Anda di halaman 1dari 3

EL MUNDO DE ENTRE GUERRAS

LA CRISIS DEL ESTADO LIBERAL DEL SIGLO XIX


El Tratado de Versalles y sus consecuencias
Corría el calendario de 1919. Después de varios años de una guerra que se pensaba que duraría
poco tiempo, la exhausta Europa se preparaba para la posguerra. Los vencedores, igual de
cansados que los vencidos, comenzaron a preparar diferentes tratados que impondrían a las
potencias centrales, sin posibilidades de negociar las condiciones. En ese contexto se firmaron los
siguientes tratados: Versalles con Alemania, Saint Germain con Austria, Trianón con Hungría,
Neuilly con Bulgaria y Sèvres con Turquía. Pero, si hay un tratado de paz con grandes
repercusiones en la historia mundial es el Tratado de Versalles. Podríamos decir, sin ningún temor
a equivocarnos, que es el germen del nacionalsocialismo alemán que llevó al mundo a la Segunda
Guerra Mundial.
Éste, se construyó sobre unas bases propuestas por el presidente de Estados Unidos, Thomas
Woodrow Wilson. En un documento presentó catorce puntos con los que pretendía solucionar los
problemas que habían llevado a la guerra, y también, establecer unas normas que favorecieran la
convivencia pacífica. Entre estos puntos estaban: la abolición de la diplomacia secreta, la
reducción de armamento, la eliminación de barreras en el comercio internacional en la medida de
lo posible, libertad de navegación en todos los mares, la creación de la Sociedad de Naciones y
varias relacionadas con devolución, rectificación o independencia en determinados territorios.
La democracia debía ser un valor primordial, ya que los aliados —especialmente Estados Unidos—
sólo aceptaban conversar con un gobierno plenamente democrático. Sin embargo, pronto el
Tratado de Versalles empezó a tener sus propios detractores fuera de Alemania. Estados Unidos,
uno de los principales negociadores, no lo ratificó porque el Senado lo rechazó —al igual que
sucedió con la Sociedad de Naciones, donde finalmente no ingresó a pesar de ser promovida por
Wilson—. Por su parte, Reino Unido, una vez satisfechas sus principales demandas, que eran
mantener su supremacía naval y proteger sus intereses coloniales, también trató de rebajar la
presión sobre Alemania, pues sabía que finalmente esto podía llevar a tensiones y al
empobrecimiento de Alemania.
Francia era la que estaba obstinada en no moverse un ápice de lo dicho en el tratado.
Argumentaba que era la que había sido más perjudicada por la guerra, ya que el frente occidental
se había desarrollado principalmente en su territorio, además de que era el Estado que más
riesgos corría en caso de que Alemania volviera a ser una potencia militar debido a su cercanía
geográfica. Sin embargo, su terquedad promovió precisamente lo que pretendía evitar.

Además de declarar culpable de la guerra a los alemanes, también se acordó la devolución a


Francia de Alsacia y Lorena, ganada en la guerra franco prusiana de 1871, la pérdida del control de
las minas del Sarre durante 15 años, la cesión de territorios a Bélgica, Dinamarca y Polonia y la
pérdida de sus colonias. Además, claro, de la limitación de su ejército a 100.000 soldados, la
supresión del servicio militar obligatorio, la desmilitarización de la zona de Renania. También se
obligó a la cesión de la flota alemana como adelanto al pago de las indemnizaciones (prefirieron
hundirla antes que hacerlo) y se prohibía que poseyeran aviación, submarinos y artillería pesada.
La indemnización quedó fijada en 6.500 millones de libras a los que habría que sumar intereses.

Así, el pago de reparaciones y la pérdida de territorios que dotaban al Estado de riqueza hicieron
que la economía se desplomara. La inflación y la devaluación del marco llegó a límites inauditos.
Un dólar de 1914 se compraba por 4,2 marcos; en 1919 por 14; en julio de 1922 por 492; en enero
de 1923 por 17,792; y en noviembre de 1923 por 4,2 billones. Esto nos permite hacernos una idea
de la magnitud de la crisis vivida en Alemania, y que empobreció a la población al tiempo que
enriqueció a especuladores.

En conclusión, el Tratado de Versalles trataba de evitar que Alemania mantuviera un papel


hegemónico y pudiera iniciar un nuevo conflicto a escala mundial. Sin embargo, no fue una política
adecuada en tanto que realmente castigó de forma muy dura a la población alemana y allanó el
camino a opciones extremistas y totalitarias como la representada por Adolf Hitler.
Fuente: https://descubrirlahistoria.es/2015/06/condiciones-y-consecuencias-del-tratado-de-versalles/

