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TESIS PARA OPTAR AL GRADO DE LICENCIADO

EN GOBIERNO Y RELACIONES INTERNACIONALES

PARTICIPAR O
NO PARTICIPAR
El desempeño del movimiento
evangélico en la esfera política argentina
durante el gobierno de Cristina
Fernández de Kirchner (2007-2015)

Mikaela Caresani LU: 1027865


UNIVERSIDAD ARGENTINA DE LA EMPRESA
ÍNDICE
ABSTRACT……………………………………………………………………………………………2

INTRODUCCIÓN……………………………………………………………………………………3

Problema de Investigación

Objetivos

Hipótesis

Justificación

Diseño Metodológico

CAPÍTULO 1: MARCO HISTÓRICO………………………………………………………………...8

1.1 La llegada del movimiento evangélico a la Argentina

1.2 Polarización del campo evangélico (1960-1980)

1.3 Etapa de mayor movilización política y social (1983-2001)

1.4 Evangélicos en la arena partidaria contemporánea

CAPÍTULO 11: MARCO TEÓRICO ………………………………………………………………. 21

2.1 Política y Religión

2.2 Participación Política

2.3 Partidos Políticos

2.3.1 Partidos políticos confesionales en América Latina

2.4 Grupos de Presión

CAPÍTULO 1II: PRINCIPALES HALLAZGOS……………………………………………………... 30

CAPÍTULO IV: CONCLUSIONES…………………………………………………………………. 36

BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………………………………………38

ANEXOS……………………………………………………………………………………………..41

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ABSTRACT
El artículo 7 de la Ley N° 23.298, la Ley Orgánica de los Partidos Políticos,
establece que uno de los requisitos para que una agrupación política se le pueda
reconocer su personería jurídico-política es cumplir con un acta de fundación que
acredite la adhesión de un número de electores no inferior al 4% del total de los inscritos
en el registro del distrito correspondiente, hasta el máximo de un millón. Según la
primera encuesta sobre creencias y actitudes religiosas realizada por el Conicet en el
2008, el 9% de la población argentina es evangélica. Según la encuesta realizada por el
Latinobarómetro en el año 2015, los evangélicos alcanzaban el 10% de la población
argentina. Es decir, si la identidad evangélica decidiera crear un partido político, poseen
los números más que suficientes para hacerlo. Si bien se intentó conformar un partido
político evangélico independiente de cualquier otro, el mismo no se ha logrado debido
a la falta de identificación por parte de la población evangélico con los líderes políticos y
el pensamiento de dichas iniciativas. La división más grande dentro del movimiento
evangélico se encuentra entre los conservadores y los históricos liberacionistas. Es como
se formase un dualismo ideológico con los conservadores en una punta y los liberales
en la otra. ¿Sería posible qué debido la ausencia de una cosmovisión unificada del mundo
político en relación con la religión, es que los ciudadanos evangélicos no han podido
lograr una representación sólida en la escena política?

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INTRODUCCIÓN
La República Argentina establece en el artículo 2 de la Constitución Nacional que
sostiene el culto católico apostólico romano. Esto no implica que la Argentina sea un Estado
confesional con una religión oficial. Sin embargo, nuestro gobierno federal acata, sostiene y
protege el libre ejercicio de culto. Es así que en la Argentina existen una gran pluralidad de
religiones, creencias y confesiones. Con respecto a participación política e injerencia en el
gobierno, no obstante, la Iglesia Católica ha tomado un rol predominante. (Prieto; 2014)

Entre 1825 y 1850 se produce la llegada del movimiento evangélico a la Argentina. El


mismo se llevó a cabo en cuatro procesos históricos conocidos como el primer, segundo, tercer
y cuarto protestantismo. Las iglesias evangélicas, producto de esta inmigración religiosa, están
divididas en dos grandes polos de pensamiento: el liberacionista y el conservador bíblico
(Wynarczyk, 2006). En el primer y segundo protestantismo encontramos el predominio del
pensamiento liberal con las iglesias llamadas bautistas, metodistas, luteranas, hermanos libres,
entre otras. En el tercer y cuarto protestantismo arriban las iglesias pentecostales y neo-
pentecostales con un pensamiento conservador bíblico. Como consecuencia de esta división, las
actuaciones de la población argentina evangélica en general, han sido muy diversas. Existe un
espectro amplio de posiciones e interpretaciones aglutinadas bajo un mismo nombre:
Evangélicos.

Cuando la democracia es recuperada en nuestro país, la población evangélica encuentra


una oportunidad y un espacio para llevar sus creencias al plano social y político. En 1982 se crea
la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (ACIERA) con la idea de
tener una representación inter-denominacional e independiente para lograr consolidar una
participación política unificada. La misma culminó en la creación del Movimiento Cristiano
Independiente (MCI), un partido político que participó en las elecciones legislativas por la
provincia de Buenos Aires en el año 1993. Sin embargo, no se pudo concretar debido a la falta
de apoyo necesario para triunfar a causa de la insuficiencia de votos.

En las elecciones del 28 de octubre de 2007, el 7,9% de los votos obtenidos por el PRO
en el distrito de Capital Federal le permitió acceder a Cynthia Hotton a una banca en la Cámara
de Diputados. Hotton es nacida en cuna evangélica de familia participante en la política; su padre
tuvo un rol destacado en la conformación de ACIERA y del Movimiento Cristiano Independiente.
Por lo tanto, la elección como diputada significó alcanzar uno de los cargos públicos más
relevantes en la historia de las trayectorias evangélicas en política. En el 2008, ella crea Valores
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para mi País y en el 2009 hace el lanzamiento del mismo como un partido político pluri-
confesional (Carbonelli, 2015). Al mismo tiempo, ella decide separarse del PRO e intenta unificar
a muchos sectores evangélicos. En el 2011 ella decide lanzarse a la candidatura por la legislatura
de la ciudad de Buenos Aires. VPMP obtuvo en las elecciones del 10 julio de 2011 un total 18.335
votos que no alcanzaron para obtener lugares en la legislatura porteña.

Según Carbonelli (2015), un dato necesario de la trayectoria inconclusa de VPMP es que


no sólo no consiguió generar lazos estables con la clase política y con la ciudadanía, sino que
también fracasó en el intento de solidificar alianzas con los propios líderes de su espacio religioso
de procedencia.

En las elecciones legislativas del 2015, se elevó a candidato, el pastor evangélico y Lic.
Gastón Bruno. Él creó una agrupación dentro del PRO, “Gobernar Bien. Aunque transmite ideas
y valores evangélicos, no declara ser un partido puramente confesional evangélico sino resalta
su ubicación como satélite del PRO. La información es tomada por el sitio institucional del
referente (http://gastonbruno.com/).

Con motivos pertinentes a la investigación cabe destacar que ambos Cynthia Hotton y
Gastón Bruno tienen ciertos puntos en común. Ambos son evangélicos bautistas con vocación
por participar en la escena política. Destacamos la característica bautista porque provienen del
pensamiento liberal, que en su trayectoria histórica presentan mayor inclinación hacia la
intervención política que el resto de las denominaciones. Otra característica en común es el
hecho de que ambos encontraron una identificación y un espacio con la Propuesta Republicana;
a diferencia del sector pentecostal del movimiento evangélico que se identifican más con el
peronismo.

Si bien se intentó conformar un partido político evangélico independiente de cualquier


otro, el mismo no se ha logrado debido a la falta de identificación por parte de la población
evangélico con los líderes políticos y el pensamiento de dichas iniciativas. La división más grande
dentro del movimiento evangélico se encuentra entre los conservadores y los históricos
liberacionistas. Es como se formase un dualismo ideológico con los conservadores en una punta
y los liberales en la otra. ¿Sería posible que debido la ausencia de una cosmovisión unificada del
mundo político en relación con la religión, es que los ciudadanos evangélicos no han podido
lograr una representación sólida en la escena política?

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Problema de Investigación
Luego del intento fallido de los años 90 del campo evangélico por conformar un partido político
confesional, en el 2008, durante la gestión presidencial de Cristina Fernández de Kirchner,
volvieron a intentarlo. Sin embargo, no lograron resultados positivos. Históricamente, la
identidad evangélica ha querido actuar de manera homogénea y unida, pero las divisiones
denominacionales presentaron algunos obstáculos para el cumplimiento de este objetivo.
¿Cuáles fueron los obstáculos que provocó la heterogeneidad de posiciones y pensamientos
encontradas bajo la identidad evangélica?

Objetivos de Investigación
General

Explicar los obstáculos que presentaron las divisiones denominacionales del campo evangélico
argentino durante el gobierno de Cristina Fernández en relación a la conformación de un partido
político confesional.

Específicos
 Describir al movimiento evangélico y sus participaciones públicas a lo largo de la historia.
 Comparar la visión de la esfera política del polo histórico liberacionista con la del polo
conservador bíblico.
 Explicar cómo la comunidad evangélica actuó como un grupo de presión en los procesos
legislativos del matrimonio igualitario, la despenalización del aborto y la ley de cultos.

Hipótesis
1. Las divisiones denominacionales dentro del campo de fuerzas que es el movimiento
evangélico argentino son la principal causa de fracaso en la consolidación de un partido
político confesional.
a. El polo histórico liberacionista actúa con el fin de transformar la realidad a través
de la participación en procesos políticos y sociales.
b. El polo conservador bíblico propone una abstención frente a la vinculación con
el mundo político debido a la creencia en el plano sobrenatural como espacio
de batalla entre el bien y el mal.
2. La población evangélica argentina busca, a través de la formación de un partido político
confesional, encontrar una vía institucional para influir en la toma de decisiones de la
política doméstica.

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a. El movimiento evangélico participa políticamente en la forma de un grupo de
interés.

Preguntas de Investigación
¿Qué porcentaje de la población argentina es evangélica? ¿Ha experimentado aumentos y
disminuciones de fieles desde su llegada al país?

¿Cuál fue la posición o posiciones que tomaron las iglesias evangélicas durante la década del ´80,
más específicamente durante la dictadura? ¿El movimiento evangélico se comportó cómo uno o
existieron divisiones de pensamiento y acción?

¿Cómo afectó el retorno de la democracia en la argentina a las iglesias evangélicas?

¿El movimiento evangélico es un grupo de presión o grupo de interés?

¿Qué fue y qué logró el Movimiento Cristiano Independiente? ¿Qué fue y qué logró Valores para
mi País y su creadora Cynthia Hotton?

¿Cuál es la cosmovisión del evangélico en relación al gobierno y la gestión pública y política?

¿En qué condiciones se encuentra la iglesia evangélica de principios del Siglo XXI en perspectiva
de participación política?

