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Marcelo R.

Ceberio
Libro: "Apuntes en terapia sistémica"
de David Villarreal. 2016. Perú. Ed. IPOPS.

BUENA CONVIVENCIA EN LA SEPARACIÓN

O TERAPIA POST CONYUGAL

Me gustaría pasar el resto de mis días


Con alguien que no me necesite para nada,
Pero que me quiera para todo
Mario Benedetti

Resumen

Los procesos de separación son un fenómeno complejo en donde se desarrollan

diferentes complicaciones relacionales, como alianzas, coaliciones, agresiones y se

depositan en diferentes especulaciones cuyo blanco principal son los hijos. Las parejas

acumulan diferentes resabios relacionales problemáticos que estallan en el post-

separación, dificultando acuerdos.

El concepto de terapia post-conyugal, es una tercer instancia en que la asistencia

de parejas no puede incluirse en una terapia parental: la pareja separada o divorciada

asiste a consulta y los temas que se desarrollan en la terapia son remanentes de vicios

comunicacionales que los han llevado a separarse y continúan perpetuándose post

separación convirtiendo al vínculo en disfuncional.

Palabras claves: pareja, separación, terapia de pareja, problema

Algunas particularidades de la pareja

La pareja humana puede ser considerada el germen de la familia. De ese

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intercambio electivo que realizan dos personas que tratan de complementarse, surge una

unidad: la pareja. Campo y Linares (2002) señalan que una pareja se conforma cuando

dos personas procedentes de familias distintas toman la decisión de conformar un

vínculo afectivo, para compartir juntos un proyecto. Esto incluye intercambiar

mutuamente actividades, situaciones, economía y demás elementos de importancia, en

un espacio que excluye a otros y que a la vez interactúa con el entorno social.

Compartir un proyecto común, estaría íntimamente relacionado con la idea de

compartir expectativas con respecto al futuro. Aunque también la pareja debe

construirse como un proyecto de interdependencia, es decir, dos personas que

comparten pero no pierden su individualidad. La pareja no comparte todo, hay cosas

(actividades, gustos, lugares, salidas, etc.) personales que no se pueden compartir en

pareja pero si con otras personas. Este casi precepto, es de difícil aceptación en las

parejas que se sitúan en polaridades independencia-dependencia –o estas conmigo o

estás solo-. Posición desde la cual puede emerger un camino irreversible hacia la

separación si no hay acuerdo en la filosofía de la relación.

Compartir un proyecto consolida el vínculo y, por ende, el futuro de la relación

(aunque no lo asegura) y diferencia a una pareja de un simple encuentro esporádico. Los

novios son pareja aunque no vivan en la misma casa. El requisito indispensable para la

consustanciación de la pareja es que piensen un futuro en común, donde cada uno de los

miembros de la pareja siga valorando lo que el otro le complementa, donde ambos se

retroalimenten.

Otra característica de la pareja es el carácter de exclusividad, es decir, en donde

los otros quedan excluidos, aunque sus miembros interactúan con el medio. La pareja

humana es una institución que debe contar con bases sólidas para que le permita

consolidarse con el paso del tiempo. Es una de las relaciones más intensas que se puede

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establecer, constituyendo la única comunidad de máxima significación fuera de la

familia de origen (Campo y Linares. 2002). En la familia de origen se encuentra no solo

un lazo de amor, sino fundamentalmente un lazo de sangre, el vínculo viene otorgado

por las circunstancias biológicas y de crianza. La pareja es un proceso de co-creación en

donde ase ensamblan los preceptos, mandatos, estilos relacionales, funciones, creencias,

etc., de dos familias de origen encarnadas en cada uno de los miembros de la pareja,

ensamble que culmina en la laboriosa acomodación de dos identidades individuales,

aunque portavoces de sus propias familias. Los integrantes negociarán, tácita o

explícitamente la primacía de aquello que traen de cada familia de origen. Así

conformarán la pareja y la próxima familia creada cuando aparezcan los hijos.

Cuando dos personas componen una pareja, integran un sistema de alta

complejidad. Ambos, como adultos aportan a la relación enormes potenciales de

pensamiento, estilos emocionales y acciones más o menos sistematizadas, y que

interactúan entre sí en un tiempo presente, en convergencia con la historia personal de

cada uno, sino que lo hacen con cada uno con sus respectivos pasados, cargados de

recuerdos y experiencias. La pareja no se construye en el vacío, sino en interacción con

otras figuras significativas. (Campo y Linares. 2002). La impronta de figuras parentales

identificatorias tanto en los contenidos de figura masculina y femenina, como en estilos

relacionales personales de pareja parental y conyugal, erige a sus integrantes

representantes representativos de la familia de origen por oposición o adhesión. Esto da

como resultado que una pareja es el resultado de la interacción de dos figuras reales y

cuatro fantasmas: los padres de ella y los padres de él.

La pareja es un vínculo que se construye cotidianamente en donde ambos

miembros se implican mutuamente para que éste vínculo afectivo sea duradero. Un

vínculo complementario donde se conjugan tradiciones, costumbres, códigos familiares

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que se aportan a la relación y deben articularse con el otro para lograr una armonía. Esto

está íntimamente relacionado con la aceptación del otro, con sus aspectos positivos o

negativos (que no son positivos o negativos en sí mismos sino para la persona que

realiza la elección y se enamora), ya que no se trata del amor como una idealización del

otro, como de hecho sucede en las etapas primeras de la relación, sino de una aceptación

madura.

Sostener una relación de pareja puede entenderse como todo un desafío para las

personas singles. Un desafío a la intimidad, a compartir el propio territorio, al egoísmo

y la generosidad, a la entrega o la defensa. La constitución de una pareja ha variado

tanto como han variado los ciclos evolutivos. La esperanza de vida en el mundo, de

acuerdo a los datos que proporciona la Organización Mundial de la salud (2013)

muestra a 33 países con Japón a la cabeza, cuyo promedio de deceso va de los 84 a los

80 años. La longevidad, no necesariamente implica la mejora de la calidad de vida, pero

muestra los avances tecnológico-médicos y una farmacología de avanzada, que hacen

que la tercera edad no sea el último tramo de la vida, sino que se estructure una cuarta

edad a partir aproximadamente de los 75 años. (R. Ceberio 2013). Al final de cuentas,

la sociedad crea los instrumentos que curan los mismos males que ella produce. Estrés,

cardiopatías, enfermedades autoinmunes, trastornos gástricos, colon irritable, entre

otras, son los síntomas resultantes que imponen los ritmos de vida actuales. (Ceberio

2013)

Esta nueva vejez es donde los mayores tienen una actitud más juvenil, ya que

hace 30 años atrás se encontraban esperando la muerte y hoy se encuentran planificando

el futuro. Este cambio en este período conlleva una modificación del resto de ciclos

evolutivos, la pubertad se ha transformado en adolescencia y los adolescentes alcanzan

22 años y más, por ende, los adultos retardan su proyecto de pareja y matrimonio, con

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el problema que genera el hecho de que el ritmo biológico marca la pauta de maternidad

límite. En síntesis, toda una nueva estructura que modifica la organización de la

sociedad misma. En un estudio de hace más de diez años atrás, describimos alrededor

de 40 indicadores que comparaban lo que se llamó Viejas y nuevas estructura familiares

(Ceberio. 2011, 2013), que bien puede aplicarse a los estilos y características de la

pareja.

Hasta la década del 50, se era adulto a los 22 años –hoy adolescentes tardíos-,

edad en que los hombres contraían matrimonio y los matrimonios eran largos por la

temprana edad del enlace y con numerosos hijos. Hoy se inician más tarde, la

longevidad los alarga y la clase media opta el límite de dos hijos. La conformación de la

pareja y las funciones masculinas y femeninas, han variado de cuajo en su concepción:

desde la cantidad de hijos, la asimetría en up de los hombres (hombre autoritario/mujer

sumisa), la atención del bebé, hasta el trabajo fuera de casa de la mujer, entre otras

diferencias.

Si la familia es considerada la célula nuclear de la sociedad y una matriz de

intercambio donde se cuecen a fuego lento desde creencias centrales, estructura de

significados, funciones, identidad, etc., y se constituye en uno de los pilares principales

de la vida psíquica de las personas, para cada uno de los miembros de la pareja, la

familia será siempre la matriz, el baremo, el patrón de referencia. Es la familia, la que

provee a cada uno de sus integrantes un sentimiento de identidad independiente que se

encuentra mediatizado por el sentido de pertenencia.

Desde esta perspectiva, una pareja puede ser definida como un sistema

conformado por dos personas, voceras de 2 sistemas que fueron conformados, a su vez,

por 4 sistemas que, a su vez, fueron constituidos por 8 sistemas, así en una relación

geométrica ad infinitum. Linares y Campos (2007) definen a una pareja como dos

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personas de igual o distinto sexo procedentes de dos familias, que instauran un vínculo

con proyecto y objetivos comunes e intentan trabajar en equipo (apoyo, motivación) en

un espacio propio que excluye a otros, en interacción con el entorno.

Esta descripción demarca claramente las fronteras de la consolidación de una

pareja a la que cabría agregarle que ambos cónyuges son portadores de pautas, normas,

cultura, funciones, códigos, mandatos, valores, creencias, significados, ritos, estilos de

emocionar y procesar información, etc., que es lo que trae cada uno de los integrantes

en su maleta y que está dispuesto con mayor o menor resistencia a intercambiar y

acordar. De la sinergia de todos esos componentes que trae cada uno a la relación, se

construirá una pareja. Es decir, de la misma manera que en el proceso de individuación

familiar, del somos vamos a constituir al ser, en la construcción de la pareja del ser

vamos al somos. Es decir, lo que cada uno aporta a la relación (propiedades y atributos)

conforma una pareja con identidad propia, la identidad de pareja.

