Los minerales con mayor demanda son el calcio y el fósforo, algo lógico teniendo
en cuenta que participan en la mineralización ósea, desarrollo dental y neurológico
del bebé, por lo que dichos minerales deberá aportarlos la madre a través de la
lactancia materna.
A continuación, vamos a conocer una serie de dietas especiales para saber qué
comer durante el embarazo en estos casos.
Dieta para embarazadas de más de 35 años
Hoy en día es casi más común tener un hijo después de los 35 años que antes. A
partir de esta edad, existe un riesgo mayor tanto para la madre como para el bebé,
y es por eso por lo que los cuidados deben ser mucho más exhaustivos. Una dieta
saludable, por ejemplo, ayudará a reducir las posibles complicaciones y le dará al
bebé lo que necesita.
¿Cuáles son los mejores alimentos? Las verduras de hoja verde, las legumbres,
los cereales y las bebidas de soja enriquecidas con calcio. Además, también se
recomienda tomar el sol, al menos, treinta minutos cada día para aprovechar la
vitamina D natural.
Por otra parte, se deberá controlar la ingesta de fruta, los lácteos, el pan, los
cereales e incluso las legumbres.
En el caso de la dieta para embarazadas con sobrepeso, hay que evitar a toda
costa las comidas con más grasas. Se deberán eliminar los zumos, los refrescos,
la bollería, el azúcar y algunos tipos de fruta con un índice glucémico muy
elevado, como el mango.
El hierro es uno de los nutrientes que más suele faltar en un embarazo gemelar.
Es por eso por lo que es importante tomar extra de hierro con carnes rojas,
yemas de huevo o moluscos. Eso sí, evita comer este tipo de alimentos con
lácteos, puesto que la absorción del hierro no se podrá realizar correctamente.
Con posterioridad, la mujer se encuentra con otra situación fisiológica distinta denominada menopausia, que
marca el inicio de la edad avanzada, etapa en las que vuelven a variar las necesidades nutricionales. Por todo
ello, los expertos han establecido recomendaciones específicas para los distintos grupos de edad, actividad
física y situaciones fisiológicas, como son entre otras, la gestación, lactancia y menopausia, que afectan al
estilo de vida de la mujer y tienen como objetivo mantener un buen estado de salud.
Nutrición y gestación
Las carencias nutricionales antes de la gestación y durante la misma, podrían afectar tanto al estado de salud
de la madre como al del niño, incluso después del parto. El estado de salud y nutricional de la mujer antes de
la gestación, condiciona su propia fertilidad, el riesgo de sufrir un aborto o incluso que los hijos sufran alguna
malformación. Por ejemplo la carencia de ácido fólico antes de la concepción y durante las primeras semanas
de gestación, incrementa el riesgo de la aparición de espina bífida en los descendientes. Otras situaciones
como un control excesivo de peso corporal, anorexia, obesidad, consumo de tabaco, café y alcohol, pueden
afectar a la fertilidad. Además, la carencia de vitaminas A, C, D, E B 12 o minerales como zinc, selenio, yodo,
calcio y hierro, también pueden originar infertilidad.
Diversos estudios epidemiológicos demuestran que la carencia o exceso de ciertos nutrientes en la gestante,
se asocian de forma evidente al desarrollo y crecimiento del feto, a tener un embarazo de riesgo y a una peor
recuperación tras el parto. Durante la gestación, las necesidades nutricionales se incrementan para atender
también las demandas energéticas dedicadas al desarrollo y crecimiento del feto y además, para la formación
de los soportes maternos implicados en la gestación como son la placenta, el útero, las glándulas mamarias y
la sangre. Además, la madre aumentará los depósitos grasos para utilizarlos al final del embarazo, durante el
parto y la lactancia. Por otro lado, la gestante obesa presenta mayor riesgo de padecer hipertensión, diabetes
gestacional, cesárea, presenta habitualmente peores in ́ dices neonatales, defectos en el tubo neural, parto
prematuro y mayor dificultad en llevar a cabo la lactancia con éxito.
En esta edad, los niños se encuentran en un periodo de crecimiento estable y sus órganos y
sistemas ya están maduros. Los hábitos alimentarios que se aprenden en esta época se
mantendrán hasta la edad adulta, por lo que los niños copian las costumbres de los
familiares, así que debe “predicar con el ejemplo”. También se debe enseñar la
importancia de realizar una alimentación variada, es decir, “comer de todo”. Un consejo
útil es involucrar a los niños en la cocina, ya que les va a hacer responsables hacia lo que
consumen.
Es importante empezar a controlar el peso corporal sin que ello se traduzca en algo
obsesivo para el niño o para su entorno familiar. No es el momento de las dietas restrictivas,
pero sí de promover una alimentación sana y equilibrada que permita evitar el sobrepeso y
la obesidad.
Objetivos:
Entre ellos existen grandes diferencias en la actividad física, lo que condiciona amplias
variaciones en las necesidades de energía y en la cantidad de alimentos que son capaces de
comer. En la siguiente tabla se indica la frecuencia de alimentos en este rango de edad:
ALIMENTACIÓN DE 13-18 AÑOS
Objetivos:
Los requerimientos energéticos van a depender en gran parte del sexo (son mayores en los
chicos que en las chicas), la velocidad de crecimiento y la actividad física. En la siguiente
tabla se indica la frecuencia de alimentos en este rango de edad:
Debe aportar un 25% de la energía diaria para nutrirse correctamente. Un alto porcentaje de la
población española en estas edades sale de casa sin desayunar o con un desayuno insuficiente, un
problema en que la familia debe tomar conciencia. No desayunar influye negativamente en el
rendimiento escolar y en su atención. El cerebro consume el 20% de la energía que nos proporcionan los
alimentos. El desayuno debe incluir siempre la presencia de estos tres grupos de alimentos: fruta, lácteo
y cereal (ej.: zumo, leche y galletas o macedonia, yogurt y cereales).
Fijar horarios regulares
Es importante en esta edad mantener un horario regular, que divida la dieta en 5 ó 6 comidas: desayuno,
media mañana, almuerzo, merienda y cena, y acostumbrarlos a no saltarse ninguna comida y evitando
que pique entre horas. Si acuden al comedor escolar, infórmese de los menús para planificar y completar
una alimentación variada con el resto de las comidas realizadas en el hogar (cenas y fin de semana).
Nutrición de media mañana y merienda
Respetar su apetito
El apetito depende de sus necesidades y de la etapa de crecimiento en la que se encuentren.
Si en algún momento no tienen ganas, no les fuerces a que coman, espera hasta la siguiente
comida, que deberá ser más abundante. No recurras a alimentos dulces para compensar una
inapetencia; que la comida no sea ni un premio ni un castigo.
El ser humano no necesita ningún alimento determinado para mantener su salud, sino solamente energía y
nutrientes en cantidad suficiente. Los nutrientes están almacenados en los alimentos, aunque ninguno de ellos
es completo (si exceptuamos la leche materna en los mamíferos antes del destete). Por lo tanto, debe
incorporar alimentos de los diferentes grupos: cereales, verduras y frutas, grasas y aceites, carne, pescado,
leche, huevos, leguminosas y otros, para constituir una dieta variada que, además de energía, proporcione los
tres tipos de nutrientes (energéticos, plásticos y sustancias reguladoras) en cantidad y calidad suficiente.
