Anda di halaman 1dari 17

Convención y política pública...

{ El papel de la Convención de los Derechos de la Infancia en la


construcción de la política pública en México.
Por Gerardo Sauri Suárez
Red por los Derechos de la Infancia en México
México, Agosto de 2000

Introducción

El tema de las políticas públicas relacionadas con la niñez enfrenta una enorme necesidad
de replanteamiento no sólo por la compleja problemática en la que se encuentran niñas y
niños mexicanos, sino también por la coyuntura presente atravesada por al menos dos
situaciones:

• En el plano nacional los cambios en la estructura del poder público, que al parecer
alcanzan una profundidad inédita, imponen una reflexión sobre las características
que deberá asumir la política pública en prácticamente todos los campos de la vida
del país y por ende tocan el tema de la niñez. Más allá de los logros que de manera
inmediata ocurran a partir de estos cambios, se presenta la oportunidad de pensar
estrategias para resolver los diversos problemas sociales desde una perspectiva de
largo plazo a partir de una nueva correlación de las fuerzas políticas en México. Así,
pensar la política pública se impone como una tarea necesaria para los actores
involucrados en ésta desde los ámbitos tanto federal, como municipal y local.
• En el plano internacional los organismos de este ámbito están trabajando en la
construcción de nuevos acuerdos que comprometan las políticas públicas a escalas
tanto mundial como regional. Para el caso de la infancia quizá el acuerdo más
relevante lo constituirá la sesión especial de la Naciones Unidas que se realizará en
Nueva York en el año 2001 y que definirá los nuevos compromisos en materia de
política pública de parte de los Estados miembros en el tema de la niñez. Sin
embargo este tema también aparece en otras agendas incluso de carácter regional,
como la Cumbre de las Américas que celebrará la OEA. Cada uno de estos eventos
significan compromisos para el Estado mexicano cuya relevancia dependerá del
grado de articulación de los acuerdos en estos ámbitos con las necesidades a nivel
nacional.

Adicionalmente, el debate de las políticas públicas en materia de derechos de la infancia


también se está realizando en ámbitos locales, como es el caso de la Ciudad de México a
través del Consejo Promotor de los Derechos de las Niñas y Niños.

De ahí que sea necesario reflexionar sobre las bases a partir de las cuales es necesario
construir la política pública desde una perspectiva de corto y largo plazo.

Así, a pesar de 10 años de vigencia de la Convención Internacional de los Derechos de la


Niñez (CIDN) encontramos que no sólo se trata de un instrumento con un amplio
potencial para ayudar al diseño y organización de la acción pública en materia de infancia,
Convención y política pública... 3

sino que durante este período ha sido prácticamente escaso el análisis de sus implicaciones
para la política pública por parte de quienes toman decisiones en este ámbito y, en
consecuencia su aplicación como acuerdo de carácter internacional no ha afectado de
manera sustancial y positiva las condiciones de vida de niñas y niños en México.

El presente documento intenta, en primera instancia, analizar algunas de las razones por
las cuales – a pesar de ser un acuerdo vigente, la CIDN no ha logrado afectar de manera
sistemática las políticas públicas en México para así revalorar el papel que este acuerdo
tiene para su diseño frente a la coyuntura actual. Luego de este análisis trataremos de
proponer algunos momentos y condiciones básicas para generar políticas públicas
inspiradas desde la visión de la Convención para, finalmente, sugerir algunas prioridades
que deberían de estar presentes en las agendas políticas que se construyan en este proceso.

Durante toda ésta década diversas organizaciones que desarrollamos programas específicos
a favor de la infancia más vulnerable en nuestro país, hemos insistido desde variadas
iniciativas y espacios, en la necesidad de un análisis de estas características. La experiencia
alcanzada en la atención directa a la problemática de este sector de población nos anima a
pensar que es posible lograr una calidad de vida mucho mejor para la niñez, por lo en
nuestra trayectoria existen numerosas propuestas que se orientan en este sentido. La
coyuntura citada no hace más que animarnos en esta tarea en la que no dejaremos de
insistir.

I. Razones de la falta de correspondencia entre la CIDN y las políticas públicas


en México.

El Estado Mexicano ratificó en 1990 la Convención Internacional de los Derechos de la


Niñez (CIDN), acuerdo internacional que ha significado un nuevo paradigma para tratar y
entender a niñas y niños desde una perspectiva de profundo respeto a sus derechos como
persona y de su condición especial de desarrollo.

Con todo y que la CIND ha contribuido a numerosos avances en los planos nacional e
internacional para reflexionar y diseñar acciones en beneficio de la niñez, podemos decir
que en México – como ha ocurrido en otros países, la Convención no ha tenido un impacto
orgánico y fundamental en las políticas públicas que afectan a la infancia y, por ende, nos
encontramos (como muestran numerosos estudios oficiales) lejos de poder garantizar el
cumplimiento pleno de los derechos establecidos en dicho acuerdo internacional.

