Editora
Serie
ESTUDIOS DE mSTORlA SOCIAL DE LAS CIENCIAS
QUÍMICAS Y BIOLÓGICAS
NÚM. 4
RIHECQB
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA
Rector General
Dr. José Luis Gázquez Mateos
Secretario General
Lic. Edmundo Jacobo Molina
ISBN 970-654-328-7
PRESENTACiÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
PRÓLOGO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 11
LA ZARZAPARRILLA
Carlos Viesca T ............................................. 21
EL TESORO DE EvoNYMVS
Maria Helena Roxo Beltran .................................... 37
1 Luz Femanda Azuela es miembro del personal académico del Instituto de Geografía de la UNAM y
Rafael Guevara Fefer es becario de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
2 Véase Elías Trabulse, Historia de la ciencia en Mlxico: estudios y textos siglos XVI-XIX, México. FW
Conacyt, 1985, t. 1, pp.l70-175.
240· Luz FERNANDA AzuELA, RAFAEL GUEVARA FEFER
Dentro del estrecho grupo social que constituía a la comunidad científica mexi-
cana en la segunda mitad del siglo XIX, los farmacéuticos eran una minoría,
3 Véase Leonel Rodríguez, "Ciencia y Estado en México" y María Lozano Meza, "El Instituto Nacional
de Geografía y Estadística y su sucesora la Comisión de Estadística Militar", en Juan José Saldaña (oo.),
Los or(genes de la ciencia nacional, México, Sociedad Latinoamericana de Historia de las Ciencias y l~
Tecnologfa/Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, 1992, pp. 141·234 .
• Véase Luz Femanda Azuela Bernal, Tres sociedades cientificas en el Potfiriato. Las disciplinas, las
instituciones y las relaciones entre la ciencia y el poder. México, Sociedad Mexicana de Historia de la
Ciencia y la TecnologíalUniversidad Tecnológica de Nezahua1cóyotl/Instituto de Geografía, UNAM, 1996;
en particular el capítulo ''Las Sociedades científicas y los grupos de poder en el Porfrriato", pp. 135·150.
s Una versión preliminar de este apartado fue presentada por Rafael Guevara Fefer en la IV Reunión de la
Red de Intercambios para la Historia y la Epistemología de las Ciencias Químicas y Biológicas. dentro del
coloquio "Materia Médica, Terapéutica y Farmacia Intercontinental". realizado en Puebla, 17·19 de octubre
de 1996.
LAS RELACIONES ENTRE" LA COMUNIDAD CIENTÍFICA Y... • 241
cuyos lazos de articulación interna eran muy endebles y que externamente care-
cían de reconocimiento social.
En un primer nivel de profundización, la situación de los profesores de far-
macia -título que ostentaban docentes o no- se explicaba en virtud de que
carecían de una organización gremial propia, además de que la importancia de
sus actividades era desconocida para el público en general. En un segundo
.nivel, se advertía -por voz de los propios farmacéuticos- que su formación
dentro de la Escuela de Nacional Medicina era inadecuada, mientras que dentro
del concierto de la comunidad intelectual, se le minusvaluaba frente a otras
profesiones. Su ejercicio profesional-aunque regulado formalmente- sufría de
la competencia desleal de los médicos y los yerberos, así como la de los botica-
rios que ejercían sin ninguna preparación formal. Por otra parte, para la segun-
da mitad del siglo XIX, el único producto de su saber profesional que podría
haberles brindado cierto reconocimiento -la Fannacopea Mexicana- se había
convertido en una obra caduca e incompleta, que además escaseaba, por 10 que
prácticamente nadie la consultaba.
Esta situación era producto directo de la propia historia del gremio, que
contaba con escasos años de haberse conformado profesionalmente, pues la
primera cátedra de farmacia databa apenas del invierno de 1834.6 Mientras que
el primer intento de organización gremial-la Academia de farmacia, fundada en
1838- había desaparecido poco tiempo después de haber cumplido con el co-
metido de elaborar la primera Fannacopea del país, que apareció en 1846.'
