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I. El documento trata sobre el curso de cristología del fray Nelson en 2018 y abarca temas como: la evolución histórica de la cristología desde sus orígenes hasta el presente, las principales controversias cristológicas como el arrianismo y el Concilio de Calcedonia, y apuntes sobre Jesús histórico y la resurrección.
II. Examina las distintas etapas en la respuesta cristológica, desde la acrítica hasta la moderada y católica contemporánea, centrándose en
I. El documento trata sobre el curso de cristología del fray Nelson en 2018 y abarca temas como: la evolución histórica de la cristología desde sus orígenes hasta el presente, las principales controversias cristológicas como el arrianismo y el Concilio de Calcedonia, y apuntes sobre Jesús histórico y la resurrección.
II. Examina las distintas etapas en la respuesta cristológica, desde la acrítica hasta la moderada y católica contemporánea, centrándose en
I. El documento trata sobre el curso de cristología del fray Nelson en 2018 y abarca temas como: la evolución histórica de la cristología desde sus orígenes hasta el presente, las principales controversias cristológicas como el arrianismo y el Concilio de Calcedonia, y apuntes sobre Jesús histórico y la resurrección.
II. Examina las distintas etapas en la respuesta cristológica, desde la acrítica hasta la moderada y católica contemporánea, centrándose en
FRAYNELSON 2018 Resumen de las cuestiones primeras para el estudio de la cristología y sus etapas históricas principales 1
Nota sobre el origen y evolución de la Cristología crítica 2
Nota sobre el lenguaje Bíblico 3
Lenguaje y verdad en los evangelios canónicos 3
Cristología del nuevo testamento. 4
Arrio y el concilio de Nicea 4
Evolución de la crisis suscitada por Arrio 6
Desde Arrio hasta Calcedonia 7
La evolución de la cristología después de Calcedonia 7
Apuntes Cristológicos del Jesús histórico. 8
Presentación teológica de la Resurrección de Cristo. 10
I. Resumen de las cuestiones primeras para el estudio de la cristología y
sus etapas históricas principales
La cristología es la parte de la teología que quiere responder a una pregunta fundamental para nuestra fe: ¿Qué o quién es Jesucristo?
Esta pregunta se vuelve completamente trivial si nos limitamos a hacer una colección de opiniones o si pensamos que todo consiste en oponer unas frases contra otras frases.
Dentro del cristianismo la doctrina no es simplemente una serie de palabras. Las palabras se refieren a hechos y los hechos a los que alude nuestra fe cristiana tienen que ver con la revelación de quién es Dios y quién es el ser humano. Sencillamente no puede haber temas más importantes ni preguntas más profundas.
Por lo tanto frente a las diferencias no cabe la solución cómoda de dejar que cada uno diga lo que quiera mientras todos nos acostumbramos a convivir al margen de la verdad. Tarde o temprano las opiniones de la mayoría terminan convirtiéndose en leyes que se imponen y que afectan a todos.
Ante las diferencias tampoco es coherente con la fe cristiana una actitud de agresividad de manipulación o de imposición por la fuerza. Sin embargo el hecho de no imponer tampoco significa que nosotros tengamos de prestar y exponer nuestra fe, ya sea por cobardía, por miedo o por comodidad.
Lo correcto entonces es no ocultar las diferencias y entrar en un diálogo sereno abierto y constructivo que nos acerque a la verdad.
A lo largo de los siglos la pregunta por el ser de Cristo ha conducido a distintas fuentes y lugares de búsqueda. Hasta el siglo XVI la respuesta parecía obvia: es la Iglesia quién sabe quién es Cristo. Con la reforma protestante la atención se vuelca sobre todo hacia la Biblia. Una actitud de sospecha frente al texto bíblico le da fuerza a la búsqueda histórica y a la elaboración racional y científica. La culminación de ese proceso de exaltación científica histórica irracional condujo al programa de desmitologización propuesto por Rudolf Bultmann.
