Anda di halaman 1dari 6

TS Sala 1ª, S 9-10-1981, nº 359/1981.

Pte: González-Alegre y Bernardo, Manuel

FUNDAMENTOS DE DERECHO

PRIMERO.- Que contemplado por el Juzgador de Instancia, el que es objeto de litis, bajó dos
aspectos, en consecuencia con la actitud de las partes, el uno de interpretación legal, ante la
insuficiencia de la propiamente contractual, de la situación creada por la relación jurídica
existente entre actor y demandado; el otro dando más estricta respuesta a la demanda, como
de la posible existencia de error en el consentimiento, ambos de indiscutible incidencia en la
resolución del recurso, involucrados en sus motivos cuestiones que lo son de uno u otro de
dichos aspectos y que exigen diferente trato, preciso se hace partir del acertado y riguroso
planteamiento que de la cuestión hace el Juzgador en su sentencia, que se pudiera calificar
como de antecedentes comunes a dichos dos aspectos, que -lo son: los de que conformes las
partes en lo que se refiere a "la compra por el actor al demandado, de un cuadro catalogado
-entre los asginados al pintor D. Joaquín, titulado "Aguardando o esperando la barca" o
"Bueyes y barca" por el que fijaron el precio de 10.000.000 de pesetas, que el comprador, en
carta dirigida al vendedor de 28 de septiembre de 1973 (sin duda por error se dice 23) se
compromete a pagar mediante la aceptación de 20 letras de cambio en cuantía unitaria de .
500.000 pesetas con vencimiento en diversas fechas" la contienda ,se ciñe en cuanto "a la
autenticidad de la obra artística, pues negada por el actor comprador, con la pretensión de que
se declare la nulidad del contrato de 28 de septiembre de 1973, por no ser el cuadro que se
vendía legítimo del pintor D. Joaquín, con restitución de los 5.500.000 pesetas que como parte
del precio se habían entregado, opone el demandado vendedor, "que lo vendido ha sido un
cuadro inequívocamente atribuido al mencionado pintor, sin que le sea exigible responder de la
cuestionada autenticidad" con el suplico de ser absuelto de la demanda; sin dejar el Juzgador
de calificar el contrato de compraventa mercantil "puesto que son comerciantes los
contratantes y además, se trata de un bien mueble adquirido con ánimo de lucrarse en la
reventa"

SEGUNDO.- Que así encauzada la tesis del Juzgador, en aquel primer aspecto de la cuestión,
que no ofreciendo luz alguna en la interpretación contractual la carta ya reseñada, documento
que, reconocido por ambos contratantes, constituye la única prueba escrita de la formalización
de la compraventa, el alcance de dicha discrepancia y duda que lo motiva ha de ser resuelto
acudiendo, conforme previene el artículo 59 del Código de Comercio a los "usos de comercio"
en cuanto constituye fuente subsidiaria interpretativa de los actos de comercio, según dispone
el artículo 2.º de dicho Código -implícitamente se está descartando la aplicabilidad del artículo
50 del propio Código certificando la Cámara de Comercio e Industria de Madrid, con fecha 14
de septiembre de 976, que existe un uso de comercio generalmente admitido y observando,
según el cual, los comerciantes y vendedores de obras pictóricas, en relación con la
autenticidad y carácter genuino de la pintura vendida en su establecimiento, de autores
fallecidos o no contemporáneos, se limita a expresar de buena fe, que la obra vendida es
propia de un artistas determinado y ejecutada de su mano, según los elementos de juicio que
dichos comerciantes o vendedores han podido reunir o tener a su alcance" uso que conforme el
Juzgador, en relación con el caso litigioso, alcanza una plena aplicación, ya que se ha
demostrado cumplidamente el tracto comercial de la obra adquirida inicialmente por el
marchante señor D. Justo que la vendió a D. Alfredo en Buenos Aires (Argentina)obra
importada a España por "Galería A.", en 11 de mayo de 1973, incluida en la declaración de
importación de mercancías liberadas número 4057999 y comprada a la mencionada sociedad
por el hoy demandado, .al poco tiempo de ser importada; "cuadro que se halla incluido con el
número 1796, en el catálogo formado por D. D. José Luis, que utiliza el seudónimo de "
reconocido por el actor como guía y referencia para la compraventa de obras, de D. Joaquín.",
circunstancias todas ellas que para el Juzgador son suficientes elementos de juicio exigibles al
vendedor, de acuerdo con el expresado uso mercantil, determinante de la validez de la
cuestionada compraventa; sin que le afecte la rectificación sobre autenticidad efectuada por el
mencionado " ni los dictámenes negativos de autenticidad emitidos por el Instituto Central de
Restauración y Conservación de obras de Arte, por el Director del "Museo S." y por el
Laboratorio de Investigación y Experimentación Caligráfica, "ya que todos ellos son de fechas
posteriores a la de la compraventa y por tanto nunca pudieron :servir como elementos de juicio
a valorar por el vendedor"

