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Objetivo

Este manual es una guía ordenada para que


cada creyente sepa explotar el don o talento
que Dios le ha dado. Es importante que un
cristiano sepa cuál es el talento que tiene para
ponerlo a disposición de los hijos de Dios que
es la iglesia de su nombre.
Las enseñanzas contenidas en este estudio de
los dones Espirituales solo tratan de la
compresión que el creyente debe tener en
cuanto a su talento para el desarrollo de este
en el servicio a Dios. El propósito de Dios con
cada creyente es que ponga a disposición cada
talento dado por él, para ir y hacer discípulos
en un mundo que está gobernado por el
maligno. Usando los dones o talentos cada
creyente tendrá la seguridad de su talento en
ejecución a la labor por la cual fue llamado por
Dios. Este manual es importante para que el
creyente conozca su talento y pueda ejecutarlo
con toda seguridad y autoridad.
Las citas Bíblicas se han escrito textualmente
para facilitar el aprendizaje a los amigos y
creyentes, sin quitarle el objetivo fundamental
el cual es hacerlo sencillo y comprensible para
el lector.

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Pastor Fredy Delgado

“Acuérdense de quienes los han dirigido y les


han anunciado el mensaje de Dios; mediten en
cómo han terminado sus vidas, y sigan el
ejemplo de su fe. Jesucristo es el mismo ayer,
hoy y siempre.” (Hebreos 13:7-8).

Dedicatoria

Primeramente a mi maestro y salvador Jesús el


Cristo, mi único y verdadero Dios.
A las iglesias Pentecostales y Apostólicas del
nombre del Señor Jesús en todo el mundo, a
cada hermano por sus oraciones y por cada
pastor que con sus enseñanzas han sido de
inspiración en las predicaciones recibidas y
vividas en el evangelio de salvación.

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Gracias a cada país a donde llega este libro por


su apoyo y lectura de cada una de estas
enseñanzas.

A mi familia querida conformada por mi amada


esposa Gloria Vergara, mis hijas: Shelby, y
Sharon Delgado.

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Los Dones Espirituales

Para el buen desarrollo de la iglesia, es


necesario que exista una diversidad de dones,
cada cristiano tiene diferente dones
Espirituales y todos son dados por el mismo
espíritu, veamos:

“Porque de la manera que un en un cuerpo


tenemos muchos miembros, pero no todos los
miembros tienen la misma función, así
nosotros, siendo muchos somos un cuerpo en
Cristo, y todos miembros los unos de los otros.
De manera que, teniendo diferentes dones,
según la gracia que nos es dada, si el de
profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o
si de servicio en servir; o el que enseña, en la
enseñanza; el que exhorta en la exhortación; el
que reparte con liberalidad; el que preside con
solicitud; el que hace misericordia, con
alegría”. (Romanos 12:4-8).

Pero todas estas cosas las hace uno y el
mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en
particular como él quiere. Porque así como el
cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero
todos los miembros del cuerpo, siendo muchos,
son un solo cuerpo, así también Cristo. Porque
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por un solo Espíritu fuimos todos bautizados


en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean
esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber
de un mismo Espíritu.” (1 Corintios 12:11-
13).

Este Espíritu que hace todo es el Espíritu de


nuestro señor Jesucristo, él es quien
constituye a los siervos que va a utilizar para
su ministerio:

“Y El mismo constituyó a unos apóstoles; a


otros, profetas; a otros evangelistas; a otros
pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los
santos para la obra del ministerio, para la
edificación del cuerpo de Cristo” (Efesios 4:11-
12).

La Iglesia del tiempo presente, debe ser una


iglesia que abunde en los dones espirituales,
pues así era la Iglesia primitiva.

El Nuevo Testamento informa que la Iglesia del


primer siglo creía en el Bautismo en el Espíritu
Santo o Bautismo de fuego:

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"Porque Juan ciertamente bautizó con agua,


mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu
Santo dentro de no muchos días." (Hechos
1:5).

"Y cuando comencé a hablar, cayó el Espíritu


Santo sobre ellos también, como sobre
nosotros al principio. Entonces me acordé de lo
dicho por el Señor, cuando dijo: Juan
ciertamente bautizó en agua, mas vosotros
seréis bautizados con el Espíritu Santo."
(Hechos11:15-16).

Y que también practicaba la imposición de


manos para impartir este bautismo del
Espíritu Santo:

"Cuando los apóstoles que estaban en


Jerusalén oyeron que Samaria había recibido
la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a
Juan; los cuales, habiendo venido, oraron por
ellos para que recibiesen el Espíritu
Santo; porque aún no había descendido sobre
ninguno de ellos, sino que solamente habían
sido bautizados en el nombre de
Jesús. Entonces les imponían las manos, y
recibían el Espíritu Santo." (Hechos 8:14-17).

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"Aconteció que entre tanto que Apolos estaba


en Corinto, Pablo, después de recorrer las
regiones superiores, vino a Efeso, y hallando a
ciertos discípulos, les dijo: ¿Recibisteis el
Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le
dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu
Santo. Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis
bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de
Juan. Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo
de arrepentimiento, diciendo al pueblo que
creyesen en aquel que vendría después de él,
esto es, en Jesús el Cristo. Cuando oyeron
esto, fueron bautizados en el nombre del Señor
Jesús. Y habiéndoles impuesto Pablo las
manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y
hablaban en lenguas, y profetizaban." (Hechos
19:1-6).

También se puede leer que los dones del


Espíritu en la Iglesia primitiva, incluyendo el
hablar en lenguas, eran normales y conocidos.

En las sagradas escrituras encontramos la


existencia de los dones espirituales que son
impartidos a los creyentes para ser usados a lo
largo de la vida cristiana y de lo cual
finalmente también daremos cuenta a Dios.

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Ese día del ajuste de cuentas responderemos


por la mala o buena administración que
hayamos hecho de ese bien de Dios para con
los hombres, llamados “dones espirituales”.

¿Qué es un Don?

Esta palabra en el diccionario secular significa


dádiva o regalo, también es conocida como
talento. Es decir, la habilidad que tiene una
persona para desarrollarse de manera especial
en esa área. Pero, ¿qué son los dones
espirituales?

Esta expresión del griego jarismata, derivado


de járis, que significa “gracia”, así entonces
“carismas”, lo cual es una cualidad
extraordinaria que se le atribuye a alguien y le
confiere alguna superioridad de carácter ético,
heroico, religioso, etc. Pero, no podemos hablar
de los dones espirituales sin hablar de la gracia
que como atributo inseparable de Dios, es la
actitud de Él hacia el hombre.

"De allí navegaron a Antioquía, desde donde


habían sido encomendados a la gracia de Dios
para la obra que habían cumplido." (Hechos
14:26).
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"y por quien recibimos la gracia y el


apostolado, para la obediencia a la fe en todas
las naciones por amor de su nombre"
(Romanos 1:5).

"Conforme a la gracia de Dios que me ha sido


dada, yo como perito arquitecto puse el
fundamento, y otro edifica encima; pero cada
uno mire cómo sobreedifica." (1 Corintios
3:10).

Para los creyentes podamos cumplir esta


vocación y/o ministerio, la gracia de Dios nos
brinda los dones (gracias o carismas)
particulares que necesitamos:

"De manera que, teniendo diferentes dones,


según la gracia que nos es dada, si el de
profecía, úsese conforme a la medida de la fe"
(Romanos 12:6).

"Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia


conforme a la medida del don de Cristo."
(Efesios 4:7).