En síntesis el complejo itinerario de la sociedad occidental tratando de establecer una respuesta definitiva sobre quién es Jesucristo nos ha devuelto al punto de partida y ha dejado una sensación de perplejidad o escepticismo en muchísimas personas.
https://www.youtube.com/watch?v=G64TeESpQ1s&list=PLRmr1_QLb8pfIsJuMZPP8F28qyQAb wHIE&index=1 II. Nota sobre el origen y evolución de la Cristología crítica Pregunta central: ¿Es posible acceder a la persona de Jesucristo a través de los Evangelios?
***Etapas en la respuesta, según R. Latourelle:
1. Respuesta acrítica (hasta el siglo XVIII): Los Evangelios son de fiar porque provienen de los apóstoles o de personas muy cercanas a los apóstoles.
2. Escepticismo histórico (de Reimarus a Bultmann): La historia no puede basarse en confesiones de fe. Tiene que abrir su propio camino. Eventualmente esa búsqueda de independencia se concentra en el proyecto de desmitologización de Bultmann.
* Aunque el escepticismo parece razonable al principio, contiene una primera dificultad: ¿sobre qué base quitamos TODA fiabilidad a los relatos creyentes? Si el creyente tiene un sesgo por su fe, ¿no es otros sesgo negar lo que dice la fe solamente porque lo dice?
* Otra dificultad: ¿Desde qué visión del mundo asignamos lo que es posible y lo que no es posible? Si por ejemplo, negamos lo sobrenatural, ¿es esa una posición razonable, científica, vinculante?
* Como dice Ratzinger en su obra Jesús de Nazareth: Da la impresión de que las "Vidas de Jesús," al modo de la obra de Strauss, más nos cuentan de Strauss y de su cosmovisión, que de Jesús. Pareciera que autores como él quitan las suposiciones implícitas de los creyentes para quedarse con las suposiciones implícitas o explícitas suyas.
3. Respuesta moderada (de Kasemann a Robinson): búsqueda de continuidad entre el Jesús histórico y el Cristo de la fe. Hay énfasis en la historia pero no como automáticamente opuesta a la confesión creyente (Pannenberg, Moltmann).
4. Respuesta católica contemporánea: Hay continuidad entre el Jesús de la historia y el Cristo de la fe: es de hecho siempre el mismo Jesús pero identificado como Mesías y Señor a partir de la resurrección. No cabe presumir una falseación de quién es Jesús sino una serie de miradas cada vez más profundas, que develan progresivamente su misterio, en un proceso que culmina con la luz de la Pascua y de Pentecostés.
* La crítica histórica, en su versión más acerba, depende en el fondo de una contraposición entre
el lenguaje puramente OBJETIVO, que sería el de la ciencia; y el lenguaje puramente SUBJETIVO, que sería el de la fantasía, la literatura o el mito.
* Puede decirse que lo propio del lenguaje bíblico en general es su carácter INTER-SUBJETIVO. Los textos bíblicos transmiten la verdad, no como hechos asépticos y desnudos de toda interpretación, pero tampoco como simple deseo, invención o imaginación de algún creyente extático.
* El lenguaje inter-subjetivo bíblico quiere hacer posible en el oyente la experiencia que ha sobrevenido al hablante. Su modo de precisión no es la de la objetividad del milímetro sino la del uso apropiado de los giros, imágenes y expresiones que muestran algo externo y real pero en cuanto sucedido a una persona humana específica y en un momento específico.
1. No confundir mundo pre-científico con mundo tonto o con mundo mágico.
2. Sobre el papel de la comunidad creyente en la redacción de los Evangelios.
+ En sentido positivo la comunidad sirve de criterio de fidelidad a los hechos y a su interpretación genuina.
+ Existe sin embargo el riesgo de interpretar el papel de la comunidad de una manera "creativa" como si fuera esta la que estableciera de común acuerdo qué es lo que quiere creer.
3. Sobre los géneros literarios y las formas.
+ Géneros literarios o "formas" son modos de referirse a estructuras de texto escrito que tienen cierta tradición de uso en un determinado medio.
+ En sentido positivo, las formas nos ayudan a aproximarnos de un modo más directo al mensaje que se nos quiere transmitir. Por ejemplo: no es lo mismo una fábula, una parábola o una alegoría. Otro ejemplo: el uso del lenguaje hiperbólico, o el recurso a contraposiciones, o el uso de midrashim.
