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UN DESAFIO (Y UNA NECFSIDAD) PARA LOS

ABOGADOS: LOS MEDIOS ALTERNATIVOS DE


RESOLUCION DE DISPUTAS

Roque J. Caivano
Abogado (Argentina)

A Augusto Mario Morello y Julio César Cueto Rúa *

"Discourage litigation. Persuade your neighbours


to compromise whenever you can. Point out to
La crisis en el sistema de administración de justi- them how the nominal winner is often a real los-
cia parece ser un tema recurrente no· sólo en nuestro er -in fees, expenses and waste of time".
país sino también a nivel latinoamericano y mun- Abraham Iincoln **
dial. En el presente artículo, el destacado profesor
argentino Roque Caivano establece la relación que l. UN PUNTO DE PARTIDA RECURREN-
existe entre la conducta de los abogados y el dete- TE: LA CRISIS DEL SISTEMA JUDICIAL
rioro de la credibilidad en el sistema de administra-
ción de justicia. Ante esto, propone el cambio de '1a La crisis por la que atraviesa el sistema estatal de
cultura del litigio'~ como el único método de solu- administración de justicia y la consiguiente crisis
ción de conflictos, por la mayor utilización de los que ella proyecta hacia los abogados, son datos
sistemas alternativos para su reducción. objetivos de la realidad, de los que no conviene
El tema es sin duda relevante, en momentos en que apartarse -aun siendo de una obviedad manifiesta
es necesario fomentar el ejercicio moral de la profe- y habiendo sido tratados hasta el cansancio- si se
sión como paso imprescindible para la obtención de pretende enfocar la problemática con seriedad y
un ordenamiento que brinde adecuada protección a sentido de perdurabilidad
los particulares, en un marco de seguridad jurídica.
Es también importante en la medida que la descon- Los tiempos para eufemismos se han agotado; es
gestión del Poder Judicial y la puesta en práctica necesario encarar el tema en toda su crudeza La
de mecanismos alternativos de solución de conflic- situación es patética; para la sociedad en general
tos, como el arbitraje y la conciliación, constituye que carece de un servicio esencial para garantizar
una forma en que los particulares -y entre ellos, la pacífica convivencia, y para la abogacía en par-
principalmente los vinculados a la empresa- pue- ticular, la que -por estar inmersa en un sistema
den resolver sus disputas de una m'!-nera técnica, ineficiente, aunque también por culpas propias-
rápida y eficiente. ha perdido gran parte del prestigio que tenía 1•

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La calidad de abogados de los lectores hace inne- impecable; pero en muchas ocasiones esa misma
cesario describir el estado de situación de los tri- sentencia no logra sortear un análisis de pura
bunales. Ocioso sería que utilizáramos estas líneas lógica. Las decisiones son así recubiertas con una
para contar lo que está a la vista de quienes hacen juridicidad que es sólo aparente, en la medida en
de la abogaáa su profesión habitual. Los aboga- que lo ilógico y absurdo del resultado al que arri-
dos no sólo conocen -seguramente mucho mejor ban no puede ser ocultado bajo una teórica es-
que nosotros- los innumerables hechos puntuales tructura seudo-jurídica inexplicable a los ojos de
a través de los cuales se manifiesta esa crisis, sino la sociedad No es desmenuzando el sentido lite-
que padecen cotidianamente sus efectos. Por ello ral o etimológico de las palabras utilizadas en la
nos limitaremos a formular apenas algunas refle- ley, ni buscando artificiosos tecnicismos jurídicos
xiones, con el ánimo de brindar nuestro punto de cada vez más alejados de la realidad, como se ha-
vista y con la aspiración -juzgará el lector la medi- ce justicia 5• Para que se satisfaga la exigencia de
da en que esa aspiración se ha cumplido- de ayu- un adecuado servicio de justicia, es preciso que
dar a comprender la realidad que nos toca vivir y los jueces no se rindan a las aparentes envolturas
a buscar el modo de hacerla más promisoria. formales, y que lleguen al fondo de las cuestiones,
pues de lo contrario podría frustrarse la finalidad
El sistema que el Estado provee para dirimir los misma de la actividad jurisdiccional 6•
conflictos está en un estado de virtual paraliza-
ción, producto de la morosidad en la resolución Un ejemplo clásico -tan clásico como inadmisible-
de las causas 2 • Pero quizás eso no sea lo peor, ya de irresponsabilidad está dado por las cuestiones
que por añadidura, se está verificando una alar- de competencia, que suelen generar verdaderos
mante degradación en la calidad de las senten- torneos (¿será por eso que se denominan cuestio-
cias 3• Son crecientes los casos de arbitrariedades y nes de «competencia»?) donde se somete al expe-
de resoluciones que carecen de una mínima fun- diente a un inacabable «peloteo» entre jueces que
damentación lógica, convirtiendo al servicio de declinan su jurisdicción. Por la frecuencia con que
justicia en una verdadera legalización de la injus- ocurre, a nadie sorprende que un juicio pase va-
ticia4. rios años sin hallar un tribunal que quiera a vo-
carse a su conocimiento, con olvido de una reali-
Las sentencias -en el mejor de los casos- suelen dad que -por obvia- no debería olvidarse: ese
estar revestidas de una cierta coherencia jurídica «tiempo muerto del proceso» es tiempo en la vida
al citarse unas cuantas normas a las que pretende de una persona que les está reclamando adminis-
correlacionarse en una construcción teóricamente tración de justicia 7•

