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UNIVERSIDAD DEL MAGDALENA

PROGRAMA DE PSICOLOGIA
ELECTIVA PROFESIONAL JURIDICA III
ESTUDIOS DE VICTIMOLOGÍA: FEMINICIDIOS

Diana Anillo Olivero 2014241003


Dellys Charris Madariaga 2013241041
Lucy Ilias Moscote 2014241061
Stefany Martínez Molina 2014241072
¿ACASO POR SER MUJER NO TENGO DERECHO A VIVIR?

Feminicidio:

Introducción al término.

La desigualdad y la violencia de género son recurrentes en la historia de las sociedades. Con el


avance de los movimientos feministas estas cuestiones han adquirido una visibilidad mucho mayor
de la que tenían hace pocas décadas en gran parte del mundo. En este apartado se hará una
definición del termino con el fin de introducir al lector a la situación que se vive en la actualidad,
también se tocará temas como la consecuencia de este, sus tipos y de más.

El término “feminicidio” hace referencia a un tipo de homicidio específico en el que un varón asesina
a una mujer, chica o niña por ser de sexo femenino. A diferencia de otros tipos de asesinato, los
feminicidios suelen ocurrir en el hogar como consecuencia de violencia de género. También se
categorizan dentro de los crímenes de odio, dado que se dan en un contexto en el que lo femenino
ha sido estigmatizado durante años.

La palabra “feminicidio” está en disputa; hay autores que afirman que incluye cualquier asesinato
cuya víctima sea una mujer, independientemente del género de quien lo cometa o de cuáles sean
sus motivaciones.

La primera persona que utilizó el término “feminicidio” directamente vinculado a la violencia de


género fue Diana Russell en 1976 ante el Primer Tribunal Internacional de Crímenes contra Mujeres.
Desde entonces, su contenido y alcance ha variado. La propia Diana Russell lo definió inicialmente
junto con Jane Caputi en 1990 como el “asesinato de mujeres realizado por hombres motivado por
odio, desprecio, placer o un sentido de propiedad de la mujer” citado por Garita (2005).

Siguiendo la idea de esta autora, quien señala a quien se atribuye la popularización de la palabra
“feminicidio” es a algunas de las motivaciones principales para estos asesinatos son la ira, el odio,
los celos y la búsqueda de placer. Otras variables que Russell considera relevantes son la misoginia,
el sentido de superioridad de género y la concepción de las mujeres como posesión. Estas variables
se transmiten culturalmente y favorecen la violencia de los hombres hacia las mujeres. (Russell.
2001). El feminicidio es la manifestación más extrema del abuso y la violencia de hombres hacia
mujeres. Se produce como consecuencia de cualquier tipo de violencia de género, como pueden ser
las agresiones físicas, la violación, la maternidad forzada o la mutilación genital.

Dentro de la particularidad de ver el feminicidio, lo podríamos como constituye una forma de


barbarie, la otra barbarie en el patriarcado de la era de la globalización; tal como señala Julia
Monárrez (2009) donde dice que “cuando una sociedad se enfrenta cotidianamente al asesinato de
mujeres no tiene sentido preguntar por qué un individuo mata a otro. La pregunta debe ser: ¿Por
qué los miembros de algunos grupos matan a los miembros de otros grupos? ‟Cuando se trata de
dar respuesta a esta pregunta es necesario interrelacionar los motivos con los actos violentos de los
criminales y yuxtaponerlos con las estructuras sociales de determinada región y las diferencias de
poder en la jerarquía del poder sexual”.

Tipos de feminicidio

1. Íntimo y familiar

Mientras que los feminicidios familiares son cometidos por varones dentro de su familia cercana o
extendida, el concepto “feminicidio íntimo” suele usarse para hablar del asesinato de la pareja o la
ex pareja, independientemente de la relación legal entre las dos personas.

El feminicidio íntimo se relaciona con el consumo de alcohol y otras sustancias y supone un 35% de
todos los asesinatos de mujeres (no sólo los cometidos por hombres), lo cual lo hace el más
frecuente de todos los tipos de feminicidio.

El asesinato por honor es un tipo especial de feminicidio que se comete contra mujeres de las que
se dice que han deshonrado a la familia. Entre los motivos más habituales de “deshonra” se incluyen
ser víctima de violación y ser acusada de adulterio.