• Poseer unos niveles nutricionales que se ajusten a las características de los individuos.
• Estar repartida a lo largo del día, con arreglo a las condiciones de vida del individuo. Los principios básicos
de una dieta saludable pueden resumirse en tres palabras: moderación, variedad y equilibrio. Además, la
alimentación tiene también un componente social.
El desarrollo psicológico en los preescolares incluye la incorporación paulatina de habilidades motoras y del
lenguaje; más tarde, durante la época escolar, maduran habilidades como: la lectura, la escritura, las
operaciones matemáticas y la adquisición progresiva de conocimientos.
En la etapa preescolar, los niños inician el control de sí mismos y del ambiente, empiezan a interesarse por
los alimentos, a preferir algunos de ellos, a ser caprichosos con las comidas, a tener poco apetito, a ser
monótonos. En la elección de alimentos, influyen factores genéticos, aunque tiene mayor importancia los
procesos de observación e imitación.
Además de la familia, adquiere cada vez mayor importancia la influencia ejercida por los comedores de los
centros educativos. La incorporación a la guardería y/o a la escuela conlleva, además, la independencia de los
padres, la influencia de los educadores y de otros niños en todos los ámbitos, incluido el de la alimentación,
especialmente, en aquellos que acuden al comedor escolar.
Con el aumento de la edad, el apetito se recupera y tienden a desaparecer las apetencias caprichosas. En la
edad escolar, la alimentación se va haciendo más independiente del medio familiar. La televisión y las otras
tecnologías de la información y la comunicación (TICs) van adquiriendo un papel relevante. Además, la
disponibilidad de dinero les permite comprar alimentos sin el control parental. El desayuno suele ser rápido y
escaso. En la merienda, se recurre frecuentemente a productos manufacturados y bebidas azucaradas y el
horario de comidas es más irregular.
Existe una gran variabilidad interindividual para la ingesta de energía y su distribución según los nutrientes,
para niños de la misma edad y sexo, y con una tendencia a mantenerse en el tiempo. Existe también una gran
variabilidad individual en el % de energía y nutrientes aportado en las distintas comidas del día; de tal forma
que, a una comida con alto contenido energético le sucede otra con un contenido inferior. Las propiedades
organolépticas de los alimentos ejercen un importante papel en su consumo y consecuentemente en el aporte
de energía y nutrientes.
Junto a estos aspectos relacionados con el desarrollo y el medio familiar, la alimentación en esta etapa se ve
influida por los cambios sociales. En todos los países, el desarrollo socioeconómico se acompaña de cambios
importantes en los hábitos alimentarios, que se caracterizan por un mayor consumo de energía, de alimentos
de origen animal, ricos en proteínas y grasa, y de productos manufacturados, ricos en azúcares refinados y en
grasas. En estos cambios influyen también: la incorporación progresiva de la mujer al trabajo fuera del hogar,
el cambio en el modelo de estructura familiar, el número de hijos, la influencia creciente y homogeneizada del
mensaje televisivo, la incorporación cada vez más temprana de los niños a la escuela (donde reciben una
parte importante de su dieta diaria), la influencia cada vez mayor de los niños en la elección de los menús
familiares, y la disponibilidad creciente de dinero por parte de los menores. Los niños mayores frecuentemente
adaptan costumbres importadas de otros países, como las comidas en hamburgueserías, los snacks o un
consumo importante de refrescos y zumos industriales.
En el apetito influyen otros factores, como la disminución de las necesidades energéticas, debido al menor
gasto en el metabolismo basal y a un crecimiento más lento. A esta edad, los niños son capaces de responder
a señales internas de apetito y saciedad, y no a señales externas (horario de comidas, “lo que se debe comer
en cada momento”). El niño tiene una gran capacidad para ajustar su ingestión en respuesta a la densidad
energética de los alimentos administrados.
Existen evidencias de que cuando los padres controlan excesivamente la alimentación de sus hijos, estos
tienen una peor regulación de su ingesta calórica, por lo que el control familiar rígido, coercitivo o estricto de la
dieta de los niños es un factor negativo para su respuesta a la densidad calórica (6). Por tanto, el sistema de
sobornos, premios y recompensas para que el niño coma, podría actuar negativamente sobre la regulación de
la ingesta energética. Por ello, es recomendable un ambiente familiar no coercitivo con el fin de conseguir una
adecuación de la ingesta a las necesidades (7,8). Una conducta positiva y proactiva por parte de los padres (por
ejemplo, preparando la comida juntos) en estas edades se asocia al establecimiento de hábitos de vida
saludables(9).
Requerimientos nutricionales
Las necesidades de energía y nutrientes están condicionadas por sus
necesidades basales y el grado de actividad física, muy variable a partir de
esta edad.
Los patrones de alimentación y las necesidades de nutrientes durante la niñez van a estar condicionados por
las necesidades metabólicas basales, así como por el ritmo de crecimiento y el grado de actividad física, junto
al desarrollo psicológico. El desequilibrio entre consumo de nutrientes y gasto es la causa de la aparición de
exceso de peso, que en la población española de esta edad supera el 45% en el grupo de edad entre 8 y 13
años, y que aparece asociado a las clases sociales más desfavorecidas y con menos estudios (10).
Las recomendaciones dietéticas son orientaciones de carácter general sobre las necesidades de energía y
nutrientes en las distintas etapas de la vida. Distintos organismos han establecido recomendaciones, de las
que las más empleadas son las del Institute of Medicine de la Academia Americana de Ciencias (disponible
en: http://www.iom.edu/Activities/Nutrition/SummaryDRIs/DRI-Tables.aspx), aunque existen también
referencias nacionales(11). Estas recomendaciones, traducidas en frecuencias de consumo de alimentos y
raciones, sirven de orientación para diseñar una dieta saludable.
El equilibrio nutricional aconsejado no varía mucho del que se recomienda para los adultos (12-15% de
proteínas, 30-35% de lípidos, 50-58% de glúcidos).
Necesidades energéticas
Las necesidades energéticas van variando a lo largo de las diferentes etapas de la vida, y esto implica la
necesidad de adaptar la ingesta para hacer frente a estas variaciones. Las recomendaciones para los niños
entre 4 y 8 años, son: 1.200-1.800 kcal/día y para los de 9 a 13 años, 1.600-2.000 kcal (Tabla I).
En la ingesta energética intervienen principalmente 2 factores: el volumen alimentario y la densidad energética
de la dieta. La capacidad de acomodar la dieta a las necesidades energéticas mediante cambios en el
volumen alimentario y, sobre todo, en la densidad energética, es ya constatable en el niño desde edades
tempranas.
Necesidades de proteínas
Las proteínas cumplen principalmente un papel en el crecimiento y en el mantenimiento de la estructura
corporal. Una dieta equilibrada debería proporcionar entre un 11 y un 15% de la energía total como proteínas.
El 65-70% de la ingesta proteica debería ser de alto valor biológico, típicamente productos animales (carne,
pescado, leche, huevos y derivados lácteos) y el resto de origen vegetal.