La cátedra de farmacia que ocupara el profesor don José Vargas, desde su
fundación hasta su muerte el 17 de septiembre de 1875, fue desempeñada
posteriormente por sus discípulos, quienes a su vez la heredaron a sus propios
exalumnos. A la vuelta del siglo, la relación de los ocupantes de la cátedra de
6 El oficio de boticario en la Nueva España era controlado por el Re8.1 Tribunal del Protomedicato. dicha
institución era la que permitía ejercer a los boticarios; también vigilaba, juzgaba y sancionaba a los expen-
dios de los productos medicinales. Respecto de la farmacia en épocas ai:J.teriores, véase Patricia Aceves,
Qufmica, botánica y farmacia en la Nueva España a finales del siglo XVIII. México. UAM, 1993. En Ana
María Huerta Jaramillo, El jardfn de Cal. Antonio de Cal y Bracho, la botánica y la ciencias de la salud
en Puebla 1776-1883, Puebla, Gobierno del Estado de Puebla, 1996, 120 pp.; encontramos· una biografía
científica que da cuenta de la botánica y la fannada en Puebla en los primeros años del siglo XIX, cuya
pertinencia es rotunda dado el centralismo con que se realizan la mayoría de los trabajos profesionales de
historia de las ciencias en nuestro país.
? El antecedente de este trabajo. fue el Ensayo para la materia médica mexicana de la Academia
Médico-Quirúrgica de Puebla, publicado en 1832, que registraba muchas sustancias "conocidas yusadas
por los indígenas y gente del campo o a' lo más observadas por algunos autores antiguos", véase José
Joaquín Izquierdo, "Origins and Development ofMexican Phannacopea", en Bulletin ofThe History of
Medicine, Baltimore, Universidad Johns Hopkins, núm. 1, vol. XXVI, enero-febrero de 1952, pp. 51-70.
.242 • Luz FERNANDA AzUELA, RAFAEL GUEVARA FEFER
8 Véase Manuel S. Soriano, "Discurso pronunciado la noche del 28 de diciembre del año de 1900", en
La Fannacia, México, número 18, segunda época, junio de 1923. pp. 260-266; YAntonio Iriarte y Rico,
Evolución de lafannacia en Múico durante el primer siglo de nuestra independencia, México, Tipogra-
fía de la viuda de F. D(az de León, 1911, 17 pp.
9 Véase Rafael Guevara Fefer. "El naturalista Alfonso Herrera Femández a través de su· obra, 1838-
1901", tesis de licenciatura en historia, México, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, 1995,98 pp.
LAS RELACIONES ENTRE LA COMUNIDAD CIENTÍFICA Y... • 243
que siguieron llegó a convertirse en el eje del desarrollo de las ciencias naturales
en México. lO La SMHN -fundada en 1868- tuvo como sede el Museo Nacional,
en donde instaló su biblioteca y donó regularmente las colecciones que iba
conformando. La riqueza acumulada por los socios enriqueció a tal grado la
Sección de Historia Natural, que en 1910 llegó a constituirse en un museo;
tanto por la gran cantidad de resultados de las investigaciones y exploraciones
de los naturalistas como por el creciente poder que adquirieron dentro del Mu-
seo los científicos interesados en la arqueología, antropología, filología y etno-
logía.
Además del papel que desempeñó como miembro fundador de aquella socie-
dad, Alfonso Herrera promovió la formación de nuevas asociaciones científi-
cas, como la Sociedad Alzate que sucedería en importancia a la de Historia
Natural en la última década del siglo. También aprovechó su cercanía con los
políticos en el poder para impulsar proyectos de interés para el desarrollo de La
Fannacia mexicana. En particular, le corresponde el mérito de haber propuesto
en 1884 la investigación de la flora del valle de México con el objetivo de
estudiar las plantas medicinales. Este último proyecto, que se vio frustrado por
su distanciamiento de una fracción del grupo en el poder, fue el antecedente
directo del Instituto Médico Nacional."