TERCERO.- Que en orden a aquel segundo aspecto del objeto de litis, no deja el Juzgador de
examinar la cuestión debatida bajo el prisma del Derecho Común, y ello, según afirma,
"conforme a la disposición contenida en el artículo 50 del Código de Comercio -que descartado
en aquel primer aspecto es aquí aplicado- al aducir el actor como fundamento de la pretendida
nulidad contractual el defecto de consentimiento, requisito esencial afectando a la existencia
del contrato, según establece el artículo 1261 del Código Civil, y que al haber sido prestado,
según acredita la ya citada de 28 de septiembre de 1973, reconocida por el actor, podría
hallarse viciado de nulidad de concurrir error, violencia, intimidación o dolo (artículo 1265 -del
Código Civil)y como en la demanda no se precisa en cuál de los denunciados vicios se apoya,
llega el Juzgador de Instancia, de la relación de hechos contenidos en los escritos básicos del
proceso como de los resultantes de las pruebas practicadas, al eliminar los tres últimos, a
mantener el error como el único de posible concurrencia, mas no dejando de tener en cuenta la
doctrina sobre su sentido de alegada excepcionalidad, consecuencia a los principios de
responsabilidad y de protección de la buena fe, como el de seguridad del tráfico jurídico, que
impide su invocación cuando éste pudo ser evitado con tan sólo la más normal diligencia, más
exigible en supuestos como el presente, en el que se trata de personas peritas, conocedoras
del negocio que además asumen para sí la responsabilidad in-herente a la garantía de
autenticidad cuando el comprador es un profano, concretamente en el catálogo de la
exposición en la que el comprador ponía en venta el cuadro adquirido se hacía constar, "todos
los cuadros expuestos se venden con la garantía de autenticidad, responsabilizándose A. D.
Antonio"llega el Juzgador de Instancia a la procedente desestimación de la existencia de tal
vicio y con ello a la ya anunciada, igual conclusión que la anterior, sobre la validez del contrato
celebrado entre las partes objeto de litis.