Justificación
El movimiento evangélico constituye la primera minoría religiosa de la Argentina,
representando un 9% de la población (CONICET, 2008). Tras algunos intentos puntuales de
unidad de pensamiento y visión inter-denominacional a través de la creación de ACIERA y del
partido político (MCI, 1993), las iglesias evangélicas no han logrado conformar un partido político
que participe en la esfera política y obtenga al apoyo de ese 9 % de la población evangélica en la
argentina ni de mayor cantidad. La labor del movimiento evangélico queda relegada a incidir más
en el mundo cotidiano de los sectores populares que en las grandes estructuras estatales. Por
otro lado, en el contexto actual de principios del Siglo XXI, podemos encontrar participaciones
políticas aisladas en forma de demanda de derechos con respecto a la ley de cultos o como
oposición a leyes contrarias a sus creencias como lo es la despenalización del aborto y como lo
fue la ley de matrimonio igualitario. De esta manera, encontramos que existe un problema de
identificación entre el movimiento evangélico y la esfera política. El presente trabajo de
investigación será relevante socialmente para el determinado sector poblacional de estudio ya
que al proponer lo que identificamos como el meollo de la cuestión, se buscarán formular
medidas de acción con el fin de beneficiar el carácter democrático de la República Argentina.
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Diseño Metodológico

Tipo de Investigación
Descriptiva y explicativa. (Sampieri, 1991) En primer lugar, buscaremos describir las propiedades
importantes del movimiento evangélico en relación a su desempeño en la escena política. En
segundo lugar, buscaremos explicar por qué en el período de principios del siglo XXI no existe
un partido político evangélico.

Método
Cualitativo. La siguiente investigación utilizará técnicas cualitativas en base a estudio documental
referidos al tema.

Técnica de Recolección de Datos


Nuestra unidad de análisis es la identidad evangélica y nuestras variables son las divisiones
denominacionales y la participación política. Para la realización de esta investigación utilizamos
una recolección e indagación documental. Las fuentes que utilizamos dos libros sobre la historia
política del mundo evangélico, artículos que relacionen las participaciones públicas evangélicas
como también artículos que proponen hipótesis acerca de porqué fracasaron en insertarse a la
esfera política. Utilizaremos, a su vez, entrevistas documentadas realizadas por teóricos y
expertos en el tema a personas reconocidas en el mundo evangélico que formaron parte de las
experiencias pasadas de intentos de participación política.

La investigación se basará en la experiencia histórica y el estudio de las actuaciones


políticas y públicas del movimiento evangélico. Será una investigación histórica y descriptiva a la
vez, ya que, realizaremos un análisis de acontecimientos históricos, los describiremos y
aplicaremos teorías sobre la participación política, los partidos políticos y los grupos de presión
para entender las lógicas de movimiento.

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CAPÍTULO 1
MARCO HISTÓRICO

1.1 La llegada del movimiento evangélico a la Argentina

Durante el tiempo de consolidación de los Estados Nacionales y el proceso de


Independencia de la República Argentina entre los años de 1825 a 1850, se produce el primer
protestantismo con una oleada inmigratoria que llegaba al país desde Europa. Las iglesias
metodistas, anglicanas y presbiterianas son las primeras en construir sus templos evangélicos en
la Argentina. En este periodo, el gobierno no permitía mayor actuación de otra religión que no
fuese de la Iglesia Católica. Por lo tanto, las primeras iglesias evangélicas tenían la visión de
ofrecer apoyo espiritual y promulgar valores liberales. Las mismas son denominadas “iglesias de
trasplante” (Villalpando, 1970) caracterizadas por mantener, preservar y transmitir sus culturas
de origen europeas. Los intelectuales liberales del momento tomaron en cuenta la ideología
protestante ya que proporcionaba a la sociedad un marco moral de convivencia humana
necesaria para la época de construcción nacional.

Entre 1880 y culminando en 1957 con la creación de la Federación Argentina de Iglesias


Evangélicas (FAIE), se produce la llegada del segundo protestantismo al país. La Iglesia Metodista
Episcopal, Bautista, de los Hermanos Libres, Ejército de Salvación, Adventistas del Séptimo Día,
Alianza Cristiana y Misionera, Discípulos de Cristo, Luterana Unida, Menonita, Luterana
Argentina, Nazarena y Congregacional son todas las que se fundaron en éste período temporal.
No sólo son de origen europea, sino que también traen una influencia protestante
norteamericana. Villalpando las denomina “iglesias misioneras” ya que orientaban sus acciones a
la expansión de la luz del evangelio en contra posición con la oscuridad traída por los católicos.

“El protestantismo misionero latinoamericano es básicamente evangélico según el


modelo del evangelicalismo americano del segundo despertar. Individualista,
cristológico, soteriológico, en clave básicamente subjetiva, con énfasis en la
santificación. Tiene un interés social genuino que se expresa en la caridad y la ayuda
mutua pero que carece de perspectiva estructural y política excepto en lo que toca a
la defensa de su libertad”. (José Míguez Bonino, Conferencias Carnaham, 1993)

El pentecostalismo llega con el tercer protestantismo a la Argentina proveniente de los


sectores populares de los Estados Unidos. Desde 1910 hasta 1990 se dan la creación de
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aproximadamente 120 templos evangélicos pentecostales (Wynarczyk, 1995). En los años 50, la
campaña evangelística del estadounidense Tommy Hicks marcó un antes y después en la
actuación del movimiento evangélico. Además, tuvo lugar en un contexto marcado por el
peronismo de modo que se dieron momentos de cooperación entre el mismo y las iglesias
pentecostales. El pentecostalismo posee un discurso de actividad social y de lucha apasionada
por la conquista de los pueblos de en manos del diablo. A diferencia de los primeros
protestantismos, el pentecostalismo tuvo una expansión masiva en Latino América (Bastián,
1999). Muchos autores especializados en el tema, (Wynarczyk, 2010; Carbonelli, 2015; Bastián,
1999) explican el éxito y crecimiento de las iglesias pentecostales por el hecho de que sus formas
de acción social, pensamiento de ayuda a los pobres y sus líderes paternalistas fueron favorecidos
por el peronismo. Favorecidos por el hecho de que el peronismo poseía estructuras de
pensamiento y de acción muy similares, más aún con el General Perón como un líder paternalista.

Hacia los años 80, a diferencia de los primeros tres protestantismos que llegaron de
forma exógena al país, el neopentecostalismo se produjo dentro del mismo campo evangélico
argentino. Gracias a influencias provenientes de Brasil y Uruguay, las iglesias evangélicas
argentinas presenciaron un gran crecimiento. Esta expansión no fue sólo en la creación de nuevas
iglesias, sino que iglesias del segundo protestantismo como las bautistas y metodistas
experimentaron una pentecostalización. Es decir, estas iglesias adoptaron cultos carismáticos, de
sanidad y de guerra espiritual; aspectos novedosos para las primeras.

“La iglesia evangélica sería hoy una minoría imperceptible si no fuera por la
presencia pentecostal.” (Saracco, 1992, p. 168)

1.2 Polarización del campo evangélico (1960-1983)

El sociólogo argentino Wynarczyk, en sus estudios sobre el movimiento evangélico, lo


denomina un campo de fuerzas por que las iglesias forman un sistema, que más allá de poseer
intereses en común, existen intereses particulares contrapuestas y disputas internas por el
predominio dentro del campo. Para los fines de esta investigación, adoptaremos la concepción
de campo de fuerzas para el movimiento evangélico.

Durante el período peronista que coincidió con la Guerra Fría, el campo evangélico en alguna
medida se encontraba unificado. Con el modelo internacional bipolar generado por la misma
Guerra Fría, la misma intensificó la segmentación del movimiento evangélico. La contradicción
dio lugar a tensiones y distanciamientos que se mantuvieron hasta la década de 1990.

La dictadura militar del año 1976 hasta 1982 fue causada por un golpe de Estado en el año
1976. La misma se denominó en un régimen cívico-militar-religioso ya que la Iglesia Católica fue

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un actor que legitimó el mismo. Este sistema impulsó la Doctrina de Seguridad Nacional con
detenciones clandestinas y desapariciones que ocultaban víctimas y con fuertes actos represivos.

Es así que, con el tercer protestantismo, el pentecostalismo, se produce un quiebre dentro


de la identidad evangélica. Se produce una polarización del campo evangélico. Por un lado,
tenemos al polo histórico liberacionista caracterizados por desarrollar una teología en defensa
de los derechos humanos, un compromiso ecuménico, significando esto una cooperación y
unidad religiosa precisamente con la Iglesia Católica y aceptación de la cultura secular. Existen
tres sectores claves en este polo: el luterano, con una gran cantidad de feligreses extranjeros, el
anglicano-metodista, con un destacado rol en obras educacionales, y el reformador-calvinista,
con un servicio comunitario destacado.

El polo histórico liberacionista desarrolló varias organizaciones con el fin de canalizar el


compromiso con los valores del progresismo cristiano y ecuménico. Una de las más significativas
fue el Movimiento Estudiantil Cristiano (MEC) que se llevó a cabo entre jóvenes promoviendo
un compromiso transformador de la realidad a través de la reflexión teológica, la participación
en los procesos sociales y culturales, y la celebración ecuménica.

También, varias iglesias (Reformada, Metodista, Discípulos de Cristo, Evangélica del Río de
la Plata, Pentecostal Argentina) vinculadas entre sí en diversas otras tareas, junto a una diócesis
católica, crearon el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos, prestando ayuda
material, legal, psicológica y pastoral a presos, familiares de presos y desaparecidos (Míguez
Bonino, 1985). De acuerdo con la documentación e investigación llevada a cabo por el
Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos, la suma demostrada de desaparecidos y
personas asesinadas evangélicas durante este período es de aproximadamente cuarenta. Aunque
es probable que sean más, debido a que no se cuenta con información respecto a víctimas que
hayan sido miembros de iglesias pentecostales, bautistas y otras denominaciones no vinculadas
a esa institución. La Iglesia Evangélica del Río de la Plata (IERP), integrante del polo liberacionista,
incorporó la Declaración Universal de los Derechos del Hombre al corpus de sus documentos
institucionales. (Wynarczyk, 2009)

La doctrina de las iglesias en tal perspectiva se resume en la teología de la liberación. En


primer lugar, el pecado queda localizado en la estructura social y admite una lectura bíblica
contextualizada en la historia. En segundo lugar, aceptan y admiten una comprensión asistida por
los recursos de las ciencias sociales y aportes de la crítica marxista. La principal crítica de los
conservadores bíblicos hacia el histórico liberacionista es la siguiente:

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“Pero los liberacionistas dejaron de lado la dimensión sobrenatural que es
esencial para el cristiano” (Berg y Pretiz, 1994; p. 44)

Por otro lado, encontramos el polo conservador bíblico. Dos de los aspectos más
importantes del mismo es el literalismo bíblico y el rechazo del “mundo” como plano corrupto.
El pentecostalismo y el neopentecostalismo son las voces de este polo y poseen una tendencia
de negación a participar en la política. Un detalle numérico es que el 60% del campo evangélico
es abarcado por el pentecostalismo. Como consecuencia, es mayor el pensamiento de rechazo
ante el mundo que aceptación del plano secular, como lo tiene el polo histórico liberacionista.
El literalismo bíblico hace referencia a la diferencia que los conservadores bíblicos llevan a la
práctica de forma literal los contenidos de la biblia, en cambio, los históricos liberacionistas
tienen una forma interpretativa y acercamiento al mundo.

Algunas características del pentecostalismo y el neo pentecostalismo (Frigerio, 1994) son:

 Atracción de las capas sociales menos favorables.


 Líderes carismáticos y con grandes poderes.
 Fuerte oposición a los sectores no cristianos, especialmente afro-brasileños.
 Estimulación de expresividad emocional.
 Propuesta de soluciones espirituales a problemas sociales.
 Amplia circulación de dinero.
 Uso intensivo de los medios masivos de comunicación.