Por su parte, Gumesindo Mendoza destacó por sus estudios de análisis quí-
mico, farmacología e historia natural. Como director del Museo Nacional,logró
darle la "importancia científica que correspon,de a esta clase de institutos" ," en
particular en la consolidación de la sección de arqueología e historia en donde,
entre otras cosas, estableció la galería de monolitos prehispánicos y editó la
. Historia antigua de México del Padre Durán. Durante su gestión, los miem-
bros de la SMHN hicieron pública, ante la Cámara de Diputados, la importancia
del Museo en la vida cultural del país: "es el museo la historia viviente; es la voz
de las generaciones que fueron; retrata la civilización y el carácter de las presen-
tes y recoge cuidadoso las reliquias de las venideras". i3
Desde las posiciones oficiales que ocuparon, y a través de los órganos de
difusión de los que dispusieron, y que con frecuencia fueron obra de su acción
10 Véase Luz Fernanda Azuela Bemal, op. cit., particularmente el capítulo "La restauración de la Repú-
14 Esta formación estaba encaminada a capacitarlos para preparar drogas, sintetizar sustancias, com-
probar la calidad de los medicamentos, así como efectuar experimentos en busca de nuevas substancias
terapéuticas. Los estudios de farmacia, durante el Porflriato, se ofrecían en catorce estados de la Repúbli-
ca. Véase Francisco Flores y Troncoso, "La Fannacia", en Hisloria de la medicina en México desde la
época de los indios hasta la presente, 2 vols., México. IMSS, 1982, cap. XLIV y MOada Bazant, Historia de
la educación en el Poifin·aro. México, Colmex. 1993, pp. 230-238.
15 Véase Manuel S. Soriano, op. cit.
LAS RELACIONES ENTRE LA COMUI\WAD CIENTÍFICA Y... • 245
sus miembros para llevar a cabo aquella empresa. Después de tres años se
concluyeron los trabajos, y la Nuevafarmacopea mexicana se publicó en 1874.
La importante ausencia que subsanó quedó de manifiesto en la rápida circu-
lación y aceptación que obtuvo en toda la república. La Nueva farmacopea se
había convertido en el imprescindible manual para los boticarios y aprendices
de farmacéuticos del país, mientras que internacionalmente alcanzaría un reco-
nocimiento con un premio otorgado en Argentina enJ882.
Entretanto, la primera edición se había agotado, y en 1879 la Sociedad deci-
dió realizar la segunda, que apareció tres años después con el mismo éxito. La
Sociedad Farmacéutica de París la ca1ificó como "obra modelo en su clase",
apreciación que se rubricó con un diploma" de honor en Chicago y con una
medalla de plata en la Exposición Algodonera de Atlanta en 1896. La obra
contenía algunas novedades de consideración, que reflejaban la comunidad de
intereses de los farmacéuticos mexicanos con los del exterior. En particular, en
lo relativo al rescate de los remedios tradicionales.
En este punto, los farmacéuticos mexicanos mantenían una actitud deferente
y abierta que contrastaba fuertemente con la de algunos médicos que ca1ifica-
ban a la terapéutica indígena de mera charlatanería. Los farmacéuticos pugua-
ron por el estudio farmacológico de la herbolaria tradicional, misma que registraron
en la Nueva farmacopea mexicana. Sin embargo, en la segunda edición sólo
aparece la clasificación de las plantas, con la advertencia de que su indispensa-
ble análisis químico y terapéutico requería de un esfuerzo mayor para obte-
nerse.
