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Es decir, que se cultivan los bichejos poniéndoles a su alcance el alimento, los azúcares que
contienen las harinas. Y ¿para qué? Pues para que nos fermenten la masa de pan.
Índice
Al mezclar la harina con agua y dejar reposar la mezcla un tiempo estos microorganismos
comienzan a reproducirse y a alimentarse de los azúcares de esa masa, a fermentarla.
Normalmente es tan solo cuestión de paciencia.
Hacer pan con masa madre, es decir, añadir a una masa de pan una porción de masa
previamente hecha y en plena fermentación, es el método que usaban nuestros
antepasados para fermentar el pan, usar masa vieja fermentada de un amasado anterior,
puesto que la levadura prensada comercial que compramos en el súper no tiene más allá
de 150 años.
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Añadiendo las pasas a la mezcla de harina y agua
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pequeñas que cuidan al máximo la calidad y que practican un trato al cliente
magnífico, cosa que ya casi no se estila, por eso me parece que un descuentillo puede
interesar a muchos de vosotros. Os recomiendo sus productos.
Día 2
50 g de harina de trigo o centeno integral
50 g de agua del grifo a temperatura ambiente
Día 3
100 g de harina de trigo o centeno integral
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100 g de agua del grifo a temperatura ambiente
Día 4
100 g de harina de trigo o centeno integral
100 g de agua del grifo a temperatura ambiente
Día 5
100 g de harina de trigo o centeno
100 g de agua del grifo a temperatura ambiente
Instrucciones
Día 1
1. Mezclar en un tarro de cristal (para ver bien la evolución), poner la tapa siempre sin
ajustar (debe poder escapar el dióxido de carbono que se genera) y dejar reposar en
la encimera, a temperatura ambiente, 24 horas. Si tenéis suerte, al cabo de este
periodo podréis ver alguna burbujilla.
Día 2
1. Añadir los ingredientes del día 2. Mezclar bien y dejar otras 24 horas a su aire. Al
cabo de este tiempo deberían verse más burbujillas. Observaréis que tiende a
decantarse el líquido en la superficie, con un color poco apetecible. No pasa nada, es
normal.
Día 3
1. Tirar la mitad de la mezcla del día anterior y añadir los ingredientes del día 3 .
Mezclar bien y dejar otras 24 horas a su aire. Podéis hacer una marca en el tarro con
un rotulador del nivel al que llega la masa para comprobar su crecimiento. Si tenéis
suerte y buena temperatura ambiente, posiblemente al cabo de este día veáis
actividad. La mezcla puede haberse esponjado algo.
Día 4
1. Tirar la mezcla del día anterior hasta dejar solamente 100 g y añadir los
ingredientes del día 4. Volver a hacer la marca con el rotulador y dejar otras 24 horas
a su aire. Transcurrido ese tiempo, esto ya debería estar funcionando. El olor habrá
cambiado. En este punto podéis pescar las pasas con paciencia, ya no son necesarias.
Día 5
1. Tirar la mezcla del día anterior hasta dejar solamente 100 g y añadir los
ingredientes del día 5. Volver a hacer la marca con el rotulador y dejar a su aire hasta
que más o menos fermente del todo, por lo menos doblará de volumen, y puede que
esto ocurra antes de pasar 24 horas. Una vez que la masa ha empezado a levantar ya
no es necesario que la harina añadida sea integral, podéis añadirla blanca para acabar
teniendo una masa madre blanca, que os permitirá preparar panes tanto blancos
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como integrales.
Al tercer día podemos marcar con un rotulador el nivel de la mezcla, para comprobar si se esponja
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¡Esto empieza a burbujear!
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El tercer día, a las 9 horas del refresco (en verano)
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El quinto día, a las 5 horas del refresco (en verano)
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Observaciones sobre la masa madre nueva y reluciente
1. Después de seguir el proceso descrito deberíais tener una masa madre activa, que
deberéis refrescar, es decir, renovar tirando la mitad y añadiendo las cantidades
indicadas anteriormente, cada vez que veáis que ha fermentado, si queréis
mantenerla en perfecto estado. Eso si la mantenéis a temperatura ambiente.
2. También podéis conservarla en la nevera, donde no es necesario renovarla con
tanta frecuencia, posiblemente con renovarla cada semana sea suficiente. La sacáis, la
refrescáis, la dejáis fermentar a tope y cuando esté en plena ebullición la volvéis a
guardar en nevera. De esta manera podéis sobrevivir sacándola para atemperarla y
refrescándola una vez a la semana. Así puede estar años.
3. Para aumentar la rapidez con la que se produce la fermentación, usad harina de
centeno integral, es casi infalible.
4. PARA UTILIZAR VUESTRA MASA MADRE: Aunque ya fermente satisfactoriamente,
conviene cultivarla durante al menos una semana adicional antes de usarla para
hacer pan, para desarrollar su potencia.
5. Para saber cómo utilizar la masa madre os leéis la continuación de esta historia en
Cómo hacer pan con masa madre.
6. Si congeláis porciones de una masa madre en perfecto estado de funcionamiento
siempre tendréis masa madre a mano que se puede revivir con gran facilidad.
7. La actividad de las levaduras es altamente dependiente de la temperatura. En
pleno verano y con una buena harina integral la cosa funciona a toda pastilla (puede
incluso que el primer día ya fermente a lo bestia, a mí me ha pasado). Por contra, en
invierno si vuestra cocina es fría puede costar incluso más de 4 o 5 días que aquello
levante el vuelo. Pero tened paciencia, que los bichos están ahí, ávidos de ponerse
como el Quico con los azúcares de la harina.
En resumen
Todos los métodos para fabricar masa madre son parecidos:
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1. Mezclar harina (preferentemente integral) con agua,
2. añadirle o no algún otro ingrediente que mejore o acelere el desarrollo de los
bichos, como un ácido (vinagre, yogur o limón) para frenar a las bacterias
indeseables, o pasas para añadir más levaduras a las que ya trae la propia harina.
3. Luego, esperar varios días e ir renovando parte de la masa para que no se
concentren demasiado los subproductos de la fermentación, como los ácidos, y para
que los bichos tengan alimento fresco.
4. Yo sigo a grandes rasgos el método de Dan Lepard, porque soy una cobardona y no
me atrevo a hacerlo a pelo como Ibán, solo con harina y agua.
Ah, y si queréis poner a trabajar a vuestra masa madre nuevita y reluciente, viene el
capítulo siguiente, cómo usar la masa madre para hacer pan.
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