Si bien, un integrante puede tener algunas de sus propiedades en común con el

partenaire, por lo general existe la complementariedad. Es decir: Que tienes tú que no

tengo yo, que tengo yo que no tienes tú. En esta matriz relacional radica la esencia del

vínculo. No obstante, estas mismas diferencias que dan la estocada en la elección,

pueden ser categorizadas en el paso del tiempo como antagonismos y fuente de

reclamos de un partenaire a otro, exigiéndole ciertas características que nunca tuvo.

Esto puede dar lugar a descalificaciones, agresiones y diferentes tipos de defensas

donde uno de los cónyuges se halla desacreditado por el otro. Pero esta distinción se

establece desde la interacción, es decir, desde el pragmatismo relacional, cabe

preguntarse como surge entonces el amor de pareja.

Oh! l´amour

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Una de las características distintivas de la pareja humana con otras parejas

animales es el amor. Muchos han sido y son los autores que han intentado definir al

amor. Románticos, poetas, científicos, artistas, terapeutas, se han embarcado en

semejante tarea, imponiendo desde sus modelos de conocer las más disímiles

descripciones. Es cierto, que como la mayoría del repertorio de términos abstractos, el

amor resulta sumamente difícil de explicar, más aún cuando se apela a recursos

racionales o que competen a la lógica.

Tratar de traducir al amor a significaciones racionales e imponerle, si se quiere,

una cuota de lógica, puede sumergirnos en una profunda complicación, puesto que el

amor no posee fundamentos lógicos y racionales (Maturana. El amor es un sentimiento

que emerge poderoso de las fauces del sistema límbico. No se elabora en el hemisferio

izquierdo, aunque a veces se intentan evaluar cuáles fueron las características,

particularidades o actitudes por la que una persona a enamorado a otra. Es, entonces,

cuando el amor se piensa. Pero se piensa cuando ya se halla instaurado. O cuando se

duda. Cuando no se está convencido que el sentimiento hacia el otro es el amor. El

partenaire enamorado, siente y convierte en acciones que tratan de ser consecuentes y

coherentes con ese sentimiento. Y el amor, eso es, un sentimiento. A diferencia de la

emoción que es intempestiva, inmediata, el sentimiento involucra variables

emocionales, cognitivas y pragmáticas y un factor fundamental: el tiempo, que es el

encargado de ejercer las tres variables anteriores.

Aunque en ocasiones, el amor se confunde con otras emociones. Estar

enamorado no es estar entrampado, enlazado, atrapado, cazado, enganchado, apresado,

ligado, pegado, absorbido. Esas son falsas concepciones del amor, son sentimientos y

emociones que confunden y que tienen su progenie en enlaces psicopatológicos,

disfuncionalidades comunicacionales, engarces de tipos de personalidad. En el amor

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siempre hay una cuota de pasión. Pero la pasión no es obsesión; la pasión motiva, la

obsesión agota, la pasión promueve pasión, la obsesión asfixia, la pasión entusiasma, la

obsesión enloquece, la pasión atrae y la obsesión genera rechazo.

Básicamente, entonces, afirmamos que el amor no es una palabra, sino un acto,

es decir, el amor no tiene definición precisa sino que es definido en el seno de la

pragmática mediante acciones que conllevan interacciones. Un ser humano traduce en

gestos, movimientos, acciones, palabras o frases, orales o escritas, en la necesidad de

hacer saber al otro y de transmitirle ese afecto profundo. Transmisión que encierra la

secreta expectativa de reciprocidad amorosa, de complementariedad relacional que

produce en el protagonista el saber que no está solo en semejante empresa (el amar sin

ser amado es una de las causales más frecuentes de la desesperación). Transmisión que

busca la creencia de una seguridad. Una utópica seguridad, tanto, que la búsqueda de

reaseguramiento amoroso hace que se descuide el presente de amor en pos de reafirmar

el futuro hipotecándolo. Y ese descuido, posee lamentables consecuencias cuando la

mirada preocupada se centra en adelante y no en mientras y durante.

En el amor, en ese complejo neurohormonal y de neurotransmisores, emociones

y cogniciones e interacciones, las palabras fluyen en armonía y también con miedo al

rechazo donde se mueven los estantes de la seguridad. Las frases se impostan casi

poéticamente, adquieren cadencia, un ritmo especial, una impronta seductora impregna

las palabras. La gestualidad se modifica. La mímica es más sutil y los movimientos se

suavizan y enllentecen. Los ojos se entrecierran, la boca se mueve más

provocadoramente y las miradas de los partenaires, retroalimentan todo este juego

(Miret Monsó.1972, Ceberio. 2009). Todo un complejo comunicacional que intenta

cautivar y seducir al otro en pos de generar unión amorosa. La atracción y seducción

entonces, muestran un interjuego de todas estas particularidades en donde ambos

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partenaires intentan cautivar al otro, mostrando de manera para nada inocente qué es lo

que necesita el otro que yo tengo para ofrecer.

El crecimiento del vínculo, léase el conocimiento del otro en sus valores, gustos,

virtudes y defectos, etc., genera una complementariedad que permite el lento avance

hacia la conformación de una familia. Pero la génesis de una buena relación de pareja se

halla, entre otras cosas, en estar con el otro de la misma manera y la misma libertad que

cuando estamos con nosotros mismos.

No obstante la pareja es un gran enigma, de hecho como lo es el sentimiento

amoroso. ¿Porque un ser humano elige a otro y se enamora?: A esta pregunta cabría

responder desde multiplicidad de modelos y puntos de vista y cada uno de ellos

poseerían diferentes formas de explicarlo con buen tino de complementariedad. De

todos modos tampoco responderían objetivamente y menos con criterios de verdad a tal

enigma, solamente teorías que expresarían el abastecimiento en la incertidumbre.

Es cierto que la relación complementaria se produce como un fenómeno-base

que muestra que una pareja se elige como pares complementarios cognitiva y

emocionalmente: Veo en el otro aquellas cosas de las que adolezco y que me muestran

lo que me falta, a la vez siento y me expreso emocionalmente de manera diversa que mi

pareja. Estas mismas diferencias se cuecen en la dinámica de las interacciones en donde

los niveles de acción se entretejen alternativamente y con características y

peculiaridades de cada interlocutor. Hasta neuroendocrinamente son hormonas

complementarias tanto los estrógenos como los andrógenos y nuestro cerebro anatómica

y químicamente dista del cerebro de nuestra pareja conformando tanto el cerebro

femenino como el masculino, un solo cerebro: el cerebro de pareja.

Toxicidades relacionales

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El trabajo terapéutico con parejas, es un trabajo terapéutico fascinante pero

sumamente complejo. Quien se jacte de ser un buen terapeuta encontrará en el

tratamiento de parejas, un verdadero desafío: no por las dificultades que ofrece las

problemáticas, sino el cómo se transmite la información.

La comunicación es un fenómeno complejo y en una pareja como grupo de dos,

se instauran una serie de vicios relacionales, supuestos, confusiones que, de no

metacomunicarse, se sistematizan y crean arrolladores efectos dominó que provocan

desgastes que horadan la relación hasta destruirla.

Un hombre le intenta transmitir su construcción ideacional a su mujer. Para

lograr expresarla en una construcción sintático-semántica del mensaje, dependerá de

obstáculos y facilitadores del contexto (lengua, retórica, aspectos analógicos de

interlocutor, tranquilidad o alteración del contexto, entre otros). Su mujer recepciona

esta información, más bien, construye ideacionalmente algo: una codificación (puesto

que solo se decodifican los símbolos de la lengua) a la que le confronta una

construcción ideacional que intentará responder mediante una estructura sintático-

semántica del su mensaje. Así en un feed-back permanente. Como se verá la mujer se

contesta a sí misma, puesto que se responde a su propia construcción ideacional.

A todo este proceso se le debe agregar el lenguaje paraverbal con todo un

impacto de gestos, movimientos, posturas, cadencias, ritmos, etc. Con lo cual se

acrecienta la complejidad y la posibilidad de complicación. El emergente de supuestos

es un mecanismo prototípico, donde se otorga per se la codificación que uno realiza del

interlocutor y responde a ella sin realmente confirmar si lo que se recepcionó es lo que

intentó transmitir el otro. Mas grave es la situación en donde se monta el supuesto sobre

la estructura del mensaje: el interlocutor cree que lo que el otro va a responder es lo que

previamente intuye por el conocimiento que posee del otro. Cuando responde, responde

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de manera directa hacia su supuesto, desconcertando a su interlocutor. La

metacomunicación o el comunicar sobre lo comunicado como acto aclaratorio, bien

puede ser una cuña que suprime el supuesto, aunque pocas veces se utiliza dejando paso

a la profecía autocumplidora (Watzlawick 1988).

Como se observa este mecanismo de forma de desarrollar el acto comunicativo

excede la pareja, pero hace blanco profundo en dos personas que llevan tiempo de

relación. La comunicación humana es un acto interactivo de construcciones que se

retroinfluencian: construcciones de mensaje que son producto de construcciones

ideacionales que se colocan en construcciones de mensaje.

Existen diferentes tipos de parejas, como lo expresa la siguiente lista recabada

por la investigación en LINCS (1), de la experiencia de una serie de especialistas de

pareja que van de la pareja simple, hasta un entramado complejo que involucra a otros

miembros.

• Parejas heterosexuales: Noviazgo. Matrimonio. Convivientes. Con un hijo. Con

dos hijos. Con tres o más hijos.

• Parejas homosexuales: Parejas de dos hombres. Parejas de dos mujeres.