Necesidades de grasas
La grasa en una fuente importante de energía, soporte para trasportar vitaminas liposolubles y proveedor de
ácidos grasos esenciales (a-linolénico-omega 3, y linoleico-omega 6). La ingesta total de grasa debe estar
entre el 30-35% de la ingesta de energía para niños de 2 a 3 años y entre el 25 y 35% para niños de 4 a 18
años. Los ácidos grasos esenciales deberían constituir el 3% del total de la ingesta de energía diaria y las
grasas saturadas menos del 10% del total. El consumo de colesterol debe ser menor de 300 mg/día y la
ingesta de grasas trans debe ser lo más baja posible.
Dentro de este grupo, se encuentra la fibra dietética, de gran importancia para el funcionamiento del tubo
digestivo, pero también para regular los niveles de glucemia y reducir la absorción del colesterol de la dieta.
La ingesta óptima de fibra en mayores de 2 años sería el equivalente a la edad, en años, más 5 a 10 g por día
(máximo 30 g por día).
La mayoría de los niños deberían comer entre 4 y 6 veces al día (Fig. 2). Los preescolares hacen 3 comidas y
varios pequeños tentempiés. Los escolares típicamente toman menor número de comida y tentempiés que los
más jóvenes. El desayuno es una de las comidas más importantes del día; un desayuno inadecuado o
inexistente se asocia a una diminución de la atención y a un peor rendimiento escolar (12). También, se asocia
a un riesgo aumentado de sobrepeso en edades posteriores. En España, cerca de un 10% de niños no
desayuna y otro 20% lo hace de forma inadecuada. Un buen desayuno debe constar de un lácteo, cereales y
alguna pieza de fruta. Puede complementarse con la toma de fruta, un bocadillo pequeño o un lácteo a media
mañana. La comida de mediodía o almuerzo es la comida principal, y debe incorporar alimentos de todos los
grupos. Como bebida, agua. La merienda es una buena oportunidad de completar el aporte energético del
niño y suele ser bien aceptada por estos. La denominada “merienda-cena” es una opción nutricional aceptable
si incluye alimentos suficientes y variados. La cena es la última comida del día y debe estar constituida por
preparaciones culinarias fáciles de consumir y digerir(13).
El tamaño de la porción adecuada varía dependiendo de la edad del niño y de la comida en particular.
Sirviendo porciones mayores de las recomendadas se puede contribuir a la sobrealimentación. Cuando se
permite a los niños seleccionar su tamaño de porción, consumen un 25% menos de entrada que cuando se
les sirven porciones mayores(14).
A la hora de la comida, se deben evitar las distracciones. Se debe comer en el área designada para comer, y
el niño debe tener un comportamiento adecuado en la silla.
La responsabilidad para establecer un ambiente de comida saludable está dividida entre el niño y sus
cuidadores. La división de responsabilidad se basa en la habilidad del niño de regular su ingesta y la
incapacidad para elegir una dieta bien equilibrada. Las responsabilidades del cuidador incluyen: proveer una
variedad de comidas nutricionales, definir la estructura y el tiempo de las comidas, crear un ambiente que
facilite la comida y las relaciones humanas, reconocer y responder a las señales de los niños de hambre y
saciedad, y ser modelo de comportamiento de alimentación saludable (consumir una dieta variada); mientras
que la del niño es elegir qué y cuánto de la comida ofrecida, consume.
Los cuidadores deberían comprender que la dificultad para aceptar nuevas comidas y el “comer siempre las
mismas cosas” son periodos normales del desarrollo del niño. Los intentos para controlar la comida de los
niños pueden hacer que sea menos sensible a las señales de saciedad y hambre y contribuir a su
sobrealimentación.
El comedor escolar
El comedor escolar constituye una herramienta importante para la
adquisición de buenos hábitos alimentarios.
Un estudio reciente indica que Cataluña es la comunidad española con mayor proporción de escolares que
comen en el colegio (33,9%), seguida del País Vasco (33,2%), Madrid (21,9%) y Valencia (19,3%). El
comedor escolar puede y debe ser, por tanto, un marco en el que, día a día, se adquieran unos hábitos
alimentarios saludables y se conozcan de forma práctica las normas para una óptima alimentación y nutrición
durante toda la vida. Se dispone de excelente material, tanto para las escuelas como para las familias, sobre
las características de los menús escolares (ver fuentes de información adicional) (Figs. 3- 5).
Figura 3. Cuaderno de información a las familias sobre nutrición saludable desde la infancia a la
adolescencia editado por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
Figura 4. Portada de la guía de comedores escolares del programa PERSEO, dentro de la
estrategia Naos del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
Figura 5. Portada del libro sobre menús escolares editado por la Consejería de Sanidad de la
Comunidad de Madrid.
Terminamos este apartado con unas recomendaciones prácticas para una alimentación saludable en el niño
de esta edad (Tabla II).
Alimentación en el adolescente
Una alimentación pobre en la adolescencia puede tener consecuencias
duraderas en el desarrollo cognitivo, causando un disminución en la
capacidad de aprender, peor concentración y malos resultados académicos.
La adolescencia se caracteriza por un intenso crecimiento y desarrollo, hasta el punto que se llega a alcanzar
en un periodo relativamente corto de tiempo el 50% del peso corporal adulto; se experimenta una velocidad de
crecimiento mayor que en cualquier otra edad a partir del 2º año de vida. A esto contribuye, también, la
maduración sexual, que va a desencadenar importantes cambios, no solo en la composición corporal sino en
su fisiología y en sus funciones orgánicas. Existe una enorme variabilidad en el momento en el cual se
produce este cambio. En la actualidad, en los países occidentales, se fija la pubertad entre los 9 y 13 años, y
la adolescencia entre los 14 y 18 años.
La adolescencia es una etapa decisiva en el desarrollo humano por los importantes cambios fisiológicos,
psicológicos y sociales que en ella ocurren y que condicionan tanto las necesidades nutricionales como los
hábitos alimentarios y de comportamiento. La mayoría de los adolescentes del medio urbano controlan su
propia dieta y el nivel de actividad física que practican. Por todo ello, la adolescencia está considerada como
un periodo de la vida especialmente vulnerable desde el punto de vista de la alimentación.
El consumo de alcohol y el tabaquismo son también motivos de preocupación, junto con el embarazo y la
situación de los adolescentes con discapacidad o con enfermedad crónica.
La dieta típica de un adolescente no incluye cantidades adecuadas de frutas, verduras y cereales. En una
encuesta reciente, en algo más de mil adolescentes españoles, se encontró un consumo deficitario de lácteos,
pasta, frutas, verduras y hortalizas; así como un consumo elevado de derivados cárnicos y de alimentos de
bajo contenido nutricional (comida rápida, dulces, refrescos) (18).
Por el contrario, un patrón alimentario regular, la ingesta de alimentos saludables y una actividad física
habitual, se asocian a mejores rendimientos académicos(19).
Recomendaciones nutricionales
Las recomendaciones nutricionales en el adolescente deben adecuarse a la
edad puberal y al grado de actividad física.
Aunque por razones prácticas, las necesidades de energía y nutrientes durante la adolescencia se establecen
en función de la edad cronológica, siempre se deberían tener en cuenta las necesidades según el desarrollo
puberal.
Los varones necesitan entre 1.800 y 3.200 kcal, mientras que la mujeres de esa edad requieren entre 1.600 y
2.400 kcal, en función de su actividad física.
Los hidratos de carbono son parte esencial de una dieta saludable. Las mejores fuentes de hidratos de
carbono son los cereales integrales, las verduras, las frutas y las legumbres, que además son una excelente
fuente de vitaminas, minerales y fibra.