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Esta situación genera en la población un senti- tirán como un reproche injustificado. A ellos des-
miento -ya inocultable y cada vez con manifesta- de ya dejo expresadas mis disculpas por anticipa-
ciones externas más ostensibles- de profundo do. De todas maneras, quien tenga una mínima
descreimiento hacia las instituciones que la Re- experiencia tribunalicia advertirá que si en algo
pública provee para administrar justicia. El siste- estas observaciones son inexactas no es precisa-
ma no sólo es lento; ha dejado de ser confiable. Se mente por exagerar. Un solitario examen de con-
descree de él, y hasta los mismos abogados se en- ciencia, más allá de lo que suele decirse pública-
cuentran impotentes para explicar a sus clientes mente, seguramente nos obligaría a admitir
por qué en la justicia el razonamiento se basa en cuántas veces nos excedemos en nuestro cometi-
una lógica diferente que la del resto de la gente. do, utilizando en la defensa de los intereses que
se nos han confiado, herramientas que -por vio-
El estado actual de la crisis parece ser terminal Si lentar elementales principios de buena fe- desna-
bien el deterioro de la justicia comenzó en forma turalizan la función letrada y perjudican la admi-
paulatina, hoy ya amenaza con aumentar vertigi- nistración de justicia 8•
nosamente la velocidad de su caída. A pesar de
que, en el fondo, no deja de ser mera anécdota, Los abogados somos muchas veces los verdaderos
existe un claro ejemplo de ello, referido a la infra- gestores de chicanas, planteos insustanciales, ar-
estructura en que se presta el servicio: hace unos gucias procesales, apego a defensas meramente
años la queja de los abogados era que los ascen- formales y toda clase de artimañas para entorpe-
sores de tribunales no funcionaban; hoy los as- cer la de por sí lenta e ineficiente labor del tribu-
censores siguen sin funcionar, pero además han nal 9• Amparados en que nuestra función es abo-
debido clausurarse varios edificios por peligro se- gar por los intereses de nuestros clientes, no tre-
rio de derrumbe. No sería de extrañar -ni tampo- pidamos en recurrir a toda clase de subterfugios.
co de desear, obviamente- que la próxima mani- Es más, existe entre nosotros la convicción de que
festación exterior se produzca porque la amenaza no hacerlo sería incurrir en una falta a nuestros
de ruina no haya podido ser detectada a tiempo. deberes o a la ética profesional. Cuando nos colo-
camos en el rol de abogados de parte, nos cir-
11. ''MEA CULPA" NECESARIO cunscribimos al interés por la posición asumida
en el caso, desentendiéndonos de las consecuen-
Pero un tratamiento serio del tema exige también cias que nuestra conducta pueda proyectar hacia
una sincera autocrítica. Los abogados tenemos el sistema de administración de justicia 10•
grandes porciones de culpa y de responsabilidad
en este desquicio; sería de necios pretender Obviamente, no estamos aquí propiciando que el
disimularlas con argumentos retóricos. El sistema abogado subvierta su rol -natural y necesariamen-
judicial no hubiese podido jamás llegar a este ni- te parcial 11 - y se transforme en un defensor del
vel de deterioro si no hubiese contado con la pasi- sistema por encima de los intereses de su cliente.
vidad y la falta de imaginación -cuando no la di- Lo que decimos es que en el cumplimiento de esa
recta colaboración- de los abogados. misión, los abogados solemos excedemos y son
precisamente esos excesos los que configuran la
Por cierto que cuanto se diga en este sentido en actitud que criticamos, por cuanto constituyen
los párrafos subsiguientes podrá no ser válido una desviación de los fines mismos de la abo-
respecto de muchos abogados que actúan de ma- gacía.
nera diferente, quienes en consecuencia lo sen-