En el período que va desde 1960 a 1970, los conservadores bíblicos establecieron formas de
trabajo propias en forma de campañas de evangelismo y fuerte actuaciones de personalidades
destacadas por su transmisión eufórica y pasional del evangelio. Sin embargo, no es a partir de
la década del 80, cuando la opresión militar termina, que el campo evangélico experimentará
auge y crecimiento. (Wynarczyk, 2009)

Paralelamente, otro dato que permite entender la expansión del movimiento evangélico es
que a partir de la segunda guerra mundial se puso de manifiesto la tendencia global hacia la
desregularización del campo religioso, provocando una renovación en el sistema mundial
pasando de la imposición de religiones oficiales nacionales a libertad de elección y profesión.

Las iglesias evangélicas pertenecientes al polo histórico liberacionista se encuentran


agrupadas en la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas (FAIE) entre otras; y las iglesias
conservadoras bíblicas se encuentran agrupadas bajo la Asociación Cristiana de Iglesias
Evangélicas en la República Argentina (ACIERA). Ambas agrupaciones jugarán un rol importante
y destacado en acontecimientos de controversia entre evangélicos y otros grupos del país.

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1.3 Etapa de mayor movilización política y social (1983-2001)

La vuelta del país al sistema democrático creó condiciones iniciales favorables para el trabajo
de expansión de los evangélicos (Wynarczyk, 2009). El contexto político del momento era muy
frágil con respecto al restablecimiento de la institucionalidad democrática republicana. Sin
embargo, la administración de Alfonsín era tolerante al movimiento evangélico. Esto se debió a
dos razones, por ser la tolerancia marca característica de su gestión y no sólo religiosa, por el
distanciamiento con la Iglesia Católica debido a su participación en el proceso militar precedente,
por su promoción de los Derechos Humanos el cual nos lleva a la cuarta razón donde Alfonsín
acogió a todas las organizaciones y asociaciones civiles que militaban por los Derechos Humanos;
entre estas se encontraban líderes evangélicos del polo histórico liberacionista. (Maróstica,
1997). Cómo esto favoreció al movimiento evangélico en general, los conservadores bíblicos
optaron por no resaltar sus diferencias y utilizar esta oportunidad como propulsor de
movilización religiosa.

En este cuadro de transición del Estado argentino es que se produce el cuarto


protestantismo, el neopentecostalismo. Cabe recordar que el mismo incluía la creación de un
gran número de iglesias pentecostales y un proceso de pentecostalización de iglesias
pertenecientes al polo histórico liberacionista. Estos grupos construyeron otra forma de
dualismo. El dualismo negativo original del polo conservador bíblico establecía un rechazo hacia
la sociedad y la cultura para ser del “mundo” como aspecto negativo en el cuál los cristianos no
debían involucrarse. Es así que gracias a este proceso que se construye un nuevo dualismo, un
dualismo positivo que predicaba un avance sobre el mundo y una desclasificación de la política
de la zona del mal (Wynarczyk, 2009).

Podemos encontrar que en este período inicial de 1981-1983 tres formas de experiencia
política del novedoso estado del movimiento evangélico. Éstas son la creación de la agrupación
Asociación Alianza Evangélica Argentina (ALEVA), Civismo en Acción (CEA) como proyecto
para brindar a la sociedad civil servicios en general, y la migración de muchos evangélicos a
integrar el Partido Demócrata Progresista y el Partido Socialista Democrático con la colocación
de un militante bautista a candidato por diputado nacional. (Wynarczyk, 2009)

A su vez, vale mencionar que fue en ésta etapa de transición cuando se consolidó el
denominacionalismo de las iglesias evangélicas. Es decir, que anteriormente existen iglesias con
distintas doctrinas, pensamientos e interpretaciones del evangelio, pero no existía una
reglamentación o división oficial y legitimada dentro del campo evangélico. Se consolida en el
movimiento evangélico de América Latina el concepto de iglesia como un sistema de
denominaciones con fronteras rígidas: bautistas, hermanos libres, pentecostales, asambleas de
Dios, etc.
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En el lapso de 1986 a 1991 tuvo lugar la fuerte expansión del movimiento evangélico.
Alcanzó el auge de su presencia pública, especialmente en el año 1986, con el incremento notable
de la visibilidad pública de las iglesias, las campañas de evangelismo y sanidad y los
emprendimientos mediáticos en la televisión y radio (Wynarczyk, 2009). Además, tuvo lugar la
aparición de un nuevo tipo de líder, el pastor empoderado por el Espíritu Santo. Históricamente,
nunca se le había dado tanto lugar e importancia al Espíritu Santo como lo fue en este período.
Este nuevo liderazgo traía aparejado nuevas formas de acción colectiva relacionadas a la lucha
contra Satanás ocupando espacios que el “mundo” tenía. Cuando hablamos espacios nos
referimos a todo ámbito no eclesiástico como la política, la educación, la salud, etc.

Un personaje destacado del momento fue Carlos Annacondia a través de sus campañas de
predicación y sanidad. Produjo una movilización social religiosa y popular tan grande que resultó
en la ruptura del principio denominalista. Es decir, Annacondia impulsaba a que todas las iglesias
evangélicas fuesen partícipes de sus cruzadas, contribuyendo a la generación de una nueva
identidad colectiva evangélica. Fue en el período entre 1985 y 1987 que Annacondia alcanzó el
punto máximo de su carrera con resultados muy positivos en términos de cantidades de
conversos. (Wynarczyk, 2009)

A partir de él es que ciertos pastores que participaron de estas campañas tomaron impulso
y adoptaron la mirada de Annacondia. Los tres más importantes fueron el pastor Omar Cabera
de la iglesia Visión de Futuro, el pastor Héctor Aníbal Giménez de la iglesia Ondas de Amor y
Paz y el pastor Claudio Friedzon de la iglesia Rey de Reyes.

La difusión de mega-iglesias es el dispositivo central del proceso de crecimiento del campo


evangélico, aquellas funcionado como redes independientes, aunque formalmente pertenezcan a
alguna denominación. (Algranti, 2011)

Joaquín Algranti, en el año 2011, presenta un estudio sobre las mega-iglesias evangélicas,
específicamente la de Rey de Reyes, destacando el carácter neo-pentecostal del mismo. Entre
las principales conclusiones del libro, podemos destacar aquella que afirma que el verdadero
acto político de las mega iglesias radica en el hecho de hacer de la Iglesia la mediación insalvable
del hombre con la sociedad, con los otros y consigo mismo. En esta línea, la propuesta del
modelo, apunta a participar de las estructuras partidarias tal y como existen según la inclinación
ideológica de cada uno. En este sentido, el campo de acción del neo-pentecostalismo para “llevar
el evangelio” serán el sujeto, los valores, la familia, pero también el barrio, el entorno laboral,
las necesidades sociales y aquellos otros espacios desprestigiados por la política. Por este motivo,
Rey de Reyes se destaca por actuar en espacios concretos en el ámbito de la familia, la educación
y la asistencia social sin contar con una participación relevante en la política partidaria. (García
Somoza, 2010)
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En el año 1991, Raúl Scialabba realiza una convocatoria para una reunión con distintos
referentes evangélicos con el fin de crear un proyecto de “ciudadanía evangélica”. El mismo había
sido ese candidato a diputado a inicios de la recuperación de la democracia por el Partido
Socialista Demócrata. Llamó a líderes, pastores, referentes evangélicos con la idea de lograr
buscar formas de tener mayor participación en la vida política de la Argentina.

Raúl junto a su equipo habían tomado el ejemplo de los evangélicos en Perú y Brasil con su
bancada evangélica y sus posiciones de influencia en la toma de decisiones gubernamentales. Este
grupo se lo conoció como el Grupo Rochaster, ya que la serie de reuniones se realizaron
justamente en el Hotel Rochaster de la Ciudad de Buenos Aires. Dentro de los convocados,
había personas de ambos polos del campo evangélico. En el siguiente cuadro mostraremos los
objetivos que intentaron establecer y que no lograron ponerse de acuerdo.

Cuadro N°1 Objetivos de las reuniones del Grupo Rochaster


Liberacionistas Pentecostales (Cons. Bíblicos)
Proponían objetivos más universales y laicos Constituirse como fuerza cristiana con el fin
con la perspectiva de sintonizar con la de reconstruir la sociedad bajo el gobierno de
sociedad y la cultura. las ordenanzas de la Biblia.
Partido político como forma de respuesta
ante el lugar privilegiado que poseía la Iglesia
Católica teniendo el Estado a su favor.
Fuente: Elaboración propia en base a Wynarczyk, 2009.

Los evangelicales liberales que tomaron la iniciativa de hacer las reuniones en el Hotel
Rochester, provenían de los sectores medios y medios-altos educados en la universidad. Los
pentecostales, que fueron invitados a estas reuniones, provenían del Conurbano Bonaerense.
Según una entrevista realizada a Scialabba, hubo dos elementos claves que provocaron el fracaso
de estas reuniones. Primero, la escasa o casi nula formación política de la mayoría de las personas
que se acercaron y segundo, muchos tenían la idea de la creación de un partido de masas que
sus líderes por el solo hecho de estar, arrastrarían a todos sus feligreses (Wynarczyk, 2010).

La movilización religiosa de los evangélicos entre 1980 y 1995 fue acompañada por un
contra-movimiento. Existían quienes no confiaban en los evangélicos y los percibían como un
peligro para la identidad nacional y los intereses del pueblo. El contra-movimiento se denominó
activismo “antisectas”, el cual desarrolló la capacidad de influir en los medios de forma opositora
a la actividad evangélica. La manifestación más importante en Argentina surge del rol del
periodista Alfredo Silletta en los medios y con sus libros acerca de las sectas. A pesar de cómo
podría haber afectado esta campaña negativa del activismo “antisectas” con respecto a los

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evangélicos, las inscripciones en el Registro Nacional de Cultos no católicos muestran un alza
en los evangélicos que alcanzó la cima entre 1985 y 1995. (Wynarczyk, 2009; Silletta, 1985).

Cuadro N°2 Evangélicos en Argentina, según censos nacionales


CANTIDADES 1895 1947 1960 1991

POBLACIÓN
4.044.911 15.893.827 20.013.793 32.615.528
DEL PAÍS

PORCENTAJE
0.7% 2% 2.6% 9%
DE EVANGÉLICOS

EVANGÉLICOS
28.314 317.876 520.358 2.935.396
ESTIMADOS
Fuente: Elaboración propia con datos de Wynarczyk, 2009 y de los censos nacionales mencionados.

A partir de 1994, el fenómeno de las acciones antisectas experimentaban un declive


gracias a la dificultad por sostener sus argumentos y la mayor capacidad de defensa adquirida
por las mismas sectas. Las teorías que ellos sostenían eran de “lavado de cerebros” y el “caballo
de Troya”. (No es pertinente a esta investigación en qué consistió cada una, pero para más
información puede recurrir a Wynarczyk, 2009).

