CONSTITUCIONES
CONCILIARES Y SINODALES
DEL
ARZOBISPADO DE SEVILLA
Años 590 al 1604
Por
JOSÉ SÁNCHEZ HERRERO
ANTONIO HERRERA GARCÍA
MIGUEL ÁNGEL NÚÑEZ BELTRÁN
RAMONA NÚÑEZ QUINTANA
Sevilla, 2007
ÍNDICE
CONCILIOS HISPANOVISIGODOS
I. CONCILIUM HISPALENSE PRIMUM (590)
PRIMER CONCILIO DE SEVILLA. Año 590.
Prólogo.
I. Que los curas enseñen a sus parroquianos las cosas de nuestra santa fe
católica, y que haya una tabla en cada iglesia en que se contenga todo lo
que les han de enseñar.
II. Que los curas amonesten a sus parroquianos que sepan la confesión general
y las oraciones de la iglesia.
III. Que se diputen personas que instruyan en la santa fe católica a los nuevamente
convertidos y qué es lo que los curas han de hacer cerca de esto.
IV. Que los curas sean diligentes en administrar los santos sacramentos.
V. Que los médicos ante todas las cosas amonesten a los enfermos que curen sus
ánimas.
VI. Contra los adivinos y hechiceros y los que van a ellos.
VII. Que se den cartas generales cada año contra los que están en pecados
públicos y se proceda hasta invocar el brazo seglar.
VIII. La orden de proceder contra los que no se confiesan y comulgan.
IX. Qué pena incurren los que se dejan estar descomulgados por un año o más
tiempo.
X. Que los albaceas y testamentarios cumplan dentro de cierto tiempo los
testamentos de los difuntos.
XI. Qué fiestas se han de guardar, y que los curas las notifiquen a sus
parroquianos.
XII. Contra los que no oyeren misa mayor los domingos y fiestas de guardar o
las quebrantaren y contra los que venden carne e cosas vedadas en la
cuaresma e días de ayuno.
XIII. Que en el rezar y oficios divinos se conformen en toda la provincia con la
iglesia metropolitana.
8 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
XIV. Cómo deben estar los eclesiásticos en los oficios divinos y la orden que
han de tener en ellos.
XV. Lo que se ha de guardar cerca de celebrar los oficios divinos y administrar
los sacramentos en tiempos de entredicho.
XVI. Que los curas puedan ejercer su oficio en tiempo de sede vacante sin
haber otra licencia para ello.
XVII. La orden que se ha de guardar en el decir de los treintanarios.
XVIII. Que no se haga pacto ni convención por las misas y divinos oficios ni por
las sepulturas.
XIX. Que no se diga misa fuera de la iglesia ni se dé licencia para ello.
XX. Lo que se ha de guardar cerca de los confesionarios o altares portátiles.
XXI. Que no se celebren velaciones fuera de la iglesia.
XXII. Que no se hagan representaciones en las iglesias.
XXIII. Que todas las iglesias parroquiales se conformen con la iglesia mayor en
tañer el Ave Maria e Vísperas.
XXIV. De la vida y honestidad de los clérigos.
XXV. Que los clérigos de orden sacro o beneficiados se confiesen e comulguen a
lo menos en las tres pascuas.
XXVI. Que los sacerdotes puedan elegir confesor.
XXVII. Que los clérigos no tengan concubinas.
XXVIII. Que los clérigos no estén presentes a los matrimonios ni bautismos de
sus hijos, ni se acompañen de ellos.
XXIX. Que los clérigos no tengan tratos de mercadurías.
XXX. Que los vicarios se informen de la vida de los clérigos de su vicaría y envíen
relación de ello al prelado en cada año.
XXXI. Que los beneficiados residan en sus beneficios y no se ausenten sin licencia
del prelado, y en su ausencia cómo han de ser proveídos los capellanes.
XXXII. Que los religiosos no sirvan beneficio ni capellanía.
XXXIII. Qué calidades han de tener los que se han de ordenar y que no
intervengan ruegos sobre las órdenes.
XXXIV. Que no lleven derechos algunos por las órdenes.
XXXV. Que no hagan matrimonios clandestinos y la pena que incurren los
contrayentes y los testigos.
XXXVI. Lo que se ha de guardar en el matrimonio de los extranjeros.
XXXVII. Contra los que se casan en grados prohibidos de derecho.
XXXVIII. Contra los que se casan dos veces.
XXXIX. Contra los blasfemos.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 9
XL. Lo que han de guardar los que se acogen a las iglesias y el tiempo que han
de estar en ellas.
XLI. La orden que los vicarios y curas han de guardar cerca de los cuestores.
XLII. Que no se ejecuten los mandamientos de ningún juez apostólico sin ser
vistos primero y examinados por el ordinario.
XLIII. Que no se de posesión de beneficio a alguno sin mandamiento del ordinario.
XLIV. Que no sean admitidos a celebrar los sacerdotes peregrinos o ordenados
fuera de la diócesis, aunque traigan facultades, sin que muestren licencia
del ordinario.
XLV. Que los notarios apostólicos muestren sus títulos y sean examinados.
XLVI. La orden que se ha de guardar en la visitación de las iglesias.
XLVII. Que ninguno pueda ser mayordomo de alguna iglesia más de dos años y
que se le tome la cuenta públicamente.
XLVIII. Que no se hagan obras algunas en las iglesias sin mandamiento del prelado.
XLIX. Que no se pague cosa alguna al notario por el libro de visitación sin
mandamiento del provisor.
L. Que se haga libro auténtico de todos los bienes de las iglesias.
LI. Que el santo sacramento de la eucaristía y la crisma y el óleo estén en lugar
decente y debajo de fiel custodia.
LII. Que no se empresten los ornamentos de las iglesias.
LIII. Que no se enajenen las cosas de las iglesias.
LIV. Que las iglesias no sean encastilladas.
LV. Contra los que quebrantan la inmunidad eclesiástica.
LVI. Que no se hagan estatutos ni ordenanzas contra la libertad eclesiástica.
LVII. La orden que han de tener los jueces eclesiásticos en hacer sus audiencias.
LVIII. Que en las causas leves no se reciba escritos.
LIX. Que los provisores y oficiales no cometan las causas matrimoniales en
especial la recepción de los testigos.
LX. Que no den cartas de excomunión por causas livianas.
LXI. Que no se lleven asesorías por los jueces eclesiásticos.
LXII. Que los notarios y alguaciles y otras personas no lleven más de los
derechos contenidos en los aranceles.
LXIII. La aplicación de las penas.
LXIV. Que en cada iglesia de toda la provincia haya un libro de estas
constituciones.
Aprobación y confirmación de las constituciones del cardenal Diego Hurtado de
Mendoza.
10 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
Prólogo
I. De la doctrina cristiana
II. De la orden que se ha de tener con los moriscos
III. Con quien se han de confesar los clérigos
IV. Que haya confesionarios públicos
V. Que los clérigos ejerciten sus órdenes
VI. Que no se admitan en los bautismos más de un compadre y, a lo más, un
compadre y una comadre
VII. Que hagan los clérigos conferencias
VIII. Que los clérigos no acompañen mujeres
IX. Que los vicarios foráneos no den censuras generales
X. Cerca de los que han comido grosura en tiempo prohibido
XI. Sobre las vacantes de servicios y beneficios
XII. De los jueces apostólicos
XIII. De cómo han de venir al Sínodo
XIV. Sobre el pedir limosna
XV. De los testes sinodales
Respuestas dadas por Don Cristóbal de Rojas y Sandoval, arzobispo de
Sevilla, en el sínodo de 1573 a las peticiones que fueron presentadas en el
sínodo del año anterior de 1572
Epístola
LIBER PRIMUS
TÍTULO I. De Suma Trinitate et fide católica
Capítulo 1. Protestación de fe y condena de las herejías. 2. Lo que el cristiano ha
de creer y saber. 3. Que los curas y sacristanes enseñen la Doctrina
Cristiana. 4. De qué edad se a de saber la doctrina cristiana. 5. Que los
curas declaren el Evangelio ha sus parroquianos. 6. De lo que los curas han
de declarar al pueblo acerca de los sacramentos y artículos de la Fe. 7.
Instrucción para los moriscos. 8. Disposiciones sobre los moriscos.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 11
LIBRO SEGUNDO
TÍTULO I. De iudicis & officio ordinarii et vicarii.
TÍTULO II. De Officio delegati
12 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
LIBRO TERCERO
TÍTULO I. De vita et honestitate clericorum
TÍTULO II. De Clericis non residentibus
Capítulo 1 Obligación de residencia. 2. Que a lo menos un cura more en la
collación
TÍTULO III. De praebendis
Capítulo 1.Que ningún clérigo sirva más de un beneficio o capellanía. 2. Que los
vicarios dentro de ocho días avisen cuando vacare algún servicio.
TÍTULO IV. De rebus ecclesiae non alienandis
Capítulo 1. Que en cada iglesia haya libro de posesiones. 2. Que no se enajenen
las cosas de la iglesia. 3. Que no se presten las cosas de la iglesia. 4. Que
en los arrendamientos no se aumenten vidas por haber labrado. 5. De las
obras de las iglesias. 6. Del depósito que se ha de hacer de los tributos de
capellanías que se redimieren.
TÍTULO V. De officio oeconomi
Capítulo 1. De la elección de los mayordomos de las fábricas. 2 Tiempo del oficio
de mayordomo. 3. Cómo se han de tomar cuentas a los mayordomos. 4.
Que no vendan el pan sin licencia. 5. Que los mayordomos y curas no
compren el pan de las iglesias. 6. Visita de las posesiones de la iglesia. 7.
Licencia para realizar obras. 8. Sobre las compras. 9. Del maestro mayor de
fábricas. 10. Del libro de pleitos que ha de tener el mayordomo mayor de
fábricas. 11. Sobre gastos de viajes.
TÍTULO VI. De testamentis
Capítulo 1 Sobre la ejecución de los testamentos. 2. Que no se impida la libertad
de los que testan.
TÍTULO VII. De sepulturis
Capítulo 1. Cómo se a de doblar por lo difuntos. 2. Sobre llevar a hombros difuntos.
3. Que no se hagan llantos demasiados por los difuntos. 4. Del enterrar de
los difuntos. 5. Que las sepulturas no se vendan.
TÍTULO VIII. De decimis
Capítulo 1. Excomunión de los defraudadores. 2. Que nadie solicite a
parroquiano ajeno a que se pase a su parroquia. 3. Pragmáticas de los
Reyes Católicos sobre los diezmos.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 13
LIBRO CUARTO.
TÍTULO I. De sponsalibus et matrimoniis.
Capítulo 1. Cómo se ha de contraer el sacramento del matrimonio. 2. Que el cura
no remita las moniciones aunque haya causa. 3. Que los desposados se
velen dentro de seis meses. 4. Dónde y a qué hora se han de hacer las
velaciones. 5. De qué manera se ha de dar licencia a los extranjeros para
contraer matrimonio. 6. Que los que se hubieren de desposar sepan la
doctrina cristiana y confiesen y comulguen. 7. Cómo se han de recibir las
informaciones de los que se quisieren desposar. 8. Contra los que se casan
en grados prohibidos.
LIBRO QUINTO
TÍTULO I. De simonia
Capítulo 1. Que no se haga pacto ni convención por las misas y divinos oficios,
ni se tomen prendas. 2. Que, si el que se signare llevare frutos del beneficio
del signado, sean avisados por sospechosos de simonía, así él como la
persona en quien resignó. 3. Que los arrendadores no puedan nombrar
servidores ni sustitutos en los beneficios y capellanías. 4. Que los
beneficios y capellanes no hagan pactos con los sustitutos de llevar parte
de lo que les pertenece.
TÍTULO II. De magistris
Capítulo 1. Que ninguno ponga estudio de gramática ni escuela para enseñar a
leer sin que preceda examen y licencia del ordinario por la orden que aquí
se contiene.
TÍTULO III. De sortilegiis
Capítulo 1. Contra los adivinos y hechiceros y los que van a ellos. 2. Contra los
que usan las supersticiones, y que no se traigan nóminas ni se cure con
ensalmos ni bendiciones sin examen y licencia del ordinario.
TÍTULO IV. De maledicis
Capítulo 1. Que pone penas contra los blasfemos.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 15
LIBRO PRIMERO
TÍTULO I. Título De Summa Trinitate et fide católica
Capítulo. 1 Protestación de fe y condena de las herejías. 2. Lo que el cristiano ha
de creer y saber. Doctrina Cristiana. 3. Lo que el cristiano tiene obligación
de creer y lo que los curas le han de enseñar cerca de la Doctrina Cristiana,
de suso referida. Explicación de los catorce Artículos de la Fe. Explicación
16 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
LIBRO SEGUNDO
TÍTULO I. De iudiciis & officio ordinarii
Capítulo 1. Guarden los jueces el tenor de las provisiones. 2. Hagan el juramento
aquí contenido. 3. Procedan contra los clérigos que delinquieren, aunque
18 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
sean exentos, y contra los religiosos que viven fuera de los monasterios. 4.
En las causas graves examinen los jueces los testigos por sus personas. 5.
No se tengan por ratificados los testigos en causas graves. 6. No lleven los
oficiales derechos de las escrituras y autos fiscales. 7. No se lleven
derechos a los pobres. 8. Cométanse las informaciones de los pobres que
fueren denunciados a los vicarios. 9. Acompáñense los receptores con los
vicarios o curas para hacer las informaciones de los clérigos. 10. Háganse
las informaciones contra clérigos en las causas criminales por receptor
clérigo. 11. Háganse las informaciones contra clérigos con mucho recato y
véalas el Provisor a solas. 12. El delator no se admita por testigo, si no
fuere guardando lo aquí contenido. 13. No se muestren las informaciones
sumarias a los reos con los nombres de los testigos. 14. Cuando se
sentenciare algún clérigo por algún delito, no sea suelto hasta que se haga
la diligencia aquí contenida. 15. No reciban los jueces dádivas ni presentes,
so la pena aquí contenida. 16. Lo mismo guarden los demás oficiales, so la
pena aquí contenida. 17. No lleven los jueces asesorías. 18. No se forme
proceso por causas civiles leves. 19. No se multipliquen los procesos. 20.
Visiten los jueces las cárceles los sábados de cada semana. 21. No se den
sentencia sin estar llenos los autos. 22. Las obras de las iglesias se den a
hacer a cada oficial de su oficio. 23. Los oficiales en quien se remataren, no
las traspasen en otros. 24. No se dé obra a tasación. 25. No se dé a hacer
obra sin tener por lo menos la cuarta parte del dinero que ha de costar
junto. 26. No se hagan ornamentos bordados. 27. Haya un libro en que se
asienten los sacrilegios. 28. Haya un libro en que se asienten las
condenaciones de las causas fiscales. 29. No se tengan dos oficios. 30. Los
oficiales no entren con armas en las audiencias. 31. En los memoriales de
los delitos que trajeren los receptores pongan los testigos que podrán
testificar. 32. Que a los oficiales que no los tuvieren se den títulos. 33. Los
oficiales no juren en los tribunales. 34. Excúsense las riñas y pendencias en
los tribunales. 35. Cada tres años se nombren jueces de residencia.
TÍTULO II. De officio delegati
Capítulo 1. Las personas que se nombraron por jueces sinodales. 2. De los
derechos que los jueces sinodales pueden llevar. 3. No admitan petición
alguna, si no la trajere el procurador de la parte.
TÍTULO III. De Procuratore Fiscali
Capítulo 1. Las partes y calidades que han de tener los fiscales. 2. Juren en
manos del secretario que guardarán lo aquí contenido. 3. Las diligencias
que han de hacer para averiguar los delitos. 4. Las diligencias que han de
hacer para seguir las causas en grado de apelación. 5. Asistan los fiscales a
las Audiencias públicas. 6. Las denunciaciones de clérigos amancebados
las hagan ante notario clérigo, guardando la forma aquí contenida. 7. No
se cobren derechos sin condenación. 8. Cuando algún clérigo fuere
condenado en suspensión, reclusión o destierro, haga la diligencia aquí
contenida.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 19
LIBRO TERCERO
TÍTULO I. De vita & honestitate clericorum
Capítulo 1. Que los clérigos de Orden sacro traigan la corona, sin copete y la
barba redonda. 2. Traigan bonetes y no sombreros. 3. Traigan de rúa
manteos y sotanas de paño negro, y de camino lleven hábito decente. 4.
No traigan medias calzas de color ni las demás cosas aquí prohibidas. 5. El
hábito que han de traer los de primera tonsura y menores Órdenes. 6. No
anden rotos, sucios ni mal vestidos. 7. Lo que han de guardar los
estudiantes, aunque no tengan Ordenes, cerca del hábito. 8. No traigan los
clérigos armas. 9. La pena del que anduviere de noche después de la
queda. 10. No traigan lutos, sino en los casos aquí permitidos. 11. No
bailen, dancen ni canten en bodas. 12. No jueguen en público. 13. La pena
del que tuviere tablaje en su casa, o fuere donde lo hubiere. 14. No anden
con sobrepellices fuera de las iglesias. 15. No soliciten pleitos ajenos. 16.
No sean arrendadores. 17. No acompañen mujeres. 18. No tenga mujer
sospechosa en su casa. 19. No tenga mujer con quien en algún tiempo
estuvo infamado. 20. Los vicarios informen muy en particular de la vida y
costumbres de los clérigos que hubiere en sus distritos. 21. Lo que se ha
de guardar cuando algunos clérigos riñeren.
TÍTULO II. De clericis non residentibus
Capítulo 1. De la pena del cura que no residiere. 2. La pena de los capellanes que
no residieren. 3. Que a lo menos un cura more en la collación.
TÍTULO III. De praebendis
Capítulo 1. Que no tenga uno dos servicios que sean incompatibles. 2. Que no
tenga uno dos capellanías que requieran personal servicio. 3. Que cuando
se hiciere colación de alguna capellanía, que por razón del superávit esté
obligado a rezar, sea examinado y sepa algo de latín. 4. Que cuando uno
dotare una capellanía en su propia persona valga por lo menos treinta mil
maravedíes. 5. Las diligencias que se han de hacer para saber si son ciertos
los bienes de las capellanías que se fundan. 6. Que las capellanías, que
tuvieren obligación de decirse las misas por sus propias personas, no se
den sino a sacerdotes o a los que dentro de un año se pudieren ordenar.
7. La limosna que se ha de dar a los servidores de capellanías. 8. Los
mayordomos de las fábricas no reciban en dinero las dotes de las
capellanías. 9. Lo que se ha de dar a las fábricas por la administración de
las capellanías de que están encargadas, que no tienen superávit. 10. Lo
que se ha de guardar para gozar uno del patitur cuando estuviere enfermo.
11. Que los vicarios dentro de ocho días avisen cuando vacare algún
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 21
servicio. 12. Que los que pretendieren tener algún Patronazgo, hagan las
diligencias aquí contenidas. 13. No se haga repartimiento ni división de la
renta de las capellanías, y guárdese lo aquí contenido.
TÍTULO IV. De rebus Ecclesiae, non alienandis
Capítulo 1. Que en cada iglesia haya libro de posesiones. 2. Que no se enajenen
las cosas de las iglesias. 3. Que no se presten las cosas de las iglesias. 4.
Que en los arrendamientos no se aumenten vidas por haber labrado. 5.
Del depósito que se ha de hacer de los tributos de capellanías que se
redimieren. 6. Que en cada iglesia se haga archivo para las escrituras, y no
se saque ninguna sino de la manera que aquí se manda.
TÍTULO V. De officio aeconomi
Capítulo 1. De la elección de los mayordomos de las fábricas. 2. Los
mayordomos sean añales. 3. Cómo se han de tomar las cuentas a los
mayordomos. 4. Que no vendan el pan sin licencia. 5. Que los
mayordomos y curas no compren el pan de las iglesias. 6. Que el pan de
las fábricas se reparta con igualdad entre los vicarios y curas y personas
aquí contenidas. 7. Que las posesiones y heredades de las fábricas se
arrienden a dinero y no a pan. 8. Visiten cada año las posesiones de las
fábricas. 9. Los vicarios y (donde no los hubiere) los curas visiten cada tres
años las posesiones de las fábricas. 10. Que no se hagan obras, si no es
guardando lo en este capítulo contenido. 11. Que no se compren
materiales, sino pregonándolos por baja y con asistencia del vicario o cura
más antiguo. 12. Que no reciban posturas sin asistencia del vicario. 13.
Hagan los reconocimientos de los tributos y bienes de la iglesia que
estuvieren por hacer. 14. Para los pleitos de las fábricas acudan al letrado
y oficiales que están salariados. 15. No prometan dotes a las huérfanas,
hasta que haya de qué pagárseles. 16. No compren cosas para las iglesias
sin que lo vea el Provisor. 17. Del maestro mayor de las fábricas. 18. Del
libro de pleitos que ha de tener el mayordomo mayor de las fábricas. 19.
Lo que el mayordomo mayor de fábricas ha de hacer cuando se trajere
algún dinero de ellas a esta ciudad. 20. Cómo se ha de tomar en cuenta a
los mayordomos lo que gastaren en venir a esta ciudad.
TÍTULO VI. De testamentis
Capítulo 1. Dentro de qué tiempo han de cumplir los testamentarios los
testamentos. 2. Que no se impida la libertad de los que testan. 3. Lo que se
ha de gastar por el alma del difunto que muere abintestato. 4. Lo que a de
hacer el juez de testamentos pasado el año para hacerlos cumplir.
TÍTULO VII. De sepulturis
Capítulo 1. Cómo se ha de doblar por los difuntos. 2. Los derechos que han de
llevar los sacristanes por doblar a los difuntos. 3. Los sacerdotes no lleven
cuerpo de difunto sobre sus hombros, si no fuere sacerdote. 4. Que no se
hagan llantos demasiados por los difuntos. 5. Del enterrar de los difuntos.
6. Que las sepulturas no se vendan. 7. Que no se lleven a enterrar los
22 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
LIBRO CUARTO
TÍTULO I. De Sponsalibus & Matrimoniis
Capítulo 1. Cómo se ha de contraer el sacramento del matrimonio. 2. Que el cura
no remita las moniciones, aunque haya causa. 3. Que el Juez de la Iglesia
no dispense en todas las tres moniciones. 4. Que, cuando los curas
amonestaren algunos para casarse o cuando los desposaren, no digan el
señor ni mi señor. 5. Que los desposados se velen dentro de seis meses. 6.
Dentro de qué tiempo se han de recibir las bendiciones nupciales. 7.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 25
Dónde y a qué hora se han de hacer las velaciones. 8. La pena de los que
cohabitaren en concertándose, antes de casarse. 9. De qué manera se ha
de dar licencia a los extranjeros para contraer matrimonio. 10. Que no se
dé licencia para contraer matrimonio a los que no supieren la Doctrina
Cristiana. 11. Cómo se han de recibir las informaciones de los que se
quisieren desposar. 12. Contra los que se casan en grados prohibidos.
LIBRO QUINTO
TÍTULO I. De Simonía
Capítulo 1. Que no se haga pacto ni convención por las misas y divinos oficios
ni se tomen prendas. 2. Que, si el que resignare llevare fruto del beneficio
resignado, sean habidos por sospechosos de simonía, así él como la
persona en quien se resignó. 3. Que los arrendadores no puedan nombrar
servidores ni sustitutos en los beneficios y capellanías. 4. Que los
beneficiados y capellanes no hagan pactos con sus sustitutos de llevar
parte de lo que les pertenece. 5. La pena de los patrones que llevaren algo
por presentar. 6. Que los patrones no den letras de provisión, ni hagan
promesa de ella hasta que las capellanías estén vacas.
TÍTULO II. De Usuris
Capítulo 1. De la pena de los logreros y usurarios.
TÍTULO III. De Magistris
Capítulo 1. Que ninguno ponga estudios de Gramática ni escuela para enseñar
a leer, sin que preceda examen y licencia del ordinario, por la orden que se
sigue. 2. Que los estudiantes no hagan obispillo el día de S. Nicolás.
TÍTULO IV. De sortilegiis
Capítulo 1. Contra los adivinos y hechiceros y los que van a ellos. 2. Contra los
que usan de supersticiones y que no se traigan nóminas ni se cure con
ensalmos ni bendiciones sin examen y licencia del ordinario.
TÍTULO V. De maledicis
Capítulo 1. Que pone penas contra los blasfemos.
TÍTULO VI. De poenitentiis & remissionibus
Capítulo 1. Que los médicos ante todas cosas amonesten a los enfermos que
curen sus almas y que, pasado el tercero día después de amonestados, no
los visiten. 2. La pena de los médicos que no cumplieren lo contenido en
el Capítulo pasado. 3. Que los clérigos de orden sacro y beneficiados
puedan elegir confesor, con que sea de los aprobados. 4. Que haya
confesionarios abiertos y se pongan en lugares públicos. 5. Que a ningún
sacerdote que no haya cumplido cuarenta años se dé licencia para
confesar mujeres. 6. Con quién se ha de hacer la confesión para cumplir
con el precepto de la Iglesia. 7. Que los confesores no pidan ni reciban
dinero ni otra cosa alguna en el acto de la confesión, ni antes ni después.
26 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
1 La letra D numerada que precede a cada obra es la abreviatura que será utilizada en las notas de
variantes que acompañarán a los textos latinos de estos Concilios y que remiten lógicamente a las
obras correspondientes, mientras que las referencias bibliográficas completas de cada una de ellas se
hallan en la Bibliografía final de este libro).
30 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
2 Hispalis / hispalense se encuentran en las inscripciones romanas y Spalis / Spalensis siempre en los
libros góticos de aquella época.
3 cohabitent en D. 1
4 carissimo en D.6, D.7
5 fratri en D. 1, D.2, D.3, D.5, D.6, D. 7
6 Pelagio en D.2; Pagasio en D.7
7 Sintitius en D.1, D.3, D.5 ; Sinticius en D.6, D. 7
8 in unum en D.1, D.3, D.5, D.6, D.7
9 caritatis en D.6, D.7
10 mutua en D.2
11 te laetum multo conseruet in tempore en D.2
12 consistentibus en D. 5; consedentibus en D. 6, D. 7
13 quos libertasse en D. 1, D.3, D.6, D.7; quae libertasse en D.5
14 diacones en D.1, D.3, D. 6, D.7
15 quos libertaverat en D.1, D.3, D.5, D.6, D.7
16 in eodem breve en D.1, D.3; in eodem Brevi en D.5; in eodem brevi en D.6, D.7
17 adnotatos en D.1, D.3, D. 7; annotatos en D.5, D. 6
18 constituta en D.6, D.7
19 in canone 3 Conc. Agath. D.5
32 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
63 Abderitanus en D.1, D.3; Petrus ecclesiae Accitanae episcopus en D.6; ecclesiae Iliberitanae, D.7
64 Sinticius ecclesiae Italicenses episcopus en D.6, D.7. Aparece primero Sintitius y después Petrus en
D.1,D.3, D.6, D.7
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 35
personas sino solamente a sus hijos y nietos. También a estos mismos hijos y nietos
que permanecen con el peculio de ellos como idóneos en el dominio de la iglesia, no
se les permita transmitir sus bienes a una persona extraña; pero si alguno de éstos
muriera sin heredero, vaya su peculio a la santa iglesia.
2. En verdad, estos esclavos que, sustraídos del dominio de la iglesia, el obispo
mencionado entregó a sus parientes, si él mismo no dio en compensación a la iglesia
bienes semejantes de su patrimonio, vuestra iglesia los admita sin ninguna
oposición. La iglesia no sólo la vuestra, esto es la Astigitana, guardará esta forma,
sino que, si algunos circularon con tal condición o suerte procedentes del dominio
de la iglesia a través de toda la provincia Bética, estarán sometidos a igual resolución.
Duro es, pues, e irreligioso que un obispo, que vive de los estipendios eclesiásticos y
muy poco contribuye con su propiedad a las riquezas de la iglesia, sustraiga las
ofrendas de otros del dominio eclesiástico.
3. Respecto a otras cosas, conoced que esto ha sido definido por nosotros para borrar
las manchas de los clérigos, porque algunos obispos, no guardando el decreto del
Concilio de Toledo, publicado recientemente, están poco preocupados con los
súbditos, de ahí se acordó que si los presbíteros, diáconos o clérigos no suprimían las
compañías de mujeres extrañas o la amistad de las criadas por la advertencia de su
obispo, que, en segundo lugar, los jueces se apoderen de estas mujeres, apresadas
con el consentimiento y el permiso del obispo, en su beneficio, para que el poder
judicial reprima este abuso, mientras el obispo no sea eficaz en detenerlo, sin
embargo, prestado este juramento por los jueces a los obispos, que no las devuelvan
a los clérigos de ningún modo, pero si las devolvieran, los mismos jueces sean
castigados con la pena de excomunión. En cuanto a aquellas mujeres, separadas por
el obispo, según los cánones anteriores, sean entregadas en un convento para servir
a Dios.67 Estas decisiones las subscribimos con nuestra mano. Enviada a vuestra
santidad el día antes de las nonas68 de Noviembre del quinto año del reinado
glorioso de nuestro señor el rey Recaredo. Era 627.
Leandro, obispo de la santa iglesia de Sevilla, firmé y subscribí esta constitución.
Juan, obispo de Cabra, firmé y subscribí esta constitución.
Agapio, obispo de la santa iglesia de Córdoba, firmé y subscribí esta constitución.
Esteban, obispo de Elvira, firmé y subscribí esta constitución.
Basilio, obispo de Niebla, firmé y subscribí esta constitución.
Velato, obispo de Tucci, firmé y subscribí esta constitución.
Pedro, obispo de Guadix69, firmé y subscribí esta constitución
Sincio, obispo de Itálica, firmé y subscribí esta constitución.
quería obedecer a los jueces, como esto fuera probado por el obispo de la primera
sede, que escriba para que ninguno obispo se comunique con él, hasta que
obedezca.
Del Concilio Hispalense, cap. X
Si algún obispo, pues, dejara de acudir a un sínodo o a una asamblea de
hermanos, o tuviera a bien en marcharse antes que se disuelva el concilio, se sepa
privado de la comunión de los hermanos, y no está permitido recibirlo si no ha sido
absuelto en el sínodo siguiente.
Del Concilio Hispalense, cap. X
Que los obispos al exponer los bienes de la Iglesia a cerca de sus parientes,
eviten la reprensión y que guarden discreción.
Del Concilio de Sevilla
Que se le conceda a cada Iglesia el manso70 íntegro sin servicio alguno, que
todos , el rico como el pobre, rectamente ofrezcan a sus iglesias las primicias y
diezmos , tanto del ganado como de los frutos. Pues dice el Señor a través del
Profeta: Traed todos los diezmos a mi granero, que haya alimento para los que sirven
en mi casa. Todo campesino y cada artesano haga el diezmo justo de acuerdo con su
negocio. Pues del mismo modo que el Señor dio todas sus cosas, así exige el diezmo
de todos; lo mismo de los frutos del campo que de todo alimento, lo mismo de las
abejas que de la miel, lo mismo de los corderos que de los vellones y quesos, lo
mismo de los cerdos que de las cabras, de los bueyes y de los caballos, exigimos lo
mismo de los menores como de los mayores y de los demás. Si alguno no pagara
todas estas cosas, es saqueador de Dios, ratero y ladrón., y las maldiciones que hizo
recaer el Señor sobre Caín, se acumulan al que no dividió rectamente. Pero de todos
estos no haya nadie que pida el censo de los sacerdotes o servicio alguno, excepto el
eclesiástico.
(619)
mittendos, ita, vt si31 in dioecesi possidentis sitam basilicam, veteribus signis limes
praefixus monstraverit32, ecclesiae, cuius est iusta retentio, sit33 aeternum dominium.
Quod et si34 limes legitimus eandem basilicam non concludit35, et tamen longi
temporis probatur obiecta praescriptio, appellatio repetentis episcopi non valebit,
quia illi tricenalis36 obiecto silentium imponit37. Hoc enim et saecularium principum
edicta praecipiunt, et praesulum Romanorum decreuit aucthoritas. Sin vero infra
metas tricenalis temporis extra alienos terminos basilicae iusta retentio38, repetentis
episcopi39 iuri sine mora restituetur.
3. Tertia definitione ad nos oblata precatio est, a reuerentissimo40 fratre
nostro Cambrene41 Italicensi episcopo, pro quodam clerico Passando42, qui
deserens ecclesiae suae cultum43, in qua dicatus ab exordijs infantiae44 fuerat, ad
ecclesiam Cordubensem se contulit.Quem elegimus45, vt si nihil proponeretur de
eo, sine dilatationis obiectu46, proprio reformetur47 episcopo. Scribitur enim in lege
mundiali de colonis agrorum, vt vbi esse quisque iam48 coepit ibi perduceret49.
Non aliter et de clericis, qui in agro ecclesiae operantur, canonum decreto
praecipitur, nisi vt ibi permaneant, vbi esse coeperunt50. Ideoque placuit, vt si quis
clericus, ministerijs ecclesiae propriae destitutis, ad aliam51 transitum fecerit,
compellente ad quem fugerit52, sacerdote, ad ecclesiam, quam prius incoluerat
remittatur. Qui vero eum susceperit53, nec statim sine vllo nisu exceptionis ad
propriam ecclesiam remittendum elegerit, quamdiu eum restituat communione
se privatum agnoscat. Desertorem autem clericum cingulo honoris atque ordinis54
exutum, aliquo tempore monasterio religari 55 conuenit, sicque postea in
56 in ministerium en D.7
57 peruagationibus en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
58 correctionem en D.6, D.7
59 subsequuta en D.1, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
60 nuntiatum est en D.5, D.6, D.7
61 Egabriensis en D.7
62 ecclesiae suae en D.5
63 detentus dolore en D.6, D.7
64 dedisse en D.1, D.2, D.3, D.4, D.5, D.6, D.7
65 praesumptionis
66 vocationis en D.6
67 accussari en D.7
68 et ab eo non consecrationis titulum, sed ignominiae potius eulogium perceperunt, ne en D.1, D.3, D.4,
D.5; lo mismo pero con eloquium en D.6, D.7
69 talis ultra en D.1, D.3, D.4, :5, D.6, D.7
70 gradu sin a en D.6, D.7
71 sacerdotii en D.5
72 abjiciantur en D.5
73 Tragitanum en D.5
74 presbyterem en D.6, D.7
75 exsilio en D.5
76 novam en D.5
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 47
presbyterum77 vel diaconum audeat. Nam multi sunt, qui indiscussos78, potestate
tyrannica, non authoritate canonica, damnant79.Et sicut nonnullos gratia
favoris80sublimant, ita quosdam odio inuidiaque permoti, humiliant et ad leuem
opinionis auram condemnant, quorum crimen non approbant. Episcopus enim
sacerdotibus81 ac ministris solus honorem dare potest, auferre solus non potest. Si
enim hi, qui in seculo82 a dominis suis honorem libertatis83 adepti sunt, in servitutis84
non reuoluuntur, nisi publice apud praetores ac praesides85 tribunali foro fuerint86:
quanto magis hi, qui diuinis altaribus consecrati, honore Ecclesiastico decorantur87?
qui profecto nec ab vno damnari, nec, vno iudicante, poterunt honoris sui privilegijs
exui: sed praesentanti88 synodali iudicio, quod canon de illis praeceperit, definiri.
7. Septimo examine relatum est nobis, venerantissimum89 quondam Agapium
Cordubensis vrbis90 episcopum, frecuenter presbyteros91 destinasse, qui absente
pontifice altaria erigerent, basilicas consecrarent. Quod quidem non est mirum, id
praecepisse virum, Ecclesiasticae disciplinae92 ignarum, et statim a seculari militia93
in sacerdotale ministerium delegatum. Ergo ne vltra talis a nobis licentia vsurpetur,
communi sententia statuendum oportuit, scientes quia sicut presbytero illicita
consecratio est altaris, ita et constitutio. In diuinis enim literis, praecipiente
Domino, solus Moses94 in tabernaculo Dei erexit altare, solus ipse vnxit, quia
summus vtique95 sacerdos Dei erat, sicut scriptum est de eo96: Moses et Aaron in
sacerdotibus eius. Ideoque id, quod tantum facere principibus sacerdotum iussum
est, quorum typum Moses et Aaron tenuerunt, presbyteri97, qui filiorum Aaron
gestant figuram, arripere non praesumant. Nam quanvis cum episcopis plurima illis
mysteriorum98 communis sit dispensatio, quaedam tamen authoritate veteris legis99,
monasterium cum rebus suis restaurent, et quod140 impie vnus subuerterit141 omnes
pie reforment.
11. Vndecima actione communi consensu decreuimus, vt monasteria
virginum, in prouincia Baetica condita, monachorum administratione ac praesidio
gubernentur. Tunc enim salubria Christo dicatis virginibus prouidemus, quando
eis patres epitales eligimus142, quorum non solum gubernaculis tueri, sed etiam
doctrinis aedificari possint, ea tamen143 circa monachos disciplinae144 cautela
seruata, vt remoti ab earum peculiaritate, nec vsque ad vestibulum habeant
accedendi familiare permissum145. Sed neque abbati146, vel ei qui praeficitur,
extraneam147, quae praeest, loqui virginibus Christi aliquid, quod ad institutionem
morum non pertinent148, licebit: neque cum ea sola149, quae praeest, frecuenter eis
loqui oportet, sed sub testimonio duarum vel trium sororum, ita vt rara sit
accessio, et brevis omnino locutio. Absit enim, vt monachos (quod etiam dictu
nefas est150) Christi virginibus familiares esse velimus: sed, iuxta quod iussa
regularum vel canonum admonent, longe discretos atque seiunctos151, eorum
tantum easdem gubernaculis deputamus, constituentes vt unus monachorum
probatissimus eligatur, cuius curae sit, praedijs earum rusticis vel urbanis152
intendere, fabricas extruere, vel si quid aliud est153, ad necessitatem monasterij
prouidere, vt Christi famulae pro animae suae154 tantum vtilitate solicitae, solis
diuinis cultibus viuant, operibus suis inseruiant. Sane is, qui ab abbate
praeponitur, iudicio sui episcopi comprobetur. Vestes autem illae ijisdem cenuijs155
faciant, a quibus tuitionem expectant, ab ijsdem denuo (vt praedictum est)
laborum fructus et procurationis suffragium recepturae. Si qui autem
monachorum156 hanc ordinationem aut contempserint aut qualibet inertiae
dissolutione neglexerint, sciant, quod eorum tepor atque superbia 157,
excomunicationis sit plectenda censura.
immaculata fides et sancta Ecclesia Dei docet, confitemur Dominum nostrum Iesum
Christum intemporaliter ex patre Deum178 natum, temporaliter ex vtero gloriosae
virginis Mariae hominem editum: et ob hoc, in vna subsistente persona,179 duas
naturas habentem: Deitatis quae ante secula180 genitus est: et humanitatis181, in qua
diebus vltimis editus est: in illa secundum formam Dei, in ista secundum formam
serui consistens: in illa patri manens aequalis, in ista sine peccato similis nostrae
conditioni182; in illa invisibilis, in ista visibilis: in illa inviolabilis, in ista passibilis; in
illa ex qua mori non potuit, in ista in qua mortem183 suscepit. Cuius geminae naturae
distinctio, primum ex literis legis, deinde ex propheticis et euangelicis atque
apostolicis depromenda est paginis, vt ea, quae asserimus, non argumentis, sed
exemplis scripturarum firmemus.Lex in vna eademque Saluatoris nostri persona sic
demonstrat vtramque naturam. Diuinam, loquente Domino ad Mosen184: Ecce mitto
angelum meum, qui praecedat te185. Observa eum, et audi vocem eius, quia est
nomen meum in illo. Humanam, loquente eodem Domino ad Abraham: In semine
tuo benedicentur omnes gentes, id est, in carne Christi, quae de Abrahae stirpe
descendit. Propheta in Psalmis, sub vna eademque Christi persona, sic ostendit
vtranque naturam. Diuinam, secundum illud: Ex vtero ante Luciferum genui te.
Humanam, secundum hoc: Et homo factus est in ea, et ipse fundauit eam altissimus.
Divinam, secundum illud: Eructuauit cor meum verbum bonum. Humanam
secundum hoc: Speciosus forma prae filijs hominum. Prophetia186 in Proverbijs, in
vna eademque Christi persona, sic declarat vtramque naturam. Divinam, secundum
illud: Ante colles genuit me. Humanam, secundum hoc: Dominus creauit me in initio
viarum suarum. Divinam, secundum illud: Necdum erant abyssi, et ego iam concepta
eram. Humanam, secundum hoc: Sapientia aedificauit sibi domum, corporis vtique
sui templum in quo filius Dei inhabitaret187, dum verbum est caro factum188.
Prophetia189 in Esaia, sub vna eademque Christi persona, sic demonstrat vtranque
naturam. Deitatis, secundum illud: Numquid ego qui190 alios parere facio, ipse non
pariam, dicit Dominus? Humanitatis191, secundum hoc: Ecce virgo in vtero concipiet,
et pariet filium. Divinitatis192, secundum illud: Rorate caeli desuper, et nubes pluant
iustum. Humanitatis193, secundum hoc: Aperiatur terra, et germinet salvatorem, et
iustitia oriatur simul. Item alibi194: Humanitatis, secundum hoc: Paruulus natus est
nobis. Divinitatis, secundum illud: Filius datus est nobis. Paruulus enim Christus ad
susceptae humanitatis naturam pertinet, quia homo est factus195: filius autem datus,
ad divinitatem196, quia Dei filius. Et vt ostenderet in vtraque natura vnam esse
personam parvuli nati, et filij dati197, adiecit: Vocabitur nomen eius, magni consilij
angelus, Deus fortis, pater futuri seculi198. In euangelio quoque in vno eodemque
Christo, divinae naturae significatio199. Ego et pater vnum sumus. Humanae naturae
insinuatio, Pater maior me est. Divinae naturae significatio, Ego sum via, veritas et
vita200. Humanae naturae insinuatio: Tristis est anima mea vsque ad mortem. Diuinae
naturae significatio: Omnia per ipsum facta sunt. Humanae naturae insinuatio, Non
veni facere voluntatem meam, sed voluntatem eius, qui misit me, patris201. Paulus
quoque Apostolus in vno eodemque Christo naturam diuinitatis exprimit, cum dicit202:
Primogenitus omnis creaturae, Ipse est ante omnes, et omnia in illo constant.
Humanitatis declarat naturam, cum dicit203: Ipse est caput corporis ecclesiae. Et alibi:
Qui cum in forma Dei esset, non rapinam arbitratus est, esse se aequalem Deo, sed
semetipsum exinaniuit, formam serui accipiens. Per hoc enim quod dicit204: Qui cum
in forma Dei esset, naturam in eo diuinae maiestatis ostendit: per hoc205 autem quod
adiecit, formam serui accipiens206, naturam humanae humilitatis significat207. Et
iterum: Cum esset (inquit) diues, pauper factus est, vt illius inopia nos diuites
essemus. Vbi enim dixit: Cum esset diues, diuinae naturae gloria panditur: et vbi
adiecit, pauper factus est, humanae infirmitatis susceptio208 demonstratur. Item, in
ipso initio apostolici209, geminae sic ostenditur in vno eodemque Christo naturae
distinctio210, Deitatis ex patre, dum dicit: Credo in vnum Deum211 patrem
omnipotentem, et in Christum Iesum212 filium eius vnicum, dominum nostrum213.
consummatum: Qui peccata, (inquit) nostra pertulit in corpore suo super lignum, vt
peccatis mortui, iustitiae viuamus240, cuius liuore sanati sumus. Et paulo post: Christo
igitur passo in carne. Ergo si Christus in carne passus est, non secundum Deum, sed
secundum hominem crucifixus est241. Ecce perpatuit de filio Dei, qui passus est, qui
mortuus est242, corporis hoc tantum fuisse, non Deitatis. Aliena sunt enim ista Deo,
testante propheta de illo: Deus sempiternus, Dominus creans fines terrae, non
laborabit, neque deficiet, et in Psalmo243: Tu autem idem ipse es, et anni tui non
deficient. Omnes enim in Christo infirmitates humanitas sola portauit. Caro enim
habuit vagitus infantiae, non diuinitas. Caro est pannis inuoluta, non Deitas. Caro
habuit alimenta, caro portauit aetatum commercia. Nam et quod fatigatus est, quod
esurijt, quod dormiuit, quod fleuit, passioni proximus, tristis fuit, quod postremo
ipsam passionem et mortis conditionem sustinuit, totum hoc ad infirmitatem
pertinet humanitatis, non ad incompraehensibilem244 substantiam Deitatis. Vnus est
enim Christus, Deus et homo, caro et verbum. Sed vnde Deus, inde habet
inmortalitatem: vnde homo, inde pertulit passionem: et unde caro, inde mortuus: et
vnde verbum, inde aeternus. Neque enim potest esse Deitate passibilis, qui est
virtute paternae naturae245 aequalis. Vnde et patri derogatur, dum natura Deitatis in
filio passibilis creditur. Nam si vna patris et filii substantia est, vtique sicut pater, ita
et filius immortalis est. Et si Ego et pater vnum sumus, sicut in patre non est mors,
ita nec in Dei filio mors. Et si verum est, omnia quae habet pater, mea sunt, ergo
immortalitas patris cum filio communis est246. Nam quod ait Apostolus de infidelium
ignorantia. Si enim cognouissent, nunquam Dominum gloriae crucifixissent: non
quasi Dominus gloriae sit crucifixus, vt natura Deitatis videatur esse passibilis, sed
quia vnus in vtraque natura est Christus, secundum assumptis hominis formam,
Dominus gloriae dicitur passus, sicut e contrario est illud: Nemo asscendit in
caelum, nisi qui descendit de caelo filius hominis. Dum de caelo descendisset247, nisi
tantum Dei filius, nondum idem factus filius hominis248. Propter personae ergo249
vnitatem, et ad hominem referuntur in Christo, quae Dei250 propria sunt: et diuinitati
asscribuntur, quae hominis sunt. Et ideo dum pati ac mori dicitur251, non est Deitatis,
sed carnis proprium: sic252 tamen propter vnitatem personae253, ipse Deus et natus ex
virgine, et passus, et mortuus praedicatur, sed infirmitate carnis nostrae, non virtute
diuinitatis suae.Quod vero idem Apostolus ait, Si enim cum inimici essemus,
reconciliati sumus Deo per mortem filij eius: sic dicitur254 Dei filius mortuus, sicut
dicitur de martyribus passis et mortuis, quorum tamen non sunt animae occisae in
corporis passione255, ore veritatis testante256 : Nolite timere eos, qui occidunt corpus,
animam autem non possunt occidere. Vbi agnocit oportet, si animae martyrum257,
corpore perempto, supplicijs extingui non possunt258: Deus, qui conditor est259
animarum, quomodo per crucem carnis pati potuit exitium mortis? Quod etiam alibi
aptius260 declaratur, eodem filio Dei loquente: Potestatem habeo ponendi animam
meam, et potestatem habeo iterum261 sumendi eam. Quod si ipsa deitas mortua
extitit, quaero, quis animam ipsam262 resumpsit? Stultum est ergo, crucis passionem
divinae applicare naturae, sed tantum creabili et humanae. Sola enim caro crucis
exitium sensit, sola caro lancea pertulit, sola caro sanguine et aqua manauit263. Ipsa
sola mortua, ipsa sola in sepulcro posita, ipsa sola tertia die resuscitata264: quae etiam
glorificata caelos adijt, in qua et venturus est iudex265 in gloria patris, iudicaturus de
viuis ac mortuis266. Prolatis ergo267 noui ac veteris testamenti testimonijs, in quibus
duae naturae Christi patefactae sunt, in vnam subsistenti268 persona, in quibus et
passio eius apparuit, in homine solo expleta: deinde opotuit sententias subnecti
sanctorum partum, qui in sacris literis ingenti gloria refulserunt269, vt etiam eorum
traditione perpateat, quia Dominus noster Iesus Christus, ex duabus naturis et una
persona subsistit, et quia mortem et passionem in sola carne suscepit.
Sanctus ergo270 Hilarius in explanatione271 epistolae ad Thimoteum, sic
loquitur: Nam et cum dicit scriptura, Homo Christus: et cum dicit, Christus mortuus
est272: et cum dicit, verbum caro factum est, non est spoliandus273 per fraudulentiam
legentis expositionibus suis sermo. Nam274 vbi homo Christus est, praecedit mediator
Dei atque hominum, ex deo homo, vtrumque vnum275: sitque, inter hominem et
Deum medius confessione in se vtriusque naturae. Vbi vero Christus mortuus est,
subijcitur, qui resurrexit, qui est in dextera Dei. In morte eius, carnis nostrae
infirmitas est: in resurrectione, virtutis eius potentia276: in consessu277 Dei, dignitas.
Sanctus quoque Ambrosius in expositione euangelij secundum Lucam, sic asserit:
Non enim suam, sed nostram crucem278 Christus asscendit: nec mors illa divinitatis,
sed hominis fuit279. Et paulo post: Etenim Christus omnia, et in Christo omnia, licet
in singulis Christus operetur, caro tamen moritur, vt resurgat. Item280 in eodem libro
exponens inter alia dicit: Tristis est anima mea Et alibi: Nunc anima mea turbata est
valde281. Non ergo suscipiens sed suscepta, turbatur. Anima enim obnoxia
passionibus, divinitas libera. Etenim282 spiritus promptus, caro autem infirma. Tristis
autem non ipse est283, sed anima. Non est tristis sapientia, non diuina substantia, sed
anima.284 Suscepit corpus meum, non me fefellit285, vt aliud esset, et aliud videretur.
Sanctus Athanasius in tractatu quem scripsit de Christi natiuitate, sic dicit: In hoc sit
ergo, fratres charissimi, fides nostra, in hoc tota salus et vita consistat, vt credamus,
Deum Dei filium primum ante omnia secula, a Deo patre inuisibiliter impassibiliter
genitum286, deinde ex Maria virgine secundum hominem natum, secundum hunc
hominem passum, mortuum, sepultum, resurrexisse ab inferis, asscendisse in
caelum. Item idem in expositione fidei: Verbum (inquit) nascitur de Maria virgine287,
accipiens corpus animale: sed neque sermo compraehensus est carne, et supra
carnem288, et sicut Deus praescius289, Dei virtus, Dei veritas. Passus autem humana290,
sed sermo Dei inpassibilis est. In passione quidem moritur homo, vt viuificaret
protoplastum, qui ceciderat per inobedientiam.
Sanctus Gregorius scribens ad Celidonium, dicit: Naturae enim duae in
Christo, Deus et homo. Non autem duo filij nec dij duo. Item idem in sermone de
filio: Vno autem (inquit) capitulo moneo, vt altiora quidem asscribas divinitati et illi
naturae, quae passionibus et corpore probatur esse superior: humiliora autem
naturae humanae291 attribuas, quae ex parte infirmitatis nostrae assumpta est. Item
311 ut desisteret esse criatura. Nam si substantia hominis (quod ob.cit. credere) in divinitatem, falta en el
D.B. en cambio aparece en D.1, D.3, D.4, D.6, D.7
312 Deitati en D.6, D.7
313 Maximum en D.1, D.3, D.4, D.6, D.7
314 Si unitatem personae, et filius hominis de caelo descendit, et filius Dei cruxifixus est, no aparece en
D.1, D.3, D.4
315 ubi resurgeret en D.6, D.7
316 ibi resurrexit, ubi mortuus est en D.6, D.7
317 numquam fuit en D.6, D.7
318 Caro mortua est en D.6, D.7
319 Idem in explanatione en D.6; idem explanatione en D.7
320 igitur en D.6, D.7
321 in una coeunte persona en D.7
322 ad persolvendum en D.5
323 natura inviolabilis naturae est unita passibili en D.6, D.7
324 adimit en D.6, D.7
325 servi formam en D.6, D.7
326 agit en D.1, D.3, D.4, D.6, D.7
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 61
paternae gloriae non recessit327, ita caro naturam nostri generis non reliquit. Sanctus
quoque Fulgentius in libro, quem de incarnatione Domini nostri Iesu Christi scripsit,
inter alia sic intulit: Dico itaque vobis, iuxta sanctorum patrum traditionem,
Dominum nostrum Iesum Christum in duabus naturis inconfusis328, id est, diuinitatis
et humanitatis, vnam personam siue substantia329 confiteri. Idem post alia: Si quis
ergo in Domino nostro Iesu Christo aut duas naturas, aut vnam noluerit siue
dubitauerit credere aut330 praedicare personam, vel si quis noluerit confiteri
eundem331 Deum atque hominem, id est, verbum incarnatum de Maria virgine, pro
nostra salute veraciter natum: tantum catholica fide depraehenditur332 ac
demonstratur extraneus, vt sacramento redemptionis humanae resistat ingratus. Et
paulo post: Verbum caro factum333, vnus et plenus est Christus, vnus ex vtraque et334
in vtraque, id est, in humana335 diuinaque natura, in quo sic vtriusque naturae prorsus
vnitio gloriosa persistit336, vt siue diuinitati Christi humanitatem quis demat, siue
humanitati diuinitatem detrahat, Christum sacrilega infidelitate et blasphema
praedicatione dissoluat. Item paulo post: Christus pro nobis carne est passus337, qui
de Deo patre solus natus est impassibilis Deus338. Ipsum itaque Christum filium Dei,
pro nobis mortem carne gustasse, salus immortalitate diuinitatis eius, veraciter
credimus. Item339 post hoc: Quia340 non est alter Deus, alter homo, sed idem vnus est
Christus, Deus, et homo: profecto idem Deus Christus341, qui et mortem suam342
carne suscepit: et idem homo Christus est, qui mortem suam343 diuinitate destruxit.
Idem quippe Christus Dei filius, qui diuinitate mori non potuit, carne mortuus est,
quam344 mortalem Deus immortalis accepit: et ideo345 Christus Dei filius, carne
mortuus resurrexit, quia immortalitatem suae diuinitatis, carne mortuus, non amisit.
Hinc est, quod etiam post resurrectionem suam, sicut in cicatricibus veris, et in vera
comestione piscis et mellis, soliditatem in se verae carnis edocuit: ita clausis foribus
ingrediens, veram in se virtutem sempiternae diuinitatis ostendit, vt agnosceretur et
naturalis fuisse Christi morientis infirmitas, et eidem resurgenti naturalis inesse
maiestas. Haec quidem, quae tam diuinae scripturae, quam etiam sanctorum patrum
eloquia docuerunt, decretis nostris breuiter inserta protulimus, demonstrantes
geminam carnis et Deitatis naturam in vna Domini et saluatoris nostri persona:
passum quoque eundem in ea natura, quae corporis est, non passum in ea natura,
quae Deitatis est. His ergo346 concordi sententia in tribus secretarijs definitis, pro
confirmatione347 sui, propriam subscriptionem348 subiecimus.
Isidorus in Christi nomine ecclesiae Spalensis episcopus, subscripsi.
Bisinnus349 in Christi nomine ecclesiae Eliberritanae350 episcopus, subscripsi.
Rufinus in Christi nomine ecclesiae Asidonenses episcopus, subscripsi.
Fulgentius in Christi nomine ecclesiae Astigitanae episcopus, subscripsi.
Cambra in Christi nomine Ecclesiae Italicensis episcopus, subscripsi351
Fidentius in Christi nomine Ecclesiae Tuccitanae episcopus, subscripsi.
Theodulphus in Christi nomine Ecclesiae Malacitanae episcopus, subscripsi
Honorius in Christi nomine ecclesiae Cordubensis episcopus, subscripsi.
Traducción por
RAMONA NÚÑEZ QUINTANA
1. Sobre las quejas de Teodulfo, obispo de la iglesia de Málaga, contra algunos obispos en
defensa de ciertos territorios353.
2. Sobre las quejas de los obispos Fulgencio y Honorio en defensa de ciertos
territorios.
3. Sobre los clérigos desertores que sean devueltos a sus obispos.
4 Acerca de que no se ha de promover al presbiterado o al diaconado a contraer
segundas nupcias.
5. Que los presbíteros no se atrevan a ordenar ni al diácono ni al presbítero
6. Acerca de que no deben de ser depuestos los presbíteros o los diáconos por el
obispo.
7. Sobre lo que se prohíbe a los presbíteros en los sacramentos eclesiásticos.
8. Sobre los soberbios libertos de la iglesia para que sean reintegrados a la
servidumbre.
9. Sobre los ecónomos para que no sean nombrados de entre los laicos.
10. Sobre no destruir los monasterios.
11. Sobre los monasterios de las vírgenes para que sean protegidos por los monjes.
12. Sobre cierto obispo de los acéfalos.
13. Sobre las dos naturalezas y una sola persona en Cristo.
cánones, para que por medio de éste se demuestre la diferencia de los grados y la
categoría de la dignidad del sumo pontífice. Y tampoco está permitido a los
presbíteros en presencia del obispo entrar en el baptisterio ni, presente el obispo,
ungir o signar a un niño ni, sin orden de su obispo, reconciliar a los arrepentidos ni,
presente éste, ofrecer el sacramento del cuerpo y de la sangre de Cristo, ni, en su
presencia, enseñar al pueblo, ni bendecir ni saludar ni tampoco exhortar a la plebe.
8. En la octava discusión se trató de un tal Eliseo de la familia de la iglesia de
Cabra, que, liberado364 por su obispo, rápidamente pasó de la libertad al mal de la
contumacia, y así, por soberbia no solo quiso destruir la salud del mismo obispo con
artimañas venenosas sino que también, olvidadizo de su libertad, dañó a su iglesia
protectora. Contra éste justamente se dirige la ingrata acción en la orden de los
cánones y de las leyes, para que, no obstante, castigado con la pérdida de la libertad
inmerecida sea reintegrado al vínculo de la servidumbre con el que nació. Pues,
conviene suprimir mas bien que conservar el estado de tales personas, que se dirigen
contra su obispo365 o su iglesia protectora, para que la esclavitud, a los que la libertad
es perniciosa, sea saludable y los que dotados de la libertad adquirida han
comenzado a enorgullecerse, aprendan366 a obedecer como súbditos.
9. En la novena sesión hemos sabido que algunos de nuestra institución
tienen, contra las costumbres eclesiásticas, laicos nombrados ecónomos en los
asuntos divinos. Por consiguiente, habiéndolo tratado juntamente, decidimos que
cada uno de nosotros, según los decretos de los padres Calcedonenses, nombre para
sí un ecónomo de entre el propio clero. Pues, no conviene que un laico sea vicario
del obispo y que los seglares juzguen en la iglesia. Pues, en un único y mismo oficio
no debe haber desigual profesión. Esto también está prohibido en la ley divina, al
decir Moisés: No ararás con un buey y un asno a la vez. Esto es, no reunirás a
hombres de diferente profesión en un mismo oficio. De ahí que conviene que
nosotros obedezcamos no solo a los libros divinos sino también a los preceptos de
los Santos Padres, decidiendo que los que se asocien en las administraciones
pontificias de la iglesia no deben discrepar ni por el oficio ni por costumbre: porque
no pueden estar unidos ni asociados quienes los estudios y los votos son diferentes.
Si algún obispo, pues, decidiera después de esto que la propiedad eclesiástica debe
de ser administrada o por un procurador laico o creyera que debe ser gobernado sin
el testimonio del ecónomo, verdaderamente como violador de los cánones y
defraudador de los bienes eclesiásticos no sólo sea juzgado como reo delante de
Cristo por los bienes de los pobres sino también permanecerá como culpable en el
concilio.
10. En la décima sesión decidimos de común acuerdo, a petición de los padres
de los monasterios, que los cenobios fundados recientemente en la provincia de la
Bética, como también aquellos que son antiguos, permanezcan unidos con una firme
y constante estabilidad. Pues si alguno de nosotros (porque se ausente) o de los
sacerdotes que nos sucedan tratara de expoliar en cualquier parte un monasterio por
365 en el D.B. dice contra Christum suum, mejor contra episcopum suum.
366 discant y no dicant.
68 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
los presentes y confesó dos naturalezas y una persona en un único y mismo Señor
nuestro Jesucristo, creyendo que la naturaleza de la deidad no puede padecer y que
en la humanidad sola asumió las debilidades de las pasiones y de la cruz. Y
convertido, por tanto, y admitido, reveló la confesión de la fe recibida con la
obligación de jurar y apareció limpio de todos sus errores. Y alegrándonos por tal
mérito, dimos las gracias a Cristo por haberle traído con la gracia divina, después de
la maldad de la herejía, a la rectitud de la fe, al que le deseamos que permaneciendo
en la fe de Cristo se conserve pura y devotamente.
13. En la decimotercera exposición368, creímos que se debía decir algo
brevemente respecto a la refutación de aquellos heréticos, que delirando
confunden las dos naturalezas de Cristo después de su unión y afirman que la
sustancia es pasible en él. Contra las blasfemias de éstos conviene que nosotros
presentemos el carácter específico de la doble naturaleza de Cristo en una sola
persona y que manifestemos su pasión en la sola aceptación de la humanidad,
para que si por casualidad algunos necios han sido engañados por el error de esta
ignorancia, al leer estas cosas se arrepientan y mantengan firmemente la verdad
de la recta fe. Pues, sin lugar a dudas, hay muchos necios que, según la voz del
Apóstol, sintiendo picazón en los oídos apartan ciertamente su atención y se
entregan a las fábulas. Así pues, como enseña la inmaculada fe y la santa iglesia de
Dios, confesamos que nuestro Señor Jesucristo nació del Padre fuera del tiempo,
dentro del tiempo fue dado a luz del vientre de la gloriosa Virgen María como
hombre; y por esto tiene dos naturalezas en una sola persona subsistente, la de la
deidad que antes de los siglos fue engendrado y la de la humanidad en la que en
los últimos días fue dado a luz; estando en aquella según la forma de Dios, en ésta
según la forma de siervo, permaneciendo en aquella igual al Padre, en ésta, sin
pecado, semejante a nuestra naturaleza; en aquella invisible, en ésta visible; en
aquella inviolable, en ésta pasible; en aquella de la que no ha podido morir , en
ésta en la que aceptó la muerte.
La distinción de su doble naturaleza, en primer lugar debe ser sacada de los
textos de la ley, después de las páginas de los profetas, de los evangelios y de los
apóstoles, de modo que lo que afirmamos no lo aseguremos con argumentos sino
con los ejemplos de las escrituras. La ley demuestra, en una misma y única persona
de nuestro Salvador, la doble naturaleza así. La divina, al hablar el Señor a Moisés:
“He aquí que yo envío a mi ángel que te preceda, préstale atención y escucha su voz,
porque está mi nombre en él”, la humana, al hablar el mismo Señor a Abrahán: “En
tu linaje serán benditas todas las razas”, esto es, en la carne de Cristo que desciende
de la estirpe de Abrahán.
El profeta en los Salmos bajo una misma y única persona de Cristo muestra
así la doble naturaleza. La divina, según aquello: “Del vientre te engendré antes que
la luz”. La humana, según esto: “Y fue hecho hombre en ésta, y el mismo Altísimo la
creó”. La divina, según aquello: “Pronunció mi corazón una palabra buena”. La
humana, según esto: “Hermoso en aspecto delante de los hijos de los hombres”.
Ahora bien de la pasión de este mismo salvador nuestro y señor Jesucristo, la que
soportó en la sola humanidad y no en la deidad, como antes nos ofrece el testimonio
de la ley y de los profetas y también la predicación de los evangelios y de los
apóstoles. La ley sobre la pasión del cuerpo de Cristo dice así: “Lavará en vino su
estola y en mosto de uva su manto”¿Qué es aquí el manto, qué la estola sino la carne
de Cristo adornada con la sangre de la pasión? Pues ésta sola soportó las afrentas de
la cruz; pero la majestad de la naturaleza divina no sintió ninguna injuria.
También el profeta en los Salmos afirma la pasión de Cristo en una sola carne,
así: “Taladraron mis manos y mis pies, contaron todos mis huesos”: Donde se
comprende solamente la injuria del cuerpo crucificado no de la deidad. Pues allí en
la alusión de los miembros se expone la carne sola, fijada y suspendida por los clavos
en el madero. Como también se lee en Jeremías: “Venid, enviemos el madero en su
pan, esto es la cruz en su cuerpo. Pues la divinidad no pudo ser suspendida del
madero, sino la humanidad sola, fijada en la cruz, estuvo suspendida; también su
carne soportó el sufrimiento de la muerte, se muestra así en otro lugar, cuando se
dice :Mi carne descansa en la esperanza , porque ciertamente solo la materia de la
carne en Cristo, muerta por la fragilidad de la muerte, aguardaba la esperanza de su
resurrección, que incluso había de recibir sin corrupción, cuando añadió: “No
permitirás que tu santo vea la corrupción”
Salomón en los Cánticos de los Cánticos anuncia la pasión de la carne de
Cristo así diciendo: “Mis manos, (dice) destilaron mirra y mis dedos una gota”;
donde especialmente se muestra que la carne sola de Cristo fue clavada en el
madero por las manos y los dedos, como en el Salmo 118 se lee : “Traspasa mis
carnes con los clavos de tu temor”
Isaías predijo que Cristo había recibido la injuria de la pasión en la sola
humanidad en la que apareció, así: Un hombre (dice) en la desgracia y que sabe
soportar las flaquezas, verdaderamente el mismo soportó nuestras enfermedades y
el mismo llevó nuestros dolores.¿Quién es él sino ciertamente un hombre? Porque
no pudo sufrir ni faltar en él la naturaleza de Dios sino el hombre llevó en él la pasión
y la muerte, en el que también la propia muerte tiene condición. Pues habiendo
dicho de él el mismo profeta: “¿Quién es ese que viene de Edon de Bosra con los
vestidos teñidos? Y añadió: ¿Por qué tu vestido es rojo y tu indumentaria como la de
los que pisan en el lagar? ¿Qué quiso mostrar éste a través de la indumentaria y del
vestido rojo sino la sola pasión de la carne de Cristo manchada con la sangre de la
cruz? Y de ahí también en la misma pasión Cristo viste la clámide purpúrea para que
la imagen de la sangre se muestre tan solo en la carne. Jeremías también habla que
Jesucristo ofreció su cuerpo solo a la pasión, así: “Yo no soy, (dice), terco, ni me
opongo. He dado mi cuerpo a los que me golpeaban”. No dijo la divinidad que no
sabe soportar la pasión.Y otra vez: Puse mis espaldas a los azotes y mis mejillas a las
bofetadas”. Esto también se refiere al sufrimiento de la carne no a la ofensa de la
deidad.Y Zacarías: “Verán, dice, al que clavaron”. ¿A qué otro verán indudablemente
sino al hombre que los judíos crucificaron y al que juzgan en la carne? He aquí como
la pasión del cuerpo de Cristo ha sido expuesta a través de la ley y de los profetas.
Pasemos de ahí a los evangelios, allí encontramos que Cristo el hijo de Dios había
llevado en la carne sola los dolores de la pasión y la injuria de la cruz, al hablar el
72 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
mismo a sus discípulos: “He aquí subimos a Jerusalén y se cumplirán todas las cosas
que han sido escritas por los profetas sobre el hijo del hombre. En efecto será
entregado a las gentes y será burlado y será azotado y será escupido y después que
le hayan azotado, morirá y al tercer día resucitará. Todo esto dicho de Cristo según el
hombre, pertenece no a la sustancia de la deidad sino a la naturaleza de la carne. Esto
también se enseña en las siguientes palabras cuando dicen los judíos a Cristo: “¿Qué
señal nos muestras tu con la que haces estas cosas? Y dijo Jesús: “Destruid este
templo y después de tres días lo resucitaré”Dijo esto del templo de su cuerpo ya que
en su pasión, reprendiendo al traidor, dijera: “Judas ¿con un beso entregas al hijo del
hombre?”. El pregunta ¿a quién el traidor entrega sino al hombre, al que apresaron?
no a la deidad que cegados por la perfidia no han podido conocer.
El bienaventurado apóstol Pablo que Cristo en el hombre solo llevó la cruz, lo
afirmó así: “Como hombre, dice, se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la
muerte, la muerte de la cruz”, el cual, por tanto, dijo: “Como hombre, para que en la
denominación de hombre, la distinción de la naturaleza se insinuara pasible.