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El deber profesional que le impone consagrarse En este último punto, sin embargo, debemos re-
enteramente a los intereses de su cliente y poner conocer nuestra culpa por omisión, ya que en tér-
en la defensa de éste todo su celo, saber y habili- minos generales los abogados no hemos hecho
dad, ha de compatibilizarse necesariamente con el nada -y si lo hicimos, salta a la vista que no fue
interés general comunitario comprometido en la eficaz- para propiciar un cambio que pudiera evi-
rápida y eficaz realización de la justicia, como vía tar la inexorable caída del nivel de credibilidad del
de mantener o restablecer la paz social alterada. sistema tribunalicio 15• Este sistema está hoy en un
Sin declinar su rol de auxiliar de parte, el abogado estado calamitoso; pero no se llegó a este estado
tiene adquirido un compromiso esencial hacia el de la noche a la mañana. Cuando la crisis comen-
servicio mismo de la justicia 12• zó a manifestarse y no era aún tan aguda, debi-
mos haber previsto que el deterioro iría en au-
Respecto de lo que dejamos dicho, nuestra res- mento hasta llegar a niveles intolerables 16• Por fal-
ponsabilidad es directa e insoslayable. No es ta de conciencia o de interés, escasez de imagina-
aceptable -ni sincero- que nos amparemos en la ción, indiferencia o conveniencia (la mala imagen
excusa tradicionalmente esgrimida de que «el sis- que la población tiene del Poder Judicial puede
tema» nos exige actuar de ese modo ya que de ser una buena excusa para ocultar deficiencias
otra manera dejaríamos de ser eficaces en nuestra profesionales), lo cierto es que poco se hizo cuan-
función primordial de abogar por nuestro clientes. do todavía la crisis era incipiente y posible de co-
El sistema, es cierto, nos permite actuar de ese rregir.
modo, tolerando ostensibles chicanas en nombre
del derecho de defensa de juicio 13; pero en modo Los abogados tenemos intemalizada la cultura del
alguno nos obliga. litigio judicial como el remedio natural -el prime-
ro, cuando no el único, que se nos ocurre- para
Por cierto que no toda la responsabilidad es de los solucionar una controversia. Nuestra culpa en ello
abogados. Existen otros sectores de la comuni- es no habernos preparado -y quienes tenemos
dad -principalmente quienes tienen a su cargo di- responsabilidad docente, no haber preparado a
rectas responsabilidades en el diseño del modelo las futuras generaciones de abogados- para cam-
de justicia- cuya culpa, por acción u omisión, es biar esa cultura. No hemos advertido la necesidad
mucho más grave 14• En última instancia, los abo- de modificar los hábitos, no lo hemos propuesto
gados aprovechamos -lo cual es obviamente criti- como una de las posibles salidas alternativas, ni
cable, pero hasta cierto punto entendible en una hemos creado las condiciones para que ese cam-
sociedad cuya falta de ética es alarmante- las fa- bio se produzca. Los abogados deberíamos haber
lencias de un sistema que no creamos. liderado este · proceso de transformación, antes

