1 Descripción
Con carácter general, y para fundamentar su análisis, el proyecto debe aportar información del estilo de la
que se menciona a continuación en la medida en que su estado de desarrollo lo permita; información que
deberá ser aportada en el estudio de impacto ambiental.
La representación de los productos, insumos y efluentes sobre un diagrama de flujo facilita mucho la
comprensión de un proyecto y ayuda a identificar impactos. Por ello conviene esforzarse en dibujar tal
diagrama y disponer sobre el de los balances de materia y energía. Si no se dispone de un diagrama
ajustado al proyecto, se puede trabajar sobre uno convencional de la actividad proyectada.
Localización del proyecto, de las partes que lo constan y de los elementos físicos que lo forman
o Edificaciones, instalaciones, viario interno, espacios libres, etc.
o Espacio que va a transformarse u ocupar directa o indirectamente en las fases de
construcción y funcionamiento y de forma previsional o permanente.
o Elementos o actuaciones auxiliares que se requieren: áreas de extracción de materiales
para relleno, áridos para la construcción, acopio de materiales, talleres de obra,
vertederos para residuos, desviaciones auxiliares de carretera o de cauces, etc.
Frecuentemente están ausentes de las previsiones del proyecto, y sin embargo pueden ser
agentes muy activos en la generación de impactos.
Partes, elementos físicos y espacios deben venir representados – en términos de localización y geometría –
en los correspondientes planos a escala.
La importancia de especificar el programa que define las diferentes fases del proyecto y el calendario de
operación, se justifica porque el impacto debe evaluarse para cada una de las fases de la estructura vertical
y porque dicho calendario define unos hitos que han de coordinarse con el propio programa de desarrollo
de la EIA; hitos que marcan momentos cruciales para la introducción de medidas correctoras de impacto
ambiental.
La legislación ambiental que le afecta; cuyas determinaciones limitan las alternativas del proyecto:
índices de inmisión atmosférica, cargas de contaminantes de los vertidos y canon correspondiente,
calidad del agua, hábitats y/o especies protegidas, ruidos, conservación de suelos, grados de
libertad en la localización, tecnología, tamaño, calendario de operaciones, etc. Del proyecto.
La relación con los planes existentes, directrices y políticas, debe considerarse en dos sentidos:
cumplimiento de la normativa de los planes vigentes y especificaciones que le afectan y efecto del
proyecto en el desarrollo del plan. Particular interés tiene el cumplimiento de la normativa
urbanística, que, siendo de carácter generalmente local, determina fuertemente la conflictividad
del proyecto. asimismo las directrices, políticas y planes de ordenación territorial que atribuyen
funciones a cada punto del territorio a partir de su capacidad de acogida y establece una normativa
reguladora del uso del suelo, aprovechamiento y comportamiento, que garantizan la integración
del proyecto en el medio. Por último, cuando un proyecto se plantea como desarrollo de los planes
vigentes su conflictividad se reduce y, en todo caso, las incidencias ambiéntelas de imposible
solución serian achacadas al plan.
La localización geográfica del proyecto en relación con su entorno territorial, en cuanto a pieza del
sistema.
La coherencia, en tipo, escala, diseño y materiales de los elementos físicos que lo forman – edificios
e instalaciones – con condiciones climáticas, ecológicas y paisajísticas.
La relación del proyecto en términos de oportunidades y efectos, con las infraestructuras de
transporte, energéticas, de comunicación, de aguas y saneamiento y con los equipamientos sociales
de su entorno, en cuanto a elementos materiales cuya modificación por el proyecto puede afectar
poblaciones.
Estimación de las actividades inducidas que, a su vez desencadenaran nuevos impactos. En muchas
ocasiones el problema ambiental resulta agravado por que el proyecto induce actividades en su
entorno; son ejemplos típicos las bandas próximas a carreteras, el caso de los embalse cuyas
márgenes frecuentemente atraen actividad recreativa y turística o la presión urbanizadora para
segunda residencia que a veces desencadena la accesibilidad asociada al excelente viario rural que
proporciona la concentración parcelaria.
Lo más común será que el examen se haga al principio del proceso reflexionando sobre las facetas expuestas
más arriba y considerando:
Los objetivos del proyecto, para enjuiciar si pueden conseguirse con otros planteamientos distintos
más adaptados al medio. Se trata de criticar el enfoque estratégico del proyecto en la idea de
aceptarlo y pasar al examen de las alternativas tácticas (localización, tecnología, proceso, etc.) o
hacer una especie de enmienda a la totalidad: un cambio de enfoque. Además, la reflexión sobre la
prioridad de los objetivos socioeconómicos y/o territoriales en la zona debe orientar el grado de
sacrificio ambiental que podrían justificar.
Las alternativas tácticas del proyecto, para ver en que medidas se han considerado las mas
adaptadas al medio, y ello en términos de su localización, diseño – materiales , formas, colores, etc.
– procesos productivos, tecnología, tamaño, calendario de ejecución y funcionamiento u
desmantelamiento o abandono.
Los efectos del proyecto sobre su entorno se enjuician para detectar la posible existencia de
enfoques y alternativas menos agresivas. Pueden hacerse ya en las primeras fases del estudio
algunas reflexiones sobre el tema o bien aplicar metodología general que se describe en el resto del
capítulo.
Primer Nivel: fase, se refiere a las que forman la estructura vertical del proyecto: estudios previos,
construcción, explotación/funcionamiento y desmantelamiento.
Segundo Nivel: Elementos, que pueden identificar partes homogéneas del proyecto – tramos de
una carretera, zonas de acceso, de extracción, de tratamiento y de escombreras en una explotación
minera, etc. – o procesos de distinto carácter, como por ejemplo el tráfico que se produce en la
fase de construcción de una carretera. El Elemento, pues, se refiere, sin más, al segundo nivel de
desagregación del proyecto.
Tercer nivel: acciones concretas, una acción se refiere a una causa simple, concreta, directa, bien
definida y localizada de impacto; desbroce y despeje, movimiento de tierras, emisión de un
determinado contaminante por el tráfico de una carretera, obras de fábrica, emisión de ruido por
las maquinarias de obra, señalización etc. Por ejemplo para la fase de construcción de una
carretera.
Relevantes: han de ajustarse a la realidad del proyecto pro desencadenar efectos notables.
Excluyentes/independientes: para evitar solapamiento que puedan dar lugar a duplicaciones en la
contabilidad de los impactos.
Fácilmente identificables, es decir susceptibles de una definición nítida y de una identificación fácil
sobre planos o diagramas de proceso.
Localizables; atribuibles a una zona o punto concreto del espacio en que se ubica el proyecto.
Cuantificables: en la medida de lo posible, deben ser medidas en magnitudes físicas.
Para la confección del árbol de acciones conviene ayudarse por diversos instrumentos existentes, tal como:
5 Herramientas
Mapas: representación de partes que componen el proyecto en el espacio geográfico.
Diagrama de árbol de acciones: representación visual de las acciones que componen el proyecto.