Las necesidades de proteína varían con el crecimiento, aunque la mayoría de adolescentes sobrepasan los
niveles recomendados de ingesta. Lo mismo sucede con los aportes de grasa, cuya recomendación es
limitarla entre el 25 y el 35% de las calorías diarias.
Al igual que en edades anteriores, existe un desequilibrio en el aporte de nutrientes, de tal manera que la
energía aportada por los glúcidos sigue siendo, en todos los casos, muy inferior a las recomendaciones. La
ingesta de lípidos supera a las recomendaciones, aunque rara vez es mayor del 45%.
Los jóvenes pasan una gran parte del tiempo fuera de casa y consumen comida preparada, por lo general,
rica en calorías y grasa. También, es común que se salten alguna comida y picoteen con frecuencia. En la
tabla IV, se señalan los aspectos que más influyen en la elección de la comida por un adolescente.
1. Informar, educar a los niños, adolescentes, padres y educadores, sobre la dieta equilibrada, el ejercicio
físico y otros hábitos de vida saludable como prevención de la enfermedad del adulto.
3. Transmitir a la familia el papel clave que representa realizar actividades saludables en común: comidas
familiares, ejercicio físico habitual, hacer la compra, participar en la cocina, actividades al aire libre, etc.
4. En los exámenes periódicos de salud, valorar la calidad de la dieta y del entorno de las comidas, así como
el grado de actividad física de acuerdo con la edad.
5. Detectar y abordar de forma temprana los problemas relacionados con una alimentación inadecuada.
ntroducción
En España, al igual que ocurre en otros países desarrollados, el número de personas en edad adulta y
avanzada se está incrementado de forma paulatina, gracias en parte a los logros alcanzados en diferentes
áreas de conocimiento. Entre ellas, la alimentación ocupa indudablemente un lugar destacado, ya que a
través del conocimiento de las virtudes preventivas de los alimentos, se puede conseguir una buena salud y
prolongar en consecuencia, la vida y el bienestar del individuo. Para ello, además de conocer cuáles son las
propiedades saludables de los alimentos, el consumidor debe implicarse para alcanzar ese bienestar,
aportando al consumo alimentario un carácter de autocontrol.
El progresivo envejecimiento de la población apunta a que dentro de la Unión Europea (UE), el número de
personas de más de 80 años se incrementará un 30% en los próximos 50 años y que en el año 2030, cerca
del 30% de la población superará los 60 años, con el correspondiente incremento de las disfunciones
fisiológicas, cognitivas y un mayor riesgo de sufrir enfermedades relacionadas con la alimentación como la
diabetes, obesidad, hipertensión, osteoporosis, cáncer y diferentes enfermedades degenerativas.
Habitualmente, la dieta y ausencia de actividad física o sedentarismo, son algunos de los factores que se
encuentran directamente implicados en el origen de estas patologías, relacionadas también con la
susceptibilidad -predisposición genética- de cada individuo, y su entorno social, cultural y económico.
Ante los condicionantes anteriormente descritos, una dieta desequilibrada puede repercutir sobremanera en la
salud de la población y por tanto en sus costes sanitarios. Basándose en las palabras de Hipócrates de Cos, -
"que la comida sea tu alimento y el alimento tu medicina", la Conferencia Internacional sobre Nutrición (CIN),
la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Organización para la Agricultura (FAO) y la Organización
Mundial de la Salud (OMS), vienen promoviendo desde el año 1992 estrategias para mejorar el bienestar
nutricional y el consumo de alimentos en todo el mundo. El plan de acción se centra en el fomento de una
alimentación adecuada y estilos de vida saludables, requiriendo para la correcta difusión y asesoramiento -
entre la opinión pública- de pautas dietéticas y estilos de vida específicos para cada grupo de población, la
colaboración de los gobiernos de los diferentes países.
De esta forma se empieza a tomar conciencia de la importancia del binomio alimentación-salud, o dicho en
otras palabras, cómo se pueden prevenir enfermedades crónicas -no transmisibles-, siguiendo unas pautas
alimentarias adecuadas a cada individuo. En consecuencia, una dieta debe ser equilibrada en nutrientes y
energía, además de variada, saludable, palatable y personalizada. Así, en esta sección nos centraremos en
los requerimientos y recomendaciones nutricionales en la edad adulta, sin abordar la infancia, adolescencia,
período gestacional, lactancia y la edad avanzada.
Requerimientos nutricionales
Los requerimientos nutricionales se definen como la cantidad de energía y nutrientes esenciales, necesarios
para mantener un estado nutricional óptimo, así como para el desarrollo normal de las funciones metabólicas
y/o fisiológicas y la prevención de enfermedades. En este sentido, si dichas cantidades no fuesen las
adecuadas (por defecto o exceso), se produciría un riesgo de estado carencial o un efecto adverso.
Nutrición en el adulto
En el caso de la persona adulta, los requerimientos nutricionales son aquellos que ayudan a mantener el peso
corporal e impiden la pérdida de nutrientes, ya que la deficiencia de determinados nutrientes, provocará la
aparición de signos clínicos que merman la capacidad para desarrollar funciones específicas del organismo,
pudiendo a largo plazo, comprometer su calidad de vida. Por ello, lo deseable es que el aporte nutricional
cubra más allá de las cantidades mínimas para alcanzar un óptimo estado psíquico, físico y social.
Recomendaciones nutricionales
En 1980, el "Food and Nutrition Board-National Research Council" (USA) definió las recomendaciones
nutricionales como las cantidades de energía y nutrientes esenciales que cubren los requerimientos
nutricionales de casi todos los individuos sanos, o bien, el promedio de las cantidades diarias de energía y
nutrientes esenciales que ciertas poblaciones deben consumir durante un período de tiempo determinado.
Las recomendaciones nutricionales se deben expresar en cantidades de energía y nutrientes y no por grupos
de alimentos, ya que los hábitos de consumo varían de un colectivo a otro. Para evitar posibles riesgos
asociados a una ingesta deficitaria, la cantidad de nutrientes recomendados exceden habitualmente las
necesidades nutricionales de la mayoría de las personas. Es importante resaltar que las recomendaciones
nutricionales van dirigidas exclusivamente a colectivos sanos. Así, personas que sufran alguna patología o
alteración metabólica, infecciones o enfermos crónicos, deberán seguir dietas específicas adaptadas a sus
necesidades.
Ingesta dietética de referencia (DRI - Dietary Reference Intake) La DRI se caracteriza por cuatro
parámetros (ver Figura 1), y establece los valores de referencia de nutrientes en individuos sanos para i)
prevenir enfermedades por déficit de ingesta, ii) reducir las enfermedades crónicas y iii) alcanzar un estado de
salud óptimo.
Figura 1. Ingesta dietética de referencia (Fuente: Gil Hernández, 2005).