Los dones que también se le puede llamar


carisma, "presente" o "regalo divino" para

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referirse a estos dones, es decir, la misma


palabra que empleó el apóstol Pablo en sus
nueve dones del Espíritu, que incluían el
hablar en lenguas: "No quiero, hermanos, que
ignoréis acerca de los dones espirituales.
Sabéis que cuando erais gentiles, se os
extraviaba llevándoos, como se os llevaba, a los
ídolos mudos. Por tanto, os hago saber que
nadie que hable por el Espíritu de Dios llama
anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús
Señor, sino por el Espíritu Santo.
Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el
Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de
ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay
diversidad de operaciones, pero Dios, que hace
todas las cosas en todos, es el mismo. Pero a
cada uno le es dada la manifestación del
Espíritu para provecho. Porque a éste es dada
por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro,
palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a
otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones
de sanidades por el mismo Espíritu.
A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a
otro, discernimiento de espíritus; a otro,
diversos géneros de lenguas; y a otro,
interpretación de lenguas. Pero todas estas
cosas las hace uno y el mismo Espíritu,
repartiendo a cada uno en particular como él
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quiere. Porque así como el cuerpo es uno, y


tiene muchos miembros, pero todos los
miembros del cuerpo, siendo muchos, son un
solo cuerpo, así también Cristo. Porque por un
solo Espíritu fuimos todos bautizados en un
cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o
libres; y a todos se nos dio a beber de un
mismo Espíritu. Además, el cuerpo no es un
solo miembro, sino muchos. Si dijere el pie:
Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por
eso no será del cuerpo? Y si dijere la oreja:
Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso
no será del cuerpo? Si todo el cuerpo fuese ojo,
¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído,
¿dónde estaría el olfato? Mas ahora Dios ha
colocado los miembros cada uno de ellos en el
cuerpo, como él quiso. Porque si todos fueran
un solo miembro, ¿dónde estaría el
cuerpo? Pero ahora son muchos los miembros,
pero el cuerpo es uno solo. Ni el ojo puede
decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la
cabeza a los pies: No tengo necesidad de
vosotros. Antes bien los miembros del cuerpo
que parecen más débiles, son los más
necesarios; y a aquellos del cuerpo que nos
parecen menos dignos, a éstos vestimos más
dignamente; y los que en nosotros son menos

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decorosos, se tratan con más decoro. Porque


los que en nosotros son más decorosos, no
tienen necesidad; pero Dios ordenó el cuerpo,
dando más abundante honor al que le
faltaba, para que no haya desavenencia en el
cuerpo, sino que los miembros todos se
preocupen los unos por los otros. De manera
que si un miembro padece, todos los miembros
se duelen con él, y si un miembro recibe honra,
todos los miembros con él se gozan. Vosotros,
pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros
cada uno en particular. Y a unos puso Dios en
la iglesia, primeramente apóstoles, luego
profetas, lo tercero maestros, luego los que
hacen milagros, después los que sanan, los
que ayudan, los que administran, los que
tienen don de lenguas. ¿Son todos apóstoles?
¿son todos profetas? ¿todos maestros? ¿hacen
todos milagros? ¿Tienen todos dones de
sanidad? ¿hablan todos lenguas? ¿interpretan
todos? Procurad, pues, los dones mejores. Más
yo os muestro un camino aún más excelente."
(1 Corintios 12:1--31).

Cada miembro de la Iglesia tiene una obra


específica que hacer. Cada uno tiene su lugar
en el plan eterno del cielo. Cada uno debe
trabajar para la salvación de las almas.
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“...De gracia recibisteis, dad de gracia” (Mateo


10:8).

En el mundo hay muchas manifestaciones y


muy evidentes de la operación del espíritu
satánico, y sus servidores trabajan cada día en
mayor escala y en forma clara y visible,
llenando el mundo de toda clase de pecado; no
sólo de los ya conocidos, sino de toda suerte de
doctrinas de demonios, superstición,
hechicería, espiritismo, etc.

Ante esta ola de maldad que el diablo ha


desplegado, la iglesia tiene la urgente
necesidad de salir de lo común, de lo corriente,
de la rutina, y enfrentar al enemigo con los
recursos divinos que están provistos en el
almacén celestial; los Dones del Espíritu
siempre han estado a nuestra disposición, lo
que ocurre es que los hemos ignorado, no los
hemos estudiado lo suficiente hasta
compenetrarnos, adentrarnos, hasta adquirir
la pericia de operarlos en los cultos para la
edificación de la iglesia y para convencer al
mundo: "Pero si todos profetizan, y entra algún
incrédulo o indocto, por todos es convencido,
por todos es juzgado" (1ª. Corintios 14:24).

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Para si derribar las puertas del infierno y todas


las murallas y argumentos que el diablo ha
construido en las mentes de los hombres.

"Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y


sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las
puertas del Hades no prevalecerán contra
ella". (Mateo 16:18).

"Pues aunque andamos en la carne, no


militamos según la carne; porque las armas de
nuestra milicia no son carnales, sino
poderosas en Dios para la destrucción de
fortalezas, derribando argumentos y toda
altivez que se levanta contra el conocimiento de
Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la
obediencia a Cristo". (2ª. Corintios 10:3-5).

Por otro lado el mundo avanza a pasos


agigantados con la tecnología y la ciencia,
porque sus técnicos y científicos están
consagrados a descubrir cada día mejores
métodos para lograr el progreso.

La iglesia es el cuerpo de Cristo en la tierra y


tiene la misión de evangelizar al mundo y
perfeccionar a los santos, por este compromiso
tan importante como no hay otro, necesitamos
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avanzar en el terreno espiritual descubriendo


la inmensidad de tesoros, de recursos de poder
para con nosotros: "en amor habiéndonos
predestinado para ser adoptados hijos suyos
por medio de Jesucristo, según el puro afecto
de su voluntad, para alabanza de la gloria de
su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el
Amado, en quien tenemos redención por su
sangre, el perdón de pecados según las
riquezas de su gracia, que hizo sobreabundar
para con nosotros en toda sabiduría e
inteligencia, dándonos a conocer el misterio de
su voluntad, según su beneplácito, el cual se
había propuesto en sí mismo, de reunir todas
las cosas en Cristo, en la dispensación del
cumplimiento de los tiempos, así las que están
en los cielos, como las que están en la tierra.
En él asimismo tuvimos herencia, habiendo
sido predestinados conforme al propósito del
que hace todas las cosas según el designio de
su voluntad, a fin de que seamos para
alabanza de su gloria, nosotros los que
primeramente esperábamos en Cristo. En él
también vosotros, habiendo oído la palabra de
verdad, el evangelio de vuestra salvación, y
habiendo creído en él, fuisteis sellados con el
Espíritu Santo de la promesa, que es las arras

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de nuestra herencia hasta la redención de la


posesión adquirida, para alabanza de su gloria.
Por esta causa también yo, habiendo oído de
vuestra fe en el Señor Jesús, y de vuestro amor
para con todos los santos, no ceso de dar
gracias por vosotros, haciendo memoria de
vosotros en mis oraciones, para que el Dios de
nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os
dé espíritu de sabiduría y de revelación en el
conocimiento de él, alumbrando los ojos de
vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es
la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles
las riquezas de la gloria de su herencia en los
santos, y cuál la supereminente grandeza de
su poder para con nosotros los que creemos,
según la operación del poder de su fuerza, la
cual operó en Cristo, resucitándole de los
muertos y sentándole a su diestra en los
lugares celestiales, sobre todo principado y
autoridad y poder y señorío, y sobre todo
nombre que se nombra, no sólo en este siglo,
sino también en el venidero; y sometió todas
las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza
sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su
cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena
en todo". (Efesios 1:5-23).

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Para concluir hay tres palabras que deben ser


bien entendidas y son las siguientes: Don,
conocimiento y habilidad.

El Don o talento viene de nuestro señor


Jesucristo, nuestro Dios, el conocimiento viene
del estudio concentrado y diligente de las
sagradas escrituras acompañado de la oración
y la habilidad se desarrolla a medida que el
Don es ejercido.

En otras palabras el Don es recibido por Dios,


el conocimiento es adquirido en el estudio y la
habilidad se desarrolla en la práctica.

Clasificación de los Dones Espirituales

En las sagradas escrituras encontramos una


diversidad de los dones espirituales que
mencionaremos a continuación.

Palabra de sabiduría, palabra de ciencia, fe,


sanidades, milagros, profecía, discernimiento
de espíritus, géneros de lenguas, interpretación
de lenguas, apostolado, enseñanza, ayuda,
administración, servicio, exhortación,

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repartimiento, presidencia, misericordia,


evangelización, pastorado, etc.

"Digo, pues, por la gracia que me es dada, a


cada cual que está entre vosotros, que no tenga
más alto concepto de sí que el que debe tener,
sino que piense de sí con cordura, conforme a
la medida de fe que Dios repartió a cada
uno. Porque de la manera que en un cuerpo
tenemos muchos miembros, pero no todos los
miembros tienen la misma función, así
nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en
Cristo, y todos miembros los unos de los
otros. De manera que, teniendo diferentes
dones, según la gracia que nos es dada, si el de
profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o
si de servicio, en servir; o el que enseña, en la
enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el
que reparte, con liberalidad; el que preside, con
solicitud; el que hace misericordia, con
alegría." (Romanos 12:3-8).