Como indicamos, en esos años Alfonso Herrera pugnaba ante las autorida-
des para que se áSignaran los recursos que pei:mitirían llevar a cabo este propó-
sito, en lo concerniente a la flora del valle de México. Pese al fracaso de esta
iniciativa, sus gestiones no fueron vanas. Prueba de ello fue la creación del
Instituto Médico Nacional en 1888, con el objeto de registrar y analizar las
plantas medicinales de la república. Y aunque los farmacéuticos habían perdido
el control del proyecto, pues se decretó que el Instituto fuera dirigido por médi-
cos titulados, en él se condujeron las investigaciones que propusieron en la
"Farmacopea para el estudio sistemático de la herbolaria mexicana.
Entretanto, Herrera y otros aprovecharon la disposición que mostraron las
autoridades para elaborar la Farmacopea, y emprendieron una campaña para
lograr que se corrigieran algunas de las anomalías que subsistían en los expendios
de botica. La labor de negociación con las autoridades se había acompañado
además, de una campaña de difusión de sus actividades, en la que se pugnó por
el reconocimiento social y la consolidación profesional de los farmacéuticos. En
1873 solicitaron la mediación del presidente de la república para que se hicieran
246· Luz F""'IANDA AzUELA. RAFAEL GUEVARA FEFER
efectivos los artículos 759 y 842 del Código Penal, relativos al ejercicio de La
Farmacia. Denunciaron las irregularidades que persistían en las boticas, en las
que carecían de responsable titulado y los medicamentos se preparaban sin
método ni control algunos, poniendo en riesgo la salud pública. 16
En 1877, Alfonso Herrera publicó el artículo "La Farmacia y las boticas de
México", en el que expuso los pormenores de esta situación y pidió la interven-
ción de las autoridades para que resolvieran las irregularidades. Las afIrmacio-
nes de Herrera fueron reveladoras:
... muchas boticas no [cuentan con] un profesor que las dirija, y la prepara-
ción, elección, conservación y expendio de las medicinas se encuentra en
manos de personas que no conocen ni siquiera la nomenclatura química,
ni los rudimentos más elementales de la ciencia. [Esto ocasiona], como
necesaria consecuencia, graves perjuicios a los enfermos que tienen la des-
gracia de proveerse de medicinas en dichos establecimientos."
necesidad del mejoramiento de dicha facultad". en La Farmacia, México, ndm. 2, t.1, 15 de marzo 1890; y
T. Cervantes, "La profesión farmacéutica", en La Farmacia, México, núm. 5, t. 1, segunda época, 15 de
diciembre de 1917.
17 Alfonso Herrera, "La farmacia y las boticas en México", en El Mundo Cientffico. México, núm.!,
t. 1, junio de 1877, p. 4.
LAS RELACIONES ENTRE LA COMUNIDAD CIENTÍFICA Y.. , • 247
JO Una versión preliminar de este apartado fue presentada por Luz Fernanda Azuela Bernal en la IV
Reunión de la Red de Intercambios para la Historia y la Epistemología de las Ciencias QuImic¿tS y Biológi-
cas dentro del coloquio "Materia Médica. Terapeútica y Farmacia Intercontinental", realizado en Puebla,
17-19 de octubre de 1996.
31 Leonel Rodríguez, op. cit., p. 143.
n La frase completa de D. Luis González explica: ''Díaz, para imponer su anhelo de 'poca política y
mucha administración', necesitaba de un 'estado mayor intelectual' ", que no podía constituir con el grupo
de sus amigos y coetáneos tan broncos, torpes, escasos, heterogéneos y bastante desnudos de experiencia
polftico·administrativa, y para colmo, con tendencias disgregatorias." Véase Luis González y González, lA
ronda de las generaciones, México. Consejo Nacional de Fomento Educativo, 1984, p. 45.
LAS RELACIONES ENTRE LA COMUNIDAD CIENTÍFICA Y... • 253
parte de las cuales corrió la misma suerte que los efímeros gobiernos de la
república: fueron de corto alcance y de menor vida.