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que ser pasivos testigos a la espera de que alguien -edilicia, tecnológica, normativa y funcional 17-
-siempre otro, no nosotros- lo impulsara. Pero, y acorde con su importancia, pero también procu-
quizá esto sea más criticable aún, ni siquiera nos rando un cambio de las prácticas procesales 18 y de
hemos preparado nosotros mismos para actuar en mentalidad en la <<función de juzgar>> 19; y b) para-
ese campo, si eventualmente llegaran a ponerse lelamente, generar modelos alternativos que per-
en práctica sistemas diferentes. mitan descomprimir la justicia 20• Obviamente
nuestro análisis está circunscripto a esta segunda
111. LA UTIUZACION DE SISTEMAS línea de acción.
ALTERNATIVOS DE RESOLUOON DE
CONFLICTOS COMO PARTE DEL La mayor utilización de fórmulas autocompositi-
CAMBIO QUE SE NECESITA vas, tales como la negociación cooperatiava 21 o la
mediación 22; o heterocompositivas, como el arbi-
El problema de la administración de justicia revis- traje z.1, como medios alternativos de solución de
te una complejidad mucho mayor que la simplifi- controversias, pueden contribuir a desconges-
cación que aparentan nuestros precedentes co- tionar los tribunales de justicia aliviando la sobre-
mentarios, ya que nos hemos ocupado solamente carga que hoy padecen. En la medida en que con
de algunos aspectos puntuales, sin pretender que ello pueda lograrse una sensible disminución de
ello sea un exhaustivo estudio de las causas del causas tramitadas en sede judicial, la directa y
problema. personal atención del juez evitará la gran delega-
ción de funciones 24 haciendo realidad el principio
Esa complejidad impide concebir una solución de la inmediación, ganándose en rapidez y en ca-
unilateral o basada exclusivamente en un aspecto lidad.
parcial. Para tener mayores probabilidades de éxi-
to en el emprendimiento, nos parece necesario Del mismo modo parece haberlo entendido el go-
que se aborden simultáneamente dos cursos de bierno nacional. Al propiciar la redacción de un
acción: a) modernizar y mejorar el aparato juris- proyecto de Ley de Arbitraje ha puesto de mani-
diccional estatal, dotándolo de una infraestructura fiesto que «tradicionalmente para resol ver la so-