Sin embargo, es cada vez más claro que la CIDN puede y debe de convertirse en un
elemento estructurante de las políticas públicas dirigidas a la infancias, en la medida que
ofrece una abundante riqueza de elementos para superar las acciones asistencialistas y de
corto alcance pero sobre todo para considerar el desarrollo de la infancia como una apuesta
estratégica para el desarrollo de sociedad en su conjunto.

Para establecer una correspondencia de las CIDN como eje estructurante de la política
pública, es necesario primero analizar algunas de las razones por las que esta relación no ha
Convención y política pública... 4

existido a pesar de 10 años de su existencia. Entre las razones por las que podemos explicar
esta falta de correspondencia entre la visión expresada dentro de la CIDN y las políticas
públicas en México, nos interesa señalar algunas fundamentales.

1. Insuficientes marcos legales que reflejen y den contenido a los principios y


derechos establecidos en la CIND.

Las políticas públicas se orientan de acuerdo a la legislación vigente, los gobiernos locales y
federal deben de inscribir sus acciones hacia la niñez a partir del marco que les da origen y
que los regula. Si bien la CIDN es considerada Ley suprema de toda la Unión de acuerdo al
artículo 133 constitucional, esta debería de estar presente tanto en la Constitución como en
los diversos ordenamientos legales que de la misma emanan a fin de normar con mayor
exactitud las garantías establecidas tanto en la Constitución como en la Convención y
otros tratados internacionales relacionados al ámbito de la infancia.

Durante los 10 años de vigencia de la CIDN en nuestro país los marcos legales no sólo se
vieron limitados frente a la misma, sino que mantuvieron numerosas contradicciones que
pusieron en riesgo el respeto de los derechos de la infancia y alimentaron políticas públicas
poco eficaces para garantizarlos.

Si bien se realizaron algunas reformas específicas en aquellos ordenamientos legales que de


manera abierta atentaban contra los derechos de la infancia, para finales de los 90 era claro
la necesidad de emprender una reforma de fondo desde nuestra Carta Magna a fin de dar
origen a otras iniciativas que respondieran de manera coherente al ideal de la Convención.

A finales de 1999 ocurrió la reforma y adición al artículo 4º Constitucional para incluir la


noción de los derechos de la infancia; posteriormente, en abril de 2000, se aprobó la Ley
para la Protección de los Derechos de Niñas y Niños. Además algunas legislaturas locales
también promovieron leyes estatales en esta materia, con lo que resultó que también en
diciembre de 1999 fue aprobada por el Congreso local la Ley de las Niñas, Niños y
Adolescentes.

Resulta obvio observar que el escaso tiempo de vigencia de estas reformas no ha dado pié
aún a nuevos planteamientos en materia de política pública. De ahí que una de las tareas
fundamentales será el análisis de las implicaciones de este nuevo marco legal en la política
pública en los ámbitos tanto federal y como estatales, sobre todo de parte de quienes serán
responsables de su aplicación en el próximo período de gobierno.

Pero lo más preocupante, como hemos señalado en otros espacios, es que este nuevo marco
legal presenta serias limitaciones y contradicciones frente a la Convención, que siguen
poniendo en riesgo la posibilidad real de su aplicación. De manera concreta, la legislación
recién aprobada no establece serios compromisos en materia de política pública y del gasto
asignado al cumplimiento de los derechos.
Convención y política pública... 5

De ahí que resulta fundamental fortalecer el marco vigente de manera que genere las
condiciones apropiadas para el cumplimiento y respeto de los Derechos, sobre todo en
materia de política pública.

2. La falta de correspondencia entre la planeación de la política pública y los


contenidos de la CIDN.

La política pública desarrollada por el gobierno mexicano a nivel federal durante estos
últimos 10 años de vigencia de la Convención se ha encontrado enmarcada dentro de
algunos instrumentos básicos: las Metas de la Cumbre Mundial a favor de la Infancia
(establecidas en 1990), el Plan Nacional de Desarrollo y el Plan Nacional de Acción a favor
de la Infancia (ambos con vigencia en su último período que va de 1995 al 2000).

El Plan Nacional de Acción a favor de la Infancia ha tratado de ser la forma en que el


gobierno da cuenta de los compromisos establecidos en la Cumbre Mundial a favor de la
Infancia, para el período señalado, y el Plan Nacional de Desarrollo articula estas metas
frente a una propuesta de desarrollo más amplia.

Como lo explica el representante del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia en
México (UNICEF), Bern Assen, las metas establecidas en la Cumbre de 1990 a nivel
mundial no correspondieron a los principios establecidos en la CIDN de 1989. Esto fue así,
según explica el funcionario del organismo internacional, debido a que el proceso de
elaboración de las Metas corrió paralelo al de la Convención. Dicho de otra forma las Metas
de la Cumbre no reflejan de manera cabal la nueva visión de la infancia que aporta la
Convención y que es enriquecedora sobre todo para la política publica.

De entre los varios resultados de esta separación de procesos podemos señalar que en las
Metas de la Cumbre prevalecieron aquellos compromisos dirigidos a garantizar la
supervivencia de la niñez y en menor medida un desarrollo integral, como propone la
Convención.