Con la creación del Registro Nacional de Cultos y el informe realizado en el año 1995,
el cuál investigó las religiones y sectas en cuestión, los evangélicos pudieron correrse del término
secta e impulsaron la estrategia de la “unidad de la iglesia”. La misma adoptó la medida de crear
un colegiado que representase a todo el campo evangélico. Luego del ataque anterior, decidieron
unirse para lograr sobrevivir a futuros ataques exteriores. El hecho más importante de esta
estrategia fue el Encuentro Nacional de Pastores Evangélicos con el lema “Nuestra Misión Hoy”
en octubre de 1992 en Carlos Paz, Córdoba. El encuentro contó con el auspicio de federaciones
de ambos polos. (Míguez Bonino, 1992).

Con interpretaciones contrapuestas de referentes y teóricos del movimiento evangélico,


la estrategia de unificación significó una transformación desde su condición de antagonismo
mutuo, marcado por los espacios denominacionales, en un movimiento cohesionado o en el
reconocimiento del mundo evangélico como el campo evangélico, un campo de fuerzas
(Maróstica, 1997; Wynarczyk, 2009). La principal meta que se propusieron fue la igualdad de
cultos. Sin embargo, una vez más fracasó ya que tomaron el liderazgo aquellos evangélicos
liberacionistas clásicos, no dándole lugar a pastores pentecostales o neo-pentecostales.

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Es así que los conservadores bíblicos optaron por iniciar proyectos y participar de la
arena política por sí sólo. Presentaron un proyecto para la ley de cultos (Proyecto Centena),
organizaron campañas de lobby ante diputados de la nación y se entrevistaron en dos ocasiones
con el presidente Carlos Saúl Menem, una en el año 1990 y la otra en 1993. Frente a los avances
de estas acciones, la estrategia de unidad volvió a florecer y se adaptó a las condiciones del
momento. Así surgió la Comisión Tripartita en el año 1993 que era un equipo que congregaba
a las tres principales federaciones del campo evangélico, FACIERA (conservadores bíblicos),
FECEP (pentecostales), y FAIE (históricos liberacionistas).

Otro intento de ingreso de los evangélicos en la esfera política fue la creación de un


partido político confesional: El Movimiento Cristiano Independiente (1991-1995). La nueva
iniciativa tenía como proyecto político colocar a la sociedad bajo el gobierno de la Biblia y
obtener un espacio de poder para las iglesias del campo evangélico. Parte de la idea de crear un
partido político confesional vino por influencias exteriores, específicamente de Perú y Brasil.
Ambos países contaban y cuentan hoy con una fuerza política evangélica y una bancada evangélica
en el Congreso Nacional.

Todos los documentos del MCI adolecían de una ausencia notable de referencias a la
realidad socio-política de cualquier ámbito de la sociedad. Habían establecido enunciados que
resultaron tan genéricos que cualquiera los podría aceptar. El problema era, entonces, identificar
el aspecto diferenciador entre un partido político confesional y un partido político tradicional.
A continuación, ejemplificaremos los tres primeros enunciados publicados en la Plataforma
Política del MCI en el año 1991:

I. Consideramos que los principios, derechos y garantías establecidos en la Constitución


Nacional deben tener plena vigencia.
II. Pondremos especial énfasis (en materia de Derechos Humanos) en la revisión de la
legislatura actual, de modo que sea apta para la defensa de los derechos que se
consagran en la Constitución Nacional.
III. Habrá amplia libertad para la expresión de ideas.

La primera contienda electoral del que participó el Movimiento Cristiano Independiente


fue el 3 de octubre de 1992 en las elecciones parlamentarias nacionales. Se presentó en el 21%
de los 127 distritos electorales de la Provincia de Buenos Aires con la “lista 78”. Los candidatos
provenían de iglesias pentecostales y evangelicales. Sin embargo, la carencia de recursos del
partido fue notorio ya que no tenían dinero suficiente para la impresión de las boletas. Un análisis
de los datos electorales tiende a mostrar que la performance del MCI fue restringida y muy
insuficiente para llevar adelante el emprendimiento partidario (Wynarczyk, 2010).

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El punto culmine de ésta unidad estratégica fue en 1994 con la Reforma Constitucional
cuando los evangélicos no actuaron unidos, sino que existieron dos líneas de acción que
respondían a los dos polos. Los conservadores bíblicos colocaron el acento en la defensa de los
intereses del movimiento evangélico y las demandas por la igualdad religiosa. Los históricos
liberacionistas actuaron por otra parte, en consonancia con la tradición ecuménica con el
catolicismo y proponían la separación total entre Estado e Iglesia y la abolición de los requisitos
confesionales para el presidente y vicepresidente.

Para el año 1995, en el MCI continuaba un remanente minoritario y, al mismo tiempo,


ya existía en la provincia de Córdoba, el Movimiento Reformador (MR) como hijo del MCI. En
esas elecciones Carlos Saúl Menem ganó por segunda vez la Presidencia de la Nación. En cuanto
a los votos del MCI, por tercera vez resultaron insuficientes para conseguir cargos (El Puente,
1995). En la provincia de Córdoba, el MR también se quedó sin cargos. Frente a las denuncias
del gobierno de Menem por ser corrupto y mal visto por la población, aparece el FREPASO
(Frente País Solidario), como una agrupación de izquierda moderna. Los evangélicos separados
del MCI sintieron afinidades con el FREPASO en temas morales y éticos como la decencia pública
y la justicia. Es así que la participación evangélica en las elecciones de 1995 fue dividida entre el
MCI y el FREPASO.

Hilario Wynarczyk en su obra “Sal y Luz a la Naciones”, publicada en el año 2010, cuenta
sobre la vinculación de los evangélicos con la política argentina en el transcurso de tiempo que
va desde 1980 hasta el 2001. Un aspecto fundamental de su aporte son las razones, que él
considera, para el fracaso de los intentos de los evangélicos en proyectar y sostener un partido
político. Esas son las siguientes, resumidamente:

I. La misma cosmovisión del mundo de la política como necesitado de


transformación y salvación.
II. La indefinición e insatisfacción con los representantes y líderes.
III. Carencia de contención pastoral por la relación construida entre los
pastores y fieles.
IV. Controversias entre las federaciones y contradicciones internas.

Los evangélicos perdieron las elecciones y quedaron desanimados y frustrados. Su arduo


trabajo por representación y en el reclutamiento no dieron frutos. A partir de este momento,
esta unidad se desintegraba poco a poco. Algunos abandonaron completamente. Otros se
afiliaron al partido Democracia Cristiana y consiguieron cargos internos.

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“Pero yo quiero hacer una aclaración previa. Por el nombre del partido
(Democracia Cristiana), nunca fue un partido confesional. Siempre fue un
partido abierto a incorporaciones de todos los sectores de la comunidad”
(Raúl Pardo, Dirigente de DC, 1997)

Para las elecciones presidenciales del 24 de octubre de 1999, los evangélicos participaron
bajo la conducción de la DC. Compartían con el sector de centro-izquierda la visión de país
opositor al progresismo y al gobierno de Menem. Lo único que lograron alcanzar fueron
posiciones en municipios menores. Allí culminó el trabajo en conjunto y los evangélicos siguieron
por otros rumbos.

1.4 Evangélicos en la arena partidaria contemporánea

Desde el inicio del 2001, las intervenciones evangélicas en la política optaron por una
estrategia diferente. No buscaron formar partidos políticos, sino que se involucraron con otras
afiliaciones partidarias, ampliando su campo electoral. Desde el 2001 hasta el 2007 no se
registran importantes acontecimientos con respecto a la aparición de los evangélicos en las
esferas pública o política.

Sin embargo, en el lapso que va desde el 2008 al 2011 encontramos el festival evangelista “Sí
a la Vida” del pastor Luis Palau, el levantamiento de la figura política y evangélica de la diputada
Cynthia Hotton, la creación de dos organizaciones evangélicas internacionales: JUCUM y
Parlamento y Fe, la intervención de los evangélicos en el conflicto del gobierno nacional con el
sector agrario. (Carbonelli, 2015)

Este resurgimiento de la intervención evangélico en ámbitos políticos se dio de una forma


novedosa y distinta. Comenzaremos por la diputada Cynthia Hotton. Ella realizó su carrera
política en el partido RECREAR desde el año 2003, hasta que en el año 2007 obtiene una banca
en el Congreso Nacional. Desde ese momento, el eje de su gestión se proyectó en lograr una
identificación religiosa con el sector evangélico del cual ella pertenece. (Carbonelli, 2015)

En el año 2008, Hotton presenta su agrupación política Valores Para Mi País (VPMP)
como un espacio orientado a la defesa de valores considerados esenciales: la honestidad en la
gestión pública y la protección de la vida humana y de la familia. (Carbonelli, 2015) El perfil de
las actuaciones públicas del proyecto de Hotton se basa en tres ejes:

a) La presentación de un nuevo proyecto de libertad religiosa


b) La oposición a la despenalización del aborto el matrimonio igualitario
c) La construcción de un discurso anti-corrupción y favor de la transparencia

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Se le llama a la performance de Hotton el clivaje de los valores, tal como lo formularon
Lipset y Rockan, que alude a las divisiones históricas que atravesaron el campo social en las
sociedades. VPMP propuso un nuevo tipo de clivaje que distinguió entre “corruptos y los que
promueven la muerte” de un nosotros, transparente, honesto y a favor de la vida”.

En el período 2009-2011, la intervención de la líder en debates parlamentarios como el


matrimonio igualitario y la ley de presupuesto activó y movilizó fuertemente a sectores
evangélicos llegando a apoyar a la diputada. Sin embargo, se encontraron, una vez más,
limitaciones y una derrota electoral en el 2011. Tampoco alcanzó el caudal electoral para
continuar la carrera. (Carbonelli, 2015)

También se desarrollaron trayectorias evangélicas en las intendencias de diferentes


municipios del Conurbano Bonaerense, correspondientes a las candidaturas de líderes y pastores
pentecostales.

 Malvinas Argentinas, 2007- Pastor César Castets


 José C. Paz, 2007- Pastora Karina Luna
 Hurlingham, 2011- Walter Ruiz Díaz
 Quilmes, 2011-Ángel Annacondia

Gracias a las actividades de contención brindadas por las iglesias evangélicas en los
sectores populares del Conurbano Bonaerense durante la época de los 90, este anclaje
representó su vía de acceso a la arena política ya que contaban con la relación con el peronismo,
principal fuerza política del área. Pese a estas oportunidades, en ambas elecciones del 2007 y
2011, ninguna presentación evangélica logró un cargo público.

“Las distancias entre las proyecciones políticas estudiadas ponen en evidencia


el carácter relacional, heterogéneo y flexible de la identidad evangélica en el
espacio político.” (Carbonelli, 2015, p. 194)

Sumado al auge de la intervención política de los evangélicos, en marzo del 2008, el


pastor Luis Palau junto con la diputada Cynthia Hotton y el apoyo del Gobierno de la Ciudad
realizó un festival evangelístico en el Obelisco. El evento tuvo una altísima convocatoria, aunque
levantó sospechas acerca de una negociación secreta en el que el Gobierno de la Ciudad buscaba
obtener votos cautivos evangélicos para las siguientes elecciones.

A su vez, surgieron dos experiencias políticas evangélicas que se destacan por su


vocación global. En primer lugar, tenemos Parlamento y Fe que proyecta su trabajo pastoral a
nivel intimo con legisladores procurando incidir en su vida personal. En segundo lugar, tenemos
a JUCUM (Juventud con una Misión) cuya política pastoral se orienta tanto a la formación de
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cuadros dirigenciales evangélicos como a la crítica de aquellas iniciativas contrarias a las creencias
del mismo. En la medida en que las organizaciones mantengan un anclaje local y no de extensión
hacia la esfera política, los resultados se ven positivos. (Carbonelli, 2015) Ambos funcionan hasta
la actualidad (2016).

