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Tema V.

La Audiencia

Desarrollo de la audiencia en Materia Civil.

El día señalado se realiza la audiencia con la


asistencia obligatoria del ministerio público, el
imputado, el defensor y el querellante. Las
ausencias del ministerio público y del defensor son
subsanadas de inmediato, en el último caso,
nombrando un defensor público o permitiendo su
reemplazo. El juez invita al imputado para que
declare en su defensa, dispone la producción de la
prueba y otorga tiempo suficiente para que cada
parte fundamente sus pretensiones. El juez vela
especialmente para que la audiencia preliminar no se
pretenda resolver cuestiones que no son propias del
juicio.

Si no es posible realizar la audiencia por ausencia


del imputado el juez fijará un muevo día y hora y
dispone todo lo necesario para evitar su suspensión.
A solicitud del ministerio público o del
querellante, el juez puede ordenar el arresto.

En cuanto sean aplicable, rigen las reglas del


juicio, adaptada a la sencillez de la audiencia
preliminar.

De esta audiencia se elabora un acta.


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El actual Código de procedimiento Criminal que
establece: "El Juez de Instrucción es apoderado por
el juez coordinador de los Jueces de Instrucción,
mediante un sistema aleatorio computarizado previo
requerimiento introductivo del Procurador Fiscal.
Una vez apoderado el juez éste procede a preparar la
Sumaria, y una vez concluida podrá emitir dos
decisiones: Un auto de no ha lugar o una providencia
calificativa. La primera la emite cuando no existen
indicios serios, graves, precisos y concordantes que
comprometen la responsabilidad penal del imputado.
La providencia calificativa indica que existen los
indicios serios, graves, precisos y concordantes
para ser enviados a un tribunal Criminal".

(60) Ver Ley No. 334 del 24 de diciembre del 1925,


Art. 1, Cito: "El Juez de Instrucción deberá
someter, con las correspondientes instrucciones, al
Procurador Fiscal, todo proceso del cual haya sido
amparado, dentro de 30 días a contar de la fecha en
que lo haya recibido pudiendo solicitar una prórroga
de 30 o 60 días más rindiendo cuentas de las
diligencias al Procurador General de la Corte
correspondiente".

Herrera Billini, Hipólito, Lecciones de


Procedimiento Criminal, Pag. 172, Cito: "El Juez de
instrucción no puede ni comenzar ni terminar la

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instrucción sin el requerimiento escrito y previo
del fiscal. El juez de instrucción al igual que el
juez no puede apoderarse por sí mismo porque eso
sería ejercer el derecho de persecución y tomar en
sus manos la acción pública que no le ha sido
confiada y además no puede estatuir sobre la
acusación sin obtener la opinión del ministerio
público quien tiene el derecho de ser oído en todo
el curso del proceso penal.

Ubicación de las partes en el Estrado.

Taxativamente, el Código de Procedimiento Civil, no


instituye textualmente la forma en que las partes,
demandante, demandado, intervinientes voluntario y
forzoso deben ubicar el lado que le corresponde en
estrado durante el proceso civil, no obstante, la
práctica jurídica y judicial ha producido la manera,
de situarse cada parte en su lugar correcto al subir
a estrado. Aunque parezca sin importancia, abogados
de experiencia y duchos se equivocan y es el juez,
que también de manera insegura resuelven la
situación. El abogado debe evitar tal impericia y
colocarse en estrado en lugar correcto, a saber:

a) Dependiendo del tribunal y hasta del lugar


geográficamente ubicado, el sitio del estrado

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cambiará, de manera espacial, aunque seguirá la
misma ubicación de los estrados del tribunal civil
de de cualquier municipio o provincia, no importa la
ubicación cardinal.

b) Por tanto, es menester que los abogados puedan


identificar en estrado el lado, el ambón o la barra
en la que va a postular, ya sea como demandante,
demandado, intervinientes voluntario y forzoso o
incidental, de tal manera que no pueda confundirse,
aunque se produzca alguna variación en los estrados
en tribunales desemejantes.