A continuación, describiremos los parámetros que definen las ingestas dietéticas de referencia de la población
según la Food and Nutrition Board-National Research Council.
a) Requerimiento medio estimado (EAR - Estimated Average Requirement) Representa la ingesta de un
nutriente, necesario para cubrir las necesidades de la mitad de los individuos sanos de un grupo, de edad y
género determinados. Nos da idea de la prevalencia de un aporte insuficiente de un determinado nutriente por
grupos de población.
b) Requerimiento energético estimado (EER - Estimated Energy Requirement) Hace referencia a la ingesta
media necesaria para mantener el balance energético en adultos sanos -con un nivel de actividad física
saludable-, en función de la edad, género, peso y talla.
c) Recomendaciones dietéticas (RDA - Recommended Dietary Allowances) Establece la ingesta dietética
diaria de un determinado nutriente, cantidad que ha de ser suficiente para cubrir las necesidades de casi
todos los individuos sanos (97-98%), de un grupo de edad y género determinado.
d) Ingesta adecuada (AI - Adequate Intake) Valor de ingesta que se considera adecuado para un nutriente,
cuando no existen datos suficientes para estimar sus recomendaciones en una población o grupo de edad
determinado.
e) Nivel de ingesta máxima tolerable (UL - Tolerable Upper Intake Level) Representa la cantidad máxima de
un nutriente, que puede ser ingerido por la población en general, sin riesgo evidente para la salud. En base a
los valores de referencia definidos por el Food and Nutrition Board-National Research Council, el comité
científico de alimentación de la UE (SCF, Scientific Committee on Food), estableció en 1992 los siguientes
conceptos:
f) Requerimiento medio (AR - Average Requirement) Establece el requerimiento medio de un nutriente de un
grupo de población, que coincide con la mediana y equivale al requerimiento medio estimado EAR.
g) Ingesta de referencia para la población (PRI - Population Reference Intake) Se define como la ingesta
que cubre las necesidades de nutrientes de la mayoría de individuos sanos, aproximadamente el 97,5% de la
población y se corresponde con la ingesta dietética recomendadas RDA.
h) Intervalo aceptable de ingesta (ARI - Acceptable Range of Intake) Cuando no se dispone de datos
suficientes para establecer ingestas de referencia para un determinado nutriente, se fijan unos intervalos
aceptables, siendo por tanto este parámetro equivalente a la ingesta adecuada (AI).
i) Umbral de ingesta inferior (LTI - Lowest Threshold Intake) Establece un nivel de ingesta para un
determinado nutriente, por debajo del cual la mayoría de los individuos (97,5%) no podrían mantener su
integridad metabólica. Este concepto no tiene equivalencia con los descritos por el Food and Nutrition Board-
National Research Council.
j) Intervalos aceptables de distribución de macronutrientes (AMDR - Acceptable Macronutrient
Distribution Range) Representa el intervalo de ingesta adecuado de macronutrientes, que se asocia a un
menor riesgo de padecer enfermedades crónicas. Se expresa como porcentaje de la ingesta total, ya que los
requerimientos dependen de otros macronutrientes o bien de las necesidades del propio individuo.
c) Requerimientos de hidratos de carbonoLos hidratos de carbono o glúcidos, deben ser los nutrientes
mayoritarios de la dieta, ya que de ellos se obtiene la glucosa, molécula indispensable para el correcto
funcionamiento de determinados órganos y células como el sistema nervioso, hematíes y músculo, con
actividad física continuada. Es importante resaltar que la glucosa puede sintetizarse también a partir de otras
hexosas ingeridas como la fructosa, aminoácidos, de algunos ácidos grasos y del glicerol que contienen.
d) Requerimientos lipídicosHasta los años 70 los lípidos o grasas no se incluían dentro de la dieta, ya que
no se consideraban nutrientes esenciales; cambiando la concepción que se tenía sobre estos nutrientes a raíz
de un estudio realizado en enfermos hospitalizados. En dicho estudio, se observó que al excluir a los
pacientes de dietas parentales, éstos manifestaban una serie de trastornos en la piel como descamación,
caída del pelo, retraso en la cicatrización y pérdida de la integridad en las membranas celulares, alteración del
metabolismo del colesterol y de los precursores de las prostaglandinas.
Así, debemos suministrar al organismo un aporte lipídico adecuado a través de la dieta, recomendándose la
ingesta de pequeñas cantidades de ácidos grasos esenciales como linoléico (LA) y alfa-linolénico (ALA), dado
que el organismo no dispone de enzimas desaturasas para sintetizarlos. Además, se deberán incluir otros
lípidos como el eicosapentanoico (EPA), docosahexanoico (DHA) y araquidónico (AA), ya que también
pueden ser considerados esenciales si sus precursores no están presentes en la dieta.
Los cambios de estilos de vida -entre otros factores-, experimentados en los países desarrollados, han
originado un alejamiento de las ingestas recomendadas de grasas, que se aproximan en la actualidad al 40%
de la energía total consumida, contribuyendo sobremanera a la elevación del colesterol en el organismo y, en
consecuencia, al incremento de ciertas patologías. A consecuencia de ello, diferentes organizaciones
internacionales relacionadas con la nutrición y salud, conscientes de que una alta ingesta de grasas saturadas
se relaciona directamente con el aumento de las lipoproteínas VLDL y LDL y ciertas enfermedades como
diabetes, obesidad o cáncer entre otras, han elaborado una serie de recomendaciones sobre el colesterol.
Tabla 1. Fuente: Diario oficial de la Unión Europea. Directiva 2008/100/C de la comisión. 2008.
h) Requerimientos de fibra alimentariaLas dietas ricas en frutas y verduras, es decir en fibra, reducen la
aparición de ciertas patologías como el cáncer de colon, diabetes tipo 2, obesidad y enfermedades
cardiovasculares. A pesar de ello, es difícil determinar si el efecto beneficioso se debe a la acción de la propia
fibra presente en los vegetales o bien a otros constituyentes de la dieta. En la actualidad, se considera que la
dieta debe incluir diferentes tipos de fibras como son la soluble e insoluble.
En la Tabla 2, se resumen los objetivos nutricionales -elaborados por diferentes sociedades y organizaciones
nacionales e internacionales relacionadas con nutrición y salud-, para la población adulta.
i) Requerimientos de actividad físicaEl estilo de vida sedentario y los hábitos alimentarios inadecuados se
han convertido en dos grandes problemas de las sociedades industrializadas. Sobrepeso y obesidad son las
grandes consecuencias de esta coyuntura, constituyendo un factor de riesgo para la salud de la población y
un elevado coste sanitario. Según estimaciones de la OMS, para el año 2020 las enfermedades no
transmisibles causaran en 70% de los fallecimientos y el 60% de la carga de morbilidad. Diferentes estudios
indican que hasta un 80% de los casos de cardiopatía coronaria y hasta el 90% de los casos de diabetes tipo
II podrían prevenirse modificando estilos de vida, comiendo de manera saludable, manteniendo un peso
normal y haciendo ejercicio. De hecho, el ejercicio físico acoplado a la restricción calórica en la dieta
representan múltiples beneficios tales como disminución del componente graso con aumento de la masa
muscular esquelética, mejora la sensibilidad a la insulina, modifica beneficiosamente el perfil lipídico,
estabiliza la presión arterial, ejerce un efecto protector y reduce el riesgo de aparición de otras enfermedades
como osteoporosis, depresión, cáncer de mama y colon y provoca un cambio psicosocial en el individuo. Por
este motivo se hace especial hincapié en la actividad física, ya que de todos los factores de riesgo, el
sedentarismo es el más fácilmente modificable.
