aballero: “Hombre que monta a caballo”: Todo hombre que se ennoblece a través del
ejercicio de las armas, sirviendo en un cuerpo montado, caracterizándose por las
cualidades de libertad religión y honor.
Lealtad
Vertical y horizontal, es decir para con Dios, su señor, y la Iglesia, luego con sus
compañeros y su familia, y por último para con su pueblo, a quien debe defender y
mantener en orden pero por sobre todo para consigo mismo, en tanto cumpla siempre
con la palabra empeñada, siga fielmente los preceptos propios de la caballería y siempre
se mantenga recto a su deber y su corazón.
Cortesía
No es solamente el conocimiento del trato social y las normas de urbanidad, sino que
era algo más profundo e íntimo, pues se entendía como tal, la buena crianza, mezcla de
modestia, abnegación y respeto por los demás que espontáneamente debía sentirse.
Munificencia
Todo caballero debía de usar sus riquezas con largueza, así todo señor mantenía abiertas
las puertas de su villa a peregrinos y caballeros, danzadores y trovadores que le
mantenían al corriente de los sucesos en lugares diversos y distantes. De esta manera
además, mostraba su buena fortuna y la brillantez de su estrella, que en sí demuestra el
poder que emana de él, con el cual tiene el amor y la lealtad de sus fieles y vasallos.
Sentido de Justicia
Que lo mantenía siempre atento a “enderezar entuertos”, es decir, reparar todo agravio
al honor, la pureza, la paz, el derecho o la religión, del cual tuviera conocimiento. De
esta forma cumplía con su deber de dar protección a su pueblo y de dar mas gloria a su
nombre y a su señor.
Así el problema radica en saber cuándo y cómo actuar, es decir ¿cuándo es justa mi
acción?, o ¿cuándo estoy en derecho de usar mi poder o mi espada?, la respuesta para la
caballería está en sus reglas:
Tradición: La memoria es la base del pasado, del presente y del futuro, sin ella la
realidad de nuestro presente es banal, sin la experiencia de nuestros ancestros, nuestro
propio conocimiento, nuestra propia existencia no es mas que un sueño.
Rito: la memoria debe ser mantenida lo mas fielmente a su espíritu, es decir que esta es
más que un recuerdo, un conjunto de imágenes o símbolos que recuerden datos
objetivos, sino que son el acontecimiento en sí mismo, la experiencia encarnada, la
vivencia misma de un hecho, de una experiencia, acontecida hace años, decenas,
cientos, miles quizás, que gracias a un conjunto de actitudes, gesticulaciones,
sortilegios, cantos, fiestas, etc., Permiten a una persona, a un pueblo, o una sociedad
revivir la memoria y con ello, la experiencia y el conocimiento que esta encierra. Así el
tiempo no existe, tal como si no hubiera transcurrido y el hecho, la experiencia fuera
revivida, re-experimentada cada vez que se repitiese este rito.
Lema de la espada
“Fue solo poner la mano en la espada, nunca sin gran razón desenvainada”
-o-
El juego…“es una función llena de sentido, mas vieja aun que la cultura misma, algo
que rebasa el instinto inmediato de conservación y que da sentido a la ocupación vital”
“Juego es una acción u ocupación libre, que se desarrolla dentro de unos limites
temporales y espaciales determinados, según reglas absolutamente obligatorias, aunque
libremente aceptadas, acción que tienen su fin en sí misma y va acompañada de un
sentimiento de tensión y alegría y de la conciencia de “ ser de otro modo” que en la vida
corriente”
J. Huisinga, Homo Ludens
“Ese ser otra cosa y ese misterio del juego encuentran su expresión más
patente en el disfraz. La extravaganza del juego es aquí completa, integral su carácter”
extraordinario”. El disfrazado juega a ser otro, representa, es otro ser”
Las competiciones medievales acabaron rigiéndose por ciertas reglas y normas. Cuando
se dejaban de lado los reglamentos no se conseguían más que accidentes, algunos de
ellos mortales, lo cual no interesaba demasiado. El torneo fue la disciplina que más se
practicó durante la edad Media.
Su origen queda aun sin aclarar, aunque los alemanes se jactan de haber sido sus
inventores. También en Francia, Roma y Grecia se atribuyen sus inicios, todos ellos
oscuros. En la Eneida, Virgilio lo describe como práctica de los antiguos troyanos. No
obstante los torneos diferían mucho de un lugar a otro, y por lo tanto puede aceptarse la
idea de que cada país los organizó con rasgos diferentes, siempre con la idea de realizar
entrenamientos para la guerra, y que por lo tanto no cabe hablar de plagio.