c) En Francia, por ejemplo, cuna de nuestro


derecho civil, han establecido en el proceso civil,
la formula de identificar rápidamente el lugar a
ubicarse en los estrados, la primera, el abogado se
coloca de espalda al juez, es decir quedaría el
juez: a su derecha

d) Entonces el abogado o parte demandante se


colocará a la derecha del juez;

e) Mientras a la izquierda del juez, siempre va


el demandado. Esta ya es una regla que aplica en
todo el país en materia civil y se aplica sin
importar la ubicación del estrado.

f) Sin embargo, aunque tampoco lo establece la


regla procesal, la doctrina y la práctica

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consuetudinaria, ha instituido que el interviniente
voluntario, por participar en el proceso llanamente
para demandar una situación de su interés, debe
colocarse a la derecha del juez, es decir, al lado
del demandante.

g) Por lado, el interviniente forzoso, quien es


puesto en causa para que sea parte del proceso, debe
ubicarse a la izquierda del juez, s decir, al lado
del demandado, como reclamado con interés.

Presentación de calidades.

El Juez de Fondo, así como los demás organismos que


componen la Estructura Judicial de la República
Dominicana en el Proceso Histórico han sido el
producto de los cambios y transformaciones desde su
nacimiento en Francia como de los avances sociales
vigentes en un momento histórico determinado.

El Rol y el papel que juega un Juez siempre ha


estado amparado por normas y reglamentos previamente
establecidas dando origen a su jurisdicción, pero
esto no ha sido elemento para que pueda con sus
acciones sentar precedentes y jurisprudencia.

Como sabemos, el juicio está estrechamente ligado a


la justicia; el juicio sirve para establecer lo que
es justo y relaciona lo honesto con el valor humano
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y lo que un individuo merece tener. El valor está
ligado a la medida y, por eso, a la comparación, sin
embargo el todo no puede ser comparado; sólo la
parte puede encontrar un término de comparación.

Lo primero que se ve al observar el proceso es que


el mismo consta de dos elementos: El Juzgador y el
que ha de ser juzgado. Puesto que juzgar es
necesario, hay que encontrar al hombre digno de
juzgar. Todos los medios excogitados a este respecto
para la elección del juez deben ser considerados
desde este punto de vista. Puesto que un hombre que
no sea parte no existe, la solución está en
encontrar quien sea parte lo menos posible.

En ésta investigación estudiaremos la cultura, la


moralidad y la imparcialidad del Juez estableciendo
de manera clara y diáfana una equidistancia entre
las partes. Destacaremos la abnegación del juez que
es algo que se adquiere con la costumbre y el
entrenamiento y hasta cierto punto con la verdad,
dejando abiertas con esto la pulcritud y
profesionalidad del juez.

En nuestro análisis hemos tomado en consideración la


Resolución No. 1920-2003 dictada recientemente por
nuestra Suprema Corte de Justicia en fecha 13 de
Noviembre del año 2003, en la cual reconoce y asume
los principios fundamentales que se deben tomar en

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cuenta en un debido proceso de Ley y servirán para
allanar el camino a la aplicación del Nuevo Código
Procesal Penal que deberá entrar en vigencia a
partir de Septiembre del año 2004.

Una correcta implementación del Nuevo Código


Procesal Penal requiere desde ahora un conjunto de
adecuaciones en la organización y las prácticas de
las instituciones del Sistema de Justicia Penal de
la República Dominicana, es por eso que la
Procuraduría General de la República mediante
Resolución No. 14786-2003 ha instaurado nuevas
medidas en las leyes vigentes, que al mismo tiempo
permita hacer una transición, pausada pero decidida,
hacia nuevos estadios de ejercicio de las funciones
estatales y sociales, las cuales incluirán esfuerzos
complementarios en los ámbitos de investigación,
persecución, acusación, defensa, juicio y ejecución
de la pena.