Gobiernos como el de Salinas establecieron compromisos - dentro de la Cumbre Mundial a


favor de la Infancia, que se adecuaban al tipo de acciones que ya se realizaban o que estaban
enmarcadas dentro del Plan Nacional de Desarrollo, es decir, acciones que no significaban
una modificación substancial en materia de política pública y gasto social. El gobierno de
Zedillo continuó con esta línea: dar cuenta en el Plan Nacional de Acción a favor de la
Infancia 1995-2000 principalmente de los compromisos de la Cumbre, pero no de construir
un Plan a partir de los compromisos establecidos dentro de la CIDN, que en visión de la
Infancia y en compromisos hacia la política pública son de una mayor profundidad.

Están por cumplirse los 10 años de vigencia de los acuerdos de la Cumbre Mundial a favor
de la Infancia de 1990. El gobierno mexicano prepara ya el informe que presentará a sus
contrapartes internacionales en los foros destinados a tal efecto. Es de esperar que la
información de cuenta de un cumplimiento de metas cercano al 100%, sin embargo y sin
negar los avances logrados en torno a la niñez en esta década, los propios datos oficiales nos
muestran que estamos muy lejos de garantizar los derechos de la infancia para la inmensa
mayoría de esta población en México.
Convención y política pública... 6

En el país se ha carecido de un Plan para dar cumplimiento a los derechos de la infancia que
signifique el análisis a profundidad de las implicaciones de la Convención en las políticas
públicas y en el gasto social. Algunas líneas en este sentido podemos encontrarlas en las
recomendaciones elaboradas por el Comité de los Derechos del Niño de la ONU
(organismo oficial encargado del seguimiento al cumplimiento de la Convención), pero aún
falta una reflexión con mayor detenimiento.

A nivel estatal el alejamiento de los contenidos de la CIDN y las políticas estatales ha sido
más pronunciado, como resultado de la carencia de marcos legales y de una política a nivel
federal que oriente de una manera más intencionada tales procesos. Pero también porque
no ha sido posible aún ubicar este tipo de acuerdos internacionales como herramientas de
utilidad para el desarrollo local. Por otro lado pesa también lo incipiente e irregular de los
procesos de federalismo y municipalización logrado hasta ahora en el país.

De ahí que una Plan Nacional deba de fortalecer los mecanismos y condiciones a través de
los cuales los Estados y Municipios de la federación construyen planes de desarrollo local

El momento es oportuno ya que en el año 2000 en Nueva York se estarán discutiendo los
nuevos compromisos que en materia de derechos de la niñez – y ahora sí con la inspiración
de la CIDN – adoptará la comunidad internacional y los Estados parte.

Debemos aspirar a que estos compromisos signifiquen para los mexicanos las líneas que
permitan estructurar políticas públicas que atiendan a las enormes necesidades de la niñez
de una manera articulada, coherente y efectiva, para lo cual es necesario retomar la CIDN y
la reflexión que a partir de su existencia se ha desarrollado.

3. Las obsoletas estructuras de gobierno dedicadas a la infancia.

Si la preocupación fundamental que prevaleció en esta década de parte de los gobiernos


mexicanos dentro de los planes nacionales fue – como todo parece indicar, la de dar cuenta
de las Metas de la Cumbre que la de desarrollar una política pública inspirada en la CIDN,
resulta comprensible que para dichos gobiernos no resultara relevante emprender una
reestructuración de los aparatos de gobierno destinados al cumplimiento tanto de las
metas como de la Convención.

Constituidas desde una visión completamente distinta respecto de la CIDN, las principales
estructuras dirigidas a la política pública a favor de la infancia, principalmente el Sistema
Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), resultaron limitadas e incapaces
para establecer una estrategia eficaz para promover el respecto y cumplimiento de los
derechos de la infancia.

La propia naturaleza jurídica de estas instancias llevó a privilegiar durante buena parte de
la década de los 90 las políticas asistenciales y hasta las acciones decorativas.
Convención y política pública... 7

La carencia de instancias apropiadas para dar seguimiento a los acuerdos de la Cumbre se


evidenció por ejemplo en que la Comisión intergubernamental para dar seguimiento a estos
compromisos se instaló en la Secretaría de Salud, lo que en consecuencia fortaleció el sesgo
de las acciones hacia el ámbito de la salud.

Aunque para finales del sexenio de Zedillo se decretó la creación de un Sistema Nacional
para el Seguimiento de la CIDN (coordinado por DIF pero en el que por primera vez se
consideró la articulación de instancias de gobierno con las organizaciones de la sociedad
civil), su instalación fue meramente eufemística y no tuvo ninguna incidencia en las
políticas pública a niveles federal o estatales.