Sorprendentemente, ciertos grupos y algunos proyectos parecieron flotar por
encima de la discordia ideológica, dando una apariencia de continuidad y hasta de
progreso. Algunos incluso alcanzaron el fin de siglo con tal vigor y fortaleza, que
lograron cimentar instituciones en donde se comenzaron a materializar objeti-
vos y metas de carácter estrictamente científico.
Para explicar el selectivo éxito que alcanzaron las iniciativas de los hombres
de ciencia, es preciso analizar los caracteres que definieron la relación del poder
político con la comunidad científica, en tanto que organización social, y estable-
cer los mecanismos que operaron en las diferentes etapas de su consolidación.
En este sentido, nuestra argumentación se basará en el análisis del orden político
que predominó sobre la vida social de México en el siglo XIX. 33
Como punto de partida habría que recordar que tras del derrumbe del siste-
ma colonial, México atravesó por un largo y lento proceso de descomposición
de las anteriores estructuras dominantes. Todo el aparato legal, burocrático y
político que aseguraba la obediencia a la monarquía había quedado sin funda-
mento. En su lugar quedó una' confusa trama de leyes viejas y nuevas, de
antiguas ordenanzas y reglamentos que hacían del Estado una presencia extraña
e ineficaz, que algunos intelectuales y políticos intentaron mantener y perfec-
cionar. Encima de todo ello, pesaba una profunda crisis económica. 34
Sin embargo, señala Fernando Escalante, "frente a esta confusa imagen del
caos y de la anarquía, subsistió un orden informal, cuya autoridad no dependía
de un vínculo genérico con el Estado. El orden arraigaba en sistemas de lealta-
des particulares: comunitarias, corporativas, señoriales, patrimoniales, cliente-
listas." El Estado no podía imponer la legalidad formal sobre las múltiples
organizaciones regionales.y corporativas porque no tenía un dominio efectivo.
y tampoco tenía la capacidad de integrar a sus incipientes proyectos a los
grupos capacitados para llevarlos a efecto, porque carecía de la estru.ctura insti-
tucional que los podría encauzar.
Debía negociar en cada caso, continúa Escalante, "con redes de intermedia-
rios que ostentaban una representación, si no legal, más sólida que las institu-
ciones formales. Estos, apoyados en su capacidad de gestión de los intereses
33 Basaremos nuestra argumentación en el análisis que efectuó Fernando Escalante en sus Ciudadanos
imaginarios, por lo que haremos frecuentes referencias a su texto, véase Fernando Escalante Gonza1bo,
Ciudadanos imaginarios. Memorinl de los afanes y desventuras de la virtud y apología del vicio triunfante
en la República Mexicana. Tratado de moral pública, México, El Colegio de México, 1992,308 pp.
34 Pablo Escalante, op. cit., pp. 287-291.
254· Luz FERNANDA AzuELA, RAFAEL GUEVARA FEFER
3S Ibidem.
LAS RELACIONES ENTRE LA COMUNIDAD CIENTÍFICA Y... • 255
36 Véase Luz Femanda Azuela, "La institucionalización de las ciencias en México durante el Porfuia-
to", en María Luisa Rodríguez-Sala, Tres etapas del desarrollo de la cultura cient(¡¡co-tecnológica en
México, México, Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM, 1996, pp. 73-85.
37 Véase Luz Femanda Azuela, "El Instituto Médico Nacional ... ", op. cit.
38 Para un estudio detallado de estas tres sociedades en su relación con el poder político, veáse Luz
Fernanda Azuela, Tres sociedades cientificas en el Porfiriato ... , op. cit.
39 Larissa Adler Lomnitz, 1994, Redes sociales, cultura y poder: Ensayos de antropología latinoame-
ricana. México, FLAcsolMiguel Ángel Pomía, p. 225.
256 • Luz FERNANDA AzUELA, RAFAEL GUEVARA FEFER