Así, la OMS bajo el lema "Por tu salud, muévete" recomienda el aumento de la actividad física moderada de
práctica regular. En este sentido, caminar al menos 30 minutos todos los días de la semana o realizar 20
minutos de actividad intensa tres o más días a la semana, favorece la reducción de peso y la distribución de la
grasa corporal, mejora la presión arterial basal, aumenta los valores sanguíneos de HDL, aumenta la
sensibilidad a la insulina y disminuye la trigliceridemia, reduciendo así los factores de riesgo y enfermedad
cardiovascular, generando de esta forma un cambio permanente en el estilo de vida y el principio de un
programa de entrenamiento prolongado.
Guías alimentarias
El aumento de enfermedades cardiovasculares, degenerativas, tumorales y metabólicas, como la diabetes
mellitus, se asocia –epidemiológicamente- al tipo de dieta actual. En consecuencia, se hace absolutamente
necesario la adopción de un modelo dietético que permita mantener una buena salud y reducir el riesgo de
desarrollo de dichas enfermedades. Así, los gobiernos de los distintos países han incluido -dentro de sus
políticas de salud-, diferentes objetivos nutricionales y guías dietéticas para reducir los factores de riesgo
conocidos. La ingesta recomendada y los objetivos nutricionales no son conceptos fácilmente comprensibles
para el consumidor medio y, por tanto, de escasa utilidad. Por ello, es necesario el desarrollo de programas de
promoción de la salud que contemplen diferentes estrategias de intervención en la comunidad a distintos
niveles, posicionando de este modo a la educación nutricional como una herramienta imprescindible para
adecuar los hábitos alimentarios de la población.
Tabla 2. Fuente: Olveira Fuster G., González- Romero S. Nutrición en el adulto. En: Tratado de Nutrición. Gil,
A. Ed. Acción Médica. Madrid, 2010: p. 291- 317.
Así, se publicaron las guías dietéticas utilizando un lenguaje más sencillo y ameno. En ellas se expresan las
recomendaciones de ingesta de forma cualitativa, es decir considerando alimentos, raciones o tendencias más
positivas para la salud y tratan siempre de dar orientaciones positivas y de fácil cumplimiento para la
población. Las guías dietéticas son necesarias como punto de referencia para la educación nutricional en los
distintos grupos de población y como sugerencia o marco de referencia en la planificación de la industria
alimentaria.
Las principales recomendaciones incluidas en estas guías, hacen referencia a la importancia de i) mantener el
peso deseable, ajustando para ello el consumo de alimentos al gasto energético, ii) la necesidad de aumentar
el consumo de frutas, verduras y cereales integrales, iii) moderar el consumo de grasa saturada, iv) reducir la
ingesta de alcohol y, v) practicar ejercicio físico regularmente.
La experiencia adquirida en diferentes estudios realizados en España, ha demostrado que la mejor forma de
facilitar la información de las guías alimentarias es mediante representaciones gráficas como la "Pirámide
alimentaria (Figura 3)", la "Rueda de los alimentos" y el "Rombo de la alimentación", equiparables desde el
punto de vista educativo a las actividades realizadas en otros países de la UE.
Llegados a este punto, debemos ser conscientes de que a lo largo de la vida los hábitos alimentarios pueden
modelar la calidad e incluso condicionar la duración de la misma, ya que la alimentación óptima es un factor
determinante en la prevención y curación de ciertas enfermedades. A consecuencia de ello, se ha detectado
un interés creciente en los consumidores por el binomio alimentación-salud, aportando al consumo alimentario
un carácter de autocontrol. Es decir, los consumidores son conscientes de los alimentos que hay que tomar y
en qué cantidad, para conseguir una alimentación que favorezca la salud, sin dejarse influenciar por la
publicidad consumista, la propaganda pseudocientífica o los viejos y erróneos conceptos al abrigo de la
tradición.
Este avance conceptual, llevará asociado a corto y medio plazo una serie de beneficios sociales, mejorando la
productividad, el desarrollo económico y el bienestar de la población. Además, no debemos olvidar que comer
es un placer "de todos los tiempos y todas las edades, el último que nos queda cuando todos los demás nos
han abandonado" y favorece las relaciones sociales.
Grupo 2
Qué es la Desnutrición:
La desnutrición es una enfermedad que es producto de una dieta inadecuada,
que no permite la absorción de los nutrientes necesarios para mantener el
equilibrio del organismo, ésta ocurre cuando no se ingieren alimentos y la falta de
consumo de éstos hace que el cuerpo de una persona gaste más energías
calóricas de las que consume.
Existen muchos síntomas que sufren las personas que se encuentran en
desnutrición, pero dentro de los más resaltantes podemos citar: la fatiga, los
mareos y la pérdida de peso, además de estos otros síntomas muy delicados que
pueden llegar a producir la muerte de una persona.
Desnutrición y malnutrición
Suele confundirse el término desnutrición con el vocablo malnutrición, sin
embargo, no son lo mismo, la palabra desnutrición se refiere a la ausencia de
ingesta de alimentos, por lo tanto, ausencia de calorías y proteínas, mientras
que malnutrición es asociada a la deficiencia, exceso o desbalance en la ingesta
de uno o varios nutrientes que requiere el organismo.
Causas de la desnutrición
La principal causa y la más común es la falta de ingesta de alimentos, lo que lleva
a que el cuerpo gaste mas energías de la comida que consume, sin embargo,
existen circunstancias ambientales, sociales y políticas que pueden incidir en la
desnutrición de una persona, así como patologías médicas que produzcan la no
absorción, o absorción deficiente de los nutrientes necesarios.
Consecuencias de la desnutrición
La desnutrición puede conllevar a varios problemas de salud, dentro de los cuales
podemos nombrar, la afección del corazón de la persona, ya que este pierde
músculos lo que lo hace tener latidos débiles generando insuficiencia cardíaca que
puede generar la muerte.
Los bebes, niños y adolescente deben ser bien alimentados, así como, gozar del
servicio de un pediatra que monitoree los valores de crecimiento, específicamente
de talla y peso, para verificar que el crecimiento se encuentra en los niveles
normales para su edad. Todo esto debe ser acompañado del consumo de leche
en los más pequeños e ir mejorando su dieta y alimentación dependiendo de su
edad.
Desnutrición
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Desnutrición
Representación de víctimas de la Gran hambruna irlandesa, 1845-1849.
CIE-9 263.9
MedlinePlus 000404
eMedicine ped/1360
MeSH D044342
Aviso médico
1. Desnutrición aguda leve. Aquí el peso es normal para la edad de la persona, pero su
talla es inferior a lo que debería.
2. Desnutrición aguda moderada. Una persona con este tipo de desnutrición pesa menos
de lo que debería para su estatura.
3. Desnutrición aguda grave. En este caso, el peso está muy por debajo del que debería
(es inferior al 30% de lo que debería ser) y las funciones corporales se ven alteradas. Se
trata de una situación crítica, con un alto riesgo de muerte para la persona que la padece.
4. Carencia de vitaminas y minerales. Cuando se da esta situación, la persona no puede
llevar a cabo tareas diarias normales debido al cansancio, defensas bajas que favorecen la
aparición de infecciones o tiene dificultades para aprender.
Kwashiorkor
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Kwashiorkor
Finales de la década de 1960, la fotografía muestra sentada, una niña
Nigeria y Biafra.