Un grupo de investigadores (Jones, Algranti y Maróstica, 2010) realizaron una


exploración acerca de las declaraciones y acciones de la identidad evangélica entre los años 2003
al 2009 con respecto a la moral sexual en la Argentina. La estrategia metodológica utilizada fue
cualitativa, dentro de la cual realizaron un relevamiento y sistematización de fuentes secundarias.
El estudio comienza con el documento “Aborto y homosexualidad, la postura de las Iglesias
Cristianas Evangélicas afiliadas a ACIERA” y la declaración “Preocupación frente a la Ley de
Unión Civil”. Ambas se publicaron luego de que en el año 2002 se aprobase la Ley de Unión
Civil en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y claramente manifiestan su rechazo a la misma.

En junio de 2004, la Comisión de Educación de la Legislatura porteña presenta un


proyecto de ley “Directrices de Educación Sexual Integral” planteando abordar temas como
orientación sexual, masturbación, género y diversidad (proyecto de ley Nº 2081/2003). En
septiembre dicha comisión abre una ronda de consultas y el proyecto es rechazado públicamente
por ACIERA, afirmando que una ley de educación sexual debe ser respetuosa de las creencias
religiosas de la familia y crear espacios para la participación de padres. La Legislatura presenta
uno alternativo en consonancia con las demandas de la ACIERA, otorgando un papel primordial
a los padres y establece un Programa de Talleres de Educación Sexual para padres de alumnos.
La Federación Argentina de Iglesias Evangélicas (FAIE) publica una “Declaración sobre educación
sexual” que no toma partido por ninguno de estos proyectos e insiste en convocar al diálogo.
Al día siguiente la IELU y la IERP (dos organizaciones evangélicas) apoyan el proyecto
“Directrices” mediante el documento “Aportes para el diálogo con relación a la Educación
Sexual Integral en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”, en oposición implícita a lo afirmado
por la ACIERA.

El caso más reciente de intervención evangélica en la política se realizó de una forma


diferente a las precedentes. Se dio de la mano del pastor evangélico y politólogo argentina
Gastón Bruno. Comenzó su carrera profesional trabajando para ACIERA y luego trabajó con
Hotton en la movilización en contra del matrimonio igualitario. En el año 2014, creó el espacio
Gobernar Bien que se consolidó como una Corriente Nacional dentro del PRO. Representa un
movimiento de más de 2.000 dirigentes políticos. El alcance de la Corriente GB se extendió a
todo el territorio nacional bajo los postulados de aportar al sistema político personas idóneas y
honestas. En las últimas elecciones del 2015, fue candidato a diputado nacional por la Ciudad de
Buenos Aires. Toda esta información se encuentra en la página web del diputado.

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CAPÍTULO DOS
Marco Teórico

2.1 Política y Religión

Con lo que respecta la formación del Estado secular y el orden político, se debe llevar a
cabo una constitución neutral y optar por una posición imparcial en el proceso de toma de
decisiones. Desde este principio de neutralidad, se entiende que una democracia está basada en
un Estado de derecho. El mismo, en lo qué respecto a religión, autoriza a los ciudadanos para
que lleven la vida religiosa que prefieran. Por lo tanto, no se las puede discriminar en su papel
de colegisladores democráticos. En la esfera pública, el Estado liberal no puede censurar las
expresiones de ciudadanos creyentes, ni puede controlar sus motivos cuando van a votar.
(Tassara, 2016)

Habermas, en su estudio sobre la política y la religión, concibe a la sociedad


contemporánea con la expresión “post-secular”, esto es, la sociedad que ha superado al laicismo.
Las sociedades modernas contemplan la existencia, aún hoy en la actualidad, de grupos religiosos
relevantes, aunque las sociedades mismas estén en gran parte secularizadas. Propone la
diferenciación entre secular y secularista. La primera posee una actitud indiferente que se
comporta de una manera agnóstica frente a las pretensiones religiosas, los secularistas adoptan
una actitud de apertura frente a las doctrinas religiosas y aquellas gozan de una importancia
pública. (Tassara, 2016).

“Mientras la opinión pública políticamente relevante se alimente de este


depósito del uso público de la razón por parte de ciudadanos creyentes y no
creyentes, debe formar parte de la auto-comprensión colectiva de todos los
ciudadanos el hecho de que la legitimación democrática formada
deliberativamente se nutra también de voces religiosas y de interacción con la
religión” (Habermas, 2015, p. 106)

Aunque los aportes realizados por creyentes no provengan de razones lógicas y


científicas, el no aceptarlas o discriminarlas o pensar que son menos a los aportes de no
creyentes afectaría fundamentalmente a las bases del Estado democrático. Se debe lograr el
debate y el consenso entre todos los ciudadanos, creyentes o no, para lograr procesos
democráticos y de aprendizajes más justos y equitativos. (Tassara, 2016)

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2.2 Participación política

La posibilidad de acceso a participar en la esfera política surge a partir de dos procesos:


la exigencia desde el sector popular por una ampliación de sus derechos políticos y la necesidad
de los grupos en el poder de sellar nuevas alianzas con estos sectores en búsqueda de legitimidad.
Así comienza el desarrollo del Estado contemporáneo donde la representación ya no es por
mandato, sino que es libre y directa. Es decir, el ciudadano común podía participar en política
con su propia identidad.

Esta apertura condujo a la creación de un nuevo canal de influencia desde los intereses
privados hacía la gestión pública. Necesariamente debieron organizarse para lograr mayor peso
y capacidad de escucha por parte de los dirigentes. Así, los intereses privados obtuvieron un
modo de expresión política y una nueva dimensión aglutinante.

“Los movimientos sociales y los partidos políticos son la mayor expresión de este
fortalecimiento de la organización privada en la política y de su ambivalencia”
(Pizzorno, 1975)

Lo que antes existía eran los partidos de nobles, en los cuales los representantes eran
de la élite del país. A partir de los cambios, los mismos se transformaron en partidos de masas.
Lo característico de estos partidos es que no sólo son un instrumento de participación sino fin
de la participación misma. Éstas, según Pizzorno, funcionan bajo un sistema de solidaridades. La
acción que le es propia es la que tiende a igualar para todos, la pertenencia a determinada
colectividad. La participación política es una acción que es cumple en solidaridad con otros.

En contraposición, existen los sistemas de intereses en donde las acciones se hacen en


vista al interés de actores individuales y no en base a una solidaridad entre todos los participantes
del sistema. También implica un sistema de valores comunes compartidos objetivamente. Los
sistemas de solidaridades operan sobre un sistema de intereses con la distinción que actúan con
el fin de obtener resultados para la mayoría y no para algunos. En este proceso se crean áreas
de igualdad, dado que el sistema de intereses es un sistema de desigualdades, se forma un sistema
de solidaridades en la medida que se nieguen las desigualdades sobre un área de acción.

El aporte de Pizzorno, además, desarrolla dos hipótesis acerca de la participación


política. La primera la llama el modelo de la conciencia de clase y la segunda, el modelo de la
centralidad. La propuesta de la primera expone que la participación política es mayor cuanto
más grande es la conciencia de clase. Sin embargo, hay conciencia de clase cuando hay acción de
clase y ésta promueva la participación política. Aunque la hipótesis se transforme en una
tautología a causa de esta afirmación, Pizzorno encuentra que cuanto más una persona participa

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junto con otros de la acción, con vistas a fines colectivos, cobrará conciencia de esos fines e
impulso para participar. (Pizzorno, 1975)

De allí desprende tres supuestos: sólo la organización puede permitir la adquisición de


una conciencia de clase. “La organización no sólo traduce las necesidades objetivas del conjunto,
sino que las transforma en fines.” El segundo supuesto dice que la conciencia de clase, y por lo
tanto la solidaridad y la participación, son más fuertes cuanto más fuerte es la lucha o la tensión
con un adversario. Por último, cuando la organización llega a un estado de efervescencia es
cuando su fundamentan nuevos valores de grupo, lo que Marx llamaría un momento
revolucionario. (Pizzorno, 1975)

El modelo de la centralidad establece que la participación política es mayor cuanto más


elevada es la posición social de un individuo. Éste se centra en la dimensión centralidad-
perifericidad que refiere a la posición de que goza un individuo en el grupo si de mayor o menor
proximidad con respecto a un “centro” del mismo grupo. El centro vendría a ser el círculo de
las posiciones más importantes y en condiciones de producir decisiones de alcance político y se
habla de una profesión política. El segundo nivel que le sigue es el medio, característico de las
posiciones privadas y el último es el más bajo con poco interés e importancia. (Pizzorno, 1975)

2.3 Partidos Políticos

Giovanni Sartori es un filósofo italiano e investigador de política comparada con obras


muy reconocidas e importantes para la Ciencia Política. Entre ellas encontramos al libro
“Partidos y Sistemas de Partidos”, que utilizaremos para conceptualizar a los partidos políticos.

Comienza su estudio explicando el motivo por el cual surgieron los partidos políticos y
la transición que experimentaron de pasar a ser sinónimo de facción a diferenciarse
completamente de la mano de Burke en 1770. De allí, explica el surgimiento del fenómeno del
pluralismo y establece que los partidos se volvieron respetables, a diferencia de la connotación
negativa que cargaban las facciones por ser subversivas, cuando se los relacionará con la
diversidad y el liberalismo.

El pluralismo implica la participación política voluntaria de afiliaciones múltiples. Es decir,


hay pluralismo cuando las sociedades son conformadas por una multiplicidad de grupos
desarrollados de manera asociativa y no impuesta ni obligada. Sartori desprende de allí que
existen tres tipos de partidos, el que permanece fuera de la esfera de gobierno, el que opera
dentro del gobierno por no gobierna y el que, definitivamente, gobierna. La transición histórica
surgió de la siguiente manera:

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El Gobierno responsable se practicada en el siglo inglés XVIII y se basaba en la
responsabilidad de los ministros del parlamento, formando partidos parlamentarios. Con el
aparecimiento de las elecciones, se solidifican los partidos y se pasa desde el gobierno
responsable al gobierno responsivo. Estos hechos son englobados bajo la primera emancipación
que dan el nacimiento de los partidos electorales. Con este proceso, nace el gobierno de partido
que en poco tiempo daría lugar a los partidos de masas, siendo esta transformación la Gran
emancipación. Sartori dice que sólo se puede recapturar y reconstruir la razón fundamental del
partido sobre la base de tres premisas: los partidos no son facciones, son parte de un todo y
son canales de expresión. Ésta última es su función primordial, ser un instrumento de
representación con el fin de que las personas puedan expresar sus demandas.

“Los partidos políticos son instituciones básicas para la traducción de las preferencias
de las masas en política pública” (Key, 2005, p.112)

Además, define a un sistema de partidos como un sistema pluralista de partes que expresan las
opiniones de los gobernados. Luego, diferencia entre el Partido Único y el pluralismo partidario.
En el primero, los líderes compiten entre ellos de forma directa siendo una competencia inter-
partidaria (dentro del mismo partido). En el segundo, los líderes compiten indirectamente en
una competencia intra-partidaria (entre distintos partidos).