2. Lesbicidio

Este corresponde al asesinato de mujeres por ser homosexuales. Un crimen similar y


frecuentemente unido al lesbicidio es la violación correctiva; consistente en abusar sexualmente de
una mujer homosexual con el objetivo de hacer que se comporte como si fuera heterosexual o
simplemente como castigo. Es una manera de intentar imponer un supuesto "orden natural"
mediante la violencia y el poder.

3. Feminicidio racial

En los feminicidios raciales el componente de género se suma a un factor étnico: en estos casos el
asesino mata a la víctima tanto por ser mujer como por tener rasgos culturales y físicos diferentes a
los suyos. Se trata de una mezcla de elementos que generan odio de manera totalmente irracional.

En este tipo de asesinato el racismo no sólo influye en la comisión del crimen, sino también en que
el hecho de que la víctima sea de una etnia menos valorada socialmente puede interferir en la
resolución del caso, en el proceso legal y en la imagen que los medios dan de la fallecida.

4. Feminicidio en serie

Este tipo de feminicidio suele darse cuando un varón mata a mujeres de forma repetida para
obtener placer sexual sádico. En general estos asesinatos se producen por trauma o por asfixia.

Las víctimas de feminicidios en serie, como el resto de feminicidios no íntimos, son más
frecuentemente mujeres que trabajan como camareras o como prostitutas.

En ocasiones, se atribuye el feminicidio en serie a la pornografía, en especial a aquella que erotiza


la violencia. Desde una perspectiva de género, esto puede deberse a la normalización de la violencia
que se produce en estas piezas de ficción. No obstante, esta relación no ha sido demostrada por el
momento.

Planteamientos jurídicos alrededor de los crímenes identificados como feminicidios.

En la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia en contra de las Mujeres se afirma que: "la
violencia en contra de las mujeres constituye una manifestación de relaciones de poder
históricamente desiguales entre el hombre y la mujer, que han conducido a la dominación de la
mujer y a la discriminación en su contra por parte del hombre e impedido el adelanto pleno de la
mujer". Además, menciona los diferentes escenarios en los cuales se perpetran dichas violencias:
"familia, la comunidad, y la violencia cometida o tolerada por el Estado".
(Declaración sobre la eliminación de la violencia en contra de las mujeres, 1993).
A nivel regional existe la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia
contra la Mujer "Convención de Belém Do Pará" (1994), cuya definición de violencia la entiende este
instrumento como "cualquier acción o conducta basada, en su género que cause muerte, daño o
sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el privado.

Con la expedición de la Ley 1257 de 2008, el Estado colombiano buscó la protección de la mujer por
su condición de género. Es así que en su artículo 2 afirma que: "por violencia en contra de las
mujeres se entiende cualquier acción u omisión que le cause muerte, daño o sufrimiento físico,
sexual, psicológico, económico o patrimonial por su condición de mujer, así como las amenazas de
tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, bien sea que se presente en el ámbito
público o en el privado", y en el artículo 7º plantea que: “además de otros derechos reconocidos en
la ley o en tratados y convenios internacionales debidamente ratificados, las mujeres tienen derecho
a una vida digna, a la integridad física, sexual y psicológica, a la intimidad, a no ser sometidas a
tortura o a tratos crueles y degradantes, a la igualdad real y efectiva, a no ser sometidas a forma
alguna de discriminación; a la libertad y autonomía, al libre desarrollo de la personalidad, a la salud,
a la salud sexual y reproductiva, y a la seguridad personal".

Por su parte, la profesora Marcela Lagarde y de los Ríos, en el ensayo “antropología feminismo y
política: violencia feminicida y derechos humanos de las mujeres”, expone que en el mundo y en
grado diversos, todas las mujeres vivimos formas de violencia de género en el curso de nuestras
vidas, y muchas mujeres vivimos, además, violencia de clase, racismo, religiosa, judicial, jurídica,
política o cultural. Es evidente la simultaneidad y el cruce de diversas formas de violencia ligadas a
diversas formas de opresión social. Todas las mujeres vivimos formas de violación de nuestros
derechos humanos derivadas de la subalternidad social y la subordinación política de sexo que nos
abarcan como género, la violencia es una de ellas. Es en ese marco en el que debe ser explicado el
feminicidio.