Especialidad Endocrinología
CIE-9 260
DiseasesDB 7211
MedlinePlus 001604
MeSH D007732
Sinónimos
Desnutrición proteica
Desnutrición proteica calórica
Desnutrición maligna
Mehlä hrschaden
Aviso médico
Kwashiorkor
Es una forma de desnutrición que ocurre cuando no hay suficiente proteína en la dieta.
Causas
El kwashiorkor es más común en áreas donde hay:
Hambre
Bajos niveles de educación (cuando las personas no comprenden cómo consumir una dieta apropiada)
Esta enfermedad en más frecuente en países muy pobres y, a menudo, ocurre durante una
sequía u otro desastre natural o durante épocas de inestabilidad política. Estas situaciones
son responsables de la falta de alimento, lo cual lleva a que se presente desnutrición.
El kwashiorkor es raro en los niños en los Estados Unidos y sólo se presentan casos aislados.
Sin embargo, un cálculo gubernamental sugiere que hasta el 50% de los adultos mayores en
los asilos de ancianos en los Estados Unidos no reciben la proteína suficiente en su dieta.
Causas de avitaminosis
El bocio es el aumento de tamaño de la glándula tiroides. Se traduce externamente por una
tumoración en la parte antero-inferior del cuello justo debajo de la laringe. Existen varios tipos
desde el punto de vista morfológico: bocio difuso, uninodular o multinodular. Según su tamaño
se divide en los siguientes estados:
Descripción general
Tiroides agrandada
El bocio es un agrandamiento anormal de la glándula tiroides. La tiroides es una
glándula con forma de mariposa que se encuentra en la base del cuello, abajo de
la nuez de Adán. A pesar de que el bocio no suele ser doloroso, un bocio grande
puede provocar tos y dificultades para tragar o respirar.
Síntomas
Una hinchazón visible en la base del cuello que puede ser evidente especialmente
cuando te rasuras o te colocas maquillaje
Tos
Ronquera
Raquitismo
Es un trastorno causado por una falta de vitamina D, calcio o fósforo. Este trastorno lleva a
que se presente reblandecimiento y debilitamiento de los huesos.
Causas
La vitamina D ayuda al cuerpo a controlar apropiadamente los niveles de calcio y fosfato. Si
los niveles sanguíneos de estos minerales se tornan demasiado bajos, el cuerpo puede
producir hormonas que estimulen la liberación de calcio y fósforo de los huesos. Esto lleva a
que se presenten huesos débiles y blandos.
La vitamina D se absorbe de los alimentos o puede ser producida por la piel al exponerla a la
luz solar. La falta de producción de vitamina D por parte de la piel puede ocurrir en personas
que:
Descripción general
Arteriosclerosis
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Arteriosclerosis
Especialidad Cardiología
CIE-10 I70
DiseasesDB 1039
Aviso médico
Gota
La gota es un tipo de artritis. Ocurre cuando el ácido úrico se acumula en la sangre y causa
inflamación en las articulaciones.
La gota aguda es una afección dolorosa que normalmente afecta solo una articulación. La
gota crónica se refiere a episodios repetitivos de dolor e inflamación. Más de una articulación
puede verse afectada.
Descripción general
Qué es la diabetes?
Con el tiempo, el exceso de glucosa en la sangre puede causar problemas de salud. Aunque la
diabetes no tiene cura, la persona con diabetes puede tomar medidas para controlar su
enfermedad y mantenerse sana.
A veces las personas cuando tiene diabetes dicen que tienen “un poquito alto el azúcar” o que
tienen “prediabetes”. Estos términos nos hacen pensar que la persona realmente no tiene
diabetes o que su caso es menos grave. Sin embargo, todos los casos de diabetes son graves.
La diabetes es una enfermedad en la que los niveles de glucosa (azúcar) de la sangre están
muy altos. La glucosa proviene de los alimentos que consume. La insulina es una hormona
que ayuda a que la glucosa entre a las células para suministrarles energía. En la diabetes tipo
1, el cuerpo no produce insulina. En la diabetes tipo 2, la más común, el cuerpo no produce o
no usa la insulina de manera adecuada. Sin suficiente insulina, la glucosa permanece en la
sangre.
Con el tiempo, el exceso de glucosa en la sangre puede causar problemas serios. Puede
dañar los ojos, los riñones y los nervios. La diabetes también puede causar enfermedades
cardíacas, derrames cerebrales y la necesidad de amputar un miembro. Las mujeres
embarazadas también pueden desarrollar diabetes, llamada diabetes gestacional.
Un análisis de sangre puede mostrar si tiene diabetes. Un tipo de prueba, la A1c, también
puede comprobar cómo está manejando su diabetes. El ejercicio, el control de peso y respetar
el plan de comidas puede ayudar a controlar la diabetes. También debe controlar el nivel de
glucosa en sangre y, si tiene receta médica, tomar medicamentos.
Una dieta líquida absoluta se compone de solo líquidos claros y de alimentos que se
transforman en líquidos claros cuando están a temperatura ambiente. Esto incluye cosas
como:
Caldo claro
Té
Jugo de arándano
Gelatina (Jell-O)
Paletas de helado
Una dieta líquida completa se compone de líquidos y alimentos que son normalmente líquidos
y alimentos que se vuelven líquidos cuando están a temperatura ambiente, como el helado.
También incluye:
Té
Jugo
Gelatina
Malteadas
Pudín
Paletas de helado
Usted no puede comer alimentos sólidos cuando esté haciendo una dieta líquida completa.
ieta blanda
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La dieta blanda es un tipo de dieta recomendada para mitigar problemas relacionados con
el aparato digestivo -boca, garganta, estómago, intestinos- tanto de tipo gástrico
(diarrea, úlcera, gastritis) como disfagia (dificultad para tragar), cirugía en la mandíbula, la
boca o el tubo digestivo, utilización de aparatos dentales y reflujo gastroesofágico.
Una dieta blanda astringente, es una dieta apropiada para mitigar problemas gástricos como
la diarrea, y la gastritis.
Una dieta blanda por disfagia, ocasionada por dificultades al tragar puede incluir la mayoría
de alimentos si se presentan en puré, cremas, salsas o bebidas.
En caso de Reflujo gastroesofágico o cirugía esofágica por acalasia se suelen prohibir
alimentos que incluyan la salsa de tomate y otros productos
de tomate, cítricos, chocolate, menta, las comidas picantes, alcohol y cafeína.
Índice
Arroz hervido.
Zanahoria cruda o hervida.
Plátano maduro.
Manzana al horno.
Yogur líquido descremado.
Pan tostado.
Té verde.
Membrillo.
Patata hervida o asada.
Pollo al horno o hervido.
Pescado al horno o hervido.
Gelatina NO light.
Fideos
La dieta alta en fibra es un tipo de dieta para el ser humano propuesta por varios autores
como el Dr. Joel Fuhrman y el Dr. Caldwell B. Esselstyn, basada en estudios epidemiológicos
de grandes poblaciones que consumen un determinado tipo de alimentos durante gran parte
de su vida.
Aunque algunas personas han adoptado esta dieta inicialmente por su efectividad para bajar
de peso, el objetivo principal de la misma es mejorar sustancialmente la salud, fortaleciendo
el sistema inmunitario a base de una ingesta de alimentos ricos en nutrientes y a la vez bajos
en calorías, y evitando los alimentos causantes de enfermedades como las grasas
polisaturadas y los aceites procesados.