"Porque de la manera que en un cuerpo


tenemos muchos miembros, pero no todos los
miembros tienen la misma función, así
nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en
Cristo, y todos miembros los unos de los
otros. De manera que, teniendo diferentes
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dones, según la gracia que nos es dada, si el de


profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o
si de servicio, en servir; o el que enseña, en la
enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el
que reparte, con liberalidad; el que preside, con
solicitud; el que hace misericordia, con
alegría. El amor sea sin fingimiento. Aborreced
lo malo, seguid lo bueno. Amaos los unos a los
otros con amor fraternal; en cuanto a honra,
prefiriéndoos los unos a los otros. En lo que
requiere diligencia, no perezosos; fervientes en
espíritu, sirviendo al Señor " (1Corintios 12:4-
11).

"Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia


conforme a la medida del don de Cristo. Por lo
cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la
cautividad, Y dio dones a los hombres. Y eso de
que subió, ¿qué es, sino que también había
descendido primero a las partes más bajas de
la tierra? El que descendió, es el mismo que
también subió por encima de todos los cielos
para llenarlo todo. Y él mismo constituyó a
unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros,
evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin
de perfeccionar a los santos para la obra del

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ministerio, para la edificación del cuerpo de


Cristo" (Efesios 4:7-12).

El Señor reparte a su iglesia toda esta


diversidad de dones como él quiere: "Pero todas
estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu,
repartiendo a cada uno en particular como él
quiere." (1 Corintios 12:11).

Repartidos a cada creyente con dos propósitos


bien definidos:

1. La identificación de la iglesia.

Nuestra identidad es Cristo céntrica, creemos


en un solo Dios y en un solo nombre que es
sobre todo nombre, dado a conocer para
provecho e edificación de la iglesia:

"Pero a cada uno le es dada la manifestación


del Espíritu para provecho." (1 Corintios
12:7).

"Así también vosotros; pues que anheláis dones


espirituales, procurad abundar en ellos para
edificación de la iglesia." (1 Corintios 14:12).

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"Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia


conforme a la medida del don de Cristo. Por lo
cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la
cautividad, Y dio dones a los hombres. Y eso de
que subió, ¿qué es, sino que también había
descendido primero a las partes más bajas de
la tierra? El que descendió, es el mismo que
también subió por encima de todos los cielos
para llenarlo todo. Y él mismo constituyó a
unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros,
evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin
de perfeccionar a los santos para la obra del
ministerio, para la edificación del cuerpo de
Cristo" (Efesios 4:7-12).

2. La conversión de los incrédulos.

"En la ley está escrito: En otras lenguas y con


otros labios hablaré a este pueblo; y ni aun así
me oirán, dice el Señor. Así que, las lenguas
son por señal, no a los creyentes, sino a los
incrédulos; pero la profecía, no a los
incrédulos, sino a los creyentes. Si, pues, toda
la iglesia se reúne en un solo lugar, y todos
hablan en lenguas, y entran indoctos o
incrédulos, ¿no dirán que estáis locos? Pero si
todos profetizan, y entra algún incrédulo o

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indocto, por todos es convencido, por todos es


juzgado; lo oculto de su corazón se hace
manifiesto; y así, postrándose sobre el rostro,
adorará a Dios, declarando que
verdaderamente Dios está entre vosotros." (1
Corintios 14:21-25).

Esto significa que todos los cristianos estamos


comprometidos con estos dos importantes y
trascendentales tareas, ya que a todo cristiano
le ha sido dado por lo menos un don.

Esto lo podemos entender a través de la


parábola de los talentos, donde el Señor midió,
tuvo en cuenta, la capacidad de sus
mayordomos y al que le dio un solo talento, fue
porque vio que estaba capacitado para manejar
o administrar solo uno, lo que implica, que por
muy insuficientes que seamos, tenemos
capacidad para administrar si quiera un don.
Todos, dice la Palabra de Dios, somos
administradores de los misterios de Dios y de
su multiforme gracia.

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Dones Naturales

Dios es el dador de todo lo que poseemos. Todo


lo que el hombre tiene y es, procede de él.

La habilidad que tiene un piloto para conducir


un vehículo se la ha concedido Dios, asimismo,
la habilidad de cada especialista de la salud en
su área. Todas estas aptitudes han sido dadas
a los hombres para que también a través de
ellas glorifiquen a Dios, reconociendo lo
maravilloso de las profundidades que hay en la
capacidad cognoscitiva en cada humano para
construir un mundo desarrollado, como el de
hoy, y que toda esta destreza solo puede ser
otorgada por Dios, testificando así de su
eficacia infalible.

Ahora bien, existen otros dones o talentos que


no son exactamente espirituales, sino que
corresponden al campo natural del hombre,
con los cuales también se puede glorificar,
servir a Dios y aun contribuir con la salvación
de muchas almas. Por ejemplo: La Prosperidad
es un Talento: Este es el resultado de la
habilidad de cotejar correctamente el manejo

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económico. El Señor Jesús dijo: “Vended lo que


poseéis y dad limosna” (Lucas 12:33).
Primeramente recordemos que todo lo que
poseemos pertenece al Señor, sin ninguna
duda. En el anterior texto Él nos invita a
compartir las cargas de su causa para que su
obra tenga prosperidad, también contiene el
consejo de negociar con lo que tenemos en
materia de dinero y entregar nuestras ofrendas
voluntarias con el propósito de sostener su
obra para así llevar almas a Cristo.

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El Habla es un Talento

Este es uno de los dones impartidos que la


humanidad debería apreciar tanto, el don del
habla. Debe utilizarse para proclamar la
sabiduría y el maravilloso amor de Dios que se
expresa principalmente en la salvación del
hombre. Es un don que permite comunicar con
más proyección a las distintas esferas sociales,
el poder del evangelio de Jesucristo.

Las aptitudes espirituales, mentales y físicas,


la influencia, la posición social, las posesiones,
los afectos, la simpatía, todos son hermosos
talentos que se deben emplear en bien de la
causa del maestro, para la salvación de las
almas por quienes Cristo murió. Sería más
fructífero si nosotros los cristianos
respondiéramos a Dios administrando
correctamente los dones espirituales que nos
ha dado y disponiendo también para Él los
dones naturales que poseemos en función de
una mayor entrega y más provechoso servicio a
Dios, la iglesia sería cada vez más poderosa y
avanzaría con pasos más agigantados por todo
el mundo, dando a conocer con más pujanza
este poderoso evangelio que revela el magno e

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inmensurable amor del Dios Todopoderoso


Jesucristo.

La responsabilidad del cristiano con los


Dones Espirituales

Dios ha repartido dones a los cristianos para


propósitos bien definidos, es importante saber
cuál es el don o dones que Dios te dio para que
los pongas en práctica, para eso se hace
necesario que comprendas su propósito:

Ministrarlo a los Demás

Es una de las tantas responsabilidades de los


mayordomos de los dones espirituales, el
ministrarlos a los demás, la escritura dice:
“Cada uno según el don que ha recibido,
minístrelo a los otros, como buenos
administradores de la multiforme gracia de
Dios” (1. Pedro 4:10).

Los dones, si es que hemos recibido varios, o el


don, cuando solo hayamos recibido uno,
debemos recordar y estar persuadidos que no
nos han sido dados para enorgullecernos, sino
para la edificación de la iglesia: “Así también
vosotros; pues que anheláis dones espirituales,
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procurad abundar en ellos para edificación de


la iglesia”. (1. Corintios 14:12).

Por ejemplo: Si alguno ha recibido de parte de


Dios el don de enseñanza, cuando lo coloque
en función, la iglesia se edifica y Dios se
manifiesta, de igual manera con el don que
Dios te ha dado a ti.

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No Descuidarlos

No debemos descuidar los dones que por la


gracia del Señor Jesucristo hemos recibido,
sino antes por el contrario, debemos estar
agradecidos y por todos los medios valorarlos y
cuidarlos. Nuestra vida debe ser una vida
provista de oración, de humillación, y el clamor
continuo para que el Señor Jesucristo nos
ayude a perfeccionar los dones que por su
infinita gracia hemos recibido.

El Señor, en su Santa Palabra nos declara al


respecto. Pablo escribe al joven Timoteo: “No
descuides el don que hay en ti, que te fue dado
mediante profecía con la imposición del
presbiterio”. (1 Timoteo 4:14).