Otras instancias creadas para hacer frente a problemáticas de mucha preocupación social
sufrieron un proceso similar: al no haber otro sitio mejor para ubicarlas se les dio cobijo
dentro de la estructura obsoleta del DIF en donde – sin un marco jurídico apropiado para
su operación y sin presupuesto adecuado para ejecutar acciones básicas, tuvieron muy poca
efectividad. Un ejemplo de ello fue la Comisión Interinstitucional para Erradicar la
Explotación Sexual Comercial.

Estos breves ejemplos nos muestran que generar políticas públicas para atender de manera
integral a los derechos de la infancia contemplados en la CIDN requiere de una
transformación profunda de las instituciones públicas a fin de promover de manera integral
y programática el pleno respeto a estos derechos.

4. La escasa participación de los ciudadanos niños y adultos en la construcción,


seguimiento y evaluación de las políticas públicas.

Mientras en esta década de vigencia de la CIDN ha crecido la noción de la importancia


estratégica que tiene la participación ciudadana en el diseño, ejecución y evaluación de las
políticas públicas, para la construcción de un verdadero estado de derecho, en la práctica
esta noción no se ha traducido en estructuras y mecanismos que la estimulen.

Incluso, aún cuando la idea de corresponsabilidad entre las acciones de gobierno y de la


sociedad civil organizada se ha hecho presente hasta en los discursos políticos, ha sido una
tarea de lucha constante de parte de las organizaciones frente a desconfianzas y cerrazón
de parte incluso hasta de los actores políticos que en teoría tendrían una mayor vocación
democrática.

La agudeza de los problemas sociales que viven sectores como la infancia en nuestro país y
la poca eficiencia de las políticas públicas para siquiera contenerlos han mostrado que las
organizaciones sociales que desarrollan programas para atender a este sector cuentan con
experiencias, modelos, instrumentos y valores éticos que pueden ser de suma utilidad para
el diseño de las acciones de gobierno.

En ocasiones la creciente participación ciudadana en la solución a los problemas sociales ha


servido como cínico pretexto para reducir la inversión social y la responsabilidad pública
frente a tales problemáticas. En muchos casos los espacios abiertos para que las
Convención y política pública... 8

organizaciones participen en la política pública han quedado mediatizados a través de


esquemas clientelares y estrategias previamente definidas a las que solo se les pretende
avalar con la presencia ciudadana.

En casos más avanzados la participación ciudadana no rebasa el nivel de consejería y


consulta, pero sin los mecanismos y la información adecuados para afectar de manera
sistemática las decisiones de política social y para supervisar su aplicación.

A manera de ejemplo podemos decir que en las diferentes regiones del país las
organizaciones ciudadanas son aún víctimas de la desinformación en aquellos aspectos que
deberían ser ya considerados imprescindibles para fortalecer su participación. En materia
de infancia es grave constatar que la CIDN y los instrumentos de este carácter tanto del
ámbito internacional como nacional no son todavía de fácil acceso para las organizaciones
sociales (además de que para muchos funcionarios de gobiernos locales son prácticamente
desconocidos).

Al atender a la problemática social, en este caso de la infancia, las organizaciones


ciudadanas han colocado sus acciones en el campo del bienestar público, pero cuando se
han hecho propuestas para que estas acciones puedan recibir el soporte del presupuesto
social y de la infraestructura pública disponible a tal efecto, ha sido común escuchar
acusaciones de oportunismo o prevalece – salvo importantes pero aún reducidas
excepciones, la discrecionalidad en la asignación y manejo de estos recursos.

Tanto el fortalecimiento de la capacidad de operación y profesionalismo de las acciones de


las organizaciones ciudadanas en la atención de la problemática de la infancia, como el de
su capacidad para incidir de manera amplia en las políticas públicas dirigidas a la niñez,
debería ser considerados como dos elementos estratégicos para el desarrollo social y
democrático del país.

A fin de cuentas, las mejores políticas públicas serán aquellas que despierten y estimulen la
capacidad de la sociedad para actuar de manera eficiente en la solución de los problemas
que enfrentan sus niños y niñas.

Tanto la legislación vigente en materia de derechos de la niñez, como las políticas públicas
que de esta se desprendan deberán dar paso a espacios, mecanismos y programas que
establezcan una nueva relación entre el gobierno y las organizaciones sociales, desde los
cuales sea posible una incidencia real en las acciones que afectan a la infancia.

Una reflexión especial se requiere hacia la participación infantil.

Si bien el tema de la participación infantil a comenzado a cobrar interés por parte de


algunos sectores y en algunos gobiernos, las experiencias que se desarrollan en este ámbito
–aún cuando valiosas, no alcanzan a rebasar el nivel de mera expresión o bien corren el
riesgo de sustentarse desde la visión del protagonismo político adulto.

Así, se hace cada vez más necesario fomentar la participación infantil en diversos ámbitos
de la vida cotidiana creando espacios y metodologías que sean de utilidad para que los
Convención y política pública... 9

adultos que acompañan a niñas y niños en estos ámbitos encuentren en la participación


una herramienta de utilidad educativa.