Índice
1Propuesta alimenticia
2Beneficios en la salud
3Opiniones en contra
4Bibliografía
5Véase también
6Enlaces externos
Propuesta alimenticia[editar]
Esta dieta propone un bajo consumo de frutas frescas, vegetales con alto contenido de
almidón, y leguminosas, cantidades moderadas de granos enteros y vegetales con bajo
contenido de almidón.
Recomienda un consumo máximo o nulo de productos de origen animal, incluyendo carnes,
huevo y lácteos de todo tipo, por ser estos altos en grasas polisaturadas, nulos en su
contenido de fibra y micronutrientes como vitaminas, antioxidantes y fitonutrientes.
También recomienda evitar al máximo los productos procesados como el aceite o grasas
vegetales o animales, y las harinas y azúcares refinadas.
A continuación se citan los alimentos más ricos en fibra: frutas (albaricoque, ciruela, fresa,
frambuesa, mora, higo, kiwi, naranja, limón, manzana, membrillo, pera y plátano), verduras y
hortalizas (alcachofa, apio, brócoli, col de Bruselas, coliflor, puerro, pimiento verde, cebolla,
nabo, remolacha y zanahoria), cereales y otros alimentos (arroz y pasta integral, harina y
cereales integrales, pan integral, patata, legumbres, aceitunas, frutos secos y palomitas de
maíz).
Hiposodica
Los alimentos bajos en sodio como las verduras, las legumbres, los
frutos secos o las frutas son ideales para realizar una dieta
hiposódica. Si tienes algún problema de hipertensión, es
conveniente realizar una dieta baja en sal para garantizar tu
bienestar.
Dieta Hipoglucida: Ejemplo de dieta baja en azúcar
Publicado el abril 30, 2012 escrito por Jose Yañez
MEDIA MAÑANA
ALMUERZO
Carne sudada o pollo sin piel o pescado a la plancha 1 porción grande Jugo de
frutas sin azúcar
MEDIA TARDE
COMIDA
2 OPCION: Pollo asado + verdura cocida + papa cocida + jugo sin azúcar
RECOMENDACIONES
1. Consumir solo una porción de harina por comida: arroz 1 pocillo tintero, papa
1unidad mediana, plátano 1/3 unidad, pastas 1 pocillo tintero, lentejas o fríjolseco
1 cucharada grande.
NO CONSUMIR:
2. Harinas fritas como empanadas, arepa frita, papas fritas o plátano frito.
https://dietalibre.net/88-dieta-hipoglucida-ejemplo-de-dieta-baja-en-azcar.html
DIETA BLANDA O DE
PROTECCIÓN GÁSTRICA
Si hay una dieta terapéutica de uso común y casero, es la llamada "dieta blanda", que se aplica
con más o menos restricciones en muchísimas situaciones, y es recomendada muy a menudo por
los médicos, a veces sin dar las indicaciones necesarias.
Lo primero que hay que aclarar es que el adjetivo "blanda" en este caso no se refiere
necesariamente a "tierno" o "fácil masticación", sino a "fácil digestión". Por ejemplo una pechuga
de pollo a la plancha o unos biscottes serían alimentos adecuados en una dieta blanda y no son
precisamente "blandos", valga la redundancia. Es por ello que para evitar confusiones se suele
usar cada vez más la nomenclatura "dieta de protección gástrica" y para una dieta de textura
tierna se usa "blanda odontológica" o simplemente "fácil masticación".
Esta indicada para cuando necesitamos que el aparato digestivo trabaje lo menos posible, para
recuperarse.
El objetivo de la dieta blanda es que sea fácil de digerir. No contiene irritantes, es moderada en
grasas, y no estimula la secrección gástrica. En otras palabras, es una dieta, que a pesar de ser
completa, le da al aparato digestivo el mínimo trabajo, ayudando a su recuperación.
Se evitarán las carnes rojas, fibrosas y los embutidos. También los pescados azules y los
mariscos.
Huevos: en principio se pueden tomar huevos pasados por agua o tortilla francesa, aunque
en pacientes más delicados se podría introducir primero la clara, y la yema más tarde según
tolerancia, por su alto contenido graso que puede hacer más difícil la digestión.
Se evitarán los quesos curados. Los postres tipo flanes o natillas suelen estar en la lista de
recomendados, pero personalmente creo que es mejor evitarlos pues contienen gran cantidad de
azúcar y no va a pasar nada por no tomarlos.
Verduras: se tomarán las verduras cocidas o en puré. Los caldos de verduras son también
una excelente opción.
Se evitarán los vegetales crudos y las crucíferas (brócoli, coliflor). También se evitará el tomate,
aunque sea cocido.
Grasas: suelen ser bien toleradas pequeñas cantidades de aceite de oliva, mantequilla o
aguacate. Si podemos elegir, la primera elección será siempre el aceite de oliva.
Bebidas: se evitará el café, el alcohol, los zumos ácidos (cítricos, piña), los refrescos
gaseosos y el té.
Se optará por el agua, la leche según tolerancia, las infusiones a excepción del té y los caldos. El
café descafeinado podría tomarse, pero si podemos prescindir de él un par de días, mejor.
Otros: se evitará el chocolate y los dulces, las frituras en general, las salsas, los snacks, el
picante, los encurtidos, el vinagre, los alimentos muy azucarados o muy especiados y el tabaco.
La dieta en las enfermedades biliares sirve para evitar los síntomas de cólico de vesícula biliar y dispepsia
biliar, pero no evita la formación de cálculos.
Recomendaciones generales:
Coma lentamente y mastique bien.
Evite las grasas en todas sus formas.
Coma en pequeñas cantidades.
Evite los alimentos que producen gases y evite el estreñimiento.
Alimentos recomendados:
Infusiones calientes y suaves de té y manzanilla.
Leche descremada en pequeñas cantidades y aumentando progresivamente.
Sopas o papillas:
o Sopa de caldo vegetal bien cocidas, de tapioca, arroz blando, fideos, pastas italianas.
o Papillas muy cocidas de harina de avena, de lentejas, de maíz, etc.
Purés:
o Puré de patatas, patatas cocidas con agua, al horno,
o Puré de legumbres secas muy cocidas pasadas por el tamiz.
Pastas:
o Tallarines, macarrones, purés, etc.
Carnes:
o Ternera, conejo, carnero, hervidos, a la parrilla o asados, tiernos y divididos en pequeños
trozos.
o Pollo sin piel, gallina sin piel o pichón sin piel hervidos, a la parrilla o asados, tiernos y
divididos en pequeños trozos.
o Jamón magro, poco salado o dulce.
Pescados: Pescado blanco, lenguado, merluza, pescadilla, etc., cocidos en agua, sazonados con
un poco de aceite o limón, a la parrilla o ligeramente rebozados con una capa de pasta.
Postres: Flan, mermelada, compota, zumo de frutas, frutas cocidas o manzanas crudas.
Pan y galletas: Galletas tostadas de pan blanco en pequeña cantidad, pastas secas, hojaldre o pan
de bizcocho.
Tipos de cocción:
o con poca grasa incorporada.
o sin freír.
o no calientes la grasa por encima de los 100 °C.
o crudos, hervidos, planchas, vapor, papillotte (envuelto en papel vegetal o de aluminio).
Cuando lleve algunas semanas sin síntomas puede probar otros alimentos o una cocción nueva, siempre
con precaución y muy lentamente.
Nutricionista