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brecarga que pesa sobre el sistema (estatal) se ha partir de la voluntad de las partes. El arbitraje po-
recurrido a la creación de nuevos juzgados y se- drá a su vez retener aquellos casos en que, no
cretarías, al desdoblamiento de la competencia en siendo posible un acuerdo, exista al menos un
distintos fueros o a la modificación de los proce- grado de entendimiento mínimo que les permita
dimientos judiciales, buscando la celeridad y efi- convenir el sometimiento de las diferencias a jui-
cacia de los mismoS>>, no obstante lo cual «no se cio de árbitros. La justicia ordinaria quedará así
han podido paliar las deficiencias señaladas, sino como el reducto final, reservado para los conflic-
que éstas persisten o se agudizan con el transcur- tos que no admitan soluciones total o parcialmen-
so del tiempo, circunstancias que ponen de mani- te consensuadas.
fiesto que es necesario abordar el problema» des-
de otros ángulos posibles y ofrecer soluciones de Si ese cambio cultural se ve complementado con
fondo (considerandos del Decreto No 958/91-LA modificaciones estructurales al procedimiento ju-
1991-B-1674). En otra norma se señalaba como ne- dicial, con una concientización del rol de los jue-
cesario encarar reformas en la legislación procesal ces en el proceso, y con soluciones definitivas a
tendientes a lograr la participación más cercana e los crónicos problemas de infraestructura y recur-
inmediata de los jueces, a la concentración de los sos del Poder Judicial, el servicio podría mejorar
actos procesales, a la supresión de recursos no sensiblemente.
fundados en garantías constitucionales, a la am-
plitud de poderes y deberes de los jueces y a la IV. LOS ABOGADOS Y LOS METODOS
oralidad como medio de comunicación; y además, ALTERNATIVOS
a la incorporación de otros procedimientos para la
solución de conflictos, tales como la mediación, Pese a las innegables ventajas que los medios al-
conciliación y arbitraje (considerandos del Decre- ternativos reportan para todos los interesados, lo
to No 820/92-LA 1992-B-1860). Finalmente, dentro cierto es que en la actualidad hoy no son mayor-
de ese contexto, también se ha mencionado que la mente utilizados 25• Los abogados -salvo honrosas
magnitud del atraso y el grado de congestiona- excepciones- no aconsejamos la utilización de
miento de los tribunales judiciales «convence otros mecanismos de resolución de conflictos, y
acerca de la insuficiencia de cualquier solución de por tanto los llevamos a dirimir a tribunales, si-
tipo convencional», por lo que resulta convenien- guiendo con la rutina aprendida.
te alentar y desarrollar la utilización de medios al-
ternativos (considerandos del Decreto No 1480/92- Distinguidos autores han tratado de hallar las ex-
LA 1992-B-1992). plicaciones para este fenómeno, con especial refe-
rencia al arbitraje.
Para que ese mayor desarrollo fuese posible -y
exitoso- es necesario generar un profundo cambio Así se ha mencionado 2h que una de las razones
de mentalidad y de cultura en los operadores ju- está dada por la inercia de los abogados, que al
rídicos, en especial en los abogados. Deberemos haber ganado familiaridad y dominio de los ritos
tomar conciencia de que el pleito judicial es el procesales, no tienen deseo ni interés en modifi-
último recurso -no el primero y casi único que carlos, ya que ello les significaría reiniciar el
hoy se conoce- reservándose la instancia judicial aprendizaje. También parece influir el temor a lo
para resolver el conflicto en aquellos casos que re- desconocido, desde que pocos conocen en pro-
visten trascendencia social, o en los que no fuese fundidad el significado de los medios alternati-
posible arribar a una conciliación (sea directa, o vos. En particular en el arbitraje, este desconoci-
asistida a través de la mediación), ni siquiera miento genera la creencia de que una sentencia
acuerdos mínimos que hagan viable el arbitraje. judicial tiene más valor que un laudo arbitral, al
Los medios autocompositivos deberían actuar co- que muchos ven como un título provisorio que
mo filtros que retengan todas aquellas situaciones requiere validación judicial posteriorv.
litigiosas en las que pueda lograrse una solución a

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Por otro lado, también se ha insinuado que el re- primario de aconsejar a nuestros clientes la mejor
chazo del abogado «se hace fuerte, casi intuitiva- forma de satisfacer legítimamente sus intereses
mente a raíz de que el discurso sobre el arbitraje (sobre esto volveremos en el párrafo siguiente, al
trasunta una mentalidad de una clase media alta, comentar la experiencia norteamericana) y hasta
académica e ideológica, por su énfasis en los valo- por conveniencia propia30, es necesario que los
res individuales, soberanía del mercado, el interés abogados modifiquemos nuestros hábitos pleitis-
gravitante en lo económico, y una suerte de dis- tas. Así como los médicos deben analizar y consi-
tanciamiento con la realidad social y los verdade- derar las posibles acciones terapéuticas antes de
ros problemas cotidianos de la gente. En pocas pa- aconsejar al paciente la intervención quirúrgica,
labras, como elitista y al servicio de cierta pudien- es preciso que los abogados contemplemos la
cia que no es en la que se mueve la generalidad». existencia de otros medios de solución del con-
Además, los abogados temen que el arbitraje no flicto que se nos presente, y eventualmente acon-
llegue a superar en seguridad jurídica, imparciali- sejemos al clientes -si lo consideramos más eficaz-
dad y confianza a lo que transmite la justicia ordi- la utilización de alguno de ellos en lugar de recu-
naria; también temen que con ello los clientes rrir directamente a demandar en los tribunales or-
puedan fugarse del consejo y asistencia que ellos dinarios 31 •
les están brindando, y ser captados por los árbi-
tros; y dudan asimismo del genuino costo del ar- V. LA RESPONSABILIDAD DE LOS
bitraje, al que ven como más oneroso que el litigio ABOGADOS Y LOS MEDIOS
judicial 28• ALTERNATIVOS EN EE.UU.