Holtzworth-Munroe y Stuart y de Fernández - Montalvo y Echeburúa en diferentes estudios


establecen algunos factores que influyen en pensar una predisposición al femicidio, hasta convertir
la acción en un acto de violencia, cuyo enfoque es respecto a los actos de hombres violentos contra
la pareja, indicando el trastorno mental y déficits de atención psicológica. Los autores indican la
existencia de diferentes tipos de hombres violentos agresores limitados al ámbito familiar,
agresores con características específicas y agresores violentos en general (antisociales) que
requieren programas de tratamiento, adaptados a sus características y necesidades específicas

Los tratadistas Echeburúa, Fernández, Montalvo, Corral y López-Goñi (2009), hicieron referencia a
la familia indicando que ésta es el “foco de violencia más destacado”. Otto Dutton (2006) indicó que
la violencia contra la pareja puede funcionar como una conducta agresiva de padres que se aprende
por imitación por los hijos y que se transmite culturalmente a las generaciones posteriores. Por otro
lado no se debe confundir entre los delitos que se dan como consecuencia de una violencia
intrafamiliar y los que se derivan de actos criminales que suceden en las calles, sin que lo primero
pareciera una excusa de menor impacto a diferencia de la que sufren estas en las calles, en donde
muchas veces no es identificado el agresor y la investigación queda sin ningún movimiento y
resultado, se hace referencia a que del estudio de la violencia de pareja existe una gran complejidad,
habida cuenta de las numerosas perspectivas teóricas existentes, pero los actos cometidos en la
calle en donde son dejadas las víctimas, tienen también una consecuencia que hoy merece nuestra
atención.

“En 1988 Dutton adaptó el contexto indicado por Brofenbrenner, quien indica que la presencia del
maltrato se daba a partir de factores unipersonales (por ejemplo, las características de los
agresores) o de la interacción de pareja (por ejemplo, el ciclo de la violencia, la perspectiva
sistémica, etc.). También hay teorías más globales, tales como el modelo ecológico y otras
orientaciones sociológicas.

En la actualidad, el debate se centra, entre otros aspectos, en si todos los hombres que maltratan a
su pareja lo hacen motivados por una necesidad de dominar y de controlar a su pareja (concepción
patriarcal) y si la violencia de pareja es una cuestión de género o más bien un problema humano y
de relaciones interpersonales”.

En relación a las distorsiones cognitivas, los hombres maltratadores suelen estar afectados por
numerosos sesgos, relacionados, por una parte, con creencias equivocadas sobre los roles sexuales
y la inferioridad de la mujer y, por otra, con ideas distorsionadas sobre la legitimación de la violencia
como forma de resolver los conflictos. De este modo, tienden a emplear diferentes estrategias de
afrontamiento para eludir la responsabilidad de sus conductas violentas, como la negación u olvido
del problema (“ni me acuerdo de lo que hice”; “yo no he hecho nada de lo que ella dice”) o bien su
minimización o justificación (“los dos nos hemos faltado al respeto”)

Asimismo, los maltratadores suelen presentar unas habilidades de comunicación muy pobres y una
baja tolerancia a la frustración, así como estrategias inadecuadas para solucionar los problemas.
Todo ello contribuye a que en muchas ocasiones los conflictos y los sinsabores cotidianos de estas
personas generen un estrés permanente y actúen como desencadenantes de los episodios violentos
contra la pareja.

En muchos casos el maltrato doméstico es resultado de un estado emocional intenso derivado en


ira, que resulta en actitudes de hostilidad, un repertorio de conductas pobre (déficits de habilidades
de comunicación y de solución de problemas) y unos factores precipitantes (situaciones de estrés,
consumo abusivo de alcohol, celos), que pueden ser factores determinantes

para la comisión del delito de feminicidio y que también debemos de tomar en cuenta en la presente
investigación.

La violencia puede ser una forma desesperada de intentar conseguir una estima que no se logra por
otros medios. Se trata de personas inseguras, desvalidas, que están obsesionadas por controlar a su
pareja y que, no siempre deseándolo, se convierten en agresivas y controladoras.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera el maltrato de la mujer como uno de los
mayores asuntos alarmantes de salud y de derechos humanos. En el Informe Mundial sobre
Violencia y Salud de la OMS quedaron resumidas las principales consecuencias psicológicas:

Depresión y ansiedad, Tristeza, Ansiedad o angustia, Fobias y trastorno de pánico, Insomnio,


Cambios del estado de ánimo, Ganas de llorar sin motivo.