De la bonanza al crack económico


La denominación felices años veinte, veinte dorados o años locos (en inglés, roaring twenties)
corresponde al periodo de prosperidad económica que tuvo Estados
Unidos desde 1920 hasta 1929, como parte del periodo expansivo de un ciclo económico. Esta
prosperidad benefició a toda la sociedad e hizo que la economía siguiera creciendo a un ritmo que
no se había registrado antes, generando una burbuja especulativa. Pero esta prosperidad duraría
un corto periodo que finalizaría el 24 de octubre de 1929, conocido como el Jueves Negro, y con la
llegada del Crac del 29 que culminaría finalmente con el advenimiento de la Gran Depresión por
causa de esto.
La crisis de 1929 fue una recesión económica mundial grave que se inició en Estados Unidos, pero
que como una epidemia se propagó en cascada por todo el mundo, esta depresión económica se
prolongó desde 1929 hasta 1940 o comienzos de 1941 en algunos países. Afectó la producción
industrial, la agricultura, la construcción, la banca; se dice que es la mayor crisis económica, de
más duración y que a la mayor cantidad de países afectó en el siglo XX.
Si bien la gran crisis comenzó en Estados Unidos, debemos recordar que después de la primera
guerra mundial, esta era la potencia emergente y Europa dependía mucho de ésta, en créditos,
importaciones y exportaciones. Así, se formó un efecto dominó, el cual afectó al mundo
entero con muy pocas excepciones, algunas de las naciones más afectadas fueron: Austria,
Francia, Alemania, Japón, Reino Unido, Italia, Países bajos y España.
Las causas de la gran depresión no son fáciles de definir, y aun hoy día se discuten, pero podemos
enumerar algunos factores: La quiebra de la Bolsa de Nueva York o Wall Street; La quiebra en
cadena de miles de bancos; Paralización de empresas y negocios, casi paralización completa de
producción y ventas; Malas políticas del gobierno estadounidense; Efectos económicos de
la primera guerra mundial.
Por otra parte, existieron consecuencias graves de la crisis de 1929: Llevó a la disminución grave
del comercio internacional con caídas de hasta el 60%, los precios de las cosechas cayeron hasta
un 70% en algunos países, el desempleo y decrecimiento llevó a enfermedades, hambre, cambios
políticos, migraciones hacia países con mejor oportunidad. A su vez, el sector bancario perdió la
confianza del público y del empresario y, por ende, se vino abajo, lo que significó que muchas
personas perdieron sus ahorros.
Otra consecuencia, fue el desempleo o el paro parcial que creo hambre, mendicidad y enfermedad
en todo el mundo, se calcula que en 1932 habían unos 40 millones de desempleados. Esto llevó a
un descenso demográfico, pues hubo disminución de bodas, natalidad y migraciones hacia las
naciones donde había una mejor opción de sobrevivir.
Además, esta crisis se relaciona con el surgimiento de formas de gobierno totalitarios y de
ultraderecha en Alemania, Italia, España, que llevarían finalmente a la segunda guerra mundial.
Aunque todos los estratos económicos y sociales se vieron afectados en todas partes, algunos
sectores económicos sufrieron más que otros. Como siempre ocurre, las personas que más
sufrieron fueron las más pobres, que vivían de sus salarios o los pequeños productores del campo
y del comercio. Se dice que el sector agrícola fue el más afectado, las cosechas no tenían
comprador, y los campesinos quedaron endeudados y muchos perdieron sus propiedades.
Desde Estados Unidos comenzó una recuperación gradual, comenzó al asumir como presidente en
1933 Franklin Roosevelt del partido demócrata. Puso en marcha un paquete político económico
llamado New Deal, que junto a políticas de estado que dieron al estado un papel preponderante
en la economía, se atacó el grave problema del desempleo con políticas acertadas, se crearon
leyes de seguridad social, ley sobre las viviendas, un sistema fiscal mejorado. Ya en 1936 había un
crecimiento acelerado de la economía.
Fuente: https://mundoantiguo.net/gran-depresion-crisis-1929/
El auge de los sistemas totalitarios
El totalitarismo es una forma de Estado, es decir, una forma de organizar los componentes de un
Estado (territorio, población, poder, justicia). El totalitarismo no es simplemente una forma de
gobierno, una organización en cuanto a las personas que ejercen el poder, es toda una forma de
estado. Como forma de estado es de tipo no democrática y se caracteriza al igual que el
autoritarismo en la falta de reconocimiento de la libertad y los derechos del hombre. Sin embargo,
se diferencia del autoritarismo en que en el totalitarismo existe una negación de la libertad y los
derechos individuales, desconociendo además la dignidad de la persona humana.
El totalitarismo sólo puede entenderse como la forma de dominación total específica de la
sociedad moderna. Sólo aparece cuando las fuerzas sociales son ahogadas y sometidas.
Representa un proyecto de unificación, de fusión de la sociedad con el estado, un intento de
dominio sin límites y sin derechos. Mussolini graficó esto en el eslogan "todo en el estado, todo
para el estado, nada fuera del estado, nada contra el estado". No es ya el estado para el hombre,
sino el hombre para el estado.
El totalitarismo, en sus formas clásicas, el régimen de Hitler, el de Mussolini y el régimen ruso
durante la vida de Stalin, fue una dominación que utilizaba como medios la movilización social y el
terror masivo. A pesar de las diferencias entre esos regímenes, compartían el hiperliderazgo, el
partido único, la policía política como eje del sistema. Eran sistemas basados en la administración
del terror, su motor funcional básico, hasta el punto de que los campos de concentración han sido
la culminación de ese principio social. Todos encarnaban proyectos de dominio total sobre la
sociedad. En definitiva, esos totalitarismos clásicos son el límite extremo opuesto a la democracia.
Fuente: http://www.profesorenlinea.cl/universalhistoria/Totalitarismo8U2.htm

Anda mungkin juga menyukai