Este tipo de experiencias son necesarias a fin de fomentar procesos que permitan que niñas
y niños no entiendan la participación como el hecho de pararse en un micrófono, sino como
la posibilidad de influir, de manera divertida y apropiada a su edad, en el entorno que les
rodea, así como también en las decisiones de política pública que les afectan en pequeña y
gran escala.
Se trata de fomentar procesos que a la vez de influir en las agendas relativas a la niñez,
formen a esta población y a la sociedad que le rodea en una nueva cultura ciudadana.

Si bien se requiere que los gobiernos se comprometan con espacios para que niñas y niños
se expresen e influyan de manera organizada en las decisiones que les afectan, para que
estos espacios (como parlamentos, consejos o asambleas) contribuyan realmente a su
cometido, es necesario promover metodologías y técnicas para formar en una cultura de
participación incluyente fundamentada en valores como la tolerancia, el dialogo, la
resolución de conflictos.

Además, este tipo de espacios tienen que contemplar un marco jurídico apropiado para que
desde dinámicas como la que proponemos, las decisiones de niñas y niños tengan un peso
específico en las decisiones políticas que en su nombre se toman.

II. Los aportes de la CIDN para el diseño y organización de la política pública


en materia de infancia

Desde la consideración de que es necesario un análisis de mayor profundidad, es hacer una


breve revaloración del papel de la CIDN para el diseño y organización de la política pública.

1. La Convención a partir de sus principios y derechos ofrece una nueva visión sobre la
niñez que se concreta en:

• Observar a niños y niñas como seres humanos con todos sus derechos y con otros
especiales en atención a la etapa particular de desarrollo en la que se encuentran,
estableciendo un parámetro de edad mínimo para garantizar condiciones especiales
que fomenten el despliegue más amplio de sus potencialidades, es decir los 18 años
de edad.
• Considerar a niños, niñas y adolescentes como sujetos de derechos y no como
objetos de políticas asistencialistas que los mantienen en condiciones de
vulnerabilidad.
• Orientar una política dirigida al cumplimiento de los derechos para todas las niñas
y todos los niños, en función de los principios de igualdad y no discriminación pero
atendiendo también a la restitución de los derechos de quiénes padecen condiciones
de especial vulnerabilidad.
Convención y política pública... 10

• Ponderar la participación, el acceso a información apropiada y la libertad de


creencia y opinión como condiciones básicas para el desarrollo de niñas y niñas y
para el cumplimiento cabal de sus derechos.
• Contemplar los procesos de socialización de niños y niñas, la convivencia familiar,
comunitaria, su identidad étnica y cultural como elementos esenciales para su
formación humana.

2. La Convención ofrece elementos innovadores para organizar las políticas públicas


desde una estrategia integral:
• Se preocupa tanto de las acciones para garantizar la supervivencia de niñas y niños
como por aquellas que estimulen su máximo desarrollo posible. Incluso puede
interpretarse, desde la perspectiva de la Convención, que las acciones de
supervivencia no pueden ser avaladas si no consideran la forma de promover el
desarrollo integral de la niñez.
• Contempla ámbitos básicos a los que debe de atender la política pública para
garantizar los derechos de la infancia:
o La provisión: que implica considerar aquellos programas para garantizar el
acceso de todos los niños y todas la niñas a los derechos como la educación,
la salud, las condiciones de vida digna.
o La prevención: que significa establecer programas que permitan la detección
oportuna de las situaciones que ponen en riesgo el pleno disfrute de los
derechos a niñas y niños y el diseño de acciones para evitarlas.
o La protección especial: que significa considerar a niños y niñas que por
diversas circunstancias se encuentran privados o limitados para el disfrute
pleno de sus derechos. En este sentido aunque la Convención menciona a
una variedad considerables de niñas y niños en situación de especial
vulnerabilidad, no limita la posibilidad de diseñar acciones dirigidas a otro
tipo de población infantil que se encuentre en desventaja.
o La participación: que significa que niñas y niños no deben ser solo
receptores de las acciones que se desarrollan a su favor, sino que aún deben
de poder opinar aún en aquellos espacios que parecían reservados sólo ara
los especialista, como parte esencial de una auditoria social de las acciones
públicas desde la mirada de la infancia.
• Ayuda a considerar políticas en materia de derechos culturales, políticos,
económicos y sociales.
• Ofrece medidas que van desde el cuidado del embarazo, hasta la educación
profesional, pero también cuando se encuentra fuera de sus espacios de referencia:
su familia, su patria, su grupo étnico.
• Pondera el valor y apropiación del concepto de derechos por parte de niñas, niños y
sociedad en general como condición ligada estrechamente a su verdadero
cumplimiento.
• Ofrece principios normativos fundamentales para resolver los vacíos y las
contradicciones en materia de justicia juvenil, tema que es materia de preocupación
constante de gobiernos y sociedades.
Convención y política pública... 11

• Promueve la creación de sistemas de información y monitoreo eficientes que den


cuenta del estado que guarda la aplicación de la CIDN en las diversas regiones del
país

3. La Convención establece compromisos fundamentales para la asignación y uso del


gasto público:

La orientación y compromiso fundamental proporcionada por la CIDN para la asignación y


uso del gasto público se encuentra en el principio del interés superior de la niñez (aunque
este principio tiene mucha más otras implicaciones) que da pie a otras normas y
disposiciones comprendidas en este mismo acuerdo internacional. Dentro esto podemos
mencionar algunas consecuencias :

• las sociedades y gobiernos deben de realizar el máximo esfuerzo posible para construir
condiciones favorables a fin de que éstos puedan vivir y desplegar sus potencialidades. Esto
lleva implícita la obligación de que, independientemente a las coyunturas políticas, sociales y
económicas, deben asignarse todos los recursos posibles para garantizar este desarrollo.1
• En lo que respecta a los derechos económicos, sociales y culturales, los Estados Partes
adoptarán esas medidas hasta el máximo de los recursos de que dispongan y, cuando sea
necesario, dentro del marco de la cooperación internacional. Artículo 4º de la CIDN.
• Los Estados Partes garantizarán en la máxima medida posible la supervivencia y el desarrollo
del niño. Artículo 6º de la CIDN.

La CIDN no deja lugar a dudas: si en algo se traduce el cumplimiento de los derechos de la


infancia es en una inversión considerable (al máximo posible) y eficiente (a través de
medidas legislativas, administrativas y de cualquier índole) del gasto público traducido en
indicadores que den cuenta del impacto.

Además, este esfuerzo implica no sólo asignar un mayor gasto público en beneficio de la
infancia, sino de generar estrategias que movilicen los recursos del sector público y de la
sociedad en general en forma articulada y coherente.

Evidentemente, y como lo señala el manual para el cumplimiento de la Convención de los


Derechos de la Infancia ( Imlementation Handbook for the Convention on the right of the child,
UNICEF, 1998), la obligación de dar cumplimiento a los derechos económicos, sociales y
culturales al máximo de los recursos disponibles implica un análisis del presupuesto en al
menos los siguientes aspectos:

• Las medidas tomadas para coordinar las políticas en materia económica con las del
ámbito social.
• La porción de presupuesto dedicada al gasto para la niñez en salud, educación, y
bienestar a niveles centrales, regionales y locales y en los ámbitos tanto federal
como estatales.

1 Comité por la Ley de Niñas Niños y Adolescentes. Propuesta de ley de Niñas, Niños y Adolescentes. p. 8
Convención y política pública... 12

• Las medidas adoptadas para asegurarse de que todas las autoridades competentes
en los niveles centrales, regionales y locales orientan sus decisiones en materia de
presupuesto bajo el principio del interés superior de la niñez y para evaluar la
prioridad que dan a la infancia en sus decisiones políticas.
• Asegurarse que las medidas que se toman para el ofrecimiento de los servicios
sociales se vinculan a reducir las desigualdades entre las diferentes regiones y
grupos infantiles.
• Tomar medidas que garanticen que niños y niñas, principalmente aquellos que
pertenecen a grupos en mayor desventaja, sean protegidos contra el impacto
adverso de las políticas económicas, como es la reducción del gasto disponible para
el sector social.

Este último enunciado nos hace recordar la afirmación que hacemos en diversos foros:
mientras en México ha sido común ver como el gobierno rescata a los bancos o a las
carreteras, no hemos visto un fondo para proteger a la infancia contra el impacto de las
decisiones económicas.

4. La Convención ofrece estrategias para movilizar a los diversos actores sociales y


políticos en promoción de una Cultura de respeto a los derechos de la Niñez.

La CIDN contempla en los diversos artículos que la componen, normas y disposiciones que
hacen referencia a la movilización y participación de familias, comunidades, sociedad y
niñas y niños como estrategia preferente para mejorar su calidad de vida.

En otras palabras, aspira a que la política pública promueva la articulación de esfuerzos de


los diversos actores sociales y políticos (incluyendo a la comunidad internacional) en el
cumplimiento de los derechos de la infancia.

Con todo, podemos leer a través de las recomendaciones del Comité de los Derechos del
Niño de la ONU al Estado mexicano - a partir de los informes de avances en materia de
aplicación de la CIDN ha presentado en 1994 y 1998, el énfasis puesto en procurar que esta
articulación ocurra a través de mecanismos y presupuesto básico para su operación.

Resulta lógico que articular esfuerzos de una sociedad tan compleja y variada como la
mexicana, requiera no sólo del llamado de funcionarios de gobierno a actuar de buena
voluntad, sino un nuevo marco legal y administrativo que de cuenta de una relación
diferente entre el gobierno y el resto de actores que componen el Estado mexicano.