Noviazgo. Matrimonio. Convivientes. Con hijos de matrimonios anteriores. Con

hijos por “alquiler de vientre”.

• Parejas a distancia: Vía skp, chats, etc. sin conocimiento en vivo. Vía skp, chats,

etc. Con conocimiento en vivo esporádico. Convivientes esporádicos

• Tipo de unión de Parejas: Convivientes (desde inicio, paulatino o “síndrome del

cepillo de dientes”, decidido y explicitado, decidido tácito). Casamiento.

Matrimonio con diferentes cuartos. Matrimonio con diferentes casas.

• Parejas ensambladas: Con hijos de ambos de parejas anteriores. Con hijos del

hombre de parejas anteriores. Con hijos de la mujer de parejas anteriores. Sin

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hijos de parejas anteriores. Con hijos comunes. Combinaciones de los puntos

anteriores

• Parejas de tres integrantes: Parejas heterosexuales sostenidas con un amante

heterosexual del hombre. Parejas heterosexuales sostenidas con un amante

heterosexual de la mujer. Parejas heterosexuales sostenidas con un amante

homosexual. Parejas homosexuales sostenidas por amante homosexual de

alguno de los integrantes. Parejas homosexuales sostenidas por amante

heterosexual de alguno de los integrantes.

• Parejas de cuatro o más integrantes: Parejas heterosexuales sostenidas por

amantes “fijos” heterosexuales de ambos. Parejas heterosexuales sostenidas por

amantes ocasionales heterosexuales de ambos. Parejas heterosexuales sostenidas

por relaciones heterosexuales ocasionales del hombre. Parejas heterosexuales

sostenidas por relaciones ocasionales de la mujer. Parejas homosexuales

sostenidas por relaciones homosexuales ocasionales o fijas de ambos. Parejas

homosexuales sostenidas por relaciones heterosexuales ocasionales o fijas de

ambos. Swinger.

• Parejas mixtas: Diferente nacionalidad. Diferente religión. Diferente raza.

• Parejas con diferencias de edad y ciclos evolutivos (a favor del hombre o de la

mujer). Menor de 10 años. Excede los 10 años. Excede los 20 años. Excede los

30 años. Excede los 40 años

• Parentalidad en la pareja: Parentalidad tradicional. Mujer single. Hombre single.

Parejas homosexuales

Como se observa en la información precedente, hay variaciones en las formas y

dinámicas de relación de pareja que la llevan a tipificar de diferentes conformaciones.

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Más de una oportunidad esos dos integrantes que comparten su vida hace muchos años,

se encuentran relatando anecdóticamente el problema pero ofreciendo versiones en las

que parece que han vivido momentos, historias, experiencias, abrumadoramente

diferentes. Es decir, tal cual fuesen dos situaciones completamente distintas aunque con

alguna arista que se comparte –en el mejor de los casos-.

En un trabajo exploratorio de terapia de pareja se ha recopilado una serie de

dinámicas relacionales disfuncionales que se llamó Los juegos del mal amor, juegos que

llevan a que una pareja se autodestruya en el intento de resolver problemas o mejorar la

pareja y se obtiene el resultado contrario. (Ceberio en Eguiluz 2007; Ceberio 2012). Es

decir, la pareja aborta sus capacidades, se descalifica (tanto sus integrantes en manera

personal, como hacia el otro), con la consecuente frustración, angustia,

hipersensibilidad (…) y con una alerta paranoide a la posibilidad de ataque del otro, se

encuentra inmersa en la intolerancia y las emociones de angustia, bronca y tensión que

son moneda corriente en la relación (R. Ceberio 2007).

En el desenvolvimiento de estos juegos se observaron, a su vez, una serie de

coreografías disfuncionales (o funcionales a la destrucción de la relación) que se

originan tanto en los aspectos de contenido como de relación –de qué y el cómo- (P.

Watzlawick, J. Beavin y D. Jackson. 1981) y se sintetizan en cuatro niveles que

describen niveles lógicos de complicación de la complejidad:

1. Complicación 1: está estructurado en una complejidad doble, donde tanto el

contenido como el estilo relacional son el problema. Son parejas que no poseen

un pronóstico alentador, dado que se dan pocas opciones para encontrar un

umbral de acuerdo. Las irreconciliables diferencias, son irreconciliables porque

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el estilo conversacional está soportado en rivalidades, descalificación y

competencia, razón por la cual, la convergencia es utopía.

2. Complicación 2: sostenido por una complejidad simple, donde el contenido no

es problemático pero sí el estilo relacional. Son esas parejas que después de

escucharlos discutir, nos preguntamos ¿porqué están discutiendo si están

hablando de lo mismo?. Poseen muchos puntos de convergencia en sus puntos

de vista acerca de diferentes aspectos de la vida, pero un estilo relacional

confrontativo lleva a escalar simétricamente de manera frecuente haciendo

honor a la alegórica frase que dice No se de que se trata pero me opongo.

 
3. Complicación 3: también es de complejidad simple. Aquí el contenido es el

problema y estilo relacional no. Son de buen pronóstico. Son parejas que si bien

poseen formas de pensar la vida de acuerdo a perspectivas diferentes, con

respecto a valores, gustos, creencias, ideología, etc., pero tiene una forma de

intercambiar información que respeta los puntos de vista del otro, que intenta

reflexionar e incorporar la información del partenaire aprendiendo.

4. Complejidad 4: es una complejidad simple que no se transforma en

complicación, donde el contenido no es problema y estilo relacional tampoco.

Estas parejas no asisten a consulta, son funcionales y equilibradas en la

resolución de las diversas alternativas de su experiencia.

Son numerosos lo juegos nocivos en las relaciones de pareja. Algunos, de una

burda simpleza, generan un arrollador dominó en dirección al desorden emocional. Un

gesto sencillo conlleva una acción a la que puede atribuírsele semánticas equivocadas

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(malas interpretaciones). Una acción implica una interacción y de allí en más toda una

coreografía que puede exceder el marco de la relación e involucrar a otros miembros.

Esta reacción en cadena está sostenida en las soluciones intentadas fracasadas, que de

no ser colocada una pauta solucionadora que detenga la reacción, se estructura desde el

error hacia la dificultad, que en la medida que no es resuelta se transforma en problema.

En la medida que el problema se sostiene en el sistema, es transformado en

síntoma que afecta a todo el sistema y, a su vez, es el sistema que ha construido el

síntoma. Entonces no solo es el síntoma, sino también el sistema que danza alrededor

del despotismo sintomático (el sistema crea a su sometedor), un sistema disfuncional

que con el paso del tiempo se transformará en trastorno psicopatológico.

En la mayoría de las parejas observadas, podría afirmarse que la base de todas

sus discusiones (los juegos del mal amor), se asientan sobre una plantilla relacional que

posee ingredientes similares que se perpetúan también en la forma de comunicarse post

separación (Ceberio 2007):

1. La mayoría de las parejas ven el mundo, reaccionan, hipotetizan bajo procesos

lineales.

2. Tienen su base en la disputa en el patrimonio personal de la razón y la verdad.

Es decir, el sostén de la objetividad y de una realidad única.

3. Los cónyuges están más preocupados en decirle al otro, que en escucharlo.

Cuando la pareja confronta, cada uno de los partenaires está más pendiente de

cómo pueden dominar la relación.

4. La pareja es proclive a escaladas. Los parámetros anteriores constituyen los

argumentos para la simetría relacional. Es decir, siempre está presente un juego

de poderes, del cual uno de los cónyuges saldrá o desea salir victorioso.

5. Siempre existen las inculpaciones, quejas y críticas acerca del otro.

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6. Se realizan lecturas lineales que apuntan al otro y que no involucran a ambos en

una dinámica interaccional (sincronía) Yo hice esto porque tu me llevaste a

hacerlo….

7. Se estructuran supuestos lineales (interpretaciones psicoanalíticas salvajes que

identifican a los padres de cada cónyuge) dados como realidades per se

(diacronía).

8. Se expresan descalificaciones, desvalorizaciones, falta de reconocimiento y

demás rabias, mediante gritos o ironía.

9. Puede aparecer violencia física y verbal.

10. La pareja confunde contenido de relación. Muchas de las respuestas de un

cónyuge al otro, es sobre la gestualidad de la alocución. Gestualidad que se

contrapone con el mensaje transmitido por el interlocutor.

11. Intentar aclarar la discusión con las mismas reglas de comunicación que la

originaron.

12. Querer escuchar en el otro, la respuesta que confirma lo que el interlocutor

piensa, atribuye o supone del otro.

13. Casi siempre se menciona o invoca a figuras parentales.

14. Aparecen reproches y pasafacturerismo sobre sedimentos actuales y del pasado

de la pareja, y del pasado remoto cuando no eran pareja.

Sostener una relación de pareja durante años, sin duda, implica un trabajo

cotidiano. Trabajo que significa redefiniciones parciales, para dejar estables algunos

perfiles de la relación. El pasaje de años hace variar los estilos relacionales amorosos,

las formas de expresión afectiva, las necesidades, expectativas de respuesta, actividades,

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gustos y preferencias, entre otras cosas. No se trata de que la persona con quien se

formó pareja sea otra persona.

Los ciclos evolutivos demarcan cambios en una serie de aspectos que,

necesariamente, deberán compatibilizarse con el partenaire. Ciclos evolutivos de la

pareja y de los miembros en particular, más allá de las diferencias de edad de ambos que

pueden acentuar distinciones y diferencias entre los integrantes. Los mismos hijos que

transforman y amplían a la pareja conyugal en pareja parental, hacen que se rectifiquen

estructuras relacionales y se fomenten triangulaciones nocivas.