Todos los gobiernos comparten la propiedad de la comunicación. Todo gobierno de


partidos comparte la propiedad de la canalización, pero sólo los sistemas de partidos comparten
la propiedad de la expresión. En otras palabras, la comunicación trasciende la existencia de los
partidos. Sin embargo, la canalización y la expresión requieren de la existencia de ellos.

Aquí diferencia entre el sistema Estado-Partido, cuando un partido se convierte en el


Estado, y el sistema de partidos. En el primero, la comunicación es desde el Estado hacia la
sociedad sin elección de canal en donde prevalece la represión sobre la expresión. En el segundo,
la comunicación es expresiva y es desde la sociedad hacia el Estado con elección de canales de
transmisión. (Sartori, 2005)

Sartori define a los partidos políticos a partir de lo que no son y para qué son. Un
partido, como mencionamos anteriormente, no es una facción, ni un movimiento o asociación
política, ni un grupo de interés o de presión. Un partido es cualquier grupo político que se
presenta en elecciones y es capaz de posicionar candidatos para gobierno. El pluralismo de
partidos implica una institucionalización del disenso y presuponen diversidad.

Cualquiera que sea la disposición orgánica, un partido es una suma de individuos que
forman constelaciones de grupos rivales. El partido en sí mismo es un sistema cuyas partes son
las subunidades del partido. Éstas subunidades se encuentran divididas en tres términos:

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fracciones, facciones (grupo específico de poder), y tendencias (conjunto establecido de
actitudes). Además, las subunidades contienen dimensiones: de la organización, de motivaciones,
de la ideología y de izquierda-derecha. (Sartori, 2005)

A nivel sub-partido existe la estructura de oportunidades, entendida por Sartori como


el contexto general de recompensas, privaciones, pagos y sanciones en que viven y actúan las
personas del partido. Esto es importante en torno a cómo el partido pierde o controla a sus
fracciones. De ello se desprende que la política visible, aquello que es expresado en la
competencia electoral, está condicionado por la política invisible del partido, esto es, el
comportamiento y la organización intra-partidaria.

Asimismo, el sistema electoral es central en la estructura de oportunidades porque


conlleva grandes compensaciones o grandes privaciones. En un sistema electoral de mayoría
relativa, en donde el ganador se lleva todo, el número de fracciones dentro del partido tenderá
a reducirse o fusionarse. En un sistema de representación proporcional, el partido permitirá una
cantidad muy elevada de facciones, pero con el establecimiento de un umbral de representación.
Es decir, quedarán aquellas fracciones con el poder suficiente para alcanzar el umbral. (Sartori,
2005).

Por otro lado, nos encontramos con los modelos de partidos del profesor Ángelo
Panebianco, Modelos de Partidos. Según él, el proceso de formación de un partido político
contempla la necesidad de elección y equilibrio de algunas exigencias contradictorias, las clasifica
como cuatro dilemas organizativos. Todo partido político debe solucionarlas exitosamente para
lograr la consolidación del mismo.

El primer dilema plantea la disyuntora entre el modelo racional versus el modelo del
sistema natural. En el modelo racional, las organizaciones son instrumentos para la realización
de fines específicos. La organización, tanto en sus actividades como en su orden institucional,
van a depender de la existencia de una causa común, de un verdadero objetivo. Por otro lado,
el modelo del sistema natural es una estructura que responde y se adapta a una multiplicidad de
demandas por parte de sus seguidores. (Panebianco, 1993)

El segundo dilema organizativo se basa en la perspectiva de que existe una oferta


manifiesta u oculta por parte de los líderes de la organización hacia los participantes. Ésta tiene
dos formas:

 Incentivos colectivos: Aquellos que la organización distribuye con el fin de asegurar la


necesaria participación. Son dadas en forma de beneficios o promesas para todos y en
la misma medida para todos. Algunos ejemplos son la identidad, la solidaridad y las
ideologías.
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 Incentivos selectivos: Estos son otorgados por la organización en forma de beneficios,
pero solamente para algunos de los partícipes y de forma desigual. Algunos ejemplos son
el poder, el status y recompensas materiales.

La necesidad del partido de distribuir ambos tipos de selectivos provoca el dilema, al ser
contradictorios. La organización debe encontrar el equilibro entre satisfacer las exigencias de
intereses individuales y alimentar las lealtades del resto de los seguidores. La ideología jugará un
importante papel para mantener la identidad y ocultar las desigualdades (Panebianco, 1993)

El tercer dilema tiene que ver con el tipo de relación que la organización posee con su
entorno. Una tendencia será hacia la adaptación al ambiente en el que está insertado y la otra
será hacia la dominación y transformación del entorno que la rodea. La elección de la estrategia
dependerá del tipo y las características del ambiente El fin de las relaciones mantenidas con el
entorno es para lograr reducir incertidumbres para el desarrollo de estrategias y realización de
acciones. (Panebianco, 1993)

El último dilema implica el papel que ejercerán los líderes de la organización. La cuestión
radica en que los mismos posean una libertad amplia de acción o que existan restricciones
organizativas para limitar sus acciones.

Un partido es una estructura en movimiento que va evolucionando a lo largo del tiempo y


se va adaptando a los cambios exteriores. Los factores que inciden mayormente sobre su
estructura organizativa son su historia organizativa y las relaciones que establece con su entorno,
el cual se encuentra sujeto a continuos cambios. En sus inicios, en el proceso de construcción
del partido, los líderes sean carismáticos o no, desempeñan un papel crucial. Ellos son los que
proponen la ideología, elijen la base social y construyen la identidad colectiva. (Panebianco, 1993)

La institucionalización es el proceso mediante el cual la organización incorpora valores y


fines de los fundadores del partido y adquiere un valor en sí misma. La organización se convierte
ella misma en un fin. Esto se logra a través de dos pasos: el desarrollo y difusión de intereses en
el mantenimiento de la organización y de lealtades organizativas. La institucionalización se mide
por el grado de autonomía, respecto al ambiente, alcanzado por la organización; y el grado de
sistematización del mismo, es decir, la interdependencia entre las distintas partes de la
organización.

“Cuanto más institucionalizo se halle el partido, menos organizado serán los grupos
internos. Cuanto menos institucionalizado se halle el partido, más organizados
estarán los grupos internos.” (Panebianco, 1993, p. 127)”

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2.3.1 Partidos políticos confesionales

Según la Real Academia Española, la definición de confesional es que pertenece a


confesión religiosa o la defiende. Por lo tanto, un partido político confesional será aquel que es
conformado por personas o por un grupo religioso. Observando al caso latinoamericano, la
religión católica ha sido piedra angular en los procesos de organización estatal, siendo un
fenómeno no sólo cultural sino también político.

Según el PewResearch Center, un “fact tank” no partidario que se encarga de realizar


estudios e investigaciones, existen aproximadamente 432 millones de católicos en Latino
América indicando que el 73% de América Latina es católica. En comparación con el resto del
mundo, es el continente con mayor población católica.

El último relevamiento realizado por Latino-barómetro en el año 2015 muestra


que el 77% de la población argentina es católica y casi el 10% es evangélica. La primera encuesta
sobre creencias y actitudes religiosas llevada a cabo por el CIEL-CONICET en el año 2008 ya
revelada que el 76% de los argentinos eran católicos y el 9% eran evangélicos. Ambas religiones
experimentaron un aumento que es proporcional al aumento de población general en el tiempo
transcurrido desde el 2008 al 2015.

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El catolicismo y la “Democracia Cristiana” (partido político católico) ha sido una
fuerza política importante y con un peso institucional mayor en los países de Chile, Costa Rica,
El Salvador, Guatemala, México y Venezuela. En Argentina, sin embargo, los partidos políticos
confesionales católicos poseen una presencia irrelevante y es carente de una banca confesional
institucionalizada. (Prieto, 2014)

Algunos autores (Carbonelli, 2015; Prieto, 2014; Wynarczyk, 2010) entienden el


surgimiento de los partidos políticos confesionales en base a la teoría de clivajes pronunciada
por Lipset y Rokkan. Estos clivajes se dan por fuera del sistema político y consisten en divisiones
binarias compuestas por tres partes: una identidad, un objetivo y una organización. Con estos
componentes se produce la institucionalización del partido político.

En el caso argentino, históricamente la Iglesia y el Estado funcionaron como


complementos y compitieron ambos por ocupar lugares de poder de forma totalizantes. Esto se
puede observar claramente en la década del 30 cuando los militares recurrieron a la Iglesia como
fuente de legitimidad. De esta manera, la Iglesia conseguía recursos materiales y simbólicos para
mantener su estatus. Durante el gobierno de Perón, la Iglesia se opuso al gobierno ya que el
peronismo buscaba apropiarse de los terrenos ganados por la Iglesia Católica: la enseñanza, las
tareas de asistencia social y terminología propia de los católicos para la construcción de su
imagen. (Prieto, 2014)

Juan Cruz Esquivel encuentra dos razones que explican la inexistencia de casos exitosos
de partidos políticos católicos. La primera es su escaso grado de autonomía en la obtención de
legitimidad y la segunda es el arraigo de un pensamiento corporativo que implica mayor
relevancia a la agregación de interés que a la formación de ámbitos de representación ciudadana.

Las conclusiones del estudio sobre los partidos políticos católicos realizado por la
investigadora Prieto dicen que la superposición de dominios de la Iglesia y el Estado no se tradujo
en un clivaje partidario, sino en un arreglo de mutua complementariedad. Durante el peronismo,
en conflicto entre ambas cosmovisiones dio el nacimiento del partido Democracia Cristiana en
1954. Sin embargo, los resultados de las actuaciones del mismo se tradujeron en la díada
peronismo y el anti-peronismo y no se canalizó a través del sistema de partidos sino de un
cambio de régimen.

Un punto importante para destacar de la investigación es que mientras Mainwarning y


Scully (2003) señalan que ninguna Democracia Cristiana en Latinoamérica recibió el apoyo
explícito de la Iglesia de su país, Wynarczyk presente que las iniciativas políticas de la identidad
evangélica tampoco tuvieron el apoyo de las federaciones evangélicas. (Prieto, 2014)

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2.4 Grupos de Presión

En el estudio que realiza Gloria luz Alejandre Ramírez sobre los grupos de presión,
desarrollados por Arthur Bentley, propone ver a la sociedad compuesta por muchos grupos o
centros de poder, aunque estén en conflicto entre ellos, tomaron la función de limitar, controlar,
contrastar, e incluso eliminar el poder dominante a cargo del Estado.

Son las corporaciones que tienden puentes civiles entre el Estado y el mercado pasando
a conformar grupos de presión para la representación pluralista y competitiva de sus intereses.
Las acciones individuales son las que llevan a la corporación, al grupo, otorgándole la dinámica
de política de presión.

“… el grupo y la actividad de grupo resultan términos equivalentes con una


diferencia de énfasis útil, (…) la definición de los grupos sólo es posible por
medio de su actividad; su individuación no resulta otra cosa que la definición
de su actividad…” (Orozco, 1972, p. 106)

Según estas definiciones, no existen grupos de interés ya que el interés y el grupo son
equivalentes y efectivos a la actividad que realizan. Por lo tanto, los grupos de presión poseen
una existencia firme a la hora de tomar decisiones políticas o que se efectúen cambios en los
sistemas políticos, sean en debates conflictivos o de consenso. Son entidades que intentan,
activamente, de ejercer influencia sobre el Congreso o agentes administrativas de políticas
públicas.