+ En sentido negativo, esta clase de análisis pueden hacernos creer que la verdad del texto no existe sino que los elementos han sido acomodados para completar el esquema preestablecido.
4. Sobre la exactitud de los datos numéricos, las fechas o los lugares.
+ ¿Qué datos son relevantes? ¿Qué autoexamen podemos hacer de nuestra propia curiosidad o de nuestro gusto especulativo?
5. La verdad de los Evangelios es aquella enderezada a nuestra salvación, no como nosotros la definimos sino como el Señor ha querido otorgarla.
La pregunta cristológica fundamental para la primera generación de cristianos, venidos en su mayor parte del judaísmo, es: ¿Cómo se relaciona el acontecimiento Jesús de Nazareth con las Escrituras (es decir, con lo que nosotros hoy llamamos el Antiguo testamento)?
Tres recursos hermenéuticos principales les ayudaron a responder:
(1) Ver en Cristo el cumplimiento de las Escrituras, y concretamente, ver que en su vida y misión se alcanza aquello que la Ley de Moisés quería pero a lo que no podía llegar.
(2) Ver en Cristo la Realidad que antes se anunciaba solamente en "figuras," entre las cuales destaca la figura del Siervo de Yahvé. Esta figura, presente en los cánticos de Isaías 42 a 52, es importante porque ayuda a superar el "escándalo que era un Mesías Crucificado.
(3) Ver en cristo el Compendio o resumen de la historia de todo el pueblo elegido, de manera que Él, en cuanto lleva en sí al pueblo todo, puede a nombre de todos realizar la reconciliación y redención. https://www.youtube.com/watch?v=GDLMZbVm3tw&list=PLRmr1_QLb8pfIsJuMZPP8F28qyQAb wHIE&index=5
VI. Arrio y el concilio de Nicea
* Arrio (250-336) fue un presbítero de la Iglesia de Alejandría, aunque recibió su formación intelectual en Antioquía de Siria. Como discípulo de esta gran escuela exegética de la Antigüedad, Arrio tenía gran interés por el sentido literal de la Escritura, así como bastante desconfianza de los métodos exegéticos alegóricos tan comunes en la Escuela de Alejandría,a la que sin embargo pertenecía jurídicamente.
* Arrio era lo que podemos llamar un líder natural, por su aspecto físico noble y destacado, su voz y expresión verbal, su forma de vida sobria, su inteligencia, su formación y su capacidad de tratar muy diversas personas. Por eso cuando, guiado por sus propias investigaciones y por las palabras de otros, Arrio empezó a enfatizar la diferencia y distancia, para él infinita, entre el Hijo y el Padre, atrajo sobre sí el rechazo y condena de su obispo, Alejandro de Alejandría. Es este también el tiempo en que el emperador Constantino, convencido ya de la verdad del cristianismo pero aún sin bautizarse, quiere dar unidad en las creencias religiosas en el imperio. Eventualmente las tensiones causadas en muchos lugares por la enseñanza arriana hicieron que el emperador convocara un Concilio, que se celebró en Nicea, en el 324. El propósito del emperador era por lo menos tan político como religioso: quería evitar divisiones y pugnas de poder entre los cristianos.
* El pensamiento de Arrrio puede sintetizarse en la afirmación: "Hubo una vez en que Dios era Dios y no había Hijo." Arrio distingue entre el Lógos y el Hijo, y mira al Hijo como una creatura--la más encumbrada, noble y santa de las creaturas, a través de la cual todo lo demás fue hecho. Sus textos básicos eran Juan 14,28 ("El Padre es mayor que yo") y Colosenses 1,15 ("[Cristo] primogénito de toda creatura").
* El arrianismo resultaba o puede resultar atractivo por varias razones:
(1) Hace más fácil conectar con los textos del Antiguo Testamento.
(2) Su estructura es próxima a algunas narrativas paganas, como el Demiurgo de Platón.
(3) Arrio no negaba del todo que Cristo fuera divino sino que veía su divinidad a la manera de la participación que nosotros tenemos en la naturaleza divina, según 2 Pedro 1,4. Ese Cristo parece en algún sentido más próximo a nosotros.