Estos cambios desestructuran complementariedades y reciprocidades. Esta es

una de las causas porque la pareja deberá someterse a reformulaciones en pos de

encontrar los acoples complementarios que los unen. La creatividad y la constancia

deben estar al servicio de tal reingeniería relacional, pero principalmente las ganas de

estar con el otro mediante el sentimiento amoroso. Claro que no se trata del mismo

amor. El amor varía de acuerdo a las experiencias que vive la pareja, experiencias que

modifican al amor de los primeros tiempos de la relación. Muertes, nacimientos,

mudanzas, enfermedades y un sinnúmero de situaciones críticas, varían la calidad del

amor. Esto no implica que el amor se modifique en términos cuantitativos. No se ama

más o menos, sencillamente se ama de maneras diferentes.

Equivocadamente, estos cambios cualitativos del amor se viven como

modificaciones de intensidad amorosa. Se interpreta que se ama menos o que se ha

dejado de amar, tomando como baremo ese amor apasionado de los primeros tiempos

de la relación.

Terapia post-conyugal

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En estos últimos años en nuestro Laboratorio de investigación de Neurociencias

y Ciencias sociales LINCS (Universidad de Flores y Escuela Sistémica Argentina),

hemos realizado un registro de datos de consultas de parejas que no se adaptaban a los

estereotipos de trabajo clínico tradicional. En general la psicoterapia de parejas se ciñe a

dos categorías:

A. Pareja unida: se realiza psicoterapia de pareja conyugal en pos de resolver

problemas a la dinámica relacional marital o conviviente o noviazgo; o

psicoterapia de pareja de padres, para ayudar a organizar la tarea y resolver

conflictos en el trato con los hijos.

B. Pareja separada: se realiza terapia de pareja de padres a razón de citaciones

escolares por problemas de conducta o de aprendizaje del hijo.

Dentro de esta última categoría, hemos acuñado el concepto de terapia post-

conyugal, como una tercer instancia en que la asistencia de parejas no puede incluirse

en una terapia parental: la pareja separada o divorciada asiste a consulta y los temas que

se desarrollan en la terapia son remanentes de vicios comunicacionales que los han

llevado a separarse y continúan perpetuándose post separación convirtiendo al vínculo

en disfuncional.

Las sesiones se consolidan en temáticas no elaboradas post separación, de

formas estereotipadas de transmitir información, de culpas y enojos antiguos no

metabolizados y que se manifiestan a través de los hijos o en la forma en que se

conducen con el dinero, la organización de horarios, las triangulaciones con los

abogados, las citaciones con la justicia, la repartija de bienes, la sensación de injusticia,

la agresión y la violencia, la actualización de los viejos problemas, la búsqueda

incesante del porqué de los actos actuales y antiguos, entre otras temáticas.

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La terapia Post-conyugal se establece por diferentes vías de entrada. Nunca

hemos observado que la pareja directamente concurra para solucionar problemas de la

cotidianidad relacional en la separación. Casi siempre han concurrido por vías indirectas

entre las que hemos registrado, entre las que se encuentran:

A. Por pareja de padres: la pareja asiste a consulta motivado por algunos de los

miembros que casi siempre está realizando una psicoterapia personal, para

mejorar el ejercicio de ser padres.

B. Uno de los integrantes está en terapia individual y el terapeuta plantea ampliar el

espacio para solucionar problemas de organización de pareja de padres.

C. Es el colegio que por problemas del niño ya sea en aprendizaje o de conducta,

solicita a los padres que el niño haga psicoterapia y el terapeuta cita a los padres.

D. Síntomas del niño, psicológicos u orgánicos y la guardia de hospital o el médico

recomienda psicoterapia para el niño o para los padres del niño.

Cualquiera de estas vías de entrada terminan transformando el motivo inicial (la

terapia parental o del hijo) en temas que atañen a la ex conyugalidad. La terapia toma un

viraje paulatino transformándose en una terapia Post-conyugal, donde empiezan a

aparecer resentimientos y rencores, estilos comunicacionales destructivos donde es

imposible el acuerdo, escaladas simétricas y una completa reactualización del pasado

tanto por ambos ex partenaires como de uno de ellos.

En general este viraje se produce por el desenmascaramiento de las vías

indirectas donde se canalizan toda la resaca emocional no elaborada de cuando la pareja

era pareja conyugal. Por lo general, son los hijos el blanco adjudicatario de la disputa

sedimentaria de los ex cónyuges, en donde se desenvuelven numerosos juegos

triangulares relacionales que se colocan en las diversas alternativas de los devenires de

  19  
la separación como organización de horarios, día y hora de visitas, pautación del dinero,

transmisión y manipulación de información, demandas económicas, etc.

Además de los 14 signos observados en las discusiones de la terapia de pareja

que hemos discriminado renglones arriba, en terapia post-conyugal, los ingredientes

comunicacionales que se han reiterado son:

1. Usar el mismo tipo de comunicación que llevó a la destrucción de la pareja.

2. Afirmar que el otro es un violento y provocarlo hasta que el otro responda

agresivamente, cuestión de argumentar la violencia con que se lo rotuló al

comienzo (profecía autocumplidora).

3. Escaladas simétricas como forma comunicacional.

4. Acusar al ex partenaire de abusador y violento.

5. Cualquier acción del ex partenaire puede ser tomada como justificación o aval

de maltrato.

6. Aparece descalificación y desvalorización en general.

7. Ejercicio de juego de dominación y poder tomando como vehículo lo

económico.

8. Manipulación del poder de la pareja parental mediante los hijos en digitación

horarios y visitas, cuando se pueden ver y donde.

9. Uso de los hijos como frente de disputa y moneda de cambio.

10. Uso de mensajes escritos (mail, watsap, texto) como fuente de comunicación

que se somete a interpretaciones del que recepciona, que casi siempre son

entendidas negativamente.

11. Hablarle a los hijos de manera negativa sobre el o la ex partenaire.

12. Prohibirle a la ex pareja ver a los hijos.

  20  
13. Detonar conductas agresivas o conflictivas cuando la ex pareja conforma una

nueva pareja.

14. Inculpación permanente del otro.

15. La injusticia y problematicidad en la separación de bienes.

16. Tratar de que el otro acepte la versión de los hechos que propone el interlocutor.

17. Triangulación con los abogados.

La separación: adiós pero te voy a volver a ver

Tal cual el proceso de duelo que se desencadena de cara la muerte de un ser

querido, las instancias de una separación se desarrollan bajo parámetros similares.

Aunque cabe diferenciar que en la muerte de un ser querido nunca más se lo volverá a

ver, mientras que en las separaciones, más aún cuando hay hijos y se comparte la

parentalidad, los divorciados o separados se verán por el resto de sus vidas. Cuando una

pareja se separa, la elaboración del duelo obviamente dependerá del estado y condición

de la pareja. Es decir, en la tramitación del duelo y la organización de la separación

existen diferentes niveles de complejidad y complicación: si se trata de novios,

convivientes o matrimonio; si tienen hijos o no; si hay bienes materiales a repartir.

Todos estos factores alientan a complicar su desenvolvimiento y a retrasar procesos

madurativos de la pérdida.

En torno a la separación se desarrollan diferentes coreografías relacionales. En la

relación de dos puede encontrarse un up relacional a favor del que abandonó la relación.

El que colocó límites a la continuidad de la relación puede erigirse como el dominador

del juego, en un franco manejo de la situación por sobre el cónyuge (en down

relacional) que no quería separarse. Si en cambio, hubo un común acuerdo en donde

ambos decidieron separarse, pueden desplegarse diversos juegos up-down position.

  21  
La separación en una pareja implica como en toda situación de pérdida, la

elaboración de un duelo que dependerán de multiplicidad de factores, puesto que la

pérdida del ser querido no muestra la irreversibilidad de la muerte, razón por la cual,

alguno de los integrantes, ambos o ninguno, puede albergar las esperanzas de

reconciliación. En la separación, la resucitación es una posibilidad. Y este no es un

factor menor, puesto que no permite cerrar la puerta de la vida de relación: la

reversibilidad dificulta la elaboración y es lo que desencadena numerosas conductas que

se triangulan con los hijos y depositan las angustias y las rabias en los procesos de

organización de la convivencia post-separación.

En los procesos relacionados al duelo de una separación y sus efectos

intervienen:

• La etapa de desarrollo individual: el desarrollo personal, laboral, profesional,

impacta sobre la actitud de separación.

• El ciclo evolutivo: no será lo mismo un divorcio en la madurez temprana que en

la adultez tardía. Los factores de amor, las concepciones de la vida en pareja, la

dimensión filosófica acerca de la vida en general, hace tramitar al divorcio de

manera cualitativamente diferente.

• Los hijos: puesto que la organización de la familia, una separación en general se

hace más sencilla cuando no hay hijos de por medio. Los hijos hacen a la

permanencia relacional y son un factor decisivo en la elaboración del duelo.

• Los años de pareja: es un factor que conlleva a múltiples factores que pueden ser

elementos controversiales y de disputa. Los años hacen al compartir desde la

organización familiar hasta bienes materiales, como así también hay más

experiencia de vida compartida: muchos ex cónyuges han llevado más vida

juntos que solos.

  22  
• El contexto: el medio ambiente en que se desarrolla también favorece o

desfavorece la separación. Un contexto de agresiones, no solo de los

protagonistas sino de la familia en general, la irrupción de síntomas, etc.

dificultan la buena separación.

• La experiencia de vida: el haber vivido otras separaciones o situaciones difíciles

emocionalmente entrenan a la persona a lograr afrontar la pérdida de manera

digna y minimizar los conflictos.

• Las actitudes de los familiares y amigos también es importante, si se comportan

contenedores o incentivan a la confrontación.