Confirmando esto en otra parte dice: ¿Acaso buscáis una prueba del que habla en
mí, Cristo? Este no es débil sino que es poderoso369 en vosotros, pues, aunque
crucificado a causa de nuestra debilidad, sin embargo vive a causa del poder de Dios
“por consiguiente Cristo sufrió y murió a causa de nuestra debilidad.Vive impasible
e inmortal a causa de su poder, el cual es tan grande que no recibe en sí la pasión ni
admite la muerte”.
Pedro también, el príncipe de los apóstoles, predica el suplicio de la cruz de
Cristo consumado en un solo cuerpo, así: “Este, (dice), llevó nuestros pecados en su
cuerpo sobre el madero para que muertos a los pecados vivamos a la Justicia, con
cuya sangre fuimos sanados”.Y poco después: “Habiendo, pues, padecido Cristo en
la carne”. Pues si Cristo sufrió en la carne, no fue crucificado según Dios sino según
hombre.
He aquí que es evidente a cerca del hijo de Dios que padeció, que murió, esto
solamente fue propio del cuerpo no de la deidad; ajenas son esas cosas de Dios,
atestiguándolo el profeta de él: “Dios sempiterno. El Dios que crea las fronteras de la
tierra no trabajará ni desfallecerá”Y en el Salmo: “Tu eres el mismo y tus años no
acabarán. Pues la humanidad sola llevó en Cristo nuestras debilidades; pues la carne
tuvo los gritos de la infancia, no la divinidad, la carne fue envuelta en pañales, no la
deidad; la carne tuvo alimento, la carne llevó los cambios de las edades porque, que
se fatigó, que pasó hambre, que durmió, que lloró, que próximo a la pasión estuvo
triste, que finalmente soportó la misma pasión y la condición de la muerte, todo esto
pertenece a la debilidad de la humanidad, no a la incomprensible sustancia de la
deidad. Pues uno solo es Cristo, Dios y hombre, Verbo y Carne, pero como Dios de
ahí que tiene la inmortalidad, como hombre soportó la pasión, como carne de ahí
que murió y como Verbo de ahí que fue eterno. Pues no puede ser pasible en la
deidad el que es igual en el poder a la naturaleza paterna; y por ello se niega al Padre
cuando la naturaleza de la deidad se considera pasible en el Hijo. Pues si la sustancia
del Padre y del Hijo es una sola, ciertamente como el Padre de la misma manera el
Hijo es inmortal, y si “Yo y el Padre somos uno”, como en el padre no existe la
muerte, del mismo modo no existe muerte en el Hijo de Dios; y si es verdadero:
Todas las cosas que tiene el Padre son mías “por consiguiente la inmortalidad del
Padre es común al Hijo”. Pues lo que dice el Apóstol sobre la ignorancia de los
infieles: “Pues si lo hubiesen conocido, nunca habrían crucificado al Señor de la
gloria”, no como si el Señor de la gloria haya sido crucificado, de modo que parezca
que la naturaleza de la deidad es pasible, sino porque uno solo en cada naturaleza
es Cristo, se dice que según la forma de hombre asumpto, el Señor de la gloria
padeció, así como por el contrario (se dice) aquello:”Nadie ascendió al cielo sino el
hijo del hombre es el que descendió del cielo”no habiendo descendido del cielo, sino
solamente el Hijo de Dios, aún el mismo no hecho hijo del hombre. Pues a causa de
la unidad de la persona no sólo se atribuye al hombre en Cristo lo que es propio a
Dios sino se adscriben a la divinidad lo que es propio del hombre; y por tanto, se dice
que sufrir y morir no es propio de la deidad sino de la carne, sin embargo a causa de
la unidad de la persona se predica que él mismo Dios nació de la virgen y padeció y
murió pero por la debilidad de nuestra carne no por el poder de su divinidad.
En verdad el mismo apóstol dice esto: “En efecto si siendo enemigos fuimos
reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo” así se dice que el Hijo de Dios
murió, del mismo modo se afirma sobre los sufrimientos y muertes de los mártires,
cuyas almas no murieron en la pasión del cuerpo, testificando la boca de la verdad:
“no temáis a los que matan el cuerpo pues no pueden matar el alma”.Donde
conviene admitir si las almas de los mártires no pueden extinguirse con los suplicios,
una vez muerto el cuerpo. Dios que es el fundador de las almas ¿cómo pudo sufrir
por la cruz de la carne la destrucción de la muerte? También en otra parte más
claramente se declara esto, al hablar el mismo Hijo de Dios: “Tengo el poder de
separarme de mi alma y tengo el poder de tomarla de nuevo”. Pero si la misma
deidad está muerta, pregunto:¿quién recobró la misma alma? Es necio, pues, aplicar
la pasión de la cruz a la naturaleza divina, sino solamente a la que se puede crear y
a la humana. La carne sola sintió la destrucción de la cruz, la carne sola soportó la
lanza, la carne sola manó sangre y agua. Ella misma sola murió, ella misma sola
resucitó del sepulcro al tercer día, la cual también glorificada llegó a los cielos, en la
cual ha de venir el juez en la gloria del Padre para juzgar a los vivos y a los muertos.
Proclamados así pues, los testimonios del nuevo y del antiguo Testamento, en
los cuales las dos naturalezas de Cristo han sido descubiertas en una sola persona
subsistente y en los cuales su pasión apareció acabada en el hombre solo, después
fue preciso que se añadieran las opiniones de los santos padres, los cuales brillaron
con ingente gloria en las Sagradas Escrituras para que también, según la tradición de
ellos quede patente que nuestro Señor Jesucristo subsiste de las dos naturalezas y
una sola persona y que aceptó la muerte y pasión en una sola carne.
Así pues, San Hilario en la exposición de la epístola a Timoteo habla así: Pues
cuando la Escritura dice que el hombre es Cristo y cuando dice que Cristo murió y
cuando dice: “El Verbo se hizo carne”, estas frases no han de quitarse de sus
exposiciones por mala fe del lector. Pues donde (se dice) que el hombre es Cristo,
precede que es mediador de Dios y de los hombres, de Dios es el hombre, ambos
74 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
son una misma cosa y es el centro entre el hombre y Dios por confesión en el de
ambas naturalezas. Donde se añade que Cristo murió. Que resucitó, que está a la
derecha de Dios: en su muerte está la debilidad de nuestra carne, en la resurrección
la fuerza de su poder, en la unión de Dios su dignidad.
También San Ambrosio en la exposición del evangelio según San Lucas afirma
así: Cristo no subió a su cruz sino a la nuestra, aquella muerte no fue de la divinidad
sino del hombre, y poco después: Pues Cristo es todas las cosas y en Cristo están
todas las cosas, aunque en cada una obre Cristo, sin embargo la carne muere para
resucitar. Igualmente escribiendo en este mismo libro, entre otras cosas dice: “Triste
está mi alma”y en otro lugar: Ahora mi alma está muy turbada, pues no se turba el
que asumió sino la asumida, pues el alma está sometida a las pasiones, la divinidad
es libre. Finalmente el espíritu está presto, pero la carne débil; triste está no él mismo
sino el alma. No está triste la sabiduría, no la divina sustancia sino el alma, la cual
tomó mi cuerpo, no me engaño siendo una cosa y pareciendo otra.
San Atanasio en el tratado que escribió sobre la Natividad de Cristo dice así:
en esto está, pues, queridísimos hermanos, nuestra fe, en esto consiste toda la
salvación y la vida, que creamos que Dios, Hijo de Dios, primeramente antes de
todos los siglos fue engendrado invisiblemente e impasiblemente del Dios Padre,
después nació de la Virgen María como hombre y como este hombre padeció, murió,
y sepultado ha resucitado de los infiernos ha subido al cielo. Igualmente esto mismo
en la exposición sobre la fe: el Verbo, (dice) nace de la Virgen María recibiendo un
cuerpo animal, pero el Verbo no fue apresado por la carne y sobre la carne, y como
Dios es conocedor del futuro, el poder de Dios, la verdad de Dios, padeció en la
carne humana pero el Verbo de Dios es impasible. En la pasión, sin duda muere el
hombre para vivificar al primer hombre que había sucumbido por desobediencia.
San Gregorio escribiendo a Celedonio dice: “Hay, pues, dos naturalezas en
Cristo, Dios y Hombre, no dos hijos ni dos dioses”. Igualmente esto mismo en el
sermón acerca del Hijo: Yo aconsejo, (dice) en un único capítulo, que adscribas lo
más elevado a la divinidad y a aquella naturaleza que se comprueba que es superior
en las pasiones y en el cuerpo, pero que atribuyas lo más bajo a la naturaleza
humana que fue tomada de la parte de nuestra debilidad. Igualmente el mismo en
el libro cuarto contra Eunomio: “Y para que nadie aplique la cruz de la pasión a la
incorruptible naturaleza de la deidad, por medio de otras palabras claramente
corrige tal error, llamando al mismo mediador de Dios y de los hombres, hombre y
Dios mismo, para que cuando se diga dos cosas de una misma, se comprenda lo que
es conveniente a cada una de ellas, a la deidad sin duda la impasibilidad, a la
humanidad el sufrimiento de la pasión”.
También San Basilio en el libro cuarto contra Eunomio escribe así: ¿Qué es:
“El Señor me creó y me engendró antes de todas las colinas?” Donde debe
entenderse lo que dice “engendró” del Hijo de Dios, pero lo que dice “creó” de la
parte cuya forma es propia del siervo, para mostrar ambas naturalezas en una sola
persona.
San Cirilo en la primera epístola a Suceso dice: Pues, en cuanto pertenece
ciertamente al intelecto y al ver tan solo con los ojos del alma de qué modo fue
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 75
encarnado el unigénito, decimos que hay dos naturalezas, pero confesamos un solo
Hijo y un solo Cristo y un solo Señor y un solo Dios, Verbo encarnado y hecho
hombre. Igualmente en la segunda epístola a este mismo Suceso dice así: Porque,
(dice), Cristo es único y sólo hijo, el mismo es Dios y Hombre perfecto en la deidad,
así como perfecto en la humanidad. pero que el mismo unigénito Hijo de Dios según
lo que se entiende y es hijo de Dios no sufrió en su naturaleza, sino que diremos que
sufrió en la naturaleza terrena. Conviene, pues, necesariamente observar ambas cosas
del único y verdadero Hijo y decir que no sufre según la deidad y que él mismo sufrió
según su humanidad. En efecto, su carne también sufrió. El mismo, en la exposición
del Levítico entre otras cosas dice: Contempla de nuevo en esto todo el misterio de
nuestro Salvador y la purificación que se hace por medio del santo bautismo: Manda
que dos avecillas se tomen vivas y limpias para que comprendas por medio de las
aves al hombre celeste y al mismo tiempo a Dios en las dos naturalezas, cuanto
pertenece a la razón, separando lo que conviene a cada una de ellas.
Igualmente San Agustín en los Excerpta: Pues ni por aquella acción uno de
ellos ni se convirtió ni se cambió en otro. Ni la divinidad se cambió en criatura para
dejar de ser divinidad, ni la criatura se convirtió en divinidad.370Aumentó algo de la
deidad, pero está lejos que el aumento reciba la inefable e incomprensible plenitud.
Permanece, así pues, una y otra naturaleza del Hijo de Dios y una persona. De nuevo
él mismo contra Maximiano371: Pues, si observas las distinciones de las naturalezas,
el Hijo de Dios descendió del cielo, el hijo del hombre fue crucificado; si a la unidad
de la persona, el Hijo de Dios descendió del cielo y el Hijo del Hombre fue
crucificado en la tierra. El mismo en los siguientes: Convenía que Cristo sufriera y
resucitara de los muertos al tercer día ¿Cómo resucitó sino en lo que pudo morir?
Allí resucitó donde murió: Busca la muerte, en el Verbo nunca pudo ser, busca la
muerte en el alma, nunca allí existió; busca la muerte en la carne, exactamente allí
existió y por lo tanto allí existió porque la muerte fue verdadera.Y poco después: ¿De
qué te sorprendes? Ciertamente Cristo es la vida. ¿Por qué murió la vida? Ni el alma
murió, ni el Verbo murió, tan solo la carne murió. ¿Por qué? Para que la muerte
sucumbiera en ella.
El mismo en la explicación de Juan Evangelista:¿Pues quién es aquel por el
que fue hecho el mundo? Cristo Jesús, pero en forma de Dios. ¿Quién fue crucificado
bajo Poncio Pilato? El mismo Jesucristo pero en la forma de siervo.
También el bienaventurado León, obispo de la sede apostólica, en su carta que
escribió a Flaviano, obispo de Constantinopla, dice así: Salvada la propiedad de una
y otra naturaleza que se une en una sola persona, la humildad fue tomada por la
majestad, la debilidad por el poder, la mortalidad por la eternidad. Y para pagar la
deuda de nuestra condición, la naturaleza inviolable se unió a la naturaleza pasible,
lo que era conveniente para nuestros remedios, un único y el mismo mediador de
Dios y de los hombres, Jesucristo hombre pudiese morir por un lado y no pudiese
370 para dejar de ser criatura. Pues si la sustancia del hombre se convirtió en divinidad (lo que está lejos
de creer) está omitido todo este párrafo en el documento base.
371 Maximino o Máximo
76 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
morir por otro. Pues en la naturaleza íntegra y perfecta del verdadero hombre nació
el verdadero Dios, todo en sus propiedades, todo en las nuestras.Y poco después: el
que permaneciendo en forma de Dios se hizo hombre, el mismo en forma de siervo
fue hecho hombre, pues cada naturaleza tiene su propiedad sin defecto y como la
forma de siervo no quita la forma de Dios, así la forma de Dios no disminuye la forma
de siervo. Del mismo modo poco después: pues, cada forma actúa372 con la unión de
la otra lo que es propio, es decir realizando el Verbo lo que es propio del Verbo y
siendo igual la carne lo que es propio de la carne. Uno de estos resplandece con los
milagros, otro sucumbe a las injurias y como el Verbo no se separa de la igualdad de
la gloria paterna así la carne no abandonó la naturaleza de nuestro linaje.
También San Fulgencio en el libro que escribió sobre la Encarnación de
Nuestro Señor Jesucristo entre otras cosas, así nos lo ofreció: Os digo, pues, que
según la tradición de los santos padres confeséis que nuestro Señor Jesucristo es una
sola persona o sustancia en dos naturalezas inconfusas, esto es, la de la divinidad y
la de la humanidad. El mismo después de otras cosas: Si alguien, pues, no ha querido
o ha dudado creer o predicar que hay dos naturalezas y una sola persona en nuestro
Señor Jesucristo, o si alguien no ha querido confesar que él mismo es Dios y hombre,
esto es el Verbo encarnado verdaderamente nacido de la Virgen María en pro de
nuestra salvación, sea reprendido y declarado fuera de la fe católica en tanto que se
oponga ingrato al sacramento de la redención humana.Y un poco después: el Verbo,
hecho carne es único y pleno Cristo, uno de ambas y en ambas naturalezas, esto es
la humana y la divina, en el que persiste la unión gloriosa de ambas naturalezas por
completo, de manera que si alguien quita a la divinidad de Cristo la humanidad o
sustrae a la humanidad la divinidad, separa a Cristo con infidelidad sacrílega y con
predicación blasfema. Igualmente poco después: Cristo sufrió por nosotros en la
carne, el cual nació solo e impasible Dios de Dios Padre. Por tanto, creemos
verazmente que el mismo Cristo, hijo de Dios, ha experimentado la muerte en la
carne por nosotros con la inmortalidad a salvo de su divinidad. Y otra vez después
de esto: Porque no es uno Dios, otro Hombre, sino uno mismo es Cristo, Dios y
Hombre, en realidad el mismo Dios es Cristo el que aceptó su muerte en la carne y
el mismo hombre es Cristo, el que destruyó su muerte con la divinidad. Sin duda
alguna, el mismo Cristo es el hijo de Dios, el cual no pudo morir en la divinidad,
murió en la carne, a la que mortal Dios inmortal recibió; y Cristo, hijo de Dios,
muerto en la carne resucitó, porque muerto en la carne no perdió la inmortalidad de
su divinidad. De aquí es lo que también después de su resurrección mostró en él la
firmeza de la verdadera carne en las verdaderas cicatrices y en la verdadera comida
de pescado y miel, así al entrar por las puertas cerradas mostró en él el verdadero
poder de la sempiterna divinidad, para que conociera la debilidad de Cristo que
morir había sido natural y a él mismo que resucitaba había sido natural la majestad.
Estas cosas ciertamente que enseñaron tanto las divinas Escrituras como
también las palabras de los santos padres, insertas brevemente en nuestros decretos
los hemos presentado demostrando que la doble naturaleza de la carne y de la
deidad en una persona de nuestro Señor y Salvador, y que él mismo también sufrió
en la naturaleza, que es propia del cuerpo, no sufrió en la que es propia de la deidad.
Así pues, definidas estas cosas por unánime acuerdo en tres sesiones secretas, para
la confirmación añadimos la propia firma.
Isidoro en nombre de Cristo, obispo de la iglesia de Sevilla, firmé.
Bisino en nombre de Cristo, obispo de la iglesia de Elvira, firmé.
Rufino en nombre de Cristo, obispo de la iglesia de Medina Sidonia, firmé.
Fulgencio en nombre de Cristo, obispo de la iglesia de Écija, firmé.
Cambra, en nombre de Cristo, obispo de la iglesia de Itálica, firmé.
Fidencio, en nombre de Cristo, obispo de la iglesia de Tucci, firmé.
Teodulfo, en nombre de Cristo, obispo de la iglesia de Málaga, firmé.
Honorio, en nombre de Cristo, obispo de la iglesia de Córdoba, firmé.
Termina el Concilio II de Sevilla
CONCILIOS DE LA
ÉPOCA BAJOMEDIEVAL
Y DE LA EDAD MODERNA
1 La Copia B comienza de la siguiente forma: “Constituciones del cardenal Don Diego Hurtado de
Mendoza, de buena memoria, arzobispo que fue de la Santa Yglesia de Sevilla, aprobadas y
confirmadas en el concilio provincial que celebró el señor Don Diego Deza, arzobispo de Sevilla, en
el año de 1512”.
2 El título de esta constitución sólo aparece en la Copia B.
84 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
ni a otra persona que no sea de orden sacro. E también mandamos que en los cálizes
tengan sus paños de lienço delgado e limpio, que llaman purificadores, para
purificarlos e alimpiarlos después que han consumido antes que los embuelvan.
[Capítulo] VII. Que se cante el Credo todo biva voz en sus días
Item, por quanto en el segundo símbolo de la fe3, que comúnmente llaman el
Credo, que se canta en la missa mayor los domingos e fiestas ordenadas por la
Sancta Madre Yglesia explícitamente se confiessa por todos los fieles la fe universal
de toda la yglesia militante, assí como cada particular christiano en obligado a la
confesar e los que son nuevos en hedad o en la fe mexor lo aprenden, e hallamos
una mala costumbre que quasi en todas las yglesias deste nuestro arçobispado,
quando ay sermón después del Evangelio comiençan a cantar el Credo e luego lo
interrumpen para dar lugar al sermón, otras vezes desando tañer a los órganos de
manera que la yglesia no satisfaze ni es edificada, por ende, proveyendo de remedio,
3 Como indica el profesor Sánchez Herrero, “quizás `segundo´ porque se trata el Símbolo Niceno-
Constantinopolitano, recogido en el Primer Concilio de Constantinopla, 381, habiéndose ya
promulgado un símbolo en el Primer Concilio de Nicea, 325. También puede considerarse como
primero el Símbolo Apostólico el Niceno-Constantinopolitano”. (J. SÁNCHEZ HERRERO y S. Mª
PÉREZ GONZÁLEZ: “El sínodo de Sevilla de 1490”, o. c., p. 78, nota 10)
86 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
mandamos a los clérigos so pena de excomunión que en cada parrochia todos los
domingos e fiestas que por la regla son obligados a lo cantar, después de començado
en su tiempo lo prosigan a boz biva hasta el cabo sin dexar ninguna cosa dél.
[Capítulo] VIII. Que los clérigos estén en hábito decente a los oficios e los
capellanes estén en los domingos e fiestas a ambas Bísperas y a la missa
mayor
[1] Item, por quanto hallamos en este nuestro arçobispado una constitución
sinodal del patriarca de Constantinopla don Alfonso, administrador perpetuo de
esta nuestra sancta yglesia, nuestro predecesor4, la qual dispone que los clérigos a las
Oras e divinales oficios estén en sobrepelliz y hábito decente, so pena de treynta
maravedís para la fábrica de la yglesia donde el clérigo que lo contrario fiziesse era
beneficiado o servía por beneficiado.
[2] Otrosí, en la misma constitución sinodial que todos los clérigos capellanes
que cantan algunas capellanías en qualesquier yglesias parrochiales sean tenudos de
ser presentes a los oficios en los domingos e en las fiestas, assí a las primeras
Bísperas como a la missa mayor y las segundas Bísperas, con un hábito decente y
oficien y canten las dichas missas y Bísperas juntamente con los otros clérigos, so
pena de treynta maravedís para la fábrica de la tal yglesia. Y nos, aviendo la tal
constitución ser justa y honesta e favorable al servicio de dios y honra de la Yglesia,
puesto que fasta aquí se haya mal guardado, la renovamos en todo y por todo, assí
quanto a los hábitos e interescencias de los capellanes que a los divinos oficios en
los días y Oras susodichas, como quanto a la pena los transgresores puesta, y
queremos que los sacristanes tengan cargo de puntar a los que no uvieren y den al
mayordomo de la yglesia las faltas que fizieren en fin de cada mes para que los
mayordomos las cobren, y damos facultad al nuestro vicario, donde le oviere y no,
donde el cura más antiguo, que lo faga executar.
se fazen danças e otras cosas inhonestas, donde se siguen muchos /39v. escándalos
y pecados, sobre lo qual pertenece a mí proveer y de reprovar la tal costumbre, por
ende, con aprobación de este sancto concilio, establecemos que de aquí adelante en
las vigilias de la Virgen gloriosa Sancta María y de qualquier fiesta que sea ni en los
días feriales en la nuestra yglesia cathedral ni en qualquier otra yglesia de nuestra
diócesi e provincia no se fagan tales vigilias, ni algunos en aquel tiempo sean
recebidos en las yglesias. E los clérigos de las yglesias, donde se acostumbra fazer las
vigilias, luego después del oficio de Bísperas cierren las puertas de la yglesia, de
manera que en aquella noche en que se acostumbra de fazer la vigilia, alguno o
algunos no puedan entrar en las dichas yglesias. E el clérigo a quien pertenesce de
tener la cura desto, que assí no fará, queremos que peche quinientos maravedís, los
quales sean para la yglesia cathedral en cuya diócesi esto acaesciere. E si por ventura
alguno oviere hecho voto de yr a las tales vigilias, nos otorgamos licencia e poderío
a todos los clérigos que tienen cura e tienen de mí poderío para oyr confessiones que
puedan mandar los tales votos otra obra de piedad. E mandamos que esta nuestra
constitución sea por todas las yglesias por los clérigos dellas publicada.
[3] E nos el dicho arçobispo, don diego Hurtado de Mendoça, veyendo esta
dicha constitución ser sancta y muy provechosa, e quanto detrimento de la honra de
Dios fasta agora no se ha guardado no se guarda, la ynovamos e mandamos que se
guarde so la dicha pena en ella contenida. Pero por quantro muchos tienen gran
devoción de velar en esta nuestra sancta yglesia la vigilia de la Señora de Agosto y
en su ochavario, mandamos a nuestro alguazil mayor que en aquella noche pongan
gran recaudo para que todas las personas que con devoción quisieren velar puedan
estar onestamente, e no consienta los cantares y tañeres y danças ni otros auctos
desonestos en el dicho tiempo que hasta aquí se acostumbravan fazer, e que pene a
los que lo contrario hizieren en doscientos maravedís, los ciento para la fábrica de la
yglesia y los otros ciento para el dicho alguazil.
lo contrario hiziere cayga en pena de mil maravedís desta moneda, la meytad para la
fábrica de la yglesia donde fuere beneficiado y la otra meytad para nuestro alguazil,
porque tenga cargo de lo executar. E el clérigo que no fuere beneficiado cayga en pena
de quinientos maravedís, los quales se partan en la manera suso dicha.
[Capítulo] XIII. Que el que bautiza scriva su nombre e de la criatura e del día,
mes e año7
Otrosí, por quanto avemos visto por experiencia que algunos se crían sin
padres e madres e parientes e dudasse a las vezes cuyos hijos fueron e si no son
bautizados e aun muchas vezes es necesario saber la hedad e si son legítimos,
mayormente quando han de ser clérigos, e para averse de casar es necesario saberse
la hedad a poder consentir, e saber quáles fueron los padrinos e madrinas por el
impedimento de la cognación espiritual e por otras muchas dudas e daños que de la
ygnorancia que de todo o de parte de lo susodicho se suelen seguir, por ende nos,
por proveer cerca de todo ello, ordenamos e mandamos que del día que fuere
promulgada esta nuestra ordenança en treynta días todos e qualesquier
mayordomos de las yglesias sean obligados, so pena de excomunión e doscientos
maravedís, para el que lo acusare la mitad e la otra mitad para la yglesia, de fazer un
livro a costa de la fábrica de la yglesia donde oviere pila, e éste tengan los curas en
el //41r. sagrario, en el qual queremos e mandamos, so pena de excomunión al cura
que bautizare, que escriva su propio nombre diciendo yo fulano, cura, e luego el día
el mes y año e nombre de la criatura que babtiza e de su padre y de su madre e si
son avidos por legítimo marido e muger e los nombres de los padrinos y de las
madrinas.
7 Este es el capítulo 12º en la Copia B. A partir de esta constitución en la Copia B el número del capítulo
será un número inferior a esta Copia A.
8 Se refiere al Concilio Provincial celebrado por Don Nuño de Fuentes en 1352, cuyas constituciones
no se conservan.
9 Referencia a la Constitución de Don Pedro Gonzáles de Mendoza, arzobispo de Sevilla (1474-1482).
90 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
[Capítulo] XVI. /41v. Que ningún sacerdote diga missa ante de la luz
Item, por quanto muchos sacerdotes con ynorancia de derecho o por
importunidad de algunos que se quieren velar dizen missa ante de la luz en este
nuestro arçobispado, según que por relación de personas fidedinas avemos sabido,
queriendo sobre ello proveer, mandamos so pena de suspensión y de un ducado por
cada vez, la mitad para la fábrica de la tal yglesia e la otra mitad para el acusador,
que de aquí adelante ninguno lo faga. E mandamos a nuestro visitador que cada y
quando visitare se informe en particular de los que lo han hecho o acostumbran
fazer para lo castigar como vieren que conviene.
[Capítulo] XVII. Que ninguno puede poner capellán ni el capellán servir sin
ser primero examinado y aver licencia
Item, por quanto muchos assí beneficiados como patrones ponen capellanes
que sirven los beneficios o capellanías, e muchas vezes son personas
descomulgadas o suspensas o fugitivas o enlazadas de otras censuras o ynábiles o
insuficientes para los tales servicios o no traen licencia de sus superiores según que
el derecho dispone, nos, queriendo proveer de oportuno remedio sobre todo lo
susodicho, ordenamos y mandamos que de aquí adelante assí en nuestra sancta
yglesia como en todas las otras yglesias de esta cibdad e arçobispado ninguno
pueda ser acebtado para los dichos servicios salvo si primeramente fuere
examinado por nuestro provisor o por la persona que para ello deputaremos. E si
alguno lo contrario fiziere assí en el acebtante como en el acebtado, si fuere clérigo,
por el mesmo fecho pronunciamos sobre él sentencia de suspensión, e si fuere lego
sentencia de excomunión.
[Capítulo] XVIII. Que ninguno pueda servir salvo un beneficio o una capellanía
//42r. Otrosí, por quanto hemos hallado assí en esta cibdad como en muchos
lugares desta nuestra diócesi que muchos clérigos assí beneficiados como capellanes
se encargan de muchos servicios, assí de beneficios y capellanías como de
capellanías diversas, a las quales no pueden satisfazer, como según el dicho de
nuestro Señor: ninguno no puede bien servir a dos señores, por ende veyendo nos
assí el daño de la consciencia de los tales como la confusión e mengua del servicio e
culto divino, proveyendo ordenamos e mandamos que ninguno que sirve beneficio
pueda con él servir capellanía y ninguno que sirve capellanía en un lugar puede
servir otra capellanía. Pero queremos e dispensamos que si algún clérigo tiene en
algún lugar cargo de alguna media o de tercio de capellanía que pueda tener en otro
o otros lugares otra media o otros tercios tanto que en todo el mes no se obligue a
dezir más de veynte e cinco missas y en tal caso dispensamos con el tal que la
obligación de que arriba en otra constitución hablamos11, conviene a saber, que los
capellanes estén en ábito los días de domingo e fiestas a los oficios en los lugares do
sirven capellanías para que cumpla por vezes, conviene a saber, una fiesta en la una
yglesia e otra fiesta en la otra, so pena en la otra constitución contenida.
[Capítulo] XIX. Que la pitança que se da por la fiesta votiva se reparta entre los
interescentes beneficiados o capellanes
Iten, porque en muchas yglesias assí desta cibdad como desta nuestra diócesi
algunas cofradías e dueñas hazen algunas fiestas votivas, las quales a las vezes
beneficiados y capellanes que sirven beneficios por otros, a las vezes sólo los
capellanes que sirven por beneficiados, do no ay beneficiado que sirva, las ofician
assí diciendo Bísperas e missa como en el ministerio del altar, e los beneficiados
tienen por costumbre de partir entre sí la pitança que se suele pagar por la tal fiesta,
aunque sean absentes, y no dan parte a los capellanes que sirven beneficios por
otros, lo qual paresce cosa injusta e deshonesta, por ende, queriendo proveer con
justicia, mandamos que la tal pitança se parta entre los presentes e ynteresantes,
agora sean beneficiados, agora capellanes que sirvan por ellos, agora sean
beneficiados o beneficiados con capellanes que sirvan los beneficios, ca en tal caso
queremos que se reparta por la forma que acostumbran partir las ovenciones e pie
de altar, pues es de tal calidad la dicha pitança.
[Capítulo] XXI. Que los sacristanes tengan cargo de puntar las missas de las
capellanías
[1] Iten, porque fasta agora ha avido muchas faltas en el servicio de las
capellanías, assí porque las missas en muchos lugares no eran puntadas, como
11 Alude a la Constitución X.
92 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
porque donde se puntavan las faltas se descontavan para el patrón o el que tenía
cargo de pagallas y no se satisfazían a las ánimas por las que se avían de dezir, sobre
lo qual queriendo proveer de conveniente remedio, mandamos que de aquí adelante
el sacristán de qualquier yglesia tenga cargo de puntar todas las missas que en
aquella yglesia se sirven e aya de salario a respetode cient maravdís o la rata dellos
se descuenten cinco missas en todo el año de qualquier capellanía entera, pues que
los sacan del salario que se ha de dar por la capellanía.
[2] Iten, queremos e mandamos que el tal sacristán sea obligado de dar
cuenta al visitador una vez en el año o más si más vezes visitare la tal yglesia de
todas las faltas que los tales capellanes han fecho, porque él ordene e mande lo que
se pague de las pitanças que por las tales missas, si dichas fueren, se avían de pagar,
e si el sacristán fuere negligente fallando en el puntar, pierda todo el dicho salario e
sea aplicado a la fábrica de la yglesia, e provea para adelante el visitador de todo ello.
Y porque en la execución no aya falta mandamos que el vicario donde le oviere o el
cura más antiguo de cada yglesia con el mayordomo della el postrer día de cada mes
u otro día siguiente vean las dichas faltas por el libro del sacristán y las sumen y
asienten por escrito porque mejor puedan nuestros visitadores executarlas, lo qual
cumplan so pena de cient maravedís a cada uno por cada vez, la mitad para la fábrica
y la otra mitad para el que lo acusare.
[Capítulo] XXII. //43r. Que en los domingos e fiestas de guardar no lleven fuera
la santa comunión mientras se dize la missa mayor ni bautizen salvo con
vera necesidad
Otrosí, por quanto muchas vezes en los domingos e fiestas de guardar,
estando el pueblo ayuntado para oyr la missa mayor e divinal ofico, según es
obligado, el cura saca el Cuerpo de Nuestro Señor para llevar a algún enfermo e la
gente por lo acompañar dexan de oyr la missa e algunas vezes se quedan sin ella
siendo obligados a oyrla, por ende proveyendo, mandamos que, mientras la missa
mayor se dixere, no se lleve la sancta comunión a enfermo alguno salvo en caso de
vera e cierta enecessidad, sobre la qual encargamos la consciencia de los dichos
curas, ca en los otros casos queremos e mandamos que antes o después de la dicha
missa mayor como personas prudentes e proveydas lo lleven.Y porque también del
bautizar de la dicha ora se suele seguir semejante inconveniente, queremos e
mandamos que esta misma disposición aya lugar e se guarde cerca del bautizar, que
a la ora de la missa mayor no se bautize salvo en caso de vera e cierta necesidad,
sobre lo qual encargamos la consciencia del cura de la tal parrochia.
[Capítulo] XXIII. Que se pongan tablas en las yglesias donde se pongan los
nombres de los excomulgados
Item, por quanto como la oveja enferma en su conversación infecyona a las
otras si dellas no se aparta, assí los descomulgados traen daño a los otros cristianos
si por negligencia de su conversación no son apartados, e assí mesmo ellos no
conocen su enfermedad ni procuran la medicina para sanar della, por ende nos,
queriendo sobre todo proveer, ordenamos e mandamos que assí en la capilla de Sant
Clemeynte desta nuestra sancta yglesia, como en las otras yglesias parrochiales assí
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 93
desta cibdad como de todo este nuestro arçobispado se ponga una tabla en lugar
público donde todos la puedan ver y leer, en la qual mandamos que se escrivan
todos los nombres de los parrochianos que en la tal parrochia estovieren
denunciados por descomulgados, e la causa de la tal excomunión, agora sea por
deuda, agora por estar amancebados, agora por estar ayuntados sin ser velados o por
otra qualquier causa, cada calidad de excomunión por sí. /43v. E mandamos al que
fuere semanero so pena de excomunión que todos los domingos e fiestas de guardar
a la missa mayor los denuncien por la dicha tabla por descomulgados a boz alta e
inteligible, porque el pueblo los conozca por tales y se aparte y evite la conversación,
y ellos con mayor diligencia busquen el remedio de su absolución. E por quanto
estos descomulgados quando se veen denunciar se van a las missas e oficios a la
yglesia cathedral o a monesterios, mandamos a los curas que notifiquen unos a otros
e a los priores o guardianes de los monesterios los que assí están descomulgados
porque sean evitados en todo lugar.
[Capítulo] XXVI. Que ninguno trayga la barva crecida por luto de dos meses
Otrosí, por quanto según sentencia de Sant Anastasio papa solos aquéllos tienen
justa causa de mostrar gran sentimiento de dolor e tristeza por la muerte de sus
parientes o amigos que no creen ni confían ser la muerte passo para la mejor vida; y el
apóstol Sant Pablo dize:“queremos que sepays, hermanos, que no os devéis entristecer
por los que desta vida passan como aquellos que no tienen esperanza”[I
Tesalonicenses, 4, 13], que sus muertos han de resucitar. E según dize San Jerónimo:
Nuestro Redemptor no lloró a Sant Lázaro porque era muerto, mas porque avía de
94 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
[Capítulo] XXVIII. Que abusiones se han de evitar en el dezir de las missas votivas
Otrosí, por quanto avemos entendido que algunas personas , assí hombres
como mugeres, con simpleza demandan que sean dichas unas missas que dizen de
Sant Amador e otros que llaman del conde e otros de Sant Vicente con cinco
12 Alude a la Constitución I.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 95
candelas e otras con siete e otras con nueve, creyendo que las tales missas no ternían
eficacia para lo que desean ni no dixessen con tal número o con otras supersticiones,
assí en los colores de las candelas como en estar juntas o fechas cruz e otras
vanidades, que el enemigo procura entreponer e senbrar en los buenos propósitos e
obras, conociendo que un poco de semejante fermento de vanidad corrompe toda la
messa de la buena obra, por ende nos, //45r. deseando evitar e erradicar las
semejantes supersticiones, defendemos a los sacerdotes, so pena de excomunión e
en virtud de sancta obediencia, que no acepten ni cumplan las semejantes más locas
que devotas demandas, mas que digan las missas como usan dezir las otras sin otra
innovación ni invención alguna. E si quieran dezir las missas con cierto número de
candelas a honor y reverencia de los misterios que Nuestra Sancta Madre Yglesia
honra y tiene en veneración, ansí como tres candelas a reverencia de la Sancta
Trinidad, o cinco a reverencia de las cinco llagas, o siete a reverencia de los siete
dones del Spíritu Sancto, o nueve a reverencia de los nueve meses, no por esto
estorven la devoción de los fieles cessando toda otra superstición y vanidad.
[Capítulo] XXIX. Declaración que el dicho señor cardenal fizo cerca de las
limosnas y derechos que han de llevar los clérigos y sacristanes según la
antigua costumbre deste arçobispado
[1] Primeramente, si algún parrochiano de alguna yglesia se manda enterrar
en otra yglesia parrochial, todos los primeros oficios ayan los clérigos de la parrochia
donde era el aparochiano, e la ofrenda sea partida tanto para los clérigos de la una
yglesia como de la otra. E si no quisieren los clérigos assí facerlo que lo lleven las
partes obedientes e han de dezir sus oficios. Primeramente, sus Letanías enteras e
su Vigilia e su missa cantada de Requien e sus Responsos. E han de aver los dichos
clérigos cuyo era el defunto por su trabajo ciento e cinquenta maravedís. Esto se
entiende si el tal defunto tuviere bienes de que se cumpla.
[2] Iten, de nueve días e missas del novenario e de los responsos e del salir
sobre la sepultura todos los nueve días han de aver los clérigos de la yglesia donde
está la sepultura e el defunto enterraqdo ciento e cinquenta maravedís de su trabajo.
[3] Iten, quando algún parrochiano aconteciere enfermar en la collación suya
o fuera della teniendo casa de morada donde es feligré e no aviéndose del todo
mudado a otra collación e lo llevan para lo curar o servir a otra collación e
aconteciere fi- /45v. namiento del tal enfermo, que los clérigos de la parrochia suya
donde él es feligré y tiene su morada e algo de su facienda vengan a la collación
donde fue llevado e llévenlo a enterrar donde el tal defunto tuviere su
enterramiento, demandando licencia a los clérigos de la parrochia donde falleció. E
ningún cura entre en collación de otro cura a dar sacramentos sin licencia e
diziéndole todos los oficios, han de aver por su trabajo según primeramente está
dicho ciento e cinquenta maravedís.
[4] Iten, quando algún parrochiano fallesce e se manda enterrar en monestrio
de frayles dentro de los muros de la cibdad, que ayan los clérigos de la dicha parrochia
por llevar e fazer los oficios primeros, según dicho es, dozientos maravedís e la quarta
parte de las ofrendas, según que aquí se dirá en el capítulo siguiente. E si el tal defunto
96 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
mandare fazer nueve día e cabo de año, que sean llamados los clérigos de la parrochia
donde es el dicho defunto y les paguen por cada oficio según dicho es, y si no lo
fizieren saber a los dichos clérigos, que les paguen sus derechos y sean obligados a
fazer los dichos oficios en su yglesia, porque el ánima del defunto reciba su sufragia.
[5] Iten, quando algún parrochiano falleciere e se manda enterrar en
monesterio de frayles o en su yglesia fuera desta cibdad y de los muros della, si es a
santo Agustín o a Sant Bernardo o a Sancta Trinidad, que ayan los clérigos de la dicha
parrochia por su trabajo trezientos maravedís, y digan los primeros oficios, conviene
a saber, Letanías e Vigilia e missa, e han de aver más los dichos clérigos del
novenario y del cabo de año e nueve días trezientos maravedís.
[6] Iten, quando algún parrochiano fallesce o se manda enterrar en las Cuevas
o en Sant Isidro o en Sant Jerónimo o en Porta Celi, porque es lexios, han de aver los
clérigos de la dicha parrochia por su trabajo: a Sant Isidro seyscientos maravedís, y a
los otros monestrios quinientos maravedís, y han de dezir los oficios primeros egún
dicho es. E cerca de las ofrendas que se ofrecen en los dichos monesterios por los tales
defuntos, conviene a saber: dineros o pan o vino o cera, de todo ayan los dichos
clérigos su quar- //46r. ta parte. Esso mesmo cerca de los defuntos parrochianos que
dexan posesiones para cantar capellanías en los dichos monesterios para después de
sus días, que los dichos clérigos beneficiados de las dichas parrochias ayan la quarta
parte de lo que assí les dexaren los que se entierran enlos dichos monesterios, y esso
mesmo ayan de la sepultura el quarto de la limosna.
[7] Iten, que en los nueve días e honrra e cabo de año quando se fazen dentro
de la cibdad en qualquier parrochia, los clérigos parrochianos han de dezir los oficios
doblados, e han de aver por su trabajo según el día del enterramiento por cada oficio.
[8] Iten, de los parrochianos que están enterrados en los dichos monesterios
de las cuevas e Sant Isidro e Sant Jerónimo del novenario e de las honrras de los
nueve días y cabo de año que son doblados los oficios, han de aver los clérigos de la
dicha parrochia, quando lo mandan en su testamento fazer, de cada oficio según lo
dicho de su enterramiento.
[9] Iten, que ningún cura ni otro clérigo no vele novios nio entierre defunto
ninguno que sea de otra parrochia, agora sea defunto chico o grande, porque puede
ser por bautizar o ser moro, e por no echarlo en el muladar acontecerá yerro en aver
de enterrar los semejantes en la yglesia, e quando tal acesciere sépalo el cura de la
yglesia donde fue parrochiano. E pague cien maravedís de pena quien quebrantare lo
susodicho, e que dé a los clérigos quanrenta maravedís e al sacristán diez maravedís.
[10] Iten, quando qualquier que llamaren capellanes por pitança para
acompañar algún defunto e dixere missa, que les den por su trabajo que reciben en
acompañar el cuerpo e estar a los oficios e enterramientos e celebrar treynta
maravedís, e si no dixeren missa que les den veynte maravedís. Esto se entiende dentro
de la cibdad, e si fueren llamados para San Bernardo o santo Agustín o a la Trenidad
que les den quarenta maravedís, y si a las Cuevas o a Sant Jerónimo o a Porta Celi
sesenta maravedís, e si a Sant Isidro ochenta maravedís. E quando fueren a honrras
que les den otro tanto, e si fueren a fiesta que les den a cada uno veynte maravedís, e
que los clérigos que assí fuesen rogados para lo sobre dicho sean presbíteros.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 97
/46v. [11] Iten, si algún pobre falleciere e no tuviere de qué dar a los clérigos
limosna, que los dichos clérigos lo entierren honrradamente e le digan los oficios
enteramente en la dicha parrochia donde fallesciere.
De los sacristanes
[12] Iten, del salario que los sacristanes han de aver de los oficios.
Primeramente, quando algún defunto falleciere que lleven por campanas e un
incensario quinze maravedís, e si más incensarios quisieren por cada uno ocho
maravedís, y quando cogiere algunos capellanes que lleve de cada uno dos
maravedís. E quando oviere algún novenario en que aya de tañer campanas e poner
incensario que le den treynta maravedís. E quando cogiere clérigos que lo consulte
con sus clérigos e si llevaren cuerpo de una collación a otra, la meytad de los unos
clérigos sean de la una yglesia y la otra meytad sean de la otra yglesia de los
capellanes que se cogieren.
[13] Iten, quando algún defunto se mandare enterrar fuera de la cibdad, e
fuere a Sant Bernardo o a la Trinidad o a santo Agustín que aya el sacristán por sus
campanas e incesario e llevar la cruz sesenta maravedís, e a las Cuevas o a Sant
Jerónimo o a Porta Celi ochenta maravedís e santo Ysidro cien maravedís.
[14] Iten, quando el sacristán oviere de componer ymagen para festivar
alguna fiesta e por colgar algún paño que le den por esto e por la fiesta veynte
maravedís, y si no colgare paños que le den quinze maravedís.
[15] Iten, quando algún niño falleciere y los padres no le quisieren fazer oficio,
los clérigos sean tenudos de lo traer con la cruz e un clérigo a lo menos, e diziendo
o rezando algún oficio de defuntos, e si alguna cosa les quisieren dar por su trabajo
lo reciban y, si no, lo pidan.
//47r. [16] A loor y servicio de dios mandó el reverendíssimo señor Don Diego
de Deça, arçobispo desta sancta Yglesia de Sevilla, imprimir estas constituciones
synodales, las quales fueron acabadas e imprimidas por Jacobo Cronberger alemán
al postrer día de febrero año de la Incarnación de Nuestro Señor Jesu Christo de mill
y quinientos y doze años13.
13 En la Copia B el colofón es el siguiente: “Aquí concluyen las constituciones del señor Don Diego
Hurtado de Mendoça, aprobadas en el sínodo de Sevilla en el 1490”.
IV
CONSTITUCIONES CONCILIARES
DEL ARZOBISPO DIEGO DE DEZA
(1512)
1 El prólogo sólo se incluye en la Copia B. Puede considerarse una introducción que realiza el arzobis-
po Don Diego de Deza a la publicación impresa de las Constituciones del concilio en 1555.
2 Las copias no hacen una enumeración de las Constituciones. No obstante, hemos decidido realizar-
la por cuestiones de practicidad.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 103
[Capítulo I] //15r. Que los curas enseñen a sus parrochianos las cosas de nuestra
sancta fee cathólica, e que haya una tabla en cada yglesia en que se contenga
todo lo que les han de enseñar
[1] Porque el conocimiento de nuestra sancta fee cathólica es necesario a todos los
fieles christianos para su salvación; por ende, nos deseando la salud de las ánimas que nos
son encomendadas, e que no yerren por ignorancia, sancto concilio aprobante,
establecemos e ordenamos con aprobación del sagrado concilio que todos los cura de las
ánimas e confesores de nuestro arçobispado y provincia sean diligentes en enseñar a sus
parrochianos e a las personas que confesaren las cosas que han de saber e creer para su
salvación, especialmente los artículos de nuestra sancta fee cathólica, que son funtamento
de nuestra religión christiana. Otrosy que los instruyan en los sanctos sacramentos de la
yglesia e en los diez mandamientos de nuestra ley christiana, para que se guarden de los
traspasar e ir contra ellos. asy mismo que les digan cuáles son los syete pecados mortales,
para que mejor sepan guardarse de caer en ellos, amonestándoles que con mucho cuydado
procuren de cumplir las syete obras de misericordia, de las cuales ha de ser demandada
estrecha cuenta a cada uno en fin de sus días. Sobre lo qual mandamos que tengan grand
diligencia e especial cuydado. E porque sea mejor guardado mandamos que en cada una
de las yglesias parrochiales de todo nuestro arçobispado e provincia se ponga una tabla
que nos mandamos ordenar en que se contengan sumariamente las cosas susodichas, la
qual mandamos que esté colgada en lugar público porque sea vista e leyda por todos.
Otrosí mandamos a todos los curas que agora son o serán de aquí adelante que en todos
los domingos del aviento, desde el domingo de la septuagésima hasta la dominica in
pasione inclusive, lean e declaren al pueblo las cosas contenidas en la dicha tabla, en la
misa mayor después del ofertorio; e lo que no se pudiere leer un domindo léase en otro o
en la primera fiesta.
[2] Otrosí mandamos que los dichos curas, teniendo /15r. para ello suficiencia,
declaren el sancto evangelio en los domingos del año a sus parrochianos,
induciéndolos e trayéndolos al camino de la salvación e que se aparten de ofender a
nuestro señor. Lo qual todo mandamos que los dichos curas cumplan, cesante
legítima excusación, so pena de un real por cada vez que no lo cumplieren, la mitad
para la yglesia donde sirven e la otra mitad para el denunciante.
[Capítulo II] Que los curas amonesten a sus parrochianos que sepan la
confesión general e las oraciones de la yglesia
Gran defecto e culpa de los súbditos e la notable negligencia de los curas de
las ánimas que sus parrochianos las cosas que pertenecen a su salvación, y son
fundamento de nuestra sancta fee cathólica. E porque somos informados que
muchos de nuestros súbditos, teniendo hedad de la discreción, no saben las
oraciones instituydas por la yglesia, lo qual procede de la negligencia e poco
cuydado de los curas de las ánimas. Por ende, mandamos que los dichos curas e los
confesores les amonesten, asy mismo que procuren de saber la confesión general e
oración del pater noster e del avemaría e el credo e la salve regina. e mandamos que
los dichos curas e confesores cada vez que oyeren de penitencia a cualquier persona
le hagan dezir las dichas oraciones, e que vean sy las saben e pronuncian bien,
104 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
[Capítulo III] Que se diputen personas que instruyan en la sancta fee cathólica
a los nuevamente convertidos, e lo que es lo que los curas han fazer
cerca desto
Por quanto en esta nuestra diócesis e provincia ay muchas personas
nuevamente convertidas asy del judaísmo como de la secta mahometana, que tienen
grand necesidad de ser instruidos y enseñados en nuestra sancta fee cathólica e en
las otras cosas de la doctrina cristiana, sancto concilio aprobante, estatuimos e
ordenamos que los prelados, a quien pertenece proveer sobre la salud de las ánimas,
diputen personas honestas y competentemente enseñadas que los ynstruyan en
todo lo necesario para su salvación; e que tengan cuydado especial de ynquirir e
saber como biven, e fazen algunas cosas de los errores en que ante que a nuestra fee
viniesen estuvieren. y mandamos a los curas que en las parrochias hagan matrícula
a parte de los nuevamente asy convertidos, e a los visitadores que pidan cuenta con
mucha diligencia sy hacen e cumplen lo que la yglesia manda. Asy mismo por
quanto hay algunos del un linaje e del otro que apostataron de nuestra sancta fee
católica e fueron reconciliados e reducidos a la unión de la sancta madre yglesia, e
abjuraron sus errores, a los quales fue mandado que oyan misa e sermón los días de
domingos e fiestas de guardar e se confiesen las tres pascuas del año y otras cosas.
Mandamos a los curas que de los asy recon /16v. ciliados hagan especial matrícula
para que se vea sy cumplen lo que asy les fue impuesto e les amonesten que lo
hagan e cumplan porque Dios nuestro señor les perdone las ofensas que le hizieron
e les dé gracia que perseveren en buen estado.
[Capítulo IV] Que los curas sean diligentes en administrar los sanctos
sacramentos
[1] Establecido está por derecho que los fieles christianos reciban los
sacramentos de la sancta madre yglesia en ciertos tiempos del año e en los casos en
que ay necesidad para la salud de sus ánimas. Por ende, sancto concilio aprobante,
establecemos que todos los curas sean diligentes en administrar los sanctos
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 105
[Capítulo V] Que los médicos ante todas las cosas amonesten a los enfermos que curen
sus ánimas
Por remedio de muchos ynconvenientes estableció Inocencio III, de buena
memoria, en la decretal Cum infirmitas de pena et remedio, que los médicos quando
fueren llamados por los enfermos, //17r. ante todas las cosas amonesten a los
dichos enfermos que llamen los médicos de las ánimas, que son los confesores, e
los traygan para que se confiesen e curen de la salud de sus ánimas, porque como
quiera que muchas vezes la enfermedad corporal procede de la indisposición
espiritual, remediada la enfermedad del ánima, envía nuestro señor la salud
corporal; e también quando al principio los enfermos no son inducidos para que se
confiesen e dispongan su ánima e consciencia, acaece que diciéndoselo quando
está agravada la enfermedad, caen en peligro de desesperación de su salud y en
otras ymaginaciones peligrosas.Y como quiera en la dicha decretal está puesta pena
a los médicos que no la guardaren y cumplieren, como dicho es, e les está prohibido
el yngreso en la yglesia, somos informados que los dichos médicos, con poco temor
de nuestro señor e no se doliendo del peligro de las ánimas de los fieles, no lo
guardan e se han dexado e dexan yncurrir en la dicha pena. Por ende, nos deseando
el remedio de tan grand peligro, estatuymos e ordenamos que de aquí adelante
todos los médicos de nuestro arçobispado e provincia sean diligentes en guardar la
dicha decretal, y que luego en la primera visitación exhorten e amnonesten a los
dichos enfermos que se confiesen e dispongan su consciencia ordenando su ánima,
e que no deseen de lo asy fazer con ninguna persona de qualquier estado,
preeminencia o condición que sea. e que, sy el tal enfermo no lo hiziere así, que el
médico después que lo supiere no le vaya a visitar la segunda vez, ny le cure hasta
tanto que se aya confesado e ordenado su ánima. E mandamos que los dichos
médicos lo guarden e cumplan así, so pena de excomunión e de doscientos
maravedís para la fábrica de la yglesia donde fueren parrochianos por cada vez que
lo quebrantare, la qual pena queremos que también obligue en el fuero de su
consciencia. Y porque venga esto a noticia de todos, mandamos que los primeros
quatro domingos de quaresma los curas publiquen esta constitución en sus
yglesias.
106 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
[Capítulo VI] Contra los adevinos e hechizeros e los que van a ellos
/17v. [1] Porque somos informado que en nuestro arçobispado e provincia ay
muchas personas, asy varones como mugeres, que, olvidado el temor de Dios e la fe
y confiança que deven tener de la providencia de Dios, usan de adivinanças e
hechizerías, sortilegios y encantamientos, y van o envían a tomar consejo con los que
fazen los tales maleficios, que son siervos del demonio; e como quiera que las tales
personas yncurren en graves penas por derecho establecidas, y en sentencia de
excomunión por constituciones provinciales de nuestro arçobispado, se dexan
yncurrir en las dichas penas e censuras e no cesan de usar deste grave pecado. Por
ende, nos, deseando remediar tan grave ofensa de Dios, establecemos y mandamos
que de aquí adelante todas las personas que usaren de los dichos hechizos,
sortilegios, encartaciones e adevinanças, o de otros maleficios, o con ellos se
aconsejaren o fueren a ellos o participaren en su delicto en qualquier manera, de más
de todas la otras penas en tal caso statuydas, los unos e los otros yncurran en
sentencia de excomunión ipso facto e en pena de dos mil maravedís por cada vez, e
por la segunda la pena doblada, e que sean avergonçados públicamente e
desterrados segund e por el tiempo que pareciere a los juezes que dello conocieren.
[2] Otrosy mandamos a los provisores e visitadores de nuestro arçobispado e
provincia que tengan mucha vigilancia y especial cuydado de ynquirir contra las
tales personas que erraren en este pecado, e de lo castigar gravemente, y estirparlo
de los coraçones de los fieles nuestros súbditos. E porque los tales delictos no
pueden ser encubiertos, mandamos a los dichos provisores que cada un año dende
la dominica de la septuagésima den cartas generales hasta anatema contra los
dichos delinquentes; e asy mismo contra todas las personas que supieren quáles son
los que han cometido los tales delictos, e les manden so las dichas censuras, que lo
vengan a notificar e declarar ante ellos, o al menos ante los curas de sus parrochias
e ante notario o escribano público, porque puede constar en juicio. e mandamos a
los dichos curas que con grand diligencia dentro de un mes notifiquen a los dichos
//18r. provisores todo lo que asy les fuere declarado, e lo que ellos alcançaren a saber,
e se lo envíen por testimonio. Lo que les mandamos que cumplan so pena de
suspensión e de tres mil maravedís por cada vez que lo hizieren.
[Capítulo VII] Que se den cartas generales cada año contra los que están en pecados
públicos y se proceda fasta invocar el braço seglar
A los prelados y curas de las ánimas, a quien es encomendado el pueblo
christiano, conviene velar firme e continuamente sobre la guarda de las ánimas de
los fieles. Por ende, nos, deseando la salvación de nuestros súbditos y apartarlos de
los pecados y ofensas públicas de Dios, y acatando las censuras e penas en que por
constituciones de nuestro arçobispado yncurren por los casos infraescriptos,
estatuymos e ordenamos que los provisores de nuestro arçobispado e provincia en
cada un año dende la septuagésima den cartas generales e procedan por censuras e
por todos los otros remedios de derecho contra todos los que están en peccados
públicos e contra los que se casan clandestinamente o en grados prohibidos por
derecho e contra los que son presentes a los tales matrimonios; e los que fazen vida
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 107
aplicado en la manera susodicha3. E asy mismo mandamos que los dichos provisores
e oficiales de nuestro arçobispado e provincia procedan contra los rebeldes por
censuras e por las penas que les pareciere, que más aprovecharán agravando e
reagravando hasta invocar el brazo seglar sy menester fuere. Y en la carta de la
invocación del braço seglar vayan nombrados los rebeldes por los nombres e diga en
ella que sean presos y no dados sueltos ny en fiado hasta tanto que conste estar
absueltos e aver obedecido a la yglesia e a los juezes que contra ellos procedieren por
manera que no les consientan permanecer en su pecado.
[2] Otrosy, porque muchas personas, diziendo averse confesado con
religiosos e con otros sacerdotes elegidos por los que tienen facultad de oyr de
penitencia e absolver, se escusan de confesarse en sus parrochias, mandamos que los
dichos curas no ayan por confesados ny por absueltos a los tales, sy no les mostraren
legítimamente por letra de los tales religiosos o en otra manera como se confesaron
con ellos e fueron absueltos.
[Capítulo IX] Qué pena yncurren los que se dexan estar descomulgados por un año o
más tiempo
Grand peligro de las ánimas de los fieles dexarse estar mucho tiempo a
sabiendas en sentencia de excomunión, e aun los tales endurecidos que por tanto
espacio de tiempo están en su pertinacia excluidos de la comunión de los fieles, no
carescen de mucha sospecha que no syentan bien de las cosas de la fee. Y porque
deseamos reducirlos a buen estado y al ca /19v. mino de la salvación, sancto concilio
aprobante, estatuymos e ordenamos que todos los fieles que permanecieren
públicamente en excomunión por un año, sy fueren clérigos sean encarcelados, y los
frutos de sus beneficios aplicados la mitad a las fábricas de sus yglesias y la otra
mitad a la obra de la yglesia cathedral, y que no sean sueltos hasta que satisfagan de
la desobediencia e pertinacia e merezcan beneficio de absolución. E sy fueren legos
e permanescieren en excomunión por medio año dende en adelante yncurran por
cada mes en pena de cien maravedís para la yglesia; e sy pasare de un año pierda la
tercia parte de sus bienes, la mitad para el fisco real e la otra mitad para la fábrica de
la yglesia de su parrochia.
[Capítulo X] Que los albaceas e testamentarios cumplan dentro de cierto tiempo los
testamentos de los defunctos
[1] Hemos sabido que muchos en grand cargo de sus consciencias han
dexado e dexan de cumplir muchos testamentos e mandas pías de largo tiempo acá
por negligencia o por otros yntereses e ocasiones, a cuya causa las ánimas de los
testadores no son socorridas con los sufragios e obras que dispusieron en sus últimas
voluntades, antes en la tal dilación son mucho defraudadas. Es por lo que a nos
pertenece proveer en ellos, sancto concilio aprobante. Establecemos y mandamos
3 En la Copia A la frase “aplicado en la manera susodicha”está en letra más pequeña, coregido encima
de la línea.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 109
que dende aquí a un año cumplido todos los herederos, albaceas o executores de
testamentos e últimas voluntades de nuestro arçobispado e provincia executen e
cumplan todos los testamentos de los difuntos, lo que les requerimos e
amonestamos e mandamos que cumplan e executen en el dicho término; y que el
dicho año pasado dende en treinta días muestren ante los provisores e vicarios cómo
los han cumplido, porque no no lo haziendo así, nos o nuestros officiales lo
mandemos cumplir e executar, lo qual mandamos a todos los susodichos que hagan
e cumplan so pena de excomunión e de dos mil maravedís. E queremos que esta
constitución entienda de los testamentos e últimas voluntades pasados de cinco
años a esta parte, e de las presentes e por venir queremos que el año se cuente dende
el //20r. día de la muerte del testador.
[2] Otrosy mandamos a todos los curas que escrivan en cada un año todos los
que fallecieren en sus parrochias y las personas a quienes dexaren por sus albaceas
y testamentarios y herederos, e los escrivanos ante quien fizieren sus testamentos e
últimas voluntades, e nos lo enbíen por memoria cada año, cuando traxeren la
matrícula de los confesados, porque mejor podamos proveer sobre ellos, lo cual
mandamos que cumplan so pena de un florín por cada vez que no lo fizieren
aplicado en la manera susodicha.
[Capítulo XI] Qué fiestas se han de guardar, e que los curas las notifiquen a sus
parrochianos
[1] Los sanctos días de la pascua, domingos y otras fiestas statuydas en la
sancta madre yglesia fueron dedicadas al servicio de Dios nuestro señor, e se
reservaron para obsequio suyo e exercicio de los sacrificios e obras espirirtuales; y
somos informado que en nuestro arçobispado e provincia las dichas fiestas no se
guardan por los fieles cristianos con la yntención que la yglesia las ynstituyó y cómo
se deven guardar para salud de las ánimas, antes al contrario que en los días de las
fiestas, segund vemos, muchas personas se ocupan en vicios, juegos e disoluciones,
donde se siguen otros muchos inconvinientes e males en los pueblos. Por ende, nos,
deseando remediar los dichos ynconvinientes e el pecado que yncurren los que
quebrantar las dichas fiestas e por socorrer las necesidades de aquellos que son
pobres, sancto concilio aprobante, ordenamos de quitar algunas fiestas de las que
hasta aquí se solían guardar e mandamos que de aquí en adelante se guarden la
fiestas siguientes:
[2] El día de la circuncisión de nuestro señor Jesu Christo.
La epiphanía.
Sant Sebastián.
La purificación de nuestra señora sancta María.
Sant Mathia apóstol.
La ununciación de nuestra señora.
/20v. Sant Marcos evangelista.
Sant Philippe e Sanctiago.
110 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
La invención de la cruz.
Sant Bernabé apóstol.
Sant Juan Baptista.
Sant Pedro e sant Pablo.
Sancta María Magdalena.
Sanctiago apóstol.
Sancta Ana.
La transfiguración de nuestro señor Jesu Christo.
Sant Lorenço mártyr.
La Asumpción de nuestra señora sancta María.
Sant Bartholomé apóstol.
La natividad de nuestra señora.
Sant Matheo apóstol e evangelista.
Sant Miguel.
Sant Lucas evangelista.
San Symón e Judas apóstoles.
El día de todos los sanctos.
Sant Andrés apóstol.
La concepción de nuestra señora.
Sancto Thomé Apóstol.
La natividad de nuestro señor Jesu Christo.
Sant Stevan.
Sant Joan apóstol y evangelista.
//21r. Todos los domingos del año.
La pascua de resurrección con dos días siguientes,
La ascensión del señor Jesu Christo.
La pascua del spíritu sancto con dos días siguientes.
El día del Corpus Christi.
[3] E porque no es nuestra yntención de ympedir la devoción de los fieles que
quisieren guardar otras algunas fiestas, concedemosles que las puedan celebrar e
guardar sy quisieren. Otrosy concedemos quarenta días de perdón a los que oyeren
misa mayor e fueren en la procesión el día de Sant Isidro y el día de sant Clemente,
y en la procesión de sant Marcos y en las de las otras letanías e en las fiestas de
sancto domingo y san Francisco en sus monesterios. Y mandamos que aquestas
fiestas e todas las otras que aquí no mandamos guardar se celebren en las yglesias
con toda solemnidad e devoción cada una en su grado segund la orden contenida
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 111
en el breviario. e porque el pueblo pueda saber quando han de guardar las dichas
fiestas que son obligados, mandamos a los curas que se las notifiquen en los
domingos antes que caygan, declarándoles los días de las vigilias e otros tiempos en
que son obligados a ayunar por precepto de la yglesia, amonestándoles que los
guarden con toda devoción, e se ocupen en yr a la yglesia a oyr la misa mayor e los
otros oficios divinos e en oraciones y obras de misericordia y en otras obras que sean
servicio e alabança de nuestro señor, pues para esto fueron dedicados los tales días.
Amonestándoles asy mismo que se aparten de ofender en ellos a Dios. E mandamos
que ningún mercador, ny oficial, ny vendedor no otra persona alguna tenga tienda
abierta en los tales días que mandamos guardar dende que tañeren a misa mayor
hasta que la acaben, ny ellos vendan, ny compren, ny trabajen en poblado ny en el
campo. E mandamos a nuestros alguaziles que executen las penas acostumbradas
contra los que asy no lo guardaren fasta en quantía de un real por cada vez, la mitad
para la fábrica /21v. asy de la yglesia parrochial e la otra mitad para el alguazil
executor. E damos poder a los vicarios que lo hagan asy cumplir y executar cada uno
en su vicaría y que puedan sobre ello invocar el brazo seglar.
[Capítulo XII] Contra los que no oyeren misa mayor los domingos e fiestas de guardar
o las quebrantaren e contra los que venden carne e cosas vedadas en la
quaresma e días de ayuno
[1] Abemos hallado que en nuestro arçobispado e provincia muchas personas, no
temiendo a Dios ny a los mandamientos de la yglesia, dexa de oyr misa mayor los días de
pascua, domingos e otras fiestas que son obligados: unos entendiendo en sus haziendas,
tratos e mercaderías; otros, estando en las plaças y en las tavernas y en otros lugares de que
los cathólicos cristianos reciben escándalo e mal exemplo. Por ende, conformándonos con la
disposición de los sacros cánones, sancto concilio aprobante, establecemos y ordenamos que
de aquí adelante los curas sean diligentes en amonestar a sus parrochianos que vayan los
domingos e fiestas de guardar a oyr misa mayor enteramente como son obligados y que
estén en ella devotamente e con atención, no hablando ny entendiendo en otras cosas. E a
los que no lo hizieren e cumplieren asy les reprehendan e amonesten fraternalmente, para
que se enmienden , e sy no se corrigieren, que lo notifiquen a los provisores e officiales para
que procedan contra ellos por todo rigor de derecho.
[2] Otrosy mandamos que los que estuvieren en las plaças e cimenterios o
jugando en sus casas o en las tavernas e en otras partes e lugares en tanto que se
dize la misa mayor los dichos domingos e fiestas, que los nuestros alguaziles o
executores de los nuestros juezes eclesiásticos, o los alcaldes o alguaziles del pueblo,
siendo invocado por los vicarios, les lleven medio real o pena a cada uno, e que no
se la remitan ny buelvan. Otrosy mandamos que ningún tabernero, o tabernera, ny
otra persona alguna venda vino ny acoja a gente en su taverna o casa para comer o
bever los dichos días de domingos e fiestas fasta que la misa mayor sea acabada. E
asy //22r. mismo mandamos a los carniceros que no pesen carne, e a las panaderas e
otras qualesquier personas que venden cosas de mantenimiento, que no lo saquen
a la plaça ny lo vendan públicamente desde que tañere a misa mayor hasta que sea
acabada, excepto los boticarios. So pena para el que lo contrario hiziere sea penado
por cada vez por los nuestros alguaziles en un real, la mitad para el que lo executare
112 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
e la otra mitad para la fábrica de la yglesia parrochial. Y damos asy mismo poder a
todos los vicarios para que lo hagan executar.
[3] Otrosy mandamos, so la dicha pena, que en los días de quaresma e en los
viernes e vigilias e en los otros días, en que está prohibido por la yglesia comer carne,
no se venda carne, leche ny otras cosas prohibidas syn nuestra especial licencia.
[4] E porque deseamos la observancia de las dichas fiestas, e que los dichos
nuestros alguaziles en ello no hagan fraude alguno, les mandamos que no se
concierten ny hagan conveniencia alguna con los dichos oficiales o vendedores para
les dexar fazer algo o vender, disimulando la dicha execución, so pena que qualquier
alguazil, que lo contrario fiziere, pague lo que asy recibiere o llevare con el quatro
tanto, y que esté treinta días en la cárcel por la primera vez, e por la segunda la pena
doblada, e que sea perpetuamente privado del oficio.
