Totalitarismo
Antiliberalismo
Para los ideólogos fascistas el liberalismo era una ideología débil, incapaz de frenar al auge del
comunismo e ineficaz para mantener el rumbo de una economía sometida a una profunda crisis
en el período de entreguerras.
Los partidos políticos eran elementos que llevaban al desorden y a la desmembración social y
por consecuencia, en aquellos países donde el fascismo alcanzó el poder, fueron ilegalizados y
perseguidos. El estado fascista se basó en un único partido bajo el liderazgo del jefe o
caudillo.
Anticapitalismo
Sin embargo, especialmente en el caso alemán, el capitalismo se identificó con los financieros
y banqueros judíos, calificados como elementos degenerados de la burguesía. La propaganda
fascista trató de distinguir entre la figura del gran capitalista, sinónimo de usurero corrupto, y la
del empresario, honrado, laborioso y solidario con la comunidad.
Antimarxismo
La furibunda actitud fascista contra las organizaciones obreras le granjeó a Mussolini y Hitler la
simpatía de muchas clases medias que veían con pavor la posibilidad de una revolución
comunista en sus países.
Autoritarismo y militarismo
Así, los partidos fascistas organizaron desde un principio grupos paramilitares uniformados, los
SA nazis, los “camisas negras”, que desde un principio aplicaron la violencia terrorista a la
actividad política.
Nacionalismo exacerbado
ascista. Este nacionalismo extremo tomó diferentes formas en los distintos países. El
nacionalismo de los partidos fascistas derivó inmediatamente en sueños expansionistas.
Mussolini soñó con resucitar la antigua Roma y unificar el mediterráneo, “il mare nostro”, bajo
la hegemonía italiana. Hitler imaginó, y esta ensoñación trajo consecuencias siniestras, con un
nuevo III Reich, el tercer imperio alemán, bajo la dirección de la raza superior germana. Incluso
Franco se permitió proclamar la vuelta al imperio, exaltando la España de los Reyes Católicos y
los primeros monarcas Habsburgo.
Los regímenes fascistas pusieron gran empeño en controlar los medios de comunicación,
especialmente, la radio y la prensa. Tras abolir libertad de expresión y perseguir a cualquier
medio que se atreviese a desafiar esta prohibición, los gobiernos fascistas utilizaron
masivamente la propaganda para inculcar los valores de su ideología. La gran figura en la
manipulación de la verdad y la propaganda alienante fue el ministro de propaganda nazi,
Joseph Goebbels.
Racismo
La ideología fascista era totalmente
contraria a la idea de igualdad (entre los
seres humanos, entre los sexos, entre las
naciones). En este sentido, el fascismo y,
muy especialmente, su versión alemana:
el nacional-socialismo fue una ideología
radicalmente racista.
El pueblo gitano sufrió también una brutal persecución por parte del nazismo alemán.