Didáctica de la Matemática I
2° año – 1°C – 2019
EL CURRICULUM DE MATEMÁTICA
¿Qué es el curriculum?
Antes de comenzar a abordar la problemática de los diseños curriculares que empleamos para organizar nuestras clases,
resulta necesario destacar qué es el curriculum1: un concepto polisémico (con muchos significados), polimorfo (se adecua
a diferentes contextos) y complejo (debido a la interdependencia de sus componentes) vinculado al campo de la
Didáctica. Para complementar esto, y profundizar mediante reflexiones, vean la presentación titulada como “El
curriculum” de la prof. Frida Köhler (ex profesora del ISFD n°39 de Didáctica General).
De acuerdo con los estudios contemporáneos sobre el curriculum (Gvirtz y Palamidessi, 2006) es posible clasificar las
teorías2 que lo estudian y, en consecuencia, sus campos de funciones, en cuatro grandes grupos:
El curriculum como programa de contenidos a ser transmitidos: comprende las posturas denominadas
“tradicionalistas” que definen asignaturas sobre la base de selección de temas tomados de las disciplinas. Aquí
se percibe su carácter normativo-prescriptivo.
El curriculum como producto que lo define como la enunciación de objetivos a ser alcanzados por las/os
alumnas/os y de experiencias necesarias para lograrlos. Consiste, desde esta perspectiva tecnológica-
eficientista, un documento curricular.
El curriculum como proceso que lo define por la interacción entre docentes, estudiantes y conocimientos. Es lo
que ocurre dentro de la escuela. Se asocia al pensamiento de la enseñanza como práctica cultural que incide
en la comunidad.
El curriculum como praxis: acentúa el papel comprometido del docente en la emancipación humana y se orienta
a confrontar a las/os alumnas/os con problemas reales de su existencia y sus relaciones con otras personas
mediante una reflexión continua sobre la interacción entre acción y pensamiento (concepción sociológica).
Finalmente, acordaremos, como mencionan Gvirtz y Palamidessi (2006:50), que “(…) cualquiera sea la perspectiva con
la que se lo mire, el curriculum es un artificio vinculado con los procesos de selección, organización, distribución,
transmisión y evaluación del contenido escolar que realizan los sistemas educativos”.
Al respecto, los autores citados en el párrafo anterior nos aclaran que:
1
Terigi (1999:11-12) indica que hay que tener cuidado con la ortografía del término curriculum. La palabra curriculum está tomada del latín; es una
expresión formulada en singular, no lleva tilde, su plural es curricula y tampoco lleva tilde. Las expresiones correctas serían “el curriculum”, “los
curricula”. Si se quiere castellanizar el término, entonces hablaremos de “el currículo” o “los currículos”, con acento ortográfico.
2
Si desea profundizar el estudio de teorías curriculares se recomienda Tadeu da Silva, T. (1999), Documentos de Identidade: uma introdução às
teorías do currículo, Belo Horizonte: Autêntica Editorial.
Luego, se define como diseño curricular al proceso por el cual, en el segundo nivel de concreción curricular, cada
jurisdicción produce un conjunto de documentos oficiales que materializa el proceso de selección y traducción cultural
que origina el contenido a enseñar. Es decir, “(…) es una porción de la cultura que ha sido organizada, disciplinada,
normativizada (es lo que se debe enseñar) y oficializada (legitimada por autoridades científicas, culturales y políticas).”
(Gvirtz y Palamidessi, 2006).
Cabe destacar que, según Chevallard (1998), este proceso institucionalizado es el que caracteriza a la transposición
didáctica del saber oficial al saber a enseñar, sito en la noosfera (lugares e instancias donde tienen lugar intercambios
del sistema de enseñanza y su entorno). Es decir, que los contenidos de Matemática que se enseñan en las aulas
provienen de una selección cultural que se refleja en los documentos curriculares: es por ello que se redimensiona la
perspectiva antropológica en el proceso de estudio (enseñanza-aprendizaje) de las matemáticas (entendidas como
aquellas construcciones de las personas y aquellas producidas por la génesis artificial del saber).