(4) Al dejar al Padre como habitante de "una luz inaccesible" (1 Timoteo 6,16) su teología puede parecer más respetuosa del misterio y la grandeza de la divinidad.
Pero es posible refutar a Arrio, y así hizo Nicea. Fue también el empeño prolongado de San Atanasio. Tres argumentos pueden destacarse:
(1) El pecado atenta contra Dios y daña la relación con Él. No puede ser solución a tal situación el amor de una creatura por elevada que se le suponga (véase Sobre la Encarnación, de San Atanasio, n.9). La redención, libremente querida por el Hijo, es un acto propiamente divino, y por eso "no hay otro Nombre por el que seamos salvos" (Hechos 4,12)
(2) La separación entre el Lógos y el Hijo no tiene sustento bíblico. Y si se admite la identidad entre el Lógos y el Hijo hay que admitir que el Lógos era Dios antes de la Encarnación (Juan 1).
(3) [De J. Ratzinger] La afirmación de Cristo, a saber, que está por encima del sábado, sólo puede indicar una prerrogativa divina anterior a la Cruz y la Pascua.
* En la crisis suscitada por la persona y la enseñanza de Arrio se conjugan factores diversos: la política, la economía, la filosofía, la teología y la Biblia todas tienen su parte en el desarrollo de una controversia que alcanzó los últimos rincones del Imperio Romano.
* Es particularmente importante hacer claridad sobre las complejas relaciones entre el poder político y el poder religioso. En efecto, no parece que hayan sido en primer lugar las motivaciones espirituales o religiosas las que hayan llevado a Constantino a convocar el Concilio de Nicea.
* Ante la religión el poder político suele obrar de dos maneras muy distintas. En circunstancias de hegemonía se produce una simbiosis entre política y religión, según la cual, lo religioso consagra y confirma a quienes están en el poder mientras que lo político defiende y financia lo propio de la religión.
* Sin embargo, cuando en la sociedad prima la necesidad de cambio, el poder político suele tomar una estrategia diferente intentando apostará por aquellas fuerzas nuevas que un día llegarán a ser hegemónicas.
* En el caso de Constantino se dieron las dos cosas: apenas celebrado el Concilio de nicea el emperador toma partido resueltamente por las disposiciones de este Concilio pero cuando nota la creciente fuerza del partido arriano entonces intenta congeniar con los arrianos y quitar derechos a los católicos.
* Hemos comentado ya en otra ocasión cómo el arrianismo resultaba particularmente útil para la extensión del imperio. La lógica arriana resulta superficialmente más fácil de conectar con las escrituras judías y al mismo tiempo más fácil de presentarse ante Las Naciones de un pasado pagano.
* ¿Por qué la postura católica logró imponerse incluso sin el apoyo mayoritario del poder político del imperio? Indudablemente porque poseía una hermenéutica mejor y más completa, como se observó especialmente en San Atanasio.
* Si bien es cierto que hay pasajes bíblicos que parecen contradecir a otros pasajes bíblicos la solución a estas discrepancias no puede estar en omitir aquellos pasajes que contradicen la postura que uno quisiera defender. Tampoco es honesto poner "fecha de expiración" a algunos pasajes bíblicos como si su validez quedara recluida en tiempos que supuestamente ya están superados por nuestra propia cultura.
* Una sana hermenéutica teológica y bíblica sigue tres grandes principios: (1) Debemos hacer conciencia de que las mismas palabras no se utilizan siempre con los mismos significados. (2) La idea fundamental es encontrar una red coherente de significados que pueda dar razón de todos los textos relevantes. (3) Ello debe conseguirse en continuidad con la tradición interpretativa que se remonta a los discípulos del Resucitado.
https://www.youtube.com/watch?v=YigdJMP5Qx8&list=PLRmr1_QLb8pfIsJuMZPP8F28qyQAbw HIE&index=7 VIII. Desde Arrio hasta Calcedonia * A medida que la controversia suscitada por el sacerdote Arrio evolucionaba a su propio ritmo, serias cuestiones de Biblia y teología se esparcían por todo el mundo cristiano.