[Capítulo XIII] Que en el rezar e oficios divinos se conformen en toda la provincia con
la yglesia metropolitana
[1] Por quanto es cosa razonable que por todo el dicho nuestro arçobispado e
provincia aya conformidad en el rezar de las horas canónicas e en dezir el oficio
divino, e que todas las yglesias del dicho arçobispado e provincia se conformen en
lo susodicho con la nuestra yglesia metropolitana. Por ende, sancto concilio
aprobante, establecemos e mandamos que todos los clérigos del dicho nuestro
arçobispado e provincia, de qualquier dignidad e preeminencia que sean, se
conformen en el rezar de las horas y dezir el oficio divino con la dicha nuestra sancta
yglesia. E porque en nuestra diócesi e provincia ay muchos sacerdotes de otras
diócesis servidores de beneficios /22v. los quales muchas vezes rezan de otra
manera, e no como en la diócesi que sirven, de que se sigue mucho desorden; por
ende, mandamos que, pues han de servir la yglesia e choro segund desta diócesi, que
rezen de aquella manera e no de otra. So pena que el que asy no lo hiziere sea
expelido del tal servicio, no rezando como dicho es, o no teniendo breviario para ello.
[2] Porque asy mismo es muy conveniente e necesario que en nuestra diócesi
y provincia aya conformidad en las cerimonias de la misa e los sacerdotes no tengan
diferenciadas maneras de celebrar, sancto concilio aprobante, mandamos que todos
sean conformes en las dichas cerimonias con nuestra yglesia metropolitana e que los
visitadores lo examinen mucho e corrijan e castiguen al que asy no lo hiziere.
[Capítulo XIV] Cómo deven estar los eclesiásticos en los oficios divinos e la orden que
han de tener en ellos
[1] Obligados son los clérigos a dezir los oficios divinales con entera atención e
devoción, e estar con silencio en la yglesia quando se celebran; e asy mismo a servir e
residir en las yglesias donde son beneficiados o tienen cargo de algún servicio. Sobre lo
qual por nuestros predecesores de buena memoria fueron hechas e ordenadas algunas
constituciones, las quales mandamos que se guarden en todo e por todo con las
adiciones siguientes. Conviene a saber que al tiempo que se dixeren las horas e
divinales oficios estén todos en el choro con hábito decente al tal oficio cantando; e que
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 113
tengan sylencio y estén honestos ordenadamente, e que digan las horas distinctas e
apuntadamente e no apresuradas. E que no hablen ny rezen mientras el oficio se
cantare, porque no se impidan ocupándose en otras cosas los que han de cantar, o den
impedimento a los que cantan. Asy mismo mandamos que los legos no se asyenten
entre los clérigos mientra que el oficio divino se dixere o cantare, ny los clérigos den
lugar a ello, salvo sy estuviere el tal lego ayudando a cantar a los clérigos. E por este
nuestro estatuto damos autoridad //23r. al vicario donde le oviere, e en su ausencia al
cura más antiguo que encada yglesia parrochial oviere, para que asy lo puedan mandar
e fazer cumplir, so pena de diez maravedís en que pueda mulctar al que fuere contra lo
susodicho; e sy todavía fuere desobediente e rebelde e no cumpliere lo que le fuere
amonestado, que le pueda el dicho vicario o cura mulctar en otros diez maravedís, los
quales luego sean echados en el arca o cepo de la fábrica para la qual los aplicamos.
[2] Otrosy mandamos que en las yglesias donde está costumbre de dezirse
todas las horas que se guarde la tal costumbre.Y que en las otras yglesias donde ay
dos beneficiados no más, que éstos lean obligados por sí o por los capellanes que
sirvieren por ellos a dezir misa de tercia e bísperas cantadas cada día de la fiesta o
feria que ocurriere, so las penas en las dichas constituciones contenidas. E donde
oviere un beneficiado solo, que a lo menos los domingos e fiestas de guardar diga
misa cantada de la dominica o fiesta que ocurriere, e tres días en la semana de la feria
o fiesta que ocurriere, so pena de un real por cada domingo o fiesta, e de medio real
por cada uno de los otros días que dexare de celebrar, la mitad para la fábrica de la
tal yglesia, e la otra mitad para el sacristán. e queremos que por ningún
impedimento de misa de cofradía o de otro negocio que ocurriere se dexe de dezir
la misa mayor en los dichos días e fiestas del oficio que se celebrare e rezare aquel
día, aunque aya cuerpo presente para sepultar o novios que velar.
[3] Otrosy porque en las yglesias que ay copia de sacerdotes se tenga orden
en el dezir las misas, e no se den ympedimento los unos a los otros, mandamos que,
mientras la misa mayor se dixere, no se diga otra misa alguna, ny se vista clérigo
alguno estando otro diziendo misa, hasta que aya consumido el que primero
començó la misa, so pena de un real en que sean mulctados el sacerdotes e el
sacristán que le diere los ornamentos. Lo qual se entiende salvo en las yglesias
cathedrales, donde se acostumbran dezir muchas misas e no avría tiempo para
dezirse todas. E so la dicha pena mandamos que los sacerdotes no se vistan para
dezir misa ny se /23v. desnuden en los altares ny en presencia del pueblo, salvo en
las sacristías o lugares para ello diputados; e que no se dé los cálices ny los corporales
a los moços, salvo que ellos mismos los lleven.
[4] Otrosy por evitar algunos ynconvinientes e el impedimento que se da al oficio
divino, sancto concilio aprobante, statuymos e mandamos que la paz no ande por la yglesia,
sino que se ponga en lugar donde cómodamente los que tuvieren devoción la puedan yr a
tomar. E mandamos que el que en otra manera la diere yncurra en pena de un real por cada
vez para la fábrica de su yglesia.
[5] Así mismo, porque avemos sabido que las demandas que se piden al
tiempo de la misa mayor dan grand ympedimento e turbación al oficio divino,
mandamos a los vicarios, curas e clérigos del dicho arçobispado e provincia que no
consientan a ninguna persona demandar limosna ny otra demanda por la yglesia
114 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
desde que se començare al misa mayor hasta después de aver consumido. So pena
de un real para la fábrica de la tal yglesia.
[6] Otrosy porque los sacerdotes deven tener siempre gravedad e
recogimiento, mayormente al tiempo que celebran, y porque avemos sabido que al
tiempo del ofrecer los domingos e días de fiestas principales algunos sacerdotes
andan mucha parte de la yglesia entre la gente para que ofrezcan, de lo qual no se
sigue buen exemplo ny paresce cosa honesta, por ende estatuymos e mandamos que
de aquí adelante no se haga asy en manera laguna, sino que el sacerdote se ponga
en lugar donde puedan yr los que quisieren a ofrecer, e sy oviere necesidad,
pónganse más sacerdotes a ofrecer.
[Capítulo XVI] Que los curas puedan exercer su oficio en tiempo de sede vacante syn
aver otra licencia para ello
Estatuymos e ordenamos, sancto concilio aprobante, que todos e qualesquier
sacerdotes que quieren poder e licencia para exercer el oficio de cura e absolver de
los casos que el derecho reserva al prelado, puedan, sede vacante, exercer el dicho
oficio e absolver asy mismo de los casos que asy les fueren concedidos syn que ayan
para ello nueva comisión.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 115
[Capítulo XVIII] Que no se haga pacto ny convención por las misas e divinos oficios
ny por las sepulturas
//25r. [1] Prohibido es en derecho todo pacto o convención de cosa temporal
por los sacramentos e cosas espirituales o a ellas anexo. Por ende, sancto concilio
aprobante, estatuymos e ordenamos que los sacerdotes e ministros de la yglesia no
hagan pacto ny convención por las misas, obsequias e oficios divinos. Más
queremos que para sustentación de los clérigos que fazen los tales oficios, se guarde
la loable costumbre introduzida por los fieles cerca de la limosna que se les suele
dar. La qual costumbre mandamos que nuestros officiales e juezeshagan guardar,
administrando justicia syn estrépito e figura de juyzio. E porque avemos sabido que
algunos clérigos con poco temor de Dios tomas prendas por algunos oficios, lo qual
es especie de simonía o cosa de mal exemplo, prohibimos a nuestros súbditos que
antes ny después del dicho oficio no tomen las tales prendas, so pena de mill
maravedís al que lo contrario hiziere. E porque sería cosa inhumana y contra justicia
que los fieles que mandaron fazer los oficios no diesen a los ministros de la yglesia
la limosna acostumbrada, de donde se sustentan, mandamos que, hecho el oficio,
el que no diere lo acostumbrado pasados tres días yncurran en pena del doblo y
más las costas.
116 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
[Capítulo XIX] Que no se diga misa fuera de la yglesia ny se dé licencia para ello
[1] Mucho sería deservido nuestro señor, sy el el sanctísimo sacramento de su
glorioso cuerpo fuese traído en tanta familiaridad que se causase algún
menosprecio. Por ende, sancto concilio aprobante, ordenamos e mandamos que a
ninguno sea dada licencia por los provisores e officiales de nuestra diócesi e
provincia para que diga misa en casa alguna ny en otro lugar fuera de la yglesia,
salvo sy fuera en casa de tal señor a quien parezca que no se puede negar, e que
tenga en su casa capilla e lugar apartado para aquesto. E mandamos a todos los
clérigos que en lugar alguno o casa de caballero o de otra persona qualquiera no
digan misa syn especial licencia.Y entonces no celebren en palacio, sala o cámara en
que aya cama donde duerma alguno, salvo sy fuera enfermo de tal enfermedad que
no se pueda levantar de la cama. E que los dichos clérigos, aunque tengan licencia
para celebrar en alguna casa, primero vean el lugar donde han de dezir la misa sy
es honesto e asy compuesto e ordenado como debe estar para celebrar en él, so pena
que el sacerdote que lo contrario hiziere ipso yncurra en suspensión a divinis de un
mes por cada vez que lo hiziere.
//26r. [2] E porque somos informado que en nuestra diócesi e provincia ay
muchos hospitales e casas de algunas dueñas que se dizen religiosas, donde se
celebra misa tan continuamente que viene en daño de las yglesias parrochiales y en
poca reverencia de nuestro señor, revocamos todas e qualesquieras licencia que
hasta aquí sean dadas e mandamos a los provisores o visitadores que, quando
visitaren las yglesias, se ynformen qué casa o casas ay en la parrochia, de hospitales
o beatas o otras personas donde se ha acostumbrado dezir misa, e nos hagan
relación dello, e que no se dén licencia ny consientan celebrar en ellas syn nuestra
especial licencia, salvo sy fuere por un día en el año de la advocación del sancto.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 117
los sacristanes duerman en las yglesias con toda honestidad //27r. e que cierren las
puertas en anocheciendo e que no salgan della de noche, so pena que por el mismo
caso sean presos e castigados a arbitrio de nuestros juezes.
[Capítulo XXIII] Que todas las yglesias parrochiales se conformen con la yglesia
mayor en tañer el Ave Maria e Bísperas
Porque en el tiempo de tañer el Ave Maria en nuestra yglesia metropolitana
y en las otras yglesias, asy desta cibdad como de las otras cibdades, villas e lugares
deste nuestro arçobispado e provincia, ha avido alguna diversidad e confusión,
mandamos que en la dicha nuestra sancta yglesia e en todas las otras cibdades, villas
e lugares deste nuestro arçobispado e provincia tañan el Ave Maria después del sol
puesto, quando començare a escurecer e que, en tocando el campanero de la dicha
nuestra sancta yglesia e de las otras yglesias cathedrales la campana del Ave Maria,
todos los otros sacristanes de las otras yglesias inferiores le respondan luego
incontinente.Y esta orden se tenga en las otras cibdades, villas e lugares acudiendo
a la yglesia principal. Asy mismo mandamos que se conformen en tañer a bísperas
con la yglesia principal. So pena de doze maravedís por cada vez que no lo hizieren
para el campanero de la yglesia principal.
4 Se refiere al arzobispo Hurtado de Mendoza nombrado cardenal presbítero con el título de Santa
Sabina y patriarca de Alejandría en 1500. En el sínodo que celebró en 1490 no se trata de las concu-
binas. No se conoce a qué constituciones de este arzobispo o de los anteriores alude.
120 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
[Capítulo XXVIII] Que los clérigos no estén presentes a los matrimonios ny baptismos
de sus hijos, ny se acompañen dellos
//29r. Porque, segund la doctrina del apóstol, no solamente nos devemos
excusar de lo malo, mas de toda especie de mal, conviene abstenerse mayormente
de las cosas que puedan engendrar algún escándalo. Por ende, sancto concilio
aprobante, ordenamos que ningún clérigo seglar o religioso de qualquier dignidad,
estado, preminencia o condición, que sea de nuestra diócesi e provincia, sea presente
al baptismo o desposorio o bodas o obsequias de sus hijos o hijas o de sus nietos, ny
haga manda ny donación a muger ninguna, con quien sea infamado o tenga por
concubina, so pena de dos mill maravedís. E quanto a lo de la manda que sea en sí
ninguna.Y esta misma prohibición e pena extendemos contra qualquier clérigo que
se acompañare de sus hijos o nietos o yernos, o los truxere para que le ayuden a
misa, y que los tales hijos o yernos no entren con ellos en el choro, estándose
diciendo los oficios divinos.
[Capítulo XXX] Que los vicarios se informen de la vida de los clérigos de su vicaría e
embíen relación dello al prelado en cada un año
/29v. Porque es muy conveniente a los prelados ser informados del estado de sus
súbditos, mayormente de las personas eclesiásticas e de su vida e de los beneficios que
tienen en la yglesia. Por ende, sancto concilio aprobante, estatuymnos e ordenamos que de
aquí en adelante todos los vicarios de nuestro arçobispado e provincia sean obligados de
ynformarse de la vida e costumbre de todos los clérigos, cada uno en su vicaría, e de saber
e y pesquisar de su vida e costumbres e trygan ante nos o nuestros provisores en cada un
año por el tiempo que se truxeren los padrones, la memoria e la relación de los que hallaren
aver cometido algunos delitos e excesos, o tener vida deshonesta, porque se provea lo que
convenga a la salud de sus ánimas e a la reformación de sus costumbres. E sy el exceso fuere
de tal calidad que no se debe tener dilación, lo notifiquen luego al prelado a costa del
culpante, lo qual mandamos que cumplan e que en ello tengan mucha vigilancia y especial
cuydado, so pena de un florín, aplicado como dicho es.
[Capítulo XXXI] Que los beneficiados residan en sus beneficios e no se ausenten syn
licencia del prelado, y en su absencia cómo han de ser proveydos los capellanes
[1] Por experiencia avemos visto que por no residir los beneficiados en sus beneficios,
como devrían, se sigue grand diminución en el culto divino e daño de las ánimas. Sobre lo
qual el patriarca don Alonso5, nuestro predecesor de buena memoria, proveyó en una
constitución provincial mandando que los beneficiados de nuestra diócesi e provincia
residiesen en sus beneficios e que ninguno se pudiese ausentar del dicho servicio syn justa
causa y con nuestra especial e expresa licencia. Y porque la dicha constitución es sancta y
endereçada al servicio de Dios e de las yglesias, e en esto ay grand desorden e corruptela,
mandamos, sancto concilio aprobante, que de aquí //30r. adelante se guarde la dicha
constitución, y, sy necesario es, de nuevo la innovamos e confirmamos; la qual queremos
aya también lugar en los capellanes perpetuos, excepto sy la ynstitución de la capellanía
dixere que pueda servir por sostituto.
[2] Otrosy porque los dichos beneficiados y sus procuradores por gozar
enteramente de sus beneficios en ausencia procuran para el servicio de los beneficios
los capellanes, que por menos salario sirvan, haziendo algunas vezes con los tales
capellanes algunas yllícitas convenciones, donde viene que muchas vezes los
beneficios carescen de servicio y el pueblo christiano padece grand detrimento. Por
ende, establecemnos e mandamos que el provisor no provea de servicio de algún
[Capítulo XXXIII] Qué calidades han de tener los que se han de ordenar e que no
intervengan ruegos sobre las órdenes
[1] Porque en las personas eclesiásticas, especialmente que han de ser
promovidos a órdenes sacros o al oficio o cargo de la cura de las ánimas, se requiere
prudencia e suficiencia de letras, estatuymos que ninguno de aquí adelante sea
promovido a órdenes sacros, sy a lo menos no fuere ynstructo en lengua latina
competentemente e en las cosas necesarias de derecho, e toviere las otras calidades
que los sacros cánones disponen. Sobre lo qual mandamos que nuestros provisores
o examinadores se informen primero con mucha diligencia.
[2] Otrosy porque hallamos aver acaescido que por intercesión e ruego de
algunos grandes e de otras personas se han ordenado muchos syn merecer las
órdenes, mandamos que, sy alguno de aquí adelante traxere rogadores o
yntercesores para recebir alguna orden, que no sea admitido ny recebido e que sea
inábil por quella vez para recebir la orden que pide.
[3] Otrosy mandamos que no se den reverendas a ningún absente, sy no
pareciere personalmente a ser examinado, salvo sy fuese graduado en estudio
general. E que no se den asy mismo reverendas a persona alguna para más de uno
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 123
de los órdenes sacros, porque visto como usa e bive en la orden de subdiácono o
diácono paresca sy merece ser promovido a mayor orden.
[Capítulo XXXIV] //31r. Que no lleven derechos algunos por las órdenes
Item mandamos que no se lleven derechos algunos por las órdenes, ny por las
cartas ny por razón del sello ny por la firma y que los provisores sean diligentes en
yncurrir de olos que se ordenan sy se les llevó alguna cosa por las órdenes o por las
cartas; e sy se hallare que algo se llevó en qualquier manera, o se llevare de aquí
adelante, lo hagan restituyr con el doblo.
[Capítulo XXXV] Que no hagan matrimonios clandestinos y la pena que yncurren los
contrahentes y los testigos
[1] Prohibido es por los sacros cánones que los matrimonios o desposorios no se
hagan clandestina ny ocultamente, e que a los tales clandestinos no sea presente ningún
sacerdote ny otra persona. E porque la dicha prohibición del derecho ny las penas que por
constitución de nuestros predecesores están estauidas, no bastan para resistir e refrenar los
grandes peligros e ynconvenientes que de los tales matrimonios se siguen, e el mucho
atrevimiento que nuestros súbditos tienen de lo quebrantar. Por ende, queriendo proveer de
nuevo remedio, estatuymos e ordenamos, sancto concilio aprobante, que ninguna persona
de nuestro arçobispado e provincia sea osado de contraer los tales clandestinos matrimonios
o desposorios, ny de tomarles las manos o ser presentes en ellos. So pena que allende lo que
el derecho en tal caso dispone, los contrayentes e el que les tomare las manos yncurran en
sentencia excomunión e en pena de mil maravedís e que los testigos caygan en pena de
quinientos maravedís cada uno.
[2] Otrosy mandamos que los tales contrayentes clandestinamente sean
obligados a solemnizar en haz de la sancta madre yglesia dentro de sesenta días,
dende el día que clandestinamente se ovieren desposado. So pena que carezcan de
eclesiástica comunión viviendo, e que yncurra cada uno en pena de los mil
maravedís; e sy murieren así, que no les sea dada eclesiástica sepultura.
[Capítulo XL] Lo que han de guardar los que se acogen a las yglesias e el tiempo que
han de estar en ellas
Somos informados que muchas personas que cometen delictos, porque temen ser
punidos por la justicia seglar, se acogen a las yglesias y, queriendo gozar de inmunidad, están
en ellas tan desonestamente que nuestro señor es mucho deservido e sus templos profanados,
e las personas eclesiásticas reciben turbación en los oficios divinos. Por ende, deseando obviar
los dichos inconvenientes, sancto concilio aprobante, estatuymos e ordenamos que de aquí
adelante los que se acogeren a las yglesias estén en ellas honesta e recogidamente, e no
jueguen juego alguno, ny tengan conversación con sus mugeres ny con otras dentro de la
yglesia, ny se pongan a las /32v. puertas de las yglesias ny en los cimenterios a burlar ny
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 125
tañer vihuelas, ny usar de otras conversaciones ociosas, pero que estén recogidamente e como
personas que han errado, e con toda humildad e honestidad. Otrosy mandamos que sy alguno
de los dichos retraídos saliere de la yglesia a fazer algunos desconciertos o injuriar a sus
enemigos o cometiere algunos en la yglesia, o saliere della en qualquier manera, por el mismo
caso sea echado luego de la tal yglesia. E mandamos a los curas clérigos e sacristanes e a
todas otras personas que tienen cargo de las tales yglesias e hospitales, so pena de
excomunión, que lo notifiquen luego a nuestros provisores o juezes, para que sean echados
fuera de la yglesia como violadores de la honestidad della, e no los acojan en ella ny en otra.
E sy de echarlos de la yglesia, algund peligro se temiere venir a los tales delinquentes,
mandamos que nuestros juezes les pongan prisiones en la yglesia, de manera que no puedan
salir a semejantes delictos, ny cometerlos en ella, como dicho es. E porque muchos están tanto
tiempo en las yglesias, que paresce más tenerlas por moradas que por refugio de sus
personas, mandamos que ninguno pueda estar en la yglesia ny sea acogido en ella por más
tiempo de ocho días, syn licencia del provisor o juez eclesiásticos. E mandamos a los clérigos
que, haziendo algún exceso de los susodichos, lo notifiquen a los dichos provisores, so pena de
un florín por cada vez que no lo hizieren aplicado en la manera susodicha.
[Capítulo XLI] La orden que los vicarios e curas han de guardar cerca de los questores
[1] Por relación de personas fidedignas avemos sabido que los questores o
demandadores de lugares piadosos e los que predican indulgencias e perdones, muchas vezes
pospuesto el temor de Dios, osan públicamente estender sus bulas o yndulgencias a más de
lo que en ellas se contiene e publican falsedades e cautelas por engañar a los fieles y, lo que
peor es, a las vezes falsan las letras que llevan; //33r. e siendo personas ynábiles y seglares,
osan ponerse a predicar abusiones e engaños a los pueblos. Por ende, nos, deseando obviar a
tan grandes males e inconvenientes, sancto concilio aprobante, estatuymos e mandamos a los
vicarios y curas de todas las yglesias de nuestro arçobispado e provincia que de aquí
adelante no reciban ningún questor o demandador o predicador de bullas ny de yndulgencias
en sus yglesias ny parrochias, ny los consientan predicar ny procurar demanda alguna, ny
indulgencias ny perdones, syn que primero vean nuestras cartas e especial licencia firmada
de nuestro nombre, e sellada con nuestro sella en que se contenga en efecto el poder de las
bullas que los tales questores publican, e a qué indulgencias, perdones o casos se estienden.
E porque los dichos questores no puedan exceder ny pasar a publicar más indulgencias o
casos de lo que en la dicha nuestra carta de licencia será contenido, estatuymos e ordenamos
e mandamos que no se dé lugar a que questor alguno predique ny divulgue algunas gracias,
perdones o impetras, sino que el vicario o cura de la yglesia u otro clérigo della lea al pueblo
públicamente la dicha nuestra carta, porque sepan por ella lo que se concede, porque ninguna
pueda recebir engaño. Lo qual mandamos que los dichos vicarios e curas cumplan, so pena
de tres florines por cada vez que no lo fizieren.
[2] Iten, porque muchos, syn tener suficiencia e abilidad e seyendo personas
seglares con codicia desordenada, más que por zelo de Dios, se ponen a usar del oficio
de la predicación, mandamos que los dichos vicarios, curas e clérigos no consientn
predicar en sus yglesias ningún questor ny a otra persona, aunque la impetra sea por
nos aprobada, sy la tal persona no mostrare especial licencia nuestra o de nuestros
provisores para predicar, la qual mandamos que no se conceda syn que primero sea
examinado diligentemente e vista su suficiencia; e que todavía el vicario, cura o clérigo
126 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
lea al pueblo las gracias o perdones contenidos en nuestras cartas, porque los
predicadores no puedan fazer en la publicación fraude alguno; /33v. e mandamos que
aya el que leyere nuestras cartas un real por su trabajo e que se lo pague el questor.
[3] Otrosy mandamos a los dichos vicarios, curas e clérigosque no den lugar
a los dichos cuestores o demandadores que pongan tasa alguna a las demandas,
diziendo que el quisiere ganar las indulgencias e perdones ha de dar cierta quantía
de maravedís, salvo que en nuestras cartas de licencia fuere especialmente
nombrada la dicha tasa. E mandamos que el questor o demandador que lo contrario
hiziere sea luego preso y embiado a nuestra cárcel arçobispal, o del prelado
diocesano donde lo tal acaeciere. E que le sean secuestrados todos los maravedís de
la dicha impetra e los otros bienes.
[4] Item, porque acaece que con licencias, que por nos o por nuestros
provisores fueron dadas, aviendo ya espirado el tiempo dellas o siendo revocadas, los
dichos questores engañan al pueblo e fazen fraude, mandamos que ninguna licencia
o de nuestros provisores valga por más tiempo de un año, desde el día que fuere
concedida, e que de aquí en adelante los dichos questores no sean recebidos a
divulgar ny demandar por virtud dellas; e que los dichos vicarios tengan grand
vigilancia en las observación desta constitución, porque suele aver en este caso
grandes engaños, lo qual les mandamos, so pena arriba contenida.
[Capítulo XLII] Que no se executen los mandamientos de ningún juez apostólico syn
ser vistos primero y examinados por el ordinario
Deseando obviar las falsedades y excesos que muchos con falsas letras, que dicen ser
apostólicas, han hecho e fazen en nuestro arçobispado e provincia, falsando el sello e letras
apostólicas, diziendo tener grandes poderes e facultades de dispensar e proveer de
beneficios. asy mismo algunos llamándose juezes apostólicos, no lo siendo, o procediendo
contra la forma de su comisión, e otros no //34r. teniendo bulas apostólicas expectativas, o
reservaciones, o teniendo gracias para otras diócesis, o siendo ya consumptas o tales que no
se estienden a los beneficios vacantes los ocupan; e sobre esto, algunos diziéndose executores
o subexecutores de las tales bulas, fazen diversos procesos e mandatos, los quales muchas
vezes son nullos o carescientes de todo poder e jurisdicción de que nuestros súbditos osn
oprimidos e molestados indebidamente, e caen en diversos herrores. Porque, como muchos
no son letrados, no tienen noticia de tales mandamientos, no saben lo que en ello deben fazer
ny obedecer. e porque nos, como prelado pertenece obviar los dichos engaños e fraudes,
conformándonos con la disposición de derecho e con lo que nuestros antecesores de buena
memoria está en este caso ordenado e proveído, sancto concilio aprobante, statuymos e
mandamos que de aquí adelante ningún proceso ny mandamiento de algún juez, que se diga
apostólico, executor o subexecutor o conservador, aunque sea obedecido, no sea executado ny
cumplido por alguno de nuestros súbditos, syn que primeramente sea presentada ante nos
o ante el obispo diocesano o ante nuestros provisores e oficiales la comisión original del tal
juez apostólico e el proceso o mandamiento; porque visto por nos a quien principalmente
incumbe executar e fazer cumplir los mandamientos apostólicos, lo mandemos obedecer e
cumplir, o consultemos sobre ellos a nuestro señor el papa, sy fueren subreticias las letras o
tuvieren tal defecto que no se devan cumplir. Lo qual mandamos que los dichos eclesiásticos,
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 127
nuestros súbditos, cumplan e guarden, so pena de excomunión e de tres florines de oro por
cada vez que no lo fizieren.
[Capítulo XLV] //35r. Que los notarios apostólicos muestren sus títulos e sean examinados
Avemos sabido que ha venido mucha confusión e desorden en nuestro
arçobispado e provincia de la muchedumbre de los que se dizen ser notarios
apostólicos, asy por ser muchos dellos personas ynábiles e no conocidos, e criados
128 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
por quien no tuvo facultad, como por los muchos fraudes e falsedades e auctos
clandestinos que se fazen por los tales notarios en mucho deservicio de Dios e daño
de la república. E porque a nos pertenece proveer en semejantes cosas, sancto
concilio aprobante, mandamos que ningún notario que se diga apostólico use ny
exerxa el tal oficio, syn que primeramente se presente ante nos o ante nuestros
provisores con la carta de su notaría y el poder e facultad con que fue criado, porque,
siendo hábil e legítimamente pueydo, lo mandemos notificar a nuestros súbditos,
para que sea por ellos avido e reputado por tal notario apostólico, y en otra manera
no tenga lugar de engañar al pueblo e de usar falsamente el dicho oficio. E
mandamos que, sy alguno contra esta ordenación usare de oficio de nuestro notario,
yncurra en pena de cinco mil maravedís, e que sea por el mismo caso preso e no lo
suelten syn nuestro especial mandado.
[Capítulo XLVII] Que ninguno pueda ser mayordomo de alguna yglesia más de dos
años e que se le tome la cuenta públicamente
[1] Porque los mayordomos de las yglesias no se atrevan a gastar los dineros
de las fábricas, o aprovecharse dellos, con pensamiento de tener mucho tiempo el
dicho oficio, mandamos que ninguno pueda ser mayordomo de yglesia más de un
año. E sy el visitador viere que alguno es provechoso para la yglesia, le pueda
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 129
prorrogar por otro año. Y dende en adelante cumplidos los dichos dos años,
mandamos que en ninguna manera pueda ser prorrogado por más tiempo, syn
nuestra especial licencia e expreso mandado.
[2] Otrosí mandamos que los visitadores en persona, e ante los //36r. clérigos
e personas principales del pueblo, tomen las cuentas a los mayordomos de las
fábricas de las yglesias. Y que por ninguna manera cometan el tomar de las dichas
cuentas al notario de la visitación.
[Capítulo XLVIII] Que no se hagan obras algunas en las yglesias syn mandamiento
del prelado
Por quanto en los edificios y obras6 de las yglesias ha avido algunos fraudes
en daño e detrimento de sus fábricas, es necesario que los prelados tengan mucha
vigilancia sobre ello. Por ende, sancto concilio aprobante, estatuymos que de aquí en
adelante ninguna obra se haga de nuevo en alguna de las yglesias desta diócesi e
provincia syn nuestra especial licencia, o del prelado diocesano, o de nuestros
provisores o de aquella persona que para ello especialmente diputaremos; e que los
visitadores no puedan mandar gastar en obra alguna de las dichas yglesias más de
hasta en quantía de dos mil maravedís. E que sy de otra manera el mayordomo de
alguna yglesia algo gastare en más desta quantía, no le sea recebido en cuenta. E
allende desto que pierda qualquier salario que por razón del oficio de mayordomo
se le avía de dar.
[Capítulo XLIX] Que no se pague cosa alguna al notario por el libro de la visitación
syn mandamiento del provisor
[1] Otrosí mandamos que los mayordomos de las yglesias no paguen cosa
alguna al notario de la visitación por razón del salario e derechos del libro , que ha de
dar de la visitación de la yglesia, syn que primero sea visto e tasado el dicho libro por
el provisor o por la persona que para ello fuere diputada, e syn mandamiento e firma
suya; so pena que sy de otra manera el mayordomo diere o pagare algo al dicho notario,
no le sea recesbido en cuenta. E mandamos que el dicho provisor, o la persona para ello
deputada, ponga en el libro la tasa de lo que se ha de pagar conforme el aranzel.
/36v. [2] Otrosí mandamos que en las yglesias donde oviere libro de la
visitación, que no se haga otro nuevo para asentar las posesiones, ornamentos e
otras cosas de la yglesia, e los beneficios e capellanías, salvo que se añada en el
dicho libro que antes oviere todo lo que de nuevo fuere menester poner.
[Capítulo L] Que se haga libro auténtico de todos los bienes de las yglesias
[1] Porque las fábricas de las yglesias han rescepbido e resciben mucho daño
e pérdida a causa que muchas vezes se pierden los contratos, títulos e escripturas de
los heredamientos, e posesiones, censos e tributos, que le son debidos e
7 Al margen se añade en la Copia A: “El qual libro se haga en pública forma para que haga fee y quede
perpetuamente en la iglesia”.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 131
[2] Otrosy mandamos a los dichos nuestros visitadores que en las otras cosas
inquiran sy se guardan nuestras constituciones, e sy los vicarios e curas cumplen
bien su oficio e cargo e sy fazen algunos excesos cosas que no deban, e que esto
mismo inquiran de nuestros alguaziles, para que de todo ello, asy de lo uno como
de lo otro, nos traygan muy complida relación con las otras cosas que de su oficio
tienen que inquirir e saber, para que sobre todo se provea como cumple al servicio
de Dios e descargo de nuestra conciencia.
subjecto a eclesiástico entredicho allende de las penas del sacrilegio y las otras en
derecho establecidas.
[2] Asy mismo mandamos que los legos no hagan aiuntamientos dentro de
las yglesias sobre cosas profanas.
8 Al margen en la copia A: “que los que ocupan o danifican los heredamientos de los seglares”.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 133
[Capítulo LVII] La orden que han de tener los juezes ecclesiásticos en fazer sus audiencias
Deseando la brevedad de los pleitos, e porque los litigantes sean brevemente
despachados, sancto concilio aprobante, mandamos a todos los oficiales e juezes de nuestro
arçobispado e provincia que se asienten continuamente a fazer audiencia a sus horas
acostumbradas de la mañana e de la tarde, e que procuren de fazer tener silencio e buena
orden en las audiencias, mulctando y penando a los que las perturbaren.
[Capítulo LIX] Que los provisores e oficiales no cometan las causas matrimoniales en
especial la rescepción de los testigos
Porque las causas matrimoniales son de mucha importancia e no deven ser
tractadas por qualesquier personas, salvo por personas discretas e prudentes e que sepan lo
estatuydo en los sacros cánones. Por ende, sancto concilio aprobante, estatuymos que
ningún vicario ny juez eclesiástico se entremeta a conocer de las causas matrimoniales,
salvo los provisores o oficiales generales, a quien especialmente fueren cometidas, o otras
personas para ello por espacial comisión depautadas. E que los dichos provisores o oficiales
generales o juezes, a sy delegados, no puedan cometer ny cometan las dichas causas,
especialmente la recepción y examinación de los testigos, a otra persona.
[Capítulo LXII] //40r. Que los notarios y alguaziles e otra personas no lleven más de
los derechos contenidos en los aranzeles9
[1] Porque los notarios e alguaziles de las audiencias e juzgados no puedan exceder
en el llevar de los derechos, sancto concilio aprobante, mandamos que no lleven derechos
algunos más de los que por los aranzeles antiguos y costumbre de nuestro consistorio e
audiencia arçobispal hallamos averse usado y guardado de tiempo inmemorial a esta parte,
los quales mandamos aquí ynferir, porque sea más notorio a todos, y queremos que los dichos
notarios y alguaziles o otra persona alguna no sean osados de llevar más derechos de los que
en los dichos aranzeles sean expresados. So pena que el contrario hiziere sea obligado por la
primera vez de lo restituyr a la parte de quien lo llevó con el doblo, y por la segunda vez lo
restituya por el quatro tanto, y por la tercera lo buelva y restituya con las setenas. Y
mandamos que allende desto sea castigado por hurto, segund que se hallare por justicia.
[2] Otrosí mandamos que en cada lugar de audiencia de toda nuestra provincia esté
puesto en una tabla el aranzel de los derechos de letra gande y en lugar donde todos lo
puedan leer.
[3] Otrosí porque los alguaziles no hagan fraude ny deseen de executar los
mandamientos de nuestros juezes, como deven y son obligados, mandamos que ante todas
cosas muestren las copias e mandamientos que llevan en cada lugar que los ovieren de
executar a los vicarios, e donde no oviere vicario al cura principal.
[Capítulo LXIV] Que en cada yglesia de toda la provincia aya un libro destas
constituciones
[1] E porque las dichas constituciones puedan mejor ser manifiestas a todos los de
nuestra diócesi e provincia, ordenamos e mandamos que sean publicadas en cada una de
las yglesias cathedrales de nuestra provincia, y que en todas las otras yglesias parrochiales
del dicho arçobispado y provincia se compren por los mayordomos dellas dentro de un mes
después de la dicha publicación, y que las tengan en las dichas yglesias en lugar que todos
las puedan ver.
9 La Copia B titula esta constitución de la siguiente forma: Que no se lleven más derechos de los conteni-
dos en los aranceles.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 135
10 Al final de este concilio provincial se aprueban y confirman las constituciones del sínodo celebrado
en 1490. El título sólo aparece en la Copia B.
11 La Copia A termina el manuscrito dando cuenta de la aprobación en el palacio arzobispal, tras su
lectura, de las constituciones y del mandato de su publicación. Se agrega el sermón de clausura
predicado por el arzobispo Don Diego de Deza, en latín. Se alude a la firma de las constituciones
por parte de los testigos. Da fe de todo el notario Diego de Macías, incluyendo la firma del mismo.
La Copia B da cuenta, con redacción diferente de la aprobación y publicación; omite el sermón,
aunque sí agrega la fe notarial.
V
manda Dios y lo tiene nuestra sancta madre yglesia. Por ende, obedeciendo con
todo el acatamiento que podemos el Sancto Concilio Tridentino4, ordenamos y
mandamos a todos los curas de las parrochias deste nuestro arçobispado, cada
uno en su semana, enseñen la doctrina cristiana a sus parrochianos todos los
domingos y fiestas de guardar al offertorio de la missa mayor, declarándola como
cada uno mejor supiere, de manera que lo que no se pudiere dezir ni declarar en
un domingo o fiesta, se declare en el otro siguiente5. So pena de quatro reales por
cada vez que se dexare de dezir aplicados la mitad para los pobres vergonçantes,
e la otra mitad para la fábrica de la yglesia, y que no ayan parte de la ofrenda y se
acrezca a los demás servidores. E assí mismo mandamos que en los dichos
domingos y fiestas de guardar a la una después de medio día los sacristanes de
las dichas parrochias hagan tañer la campana y la enseñen a los niños e criados y
esclavos de su parrochia, so pena de dos reales por cada vez que la dexare de
decir, aplicados para la lumbre del sanctíssimo Sacramento, los quales se los dis-
cuenten los mayordomos de sus yglesias. Y mandamos que nuestros visitadores
les señalen salario a cada uno a costa de la fábrica de la yglesia donde es sacris-
tán por el trabajo que an de tener en la dezir, e a los Vicarios y curas deste nues-
tro Arçobispado exorten y manden a los padres y amos y señores embíen a sus
hijos e criados y esclavos a oyrla. E amonestamos a todos nuestros súbditos que
desde el día de la publicación desta hasta el primero día de la quaresma del año
de setenta y tres la sepan enteramente. Con apercibimiento que les hazemos que,
passado el dicho término, los que no la supieren no serán absueltos quando se
confessaren, que nos por la presente mandamos a los curas y clérigos, religiosos
y seglares, que tuvieren licencia para confessar, no los absuelvan hasta tanto que
la sepan. Y porque con mayor devoción la vayan a oyr, otorgamos a cada uno que
la oyere quando se dixere en la yglesia después de comer, por cada vez quarenta
días de perdón.
4 Sesión V, capítulo 2.
5 Lo mismo se ordena en la Constitución I del Concilio Provincial de Sevilla de 1512.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 141
[4] Yten, porque los curas particularmente no podrán asistir por la ocupación
que tendrán en sus officios con la administración de los Sacramentos a enseñar estos
dichos moriscos, nombren un clérigo sufficiente el qual les dirá missa en la dicha
yglesia, el qual clérigo tendrá un padrón de los tales moriscos, para llamallos por sus
nombres, y en la ciudad o villa donde en una yglesia no cupieren podrán nombrar
dos yglesias y dos clérigos o más, conforme a la necessidad, el qual clérigo les ense-
ñará al tiempo al tiempo de ofrecer la doctrina cristiana declarándosela y dándosela
a entender pidiéndoles quenta en particular a los que le pareciere della, para que
mejor la depriendan y la vayan sabiendo.
[5] Yten, para el sustento del dicho clérigo cada morisco, hombre o muger,
dará de ofrenda y de limosna un maravedí.Y se manda al colector, o al vicario o cura
del tal lugar, dé a los tales clérigos las misas que tuviere necessidad para dezirle y
gratificación de mejor pitança.
[6] Yten, a los que faltaren de venir a oyr missa a la dicha yglesia se les llevará
de pena la primera vez ocho maravedís y la segunda medio real, y la tercera vez se les
doblen las penas, y el Vicario o Cura los pueda castigar conforme a su rebeldía e des-
cuydo; la mitad de la pena llevará el dicho Cura, o clérigo que les dixere missa, y la
otra mitad para el alguazil o executor que para ello se pusiere, el qual dicho essecutor
assista los domingos e días de fiesta en la dicha yglesia y lo nombre el dicho Vicario,
y donde no lo oviere el cura, y tenga cuydado que los susodichos vengan a oyr missa.
[7] Y se advierte a los Vicarios y curas o clérigos que tuvieren cargo de las ygle-
sias de los dichos moriscos no les den licencia que oigan missa en otra parte sino
fuere en la dicha yglesia.
[8] Yten, se adviete que en los lugares donde no uviere más que un clérigo,
Vicario o cura, donde uviere moriscos, que en la misma parrochia oigan missa y les
enseñe y tome quenta después de dicha la missa de la doctrina cristiana.
[9] Yten, tendrá cuidado que los dichos moriscos confiessen las quaresmas y
hará con ellos la instancia possible para que lo hagan.
[10] Yten, de los moriscos captivos tendrán también dellos padrón y los encar-
guen a sus amos que tengan cuidado de hazer que oigan missa y confiessen y sepan
la doctrina cristiana, y al postrero domingo del mes yrán los captivos a la tal yglesia
a dar quenta donde an oydo missa y tomárseles quenta dello y de cómo saben la
doctrina cristiana. Y si uviere algún morisco libre o esclavo que tuviere buenas cos-
tumbres y estuviere bien enseñado, darános razón de la tal persona y embiarnos su
parecer si se le debe de administrar el sanctíssimo Sacramento del altar, porque con
su parecer y relación proveeremos lo que convenga.
[11] Procurará el clérigo que tuviere cargo de los dichos moriscos saber cómo
biven y no les consentirá que hablen la lengua arábiga ni que la enseñen a los niños,
y procurará de que los susodichos no bivan muchos juntos ni que hagan juntas entre
ellos porque desta manera olvidarán su lengua y costumbres que tenían, e ansí yrán
recibiendo los preceptos de nuestra sancta fee cathólica e procuren de darnos aviso
de cómo se aprovechan, teniendo en todo el cuidado que conviene que nos terne-
mos cuidado de gratificarlos y dalles en lo que se ofreciere.
142 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
8 La Constitución XIV del Sínodo diocesano de 1490 ordena que no haya más de cuatro padrinos y/o
madrinas en el bautismo.
144 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
suras, pero conviene exercitarse con mucha discreción por que, si con poco acuerdo
y por cosas livianas se fulmina, antes se suele menospreciar que temer y assí justa-
mente el sacro concilio tridentino proveyó que las censuras generales por las cosas
perdidas y ocultas diessen los obispos con mucho acuerdo y por cosas graves y no
livianas. Por lo qual mandamos a nuestros vicarios foráneos de aquí adelante no den
ni fulminen las dichas cartas y las remitan ante nos para que veamos la causa por-
que se piden y si por lo tal se puede fulminar.
y se predicare la palabra de dios, se pida limosna por persona alguna, sino fuere a las
puertas de la yglesia, de manera que no causen la dicha perturbación ni otros incon-
venientes, y a los que hizieren lo contrario los echen y alancen de las yglesias y ese-
cuten contra ellos las penas que les paresciere, invocando, si fuera necessario el auxi-
lio de los juezes seglares.
11 Téngase presente que el territorio de la diócesis de Sevilla ocupaba las actuales de Sevilla, Huelva y
Jerez, estas dos últimas desgajadas en 1954 y 1980 respectivamente.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 147
las advertencias que emos hecho y mandado guardar a los vicarios e curas y por ellas
particularmente yr advirtiendo a la obligación de sus officios, y cómo les está encar-
gado y cómo cumplen cada cosa y parte dello.
Yten, cómo guardan las constituciones synodales deste arçobispado.
Yten, adviertan el cuydado que tienen los Vicarios y curas de la administración
de sus officios o de la remisión o dessimulación que tienen a corregir los males y
peccados y hazer las informaciones que para ello convengan, y, si toman en sí cono-
cimiento de más causas, que puedan e infórmense si los Vicarios y Curas nos avisan
de los peccados públicos, como les está mandado.
Yten, cómo se sirve la yglesia, con qué decencia y ornato e si assisten los clé-
rigos al servicio della, mayormente días de fiesta, y la remissión que ay en ello.
Yten, cómo tratan los mayordomos los bienes de las fábricas, si se aprovechan
dellos para sus usos, o no los gastan como conviene.
Yten, se ynformen de los demás clérigos ministros de la yglesia, sacristanes e
officiales della, cómo y con qué diligencia y decencia sirven sus oficios, saber de sus
conversaciones, vidas e costumbres.
Yten, inquirirán de todos los peccados públicos y escandalosos que ay en el
lugar, informándose de testigos que lo sepan, tomando relación de todo ello y
memoria. Y desto no den luego aviso para que nos proveamos cómo se corrijan e
castiguen.
Yten, de los confessores asdvertirán cómo administran sus officios, con qué
assistencia e cuydado, y si confiessan en lugares públicos o en confissionarios cerra-
dos y en las yglesias, o en otros lugares particulares, o a oras devidas.
Yten, se informen si nuestros alguaziles se conciertan con los labradores e
officiales, para que trabajen en los domingos y fiestas, componiéndose con ellos por
dinero e otras cosas.
[9] Los quales capítulos mandamos guardar e cumplir en la forma que
dicha es, desando, como dexamos, en su fuerça y entero vigor las constituciones
deste nuestro Arçobispado, establecidas y ordenadas por los reverendíssimos
Perlados de nuestra yglesia, nuestro predecessores14. De lo qual mandamos publi-
car, y fueron leydas e publicadas estas nuestras letras en el presente Sínodo que
celebramos en nuestra yglesia, presentes nuestros muy amados hermanos Don
Alonso de Revenga, Deán, y don Girónimo Manrrique, Arcediano de Écija, y Don
Pero Vélez de Guevara, Prior, e Luciano de Negrón y Doctor Gil de Cevadilla y
Antonio de Erasso y Doctor Çumel, Canónigos, y Fernán Pérez de Sauzedo,
Racionero de la dicha nuestra yglesia, diputados de nuestro cabildo della, y los
venerables nuestros Vicarios, Curas y clérigos desta ciudad y todo nuestro
Arçobispado e vicaría de Lepe, que para esto fueron llamados e convocados.
Lunes, quinze días del mes de enero, año del nascimiento de nuestro Salvador
Iesu Christo de mill e quinientos y setenta y dos, y del pontificado de nuestro muy
sancto padre Pío, por la Divina providencia papa quinto, año séptimo. Presentes
por testigos el Illustre señor Don Bernardo de Rojas y Sandoval e Antonio de
Alguivar, prebytero, y Francisco Martínez de Arroya, Notario.
Respuestas dadas por don Cristóbal de Rojas y Sandoval, arzobispo de
Sevilla, en el Sínodo de 1573 a las peticiones que fueron presentadas en el
Sínodo del año anterior, 1572.
[1] //68r. Gaspar Aragonés Notario Apostólico lo fize escribir y ley por mandado de
Su señoría Ilustrísima.
Synodo del año 1573
[2] .D. Cristóbal de Rojas y Sandoval por la gracia de dios y de la Santa
Yglesia de Roma, Arzobispo de Sevilla, del Consejo de Su Majestad, etc. Por quan-
to en el Synodo que principiamos o celebramos en el principio del año pasado de
mil e quinientos y setenta y dos por algunos de los clérigos y concejos de nuestra
diócesis se nos presentaron algunas peticiones y memoriales, pidiendo proveya-
mos algunas cosas tocantes al servicio de Nuestro Señor y buena gobernación de
nuestras Yglesias y salud de las almas que están a su cargo, como en las peticio-
nes largamente se contienen. Y porque por la brevedad del tiempo en el dicho
Synodo no se pudo responder a ellas, lo diferimos para las ver y mejor proveer y
determinar. Y así, habiéndolas visto y tratado y conferido sobre lo en ellas conte-
nido, acordamos, como en efecto respondimos y mandamos en el Synodo
siguiente de setenta y tres, lo que en cada cosa nos pareció que se debía y conve-
nía hacer y proveer, como más largamente se contiene en el auto de la celebra-
ción del dicho Synodo que allí fue leído y notificado al clero por nuestro
Secretario infraescripto. Y porque se tenga en mayor noticia de ello y no vengan
en olvido hemos acordado de lo hacer imprimir, y que se tenga en cada Yglesia
para o guardar e cumplir, y así mandamos trasladar del registro del dicho Synodo
la relación que en él se sacó de las peticiones de nuestros decretos y respuesta que
en cada cosa dimos. Su tenor dice según se sigue.
[3]. A la petición que se nos dio para que no se dé el Santísimo Sacramento
si no fuere en el Altar mayor, porque algunos so especie de gravedad quieren que
se les diga Misa y se les dé en otra parte. Mandamos que cuando se hubiere de
administrar a los sanos no se saque del Sagrario para ninguna persona, si no fuere
para administrarlo en el Altar mayor.
[4]. /68v Y en lo que se nos pide que las parteras sean examinadas en la
forma del bautismo. Mandamos que nuestros Vicarios, y donde no los hay los
Curas más antiguos, las examinen y manden no lo usen sin expresa licencia.
[5]. Y a la petición que pide que los sacerdotes confiesen a menudo, y los
legos en las Yglesias y no en otra parte si no fuere por enfermedad o caso fortui-
to, mandamos que se haga así. Cuanto a que confiesen en las Yglesias y no en otra
parte, y cuanto0 a que los Clérigos confiesen a menudo, les encargamos lo hagan.
[6]. Otro si encargamos a los Clérigos sacerdotes y de Orden sacro comul-
guen el Jueves Santo a la Misa mayor todos juntos los de cada Yglesia por el buen
152 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
egemplo que de ello se sigue, y a los vicarios lo encarguen así en sus Vicarías, y
vea como se cumplen y nos avisen de ello.
[7]. En lo que se nos pide que en cada Yglesia haya un libro para escribir
todas las personas que se confirmaren con día, mes y año, mandamos que se haga
y los Mayordomos lo compren.
[8]. Y a la petición que pide se determine si el Santísimo Sacramento se ha
de dar más de una vez a un enfermo de una enfermedad. Respondemos que sien-
do una enfermedad larga y sobreviniendo mayor indisposición, y pidiéndolo con
instancia el enfermo, se haga, lo cual dejamos al arbitrio del discreto cura.
[9]. Y a la petición que pide que el cura que llevare el Santísimo sacramen-
to por la calle vaya destocado y lo lleve con grandísima reverencia. Advertimos a
los Curas así lo hagan, especial de día, y que no lo saque sin palio en las Yglesias
donde lo hay.
[10].Y a la petición que dice que los confesores no confiesen en casa a nin-
guna persona si no fuera enfermo o en caso fortuito, mandamos que se guarde
así.
[11]. Y a la petición que dice 1ue se ponga pena a los Señores de esclavos
si no lo hicieren confesar en el tiempo que manda la Yglesia, mandamos que los
curas los escriban en los padrones y se proceda contra ellos, y exhorten a los amos
los hagan confesar dándoles a entender la obligación que tienen a ello.
[12]. Y a las peticiones que dice que conviene que en los días de fiesta no
se diga otra misa cantada más que la mayor salvo de la Co- //69r fradía del
Santísimo Sacramento o de difunto, y que con los tales días no se diga más que
una misa cantada, y que por decir las Vísperas de memoria no se dicen las del día.
Mandamos que siempre que se diga la misa de tercia y Vísperas del día y como no
impidan a esto ni la hora en que lo han de decir, puedan decir las otras misas y
oficios de devoción. Ytem mandamos que los tales días domingos y fiestas de
guardar antes de la misa mayor no se hagan oficios de difuntos, si no fuere a cuer-
po presente, y esto como no se impida la misa de tercia. Ytem mandamos que
desde que comenzare la tercia hasta que haber alzado en la misa mayor ninguno
salga a decir misa.
[13]. Y a la petición que pide que Jueves y Viernes Santos después de los
Oficios todo el tiempo que el Santísimo sacramento estuviere en el monumento
estén dos sacerdotes por su orden con sobrepellizes rezando el Salterio.
Encargamos a los clérigos que donde hubiere copia de ellos por su rueda estén de
dos en dos con sobrepelliz rezando el tiempo que estuviere el Santísimo sacra-
mento en el monumento.
[14]. Y a la petición que pide se provea que a las doce del medio día el
Sacristán dé tres campanadas con la campana mayor por la paz mayormente
donde hubiera relox. Mandamos que se haga así, e a nuestros vicarios y Curas
tengan cuidado de hacerlo guardar en sus pueblos donde no hubiere relox.
[15]. Y en la petición que dice que el día del Corpus Christi lleven los
Clérigos las andas y donde no hubiere copia de ellos puedan llevar las varas de
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 153
[35]. Y a la petición que dice que ningún hijo de clérigo ayude a su Padre a
misa. Mandamos a los dichos Clérigos lo hagan así y no permitan que sus hijos
ayuden a Misa.
[36].Y a la petición que dice que en las Yglesias cesen los oficios cuando llo-
raren por los difuntos. Mandamos a nuestros Vicarios y Curas que cuando con el
llorar causaren impedimento o perturbaren en los divinos oficios les hagan callar
o cesen los oficios.
[37].Y a la petición que dice que los casos reservados estén en la Yglesia en
una tabla en lugar público. Mandamos que se haga así y se ponga en la Sacristía.
[38]. Y a la petición que dice que los ornamentos estén limpios y olorosos
y las imágenes con mucha limpieza. Encargamos y mandamos a nuestros Vicarios,
Curas y Mayordomos y Sacristanes de nuestras Iglesias así lo hagan y tengan
cuenta de tenerlas con limpieza y decencia que se requiere.
[39]. Y a la petición que dice que los testamentos que disponen que los
albaceas hagan decir tantas misas y no señala la Yglesia donde se han de decir se
declare ser la parroquial. Declaramos que se entienda así.
[40] y a la petición para que los legos no entren en la Sacristía estándose
vistiendo los Clérigos para decir misa. Mandamos que no asistan de manera que
impidan o perturben a los Clérigos.
[41]. Y a la petición para que las censuras de participantes de más de noti-
ficarse a los Curas, se notifique a los excomulgados, porque muchos ignorantes
por no saberlo se ingieren en los divinos oficios. //71r Mandamos que nuestros
curas los escriban en la tablilla, y los publiquen con relación de las censuras para
que venga a noticia de todos.
[42]. Y a la petición para que los Escribanos no usen sus oficios los días de
fiesta, y que los arrieros no hagan carga en los tales días a lo menos sin haber los
dichos arrieros oído misa. Encargamos a nuestros vicarios y Curas los persuadan
así a sus feligreses.
[43]. Otro si les mandamos no permitan y compelan a los mesoneros no con-
sientan que los arrieros hagan cargas ni salgan de la posada sin haber oído misa.
[44]. Y a la petición para que los Sacristanes no pidan los domingos y fies-
tas para ninguna demanda, sino que asistan en el Coro. Les mandamos no se
ocupen en esto en el ínterin que se dijeren los divinos oficios cantados.
[45]. Y porque somos informados que algunos Clérigos van con sobrepelli-
zes a la plaza y carnicería, y a entender en otras cosas profanas sin tener conside-
ración a la indecencia que de ellos se sigue, y que aquél hábito sólo se ha de traer
para administrar su oficio, y en las partes y lugares que lo hubieren de traer; man-
damos a todos los dichos Clérigos que de aquí adelante, lo tal no hagan so pena
de dos reales y a nuestros Visitadores tengan particular cuidado de saber si algu-
no hace lo contrario, y ejecuten en ellos la dicha pena luego sin dar lugar a dila-
ción, e la apliquen y repartan entre la Fábrica de la Yglesia donde los tales Clérigos
residieren, y pobres de la parroquia, lo cual remitimos a su arbitrio.
156 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
[46]. Todo lo cual mandamos esté y se tenga en las dichas nuestras Yglesias
junto con las demás constituciones provinciales y synodales para que venga a
noticia de todos a quien toca. Dada en Sevilla en nuestras Casas Arzobispales a
catorce días del mes de Enero año del nacimiento de nuestro Salvador Jesucristo
de mil quinientos setenta y cinco. Por mandato de su Señoría Ylustrísima. Gaspar
Aragonés. Notario.
VI
historia del segundo libro de los Machabeos: Igitur cum sancta ciitas habitaretur in
omne pace, leges etieam adhuc custorentur propter Oniae pontificis pietatem et
dispositionem, et animos odio habentes mala [al margen: 2. Machab. 3.]. Lo que tenía a
la sancta ciudad de Ierusalem en tanta paz, honra y prosperidad era la observancia
de las leyes, con que también affirmó Theopompo conservarse su ciudad; pero a esto
ayudaban de una parte el sancto pontífice Onías con su piedad y zelo de la honra de
Dios, y destreza y buenas traças en el gobierno, y de otra los buenos ánimos de los
ciudanos, enemigos de los vicios y amigos de la virtud, que holgavan a acomodarse
a la institución de su pontífice, y seguir sus pisadas. Y si todos los pueblos tienen
obligación a guardar las leyes que se les ponen, mucha mayor la tiene vuestra
charidad, hermanos, que sois nuestros obreros y coadjutores, cuyo officio es zelar por
las leyes, y hazerlas guardar como executores dellas; y assí es justo que primero y con
más rigor que todos las guardéys.Preguntando Archidamo, según refiere Plutarcho,
quien presidía a los Sparciatas, respondió: Leges et iuxta leges, Magistratus [al margen:
Plutar. In apophteg.]. Avéys de governar atenidos a las leyes, ajustados a ellas;
ninguno más cerca de la ley que el que la a de imitar y hazer guardar a los demás.
Mandava Dios que quando tocassen las trompetas para convocar al pueblo de Israel,
hiziessen sonido prolixo y con algunas pausas interrumpido, de manera que
tañessen mucho y muchas vezes; mas para llamar a los principales governadores y
cabeças tañías poco y una vez. Si semel clangeris, venient ad te principes et capita
multitudinis Israel. Que el pueblo imperfecto no esté tan prompto a acudir al
llamamiento del perlado, y sea menester para moverlo y persuadirlo sonido prolixo
y repetido, una y otra admoniciones, no es de espantar; pero las cabeças y príncipes
que les an de ser tan aventajados como la cabeça al resto del cuerpo, a la primera voz
del perlado se an de rendir sin esperar segunda jussión, y dezir humildemente con
Samuel: Loquere, Domine, quia audit servus tuus [al margen: I. Reg. 3.]. Quien a de
mandar a de ser bien mandado, porque sin vuestra caridad [que en esta
administración soys nuestros pies y manos] ay resistencia a nuestros mandamientos,
¿qué se puede esperar en los demás?, ¿qué effecto harán nuestros avisos?, ¿qué
efficacia tendrán nuestras constituciones? Si el instrumento no recibe la influencia y
virtud motiva del principal agente, ninguna obra se puede hazer con él, y será trabajo
perdido, como dize el sabio: Unus aedificans et unus destruens, quid prodest illis nisi
labor? ¿Qué aprovecha estar Moysés en el monte consultando con Dios y
negociando ley escripta con su dedo, con que el pueblo fuesse instruydo, si en lo
llano su hermano y coadjutor Aarón dexa al pueblo derramarse en bayles y
banquetes, de donde vinieron a la idolatría? ¿Qué puede resultar de ay, sino
indignarse Moysés y quebrar las tablas no merecidas del pueblo ingrat? Porque no
merecía la ley quien huelga vivir sin ella. Mientras Moysés ora en el monte y su
ministro Josué pelea en el llano, vence Israel y son destroçados los Amelechitas que
estorvan el passo a la tierra de promissión. Porque si el perlado superior tiene
ministros que le ayuden y sean de su vando todos hechos a una, quebrantarán las
fuerças del enemigo y alcançarán victoria contra los peccados; pero si lo que el
architecto edifica, derriban los obreros, no se sacará otro fructo sino trabajo y
cansancio. Siendo pues tan necessario vuestro concurso para el fin que todos
pretendemos, que es la salvación de las almas, muy solícitos devéys andar y muy
advertidos en la execución de vuestro ministerio, acordándoos de aquel riguroso
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 161
concilios, en especial el tridentino [al margen: Trid. sess. 24. de ref. In 2 cap. 28] se deve
celebrar; y assí lo avemos celebrado. Son leyes fáciles, honestas, razonables y
acomodada a la necesidad de los tiempos presentes, a las quales con razón ninguno
debe repugnar. Por tanto, os exortamos y, por reverencia de nuestro maestro y
redemptor Iesu Christo, os mandamos que las recibáys con el amor y reverencia
devida, y las guardéis y hagáis guardar y obedecer a todos los que les toca.Y para que
os conste lo que se os manda, las tengáis en vuestro poder y las leáys con frequencia,
para que siendo obedecidas nuestras leyes sean los fieles aprovechados, nuestra
conciencia y las vuestras descargadas, y nuestro Señor servido, el qual os tenga
siempre de su mano y conserve en su amor y gracia. Amén.
LIBER PRIMUS
Capítulo primero
Capitulo 2
[1] Todo lo que un christiano a de saber se suma en tres cosas, que responden
a las tres virtudes principales que llaman theologales, fe, esperança y caridad. La
primera es lo que a de creer, lo qual se declara en el Credo, que contiene los artículos
de nuestra sancta fe cathólica. La segunda lo que a de obrar, y esto enseñan los
mandamientos de la ley de Dios y de la Iglesia. La tercera lo que a de dessear y pedir
a Dios, lo qual contiene la oración del Pater noster y las demás oraciones.
[2] Pater noster qui es in coelis, sanctificetur nomen jun, adveniat regnum tuum, fiat
voluntas tua, sivcul in coelo et in terra. Panem nstrum quotidianum da nobis hodie, et
dimite nobis debita nostra, sicult et nos dimittimus debitoribus nostris, et ne nos inducat in
tentationem, sed libera nos a malo. Amen.1
1 En la edición de 1587 se añade el texto en castellano, tras el latino:“Padre nuestro que estás en los cielos,
sanctificado sea el tu nombre; venga a nosotros el tu reyno, hágase tu voluntad, assí en la tierra como en
el cielo. El pan nuestro de cada día dónoslo oy, y perdónanos nuestras deudas, assí como nosotros
perdonamos a nuestros deudores, y no nos dejes caer en la tentación, mas líbranos del mal. Amén.”
2 En la edición de 1587 se incluye la versión en castellano: “ Dios te salve, María, llena de gracia, el
Señor está contigo, bendita tú eres entre todas las mugeres y bendito es el fructo de tu vientre Iesús.
Sancta María, madre de Dios, ruega por nosotros peccadores, agora y en la hora de nuestra muerte.
Amén, Iesús.”
164 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
4 La frase “excepto si este salario se uviesse hasta agora acostumbrado de pagar otra parte”no aparecía
en la edición de 1587.
5 En esta edición se suprime “y manden”.
6 Los dos últimos párrafos de este capítulo son addendas al original de 1587.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 169
[3] El vicario, o cura más antiguo del lugar, para que mejor y más
cómodamente sean instruidos, señalará a los mismos moriscos una iglesia o hermita
o hospital, adonde los domingos u fiestas ocurran todos a oír missa.
[4] Iten, porque los curas particularmente no podrán assistir por la ocupación
que tendrán en sus officios con la administración de los sacramentos, a enseñar a
estos dichos moriscos, nombren un clérigo sufficiente el qual les dirá missa en la
dicha iglesia, y tendrá un padrón de los tales moriscos para llamarlos por sus
nombres. Y en la ciudad o villa, donde en una iglesia no cupieren, podrán nombrar
dos iglesias o dos clérigos más, conforme a la necessidad, el qual clérigo les enseñará
al tiempo del ofrecer la doctrina christiana, declarándosela y dándosela a entender,
pidiéndoles cuenta en particular a los que le pareciere della, para que mejor la
deprendan y la vayan sabiendo.
[5] Iten, para el sustento del dicho clérigo, cada morisco, hombre o muger,
dará de ofrenda y de limosna un maravedí.Y mándase al colector o al vicario o cura
del tal lugar dé a los tales clérigos las missas que tuviere necessidad para dezir, y con
gratificación de mejor pitança.
[6] Iten, a los que faltaren de venir a oír missa a la dicha iglesia, se les llevará de
pena la primera vez ocho maravedís, y la segunda medio real, y la tercera vez se le
doblen las penas. Y el vicario o cura los pueda castigar conforme a su rebeldía y
descuido; la mitad de la pena llevará el dicho cura o clérigo que les dixere la missa, y
la otra mitad para el alguazil o executor que para ello se pusiere. El qual dicho executor
assista los domingos y días de fiesta en la dicha iglesia y lo nombre el dicho vicario, y
donde no lo uviere el cura.Y tenga cuidado que los susodichos vengan a oyr missa.
[7] Y adviértese a los vicarios o curas o clérigos que tuvieren cargo de las
iglesias de los dichos moriscos no les den licencia que oigan missa en otra parte, sino
en la dicha iglesia.
[8] Iten, se advierte que en los lugares donde no uviere más que un clérigo,
vicario o cura donde uviere moriscos, que en la misma parrochia oygan missa y les
enseñe y tomen cuenta después de dicha missa de la doctrina christiana.
[9] Iten, tendrán cuidado que los dichos moriscos confiessen las quaresmas y
hará con ellos la instancia possible para que lo hagan.
[10] Iten, de los moriscos captivos tendrán también dellos padrón, y los
encarguen a sus amos que tengan cuidado de hazer que oygan missa y confiessen y
sepan la doctrina christiana; y al postrero domingo del mes yrán los captivos a la tal
iglesia a dar cuenta adonde an oído missa y tomárseles a cuenta dello, y de cómo
saben la doctrina christiana. Y si uviere algún morisco, libre o esclavo, que tuviere
buenas costumbres y estuviere bien enseñado, darános razón de la tal persona y
embiarnos a su parecer si se le debe de administrar el sanctíssimo sacramento del
altar, porque con su parecer y relación proveeremos lo que convenga.
[11] Procurará el clérigo que tuviere cargo de los dichos moriscos saber cómo
viven, y no les consentirá que hablen la lengua arábiga, ni que la enseñen a los
niños, y procurará de que los susodichos no vivan muchos juntos, ni que hagan
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 171
juntas entre ellos, porque desta manera olvidarán su lengua y costumbre que tenían.
Y assí yrán recibiendo los preceptos de nuestra sancta Fe cathólica, y procuren de
darnos aviso de cómo se aprovechan, teniendo en todo el cuidado que conviene, que
nos ternemos cuidado de gratificarlos y dalles contento en lo que se ofreciere.
Capítulo 8
1. [Al margen: El cardenal don Rodrigo de Castro] Para que mejor se guarde lo
contenido en la constitución próxima del señor Arçobispo don Christóval de Rojas
nuestro predecessor, de buena memoria, conviene que no sólo los curas de las
iglesias donde son parrochianos los dichos moriscos, y los clérigos diputados para
que les digan missa, tengan cada uno el padrón dellos, conforme a la dichas
constitución, sino también los alguaziles executores a cuyo cargo está el hazerlos
venir a missa y penar a los que no vinieren, los quales dichos curas, clérigos
diputados y alguaziles, de dos en dos meses se junten y visiten todos los moriscos
de los padrones que tienen, para que vean los que se han muerto o ausentado y a
los que de nuevo an venido al lugar de la parrochia [porque ay muchos que vienen
de fuera y se están sin empadronar] y a todos, grandes y pequeños, los ponga cada
uno en su lista y padrón, para que desta manera tengan dellos el cuidado que les está
repartido y mandado.
2. Iten, los dichos curas tengan espacial cuidado de administrar a los dichos
moriscos los ecclesiásticos sacramentos, mayormente el del Baptismo a los niños y
el de la Penitencia a los adultos que uvieren llegado a los años de discreción,
haziéndoles que se confiessen en la Quaresma y traigan cédula de confessión, y en
cada un año sean los dichos curas obligados a traer los padrones a nuestro provisor
y darles relación de los que no uvieren confessado y cumplido con el precepto de la
iglesia, como se les manda en el título de officio Rectoris.
