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Universidad Santo Tomás

Facultad de Filosofía y Letras


Filosofía Moderna
Alumno: Facundo Rodríguez Castro
Profesor: Fernando Alba

La Ilustración
En este trabajo nos proponemos caracterizar a grandes rasgos el movimiento de
la Ilustración que tuvo lugar en el siglo XVIII en distintas regiones de Europa.

En primer lugar, debemos tener en cuenta que la Ilustración es un movimiento


complejo que se manifiesta de diferentes maneras en distintos lugares y que muy
difícilmente podríamos abordarlo dando cuenta de una uniformidad o de una
totalidad absoluta. En efecto, en él no había una visión única del pasado, ni un
diagnóstico compartido del presente, ni un proyecto común para el futuro.

Sin embargo, sí podemos dar cuenta de un macro-proceso que tuvo en cuenta


ideales compartidos, rechazos y experiencias en común y una determinada visión
de la condición humana. En este sentido, Kant explicita que la Ilustración significa
el abandono por parte del hombre de una minoría de edad cuyo responsable es él
mismo. Por lo que el movimiento en cuestión es una toma de consciencia del
hombre de su propia condición racional, es decir, del ser capaz de servirse de su
propio entendimiento.

Evidentemente, el dominio del cristianismo, entendido como un dogma, o como


una suma de ideas que carecen de otro fundamento que no sea la tradición, va en
contraposición con esta visión del hombre racional. El dogma preestablecido le
impide al hombre servirse de ese entendimiento y lo pone a merced de “tutores”,
quienes se encargan de perpetuar reglamentos, formulas instrumentos mecánicos
de uso (y abuso) racional que mantienen al sujeto en esa minoría de edad.

Entendemos que hay dos grandes consignas que nos permiten dar cuenta de la
episteme o mentalidad de este movimiento más allá de su heterogeneidad y
complejidad, tanto histórica como geográfica. Por un lado, el uso de la razón
instrumental y, por otro, la voluntad de convertir al hombre en amo del mundo. Ese
uso de la razón, añade Kant, debe ser un uso público y no debe hallar obstáculos
en las distintas instituciones.

Es importante destacar que la Ilustración es un proceso de larga duración y que,


justamente, al tratarse de un proceso, el hombre se encuentra liberándose de esos
dogmas preestablecidos, en otras palabras no se trata de una época ya ilustrada.
Este proceso se dio primero en Gran Bretaña, en donde autores como Newton,
Bacon y Locke fueron pioneros en el pensamiento de la ilustración. Newton fue
tenido en cuenta como modelo, ya que de aquí surge la necesidad de separar la
metafísica de la ciencia lo cual se produjo al rechazar el racionalismo continental
del siglo VXII y abrazar el empirismo británico, revalorizando la experiencia
sensible.

Posteriormente, Francia recibe estos valores fundamentales y los naturaliza,


extendiendo su pensamiento no sólo a cuestiones de ciencias naturales sino que
comienza a pensarse, además, todas las esferas de acción humanas desde este
nuevo punto de vista, lo que incluyó el ámbito de la política y, consecuentemente,
produjo cambios estructurales en la organización social, hasta decantar en la
revolución francesa de 1789.

Desde Francia, y en virtud de su status, los valores se expanden de manera


amplia y llegan al mundo germánico, donde, si bien los conocimientos se
encuentran más “atrasados”, la Ilustración es adoptada con menor resistencia por
las instituciones diversas, incluidas las universidades.

De esta manera podemos observar la complejidad y diversidad de las diferentes


manifestaciones de la Ilustración. Sin embargo, hemos podido identificar algunos
elementos que nos permiten dar cuenta del espíritu común del proceso, es decir,
una voluntad de usar el entendimiento por uno mismo, de manera pública y con la
voluntad de poner al mundo al servicio del hombre.

Bibliografía

Kant, E. “Contestación a la pregunta ¿Qué es la Ilustración?”. Madrid: Gredos,


2011, pp.2-9.

Mayos, G. “La Ilustración”. Editorial UOC, 2007, pp. 11-44.

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