* En primer lugar, las cuestiones sobre el lenguaje, empezando por el asunto de los significados mismos de las palabras: Entender que las mismas palabras no tienen siempre los mismos sentidos PERO que no todo sentido le cabe a toda palabra.
* También sobre el lenguaje fueron prolongadas las discusiones en torno a si era necesario y conveniente usar palabras que no están en la Biblia. Tres razones, por lo menos, confirman por qué es así:
(1) Formalización: más allá de los diversos géneros literarios, es preciso expresar cuáles son las enseñanzas y verdades propias de la Escritura. A menudo esto conlleva usar palabras que no están textualmente en el pasaje.
(2) Especificación: puesto que las palabras tienen diversos sentidos, a menudo resulta útil usar una palabra que aclara en qué sentido específico queremos usar un término bíblico.
(3) Desarrollo: es verdad que en la Biblia hay respuestas explícitas a muchas cuestiones pero por supuesto hay muchas más preguntas que es posible hacer. Tales preguntas conllevan a menudo desarrollar ideas que están en los textos pero que deben completarse unas a otras y expresarse de modos a menudo nuevos.
* El tema del lenguaje condujo a una polémica mayor, la de la "comunicación de idiomas," es decir, al hecho, propio del cristianismo de asignar a Dios como sujeto de afirmaciones de la humanidad, o lo contrario. Estamos hablando de expresiones como: "Dios tuvo miedo" o "Un hombre perdonó pecados."
* Nestorio creyó encontrar una solución afirmando que "uno es el Hijo de Dios y otro el hijo de María." La dificultad con esta propuesta está en que el verbo propio de Juan 1,14 ('egéneto') no indica una forma de asociación sino un "hacerse." Además, no hay rastro claro en la Escritura de dos "yo" en Cristo.
* De ese modo, aunque faltara mucha claridad en los términos, el tiempo precedente a Calcedonia ya había un consenso sustancial en cuanto a que Cristo es uno, de él se predican la divinidad y también la humanidad, y su ser propio, en cuanto Cristo sucede en la Encarnación.
IX. La evolución de la cristología después de Calcedonia
* El primer gran principio que podemos ver con claridad en los siglos y concilios que condujeron a cimentar la cristología es este: la soteriología es la salvaguarda de la cristología. Para los Padres de la Iglesia el principal motivo para desconfiar o rechazar una formulación sobre quién es Cristo es si esa formulación disminuye u oscurece las realidades fundamentales de nuestra salvación, a saber: (1) Que nuestros pecados son perdonados por virtud del sacrificio de Cristo. (2) Que por su gracia y mediante la fe llegamos a ser hijos de Dios. (3) Que por medio de la fe y el bautismo nos incorporamos a su Iglesia. (4) Que todos estamos llamados a cumplir la Gran Comisión: llevar el Evangelio a toda la creación. (5) Que tenemos esperanza cierta de una eternidad bienaventurada.
* El segundo gran principio ya lo hemos presentado en este curso: una interpretación teológica correcta consiste en una red de significados que dan razón del conjunto de los textos bíblicos pertinentes, de modo que nuestra fe pueda reconocer y reconocerse en el camino que nos une a atrváes de los siglos con los discípulos del Resucitado.
* Y el tercer gran principio es este: La teología--y en particular, la cristología--no pretende dar una explicación plena de los misterios de la fe, como si ello fuera posible. Propiamente lo que hace es encontrar y definir los límites entre los cuales es posible hablar del misterio. Esto vale plenamente para la cristología, por supuesto. Descubrir este tercer principio teológico tomó muchos años y muchas discusiones pero puede decirse que el Tomo a Flaviano, de San León Magno, y luego las formulaciones del Concilio de Calcedonia establecieron sólidamente este mismo principio, que fue y sigue siendo un criterio rector para todo estudio teológico.
* La definición de esos límites requiere de gran esfuerzo intelectual, que implica la precisión de conceptos, enunciados y razonamientos. Por esto la cristología no pude prescindir de la filosofía ni tampoco usar cualquier filosofía. Tres conceptos son particularmente necesarios: sustancia, naturaleza y persona.