Existen actualmente propuestas sólidas en materia legal que desde hace años las
organizaciones de la sociedad civil vienen promoviendo a fin de dar pie de manera cabal a
esta nueva relación que es tan necesaria en muchos aspectos de la vida social y política de
México y, de entre estos, de la posibilidad de ampliar la participación de la sociedad en la
solución a los problemas que afectan a la niñez y en la promoción de sus derechos como es
el ideal de la Convención. Así, no es posible el desarrollo de una política pública que
atienda de manera integral a los derechos de la infancia sin abrir los espacios para que este
tipo de iniciativas sean parte de la legislación que oriente las acciones públicas.
Convención y política pública... 13

Es claro que no se trata sólo de aumentar el gasto público destinado a la infancia, sino de
lograr que este se multiplique logrando movilizar las capacidades y potencialidades
materiales y humanas existentes en nuestro país.

III. Momentos y condiciones para políticas públicas de largo plazo

El análisis hasta aquí realizado nos permite observar porque consideramos que la CIDN
como nuevo paradigma para el desarrollo de políticas públicas en materia de infancia no ha
logrado penetrar aún en la cultura política mexicana, ni ser un instrumento de uso
cotidiano y de fácil comprensión para quienes toman decisiones que afectan a la infancia.

También hemos podido verificar que la Convención no solo aporta un marco conceptual y
filosófico, sino sobre todo, que sus normas y disposiciones tienen consecuencias directas
para la política pública y para la asignación y uso del gasto social. También debería servir
para que las políticas económicas no pongan en riesgo, como lo hacen de manera
sistemática, la calidad de vida y la supervivencia de millones de niñas y niños mexicanos.

No dudamos que en México durante estos diez años de vigencia de este acuerdo
internacional se han producido diversos análisis para acercar los contenidos de la CIDN al
diseño de políticas públicas. Recientemente UNICEF junto con la Universidad Autónoma
Metropolitana han promovido diversos procesos de capacitación de funcionarios públicos
y de producción de mayor conocimiento que toman como referencia la Convención.
Seguramente también se han originado algunos programas de parte de gobiernos locales o
federal originados desde esta nueva visión.

Sin embargo la magnitud de los problemas de la infancia en nuestro país nos hablan de que
estos esfuerzos no han penetrado aún en las capas más profundas que determinan el diseño
y la aplicación de las políticas públicas.

Como hemos señalado anteriormente, resulta necesaria la construcción de nuevos marcos


legales y el fortalecimiento de los existentes, de nuevas estructuras gubernamentales y de
otra forma de pensar el presupuesto público para - con la conjunción de estas acciones y de
otras más- cumplir con los derechos garantizados en el acuerdo internacional.

Sin embargo vemos que una condición fundamental para marchar en este rumbo consiste
también en el desarrollo de una estrategia que permita acrecentar el interés de funcionarios
públicos de niveles altos, medios y bajos en los temas de la infancia por un lado y de un
mayor conocimiento de parte de más amplios sectores sociales en materia de derechos de la
niñez.

Adicionalmente se requiere fortalecer la sistematización de modelos de intervención social,


muchos de ellos desarrollados desde el trabajo de organizaciones sociales, que – inspirados
en la Convención, alimenten mejores y más eficaces políticas públicas. Si bien cada vez más
sectores políticos reconocen el aporte que desde sus experiencias particulares pueden
desarrollar las organizaciones sociales, resultan sumamente débiles tanto las estructuras
Convención y política pública... 14

como los recursos puestos a disposición para que la influencia de esta experiencia tenga
una mayor relevancia y se amplié en cuanto a visión y capacidad técnico metodológica.

IV. Algunas prioridades en la política pública infantil.

Contamos ya con una propuesta de agenda política sobre legislación para la protección de
los derechos de la infancia, que hemos elaborado en el marco del diálogo con diversas
organizaciones en algunos Estados del país2 y que integra las iniciativas fundamentales en
esta materia, por lo cual no repetiremos aquí su contenido, pero si enfatizaremos una de las
propuestas centrales de esta agenda, que hemos completado con contenidos de la Propuesta
de ley de niñas, niño y adolescentes:

Crear un sistema de coordinación para la promoción y defensa de los derechos de


la niñez y la adolescencia integrado por un conjunto de órganos, entidades y
servicios, del gobierno y la sociedad civil que formulen, coordinen, integren,
orienten, supervisen, evalúen y controlen las políticas, programas y acciones de
interés publico a escala nacional, estatal y municipal; destinadas a la protección y
atención de todos los niños y adolescentes y a su vez establecer los medios a través
de los cuales se asegure el goce efectivo de los derechos y garantías y el
cumplimiento de los deberes establecidos (...)

El sistema estará constituido por órganos de articulación de programas e iniciativas


de gobierno y sociedad civil. Este sistema se compone de tres niveles: el Federal, con
el Consejo Nacional de la Niñez y la Adolescencia; el Estatal con el Consejo Estatal
de la Niñez y la Adolescencia; y a nivel local con el Consejo Municipal de la Niñez y
la Adolescencia.

Los Consejos en su respectivo ámbito de competencia(Federal, Estatal o Municipal), darán


origen, avalarán y darán soporte técnico y financiero a los organismos públicos y sociales
orientados al desarrollo de programas para la protección de los derechos de niñas y niños.