Conscientes de que muchos de los temores ex- El embrionario estado que tiene en nuestro país el
plicitados pueden ser justificados, no propiciamos tema planteado en el parágrafo precedente se
el descarte de la vía judicial y la adopción sin re- contrapone con el avance registrado en EEUU.,
paros de alguno de los sistemas alternativos. Es donde ya no se discute la conveniencia o incon-
obvio que ninguno de todos estos sistemas es veniencia de utilizar medios alternativos de reso-
perfecto, ni válido para cualquier caso. Nuestra lución de disputas 32, ni la obligación del abogado
pretensión es más realista: que ante un conflicto, de hacer una previa evaluación sobre esa posibili-
se analice cuál de todas las vías posibles resulta dad en cada caso. Ambas cuestiones se dan por
más conveniente; que si la decisión final es some- sobrentendidas. Hoy el tema que está en el centro
terlo a los jueces ordinarios, haya sido tomada por del debate es el alcance de la responsabilidad que
la convicción de que es el mejor camino, luego de asume el abogado que los desecha por considerar-
examinar otras posibles alternativas y no basada los ineficientes, omitiendo dar participación a su
en la inercia o la ignorancia. cliente en la decisión final.

Por los deberes que los abogados tenemos en tan- La problemática se plantea desde dos ángulos di-
to auxiliares del servicio de justicia 79, por el deber ferentes: la posibilidad de que esa omisión sea

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considerada como una falta de ética pasible de cree que los tribunales podrán fallar atribuyendo
acarrearle sanciones disciplinarias, o que sea una responsabilidad al abogado, sobre la base de una
causa que le genere responsabilidad por mala comparación con la jurisprudencia relativa a la
praxis. responsabilidad médica. Se razona que el litigio
judicial es a la responsabilidad del abogado lo
En el primer caso, la base estaría dada por las re- mismo que la cirugía a la del médico, y en tal sen-
glas de conducta profesional El Código Modelo tido se recuerda que los jueces, desde hace 30
de la American Bar Association (adoptado en años, han responsabilizado a los médicos que
aproximadamente 40 estados) pone a cargo del omiten informar al paciente acerca de las terapias
abogado la obligación de explicar a su cliente el alternativas que podrían evitar una cirugía 36•
problema, hasta donde sea razonablemente nece-
sario para que éste pueda tomar una decisión. Si Se preconiza que el cliente debe conservar el con-
bien esta regla no está específicamente referida a trol de la decisión de adoptar o no sistemas alter-
los medios alternativos, ha sido interpretada co- nativos, ya que si éstos dieran resultado positivo,
mo susceptible de ser considerada causal para so- el caso se resolvería más rápidamente, con menos
meter al abogado a procedimientos disciplina- costo y mayor privacidad Como los sistemas al-
rios 33• En el Estado de Colorado se adoptó una re- ternativos no son siempre y necesariamente más
gla más explicita: en asuntos litigiosos o que pu- beneficiosos que el litigio judicial, sino que ello
dieran generar un litigio, el abogado debe advertir depende de cada caso, es el cliente quien debe to-
al cliente sobre la existencia de formas alternati- mar la decisión por ser quien en definitiva sopor-
vas de solucionarlo 34 • Esta última regla, no obstan- tará los riesgos. La falta de adecuada información
te, ha sido interpretada en un sentido que mitiga por parte del abogado, limitará las posibilidades
sus efectos, al considerarse que el lenguaje utiliza- de que la elección sea acertada.
do (should en lugar de shall) trasunta más una re-
comendación que una obligación. Otra de las razones por la cual el abogado debe
dar al cliente toda la información, dejando en sus
Estas reglas lucen, a nuestros ojos, como un avan- manos la decisión, es porque aquél puede estar
ce sorprendente, y hasta el más entusiasta defen- sujeto a conflictos de intereses que le impidan ser
sor de los medios alternativos dudaría de propo- objetivo. El abogado puede tener interés en litigar
nerlas para nuestro país. En contraste con esta antes que someter el caso a alguna forma alterna-
apreciación, los autores norteamericanos se mues- tiva de solucionarlo- sea porque no está familiari-
tran disconformes; le asignan una gran debilidad, zado con esas técnicas, porque ello implicaría te-
por cuanto parecen dar al cliente «sólo» el dere- ner que derivar el caso a otro abogado, porque li-
cho a ser informado sobre los sistemas alternati- tigando obtendría más honorarios, porque se
vos, pero no el derecho a decidir si adoptar o no siente más cómodo litigando, etc.- y en conse-
alguno de ellos, por aplicación de las normas que cuencia, su decisión podría estar condicionada
rigen la relación entre el cliente y el abogado. So- por un sinnúmero de factores. El cliente debe to-
bre el alcance de esta última cuestión existen, no mar la decisión, porque es la única forma de ase-
obstante, interpretaciones disímiles. gurarse que la decisión es la que mejor conviene a
sus intereses.
En opinión de Cochran Jr. 35, si bien existe el ries-
go de violar normas disciplinarias, mayor es el VI. SINTESIS Y EXHORTACION FINAL
riesgo de encuadrar en causal de mala praxis en el
ejercicio de la profesión. La abogacía de hoy se encuentra en un estado de
crisis: la profesión carece de prestigio y reconoci-
Respecto del riesgo de incurrir en mala praxis, se miento social, la población tiene mala opinión de