3. Otrosí, para que los dichos moriscos no falten de oír missa entera los
domingos y fiestas de guardar, conviene que los dichos alguaziles y executores
assistan desde el principio de la missa a las puertas de la iglesia y hospitales que les
están señalados para oírla y vean los que no vienen al tiempo que son obligados, y
les lleven las penas conforme a lo dispuesto en la dicha constitución del dichos señor
Arçobispo Don Christóval. Las cuales dichas penas paguen luego allí en la iglesia los
que uvieren faltado, para que desta manera se avergüencen y tengan cuidado de yr a
missa a tiempo y cesse la ocassión de cohechos que avía en yr los dichos alguaziles
a cobrar las penas a sus casas de los moriscos.Y quando algún morisco faltare tres o
quatro vezes se dé noticia a nuestro provisor para que lo castigue.
4. Tengan los dichos curas, clérigos, diputados y alguaziles mucho cuidado
con los moriscos que están y moran en las huertas, heredades y cortijos, para que
oyan missa y se les administren los sacramentos, porque nos an avisado que en esto
ay falta.
5. Iten, los cérigos, que los curas diputaren de aquí adelante para que digan
missa a los dichos moriscos, pudiéndose se hazer cómodamente sean de la misma
parrochia, porque de lo contrario resultan inconvenientes.
172 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
6. Iten, los dichos curas y clérigos no consientan, que los moriscos tengan ni
lean libros ni otras escripturas en lengua arábiga, ni hablen la dicha lengua en sus
casas ni fuera dellas, ni escriban en ella, ni hagan bodas, bayles, zambras, leylas,
cantos, músicas y baños, que por leyes destos reinos les son prohibidos. Y si los
dichos moriscos hizieren lo contrario, den aviso a nuestro provisor paa que los
castigue.
7. Ningún morisco se pueda mudar de una parrochia a otra sin llevar cédula
del propio cura para el otro donde se muda, para que se notifique a los clérigos
diputados y alguaziles de una y otra parrochia, y los de la parrochia de donde
salieron los quiten de sus listas, y los de en donde se mudaren los empadronen.Y si
algún morisco se passare a otra parrochia sin la dicha licencia, como dicho es, den
los dichos curas y clérigos aviso a nuestro provisor, para que lo castigue.
8. Sepan los dichos curas, los moriscos que no an recebido el sancto
sacramento de la Confirmación, y los que hallaren no lo aver recebido, procuren que
se confirmen y lleven a confirmar a sus hijos que tuvieren uso de razón, haziéndoles
que confiessen primero sus peccados y exortándolos a que ayunen y hagan otras
obras pías y se preparen, como conviene, para aver de recebir este sacramento.
9. Quando los dichos curas baptizaren a hijos de moriscos o esclavos, escriban
en los libros de baptizados los nombres de sus padres con la qualidad de que son
moriscos o esclavos, so pena de excomunión mayor cada uno, y de un ducado para
los pobres de la parrochia.
Capítulo 1. Que no se hagan cofradías para el exercicio de obra pía sin licencia
del ordinario
[Al margen: El Cardenal Don Rodrigo de Castro] No se hagan cofradías para
exercicio de obra pía alguna sin licencia nuestra o de nuestro provisor.Y los estatutos
que en ellas se uvieren de hazer se traigan assí mismo y presenten ante nos o
nuestro provisor, para que sean vistos y examinados, y no se use dellos sin nuestra
aprobación o suya, y de otra manera mandamos que no sean admitidas las dichas
cofradías en ninguna iglesia ni lugar pío, y los que contravinieren sean castigados
conforme a derecho.
Capítulo 2
[Al margen: El Cardenal Don Rodrigo de Castro] Otrosí, mandamos que no se
haga estatuto en las dichas cofradías, que el uviere de entrar jure los estatutos y
constituciones dellas, o otra cosa qualquiera que sea. Ni los cofrades juren lo
susodicho, y a los que uvieren jurado antes de agora les relaxamos los juramentos
que uvieren hecho.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 173
7 En la edición de 1587 aparecía en este lugar: “los vicarios y curas de nuestro arçobispado y vicaría de
Lepe”.
174 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
Capítulo 1. Cómo an de cumplir los clérigos las caretas del perlado y sus juezes
[Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] Todos los clérigos de nuestro
arçobispado cumplan nuestras cartas y mandamientos y de nuestros juezes, so las
penas en ellos contenidas, demás de que serán castigados conforme a la calidad de la
inobediencia. Otrosí, los notarios, y a falta dellos los clérigos y sacristanes que fueren
requeridos, las lean, publiquen y notifiquen como les fuere mandado, y den el traslado
de las dichas cartas y notificaciones y respuestas a ellas sin dilación, pagándoles sus
derechos conforme al aranzel, so las dichas penas y de pagar los daños y costas que
causaren a las partes. Pero no sean los dichos notarios, clérigos o sacristanes obligados
a hazer notificación o publicación fuera del lugar donde viven, salvo si en tal lugar
donde la notificación o publicación se avía de hazer, no uviere quien la haga.
Capítulo 2. Que contiene las letras apostólicas de que se a de usar hasta ser
vistas y examinadas por el ordinario
[Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro; Trid. Sessi. 6. de refor. cap. 2.]El
sacro Concilio Tridentino sanctasmente estatuyó que fuessen vistos por los
ordinarios primero que dellos se usasse los rescriptos y letras apostólicas de
dispensaciones temporales para residir, dé licencias y dispensaciones concedidas a
los suspensos por los mismos ordinarios de sus mismos órdenes, grados y
dignidades ecclesiásticas, o entre los dichos para ascender a los sacros órdenes, aun
por oculto crimen extrajudicialmente, o de otra qualquier manera [al margen: Triden.
14. de reform. c. 1.; Trid. Sessi. 22. de reform. c. 5.; Eadem sesssione. 22. cap. 6.]; y de otras
qualesquieras dispensaciones graciosas, conmutaciones de últimas voluntades,
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 175
8 La frase “que para el dicho efecto serán por nos especialmente diputados” es addenda a la edición
original.
176 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
Capítulo 1
[Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] Mucha discreción y prudencia
a de aver en admitir a los que han de ser escogidos para la suerte del Señor. Y assí
se tendrá especial cuidado que en los tales a quien se uvieren de dar órdenes
ecclesiásticos concurran las qualidades neccesarias, precediendo el examen de la
persona e sufficiencia y y de todo lo demás que por derecho e decretos del concilio
tridentino se requiere.
Capítulo 2
[Al margen: Idem] No admitan nuestros examinadores al orden sacro al que
no supiere cantar canto llano y rezar el officio divino, ni admitan para orden de
presbítero al que no supiere las ceremonias de la missa. El que traxere carta,
presentes o intercessor para pedir órdenes o reverendas no sea admitido.
Capítulo 3
[Al margen: Idem] Los examinadores que se nombraren, assí para órdenes
como para todo lo demás, juren de hazer fielmente sus oficios, pospuesta qualquier
afición humana, y no reciban presentes ni dádivas algunas de los que se uvieren de
examinar, so pena de privación de sus oficios y otras penas en derechos estatuidas.
Capítulo 4
[Al margen: Idem] Nuestro secretario o notario ante quien passare las
órdenes no lleve derechos algunos por las cartas y títulos dellas, ni por las
dimissorias y reverendas, excepto si el notario no llevare salario por exercer su
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 177
officio, porque en tal caso pueda llevar la décima parte de un escudo de oro, no
siendo en parte donde se aya acostumbrado a llevar cosa alguna [al margen: Trident.
sessione. 21. de ref. c. 1].
Capítulo 3
[Al margen: Idem] Iten, an de tener en cuenta los curas de administrar el
sacramento de la Extremaunctión a los enfermos que estuvieren en peligro de
muerte, y no aguarden a que lleguen a tanto extremo que les falte ya el
entendimiento. Quanto a la hedad que an de tener los que reciben este sacramento,
178 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
Capítulo 4
[Al margen: Idem] Ase llevar y administrar este sacramento con la decencia y
reverencia que se debe. Vaya el sacerdote que lo llevare vestido con su sobrepelliz y
estola, acompañado de otros sacerdotes y ministros de la iglesia y legos que oviere.
Lleve cruz, lumbre y agua bendita, y en sus manos el vaso de oleum infirmorum,
diziendo solo o alternadamente con los clérigos y ministros, si los oviere, el psalmo
del Miserere mei.
Capítulo 1
[Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] A nuestro pastoral officio
incumbe assí castigar la incontinencia de los clérigos como remover la memoria y
públicos testimonios della, para que Dios nuestro Señor se offenda, ni el pueblo, a
quien deven ser exemplo, se escandalize. Por ende, mandamos que ningún clérigo,
secular o regular, de nuestro arçobispado tenga ni se sirva en su casa ni se acompañe
de sus hijos o descendientes illegítimos, ni se hallen presentes a baptismos, bodas,
missa nueva o obsequias dellos, ni permitan que les ayuden a missa, so pena de que
haziendo lo contrarioserán castigados gravemente.
Capítulo 1
[Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] Ningún clérigo, secular o
regular, estrangero o de fuera desta diócesi, sea admitido a celebrar, administrar
sacramentos ni exercitar sus órdenes en cola alguna en nuestro arçobispado, si no
tuviere letras dimissorias de su perlado, las quales aya presentado e obtenido licencia
de nos o de nuestro provisor, y el que le admitiere y le diere recado sin preceder la
dicha licencia pague mil maravedís para obras pías. Otrosí, las licencias que se dieren
a los tales clérigos de fuera de la diócesi sean por tiempo limitado y no se proroguen
sin justas causas.
Capítulo 2
[Al margen: Idem] A ningún clérigo de nuestro arçobispado se den letras
dimissorias para yr fuera del sin que primero parezca personalmente ante nos o
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 179
Capítulo 1
1. [Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro. Que los curas sean examinados.]
An de ser tales los curas de las iglesias quales conviene que sean los pastores, maestros
y médicos de las almas, cuya sangre se ha de pedir de sus manos. Por ende, los que se
ovieren de proveer por curas en las iglesias de nuestro arçobispado sean hombres de
cuya loable vida y exemplo se tenga evidente testimonio. An de ser examinados por
nos o nuestros examinadores con diligencia, assí en la suficiencia que es necessaria
para administrar sacramentos, declarar el Evangelio al pueblo y enseñarle lo demás
que cumple su salud espiritual, como en las ceremonias de la missa y el canto llano.Y
para que después de proveydos no se descuyden, mandamos a nuestros visitadores
que, quando visitaren, se informen de su vida y costumbres y sufficencia, y hallando
falta nos avisen para que se provea lo que más convenga.
2. Sean diligentes en administrar los sanctos sacramentos, señaladamente el
baptismo y penitencia, y no se escusen en el tiempo de necessidad, aunque los
llamen a qualquier hora, de noche o de día, ni porque aya semanero, sino que vaya
el que fuere primero llamado.
3. En sabiendo que algún parrochiano suyo está enfermo le visiten y
amonesten que confiesse y reciba los sanctos sacramentos y haga testamento.Y esto
hagan las vezes que fuere necessario en el discurso de su enfermedad, y estén con
ellos al tiempo de su fallecimiento entre tanto que tuvieren juyzio, para ayudarlos a
bien morir, en lo qual ayan particular cuydado.
4. Quando administraren el sacramento del Baptismo, Eucaristía y Extrema
Unctión tengan a lo menos sobrepelliz, y el de la confessión administrándolo en sus
iglesias tengan sobrepelliz.
5. No subdeleguen la administración de los sacramentos, sino a quien tuviere
licencia nuestra incripsis, o de nuestro provisor, para administrarlos; y a los que
tuvieren la dicha licencia puedan subdelegar con legítimo impedimento y causa.
6. Puedan exercitar sus officios de curas, sede vacante, y absolver de los casos
reservados al perlado de que antes tenían facultad, sin que ayan para ellos nueva
comissión.
10 La edición de 1587 añadía al final de este número: “A de aver también otro libro en que se asienten
los descomulgados y a cuyo pedimento y quién los descomulgó y en qué día y quándo y cómo fueron
absueltos assí in totum como a reincidencia, el qual dicho libro a de ser como original de la tablilla”.
182 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
1. [Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro. Los sacristanes sean clérigos,
pudiéndose assí hazer] Porque las iglesias sean bien servidas y los legosa no traten las
cosas sagradas, mandamos que los sacristanes que de aquí adelante se nombraren
para las iglesias de nuestro arçobispado no sean legos sino clérigos solteros de
qualquier órdenes, y a falta dellos clérigos conjugados, no bígamos, de buena vida,
idóneos y sufficientes para el dicho ministerio, y que traygan ábito y tonsura clerical,
excepto si no se hallren clérigos solteros ni conjugados, porque entonces se podrán
admitir legos solteros y a falta dellos casados.
2. [Al margen: Edad de los sacristanes y lo que an de hazer] Iten, los dichos
sacristanes sean de edad de más de veinte años, sepan bien leer y escrivir y cantar
canto llano, den fianças bastantes al mayordomo de la iglesia donde cada uno uviere
de servir, enseñen la doctrina christiana, según se les manda en el título de Summa
Trinitate et fide catholica. Enseñen a cantar y ayudar a missa a los niños de coro,
tengan especial cuydado del asseo y limpieza de las iglesias,imágenes, retablos,
altaes, ornamentos y vestiduras dellas, y de que los retraídos estén con el
recogimiento y decencia que conviene, y que ni ellos ni otras personas en las dichas
iglesias jueguen, riñan, juren o digan o hagan cosas indignas de la religión de los
tales lugares.
3. [Al margen: El ábito que an de traer] Los que fueren clérigos sirvan en las
iglesias con loba y sobrepelliz y los que no lo fueren con loba, sotana u otro ábito
decente. Quando fueren a las processiones lleven la cruz levantada y acompáñela al
menos un cura o servidor de beneficio.
4. [Al margen: No se ausenten sin licencia y de quien la an de aver] Sean
humildes y obedientes a sus curas y beneficiados, residan continuamente en sus
iglesias, no se ausentando ni por un día dellas sin licencia del beneficiado más
antiguo, ni de seis arriba sin licencia del vicario, o visitador o provisor; y el vicario no
la pueda dar por más de quinze días. Y quando se ausentare el sacristán, dexe otro
idóneo en su lugar a satisfacción de quien le diere la licencia para ausentarse, so
pena de un ducado y de que será multado por rata; y no puedan poner substitutos
estando presentes, sino por enfermedad.
Capítulo 1
[1] [Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] En los días de fiesta
particularmente dedicados al culto y servicio de Dios nuestro Señor y honor y gloria
de sus sanctos, estableció la sancta madre iglesia [al margen: Las fiestas de guardar]
se cessasse de las obras illícitas y serviles, para que los fieles más de propósito se
occupen de sanctificarlos con el exercicio de los sacrificios y obras espirituales.Y para
que ninguna persona ignore las dichas fiestas que está obligado a guardar y
sanctificar, las mandamos poner en esta constitución juntamente con los días de
ayuno de obligación, que son los siguientes:
[2] Todos los domingos del año, la Natividad de nuestro Señor Iesu Christo, con
las fiestas de san Estevan y san Ioan Evangelista. Tiene la Navidad vigilia de ayuno, la
Pascua de Resurrectión con dos días siguientes, la Ascensión de Señor, la Pascua de
Pentecostés con dos días siguientes tiene vigilia de ayuno, la fiesta del Corpus Christi.
Enero
1. La Circuncisión.
6. La Epiphanía.
20. San Sebastián.
Febrero.
2. La Purificación de nuestra Señora.
24. San Mathías, apóstol, tiene vigilia de ayuno.
Março.
25. La Anunciación de nuestra Señora, tiene vigilia de ayuno.
Abril.
4. [Al margen: Que se guarde la fiesta de san Isidro] Y porque tenemos particular
obligación de honrar y venerar al glorioso doctor san Isidro, nuestro patrón,
arçobispo de Sevilla, gloria de las Españas y lumbre de la Iglesia Cathólica,
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 185
mandamos se guarde su día que cae a quatro de abril en cada un año como los
demás días y fiestas contenidas en este catálogo.
25. San Marcos Evangelista.
Mayo.
1. San Phelipe y Santiago.
13. La Invención de la Cruz.
Iunio.
11. San Bernardo, apóstol.
24. San Iuan Baptista, tiene vigilia de ayuno.
29. San Pedro y san Pablo, vigilia de ayuno.
Iulio.
18. Sancta Iusta y Rufina, guárdese solamente en esta ciudad de Sevilla
y sus arrabales.
22. Sancta María Magdalena.
25. Sanctiago, apóstol, vigilia de ayuno.
Agosto.
6. La Transfiguración del Señor.
10. San Lorenço, vigilia de ayuno.
15. La Assumpción de nuestra Señora, vigilia de ayuno.
24. San Bartolomé, apóstol, vigilia de ayuno.
Septiembre.
8. Natividad de nuestra Señora.
21. San Matheo, apóstol, vigilia de ayuno.
29. San Miguel.
Octubre.
18. San Lucas Evangelista.
28. San Simón y Iudas, apóstoles, vigilia de ayuno.
Noviembre.
1. La fiesta de Todos los Sanctos, vigilia de ayuno.
30. San Andrés, apóstol, vigilia de ayuno.
Diciembre.
8. La Concepción de nuestra Señora.
21. Sancto Thomás, apóstol, vigilia de ayuno.
186 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
Capítulo 2.
[Al margen: Idem. Concede quarenta días de perdón a los que guardaren las fiestas
que por estas constituciones se quitan, y a los que ayunaren las vigilias de nuestra Señora
que no son precepto de ayunar] Por la muchas querellas que se nos an dado diziendo
que por ser esta ciudad y diócesi populosa y aver en ella tantos que se sustentan de
sus tratos y officios y trabajo de sus manos, an recebido y reciben notable detrimento
de la guarda y observancia de tanto número de fiestas como hasta aquí se avían
introduzido, de las quales algunas no están en las constituciones antiguas deste
arçobispado, ni su introductión tenía la utoridad que era necessaria, de que resultaba
confusión y se engendraban escrúpulos en los coraçones de los fieles. Por ende, fue
necessario innovar las dichas constituciones antiguas, quitando las fiestas que
después dellas se avían introduzido y mandando guardar las contenidas en el
cathálogo arriba inserto. Pero no por esso es nuestra intención de impedir la
devoción de los que quisieren guardar las dichas fiestas, antes, desseando
favorecerlas con gracias spirituales, concedemos a los que las guardaren quarenta
días de perdón y los mesmos quarenta días de perdón ganen los que ayunaren las
vigilias de las fiestas de nuestra Señora que no son de precepto.
Capítulo 3
[Al margen: Rogaciones y los manjares que se permiten estos días] Desseando
quietar las conciencias de los fieles y evitar la diversidad y confusión que a avido
hasta agora en nuestro arçobispado cerca de la abstinencia de los tres días de las
rogaciones antes de la Ascensión del Señor, mandamos que de aquí adelante el
lunes de las dichas rogaciones no se pueda comer, ni coma, carne, sino los manjares
que son permitidos en los días de sábado, y el martes se pueda comer carne y el
miércoles no se coman sino los manjares que es lícito comerse en los días de viernes.
Y no por esto se impide la devoción de los que quisieren guardar mayor abstinencia,
antes los exortamos a ella en el Señor.
Capítulo 4. [Al margen: Idem. Que los curas tengan cuydado de notificar los
ayunos y días de fiestas a sus parrochianos y de que oygan missa los
dichos días en sus parrochias]
Otrosí, porque el pueblo sepa los días que tiene obligación de guardar y
ayunar, mandamos a los curas se los notifiquen los domingos antes que caygan, al
tiempo del offertorio, amonestándoles observen los ayunos y guarden las fiestas con
toda devoción y se aparten particularmente en aquellos días de offender a Dios y se
occupen en oraciones y obras virtuosas y vayan a sus parrochias a oyr missa mayor
y los otros divinos officios, teniendo en esto particular cuydado que las biudas ni
donzellas so color de honestidad y recogimiento no dexen de oyr missa los dichos
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 187
días de fiesta y cumplir con el precepto de la iglesia ; y assí mismo con los pastores
y labradores de cortijos, criados, esclavos e hijos de familias, y que sus amos, señores
y padres los embíen a oyrla como se les manda en el título de Officio Rectoris.
8. [Al margen: Don Diego de Deça] No lleven los dichos nuestros juezes
assessorías directe ni indirecte por el ver de los procesos ni por determinarlos,
sino que los determinen sin exación alguna breve y derechamente, so pena que
allende las penas del derecho buelvan con el doblo a las partes lo que les
llevaren.
9. [Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] No permitan se escriva ni
haga processo en las causas civiles de dos ducados abaxo, sino que las determinen
breve y sumariamente, sabida la verdad, sin otro orden de juyzio.
10. [Al margen: Prohíbe las comissiones generales] No se den comisiones
generales a los notarios y recetores, ni permitan se haga más de un processo contra
muchos reos de un mismo crimen, en quanto cómodamente pudiere hazer. Y las
costas del tal processo no se cobren de qualquiera de los reos in solidum, sino de
cada uno por tasa.
11. [Al margen: Visita de cárcel] Visiten los dichos nuestros provisor y Iuez de
la iglesia la cárcel el sábado de cada semana y a la visita assistan los notarios con los
processos de los presos y los procuradores dellos y nuestro alguazil mayor y fiscal y
a cada uno destos officiales que faltare los dichos provisor y juez los penen en dos
reales para los pobres de la cárcel. Y demás de la visita particular de cada preso, se
informen generalmente si los presos están con el recogimiento y honestidad que
conviene y si el alcayde de la cárcel los maltrata o los suelta o da licencia para salir
sin mandado de los dichos juezes. Y si alguno los quisiere informar en público o
secreto de su negocio, lo oyan.
12. [Al margen: Otras audiencias] Hagan audiencia los dichos provisor y juez
cada día que no sea feriado en invierno de diez a onze y en verano de nueva a diez.
Y esta ora diputada para el dicho efecto la gasten en despachar peticiones y
expedientes.
13. No sentencien pleyto alguno sin que estén los autos llenos y los poderes
en el processo y los notarios a quien faltaren paguen el daño que desto se causare a
las partes.
14. [Al margen: Obras de las fábricas] No dé a hazer nuestro provisor obras de
las fábricas sino andando en pregón por baxas y dando traças, condiciones y
modelos, si otra cosa no le pareciere más conveniente a la utilidad de las iglesias y
sus fábricas, conforme a las obras y a los officiales que se offrecieren, de lo cual dará
cuenta y consultará.
15. [Al margen: Libro de sacrilegios] Nuestro juez de la iglesia tenga libro
donde se escrivan los sacrilegios que se cometieren en nuestro arçobispado, para que
se pueda hazer cargo y descargo por el recetor de penas de cámara; y en el dicho
libro se assienten todas las denunciaciones, luego que el juez de el primer
mandamiento, poniendo con día, mes y año el nombre y lugar del denunciado y
notario ante quien passa, y no se lleven los dichos sacrilegios sin que preceda
sentencia del dicho nuestro juez; y si merecieren más pena los delinquentes, se les
imponga.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 191
16. [Al margen: Libro de condenaciones] Tengan los dichos nuestros juezes un
libro de cada uno donde estén puestas por abecedario las condenaciones de los
processos y causas fiscales y los assienten en él y assí mismo tenga cada uno dellos
otro libro de denunciaciones.Y los fiscales les den cuenta el sábado de cada semana
de todas las que tuvieren hecho y del estado dellas, para que no quede ninguna por
sentenciar, so pena de un ducado al fiscal que lo hiziere por cada vez y lo mesmo
haga el fiscal de testamentos, so la dicha pena.
17. [Al margen: Que se guarde el aranzel] Nuestros juezes, notarios y más
officiales guarden el aranzel que por nuestro mandado se a hecho, so las penas en
él contenidad. Y porque todos sepan lo que an de guardar y ninguno pretenda
ignorancia, mandamos se el dicho aranzel puesto en las tablas en los dichos nuestros
tribunales en parte donde todos lo puedan ver y leer; y cada uno de nuestros juezes,
assí desta ciudad como de todo nuestro arçobispado, tengan puiesto eldicho aranzel,
so pena de excomunión y de dos ducados al que no lo tuviere.
18. [Al margen: Ninguno tenga dos officios] Ningún official tenga ni use dos
officios en nuestros tribunales, so pena de privación de entrambos officios y de que
sea castigado por todo rigor ultra de la dicha privación.
19. [Al margen: No metan armas en las audiencias] Ningún official meta armas
offensivas ni defensivas en las audiencias y tribunales eclesiásticos estando nuestro
juezes haziendo audiencia, so pena de perdimiento de las dichas armas, las quales
se repartan en tres partes, la una para nuestro alguazil mayor, la otra para los pobres,
la otra par el denunciador.
20. [Al margen: Memoriales de delictos] Quando los recetores de nuestras
audiencias traxeren memoriales de delictos y peccados públicos, pongan también
en los dichos memoriales los testigos, que podrán testificar acerca dello, en ellos
contenido y los firmen y entreguen a nuestros juezes, para que los vean y prevean
justicia; y si no se provare lo contenido en los dichos memoriales, paguen los
dichos recetores las costas al que fuere a hazer la información. Y los demás que
vinieren a dar noticia de los tales delictos y peccados consideren y miren los dichos
juezes con prudencia la calidad de sus personas y otras circunstancias de que se
pueda colegir el ánimo y zelo con que vienen, para que desta manera ni los
delictos queden sin castigo ni se dé lugar a calumnias. Y los denunciadores, que
pareciere aver denunciado calumniosamente, sean punidos y castigados conforme
a derecho. Y por evitar las dichas calumnias, se obliguen los que tuvieren de
denunciar ante todas cosas de pagar las costas y calumnia, si pareciere aver
denunciado maliciosamente, como dicho es, y de otra manera no les sean
admitidas sus denunciaciones.
21. [Al margen: Los officiales tengan títulos] Y por quanto muchos notarios y
otros officiales de nuestras audiencias exercitan sus officios en ellas sin tener título
nuestro, mandamos se den títulos en forma a los dichos officiales que no los tuvieren
y los que agora son, y fueren de aquí adelante, no sean permitidos usar los dichos
officios sin los dichos títulos, los quales presenten ante el juez con quien los uvieren
de usar y hagan juramento de bien y fielmente hazer sus officios.
192 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
22. [Al margen: De los que juraren en las audiencias] Y por la particular
obligación que ay de que en las dichas nuestras audiencias y tribunales se eviten
los juramentos illícitos, mandamos que qualquiera de los dichos nuestros officiales
que en los dichos tribunales jurare el nombre de Dios en vano pague de pena ocho
maravedís para los pobres de la cárcel. Y nuestros juezes señalen una persona que
tenga cuenta de juzgar y cobrar las dichas penas y que tengan un libro y memoria
dellas.
23. Tengan ansí mismo cuenta nuestros juezes de refrenar y castigar con
rigor las palabras injuriosas, riñas y pendencias, que oviere entre sus officiales, y
que en sus tribunales se libren, hagan y despachen los negocios con rectitud,
fidelidad y diligencia, con quietud y silencio, que es parte de la justicia, sin que aya
muchas bozes y ruydo, castigando a los que en esto erraren notablemente.
1. [Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro. Triden. Sess. 25. de ref. cap.
10. Iuezes synodales] Satisfaziendo a la obligación que tenemos, conforme al sacro
concilio tridentino de señalar personas en los concilios provinciales y synodales,
que tengan las calidades que el derecho requiere a quien la Sede apostólica cometa
las causas ecclesiásticas y espirituales y que pertenecen al fuero ecclesiástico, que
se debe delegar en estas partes.Y confiando de la rectitud y prudencia de nuestros
muy amados hermanos, don Antonio Pimentel Chantre desta nuestra sancta
iglesia, don Ioan de Noboa Villamarín, tesorero; don Diego de Castilla, arcediano
de Écija; don Balthasar de Astudillo, arcediano de Xerez, don Pedro Vélez de
Guevara, prior de las hermitas; el licenciado Ioan Rodríguez, canónigo
penitenciario; el doctor Alonso de Hojeda, canónigo; y el prior de Santiago de la
Espada y el abbad de Sancto Domingo de Silos de la orden de San Benito. En esta
presente synodo los señalamos a ellos y a cada uno dellos en nuestro arçobispado
para el dicho efecto. Y mandamos se embíe testimonio dello a Su Sanctidad y la
Reverendíssimo señor Nuncio Apostólico que reside en estos reynos.Y removemos
otros qualesquier juezes que en otros synodos antes desta se an nombrado o
después dellas señalado y subrogado.
2. [Al margen: Derechos de los juezes y ministros synodales]Y porque los juezes
para el dicho effecto se suelen nombrar en este arçobispado llevan derechos
demasiados de los autos que ante ellos passan de las tales causas, permitimos que
los dichos juezes puedan llevar quatro reales de la primera presentación del breve
de su comissión y en lo demás se conformen con nuestro aranzel, que para
nuestros juezes de nuestras audiencias se a ordenado, haziendo ass´mismo que los
procuradores, notarios y otros officiales en las dichas causas apostólicas no
excedan del, y los unos ni los otros no lleven más derechos de los que por el dicho
aranzel se les señalan, so las penas en él contenidas.
3. [Al margen: Preséntense las peticiones ante el juez] No admitan los dichos
juezes synodales peticiones ni escripturas que les traiga el notario de la causa,
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 193
aunque hágase el tal notario de que las presentó ante el procurador de la parte,
sino que el procurador venga y parezca personalmente a presentarlas ante el juez
y a assistir a las audiencias y pedir y defender con diligencia el derecho de su parte.
4. Provean los dichos juezes las peticiones y ordenen los autos por sí o por
sus assesores y en ninguna manera lo cometan a los notarios.
1. [Al margen: El Cardebal don Rodrigo de Castro] Los que uvieren de ser fiscal
de nuestras audiencias sean hombres de buena vida y fama, letrados graduados en
cánones o en leyes, expertos y prácticos en el estilo de las audiencias.
2. [Al margen: Iure el fiscal] Iuren quando fueren recebidos en manos de
nuestro secretario que usarán su officio bien y fielmente mirando al servicio de Dios
nuestro Señor y provecho de las ánimas, y nos guardarán fidelidad y defenderán la
libertad y inmunidad de las iglesias y sus bienes y ministros.
3. [Al margen: Peccados públicos] Anse de informar de los curas de las
parrochias, y por todas las vías que pudieren con prudencia y diligencia, de los que
estuvieren en peccados públicos, usureros, logreros, casados dos vezes, apartados del
matrimonio sin el juizio de la iglesia, jugadores, tablajeros, blasfemos, renegadores,
descomulgados, sacrílegos y otros delinquentes y delictos y negocios que pueden
conocer nuestros juezes12, y serán muy solícitos en denunciarlos y seguir sus causas,
de manera que no aya remissión alguna ni dilaciones maliciosas. Y para esto darán
cuenta el sábado a cada uno por cada vez que faltare, aplicado para gastos de justicia.
Y lo mismo haga el fiscal de testamento, como se les manda en el título de judiciis et
officio ordinarii.
4. [Al margen: Los que reinciden] Tengan especial cuenta con denunciar y hazer
instancia que los que los que reinciden sean castigados, y quando se apelare en
negocios fiscales procuren que se sigan y fenezcan, dándonos aviso de lo que para
este effecto sea necessario proveer, porque los delictos no queden sin castigo.
5. [Al margen: Assistan a las audiencias] Assistan a todas las audiencias
públicas, so pena de cien maravedís a cada uno por la que faltare Y para usentarse
an de aver licencia de nuestros juezes. Y no dexen subtituto sin approbación suya,
empero en los negocios que se ovieren de hazer fuera desta ciudad podrán
substituyr otros en su lugar.
6. [Al margen: Denunciaciones de casadas] Las denunciaciones de clérigos
amancebados con mugeres casadas las hagan ante notario y con mucho secreto,
de manera que no venga a noticia de los maridos, haziendo denunciación de solo
el adúltero, callando el nombre de la adúltera y en la información de fe el notario
12 En el texto de 1587 se incluía: “y hazer memoria dellos en un libro que para esto ternan”.
194 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
que se declaró de palabra quién era, si no fuere en caso que el marido lo sabe y
consiente el delicto, y entonces acúsenlos a todos y procuren con cuydado se
castiguen.
7. No pidan ni recivan en manera alguna derechos de los reos hasta que aya
avido condenación según se les manda en el título de Iudiciis et officio ordinarii.
paguen los derechos que de otra manera llevaren con el quatro tanto. Y el juez,
quando recibiere el pleyto a prueva y se hiziere publicación y quando diere
sentencia, tasse los dichos derechos de los notarios y ponga la tasación firmada de
su nombre en el processo, para que las partes sepan y entiendan lo que deven de los
dichos derechos, so pena que el juez por cada vez que dexare de hazer y cumplir lo
susodicho incurra en pena de mil maravedís para gastos de justicia, y a ellos y a los
notarios se les haga cargo desto en las residencias que se les tomare.
7. [Al margen: No cobren condenaciones] No cobren ni reciban los notarios
maravedís de condenación alguna, sino que las partes o sus procuradores entreguen
las condenaciones al receptor de penas de cámara y no sean despachados hasta que
conste aver pagado por carta de pago firmada del dicho receptor.
8. No dexen hojas blancas en los processos y, quando alguna uviere, esté
rayada con dos rayas e puesto en ella, en blanco, porque de no hazerse assí pueden
resultar falsedades.
914 [10]. No hagan nuestros juezes depósito en los notarios ni permitan que
tomen ni se les dé poder para cobrar, aunque sea de las fábricas de las iglesias.
10 [11]. [Al margen: Archivo de los processos] Los archivos de los processos
estén en buena custodia y guarda y debaxo de llave, la qual en cada uno de nuestros
tribunales tenga el notario más antiguo y no la fíe de nadie sino fuere persona de
mucha confiança, ni dexen los notarios que tuvieren las dichas llaves llegar a los
dichos archivos procuradores, solicitadores ni partes. Y quando se offreciere
necessidad de buscar papeles, lo hagan los dichos notarios o officiales.
11 [12]. [Al margen: Los receptores assistan] Los receptores que están
señalados, estando en esta ciudad, assistan a las audiencias y señalen los nuestros
juezes banco donde se ayan de sentar y tengan particular cuydado se guarde lo
susodicho, y que los dichos receptores hagan sus oficios como deven, por ser esto
muy importante y de que pende la justicia y honor de las partes.
12 [13]. El receptor que hiziere la summaria información haga la plenaria,
tachas y abonos por el fiscal y partes, si a nuestros juezes no les pareciere otra cosa
más conveniente.
13 [14]. [Al margen: Informaciones por repartimiento] Los notarios mayores o
receptores a quien se dieren las denunciaciones las firmen en el libro del repartimiento,
y las informaciones que se hizieren en esta ciudad y fuera della sean con repartimiento,
y los dichos receptores no entreguen la probanças a los notarios mayores, sino que las
lleven ellos mismos a nuestros juezes, para que ellos las den al fiscal.
14 Se suprime el número 9 de la edición de 1587, por lo que varía la enumeración respecto a la edición
de 1591. Se ha conservado la enumeración original entre paréntesis para la localización de los
términos del índice, en el que se incluye el texto suprimido que es el siguiente: “9. No intimen ni den
fe ni testimonio de notificación de escripturas de latín o de otras lenguas que no entienden.Y el que
contraviniere sea suspendido de officio por seys meses y pague dos mil maravedís para obras pías”.
196 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
19 [20]. [Al margen: Notarios apostólicos den fianças de que guardarán los
registros] Otrosí, porque muchos de los dichos notarios apostólicos no tienen
domicilio estable, antes suelen vagar de unas partes a otras y se pierden y no pueden
ser avidos sin grande dificultad los registros y protocolos que que ante ellos passan,
mandamos que den fianças en nuestro arçobispado de guardar fielmente los dichos
notarios los dichos registros y protocolos y de no sacarlos fuera de nuestra diócesi; y
muerto qualquiera dellos, nuestro juez de la iglesia recoja los dichos protocolos y los
ponga en el archivo del juzgado de la iglesia.
1. [Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro. Alcayde de la cárcel reciba por
inventario las prisiones y dé fianças] El que uviere de ser alcayde de nuestra cárcel
reciba las prisiones della por inventario ante uno de los notarios mayores de la
audiencia de nuestro provisor, y quando dexare el officio, las entregue a nuestro
alguazil mayor por el mismo inventario. Y para esto, y que usara bien y
diligentemente su officio y que si algún daño o riesgo viniere en las prisiones, cárcel
o presos della por su dolo, culpa o negligencia o en alguna quantidad fuere
condenado por razón de su officio, lo pagará. De ante todas cosas, fianças llanas y
abonadas, que se obliguen con él a todo lo susodicho de mancomún a contento del
198 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
dicho nuestro alguazil mayor, a cuyo cargo principalmente está la cárcel, y jure ansí
mismo el dicho alcayde de bien y fielmente hazer su officio.
2. No sólo a de tener cuenta el dicho alcayde con la guarda de los presos, sino
también con el recogimiento, honestidad, quietud y buen tratamiento dellos y con la
limpieza de la dicha cárcel.
3. A las mugeres tenga apartadas de los hombres y encerradas, de modo que
no se comuniquen con ellos.
4. No consientan que entren mugeres con los presos a visitarlos, sino fuere
estando enfermos, de suerte que no puedan hablarlos a la rexa.
5. No tengan los presos armas offensivas ni defensivas.Y el que fuere hallado
con ellas las pierda y se repartan entre los pobres de la cárcel.
6. [Al margen:Dígase missa a los presos cada día] Tenga cuydado que a los
presos se les diga missa cada día, o a lo menos los domingos y fiestas de guardar, a
hora que todos la puedan oyr; y los llame y hagan vayan a oyrla; y que la capilla y
lugar donde se dize missa esté con la limpieza, decencia y asseo que es razón; y los
ornamentos estén limpios y a recado.
7. [Al margen: Libro de presos] Tenga un libro donde assiente los presos que
entraren en la cárcel con día, mes y año y por qué causa y a cuyo pedimento y por
cuyo mandado; y lo mismo quando se recomendare alguno que estava ya preso; y
cómo se encarga dellos, so pena de quatro reales cada vez que faltare para los presos
de la cárcel.
8. No reciba dádivas ni presentes de los presos ni les agrave las prisiones más
de lo que debe ni se las relaxe sin mandado de nuestros juezes ni sin el dicho
mandado los dexe salir de la cárcel de ninguna manera.
9. Para los días que nuestros juezes visitaren la cárcel tenga el alcayde un lugar
en lo más público y limpio della, bien adereçado, con una silla y una mesa y bancos;
y hecha una lista de los presos por mandado del provisor y otra de los presos por
mandado del juez de la iglesia, dé a cada uno la suya, para que por ella sean
llamados los dichos presos.
10. Siendo despachados los presos y mandados soltar, no sean detenidos en
la cárcel ni se les tomen prendas, ni los hagan obligar y dar fianças por los derechos
y costas de officiales, costando a nuestros juezes ser pobres y que no tienen qué
pagar.
11. Esté puesto en nuestra cárcel en parte donde de todos sea visto y leydo el
aranzel de los derechos que el alcayde a de llevar de los presos.
LIBER TERTIUS
mandamos a nuestros fiscales y alguaziles tengan mucha cuenta en castigar a los que
excedan en ello.Y assí en quanto a lo arriba contenido, como en lo demás que toca a la
honestidad y decencia de sus vestidos y trages, guarden los susodichos lo por nos esta
tuydo y lo que por los sacros cánones está dispuesto, so pena de que se procederá
contra ellos según derecho y disposición del sacro concilio tridentino.
5. [Al margen: Clérigos de tonsura y menores órdenes.Triden,. sess. 23. c. 6] Otrosí,
los clérigos de primera tonsura y de menores órdenes sean obligados a traer ábito
clerical y conveniente a su orden, so pena que, no lo trayendo, no gozarán del
privilegio del fuero, como el dicho sacro concilio dispone.
6. [Al margen: Que no anden rotos los clérigos] Y porque, assí como el excesso
en los vestidos es digno de castigo, assí también es cosa indecente que anden rotos
y malvestidos, por tanto, mandamos a nuestros juezes, visitadores y vicarios que a
los sacerdotes que anduvieren como dicho es los hagan recoger y no los dexen salir
hasta que de los bienes de los dichos sacerdotes, reuniéndolos, o de limosna no lo
teniendo, se les compren vestidos honestos.
7. [Al margen: Armas] Otrosí, ningún clérigo de orden sacro ni beneficiado
trayga armas offensivas ni deffensivas, excepto quando fueren camino, so pena de
tener perdidas las dichas armas y de seys días de cárcel.
8. [Al margen: De los que salen después de la queda] El que fuere hallado andar
de noche después de la campana segunda de queda sin justa causa, mayormente en
ábito deshonesto, sea preso por nuestro alguazil mayor y castigado por nuestros
juezes.Y si llevare armas o instrumentos de música, aunque sea a qualquier hora de
la noche, las pierda y los dichos instrumentos y incurra en pena de mil maravedís y
de seys días de cárcel.
9. No puedan traer luto, sino por sus ascendientes y hermanos o por señor
con quien ayan vivido o alguno que los aya dexado por herederos, por los quales lo
puedan traer por tiempo de seys meses y no más.
10. No baylen ni dançEn ni canten cantares deshonestos ni prophanos en
bodas, missas nuevas, fiestas o otros ayuntamientos; ni en ellos tañan bihuela ni
otros instrumentos para que otros canten, baylen ni dancen; ni prediquen cosas
livianas, ni salgan enmascarados ni reboçados a pie de cavallo, ni hagan
representaciones prophanas.
11. No jueguen en lugares públicos a pelota ni bola ni otros juegos que en otra
manera les fueran lícitos.Y en todo lo demás acerca de los juegos guarden lo que por
derecho está dispuesto, so las penas dél.
12. No salgan con sobrepelliz a comprar ni vender, ni a las plaças, carnicerías
ni pescaderías ni a otros lugares semejantes.
13. No soliciten ni traten pleytos agenos en los tribunales seglares ni
ecclesiásticos, sino fuere en los casos quel derecho permite.
14. No sean arrendadores ni tengan tratos de mercaderías, so pena de diez mil
maravedís a cada uno y de que serán castigados con rigor.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 201
15. [Al margen: Los ministerios y officios que se les prohiben] No acompñen
mugeres ni las lleven de la mano ni a las ancas, ni se arrodillen delante dellas ni de
ningún señor seglar, ni sirvan de officios ni ministerios baxos y viles. Pero no
prohibimos que puedan acompañar a mugeres de señores de título y de cavalleros
principales con que no las lleven de la mano ni a las ancas.Y el que excediere en algo
de lo susodicho incurra en pena de mil maravedís y sea castigado conforme a derecho.
16. No tengan mugeres sospechosas en sus casas ni traten con ellas, so pena
de que se procederá contra ellos según derecho y decretos del dicho sacro concilio.
17. [Al margen: Pius V. Constitut. 51. Que no se allen a ver correr toros]
Conformándonos con el motu proprio de nuestro muy sancto Padre el Papa Pío quinto,
de felice recordación, y para que mejor se cumpla y guarde, mandamos que ningún
clérigo de orden sacro o que tenga beneficio ecclesiástico esté presente a ver correr
toros, so pena de excomunión mayor y de trecientos maravedís y tres días de cárcel.
18. [Al margen: Don Diego de Deça. Los vicarios avisen de la vida de los clérigos]
Porque es muy conveniente a los prelados ser informados del estado de sus súbditos,
mayormente de personas ecclesiásticas, y de su vida y de los beneficios y cargos que
tienen en la iglesia, por ende, de sancto concilio aprobante, estatuymos y ordenamos
que de aquí adelante todos los vicarios de nuestro arçobispado y provincia sean
obligados a informarse de la vida y costumbres de todos los clérigos, cada uno en su
vicaría, de saber y pesquisar della, y traygan ante nos o nuestros provisores en cada
un año por el tiempo que se traxceren los padrones, la memoria y relación de los que
hallaren aver cometido algún delicto y excessos o tener vida deshonesta, para que se
provea lo que convenga a la salud de sus ánimas y a la reformación de las
costumbres. Y si el excesso fuere de tal qualidad que no sufre dilación, lo notifique
luego al prelado a costa del culpante. Lo qual mandamos que cumplan y que en ello
tengan mucha vigilancia y especial cuydado, so pena de un florín.
[Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] esta pena se augmenta a dos
mil maravedís aplicados para obras pías.
Capítulo 1
Todos los beneficiados que están obligados a residir, assí por derecho y decretos
del Concilio Tridentino, como por costumbre, cumplan en todo caso su residencia.1
1 Este capítulo es inserción debidoa las correcciones ordenadas por Roma. En la edición de 1587 existía
un capítulo primero mucho más amplio que se suprimió, cuyo texto es el siguiente: “Capítulo 1. [Al
margen: Don Diego de Deça. Que todos beneficiados residan en sus beneficios y los servicios dellos se provean
a personas ábiles y suficientes con salario competente] Por experiencia avemos visto que por no residir los
beneficiados en sus beneficios, como devErían, se sigue gran dismiución en el culto divino y daño de
las ánimas, sobre lo qual el patriarcha don Alonso, nuestro predecessor, de buena memoria, proveyó
en una constitución provincial mandando que los beneficiados de nuestra diócesi y provincia
202 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
Capítulo 1
[Al margen: El Cardenal don Diego Hurtado de Mendoça. Que ningún clérigo
tenga más de un servicio de beneficio o capellanía y quándo puedan tener más] Avemos
hallado, assí en esta ciudad como en muchos lugares de stanuestra diócesi, que
muchos clérigos, assí beneficiados como capellanes, se encargan de muchos
servicios, assí de beneficios y capellanías como de capellanías diversas, a los quales
no pueden satisfazer, como según el dicho de nuestro Señor, ninguno puede servir
a dos señores. Por ende, nos, viendo assí el daño de la conciencia de los tales como
la confusión y mengua del culto divino, proveyendo, ordenamos y mandamos que
ninguno que sirviere beneficio pueda servir capellanía, siendo con él incompatible;
y ninguno que ninguno que sirva capellanía en un lugar pueda servir otra capellanía,
siendo incompatibles. Pero queremos y dispensamos que, si algún clérigo tiene en
residiessen en sus beneficios y que ninguno se pudiesse ausentar de dicho servicio sin causa justa y
con nuestra expresa licencia.Y porque la dicha constitución es sancta y endereçada al servicio de Dios
y de las iglesias y en esto ay corruptela, mandamos, sancto concilio aprobante, que de aquí adelante
se guarde la dicha constitución y, si necessario es, de nuevo la innovamos y confirmamos. La qual
queremos aya también en los capellanes perpetuos, excepto si la institución de la capellanía dixere
que pueda servir por substituto.
[Al margen: Lo mismo. El Cardenal don Diego Hurtado de Mendoça] Otrossí, porque los dichos
beneficiados y sus procuradores, por gozar enteramente de los fructos de sus beneficios en ausencia,
procuran para el servicio de los beneficios los capellanes que por menos salario sirvan, haziendo
algunas vezes con los tales capellanes algunas ilícitas convenciones, donde vienen que muchas vezes
los beneficios carecen de servicio y el pueblo christiano padece gran detrimento. Por ende,
establecemos y mandamos que el provisor no provea de servicio de algún beneficio a persona que no
sea ábil y sufficiente qual convenga al servicio de la iglesia y que señale a los dichos capellanes salario
competente para su sustentación, según que viere que conviene; y que provea assí mesmo cómo de
los fructos de dichos beneficios sean los dichos capellanes bien pagados, sobre lo qual les
encarganmos las conciencias.
[Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] La qual dicha constitución hemos mandado aquí inferir
para que venga a noticia de todos lo que los dichos nuestros predecessores, de buena memoria,
decretaron, aunque no es nuestra intención por agora innovarla ni darle más fuerça de la que hasta
agora ha tenidoy tiene.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 203
algún lugar cargo de alguna media o de tercio de capellanía, que pueda tener en otro
o otros lugares otra media, o otros dos tercios, tanto que en todo el mes no se obligue
a dezir más de veinte y cinco missas.
Capítulo 2. Que los vicarios dentro de ocho días avisen quando vacare algún
servicio
[1] [Al margen: Don Christóval de Rojas] Muchas vezes acaece vacare los
beneficios y faltar los servicios de los curas de nuestras iglesias, y los que quedan, o
por la distancia de los lugares o algunas vezes con cobdicia de ser más aprovechados
y aver más parte de las obvenciones, tienen descuido de nos avisar para que
proveamos, y por su negligencia an ocurrido a nos los concejos y personas
particulares de los pueblos donde lo tal a acaecido, algunos diziendo que an estado
muchos días sin oir missa por falta de cura. Y queriendo poner remedio en esto, de
manera que el servicio de la iglesia no se disminuya y en ella aya bastantes ministros,
y que por falta dellos los parrochianos no carezcan de los eclessiásticos sacramentos,
mandamos a nuestros vicarios que luego que acaezca vacar en en las dichas
parrochias de su vicaróía, o alguna dellas, alguno de los dichos beneficios o faltae
algún servicio de cura por muerte o ausencia o en otra manera, dento de ocho días
nos den noticia de la vacante o falta del tal beneficio o servicio, para que proveamos
otro en su lugar, lo qual assí hagan y cumplan, so pena de cada diez ducados,
aplicados para los pobres de la parrochia donde se hiziere esta falta.
[2] [Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] Lomismo mandamos que
hagan los curas más antiguos en las iglesias no subjetasa vicaría, so las dichas penas;
y que entretanto donde uviere falta de quien administre los sacramentos puedan
nombrar persona que lo haga, que sea de los que tienen nuestra licencia o de nuestro
provisor.
2 El último punto es una adición de 1591. Se suprime, por el contrario el final del capítulo que aparecía
en 1587:“Y porque a tanta osadía conviene ocurrir, estatuimos que qualquiera que sin nuestra licencia
y especial decreto y mandado comitiere algo de lo que dicho es, o el que recibiere o retuviere las
dichas cosas de la iglesia o alguna dellas, allende de las dichas penas y censuras contra los tales
impuestas, sean obligados, assí el que enagenare como aquel en quien fuere las cosa enagenada, a
pagar ipso facto a la iglesia el valor de la cosa enagenada con el quatro tanto. Y porque la tal
enagenación es en sí ninguna, mandamos que sea buelto y restituido sin dificultad alguna loque se
uviere enagenado con todos los edificios y mejoramientos que en ello se ayan hecho, no obstante
qualquier lapso o transcurso de tiempo”.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 205
instructión que les está ordenada; ni se den las dichas obras a hazer, sino andando
en pregón por baxas y dando traças, condiciones y modelo, si otra cosa no
pareciere a nos o a nuestro provisor más conveniente a la utilidad de las iglesias y
sus fábricas, conforme a las obras y officiales que se offrecieron, de lo qual nos dará
siempre cuenta.
Capítulo 2
[Al margen: Idem] Ninguno pueda ser mayordomo de iglesia más de un año.
Y si el visitador viere que es provechoso para la iglesia, le pueda prorogar otro año;
y, cumplidos los dichos dos años, en ninguna manera le pueda ser prorogado más
tiempo sin nuestra especial licencia o de nuestro provisor.
206 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
Capítulo 6
[Al margen: Idem] Visiten las possessiones de las iglesias una vez en cada
año, mirando se están bien tratadas, labradas y reparadas, so pena de diez
ducados y del interesse de la iglesia. Y nuestros visitadores les pedirán cuenta
dello.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 207
Capítulo 7
[Al margen: Idem] No hagan obras algunas en las iglesias sin licencia nuestra
o de nuestro provisor o de los visitadores en la quantidad que se les permite, según
se contiene en el título precedente, ni presten los ornamentos, vestimentas, plata ni
joyas ni otras casas de las iglesias como allí se prohibe.
Capítulo 8
[Al margen: Idem] El mayordomo mayor ni los mayordomos particulares de
las fábricas no compren cosa alguna para ornamentos, plata ni otras cosas del
servicio de las iglesias sin que primero lo vea nuestro provisor y se satisfaga del
precio y bondad de los que compra.
Capítulo 10. Del libro de pleytos que a de tener el mayordomo mayor de fábricas
[Al margen: Idem] El mayordomo mayor de fábricas tenga un libro donde
assiente todos los pleytos de las fábricas, poniendo el día en que se començó el
pleyto y con quién se trata; y vaya assentando el estado en que está y las diligencias
que se van haziendo.Y en cada semana, el viernes en la tarde, el dicho mayordomo
mayor y el notario y procurador y letrado de fábricas se junten con nuestro provisor
y le hagan relación del estado de las causas y él provea que se hagan las diligencias
que convenga. Y qualquiera de los dichos officiales que faltare a hazer la dicha
relación, pague quatro reales para obras pías por cada vez que faltare. Otrosí, el
dicho mayordomo mayor responda a las cartas de negocios que le escrivieren los
mayordomos particulares de las dichas fábricas.
Capítulo 11
[Al margen: Idem] Nuestro visitadores no passen en cuenta a los
mayordomos particulares de las iglesias las ydas y venidas a esta ciudad, no les
208 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
constando primero aver sido necessaria su venida y las diligencias que hizieron, y
que no se offreció entonces mensagero para esta ciudad. Y si juntamente vinieron
a negocios proprios o de otros algunos, no se le cargue a la fábrica sino la parte
que le cupiere.
Capítulo 1
[Al margen: Don Diego de Deça y el Cardenal don Rodrigo de Castro] Avemos
sabido que muchos en gran cargo de sus conciencias an dexado y dexan de cumplir
los testamentos y mandas pías largo tiempo acá por negligencia y otros interesses
yocasiones, a cuya causa las ánimas de los restadores no son socorridas con los
sufragios y obras que dispusieron en sus últimas voluntades, antes en la tal
dilación son mucho defraudadas. Y porque nos pertenece proveer en ello, sancto
concilio aprobante, establecemos y mandamos que todos los herederos, albaceas,
executores de testamentos y últimas voluntades, dentro de un año cumplido que
se a de contar desde la muerte del testador, executen y cumnplan los testamentos
de los difuntos, lo qual les requerimos y amonestamos y mandamos que cumplan
y executen en el dicho término, y que el dicho año passado dende en treinta días
muestren ante nuestro juez de testamentos cómo an cumplido, porque, no lo
haziendo assí, nos o el dicho nuestro juez los mandemos cumplir y executar. Lo
qual mandamos a todos los susodichosque hagan y cumplan, so pena de
excomunión y de dos mil maravedís. Otrosí, mandamos a todos los curas que
escrivan en cada un año todos los que fallecieron en sus parrochias y las personas
a quien dexaren por sus albaceas y testamentarios y herederos y los escrivanos
ante quien hizieron sus testamentos y últimas voluntades; y lo den por memoria
cada año a nos o al dicho juez quando traxeren o embiaren la matrícula de los
confessados, porque mejor podamos proveer sobre ello. Lo qual mandamos que
cumplan, so pena de dos ducados por cada vez que no lo hizieren.
Capítulo 2
[Al margen: Don Diego de Deça y el Cardenal don Rodrigo de Castro] Los
sacerdotes no lleven sobre sus hombros cuerpo de difunto que no sea clérigo de
orden sacro. Si fuere tiempo de necessidad que no se halle cómmodamente quien lo
lleve a enterrar, ni ellos ni otro clérigo o sacristán alguno lleven con sobrepelliz
cuerpo de ningún difuncto.
y no de otra manera. No tassen los sacristanes ni otros algunos los derechos de los
entierros ni los distribuyan, sino que hagan esto los curas por sus personas.
Capítulo 1
[Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro. Trid. sess. 25. ca. 12] No es justo
se disimule con aquellos que defraudan a las iglesias de los diezmos que les
pertenecen, pues que la paga dellos se deve a Dios, y los que lo hazen son invasores
de lo ageno. Por lo que el sancto concilio tridentino mandó que contra los tales se
pronunciasse sentencia de excomunión de la qual no fuessen absueltos sin aver
restituydo con efecto.
Capítulo 3
[1] [Al margen: Idem] Los Reyes Cathólicos, de gloriosa memoria, a instancias
de nuestros predecessores y del deán y cabildo desta nuestra sancta iglesia, dieron
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 211
cartas y cédulas reales sobre la paga de los diezmos deste nuestro arçobispado, las
quales dichas cartas se an siempre cumplido y guardado, y deven cumplir y guardar.
Y para que nayde pueda pretender ignorancia de lo en ellas contenido, las avemos
mandado aquí inferir, y son del tenor siguiente:
[2] Pragmáticas de los diezmos
[3] Don Carlos, por la divina clemencia, Emperador semper Augusto Rey de
Alemaña, doña Juana, su madre, y el mismo don Carlos, por la gracia de Dios, Reyes
de Castilla, de León, de Aragón, de las dos Sicilias, de Hierusalén, de Navarra, de
Granada, de Toledo, de Valencia, de Galizia, de Mallorcas, de Sevilla, de Córdova, de
Córcega, de Murcia, de Iaén, de los Algarves, de Algecira, de Gibraltar, de las Indias,
islas y tierra firme, del mar Océano; Condes de Flandes y Tirol, etc. A todos los
corregidores, assistentes, gobernadores, aldaldes mayores y ordinarios y otras
justicias qualesquier, assí del arçobispado de Sevilla como de todas las otras
ciudades, villas, lugares de los nuestros reynos y señoríos, y a cada uno de vos en
vuestra jurisdición, a quien esta nuestra carta fuere mostrada, salud y gracia. Sepades
que los reyes don Fernando y doña Ysabel, nuestros señores padres y abuelos que
sancta gloria ayan, mandaron dar, y dieron, una su carta y pragmática sanción,
firmada de sus nombres, sellada con su sello, librada de los de su consejo, su tenor
de la qual es el siguiente.
[4] Don Fernando y doña Ysabel, por la gracia de Dios, Rey y Reyna de
Castilla, de León, de Aragón, de Sicilia, de Granada, de Toledo, de Valencia, de
Galizia, de Mallorcas, de Sevilla, de Córdova, de Córcega, de Murcia, de Iaén, de los
Algarves, de Algecira, de Gibraltar, de Islas de Canaria; Condes de Barcelona y
Señores de Vizcaya y de Molina; Duques de Athenas y de Neopatria; condes de
Rosellón y de Cerdeña; Marqueses de Oristán y de Gociano. A todos los concejos,
justicias, regidores, cavalleros, escuderos, officiales y hombres buenos de todas las
ciudades, villas y lugares de nuestros reynos y señoríos, assí realengos como
abadengos y señoríos y solariegos, y otras qualquier personas a quien toca y atañe
lo de yuso en esta nuestra carta contenido, y a cada uno de vos a quien esta nuestra
carta fuere mostrada o su treslado signado de escrivano público, salud y gracia.
Sepades que nos mandamos dar, y dimos, una nuestra carta firmada de nuestros
nombres y sellada con nuestro sello y librada de los del nuestro concejo, su tenor de
la qual es este que se sigue.
[5] Don Fernando y doña Ysabel, por la gracia de dios, Rey y Reyna de
Castilla, de León, de Aragón, de Sicilia, de Toledo, de Valencia, de Galizia, de
Mallorcas, de Sevilla, de Cerdeña, de Córdova, de Córcega, de Murcia, de Iaén, de
los Algarves, de Algecira, de Gibraltar, de Islas de Canaria; Condes de Barcelona y
Señores de Vizcaya y de Molina; Duques de Athenas y de Neopatria; condes de
Ruysellón y de Cerdania; Marqueses de Oristán y de Gociano. A vos el concejo,
assistentes, alcaldes, veynte y quatros, cavalleros, regidores, officiales y hombres
buenos de todas las ciudades, villas y lugares del arçobispado de Sevilla, assí
realengos como abadengos y de señoríos y solariegos, y a cada uno y qualquier o
qualesquier de vos a quien esta nuestra carta fuere mostrada o su treslado signado
de escrivano público, salud y gracia. Sepades que vimos una carta del rey don Iuan,
212 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
nuestro visabuelo que sancta gloria aya, escripta en papel y sellada de su nombre,
por donde parece que confirmó otra carta dada por el señor rey don alonso, su
visabuelo, su tenor de la qual es este que se sigue.
[6] Don Iuan, por la gracia de Dios, Rey de Castilla, de León, de Toledo, de
Galizia, de Sevilla, de Córdova, de Murcia, de Iaén, del Algarve, de Algecira, y Señor
de Vizcaya y de Molina. A los alcaldes, alguaziles, veynte y quatros, cavalleros,
escuderos, y a los concejos y officiales y hombres buenos y otras personas
singulares y qualesquier de la muy noble y leal ciudad de Sevilla y todas las otras
ciudades y villas que son en las tierras y términos en el arçobispado de Sevilla, assí
realengos como señoríos y abadengos y solariegos, salud y gracia. Sepades que el
patriarca de Constantinopla y arçobispo de Sevilla y el deán y cabildo y clerezía de
la dicha ciudad y arçobispado me mostraron una carta del rey don alonso, mi
visabuelo que Dios le perdone, que dezía desta manera.
[7] Don Alonso, por la gracia de Dios, Rey de Castilla, de León, de Toledo, de
Galizia, de Sevilla, de Córdova, de Murcia, de Iaén. A todos los concejos de todas
las ciudades y villas y lugares y aldeas de la muy noble y muy leal ciudad de Sevilla,
que son en su arçobispado, salud y gracia. Porque nuestro señor Iesu Christo es rey
sobre todos los reyes y los reyes por él reynan y dél an nombre y él quiso y mandó
guardar los derechos de los reyes y señaladamente, quando le quisieron tentar los
iudíos y le demandaron si pagarían a césar su tributo y su pecho. Porque si él
respondiesse que no se lo devían dar, que le pudiesen reprehender que tollía los
derechos de los reyes, y él entendióles sus malos pensamientos, respondió y dixo:
Dad al césar sus derechos, que son de césar.Y pues los reyes deste señor y deste rey
avemos el nombre y dél tenemos el poder de hazer justicia en la tierra y todas las
honras y todos los bienes dél descienden y del vienen, y él quiso y mandó guardar
los derechos nuestros, sin que él es nuestro señor sobre todos y puede fazer lo que
él quisiere, sobre todo por el amor que nos mostró, y muestra, en guardar nuestros
derechos. Grande razón es y gran derecho que nos le amemos y que le temamos y
que le guardemos la su hora y los sus derechos, mayormente el diezmo que él
señaladamente mandó y retuvo para sí por mostrar que es señor de todo y dél y por
él vienen todos los bienes.Y porque el diezmo es deuda que devemos dar a nuestro
señor, ninguno se puede escusar de lo no dar. Ca, si los moros y iudíos y los
gentiles, que son de otras leyes, que no an conciencia de la verdadera fe, dan los
diezmos derechamente, según los mandamientos de sus leyes, muchos más
cumplidamente y sin engaño lo devemos dar, que somos hijos verdaderos de la
sancta iglesia. Estos diezmos quiso nuestro Señor para las iglesias, assí como para
las cruzes y cálizes, y para vestimentas y libros y campanas y para sustentamiento
de los obispos de la cristiandad; e otrosí, para predicar la fe y para los clérigos por
quien son dados los sacramentos y para los pobres en tiempo de hambre y para
servivcio de los reyes y pro da sí y su tierra, quando menester es.Y pues esto se parte
y esparze assí en tan buenas obras y tantas guisas y tan a pro y todos comúnmente
an parte, cada uno lo debe dar de su grado, de buena voluntad, sin otra premia
alguna; si quiera por el acrecentamiento temporal del bien, den de lo que les
proviene a nuestro señor cada uno complidamente su diezmo, ques su derecho.
Assí ques grande pro y grande salud de las ánimas de cada uno, y a cada uno
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 213
abundancia de los fructos y de los bienes del mundo, y esto provamos y vemos cada
día, porque aquéllos, que bien y derechamente pagan sus diezmos, les acrecienta
Dios sus bienes. Y porque nuestra voluntad es que en nuestros tiempos no se
mengüen ni se pierdan los derechos de Dios y de su sancta iglesia por mengua de
la nuestra justicia, mas crezca en servicio de Dios y honra de la sancta iglesia, como
devemos. Por ende, mandamos y establecemos para siempre con todos los hombres
del nuestro reyno que den sus diezmos derechamente y cumplidamente a nuestro
señor Dios, de pan y de vino y de ganados y de todas las otras cosas que se deven
dar derechamente, según manda la sancta madre iglesia.Y esto mandamos también
por nos como por los que reynaren después de nos, como para los ricos hombres y
para los cavalleros, como para los otros pueblos, que demos cada uno el diezmo
derechamente de los bienes que Dios nos da, según la leymanda. E otrosí,
mandamos y tenemos por bien que todos los obispos y la otra clerezía que den
diezmos derechamente de todos sus heredamientos y de todos los otros bienes que
an que no son de sus iglesias. E porque hallamos que en dar estos diezmos se hazen
muchos engaños, defendemos firmemente que de aquí adelante no sea ninguno
osado de coger ni medir sus montones de pan que tuviere limpio en la era, sino de
guisa que sea primero tañida la campana tres vezes a que vengan los terceros de
aquel que debe recaudar los diezmos. Y estos terceros, o aquellos que lo devan
recaudar, defendemos que no sean amenazados de ninguno, ni heridos por
demandar su derechos, y no lo cojan de noche ni a hurto, mas paladinamente a
vista de todos. Y qualquier que contra estas cosas sobredichas fuere, peche el
diezmo doblado, la mitad del doblo para el rey y la otra mitad para el obispo, salvas
las sentencias de excomunión que dieren los obispos y perlados contra todos
aquellos que no dieren el diezmo derechamente o fueren en alguna cosa contra este
establecimiento.Y queremos que las sentencias que sean bien guardadas por nos y
por ellos, de guisa que el poder temporal y espiritual, que viene todo de Dios, se
guarden y acudan en uno; y las sentencias que los perlados pusieren sobre estas
cosas sean bien tenidas hasta que la enmienda sea fecha; y quando la enmienda
fuere hecha, luego la sentencia sea tollida. E porque esta nuestra carta sea firme,
estable, mándola sellar con mi sello de plomo. Fecha la carta en Burgos por
mandado del rey, tres días andados del mes de noviembre, era de mil y doziento y
noventa y tres años [al margen: mil y doszientos y treyta y tres años] Iuan Pérez de
Cuenca la escrivió el año quel rey don Alonso reynó.
[8] E agora los dichos patriarcha arçobispo y deán y cabildo y clerezía y el
dicho mi recaudador de las tercias de dicha ciudad y arçobispado embíanseme
querellar y dizen que de algunos tiempos acá y de cada año los labradores y otras
personas que deven de dar diezmo del pan y otras cosas, que Dios les da, no
quieren derechamente dar los diezmos que son obligados a dar, según que Dios los
mandó y los sanctos padres y los reyes ordenaron y establecieron, buscando
muchas maneras y diversas para ello, especialmente dizen que por quanto en el año
postrimero que agora passó yo mandé, y tuve por bien, que todos los labradores de
todo el arçobispado de Sevilla que diessen a precio cierto que les yo mandé pagar
en dineros a cada uno dellos, tanto pan quanto uviessen diezmado a la iglesia para
los menesteres de guerra que yo he con los moros, enemigos de la fe. Y yo mandé
214 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
al dicho patriarcha, deán y cabildo y clerezía que hiziessen dar los libros de la
cosecha de los diezmos de la dicha ciudad y arçobispado, por los quales se supiesse
mejor quánto pan avían dado cada uno de los labradores de la dicha ciudad y
arçobispado, y los dichos patriarcha arçobispo, deán y clerezía y cabildo,
cumpliendo mi mandado, fizieron dar los dichos libros, y por ellos se supo quánto
cada uno avía dado de diezmo.Y dizen que por esta razón están quexosos los dichos
labradores del dicho patriarcha arçobispo, deán y clerezía, diziendo que por aver
bien diezmado a la iglesia les avía venido aquel daño, y que por otra vía no pudiera
ser sabido el pn que ellos cogieron, y agora ellos dizen que dezmaron, tampoco que
les no pueda venir daño, según el año que passó, y por la dicha razón les vino. Lo
qual dizen que sería gran perjuizio de la iglesia y desservicio y daño de los que an
parte de los diezmos, y aun muy gran peligro de las ánimas de los tales dezmeros.
