Anteriormente, los fuertes ritmos de crecimiento demográfico que tenían las ciudades en su
mayoría europeas era debido a la industrialización tras la demanda de empleo que se genero,
sin embargo en los países considerados como subdesarrollados, la evolución ha sido
semejante pero tuvo mayor relevancia durante el siglo XX gracias a que las ciudades se han
convertido en un lugar de relaciones, contactos, creatividad e innovación. Para estas
personas, la ciudad ha sido siempre la zona libre, es decir que se ha convertido en un sitio de
refugio para los menos favorecidos, desarraigados o minorías que han sido victimas de abuso
por la violencia y han tenido que abandonar su territorio original.
La llegada de estos grupos, haciendo referencia a millones de inmigrantes a finales del siglo
XIX ha comprometido el territorio físico de los países y ciudades en América latina como
por ejemplo Argentina y Chile donde se observan elevadas tasas de crecimiento poblacional
lo cual ha provocado “innovaciones” que aportan al desarrollo urbano de las mismas
permitiéndoles considerarse como los primeros en América del Sur en mejorar su estructura
de conectividad y planeación zonal.
Al ver la necesidad de intervenir de una forma nueva y diferente en el territorio como causa
del aumento demográfico, se empiezan a tener en cuenta las características básicas que
necesitan y representan a la comunidad presente, es decir que el área en muchas ocasiones se
adapta a la misma teniendo en cuenta la mayoría de elementos que demanda para la
supervivencia, sin embargo, lo mencionado anteriormente en América latina no ha sido
acompañado por una planificación urbana necesaria para albergar satisfactoriamente a las
crecientes poblaciones lo que ha ocasionado la aparición de barrios, favelas, villas o tugurios.