No encontramos un texto más diciente que


éste. Pareciera que el joven Timoteo hubiese
entrado en un periodo de desánimo, como a
todo cristiano puede pasarle, momentos en que
no se tiene ánimo y valor para seguir adelante.
Pero el Señor Jesucristo está dispuesto a
ayudarnos a seguir adelante.

Debemos cuidarnos del enorgullecimiento o


altivez. Debemos antes por el contrario, ser
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YÜxwç WxÄztwÉ
_Éá WÉÇxá XáÑ|Ü|àâtÄxá

humildes más y más. Como dijéramos al


comienzo: La mejor manera de cuidar un don y
presentarse como un mayordomo fiel, es la
continua búsqueda del rostro del Señor
Jesucristo.

31
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_Éá WÉÇxá XáÑ|Ü|àâtÄxá

Mantenerlos en Actividad

Los dones no nos han sido dados para


mantenerlos quietos y no usarlos. Antes por el
contrario, hay que tenerlos en actividad,
porque de otra manera nos estaría
aconteciendo lo del mayordomo de la parábola,
quien recibió un talento (don) y lo sepultó:
"Pero llegando también el que había recibido
un talento, dijo: Señor, te conocía que eres
hombre duro, que siegas donde no sembraste y
recoges donde no esparciste; por lo cual tuve
miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra;
aquí tienes lo que es tuyo." (Mateo 25:24-25).

Por ejemplo, si usted por la gracia del Señor


Jesucristo ha recibido el don de sanidad, debe
visitar a los enfermos, si es el de evangelista,
debe hablarle a las almas para que estas se
salven.

El Señor Jesucristo nos aconseja en su bendita


Palabra lo siguiente:

“Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del


don de Dios que está en ti por la imposición de
mis manos”. (2 Timoteo 1:6).

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_Éá WÉÇxá XáÑ|Ü|àâtÄxá

Así que debemos como mayordomos de los


dones de Dios, avivarlos, o sea, usarlos y estar
prestos a ponerlos por obra y no enterrarlos.

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_Éá WÉÇxá XáÑ|Ü|àâtÄxá

Enumeración de los Dones

Para los Cristianos los dones del Espíritu


Santo, según 1ªCorintios 12 son:
1. Palabra de Sabiduría
2. Palabra de Ciencia
3. Fe
4. Dones de sanidades.
5. Operación de milagros
6. Profecía
7. Discernimiento de Espíritus
8. Géneros de lenguas
9. Interpretación de lenguas

Divisiones de los dones en tres grupos según


su propósito:

1. Dones de Revelación, (para conocer). Palabra


de Sabiduría, Palabra de Ciencia
(conocimiento) y Discernimiento de Espíritus.

2. Dones de Poder. (Para actuar) Fe, Operación


de milagros y Dones de Sanidades.

3. Dones de Expresión (para hablar), Profecía,


Géneros de lenguas e interpretación de
lenguas.

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_Éá WÉÇxá XáÑ|Ü|àâtÄxá

La necesidad de los Dones del Espíritu Santo

Dado que todos los dones, por más diversos


entre sí que sean, proceden del mismo
Espíritu, la diversidad no destruye la unidad,
sino que la hace posible: "¿Son todos
apóstoles?¿son todos profetas?¿todos
maestros?¿hacen todos milagros?¿tienen todos
dones de sanidad?¿hablan todos
lenguas?¿interpretan todos?" (1.Corintios
12:29:30).

Todo miembro de la iglesia recibe un don (o


dones) del Espíritu. No hay miembros que
carezcan de dones: "pero a cada uno le es dada
la manifestación del Espíritu para provecho"
(1.Corintios 12:7).

Todos los miembros de la Iglesia no poseemos


los mismos dones, los mismos talentos. Todos
no son llamados a hacer lo mismo. Sin
embargo podemos decir que la mayoría de hijos
de Dios tenemos más de un talento: “Porque el
reino de los cielos es semejante a un hombre
que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les
entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y

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_Éá WÉÇxá XáÑ|Ü|àâtÄxá

a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a


su capacidad” (Mateo 25:14-15).

No hay un don que no tenga importancia: "Ni el


ojo puede decir a la mano: no te necesito, ni
tampoco la cabeza a los pies: no tengo
necesidad de vosotros. Antes bien los
miembros del cuerpo que parecen menos
débiles, son los más necesarios" (1.Corintios
12:21-22).

Para que un determinado don o carisma sea


genuinamente un don del Espíritu Santo se
muestra al ejercitarlo como un servicio de amor
incondicional a la edificación de la iglesia, su
unidad, y el cumplimiento de su misión en el
mundo: “Sino que siguiendo la verdad en amor,
crezcamos en todo aquel que es la cabeza, esto
es Cristo, de quien todo el cuerpo, bien
concertado y unido entre sí por todas las
coyunturas que se ayudan mutuamente, según
la actividad propia de cada miembro, recibe su
crecimiento para ir edificándose en amor”
(Efesios 4:15-16).

En todos estos y muchas más, obra uno y el


mismo espíritu, como él quiere. ¡Procuremos
ardientemente los mejores dones!
36
YÜxwç WxÄztwÉ
_Éá WÉÇxá XáÑ|Ü|àâtÄxá

Hay tres palabras que deben ser bien


entendidas y son las siguientes:
Don
Conocimiento
Habilidad

- El Don o talento viene de Dios.


- El conocimiento viene por el estudio
concentrado y diligente de la palabra de Dios;
acompañado de oración.
- La Habilidad se desarrolla a medida que el
don es ejercido.

En otras palabras el Don es recibido por Dios,


el conocimiento es adquirido por el estudio y la
habilidad se desarrolla en la práctica. Estas
dispuesto expandir tus talentos para el
crecimiento continuo de los salvos en la iglesia
del señor, si es así solo comprométete con
vuestro Dios y señor Jesús, diciendo: AMEN

Dios les siga bendiciendo

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YÜxwç WxÄztwÉ
_Éá WÉÇxá XáÑ|Ü|àâtÄxá

Glosario

Adoración: Es la obligación que toda la


creación de Dios tiene, de darle a El todo
honor, gloria, alabanza y honra porque Él es el
santo y divino Creador. La adoración es debida
solamente a Dios (Exo. 20:3; Mat. 4:10;
Apoc.22:9). Jesús, siendo Dios en la carne
(Juan 1:1,14; Col. 2:9), recibió justamente
adoración (Mat. 2:2,11; Juan 9:35-40; Heb.
1:6).

Arrepentimiento: El arrepentimiento (griego


metanoia, literalmente "cambiar de mente")
significa volverse, cambiar: en el N.T. se refiere
a volverse del camino del pecado. Somos
llamados por Dios para abandonar el pecado.
De hecho, Dios manda a todos los hombres en
todas partes que se arrepientan de sus pecados
(Hech. 17:30). La paciencia de Dios nos lleva al
arrepentimiento (2 Ped. 3:9) como también Su
misericordia (Rom. 2:4).

Ayunar, ayuno: Ayunar es privarse de


alimentos por un período determinado con un
propósito específico, a menudo espiritual. Es
una práctica bíblica que involucra el
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_Éá WÉÇxá XáÑ|Ü|àâtÄxá

"debilitamiento" del cuerpo con el propósito de


"fortalecer" el espíritu, destinado a producir
una alerta espiritual. Es interesante notar que
el pecado entró en el mundo a través de Adán y
Eva por el acto de desobediencia que consistió
en comer lo que no debían (Gén. 3:6). En el
N.T. se nos llama a ayunar (Mat. 6:16). Vea
también 1 Rey. 21:27; Salmo 35:13; Hechos
13:3; 2 Cor. 6:5).
Comunión: No hay una definición específica del
término en el N.T.. Sin embargo, somos
llamados a la comunión unos con otros (1
Juan 1:3), con Jesús (1 Cor. 1:9), con el Padre
(1 Juan 1:3), y con el Espíritu Santo (2 Cor.
13:14). La comunión implica compartir
intereses, deseos, motivaciones, emociones y
objetivos comunes. Requiere compartir tiempo
en comunicarse, ocuparse uno de otro y
realizar actividades conjuntas. La noción de
comunión tiene una connotación de intimidad.
Como cristianos, tenemos fraternidad ?calidad
de hermanos y por tanto comunión unos con
otros debido a nuestra posición en Cristo, ya
que todos somos redimidos y compartimos un
conocimiento íntimo y personal de Jesús.
Asimismo, compartimos una fe (Hechos 2:42),
una esperanza (Heb. 11:39,40), y una
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_Éá WÉÇxá XáÑ|Ü|àâtÄxá

necesidad (2 Cor. 8:1-15).