CUARTO.- Que atacando el recurso, tanto las fundamentaciones fácticas como jurídicas
procede, por razón de método, conocer, en primer lugar, los motivos amparados en el número
séptimo del artículo 1692 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, cuales son el cuarto, quinto, sexto y
octavo; denunciando, el primero de ellos, error de hecho en la apreciación de la prueba,
evidenciado por la carta de 28 de septiembre de 1973, por lo que tanto al hacerlo consistir en el
que dice "problema controvertido en palabras de la Sala sentenciadora"esto es, si el objeto de
contrato de 23 de septiembre de 19173 es una obra artística -un cuadro- auténtica realización
de D. Joaquín o s, por el contrario, basta con que esté atribuido a dicho pintor sin que el
vendedor deba responder de la cuestionada autenticidad, no está sino replanteando la propia
cuestión litigiosa, y citando además, como documento auténtico, la carta de 28 de septiembre
de 1973, ya examinada por el Juzgador, el que la rechazó por no arrojar luz alguna, pues en
verdad de la misma no aparece sino la constatación escrita del contrato celebrado entre las
partes, precio fijado, modo de pago y prestación de Un consentimiento, tanto por el
confusionismo con el que se relata el que se dice, consiste aquel error, como por el documento
con el que intenta demostrar, al que no puede reconocérsele la cualidad de auténtico a esos
pretendidos fines, el motivo ha de ser desestimado; no correspondiendo mejor suerte al
segundo de los señalados, quinto del recurso, pues al denunciarse error de Derecho en la
"aplicación de la prueba" por violación del artículo 1281 del Código Civil, se está planteando un
problema de interpretación e invocando un precepto, que si es acorde al mismo, al tratarse de
una norma de hermenéutica contractual, al no ser valorativo de prueba, no lo es, para
mantener el motivo por el cauce elegido; debiendo ser igualmente desestimado el tercero,
sexto del recurso, toda vez que al denunciar error de Derecho en la apreciación de la prueba,
por violación del artículo 1225 en relación con el 1218, ambos del Código Civil, y ello referido a
la carta de 28 de septiembre de 1973, cuando en la litis no -se ha cuestionado, ni en la
sentencia desconocido su valor probatorio, si bien lo sea, claro es, de la existencia del contrato
por el que se vede un cuadro catalogado como de D. Joaquín, mas sin poder ir más allá, cual
pretende el recurrente, esto es la autenticidad de dicho cuadro, cuestión esta que rebasa los
límites probatorios de tal documento, para incidir en lo que respecta al consentimiento en la
compraventa, propio de otra vía, como el mismo recurrente reconoce al formular el
correspondiente motivo a ello referente, comocuando incluso se pretende demostrar la
inaplicabilidad del meritado uso de comercio al que acude el Juzgador de Instancia como
fuente subsidiaria interpretativa, todo, como claramente se desprende, ajeno a la resultancia
probatoria del documento indicado; y en cuanto al octavo de los motivos del recurso, ha de ser
igualmente desestimado, puesto que se denuncia error de Derecho en la apreciación de la
prueba, dando como infringido el artículo 632 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, y aun
entendiendo lo es por el concepto de violación, al afirmar el recurrente "in fine"que al no
aplicarse rectamente el referido artículo de dicha ley, la sentencia incide en el motivo de
casación que se formula, sin necesidad de acudir a la notoria doctrina sobre la impugnabilidad
de la apreciación, que de la prueba pericial hubiere podido hacer el Tribunal de Instanciaya que
las normas de la sana crítica ni son absolutas ni se hallan establecidas en parte alguna, es que
el Juzgador no se apoyó al resolver la cuestión litigiosa en los distintos resultados a los que
llegan los informes periciales e incluso expresamente deniega el Considerando de la sentencia
apelada en el que con base en la prueba pericial declara como auténtico el debatido cuadro
vendido como del pintor D. Joaquín y con meritorio proceder lleva la cuestión por distinta
orientación, según quedó expresado, y si se hace mención de aquellos informes periciales
referidos en -un anterior Considerando, no lo es como fundamento probatorio de la debatida
cuestión litigiosa, sino para no reconocerles efectividad alguna en cuanto no poder servir de
elementos de juicio, en relación a la buena fe del vendedor, al ser de fecha-posterior a la de la
compraventa; por lo que no cabe decir que dicho artículo haya sido violado.

QUINTO.- Que entrando en el examen de los motivos -relativos a la "queestio juris"el primero
de ellos, denuncia amparado en igualordinal del artículo 1692 de la Ley de Enjuiciamiento Civil,
la aplicación indebida del uso de comercio, citado en el tercero de los Considerandos de la
sentencia, al que se hizo referencia, y que según el recurrente deviene de doscausas
totalmente distintas, las que sintetizadas lo son:

Primero.- La inaplicabilidad de los usos de comercia a la interpretación de un contrato, por ser


supuesto comprendido en el artículo 50 del Código de Comercio; y

Segundo.- Porque el uso comercial que nos ocupa se limita a las ventas realizadas en los
establecimientos de los vendedores; argumentos fácilmente -refutables;en cuanto al primero,
porque en técnica procesal casacional la aplicación indebida ha de contemplarse en relación a
los hechos, y por tanto en el supuesto denunciado lo que cabe es acusar la violación del
artículo 50 del Código de Comercio, pues el Juzgador, al acudir al artículo 59 de dicho Código,
como ya se adelantó, supone una implícita eliminación de dicho artículo, que-aunque en efecto
no se razona, hay que entender con acertado criterio, puesto que la cuestión litigiosa, tal como
quedó planteada en ese primer aspecto, no puede concebirse comprendido en el contenido de
dicho artículo y, consecuentemente, habría de encontrar solución acudiendo a los usos de
comercio interpretativos en conformidad al artículo 2.º del referido Código, como ya se
adelantó, supone una implícita eliminación de dicho artículo, aunque en efecto no se razona,
hay que entender con acertado criterio, puesto que la cuestión litigiosa tal como quedó
planteada en ese primer aspecto, no puede concebirse comprendida en el contenido de dicho
artículo y, consecuentemente, habría de encontrar solución acudiendo a los usos de comercio
interpretativos en conformidad al artículo 2.º del referido Código, como fuente subsidiaria de
interpretación de los actos de comercio, problema en el que estaba sumido el Juzgador; y por
lo que se refiere al segundo, en el que efectivamente más parece responder al concepto
expresado, en verdad se trata de una cuestión que no fue debatida en la litis, pero es que
además, nada se ha probado en contra de lo manifestado por el demandado de haber tenido
lugar dicha venta en su "despacho" pues así hay que entenderlo, cuando se afirma de que al
conocerse la noticia de estar en el comercio, importado en España el tan mencionado cuadro
en poder del vendedor, acudió a dicho "despacho" el comprador, despacho que ha de
identificarse con establecimiento, ya que en la rama de este comercio a los mismos se dan las
más variadas denominaciones, y así se hable de Galerías de Arte o de Exposiciones de
Estudios, Salones de antigüedades o simplemente de despachos, como dependencia anexa a
los mismos; pero es que además al hablar el uso reiteradamente de "comerciantes" y
"vendedores" está contemplando y proveyendo la venta por profesionales que adquiere
especial significación cuando tal carácter o condición concurre entre comprador y vendedor, lo
que no cabe desconocer en los que son partes en la litis cuando, a ambas les ha sido
reconocida dicha cualidad de comparecientes, y como hecho notorio además especialistas o
autoridades en esta materia, por lo que es claro y fácilmente comprensible que no pueda
prosperar tal sutil discriminación; siendo todo ello determinante de la desestimación de este
primer motivo.