Para tal efecto deberán constituirse Fondos en los niveles federal, estatal y municipal con el
objetivo de financiar los programas y proyectos dirigidos a la protección de los derechos de
la niñez. Este Fondo estará constituido por una base de fondos públicos suficiente para la
puesta en marcha de los programas básicos, así como fondos provenientes del concurso de
la iniciativa privada de la cooperación internacional.

Es claro que la formulación de los programas en los ámbitos respectivos debe ocurrir a
partir de esta estructura propuesta anteriormente. Sin embargo, y con el fin de ofrecer
algunas líneas para reflexionar sobre algunos programas prioritarios que, a partir de

2
Además de que esta propuesta pueda ser solicitada de manera directa, es posible encontrarla en el siguiente
sitio en internet http://spin.com.mx/~ednica/agenda_legislativa.htm
Convención y política pública... 15

nuestra experiencia podrían atender a la promoción del respeto integral de los derechos de
la niñez, hemos considerado algunos:

• Programas que fortalezcan las capacidades familiares, comunitarias y sociales para


garantizar los derechos de niñas, niños y adolescentes.
• Programas que generen un mejor entorno físico y humano para la supervivencia y
desarrollo de la infancia.
• Programas que prevengan las situaciones de riesgo y alto riesgo para la infancia.
• Programas para restituir los derechos a niñas, niños y adolescentes que se
encuentran en condiciones de alta vulnerabilidad.
• Programas que generen formas de participación infantil y el conocimiento y respeto
de sus derechos y que involucren a los diversos sectores de la sociedad y a las
instancias de decisión política.

Estas líneas ofrecen una forma de organizar la política pública a favor de la infancia de una
manera que articularía en cada una de ellas las acciones que diversas secretarías desarrollan
en dirección de la infancia (algunas de las cuales deberían de ser reformuladas a partir de
esta organización.

Además cada línea programática deberá atender a prioridades específicas. Así por ejemplo,
los programas para prevenir la situación de riesgo y alto riesgo para la infancia, deberán
priorizar la situación de calle, la explotación sexual comercial, el trabajo infantil explotado,
entre muchas otras cosas.

Para ello es necesario la realización de un diagnóstico detallado que de cuenta no sólo de


los principales problemas referidos a cada situación, sino que permita ubicar las acciones
eficientes que desarrollan los organismos tanto públicos como sociales en esta materia para
detectar, así aquellos vacíos a los que es necesario atender desde la estructura propuesta.

Con todo no hemos pretendido aquí agotar la riqueza y profundidad de análisis que es
necesario desarrollar a fin de encontrar las mejores estrategias para acercar el diseño de
políticas públicas en el marco de la CIDN. Lo que hemos pretendido es ofrecer algunas
líneas que ayuden a fortalecer la reflexión que es necesaria y a promover un mayor interés
por este tema, sobre todo en una coyuntura tan importante como la que presenciamos
actualmente.
Convención y política pública... 16

La Red por los Derechos de la Infancia en México

Es una coalición de 44 organizaciones de la sociedad civil mexicana que desarrollan


programas a favor de niñas, niños y adolescentes mexicanos en situaciones de
vulnerabilidad y que operan en ocho Estados de la República Mexicana.

Su Misión es :

Que niñas, niños y adolescentes conozcan y ejerzan sus derechos

Sus Objetivos:

• Promover un movimiento social a favor de los derechos de la niñez.

• Incidir en la adecuación de leyes que protejan los derechos de la infancia en México.

• Impulsar políticas públicas que tomen en cuenta el interés superior de la niñez.

• Fomentar y apoyar la construcción de las organizaciones infantiles.

• Fortalecer la capacidad de organizaciones de la sociedad civil mexicana, dedicadas a


la infancia, de actuar como un sector profesionalmente organizado.

Organizaciones miembros:

Acción, salud y cultura


Apac
Ayuda y solidaridad para las Niñas de la Calle
Caracol
Casa Hogar de la Santísima Trinidad
Casa Hogar PAS
Centro comunitario una semilla para el futuro
Centro de educación infantil para el pueblo
Centro de educación popular infantil Nuevo Amanecer
CEAPAC
Cides
Compassion
CONANIMAC
Convención y política pública... 17

Ediac
Ednica
Educación comunitaria Telpochcalli
Fundación Dar y Amar
Fundación Dibujando un mañana
Fundación paral Protección del a Niñez
Makarenko
Instituto pro infancia u juventud femenina
MAMA
Niños anónimos de la Esperanza
Patronato Francisco Méndez
Programa de apoyo a los grupo de la Esquina PAGE
Programa Niños de la Calle
Proyecto Niños Don Bosco
Reintegración social
Renacimiento
Villas Asistenciales Santa Maria
Visión Mundial de México
Jalisco
MAMA
Eugenesis
CIFS—ITESO
ONI
Ciriac
Maria Casillas
Escuela para niñas ciegas de Guadalajara
Diplomado Derechos de niños y niñas
Tiempo Nuevo de Guadalajara
Mi gran Esperanza
Casa Hogar Estancia de María

Anda mungkin juga menyukai