El término griego para comunión es (koinonia).
Un uso muy importante se refiere a compartir
la Cena del Señor o eucaristía (1 Cor. 10:16).

Condenación: Puede referirse tanto al acto de


declarar culpable a un hacedor de maldad,
como al consecuente castigo inflingido. Sin
Jesús, todos quedamos condenados ante Dios
no solamente por el pecado de Adán (Rom.
5:16-18) sino también por nuestro propio
pecado (Mat. 12:37). Sin embargo, "Ahora,
pues, ninguna condenación hay para los que
están en Cristo Jesús... porque la ley del
Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado
de la ley del pecado y de la muerte" (Rom. 8:1-
2). Los cristianos han escapado a la
condenación porque son perdonados en Cristo.

Conversión: Indica la acción de volverse del


mal hacia Dios. Dios convierte (Hechos 21:19)
a los perdidos en salvos, a los no regenerados
en regenerados. Esto se produce a través de la
predicación del Evangelio (Rom. 10:14; 1 Cor.
15:1-4) y resulta en arrepentimiento (Hech.
26:20) y una nueva creación (2 Cor. 5:17). Hay

40
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una lista de los frutos de la conversión en Gál.


5:22-23.

Convicción: Es la obra del Espíritu Santo, por


la cual una persona es capaz de verse a sí
misma como Dios la ve: culpable, mancillada, y
totalmente incapaz de salvarse a sí misma
(Juan 16:8). En un incrédulo, la convicción del
Espíritu Santo revela la pecaminosidad y trae
temor. En el creyente, la convicción del
Espíritu Santo trae conciencia de pecado y
resulta en su confesión y limpieza. Esta
convicción el producida por el Espíritu Santo
(Juan 16:8), el Evangelio (Hech. 2:37), la
conciencia (Rom. 2:15), y la Ley (Santiago 2:9).
La convicción de nuestros pecados nos lleva a
la cruz. Nos muestra nuestra necesidad de
perdón.

Discípulo: La palabra proviene de la misma


raíz que "disciplina" y se refiere a un alumno o
seguidor de una religión, persona o
movimiento. Como cristianos, debemos ser
discípulos de Jesús (Luc. 14:26,27). En la
Biblia, es la denominación más frecuente de
los cristianos. Seguimos en la enseñanza que
Jesucristo impartió y en el ejemplo que dio. Un
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_Éá WÉÇxá XáÑ|Ü|àâtÄxá

discípulo es un convertido, pero no todos los


convertidos son discípulos. Como discípulos,
hemos de cargar nuestra cruz cada día (Mat.
16:24). Esto significa vivir por El y de ser
necesario, morir por El (Mat. 16:25) y, desde
luego, vivir vidas santas y sin mancha delante
de El y de nuestro prójimo.

Elección, Elegidos: Los elegidos son aquellos


llamados por Dios para salvación. Esta elección
ocurrió antes de la fundación del mundo (Efe.
1:4), y es conforme a la voluntad de Dios, no a
la del hombre (Rom. 8:29-30; 9:6-23) porque
Dios es soberano (Rom. 9:11-16). La doctrina
de la elección es enfatizada por los calvinistas,
quienes asimismo sostienen la doctrina de la
predestinación.

Escrituras: El término es un sinónimo de la


Biblia; por tanto, se refiere, en sentido
cristiano, al conjunto de los 39 libros del A.T. y
los 27 libros del N.T. Cada uno de ellos es
inspirado, libre de error, y completamente
exacto en los temas que trata. La Biblia
completa, aunque escrita por muchos autores
humanos a lo largo de centurias, es
completamente coherente y armónica en todas
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YÜxwç WxÄztwÉ
_Éá WÉÇxá XáÑ|Ü|àâtÄxá

sus enseñanzas; esto se debe a que toda la


Biblia fue inspirada por Dios (2 Tim. 3:16).

Evangelio: El término es una transliteración


del griego euaggelion , que significa "buena
noticia". Es la buena noticia del perdón de los
pecados y la reconciliación con Dios a través de
Jesucristo. Pablo da la siguiente descripción en
1 Corintios 15:1-4: "Además os declaro,
hermanos, el evangelio que os he predicado, el
cual también recibisteis, en el cual también
perseveráis; por el cual, asimismo, si retenéis
la palabra que os he predicado, sois salvos, si
no creísteis en vano. Primeramente os he
enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo
murió por nuestros pecados, conforme a las
Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al
tercer día, conforme a las Escrituras..."
El Evangelio proviene de Dios (Gál. 1:10-12), es
el poder de Dios para salvación de todo el que
cree (Rom. 1:16), es un misterio ahora revelado
(Efe. 6:19), y es una fuente de esperanza (Col.
1:23), fe (Hech. 15:7), vida (1 Cor. 4:15), y paz
(Efe. 6:15).

Fe: La palabra fe (del latín fides, creer, confiar)


se utiliza en la Biblia con dos sentidos
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_Éá WÉÇxá XáÑ|Ü|àâtÄxá

principales. En el primero, es sinónimo de


confianza firme: "Es, pues, la fe la certeza de lo
que se espera, la convicción de lo que no se ve"
(Heb. 11:1). Como tal, es un don de Dios (Rom.
12:3) y viene por el oír la Palabra de Dios (Rom.
10:17). La fe es el medio por el cual la gracia de
Dios es otorgada al creyente que confía en la
obra de Jesús en la cruz (Efe. 2:8). Sin fe es
imposible agradar a Dios (Heb. 11:6). Es por fe
que vivimos nuestra vida de cristianos, "El
justo vivirá por la fe" (Hab. 2:4; Rom. 1:17). En
el segundo sentido, fe es sinónimo de doctrina,
o conjunto de verdades históricas y
conceptuales que configuran la fe cristiana:
"me ha sido necesario escribiros para
exhortaros a que contendáis ardientemente por
la fe que ha sido dada una vez a los santos"
(Jud. 3).

Gracia: La gracia puede definirse como el favor


inmerecido, aquello que se otorga sin mérito
por parte del que lo recibe. La gracia de Dios es
Su libre acción para beneficio de toda la
creación en general (gracia común o
providencia) y de los creyentes para la
salvación (gracia especial o salvífica). Se
distingue de la Justicia y de la Misericordia. La
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justicia consiste en recibir lo que se merece; la


misericordia, en no recibir lo que se merece.
Por medio de la gracia salvífica recibimos la
vida eterna, algo que obviamente no
merecemos. Pero debido al amor y la ternura
de Dios manifestadas en Jesús crucificado,
recibimos la gran bendición de nuestra
redención.
La gracia es el Gran Regalo Aportado por Cristo
e Inmerecidamente Apropiado por nosotros. La
gracia salvífica no requiere, y de hecho
descarta, todo mérito humano. Es debida a
Dios y dada por El, debido a quién es El, y no a
quienes somos nosotros. Es el medio de
nuestra salvación (Efe. 2:8-9). Ya no estamos
bajo la Ley, sino bajo la gracia de Dios (Rom.
6:14). Vea también Hech. 15:11; Rom. 5:2,15-
20; 2 Cor. 9:8; 12:9.

Iglesia: La palabra procede del griego ekklesia,


que equivale al hebreo qahal, y significa
asamblea, congregación de los que han sido
llamados. El término se emplea en dos
sentidos, a saber, la iglesia visible y la iglesia
invisible. La primera está compuesta por todos
cuantos dicen ser cristianos y se congregan. La
iglesia invisible es el verdadero cuerpo de
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_Éá WÉÇxá XáÑ|Ü|àâtÄxá

creyentes, aquellos que son verdaderamente


salvos; ningún hombre puede ver en los
corazones para distinguir entre unos y otros,
por tanto la composición de la iglesia invisible
sólo es conocida por Dios.
La verdadera Iglesia de Dios no es una
organización terrenal con gente y edificios, sino
una entidad sobrenatural integrada por
aquellos que han sido salvados por Jesús. La
Iglesia verdadera abarca todo el período de la
existencia del hombre sobre la tierra, y a toda
la gente que ha sido llamada a ella. Nos
hacemos miembros de la iglesia, el cuerpo de
Cristo, por la fe (Hechos 2:41). Somos
edificados por la Palabra de Dios (Efe. 4:15,16),
disciplinados por Dios (Mat. 18:15-17),
unificados en Cristo (Gál. 3:28), y santificados
por el Espíritu (Efe. 5:26,27).