De acuerdo a la investigación realizada por la fundación Myrna Mack, en la obra denominada


“Delitos contra las Mujeres”, en la misma se indica que cuando sucede este tipo de crímenes
también las víctimas han sufrido otras agresiones durante la vida o bien, de una vez se les ocasiona
su muerte.
Muchas veces son objeto de aberrantes agresiones sexuales por uno o varios sujetos, o haber
sufrido torturas y mutilaciones de miembros corporales, actos destinados única y exclusivamente a
la producción del mayor dolor posible y de prácticas degradantes e indignantes.

En algunos casos se ha podido apreciar prácticas post mortem tendientes únicamente a manifestar
el desprecio a la mujer por ser mujer, dejando en su cuerpo marcas y tatuajes brutales a punta de
cuchillo sobre su piel con mensajes ofensivos que hieren en extremo a los familiares de la víctima y
sirven de advertencia a otras mujeres.

En la investigación realizada De León (2004) “Violencia y Género en América Latina” , hace referencia
a que América Latina es hoy en día la región más insegura del mundo, al igual que la más desigual,
basando su aseveración en hechos que se han dado en el pasado y de cómo el machismo ha
imperado en toda la región, marcando con ello la diferencia que existe entre dos continentes y su
diferencia de cultura; indicando que la inequidad y la exclusión se traducen en altos niveles de
violencia que afectan principalmente a mujeres, jóvenes, niños y poblaciones indígenas.

Silvia Donoso López en su estudio Feminicidio, describe a la violencia institucional que se produce
cuando las mujeres ven limitados sus derechos y garantías tanto en las regulaciones legales y
políticas, como en las prácticas ilegitimas por parte de algunas instituciones.

Esta situación es especialmente denunciable cuando ésta se produce en el marco de las instituciones
del Estado sobre las cuales recae la responsabilidad de hacer efectivo el pleno goce de sus derechos.
Esta forma de violencia, que como otras queda invisible, además forma parte de la experiencia
cotidiana de muchas mujeres en su relación con las instituciones del sistema de justicia.

Existen numerosas denuncias de mujeres o familiares que han sido víctimas de múltiples
expresiones de violencia por parte de personas responsables de aplicar la justicia y que atentan
contra sus derechos fundamentales. Estas denuncias de este tipo de violencia son de amplio criterio
y van desde la denegación de auxilio por parte de las fuerzas de seguridad, la desatención de
denuncias por parte del Ministerio Público o resoluciones judiciales exculpatorias a victimarios
probados basadas en argumentos machistas, hasta abusos y violaciones en comisarías,
desapariciones forzosas o ejecuciones extrajudiciales.

Aportaciones de la psicología, desde un marco teórico, en la comprensión de los Feminicidios.


En la Declaración sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujeres
(ONU, 1993) y en la "Convención de Belem do Para" (ONU, 1994) se plantea que la violencia es uno
de los mecanismos usados para coaccionar a la mujer a una situación de subordinación hacia el
hombre.

Bourdieu propone con su teoría sobre el habitus y violencia simbólica una explicación sobre el
porqué de la violencia de los hombres contra las mujeres; esto se da por la naturaleza de
superioridad que creen poseer las personas de género masculino y su búsqueda por la
subordinación natural que deben poseer las mujeres. Este autor mediante al psicoanálisis hace una
interpretación de esta situación, Bourdieu dice que el falo y el logos se vinculan mediante la división
sexual de los usos del cuerpo, es relevante ver el acto sexual como una relación de dominación, de
sometimiento, ya que se basa en la división fundamental masculino (activo) y femenino (pasivo).

Ariza (2011) identifica algunos determinantes específicos que surgen de la estructura patriarcal
como la inequidad de género, la división social y sexual del trabajo y la dominación masculina en las
relaciones de poder. Lagarde (2008) y Leonardi (2010) coinciden en afirmar que el problema del
feminicidio se inicia con relaciones de poder; de la estructura patriarcal de la sociedad y de la
inoperancia del Estado (Citado por Small)

Un afamado y terrible caso de feminicidio que conmocionó a el país fue el de Rosa Elvira Celys de
35 años, mujer qué golpeada, violada y empalada por un compañero de estudio en el año 2012, la
victima aceptó departir con dos compañeros al salir de clases uno de estos ofreció llevarla a su casa
en moto, ella aceptó sin saber lo que sucedería después. Javier Velasco se desvió hacia el parque
nacional de Bogotá y allí golpeo a Rosa Elvira con uno de los cascos de la moto y procedió a abusar
de ella, creyendo que esta había muerto le introdujo ramas y hojas por su ano y vagina. La mujer
logró pedir ayuda a la línea de atención 123 cuando lograron socorrerla se encontraba en un grave
estado, estuvo cinco días en cuidados intensivos hasta que los daños internos causados y una
infección terminaron con su vida.