* ¿Cómo es posible resolver los problemas que trae la llamada "comunicación de idiomas"? Primero hay que tener en cuenta que el origen del problema radica en que lo que podemos saber de los atributos de Dios, a partir del razonar propio de nuestra inteligencia, parece colisionar con lo que nos cuenta la revelación bíblica sobre la vida y ministerio de Jesucristo. Mantener separados esos dos conocimientos, el de la naturaleza y el de la gracia, no conserva la unidad de Cristo. Anular una de las naturalezas en beneficio de la otra tampoco responde al ser de Cristo.
* La solución es tener en cuenta que sólo podemos estudiar a Cristo siendo discípulos de Cristo. Es decir: los conceptos que nuestra naturaleza descubre como atributos divinos, por medio de la inteligencia, deben ser revisados a la luz de la revelación, de modo que no preguntemos si Cristo fue santo, infinito u omnipotente, sino cómo fue cada una de estas cosas.
https://www.youtube.com/watch?v=QQN_iNPMsP0&list=PLRmr1_QLb8pfIsJuMZPP8F28qyQAb wHIE&index=9 X. Apuntes Cristológicos del Jesús histórico. * Las afirmaciones centrales de la cristología, y las que sirven de primer criterio para discernir toda otra cuestión, son las que hemos expuesto en torno al Concilio de Calcedonia. Se resumen en la expresión: "El Verbo Encarnado es una sola Persona, la Persona Divina en todo semejante al Padre, en dos naturalezas, la divina y la humana, sin confusión, mezcla, adición o supresión."
* Sobre esa base bíblica y patrística conviene volver a la vida de Jesucristo antes de su Pasión y Muerte. Es lo que llamamos una mirada cristológica al Jesús histórico. Nos centraremos en unas preguntas más relevantes y frecuentes.
LA CIENCIA DE CRISTO
* La pregunta aquí es: Si Dios lo sabe todo, ¿cómo es eso posible en la unidad de una persona que, en cuanto hombre, ha de aprenderlo todo poco a poco? La pregunta es especialmente pertinente porque en Lucas 2 leemos que Cristo crecía en edad, sabiduría y gracia.
* Se han intentado varias respuestas, de las cuales quizás la más sofisticada es que Cristo sí sabía todas las cosas pero eso no significa que las pensara actualmente en todo momento. Aún esta respuesta resulta difícil de admitir porque, sobre ese supuesto, ¿cómo podría Cristo tener genuina admiración o sorpresa, como aparece en textos de los Evangelios?
* Parece que la respuesta más adecuada debe tomar otro punto de partida. Si queremos referirnos al verbo "ser" debemos decir que el "ser" de un ser humano no se completa antes de la muerte. Lo que uno "es" sólo puede decirse con verdad cuando uno ha completado su recorrido. Según esa premisa, el ser humano de Cristo solo puede predicarse cuando él "lo sabe todo" que es después de su muerte y con su Pascua.
* Y por supuesto, este saber, siempre creciente, incluye el saber sobre Dios y sobre su propio ser. Saber que uno es Dios no es como saber que uno mide tantos centímetros o que nació en tal o cual país. Es un saber infinito que crece con el conocimiento que Cristo tiene de sí. Y desde luego es un saber que contiene del poder pero también de la sabiduría y del amor que Dios mismo es. No es como descubrir que uno tiene "super-poderes" sino descubrir un misterio de amor, de donación y de luz inagotables.
SOBRE EL MINISTERIO DE CRISTO
* Es claro que el REINO DE DIOS ocupa un lugar central en la predicación del Señor. ¿Cómo debemos entenderlo rectamente? El Reino de Dios afirma que Dios reina. Por eso el primer lugar del Reinado de Dios es el Corazón de Cristo que, como dice el salmo 40, ha venido para hacer la voluntad del Padre. Ese Reinado se extiende luego a quienes movidos por la gracia, acogen su palabra, y la ponen por obra. En tercer lugar, esas obras, en la medida en que se hacen externas y en cierto modo objetivas a través de instituciones e incluso objetos visibles, como territorios o construcciones, son destellos del Reino pero nunca pueden identificarse sin más con él.