Infierno: El infierno es el lugar del futuro


castigo eterno de los condenados, incluyendo a
Satanás y sus ángeles caídos. Hay varias
palabras que suelen traducirse "infierno" en la
Biblia: Hades, un término griego, es la morada
de los muertos que comprende el estado
intermedio, entre la muerte y la resurrección
(vea Mat. 11:23; 16:18; Hechos 11:27; 1 Cor.
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15:55; Apoc. 1:18, 6:8). Corresponde


aproximadamente al hebreo Sheol , el lugar de
los muertos (no la tumba, que corresponde al
hebreo keber y al griego mnema). A esta
morada intermedia van tanto justos (Salmo
16:10, 30:3; Isa 38:10) como impíos (Núm.
16:33; Job 24:19; Salmo 9:17). Gehenna ,
palabra griega que corresponde al hebreo ge-
hinnom, "valle de Hinom" (Jos. 15:8). Era un
lugar donde antaño se hacían sacrificios de
niños y otras cosas abominables. Asimismo,
también fue una fosa común donde los cuerpos
eran arrojados y quemados (2 Rey. 23:13,14).
Posteriormente se empleó para designar el
lugar de eterno castigo; Jesús mismo la usó en
este sentido (Mat. 5:22,29,30; Mar 9:43; Luc.
12:5). Normalmente se traduce "infierno", y en
Mat 5:22 el Señor lo llama "infierno de fuego"
(gehenna tou pyros). El infierno es un lugar de
fuego eterno (Mat. 25:41; Apoc. 19:20). Fue
originalmente preparado para el diablo y sus
ángeles (Mat 25:41). Será, efectivamente, la
morada eterna de los ángeles rebeldes (2 Ped.
2:4), pero también de todo hombre que rehúse
arrepentirse y reconciliarse con Dios por medio
de Cristo (Apoc. 20:15; 21:8). Esto ocurrirá en
el juicio final, donde asimismo la muerte y el

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Hades serán abolidos (Apoc. 20:14). Algunos


cristianos y muchos sectarios (por ejemplo, los
Testigos de Jehová) rechazan la noción de un
lugar de castigo eterno; hay que recordarles
que, según la Biblia, quien más habló del tema
de la condenación eterna fue nuestro Señor
Jesucristo mismo; si no aceptamos creer lo que
nos advierte sobre este asunto, ?cómo podemos
tomar seriamente el resto de su enseñanza?

Inspiración: Es la acción por la cual Dios guió


a los autores humanos de la Biblia; la doctrina
de la inspiración establece que la redacción de
las Escrituras se realizó bajo la influencia
directa de Dios. Esto no significa negar el estilo
propio de cada autor humano y de cada libro
de la Biblia. Dios no anuló la personalidad de
Sus siervos, sino que más bien la empleó para
Su propósito de revelarse a Sí mismo a través
de la obra de ellos. En consecuencia, la Biblia
está libre de errores y presenta con exactitud y
autoridad la enseñanza de Dios (2 Tim 3:16).
Como tal, es una revelación que proporciona,
de la fuente suprema que es Dios mismo, un
conocimiento adecuado de Dios, la creación, el
hombre, la salvación y el futuro. Nos muestra
el plan de salvación a través de Jesucristo, y el
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hecho de que no podemos salvarnos sino por


El.
El argumento más fuerte a favor de la
inspiración divina de la Biblia proviene del
examen de las profecías del A.T. concernientes
a Jesús y cumplidas en el N.T. (Luc. 24:27-45).
Debido a que la Biblia es inspirada, sus
palabras son inquebrantables y verdaderas
(Juan 10: 34-36), eternas (Matt. 24:35; 1 Ped
1: 22-25), enteramente confiables (Salmo
119:160), vivas y capaces de penetrar el
corazón del hombre (Heb. 4:12). Por esta razón,
la inspirada Palabra de Dios realizará todo lo
que El se ha propuesto (Isa. 55:11).

Ira: Bíblicamente, es el juicio divino sobre el


pecado y los pecadores. No significa
meramente una actitud impulsiva de Dios ante
la impiedad, sino que connota el odio, la
repulsión, y la indignación de Dios ante el mal.
Dios es amor por naturaleza (1 Juan 4:16); no
obstante, en Su justicia debe castigar el
pecado. La ejecución de este castigo es llamada
la ira de Dios. Se manifestará en su temible
plenitud en el final Día del Juicio, cuando
aquellos que hayan rechazado la salvación
serán enviados al lago de fuego para su eterno
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castigo (Mat. 25:31-46; Apoc. 20:11-15).


Además, está presentemente manifestada en
menor medida contra los inicuos (Rom. 1:18-
32) en el endurecimiento de sus corazones.
La ira se describe como la furia de Dios (Núm.
32:10-13), como siendo acumulada (Rom. 2:5-
8), y como muy grande (Zac. 7:12). La
liberación del creyente de la ira de Dios es a
través de la expiación de Cristo (Rom. 5:8-10).
"Dios no nos ha dispuesto para ira, sino para
alcanzar salvación por medio de nuestro Señor
Jesucristo" (1 Tes. 5:9).

Juicio: La palabra juicio (griego krima) se


refiere al acto de evaluar las acciones de
alguien; por extensión se refiere asimismo al
castigo o condena resultante de dicho acto.
Existen varios juicios mencionados en el N.T.:
El juicio de los pecados del creyente (Juan
5:24), el juicio de la persona del creyente (1
Cor. 11:31,32), el juicio de las obras del
creyente (2 Cor. 5:10), el juicio de las naciones
(Mat. 25:31-46), y el juicio universal (Apoc.
20:11-15). Probablemente estos dos últimos
sean un mismo juicio.
No hay juicio para el cristiano con respecto a
su salvación (Rom. 8:1). Fuimos juzgados en
50
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Cristo, en la cruz, hace casi 20000 años. Sin


embargo, como cristianos seremos juzgados
según nuestras obras (1 Cor 3: 10-15; 2 Cor.
5:10), muy posiblemente con grados variables
de recompensa. Sin embargo, cabe reiterar que
este juicio de nuestras obras no afecta el hecho
ya consumado de nuestra salvación.

Justo, Justicia: La justicia consiste en hacer


lo correcto, y en un contexto legal en dar las
debidas recompensas o castigos. Es justo,
pues, que cada uno reciba lo que merece. Dios
es misericordioso, pero también es justo (Deut.
32:4, recto) y debe castigar el pecado. Merced a
la gracia de Dios, la justicia cayó sobre Su Hijo,
de modo que la misericordia nos beneficiase a
nosotros, los que creemos en Cristo.

Manifestación. Manifestar algo significa


“mostrar, revelar, estrenar, hacer evidente, o
hacer claro.” Una manifestación es un hecho o
un ejemplo de manifestar.
Primera de Timoteo 3:16 dice, “Dios fue
manifestado en carne.” Este libro usa la
palabra manifestación para describir cualquier
método, modo, papel, o relación por lo cual
Dios se revela a Sí mismo al hombre. Así
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entonces, el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo


son manifestaciones de Dios más bien que
personas, porque la palabra personas contiene
connotaciones extrabíblicas de personalidades
individualizadas que la palabra manifiestación
no contiene.

Mal: Puede definirse como la rebelión en contra


de Dios. Es aquello contrario a la voluntad de
Dios. Existen males naturales (diluvios,
tormentas, hambrunas, etc.) y males morales
(adulterio, homicidio, idolatría, etc.). Los males
naturales son una consecuencia de los males
morales. El pecado de Adán hizo que el pecado
entrase en el mundo y permitiera diluvios,
tormentas, hambrunas, etc. El mal se originó
con la rebelión de Satanás (Isa. 14:12-14 Eze.
28:11-19) pero es continuado y perpetuado por
el hombre (Mat. 15:18-19).