• La actitud resiliente: Si hay una actitud de superar las situaciones, o acciones

positivas que impidan complicar la complejidad que implica el acto de la

separación (Cyrulnik. 2013).

• Las figuras de apego (Bowlby. 1980, 2013, Cyrulnik. 2013 ) o tutores de

resiliencia: Búsqueda de personas afectivamente cercanas que operen como

respaldo y sostén emocional en la situación de crisis.

La Real Academia de la Lengua (2001) define el Duelo (del lat. Dolus, dolor)

como dolor, aflicción, lástima, aflicción o sentimiento que se tiene por la muerte de

alguien. La definición nos remite inmediatamente a emociones negativas (dolor,

lástima, aflicción), pero es poco precisa respecto a con qué se relacionan estas

emociones (sentimiento que se tiene por la muerte de alguien). En efecto, no es

cualquier muerte la que nos suscita las citadas emociones. Podemos conocer una noticia

que hable de la muerte de miles de personas, sin que se ponga en marcha en nosotros lo

que conocemos por duelo. (Pereira. 2010, Vannotti y Pereira. 2004)

  23  
La separación implica una muerte metafórica, puesto que la persona de la que el

cónyuge se separa no está muerta. Pero es una pérdida y como tal emergen naturalmente

una serie de sentimientos como angustia, ansiedad, tristeza, dolor, rencor o

resentimiento, entre otros, que exceden la decisión y los motivos de la separación. Las

causas pueden ser muy valederas pero no implican abortar los sentimiento que

desencadena la pérdida.

Bowlby (1980), define al duelo como el proceso psicológico que se pone en

marcha debido a la pérdida de una persona amada y como todo proceso lleva una serie

de pasos emocionales y reflexivos que deben respetarse, por así decirlo. Como señala

Pereira (2006, 2010) Esta definición nos aclara que el duelo no es un momento, una

situación o un estado, sino un proceso: es decir, algo que tiene un comienzo y un fin.

Que es un proceso psicológico o emocional (por más que en algún momento de ese

proceso pueden aparecer síntomas físicos), y que se pone en marcha debido a la

pérdida de una persona, pero no de una persona cualquiera, sino de una persona

amada.

El mismo Bowlby (1980, 2013) asoció sus célebre Teoría del apego con la

situación de separación y duelo, ya que ambas situaciones se accionan una con otra: en

toda situación de duelo buscamos referentes afectivos de protección y confianza. Define a

la conducta de apego como un un mecanismo biológico de protección que asegura la

supervivencia del individuo y de la especie. Es un comportamiento instintivo que excede al

humano que se produce en los primeros años de vida entre madre e hijo. Como se observa,

Bowlby para definir esta conducta apela no solo a teorías psicológicas sino etológicas. El

mero indicador que indique a un niño la ruptura del contacto con su madre produce una

reacción psíquica y somática el Síndrome de respuesta a la separación analizado por el

autor, en niños en cuya primera infancia separados de sus madres. En pos de restaurar la

  24  
proximidad del objeto amoroso perdido, los niños, cuando pierden el contacto visual con la

madre, desarrollan el síndrome mencionado compuesto por conductas en tres fases:

protesta, desesperación y desvinculación.

Freud (1967), en su ensayo Duelo y Melancolía señala que en las situaciones de

duelo la persona pasa por un estado de ánimo profundamente doloroso donde existe una

pérdida de interés por el mundo exterior, es decir, por los intereses básicos de la vida, la

sensación de desgano e inhibición de funciones que conectan a la persona con la vida,

como también una pérdida de la capacidad de amar. Si bien, Freud lo refiere al duelo

por la muerte, el separado pasa en mayor o menor medida emocional por este tipo de

proceso.

C. M. Parkes (1983, 1991), uno de los autores más prolíficos y que en mayor

profundidad ha estudiado el Duelo en sus diversos aspectos, sostiene que la reacción de

duelo debe entenderse como una transición psicosocial. Las transiciones psicosociales

son los cambios vitales que requieren que las personas revisen profundamente su

concepción del mundo, llevando consigo la necesidad de cambios rápidos y

permanentes de una cantidad masiva de reglas, hábitos, rituales, premisas,

construcciones de la realidad. Serían aquellos cambios que más afectan emocionalmente

a las personas. Cuantas más numerosas y de mayor importancia sean las reglas que se

deben cambiar, más doloroso y difícil será adaptarse a la nueva realidad, y más tiempo y

energía requerirá. (Pereira 2010)

En estas definiciones acerca del duelo, específicamente referidas a la muerte de

un ser querido, dejas pistas claras acerca de lo que sucede en términos de emociones,

reflexiones y acciones, a una persona que sufre un proceso de separación. Una

separación como una pérdida relevante de alguien con quien se ha compartido,

crecimiento, proyectos, hijos, espacios, vacaciones, tiempos difíciles y de bonanza,

  25  
fiestas, temores, alegrías y angustias y todo mediatizado por el amor profundo, el duelo

puede ser tan intenso como la muerte misma de ese alguien.

Toda separación es una crisis, donde el mundo se abate frente a los

protagonistas, más allá de los motivos justificados y acertados que llevaron a ejecutarla.

Aunque se viva como una liberación o un cese de la tortuosidad relacional. Aunque sea

de menor intensidad emocional que sostener la relación a toda costa: como muchas

parejas que por miedo al dolor que implica separarse, se quedan en la relación sintiendo

cotidianamente un dolor más profundo.

La separación como una pérdida, es uno de los acontecimientos más estresantes

de la vida. No es una muerte en sentido literal, pero es una muerte. La pérdida es

seguida de un período de tristeza y de aflicción y el proceso de duelo puede durar unos

meses o en casos patológicos no terminar nunca. En este sentido, no existen patrones de

tiempo y el duelo dependerá de multiplicidad de factores.

Es importante para favorecer un duelo saludable, no minimizar la situación,

afrontarla y no entrar en juegos negadores que indefectiblemente alargan el proceso de

separación. El poder expresar las emociones, llorar, hablar, buscar tutores de apego con

quien sentirse sostenido y contenido emocionalmente, posibilitan aceptar la pérdida y

aceptar el dolor y el extrañar a la persona de la que se ha separado. A diferencia del

duelo por una muerte, la persona está viva y siempre resulta una tentación recurrir a los

momentos gratos y negar los malos tragos, lo que hace entrar en una instancia de

resucitar al difunto, recurriendo a un repertorio de intentos de solución que fracasan y

empeoran el duelar en paz.

En este sentido, en el tiempo de duelo existe una relación directamente

proporcional: cuanto mayor haya sido la expresividad, la aceptación y la claridad de la

despedida del ex-cónyuge, más rápidamente la persona se repondrá y saldrá de la

  26  
situación de duelo. Pero cuánto mayor sea la negación, la resistencia a despedirse y la

represión de la expresividad de las emociones, mayor será el período de duelo y más

conflictos acarreará no solo entre los ex partenaires, sino irradiará a las familias

extensas, a los hijos, amigos, etc.

El momento de separarse: la puesta en escena

El hecho de separarse implica toda una maniobra estratégica que se complejiza

más aún en las parejas que tienen hijos. En parejas que no tienen hijos en general, las

acciones se simplifican, puesto que es un acuerdo de dos y existe menos puesta en

escena que si hay hijos de por medio.

Debe quedar en claro que -tal un imperativo categórico- todas las separaciones

son complejas: Las hay de menor complejidad hasta llegar a las de mayor complicación,

pero absolutamente todas las separaciones que hemos observado llevan diferentes

grados de complejidad. Lo más común en toda separación es que es el hombre quien se

va de casa, puesto que es la esposa la que se queda con los hijos. En el caso de que no

tengan hijos esta es una decisión que debe tomarse de a dos y dependerá si la casa es un

bien común, si se encuentra alquilada y quien se quedará con esa renta, o es propiedad

de alguno de los miembros de la pareja. Pero esta decisión es tomada bajo otros

parámetros cuando hay hijos.

Una separación implica también una separación del hábitat físico, el lugar de

vivienda. Se deben evitar separaciones bajo el mismo techo, solamente son posibles

como breve transición a cambiar de domicilio (y menos dormir en habitación de los

hijos y que uno de los hijos duerma con la madre).

En matrimonio con hijos es importante que la pareja planifique la salida del

hombre con antelación. Si la separación, como muchas, se realiza intempestivamente

  27  
mediante el impuso del enojo y la bronca, no existe planificación alguna, pero si no es

así, es importante que el hombre se vaya cuando no hay nadie en casa: por ejemplo,

cuando los hijos están en la escuela. El objetivo es evitar el melodrama y el dolor de una

escena, en donde los chicos se aferran al padre y no lo dejan ir, el llanto, los gritos, la

angustia.

Por supuesto que esta imagen es solo un ejemplo de los que puede suceder en

una separación donde el padre se prepara una valija o un bolso con una muda de ropa y

parte a su exilio frente a sus hijos. Esta escena es riesgosa y sobretodo muy dolorosa. Es

importante reducir el dolor -aunque siempre esté presente, porque hasta las más

razonables y justificadas separaciones generan dolor-.

Otro detalle a saber: ¿se habla con los hijos antes o después de la salida del

cónyuge?. El padre puede irse de la casa cuando no están los chicos y a posteriori

reunirse con la madre de sus hijos para hablar y explicarles que se han separado. Sea

antes o después, es conditio sine qua non que se reúnan para ofrecerles un mensaje en

común a los hijos. Un mensaje de cierre de una relación conyugal y de apertura a un

nuevo y único vínculo entre los miembros de la pareja: la parentalidad. Lo único que

tendrán de vínculo de aquí en más, hasta la muerte, son los hijos.