En este orden y siguiendo como plan de desarrollo la


secuencia de los objetivos planteados,
desarrollaremos nuestra Tesis de Grado tomando es
consideración las funciones del Juez de Fondo en el
transcurso histórico de la Legislación Dominicana y
describiendo los Principios y Tratados
Internacionales que han incidido en la
estructuración del Nuevo Código Procesal Penal

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Dominicano, el análisis de la fase preparatoria y
preliminar, así como el procedimiento abreviado y el
principio fundamental como lo es la libertad del
hombre.

Las conclusiones y sus tipos.

Debates, conclusiones, Código de Procedimiento


Civil, escritos justificativos, escritos de réplica,
dúplica, abogados, jueces, reapertura de debates,
audiencia, derecho procesal civil, República
Dominicana.

He aquí, sin lugar a dudas, una de las cuestiones


más inestables y llevadas y traídas de la moderna
teoría del proceso civil dominicano. La confusión,
si pudiéramos así llamarle, se genera a partir de la
redacción caliginosa y descontextualizada del
artículo 343 de nuestro viejo Código de
Procedimiento Civil (CPC), a cuyo tenor:

El asunto estará en estado cuando los debates hayan


tenido principio; se reputa que han principiado los
debates cuando se hubieren formulado
contradictoriamente las conclusiones en audiencia.

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Si se tratase de asuntos que se instruyen por
escrito la causa estará en estado cuando la
instrucción esté completa, o hayan transcurrido los
plazos para las producciones y réplicas.

El desarrollo del texto suscita legítimas


inquietudes. Revela, asimismo, un defecto de
congruencia con relación al estado actual de nuestro
derecho y a la práctica procesal vigente, pues el
legislador parte de lo que ocurría en Francia antes
de la reforma de 1944 cuando era el procurador quien
leía las conclusiones en audiencia y a continuación,
en otra ulterior, se presentaban los abogados para
plantear y escuchar plantear, según se tratara de la
parte demandada o de la demandante, los argumentos
que servían de soporte a la defensa.

De ahí que la norma haga referencia a unos famosos


debates que tienen "principio" después de formuladas
las conclusiones en audiencia porque, como asevera
el profesor Tavares frecuentemente, el tribunal oía
esta defensa en una vista posterior a aquella en que
ya se habían leído las conclusiones, de suerte que,
sigue diciendo, "para evitar que el proceso quedara
en suspenso durante el período que medía entre ambas

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audiencias, había avanzado el momento en que el
asunto debía considerarse en estado.

El cierre de los debates de la causa y la posible


reapertura de los mismos.

Debates, conclusiones, Código de Procedimiento


Civil, escritos justificativos, escritos de réplica,
dúplica, abogados, jueces, reapertura de debates,
audiencia, derecho procesal civil, República
Dominicana.

He aquí, sin lugar a dudas, una de las cuestiones


más inestables y llevadas y traídas de la moderna
teoría del proceso civil dominicano. La confusión,
si pudiéramos así llamarle, se genera a partir de la
redacción caliginosa y descontextualizada del
artículo 343 de nuestro viejo Código de
Procedimiento Civil (CPC), a cuyo tenor:

El asunto estará en estado cuando los debates hayan


tenido principio; se reputa que han principiado los
debates cuando se hubieren formulado
contradictoriamente las conclusiones en audiencia.
Si se tratase de asuntos que se instruyen por
escrito la causa estará en estado cuando la
instrucción esté completa, o hayan transcurrido los
plazos para las producciones y réplicas.