En líneas generales, es factible mencionar que los niveles educativos que conforman la educación obligatoria en nuestro
país velan por una Matemática que se constituya en un espacio de formación que contemple una manera particular de
pensar, de generar ideas. Conciben a la misma como un producto cultural y social: cultural, porque emana de la actividad
humana y sus producciones están condicionad por las concepciones de la sociedad en la que surgen; social porque
emerge de la interacción entre personas que pertenecen a una misma comunidad. En palabras de Charlot (1986: 67-68),
hacer matemática es crear, producir, “(…) es un trabajo del pensamiento, que construye los conceptos para resolver
problemas, que plantea nuevos problemas a partir de conceptos así construidos, que rectifica los conceptos para resolver
problemas nuevos, que generaliza y unifica poco a poco los conceptos en el universo matemático que se articulan entre
ellos, se estructuran, se desestructuran y se reestructuran sin cesar.”.
Cada eje contiene un conjunto de núcleos sintéticos de contenidos, es decir, conocimientos que están vinculados entre
sí de forma específica. Pueden estar relacionados con otros ejes y tienen un carácter secuencial respecto de los
contenidos abordados años anteriores y posteriores. Por ejemplo:
Por ejemplo:
“Que las/os alumnas/os logren acuerdos con pares y docentes para adoptar las mejores soluciones para los problemas
matemáticos propuestos.” (DC 1 PBA)
Si analizamos el modo en que se formulan estas expectativas de logro observaremos que en ellas se integran diferentes
competencias cognitivas (conocimientos para la resolución -calcula con diferentes números, resuelve ecuaciones, analiza
gráficos, etc.-), prácticas (estrategias para resolver problemas -emplea gráficos, cuadros, cuentas parciales, etc.-) y
sociales (comunicar lo efectuado -necesidad de saber lo que hizo, uso de vocabulario específico, etc.-).
Los mismos, significan para las/os docentes un punto de referencia para orientar tanto su intervención didáctica como
la evaluación de los procesos de adquisición de conocimientos. Además, existen expectativas de enseñanza las cuales
constituyen un marco que sirve para favorecer las expectativas de aprendizaje; por ejemplo: alentar el trabajo autónomo,
promover el respeto por la diversidad de opiniones, entre otras. En otras palabras, es posible señalarlas como
orientaciones pedagógico-didácticas facilitadoras tales como podemos encontrar en el DC 3 PBA:
Se espera que los alumnos: Para eso, se espera que el docente:
Busquen distintas modalidades de solución de problemas o Señale diferencias y similitudes de diferentes resoluciones.
matemáticos que les permitan el uso de criterios tales como o Indique ventajas de las soluciones más económicas.
la economía de resolución.
o Proponga el registro de formas económicas de resolución.
o Proponga otras actividades en las que resulte conveniente
usar formas económicas de resolución.
Bibliografía
Anijovich, R. (2013), Curriculum y selección de contenidos en Diplomatura en Constructivismo y Educación, Buenos
Aires: FLaCSo.
Coll, C. (1992), Los niveles de concreción del diseño curricular, España: Universidad de Barcelona.
Feldman, D. (2010), Didáctica general, Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación.
Gvirtz, S. y Palamidessi, M. (2006), El ABC de la tarea docente: currículum y enseñanza, Buenos Aires: Aique Grupo
Editor.
Molina Bogantes, Z. (1997), Planteamiento didáctico: fundamentos, principios y procedimientos, San José de Costa
Rica: EUNED.
Terigi, F. (1999), Curriculum: itinerarios para aprehender un territorio, Buenos Aires: Santillana.
Villela, J. (1996), “De los fundamentos didácticos” en Sugerencias para la clase de Matemática, pp. 9-21, Buenos
Aires: Aique.