En la reunión para informarles a los hijos de la separación de sus padres,

siempre deben estar ambos cónyuges. Es un momento doloroso y es importante que los

padres hagan un esfuerzo en desdramatizarlo. Reunirán a los hijos de edades similares,

de lo contrario ambos se reunirán con cada hijo de manera individual. No es lo mismo,

una pareja con hijos muy pequeños de 3 o 4 años e hijos adolescentes, puesto que ni el

lenguaje ni las actitudes ni la pedagogía serán las mismas. En esos momentos se

deberán evitar discusiones ad hoc y menos delante de los hijos, es decir, todo lo que

implique reducir la complicación.

  28  
La estructura del mensaje debe estar unificado en los dos cónyuges, es decir, se

debe utilizar la misma versión para evitar cualquier tipo de confusión y discusión. El

mensaje debe ser firme, claro y corto, de pocas palabras y simples, explicativo,

principalmente en niños pequeños. No hay que sacarse de encima el mensaje, no es un

trámite: por doloroso que sea es la salud emocional y psicológica de todos los

integrantes de la familia y fundamentalmente de los hijos. Hay que dar, entonces, la

oportunidad de preguntar, para que no queden dudas.

Entre los tips generales que deben incluir el mensaje para explicarles a los hijos

que los padres se van a separar, discriminamos:

• Papá y mamá no van a vivir mas juntos.

• Han dejado de ser novios/pareja.

• Siempre, absolutamente siempre, vamos a estar juntos como papás para

ustedes, pero no como novios/pareja.

• Van a tener dos casas.

• Van a compartir con papá y mamá en diferentes días.

• Papá y mamá se quieren, han estado años juntos, pero decidieron no ser más

novios.

• Papá va a tener una nueva casa.

• Van a ayudar a papá a decorar la nueva casa y tendrán una habitación para

ustedes..

• Los vamos a amar por toda la vida, son lo más importante para nosotros.

La actitud siempre será afectiva y contenedora. El abrazo y el beso siempre

estarán presentes y trasuntar que esto será mejor para todos.

Separaciones saludables o separaciones disfuncionales

  29  
Coexisten en las personas que duelan diferentes reacciones frente a una

separación. Se hallan las reacciones emocionales, en donde la persona se angustia, se

entristece, se llena de odio y ansiedad, desvalorización, o toma actitudes maníacas y

negadoras, grita, llora, está susceptible e intolerante, se enmudece, en síntesis toda una

serie de manifestaciones que bien manifestadas permiten ser analizadas y entendidas

(por ejemplo, en un espacio terapéutico). Las emociones detonan reacciones

fisiológicas, como taquicardia, sudoración, se eleva el cortisol, baja la serotonina, se

puede padecer de insomnio, o somatizaciones. (Aguado, L. 2014; Damasio, A. R. 1994;

Gracia, L. M. 2012; Pert C. 2003).

Se pueden observar reacciones cognitivas, como confusión de pensamientos,

rigidez y estereotipación de la forma que se elucubra la reflexión, supuestos rígidos,

pensamientos automáticos y distorsiones cognitivas, ideas parasitarias, pensar lo que el

otro piensa, entre otros. (Riso, W. 2006; Abrahms E. 2005; Beck, A.; Rush, J; Shaw, B.;

Emery G. 1979). O reacciones contextuales que remiten al entorno en donde se

desenvuelve el proceso de separación: las personas cercanas, los familiares, los amigos

de la pareja y personales, los hijos, compañeros de trabajo y demás integrantes del

ambiente cercano a los protagonistas.

Kubler Ross (2006, 2008) sobre el duelo de una muerte, señala 5 pasos que

generalmente desarrolla la persona que duela. Hemos traducido estos pasos a la

separación:

1. Negación: es el primer impacto de cara a la decisión de separarse. No puede ser,

No puedo creer que este sucediendo después de tantos años. Esta defensa se

enarbola en primera instancia a manera de barricada contra toda posibilidad de

pérdida.

  30  
2. Ira: cuando se traspasa la defensa, la persona se llena de bronca –Porque a mi-.

La rabia lo inunda y proyecta su rabia en su ex partenaire, su entorno próximo:

amigos, familiares, el terapeuta y hacia sí mismo.

3. Negación–racionalización: como forma de socavar la rabia y el odio que genera

la posibilidad de separarse, la negación se retoma en forma de racionalización.

Se justifica lo que está sucediendo y se puede intentar la resucitación, en pos de

tentar reconquistar para amenguar el dolor.

4. Depresión: La bronca que se racionalizó recreando expectativas, se transforma

en una profunda tristeza frente al fracaso de los métodos implementados. La

inminencia de la separación definitiva conecta con una angustia intensa y la

depresión.

5. Aceptación: esa es una etapa de reflexión y de introspección. La persona se

replantea qué significa para ella una pérdida. Es una etapa filosófica donde la

persona se vuelve sabia e incorpora la crisis como un gran aprendizaje,

aceptando la nueva etapa que está por venir.

La aceptación de la pérdida implica que en la antesala de la separación, explícita

o implícitamente, se logre expresar todo lo que se desee en una despedida plena en

donde se pueda manifestar lo que la ex pareja nos deja en la vida. Este vaciamiento

implica soltar a la persona, dejarla ir. Implica no solo liberarla, sino la propia liberación

del egoísmo de posesión afectiva.

En una situación de duelo se conjugan algunas pérdidas que exceden al objeto

amoroso perdido, es decir, cuando un amor se va, varios duelos se elaboran. Más allá

del contenido de la pérdida (la persona del ex cónyuge), la pérdida en sí misma provoca

dolor y angustia. También se siente dolor por el contenido de la pérdida, o sea, la

  31  
identificación de la persona a quien se pierde, como además se siente dolor por aquellas

cosas que se depositaron en la relación y el otro se las llevó (ilusiones, deseos, proyecto,

amor, por ejemplo). En general, el dolor se acrecienta en la presencia de la ausencia.

El dolor del duelo siempre acarrea una serie de lesiones emocionales, orgánicas

y psicológicas que deben soportarse y que pueden ser el pasaporte a la elaboración de la

pérdida. Hay un dolor natural por el duelo, más allá de la causa que motivó la

separación; el duelo siempre provoca angustia puesto que se rompe un sistema y con

ello todo lo que sedimenta. Ese dolor se agudiza en los momentos que habitualmente se

compartían y aparecen sentimientos de desvalimiento, baja autoestima e impotencia. La

persona puede sentirse como una pobre víctima abandonada, lo que muestra la

necesidad de recuperar al partenaire perdido hasta la desesperación: Me quiero morir si

él/ella ya no está.

El dolor adquiere formas espasmódicas en donde cada ciclo marca un

sentimiento que complementa al ciclo que sigue: Me siento triste, me lleno de bronca,

me siento triste, me lleno de bronca, me siento triste, etc. La persona es invadida por

pensamientos automáticos y negativos que entorpecen la vida cotidiana y enllentecen la

elaboración del duelo. También aparece bronca y descalificación al objeto amoroso

perdido como parte final de un prólogo de seducción, amabilidad y dulzura.

Duelo disfuncional

En cambio en el duelo disfuncional, coexisten una serie de emociones,

reflexiones, conductas y acciones y pensamientos, que entorpecen y bloquean la

resolución de la pérdida. Por ejemplo, resistirse a despedirse, no lograr decir Basta

frente a frente con la ex pareja. O negar intensamente desoyendo lo que dice el cónyuge,

como si la separación no fuese inminente, como si el otro no se hubiese muerto.

  32  
Extrañar recordando mas allá del tiempo normal y recordar lo positivo de la relación,

sesgando lo negativo (que son esos factores que llevaron a la separación). y auto-

recriminarse: Si hubiese hecho.../ Quizá si le respondía que si, ya no habría problemas.

La culpa es otro sentimiento tóxico que invade y liga a la persona con su ex

cónyuge. Los mecanismos reparatorios descalifican al partenaire y lo hacen desenvolver

acciones en pos de recuperar al objeto perdido. En esta misma dirección se puede llegar

a la desesperación de no soportar la pérdida e intentar por todos los medios poder

retornar al vínculo. Esta concentración extrema en la pérdida y en los recuerdos de la ex

pareja, hace que todas las actividades de la vida sean satélites de ella. Nada importará

más, mostrando indiferencia y apatía hasta indiferencia hacia cosas o actividades que

antes le despertaban interés y las ideas parasitarias y rumias mentales danzan alrededor

de la figura perdida y la añoranza y el dolor se intensifican. Es la sensación de vacío:

sentir que la vida no significa nada o no tiene sentido.

Una tristeza permanente invade a la persona que deambula entre arranques de

rabia y de angustia que lo inhabilitan a disfrutar la vida y para conectarse con sus

actividades y entorno habitual, en síntesis para llevar a cabo una rutina normal pudiendo

llegar a la depresión o tristeza profunda.

Estos sentimientos, pensamientos, emociones y acciones, de un duelo

disfuncional, son principalmente sentidos por un ex cónyuge en posición down, es decir,

una persona que se separó por decisión de su pareja y en contra de su propia voluntad,

más allá de la razonabilidad y coherencia de la decisión del partenaire. Habría que

agregar la propia autodescalificación y desvalorización personal que desde esta posición

relacional por debajo, son sensaciones asesinas de la dignidad que cada persona debe

sentir en un proceso de separación. El cónyuge en up, tiende a distanciarse aún más de

  33  
su ex cónyuge puesto que se siente asfixiado por el acoso de las múltiples tentativas de

acercamiento que realiza.

Estos juegos por debajo y por arriba a los que se someten los integrantes de la

ex pareja, entorpecen la despedida y la elaboración del duelo, acentuando las posiciones

y sosteniendo el fracaso por los intentos de solución fallidos. No obstante, el juego

paradojal e ilusoriamente es una forma de que el ex partenaire en down mantenga viva

la relación aunque sea a través del rechazo.

