Según Liliana Tolchinsky, las situaciones de enseñanza que tienen más probabilidades de
generar procesos de aprendizaje a partir de la lectura en las cuales se da un uso de la
lectura para aprender en el marco de situaciones retadoras (en un proyecto de aprendizaje),
podrían ser:
Se realizan con materiales que se perciben como potenciales portadores de información,
por ejemplo: un índice de un libro se percibe como portador de información, se lee para
buscar un tema en el texto que lo contiene, pero también para organizarse el contenido
del propio texto.
Ponen en relación varios textos (ejemplos: usar un diccionario enciclopédico para aclarar
el sentido de una expresión; leer un periódico para ver si aparece la misma información
sobre un partido de tenis que en otro periódico).
Ponen en relación las diferentes modalidades de producción (ejemplos: leer -y explorar
detenidamente- la descripción de una armadura para completar la descripción de un
personaje de un cuento; leer el protocolo de excursiones del centro para argumentar en
una asamblea de clase, leer para preparar preguntas, leer un cuento para explicar a
otro).
Propician lecturas reiteradas. Tanto las tareas que ponen en relación varios textos como
aquéllas que relacionan entre modalidades dan lugar a que se vuelva a los mismos textos
más de una vez. Se trata de actividades en las cuales se recurre a re-lecturas como parte
de su desarrollo. Volver a leer lo ya leído, consultar un mismo texto varias veces no es un
recurso de los alumnos con dificultad sino una parte fundamental de las actividades en
las cuales se usa la lectura para aprender.
En este proceso es determinante la aplicación de algunas estrategias para interactuar con los
textos. Solé define las estrategias como:
*…+ procedimientos de carácter elevado, que implican la presencia de objetivos que cumplir,
la planificación de las acciones que se desencadenan para lograrlos, así como su evaluación
y posible cambio. (Solé, 1992, p.59)
De esta definición, se concluye, según la misma autora (Solé), que las estrategias “no pueden
ser tratadas como técnicas precisas, recetas infalibles o habilidades específicas”, pues “lo
que caracteriza a la mentalidad estratégica es su capacidad para representarse y analizar los
problemas y la flexibilidad para dar con soluciones”. En Solé (1992, p. 64) se clasifican las
estrategias en tres grupos según su función y las preguntas que plantean al lector, cuya
respuesta es necesaria para comprender lo que se lee:
2. Las estrategias que permiten establecer durante la lectura inferencias de distinto tipo,
revisar y comprobar la propia comprensión mientras se lee y tomar decisiones
adecuadas ante errores y fallos de comprensión.
Las preguntas del lector, con sus correspondientes respuestas, pueden ser ahora
semejantes a éstas:
¿Cuál es la información esencial que el texto proporciona y que es necesaria para
lograr mi objetivo de lectura? ¿Qué informaciones puedo considerar poco relevantes
para mi propósito?
¿Qué se pretendía explicar en esta parte del texto? ¿Cuál es la idea fundamental que
extraigo de ella? ¿Cuál es el hilo esta narración o exposición o argumentación, etc.?
¿Puedo reconstruir las ideas contenidas en los principales apartados? ¿Tengo una
comprensión adecuada de ellos?
¿Qué indicaciones me proporciona el texto para seguir el hilo de la lectura, para
distinguir lo principal del secundario, para poner en relación las ideas? ¿Identifico
estas indicaciones?
¿Qué puede significar esta palabra teniendo en cuenta el sentido delo que ya he
leído? ¿Es posible que pueda aclarar su significado si sigo leyendo?
¿Qué espero que ocurra a continuación? ¿Qué información o qué argumentos espero
que aparezcan? ¿Cuál puede ser el desenlace o la conclusión?
Enseñar estrategias
Se oye decir con frecuencia que a leer se aprende leyendo y a escribir, escribiendo. Si
lo que se quiere decir con esta afirmación es que no es posible aprender a leer sin la
práctica de lectura y de escritura. Los niños y los jóvenes han de leer y escribir para
conseguir ser competentes en la lectura y en la escritura, pero han de llevar a cabo
estas actividades sin tener todavía las competencias necesarias para ello.
¿Cómo debe acompañar el profesor para formar lectores competentes?
(…) las situaciones de enseñanza- aprendizaje que se articulan alrededor de las
estrategias de lectura como procesos de construcción conjunta, en los que se
establece una práctica guiada a través de la cual el profesor proporciona a los
estudiantes “andamios” necesarios para que puedan dominar progresivamente
dichas estrategias y utilizarlas una vez retiradas las ayudas iniciales.
Tomado de:
- Estrategias de lectura: Isabel Solé 1992.
- 10 ideas clave – La competencia lectora según PISA- : Felipe Zayas.
- Usar la lengua en la escuela: Liliana Tolchinsky 2008.