Si por esta manera se truxessen de bien diezmar y yrían contra el mandamiento de
Dios y de los sanctos padres y contra las leyes y ordenamientos de los reyes de
donde yo vengo. E pidiéronme por merced que sobre esta razón que les proveyesse
de remedio como a la mi merced pluguiesse, y porque su intención es fundada en
derecho, túvelo por bien. Porque vos mando a todos y a cada uno de vos, los dichos
labradores, y otras personas qualesquier que veades esta carta del dicho rey don
Alonso, mi bisabuelo, y la cumplades y fagades cumplir en todo, ca mi merced y
voluntd es que se cumpla según que en ella se contiene; y que ninguno sea osado
de coger ni medir su montón de pan hasta que la campana sea tres vezes tañida. E
por quanto agora algunos de los lugares, donde vos fazedes vuestras labranças, son
tan lexos de la ciudad y de las otras ciudades y villas y lugares de su término, que
son el dicho arçobispado, que no podría ser oyda por vos la dicha campana; por
ende, defiendo y mando ninguno ni alguno de vos ni de las dichas ciudades y villas
y lugares del dicho arçobispado de Sevilla, que son en él, que no séades ni sean
osados de coger ni de medir, ni de llevar de las eras sus montones de pan que
tuvieren limpio, ni alguna parte dellos, fasta que primeramente en los dichos
lugares, donde uviere la dicha campana, requiera el labrador a la persona que uviere
de dezmar al arrendador de la collación o limitación o donadíos con el pan que
uviere de dezmar, o al vicario del lugar. E si el dicho diezmo perteneciera a alguna
de las dichas collaciones o limitaciones o donadíos de la dicha ciudad que lo diga
al vicario del dicho arçobispado; y que este requirimiento que le hagan a costa del
dezmero o arrendador; ni lo cojan de noche ni a hurto, sino paladinamente y a vista
del dezmero. E si el dicho dezmero o arrendador fuere requerido por el dicho
labrador vicario y no fuere a medir el dichopan, que el dicho labrador mida su pan
por delante de tales personas que sean de creer, y por su juramento hagan verdad
al dicho arrendador del pan que se midiere de aquel montón, de que el dicho
arrendador o dezmero fuere requerido que fuesse a medir el dicho pan. En los
lugares donde se oyere la campana sea guardad la dicha carta del dicho rey don
Alonso que aquí va encorporada. Y los unos ni los otros no fagades ni fagan ende
al, so pena de la mi merced y de diez mil maravedís a cada uno de vos por quien
fincare lo assí fazer y cumplir. Y demás mando al hombre, que vos esta carta
mostrare, que vos emplaze que parezcades ante mí en la mi corte del día que vos
emplazare hasta quinze días primeros siguientes, a dezir por quál razón no
cumplierdes mi mandado. Y de cómo esta mi carta vos fuere mostrada y la
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 215
Capítulo 1. Que ninguno que aya sido religioso pueda servir beneficio ni se le
dé licencia para dezir missa sin dimissoria de su perlado y del ordinario
donde uviere residido
[Al margen: Don Diego de Deça] Avemos sabido que muchos religiosos,
pospuesto el temor de Dios y la obediencia de su orden, con falsas relaciones y con
diversas maneras de engaño an ganado y cada día ganan licencias y facultades para
mudar los ábitos, e diziendo que son trasladados a otras religiones y que traen
licencia de sus superiores, se vienen en ábito de clérigos seculares a esta nuestra
diócesi e provincia y ocupan los servicios y sustentación de los clérigos naturales,
andando como andan fuera de su orden e sin ábito de religión. Por ende,
conformándonos con el derecho y con una constitución del cardenal don Diego
Hurtado de Mendoça, nuestro predecesor de buena memoria, que dispone que
ningún religoso tenga servicio de beneficio ni capellanía, sancto concilio aprobante,
estatuymos y mandamos que la dicha constitución sea firmemente guardada en
nuestra diócesi y provincia. Y si necessario es, por la presente la confirmamos y
innovamos, y prohibimos a nuestros provisores y officiales que no den las tales
licencias ni las puedan dar, y anulamos todas las que hasta aquí son dadas a los
dichos religiosos. Y assí mismo [al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro]
mandamos a los dichos provisores y officiales que de aquí adelante a ningún
religioso que ande en ábito seglar den licencia para que diga missa ni celebre en esta
diócesi, no trayendo dimissorias de su prelado regular y del ordinario adonde hasta
entonces avía residido, y las unas y las otras no le sean admitidas.
Capítulo 3. Que prohibe los estrados, tarimas y tumbas en las iglesias y entrar
en ellas mugeres con sombreros
[Al margen: Idem] Indigna cosa es que a la divina magestad no se tenga más
respeto que se tuviera a la temporal, y por tanto prohibimos que muger alguna no
tenga ni se siente en la iglesia en estrados o tarimas de madera, so pena de
excomunión mayor a la que lo contrario hiziere y perdidos los dichos estrados.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 219
Otrosí, prohibimos que ninguna persona tenga en las iglesias tumbas sobre las
sepulturas, porque las iglesias queden desembaraçadas para el servicio del culto
divino, pero no se prohibe a los que tuvieren capillas proprias que las tengan en
ellas, si quisieren. Y los vicarios y curas quiten los dichos estrados y tumbas donde
las uviere, y nuestros visitadores tengan cuydado de que esto se execute. Iten,
mandamos, so pena de excomunión mayor, que ninguna muger entre en la iglesia
con sombrero en la cabeça, y la que fuere hallada llevarle en la cabeça lo aya
perdido.
Capítulo 4
[Al margen: Idem. De cómo se puedan pintar retratos en las iglesias y que los
monumentos e imágenes no se adornen con cosas que ayan servido en usos profanos] No
se deve permitir cosa en la casa del Señor que no pertenezca a religión y sanctidad,
y assí prohibimosque no se puedan pintar ni pinten en los retablos ni en los altares
ni junto a ellos retratos de personas algunas, sino fuere de los que las mandaren
hazer, y estos se pinten devotos y humildes, y no con figura y ornato lascivo. Otrosí,
mandamos que los monumentos que se hizieren en las iglesias para el arca o
custodia, donde se encierra el sanctíssimo sacramento el iuves de la Cena del Señor,
no se adornen don camas ni vestidos que ayan servido a usos prophanos, ni tampoco
se adornen con los dichos vestidos imágenes algunas. Y los vicarios y curas no
consientan que en esto se exceda contra nuestra prohibición, so pena de quinientos
maravedís para la lumbre del sanctíssimo sacramento.
Capítulo 5. Del respeto con que se a de entrar y estar en las iglesias y las cosas
que se prohíben hazerse en ellas
[Al margen. Idem. Trid. sess. 22. decret. de obser. et evitand. in celeb. mis. Pius V.
constitu. 6] Porque la iglesia que es casa del Señor parezca y verdaderamente pueda
ser dicha casa de oración, en cumplimiento de lo estatuydo por el sacro concilio
tridentino, constituciones y motus proprios de summos pontífices, mandamos que
en las iglesias se entre y esté y se haga oración humilde y devotamente; adoren todos
al Sanctíssimo sacramento, hincando entrambas rodillas en el suelo; inclinen la
cabeça con reverencia al nombre de nuestro Señor Iesu Christo; ninguno mueva
sedición ni levante alboroto ni haga ruydo; cessen las conversaciones vanas,
deshonestas y prophanas, las risas inmoderadas y otras cosas que puedan perturbar
los divinos officios. No se hagan en las dichas iglesias ni en sus cementerios ferias,
mercados, almonedas, ni concejos ni juntas sobre cosas prophanas. Ninguno se
passee en ella, especialmente mientras se celebra la missa y divinos officios o se
predica la palabra de Dios, ni se siente bueltas las espaldas al sanctíssimo
Sacramento, ni se echen ni arrimen sobre los altares. Y los vicarios, beneficiados,
curas, clérigos, sacristanes, porteros, guardas y ministros de las iglesias de nuestro
arçobispado procuren evitar y eviten todo lo suodicho, amonestando a los que
excedieren y denunciándolo, si fuere necessario, a nuestros juezes, para que lo
eviten, corrijan y castiguen.
220 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
Capítulo 6. Que los hombres no estén entre las mugeres en las iglesias,
processiones y estaciones
[Al margen: Idem] Y por quanto el atrevimiento de muchos a llegado a
prophanar las iglesias, processiones, jubileos y otras estaciones, hablando y
haziendo señas a mugeres y diziendo y cometiendo muchas deshonestidades de que
Dios nuestro Señor se offende gravemente, mandamos, so pena de excomunión
mayor, que en las no anden ni estén los hombres entre las mugeres, ni estén
hablando con ellas quando los divinos officios se dixeren y celebraren, ni les hagan
señas ni digan deshonestidades en las dichas iglesias, processiones y estaciones. Y
nuestros juezes y los vicarios, curas, clérigos y ministros de las dichas iglesias tengan
del cumplimiento desto mucho cuydado, hechando dellas y corrigiendo y
castigando, y procurando sean hechados y corregidos y castigados los que en los
susodicho excedieren y delinquieren; y en especial en la noche de la Natividad del
Señor y en la semana sancta nuestro juez de la iglesia visite nuestra sancta iglesia
cathedral y las demás iglesias desta ciudad que le pareciere, poniendo alguaziles
donde fuera menester y hacha encendidas donde estuviere escuro y uviere mucha
gente y le parecier necessario. Y quando fuere menester, se invoque el auxilio del
braço seglar, el qual están obligados a impartir, particularmentre para el dicho
effecto, los juezes seglares, como se les manda por leyes destos reynos [al marten: L.
I. tit. 2. lib. 1. Recop.].
está de costumbre de dezirse todas las missas canónicas, que se guarde la tal
costumbre y que en las otras iglesias, donde ay dos beneficiados no más, que ellos
sean obligados por sí, o por los capellanes que sirven por ellos, a dezir missa de tercia
o vísperas cantadas cada día de la fiesta o feria que ocurriere, so las penas en las
dichas constituciones contenidas; y donde uviere un beneficiado solo que a lo menos
los domingos o fiestas de guardar diga la missa cantada de la dominica o fiesta que
ocurriere, y tres días de la semana o fiesta que ocurriere, so pena de un real real por
cada domingo o fiesta y de medio real por cada uno de los días de la feria que dexare
de celebrar, la mitad para la fábrica de la iglesia y la otra mitad para el sacristán.
[2] [Al margen: El Cardenal D.Diego Hurtado de Mendoça y el Cardenal don
Rodrigo de Castro] Iten, lo que assí pierden los que hizieren las dichas faltas, mandamos
que no se lo puedan redimir los interesentes que lo ganaron, salvo por vero patitur.Y
si lo remitieren, queden obligados in utroque foro los a quien se remitieron a darlo a
la fábricade aquella iglesia. Otrosí, las penas, que por razón de las faltas se aplican a la
fábrica, tenga cargo de las apuntar el apuntador de cada iglesia y notificarlo al
mayordomo para que las cobre, y nuestro visitador quando visitare reciba la cuenta de
las dichas faltas y haga cargo dellas a los mayordomos de las iglesias.
Capítulo 3. Que los que no se hallaren presentes a los entierros y otras fiestas
no lleven obvenciones, ni en esto pueda aver remisión alguna
[Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] Los curas beneficiados y
servidores de beneficios, que no se hallaren presentes y interesentes a los entierros,
no lleven ni se les dé parte alguna de las obvenciones y derecho, que se llevan por
los dichos entierros, sino fuere estando enfermos o legítimamente impedidos en el
verdadero ser vicios de la iglesia en aquel mesmo tiempo. Y lo mesmo se entienda
con los que no se hallaren presentes y interesente en las memorias, vigilias,
remembranças y fiestas, en lo qual no pueda aver pacto, convención ni remissión de
parte de los interesentes que lo ganaron.Y si la uviere, queden obligados in utroque
foro los que lo recibieron a darlo a la fábrica de aquella iglesia, según se a dicho en
el capítulo precedente, demás de que los unos y los otros serán castigados conforme
a la culpa. Y para que lo susodicho aya más cumplido effecto, el apuntador de la
iglesia tenga cuydado de apuntar a los que faltaren. Y assí mismo mandanmos que
las velas que se les repartieren a los que se hallaren en los tales entierros las lleven
encendidas, assí los dichos curas beneficiados y servidores como los demás clérigos
combinados, los quales demás clérigos combinados assitan como los demás a todo
el officio, conforme a lo estatuydo por el señor arçobispo don Christóval de Rojas,
nuestro predecessor de buena memoria, y so las penas por él impuestas.
Capítulo 4. Que los que sirven capellanías assistan las fiestas a los officios divinos
[Al margen: El Cardenal D. Diego Hurtado de Mendoça y el Cardenal don
Rodrigo de Castro] Los capellanes que tienen y sirven capellanías en qualesquiera
iglesias de nuestro arçobispado estén presentes con sus sobrepellizes a los officos en
los domingos y en las fiestas, assí a las primeras vísperas como a tercia y a missa
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 223
mayory a las segundas vísperas, y officien y canten las dichas vísperas, tercia y missa
mayor juntamente con los otros clérigos, so pena de un real por cada vez que faltare,
las tres partes para la fábrica de la iglesia donde se hizo la falta y la quarta parte para
el apuntador. El qual al fin de cada mes dé noticia de las faltas al mayordomo, para
que cobre las penas y el visitador se las castigue, como se a mandado arriba.
Capítulo 8. Que los divinos officios se digan a sus horas sin guardar a nadie.
[Al margen: El Cardenal don Rogrigo de Castro] Ningún sacerdote después de
dicha la confessión general dexe de proseguir la missa por causa de aguardar a
alguna persona de qualquier dignidad o preheminencia que sea, so pena de
excomunión mayor. Y, so la misma pena, mandamos que la missa mayor y las
vísperas y los otros divinos officios se digan a sus horas, y el sermón, quando lo
uviere, se predique acabado el evangelio y no se aguarde a nadie por algún respecto.
Capítulo 9. Que el Credo, Gloria, Prefacio y Paternoster se cante todo a viva voz
[Al margen: El Cardenal D. Diego Hurtado de Mendoça y el Cardenal don Rodrigo
de Castro] Por quanto en el segundo symbolo de la fe, que comúnmente llaman el
Credo, que se cante en la missa mayor los domingos y fiestas ordenadas por la
sancta madre iglesia, explícitamente se confiessa por todos los fieles la fe universal
de toda la iglesia militante, assí como cada particular christiano es obligado a la
confessar, y en algunas iglesias de nuestro arçobispado lo dexan tañer a los órganos
y otros instrumentos y no lo cantan, mandamos que de aquí adelante se cante el
dicho symbolo todo en viva voz. Y quando uviere sermón, aguarden a cantarlo
después de acabado el sermón y no antes. Y la gloria y el Prefacio y Pater noster se
canten también en viva voz, como de a dicho del Credo.
Capítulo 10. Que ningún pobre pueda pedir dentro de las iglesias mientras se
celebran los divinos officios
[Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] Muy decente cosa es que en el
celebrar, dezir y oyr de los divinos officios aya toda quietud y sosiego y no se
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 225
Capítulo 11. Que los legos no entren en el choro, excepto los aquí contenidos
[Al margen: Idem] En nuestra sancta iglesia metropolitana avemos dado
orden acerca del entrar y assentarse los legos en el choro y en las demás iglesias de
nuestro arçobispado, mandamos que ningún lego, sino fuere cantor o ministro de la
iglesia, entre ni esté en el choro mientras se dizen los divinos officios, exceptos los
señores de título y los oydores de los consejos y audiencias reales de su magestad y
los comendadores de las órdenes militares. Otrosí, estén los hombres apartados de
las mugeres en las iglesias, y los legos no entren en las sacristías quando los
sacerdotes se están vistiendo, ni suban a la peaña del altar entretanto que los
sacerdotes dizen missa, sino fuere ministrándoles en la sacristía o altar, y los vicarios,
curas y clérigos se lo prohiban assí.
abusos y supersticiones que en esto tuvieren. Y los que contra esto se hallaren aver
delinquido sean castigados con rigor.
Capítulo 13. De las missas de aguinaldo y que no se predique antes del día
[1] [Al margen: Idem] Por obviar los abusos y inconvenientes que ay en el
dezir de las missas que llaman de aguinaldo, que se dizen algunos días antes de
Navidad, mandamos que de aquí adelante no se digan las dichas missas antes que
sea de día claro, ni se abran las puertas de las iglesias en aquellos días hasta
entonces, so pena de quinientos maravedís al que dixere missa y otros quinientos a
la persona a cuyo cargo es abrir y cerrar las dichas puertas por cada vez que
contravinieren.Y lo mismo mandamos se guarde en todos los monesterios.
[2] Y porque hemos sabido que en muchas iglesias de nuestro arçobispado la
noche de Navidad, entre tanto que se dizen los divinos officios, muchas personas se
juntan en ellas y cantan cantares prophanos y hazen otras cosas de irreverencia,
prohibimos que de aquí adelante no se haga lo susodicho y mandamos a los curas
procuren evitarlo y avisen a los vicarios de los excessos que uviere, para que se
corrijan y castiguen.
[3] Otrosí mandamos que no se prediquen de noche, ni antes que sea de día,
sermones algunos, aunque sean los de passión y resurrectión, so pena de excomunión
mayor al que lo predicare y a los vicarios y curas que lo consintieren, demás de que los
unos y los otros serán castigados gravemente arbitrio de nuestros juezes.
Capítulo 15. Que los clérigos exerciten los ministerios de sus órdenes y
celebren y comulguen como aquí se les manda
[Al margen: Idem. Trid. ses. 22. Ca. 11. 13. 14. 17] Santa y justamente el sancto
concilio universal de Trento mandó a los obispos tuviessen cuydado que los
prebíteros celebren todos los domingos y fiestas solemnes, y los que tienen cura de
ánimas tan frequentemente que satisfagan a su officio, y que los diáconos y
subdiáconos comulguen los dichos domingos y fiestas solemnes, y los de menores
órdenes más a menudo que antes que las recibiessen, y anssí mismo que cada uno
dellos exercite el ministerio de sus órdenes. Por tanto, amonestamos a todos los
dichos clérigos, que son y fueren de aquí adelante, lo guarden y cumplan, y
mandamos a nuestros vicarios, y adonde no los uviere a los curas más antiguos,
tengan matrícula de los tales clérigos y nos embíen relación, para los que se uvieren
de ordenar, cómo lo an cumplido y si a exercitado cada uno el ministerio de sus
órdenes en sus parrochias, diziendo el diácono el evangelio y el subdiácono la
epístola y haziendo el hostiario, exorcista, acólito, lector y psalmista sus oficios. [al
margen: De his. 2. Isidorus Hispalen. in epístola ad Ludifredum et habetur transumptive,
in cap. Per lectis. 25 distin.] Otrosí, mandamos que el iueves de la Cena del Señor
todos los clérigos de prima tonsura, menores órdenes, subdiáconos y diáconos de
cada una iglesia de nuestro arçobispado, y los sacerdotes, que no celebraren aquel
día, reciban la sancta comunión en la missa mayor de mano del preste que celebra.
Y el que hiziere lo contrario pierda el pie del altar y obvenciones de aquella semana,
si fuere beneficiado, cura o servidor, y no lo siendo pague quatro reales para la
fábrica de aquella iglesia.
Capítulo 17
[Al margen: Idem] Desseando que no se pierda la loable costumbre de rezar,
hincadas las rodillas en el suelo, quando tañen al ave Maria, concedemos a los que
assí la rezaren quarenta días de perdón.
228 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
4 En la edición de 1587 se incluye: “so pena de excomunión mayor”, en lugar de “debaxo de la pena
tributaria que nos pareciere”.
5 La edición de 1587 concluía este número con el siguiente párrafo: “pero permitimos que puedan
tomar la limosna de las que dixeren estando actualmente visitando una iglesia, y no llevar limosnas
de missas de un lugar para dezir en otro, ni de una iglesia para otra”.
6 En la edición de 1591 se incluye : “con que no sea demasiado tarde”.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 231
15. Quando nuestro provisor librare las missas en el colector, ante todas las
cosas comunique con él de las missas que librar y mandar dezir, para que se pueda
cumplir mejor lo que ordenarey se acuda a lo que fuere más necessario.
16. [Al margen: No se den limosnas de missas fuera del arçobispado] No dé en
manera alguna el dicho provisor limosnas de missas para que se digan ni puedan
dezir fuera del arçobispado, ni a persona que tenga su habitación y morada fuera
dél7.
18. [Al margen: Que sean preferidos los clérigos de los lugares y iglesias donde se
an hecho las condenaciones de missas en el distribuyr dellas] A se de tener particular
cuenta que, pudiéndose hazer cómodamente, las missas se digan y hagan dezir en
los lugares donde era la obligación de dezirse, y en las mesmas iglesias. Y ansí se a
de informar el provisor del número de clériggos que ay en la iglesia y lugar donde se
an hecho las condenaciones de las missas; y según la copia de clérigos que en la tal
iglesia uviere y las obligaciones y cargos que tuvieren de missas, mirándolo y
cotejándolo con prudencia, sean preferidos los clérigos del tal lugar o iglesia a los
demás. Lo mesmo se entiende de los religiosos que tuvieren sus casas y conventos
en aquel lugar y parrochia, que ansí mismo an de ser preferidos a los otros
conventos. Y a todos se prefieran los curas, ansí en el dar de las missas como en la
cantidad de las limosnas.Y premitimos que nuestros visitadores puedan dexar de la
colectoría en cada iglesia las missas que se pudieren dezir en un mes.
19. [Al margen: El número de missas que se librará a los clérigos] Las libranças
que se dieren a los clérigos no excedan de cincuenta a sesenta missas de cada vez, y
antes que el colectar les pague, traigan fe del apuntador, donde se les uviere
mandado las digan, de cómo están dichas; y en las dichas libranças se pongan los
nombres de las personas por quien se an de dezir con debe y aver en cada partida.
20. [Al margen: A los religiosos, cómo se les an de dar las missas] No dé nuestro
provisor missas a dezir a ningún religioso particular, sino a los conventos y prelados
dellos, para que se digan conventualmente. Pueda, empero, darlas, quando le
pareciere a religiosos graves y de buena conciencia, percediendo licencia de sus
superiores para poder dezir missas por la persona e intención de quien dio la
limosna y no por la de su prelado o convento. Y traigan los dichos religiosos
certificación de su prelado o sacristán de su monasterio de cómo las an dicho, para
que se dé mandamiento para el colector general les dé las limosnas de las missas que
uvieren dicho por la dicha orden.
21. Puédanse dar a los conventos de una ves trecientas o quatrocientas
missas, más o menos, según el número de missas que uviere para hazerse dezir y el
número de frailes que uviere y su necessidad.
7 Se suprime en la edición de 1591 el número 17, cuyo texto es el siguiente: “17. [Al margen: Que se den
las libranças sobre el colector] Otrosí, no se dé librança ni mandato para que el convento o persona a
quien se manda dar la limosna de las missas cobre, ni pueda cobrar, la dicha limosna de las personas
que están condenadas en las dichas missas, o de las que las deven o son obligados a dezirlas o
hazerlas dezir. Y todos los mandatos o libranças que diere sean sobre el colector general, excepto, si
por juestas causas, le pareciere otra cosa”. Continúa la enumeración pasando del nº 16 al 18.
232 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
22. [Al margen: La discreción que a de aver en el distribuir de las limosnas] Las
limosnas de las missas que vienen a poder del colector son mayores unas que otras,
tenga el provisor cuenta de que en las mayores limosnas sean preferidos los clérigos,
y entre ellos los más pobres, y a todos an de ser preferidos los curas; y entre los
conventos de religiosos los más necessitados, guardando el capítulo décimoquarto
desta instrucctión que prohibe que por las missas no se puedan dar mayores
limosnas de cómo salieren.
23. [Al margen: Del mandamiento que se a de dar para cobrar alcances] Si nuestro
provisor uviere de embiar persona a cobrar algunos alcances de missas, en el
mandamiento se nombre la persona que va a cobrar, el qual dexe en cada lugar el
mandamiento que lleva en poder del que haze la paga con la carta de pago a tergo.
Y assí mismo le tasse el provisor al susodicho antes que salga a cobrar lo que a de
aver de ocupación de cada día en las partes donde se detuviere, y lo que se le a de
dar en cada parte por el camino, repartiendo respectivamente la ocupación de yda y
buelta entre todas las partes donde va a cobrar, de manera que no lleve de cada una
todo por entero, como si fuera a sola ella.
24. [Al margen: Cuenta con el colector] En fin de cada mes a de venir el colector
general a enseñar la cuanta de las missas de aquel mes para que el provisor vea el
número de missas que se an dicho y las que faltan de dezir; y conforme a lo que
hallare provea de suerte que no aya tardança en dezirse las dichas missas.
25. Al fin de cada año se a de hazer cuenta con el dicho colector de todas las
missas que uviere recebido y hecho dezir, conforme a lo arriba dicho; y ansí mismo
de los memoriales, condenaciones y alcances que embían los visitadores y le uviee
entregado nuestro provisor, para que no se oculte nada.
26. Al dicho colector general se darán y pagarán todos los gastos que en
beneficio de la colecturía uviere hecho, lo qual todo se saque por costas de la summa
de todas las missas según lo arriba declarado.
27. [Al margen: Don Christóval de Rojas. Que en cada iglesia aya un colector.
Libros del colector] A de aver en cada iglesia un colector, al qual provea en el dicho
officio el prelado. Terná el dicho colector un libro para que en él y en las primeras
hojas assiente todas las missas de pitançería que a la iglesia ocurrieren, poniendo en
el recibo el día, mes y año en que se reciben y el nombre de la persona que las dio,
y quántas y la cantidad de la limosna y de quién y por quién se an de dezir. Luego
haga tantas divisiones y casillas en la mesma plana, quantas son las dichas missas
que assí recibió, para que, como se fueren diziendo, se ponga en cada repartimiento
el nombre del clérigo que dixo la misa y el día, mes y año en que la dixo y su firma,
de manera que por las casillas que estuvieren en blanco que no estuvieren firmadas
conste las missas que estuvieren por dezir.
28. [Al margen: Testamentos] Iten, en otra parte del dicho libro assiente el
dicho colector todos los nombres de las personas que se enterraren en la tal iglesia,
poniendo estado y condición, día, mes y año. Y si alguno dellos uviere fecho
testamento, ponga en el dicho libro el día mes y año en que hizo el dicho testamento
y ante qué escrivano se otorgó y quien fueron sus herederos y albaceas. Y para esto
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 233
se manda a los curas de la dicha iglesia8, que procuren que se les trayga por fe del
dicho escrivano la cláusula del dicho testamento en que diga todo lo arriba dicho, y
más todos los sufragios y obras pías que el tal difunto mandó por su ánima. [Al
margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] Y, si caso la dicha cláusula del dicho
testamento no se pudiere sacar el día de su entierro por alguna justa causa, deposite
un ducado, o prenda que lo valga, en poder del dicho colector, para que trayendo la
dicha cláusula, se buelva el dicho ducado o prenda; y si dentro de tres días no se
traxere, el colector a costa del dicho ducado caque la dicha cláusula y buélva lo que
sobrare.Y si al cuerpo presente se uvieren de dezir missas, se pongan de la forma y
manera que en el capítulo arriba dicho de la pitançería se contiene, para que conste
de las que se dizen y de las que están por dezir, de modo que vaya cargo y descargo
junto.
29. [Al margen: D. Christóval de Rojas. De las fiestas y memorias de cofradías y
hospitales] Iten, el dicho colector en otra parte del dicho libro assiente las fiestas, las
memorias o otras qualesquier missas que son a cargo de decir cofradías o hospitales,
poniendo los nombres del tal hospital o cofradía y día, mes y año, guardando en las
dichas el proprio orden que está dicho de las casillas en el capítulo de la pitancería.
30. [Al margen: Idem. Fiestas, memorias y missas de la fábrica] Iten, el dicho
colector assiente en otra parte del dicho libro todas las fiestas y memorias y missas
cantadas y rezadas, que la fábrica de la dicha iglesia, donde es colector, es obligado
a dezir, poniendo en cada una la condición y gravamen que tienen conforme a su
institución; y en ellas se guarde el mismo orden que está dicho en el capítulo de la
pitancería9.
33. [Al margen: Idem. Del apuntador] Iten, a de aver en cada iglesia un
apuntador, el qual tenga otro libro en que assiente todas las capellanías que en la
iglesia se sirve, poniendo cada una por sí, hecho un quadrante con su abecedario, y
allí ponga el nombre del instituidor de la dicha capellanía y quántas missas ay de
obligación de decir en ella cada mes y el nombre del capellán que al presente la sirve.
8 En la edición de 1587 se incluía en este lugar el siguiente texto: “no entierren al tal difuncto que
falleciere en su parrochia, sin que primero”, aunque no aparecía “que procuren que se les”.
9 Se suprimen en la edición de 1591 los números 31 y 32, cuyo texto es el siguiente:
“31. [Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro. De los que mueren ab intestato] No es justo que las
personas que murieren sin testamento carezcan de los sacrificios y sufragios que, si murieran con él,
gozaran. Por tanto, mandamos que, si alguno muriere sin testamento, que el colector con el vicario o
presidente y con los herederos abintestato se junten dentro de ocho días y les persuadan a que digan
las missas y sacrificios por su ánima, que de derecho son obligados; y no lo haziendo assí, den aviso
a nos o a nuestro juezes, para que se provea justicia.
32. [Al margen: Los clérigos no reciban limosnas de missas] Ningún clérigo, de qualquier estado
condición que sea, reciba ni cobre, por sí ni por interpósita persona, missa alguna de qualquier
manera que sea, sino fuere de sus capellanías; y si las recibiere, las manifieste al colector proprio de
la parrochia, so pena que, si fuere estragero el tal clérigo que assí recibiere la pitança y no la
manifestare al diccho colector, sea deserrado del dicho arçobispado; y si fuere natural, cayga en pena
de mil maravedís y diez días de cárcel, porque de otra manera podría aver engaño enlas missas que
se an de decir y no avría la cuenta que conviene para el descargo de nuestras conciencias”.
Se continúa, sin embargo, la numeración pasando del 30 al 33.
234 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
34. [Al margen: Cotejen cada mes colector y apuntador los quadrantes] Iten, el
dicho colector de la pitancería y el puntador de la capellanías se juntarán el
postrero día de cada mes y cotejarán los quadrantes de todas las missas que los
dichos capellanes an dicho en el dicho mes; y si hallare algún encuentro de alguna
missa de colecturía y de capellanía que parezca averse dicho en un mesmo día, en
tal caso se reste la missa de la capellanía, por quanto estará firmada la de la
colecturía. Y el capellán diga las missas de su capellanía el día que manda el
fundador della.
35. Iten, el dicho colector no dé ninguna pitança fuera de la dicha iglesia a
ningún clérigo ni a otra persona alguna sin expreso mandato de su perlado, ni dé
limosna de la missa hasta que la aya dicho.
36. Iten, el tal colecor por su trabajo aya y lleve un maravedí de la limosna de
cada missa y otro tanto el apuntador de las capellanías y no lleven salario de las
fábricas.
37. [Al margen: El que sirviere la capellanía lleve la propria limosna que el
capellán] Iten, por quanto se augmenta la limosna de las missas de las capellanías
perpetual, y algunos capellanes no las sirven por sus personas, a cuya causa son
alcançados en muchas missas, y éstas las an de dezir otros clérigos por ellos,
mandamos al clérigo que las tales missas dixere se le dé la propria quantidad de
limosna, que el mismo capellán uviere de aver; y en estas missas sean preferidos los
beneficiados y curas, quiriéndolas dezir.
38. [Al margen: Los capellanes que no assistieren domingos y fiestas no gozen del
aumento] Iten, el capellán perpetuo que no assistiere en el choro con sobrepelliz los
domingos y fiestas de guardar primeras vísperas y tercia y missa mayor y segundas
vísperas no goze del augmento de la limosna que hemos mandado augmentar de
cada missa, sino que a este tal le dé a real y medio la limosna de cada missa de
aquella semana, y lo demás a cumplimiento del augmento acrezca a los presentes
que uvieren assistido en el choro.
39. [Al margen: No se dé missa de colecturía a los clérigos extravagantes que no
sirven las fiestas en el altar y choro] Iten, mandamos que los clérigos extravagantes que
no quisieren assistir al choro o no se quisieren vestir de diácono y subdiácono los
domingos y fiestas de guardar, por el orden que el vicario, y donde no lo uviere el
cura más antiguo, les diere, dando a los que assí se vistieren la limosna
acostumbrada, no se les dé missa de colecturía a los que no guardaren y obedecieren
lo que aquí mandamos.
49. Pero todo lo sobre dicho se entiende salvas las voluntades de los
testadores que dexaren dineros para que se ayan de dezir missas. Las quales
queremos que se cumplan, aunque ayan dispuesto el contrario de lo que arriba se
contiene10.
10 El número 40 no existe en la edición de 1581, sino que es una addenda ordenada por roma para la
edición de 1591.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 235
Capítulo 2
[Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] Guárdese la constitución del
Cardenal don Diego Hurtado de Mendoça, nuestro predecessor, la qual dispone que
los curas quiten el capillejo a la criatura en acabando de baptizar.
Capítulo 6
[Al margen: Idem] Los padre y madres de los niño, o las personas a cuyo cargo
estuvieren, dentro de ocho días que los dichos niños nacieren, los lleven a la iglesia
a baptizar, no aviendo justo impedimento. Y si uvieren sido baptizados en casa, los
lleven a ansí mismo a catechizar dentro de ocho días.
cumplido se su parte lo que sobre esto se les manda, y hallando que an sido
negligentes, traygan dello relación, para que, entendida la qualidad de la negligencia
de los susodichos y los inconvenientes que dello se an seguido, nuestros provisores
los castiguen conforme a la culpa.
Capítulo 8
[Al margen: Idem] Las pilas del baptismo estén cerradas y con buena guarda
y los curas tengan las llaves dellas, y el que no la tuviere cerrada pague un ducado
de pena para la fábrica.
Capítulo 2
[Al margen: Idem] Tengan siempre los curas el Sanctíssimo Sacramento en la
custodia, dos o tres hostias consagradas de forma mayor y otras de forma menor
para comulgar, y esté con la decencia y limpieza que conviene y lo renueve de ocho
a ocho días.
comunión a enfermo alguno, salvo en caso de vera y cierta necessidad. Sobre lo qual
encargamos la conciencia de los dichos curas, ca en los otros casos queremos y
mandamos que esta misma disposión aya lugar y se guarde cerca de baptizar, que a
la hora de la missa mayor no se baptize, salvo en caso de vera y cierta necessidad.
Sobre lo qual encargamos la conciencia del cura de la tal parrochia.
[2] [Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] Lo mismo se a de guardar
en los entierros, que no se hagan mientras se dize la missa mayor.
contra su voluntad. De otra manera, las personas singulares que lo contrario hizieren ipso
facto incurran en la sentencia de excomunión, y si fuere comunidad o concejo, yendo contra
lo susodicho o mandándolo hazer, sea subjeto a ecclesiástico entredicho, allende las penas
del sacrilegio y las otras en derecho establecidas.
órdenes, el qual dicho sacrilegio es mil y ochenta maravedís, demás de la pena que al juez
pareciere que debe aver según el delicto que cometió.
Iten, se a de llevar el dicho sacrilegio al que pone manos en clérigo con corona.
Iten, al que pone manos ayradas en alguna persona dentro de la iglesia.
Iten, sea de llevar el dicho sacrilegio de mil y ochenta maravedís al que entrare en
la iglesia a sacar alguno que está retraydo, o lo saca o quiere sacar por fuerça o contra su
voluntad, esto demás de la pena que al juez pareciere según la pena del delicto.
Iten, se a de llevar el dicho sacrilegio a los que cercan la iglesia estando en ella
persona o personas que ayan cometido maeleficio, y la tienen cercada con armas y evitan
que no se digan los divinos officios.
Iten, se a de llevar el dicho sacrilegio a los que acuchillan o hieren en la iglesia o en
otro lugar sagrado, el qual an de pagar demás de la pena que incurrieren por el tal delicto.
Iten, mandamos que se lleve el susodicho sacrilegio a los que hizieren resistencia a
los mandamientos de nuestros juezesy officiales y al nuestro alguazil mayor y alguaziles de
los mandamientos que por los dichos juezes les fuere mandado executar.
Iten, que al que notoriamente fuere pobre y se hallare que no tiene de qué pagar el
dicho sacrilegio no se le lleve, salvo que el juez execute en él la pena que mereciere por el
delicto que uviere cometido.
Otrosí, mandamos que no se puedan cobrar ni cobren los dichos sacrilegios ni
hazerse avenencias ni igualas con los sacrílegos hasta que por sentencia de nuestros juezes
y officiales sea determinado que las tales personas a quien se llevan los deven pagar.
LIBER QUARTUS
1 La edición de 1587 concluye con el siguiente texto que fue suprimido: “Y el cura o clérigo que sin la dicha
licencia casare a alguno incurra en pena de excomunión mayor ipso ipso, demás de que será castigado a
nuestro arbitrio en otras penas”.
244 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
2 Se ha suprimido del texto de 1587 el siguiente final de capítulo: “Y porque para refrenar la osadía de aquellos
que sin averse velado cohabitan mucho tiempo, es necessario usar de nuevo remedio. Mandamos que de aquí
adelante los que estuvieren desposados se velen y reciban las bendiciones nupciales dentro de seis meses desde
el día que se desposaren, so pena de excomunión mayor y de dos ducados para obras pías a cada uno de los
contrayentes”. En su lugar se añade el último punto.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 245
Capítulo 2. Que, si el que se signare llevare fructos del beneficio del signado,
sean avisados por sospechosos de simonía, assí él como la persona en
quien resignó
[Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] Si alguno después de aver
resignado su beneficio recibe alguna parte de los fructos dél sin autoridad de la
sancta sede apostólica, aunque le sean dados voluntariamente, por el mismo caso
assí el que resignó como aquel en cuyo favor hizo la resignación son avidos por
sospechosos de simonía Y por el consiguiente, mandamos se proceda contra ellos
como contra los tales sospechosos a la punición del dicho delicto conforme por
derecho y motus proprios de summos pontífices. [Al margen: Pius 5. Cons. 9]
Capítulo 4. Que los beneficios y capellanes no hagan pactos con los substitutos
de llevar parte de lo que les pertenece
[Al margen: Idem] Los beneficiados y capellanes perpetuos de nuestro
arçobispado ni de los que dellos tuvieren poder para nombrar servidores y
substitutos en sus beneficios y capellanía no hagan con los assí nombrados pacto ni
concierto alguno de llevarles parte de lo que les prertenece por razón del dicho
servicio, so pena de excomunión mayor latae sententiae.
Capítulo 1. Que los médicos ante todas las cosas amonesten a los enfermos
que curen sus ánimas y que passado el tercer día después de
amonestados no los visiten
[Al margen: Don Diego de Deça y el Cardenal don Rodrigo de Castro] Por
remedio de muchos inconvenientes estableció Innocencio tercero en el concilio
lateranense y despúes lo innovó nuestro sancto padre el Papa Pío V, de felice
recordación, por el motu proprio que los médicos, quando fueren llamados por los
enfermos, antes de tomarles el pulso les amonesten que llamen a los médicos de las
almas, para que después que se aya proveydo a su salud espiritual se procure el
remedio de la corporal y que, no se aviendo los dichos enfermos confessado el
primero o segundo día y no les contestando esto a los dichos médicos, no los visiten
passado el tercero día, si los dichos confessores no les encarga la conciencia. Por
tanto, mandamos a todos los médicos de nuestro arçobispado guarden y cumplan lo
susodicho so las penas de los dichos derechos, y más so pena de excomunión mayor
y de dozientos maravedís para la fábrica de la iglesia donde fueren parrochianos por
cada vez que lo quebrantaren, la qual dicha pena queremos que también obliguen
en el fuero de la conciencia.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 251
Capítulo 2. Que los clérigos de orden sacro y beneficiados puedan elegir confessor con
que sea de los aprobados
[1] [Al margen: Don Diego de Deça] Por constituciones provinciales de nuestra
diócesi y provincia se conceden a todos los clérigos de orden sacro o beneficiados
que puedan elegir confessores que los oyan de penitencia y los puedan absolver de
todos los peccados que nos podríamos absolverles, excepto al que se ordenare por
salto sin licencia de su prelado y el que violare iglesia en qualquier manera y el que
hiziere hechizos o encantamientos y los perjuros en daño al próximo, y del excesso
que se causa poniendo manos violentas en clérigo en qualquier manera que sea, o
en lego dándole bofetadas o sacándole sangre.
[2] [Al margen: Don Christóval de Rojas. Trid. sess. 23. de refor. c. 15.] Y porque
por el sacro concilio tridentino está ordenado que ningún sacerdote secular ni
regular pueda confessar sin ser aprobado y examinado por el ordinario y con su
licencia, y algunos se podrán engañar viendo las dichas constituciones que disponen
generalmente permitiendo a los susodichos se puedan confessar con qualquier
confessor secular o regular, declaramos que las dichas constituciones se entiendan
sólo con los que estuvieren por nos aprobados y tuvieren nuestra licencia, y no por
otro ninguno.
[3] [Al margen: Don Diego de Deça] Otrosí, mandamos que todos los
sacerdotes que celebran sean obligados a notificar a los curas de sus parrochias de
dos en dos meses con qué sacerdotes se confiessan o se reconcilian, porque los
dichos curas puedan dar cuenta dellos; y si no uviere más de un clérigo en el lugar,
sean obligados a lo dezir al cura más cercano.
Capitulo 4. Que a nuingún sacerdote que no aya cumplido hedad de cuarenta años
se dé licencia para confessar mugeres
[Al margen: Idem] En los ministros del sacramento de la penitencia conviene
que la gravedad de los años adorne la authoridad de su officio. Por tanto mandamos
que ningún sacerdote secular ni regular, exceptos los curas, antes de aver cumplido
hedad de quarenta años oyga confessiones de mugeres, y el que hiziere lo contrario
sea suspenso ipso facto del officio de oyr confessiones por el tiempo que nos
pareciere. Dispensaremos, empero, desta prohibición con los sacerdotes de cuya
loable vida y costumbres tuviéremos suficiente testimonio. Y los superiores de las
religiones en las exposiciones que dieren a sus religiosos declaren su edad, y de otra
manera no sean admittidas, ni a los dichos religiosos se dé aprobación y licencia.
Capítulo 6. Que los confessores no pidan ni reciban dinero ni otra cosa alguna en el
acto de la confessión, ni antes ni después della
[Al margen: Idem] Considerando lo mucho que importa que el sancto
sacramento de la penitencia se administre bien y como se debe, assí para que los
penitentes alcancen remissión de sus peccados, como para la enmienda y
reformación de sus vidas y costumbres, cionviene que los que lo administran lo
hagan con toda limpieza y rectitud, atendiendo al examen de las conciencias de los
penitentes, como son obligados, sin tener atención ni respecto a otros intereses
humanos. Y porque somos informado que muchos de los dichos confessores deste
dicho nuestro arçobispado, con poco temor de dios y de sus conciencias y al
respecto que se debe a tan alto sacramento, llevan dineros y otras cosas por
administrar, y no oyen la confessión a los dichos penitentes, ni los examinan con el
reposo y sosiego que se requiere, antes por tener más tiempo de confessar a otros
y llevar el interesse temporal que dellos esperan, procuran despacharlos con
brevedad, de modo que ni los dichos penitentes tienen tiempo ni lugar de acusarse
de sus culpas, ni los confessores de oyrlos ni examinarlos; y assí mismo les suelen
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 253
imponer penitencias de hazer dezir missas sólo para effecto de encargarse ellos de
dezirlas, y les piden el dinero de la limosna dellas ; y allende desto, si el penitente
tiene necessidad de dispensarse en algún caso, reciben los dichos confessores el
dinero para la expedición, encargándose del despacho della. Por ende, por obviar a
los dichos inconvenientes, mandamos, en virtud de la sancta obediencia y so pena
de excomunión, a todos los dichos confessores, y a cada uno dellos, que de aquí
adelante no pidan ni reciban de los dichos penitentes dineros ni cosa alguna,
aunque voluntaria y espontáneamente se lo den, lo qual se entiende en el mismo
acto de la confessión, antes y después. Y so la dicha pena ansí mismo mandamos
que la limosna de las missas, que se uvieren de hazer dezir, acudan los dichos
confessores con ella a los collectores de las parrochias adonde confessaren, para
que se digan por collecturía, conforme a lo que está ordenado, y no se encarguen
de traer las tales dispensaciones, sino que las remitan a otras personas que suelen
tener plática de semejantes despachos, excepto en los casos que conviene se
obtengan con secreto.Y porque las restituciones, que los penitentes están obligados
a hazer, conviene se executen, de manera que ellos entiendan que quedan
descargados de aquesta obligación, exortamos y encargamos a los dichos
confessores que, quando alguno de los dichos penitentes les dieren y entregaren lo
que assí están obligados a restituyr, hagan la diligencia de manera que al penitente
le conste averse hecho la dicha restitución con effecto, trayéndole cédula o otros
recaudos bastantes para ello. Lo qual todo mandamos que assí se guarde y cumpla
según y como lo susodicho se contiene, con apercibimiento que lo contrario
haziendo, fuera de que sean suspendidos los dichos confessores del officio, serán
castigados con rigor.
Capítulo 10. Que los edictos generales se publiquen dos vezes en el año
[1] [Al margen: Idem] Mandamos que los edictos generales contra los que
confiessan y comulgan, como dicho es, y los que están en peccados públicos se den y
publiquen dos vezes en el año. La una, el primero domingo de quaresma, y entonces se
publicará el edicto general con el mandamiento a los curas. Y la otra, el primero domingo
de octubre, en el qual se publicará sólo el edicto general. Y los dichos edictos y
mandamientos se an de dar en la forma siguiente.
[3] Haréis lista de todos los clérigos que ay en vuestras iglesias y viven en vuestras
parrochias con relación de cómo se llaman, de dónde son naturales, qué edad tienen, qué
grado, de bachiller, licenciado o doctor, y en qué facultad y por qué universidad y en qué
officio, servicio o beneficio sirven, y embiarlas heys ante mí.
[4] Iten, veréys las licencias que tienen los clérigos transferidos, y no siendo mías,
les apercebid que dentro de treynta días después de la publicación desta carta las refrenden
de mí o de quienes tuviere poder para ello, con apercibimiento que no mostrando fecha esta
diligencia no les valgan, ni consintáis usar dellas, por quanto a los que no las refrendaren
según dicho es desde agora para entonces las suspendo.
[5] Otrosí, embiaréis ante mí relación de los clérigos que ay en vuestras parrochias,
de cuyas costumbres y opinión tuviéredes crédito que se les puede enconmendar la
administración del sacramento de la penitencia, para que, vista vuestra relación y la
suficiencia, proveamos lo que convenga al servicio de nuestro Señor.Y no admitiréis cédulas
de confessiones de ningún confessor sacerdote que no fuere de los que ante nos fueren
expuestosagora, sean clérigos o religiosos; por quanto los que no tuvieren licencia de su
señoría reverendíssima o mía y de los que an sido en nuestro tiempo, por la presente los
declaro por insuficiente para administrar el sacramento de la penitencia y les suspendo la
administración dél.
[6] Otrosí, embiaréis ante mí relación de los curas y servidores de los beneficios que
ay en cada iglesia, y cuyo es el beneficio que cada uno sirve y con cuya licencia y en qué
día fue dada, y si ay alguna capellanía o beneficio que no se sirva.
[7] Iten, embiaréis ante mí relación de las capellanías que ay en vuestras iglesias y
si están coladas o no, quién son patronos o a cuyo cargo está el cumplimiento del gravamen
dellas, y si ay alguna que estén vacas o no, y daréis relación de las obras pías, si se cantan
o son cumplidas.
[8] Iten, el padrón que estáis obligado a hazer de las personas de confessión que ay
en cada parrochia, conforme a la constitución, lo embiaréis ante mí sacado en limpio para
la dominica segunda de quaresma deste presente año, y traeréis sacado en limpio en las
márgenes el número de las casas que ay en cada parrochia por su parte, y el número de
vezinos por la suya, y el número de personas que ay de confessión por la suya, y el número
de personas que aún no tienen edad para confessar por la suya, y el número y nombre de
las personas que están descomulgados o casados en grado prohibido sin dispensación
apostólica, o se an casado clandestinamente, o están amancebados, o en pecados públicos,
sumando en el fin en limpio cada uno de los números sobredichos, quedando en vuestro
poder otra copia semejante a la que embiáredes, para que conste lo que cada uno de vos
tiene a su cargo.
[9] Iten, haréis leer la carta general, como se tiene de costumbre, desde el domingo
primero de quaresma hasta el de ramos, y amonestaréis a todos vuestro parrochianos y
feligreses que no supieren la doctrina christiana que la aprendan, y enseñarlaeis y
hazerlaeis enseñar cada día según que está proveído, compeliéndoles que la vengan a
aprender,y a los padres y señores de los tales que los embíen y dexen yr a aprenderla.
[10] Iten, amonestaréis a vuestros parrochianos y feligreses que todos se
confiessen y vengan a confessar en esta sancta quaresma por la orden que se
256 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
como en todas las otras iglesias parrochiales desta ciudad y de todo este nuestro
arçobispado, se ponga una tabla en lugar público donde todos la puedan ver y leer, en la
qual se escrivan todos los nombres de los parrochianos que en la tal parrochia estuvieren
denunciados por excomulgados, y a cuya instancia y por cuyo mandado. Y mandamos al
que fuere semanero, so pena de excomunión y de quatro reales para obras pías, que todos
los domingos y fiestas de guardar a la missa mayor al tiempo del offertorio los denuncie por
la dicha tabla por descomulgados a voz alta e inteligible, porque el pueblo los conozca por
tales y se aparte y evite su conversación, y ellos con mayor diligencia busquen el remedio
de la absolución. Y por quanto algunos descomulgados, quando se ven denunciar, se van a
la missa y officios a otras partes, mandamos a los curas que notifiquen unos a otros, y a los
priores y guardianes de los monasterios, donde cómodamente se pudiere hazer, los que ansí
están descomulgados, porque sean evitados en todo lugar.
[2] [Al margen: El Cardenal D. Diego Hurtado de Mendoça] Iten, cerca deste
caso ordenamos y mandamos que, quando uno fuere absuelto con reincidencia, escrivan en
la dicha tabla hasta qué día en la tal reincidencia, y ansí mismo lo notifiquen al pueblo,
porque puedan libremente participar con el tal absuelto durante la reincidencia; y si
bolviere a reincidir que lo buelvan a denunciar como de primero, hasta que del todo aya el
dicho beneficio de la absolución.
que con ánimo endurecidos metidos en el lazo de las censuras ensordecieren en ellas por un
año, se pueda proceder como contra sospechosos de heregía, conforme a derecho y lo
decretado por el sacro concilio tridentino. [Al margen: Trid. sess. 21. de ref. cap. 3.]
Capítulo 5. Que declara no estar descomulgados los que comen leche y huevos
en los días prohibidos
[Al margen: D. Christóval de Rojas] Porque tenemos noticia que en nuestro
arçobispado tenían entendido algunas personas que estavan descomulgados los que comían
queso, leche y huevos en tiempo prohibido, declaramos que no ay tal excomunión, y assí los
confessores los pueden absolver del peccado que an cometido en comerlo sin particular
licencia nuestra, y advertimos a nuestros vicarios y curas que para lo comer no puedan dar
licencia.
1. [Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro. Trid. sess. 24. de ref. cap. 3.]
Obligados son los prelados, conforme a derecho y a lo dispuesto por el sansto concilio
tridentino, a visitar cada un año su diócesi por sí mismos, o estando legítimamente
impedidos por sus vicarios generales o visitadores, y assí las personas que por nuestra
comissión fueren a visitar atiendan a que llevan nuestro cargo y cuidado pastoral, y
procuren el fin a que se endereçan todas las visitas [al margen: El fin de las visitas], que
es plantar y enseñar sana y cathólica doctrina, quitar y desarraigar la que no lo fuere,
amparar y defender las virtudes, corregir los vicios, inclinar y persuadir al pueblo a
religión, paz y sanctidad, y ordenar y disponer todas las demás cosas al provecho de las
ánimas con mucha prudencia, conforme al lugar, tiempo y ocasión.Y aunque en negocio tan
general no se puede dar regla que comprenda todos los casos que puedan suceder, hemos
ordenado una instrucción para los que son más ordinarios, la qual guardaremos nos
quando por nuestra persona vistaremos, y mandamos a nuestros visitadores la guarden
como en ella se contiene, remitiéndonos en lo demás a su prudencia y rectitud.
2. Aviendo llegado nuestros visitadores al lugar y parrochia que uvieren de visitar,
vayan a la iglesia donde estará toda la gente prevenida esperándoles; y hecha la oración,
propornan al pueblo la palabra de Dios, haziéndole conforme a la capacidad y necessidad
de los oyentes una provechosa y breve plática del fin de la visita, que es desarraigar los
vicios y plantar las virtudes; y lo que para esto importa quitar los escándalos y mal
exemplo, y harán leer la carta de peccados públicos, y persuadiránles la obligación que
tienen de denunciarlos.
3. Hecho esto, visiten el sanctissimo sacramento de la forma acostumbrada, mirando
si está con la custodia y decencia que conviene, si ay hostias consagradas de forma mayor
y forma menor, conforme a la constitución deste arçobispado, si se renuevan de ocho a ocho
días, si la custodia es de plata, si tiene el cura la llave del tabernáculo, y cuidado con la
guarda della.
4. Y luego visitarán la pila bautismal, y verán si está limpia y sana, en lugar claro
y decente, con cubierta de madera, cerrada con llave.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 265
5. Iten, visitarán los sanctos óleos y chrisma, informándose si, passado el iuves
sancto, se usa del óleo o chrisma del año antes, contra la constitución. Verán las olieras y
chrismeras, si están limpias y sanas y si son de plata. Si están limpios y con decencia los
sagrarios y lugares adonde an de estar los dichos sanctos óleos, y si se cierran con llave y
el cura la tiene guardada.
6. Iten, sabrán si ay los libros de baptizados, confirmados y cassados y los demás que
mandan las constituciones deste arçobispado, los quales verán si están con buena orden, y
si en ellos se guardan lo que las dichas constituciones disponen.
7. [Al margen: Limpieza de los altares y ornamentos] Verán ansí mismo si los
altares están compuestos con la limpieza y decencia que conviene, y si las aras están sanas
o quebradas, y si son harto grandes, de manera que pueda caber en ellas la hostia y el cáliz;
y si las palias y corporales están limpios, y los lavan cada quinze días y los purificadores
de ocho a ocho días; si se mudan los manteles de los altares al menos cada mes.Y mandarán
al sacristán que tenga cuenta quando algún clérigo manchare los corporales, para que se
compren otros a su costa.Y en todo lo demás tocante al culto divino mirarán si ay algunos
defectos, para que se corrijan y castiguen los culpados.
8. Visiten las sacristías, ornamentos, plata y demás cosas de la iglesia, mirándolo por
el inventario, y si todo está limpio y bien tratado, y se tiene cuidado de tenerse siempre assí.
Y lo que faltare del dicho inventario lo harán pagar a las personas a cuyo cargo estava, las
quales assí mismo reprehendan y castiguen las faltas que en el asseo de todo ello ayan hecho.
9. Visitarán el cuerpo de la iglesia, capillas y retablos; y hallando algunas imágenes
muy antiguas y deformes, provean lo que más convenga, quitándolas de allí lo más secreto
y con menos escándalos que ser pueda, y dando aviso al provisor para que que se pongan
otras convenientes.
10. [Al margen: Inventario de los bienes nuevos] Si no hallaren hecho inventario
de la plata, ornamentos y demás cosas y bienes muebles de la iglesia, o el que hallaren fuere
antiguo, lo hagan de nuevo, poniendo en él muy específicamente todas las dichas cosas y
bienes muebles, cada una por sí aparte, con señas muy particulares, y en qué estado están,
si son nuevas o viejas. El qual dicho inventario firmarán el visitador y notario, y si pondrá
en el archivo con las otras escripturas de la iglesia; y en el libro de visita dé fe el notario
cómo se hizo. Y quando se hiziere el dicho inventario, o se renovare el antiguo, provean se
hallen presentes los clérigos de la iglesia, y legos que tuvieren noticia de las cosas della, para
que no se pueda encubrir nada.
11. [Al margen: No posen en casa de los clérigos ni mayordomos de las
iglesias] Han los visitadores de procurar la libertad de su officio para que los seglares no
digan que por particular respecto dexan de corregir los clérigos.Y por tanto mandamos que
no se acompañen de los clérigos que no uvieren visitado, si no fuere yendo y viniendo a la
iglesia, ni possen en casa de clérigos algunos, ni de los mayordomos de las fábricas de las
iglesias, ni coman a su costa, ni de las dichas fábricas, ni permitan que sus notarios de
visita o sus criados lo hagan, sino que requieran a las justicias y regidores les señalen
possada conveniente, y siendo en esto rebeldes procederán contra ellos.
12. No lleven ellos ni sus notarios más derechos de los que están señalados por el
aranzel y constituciones de nuestro arçobispado; y en el libro de la visita al fin della
266 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
assientan lo que llevaren de cada iglesia, poniendo los derechos suyos y del notario, y
quántos días estuvieron, y lo que cuentan por cada día, y al pie lo firme el visitador.
13. No visiten en un día más de una iglesia parrochial, y si más visitaren no puedan
llevar ni lleven más de una procuración, y en cada lugar se detengan lo necesario y no más
ni menos.
14. [Al margen: Notarios de visita] Nagan la visita ante los notarios que para ello
por nos fueren nombrados, y no ante otros; los quales juren al tiempo que fueren recibidos
que usarán bien su officio y guardarán secreto de las cosas de la visita, especialmente en las
informaciones sobre delictos por lo menos hasta que se deduzgan en juizio, o por el tiempo
que el visitador se lo encargare; el qual dicho juramento hagan los notarios ante nuestro
provisor, y quede assentado y firmado. Y los dichos visitadores no puedan llevar ni lleven
parte de los derechos a los dichos notarios, porque castigaremos este excesso con mucho
rigor.
15. [Al margen: Del libro de memoria que an de tener los visitadores y lo que
an de assentar en él] Cada uno de los dichos visitadores a de tener un libro de memoria
aparte para las resultas y cosas de que nos an de avisar. Éste a de guardar con recato, sin
fiarlo de nadie. En él traerá las cosas substanciales de su visita, el día, mes y año que
entrare en el lugar, y quándo comiença la visita de cada iglesia y quándo la acaba, los días
que se detuvo y los derechos que llevó él y su notario.
16. Iten, assentará la disposición del pueblo, los vecinos de cada lugar y parrochia y
de qué qualidad son, la disposición y architectura de la iglesia, si es de tapia de tierra o de
cantería, y las naves, capillas y retablos que tiene, y otras particularidades de que pareciere
devemos ser avisados.
17. Iten, assentarán en el dicho libro los beneficios, pontificales, prestameras,
préstamos, capellanías, memorias y patronazgos que ay en cada iglesia, quánto valen cada
año en común estimación, quién los possee y con qué título; si ay algunos con obligación de
residencia personal, especialmente capellanías, si residen los que son obligados, quánto
tiempo an faltado, si les an secrestado los fructos por las ausencias; los que pueden servir
por otros sus beneficios y capellanías, quién sirve por ellos, quánto tiempo a faltado el
servicio; si los beneficiados, servidores y capellanes en celebrar los divinos oficios y asistir
a ellos guardan nuestras constituciones, y los que suelen hazer faltas; las dichas capellanías
si son colativas, y las que son de patronazgo de legos, y quién son los patrones, y si están
bien dotadas, quién las dotó, y con qué cargo, y si se cumple la voluntad de los fundadores,
y cómo se a proveído de remedio adonde avía falta.
18. Iten, assentarán las rentas que tienen las fábricas de todas las iglesias,
hospitales, hermitas y lugares píos que visitaren, y en qué consisten y quánto valen a justa
y común estimación; qué alcance se hizo contra cada uno de los mayordomos. Assienten las
mandas y legatos y donaciones que se uvieren hecho a las iglesias, los encargos de las
fábricas, las obras que tienen començadas, la qualidad dellas, si se prosiguen o no;
dexándose de proseguir, si es por falta de los mayordomos, o por no tener hazienda la
iglesia, o por falta de los maestros a cuyo cargo están, trayéndonos particular relación de lo
que en esto hazen falta. Assienten los empréstidos que se hizieron unas iglesias a otras, y
con que autoridad, y la razón que se uno para ello.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 267
19. Iten, assentará en el dicho libro los monasterios, hospitales y cofradías que
uviere en cada parrochia, y las hermitas y otros lugares píos; qué número de religiosos y
qué renta tienen los dichos monasterios; si los dichos religiosos viven bien y exemplarmente
conforme a su estado regular, y lo mismo las religiosas; la hospitalidad que se haze en los
hospitales; los demás lugares píos, cómo se gastan sus rentas, si se cumplen las voluntades
y disposiciones de los que los fundaron y encargos que en ellos dexaron; si ay beaterios, las
beatas que tienen, si ante quién y cómno an professado, qué regla y manera de vivir tienen,
si guardan clausura, si viven de limosnas.
20. Traerán assí mismo por memoria en el dicho libro los clérigos que ay en cada
lugar y parrochia, el nombre y edad de cada uno, por quién fue ordenado, qué renta possee,
la qualidad de su persona, si es graduado, y en qué facultad, qué suficiencia tiene, sus
costumbres y fama según la relación que hallare, si es continente, si de buen exemplo, si a
avido contra él acusaciones o denunciaciones con la qualidad del delicto, y si a reincido o
no. Particularmente assentará los curas de cada iglesia y que administran los sacramentos,
con qué licencia los administran, si satisfazen a las obligaciones de su officio y guardan
nuestras constituciones; y en todo lo susodicho y en las demás cosas en que uviere
necessidad de remedio provean los dichos visitadores como más convenga. Y últimamente
asienten en el dicho libro lo que assí proveyeren, y los mandatos que dexaren en cada iglesia
y lugar pío, y todas las demás cosas de que les parezca devemos ser avisados.
21. Iten, los dichos vicarios juntarán los clérigos de cada lugar o parrochia, y a solas
sin admitir a otro nadie, les hará una plática de la obligación que tienen particular de vivir
bien y honestamente y dar buen exemplo al pueblo, reprehendiéndolos en común, y si algo
resultare en particular, con la prudencia y zelo que deven.
22. Iten an de inquirir con diligencia la suficiencia de los clérigos de cada lugar, y
en particular si celebran missa y guardan las ceremonias según el misal romano; y a los
que estuvieren faltos en ellas los corrijan, señalándoles tiempo dentro del qual se instruyan,
usando para esto de los remedios convenientes; y quando hallaren en alguno notable falta
nos avisen dello, suspendiéndole si fuere necessario hasta que parezca ante nos.
23. [Al margen: De los que denuncian peccados públicos] En los que vinieren a
denunciar los delictos y peccados públicos consideren y miren nuestros visitadores con
mucha prudencia la qualidad de sus personas, y otras circunstancias de que se pueda
colegir el ánimo y zelo con que vienen, para que desta manera ni se dé lugar a calumnias,
ni los tales delictos y peccados queden sin correción y castigo. Y assí como an de procurar
que los dichos peccados y delictos sean corregidos y castigados, assí an de evitar que sin
culpa nadie quede disfamado, o lo que es oculto se haga público, y en todo procurarán se
guarde el secreto, llamando con el mesmo y preguntando a los testigos; y quando tuvieren
necessidad de informarse de alguna muger o tomarse su dicho, sea en la iglesia y no en otra
parte, lo más oculto y con menor escándalo que ser pueda.
24. Demás de las denunciaciones particulares que se hizieren, se informará el
visitador de las personas que le pareciere son de buen zelo cerca de los peccados públicos,
assí de clérigos como de legos, preguntando en común sin particularizar ni nombrar a nadie
de los clérigos, si son recogidos, honestos, de buen exemplo y fama, o lo contrario; si las
iglesias se sirven como conviene, o ay alguna falta en esto; y si le pareciere la justicia ser
bien intencionada, della se podrá informar si ay clérigos distraídos, si andan de noche, si
268 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
son escandalosos, o en ellos ay alguna falta digna de remedio. De los legos pregunten si ay
algunos que estén en peccados públicos, como se contiene en las cartas generales que cada
un año se publican.
25. [Al margen: Remita el visitador los processos de peccados públicos] En los
delictos y peccados públicos de que resultare infamia, contra el delinquente, hecha
información de officio, remitan los processos a nuestro provisor, conforme a las comisiones
que les mandamos dar, y se las envíen dentro de quinze días después de acabada la
información. En estos casos a de procurar el visitador que los testigos se examinen en su
presencia, y hagan escribir al notario enteramente lo que dize el testigo, assí lo que carga al
reo como lo que es en descargo suyo, procurando averiguar la verdad por todas las vías que
pudiere. Y en los otros delictos de que no uviere infamia, y en que no se deva proceder por
tela de justicia contra el culpado, lo amoneste, reprehenda y corrija con mucha prudencia y
secreto; lo qual assiente en su libro de memoria, y haga que el tal amonestado y corregido
lo firme, para que no se emendando sea castigado conforme a su culpa.
26. Assienten en el dicho libro de memoria todas las informaciones que an hecho en
la visita assí de clérigos como de legos, y nos envíen otra antes que se vengan, para que nos
informemos cómo se an castigado los delictos, y los processos no se puedan ocultar.
27. Sepan si los clérigos guardan decencia y honestidad en su ábito, y los curas si
hazen conferencias; y los de mayores y menores órdenes y tonsura si confiesan y comulgan
y exercitan sus órdenes como se dispone por nuestras constituciones; y si guardan las dichas
constituciones en todo lo demás, y corrijan y castiguen a los culpados. Iten, qué clérigos
tienen beneficios o capellanías incompatibles, y lo assienten en su libro de memoria.
28. [Al margen: No se haga registro de las cuentas de visita] En los libros de
visita deste nuestro arçobispado hemos visto desorden por estender mucho los notarios la
escriptura, de donde resulta confusión en las visitas y mucho gasto en las fábricas. Para el
remedio desto se guardará lo siguiente: Que los notarios de las visitas no hagan protocolo
ni registro de las cuentas ni otras cosas del libro de visita, ni guarden más de lo que en el
dicho libro quedare, ni lleven derechos de otra escriptura más de la que en él se haze, so
pena de diez ducados y suspensión de officio al visitador que lo consintiere y al notario que
lo hiziere.
29. Las planas de la visita tengan cuidado los visitadores de hazer que lleven los
ringlones que las leyes reales disponen, que son treinta, y los ringlones y las partes, que son
diez.
30. [Al margen: El orden que se guardará para escusar escriptura larga en los
libros de visita] El escusar escriptura larga en los dichos libros de visita queda a la buena
orden que los visitadores tendrán en ello, porque no se pueden dar instructiones para todo,
pero en particular se observe la orden que se sigue.
31. Las cabeças y principios de visita, las sentencias, condenaciones y alcances dellas
tienen palabras multiplicadas y superfluas, podránse abreviar destas manera: Cabeça de
visita, en el lugar de tal, a tantos de tal mes y de tal año, fulano visitador por N. visitó la
iglesia de tal invocación por ante mí N. notario de la visita en la forma siguiente. Visitó el
sanctíssimo sacramento de la Eucaristía, pila baptismal, sanctos óleos, y los altares, aras,
retablos de la dicha iglesia, y hallólo todo con la decencia, limpieza y custodia necessaria.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 269
Otrosí, visitó los libros de baptizados, confirmados, casados, difunctos, etc. Y esta orden
guardará en todo lo demás. Y quando uviere falta, dezir que se pondrá remedio en la
prosecución de la visita, en tal y tal cosa que se a hallado con tal descuydo, y lo que fuere
se castigará y remediará.