El proceso gubernamental, dice Bentley, tiene que ver con la articulación de los grupos,
su capacidad de negociación, en cuanto a intereses, y la presión que ejercen sobre la agencia de
gobierno. La estructura gubernamental podrá definirse por la forma en que los intereses trabajan
a través de ella. Existen dos tipos de grupos: grupos organizacionales y de discusión. Los
segundos son aquellos que reclaman por un tema que es de bien público (humanistas,
reformadores, etc.) (Lemann, 2008)

Un grupo de presión es, por lo tanto, un conjunto de individuos que de manera unísona
se acompañan y aglutinan intereses particulares, los cuales colectivamente implantan como
interés general. Se agrupan en un orden institucional, político que les permita generar campos
de influencia y poder para impactar en la toma de decisiones. Al impactar buscan, a su vez, el
consecutivo beneficio y satisfacción de sus intereses. Además, tienen la capacidad y flexibilidad
de adaptación y de reagruparse según el resultado de sus acciones y cambios en el ambiente
político. (Ramírez, 2014).

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CAPÍTULO TRES
Principales Hallazgos

El 27 de octubre del 2007, la senadora Cristina Fernández de Kirchner, esposa del ex


presidente Néstor Kirchner, es electa la primera presidente mujer, mediante elecciones directas,
de la República Argentina con un 43,5 % de voto popular. Además, fue ganadora en 21 provincias
de las 24 que componen al país. Comenzó su gestión con mayorías en ambas cámaras del
Congreso Nacional. (Jones; Micuzzi, 2008)

A nivel de la Provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli fue electo como gobernador y el
Ingeniero Mauricio Macri logró la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. En estas
elecciones es cuando aparece en la arena política la Lic. Cynthia Hotton, política evangélica, que
obtuvo una banca en el Congreso Nacional. El partido que representó fue RECREAR que previo
a las elecciones había celebrado una alianza con el PRO (Propuesta Republicana).

Con este impulso, la diputada crea en el año 2008, la agrupación Valores Para Mi País y
comienza a participar de importantes hechos evangélicos en la política. Uno de esos hechos fue
a comienzos del 2008 cuando el pastor evangelista Luis Palau llevo a cabo su festival “Si a la Vida”
en el Obelisco porteño. Un evento que significó una gran movilización de infraestructura y la
obstaculización de una de las avenidas más transitadas del país. Cynthia, con el apoyo del
Gobierno de la Ciudad, logró la realización de este evento que fue sumamente importante para
la población evangélica con una convocatoria que rondó el millar de personas. (Carbonelli, 2015)

Cabe destacar que, en el detrás de escenas, la diputada contaba con el apoyo de sólo
una de las asociaciones evangélicas del país (ACIERA). Ninguna otra federación salió
públicamente a apoyar a Cynthia, sino que se mantenían separadas, pero nunca en oposición. La
iglesia evangélica al que ella pertenece es la mega-iglesia pentecostal Rey de Reyes en la localidad
de Belgrano de la CABA. (Carbonelli, 2016)

Es así que nos encontramos con una identidad evangélica que debe ser comprendida
como un marco bajo el cual entran en tensión diversas interpretaciones y posicionamientos
ideológicos que se encuentran dentro de ella. Sin embargo, las experiencias históricas revelan
que los intentos evangélicos por participar políticamente fueron realizados con una idea de una
población homogénea con una cosmovisión compartida de la realidad e intervención política.
(GEMRIP, 2016)
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A continuación, ilustraremos ejemplos de cómo las divisiones denominacionales del
sector evangélico obstaculizaron la conformación de una acción política unificada y mucho menos
permitieron la consolidación de un partido político confesional exitoso.

En marzo del 2008, el gobierno de Cristina impulsó una política de regulación con
aumentos en impuestos de exportación y demás medidas al sector agropecuario del país,
causando un gran malestar en el mismo. El conflicto escaló en forma de manifestaciones, paros,
piquetes y gran cantidad de declaraciones en contra de la mandataria. Las iglesias evangélicas, vía
publicaciones en sus revistas y mediante comunicados en el mensuario “El Puente”, el diario
masivo al interior del espectro evangélico-protestante al cuál adhieren las tres federaciones
principales: ACIERA, FAIE y FECEP, se involucraron y se declararon “pro-campo”. Sin embargo,
también se registraron opiniones y posturas de líderes evangélicos defendiendo al gobierno,
aludiendo a una justa retribución de la riqueza. (Carbonelli, 2014).

“Si bien los líderes de las diferentes comunidades aceptan la intervención en


el espacio público por parte de las federaciones evangélicas, el nivel de
representatividad alcanzado por las mismas nunca es completo, puesto que
los dirigentes de iglesias particulares se reservan alto grado de autonomía en
lo que concierna a posicionamientos políticos.” (Carbonelli, 2014, p.56)

De forma paralela a la cuestión del debate entre el gobierno y el sector agrario, tuvo
lugar la formación de una línea evangélica al interior del partido oficialista, “Frente de la Gente”.
Aunque no es novedosa la participación de líderes, pastores o fieles evangélicos en partidos
políticos seculares y conociendo la experiencia fallida pasada, los evangélicos vuelven a utilizar
esta estrategia. Recordemos que, al mismo tiempo, Cynthia Hotton encontró su espacio político
a través de la participación en un partido político secular. (Carbonelli, 2015)

El dirigente del Frente de la Gente expresó en sus palabras la práctica política que ellos
ejercerían que la siguiente base:

“Tenemos el apoyo de más de 1.800 pastores evangélicos. Con que cada uno
de ellos lleve 100 fieles, el número es interesante ¿no? (…) No somos Palau,
pero le vamos a demostrar a la presidencia que somos muchos y que
tenemos con qué apoyarla” (Diario Perfil, 2008, p.9)

Podemos observar, entonces, que no sólo las divisiones denominacionales son el


problema a la hora de acordar y configurar un partido político, sino que las ideas acerca del
funcionamiento y razón de ser del mismo son erradas. Por un lado, tenemos a Hotton que desde
su lugar como diputada, al que llegó de forma secular y no con el voto evangélico, funciona de
dos maneras. Primero, como opositora a proyectos como la legalización del matrimonio
igualitario y la regulación del aborto y segundo, propone una Ley de Cultos, además de tener un
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discurso anti-corrupción, pro-valores. Lo interesante para nosotros es que cuando defendían
sus posturas en contra de dichas legalizaciones, lo hacían con argumentos que intentaban ser
seculares y no remarcar el aspecto religioso. Para nosotros, esta lógica es contradictoria, pero
al mismo tiempo, coincide con la lógica de participación política histórica de los evangélicos.

Es decir, no se posicionan desde la religión, sino como personas religiosas que


promueven valores para la sociedad. El problema que encontramos con esto es que los
evangélicos necesitan una representación desde su religión y no desde las interpretaciones de la
misma. Antes de continuar con este argumento, echemos luz sobre el próximo caso.

Por otro lado, nos encontramos con el Frente de la Gente, cuya lógica de participación
se basa en la cantidad de seguidores y la actividad social. Debido a esto es que encuentran
afinidad con los sectores peronistas, como ya ha ocurrido en el pasado. Durante la década de
los 50, el gobierno de Perón incorporó a la estructura del Estado un registro nacional de cultos
no católicos conocido como fichero de cuto y le facilitó el uso de estadios al predicador
norteamericano Tommy Hicks para la realización de sus campañas evangelísticas. Esto se dio,
no sólo porque Perón simpatizó con los evangelistas, sino también como forma de disminuir el
poder de la Iglesia Católica y la presión que ejercía la misma sobre su gobierno. (Wynarczyk,
2009). Ellos también, entre sus proyectos, proponían una ley de cultos.

Bajo la mirada de Pizzorno, estos actores actuaron como un sistema de intereses y no


como un sistema de solidaridades. Vale más para los líderes de estas experiencias el mantenerse
en ese lugar de poder y dirección, que lograr traducir la necesidad del pueblo evangélico de ser
representado en política pública. Sartori no los reconocería como partidos políticos por esta
misma razón, sino que los evangélicos actúan en forma de movimiento y a veces como grupos
de presión.

Para lograr que la participación política se transforme en la consolidación de un partido


político confesional se requiere de la puesta en común de áreas de igualdad. Ellas son necesarias
para la creación de una base, un sistema de solidaridades con el cual operar. El campo evangélico
carece de áreas de igualdad, partiendo del hecho de que no acuerdan en la forma del que quieren
participar políticamente.

Otro acontecimiento observado es que mientras líderes evangélicos buscan hacerse


lugar en la arena política mediante alianzas y filiaciones con alguna bandera política, oficial u
opositora, las federaciones evangélicas no. Ellas buscan “no casarse con nadie” en expresiones
populares. Es decir que destacan una preocupación por deslindarse de cualquier convocatoria
política siendo este perjudicial para la vocación universal que ostentan en sus discursos.

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Durante el 2002 al 2008, algunos líderes evangélicos optaron por una estrategia con una
dinámica global. En otras palabras, crearon espacios, dos en especial, que proyectan su trabajo a
la dimensión íntima-afectiva de la clase política dirigente (legisladores, ministros, etc.).
Parlamento y Fe y JUCUM son los nombres de estas dos organizaciones. Lo político, para ellas,
es un área donde la reina la corrupción, la decadencia moral y la prosecución del interés privado.
(Carbonelli, 2014)

Los que participan de estas organizaciones trabajan en relacionarse con los dirigentes y
oran por ellos. Parlamento y Fe se reúne en un salón del Congreso de la Nación y JUCUM posee
un departamento en un edificio enfrente del Congreso. Ambos modelos son practicados en
otros países y extranjeros evangélicos vienen a la Argentina para participar de estas reuniones
de oración. Esta acción puede ser novedosa, sin embargo, no posee un carácter o fin puramente
político. No buscan representar ni expresar el pensamiento de los evangélicos, sino que ellos se
ponen al servicio de los políticos dirigentes. (Carbonelli, 2015)

Cabe resaltar, no obstante, que JUCUM realizó dos intervenciones en cuestiones


políticas. La primera fue cuando públicamente Alejandro Rodríguez (líder de JUCUM) se opuso
a la candidatura de Filmus en el 2007 porque apoyaba la despenalización del aborto. Cuando
Macri gana esas elecciones, Rodríguez fue uno los principales interlocutores con el mundo
evangélico. Esto consistió en la inclusión de pastores en acciones sociales a cargo del gobierno
de la ciudad. La segunda tuvo lugar en el 2010 en el marco del debate de la ley de matrimonio
entre personas del mismo sexo. JUCUM participó en la organización de las marchas opositores
y realizó visitas a legisladores, una especie de “lobby evangélico”, a los fines de concientizarlos.