El extrañar es un sentimiento común que emerge en toda separación funcional

o disfuncional. El extrañar puede ser definido como recordar con deseo o necesidad de

estar con el otro. La aparición del recuerdo viene acompañada de la necesidad. La

sensación de extrañar crea una sensación de extrañeza –me siento extraño cuando te

extraño- que implica no estar en el propio eje identitario, donde se perdieron los

parámetros de la habitualidad con el otro, más aún si estamos velando un muerto con

quien compartimos muchos años y habitualidad vincular.

Pero el extrañar se potencia cuando se presenta la ausencia de la ex pareja: te

extraño en aquellos momentos donde cobra presencia tu ausencia. Los momentos de la

cotidianidad como desayunos, cenas y fines de semanas, son los preponderantes en el

extrañar. Son los lapsos donde los fantasmas del pasando rondan y generan la añoranza.

En este tránsito, el dolor se reactualiza por el rencor que produce las imágenes

del recuerdo. Estas imágenes instauran un resentimiento que provoca accesos de bronca

que es una forma de vía de salida de angustia. La bronca se puede manifestar mediante

explosiones (confrontaciones, ataques de ira, enojos momentáneos) o implosiones

(trastornos psicosomáticos), cuando no, se expresa mediante la angustia de manera

directa. La angustia es el sentimiento que permite la reflexión y de allí puede surgir el

perdón como moneda de trueque. La reflexión angustiosa permite entender razones,

  34  
aclarar motivos, y establecer niveles de comprensión. Cuando la decisión de separación

fue mediatizada por una situación confusa o cuando resulta difícil entender que el otro

ha dejado de amar.

El perdón

La posibilidad de perdonar es un recurso liberador de todas las preguntas que

puede hacerse un partenaire agraviado o dolorido en pleno duelo. Pero hemos observado

en nuestra investigación clínica que un vehículo del perdonar se encuentra en la

comprensión previa, aunque no es una condición que siempre implique el perdonar.

Entre las variables comprensión y perdón que registramos en la observación clínica se

encuentran:

• No te comprendo y no te puedo perdonar: la incomprensión impide el perdonar

y esta asociación en este caso es categórica y ratifica la separación.

• Te comprendo y te perdono, pero ya estoy muy lejos de ti: el tiempo permite la

distancia suficiente para comprender por ejemplo, el agravio o la acción que

llevó a la separación, pero el sistema ha construido un nuevo sistema en su vida

que no incluye a su ex pareja.

• Te comprendo, te perdono, pero no te justifico: el partenaire comprende y esa

comprensión lo lleva a perdonar pero no justifica las acciones que agraviaron.

Entiende que se podrían haber tomado otros caminos.

• Te comprendo pero no te perdono y no te quiero ver más: la persona comprende

lo sucedido pero a pesar que lo intenta no logra perdonar y decide separarse

definitivamente. Por ejemplo, la persona comprende pero sus creencias son tan

rígidas que le impiden el perdón.

  35  
• Te comprendo, te perdono y quiero que lo intentemos nuevamente: la

comprensión y el perdón subsecuente abren una nueva posibilidad de encuentro

relacional.

• Pasafacturerismo eterno: en donde la persona perdona o al menos cree perdonar

pero en realidad no perdona y reinicia el vínculo, entonces surge una repertorio

cotidiano donde todo se asocia al agravio y el vínculo se torna tortuoso.

La recomendación terapéutica que cae como una sentencia en el trabajo

terapéutico post-conyugal, es Te perdono o no te perdono, pero a medias NO. Si se

perdona al partenaire, se aceptan las condiciones de un nuevo contrato de la pareja y el

reanudar el vínculo implica no entrar con el martirio cotidiano de desarrollar planteos

acerca del agravio (el pasafacturerismo) puesto que perdonar es perdonar en toda su

magnitud. Esto no quiere decir que la persona en momentos de enojo pueda surgir su

rabia argumentando el hecho que fundamentó la separación, pero este hecho es un

hecho aislado y no está sistematizado en lo cotidiano.

Juegos relacionales en el intento de recuperar a la pareja

El cónyuge que no ha decidido separarse puede enrolarse en una serie de

mecanismos con la finalidad de recuperar a su pareja. Intentos en general infructuosos

que terminan confeccionando profecías autocumplidoras: tanto se intenta acercar al otro

que termina alejándose. Uno de esos mecanismos muestra la idealización por el otro, en

donde se intenta benevolizar al objeto amoroso y se sesga los aspectos negativos. Este

encumbramiento del otro dificulta la despedida y lo acerca más a la relación.

Mientras que el benevolizar transcurre en el plano de lo cognitivo, buscar

compulsivamente al otro lleva el plano de las acciones. Esta búsqueda insistente cabalga

  36  
con mecanismos culposos y manipulatorios como la posición de la pobre víctima

abandonada a la que aludíamos anteriormente, tratando de apelar a golpes bajos

emocionales que imprimen culpa en el interlocutor: Porque a mi...!- .

En otros casos se observa un cónyuge que ha pedido y reclamado durante años a

su pareja una serie de actitudes o acciones a favor de la relación y el otro no realizó

ninguna de esas acciones propuestas, o las llevó a cabo por un tiempo y después retornó

al statu quo inicial. De cara al hartazgo el que solicitó cambios decide abandonar el

barco y frente a tal decisión el partenaire casi compulsivamente inicia a realizar los

cambios pedidos, aunque fuera de tiempo. Hace todo lo que el otro reclamaba y no hizo,

y ahora que se pone en marcha su pareja se encuentra muy lejos de la relación.

Hemos analizado que casi en un 80% de las separaciones el cónyuge dejado

intenta racionalmente encontrar la lógica en las acciones del otro. Esta tentativa conduce

casi siempre a la intención de comprender como una forma tranquilizadora de saber o

creer saber porque el otro decidió separarse. Muchas de estas decisiones no tienen que

ver con decisiones racionales sino con el plano de los sentimientos: la persona dejó de

estar enamorada. Esto resulta incomprensible para el cónyuge que recibe la noticia y

trata denodadamente de buscar explicaciones: es allí donde resulta muy difícil encontrar

sentido al desamor y la búsqueda en muchas oportunidades resulta infructuosa y

entrampante.

Otro juego de intentar fracasadamente de recuperar la relación es tratar de

acercarse y obtener el alejamiento de la ex pareja. El cónyuge que desea reiniciar la

relación, producto de su ansiedad apela a múltiples recursos para tan siquiera hablar con

el otro. Emplea varios canales (chats, skype, watsap, mail, Facebook, etc.) y ante la no

respuesta multiplica el más de lo mismo. Obteniendo más del mismo resultado, puesto

  37  
que los silencios comunican. Este juego paradojal de Cuanto más me acerco más me

alejo, es uno de los Juegos del Mal amor. (Ceberio en Eguiluz 2007)

Muchos partenaires que desean separarse y culposos de no afrontar la decisión,

manipulan tratando de encontrar en el otro el nock out definitorio. De esta manera,

pasan a la instancia de la separación sin adoptar la responsabilidad de la decisión y

tienen la oportunidad de colocarse en rol de víctimas. Otras de las formas es, como

hemos referido anteriormente, llamar por teléfono, mandar mail, pin, skype, chat,

wasap, etc., y si como si esto no alcanza, también se intenta frecuentar los lugares para

encontrar de casualidad al otro, como también recurrir a la familia o los amigos del otro

con el fin de acentuar el vínculo victimizándose y tratando de que convenzan al ex

cónyuge de las ventajas de reiniciar la relación y de las bondades y virtudes del

postulante. Aunque no es extraño que la desesperación por la pérdida lleve a consultar a

brujas, tarotistas, videntes y toda la fauna de esotéricos que en nombre del pensamiento

mágico realizarán rituales, actos de magia y demás trabajos con el fin de recuperar el

amor.

Además de victimización como forma de manipulación, están los ex cónyuges

que son detectores de los sentimientos culpógenos del otro. Hablarán tocando los

talones de Aquiles, los flancos débiles del otro, por ejemplo, hacer referencia a los hijos

que extrañan, de las cosas que hacían todos juntos, de situaciones de cuando la pasaban

muy bien, de comentarios enternecedores familiares que recuerdan a la ex pareja, y

comentarios del mismo tenor. Cuando las amabilidades seductoras y las conductas

persuasivas no hacen mella en el otro, el dejado podrá transformar su actitud amorosa

en arranques espasmódicos de rabia, una verdadera ametralladora emocional que

descarga su bronca hiriendo gravemente al ahora su oponente y, por supuesto,

alejándolo aún más de la relación.

  38  
La persona que ha sufrido la decisión de su pareja de cesar la relación, es

sobrecargado por una serie de autoreproches, quejas y rumias, producto del incesante

énfasis que le coloca a la figura de su ex pareja. Todas sus actividades, pensamientos y

emociones, giran entorno al recuerdo de la relación. Por ejemplo, la creencia ilusoria de

que si se hubiese realizado una acción contraria a la desarrollada posiblemente no se

hubieran separado (¿Porque no lo hice??”/ Podría haber ido y entonces / Yo le tendría

que haber contestado). O el uso de explicaciones para todo, algunas suntuarias o poco

profundas que funcionan como ansiolíticas, un verdadero Ribotril explicativo.

Tampoco entender que los silencios son respuestas y que cuando el otro no

contesta no es por un desperfecto ni de la compañía telefónica, ni error del mail, es que

la ex pareja rechaza cualquier propuesta que venga del ex cónyuge. También una

verdadera fábrica creativa de supuestos se elaboran sin corroborar en la comunicación

concreta si es así como se imagina. De esta manera las profecías que se autocumplen

pasan a ser comunes en los partenaires dejados.