32. En las partidas de las cuentas, assí de cargo como de descargo, se ponen
muchas palabras impertinentes. Pues en la cabeça de la cuenta se dize a quién se
toma, no se a de poner en cada partida. Iten, se descarga al dicho fulano,
mayordomo del dicho año, y otras palabras escusadas, sino lo necessario. Hemos
visto plana y media y más en una sola partida de subsidio, aviendo de dezir de
subsidio o escusado o de subsidio y escusado de dos pagas deste año tantas mil
maravedís por carta de pago de fulano, fecha de tantos.Y la mesma forma se tenga
en las demás partidas donde fuere necessaria carta de pago, y donde no se diga
más, sino de tal cosa tanto.
33. En el cargar de los censos y rentas menudas se guarda mal orden y se
multiplican muchas partidas, y con ellas muchas hojas pudiéndose escusar.
Supuesto que cada iglesia tiene su libro de inventario de su hazienda, de donde está
escripto cada censo por sí, quién lo paga, sobre qué possessión o casa, en qué
parrochia, qué límites tiene, y donde faltare se a de hazer, según se manda por
nuestra constitución; sumarse a en el dicho libro de la hazienda lo que montan todos
los censos y rentas juntos, y aquella suma se a de passar al cargo del libro de la visita,
diziendo, tantas mil maravedís que montan tantos censos que la fábrica de la tal
iglesia tiene en cada un año, las personas que los pagan, los plazos y sobre qué
possessiones están impuestos, se hallará en el libro de la hazienda e inventario de la
dicha iglesia. Con esto se escusan muchas hojas del cargo; lo mismo se atiende de
otra hazienda, casas o heredades.
34. Todas las partidas de gasto por menudo de una cosa se an de reduzir a una
partida; como de cera que se gastó por todo el año tanto, de azeyte tanto, y ansí de
lo demás. los cargos y descargos de la visita se sumen todos en cada plana de por sí,
porque se pueda resumir si uviere yerro.
35. En los remates de las cuentas se guardará esta forma: Puestas todas las
partidas del gasto, se diga: Por manera que suma todo el gasto tantas mil maravedís,
que sacados del cargo resta deviendo y es alcançado el dicho. N. en tantas mil
maravedís, en las quales el dicho N. visitador le condenó en su presencia a que
dentro de tantos días primeros siguientes las dé y pague a N. mayordomo o se
nombrare: el qual dixo que lo oya y consentía y consintió la dicha sentencia y alcance
de cuantas, las quales juró en forma ser buenas y ciertas, y las partidas las mesmas
que avía gastado, y que si engaño uviere avido contra la iglesia lo manifestará. N. et
N. y firmólo de su nombre.
36. En la vista que se haze de las capellanías se gastan muchas hojas, porque
en cada visita se ponen todas las dotaciones, quién las dotó, sobre qué están
fundadas, con otras impertinencias. Es necessario se guarde el orden que se sigue.
En cada iglesia a de aver una tabla grande donde estén escritas todas las missas
dotadas de capellanías y anniversarios, poniendo primero las que tienen missa cada
día, cada semana, o tantas en la semana; después, por los meses del año diziendo el
270 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
cargo que tiene, qué renta, quién es obligado al servicio y dezir de las missas. Al
visitar destas memorias y capellanías por el juramento del apuntador o de la persona
que tiene cargo de mirar cómo se sirven, verán las missas o encargos que faltan, o
los que están cumplidos, y dezirse a solamente: la capellanía de N. cumplida, o
faltaron tantas missas, y cómo se provee de lo necessario para que se digan; y la
averiguación de las faltas se haga presente la parte o citada para ello, de lo qual dé
fe el notario en la condenación.
37. [Al margen: Derechos de los notarios de visita] Otrosí, porque atenta esta
reformación que mandamos hazer en el modo de escribir los notarios de visita, los
derechos conforme a ella no serían bastantes para sustentarlos, estatuimos que
ganen de salario los dichos notarios los días que actualmente se detuvieren en la
visita de la iglesias en cada un día trezientos maravedís, los quales se les paguen de
las fábricas de las iglesias en que se ocuparen demás de los derechos de la escriptura.
38. [Al margen: Visítense los archivos de las iglesias] Visiten y vean los dichos
visitadores los archivos de las iglesias, y si están en ellos todas las escripturas de sus
bienes; si falta alguna, averiguar en cuyo poder está y dar orden se buelva y ponga
en el archivo. Otrosí, hagan que se pongan en ellos las escripturas de todos los
beneficios, capellanías y memorias que uviere en las iglesias, mandando a los
posseedores y personas que las tuvieren las traigan, para que dellas se saquen
traslados a costa de sus rentas para el dicho efecto, secrestando los fructos a los
rebeldes.
39. [Al margen: Libro de inventario de los bienes de la iglesia] En los libros de
inventario de los bienes de las iglesias según de suso se dixo, si no está ya hecho,
proveeránse, assienten todas las possessiones, heredades, casas y tributos de las
dichas iglesias, y de los beneficios, préstamos, pontificales, capellanías, memorias y
aniversarios dellas, con breve relación de quine las fundó, y con qué cargos, y si se
cumplen, y si son colativas, y quién son los patronos; y quando uviere escritura, se a
de dezir si la ay, y ante qué escrivano passó con día mes y año. Assentarse a en él
cada cosa por sí, los bienes de la fábrica a una parte, beneficios a otra parte, etc.
Dexando espacio entre cada partida para mudar el nombre del posseedor, y lo demás
que sea necessario; y al cabo de todas quedará también espacio para los bienes que
se augmentaren, los quales ternán cuenta se pongan y añadan en el dicho
inventario, y quando uviere el dicho augmento yrán avisando a nuestro provisor para
que se ponga la razón dello en el archivo general que hemos mandado hazer.
Provean que el archivo de cada iglesia esté cerrado con llave y que el mayordomo la
tenga y guarde a recaudo. A de aver un libro blanco en cada archivo, para que, si se
diere alguna escritura a alguna persona, firme cómo la llevó y se obligue a bolverla
dentro de un breve término.
40. [Al margen: Visítense possessiones de las iglesias y capellanías] El visitador
visite personalmente propriedades y possessiones de la iglesia que estuvieren cerca
y pudieren cómodamente visitarlas. De las demás se informen de personas que
tuvieren noticias dellas, y si los mayordomos las visitan cada año conforme a nuestra
constitución, y mande se repare lo necessario con pena al mayordomo, la qual
execute en la primera visita no lo aviendo cumplido.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 271
56. [Al margen: Hagan los alcances de missas] Hagan los visitadores con mucho
cuydado los alcances de todas las missas que faltaren por dezir de cada beneficio,
capellanía, patronazgo, etc. Y acabada la visita de cada iglesia, envíen a nuestro
provisor una memoria firmada de su nombre de todas las condenaciones de missas
que se an hecho en aquella visita, y el notario la firme y dé fe que aquellas son las
condenaciones que se an hecho en aquella iglesia, y que no uvo otras; y permitimos
que los visitadores puedan dexar de la colectoría en cada iglesia las missas que se
pudieren decir en ella en un mes.
57. [Al margen: No remitan ni compongan los alcances ni den esperas] Los dichos
visitadores no se entremetan ni puedan entremeter, so pena de excomunión mayor,
en remitir, componer y concertar los alcances y condenaciones de missas algunas
que faltaren de dezir, ni commutarlas, ni dar esperas ni licencias, para que los que
son obligados a dezirlas las puedan dezir, dándoles tiempo y término para ello, ni
para que diziéndolas en otra parte o lugar, que donde son obligados, cumplan con
su obligación.
58. [Al margen: No tomen para sí las limosnas de las missas] No puedan tomar
ni tomen, so pena de excomunión mayor, los dichos visitadores las limosnas de las
missas, so color que las quieren dezir por sus mismas personas; ni puedan
encargarse en manera alguna ni cobrar dinero alguno dellas; pero permitimos que
puedan tomar la limosna de las que dixeren estando actualmente visitando una
iglesia, y no llevarlas de un lugar para dezir en otro, ni de una iglesia para otra.
59. [Al margen: Faltas de beneficiados, capellanes, etc.] Las faltas que hizieren los
beneficiados capellanes, o los que tienen aniversarios, o los que por los sobredichos
sirven, no se les dé térmnino para que los tales las cumplan, sino que los visitadores
luego hagan depositar los dineros necessarios para las dichas faltas, y siendo
rebeldes los castiguen, según las que uvieren hecho, aplicando las penas a la lumbre
del Sanctíssimo Sacramento o otras obras pías, y haziendo que se deposite la
limosna que corresponde a cada missa, según la renta de la capellanía o beneficio, o
como más le pareciere convenir.
60. [Al margen: Embargos en los bienes cargados de obligación de misas, quándo
se an de hazer] Quando hallaren los patronos, capellanes o otros qualesquier
tenedores de los bienes que están dotados, o en qualquier manera encargados de
obligación de missas, son dissipadores de los dichos bienes y se van cargando de
mucho número dellas, procedan a hazer dello información, citada la parte; y si vieren
que ay peligro en la tardança, haziendo información deste peligro y daño que pueda
venir, procedan a embargar los dichos bienes, y embiarán la información al provisor,
y aviendo embargado, el mismo embargo, para que se haga justicia.
61. Suele suceder que los proprietarios de los beneficios o capellanías residen
fuera deste arçobispado, y los arrendatarios y personas que tienen sus poderes para
administrarlas cobran las rentas sin tener cuidado de hazer dezir las missas que
están obligados, y vienen a cargarse de mucho número dellas, y no se halla de donde
cobrar. Succediendo este caso, hagan nuestros visitadores información y procedan a
hazer embargos y secrestos conforme a derecho, remitiendo las dichas
informaciones a nuestro provisor, el qual haga justicia; y lo mismo harán los dichos
274 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
visitadores con los capellanes que tienen obligación de residir personalmente en sus
capellanías, y no residen ni dicen las missas y memorias donde son obligados; y
nuestro provisor haga para que los derechos de las dichas informaciones se paguen
a los notarios de visita por las personas que fueren obligados a pagarlos. [Al margen:
Capellanes que tienen obligación de residir y no residen]
62. [Al margen: Las missas reduzidas de capellanías se aumenten si la renta uviere
crecido] Y porque después que se hizo la redución de las capellanías, tassando y
señalando la limosna de la missa a tres reales, an vacado y vacarán los
arrendamientos de por vida de las posesiones de las dichas capellanías, y se avrán
arrendado y arrendarán en más precio, y avrá crecido y crecerá la renta dellas; y es
justo, pues se reduxeron las missas a menos número del que señaló el fundador, que
creciendo los dichos arrendamientos y aviendo augmentado, se digan las missas que
cupieren en él, contando la limosna de cada una a tres reales; los visitadores ternán
cuydado de ver los dichos arrendamientos de crecimiento de rentas y augmentos, y
conforme a ellos señalarán las missas que los capellanes an de dezir, demás de las
que están señaladas en las reduciones que dellas se hizieron, con que no exceda el
número de las missas que an de dezir al que señalaron los fundadores de las dichas
capellanías, aunque crezca la renta para más.
63. [Al margen: Visítense hospitales y obras pías] Visiten los hospitales, cofradías
y lugares píos; vean las cuentas e inquieran si se haze la hospitalidad como se debe
de hazer, y miren las reglas y ordenanças que tienen, si son justas y pías y conforme
a derecho y a nuestras constituciones, y quiten las que no hallaren aprobadas por
nos o por nuestro provisor, procediendo con censuras contra los rebeldes, y dando
aviso de los tales si fuere menester.
64. [Al margen: Hermitas] Iten, visiten las hermitas de su partido, sepan quién
las fundó, qué rentas y posesiones tienen y en qué se gastan; y si tienen limosnas,
qué orden y cuenta tiene en cobrarlas; sepan si ay escritura de las rentas y posesiones
de las dichas hermitas, e inventario dellas; y si no lo uviere, lo hagan por la orden
que se a dicho arriba, y se ponga en el archivo de la parrochia adonde cae la dicha
hermita; lo qual también se guarde en los otros lugares píos. Tomen las cuentas y los
bienes de las dichas hermitas a los mayordomos y personas que los tuvieren a cargo.
Si uviere, ermitaño, sepan con qué autoridad está allí, quánto tiempo a y qué manera
de vivir tiene. Provean que las dichas hermitas tengan ornamentos y las otras cosas
necessarias, que estén limpias y con decencia, y cerradas con llave; que en ellas no
se hagan veladas o vigilias de noche, ni se coma ni beva, ni se canten cantares
deshonestos o profanos, ni se hagan otras cosas prohibidas.
65. [Al margen: De los sermones] Tengan cuenta los visitadores de informarse
si en los pueblos ay falta de sermones, principalmente en adviento y quaresma, y den
aviso al provisor, para que se provea de remedio conveniente según la necessidad
que uviere, mandando a los curas no admitan predicadores sin expressa licencia
nuestra o de nuestro provisor, e informándose si se a hecho lo contrario, y
corrigiendo y castigando los que en esto uvieren excedido.
66. [Al margen: De la doctrina cristiana] Iten, se an de informar si la doctrina
christiana se enseña, y si los curas y sacristinas cumplen con este particular lo que se
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 275
78. No saquen los notarios los libros de visita de los lugares donde se hizo,
sino que en el mismo lugar donde se hiziere la visita y se tomare la cuenta, se acabe
el libro, y se entregue luego al mayordomo.
79. La persona a quien se entregare el libro de la viista después de fenecida,
dé cédula el visitador o notario de cómo recibe el tal libro, y quántas hojas tiene
escritas, obligándose de dar buena cuenta dél. Todas estas cédulas se traygan en una
hoja de papel, juntas y consecutivas unas después de otras, porque aya más cuenta
de los libros.
80. Últimamente los dichos visitadores dexarán mandamientos en el libro de
visita, para que el domingo primero o fiesta, después de hecha la dicha visita, se lean
públicamente el tiempo del offertorio los mandamientos que dexaren, y se assiente
la lectura en manera que se haga fe.
[Capítulo 8] lo que se a de llevar de limosna por las missas, officios divinos y sufragios3
[1] Don Christóbal de Rojas y Sandoval, por la gracia de Dios y de la sancta
iglesia de Roma, arçobispo de Sevilla, del consejo de su magestad. En el poco tiempo
que a que resuidimos en nuestra iglesia hemos sentido el abuso y excesso que en
nuestras iglesias ay en el llevar de los derechos ecclesiásticos los curas y clérigos, de
tal manera que no solamente no guardan los aranzeles antiguos que los
reverendíssimos prelados nuestros predecessores ordenaron, antes los quebrantan y
exceden dellos; y en muchas iglesias llevan excessivos derechos sin tener orden ni
tassa cierta, y en unas más que en otras. Y, aunque es ansí que los dichos aranzeles
antiguos fueron hechos con justa consideración, según el valor de los
mantenimientos de aquel tiempo, agora con el successo de los tiempos an venido las
cosas en tanto crecimiento, y los mantenimientos necessarios para el sustento de la
vida humana son tan caros, que con los derechos del dicho aranzel antiguo los
clérigos cómodamente no se pueden sustentar.Y, queriendo evitar el daño que a sus
consciencias se sigue de no guardar los dichos aranzeles antiguos y darles orden
cierta, de tal manera que universalmente en nuestro arçobispado en el llevar de los
derechos se guarde una misma cosa, y los dichos clérigos tengan congrua
sustentación; aviendo tratado y platicado sobre esto con personas de letras y
conciencia, teniendo consideración al tiempo de agora, por la presente mandamos
que en nuestras iglesias de aquí adelante se guarde en el llevar de la limosna de las
missas y officios divinos y sufragios, que en las iglesias se dizen y cantan, el orden y
aranzel siguiente.
[2] Primeramente, si alguna persona falleciere y se enterrare en la iglesia de
su parrochia, y se le dixere su letanía y su vigilia, que es el primer nocturno de
difunctos y missa cantada, y lo enterraren y dixeren sus gracias como es uso y
costumbre, llevarán los clérigos parrochiales de sus derechos trezientos y seys
maravedís. Y el sacristán por sus derechos llevará real y medio, y será obligado a
3 Estos aranceles fueron establecidos por el arzobispo Don Cristóbal de Rojas y se publicaron seguidos
de las Constituciones del Sínodo celebrado en Sevilla en 1572.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 277
officiar los dichos officios y llevar la cruz y echar un incensario, y hazer señal con las
campanas. Y si combidare capellanes para el acompañar el dicho cuerpo del dicho
difuncto, o sacristanes para llevarlo, llevará el dicho sacristán por cada uno que assí
combidó quatro maravedís, y si llegaren ocho, llevará tanto como llevare el capellán
que acompañó; y de ay adelante por cada uno de los dichos quatro maravedís.
El capellán que al tal difuncto acompañare llevará un real, con que esté a todo
el officio.
Iten, si el tal difuncto se enterrare fuera de su collación en otra iglesia
parrochial, los primeros officios y entierro por entero son de los clérigos parrochiales
de la iglesia donde era parrochiano, y llevarán de sus derechos quatrocientos
maravedís.
Y cada capellán que acompañare el tal difuncto llevará real y medio.
Y el sacristán que acompañare el tal difuncto llevará dos reales de derecho.
Y el sacristán de la iglesia donde el tal difuncto se enterrare llevará la mitad
de los derechos que el otro sacristán llevó; y si llevare capellanes que acompañen el
tal difuncto, la mitad será de una iglesia y la mitad de la otra, y la offrenda será
repartida entre los dichos parrochiales de la una iglesia y de la otra; y si uviere
sacristanes que llevaren el cuerpo del tal difuncto, la mitad será de la una iglesia y la
mitad de la otra. Y si otro día uviere tumba y cruz en ambos entierros, lleve el
sacristán de la iglesia un real de sus derechos.
Iten, si el tal se enterrare en algún monasterio intra muros desta ciudad, harán
los clérigos parrochiales de la iglesia donde fuere parrochiano los officios enteros, y
llevarán de sus derechos quinientos y diez maravedís.
El sacristán llevará derechos ochenta y cinco maravedís.
Y cada capelán que el tal entierro acompañare, llevará sesenta y ocho
maravedís.
Iten, si el tal difuncto se enterrare en monasterio extaramuros, conviene a
saber en el monasterio de san Augustín o en el de la Sanctíssima Trinidad o san
Benito, o dentro en san Bernardo, llevarán los dichos parrochiales de sus derechos
seyscientos y doze maravedís.
Y el sacristán llevará de sus derechos ciento y dos maravedís.
Y cada capellán que acompañare el tal difuncto llevará ochenta y cinco
maravedís.
Iten, si el tal difuncto se enterrare en el monasterio de la Victoria, o de
Portaceli, llevarán los clérigos parrochiales setecientos y cincuenta maravedís.
Y el sacristán llevará de sus derechos ciento y veynte maravedís.
Y el capellán que acompañare el tal difuncto llevará ceinto y dos maravedís.
Iten, si el tal difuncto se enterraren en el monasterio de san Isidro del campo,
llevará los clérigos parrochiales mil y quinientos maravedís. Y el sacristán llevará de
sus derechos dozientos y treynta y ocho maravedís.
278 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
velaren con oro llevarán por ellas ocho reales, y si con plata quatro reales, y si con
menudos todos.
Y el sacristán llevará dos reales.
Iten, si encomendare el cuerpo del diffuncto de noche, llevarán los mismos
clérigos parrochiales de sus deechos ciento y cincuenta maravedís. Y el sacristán
llevará de sus derechos treynta y quatro maravedís. Y si capellanes fueren, llevará
cada uno treynta y quatro maravedís.
Iten, si en qualquier entierro uviere dobles y pararen a dezir responsos, que
en esta diócesis llaman posas en el camino, llevarán los clérigos parrochiales por
cada una cien maravedís.
Y el sacristán llevará por cada una veynte maravedís.
Y cada capellán que acompañare diez maravedís.
Iten, si uviere algún treyntanario que llaman cerrado, llevará el clérigo que en
él estuviere noventa reales, haziendo lo que es obligado.Y el sacristán llevará por los
responsos cantados nueve reales.
Por hazer las tres moniciones para casarse y dar fe dellas un real.
Iten, las missas rezadas votivas o de testamentos que se dizen por pitancería,
podrán llevar de limosna dellas dos reales de cada una.
Iten, las missas rezadas y cantadas de capellanías perpetuas, por no poderse
reduzir, sin que primero se haga computación y cuenta del verdadero valor de los
bienes que tienen, y de lo que valían las possessiones y rentas de las dichas
capellanías no se les pone cierta limosna, ni haze redución, hazerse a con toda
brevedad, y ansí lo mandaremos y cometeremos se haga, haziendo información y
verdadera relación del valor, cargo y gravamen que tienen.
Y si los que uvieren de enterrarse o casarse fueren pobres, los entierren de gracia
y les compela a ello el provisor o vicario o cura más antiguo, si no uviere vicario en sus
lugares; y mandamos que se guarde esta orden en todo nuestro arçobispado.
La qual fue leyda y publicada por nuestro mandado, en el presente synodo,
que celebramos en nuestra sancta iglesia metropolitana, a quinze días del mes de
Henero de mil y quinientos y setenta y dos.
4 Los “estatutos y ordenaciones” de la Cofradía del Nombre de Jesús fueron promulgados por el
arzobispo Don Cristóbal de Rojas y se publicaron seguidos de las Constituciones del Sínodo
celebrado en Sevilla en 1572.
280 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
diziendo missa cantada, y teniendo sermón donde se declare el daño que del jurar y
maldezir se sigue, y en las demás ciudades, villas y lugares deste arçobispado, donde
se assentare esta cofradía, podrán celebrar el dicho día esta fiesta, que es su proprio
día, en la igleisa, que para ello ayrán señalado, y hagan processión en la iglesia o por
el cimenterio, como mejor pareciere al vicario o cura más antiguo.
Iten, se ordena que el hermano que uviere de ser recebido en esta sancta
hermandad sea ante un official o por el escrivano della, el qual prometa de no salir
de la hermandad, y si saliere a de pagar un ducado, y los que assí recibieren no
paguen nada. E, si algún hijo de algún hermano desta hermandad quisiere entrar en
ella, sea recebido. Y en las ciudades, villas y lugares deste arçobispado, donde se
instituyere y assentare de nuevo esta hermandad, se podrán governar en lo
contenido en este capítulo, como mejor le pareciere conforme a sus facultades; y los
maravedís de las penas de los juramentos se gasten en las missas y fiestas de la
cofradía, y lo que sobrare se dé a los pobres vergonçantes de cada cofradía.
Iten, se ordena que los clérigos sean admitidos por hermanos desta desta
hermandad, por quanto an de ser obligados a yr con sobrepellizes a las processiones
de la dicha hermandad, y assistir al offico de la missa y sermón eldía que la
hermandad celebrare la fiesta del nombre sanctíssimo de Iesús y el tercero día de
Pascua de Resurrectión; y por cada vez que faltaren paguen quatro maravedís. En la
ciudad, villa o lugar deste arçobispado, donde uviere clérigos y se assentare esta
hermandad, se podrá tener con ellos esta orden; y donde no los uviere no ay que
proveer, porque no habla con ellos este capítulo.
Iten, se ordena que el primero domingo de cada mes se diga una missa rezada
en cada iglesia por los hermanos desta sancta hermandad, y en las ciudades, villas y
lugares deste arçobispado, donde estuviere assentada esta cofradía, en la iglesia que
está señalada para ello.
Iten, se ordena que aya cada año dos cabildos generales que se hagan el
quarto domingo de adviento y el domingo de la sexagéssima, para que en ellos se
trate la limosna y reformación de la cofradía.
Iten, se ordena que cada un año el domingo de sexagésima se nombren seis
officiales que rijan y goviernen esta sancta hermandad, los quales sean officiales por
un año; y a se de entender que an de nombrar sólo tres officiales de nuevo, y los
otros tres de los que uvieren governado el año antes. Y en las ciudades, villas y
lugares deste arçobispado, donde se assentare esta hermandad, nombrarán los
officiales que les pareciere que bastan para governarla.
Iten, se ordena que, siendo elegidos los officiales, nombren un theólogo en
uno de los monasterios desta ciudad, o de los clérigos theólogos que en ella
estuvieren, no lo aviendo en la hermandad, con el qual comuniquen las cosas que
uvieren de hazer, porque en todo se proceda conforme a conciencia. En los lugares,
donde se assentare esta hermandad, podrán nombrar al vicario o cura.
Iten, se ordena que nombre la hermandad escrivano para las cosas tocante a
ella, y mayordomo que cobre y haga convocar los cofrades hermanos, quando fuere
necessario.
282 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
Por quanto con el discurso del tiempo se mudan las cosas, se ordena que pueda
la hermandad nombrar quatro o seys personas para ordenar lo que conviene en
utilidad y provecho de la hermandad, y lo que ellos ordenaren sea váido, y lo puedan
mudar y quitar y añadir, siempre que les paecier que conviene para el buen orden y
gobierno de la hermandad, con tanto que no sea hazer estatuto que obligue a culpa.
Y, porque esta sancta hermandad se ordena y instituye para honra y gloria de
Dios, y no para enlazar las almas, se declara que ninguna cosa de sus estatutos
obligue a culpa.
Y, porque en la observancia y cumplimiento de los dichos estatutos se tenga
mayor cuyado y vigilancia, y muchas más personas se animen a entrar en la dicha
hermandad, concedemos y otorgamos quarenta días de indulgencia y perdón a
todas y qualesquier personas que se assentaren por cofrades de la dicha cofradía y
hermandad del sancto nombre de Iesús en esta ciudad de Sevilla y en qualquiera
ciudad, villa o lugar de todo nuestro arçovispado; y por cada vez que se hiziere fuerça
a no jurar y no maldezir, y por cada vez que corrigieren a alguno, y por cada vez que
pagaren la pena, otros tantos; por cada vez que fueren conventuales a missa, otros
tantos; y por cadavez que fueren a las processiones o fiestas de la hermandad,otros
tantos; y por cada vez que dieren limosna para la hermandad, otros tantos.
Y, porque en los cofrades desta cofradía es muy justo que el sancto nombre de
Iesús se trate con más frequencia y continuación, les concedemos los quarenta días
de perdón por cadavez que dixern o se saludaren, o saludaren a alguna persona con
este sancto nombre, diziendo: “Loado sea Iesu Christo”; y por todas las vezes que se
ocuparen y exercitaren y emplearen en las cosas tocantes a la conservación y
agmento, abediencia y cumplimiento de la dicha cofradía, otros tantos, para que con
favor de Dios vaya siempre en aumento para su mayor servicio. Y ansí mismo,
concedemos los dichos quarenta días de perdón a qualquier predicador, por cada vez
que en esta ciudad , y en qualquier ciudad, villa o lugar deste arçobispado predicare
y persuadiere al pueblo que honre y reverencie el sanctíssimo nombre de Iesús, que
no jure ni maldiga.Y ansí mismo les concedemos a todos los vicarios, clérigos, en sus
iglesias, en qualquier ciudad, villa o lugar deste arçobispado que hizieren lo mismo
con sus feligreses. En testimonio de lo qual dimos la presente en nuestra iglesia
metropolitana, lunes, quinze días del mes de enero, año dl nascimiento de nuestro
Señor Iesu Christo de mil y quinientos y setenta y dos.
[Capítulo 9]
[1] [Al margen: El Cardenal don Rodrigo de Castro] Las quales dichas
constituciones mandamos se guarden y cumplan como en ellas se contiene, y que
sean publicadas en cada una de las iglesias parrochiales deste arçobispado, y que los
mayordomos dellas, dentro de un mes después que fueren impressas, las compren y
las tengan, para que a todos sean manifiestas.
[2] Fueron leídas y publicadas estas constituciones en la synodo diocesana
que se celebró en esta sancta iglesia metropolitana de Sevilla en la sacristía mayor
della, el Cardenal don Rodrigo de Castro, arçobispo de Sevilla, en ocho días del mes
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 283
de octubre del año del Señor de mil y quinientos y ochenta y seis , estando presentes
los vicarios y curas deste arçobispado que de derecho y costumbre deven venir y
assistir a las synodos, cada uno con poder del clero de su vicaría; y los abades y
priores de las iglesias colegiales con poderes de las dichas iglesias, que ansí mismo
deven venir y assistir, y otras muchas personas. Los quales todos las aprobaron y
consintieron como consta de los autos synodales que sobre dello passaron a que me
refiero; estando presentes, por testigos, el licenciado Hernando de Maseda, familiar
del dicho cardenal; y el doctor Domingo de Lizauri, visitador de la iglesia desta
ciudad; y el licenciado Salazar, visitador de monjas. E yo, el doctor Bartolomé de
Cartagena, clérigo de la diócesi de Burgos, notario público apostólico por la
autoridad apostólica, y secretario del dicho cardenal arçobispo y de la dicha synodo,
fui presente a la dicha synodo, y por mandado del dicho cardenal arçobispo ley y
publiqué las dichas constituciones. En fe de lo qual lo firmé de mi nombre. En
Sevilla, a doze de octubre de mil y quinientos y ochenta y seis. El doctor Bartolomé
de Cartagena, notario y secretario.
Fue sacado del original desta constituciones [que queda en mi poder] este
traslado bien y fielmente, y concertado con él, que va en setenta hojas de papel con
ésta. En fe y testimonio de los qual lo rubriqué y firmé de mi nombre. En Sevilla, a
cinco días del mes de deziembre de mil y quinientos y ochenta y seis años.
(1604-1609)
EL CABILDO DE LA SANCTA IGLESIA
METROPOLITANA DE SEVILLA, SEDE VACANTE
uán cierto sea en qualquier exército, por bien diciplinado que esté, a la
pérdida o ausencia de su capitán desordenarse, desamparar el puesto,
trocando el valor en miedo, la diciplina militar en descomposturas i
excessos, la braveza en abatimiento de ánimo, la resistencia al enemigo
en huida vergonçosa. Significólo elegantemente Homero, hablando de
los Paeonas, muerto a manos de Patroclo su Capitán Pyraechmo
I quán natural cosa sea en el ganado sentirse la falta de su cuidadoso pastor, quán
apriessa desmedren las ovejas después de la ausencia de su persona, cómo se sigue el dividirse,
descarriarse la hora que no las detiene su silvo, no las espanta el chasquido de su honda, no
siente el golpe de su cayado, medios con que sin daño dellas suele fácilmente recoger las
desmandadas. Mostrólo la experiencia en el rebaño de ovejas más bien governado, por ser su
Pastor el más diestro, más sabio i el que solamente pudo dezir de sí, sin miedo de alargarse,
Ego sum pastor bonus [al margen: Ioan. 10. cap. 13]. Iesu Christo, nuestro bien Pastor,
cumpliéndose el anuncio del Profeta Zacharías, Percutiam Pastorem, & dispergentur oves
gregis, en la noche de su passión i día de su muerte que aquella pequeñita manada,
assombrada del sucesso, se dividió y esparció. Pues, si en el Colegio Apostólico sucedió tal
desmán por la ausencia de su Maestro i en él uvo quien le negasse puesto en el trabajo, quien
desconfiasse dél depositado en el sepulcro i quien no le creyesse resucitado ya a vida gloriosa,
pudiérase justamente temer que en el gran rebaño de innumerable multitud de ovejas deste
Arçobispado de Sevilla, por la ausencia y muerte de nuestro Prelado, el ilustríssimo y
reverendíssimo Señor Cardenal don Fernando Niño de Guevara, de buena memoria, se
descarriaran y desmandaran muchas dellas a su antojo. Pero este rezelo a servido de
alentarnos a que velemos con mayor cuidado en el govierno de lo espiritual i de lo temporal
que nos toca i aora está a nuestro cargo, desseosos del bien de las almas i de dar buena quenta
de nuestra obligación, procurando conservar tal y tan bueno el ganado como le recibimos i
aún, si fuere possible, entregarle mejorado al Prelado que nuestro Señor fuere servido
inviarnos. I como la principal parte del govierno Ecclesiástico consista en la guarda de las
leyes, obediencia a las órdenes i, mientras éstas no son ciertas i conocidas no se alcança el
288 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
intento que más se dessea, avemos ordenado que la Synodo que en esta sancta Iglesia se
celebró el año passado de mil i seiscientos i quatro con tanta deliberación i acuerdo, tomando
de otras Synodos deste Arçobispado las leyes que la experiencia mostró ser provechosas,
mudando las que no hizieron effecto, añadiendo las que se juzgaron por importantes, se
imprima i impressa se publique y reparta por el Arçobispado para que venga a noticia de
todos i puntualmente se execute, encargando (como encargamos) la conciencia a nuestros
Provisores, Iuezes i Vicarios i los demás ministros atiendan a cómo se guarda, i a todo el Clero
amonestamos muestren ser buenos i promptos hijos de obediencia en su cumplimiento i que
se dexan llevar más del zelo Christiano que de las penas que para los transgressores se intima,
de suerte que nuestro Señor sea mui servido, que es el fructo que desseamos i el premio que
pretendemos. De nuestro Cabildo a 26 del mes de Febrero, año de 1609.
Don Antonio Pimentel. Don Manuel Sarmiento de Mendoza.
En Sevilla, a veinte i seis días del mes de Enero de mil i seiscientos i nueve
años, los Señores Deán í Cabildo de Canónigos in sacris de la sancta Ig1esia de
Sevilla, sede vacante por muerte del ilustríssimo Cardenal, Arçobispo de la dicha
sancta Iglesia (sancta gloria aya), congregados capitularmente, según, cómo i donde
lo han de uso i costumbre; presidiendo el señor Licenciado don Bernardino
Rodríguez, Maestrescuela i Canónigo de 1a dicha sancta Iglesia. El señor Doctor
Francisco Balza, Canónigo de la Canongía Penitenciaria de la dicha sancta Iglesia,
secretario que fue de1 dicho señor Cardenal Arçobispo, traxo y entregó a el dicho
Cabildo un libro escrito de mano y a el fin dél firmado de su nombre, en que se
contiene la forma i orden que se guardó en la Synodo Diocesana que se celebró en
la dicha sancta Ig1esia por e1 dicho señor Cardenal Arçobispo, i las constituciones
Synodales que en la dicha Synodo se hizieron; el qual dicho libro pidió a el dicho
Cabildo se sirviesse de mandarle imprimir i guardar, atento a que la dicha
impressión no se avía podido hazer en tiempo del dicho señor Cardenal Arçobispo
por aver estado detenido el dicho libro en el Real Consejo de Justicia de su
Magestad, de donde fue debuelto i entregado a el dicho señor Cardenal Arçobispo;
i aviéndole mandado imprimir, sucedió su muerte antes de hazerse la dicha
impressión. I hecha la dicha presentación i proposición, el dicho Cabildo cometió el
dicho libro a algunos señores dél para que le viessen i todo lo en él contenido para
proveer cerca de la dicha impressión. I, aviendo conferido en otros Cabildos cerca
dello, i aviendo sido referido por los dichos señores diputados que en muchas partes
y cosas de las ordenadas i dispuestas por la dicha Synodo se pone pena de
excomunión mayor latae sententiae contra las personas que no las guardaren i
cumplieren, lo qual parecía tener muchos i graves inconvenientes, i ser cosa digna
de que el dicho Cabildo la moderasse, por ser antes 1azo i ocasión para incurrir en
las dichas excomuniones que remedio para la guarda de las cosas dispuestas so la
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 289
dicha pena. I oída la dicha relación por e1 dicho Cabildo, mandó llamar para ver la
dicha Synodo i los dichos capítulos, i proveer cerca dello i de su impressión lo que a
el dicho Cabildo pareciesse. En cumplimiento de lo qual, en jueves diez i nueve días
del mes de Febrero de mil i seiscientos i nueve años, los dichos señores Deán i
Cabildo de Canónigos in sacris, sede vacante, congregados capitularmente en su
Cabi1do ordinario, según, cómo i donde lo han de uso i costumbre, siendo llamados
de ante diem por su pertiguero, como dicho es, para proveer cerca de lo infra escripto,
presidiendo el señor don Antonio Pimente1, Chantre i Canónigo, aviendo visto,
leído i considerado todas las cosas proveídas i dispuestas por la dicha Synodo i
mandadas guardar con pena de excomunión latae sententiae, por su auto mandaron
moderar i quitar la dicha pena de excomunión latae sententiae puesta en la dicha
Synodo, en las partes, títulos i párrafos siguientes
Título De Summa Trinitate, & fide Catholica. cap. 9. fol. 19. Manda, so pena de
excomunión mayor latae sententiae, que no se digan en el púlpito predicando gracias
ni cosa que provoque a risa. Quítase la dicha excomunión latae sententiae..
Título De aetate, & qualitete. cap.l. fol.25. Mándase que ningún vicario o cura
reciba alguna cosa (aunque sea de comer}de ningún ordenante, cuya información él a
de hazer, so la dicha pena de excomunión latae sententiae. Quítase la dicha excomunión.
Título De Ferijs. Cap. 5. fol. 39. Mándase que los alguaziles ecclesiásticos no
den licencia a ninguna persona para que trabaje en día de fiesta, pena de
excomunión latae sententiae. Quítase.
Título De Iuditijs. ß l5. Fol. 43. Mándase que los juezes no reciban presentes ni
dádivas de litigantes, pena de excomunión latae sententiae. Quítase.
Eodem título. ß l6. fol. 44. Mándase que los officiales de los tribunales no
reciban cosa de comer ni voluntariamente dada de litigante o de aquel que espera,
que puede o a de litigar, pena de excomunión latae sententiae. Quítase.
Título De Notarijs. ß 4. fol. 49. Mándase que quando los receptores fueren a
hazer provanças, no se compongan con las partes, pena de excomunión latae
sententiae. Quítase.
Eodem título. ß 29. Fol. 54. Mándase a todos los Notarios, assí mayores como
menores que guarden el aranzel, pena de excomunión latae sententiae. Quítase.
Título De religiosis domibus. Cap. 11. fol. 87. Mándase que no se abran
ventanas ni miradores a las iglesias, i de las abiertas se muestren los títulos dentro
de quinze días, pena de excomunión mayor latae sententiae. Quítase.
Título De sponsalibus. cap. 8. fol. 114. Mándase que los concertados de casar
no cohabiten antes de desposarse, pena de excomunión latae sententiae. Quítase.
Título De poenitentijs, & remissionibus. cap. II. fol. 128. Mándase que los
mesoneros y casas de posadas no tengan en sus casas moças para los passageros,
pena de excomunión latae sententiae. Quítase.
Eodem título. cap. 12. fol. 129. Mándase que los señores no consientan que sus
esclavas estén amancebadas, pena de excomunión latae sententiae. Quítase.
290 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
y deuéis saber que, conforme a Derecho i decretos del Santo Concilio de Trento, los
Perlados en sus diócesis somos obligados cada año a convocar y hazer Synodo
Diocesana para proveer lo que convenga al culto divino, bien i utilidad de las iglesias
i fábricas, conservación de las rentas, bienes y derechos dellas, reformación de la vida
y costumbres de las personas ecclesiásticas i seglares, corrección i enmienda de los
excessos que uviere, descargando nuestra conciencia i la de nuestros súbditos,
cumpliendo con la obligación de nuestro officio pastoral como Dios sea más servido
i su Iglesia bien governada, nuestros súbditos edificados i advertidos de lo que deve
cada uno hazer en su officio. I porque después que somos Perlado deste
Arçobispado, por legítimos impedimentos que avemos tenido, no se a celebrado la
dicha Synodo Diocesana, queriendo aora con el divino favor cumplir i executar
nuestra precissa i santa obligación en su Iglesia, por la presente os mandamos a los
sobredichos i a cada uno de vos que para la segunda Dominica de Adviento os
halléis en nuestra Santa Iglesia Catedral de Sevilla con vuestras sobrepellizes a las
processiones i missa solemne que se a de celebrar, a la qual assistirán el Deán y
Cabildo de la dicha Santa Iglesia i Clerecía desta ciudad. I para proseguir la Synodo
i demás actos assistirán con poderes bastantes del dicho Cabildo las personas que
de uso y costumbre lo deven i suelen hazer. I para el dicho efeto vos, los dichos
Abbades o Priores de las nuestras Colegiales Iglesias, juntaréis vuestros Cabildos, los
vicarios de las vicarías de nuestro Arçobispado el clero de vuestras vicarías, i en las
iglesias que no estuvieren sujetas a ellas hará lo proprio el cura más antiguo, i
nombraréis la persona o personas que tenéis de costumbre nombrar para la Synodo.
I, no trayendo los dichos poderes, no serán admitidos i, si no parecieren o no
traxeren poder, se hará i celebrará la dicha santa Synodo i se ordenarán en ella los
estatutos y constituciones que convinieren, i os parará perjuizio como si presentes
fuésedes. Otrosí, en los dichos vuestros cabildos i juntas de vuestra clerecía
conferiréis las cosas que os parecieren convenientes para el culto divino, bien de las
Iglesias i sus bienes i provecho de las conciencias, i de todo haréis vuestros
memoriales i los entregaréis a la persona o personas a quien diéredes vuestros
poderes para que los presenten ante el Doctor Francisco Balza, nuestro Secretario,
embiándolos bien instructos en lo que devan hazer i con acuerdo se provea lo que
convenga al servicio de nuestro Señor.Y reservamos en nos señalar el salario que se
les a de dar a las tales personas que en la dicha forma vinieren a la santa Synodo i
declarar los que ayan de contribuir a la paga dél. I para que Dios nuestro Señor sea
servido ayudarnos a todo lo dicho con particular favor, después que esta
convocatoria os fuere intimada o viniere en qualquier manera a vuestra noticia, hasta
que se acabe la dicha sancta Synodo en todas las iglesias deste nuestro Arçobispado,
en la solemnidad de la missa al tiempo acostumbrado, haréis la plegaria i rogativas
que devéis hazer, con oraciones y colectas al Espíritu Santo i al santo patrón de la
invocación de cada iglesia, suplicando a su divina Magestad nos alumbre para que
se provea i ordene lo que más sea su sancto servicio i bien universal de nuestros
súbditos. I dentro de quinze días siguientes a la notificación desta carta, la embiaréis
notificada ante el dicho nuestro Secretario en manera que haga fe, quedándoos con
un traslado (de dos que se os darán) para que mejor entendáis lo que devéis hazer i
cumplir. I mandamos a cada uno de vos, los susodichos, por lo que le toca assí lo
hagáis i cumpláis en todo i por todo, sin escusa ni dilación alguna, so pena de
292 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
excomunión mayor i de diez ducados para los gastos de la dicha Synodo, i de las
demás que por nos fueren impuestas, conforme a Derecho. Dada en Sevilla, en
nuestro Palacio Arçobispal, a veynte días del mes de octubre de mil i seiscientos i
quatro años.
Iis F. Card. Hispalen.
Por mandado del Ilustríssimo señor Cardenal Arçobispo, mi señor.
Doctor Francisco Balza, Secretario.
[4] Las quales se notificaron a todas las personas que de derecho i costumbre
están obligados a venir i hallarse presentes en las Synodos. I los que se hallaron en
ésta fueron:
Don Antonio Pimentel, Chantre. El Licenciado Pedro de Villagómez,
canónigo. El doctor don Félix de Guzmán, canónigo. Iuan Pichardo, racionero,
diputados nombrados por el Deán i Cabildo desta Santa Iglesia Catedral i
Metropolitana.
El Bachiller Francisco de Medina, abbad de la universidad de los Beneficiados
desta ciudad.
Bartolomé de Ludueña, canónigo de la Iglesia de Colegial de San Salvador
desta ciudad, nombrado por diputado por el Prior i canónigos de la dicha Iglesia.
Don Tomás de Ortega, canónigo de la Iglesia Colegial de San Salvador de
Xerez, nombrado por diputado por el Prior i canónigos de la dicha Iglesia.
Don Iuan de Luna, chantre de la Iglesia Colegial de Ossuna, diputado
nombrado por el abbad i canónigos de la dicha Iglesia.
Alonso Baeça del Río, beneficiado de la Iglesia de San Iulián de Sevilla, por
los Beneficiados de las iglesias desta ciudad de Sevilla.
Ioan Loçano, por la vicaría de la ciudad de Ecija.
El Licenciado Hernando de Herrera, por la vicaría de Xerez.
Diego de Llanos, por la vicaría de la ciudad de Arcos.
El Licenciado Luis de Molina, por la vicaría de la villa de Marchena.
Gabriel de Morillas, por la vicaría de la villa de Morón.
Luis de León Garavito, por la vicaría de la ciudad de Sanlúcar de Barrameda.
Cristóval Márquez, por la vicaría de la ciudad del Puerto de Santa María.
Alonso Estevan de la Barrera, por la vicaría de la villa de Vtrera.
El Licenciado Fernando de Molina, por la vicaría de la villa de Ossuna.
El Licenciado Alonso de Villalobos, por la vicaría de la villa de Carmona.
Alonso Pérez Calvo, por la vicaría de la villa de Caçalla.
Mateo de Cárdenas, por la vicaría de la villa de Cantillana.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 293
[PRIMERA SESIÓN]1
la letanía i el Cardenal con mitra i báculo bendixo a la Synodo con el verso que
dize Vt hanc praesentem Synodum, &c. Acabada la letanía dixo el Cardenal la
oración Quaesumus Ecclesiae tuae, &c. Acabada la oración bendixo el incienso i dio
la bendición al diácono, el qual cantó en el púlpito el Evangelio Convocatis Iesus
duodecim Apostolis, &c. Acabado el Evangelio, predicó el padre frai Pedro de Torres,
Lector de Teología de prima, de la orden de San Francisco. Acabado el sermón, el
Cardenal de rodillas entonó el Veni creator spiritus, i los cantores lo prosiguieron.
Acabado, el diácono tornó a subir al púlpito, donde en alta e inteligible voz leyó la
professión de la Fe, estando todos los congregados de rodillas i el Cardenal en pie
con báculo y mitra, en la forma siguiente:
Credo in unum Deum Patrem omnipotentem, factorem coeli et terrae, vissibilium
omnium et invissivilium. Et in unum Dominum Iesum Christum filium Dei unigenitum,
et ex Patre natum ante omnia secula, Deum de deo, lumen de lumine, Deum verum de
Deo vero, genitum non factum consubstantialem Patri, per quem omnia facta sunt, qui
propter nos homines et propter nostram salutem descendit de coelis. Et incarnatus est de
Spiritu Sancto ex Maria Virgine. Et homo factus est. Crucifixus etiam por nobis, sub
Poncio Pilato passus et sepultus est. Et resurrexit tertia die secundum scripturas. Et
ascendit in coelum, sedet ad dexteram Dei Patris. Et iterum venturus est iudicare vivos
et mortuos, cuius regni non erit finis. Et in Spiritum Sanctum Dominum et vivificantem,
qui ex Patre Filioque procedit, qui cum Patre et Filio simul adoratur et conglorificatur, qui
locutus est per Prophetas. Et unam sanctam Catholicam et Apostolicam Ecclesiam.
Confiteor unum Baptisma in remissionem peccatorum . Et expecto resurrectionem
mortuorum et vitam venturi seculi. Amen.
Apostolicas & Ecclesiasticas tradditiones reliquasque, eiusdem sanctae
Romanae Ecclesae observationes, & constitutiones firmissime haec Synodus
admittit & amplectitur.
Sacram scripturam iuxta eum sensum quem tenet, & tenuit sancta mater
Ecclesia, cuius est iudicare de vero sensu, & interpretatione sacrarum scripturarum
admittit, neque eam unquam, nisi iuxta unanimem consensum accipiet, &
interpretabitur.
Profitetur quoque septem esse proprie, & vere Sacramenta novae legis a
Iesu Christo domino nostro instituta ad salutem humani generis, licet non omnia
singulis necessaria, scilicet, Baptismum, Confirmationem, Eucharistiam,
Poenitentiam, Extremam unctionem, Ordinem & Matrimonium. Illaque gratiam
conferre & ex his Baptismum, Confirmationem & Ordinem, sine sacrilegio reiterari
non posse.
Receptos quoque & approbatos Ecclesie ritus in supra dictorum omnium
Sacramentorum solemni administratione recipit & admittit.
Omnia & singulaque de peccato originali & de iustificatione in facta
Tridentina Synodo deffinita & declarata fuerunt amplectitur & recipit.
Profitetur pariter in Missa offerri Deo, verum proprium, ac propitiatorium
sacrifitium pro vivis & defunctis, ac in sanctissimo Sacramento Eucharistiae esse vere
& realiter & substantialiter corpus & sanguinem una cum anima, & divinitate
296 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
domini nostri Iesu Christi, fierique conversionem totius substantiae panis in corpus
& totus substantiae vini in sanguinem, quam conversionem Catholica Ecclesia
tansubstantiationem appellat.
Canstanter tenet purgatorium esse, animasque ibi detentas fidelium
suffragiis iuvari.
Sanctos confitetur una cum Christo regnantes venerandos esse, eosque
orationes pro nobis Deo offerre, atque eorum reliquias venerandas esse firmiter
asserit.
Imagines Christi ac Deiparae semper Virginis Mariae, necnon aliorum
sanctorum habendas ac retinendas esse, atque eis debitum honorem ac
venerationem impartiendam.
Potestatem indulgentias conferendi a Christo in Ecclesia relictam esse,
illarumque usum christiano populo maxime salutarem esse affirmat.
Sanctam Catholicam & Apostolicam Ecclesiam Romanam omnium
Ecclesiarum matrem agnoscit.
Romanoque Pontifici beati Petri Apostolorum principis successoris ac Iesu
Christi Vicario veram obedientiiam spondet.
Caetera omnia, quae a sacris Canonibus & Echumenicis Conciliis ac
praecipue ab eadem sacrosancta Tridentina Synodo deffinita & statuta sunt, tam
in his quae ad extirpandas haereses, quam in his quae ad morum reformationem
pertinet, earundem sanctarum Synodorum decreta & statuta recipt & ab omnibus
recipieda omnino esse decernit. Haeresesque ab eisdem sacris Canonibus &
generalibus & provintialibus Conciliis & praesertim ab eadem sancta Synodo
Tridentina damnatas detestatur, atque annathetizat.
Acabado de leer esto, dixo en alta boz: Digan todos los congregados Ita
credimus, ita profitemur, ita dicimus.
[6] Luego el Doctor Balza, canónigo de la Penitenciaría i Secretario desta
Synodo, se subió al púlpito i leyó el cap. 1 De reformatione, de la sessión 23, i el
cap 12 i 17 de la sessión 24.
I luego el mismo Secretario dixo: I porque la principal intención i cuidado
desta Synodo es procurar que todas nuestras acciones vayan encaminadas a
alcançar de nuestro Señor Iesu Cristo salud espiritual, como la cosa más
importante i necessaria para nuestras almas, conviene le supliquemos que, assí
como su divina Magestad se dignó de embiar al Espíritu Sancto sobre sus
discípulos estando congregados, sea servido también de dar gracia a los que aquí
están congregados en esta sancta Synodo, para que sepan i entiendan encaminar
i tratar lo que más convenga al estado universal desta diócesi, assí lo que toca a
las cosas espirituales como a las buenas costumbres i exercicios. I para que más
dignamente esto se pueda conseguir i la sancta Synodo tenga el buen fin que se
dessea, amonesta a todas las personas, que para ello son llamadas i se han aquí
congregado, i a los demás fieles hagan oraciones i ayunos, a lo menos los viernes,
el tiempo que durare, i en sus sacrificios pidan y supliquen a nuestro Señor lo
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 297
encamine como más convenga a su servicio, dando vida y salud a nuestro mui
Sancto Padre i señor Clemente Octavo i al Católico Rei don Felipe, nuestro señor,
i los encamine para que con su favor i ayuda puedan extirpar i destruir los hereges
e infieles, enemigos de la República Cristiana, dándoles victoria cumplida contra
ellos i reduzirlos al gremio de su Iglesia Católica.
Assí mismo amonesta la sancta Synodo a todos los que trataren en ella de
negocios lo hagan con toda modestia i templança, diziendo su parecer sin
disputa, contienda ni passión, antes con palabras blandas i mansas, de manera
que ni se offendan los oyentes ni se perturbe el buen orden que en todo se debe
guardar.
Assí mismo se haze saber a todos i a cada uno de los que han sido llamados
que las congregaciones de la sancta Synodo, que se celebra, serán en la Sacristía
mayor desta sancta Iglesia, para que qualquiera que quisiere proponer en ella
alguna cosa que toque a la pública utilidad desta diócesi lo pueda hazer
libremente i advertir dello al ilustríssimo i reverendíssimo señor Cardenal don
Fernando Niño de Guevara, Arçobispo desta Sancta Iglesia.
I para poder proseguir esta sancta Synodo, comenzada por la orden que se
deve, es necessario que todos los convocados entiendan quien son los officiales
della. I assí su señoría ilustríssima nombra por Secretario i Notario della a mí, el
Doctor Francisco Balza, canónigo de la Penitenciaría de esta sancta Iglesia, i por
fiscal al Licenciado don Antonio de Covarrubias, i por maestre de ceremonias al
racionero Martín Gómez i al Licenciado Ioan de Padilla i por nuncios y porteros
al Licenciado Francisco de Molina Luzero y (sic).
Iten su señoría ilustríssima señala que la primera congregación después
desta será el martes, que se contarán siete deste mes de diziembre deste año, a
las siete de la mañana, donde se señalará hora i lugar en que todos los que se
hallaren en esta sancta Synodo den las peticiones i memoriales, pidan y
propongan lo que les pareciere conviniente.
I porque podría ser que alguno de los que se han convocado (por alguna
causa o legítimo impedimento) no haya podido llegar, se le da de término para
que pueda cumplir su obligación hasta la primera sessión que (como está dicho)
será el martes, donde el fiscal acusará la rebeldía a los que no uvieren parecido i
su señoría ilustríssima les condenará en las penas en que uvieren incurrido.
I luego, acabado esto, echó su señoría ilustríssima la bendición solemne i
se fue a su casa, acompañado de la misma suerte que vino.
En el tiempo intermedio que uvo entre la primera i segunda sessión
presentaron los clérigos convocados a la Synodo sus poderes y recaudos que
truxeron ante el secretario, el qual en cada uno puso la presentación con día, mes
y año y los entregó al fiscal, para que se viesse si eran bastantes.
También presentaron los memoriales i peticiones que truxeron, de que se
hizo relación a su señoría ilustríssima.
298 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
SEGUNDA SESSION
[TERCERA SESIÓN]2
[CUARTA SESIÓN]3
[9] La quarta i última sessión se celebró el viernes, que se contaron diez del
dicho mes de diziembre, en la qual, aviendo dicho missa el Cardenal i dicho las
oraciones que el Pontifical manda, se cantó el Evangelio Secundum Matthaeum: Si
peccauerit in te frater tuus, y predicó el Padre Pineda de la Compañía de Iesus. I,
aviéndose acabado de leer todas las Constituciones, dixo el Cardenal: Reuerendi
admodum Patres, placent ne vobis haec decreta, constitutiones et statuta? Y todos por su
orden de uno en uno respondieron: Placent. Luego les preguntó: Placet ne vobis ut
haec sancta Synodus hodie dissolvatur? Y respondieron todos: Placet.
Luego el secretario les dixo que si alguno o algunos se uvieren sentado o
hablado en differente lugar del que le pertenecía, que no por esto se le adquiera
derecho en possessión o en propriedad, porque la intención del Cardenal no a sido
de prejudicar en esto a nadie.
Luego el Cardenal hizo una plática dándoles las gracias por el trabajo y
cuidado con que an assistido a esta santa Synodo, encargándoles que cada uno
cumpla con las obligaciones de su ministerio i con la observancia destas
Constituciones, i que encomienden a Dios, a su Santidad i Magestad i las
necessidades comunes de la Iglesia. Luego se cantó el Te Deum laudamus i el
Cardenal [dijo] tres oraciones, una pro gratiarum actione, i a nuestra Señora i a san
Isidro, i echó la bendición i concedió los cien días de indulgencia. I el Diácono dixo:
Recedamus in pace, i todos respondieron Amén.
3 Ibídem.
[LIBRO PRIMERO]
es infinito, primera causa de todo lo que ai en el Cielo i en la tierra, que puede todo
quanto quiere. Por esto en el Credo se declara que es omnipotente, que es lo mesmo
que dezir que puede todo lo que quiere.
[7] El segundo, creer que es Padre. El tercero, creer que el Hijo. El quarto, creer
que es Espíritu Santo. La substancia i lo que a de creer el christiano es que esté un
Dios i Señor es tres personas. La primera es i se llama Padre, la segunda es i se llama
Hijo, la tercera es i se llama Espíritu Santo i, con ser tres personas i cada una Dios i
tan Dios la una como la otra, no son tres dioses, sino uno solo. I la primera, que es
el Padre, no es mayor que el Hijo, ni el Padre i el Hijo mayor que el Espíritu Santo,
sino que todas tres son tan Dios cada una de por sí como todas tres juntas. A de creer
también que la primera, que es el Padre, es verdaderamente Padre, que engendró a
la segunda, que es verdaderamente su Hijo eternamente, de manera que, como la
primera persona no tuvo principio sino siempre fue eterno, assí el Hijo, aunque
engendrado del Padre, nunca uvo punto en que fuesse el Padre i no el Hijo. A de
creer también que el Espíritu Santo no es Hijo del Padre ni del Hijo, aunque procede
realmente del Padre y del Hijo. A de creer también que el Padre no procede de otra
persona, sino el Hijo de sólo él i el Espíritu Santo del Padre i del Hijo. I que el Hijo
procede del entendimiento del Padre, i el Espíritu Santo por la voluntad del Padre i
del Hijo, i es tan eterno como el Padre i el Hijo. I quando al christiano el diablo se le
pusiere delante i le dixere cómo es posible que, siendo un Dios, sean tres personas,
considere que no a de medir las verdades de la Fe (que es lumbre divina que estriba
en la primera verdad, que es Dios) con su entendimiento, i que esso le a de agradecer
i pagar Dios, que crea lo que le dixere, aunque no vea cómo es.
[8] El quinto, creer que es Criador. La substancia deste artículo i lo que a de
creer es que este Señor (que es uno en su Divinidad) crió todas las criaturas celestes
visibles, como son cielos, sol, luna i estrellas, i las invisibles, que son los Angeles, i
todas las que ai en este mundo inferior, elementos, aire, agua, &c. I que ninguna
criatura ai ni puede aver que no sea de sus manos, i que él sólo es Criador, i que el
demonio ni es, ni pudo, ni puede ser criador de nada. I a de creer que todo este
mundo lo crió en tiempo, de manera que el mundo i todo lo criado tuvo principio,
antes del qual no fue. I a de creer que toda esta máquina la hizo de nada con su
infinito poder, i que todo quanto uvo, ai i avrá en el mundo es governado i
conservado por él, de manera que, si Dios apartasse su mano de todo, todo se
bolvería en nada.
[9] El sexto creer que es Salvador. La substancia i lo que aquí se a de creer es
que en Dios ai fuerça i virtud para perdonar peccados i haziendo amigos, dando su
gracia a los que se avían hecho enemigos por la culpa. I que, como tuvo fuerça para
hezer tantas criaturas de nada, tiene fuerça y misericordia para poder i querer hazer
hijos de luz de hijos del peccado, y que no sólo puede hazer esto, sino que de hecho
siempre lo fue i es y será Salvador, sacando a los peccadores del peccado que de su
parte no pusieren algún óbice o impedimento.
[10] El séptimo creer que es Glorificador. La substancia deste artículo i la que
se a de creer es que, fuera de los muchos regalos que Dios tiene para los hombres en
este mundo, tiene otro que es en el Cielo, acabada esta vida, para los que le merecen
308 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
por aver trabajado con su gracia, que es darles gozo de sí mismo, viéndole i
amándole, i llámasse gloria porque es un estado i vida que es todo descanso, sin
ninguna mezcla de trabajo.
(Otras cosas que se an de creer se encierran aquí, que al cabo de todos los
Artículos se dirán).
[11] De los otros siete, que pertenecen a Dios Hombre, el primero es creer
que nuestro Señor Iesu Christo (en quanto hombre) fue concebido por obra del
Espíritu Santo. Lo que aquí se a de creer, que una de las tres personas (que son un
Dios solo, como queda dicho, i no el Padre, que es la primera, ni la tercera, que es
el Espíritu Santo, sino la segunda, que es el Hijo) se hizo hombre, tomando nuestra
misma naturaleza, y quedando verdadero hombre como los demás, de manera que
sola la segunda persona es hombre, mas no el Padre ni el Espíritu Santo. I ase de
creer que por ser hombre no perdió la Divinidad un punto de su grandeza, ni por
ser Dios dexó de ser hombre verdadero. I ase de creer que formó Dios (que es toda
la Trinidad) una santíssima Humanidad, que en el vientre de la sereníssima Virgen
María la juntó con el supuesto de la segunda persona, y desta junta el Hijo (que
no era mas que Dios) quedó Dios i hombre. I ase de creer que, como los hombres
tienen alma i cuerpo, assí en el Verbo Humanado uvo junta de alma racional i
cuerpo, i el cuerpo se formó de la puríssima sangre de la Virgen, i esta formación
hizo el Espíritu Santo; i esto es ser concebido por obra del Espíritu Santo. I ase de
creer que, siendo assí, la Virgen fue i es verdadera Madre de Dios, mas el Espíritu
Santo ni es ni se a de llamar padre de Christo (en cuanto hombre), porque no lo
engendró.
[12] El segundo es creer que nació de la Virgen, siendo ella virgen antes del
parto i en el parto i después del parto. La substancia de este artículo está clara, que
el claustro virginal de la Madre deste Señor ni quando concebió, ni quando parió, ni
después, no perdió su virginal clausura.
[13] El tercero, que recibió muerte i passión por salvar a nosotros peccadores.
Aquí se an de creer dos cosas: una, que este Señor, Dios i hombre (que si no fuera
más que Dios no pudiera padecer), por ser hombre i passible, murió muerte real, que
es apartándose el alma del cuerpo, y que estuvo realmente muerto, hasta que
resucitó. Otra, que esta muerte fue para redimir los hombres, porque, aunque esto se
pudiera hazer por otro medio más fácil, escogió éste para que fuesse copiosíssima la
redempción.
[14] El quarto creer que decindió a los infiernos i sacó las ánimas de los santos
Padres que estavan esperando su santo advenimiento. Aquí se an de creer dos cosas:
una, que en las entrañas de la tierra avía un lugar donde, antes que Christo muriesse,
estavan depositadas las almas de los que eran amigos de Dios, porque hasta que
Christo muriesse estava cerrada la Bienventurança para todos. Otra, que luego que
Christo murió (quedando el cuerpo sin alma aunque junto con la Divinidad, el alma
junta también con la Divinidad), baxó a aquel lugar i sacó consigo las almas todas
que allí estavan, con fe sobrenatural que avía de venir un Redemptor que las sacasse
de allí.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 309
[15] El quinto creer que resucitó al tercero día entre los muertos. En este
artículo se an de creer dos cosas: una, que el mismo Señor que (en quanto hombre)
murió en la cruz, luego al tercero día después que murió i fue enterrado, él mismo
tornó a vivir glorioso i libre de la muerte, de suerte que, como murió (porque
realmente se apartó el alma del cuerpo), assí al tercero día tornó a vivir glorioso,
juntando la misma alma con el mismo cuerpo. Otra, que este Señor se resucitó a sí
mismo, por ser Dios i Señor de la vida i de la muerte. I assí fue differente la
resurrección de Christo i las de otros que an resucitado i resucitarán, que los otros
resucitaron i resucitarán por virtud agena, que es la de Dios, mas Christo resucitó por
su propia virtud y fuerça, que como Dios la tiene de suyo.
[16] El sexto creer que subió a los Cielos y está assentado a la diestra de Dios
Padre todo poderoso. En este artículo se ha de creer que por la misma virtud que
tuvo i tiene, por ser Dios junto con ser Hombre, para resucitarse a sí mismo y tornar
a juntar el alma i cuerpo para vivir después de nuevo, por essa misma subió a los
Cielos visiblemente delante de sus dicípulos, que lo vieron corporalmente; i allí goza
(en quanto hombre) de los mayores bienes que Dios tiene. Esto significa estar
sentado a la diestra de Dios Padre, porque la mano derecha significa el mejor lugar
i estar sentado significa la grandeza i autoridad que tiene sobre todas las criaturas
visibles i invisibles, i allí se le arrodillan quantos ai en el Cielo, tierra i infierno.
[17] El séptimo creer que vendrá a juzgar los vivos i los muertos. Aquí se a
de creer que el mismo Señor, que murió i resucitó i subió a los cielos, a de venir
personalmente otra vez al mundo, no como la primera vez, que vino mortal, sino
glorioso, i no a morir i ser juzgado, como lo fue en la primera de fariseos i gentiles,
sino a juzgar a quantos uviere avido, ángeles i hombres, buenos i malos. I este
juizio a de ser a vista de todos, i que a los buenos premiará, llevándolos en su
compañía resucitados i gloriosos en cuerpo i alma a gozar de sí i ser
bienaventurados eternamente, i a los malos castigará, entregándolos al fuego
eterno en el infierno, resucitados también en cuerpo i alma. Ase de creer assí
mismo que esta judicatura la hará no sólo por ser Dios, sino también por ser
hombre, que murió por todos.
Y porque en el Credo se proponen para creer otras verdades, que también
peccará el christiano no creyéndolas como los catorce Artículos de la Fe, se
declaran aquí; estas verdades son las siguientes:
[18] La primera, creo una Santa Iglesia. La substancia deste artículo es creer
que en este mundo ai una Iglesia sola, que es una congregación de fieles visible, que
creen unas mismas verdades, tienen una Fe, una esperança de una bienaventurança,
un amor de Dios i del próximo, un bautismo. I esta Iglesia i congregación es sola
aquella que tiene por cabeça al Pontífice Romano, debaxo de cuyo govierno vive i se
govierna. I que esta congregación i iglesia governada por el Pontífice Romano, tiene
un privilegio (dado por Christo su Esposo, que murió por ella) para no poder errar
en cosas de la Fe, ni en otras que sean menester para la salvación. I que esta Iglesia
tiene poder de Dios para mandar a los christianos lo que le pareciere que conviene
para su salvación. I que la mesma autoridad tiene el Pontífice Romano, i que
ninguno que no fuere desta Iglesia se podrá salvar. Llámase Santa porque en sola
310 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
Purgatorio, donde son detenidas (antes que vayan al cielo), pagando con fuego las
dichas penas. I que en este lugar no an de estar sino por tiempo señalado, que será
el que bastare para pagar por las dichas penas. I a de creer que los que están en el
Purgatorio son relevados con las buenas obras que acá se haze por ellos, i mui
particularmente por el santíssimo sacrificio de la missa. I esta verdad se encierra en
la Comunión de los Santos.
[26] Explicación de los Sacramentos
En los siete Sacramentos a de creer el christiano en todos juntos, que son siete
medicinas visibles, donde Christo, nuestro Señor, tiene aplicada la fuerça i valor de
su sangre para remedio de nuestras almas. I que, aunque a los ojos del cuerpo no
parece más que crisma, agua, aceite i palabras, aí está invisiblemente la virtud de la
passión i sangre de Christo para darnos gracia, que es la que da i repara la vida del
alma.
Bautismo
[27] En el Sacramento del Bautismo a de creer que el que se bautiza con
verdadera i buena disposición queda limpio de todo pecado, assí original como
personal, que es el que cada uno comete por su malicia. I para esto a de saber que,
por el primer peccado de nuestro padre Adán, todos los hombres nacemos en
peccado i en enemistad de Dios, i ésse se les quita a los niños, que no an peccado
por sus personas peccados de obra, quando se bautizan; teniendo ya uso de razón,
recibiendo el bautismo con dolor de aver pecado i propósito de nunca más peccar,
se le perdonan todos los peccados, assí el original, que se les perdona a los niños,
como los que él por su persona a cometido. A de saber que el bautismo no se puede
recibir dos vezes.
