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Fitzpatrick, Elyse, ​ídolos del corazón,​ Medellín, Colombia: Poiema Publicaciones, 2013.

Raymer Xool Sáenz

Capítulo 11: Aniquilando tus falsos dioses

Lo primero es identificar los pensamientos y deseos que funcionan como ídolos en tu


corazón. Aunque pudieran parecer piadosos, quizá la importancia que tienen en tus afectos
los has vuelto idolatras. quizás son parte del orden creado por Dios, pero han sido
distorsionados de alguna manera. Mientras estás identificando y cuidándote de tu falsa
adoración, también tendrás que identificar las palabras y hechos específicos que representan
los patrones pecaminosos que fluyen del enfoque idólatra de tu corazón. Estos patrones son el
resultado natural de la ley de rendimiento decreciente de la idolatría. La idolatría nunca está
sola por mucho tiempo, siempre engendra más y más pecado. A medida que identifiques
estos patrones, debes Buscar hacer morir, mediante la oración y el esfuerzo diligente, estos
patrones. A continuación 4 preguntas que nos ayudarán a entender como el fruto pecaminoso
surgió por idolatrar la opinión de alguien: ¿ a quién le estaba rindiendo culto?¿ Qué quería
más que ser Santo/a?¿ qué mandamientos específicos ignoré?¿ específicamente qué pecados
tengo que quitarme? Ahora, ¿Cómo debemos tratar los ídolos que hemos encontrado en
nuestros corazones? Es aterrador pensar que si le damos un pequeño lugar Aparentemente
sin importancia, su influencia y poder crecerán y crecerán hasta que borre nuestro amor por
Dios. Los debemos matar, debemos quemar en el fuego y después desmenuzar los hasta
hacerlas polvo, no podemos intimar con ellos o pensar que los podemos usar para ayudarnos
a salir adelante hasta que juntemos nuestra obra espiritual. Son demasiado poderosos para que
coqueteamos con ellos. ¿Cómo matamos los ídolos? Si nos pudiéramos ver, si fueran sólidos,
sabemos qué hacer. Pero estos ídolos existen en nuestros pensamientos e imaginación, y
sabemos que están ahí porque producen palabras y comportamientos pecaminosos. El ataque
contra nuestra idolatría y el comportamiento pecaminoso que fluye de ella debe comenzar en
varios frentes. La primera batalla se peleará en el campo de la oración. La confesión y el
arrepentimiento sinceros, guiados por el espíritu y consistentes son La única arma Qué puede
debilitar las fortalezas que ocupan nuestros pensamientos y deseos idolatras. La confesión de
nuestra necesidad y de nuestro pecado humilla los corazones naturalmente orgullosos.
Ponerme la confesión humilde es la puerta que me abre los ríos de Gracia. Sé que Dios me
dará su ayuda cuando me incliné ante el, confesando que no tengo esperanza y que soy
impotente sin ella. La verdadera confesión no pone excusas o trata de cubrir la culpa.
Confesamos nuestros pecados porque el pecado es una frente a un Dios santo. Al confesar
estamos diciendo que estamos de acuerdo con la evaluación de Dios de nuestro
comportamiento. Su apreciación de nuestro comportamiento es justa y Santa, primero debes
verte como pecador antes de que puedas conocer el consuelo de un Salvador. Debemos
confesarnos tan precisamente como sea posible. La confesión debe incluir no sólo el
comportamiento externo pecaminoso sino también los deseos y los pensamientos que
provocaron el comportamiento. El arrepentimiento es una gracia del espíritu de Dios por
medio de la cual nosotros, como pecadores, somos humillados interiormente y somos
reformados visiblemente. El verdadero arrepentimiento implica odiar el pecado y apartarse de
él. cuando examina mi corazón me doy cuenta que, Aunque yo quiero apartarme de mi
pecado, no lo hago porque lo odie, por lo general es porque es penoso amor listo, anhelo
desarrollar un corazón que arda de arrepentimiento, y para poder hacer eso debo suplicarle a
mi padre que me dé un aborrecimiento Genuino de mi pecado. es sólo cuando de mi pecado
que tendré el deseo de combatirlo. Los pecados que nos son más queridos son los que
debemos arrancar y expulsar de nosotros. Nos debemos privar de todos los deseos que son
más fascinantes y redituables para nosotros y descubrimos que ellos, no importa qué tan
inofensivos parezcan, nos llevan a venerar cualquier otro Dios o pecado contra él. Después
de que hemos confesado y nos hemos arrepentido de nuestro pecado de idolatría, los debemos
alejar de ellos y Buscar matarlos. Como en cada faceta de nuestra santificación esto lo
podemos hacer sólo por El poder del espíritu santo. A veces vencer la idolatría significa que
tenemos que cambiarnos de lugar donde trabajamos o la compañía que tenemos. No puedes
lograr por ti mismo ningún cambio duradero. Es el poder del espíritu santo el que logra el
cambio. La santificación es un proceso triple: quitar, renovar la actitud y poner.Nuestra
adoración Santa incluye la obediencia y la alabanza sincera. En este proceso de santificación
Tendremos que resistir el deseo de rendirnos y sentir pena por nosotros mismos cuando
veamos nuestro pecado. Reconoce que es la bondad de Dios la que nos lleva al
arrepentimiento. Si Dios bondadosamente nos ha mostrado nuestro pecado, entonces su amor
es lo suficientemente fuerte para transformarnos y esperarnos a pesar del hecho de que parece
que somos presa fácil de nuestras concupiscencias pecaminosas. El Señor Jesús ha pasado por
ahí antes que tú. Él ha comprado tu libertad, limpiado tu corazón y tu conciencia, te ha
investido de poder con su espíritu, asegurado tu alma en su mano. Él te puede rescatar de tu
pecado. Descansa y gózate en Él. Esta gracia que nos ha sido dada, todavía es nuestra
responsabilidad Buscar con diligencia la guía del Espíritu Santo y aprovechar cada medio de
Gracia. Debemos ponernos las energías ordenadas para luchar contra el pecado.