Mediación, Mediador: Un mediador es alguien


que interviene entre dos partes, que las
aproxima y facilita su reconciliación. La
palabra "mediador" no figura como tal en el
A.T., pero sí el concepto. Dios entregó la Ley a
través de un mediador, Moisés (Gál. 3:19),
quien fue un tipo del mediador definitivo y
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verdadero, Jesús. La palabra mediador (griego


µ , mesites) ocurre sólo unas pocas veces en el
N.T.: 1 Tim. 2:5; Heb. 8:6; 9:15; 12:24. Es en el
N.T. que la verdadera naturaleza de la
mediación es entendida en la persona de
Jesucristo. El es el mediador de un mejor pacto
(Heb. 8:6). Jesús fue capaz de tornarse nuestro
mediador al hacerse hombre (Juan 1:1,14) y
morir como nuestro sustituto (1 Ped. 1:18,19;
2:24). Así, El nos reconcilió con Dios (Efe.
2:16).

Mesías: Es la transliteración de la palabra


hebrea que significa "ungido" . Es el
equivalente del término neotestamentario
"cristo", que significa lo mismo. Jesús, como el
Mesías, fue ungido por Dios (Mat. 3:16) para
llevar a cabo su triple ministerio de Profeta,
Sacerdote y Rey. Como el Mesías, ha librado al
creyente de las ataduras del pecado y le ha
dado vida eterna. En tal sentido, el Mesías es
un Libertador, ya que nos ha liberado. El
Mesías fue prometido ya en el A.T. como
proveniente de la descendencia de la mujer
(Gén. 3:15).

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Misericordia: La misericordia es la disposición


a no ejecutar la justicia cuando ésta es
punitiva, el acto de condonar un merecido
castigo. Debido a nuestra pecaminosidad
merecemos la muerte y eterna separación de
Dios (Rom. 6:23; Isa. 59:2), pero el mismo Dios
proveyó la expiación por nuestro pecado, y de
esa manera nos mostró Su misericordia. Es
decir que Dios no entrega al cristiano a la
consecuencia natural del pecado de éste, la
cual es la condenación. Es por la misericordia
de Dios que Cristo "se hizo pecado" en nuestro
favor (2 Cor. 5:21) y cargó sobre Sí el castigo
que merecíamos (Isa. 53:4-5). De este modo,
nos salvó de la condenación. Dios nos salvó
según Su misericordia (Tito 3:5) y se nos llama
a practicar nosotros mismos la misericordia,
como un don de Dios (Rom. 12:8).
"Acerquémonos, pues, confiadamente al trono
de la gracia, para alcanzar misericordia y
hallar gracia para el oportuno socorro" (Heb.
4:16).

Monoteísmo: Del griego monos, uno y theos,


Dios. La creencia de que existió, existe y
existirá un único Dios en todo el universo. No
hubo dios alguno antes que El, ni lo habrá
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después de El. La Biblia enseña claramente el


monoteísmo: Deut. 6:4; Isa 43:10; 44: 6-8,
45:5,14,18, 21-22; 46:9; 47:8, etc. La Biblia
enseña el monoteísmo estricto. Solo tres
religiones importantes del mundo son
monoteístas: el judaísmo, el cristianismo, e
islam. Los judíos y los musulmanes ven la
doctrina de la trinidad como un rechazamiento
del verdadero monoteísmo. Los creyentes de la
Unicidad también rechazan al trinitarismo
como un abandono del monoteísmo bíblico.

Necio: En la Biblia, quien odia o desprecia a


Dios; una persona moralmente débil, quien
desoye los consejos de los sabios y utiliza lo
que Dios le ha dado con fines egoístas. Es
lujurioso (Prov. 7:22), haragán (Ecle. 10:15), no
teme a Dios (Prov. 14:1), odia el conocimiento
(Prov. 1:22), y es justo en su propia opinión
(Prov. 12:15). Como cristianos, hemos de evitar
la necedad (Efe. 5:4). Vea también Ecle. 7:25;
Prov. 3:35, 10:8.

Ocultismo: El ocultismo (de "oculto") pretende


emplear para el provecho propio fuerzas que
están escondidas del común de los hombres
pero que pueden ser utilizadas si se sabe
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cómo. Involucra prácticas condenadas por


Dios, como la astrología (Isa. 47:13), el hacer
maleficios (Deut. 18:11), la consulta de
espíritus (Deut. 18:11), la magia (Gén. 41:8), la
hechicería (Exo. 22:8), la brujería (Deut.
18:10), y el espiritismo (Deut. 18:11).
Las prácticas ocultas como el empleo de tablas
"Ouija", la adivinación por naipes de Tarot, los
horóscopos, y las sesiones espiritistas deben
ser completamente evitadas por los cristianos,
pues además de ser peligrosas para la salud
mental y espiritual, son una abominación ante
Dios. Por el contrario, el rechazo abierto de
tales cosas es una manifestación de una
conversión sincera a la Palabra del Señor
(Hech. 19:18-20).

Oración: La oración es tanto un privilegio


como un deber cristiano, a través de la cual,
mediante la intercesión del Espíritu Santo
(Rom. 8:26) nos comunicamos con Dios. Es la
forma en que presentamos nuestra confesión (1
Juan 1:9), pedidos (1 Tim. 2:1-3), intercesiones
(Sant. 5:15), acciones de gracias (Fil. 4:6), etc.,
a nuestro santo Dios. Se nos manda orar (1
Tes. 5:17).
Algunos requisitos personales para la oración
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son un corazón puro (Salmo 66:18), fe en


Cristo (Juan 14:13), y orar conforme a la
voluntad de Dios (1 Juan 5:14). Podemos orar
de pie (Neh. 9:5), de rodillas (Esd. 9:5),
sentados (1 Crón. 17:16-27), inclinados (Exo.
34:8), y con las manos (1 Tim. 2:8).

Omnipotencia: Un atributo que sólo Dios


posee. Significa que El tiene todo poder.

Omnipresencia: Un atributo que sólo Dios


posee. Significa que El está presente en todas
partes a la vez. Debemos notar que esto es más
de simplemente la capacidad de aparecer
dondequiera en cualquier momento o la
capacidad de estar en muchos lugares al
mismo tiempo.

Omnisciencia: Un atributo que sólo Dios


posee. Significa que El tiene todo conocimiento
de todas las cosas, incluyendo la preciencia.

Pacto: Un pacto es acuerdo entre partes. El


acuerdo, según las costumbres del Cercano
Oriente antiguo, consta de cinco partes: 1)
Identificación de las partes involucradas, 2) Un
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prólogo histórico en el cual se establece el valor


de la parte dominante sobre la base de sus
actos, 3) las condiciones del acuerdo, 4) las
recompensas y castigos relacionados
respectivamente con el cumplimiento o la
violación del pacto y 5) formulación de los
documentos en la cual cada parte recibe una
copia del acuerdo (por ejemplo, las dos tablas
de piedra de los Diez Mandamientos).
En definitiva, los Pactos que Dios ha
establecido con el hombre resultan en nuestro
beneficio. Recibimos bendiciones eternas
mediante el Pacto de gracia (para estudio
adicional vea Gén. 2:16, 17; 9:1-17; 15:18;
26:3-5; Gál. 3:16-18; Luc. 1:68-79; Heb.
13:20).

Pecado: El pecado es todo aquello contrario a


la Ley de Dios, que expresa Su santa voluntad.
Por ejemplo, si uno miente, comete pecado. ?
Por qué? Porque Dios ha ordenado no mentir
(Exo. 20:16). Al hacer lo que Dios ha prohibido,
uno peca. Además, si uno deja de hacer lo que
Dios ha mandado, también peca (Sant. 4:17).
En ambos casos, el resultado es la separación
eterna de Dios (Isa. 59:2). El pecado es
iniquidad (1 Juan 1:3) e injusticia (1 Juan
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5:17). El pecado lleva a la ceguera espiritual


(Juan 9:41) y a la muerte (Rom. 6:23).
Pablo trata del pecado en la carta a los
Romanos. Allí demuestra que todos, judíos o
no judíos, están bajo el dominio del pecado
(Rom. 3:9). Pablo prueba que el pecado no es
simplemente algo malo que se ha hecho, sino,
básicamente, una condición del corazón
humano (Rom. 3:3:10-12). En la carta a los
Efesios, Pablo afirma que "somos por
naturaleza hijos de ira" (Efe. 2:3). Sin embargo,
"Cristo, cuando aún éramos débiles, a su
tiempo murió por los impíos" (Rom. 5:6).