Confirmación
[28] En el sacramento de la Confirmación a de creer el christiano que, aunque
no es necessario para salvarse, es mui provechoso para fortificarse más en el alma la
gracia que se dio por el bautismo, i particularmente para tener fuerça para resistir al
demonio quando le tentare en las verdades de la Fe, i para resistir a los infieles
quando le quisieren quitar la vida porque es christiano. De manera que el bautismo
le haze soldado de Christo, nuestro Redemptor, i la confirmación le haze soldado
fuerte i le da armas para pelear a favor de la Fe mejor que sólo el bautismo. Deste
Sacramento también a de saber que no se puede recibir más que una vez i que,
dexándolo de recibir por menosprecio, pecca mortalmente.
Eucaristía
[29] En el Santíssimo Sacramento del Altar a de creer el christiano que Dios,
que con su infinito poder pudo hazer i hizo de nada todo este mundo, puede hazer
de una cosa otra, como hizo en Egipto de agua sangre i de una vara una culebra; i assí
del pan i vino con las palabras del sacerdote (que tienen para esto tanta fuerça como
la de Dios i de Christo) se convierte toda la substancia del pan i del vino en el cuerpo
i sangre de Christo, quedando sólo los accidentes de pan i vino, que son el color, el
sabor, &c. I que en la hostia consagrada se adora el verdadero Dios que se adora en
el Cielo, i lo mismo en el cáliz consagrado, porque estando en la hostia el cuerpo de
312 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
Mandamientos de la Iglesia.
[44] El primero de los mandamientos de la sancta Madre Iglesia es oír missa
entera todos los Domingos i fiestas de guardar. La substancia deste mandamiento es
que se ha de oír missa (los tales días) entera, desde que el sacerdote comiença hasta
que todo se acabe; i no es menester oír las palabras que el sacerdote dize, basta
assistir, no distrayéndose de propósito notablemente. El que oyere la mayor parte de
la missa de manera que sea poco lo que le faltare, como si oye desde la Epístola o
dexa de oírla en acabando de consumir, cumplirá con el precepto i no peccará
mortalmente, mas peccará venialmente porque no la oye entera; i lo mismo será
quando se destraxere poco, aunque sea de propósito.
[45] El segundo, que es confessar una vez por la Quaresma o antes, si a o
espera aver peligro de muerte o si a de comulgar, se dizen tres cosas. Una, que se ha
de confessar una vez i esto a de ser por la Quaresma. Aquí se ha de saber que el
precepto de la Iglesia no dize que sea por Quaresma, sino que sea una vez en el año,
mas que el precepto de la Comunión obliga al cabo della, dízese que el precepto de
confessar es por Quaresma, i también porque el sancto Concilio Tridentino loa i
aprueva la costumbre universal que ai de hazerlo en este sancto tiempo. I assí a los
temerosos de Dios, que se confiessan muchas vezes i aún casi cada día en el año, les
parece que es menester intención de querer cumplir con este precepto con una de
las confessiones que hazen en la Quaresma. Otra, que se a de confessar quando
tiene temor que morirá o que se verá en peligro dello, como si es muger que está en
días de parir i suele tener partos difficultosos, o si a de entrar en una batalla. La
última, que es quándo a de comulgar, se a de entender quando supiere o está en
duda que está en peccado mortal; porque quando el que quiere comulgar no le acusa
su conciencia que está en pecado mortal, hecho sufficiente examen (ni tiene duda
dello), no tiene precepto de confessarse, mas hará mui bien de hazerlo primero,
aunque no se halle con conciencia sino de sólo un peccado venial. Usalo poner assí
la Iglesia por el vulgo christiano, que acostumbra a no comulgar sino de mui tarde
en tarde, porque destos tales se puede presumir que o tendrán peccados mortales o
duda si los tienen.
[46] En el tercero, que es comulgar por Pascua Florida, se ha de saber que
desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Quasimodo (que es el primero
domingo después de Pascua) el que en uno destos quinze días no comulgare peccará
mortalmente, si no fuesse quando el confessor le ordenare que dilate la Comunión.
I a de saber que esta Comunión que está obligado por Pascua a de ser en su
parroquia i de mano de su cura, i si fuere de mano de otro a de ser con su licencia.
[47] En el quarto, que es ayunar quando lo manda la sancta Madre Iglesia, a
de saber que, en cumpliendo veinte i un años de edad, tiene obligación, so pena de
peccado mortal, a ayunar todos los días de Quaresma, fuera de los Domingos, i todas
las vigilias de ayuno i los tres días de cada una de las cuatro Témporas del año, i
abstenerse de los manjares en tales días prohibidos.
[48] El quinto. En el quinto, que es pagar diezmos i primicias, a de saber que
no sólo la Iglesia sino también Dios antiguamente mandó que, para sus ministros,
de los furctos de la tierra todos pagassen para su sustento la dézima parte. I no es
316 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
mucho, que si los ministros, puestos para enseñar, les enseñan el camino del cielo i
les curan las almas, les den algo para su sustento corporal. Porque (como dize el
Apóstol) quien sirve al altar a de comer del altar. I Christo nuestro Señor dixo,
hablando de sus ministros, que bien merece el jornalero que le paguen su jornal.
Obras de Misericordia.
[49] Las obras de Misericordia (que todas son mui claras) sepa el christiano
que, aunque son i se llaman de misericordia, se offrecerán muchos casos en que
peque mortalmente si no las cumple; i desto será regla general que, padeciendo el
próximo grave necessidad i pudiendo remediarle, tiene obligación so pena de
peccado mortal a hazerlo, i quándo i cómo está obligado, consulte a su confessor o
algún hombre docto; mas no aviendo grave necessidad, todo lo que se hiziere será
de grande merecimiento con Dios.
[50] Lo que queda dicho es lo que todos los christianos tienen obligación a
creer, mas fuera de la obligación que cada uno tiene a saber esto por ser christiano,
tiénela también a saber lo que es menester para su estado i officio, consultando con
su confessor o con otros hombres doctos quando ocurriere el caso.
Cap. IIII. Que los curas i sacristanes enseñen la doctrina christiana
[1] I porque el fundamento para salvar nuestras almas es nuestra sancta Fe
Cathólica, que (como dicho es) se contiene en la doctrina christiana que está
referida, en la qual conviene que los cathólicos i fieles christianos sean instruidos
i doctrinados para que sepan lo que firmemente deven creer i tener, según lo
manda Dios i lo tiene nuestra madre sancta Iglesia. Por tanto, conformándonos
con lo que acerca desto dispone el sancto Concilio Tridentino, ordenamos i
mandamos [al margen: Cardenales don Rodrigo de Castro i don Fernando Niño] a
todos los curas deste Arçobispado que cada uno en su semana enseñe la dicha
doctrina a sus feligreses i parroquianos todos los domingos i fiestas de guardar en
la missa mayor al tiempo que se le señalare (no aviendo aquel día otro sermón),
declarándola conforme a lo que está dicho en el capítulo precedente o como cada
uno mejor supiere; de manera que lo que no se pudiere dezir ni declarar en un
domingo o fiesta se declare en otro siguiente, so pena de quatro reales por cada
vez que se dexare de dezir, aplicados la mitad para pobres i la otra mitad para la
fábrica de la iglesia, i que no ayan parte de la offrenda i se acrezca a los demás
servidores de las dichas parroquias. I assí mismo mandamos que los sacristanes,
dende el primer domingo de Adviento hasta la dominica in Passione, todos los
domingos, una hora después de medio día, hagan tañer la campana cada uno en
su parroquia, para que los parroquianos se junten i los niños, criados i esclavos de
la parroquia i les enseñen la doctrina christiana, so pena de dos reales a cada
sacristán (por cada vez que la dexare de dezir i enseñar), aplicados para la lumbre
del Santíssimo Sacramento, los quales se los desquenten de su salario los
mayordomos. I mandamos que nuestros visitadores les señalen salarios a cada uno
a costa de la fábrica de la Iglesia donde fuere sacristán por el trabajo que a de tener
en la dezir, excepto si este salario se uviesse hasta agora acostumbrado de pagar
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 317
de otra parte. I los vicarios i curas exhorten a los dichos parroquianos vayan i
envíen a oírla a sus hijos, criados i esclavos. I enseñarán assí mismo los dichos
sacristanes la doctrina los demás domingos del año, al tiempo i hora que nuestros
visitadores les señalaren. I porque con mayor devoción los fieles la vayan a oír,
otorgamos a cada uno que la oyere (quando se dixere en la iglesia después de
comer) por cada vez quarenta días de perdón. I los curas publiquen i lean esta
nuestra constitución en las iglesias a sus feligreses dos vezes en cada un año,
quando se leyeren las cartas generales, so pena de quatro reales para la fábrica de
la iglesia por cada vez que la dexaren de leer.
[2] Assí mismo queremos que las penas puestas a los beneficiados, assí en
este capítulo como en otros desta Synodo, se apliquen a las fábricas de las iglesias,
salvo si las fábricas tocassen a nuestra provisión, porque entonces se avrían de
aplicar a los pobres o lugares píos.
[3] Iten declaramos que por las cosas que se han establecido, assí en la
constitución de arriba como en todas las otras desta Synodo, en ninguna manera se
infiera perjuizio alguno a los litis pendientes en la Rota de Su Santidad entre nos i
los beneficiados i el Cabildo.
Cap.V. Que, en teniendo uso de razón, sepan la doctrina christiana, so pena de
peccado mortal, i para ello se hagan las diligencias en este capítulo
contenidas
[1] Todas las personas de qualquier estado i condición que sean, en llegando
a tener el varón catorze i la muger doze años i antes (si antes tuvieren uso de
razón), están obligados, so pena de peccado mortal, a aprender la doctrina
christiana, a lo menos la oración del Pater noster, Credo o los Artículos de la Fe i los
Mandamientos de la Lei de Dios i de la Iglesia i Sacramentos della. I porque avemos
sido informados [al margen: Cardenal D. Fernando Niño] que es grande la ignorancia
que en cosa tan importante como ésta ai, S.S.A.2, exhortamos i encargamos la
conciencia a los padres i padrinos, que tienen obligación enseñársela, que procuren
que la sepan, acordándose que han de dar mui estrecha quenta a nuestro Señor el
día del juizio del descuido que en esto tuvieron. I a los curas i confessores
mandamos sepan de los penitentes que vinieren a confessarse con ellos antes (que
los oigan de confessión) si la saben; i a los que no la supieren, no los confiessen o
dificulten el confessarlos i absolverlos, como entendieren que más conviene al
servicio de nuestro Señor i bien de las almas de los dichos penitentes; i lo mismo
hagan con los padres i padrinos si fuesen negligentes en enseñársela. I para que se
sepa esto, mandamos a los dichos confessores que, entre las preguntas generales
que están obligados a hazer a sus penitentes antes de confessarlos, sea a los que
tuvieren hijos o uvieren sido padrinos, si han cumplido i cumplen con esta
obligación. I para que sepan la que tienen, mandamos assí mismo a los curas que,
en acabando de celebrar el Sacramento del bautismo, se la declaren clara i
distintamente i de suerte que en ninguna manera puedan pretender ignorancia
della, so pena de dos ducados por cada vez que lo dexaren de hazer, la mitad para
la fábrica i la otra mitad para los pobres de la parroquia, lo qual mandamos a
nuestros visitadores executen irremissiblemente.
Cap. VI. De lo que los curas han de declarar al pueblo acerca de los
Sacramentos y Artículos de la Fe
[1] I para que los fieles lleguen con mayor reverencia i devoción a recibir los
sanctos Sacramentos [al margen: Tred. ses. 24, c. 7, de reformatione], tengan cuidado
los dichos curas de declararles su virtud i utilidad, uso i necessidad, assí al tiempo
que los administraren como algunos domingos i fiestas que les pareciere más a
propósito. I assí mismo les declaren los artículos de nuestra santa Fe Cathólica,
aplicando el Evangelio aquel día (quando se pudiere hazer) a un Sacramento o
artículo por la orden del Cathecismo de nuestro mui S. Padre el Papa Pío V, de felice
recordación, procurando assentar su doctrina en los coraçones de los oyentes e
instituirlos en la Lei del Señor, pospuestas questiones i palabras inútiles. I para esto
mandamos [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] que cada uno de los dichos
curas tenga el dicho Cathecismo i los demás libros que convengan a su officio, i
nuestros visitadores vean i se informen cómo se cumple todo lo susodicho i nos
avisen i den dello relación.
Cap. VII. Que se cumpla con lo contenido en el capítulo precedente, con
declarar la letra del Evangelio i algo de la doctrina
[1] Porque la experiencia nos enseña que la constitución precedente tiene
mucha difficultad en guardarse, porque aunque ai algunos curas que son letrados i
pueden mui bien hazer lo que en ella se dize, a los quales exhortamos y encargamos
[al margen: Cardenal don Fernando Niño] guarden i cumplan lo que en ella se
contiene, ai otros (lo qual referimos con gran dolor de nuestra alma) que saben poco;
i por ser el estipendio que hasta aquí han tenido tan tenue, no se han hallado ni
hallan personas de más sufficiencia para el dicho ministerio i, para quitar escrúpulos
i ocassión de que los visitadores no les molesten, diziendo que no guardan la dicha
constitución, S.S.A., declaramos que cumplan con ella con explicar los días que en
ella se manda el Evangelio i enseñar i declara la doctrina christiana, conforme a la
instrución contenida en el capítulo tercero deste título.
Cap. VIII. De lo que los predicadores han de enseñar en los sermones que
hizieren
[1] Desseando (como es razón) que nuestros súbditos sean en todo
aprovechados i por falta de doctrina no dexen de conseguir el premio eterno que
Dios tiene aparejado para los que le aman, i conociendo de quánta importancia es
para esto la fuerça de la divina palabra, exortamos i mandamos [al margen: Cardenal
don Fernando Niño] a todos los predicadores que, teniendo delante de los ojos las
grandes obligaciones de su officio i la rigurosa quenta que de la execución dél se les
a de pedir, procuren en sus sermones seguir las doctrinas más comunes i recebidas
i admitidas de los sanctos i más llegados a los sanctos Concilios i sagrados cánones,
apartándose de novedades i doctrinas peligrosas i de curiossidades que no van
encaminadas al provecho de las almas, siguiendo el consejo que el apóstol san Pablo
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 319
da a su dicípulo Timotheo [al margen: 2 Ad Thim. 2]: Stultas autem, & sine disciplina
quaestiones devita, exortando a los fieles a la virtud, reprehendiendo con rigor los
vicios i peccados. En particular el grande abuso que ai de los juramentos, el poco
respeto que se tiene al nombre de Dios, los logros, usuras, juegos i peccados de la
carne i todos los demás vicios que tan estragada tienen la república christiana. I
porque nos consta de la grande ignorancia que en lo más del pueblo ai en los
misterios i cosas de nuestra sagrada religión, que tanto les importa saber, S.S.A.,
ordenamos i mandamos a los dichos predicadores que, demás de la obligación que
el sagrado Concilio de Trento les pone de explicar al pueblo los principales misterios
de nuestra Fe en los días que la Iglesia los celebra, sean obligados de aquí adelante
en todos los sermones que en Adviento i Quaresma predicaren explicar al auditorio
un Artículo de Fe o uno de los Mandamientos de la Lei de Dios o de su Iglesia o otra
cosa de la doctrina christiana o de la disposición que se ha de tener para recibir los
Sacramentos, para que desta suerte el pueblo se vaya aprovechando i desterrándose
la ignorancia tan perniciosa como la que ai; que, demás del premio que Dios les dará
a los que assí lo hizieren, les concedemos los cien días de indulgencia, que por
autoridad apostólica podemos conceder, por cada vez que lo hizieren.
Cap. IX. Que en los sermones no se digan gracias ni cosas deshonestas, que
provoquen al pueblo a peccar
[1] I porque somos informados [al margen: Cardenal D. Fernando Niño] que en
algunas iglesias de nuestro Arçobispado algunos predicadores, assí seculares como
religiosos (con poco temor de Dios y menosprecio del hábito que traen y officio que
exercitan) en algunas fiestas del año i particularmente el día de Pascua de
Resurrección, después de aver predicado (i aún lo que peor es) en medio del sermón,
sueles dezir algunas gracias i quentos deshonestos i suzios i hazen algunas otras cosas
mui indecentes i indignas de aquel lugar i de la veneración de tan gran fiesta como la
que aquel día celebra la Iglesia, con que mueven el pueblo a risa i le inducen a peccar
i offender gravemente a nuestro Señor y, desseando, cómo devemos, poner remedio
en cosa tan abominable i extirpar de todo punto una tan perniciosa costumbre o, por
mejor dezir, corruptela, S.S.A. ordenamos i mandamos, so pena de excomunión maior
latae sentientiae, que ningún predicador de qualquier estado, calidad i condición que
sea se atreva a hazer de aquí adelante cosa semejante, con apercibimiento que le
hazemos que, demás del peccado i offensa grande que harán a nuestro Señor,
procederemos a castigarle con sumo rigor; y del mismo usaremos contra los vicarios,
beneficiados i curas que lo supieren i no nos dieren luego aviso dello. I encargamos la
conciencia a nuestros visitadores que mui en particular se informen en las visitas que
hizieren desto i nos den particular relación de lo que hallaren.
Cap. X. De la instrucción para los moriscos
[1] Porque por el levantamiento de los moriscos del Reino de Granada se han
repartido por el Reino i mucha parte dellos viven en este Arçobispado i nos conviene
como a prelado suyo dar orden como sean doctrinados i enseñados i se confiessen i
oigan missa i se tenga particular quenta dellos, acordamos [al margen: Arçobispo don
Christóval de Rojas] dar orden como mejor lo susodicho se haga i para ello se guarde
la instrución siguiente:
320 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
[2] Los curas, cada uno en su lugar o parroquia, harán un padrón de todos los
moriscos, assí libres como esclavos, niños i mugeres, poniéndolos por sus nombres,
i calles i casas donde viven.
[3] El vicario o cura más antiguo del lugar (para que mejor i más
cómodamente puedan ser instruidos) señalará a los mismos moriscos una iglesia o
hermita o hospital, adonde los domingos i fiestas ocurran todos a oír missa.
[4] Iten, porque los curas particularmente no podrán assistir, por la ocupación
que tendrán en sus officios con la administración de los Sacramentos, a enseñar
estos dichos moriscos, nombren un clérigo sufficiente, el qual les dirá missa en la
dicha iglesia i tendrá un padrón de los tales moriscos para llamarlos por sus
nombres. I en la ciudad o villa donde en una iglesia no cupieren, podrán nombrar
dos iglesias o dos clérigos o más, conforme a la necessidad; el qual clérigo les
enseñará al tiempo de offrecer la doctrina christiana, declarándosela i dándosela a
entender, pidiéndoles quenta en particular a los que les pareciere della, para que
mejor la deprendan i la vayan sabiendo.
[5] Iten, para el sustento del dicho clérigo cada morisco, hombre o muger,
dará de offrenda i limosna un maravedí. I mandamos al colector o al vicario o cura
del tal lugar dé a los tales clérigos las missas que tuvieren necessidad para dezir i con
gratificación de mejor pitança.
[6] Iten, a los que faltaren de venir a oír missa a la dicha iglesia se les llevará
de pena, la primera vez ocho maravedís i la segunda medio real i la tercera vez se
doblen las penas, i el vicario o cura los pueda castigar conforme a su rebeldía i
descuido. La mitad de la pena llevará el dicho cura o clérigo que les dixere missa i
la otra mitad para el alguazil o executor que para ello se pusiere, el qual dicho
executor assista los domingos i días de fiesta en la dicha iglesia i lo nombre el dicho
vicario i, donde no lo uviere, el cura, i tenga cuidado que los susodichos vengan a
oír missa.
[7] I adviértese a los vicarios o curas o clérigos, que tuvieren cargo de las
iglesias de los dichos moriscos, no les den licencia que oigan missa en otra parte, si
no fuere en la dicha iglesia.
[8] Iten se advierte que en los lugares, donde no uviere más de un clérigo,
vicario o cura, donde uviere moriscos, que en la misma parroquia oigan missa i les
enseñe i tome quenta después de dicha missa de la doctrina christiana.
[9] Iten, tendrá cuidado que los dichos moriscos confiessen las Quaresmas, i
hará con ello la instancia possible para que lo hagan.
[10] Iten, de los moriscos cautivos tendrá también dellos padrón, i los
encarguen a sus amos que tengan cuidado de hazer que oigan missa i confiessen i
sepan la doctrina christiana; i al postrero domingo del mes irán los cautivos a la tal
iglesia a dar quenta dónde han oído missa i tomárseles a quenta dello i de cómo
saben la doctrina christiana. I, si uviere algún morisco libre o esclavo que tuviere
buenas costumbres i estuviere bien enseñado, darános razón de la tal persona i
embiarnos a su parecer i, si se le deve administrar el Santíssimo Sacramento del
altar, porque con su parecer i relación proveeremos lo que convenga.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 321
[11] Procurará el clérigo que tuviere cargo de los dichos moriscos saber
cómo viven i no les consentirá que hablen la lengua arábiga, ni que la enseñen a
los niños; i procurará de que los susodichos no vivan muchos juntos, ni que hagan
juntas entre ellos, porque desta manera olvidarán su lengua i costumbre que
tenían, i assí irán recibiendo los preceptos de nuestra santa Fe Cathólica. I
procuren de darnos aviso de qué manera se aprovechan, teniendo en todo el
cuidado que conviene, que nos ternemos cuidado de gratificarlos i darles contento
en lo que se offreciere.
Cap. XI. Que trata de la misma instrucción
[1] Para que mejor se guarde lo contenido en la constitución próxima del
señor Arçobispo don Christóval de Rojas, nuestro predecessor de buena memoria,
conviene [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] que no sólo los curas de las
iglesias, donde son parroquianos los dichos moriscos, i los clérigos diputados para
que les digan missa tengan cada uno el padrón dellos, conforme a la dicha
constitución, sino también los alguaziles executores, a cuyo cargo está el hazerlos
venir a missa i penar a los que no vinieren, los cuales dichos curas, clérigos,
diputados i alguaziles de dos en dos meses se junten i visiten todos los moriscos de
los padrones que tienen, para que vean los que se han muerto o ausentado i los que
de nuevo an venido al lugar o parroquia, porque ai muchos que vienen de fuera i se
están sin empadronar; i a todos, grandes i pequeños, los ponga cada uno en su lista
i padrón, para que desta manera tengan dellos el cuidado que les está repartido i
mandado.
[2] Iten, los dichos curas tengan especial cuidado de administrar a los dichos
moriscos los ecclesiásticos Sacramentos, mayormente el del bautismo a los niños i el
de la penitencia a los adultos que uvieren llegado a los años de discreción,
haziéndoles que se confiessen en la Quaresma i traigan cédula de confessión. I en
cada año sean los dichos curas obligados a traer los padrones a nuestro Provisor i
darle relación de los que no uvieren confessado i cumplido con el precepto de la
Iglesia, como se les manda en el título De officio rectoris.
[3] Otrosí, para que los dichos moriscos no falten de oír missa entera los
domingos i fiestas de guardar, conviene que los dichos alguaziles i executores
assistan desde el principio de la missa a las puertas de las iglesias i hospitales, que
les están señalados para oírla, i vean los que no vienen al tiempo que son obligados
i les lleuen las penas conforme a lo dispuesto en la dicha constitución del dicho
Arçobispo don Christóval, las quales dichas penas paguen luego allí en la iglesia los
que uvieren faltado, para que desta manera se avergüencen i tengan cuidado de ir a
missa a tiempo i cesse la ocasión de cohechos, que avría en ir los dichos alguaziles a
cobrar las penas a sus casas de los moriscos; i quando algún morisco faltare tres i
quatro vezes, se dé noticia a nuestro Provisor para que lo castigue.
[4] Tengan los dichos curas, clérigos, diputados i alguaziles mucho cuidado
con los moriscos, que están i moran en las güertas, heredades i cortijos, para que
oigan missa i se les administren los Sacramentos, porque nos han avisado que en
esto ai falta.
322 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
[5] Iten, los clérigos que los curas diputaren de aquí adelante para que digan
missa a los dichos moriscos, pudiéndose hazer cómodamente, sean de la misma
parroquia, porque de lo contrario resultan inconvenientes.
[6] Iten, los dichos curas i clérigos no consientan que los moriscos tengan ni
lean libros ni otras escrituras en lengua arábiga, ni hablen la dicha lengua en sus
casas ni fuera dellas, ni escrivan en ella, ni hagan bodas, bailes, çambras, leilas,
cánticos, músicas i banos que por las leyes destos Reinos les son prohibidos; i, si los
dichos moriscos hizieren lo contrario, den aviso a nuestro Provisor para que los
castigue.
[7] Ningún morisco se pueda mudar de una parroquia a otra sin llevar cédula
del proprio cura para el otro donde se muda, para que se notifique a los clérigos
diputados i alguaziles de una i otra parroquia, i los de la parroquia de adonde
salieron los quiten de sus listas, i los adonde se mudaron los empadronen; i, si algún
morisco se passare a otra parroquia sin la dicha licencia, como dicho es, den los
dichos curas i clérigos aviso a nuestro Provisor para que lo castigue.
[8] Sepan los dichos curas los moriscos que no han recebido el sancto
Sacramento de la confirmación, i los que hallaren no lo aver recebido procuren que
se confirmen i lleven a confirmar a sus hijos que tuvieren uso de razón, haziéndoles
que confiessen primero sus peccados i exhortándoles a que ayunen i hagan obras
pías i se preparen como conviene para aver de recebir este Sacramento.
[9] Quando los dichos curas bautizaren a hijos de moriscos o esclavos,
escrivan en los libros de bautizados los nombres de sus padres con la calidad de que
son moriscos o esclavos, so pena de excomunión mayor a cada uno i de un ducado
para los pobres de la parroquia. I lo mismo guarden i cumplan quando dieren algún
testimonio de cómo los susodichos están bautizados.
[10] Los padrinos de los moriscos que se bautizaren sean chritianos viejos [al
margen: Cardenal don Fernando Niño], i los curas no admitan otros, so pena de quatro
reales por cada vez que lo contrario hizieren para los pobres de la parroquia.
[11] Los padres sean obligados [al margen: Idem] a llevar a bautizar a sus
parroquias sus hijos dentro de ocho días después que nacieren, si no fuere estando
el niño enfermo i constando por dicho de médico que sin peligro no le pueden llevar
ni sacar de casa; i en este caso admitimos que lo pueda bautizar en casa algún
sacerdote, si lo uviere, i si no otra persona, como no sea morisco. I, cessando la
enfermedad, lo más presto que fuere possible lo lleven a la iglesia a recebir el olio i
crisma, so pena de un ducado al que no lo cumpliere, i los curas darán quenta de lo
que sucediere a nuestro Provisor para que los castigue con más rigor.
[12] I porque los niños en su educación i criança deprenden i son mejor
instruidos en lo que adelante deven hazer i guardar para ser buenos christianos i
salvarse, i de lo que los moriscos con sus hijos hazen se tiene poca satisfación i,
desseando poner en alguna manera remedio en cosa tan importante, S.S.A.,
mandamos [al margen: Idem] que, en los lugares donde los uviere i principalmente
en esta ciudad de Sevilla, se señale en cada uno una escuela i nuestro Provisor
nombre un maestro, hombre de bien, de buena vida i costumbres, que les enseñe la
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 323
doctrina christiana i, a los que quisieren, leer i escrivir, a quien sus padres paguen
cada mes lo que nuestro Provisor señalare; los quales sean obligados a embiar sus
hijos a las dichas escuelas desde que tengan edad de cinco años hasta que tengan
ocho, de manera que anden i vayan a ella tres años, so pena de medio real cada día
(que no fuere de fiesta) que sin justa causa los dexaren de embiar, la tercera parte
para los pobres de la parroquia, la otra parte para el maestro de la dicha escuela i la
otra para el alguazil que lo denunciare.
i costumbre están obligados, so las penas que se les pusieren en las cartas del edicto
convocatorio que para ello se dieren; las quales fuera desta ciudad vayan dirigidas a los
dichos abades i priores, para que junten sus cabildos, i a los vicarios, para que junte
cada uno el clero de su vicaría, i en las iglesias no sujetas a vicaría el cura más antiguo
haga lo mismo i, juntos los dichos cabildos i clero de cada vicaría i partido, nombren
las personas que deven nombrar para que vengan a la Synodo, a los quales den
poderes bastantes para el dicho efecto. I assí mismo en los dichos cabildos i juntas se
conferirán las cosas que les perecieren dignas de proponerse i remediarse en la
Synodo, i de todo se harán memoriales i se los darán a los que uvieren nombrado i
diputado para venir o nos los embiarán algunos días antes, si assí se les mandare.
Capit. I. Cómo han de cumplir los clérigos las cartas del Prelado i sus juezes
[1] Todos los clérigos de nuestro Arçobispado [al margen: Cardenal don Rodrigo
de Castro] cumplan nuestras cartas i mandamientos i de nuestros juezes, so las penas
en ellos contenidas, demás de que serán castigados conforme a la calidad de la
inobediencia. Otrosí, los notarios (i a falta dellos los clérigos y sacristanes que fueren
requeridos) las lean, publiquen i notifiquen como les fuere mandado, i den el traslado
de las dichas cartas i notificaciones i respuestas dellas sin dilación, pagándoles sus
derechos conforme al aranzel, so las dichas penas i de pagar los daños i costas que
causaren a las partes. Pero no sean los dichos notarios, clérigos ni sacristanes
obligados a ir a hazer notificación o publicación fuera del lugar donde viven, salvo si
en el tal lugar, donde la dicha notificación se va a hazer, no uviere quien la haga.
Capit. II. Que contiene las Letras Apostólicas, de que no se ha de usar hasta ser
vistas i examinadas por el Ordinario
[1] El Sancto Concilio Tridentino santamente estatuyó [al margen: Idem. Trid.
sess. 6, c. 2, De reformatione] que fuesen vistos y examinados por los Ordinarios, primero
que dellos se usasse, los rescriptos i letras apostólicas de dispensaciones temporales
para no residir, de licencias i dispensaciones concedidas a los suspensos por los
mismos Ordinarios, de sus órdenes, grados i dignidades ecclesiásticas o entredichos
para ascender a los Sacros Ordenes, aún por oculto crimen, extrajudicialmente o de
qualquier manera, i de otras qualesquier dispensaciones graciosas, comutaciones de
últimas voluntades, remissiones de delictos, de que los Ordinarios començaron a
inquirir, remissiones de penas a que los delinquentes fueron por ellos condemnados
[al margen: Trid. sess. 14, c. 1, De refor. Trid. sess. 22, c. 5 & 6, De reformat. Trid. sess. 13, c.
5, De reformat.]. Por tanto mandamos que los que uvieren impetrado e impetraren i
tuvieren las dichas letras no usen dellas en manera alguna sin que primero las traigan
i presenten ante nos o ante nuestros juezes, que para el dicho effecto serán por nos
especialmente diputados, no siendo negocio que por nos mismo se aya de hazer, para
que sean vistas i examinadas si tienen vicio de subrrepción o obrrepción, i se guarde
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 325
lo que el Derecho i derechos del dicho Sacro Concilio disponen i se provea lo que
convenga. Lo qual hagan i cumplan los susodichos, so pena de diez ducados i dos
meses de cárcel por cada vez al que lo contrario hiziere.
las iglesias desta dicha ciudad i todos los monasterios de todas Ordenes (aunque
sean de los mendicantes) guarden el entredicho todo el tiempo que durase; i en el
tañer a él i a ponerlo i alçarlo las dichas iglesias se conformen con nuestra Iglesia
Metropolitana i que, tocando el campanero de nuestra sancta Iglesia, los sacristanes
i campaneros de las otras iglesias la respondan luego incontinenti. I en las otras
ciudades, villas i lugares de nuestro Arçobispado todas las iglesias i monasterios
guarden el entredicho como dicho es, i las dichas iglesias en el tañer a él sigan a las
iglesias colegiales adonde las uviere, i, adonde no las uviere, se conformen con las
iglesias principales donde se suelen juntar las processiones generales, so pena de un
real a cada sacristán por cada vez que en lo susodicho faltare, para el compañero de
la Iglesia principal. I para que lo susodicho mejor se cumpla, mandamos que de aquí
adelante las cartas de entredicho que nuestros juezes dieren para las ciudades, villas
i lugares de nuestro Arçobispado vayan dirigidas al vicario, donde lo uviere, i no lo
aviendo al cura más antiguo, el qual las haga notificar a la Iglesia Colegial o
principal, para que haga la señal, i las demás la sigan i hagan guardar i cumplir el
entredicho i executar la dicha pena.
[2] I porque algunas vezes sucede que, aviendo puesto nuestros juezes
entredicho i teniendo los regulares obligación de guardarlo (conforme a lo dispuesto
en el sancto Concilio Tridentino) en sus casas i monasterios, so color de algún
privilegio o indulto particular o por alguna otra causa, celebran con solemnidad,
abiertas las puertas i tañendo campanas, algunas fiestas, de que resultan algunos
inconvenientes; para remedio de los quales (conformándonos con lo que el sancto
Concilio dispone) mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que de aquí
adelante guarden i publiquen las censuras i entredichos puestos por nuestros juezes
i, quando tuvieren alguna causa para no guardarlo, (antes que los quebranten)
parezcan ante nuestro juez de la Iglesia con el indulto o privilegio apostólico que
tuvieren para que, visto por él, se provea lo que más convenga al servicio de Dios,
con apercibimiento que les hazemos que, no haziéndolo assí, procederemos contra
ellos en la forma i manera que de derecho nos fuere permitido.
Capit. I. Instrucción de las cosas que se han de guardar con los que se ordenaren
[1] Mucha discreción i prudencia a de aver en admitir a los que han de ser
escogidos para la suerte del Señor [al margen: Cardenal don Fernando Niño]. I assí se
tendrá especial cuidado que en los tales, a quien se uvieren de dar Ordenes
Ecclesiásticos, concurran las calidades necessarias, precediendo el examen de la
persona i suficiencia i todo lo demás que por Derecho i decretos del Sacro Concilio
Tridentino se requiere.
[2] I para que todos los que en este nuestro Arçobispado se uvieren de
ordenar estén advertidos i prevenidos de lo que es necessario para cada Orden, i el
tiempo i edad en que lo han de recebir, lo ponderamos aquí conformándonos con lo
dispuesto por el Santo Concilio Tridentino.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 327
[14] Los que se ordenaren de Epístola [al margen: Idem. Ead. ses., c. 13],
(demás de lo que se ha dicho) para las menores Ordenes, han de tener mayor
aprovación de su vida i costumbres i del ministerio que han hecho, i reverencia que
han tenido a los presbíteros i ordenados de mayores Ordenes, i de la frecuencia que
han tenido del sacramento de la Comunión, que declaramos a de ser en público i en
la missa mayor los domingos i fiestas principales del año.
[15] Los que se ordenaren de Evangelio [al margen: Idem] han de saber
tanto más que los de Epístola i tener más aprovación en todo género de virtud,
quanto están más propinquos al sacerdocio, al qual ninguno será admitido de
quien no constare por su examen que puede enseñar al pueblo. I para esto a de
saber mui bien lo que toca a la administración de los Sacramentos, de que se haze
ministro, i a de ser mui aprovado en religión i costumbres christianas i honestas,
que se pueda esperar dél que hará vida exemplar i avisará a los otros que vivan
christianamente.
[16] I, en execución de lo que el sancto Cincilio de Trento ordena [al margen:
Ead. sess., c. 13], mandamos [al margen: Idem] que los subdiáconos de qualquier
calidad i condición que sean durante el año se exerciten en el ministerio de su
Orden, ministrando en la missa cantada de tercia, que en su parroquia o en otra
alguna iglesia o monasterio (a que por nos o por nuestro Provisor fueren adscritos)
se dixere, revestidos con dalmática en el altar o en la tribuna sin ella; i lo mismo
hagan los diáconos el año de sus intersticios, so pena que el que no lo hiziere i no
truxere testimonio i información bastante de averlo hecho i frequentado
públicamente el sacramento de la Comunión, en la forma i días que dicho es, no será
promovido a otra Orden hasta que de nuevo torne a hazer otro año su aprovación i
cumplan con lo que el sancto Concilio manda.
[17] I, si (lo que Dios no quiera) de las informaciones resultare que por algún
defecto en la vida i costumbres de los ordenantes alguno no aya de ser admitido a
las Ordenes que pretende, mandamos [al margen: Idem] que parezca ante nos para
que caritativamente le reprehendamos i amonestemos se enmiende, lo qual será con
mucho recato i de suerte que en ninguna manera entienda quién nos a dado noticia
de sus culpas.
[18] I, para que se examinen los susodichos ordenantes, nombraremos [al
margen: Idem. Ead. sess., c. 7] personas de ciencia i conciencia i de la mayor
satisfación que pudiéremos para que delante de nos (el tiempo que no estuviéremos
ocupados i, quando lo estuviéremos, en un aposento que para ello se señalará,
dentro de nuestro palacio arçobispal) lo examinen.
[19] A los quales les encargamos mucho [al margen: Idem] la conciencia que
con grande diligencia i rectitud lo hagan, no aprovando más de a los que
entendieren que lo merecen i tienen partes para ser admitidos i escogidos para la
suerte del Señor, acordándose de la estrecha quenta que han de dar a nuestro Señor
el día del juizio si, por algún respeto o fin particular, admitieren a alguno que no lo
merezca. I para que lo hagan assí mandamos que, luego como fueren nombrados
para el tal ministerio, juren delante de nos o de nuestro Provisor que bien i
fielmente, sin respeto ni interés alguno, lo exercitarán.
330 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
[20] I si aviendo [examinado], [al margen: Idem] como cada uno de los
examinadores a de examinar a cada uno de los ordenantes, aparte i de por sí, le
reprovare, i el reprovado dixere que se turbó i pidiere lo tornen a examinar,
mandamos que lo torne a hazer otro de los examinadores que por nos o por
nuestro Provisor fuere señalado, juntamente con el que lo reprovó i, si los dos le
aprovaren, se admita i, si no se conformaren, nos den quenta dello para que
proveamos lo que convenga; i, si lo reprovaren, no sea admitido más a examen
hasta otras órdenes.
[21] Grande oprobrio es del estado i hábito ecclesiástico que ningún clérigo
de Orden Sacro mendigue i passe necessidad, i por esta razón en los sagrados
cánones (i últimamente en el sancto Concilio Tridentino [al margen: Trid. sess., 21, c.
2, De refor.]) está estatuido que ninguno se ordene de mayores Ordenes, si no fuere
a título de beneficio ecclesiástico, con que honestamente se pueda sustentar, o de
patrimonio o pensión, el qual no se pueda resignar sin expressa mención de que a
título dél fue ordenado, ni se admita la tal renunciación, si no es constando que le
queda con qué pueda vivir. I, si no tuviere beneficio, sino pensión o patriminio, los
obispos puedan ordenar a título desto a los que pareciere que conviene por
necessidad o comodidad de sus iglesias, i el tal patrimonio o pensión sea cierto, i no
se pueda extinguir la pensión ni vender ni enagenar el patrimonio. I, porque somos
informados que en esto ai muchas fraudes i engaños, S.S.A., estatuimos i mandamos
[al margen: Idem] que se guarde inviolablemente lo que el sancto Concilio manda,
so las penas en él contenidas i un año de suspensión de las Ordenes que con
semejantes títulos uviere recebido. I declaramos que el beneficio, capellanía o
pensión, a cuyo título se ha de ordenar, a de valer veinte mil maravedís, i el
patrimonio a de ser heredado i valer otro tanto, el qual no se pueda vender, donar ni
enagenar sin licencia nuestra, aunque se diga que tiene beneficio o capellanía con
que cómodamente se puede sustentar, so pena que la venta o enagenación sea en sí
ninguna. I assí mismo mandamos que la pensión, a cuyo título fuere ordenado, no
se pueda casar ni extinguir sin la dicha nuestra licencia.
[22] El sancto Concilio Tridentino (alumbrado por el Espíritu Sancto)
sanctíssimamente decretó [al margen: Trid. sess., 23, c. 4 & 6, De reformat.] que
ninguno fuesse ordenado de primera tonsura si no fuesse de quien se tuviesse
provable conjetura de que no recibía la dicha Orden para exemptarse i defraudar la
jurisdición seglar, ni tampoco fuesse ordenado el que no endereçasse todas sus
acciones quasi in via ad maiores Ordines suscipiendos, i el que con otro intento lo
hiziesse no gozasse del privilegio del fuero. I, porque ai muchas personas en este
arçobispado que, dotando una capellanía de sus propios bienes i hazienda, se
ordenan a título della sin pensamiento de ordenarse de otras Ordenes ni passar
adelante en el culto i ministerio ecclesiástico, lo qual (demás de ser contra la
intención del sancto Concilio Tridentino) redunda en gran perjuizio de las rentas,
pechos i derechos a Su Magestad devidos i pertenecientes, para remedio de lo qual,
S.S.A., estatuimos i mandamos [al margen: Idem] que de aquí adelante los que se
ordenaren de primera tonsura a título de alguna capellanía que ellos mismos
dotaren, por el mismo hecho que dentro de tres años no se ordenaren de otras
Ordenes (teniendo edad para ella) sean privados de la tal capellanía i pierdan el
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 331
privilegio del fuero. I respeto de las demás exempciones i libertades, sean avidos i
reputados como si fueran meramente seglares, pues es evidente presumpción que,
pues no toman más Ordenes que aquélla, lo hizieron por defraudar la jurisdición
seglar i dexar de pagar lo que deven.
Capit. II [Otros requisitos que se han de exigir a los ordenantes]3
No admitan nuestros visitadores [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro]
al que no supiere cantar canto llano i rezar el officio divino; i al que fuere ordenado
de presbytero nuestro Provisor no le dé licencia para dezir missa sin que por examen
conste que está bien instructo en las ceremonias. I el que truxere cartas, presentes o
intercessor para pedir Ordenes o reverendas no sea admitido por aquella vez.
Capit. III. De los derechos que se han de llevar por los títulos de las Ordenes i
reverendas
Nuestro secretario o notario [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro. Trid.
sess., 21, c.1, De refor.], ante quien passaren las Ordenes, no lleve derechos algunos
por las cartas i títulos dellas, ni por letras dimissorias i reverendas, excepto si el
notario no llevare salario por exercer su officio, poque en tal caso puede llevar la
dézima parte de un escudo de oro, no siendo en parte donde se aya acostumbrado
a no llevar cosa alguna.
Capit. IIII [Penas de los que llevan derechos indebidos]
I por ser lo contenido en este capítulo de tan grande importancia como es, i
aver sido informados que por no tener pena no se ha guardado i que se han llevado
algunos derechos de los títulos de las Ordenes i letras dimissorias que avemos dado,
i deseando poner el remedio que conviene, S.S.A., mandamos [al margen: Cardenal
don Fernando Niño] que de aquí adelante no lleve el notario o persona ante quien
passaren las dichas Ordenes (que nos o el obispo que nos señalaremos hiziere) más
que lo que el sancto Concilio Tridentino permite i esta constitución le da, so pena de
excomunión mayor i que todo lo que llevare de más en conciencia no lo haga suyo i
tenga obligación a restituirlo, sobre que encargamos la conciencia a nuestros juezes
para que con mucho rigor lo executen.
Capit. V. Que a las Ordenes mendicantes no se lleven derechos
I porque, conforme a lo dispuesto i determinado en Derecho i leyes destos
Reinos, a las Ordenes mendicantes i pobres (que llaman de solemnidad) quando
litigan no se les llevan derechos, mandamos [al margen: Idem] a nuestro secretario
o notario ante quien passaren las dichas Ordenes no lleven aún la dézima parte
de un escudo de oro que, conforme al Concilio i esta constitución, pueden llevar,
sino que les den sus títulos de valde i sin pagar derechos algunos, que nos les
gratificaremos por otra parte el trabajo que en despacharlos tuvieren. I, si contra
lo dispuesto en este capítulo llevaren algo, mandamos que lo restituyan con el
doblo.
3 Los títulos, tanto de este capítulo como del IV, tomados de la edición de 1862.
332 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
Capit. I. Que ningún clérigo tenga dentro de su casa ni se sirva de sus hijos
illegítimos
A nuestro pastoral officio incumbe assí castigar la incontinencia de los
clérigos como remover la memoria i públicos testimonios della, para que ni Dios,
nuestro Señor, se offenda ni el pueblo (a quien deven ser ejemplo) se escandalize.
Por ende mandamos [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] que ningún clérigo
secular ni regular de nuestro arçobispado tenga ni se sirva en su casa ni acompañe
de sus hijos o descendientes ilegítimos, ni se hallen presentes al bautismo, bodas,
334 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
missa nueva o absequias dellos, ni permitan que les ayuden a missa, so pena de que,
haziendo lo contrario, serán castigados gravemente.
Capit. I. Que a ningún clérigo forastero se le dé licencia para dezir Missa sin
ver sus dimissorias
Ningún clérigo secular ni regular, estrangero o de fuera desta diócesi, sea
admitido a celebrar, a administrar los sacramentos ni a exercitar sus Ordenes en cosa
alguna en nuestro arçobispado [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro], si no
tuviere letras dimissorias de su Prelado, las quales aya presentado i obtenido licencia
de nos o de nuestro Provisor, i el que le admitiere i le diere recaudo sin preceder la
dicha licencia pague mil maravedís para obras pías.
Capit. II. En qué caso o por qué tiempo pueden los vicarios o curas dar licencia
a los clérigos o frailes forasteros, cuando van de passo, para poder dezir
Missa
Muchas vezes sucede que algunos clérigos forasteros, seculares o regulares,
van de passo por algunos lugares de nuestro arçobispado sin entrar en esta ciudad, i
parece cosa rigurosa o no consentirles que digan missa o obligarles que vengan a ella
a presentar sus dimissorias i sacar licencia nuestra o de nuestro Provisor para poderla
dezir. Para remedio de lo qual, S.S.A., mandamos [al margen: Cardenal don Fernando
Niño] que, quando algún clérigo forastero, secular o regular, fuere caminando i de
passo el vicario donde le uviere i, no aviéndole o estando ausente, el cura más antiguo
vea sus dimissorias i, hallándolas buenas, no rotas ni canceladas ni con sospecha
alguna de falsedad, le pueda dar licencia para que diga missa dos días solamente,
aunque no lleve licencia nuestra o de nuestro Provisor, salvo si el tal clérigo o fraile,
trayendo letras dimissorias de su Prelado, fuere capellán de algún señor o cavallero
conocido o persona constituida en dignidad i venga con él, i le quiera dezir missa en
algún lugar deste arçobispado, de quien se tenga mucho conocimiento i viniere a
algún negocio a algún lugar dél, como no sea a esta ciudad, que en estos casos
permitimos que pueda dezir mssa, trayendo dimissorias de su Prelado, por el tiempo
que durare el dicho negocio, con que no exceda de quince días, con sola la licencia del
vicario, donde le uviere, o del cura más antiguo del dicho lugar.
Capit. III. De qué manera i por qué tiempo a de dar el Provisor licencia a los
clérigos forasteros para dezir Missa en esta ciudad
Grande es el número de clérigos forasteros que concurren a esta ciudad, donde
(con su grandeza) se entretienen i sustentan con differentes modos i términos de vivir,
escandalizando mucho i dando mal exemplo a los que los veen i conocen. I, desseando
remediar esto como es razón, S.S.A., estatuimos i mandamos [al margen: Cardenal D.
Fernando Niño] que los que vinieren con negocios a esta ciudad parezcan ante nuestro
Provisor dentro del tercero día como llegaren i presenten las letras dimissorias que
truxeren de sus Prelados i den razón de los negocios a que vinieren i, conforme a ellos,
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 335
les dé licencia para dezir missa, aviéndolos primero examinado i aprovado en las
ceremonias della; i darles a la dicha licencia para que la digan en la iglesia que les
señalare i no se la puedan dar por más tiempo que por dos meses, al cabo de los quales
mandamos a los dichos clérigos que tornen a presentarse ante nuestro Provisor i
pedírsela de nuevo, la qual no se la dará sin informarse primero del cura de la iglesia
que le señaló de cómo a vivido i procedido, i si conviene prorrogalle la dicha licencia i,
si la relación que el cura le diere fuere buena, se la podrá prorrogar por otros dos meses
i, si se la pidiere por más tiempo, consultarlo a con nos para que proveamos lo que más
convenga. Lo qual todo mandamos cumplan los dichos clérigos, so pena de quatro
ducados i ocho días de cárcel, i los curas no los consientan de otra manera celebrar, so
las penas contenidas en el capítulo primero.
Capit. IIII. Que los clérigos naturales deste Arzobispado que se ordenaren en
otro sean avidos por forasteros en éste i se guarde con ellos lo contenido
en el capítulo precedente
I porque somos informados que ai muchos clérigos en este arçobispado que
se ordenan en otros obispados a título de capellanías, que afectadamente han avido
en ellos para sólo ordenarse, por huir del rigor del examen que acá mandamos hazer,
i se tornan luego a vivir a este arçobispado, de que se siguen muchos inconvenientes,
para remedio de los quales, S.S.A., estatuimos i mandamos [al margen: Cardenal don
Fernando Niño] que estos tales sean avidos por clérigos forasteros en quanto a que
no se les dé licencia para dezir missa sin que se guarde con ellos todo lo contenido
en el capítulo precedente.
Capit.V. De lo que se ha de guardar con los clérigos estrangeros destos Reinos
Mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] otrosí a nuestro Provisor,
vicarios i visitadores tengan gran quenta con los clérigos estrangeros destos Reinos,
que por éstos (particularmente en esta ciudad de Sevilla) andan mendigando, para
que no administren los sacramentos ni celebren los divinos officios sin licencia
nuestra especial in scriptis. I otrosí les mandamos hagan i procuren que los tales
clérigos traigan hábito decente i vivan en casas i lugares honestos, i no se les dé
licencia para celebrar ni administrar los sacramentos sin que por examen conste de
su sufficiencia i, por información, de su vida i costumbres, precediendo para dársela
todo lo que se dixo en el capítulo antecedente en los clérigos forasteros deste
arçobispado. I los que no truxeren negocios mandamos a nuestro Provisor que
procure con qualquiera ocassión echarlos desta ciudad i arçobispado, ayudándoles a
los que tuvieren necessidad para el camino con alguna limosna de condenaciones,
aplicadas para obras pías.
Capit. VI. Que a ningún clérigo se den dimissorias para ausentarse, sin que
primero se sepa por qué causa se quiere ausentar
A ningún clérigo de nuestro arçobispado [al margen: Cardenal don Rodrigo de
Castro] se den letras dimissorias para irse fuera dél sin que primero parezca
personalmente ante nos o nuestro provisor i nos informemos de su persona o por
qué causa se quiere ausentar i si a incurrido en alguna censura o ai otro
impedimento o causa por que no se le devan dar las dichas dimissorias, las quales
nunca negaremos si no obstare justa i legítima causa.
336 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
segunda, la pena doblada i diez días de cárcel, i la tercera, si tuviere beneficio de los
que, conforme al Breve de nuestro mui sancto Padre Gregorio XIII, de felice
recordación, se han anexado o anexaren a los curatos, sea condenado en la mitad de
los fructos de un año de beneficio, tercia parte para la fábrica, tercia para los pobres
i tercia para el denunciador; i, si no tuviere beneficio destos, sea luego despedido i
se nombre otro en su lugar i, si todavía creciere la contumazia, sea castigado con
mayor rigor hasta privación del tal beneficio. I a nuestros visitadores encargamos
tengan mucho cuidado en saber si esto se cumple, i avisarnos para que como cosa
de tanta importancia lo mandemos proveer.
[6] Quando administraren el sacramento del bautismo, Eucaristía i extrema
vnción [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] tengan a lo menos sobrepellizes,
i al de la confessión, administrándolo en sus iglesias, tengan sobrepellizes todas las
vezes que buenamente se pudiere hazer.
[7] No subdeleguen la administración de los sacramentos sino a quien tuviere
licencia nuestra in scriptis [al margen: Cardenales don Rodrigo de Castro i don Fernando
Niño] o de nuestro Provisor para administrarlos, i a los que tuvieren la dicha licencia
puedan subdelegar con legítimo impedimento i causa, so pena de diez ducados por
cada vez que no lo guardaren, la tercera parte para la fábrica, la tercera para los
pobres de la parroquia i la otra tercera para el que lo denunciare.
[8] Puedan exercitar sus officios los curas sede vacante i absolver de los casos
reservados al prelado, de que antes tenían facultad, sin que ayan para ello nueva
comissión [al margen: Idem].
[9] Aconsejen a sus feligreses que confiessen i comulguen las Pasquas i fiestas
principales del año, demás de la obligación que tienen de cumplir con el precepto de
la Iglesia, i los oigan de confessión, siendo requeridos, sin dilación alguna en
qualquier tiempo que fuere [al margen: Idem].
[10] Tengan mucho cuidado que los pobres mendicantes que en la Quaresma
se hallaren en sus parroquias confiessen i comulguen [al margen: Idem].
[11] I para que esto se cumpla mandamos [al margen: Cardenal don Fernando
Niño] a los dichos curas que acudan a los lugares, donde de noche se suelen alvergar,
para pedirles la cédula de cómo han confessado i comulgado, i apremiar a los que
no lo uvieren hecho a que lo hagan; i la misma diligencia hagan con los pícaros i
vagabundos.
[12] También mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que no se
consienta pedir ningún pobre por las calles sin licencia del Provisor in scriptis; la qual
se les dará gratis, mostrándole primero el pobre (a quien la uviere de dar) cédula de
averse confessado siquiera una vez en aquel año, contándolo para este effecto de
Pasqua a Pasqua de Resurrección.
[13] No reconcilien a sus feligreses para comulgar [al margen: Cardenal don
Rodrigo de Castro] estando revestidos al altar dando la comunión, porque les
podrían confessar algo de que no puedan ser absueltos, i por esto es mejor que se
esperen para después; ni los confiessen fuera de la iglesia si no estuvieren
enfermos.
338 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
[23] Tengan especial cuidado [al margen: Idem] de que sus feligreses i sus hijos
i criados, particularmente pastores i labradores de cortijos, oyan missa entera los
domingos i fiestas de guardar en sus parroquias; i a los que no oyeren missa entera
corrijan i, si perseveraren en hazer faltas, los denuncien para que sean castigados.
[24] I, para que los dichos curas tengan quenta en esto i noticia de todos sus
feligreses i del estado i manera de vivir que cada uno tiene, han de tener un libro [al
margen: Idem] en que los escrivan, poniendo cada casa por sí i los que ai en cada una
de doze años arriba.
[25] Procuren que confiessen i comulguen [al margen: Idem] i se les administren
los demás sacramentos a los presos de las cárceles que uviere en sus parroquias.
[26] Visiten los hospitales [al margen: Cardenal don Fernando Niño], a donde se
recogen a dormir los pobres, i los mesones, bodegones i casas sospechosas,
acompañándose de alguna persona honrada i de autoridad, i no consientan que en
ellas aya personas de mal vivir, guardando cerca desto lo que está dispuesto en el
título De Penitentiis & remissionibus.
[27] Hagan [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] que los maestros de
las escuelas enseñen a sus dicípulos por libros honestos i que enseñen virtud, i
procuren evitar los que enseñan lo contrario; i que las maestras, que enseñan niñas
a labrar, las enseñen la doctrina christiana, i lo mismo hagan los dichos maestros que
enseñan a leer.
[28] Dennos noticia [al margen: Idem] (lo más secreto que se pueda) de los
peccados públicos i que ai en sus parroquias de quatro en quatro meses, i exortarán
a los señores que tengan quenta que sus esclavos i esclavas vivan bien, i no
consientan a las esclavas estar amancebadas ni offender a Dios por el provecho
temporal que esperan de sus partos i, si se hiziere lo contrario, nos darán aviso dello.
[29] No dexen predicar [al margen: Idem] a ningún clérigo secular ni regular
en sus iglesias, si no tuviere nuestra licencia.
[30] Declaren el Evangelio a sus feligreses i enséñenles la doctrina christiana
[al margen: Idem], según se contiene en el título Summa Trinitate & fide Catholica, i
hagan que los sacristanes la enseñen también, como allí se les manda.
[31] Inquieran con diligencia [al margen: Idem] la manera de vivir que
tienen los que de nuevo vienen a sus parroquias a residir i si en aquel año han
recebido los sacramentos; i, si son casados i si traen mugeres, pídanles certificación
i testimonio de cómo son casados i, si uviere alguna duda, den noticia dello a
nuestro Provisor.
[32] No consientan demandas [al margen: Idem] ni questas ni publicación
dellas sin licencia nuestra o de nuestro Provisor, i las demandas permitidas no las
dexen andar por las iglesias hasta después de aver consumido, so pena de un real
para la fábrica de la iglesia.
[33] No salgan entre las mugeres [al margen: Idem] a recebir la offrenda ni a
poner la ceniza el primer día de Quaresma, sino que se pongan en un lugar
conveniente, donde puedan venir a offrecer i a recebir la ceniza.
340 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
[34] En los casamientos, assí de los estrangeros como de los demás, guarden
lo que se dispone en el título De Sponsalibus & Matrimoniis [al margen: Idem].
[35] An de tener mucho cuidado [al margen: Idem] de la limpieza i buena
composición de las iglesias, altares, ornamentos i cálizes i otras cosas tocantes al
culto divino.
[36] Tengan sus moradas dentro de las parroquias donde fueren curas o lo
más cerca de las iglesias que ser pudiere, para que desta manera puedan fácilmente
ocurrir a las necessidades de su officio.
[37] Tengan quenta de llevar los sanctos óleos i crisma para sus iglesias por la
orden que se les manda en el título De Sacra Vnctione.
[38] Iten, los dichos curas y los demás clérigos [al margen: Arçobispo don
Christoval de Rojas, Cardenal don Rodrigo de Castro] que administran sacramentos, el
sábado de cada semana, después de vísperas, se junten en sus iglesias, traten i
confieran en casos de conciencia con mucha moderación i honestidad de palabras,
escusando porfías i dando buen exemplo, como su hábito lo requiere i lo deven
hazer ministros de nuestro Señor. Esto se haga todas las semanas, excepto los meses
de iunio, iulio i agosto, por causa del calor, i desde la dominica in Passione hasta la
de Quasimodo, por las ocupasiones. I los casos que no se resolvieren nos los embíen
para que, comunicándolos con personas doctas, les advirtamos de lo que deven
hazer. I nuestros vicarios provean cómo esto se cumpla, i lo mismo nuestros
visitadores, quando vayan a visitar, dando aviso a nuestro Provisor si se cumple esta
nuestra constitución
[39] I, porque somos informados que esto no se guarda i es una de las cosas
más importantes para que en este nuestro arçobispado aya clérigos doctos i quales
convengan, mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] a nuestros
visitadores que en las visitas que hizieren se informen desto i informen a nuestro
Provisor, para que los que no lo hizieren sean castigados con mucho rigor.
[40] I, para escusar algunos inconvenientes, que somos informados que han
sucedido, de dar los curas con alguna facilidad licencia a sus feligreses para que
comulguen fuera de sus parroquias la Pasqua de Resurreción, S.S.A., estatuimos i
mandamos [al margen: Idem] que de aquí adelante no puedan dar ni den la dicha
licencia a ninguna persona de qualquier estado i calidad que sea, so pena de un
ducado para la fábrica, i a los que usasen della [que] no cumplan con el precepto de
la Iglesia, que, a los que tuvieren alguna precissa i grande necessidad, nos o nuestro
Provisor se la daremos.
[41] Muchas son las quexas que algunos de los curas de nuestro arçobispado
nos han dado de que nuestro Provisor da mandamientos para que en sus
parroquias i lugares pidan limosna para algunas personas particulares i,
pareciéndonos justa su quexa porque con ello ocupan el tiempo que han menester
para cumplir con las obligaciones de sus officios, mandamos [al margen: Idem] que
de aquí adelante no se den mandamientos para que los susodichos pidan limosna
por sus personas, sino para que señalen dos personas honradas que la pidan por
el lugar o parroquia.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 341
[42] Por loable costumbre está introduzido en casi todos los lugares deste
arçobispado que todos los sábados en la tarde pidan los curas la limosna para
pobres envergonçantes de sus parroquias i, porque somos informados que en
muchas partes se ha resfriado esta caridad, exhortamos i (para que consigan mayor
mérito) mandamos [al margen: Idem] en virtud de sancta obediencia a todos los
curas que lo hagan de aquí adelante assí i que todo lo que allegaren (sin tomar
nada dello por su trabajo) lo den i repartan el domingo siguiente entre los pobres
i personas más necessitadas. I a los que lo hizieren assí les concedemos los cien
días de indulgencia que podemos dar.
[43] Ultimamente encargamos a los dichos curas [al margen: Cardenal don
Rodrigo de Castro] que, por reverencia de nuestro Señor Iesu Christo, satisfagan en
todo a la obligación de su officio, de manera que Dios se sirva i nuestra conciencia i
la suya quede descargada, i en especial guarden i cumplan lo que aquí se les manda;
i adviertan que del cumplimiento desto se les pedirá mui particular quenta,
mayormente quando visitáremos nos o nuestros visitadores.
Capit. I. Que a los vicarios se les tome residencia cada tres años
Algunos inconvenientes se nos han representado de que los vicarios de
nuestro arçobispado lo sean mucho tiempo, para remedio de lo qual, S.S.A.,
mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que no lo puedan ser más
que por tres años i que los títulos que de aquí adelante les diéremos sean
solamente por este tiempo, de suerte que, passado, ipso facto espire su
jurisdición, i luego se les tome residencia i no puedan ser reeligidos hasta averla
dado.
brevedad que fuere possible (de suerte que a lo más largo no se passe de tercero día)
los remitan i embíen pressos i a buen recaudo a nuestro Provisor, lo qual cumplirán
so pena de dos ducados para el preso por cada día que se detuvieren de embiarlo.
Capit. IIII. Procedan contra las justicias seglares en casos de inmunidad, hasta
declararlos
Los vicarios podrán proceder [al margen: Idem] contra las justicias que
quebrantaren la inmunidad de la Iglesia sacando algún retraído della o prendiendo
alguna persona ecclesiástica, hasta declararlos por descomulgados i poner
entredichos en caso de necessidad i en los que uviere peligro en la tardança; i, hecho
esto, remitirán a nuestro juez de la Iglesia todo lo que uviere hecho, i aunque en este
caso ni en otro alguno no han de poder los vicarios alçar el entredicho que una vez
uvieren puesto. Pero, por escusar las molestias i gastos que, de venir a esta ciudad
por mandamientos para alçarlo, podrán suceder, permitimos que lo puedan alçar
quando a cessado la causa dél i los delinquentes se sujetaren llanamente a la
obediencia de la Iglesia i uvieren satisfecho i contentado a la parte; lo cual podrán
hazer solamente a reincidencia, por el tiempo que les pareciere, hasta dar quenta de
todo a nuestro juez de la Iglesia para que provea cerca dello lo que más convenga.
Capit. V. Tomen quenta i visiten cada año los patronazgos
Muchos patronazgos, dotaciones i memorias ai en algunos lugares deste
arçobispado, que los fieles han dexado por descargo de sus conciencias, que las
personas a quien las encomendaron no las han cumplido ni cumplen, con gran
offensa de Dios i cargo de las almas de las personas que las dexaron. Para remedio
de lo qual mandamos [al margen: Idem] que los vicarios, cada uno en su distrito,
tome cada año quenta i visite estos patronazgos i embíe relación a nuestros jueces
de lo que de las dichas quentas i visita resultare, para que se provea lo que más
convenga, i les manden tassar i pagar de los dichos patronazgos lo que por el trabajo
que han tenido en visitarlos merecieren, i nuestros visitadores se informen si los
vicarios cumplen esto i castiguen con mucho rigor al que no lo hiziere.
Capit. I. Las calidades que han de tener los sacristanes i lo que han de hazer
[1] Porque las iglesias sean bien servidas i los legos no traten las cosas sagradas,
mandamos [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] que los sacristanes que de aquí
adelante se nombraren (para las iglesias de nuestro arçobispado) no sean legos, sino
clérigos solteros de qualesquier Ordenes i, a falta dellos, clérigos conjugados no
bígamos, de buena vida i sufficientes para el dicho ministerio, i que traigan hábito i
tonsura clerical, excepto si no se hallan clérigos solteros ni conjugados, porque
entonces se podrán admitir legos solteros i, a falta dellos, casados.
[2] Iten los dichos sacristanes sean de edad de más de veinte años [al margen:
Idem], sepan bien leer i escrivir i cantar canto llano, den fianças bastantes al
mayordomo de la iglesia donde cada uno uviere de servir, enseñen la doctrina
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 343
[2] Todos los domingos del año, la Navidad de nuestro Señor Iesu Christo, con
las fiestas de san Estevan i san Juan Evangelista; tiene la Navidad vigilia de ayuno, la
Pasqua de Resurrección con dos días siguientes, la Ascensión del Señor, la Pasqua de
Pentecostés con dos días siguientes; tiene vigilia de ayuno la fiesta del Corpus Christi.
contumacia de los que quebrantan las fiestas, se dé aviso a nuestro Provisor para que
los castigue conforme a derecho.
Cap. V. Que en cada lugar aya un alguazil para que pene a los que no las
guardaren, i no dé licencia ni disimule para que las quebranten, so las
penas aquí contenidas
I para que esto se haga como conviene i aya personas que lo executen,
mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que para este effecto en todos
los lugares de nuestro arçobispado se nombre un alguazil i executor que haga
guardar las fiestas. I, porque somos informados que nuestros alguaziles se conciertan
por un tanto con los que quebrantan las dichas fiestas i les permiten por esto que
trabajen i, aún lo que es peor, les dan licencia para ello, como si lo pudiessen hazer,
con gran peligro de las almas de los unos i de los otros i escándalo de todo el pueblo,
para remedio de lo qual, S.S.A., estatuimos i mandamos que de aquí adelante no lo
hagan, so pena de privación de officio i excomunión mayor latae sententiae, sino que
tengan mucho cuidado de penar a los que las quebrantaren i avisar a nuestros
juezes, para que los contumazes con mayor rigor sean castigados. I encargamos i
mandamos a nuestros visitadores que en las visitas que hizieren se informen mui en
particular de lo que los alguaziles en esto hizieren i nos embíen relación dello para
que nos lo mandemos castigar.
Cap. VI. No trabajen los barberos en días de fiesta, i la pena de los que lo
hizieren
Grande es el excesso que en nuestro arçobispado (i particularmente en esta
ciudad) nos dizen que ai en trabajar los barberos los días de fiesta, cortando en ellos
el cabello i barba i usando otros ministerios de su officio sin necessidad, en lo qual
quebrantan las fiestas en grande offensa de nuestro Señor i evidente peligro de sus
almas. Para remedio de lo qual, S.S.A., mandamos [al margen: Cardenal don Fernando
Niño] que de aquí adelante se abstengan de semejantes obras serviles, so pena de
excomunión mayor i de quatro reales, la mitad para los pobres de la parroquia i la
otra mitad para el alguazil que lo denunciare, por cada vez que lo hizieren, si no
fuere que sea forçoso sangrar, echar algunas ventosas o hazer otro beneficio a algún
enfermo, lo qual podrán hazer con parecer del médico, i con el mismo parecer
podrán quitar el cabello a los enfermos i necessitados; i esto último encargamos la
conciencia a los médicos que no lo manden hazer los días de fiesta, sino en caso de
necessidad.
Cap. VII. No se tengan abiertas las tiendas en los días de fiesta, ni se vendan
más que las cosas de comer necesarias para el sustento humano
También somos informados que es grande el abuso i excesso que en nuestro
arçobispado (i particularmente en esta ciudad) ai en tener los días de fiesta abiertas
las tiendas i espuestas las mercadurías para quien las quisiere comprar, comprando
i vendiendo las cosas necessarias i aún las que no lo son, i contratando como los
demás días de entre semana, en que se offende mucho a nuestro Señor. Por tanto,
S.S.A., mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que en estos días no
tengan los mercaderes ni officiales abiertas sus tiendas ni se manden por las puertas
dellas, si no fuere no teniendo otra puerta por donde poder salir de su casa i, en este
348 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
caso, tengan cerrada parte de las puertas i, la que tuvieren abierta para salir, la
tengan tapada con algún lienço o estera. I prohibimos que no vendan, si no fuere las
cosas de comer i las que fueren para ello necessarias, como carbón i leña, lo qual assí
hagan i cumplan, so pena de excomunión mayor i de quatro ducados por cada vez
que lo contrario hizieren, aplicados como en el capítulo passado.