El victimario fue capturado días después, se encontró que este era un criminal que años atrás había
asesinado a otra mujer y contaba con una orden de arresto en su contra, los familiares de la víctima
tomaron acciones legales contra la policía, la Fiscalía y las secretarías de Gobierno y de Salud de
Bogotá puesto que argumentaban que de haberse llevado acabo la captura de Velasco este no
habría cometido el asesinato de Rosa Elvira, ante esto la secretaria de gobierno de Bogotá culpó a
la propia víctima por su crimen. Este hecho desencadenó una serie de protestas. Es así como el 6 de
julio de 2015, con la expedición, por el presidente Juan Manuel Santos, de la Ley 1761 o ley Rosa
Elvira Cely, se reconoció el feminicidio como un delito autónomo, con el fin de garantizar la
investigación y sanción de las violencias contra las mujeres por motivos de género y discriminación.
(Revista semana)

Para concluir, citamos un chiste creado por Stereo (2010): Un hombre le pide a su esposa que hagan
el amor en la noche, antes su doble negativa, él le pega seis tiros. Como epílogo de este chiste la
siguiente frase: por no darle un “tirito” le pegaron seis tiros…

Según las estadísticas en Colombia, tenemos que en comparación con el año 2015, el año 2016
aumentó la cifra de feminicidio un 22%, es decir, se pasó de 100 muertes a 122 muertes (El Tiempo),
y para el año pasado a unas 200 mujeres asesinadas, cifras alarmantes para nuestro país y es la tasa
más alta con respecto a otros países.

Con lo anterior, se observa la intolerancia que hay en la sociedad, sobre todo por parte del género
masculino hacia el femenino. En donde, sobre todas las cosas, las mujeres deben complacer a los
hombres para que no sean maltratadas o asesinadas; planteamiento absurdo de un ser machista
que por sus pensamientos egoístas acaban con un ser que tiene los mismos derechos y/o las mismas
oportunidades para convivir y vivir. No se justifica ningún motivo, por el cual, una persona le quite
la vida a una mujer que está tratando de tener una buena relación con su entorno.
REFERENCIAS:

1. Adams, Tani Marilena. (2011). La Violencia Crónica y su Reproducción: Tendencias perversas


en las relaciones sociales, la ciudadanía y la democracia en América Latina. Instituto
Internacional de Aprendizaje para la Reconciliación Nacional (IIARS). Patrocinio de la
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Artigrafic International.

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Teoría feminista: de la Ilustración a la globalización. Madrid: Minerva Ediciones. vol.1.

5. Atencio, G. (2017). Feminicidio-femicidio: un paradigma para el análisis de la violencia de


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problema de salud pública en Medellín a comienzos del siglo XXI. Feminismo/s (18), 67-92.

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8. Calderone, M (2007) Sobre Violencia Simbólica en Pierre Bourdieu

9. Cartagena, J. (2011). Coordinador. Investigación criminal para casos de violencia femicida.


Guatemala: Editora Edeart, Programa Justicia y Seguridad: Reducción de la Impunidad
SEICMSJ/AECID. Auspiciado por: Agencia Española de Cooperación Internacional para el
Desarrollo, 1ª. Reimpresión

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Psicología y Mente. https://psicologiaymente.net/forense/feminicidio.
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de Panamá, Panamá: Naciones Unidas ÚNETE para poner fin a la violencia contra las
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12. Guzmán, C. (2003). Manual de Criminalística. Buenos Aires, Argentina: Ediciones La Rocca,

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Juárez. México: Colegio de la Frontera Norte.

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18. Profamilia (2007) Feminicidio

19. Radford, J. & Russell, D. E. H (1992). Femicidio: la política de matar mujeres. Nueva York:
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21. Russell, D., y Harmes, R. (2001). Femicidio en perspectiva global. Nueva York: Teachers
College Press.

22. Sagot, M. (2008). Estrategias para enfrentar la violencia contra las mujeres: reflexiones
feministas desde América Latina. Athenea Digital, 14: 215 - 228.

23. Small, A. (2012). Femicidio: Un Problema Global. Barcelona.


Walby, S. (1997). Teoría del patriarcado. Cambridge: Polity Press

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