En este escrito Leo Panitch y Sam Gindin, muestran la visible presencia del imperialismo
en el sistema mundial actual, este no es más un mito, ni está oculto. Académicos, políticos y
medios de comunicación estadounidenses se han encargado de exponerlo y fortalecer su evidente
formación a favor de Estados Unidos y sus intereses.
Mientras tanto, la teoría marxista desde principios de los años sesenta, ha mostrado
fuertes confusiones y debilidades en la explicación del imperialismo, lo que nos lleva a pensar
que la izquierda necesita una nueva teorización del imperialismo que permita superar las
limitaciones de la antigua teoría marxista, centrada en una rivalidad inter-imperialista por etapas,
y permita una apreciación más completa de los factores históricos, económicos y políticos que
condujeron a la formación de un único imperio informal, el norteamericano.
En el siglo XIX, y en medio de la primera crisis estructural del capitalismo, toman fuerza
las teorías clásicas del imperialismo, desde Hobson a Lenin, estas se encontraban fundamentadas
en una teorización de la crisis y las fases económicas del capitalismo. Muestran así, al
imperialismo como una fase inmutable en la trayectoria del capitalismo y establecen como ley
inalterable de la globalización capitalista a la rivalidad inter-imperial, que como los autores
explican a lo largo del escrito, no es más que un momento coyuntural.
Para Panitch y Gindin estos fundamentos eran defectuosos en su lectura histórica del
imperialismo y dificultan su comprensión, por tanto identifican la necesidad de “historizar la
teoría”; comprender que la realización o frustración de las tendencias capitalistas globalizantes
tiene una histórica conexión con el papel de los Estados, tanto en su surgimiento, como para su
expansión y fortalecimiento, y así también entender no solo la rivalidad inter-imperial y
supremacía coyuntural de un estado imperial sobre otros, sino la capacidad de uno de estos
Estados de penetrar estructuralmente los antiguos rivales aboliendo oposiciones económicas.
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Al historizar la teoría del imperialismo, surge la necesidad de tratar la construcción del
escenario que posibilitó el protagonismo del imperio informal norteamericano, es así que los
autores revelan la formación de este imperio con bases en la historia política y económica de
Estados, y su fortalecimiento y expansión en una crisis, tras la Segunda Guerra Mundial.
Este nuevo imperialismo, se distingue en muchas formas al imperio formal británico, una
de las más sobresalientes es que se generan nuevos vínculos entre Estados Unidos de América y
los principales Estados capitalistas, integrando a todas las potencias en un sistema efectivo de
coordinación bajo su tutela. Estados Unidos lidera así, la más radical reconstrucción de
postguerra y así reconfigura las relaciones que antes constituían el núcleo de la rivalidad inter-
imperialista, integrando un régimen coordinado y liberal de comercio y un orden financiero
regulado.
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Este nuevo régimen fue posible gracias algunas medidas económicas, como la
manipulación del estatuto deudor de los principales aliados de Estados Unidos, medida que
favoreció al absoluto dominio del dólar como moneda de cambio internacional, además el 50%
de la producción mundial estaba ahora en manos de la economía norteamericana, y por último la
liquidación del imperio británico mediante los acuerdos de Bretton Woods, en los que se
expresaba la fuerte capacidad gerencial que el Estado norteamericano había desarrollado, se
fundan el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) con el dólar estadounidense
como referente mundial.
Aún así, la nueva modalidad de dominio imperial se caracterizaba, tanto en los países
capitalistas avanzados como en el Tercer Mundo, por la penetración de sus fronteras más que por
su disolución, para esta introducción era imperante el papel del Estado-Nación ya que promovían
la propiedad, la moneda, los contratos, y los mercados, esto expresa una dimensión importante de
esta nueva relación entre capitalismo e imperialismo, “la internacionalización del Estado”, que le
permitía a Estados Unidos definir y ejercer su interés para la reproducción del capitalismo global
desde estructuras más domésticas.
Bibliografía: Panitch, L., & Gindin, S. (2005). Capitalismo global e imperio norteamericano. En Socialist
Register 2004 (págs. 405-442). Buenos Aires: Clacso.
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