Más tarde se crearon "códices" para el desarrollo de estas competiciones, y con ellos la
unificación de criterios o coincidencias en su práctica. Las reglas expuestas por el
francés Geofrey de Preuilly fueron adoptadas universalmente, y por tal motivo, a partir
del siglo XIII se aceptó la posibilidad de que éste fuera el fundador de esta práctica, o al
menos que consiguió dar una idea exacta de ella. Lo más caballeresco en los torneos es
la presentación y boato con el que se rodean.
La realidad era distinta, y casi siempre terminaba en sangre. Dos grupos o equipos de
caballeros acudían a la hora prevista ante las tribunas, repletas de damas y caballeros,
todos ellos luciendo sus mejores galas. Los dos bandos iban precedidos de trompeteros,
maceros con el capitán árbitro, pendones, escudos, criados, y palafreneros, ataviados
con sus mejores trajes y portadores del escudo de armas
Al pasar balance, el vencedor podía quedarse con las armas y el caballo del derrotado, al
que incluso podía exigir el pago de un rescate. Aparte del botín recibía un delicado
obsequio (casi siempre una joya) de la dama principal, designada como "reina" del
festejo
Pero los torneos fueron degenerando en su práctica, pues hubo momento en que se
convirtieron en auténticas batallas, ya que a la pugna se unían partidarios de los dos
bandos contendientes. Muy cerca de Colonia, en el año 1240, en un solo día murieron
más de cincuenta caballeros
Hasta principios del siglo XIV no hubo fiesta importante donde no se celebrara un
torneo y por tal causa la disciplina fue degenerando. Hubo caballeros que formaron
grupos profesionales con el fin de conseguir los botines y rescates asociados a los
torneos, movidos por el afán de lucro y exponiendo el mínimo
Las justas eran unas manifestaciones totalmente distintas de los torneos, pues consistía
en un duelo entre dos caballeros, lanza en ristre y bien acorazados, que se atacaban
mutuamente de frente, consiguiendo el triunfo el que consiguiera derribar a su oponente
También estas tuvieron en ocasiones consecuencias trágicas, ya que no pocas veces las
lanzas atravesaban las armaduras, y esto, junto con la fuerza del impacto, provocaba la
muerte o por lo menos heridas graves entre los contendientes
En las justas, para que la competición fuera más limpia e incluso proteger a la
cabalgadura, se llegó a deslindar los terrenos de uno y otro contendiente con una valla
de por medio. Más tarde aparecieron unos códices escritos también por el francés
Preuilly, y se llegó incluso a establecer la utilización de escudo con el brazo izquierdo
mientras habitualmente se enarbolaba la lanza con el derecho
Hay anécdotas, como la muerte del rey francés Enrique II, esposo de Catalina de
Médicis, que demuestran lo peligrosas que podían llegar a ser las competiciones
Vista la peligrosidad de algunas de estas gestas, se buscó otro medio que permitiera la
demostración de habilidad del caballero y ofreciese mayor emoción. Había que
convertir un duelo en un juego de competición, y así surgió la idea de "romper lanzas".
Este juego consistía en lanzarse las cañas unos a otros en mutua acción de ataque, cañas
que se debían desviar con la adarga sujeta en el brazo izquierdo y en la que se lucía la
divisa o sus colores.
Raimundo llull
-o-
Espuelas de oro, señal de que será tan rápido como un caballo espoleado para obedecer
los deseos de Dios”;
“Así habló el rey Juan I en vísperas de las batalla en que batieron a los castellanos,
según narra Froissart: "Mis buenos señores: esta orden de caballería es tan grande y tan
noble que el que es caballero no debería ocuparse de cosa alguna que sea baja , vil o
cobarde, sino que deberéis ser tan fuertes y orgullosos como el león cuando persigue a
su presa. Y, por lo tanto, es mi deseo que en este día demostreis tanto valor como
siempre acostumbráis. Esta es la razón de que os haya puesto a la vanguardia en la
batalla, para que podáis ganar honor; de otro modo vuestras espuelas no estarán bien
puestas en vuestros talones". Aclaremos que el colocar espuelas era antaño parte del
ritual de iniciación en la Caballería. Volveremos luego sobre este punto importante”
“Se le fijan las espuelas, símbolo tradicional del dominio que debe ejercer sobre la
bestia o sea su propia naturaleza inferior”
Adrián Godoy C
Dragones de la Montaña