SEXTO.- Que en efecto, y en relación a esa técnica procesal de la que se hizo anteriormente
referencia, el segundo. de los motivos denuncia la violación del artículo. 50 del Código de
Comercio, y abundando en lo expresado, es que además tiene declarado esta Sala (sentencia
de 2 de febrero de 1973) que no, se viola el mencionado artículo por lo que afecta a los usos
de comercio, porque el citado artículo 50 llama expresamente a las reglas generales del
Derecho común para completar las disposiciones del Código de Comercio y de las leyes
especiales, omitiendo los usos llamados "normativos" el artículo 59 en relación con el 2.º del
propio Código, requiere la aplicación de los usos denominados "interpretativos" para resolver
las dudas que pueda suscitarse en torno al sentido y alcance de los contratos de comercio, que
es precisamente lo que hizo el Juzgador de Instancia, no obstante lo cual, no deja de ser de
interés hacer hincapié en que en la especialísima cuestión debatida -autenticidad de una obra
de arte- la que en verdad ha de dársela un trato muy especial, pues no cabe equiparar o
asimilar con las e previsiones generales contenidas en el Código de Comercio "y en, su caso,
incluso Derecho común, pues su trascendencia y no menos dificultades propias que
comportan, exige un trato muy especial y particular, que obliga sin más a acudir a ese artículo
segundo del Código de Comercio en todo cuanto a dichos problemas se refiere, que permita
llegar a soluciones más específicas y particulares, como buena prueba es el sabio contenido
del uso de comercio aplicado por el Juzgador de Instancia, dando una solución interpretativa
para estos supuestos, en la que la equidad no ya dulcifica la que había de ser consecuencia no
muy conforme con la realidad, de una rigurosa aplicación del Derecho común, sino que además
encuentra la más acertada solución para esos casos trascendentes, en los que no cabe hallar
otra que lo sea más ajustada a como se presentan en la sociedad, siendo la buena fe la que
impere en tales transacciones; pero es que además, y aquí es obligado traer a colación aquella
interdependencia de los dos aspectos con los que el Juzgador de Instancia examinó y resolvió
la propia cuestión, llegando por esos dos caminos a idéntica conclusión, como ya quedó
recogido ampliamente, no se olvida dicho Juzgador de, acudiendo al Derecho común, en
acatamiento precisamente de lo ordenado en el artículo 50 del Código de Comercio, plantearse
y resolver la cuestión bajo ese prisma, de todo lo cual. se hizo mención, por lo que a elloha de
estarse para no incurrir en ociosa repetición de lo que sobre ello fue expresado en un anterior
Considerando; razones unas y otras que determinan la improsperabilidad del motivo;
desestimación en consecuencia que ha de presuponer la del tercero al denunciar por la propia
vía la aplicación indebida del artículo 2.º del Código de Comercio, pues aunque más lo sea
propiamente, también de violación traería su causa de la propia violación del artículo 50 y
desvirtuado esta, como lo ha sido por los razonamientos que justificaron la desestimación del
motivo anterior, en las dos vertientes o aspectos de la cuestión en los que se presentaba la
inexistencia de tal invocada infracción, este motivo necesariamente había de decaer.

SEPTIMO.- Que por último, al haber sido renunciado por la parte recurrente el motivo noveno
en el acto de la vista, el motivo séptimo, por la vía del número primero del artículo 1692 de la
Ley de Enjuiciamiento Civil, denuncia la violación del artículo 1265 del Código Civil, en relación
con el artículo 1266, párrafo primero; artículo 1261, número primero, ambos del Código Civil, y
artículo 50 del Código de Comercio; motivo que por todo cuanto ha quedado ya expresado en
el tercer Considerando de esta resolución, como no menos en el anterior, ha de ser
desestimado, al hacerse cumplida referencia a su inaplicabildad al supuesto de autos tal como
se razona por el Juzgador de Instancia en relación a dichos preceptos y consiguientemente la
no violación de los mismos que se dicen infringidos por tal concepto.

OCTAVO.- Que por lo expresado procede declarar no haber lugar al recurso, con las
accesorias del artículo 1748 de la Ley de Enjuiciamiento Civil.

FALLO

que debemos declarar y declaramos no haber lugar al recurso de casación por infracción de ley
interpuesto a nombre de D. Antonio, contra la sentencia que, con fecha 28 de mayo de 1979,
dictó la Sala Primera de lo Civil de la Audiencia Territorial de Madrid; condenamos a dicha
parte recurrente al pago de las costas y a la pérdida de la cantidad que por razón de depósito
ha constituido, al que se dará el destino que previene la Ley; y líbrese al Presidente de la
mencionada Audiencia la certificación correspondiente, con devolución de los autos originales y
rollo de Sala que remitió.

Así, por esta nuestra sentencia, que se publicará en el "Boletín Oficial del Estado" e insertará
en la COLECCION LEGISLATIVA, pasándose al efecto las copias necesarias, lo
pronunciamos, mandamos y firmamos. Manuel González-Alegre y Bernardo.- Antonio
Fernández Rodríguez.- Antonio Sánchez Jáuregui.- Jaime Santos Briz.- José María Gómez de
la Bárcena y López. Rubricados.
Publicación. Leída y publicada ha sido la anterior sentencia por el excelentísimo Sr. D. Manuel
González-Alegre y Bernardo, Magistrado de la Sala Primera de lo Civil del Tribunal Supremo y
Ponente que ha sido en estos autos, estando celebrando audiencia pública la misma en el día
de su fecha, de lo que como Secretario, certifico.

Anda mungkin juga menyukai