* Ahora bien, Cristo desarrolla una parte importante de su predicación a través de PARÁBOLAS. No son fábulas ni simples alegorías. Son retratos o "clips" de la vida real, tal como ésta es, con sus luces y con sus sombras. Y el arte precioso de Cristo es hacernos ver en esos pedazos de nuestra propia vida las semejanzas con el Reino de Dios. Porque de lo que se trata no es de aprender cosas sino de ser DISCÍPULOS: ser de aquellos que impactan con sus decisiones y acciones a sus próximos.
* Los MILAGROS de Cristo han sido objeto de controversia desde hace bastante tiempo. La crítica ha venido sobre todo de las filas del cientificismo y el racionalismo. Una vez más el criterio que se ha querido imponer es: "Si no lo entiendo, no puede ser." Esa actitud, llevada al extremo, es propia del proyecto llamado "desmitologizante" de Rudolf Bultmann. El resultado es la reducción del cristianismo a una ética simple, de buenas intenciones, inmanentista y neutra que en realidad no depende de la revelación y que precisamente por no aportar nada real a la sociedad pone al cristianismo mismo en ruta de autodestrucción.
* El Papa Benedicto XVI nos asegura que la negación en bloque de los MILAGROS implica una negación del señorío de Dios sobre una parte de su creación. En realidad, es más sencillo reconocer que Dios es Señor y que estos milagros tenían un propósito: no pretendían ser soluciones definitivas ni universales a deficiencias o problemas humanos sino SEÑALES de la llegada del Reino de Dios. Esto es particularmente cierto en el caso de los EXORCISMOS porque la victoria sobre las tinieblas es a la vez victoria sobre la frustración y la desesperación que son fruto de soportar una lucha terriblemente desigual.
SOBRE LA MUERTE DE CRISTO
* Algunos autores han sugerido que la muerte de Cristo sobrevino como algo en cierto modo inesperado o abrumador para él. La lógica que nos muestran los Evangelios no respaldo en absoluto esa idea, que ciertamente le resta valor al carácter voluntario y por lo tanto sacrificial de la Pasión en la Cruz.
* En efecto, es evidente que el ministerio del Señor despertó dura resistencia desde el principio. Su lenguaje sobre el Reino de Dios iba en choque frontal con lo que pretendían y ya tenían ganado los escribas, los fariseos y los saduceos. Y todos ellos le hicieron saber con bastante anticipación y claridad que detestaban su ministerio y que les estorbaba demasiado.
* La muerte de Cristo es el epílogo sonoro de un mensaje pronunciado con enorme fuerza, claridad y amor. Su muerte es la culminación de su ofrenda.
https://www.youtube.com/watch?v=kLldE2lvhgs&list=PLRmr1_QLb8pfIsJuMZPP8F28qyQAbwHI E&index=10 XI. Presentación teológica de la Resurrección de Cristo.
* Es grave error desconectar la resurrección del Señor del conjunto de su vida, misión y muerte. Cuando ello se hace, la resurrección queda como un añadido extrínseco, o lo que es peor, como un dato irrelevante que en realidad no añade nada al ejemplo de Cristo. y eso sería lo único importante: que Cristo fue admirable y que nosotros hemos de seguir su ejemplo. Por supuesto, toda la obra de la redención por la gracia y mediante la fe se pierde en ese esquema.
LA MISIÓN DE CRISTO
* Por ello hay que empezar por recordar lo esencial sobre la misión de Cristo. De nuevo: es siempre la soteriología la que nos ayuda a preservar la verdad de la cristología.
* Todo empieza con la GRAN MENTIRA, que el demonio ya propuso en los albores de la historia de la salvación. Esta mentira, dicha en clave antropológica, es que uno debe escoger entre ser obediente (a Dios) o ser feliz (sin Dios). En clave teológica, la gran mentira es: El hombre no le importa a Dios porque Dios sólo ve por lo suyo.