Es común que el tema de la relación de pareja sea el monotema, es decir, en

todas partes se desarrollan asociaciones con el tema separación. Siempre es una buena

oportunidad para linkear temas que se emparientan con las situaciones relacionadas con

el duelo de la ex pareja. Todo el tiempo se encadenan pensamientos, imágenes y

recuerdos alusivos a la vida en pareja, en donde cualquier tema por contrapuesto que sea

puede ser la ocasión para hablar de la separación. Se cuentan versiones de los hechos y

se busca opinión y respuestas en pos de alivianar el dolor. Es una forma de narcisismo

por lo negativo: el problema de la separación es el eje de todos los temas y se tiende a

des-escuchar al interlocutor sobre sus propios temas porque se está más preocupado en

manifestar su tema (la separación).

  39  
Esta misma tendencia a monopolizar el tema de la separación consiste en

otorgarle a las acciones del otro un significado que alienta a creer que el otro sigue

interesado en la relación. Un llamado telefónico puede ser entendido como el desear

acercarse a la relación Porque sino me hubiese escrito un mensaje de texto, a pesar que

el llamado fue para que el señor pague el colegio del hijo. Este tipo de elucubraciones

enfatizan el propio deseo del un ex cónyuge que lejos puede estar del deseo de su

interlocutor.

Los consejos de los amigos

El círculo afectivo cercano, tanto amigos como compañeros de trabajo, siempre

alientan en una separación a amenguar el dolor del duelo de los protagonistas. Muchas

de estas sugerencias son intentos de solución que fracasan y lejos de motivar a las

personas a resolver y elaborar la pérdida, terminan sosteniéndola. Los amigos tratan de

evitar el dolor, cuando éste es parte del proceso del duelo y es el vehículo para

metabolizarlo. Se exploraron algunos de estos consejos y se recolectaron ciertas

expresiones, por ejemplo:

• Ya vas a ver, vamos a salir…, está lleno de mujeres: pero él solo piensa en

ella y se encuentra desganado para salir y más desganado para conocer a

otras personas de sexo opuesto.

• ¡Quédate tranquila, no te preocupes… todo pasa!. Estas expresiones si bien

están dichas con la mejor intención, resultan poco contenedoras puesto que

el protagonista no se siente comprendido en lo que siente y le sucede.

• Tu eres linda, inteligente, seductora… vas a tener muchos pretendientes.

Pero ella está viviendo el dolor del presente y le es imposible proyectarse al

futuro y menos con otro hombre como pareja.

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• ¡Sal a divertirte, a bailar, distráete!. Las personas con tal de solucionar el

dolor de la pérdida de su amigo/a, hacen lo posible para distraerlo/a, por

ejemplo, entrando en resoluciones maníacas y elusivas.

• Tengo un amiga para presentarte... Parece que todo se subsanara con

ingresar a otra relación, cuestión de anular el dolor y la angustia, cuando,

reiteramos, son sentimientos ineludibles en la elaboración de la pérdida.

• ¡No llores, no vale la pena, se fuerte!!!. Al igual que en los velorios que trata

de suprimirse el llanto por entenderse como síntoma de debilidad, el asociar

no llorar como síntoma de fortaleza, hace que los consejos sean antinaturales

a los sentimientos y emociones que se detonan frente a la pérdida.

• ¡El era un miserable, mal tipo… no te trataba bien!. El cargar las tintas

contra la ex pareja es aliarse con la persona demonizando al otro. Estas

actitudes son riesgosas, principalmente en cónyuges muy dependientes que,

si lograran reiniciar el vínculo, trasmiten todas las opiniones del círculo

afectivo a su partenaire, que empoderado cerrará las puertas de la amistad

con la persona que realizó comentarios adversos. Con lo cual, se gana una

relación de pareja pero se perdió una amiga.

Buen convivir en la separación

Hemos recopilado una serie de consejos preventivos que intentan reducir la

complicación en pos de que la convivencia de los ex cónyuges más saludable. Una

separación exitosa implica el respeto, el buen trato y el afecto de los protagonistas, todo

efecto salutogénico generará salud mental y emocional en los hijos, que por cierto, son

los que mas se pierden de vista en una ex pareja en litigio simétrico.

  41  
Es importante evitar criticar al ex-cónyuge delante de los hijos. Esto los lleva a

triangularse y a generar malhumor y locura entre los niños que se hallan en medio de

dos fuegos. Si se habla de la ex pareja, se hablará connotando positivamente, en una

actitud cuidadosa hacia ella pero qué repercute en los hijos. De todas maneras, más allá

de esta disquisición, es preferible que NO se hable del ex-cónyugue.

También es relevante, no compartir mucamas. Las mucamas son chismosas

llevan y traen información y en muchos casos son sobornadas por alguno de los

integrantes que intenta dominar el territorio como un macho cabrío. Tampoco se puede

vivir en la cercanías de donde vive el ex-cónyugue: se puede vivir cerca pero no tan

cerca, para evitar persecuciones, controles y fundamentalmente respetar la

independencia de cada uno de los miembros de la ex pareja.

Por otra parte, el hombre puede vivir en casa de los padres o de amigos como

una transición. Es importante que los hijos deban tener su lugar en casa de papá. Si es

un problema económico que no permite cierta independencia, hablar con los hijos

mostrando las dificultades y reduciendo la omnipotencia. Una comunicación clara y

frontal se agradecerá el día de mañana en los hijos en la vida adulta. Mostrarles a los

hijos las imposibilidades es tan positivo como mostrarles las virtudes.

Se debe evitar enviar mensajes al ex cónyuge a través de los hijos puesto que la

triangulaciones siempre son nocivas y llevan a la conflictualidad relacional. Además los

chicos terminan entrampados en el litigio de los padres y terminan absorbiendo las

angustias, tensiones y broncas que deberían ser canalizadas entre ellos. Se pueden

utilizar mensajes de texto, chat o mail como forma de transmitir información, pero este

método también tiene su riesgo, puesto que ante la ausencia de gestualidad y

entonación, los mensajes son codificados por el interlocutor de acuerdo al baremo de la

bronca, de la angustia o de la connotación positiva. Una forma de restringir el mal trato

  42  
es hablar estrictamente sobre cuestiones pertinentes a los hijos, prohibiendo preguntas

personales.

Siempre se debe metacomunicar cuando los mensajes no son claros (preguntar

en cambio de suponer). Por ejemplo, es importante aprender que cuando se habla de

temas económicos no siempre se está hablando de lo económico y más cuando es un

tema problemático.

En toda ex pareja una buena organización logra minimizar problemas: la

pautación de acordar días, horarios, dinero y otras responsabilidades por escrito, es un

artilugio que no deja lugar a dudas. Y principalmente respetar los acuerdos económicos,

puesto que no hay que involucrar a los hijos en temas de dinero o en cualquier tema

atinente a la pareja de padres.

Los padres no deben competir por ser el mejor papá o mamá. En general el padre

o la madre deben aprender a conformar el equipo de padres. Pero también hay que tener

en cuenta que los hijos invitan a triangular y se meten en las fisuras que deja la ex

pareja, aunque los hijos triangulan aún cuando la pareja de padres no muestre fisuras.

Bajo la tutela de un terapeuta resulta muy útil redactar un listado de tips de

buena convivencia. El terapeuta colaborará con la co-construcción del listado de las

cosas, actividades, obligaciones, por parte de ambos ex cónyuges. Si ambos pueden

ceñirse a lo que se escribe en el listado, la organización post separación funciona mucho

mejor. La lista opera como regla y es un parámetro del acatamiento y buena voluntad de

la pareja de padres.

Conclusión

A pesar de la experiencia clínica que desarrollamos con parejas, parece

inconcebible que dos personas que se han amado tan profundamente como para llegar a

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una convivencia y elegirse para tener hijos, puedan llegar a semejante catástrofe

emocional en la separación.

La violencia entre ambos partenaires, gritos, insultos, manipulaciones,

agresiones verbales y física, desagarra el interior de cada uno sin medir consecuencias.

Pero, el factor más grave es que se involucran a los hijos en la disputa y se los utiliza

como moneda de cambio. Restricciones en las visitas, especulaciones en los horarios,

dominaciones mediante cuota alimentaria y otros gastos, hacen que tanto el hombre

como la mujer, intenten salir victoriosos de una contienda que no mide a quien se

arrastra.

El espacio de una terapia post conyugal, intenta limpiar aquellos sedimentos del

pasado relacional de la pareja que siguen teniendo una vigencia perturbante en los

actores. Entonces la historia se yergue en el presente: contenidos y mecanismos, formas

y estilos, se ensamblan para dificultar el duelo y fastidiar el vínculo. El espacio que se

construye con la persona, es un lugar y un tiempo que se comparte y es sanador. Es en

este espacio donde se crea un modelo de comunicación a replicar fuera. También es la

posibilidad de aplicar nuevas categorías a donde se inscriben cada acción; en este

sentido también es lugar donde se alienta a cambiar significados.

Estas ligazones post separación pueden perdurar en el tiempo, no permiten

elaborar el duelo, por ende, dificultan la construcción de una nueva pareja, son

destructivas de la vida emocional y psíquica no solo de los ex partenaires sino de los

hijos y hacen que la vida toda se centre en este juego y que el resto de las actividades de

la vida se secundaricen.

La correcta elaboración del duelo por la separación implica un gran crecimiento

y un salto hacia la madurez de los afectos; implica soltar, dejar, respetar, proyectarse al

futuro, amar, en síntesis, vivir, en el sentido más profundo de este término.

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