Pentecostal: Cincuenta días después de la


muerte y resurrección de nuestro Salvador y
Señor Jesucristo, Dios derramó su Espíritu
Santo sobre un grupo de gente reunida en el
aposento alto en Jerusalén (Hch., cap. 2). Ese
día en que la iglesia nació, fue llamado "El día
de Pentecostés (Hch. 2:1).
El apóstol Pedro predicando dijo que esta
experiencia gloriosa no era sólo para aquella
generación, sino para toda persona, en
cualquier tiempo y lugar que buscara de Dios.
Porque la promesa es para ustedes, y para sus

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hijos, y para todos los que estén lejos (Hch.


2:39).
Nosotros nos identificamos con todo lo
relacionado a ésa experiencia de recibir el
Espíritu Santo por eso la Iglesia es
"PENTECOSTAL". Por lo que vivimos:
1. Una experiencia personal con Dios.
2. Poder para ser sanado, liberado de
vicios, y ser transportado a una dimensión
más allá de simplemente vivir.
3. Gozo dentro de tu alma, que brota como
ríos de agua viva.
4. Paz que sobrepasa todo entendimiento.
5. Conocimiento de la doctrina Apostólica;
las mismas doctrinas primitivas que
practicaban los discípulos de nuestro Señor
Jesucristo.

Perdón: El perdón es el acto deliberado de


pasar completamente por alto una ofensa,
como si nunca hubiese existido. Es un
concepto central de la fe cristiana, como lo
muestra el hecho de que existen en la Biblia
tres términos hebreos y cuatro griegos para
expresar la idea de perdón. Ningún otro libro
sagrado excepto la Biblia enseña que Dios
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perdona completamente los pecados. En las


Escrituras se dice claramente que el perdón de
Dios es tan pleno que el "olvida
completamente" nuestros pecados cuando
otorga su perdón (Heb 10:17). Dios es quien
toma la iniciativa de perdonar (Col. 2:13).
Según la Biblia, existe un solo pecado por el
cual Jesús dijo que no había perdón del Padre,
a saber, la blasfemia contra el Espíritu Santo
(Mar. 3:28; Mat. 12:32). El contexto de esta
declaración indica que este pecado consiste en
atribuir a los demonios o espíritus impuros lo
que en realidad es obra del Espíritu Santo.
Para que el hombre reciba el perdón se
requiere arrepentimiento (Luc. 17:3-4). Para
que un Dios santo otorgue el perdón, se
requiere derramamiento de sangre (Heb. 9:22;
Lev. 17:11). Nuestro perdón se basa sobre el
sacrificio de Cristo en la cruz (1 Juan 1:7;
2:12). Como cristianos, se nos llama a
perdonar de manera tan plena como nosotros
mismos hemos recibido el perdón de Dios (Mat
6:12; Col. 3:13).

Presciencia: Es el conocimiento anticipado de


las cosas que ocurrirán; la presciencia es un
atributo de Dios. El pasado, presente y futuro
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son todos en un sentido "presentes" en la


mente de Dios. El habita en la eternidad (Isaías
57:15) y tiene conocimiento infinito (Isaías
41:22,23). Por tanto conoce todas las cosas de
antemano. En el N.T. el término puede
significar asimismo "causar que algo ocurra";
vea 1 Ped 1:2,20.

Unicidad: En referencia a Dios, la Unicidad


significa el estado de ser absoluta e
indivisiblemente uno, o uno de valor numérico.
También, puede haber una unicidad entre Dios
y el hombre y entre el hombre y el hombre en
el sentido de unicidad de mente y de propósito.
Este libro usa el término Unicidad (con
mayúscula) para significar la doctrina de que
Dios es absolutamente uno en el valor
numérico, que Jesús es el Dios único, y que
Dios no es una pluralidad de personas. Así
entonces la Unicidad es un término moderno
básicamente equivalente al modalismo o al
monarquianismo modalístico.

Reconciliar, Reconciliación: La reconciliación


involucra un cambio para bien en la relación
entre dos o más personas, antes distanciadas o
enemistadas. En teología, se refiere a un
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cambio de esta clase en la relación entre Dios y


el hombre. Somos por naturaleza "hijos de ira"
(Efe. 2:3) y enemigos de Dios (Efe. 2:11-15). Sin
embargo, "...fuimos reconciliados con Dios por
la muerte de su Hijo..." (Rom. 5:10). A casa de
la muerte de Jesucristo, la relación del
cristiano con Dios experimenta un cambio
favorable. Nos tornamos ahora capaces de
tener comunión con El (1 Juan 1:3), lo que
antes no nos era posible. Así, somos
reconciliados con El (Rom. 5:10-11). Una grave
consecuencia del pecado es que nos separa de
Dios (Isa. 59:2), pero esto ha sido atacado y
solucionado en la cruz; fue logrado por Dios,
en Cristo (2 Cor. 5:18).

Redención: Redimir significa rescatar a


alguien de la esclavitud. A menudo implica
pagar un rescate, un precio que hace posible la
redención. Los israelitas fueron redimidos de
Egipto. Nosotros fuimos redimidos del poder
del pecado y de la maldición de la Ley (Gál.
3:13) a través de Jesús (Rom. 3:24; Col. 1:14).
Fuimos comprados por un precio, que fue el
del sacrificio de Jesucristo (1 Cor. 6:20; 7:23).

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Tentación: La tentación es aquello que nos


mueve a pecar. Dios no puede ser tentado
(Sant.1:13). En cambio, nosotros podemos ser
tentados por nuestra lujuria (Sant.1:13-15),
codicia (1 Tim. 6:9), falta de examinarnos a
nosotros mismos (Gál. 6:1), y el presuntuoso
orgullo de la vida (1 Juan 2:16), entre otras
causas. Dios no tienta a nadie (Sant. 1: 13),
mientras que Satanás es el tentador por
excelencia. Tuvo éxito con Eva, al hacerle
primero dudar de lo que Dios había dicho, al
insinuar que El había mentido, y al excitar el
apetito de la mujer (Gén. 1-6): saciaría su
hambre, le daba placer y le abriría la mente.
Satanás ha seguido tentando a todos en sus
deseos más primarios (comida, bebida, sexo),
como en su codicia, orgullo y ambición, para
que desobedezcamos a Dios. Mucho después
del episodio del Edén, intentó el mismo
procedimiento con Jesús, pero aquí fracasó
ruidosamente (Mat. 4:1-11). Jesús nos enseñó
a orar para ser librados de la tentación (Mat.
6:13) ya que el Señor es capaz de librarnos de
ella (2 Ped. 2:9). Dios no ha de permitir que
seamos tentados más de lo que El sabe que
podemos resistir (1 Cor. 10:13). Por tanto, en
Cristo realmente tenemos el poder de resistir a
Satanás (1 Ped. 5:18). Ya no estamos inermes,
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y el diablo nada puede contra nosotros si


nuestra voluntad, fortalecida por el Espíritu
Santo, no cede a la tentación.

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Bibliografía

Biblia Devocional De Estudio. 1991


La Liga Bíblica.
La Santa Biblia. 1960
Sociedades Bíblicas En América Latina
La Biblia de las Américas (© 1997 Lockman)

La Nueva Biblia de los Hispanos (© 2005


Lockman)

Reina Valera Gómez (© 2010)

Reina Valera (1909)

Sagradas Escrituras (1569)

Diccionario WEBSTER

Diccionario TEOLOGICO

Todos los escritos están apoyados con la


escritura inspirada por el Espíritu Santo y el
uso de varias escrituras de los hijos de Dios,
para provecho de todo aquel creyente lector de
la palabra de Dios.
FIN
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Otros libros del mismo Autor:

1. Haciendo Discípulos.
2. Sobre toda Carne.
3. Pasos Indispensables para la Salvación.
4. Temas de Unicidad para jóvenes.
5. Indiscutiblemente.
6. Doctrinas Cristianas (Tomos 1).
7. Doctrinas Cristianas (Tomos 2).
8. Doctrinas Cristianas (Tomos 3).
9. El Hijo de Dios.
10. Los Dos Bautismos.
11. ¿Qué Creemos?
12. Las Maquinaciones de Satanás.
13. El Poder del Cristiano
14. La Gracia.
15. El Diacono y la Diaconiza
16. ¿Cómo ganar almas?
17. El libro Negro
18. El Camino a la Inmortalidad.
19. Jóvenes Predicadores, 1, 2, 3, 4, 5 y 6.

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