que acompañamos,

donde podemos incidir como parte de ella en un camino no estático sino más bien

de co-evolución. Se producirá en este esquema una conexión-encuentro a través de

la relación terapéutica acompañante-acompañado o sea entre dos o más sujetos y

sus respectivas redes.

Trabajar en los lugares donde se enferma es prerrogativa del AT, dichos lugares se

pueden convertir en un locus donde las personas y sus caminos se integran.


Con respecto a la búsqueda y elección del lugar físico, los escenarios posibles son

varios, es interesante asociar estos aspectos teniendo en cuenta la tarea y el

número de personas a las cuales se les puede ofrecer, puedo señalar tres categorías

generales.

1. Encuentros en espacios públicos, en el ámbito socio-comunitario, (abiertos y

cerrados) como: salas cedidas, bibliotecas, parques, instalaciones infrautilizadas

para la recuperación del espacio urbano etc.)

2. En instituciones (preferiblemente si se abren a la comunidad, que no excluyan)

3. En los domicilios de los acompañados (esa modalidad, se está experimentando en

forma de reuniones familiares, aunque también se han dado ocasiones donde

miembros de un grupo, han ofrecido su domicilio para el encuentro)

Un AT cuando acompaña a un grupo se convierte en un conductor, facilitador del

drama para que los acompañados vivan una escena donde perciban de la manera

más clara posible que son autores de la misma, frente a la continua desautorización,

que sufren en otros círculos o sistemas, donde suelen vivir escenas enloqu

Anda mungkin juga menyukai