Capítulo 12: Deleitándote en Dios

¿Alguna vez has estado tan conmovido por la gloria de Dios- su bondad, su, su compasión
misericordia- que tu corazón sólo explotó con alabanza? ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que
tu corazón se abundo de acciones de gracias?Tenemos una habilidad que Dios nos ha dado
para disfrutar, y expresar emoción. Nuestras pasiones pueden ser provocadas por la belleza;
nuestras emociones son como vidas por la música, la literatura y el arte; podemos
experimentar la profundidad de dolor trágico y la altura de gozo extasiado. Él nos ha creado
con la habilidad para contemplarlo, comprenderlo y disfrutarlo para que nuestros corazones
brotaran bellos pensamientos acerca de nuestro rey. Él nos ha dado la habilidad para crear,
ejecutar y disfrutar la música y la poesía en nuestra adoración, sólo para que nuestros
corazones se inclinan más hacia él. nuestra habilidad para gozarnos en Dios refleja su gozo y
exultacion en él mismo. Ocupémonos tanto en el conocimiento de la bondad de Dios y en el
deseo de la Comunión con el que nuestras emociones se enciendan en nuestro hombre
exterior reflejen un gran amor. Aunque no debemos Buscar las experiencias emocionales por
ellas mismas, no debemos rechazar la Sólo porque otros no las usen bien o ignoren las
instrucciones de Dios sobre la adoración. ¿Cómo es posible quitar la veneración de otros
dioses y no estamos totalmente ocupados con la adoración del verdadero Dios? Aprender a
tener gran deleite y gozo en Dios es el mayor freno para la idolatría. Ya sea que creas que
cantar solo salmos, sólo himnos himnos y coros, la adoración debe incluir tu cuerpo y tu
corazón, que a su vez incluye tu mente, tus afectos y tu voluntad. Nuestro hombre exterior,
nuestro, debe estar de alguna manera comprometido. Es cierto que las meras posturas
externas no son garantías contra la adoración insensible, pero la escritura invariablemente
vincula la actividad del cuerpo con los corazones que están cautivados con la gloria de Dios.
No tenemos la libertad de alabar a Dios en cualquier manera que decidamos; lo debemos
adorar en las maneras que él ha establecido. Dios nos ha dicho como alabarlo. Nuestros
miedos, tristezas o alegrías son Realmente las maneras en que experimentamos los resultados
de nuestros pensamientos y deseos. Si estás experimentando una emoción en particular, por
lo general es porque has abrigado ciertos pensamientos o deseos en tu corazón que dan pie a
este sentimiento. Nuestras emociones no están bajo nuestro control directo, pero brotan de
nuestro corazón. Nuestras emociones reflejan y responden a nuestros pensamientos internos y
es sólo cuando centramos estos pensamientos en el carácter de Dios que encontramos alegres
alabanzas surgiendo de nuestro corazón. Entrar en la alabanza gozosa es una consecuencia de
meditar su misericordia, gracia, magnificencia, santidad, justicia y bondad. Cuando busques
quitar la adoración idolatra, reemplazándola con la obediencia, necesitarás ponerte un
corazón que aprecia, ame, se goce y celebre la belleza, bondad, santidad y majestad de tu
rey. Descubrirás que tu obediencia Se volverá más placentera cuando tu corazón esté
enfocado en la adoración. Dios está buscando adoradores, pero su plan es transformarnos en
esos que conocen el gozo bellísimo de la adoración rendida, el amor intenso, el temor
reverencial y el asombro extasiado de su persona y presencia. En nuestra duración y en su
poder transformador es glorificado, encuentra gozo y nos concede alegrías para siempre. El
mismo se ha comprometido a transformarnos de idólatras serviles, temerosos e Iracundos, en
hijos felices jugando en el jardín de sus deleites, todo para su máxima Gloria y nuestro
disfrute. Qué podamos, en todo lo que hacemos, Buscar someternos humildemente a su obra
y adorarlo fervientemente, para reflejarlo a él, manifestando al mundo a nuestro alrededor la
Excelencia de su gloriosa gracia.

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