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los abogados, los ingresos econormcos que su zamos de su utilidad, que aconsejemos a nuestros
ejercicio provee no son -en la mayoría de los ca- clientes las formas posibles de solucionar un con-
sos- un estímulo, ha perdido el encanto del que flicto evitando recurrir a los tribunales estatales.
nos hablaban nuestros mayores, ha sido degrada- Es necesario que «el abogado lleve a cabo de ma-
da a una tarea que en su mayor parte es rutinaria, nera preferente e intensa una responsable labor
trabajar de abogado ya no es placentero, y la coti- de persuasión respecto de la inconveniencia de
diana actividad tribunalicia comienza a verse co- promover acciones judiciales; que es mucho más
mo una pesada carga de cada mañana. Muchos de conveniente para la paz social bajar los decibeles
nosotros dudaríamos de aconsejar a nuestros hi- del litigio; que a esos fines ha de encararse una
jos que sigan esta carrera. nueva mentalidad de devaluación del litigio ad-
versaria! y privilegiar técnicas de solución de con-
Frente a tan desolador panorama debemos oponer flictos diferentes a la sentencia judicial» 38• Con ello
una tenaz -pero inteligente- resistencia, no estaremos brindando un mejor servicio a nuestros
dejándonos sumir en el desconcierto generaliza- clientes y al propio sistema estatal de adminis-
do. La situación ante la cual nos enfrentamos no tración de justicia, al que le sacaremos gran parte
admite titubeos. Debemos cambiar nuestra mane- de la sobrecarga que lo asfixia. Pero también hare-
ra de encarar la defensa de los intereses que se mos la mejor contribución a nuestra profesión, al
nos confían, porque sólo así lograremos recuperar quitamos el mote -despectivo, pero lamentable-
algo de la credibilidad pública de la profesión y mente acertado- de «pleiteros».
de la utilidad social que creímos ver en ella 37• Los
ideales con los que soñamos al abrazar esta profe- Cobran fuerza, a modo de conclusión, las palabras
sión no se verán cumplidos a menos que comen- de Calamandrei 39 cuando enseñaba que «es ésta la
cemos a pensar distinto y nos preparemos para hora en que toda clase que no quiera ser barrida
afrontar los desafíos del cambio. por el porvenir inminente, debe realizar sin hipo-
cresías su examen de conciencia y preguntarse
Es necesario que nos preparemos para operar bajo sobre qué títulos de utilidad común podrá fundar
premisas diferentes; que profundicemos el estu- su derecho a existir mañana en una sociedad me-
dio del tema y, en la medida en que nos conven- jor que ésta».

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