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El desarrollo del texto suscita legítimas
inquietudes. Revela, asimismo, un defecto de
congruencia con relación al estado actual de nuestro
derecho y a la práctica procesal vigente, pues el
legislador parte de lo que ocurría en Francia antes
de la reforma de 1944 cuando era el procurador quien
leía las conclusiones en audiencia y a continuación,
en otra ulterior, se presentaban los abogados para
plantear y escuchar plantear, según se tratara de la
parte demandada o de la demandante, los argumentos
que servían de soporte a la defensa.

De ahí que la norma haga referencia a unos famosos


debates que tienen "principio" después de formuladas
las conclusiones en audiencia porque, como asevera
el profesor Tavares frecuentemente, el tribunal oía
esta defensa en una vista posterior a aquella en que
ya se habían leído las conclusiones, de suerte que,
sigue diciendo, "para evitar que el proceso quedara
en suspenso durante el período que medía entre ambas
audiencias, había avanzado el momento en que el
asunto debía considerarse en estado.

Reapertura

Cuando una instancia judicial se cierra, no puede


reabrirse salvo en los casos en que se produzcan

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hechos nuevos o se obtengan documentos relevantes
que no hayan sido sometidos al tribunal. Resulta
absurdo, sin embargo, solicitar que se reabran los
debates cuando una parte ha hecho defecto, pues al
tiempo de demorar la instrucción del proceso,
desnaturaliza la esencia de esta institución
jurídica y la equipara al recurso de oposición.

Todas las veces que nuestra Suprema Corte de


Justicia se ha pronunciado sobre la reapertura de
debates, ha coincidido en que solo puede ordenarse
cuando el impetrante ha concluido en audiencia. El
25 de febrero del 1999, nuestro más alto tribunal
decidió que “la reapertura de debates debe
concederse cuando ambas partes han concluido en
audiencia, y con posterioridad aparecen documentos
que no fueron sometidos al debate, los cuales
podrían influir en la suerte y decisión del asunto,
pero no procede cuando una parte, por las razones
que fuere, hace defecto, y pretende luego de
terminada la audiencia, que el juez le conceda la
oportunidad de oír sus alegatos”.

El 11 de octubre del 2000, consideró que aunque los


jueces son soberanos para decidir si procede o no

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reabrir los debates, es condición de que antes se
hayan producido “conclusiones al fondo de las
partes”. Y el primero de noviembre del mismo 2000,
volvió a reafirmar su criterio en términos muy
vivos: “La reapertura de debates procede cuando
ambas partes han concluido al fondo y antes de
dictase la sentencia, aparecen piezas y documentos
que podrían influir decisivamente en la suerte de la
litis; pero no procede cuando una de las partes ha
hecho defecto, y por tanto, no ha participado en el
juicio, y pretende mediante una solicitud de
reapertura de debates obviar ese defecto, el cual,
sin duda, debe consagrar el juez en su sentencia, lo
que, de aceptarse, constituiría una practica
jurídica aberrante, que tiende a prolongar el
conflicto”.

De manera, pues, que cuando se reabren los debates


para permitirle a la parte que no ha comparecido o
concluido al fondo depositar documentos nuevos – y
siempre serán nuevos porque hasta ese momento no se
han presentado en razón de haber hecho defecto-, se
deforma esta institución jurídica y, de paso, se le
sustraen sus consecuencias al defecto. Insisto en
que la facultad discrecional de que gozan los jueces
para apreciar la conveniencia de reabrir una

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instancia, no debe asemejarse al recurso de
oposición motivado por el descuido del peticionario
a comparecer a la audiencia fijada para conocer el
proceso.

Nunca es bueno agarrar el rábano por las hojas; hay


defecto o no lo hay. Desde el instante mismo en que
no se comparece a audiencia habiendo sido
regularmente citado, se pierde el derecho de aducir
la existencia de documentos o hechos nuevos en esa
fase agotada de la instancia. Y es que como parte
renuente a litigar en la forma, tiempo y condiciones
determinadas por la ley, el defectuante pierde el
favor de ser tomado en cuenta. Es su castigo.

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