Impedir que la JEP opere a plenitud para que se consolide la paz y, sobre todo,
para que se conozca la verdad. Mientras más dilaten, mayor inseguridad jurídica
siembran y más tiempo ganan para presionar el voto de los congresistas; para
atemorizar al Legislativo y para seguir inventándole obstáculos infames a la ley
estatutaria, como el del falso “narcomico”. Ellos, Macías y a quienes representa
Macías, no están improvisando: tienen un plan estratégico para cumplir su
propósito de hacer trizas la paz y lo están ejecutando metódicamente. Su
próxima jugada será intentar impedir, mañana, que se vote en bloque, como se
ha hecho siempre, e imponer una votación objeción por objeción, con lo cual
seguirían dilatando la decisión y prolongando la inseguridad jurídica que
estimula el crecimiento de las disidencias y el regreso a la guerra.
Usted también ha dicho que el Centro Democrático ha puesto en entredicho la
separación de poderes, el acatamiento a los fallos judiciales, la autonomía de
votar y tomar decisiones de la Cámara de Representantes y la independencia
del Senado. ¿Por qué el partido de Gobierno pone tanto en juego?
El Centro Democrático viene desconociendo las instituciones sistemáticamente
y no solo eso: ha intentado demolerlas. Recuerde que propusieron cerrar las
cortes y reemplazarlas por un tribunal único, y cerrar el Congreso y
reemplazarlo por una Asamblea unicameral como la de Venezuela. Lo del
castrochavismo era cierto, pero implantado por el uribismo. No hay
exageración: en la última etapa han desacatado el fallo de la Corte
Constitucional, desobedecido al procurador general, puesto en duda la decisión
de la Cámara de Representantes, interpuesto una tutela para acallar el Senado;
han perseguido y estigmatizado con falsas acusaciones y entrampamientos a los
defensores de la paz, incluida la propia presidenta de la JEP; han intentado
desprestigiar a periodistas y medios de comunicación que no les son abyectos.
¡Todo en las últimas semanas! ¿Estamos ante la “madurización” del régimen?
Por eso he dicho que el senador Macías actúa como un “Diosdado”, no sé si por
su cuenta o siguiendo instrucciones del Centro Democrático.
En defensa de la actitud de Macías, habría que reconocer que él, como usted
mismo lo acepta, dio vía libre para que la oposición ejerciera su derecho de
determinar el orden del día...
Usted preguntaba antes que por qué “han puesto tanto en juego” cuando arriesgan
la democracia y el Estado de derecho, paralizan el Congreso y desacatan la cosa
juzgada constitucional. La respuesta es simple: le temen a la verdad y, con tal de
frenarla, prefieren regresarnos a la guerra que enfrentar la circunstancia de que
ella se sepa. A propósito, Macías no aceptó el derecho de la oposición como
hubiera debido. La oposición exigió que se votara el miércoles pasado. También
lo pedí mediante una proposición apoyada por más de 40 senadores. Macías se
negó y dilató la votación hasta mañana, lunes. Prefirió perder otra semana entera
en una legislatura en la que no se ha aprobado nada. Óigase bien: ¡Nada!
No hay que descartar que el Gobierno logre conquistar las mayorías en estas
horas antes de la plenaria de mañana. Si se aprueban las objeciones
presidenciales, ¿el Acuerdo de Paz se moriría? ¿Los exguerrilleros deberían
coger, de nuevo, camino hacia el monte?
Eso es lo que pretende el senador Uribe. Lo acaba de confesar cuando dijo con
desparpajo, en el Congreso, que prefería a los guerrilleros disparando en el monte
que hablando. Pese a todo, la JEP seguirá operando, porque tiene mandato
constitucional y todo el respaldo internacional. Sin embargo, la ausencia de la ley
estatutaria entorpece y demora sus procedimientos. Hay que recordar que, no
obstante, el esfuerzo dilatorio gubernamental, este es inútil porque la Corte
Constitucional ha reiterado que cualquier cambio que allí ocurra será objeto de su
análisis. Y, por lo tanto, reiterará, sin duda, que es cosa juzgada constitucional.