En el año 2011, Hotton formalizó la conversión de Valores Para Mi País en un partido


político “con identidad cristiana”, y lanzó su candidatura a legisladora de la ciudad de Buenos
Aires. El 10 de julio, VPMP obtuvo un total de 18,335 votos, insuficientes para alcanzar un escaño
en la legislatura porteño. Continuó su carrera como directora en la Universidad Austral y realiza
en la actualidad charlas de concientización en contra del aborto y talleres sobre familia.
(Carbonelli, 2016)

En ambas elecciones del 2007 y 2011, a nivel del conurbano, líderes evangélicos se
postularon para las intendencias de varios municipios. Sin embargo, ninguno logró la victoria. El
gobierno de Cristina Fernández estuvo caracterizado por una gran polarización social, que
también se vio reflejada en la identidad evangélica. Aunque no son novedosas las tensiones entre
el campo de fuerzas que es el mundo evangélico, el contexto político volvió a florecer las antiguas
y recurrentes problemas de autoridad y representación evangélica. La ayuda económica brindada
por el gobierno a los sectores más vulnerables coincidió con un apoyo al trabajo social realizado

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a las pequeñas iglesias de los barrios más carenciados del país, especialmente en la provincia de
Buenos Aires, logrando aportar votantes a su caudal electoral. (De Luca, Malamud, 2010)

“A diferencia de otras experiencias como la brasilera y la colombiana donde


las iglesias actúan como para-partidos, seleccionando, entrenando,
aconsejando y acompañando el itinerario político de sus miembros, en el caso
argentino no se registran espacios de capacitación y asesoramiento, las
proyecciones partidarias nunca abandonan el carácter de empresas
particulares que se desvanecen ante las primeras dificultades y
contratiempos” (Carbonelli, 2016, p.215)

En nuestro estudio de las participaciones políticas del campo evangélico, pudimos


observar que ambos polos contienen distintas cosmovisiones de la política. Aunque el
pentecostalismo represente 7,9 % del 9% que es la población evangélica (Conicet, 2008),
tampoco han logrado una experiencia unificada y exitosa en la política. Dentro del mismo
pentecostalismo encontramos aquellos más liberales, que encuentran identificación con partidos
liberales, y aquellos más populares, que encuentran representación en partidos peronistas. Es así
que las divisiones denominacionales son un obstáculo en sí mismo, pero a su vez, sus ideologías,
pensamientos y mismos líderes son impedimentos para lograr un partido político confesional.

Según Sartori un partido no es una facción, no es un grupo de presión, sino que es un


canal de expresión. Ese canal debe poseer la capacidad de posicionar candidatos, y no sólo eso,
sino lograr ganar escaños y puestos. El campo evangélico no logra esto debido a que
históricamente han actuado como grupos de presión buscando incidir en los procesos de toma
de decisiones gubernamentales. Los ejemplos más claros y más conocidos del accionar político
evangélico fueron la legalización del matrimonio igualitario, la despenalización del aborto y la
aprobación de una Ley de Cultos.

A nivel social, las iglesias poseen una gran tarea social, reconocida en todo el país y los
mismos gobernantes. Es así que ACIERA participa activamente con SEDRONAR en cuestión de
prevención del consumo de drogas. Otro reconocimiento provino de la gobernadora de la
provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, cuando la misma concurrió a una de las
reuniones del Retiro Nacional de Pastores “Argentina Oramos por Vos”. Este evento se realizó
en Mar del Plata con la presencia de más de 1.500 pastores del país. Vidal destacó el compromiso
social de los evangélicos y las tareas realizadas por ACIERA en materia de recuperación de
adicciones de los jóvenes. (Diario online “Valores Religiosos”, 2016)

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En el 2010, comienza a entrar en escena el politólogo y pastor evangélico, Gastón Bruno,
en el marco de la realización de debates a favor y en contra del matrimonio igualitario. Continuó
escalando en su carrera profesional y fue representante de una de las organizaciones evangélicas
más importantes del país, ACIERA. También comenzó a realizar reuniones para todos aquellos
creyentes que tenían la vocación por la política y los convocó para la realización de unos de sus
primeros proyectos, las escuelas de formación política (EFOP).

Fue en el 2014, cuando Bruno comienza a participar políticamente dentro del PRO, una
vez más dentro de un partido político secular. Logró crear una línea dentro de la misma llamada
Gobernar Bien y cuenta con el importante apoyo del actual Presidente Mauricio Macri, la
vicepresidenta, Gabriela Michetti, el actual jefe de gobierno de la CABA, Horacio Larreta, y la
gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal. Podemos decir esto debido
a la concurrencia de los mismos a actos religiosos llevados a cabo por ACIERA y por permitir a
Gastón formar parte de su equipo político, con la corriente Gobernar Bien.

Dada la presencia de varias mega iglesias evangélicas en la Ciudad de Buenos Aires, el


apoyo a Gastón Bruno por parte del PRO fue estratégico. Lo interesante es que Gastón puede
tranquilamente ser una réplica del accionar de la ex diputada Cynthia Hotton. En las elecciones
del 2015, Bruno formó parte de la lista de candidatos a diputados nacionales por la provincia de
Buenos Aires, pero no logró conseguir la banca. Bruno confiesa ser evangélico, pero no participa
políticamente en representación de la identidad evangélica sino como una persona como
cualquier otra, dejando su religión en la esfera privada.

Bajo la mirada de la teoría de Panebianco, los intentos de partidos políticos realizados


por parte de la comunidad evangélico carecen de muchas estructuras. Lo que descubrimos es
que no sólo son las cosmovisiones acerca de la política lo que presentó los obstáculos, sino que,
en definitivamente, ninguno de los dos polos entendió por completo la estructura que requiere
la conformación de un partido político. A lo largo de la historia pudimos observar cómo se quiso
establecer fines, pero esos fines se manifestaron en forma de oposiciones y no de perspectivas
nuevas.

Podríamos decir que Cynthia Hotton funcionó bajo el modelo de sistema natural, ya que
adquirió una posición mediadora entre las demandas del mundo evangélico y plasmarlas en la
escena política. Sin embargo, como líder, ella no logró formar una estructura sólida. Cómo no
obtenía el apoyo completo por parte de los evangélicos, giró su atención hacia los católicos,
buscando simpatizar con ellos también. Lo único que logró es quedar en el medio y no hacerse
lugar en las estructuras de gobierno. Sus objetivos no eran claros y estaban personificados en
ella. Su campaña hacia los evangélicos giraba en torno a votarla a ella, como figura simplemente
por ser evangélica, y no a través de un partido político.
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CONCLUSIONES
El artículo 7 de la Ley N° 23.298, la Ley Orgánica de los Partidos Políticos, establece que
uno de los requisitos para que una agrupación política se le pueda reconocer su personería
jurídico-política es cumplir con un acta de fundación que acredite la adhesión de un número de
electores no inferior al 4% del total de los inscritos en el registro del distrito correspondiente,
hasta el máximo de un millón.

Según la primera encuesta sobre creencias y actitudes religiosas realizada por el Conicet
en el 2008, el 9% de la población argentina es evangélica. Según la encuesta realizada por el
Latinobarómetro en el año 2015, los evangélicos alcanzaban el 10% de la población argentina. Es
decir, si la identidad evangélica decidiera crear un partido político, poseen los números más que
suficientes para hacerlo.

Desde el inicio de sus intervenciones en la política, el movimiento evangélico estuvo


marcado por dos grandes polos de pensamiento en su interior, los históricos liberacionistas y
los conservadores bíblicos. Luego del último protestantismo cuando se produjo una
pentecostalización de la mayoría de las iglesias evangélicas, el 8 % de ese 10 % paso a ser
pentecostal. Este fenómeno trajo consigo una mirada de conquista de la política y de expansión
del evangelio a toda esfera de la sociedad. Fue allí que en los años 90 se logró conformar el
primer partido político evangélico, el Movimiento Cristiano Independiente, que participo en
elecciones. El mismo fracasó por insuficiencia de votos y por falta de apoyo del mismo sector
evangélico.

Con el paso del tiempo, las tareas sociales, en forma de ayuda a los pobres, asistencia a
familias en situación vulnerable y auxilio por las personas perdidas en las adicciones, fueron
aumentando y haciéndose notar. Durante los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner,
encontramos evangélicos participando en partidos políticos seculares, con el oficialismo y con el
PRO. Aun así, no lograron alcanzar el lugar que buscaban.

Entre el 2008 y el 2010, las dos grandes intervenciones evangélicos en la política se


realizaron en contra de la despenalización del aborto y la legalización del matrimonio entre
personas del mismo sexo. Los evangélicos actuaron allí como grupo de presión, con marchas,
lobby y publicaciones manifestándose en contra. Aunque no el 100% de los evangélicos se
mostraron así. Hubo una cantidad interesante de evangélicas e incluso organizaciones como la
FAIE, la IERP y la IELU se pronunciaron a favor de la ley de matrimonio igualitario.

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En la década del 90, se impulsó el Movimiento Cristiano Independiente con el fin principal
de poner al gobierno bajo la autoridad de la Biblia. Esta estrategia es errada ya que un partido
político es un canal de expresión, es una organización que participa de la política, es una parte
del todo y no el todo. Algunos de los evangélicos poseen la confusa idea de querer tomar el
poder, casi de forma autoritaria, para hacer la voluntad de Dios. Otros, relegan su creencia a la
esfera privada y prefieren incumbir en la política de forma secular.

Se ha demostrado un gran obstáculo, que al mismo tiempo es formado por tres puntos
diferentes. Primero, la apreciación y el entendimiento errado acerca de la función de un partido
político y del carácter representativo y democrático del Estado, y todo lo que el debate, el
disenso y las diferencias lo enriquecen, haciéndolo más igualitario y plural. Parafraseando a
Sartori, un partido político debe ser capaz de presentar candidatos y ganar las elecciones. La
lógica, para los evangélicos, sería construir una estructura organizativa con el fin de ganar una
banca en el poder legislativo y ser parte de la toma de decisiones del Estado. Como decía
Habermas, aunque él no necesariamente fuese un gran creyente, las religiones han superado la
Ilustración y los procesos de secularización históricas. Ellas siguen estando y siguen cumpliendo
con roles destacados dentro de la sociedad y por eso, es necesario que estén representadas, sea
a nivel doméstico o nacional.

Segundo, una razón por la que no se la logra lo esbozado anteriormente, es la


heterogeneidad de pensamientos, interpretaciones, concepciones no sólo de lo político, pero al
interior de la religión evangélica. Esto presenta un gran tropiezo a la hora de unificar y consolidar
una cosmovisión del mundo político. Pizzorno diría que carecen de áreas de igualdad. Panebianco
diría que los líderes que impulsaron los intentos precedentes no se preocuparon por crear
estratégicamente una ideología y distribuir incentivos colectivos y selectivos aquellos que los
seguían. Se perdían por falta de objetivos concretos y por falta de una cosmovisión concreta y
unificada.

Finalmente, las federaciones aglutinadoras de pastores evangélicos no son


representativas ni decididas. En los casos analizados durante el período de gobierno de Cristina
Fernández de Kirchner, el movimiento evangélico actuó como grupo de presión. ACIERA es un
referente para el Estado por su labor en materia de prevención de las adicciones. Las iglesias
evangélicas son valoradas por su tarea social. El término evangélico durante este período fue
muy grande y abarcadora. En pocas palabras, los evangélicos son reconocidos, pero no están
representados.

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BIBLIOGRAFÍA
Índice de Referencias

Libros

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Capítulo de libro

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ANEXOS

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