* Destruir la gran mentira significa revelar a la vez la verdad sobre quién es Dios y quién es el hombre. No es este un conocimiento abstracto sino que a él se llega a través de experiencias-límite, a través de "tocar fondo": a través de la consumación. Es lo que trae la Cruz de Cristo: la consumación de toda iniquidad, que cae ssobre su cuerpo y su alma, y a la vez, la revelación de toda bondad y piedad de Dios hacia el hombre marcado a fuego por el pecado.
* A quien considere con tiempo y seriedad el camino que condujo a la Pasión del Señor le resulta patente el absurdo de la condición humana, lastrada miserablemente por el pecado personal y colectivo. A la vez, le resulta evidente la fuerza de la compasión divina. Con su Pasión podemos decir que Cristo abre una brecha en nuestros corazones endurecidos y tiende un puente transitable para el reencuentro con el Dios calumniado por el demonio.
LA MUERTE COMO REVELACIÓN
* En últimas, la muerte del Señor nos lleva a descubrir el límite de nuestros razonamientos, sueños, propósitos y capacidad de compromiso con el mundo mejor que todos deseamos. Pero también nos conduce a descubrir un amor sin límites. En la kénosis de su Cruz, Cristo muestra el infinito divino de una manera paradójica pero absolutamente real: Dios es infinito en su amor, en su misericordia, en su fuerza transformante del hombre pecador.
* Pero la misma muerte del Señor abre un inmenso interrogante: ¿Se puede, o aún más: se DEBE vivir así? ¿No es eso encaminarse a un fracaso enmarcado por el dolor, el abandono y el fracaso? Uno se da cuenta que la sola muerte resulta insuficiente como revelación.
¿ES RAZONABLE LA RESURRECCIÓN?
* A partir del orden de la justicia, uno ve que si el fracaso es el destino último de quien quiera ser bueno, sincero, humilde, generoso y puro como Cristo, no hay justicia.
* El orden de la justicia reclama que el bien sea digno de premio y el mal digno de castigo. Pero por otra parte es obvio que esa justicia no se alcanza en esta tierra. Parece entonces razonable afirmar que si existe un Dios justo, sabio y poderoso, debe haber un espacio de retribución más allá de la frontera de la muerte.
* Por lo demás, si seguimos la antropología propia de la revelación bíblica desde la creación, hay que afirmar que ningún premio o castigo se circunscribe a lo puramente "espiritual." Por eso parece lógico afirmar, desde el camino de la Historia de Salvación, que el pleno orden de la justicia reclama que haya resurrección coporal.
* Y ya hemos visto que la misión de Cristo, en su triunfo sobre la Gran Mentira, supone una revelación que se hace densa en la Cruz pero que queda en interrogante con la muerte. Por algo dice el apóstol Pablo (1 Corintios 15) que creer en Cristo sin afirmar su resurrección es hacerse partícipe de una desgracia.
¿POR QUÉ ALGUNOS CATÓLICOS, INCLUSO TEÓLOGOS, NIEGAN LA RESURRECCIÓN CORPORAL?
* Se trata en últimas de una concesión al naturalismo y al racionalismo. Es la idea de que no puede suceder lo que nosotros no podamos explicar a partir de las mismas leyes que encontramos vemos actuar en otros ámbitos de la naturaleza. Finalmente es un modo de ofrecer un Evangelio que se supone que debería ser más fácil de aceptar, uno que fluye con el espíritu del mundo. Lo único que queda a partir de ese naturalismo es el puro esfuerzo de la voluntad humana por seguir el ejemplo de Cristo. Y por meritorio que esto parezca en realidad niega toda la obra de la redención.
* Una variación de esta negación básica es la falsa excelencia. Cuando alguien dice: "Mi fe permanecería inalterable si apareciera el cadáver de Cristo" puede generar la impresión de que su fe es particularmente robusta o madura. La verdad es que si esa es una fe ya no es la fe cristiana y católica. Es la reducción del misterio de Cristo a una praxis admirable que en el fondo depende de ejemplos y fuerzas puramente humanas.
* Por el contrario, la unánime tradición de la Iglesia ha sostenido el triunfo completo, perfecto e irreversible de Jesucristo, Hijo de Dios hecho hombre, sobre el pecado y sobre la muerte: ¡Verdaderamente ha resucitado el Señor!