Cap.VIII. No se coma carne sin necessidad i licencia de entrambos médicos en
días prohibidos, ni leche, queso ni huevos sin Bula
Por relación de muchos hallamos que en los días que la Iglesia veda comer
carne, huevos, queso, leche i otras cosas que dellas se hazen, muchos lo comen sin
tener necessidad para ello, ni aver causa justa, ni la licencia que en tal caso se
requiere. I desseando remediar un abuso tan peligroso, S.S.A., mandamos [al
margen: Cardenal don Fernando Niño] que ninguna persona de qualquier estado i
condición que sea coma carne, sin licencia del médico espiritual i corporal, huevos,
queso ni leche, sin tener Bula, en los días que la Iglesia lo veda, so pena de un
ducado por cada vez que la comiere, la mitad para la fábrica de la iglesia donde fuere
parroquiano i la otra mitad para el alguazil que lo denunciare; i, si fuere persona
sujeta a otro, como hijo, criado o trabajador, que pague la dicha pena el padre o amo
que se lo diere o consintiere comer en su casa o labrança. I mandamos a los curas
que assí lo amonesten a sus parroquianos i que avisen a los visitadores i iuezes de
los transgressores desta constitución. I exortamos a los que comieren carne con
licencia i necessidad en los dichos días vedados, la coman con mucha moderación i
recato, sin dar nota ni mal exemplo, i encargamos la conciencia de los curas i
médicos examinen con mucho cuidado la necessidad de las personas a quien la
dieren, i no la den sin ella.
Cap. IX. No se coma carne i pescado juntamente en días prohibidos, so la pena
aquí contenida
Otrosí, porque somos assí mismo informados que algunos con poco temor de
Dios en los dichos días prohibidos comen carne i pescado juntamente, lo qual
(demás de ser dañoso a la salud corporal) redunda en menosprecio del precepto de
la Iglesia Católica i en escándalo i mal exemplo de los que lo ven i saben, por ende
mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño], so pena de excomunión mayor,
que ninguna persona de ningún estado i condición que sea coma juntamente en una
comida (en los días vedados) carne i pescado, aunque tenga licencia para comer
carne, si no fuere la cantidad del pescado mui poca i comiéndola con algún hastío i
necessidad.
Cap. X. Los manjares de grossura que se pueden comer los sábados
Por certidumbre inmemorial está introduzido i mui assentado en estos Reinos
de la Corona de Castilla que los sábados que no fueren vigilias o días de ayuno se
pueda comer grossura, que es cabeças, pies i intestinos de los animales. I, porque
somos informados que, juntamente con esto, se come parte de la carne, casi de la
misma suerte i manera que en los demás días de la semana en que se puede comer,
en gran offensa de Dios i escándalo del pueblo, por ende, S.S.A., declaramos [al
margen: Cardenal don Fernando Niño] que los días que los días de sábado (que no
fueren vigilias ni de ayuno) se puedan comer las cabeças de los animales, pies,
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 349
manos, vientre i todos los intestinos, i de las aves los pescuezos, alones i pies con los
demás intestinos, conforme a la costumbre inmemorial; pero mandamos, so pena de
excomunión mayor, que no se coma parte ninguna del pescuezo, ni pestorejo,
braçuelo, cola, solomo, ni tozino gordo ni magro, porque estas cosas están
prohibidas i en ninguna manera se pueden comer. I declaramos que, aunque en los
dichos días no se puede comer el tozino gordo (como está dicho), pero que se puede
echar en la olla para guisarla i darle sabor, como la dicha costumbre lo tiene
introduzido, con que en el dicho día no se coma.
LIBRO SEGVNDO
Derecho nuestros juezes han de sentenciar, i por esta razón en las leyes destos Reinos
está estatuido que los testigos en las causas graves i criminales se examinen ante los
mismos juezes; i, conformándonos con ellas, mandamos [al margen: Cardenal don
Fernando Niño] que nuestros juezes lo hagan assí, sin cometer en las causas más graves
el examen de los testigos (que estuvieren en esta ciudad) a los notarios ni receptores.
V. [No se tengan por ratificados los testigos en causas graves]
No ayan por ratificados los testigos [al margen: Cardenal don Rodrigo de
Castro] en las causas en que entendieren a de aver pena corporal, destierro o
penitencia pública, aunque las partes lo pidan i consientan.
VI. No lleven los officiales derechos de las escripturas i autos fiscales
Tengan cuidado que los notarios ni otros officiales de sus audiencias [al
margen: Idem] no lleven a los reos derechos algunos de las escripturas i autos fiscales
que se presentaren e hizieren por parte del fiscal, si no es aviendo condenación de
costas, i esto después de la sentencia i no antes, conforme a lo que se tassaren i, no
aviendo tal condenación, no los cobren, porque por razón de sus officios son
obligados a ello, so pena que el notario o official lo pague con otro tanto, i lo mismo
al juez, aviéndoselo pedido.
VII. No se lleven derechos a los pobres
No permitan que lleven derechos sus officiales [al margen: Idem] a los que
constare ser pobres, i tengan cuidado que el letrado i procurador de pobres sigan i
defiendan sus causas fiel i diligentemente; i lo mismo el letrado i procurador de
fábricas en los pleitos della. I, generalmente, que todos sus officiales hagan sus officios
como deven, auisándonos de cosas que tienen necessidad de nuestro remedio.
VIII. Cométense las informaciones de los pobres que fueren denunciados a los
vicarios
Quando los clérigos denunciados de algún delicto fueren pobres, cometerán
nuestros juezes [al margen: Cardenal don Fernando Niño] las informaciones que
contra ellos uvieren a los vicarios i, donde no los uviere, al cura más antiguo, por
escusar las costas que de ir de aquí receptor o otra persona se suelen recrecer.
IX. Acompáñense los receptores con los vicarios o curas para hazer las
informaciones de los clérigos
I porque de hazer los receptores las informaciones en las causas criminales de
los clérigos a solas suelen suceder algunos inconvenientes, mandamos [al margen:
Cardenal don Fernando Niño] que de aquí adelante se acompañen con el vicario del
lugar donde se uvieren de hazer i, no le aviendo, con el cura más antiguo o con otro
clérigo que nuestro juez, que fuere de la causa, le señalare; i las informaciones que
de otra manera hizieren sean en sí ningunas i de ningún valor i effecto, i nuestros
juezes no las admitan ni juzguen por ellas.
X. Háganse las informaciones contra clérigos en las causas criminales por
receptor clérigo
I porque es cosa mui indecente que las informaciones de las causas
criminales de los clérigos (principalmente quando son por alguna flaqueza) passen
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 353
i se hagan por receptores i notarios legos, mandamos [al margen: Cardenal don
Fernando Niño] que de aquí adelante las dichas informaciones (siendo de clérigos
de Orden sacro) se hagan ante algunos de los receptores clérigos, que para este
effecto mandamos que aya en nuestros tribunales, qual el juez que conociere de la
causa escogiere.
XI. Háganse las informaciones contra clérigos con mucho recato i véalas el
Provisor a solas
También parece cosa mui importante a la autoridad i reputación del hábito i
estado ecclesiástico que, quando en algún clérigo (especialmente si fuere sacerdote)
uviere alguna flaqueza, se corrija i castigue con mucho recato i secreto, de suerte que
por un clérigo díscolo i ruin no pierda todo el Orden i estado sacerdotal. I por esta
causa, S.S.A., estatuimos i mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que
los processos que en la audiencia de nuestro Provisor se hizieren sobre algún delicto
grave (especialmente si es de flaqueza o incontinencia) se hagan con la menos
publicidad que fuere possible, procurando de averiguar la verdad sin nota i
escándalo; i, si uviere en el dicho tribunal notario clérigo (como procuramos que
para este effecto de aquí adelante le aya), mandamos que passen los tales processos
ante él i no ante otro notario alguno, i que los guarde con mucho recato, de suerte
que nadie los vea, si no fueren las personas que para substanciar los dichos
processos uvieren de tener noticia dellos. I quando nuestro Provisor los uviere de ver
para sentenciarlos, mandamos no consienta que le haga relación dellos otra persona
sino el notario ante quien passaren, i que los vea sin estar delante persona alguna,
si no fuere el fiscal o el letrado de la parte, en todo lo qual encargamos la conciencia
para que lo guarde i cumpla assí.
XII. El delator no se admita por testigo, si no fuere guardando lo aquí
contenido
I porque somos informados que algunas vezes a sucedido que algún delator
a dado i da algunas vezes a nuestros iuezes o fiscal algún memorial de capítulos
contra algún clérigo, i es cosa mui peligrosa que en una misma causa sea uno testigo
i delator, mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que de aquí adelante
el que lo fuere en ninguna manera se examine por testigo i, si se examinare, su dicho
no haga fe ni prueva en el dicho negocio, lo qual sea i se entienda quando las causas
fueren graves o quando nuestro Provisor le pareciere que el delator viene con alguna
passión o interés.
XIII. No se muestren las informaciones sumarias a los reos con los nombres de
los testigos
También es cosa mui peligrosa i de que han sucedido muchos i graves
inconvenientes que los acusados vean las informaciones sumarias con los nombres
de los testigos, para remedio de lo qual estatuimos i ordenamos [al margen: Cardenal
don Fernando Niño] que en las acusaciones de los delictos nuestro fiscal i los notarios
de nuestros tribunales i de las visitas no muestren a los tales acusados, por sí ni por
terceras personas, las dichas informaciones ni les digan los nombres de los testigos,
so pena de privación de officio i de quatro ducados por cada vez que lo contrario
hizieren, la mitad para los pobres de nuestra cárcel i la otra mitad para la obra della.
354 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
III. El número de receptores que a de aver en cada uno de los tribunales i las
calidades que han de tener
[1] Mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que en la Audiencia
de nuestro Provisor i Consistorio de nuestro juez de la Iglesia aya en cada uno de los
dichos tribunales ocho receptores, los quatro sean legos i los quatro clérigos in sacris,
ante quien se hagan las informaciones de los clérigos, conforme a lo que está
mandado en el título De iudiciis, i ante quien se notifiquen las excomuniones i
censuras que se discernieren contra las justicias seglares. I mandamos que en
ninguna manera no se acreciente este número sin expressa licencia nuestra, i que las
personas que uvieren de tener estos officios sean fieles i legales i de mucha
confiança, i de buena vida i fama i costumbres, hábiles i sufficientes para los dichos
officios i de edad de veinte i cinco años, de todo lo qual se hará información antes
que se les dé título nuestro. I antes de ser admitidos al uso i exercicio dellos jurarán
delante del juez (en cuyo tribunal uviere de assistir) que usarán bien i fielmente sus
officios i no llevarán más derechos de los contenidos en nuestro aranzel i guardarán
todas estas nuestras constituciones.
[2] I porque de presente ai más número de receptores del que aquí se señala,
mandamos que nuestros juezes (cada uno en su tribunal) den orden como los
officios, de los que les pareciere más inútiles, se consuman i reduzga el número
dellos a la dicha cantidad, particularmente los que fueren necessarios para proveer
desde luego los dichos clérigos, a lo menos en la Audiencia de nuestro Provisor.
IIII. Que los receptores no se concierten con las partes, so las penas aquí
contenidas
I porque somos informados que, quando van algunos receptores a hazer
algunas informaciones en causas criminales, se conciertan con los delinquentes i,
por alguna cosa que les dan, dexan de averiguar la verdad i dizen a los juezes que
les embiaron (quando tornan) que no han hallado testigos con que poderla provar,
i de que resulta que los delictos se quedan casi siempre sin punición i castigo, en
gran deservicio de nuestro Señor i escándalo de toda la república, para remedio de
lo qual mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] a los dichos
receptores, bajo pena de excomunión mayor latae sententiae i privación de sus
officios, no hagan semejantes colusiones, sino que con mucha diligencia i cuidado
procurarán de averiguar la verdad i dar la quenta que deven de todo lo que se les
encargare.
V. No despachen los juezes negocio alguno, sino con los notarios
No despachen nuestros juezes [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro]
negocio alguno sino con los dichos notarios mayores o con sus officiales mayores
(estando ellos impedidos), porque assí conviene a la buena administración de la
justicia i buen govierno de nuestros tribunales.
VI. Que lo mismo hagan los receptores del número
I lo mismo hagan con los receptores, a quien mandamos [al margen: Cardenal
don Fernando Niño] no se quite negocio ninguno para darlo a otro que no lo sea,
aunque se diga que el negocio es de tanta importancia que conviene vaya otra
362 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
persona a él, porque, aún en este caso, queremos que se cometa a alguno de los
receptores del número, de quien, estando aprovados en la forma susodicha,
confiamos que lo harán bien. I quando al juez todavía le pareciere que la calidad del
negocio pide otra cosa, primero que se quite el tal negocio a los receptores, lo
consultarán con nos. I mandamos a los notarios mayores no despachen comissión
para otra persona alguna sin nuestro mandato especial, so pena de quatro ducados
por cada vez que lo contrario hizieren, mitad para la obra de nuestra cárcel i mitad
para el denunciador.
VII. Los notarios mayores residan en sus officios, so la pena aquí contenida
[1] Nuestros juezes [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] compelan
a los notarios mayores a que residan en sus officios i, no assistiendo el uno dellos,
el otro notario mayor firme i lleve los derechos i no se los pueda bolver, so pena
de excomunión mayor i de los pagar doblados, si no fuere estando enfermo o
ausente desta ciudad por nuestro mandado o con licencia; i, si las ausencias
fuesen tantas que hagan notable falta, los dichos juezes provean lo que
convenga.
[2] I porque somos informados que, por no cumplirse lo contenido en el
párrafo precedente, ni assistir los notarios mayores en los tribunales, sucede que los
receptores i otros notarios hinchen los autos que nuestros juezes proveen i ordenan
los mandamientos i llevan por esto derechos, estando obligados los notarios
mayores a hazer lo susodicho i llevando por esto derechos, aunque no lo hagan, de
que se sigue que las partes pagan dos vezes los dichos derechos, para remedio de lo
qual mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que los notarios mayores
por sus personas o por las de sus officiales lo hagan i, quando no lo hizieren, no
puedan llevar derechos i los lleven los receptores o notarios que hizieren las dichas
escripturas, so pena de bolver con el quatro tanto lo que se provare que llevaron
contra el tenor i forma de lo contenido en este capítulo.
VIII. Tengan impressos los despachos ordinarios
Los notarios mayores [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] tengan los
despachos ordinarios impressos, es a saber, cartas generales, títulos de curas,
licencias para celebrar, predicar i confessar, mandamientos de citas, edictos e
interrogatorios para ordenantes, mandatos i edictos generales de la Quaresma; i si,
no los teniendo de molde, los dieren escriptos de mano, no lleven más derechos que
los que avían de llevar por los de molde.
IX. Assienten los derechos en el processo, conforme a lo aquí contenido
Los derechos que llevaren los notarios [al margen: Idem] (assí en las causas
civiles como criminales i matrimoniales) los assienten en el processo en tres partes:
la una quando se recibiere a prueva, la otra quando se hiziere publicación, la otra
quando se sentenciare el pleito en deffinitiva, so pena de que paguen los derechos
que de otra manera llevaren con el quatro tanto. I el juez, quando recibiere el pleito
a prueva i se hiziere publicación i quando diere sentencia, tasse los dichos derechos
a los notarios i ponga la tassación firmada de su nombre en el processo, para que las
partes sepan i entiendan lo que deven de los dichos derechos, so pena que el juez
por cada vez que dexare de hazer i cumplir lo susodicho incurra en pena de mil
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 363
maravedís para gastos de justicia, i a ellos i a los notarios se les haga cargo desto en
las residencias que se les tomaren.
X. No cobren las condenaciones de penas de cámara, i guarden lo aquí contenido
No cobren ni reciban los notarios [al margen: Idem] maravedís de
condenación alguna, sino que las partes o sus procuradores entreguen las
condenaciones al receptor de penas de cámara, i no sean despachados hasta que
conste aver pagado por carta de pago, firmada del dicho receptor.
XI. No dexen ojas blancas en los processos
No dexen ojas blancas en los processos [al margen: Idem] i, quando alguna
uviere, esté rayada con dos rayas i puesta en ella “en blanco”, porque de no hazerse
assí pueden resultar falsedades.
XII. No se hagan depósitos en los notarios
No hagan nuestros juezes [al margen: Idem] depósito en los notarios, ni permitan
que tomen ni se les dé poder para cobrar, aunque sea de las fábricas de las iglesias.
XIII. Pónganse los processos en los archivos i tenga la llave dellos el notario
más antiguo
Los archivos de los processos estén en buena custodia i guarda i debaxo de
llave [al margen: Idem], la qual en cada uno de nuestros tribunales tenga el notario
más antiguo, i no la fíe de nadie, si no fuere persona de mucha confiança, ni dexen
los notarios que tuvieren las dichas llaves llegar a los dichos archivos a procuradores,
solicitadores ni a partes; i, quando se offreciere necessidad de buscar papeles, lo
hagan los dichos notarios o sus officiales.
XIIII. Los receptores assistan a las Audiencias
Los receptores que están señalados (estando en esta ciudad) assistan a las
audiencias [al margen: Idem], i señálenles nuestros juezes banco donde se ayan de
sentar. I tengan particular cuidado de que se guarde lo susodicho, i que los
receptores hagan sus officios como deven, por ser esto mui importante i de que
pende la justicia i honor de las partes.
XV. El receptor que hiziere la sumaria, haga la plenaria
El receptor que hiziere la sumaria información haga la plenaria, tachas i
abonos por el fiscal i partes, si a nuestros juezes no les pareciere otra cosa más
conveniente [al margen: Idem].
XVI. Los notarios o receptores que recibieren denunciaciones las firmen en el
libro
Los notarios mayores o receptores, a quien se dieren las denunciaciones, las
firmen en el libro del repartimiento [al margen: Idem], i las informaciones que se
hizieren en esta ciudad i fuera della sean con repartimiento; i los dichos receptores
no entreguen las probanzas a los notarios mayores, sino que las lleven ellos mismos
a nuestros juezes, para que ellos las den al fiscal.
XVII. Quando el receptor fuere a muchos negocios, repártase el salario entre
todos
364 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
XXIII. Ningún notario apostólico use, sin que primero se presente con su
notaría
Avemos sabido que ha venido a mucha confussión i desorden en nuestro
arçobispado de la muchedumbre de los que se dizen notarios apostólicos, assí por
ser muchos dellos personas inhábiles i no conocidos, i criados por quien no tuvo
facultad, como por las muchas fraudes i falsedades i autos clandestinos que se hazen
por los tales notarios en mucho deservicio de Dios i daño de la república. I porque a
nos pertenece proveer en semejantes cosas, mandamos [al margen: Arçobispo don
Diego Deça] que ningún notario (que se diga) apostólico use ni exerça el tal officio
sin que primeramente se presente ante nos o ante nuestro Provisor con la carta de
su notaría i el poder i facultad con que fue creado, porque, siendo hábil i
legítimamente proveído, lo mandaremos notificar a nuestros súbditos, para que sea
por ellos avido i reputado por tal notario apostólico, i en otra manera no tenga
ocassión de engañar al pueblo i de usar falsamente el dicho officio; i mandamos que,
si alguno contra esta ordenación usare de officio de notario, incurra en pena de cinco
mil maravedís i que sea por el mismo caso preso i no lo suelten sin nuestro especial
mandado.
XXIIII. No se dé licencia para usar de sus officios a los dichos notarios, sin que
primero sean examinados
I porque el cumplimento de lo contenido en el párrafo de arriba conviene
mucho para la execución de lo que se nos comete por el sacro Concilio Tridentino [al
margen: Trid., sess. 22, c. 10, De reformatione], acerca del examen de los notarios
apostólicos o creados por autoridad imperial o real, como delegado de la Sede
Apostólica, en este caso i como mejor de Derecho podemos mandamos [al margen:
Cardenal don Rodrigo de Castro] se guarde el dicho párrafo i constitución como en ella
se contiene. I assí mismo mandamos que no se dé licencia a los citados notarios para
usar los dichos sus officios sin ser primero examinados i aprovados por nos, i en las
licencias que les dieren se haga fe del dicho examen i aprovación, i las que en otra
manera se dieren sean ningunas.
XXV. No lleven más derechos que los que llevan los notarios de la Audiencia
Iten, por quanto los dichos notarios apostólicos llevan derechos demasiados
de las escripturas i autos que ante ellos passan en las causas apostólicas, mandamos
[al margen: Idem] que los tales notarios no lleven más derechos por las escripturas i
autos que ante ellos passaren de lo que llevan los notarios de nuestras Audiencias,
sino que los unos i los otros guarden nuestro aranzel, so las penas en él contenidas.
XXVI. Den fianzas de guardar los registros
Otrosí, porque muchos de los dichos notarios apostólicos no tienen domicilio
estable, antes suelen vagar de unas partes a otras, i se pierden i no pueden ser avidos
sin grande dificultad los registros i protocolos que ante ellos passan, mandamos [al
margen: Idem] que den fianças en nuestro arçobispado los dichos notarios de
guardar fielmente los dichos registros i protocolos, i de no sacarlos fuera de nuestra
diócesi. I, muerto qualquiera dellos, nuestro juez de la Iglesia recoja los dichos
protocolos i los ponga en el archivo del juzgado de la Iglesia.
366 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
ante los juezes, ni los juezes admitan la dicha presentación no viniendo i pareciendo
los procuradores a hazerla.
III. Lo que presentare venga firmado por un letrado
No presenten [al margen: Idem] escripto alguno de demanda o respuesta o de
bien provado o interrogatorio sin que venga firmado de letrado, ni se le reciba de
otra manera.
IIII. Tengan libro en que assienten los pleitos
Tengan libro de memoria [al margen: Idem], donde assienten los pleitos de
que fueren procuradores i el estado en que estuviere qualquiera pleito, de manera
que, quando les fuere pedida razón de todo ello, la den incontinenti a sus partes.
V. [Lleven los derechos de arancel]
En las causas apostólicas no lleven más derechos que [los que] le son
permitidos por nuestro aranzel, so las penas en él contenidas [al margen: Idem].
VI. Antes que sean admitidos, juren lo aquí contenido
Antes que sean admitidos al uso i exercicio de sus officios jurarán ante
nuestro Provisor que los harán bien i fielmente i no llevarán más derechos de los
que, conforme al aranzel, les es permitido, i guardarán en todo estas nuestras
constituciones [al margen: Cardenal don Fernando Niño].
dicha pena pecuniaria se aplique la mitad para los pobres de la dicha cárcel i la otra
mitad para reparos della; lo qual encargamos a nuestros juezes executen sin
remissión.
XI. Lo que a de prevenir para la visita de los sábados
Para los días que nuestros juezes visitaren la cárcel tenga el alcaide [al
margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] un lugar en lo más público i limpio della,
bien adereçado, con una silla i una mesa i bancos, i hecha una lista de los presos por
mandado del Provisor i otra de los presos por mandado del juez de la Iglesia, de cada
uno la suya, para que por ella sean llamados los dichos presos.
XII. No sean los presos detenidos por los derechos, si fueren pobres
Siendo despachados los presos i mandados soltar, no sean detenidos en la
cárcel, ni se les tomen prendas, ni les hagan obligar a dar fianças por los derechos i
costas de oficiales, constando a nuestros juezes ser pobres y que no tienen de qué
pagar [al margen: Idem].
XIII. Lo que se ha de hazer para que los pobres sean consolados i instruidos
Grande es la falta de doctrina que de ordinario en todas las cárceles suele aver
i, porque en alguna manera parece crueldad que, ya que por sus culpas i pecados
merezcan estar detenidos i encerrados, les falte cosa de las necessarias para su salud
i salvación de sus almas, principalmente a las personas ecclesiásticas que son las más
de los presos que en nuestra cárcel arçobispal suele aver, para remedio de lo qual
mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] a nuestro Provisor tenga gran
cuidado con que cada sábado en la tarde algunos religiosos i otras personas vengan
a la dicha cárcel a hazer a los presos algunas pláticas espirituales i a consolarlos i a
procurar que se confiessen i reciban el santíssimo Sacramento, luego como los
echaran presos, que a los que lo hizieren assí les concedemos los cien días de
indulgencia que podemos conceder. I, para que esto mejor se cumpla i haga,
pedimos a la Congregación de los clérigos, que en esta ciudad se juntan en la Casa
Professa de la Compañía de Jesús, que se encargue uno dellos (el que por la dicha
Congregación fuere nombrado) de acudir a la dicha cárcel i tener quenta con tan
sancta obra como esta i de avisar a nos o a nuestro Provisor lo que les pareciere que
ay que remediar para que lo mandemos proveer.
XIIII. [Esté a la vista el arancel]
Esté puesto en nuestra cárcel en parte donde de todos sea visto i leído el
aranzel de los derechos que el alcaide a de llevar de los presos [al margen: Cardenal
don Rodrigo de Castro].
LIBRO TERCERO
[Capítulo] I. Que los clérigos de Orden sacro traigan la corona, sin copete i la
barba redonda
No ay cosa que edifique más al pueblo que la buena vida i exemplo de
aquellos que se dedicaron al ministerio divino [al margen: Trid. sess. 22, c. 1, De
reformat. & sess. 14, cap. 6], porque como los vean levantados de las cosas deste siglo
a lugar más alto, los demás ponen los ojos en ellos como en espejo, imitando lo que
les ven hazer. Por lo qual conviene mucho que los ecclesiásticos (llamados a la suerte
del Señor) concierten su vida i costumbres de tal manera que en el hábito, semblante,
compostura i trato i en todo lo demás no den señal de cosa que no sea grave,
modesta i llena de toda religión, i que se abstengan aún de culpas livianas (que en
ellos se juzgarán por graves), para que sus obras merezcan ser loadas. I, porque para
esto es de mucha importancia que los clérigos traigan siempre vestiduras decentes a
su Orden para que, por la decencia del hábito exterior, muestren la honestidad
interior de las costumbres i den indicio de limpio i religioso corazón, i por lo tanto
mandamos [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro i don Fernando Niño] a todas
las personas ecclesiáticas (aunque sean exemptas) que fueren de Orden sacro o
tuvieren beneficio ecclesiástico que de aquí adelante traigan la corona abierta, como
lo requiere su Orden, el cabello baxo, igual, no traigan copete en la cabeça, traigan la
barba redonda sin punta ni bigote alguno, so pena de un ducado i dos días de cárcel.
II. Traigan bonetes i no sombreros
Traigan bonetes i no sombreros [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro], si
no fuere por causa de lluvia o sol, i los que entonces uvieren de traer sean redondos
de copa i medio palmo de falda i otro medio de alto, con cordones o toquillas llanas;
i no entren ni estén con ellos en la iglesia, so pena de perdimiento de los dichos
sombreros i de dos días de cárcel.
III. Traigan de rúa manteos i sotanas de paño negro, i de camino lleven hábito
decente
No traigan manteos i sotanas de otro color que el negro [al margen: Idem], i
las dichas sotanas no sean tan largas que arrastren notablemente, ni tan cortas que
se parezca el tobillo, i los manteos i sotanas i los demás vertidos que truxeren
quando anduvieren fuera de su casa no sean de seda; pero bien permitimos que en
verano, por los grandes calores desta tierra, puedan traer debaxo del manteo,
sotanas, lobas o ropas de tafetán o de otra seda semejante, i jubones llanos de lo
mismo, que no sean picados, i que en todo tiempo puedan traer trença o pestaña o
faja angosta de seda por de dentro en los vestidos
372 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
I mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que anden vestidos en
hábito decente, en la forma que dicho es, no solamente quando anduvieren en los
lugares de rúa sino también quando fueren de camino, i declaramos que para de
camino será hábito decente sotanilla i ferreruelo largo de color negro, pardo o
morado i no de otro ninguno.
IIII. No traigan medias calças de color ni las demás cosas aquí prohibidas
No traigan medias de color [al margen: Cardenal don Fernando Niño], si no fuere
pardo o morado, ni cuellos almidonados, ni arandelas ni lechuguilla o polainilla en
los cuellos ni en las mangas, sino cuellos llanos ajustados con los de la sotana, ni
cueras, ni jubones, ni balones o muslos de calças guarnecidos con oro, ni botas,
borceguíes, ni çapatos picados ni acuchillados, ni anillos, excepto las personas a
quien por grado o dignidad les es permitido traerlos. Assí mismo prohibimos que no
puedan traer guantes adobados, ni pañiçuelos de narizes labrados, ni en las mulas
guarniciones de seda, i el que contraviniere a lo susodicho tenga perdido lo que
traxere, aplicado la tercera parte al que denunciare, i la otra a obras pías i la otra a
gastos de justicia, con más quatro días de cárcel. I mandamos a nuestros fiscales
tengan mucha quenta con denunciar a los que excedieren dello, i a nuestro Provisor
en castigarlo con mucho rigor i assí, en quanto a lo arriba contenido (como a lo
demás que pertenece a la honestidad i decencia de sus vestidos i trajes), guarden lo
por nos estatuido i lo que por los Sacros Cánones está dispuesto, so pena que se
procederá contra ellos, según Derecho i disposición del Sacro Concilio Tridentino.
V. El hábito que han de traer los de primera tonsura i menores Ordenes
Otrosí [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro], los clérigos de primera
tonsura i de menores Ordenes sean obligados a traer hábito clerical i conveniente a
su Orden, so pena que, no lo trayendo, no gozarán del privilegio del fuero, como el
dicho sancto Concilio dispone [al margen: Trid. sess. 23, c. 6].
VI. No anden rotos, suzios ni mal vestidos
I porque, assí como el excesso de los vestidos en los clérigos es digno de
castigo, assí también es cosa indecente que anden rotos ni mal vestidos. Por tanto
mandamos [al margen: Idem] a nuestros visitadores i vicarios que a los sacerdotes,
que anduvieren como dicho es, los hagan recoger i no los dexen salir hasta que de
los bienes de los dichos sacerdotes, teniéndolos, o de limosna, no los teniendo, se les
compren vestidos honestos.
VII. Lo que han de guardar los estudiantes, aunque no tengan Ordenes, cerca
del hábito
I porque en esta ciudad i en los demás lugares de nuestro arçobispado ai
muchos estudiantes i otras personas que sin ser clérigos andan en hábito
ecclesiástico con poca decencia i honestidad, de que resulta que, creyendo quien los
vee con aquel hábito que son clérigos, se escandalizan i redunda en grande oprobrio
i menosprecio del hábito clerical i estado ecclesiástico, para remedio de lo qual,
S.S.A., mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que los dichos
estudiantes i las demás personas que truxeren el dicho hábito (aunque no sean
clérigos in sacris, ni estén ordenados de primera tonsura, ni tengan beneficio
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 373
por la obligación que los ecclesiásticos tenemos a dar buen exemplo al pueblo en
toda obra de virtud, mayormente en la paz y concordia que devemos tener unos con
otros i en remitir con facilidad las injurias recebidas, amonestamos i mandamos [al
margen: Cardenal don Fernando Niño] a todos nuestros súbditos i feligreses, assí
clérigos como legos, vivan todos en paz i sin rencor alguno, confederándose i
remitiéndose unos a otros las injurias recebidas, acordándose que, a la medida que
hiziéremos nosotros esto con nuestros próximos, nos perdonará Dios nuestras
culpas i pecados. I, si acaso algunos clérigos estuvieren encontrados i diferentes i,
siendo de una iglesia, no se hablaren, mandamos no sean avidos por presentes en
los divinos officios hasta tanto que se comuniquen i traten, de tal manera que cesse
dellos toda sospecha i mala voluntad, i la parte de las obenciones que ellos avían de
aver se acrezca a los demás que sirvieren; i, si fueren de diferentes parroquias,
incurran en la misma pena, después que fueren requeridos i amonestados por
nuestro Provisor en esta ciudad i, en los demás lugares, por el vicario i, no le aviendo,
por el cura más antiguo. I, si esto no bastare, mandamos que se nos dé luego aviso
dello para que proveamos lo que más convenga i quitemos el escándalo que de los
susodicho suele suceder.
Cap[ítulo] VI. Que las capellanías, que tuvieren obligación de dezirse las
missas por sus proprias personas, no se den sino a sacerdotes o a los que
dentro de un año se pudieren ordenar
También sucede que los fundadores de capellanías mandan dezir las missas a
sus capellanes por sus proprias personas i, por no estar ordenados, no se cumple su
voluntad, de que suceden algunos inconvenientes. Para remedio de los quales,
conformándonos con lo dispuesto en el sancto Concilio Tridentino, estatuimos [al
margen: Cardenal don Fernando Niño] que, quando sucediere este caso, nuestro
Provisor no haga colación de la dicha capellanía si no fuere a sacerdote o al que
dentro de un año se pudiere ordenar de presbítero, salvo si el testador nombrare
para servir la dicha capellanía a alguno que ni sea ordenado de missa ni tenga edad
para poderlo hazer dentro del año, que, en este caso, mandamos se guarde la
voluntad del testador i se haga colación de la dicha capellanía, con [tal de] que se
ordene en teniendo edad i cumpla por sí mismo la obligación que tiene de dezir las
dichas missas.
Cap[ítulo] VII. La limosna que se ha de dar a los servidores de capellanías
Quando el capellán propietario por alguna justa causa pusiere servidor en su
capellanía, déle la limosna por cada missa que en esta nuestra constitución estuviere
tassada [al margen: Cardenal don Fernando Niño], i por el servicio de la iglesia alguna
cosa más; i, quando por aver pleito no se pudiere hazer la colación tan presto,
nuestro Provisor nombre quien en el interim la sirva, i señálele por su trabajo lo que
le pareciere i fuere justo.
Capí[tulo] VIII. Los mayordomos de las fábricas no reciban en dinero las dotes
de las capellanías
También acontece muchas vezes que se fundan algunas capellanías i se da
dinero para comprar renta para ellas a los mayordomos de las fábricas, a quien se
encarga el cumplimiento dellas, i los dichos mayordomos emplean el dinero en
juros, censos o en otros bienes raízes, que o no se cobran o suelen salir inciertos, i
las fábricas, con quedar sin embargo obligadas al cumplimiento de las dichas
capellanías, son mui damnificadas. Para remedio de lo qual, S.S.A., estatuimos i
mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que de aquí adelante los
mayordomos no reciban dinero para comprar renta para la fundación de las dichas
capellanías i nuestro Provisor no haga la erección dellas, si no es haziéndose la
fundación sobre casas, heredades o censos ya impuestos i que sean ciertos i seguros,
de suerte que, faltando los tales bienes, no quede la fábrica obligada a las cargas de
las dichas capellanías, so pena que la erección que de otra suerte se hiziere sea en sí
ninguna i el mayordomo pague diez ducados para la fábrica.
Cap[ítulo] IX. Lo que se ha de dar a las fábricas por la administración de las
capellanías de que están encargadas, que no tienen superábit
I porque ay en este arçobispado muchas capellanías (de que están encargadas
las fábricas) que no tienen superábit i por esta razón no tienen aprovechamiento
alguno dellas, antes mucho trabajo i gasto, S.S.A., estatuimos i mandamos [al
margen: Cardenal don Fernando Niño] que, no aviendo superábit alguno que sea de
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 379
de todo punto sano i para poder salir de casa a dezir missa; i encargamos mucho
la conciencia al dicho apuntador que con gran rectitud i cuidado haga esta
diligencia.
[7] La primera salida que a de hazer el que uviere estado en patitur a de ser a
la iglesia donde tuviere capellanía i, si tuviere más de una, cumpla con ir a una dellas,
so pena que, si fuere a otra parte primero que a la iglesia, pierda por cada vez todas
las missas que le uvieren contado en aquella enfermedad, con que no excedan de
doze; i el apuntador pondrá en el quadrante donde uviere apuntado las missas cómo
cumplió con esta diligencia, si no fuere saliendo con licencia de nuestro Provisor en
esta ciudad, i en los demás lugares con la del vicario o cura más antiguo (donde no
lo uviere), algún rato al campo para convalecer o a otra cosa necessaria.
[8] Que las capellanías que tienen determinado el número de missas que
cada mes se han de dezir, el tal número se divida en dos partes, i la una corresponda
a la primera mitad del mes i la otra a la segunda, de suerte que, si tiene la capellanía
veinte missas al mes, se señalen diez a cada quinze días i en ellos esté el capellán
obligado a dezirlas; i estando en patitur los quinze días primeros se le apunten solas
diez, i en los otros quinze diga las otras diez, i esta misma quenta se guarde para
computar si estuviere más o menos días enfermo, guardando siempre esta orden,
que ningún mes le apunten por patitur más que las veinte missas que en aquel mes
tiene obligación de dezir.
[9] I lo mismo se guarde en las capellanías que, según su fundación, tuvieren
divididas las missas por semanas.
[10] I en las capellanías que no tienen determinado el número de missas que
cada mes o semana se han de dezir, sino que mandan los fundadores se les digan
cada año tantas missas, mandamos que se haga la misma quenta, aplicando a cada
mes las que le caben.
[11] I si el tal capellán tuviere muchas capellanías en differentes iglesias, de
suerte que no exceda el número de treinta missas al mes, en todas se ponga en
patitur i, estando todo el mes enfermo, se le apunten todas i, estando parte del dicho
mes, se le apunten en la mesma proporción en cada capellanía, haziendo la quenta
en todas que está referida en una; i, si tiene más de treinta missas cada mes, no goze
del patitur más que para una cada día i en las demás sea alcançado i se cobren dél,
pues no pudiendo (si estuviere sano) dezir más de una cada día, no es justo estando
enfermo se le quiten más.
[12] I en las capellanías que tienen cláusula de los fundadores que no gozen
sus capellanes del patitur o que lo gozen por algún término limitado, quando
sucediere el caso nuestros juezes hará conforme a lo que hallaren por Derecho
justicia.
Cap[ítulo] XI. Que los vicarios dentro de ocho días avisen quando vacare algún
servicio
[1] Muchas vezes acaece vacar los beneficios i faltar los servicios de curas de
nuestras iglesias, y los que quedan, por distancia de los lugares o otras vezes por
codicia de ser más aprovechados i aver más parte de las obenciones, tienen descuido
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 381
de nos avisar para que proveamos, i por su negligencia han ocurrido a nos los
concejos i personas particulares de los pueblos, donde lo tal a acaecido, algunos
diziendo que han estado muchos días sin oír missa por falta de cura. I queriendo
poner remedio a esto, de manera que el servicio de la iglesia no se disminuya i en
ella aya bastantes ministros i que por falta dellos los parroquianos no carezcan de los
ecclesiásticos Sacramentos, mandamos [al margen: Cardenal don Christóval de Rojas]
a nuestros vicarios que, luego que acaezca vacar en las dichas iglesias de su vicaría o
alguna dellas los dichos beneficios o faltare algún servicio de cura por muerte o
ausencia o en otra manera, dentro de ocho días nos den noticia de la vacante o falta
del tal beneficio o servicio, para que proveamos otro en su lugar; lo qual assí hagan
i cumplan, so pena de cada [vez] diez ducados, aplicados para los pobres de la
parroquia donde se hiziere esta falta.
[2] Lo mismo mandamos [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] que
hagan los curas más antiguos en las iglesias no sujetas a vicaría, so las dichas penas,
i que entre tanto (donde uviere falta de quien administre los Sacramentos) puedan
nombrar persona que lo haga, que sean de los que tienen nuestra licencia o de
nuestro Provisor.
Cap[ítulo] XII. Que los que pretendieren tener algún Patronazgo, hagan las
diligencias aquí contenidas
[1] Conformándonos con lo proveído por el sancto Concilio Tridentino [al
margen: Trid. sess. 25, c. 9, De refor.], que manda que los que pretendieren tener algún
derecho a algún patronazgo lo prueven en la forma en él contenida, i porque al
tiempo que vacaren las capellanías que en este nuestro arçobispado ay de
patronazgo no se difiera la provissión dellas en daño i perjuizio del servicio de las
iglesias, por los daños i pleitos que suele aver en averiguar el derecho de los
patronos, S.S.A., ordenamos i mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño]
que todas las personas, concejos, Vniversidades, que pretendieren tener
presentación de alguna capellanía o beneficio ecclesiástico o en algún hospital o
lugar pío, muestren ante nos o ante nuestro Provisor dentro de un año los derechos
que tuvieren, para que se vean i examinen i se aprueven los que fueren jurídicos.
[2] I assí mismo mandamos que, conforme al dicho sancto Concilio, se haga
un libro donde se pongan todos los beneficios o capellanías que son de derecho de
patronazgo i quién son los patronos dellos, para que quando vacaren se provean con
la brevedad devida; i, no mostrando los dichos recaudos dentro del dicho año
(contado desde el día de la publicación destas nuestras Constituciones), apercibimos
a los tales patronos que, vacando los dichos beneficios o capellanías, se proveerán
con la brevedad que se requiere sin les dar largos términos para el examen de sus
derechos.
Cap[ítulo] XIII. No se haga repartimiento ni división de la renta de las
capellanías, i guárdese lo aquí contenido
En algunas iglesias de nuestro arçobispado somos informados que tienen los
beneficiados renta de algunas possessiones con cargo de hazer algunas fiestas i
cumplir algunas memorias, la qual dicha renta la dividen entre sí para que cada uno
administre i cobre della su parte, encargándose de dezir las missas que pro rata (de
382 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
lo que se le adjudica) le cabe; i a sucedido que a muerto alguno sin dezir las dichas
missas i los demás beneficiados se escusan de dezirlas, pareciéndoles que no tienen
obligación a hazerlo por averse encargado dellas el beneficiado que murió, lo qual
redunda en gran daño de las almas de los difunctos que dexaron las dichas
memorias. Para remedio de lo qual, S.S.A., ordenamos [al margen: Cardenal don
Fernando Niño] que de aquí adelante no se haga la dicha división ni adjudicación,
sino que la persona que señalaren administre i cobre la dicha renta i, pues todos
están en común obligados, todos cumplan con las dichas fiestas i dotaciones i, si
todavía les pareciere que por mejor administración de la dicha hazienda conviene
repartirse, permitimos que se pueda hazer con que, si el beneficiado (a quien se
encargare las dichas missas) muriere sin dezillas, los demás capellanes o
beneficiados las ayan [de] dezir sin escusa ni dilación alguna, a los quales quedará
su derecho a salvo para poder cobrar de la hazienda o herederos del difunto la
limosna de las dichas missas.
vez que dexare de cumplir alguna cosa de las dichas, en la qual dicha pena incurra
assí mismo la persona que tuviere la otra llave. I encargamos la conciencia a nuestros
visitadores que en las visitas que hizieren se informen si se haze i cumple todo esto,
i executen irremissiblemente en los que no lo cumplieren la pena, la qual aplicamos
la mitad para la fábrica i la otra mitad para los visitadores; i a los que hizieren los
dichos inventarios les mandaremos pagar de las rentas de las fábricas lo que fuere
justo, conforme a la ocupación i trabajo que uvieren tenido.
por grave incomodidad no se pudiere hazer, las quales tomen los dichos visitadores
por sus personas i de ninguna manera las cometan al notario de la visita. I, quando
a nuestro Provisor le pareciere tomar quenta a los dichos mayordomos o cometer a
otro que se las tome, lo podrá hazer sin aguardar a que vaya el visitador a tomarla.
Cap[ítulo] IIII. Que no vendan el pan sin licencia
No vendan los mayordomos el pan [al margen: Idem] que estuviere a su cargo
sin nuestra expressa licencia por escripto o de nuestro Provisor, i que dé la razón
desto al notario ante quien se dio la licencia; i a las espaldas della pondrán lo dichos
mayordomos el cumplimiento de lo que se mandó vender, i sin esto no se le reciba
en quenta. I otrosí vayan siempre avisando i dando quenta a nuestro Provisor de los
precios a como valiere el pan, escriviendo con los mensajeros que se ofrecieren sin
hazer costas a las fábricas.
Cap[ítulo] V. Que los mayordomos i curas no compren el pan de las iglesias
No compren los mayordomos [al margen: Idem] ni los curas de las iglesias,
por sí ni por interpósita persona, directe ni indirecte, el pan de las dichas iglesias ni
de los hospitales i lugares píos que estuvieren a su cargo, aunque sea para el gasto
de su casa, si no fuere con licencia de nuestro Provisor; ni lo presten ni grangeen con
ello en manera alguna, so pena de pagar el daño i interese a la iglesia i que sean
inhábiles los dichos mayordomos para poder ser elegidos por mayordomos otra vez
i prorrogarles más el tiempo en sus mayordomías, demás de que los unos i los otros
serán castigados conforme a la culpa.
Cap[ítulo] VI. Que el pan de las fábricas se reparta con igualdad entre los
vicarios i curas i personas aquí contenidas
I porque somos informados que, sin embargo de lo proveído en el capítulo
precedente, los mayordomos venden el pan de las fábricas (quando vale caro) a
excessivos precios i en las quentas que dan no se hazen cargo más que del precio
conforme a la tassa, lo qual (aunque las fábricas no reciban dello daño, pues no lo han
de vender a más precio) no es justo que se haga ni consienta, por ende, S.S.A.,
estatuimos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que de aquí adelante todo el pan
de las fábricas que sobrare, después de pagados los salarios a los ministros de las
iglesias i cumplido con las obligaciones i cargas, nuestro Provisor lo reparta con
mucha igualdad (sobre lo qual le encargamos la conciencia) entre los vicarios i curas
(que no fueren proveídos conforme al Breve), mayordomos, monasterios i pobres,
dando a cada uno lo que le pareciere, pagándolo al precio que fuere justo, con que no
exceda de la tassa i pragmática de su Magestad; i, porque algunas fábricas son pobres
i en su renta no tienen harto para pagar los salarios i otras cosas i a otras les sobre
mucho, mandamos que nuestro Provisor lo vea i tantee, primero que haga el
repartimiento, i provea que de la supercrescencia de las unas se remedie la necessidad
de las otras, pues es justo sean ellas preferidas a los demás pobres i monasterios.
Capít[ulo] VII. Que las possessiones i heredades de las fábricas se arrienden a
dinero i no a pan
Cosa mui importante a parecido para la buena administración de la hazienda
de las fábricas de las iglesias desta ciudad i nuestro arçobispado que sus tierras i
386 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
heredades se arrienden a dinero i no a pan, por escusar los pleitos que sobre las
esterilidades suele aver, i por esta razón mandamos [al margen: Cardenal don
Fernando Niño] que todos los arrendamientos que de aquí adelante se hizieren se
hagan assí, so pena de que el contrato que de otra suerte se hiziere sea ninguno i la
persona que lo hiziere quede obligada a pagar a las dichas fábricas todos los daños,
interesses i menoscabos que por averse hecho de otra suerte se les creciere. Pero no
es nuestra intención (por lo contenido en este capítulo) de quitar que, si algún año
a nuestro Provisor le pareciere que conviene más arrendar a pan, lo pueda hazer.
Cap[ítulo] VIII. Visiten cada año las possessiones de las fábricas
Vissiten las possessiones de las iglesias [al margen: Cardenal don Rodrigo de
Castro] una vez en cada un año, mirando si están bien tratadas, labradas i reparadas,
so pena de diez ducados i del interesse de la iglesia, i nuestros visitadores les pedirán
quenta desto.
Cap[ítulo] IX. Los vicarios i (donde no los uviere) los curas visiten cada tres
años las possessiones de las fábricas
Grandes son las querellas que se nos han dado i dan de que las haziendas de
las fábricas se pierden por el descuido i poca quenta que con ellas tienen los
mayordomos, dexándolas de visitar (como se manda en el capítulo precedente) i de
cultivarlas i repararlas como tienen obligación. I por ser este punto de mucha
importancia i entenderse claramente que, si no se remedia, las haziendas de las
fábricas se perderán con gran brevedad, S.S.A., estatuimos i mandamos [al margen:
Cardenal don Fernando Niño] a nuestros visitadores que, aunque se detengan algo
más en los lugares por esta razón, atiendan mucho al remedio desto, visitando por
su persona las heredades i possessiones que buenamente pudieren i dando aviso a
nos o a nuestro Provisor de lo que les pareciere es necessario proveer, sabiendo si los
mayordomos han cumplido con su obligación i executando en ellos las penas del
capítulo precedente irremissiblemente, que, para que lo hagan assí, aplicamos las
dos partes della a la fábrica i la otra parte a ellos. I demás de la visita (que como está
dicho) los mayordomos cada año están obligados a hazer, mandamos que el vicario
(donde le uviere) i, si no, el cura más antiguo visite cada tres años las possessiones i
heredades de fábricas, capellanías, hospitales i cofadrías i memorias, i apunte mui en
particular la necessidad que cada una dellas tuviere, el qual embiará los papeles que
de la dicha visita resultaren a nuestro Provisor, el qual señalará salario competente
al dicho vicario, conforme a la ocupación que uviere tenido i diligencia que uviere
hecho, repartiendo el dicho salario pro rata entre los interessados. I porque es
evidente el peligro que ai en la tardança, mandamos que nuestro Provisor con la
mayor brevedad que fuere possible dé orden cómo se haga luego la dicha visita i nos
informe de lo que della resultare, para que se provea lo que más convenga.
Cap[ítulo] X. Que no se hagan obras, si no es guardando lo en este capítulo
contenido
No hagan obras en las iglesias [al margen: Cardenal don Fernando Niño] sin
licencia nuestra o de nuestro Provisor in scriptis (la qual no dará, si passare de
cincuenta ducados, sin consultarla con nos) o de nuestros visitadores en la cantidad
que en su instrucción se les permite, i los contratos que sin la dicha licencia se
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 387
destas dotes i no pudiéndolas sus maridos cobrar, las maltratan i dexan perdidas.
Para remedio de lo qual, Sancta Synodo approbante, mandamos [al margen: Cardenal
don Fernando Niño], so pena de excomunión mayor, que de aquí adelante no se haga
i que las dotes que están ya prometidas se cumplan primero por su antigüedad,
como fuere cayendo el dinero, i no se nombren i señalen más hasta que realmente i
con effecto aya con qué pagarles sus dotes, so pena que la promessa que de otra
suerte se hiziere sea en sí ninguna i nuestros visitadores no la passen ni reciban en
quenta, en la que tomaren a los dichos patronos i mayordomos de las dichas
memorias; i lo mismo hagan nuestros juezes, no admitiendo de aquí adelante pleito
alguno de adjudicaciones hasta que real i verdaderamente aya dinero con que pagar
las dichas dotes.
Cap[ítulo] XVI. No compren cosas para las iglesias sin que lo vea el Provisor
El mayordomo mayor ni los mayordomos particulares de las fábricas no
compren cosa alguna para ornamentos, plata i otras cosas del servicio de las iglesias
sin que primero lo vea nuestro Provisor i se satisfaga del precio i bondad de los que
se compra [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro].
Cap[ítulo] XVII. Del maestro mayor de las fábricas
El maestro mayor de las fábricas no vaya a hazer la visita general de las obras
de las iglesias más de una vez en el año [al margen: Idem], i esto siendo necessario i
con licencia i mandamiento in scriptis de nuestro Provisor, el qual le tasse antes que
salga a la visita lo que a de aver de ocupación de cada día en los lugares que se
detuviere, i assí mismo la parte que a de dar cada fábrica del camino
respectivamente, considerando la possibilidad de cada una; i esto mesmo se
entienda i guarde quando fuera de la visita general el Provisor le embiare a visitar
algunas iglesias en que aya precisa e instante necessidad, i el mayordomo particular
de cada iglesia i el vicario i (donde no lo uviere) el cura más antiguo tengan quenta
con que el dicho maestro mayor no se detenga ni ocupe más de lo necessario, i assí
lo advierta el Provisor en los mandamientos que diere.
Cap[ítulo] XVIII. Del libro de pleitos que a de tener el mayordomo mayor de
las fábricas
El mayordomo de las fábricas tenga un libro donde assiente todos los pleitos de
las fábricas [al margen: Idem], poniendo el día en que se començó el pleito i con quién
se trata, i vaya assentando el estado en que está i las diligencias que van haziendo. I en
cada semana, el viernes en la tarde, el dicho mayordomo i el notario i procurador i
letrado de fábricas se junten con nuestro Provisor i le hagan relación del estado de las
causas, i él provea que se hagan las diligencias que convengan; i qualquiera de los
dichos officiales que faltare a hazer la dicha relación pague quatro reales para obras
pías por cada vez que faltare. Otrosí, el dicho mayordomo mayor responda a las cartas
de negocios que le escrivieren los mayordomos particulares de las dichas fábricas.
Cap[ítulo] XIX. Lo que el mayordomo mayor de fábricas a de hazer quando se
truxere algún dinero dellas a esta ciudad
Algunas vezes se traen a esta ciudad (por mandado de nuestro Provisor, a
poder de nuestro mayordomo mayor de fábricas) algunos maravedís de los alcances
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 389
que se han hecho por los visitadores a los mayordomos particulares dellas i, para que
dellas aya el recaudo que conviene i esté a punto i a la mano todas las vezes que
fueren menester, mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que aya i se
ponga en el lugar que señalaremos una arca con dos llaves, la una de las quales
tenga el notario de las fábricas i la otra el mayordomo mayor, a quien mandamos, so
pena de descomunión mayor, no reciba él solo el dicho dinero sin assistencia del
notario de fábricas, los quales los metan luego en el arca i assienten en un libro (que
para este effecto a de aver en ella) la cantidad que se mete i de adonde se truxo i el
día que lo recibió i metió en la dicha; i no saque della maravedí ninguno sin librança
de nuestro Provisor, la qual dexará en la dicha arca, assentando en el dicho libro lo
que saca i para el effecto que se saca.
Cap[ítulo] XX. Cómo se ha de tomar en quenta a los mayordomos lo que
gastaren en venir a esta ciudad
Nuestros visitadores no passen en quenta a los mayordomos particulares de
las iglesias las idas i venidas a esta ciudad [al margen: Cardenal don Rodrigo de
Castro], si no es constando primero aver sido necessaria su venida i las diligencias
que hizieren i que no se offreció entonces mensajero para esta ciudad. I, si
juntamente vinieren a negocios propios o de otros algunos, no se cargue a la fábrica
sino la parte que le cupiere.
sobre ello, lo qual mandamos que cumplan, so pena de dos ducados por cada vez que
no lo hizieren.
Capitvlo II. Que no se impida la libertad de los que testan
Muchas querellas se nos han dado que algunos confessores, escrivanos i
notarios i otras personas de nuestro arçobispado persuaden e importunan a los
testadores, quando hazen i ordenan sus testamentos, no los dexando testar
libremente, aunque sea para obras pías, e impiden i hazen violencia a su voluntad.
I, porque lo susodicho es gran offensa de Dios nuestro Señor i ninguna cosa ai que
más se deva a los hombres (después que ya no pueden querer otra cosa) que la
libertad de su última voluntad i arbitrio, que ya no buelve más, mandamos [al
margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] que de aquí adelante los dichos confessores,
escrivanos, notarios ni otra persona alguna no haga lo susodicho i dexen a los
testadores testar i disponer libremente, so pena de excomunión mayor al que lo
contrario hiziere.
Cap[ítulo] III. Lo que se ha de gastar por el alma del difuncto que muere
abintestato
Muchas vezes acaece que algunas personas mueren abintestato, i sus
herederos no quieren estenderse a gastar por ellos lo que es necessario para el dicho
descargo de sus ánimas. Por ende, S.S.A., ordenamos i mandamos [al margen:
Cardenal don Fernando Niño] que nuestros juezes de aquí adelante (considerada la
qualidad del difuncto que assí muriere abintestato i la cantidad de la hazienda que
dexare i la necessidad de los herederos que la han de aver i heredar) ordenen i
manden lo que se ha de gastar por el tal difuncto i en qué, con que todo lo que
mandare gastar no exceda del quinto de los bienes libres que dexó.
Cap[ítulo] IIII. Lo que a de hazer el juez de testamentos passado el año para
hazerlos cumplir
Al officio de nuestro juez de testamentos pertenece privativamente hazer
cumplir los dichos testamentos, quando los albaceas i testamentarios se han
descuidado en hazerlo dentro del año que el Derecho les da. I, por ser este officio de
tanta importancia, encargamos la conciencia al dicho juez le haga con mucha rectitud,
diligencia i cuidado [al margen: Cardenal don Fernando Niño], procediendo con el rigor
de Derecho que fuere necessario contra todas las personas de qualquier estado i
condición que sean que no los cumplieren, i de que lo harán i cumplirán assí harán
juramento (luego como fueren proveídos) en nuestras manos. I, aunque por escusar
las molestias i bexaciones, que los testamentarios suelen recibir en venir a esta ciudad
a dar quenta a nuestro juez de si han cumplido o no los dichos testamentos, avemos
mandado a nuestros visitadores que en las visitas que hizieren se informen de lo que
acerca desto uviere, conforme a la forma que se les a dado en el capítulo de su
instrucción, que cerca desto habla; pero, porque somos informados que con ocasión
della se entremeten a mandar cumplir los dichos testamentos i a declarar que,
haziendo tal o tal cosa, están cumplidos, con que quitan la jurisdición a nuestro juez
i, por no poderse detener mucho en los lugares, lo hazen con mayor priessa de lo que
conviene al buen expediente de los negocios, para remedio de lo qual mandamos que
los dichos visitadores inquieren generalmente si ai algún testamento por cumplir,
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 391
Cap[ítulo] III. Los sacerdotes no lleven cuerpo de difuncto sobre sus hombros,
si no fuere sacerdote
Los sacerdotes no lleven sobre sus hombros cuerpo de difuncto que no sea
clérigo de Orden sacro [al margen: Arçobispo don Diego Deça. Cardenal don Rodrigo de
Castro], si no fuere en tiempo de necessidad que no se halle cómodamente quien lo
lleve a enterrar; ni ellos ni otro clérigo o sacristán alguno lleven con sobrepellizes
cuerpo de ningún difuncto.
392 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
enterramientos, honras i cabo de año que por ellos espontáneamente se suelen dar;
assí es cosa mui indecente i indigna del hábito ecclesiástico que en la cobrança de lo
susodicho aya fuerça ni exacción alguna, como somos informados que en algunos
lugares de nuestro arçobispado la ai. Para quitar este abuso, S.S.A., mandamos [al
margen: Cardenal don Fernando Niño] que al que no llevare ofrenda en los entierros,
honras i cabo de año no se la pidan ni hagan pagar, so pena de quatro ducados a la
persona que lo hiziere, la mitad para la fábrica i la otra mitad para hazer bien por las
ánimas de los dichos difunctos; i mandamos a nuestros visitadores se informen
desto i lo castiguen como dicho es.
Cap[ítulo] XI. Que a los pobres no se lleven derechos por enterrarlos
No se lleven [al margen: Cardenal don Fernando Niño] de aquí adelante
derechos por enterrar a los que verdaderamente fueren pobres, i aquellas personas
declaramos ser pobres para este effecto que se uvieren curado principalmente de
limosnas en las enfermedades de que murieren. I si se allegare alguna limosna para
enterrarle, mandamos se gaste en dezir missas i sacrificios por el tal pobre, sin que
della se paguen los dichos enterramientos.
Cap[ítulo] XII. Las biudas no acompañen los cuerpos de sus maridos quando
los lleven a enterrar
En algunos lugares de nuestro arçobispado somos informados que se usa ir
las biudas i las hijas de los difunctos a la iglesia a enterrar sus cuerpos, las quales,
con el gran dolor que de su pérdida i trabajo tienen, están dando vozes i llorando,
de manera que con difficultad se puede dezir la missa i celebrar los divinos officios,
i aún, por no tener (con el grave dolor) juizio, dizen algunas palabras mal sonantes.
Pare remedio de lo qual, S.S.A., estatuimos i ordenamos [al margen: Cardenal don
Fernando Niño] que de aquí adelante las susodichas no vayan acompañando los
cuerpos, ni entren con ellos en las iglesias, ni los curas las consientan ir, invocando
(si necessario fuere) para ello el auxilio del braço seglar.
Cap[ítulo] XIII. Que las biudas dentro del año de su biudez hagan las cosas
aquí contenidas
I porque somos informados que las dichas biudas durante el año de su
biudez, aunque van a missa a la iglesia, al entrar en ella no toman agua bendita, ni
adoran la cruz, ni se levantan quando dizen el Evangelio, ni se hincan de rodillas
para adorar el Santíssimo Sacramento quando lo alçan i hazen otras cosas indignas
de un alma christiana i que tiene lumbre de fe, para remedio de las quales
exhortamos i por reverencia de Dios encargamos [al margen: Cardenal don Fernando
Niño] a las susodichas no hagan semejantes demonstraciones, de que tanto se
offende la Magestad de Dios; i, en virtud de sancta obediencia, mandamos a sus
confessores les encarguen la conciencia que no lo hagan. I assí mismo mandamos a
los curas que, aviéndoles exhortado i amonestado tres veces –la primera él solo, la
segunda delante de su confessor i la tercera delante del mismo confessor i de otro
clérigo honrado– que no lo hagan i, si no lo quisieren cumplir, no las consientan
entrar en la iglesia, declarándolas por excomulgadas, i den luego aviso dello a nos o
a nuestro Provisor para que se provea el remedio que convenga i se escuse un tan
grande abuso. Todo lo qual cumplan i guarden los dichos curas, so pena de quatro
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 395
ducados por cada vez que lo dexaren de hazer, aplicados para la fábrica de la iglesia
donde lo susodicho sucediere.
ayan restituido lo que uvieren dexado de dezmar. I por esta nuestra constitución
mandamos a todos los clérigos i religiosos desta ciudad i nuestro arçobispado, de
qualquier dignidad, grado o condición que sean, so pena de excomunión mayor, que
no absuelvan las tales personas hasta que con effecto ayan hecho entera satisfación.
I assí mismo mandamos, en virtud de sancta obediencia, a los curas parroquiales
desta ciudad i de todo nuestro arçobispado que cada año publiquen dos vezes esta
nuestra constitución, la una el Domingo de Ramos, después de dicho el Offertorio
de la missa, i la otra el día de la Assumpción de Nuestra Señora, al mismo tiempo, i
so la misma pena les mandamos que publiquen los mesmos días la protestación
hecha en el capítulo siguiente.
Cap[ítulo] II. Protestación que se haze contra los que los que van prescriviendo
los diezmos
[1] I porque algunas personas se escusan de pagar los dichos diezmos [al
margen: Cardenal don Fernando Niño], diziendo que lo han dexado de hazer por tanto
tiempo que se ha causado legítima prescripción, por escusar este daño i que
semejante fraude no les aproveche, para interrumpir las prescripciones que
estuvieren començadas se hizo la protestación siguiente:
[2] En nombre desta sancta Synodo i de las iglesias deste arçobispado i de los
demás señores de los diezmos, protestamos de pedir i cobrar todos los que,
conforme a Derecho i loable costumbre, se devieren en este arçobispado i en
qualquiera parte dél por las personas o partes a quien se devieren de qualesquier
fructos, rentas i ganancias o otras cosas que se devan; i si algunas prescripciones
están començadas i no cumplidas, por esta protestación e interpelación las
interrumpimos i protestamos sean avidas por interrumpidas, i no nos paren
perjuizio alguno al derecho que, para cobrar los dichos diezmos, nos pertenezca i
pertenecer pueda. I de cómo assí lo protestamos i pedimos, a vos, el secretario desta
sancta Synodo, que presente estáis, nos lo deis por testimonio.
Cap[ítulo] III. Que nadie solicite a perroquiano (sic) ageno que se passe a su
parroquia
Los que tienen i de aquí adelante tuvieren qualesquier beneficios en nuestro
arçobispado, so pena de excomunión mayor, por sí ni por interpósitas personas,
directe ni indirecte, soliciten ni atraigan a los parroquianos de otras parroquias para
que se passen a las suyas [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro], ni sobre ello
hagan pactos ni convenciones algunas con ellos, sino que libremente dexen a cada
uno para que pueda vivir i morar en la parroquia donde quisiere.
[2]
on Carlos, por la divina clemencia Emperador semper augusto, Rey de
que confirmó otra Carta, dada por el señor don Alonso, su visabuelo, su tenor de
la qual es esta que se sigue:
[5]
on Iuan, por la gracia de Dios Rey de Castilla, de León, de Toledo, de
siquiera por el acrecentamiento temporal del bien, den de lo que les provine a
nuestro Señor cada uno cumplidamente su diezmo, que es su derecho. Assí que es
grande pro i grande salud de la ánimas de cada uno, i a cada uno abundancia de los
fructos i de los bienes del mundo, i esto provamos i vemos cada día, porque aquellos
que bien i derechamente pagan sus diezmos les acrecienta Dios sus bienes.I porque
nuestra voluntad es que en nuestros tiempos no se mengüen ni se pierdan los
derechos de Dios i de su sancta Iglesia por mengua de nuestra justicia, mas crezca
en servicio de Dios i honra de la sancta Iglesia, como devemos, por ende mandamos
i establecemos para siempre con todos los hombres del nuestro reino que den sus
diezmos derechamente i cumplidamente a nuestro Señor Dios de pan i de vino i de
ganados i de todas las otras cosas que se deven dar derechamente, según manda la
sancta Madre Iglesia. I esto mandamos también por nos como por los que reinaren
después de nos, como para los ricos hombres i para los cavalleros, como para los
otros pueblos, que demos cada uno el diezmo derechamente de los bienes que Dios
nos da, según la ley manda. I otrosí mandamos i tenemos por bien que todos los
obispos i la otra clerecía que den diezmo derechamente de todos sus heredamientos
i de todos los otros bienes que han que no son de sus iglesias.
I porque hallamos que en dar estos diezmos se hazen muchos engaños,
deffendemos firmemente que de aquí adelante no sea ninguno ossado de coger ni
medir sus montones de pan, que tuvieren limpio en la hera, sino de guisa que sea
primero tañida la campana tres vezes a que vengan los terceros de aquel que deve
recaudar los diezmos, i estos terceros o aquellos que lo devan recaudar deffendemos
que no sean amenazados de ninguno, ni heridos por demandar su derecho. I no los
coxan de noche ni a hurto, mas paladinamente a vista de todos, i qualquier que
contra estas cosas sobredichas fuere peche el diezmo doblado, la mitad del doblo
para el rey i la otra mitad para el obispo, salvas las sentencias de excomulgación que
dieren los obispos i perlados contra todos aquellos que no dieren el diezmo
derechamente o fueren en alguna cosa contra este establecimiento. I queremos que
las sentencias que sean bien guardadas por nos i por ellos, de guisa que el poder
temporal i espiritual, que viene todo de Dios, se guarden i acudan en uno; i las
sentencias que los perlados pusieren sobre estas cosas sean bien entendidas hasta
que la enmienda sea fecha i, quando la enmienda fuere fecha, luego la sentencia sea
tollida. I porque esta nuestra Carta sea firme [y] estable, mándola sellar con mi sello
de plomo. Fecha la Carta en Burgos, por mandado del rey, tres días andados del mes
de noviembre Era de mil i ducientos i noventa i tres años. Iuan Pérez de Cuenca la
escrivió el año que el Rey don Alonso reinó.
E aora los dichos patriarca, arçobispo i deán i cabildo i clerecía i el dicho mi
recaudador de las tercias de la dicha ciudad i arçobispado embíanseme a querellar, i
dizen que de algunos tiempos acá i de cada año los labradores i otras personas, que
deven de dar diezmos de pan i otras cosas que Dios les da, no quieren derechamente
dar los diezmos que son obligados a dar, según que Dios lo mandó i los Sanctos
Padres i los Reyes ordenaron i establecieron, buscando muchas maneras i diversas
para ello, especialmente dizen que, por quanto el año postrimero que agora passó yo
mandé i tuve por bien que todos los labradores del arçobispado de Sevilla que
diessen aprecio cierto, que les yo mandé pagar en dineros a cada uno dellos tanto
400 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
pan, quanto uviessen dezmado a la Iglesia, para los menesteres de la guerra que yo
e con los moros enemigos de la fe, e yo mandé al dicho patriarca i deán i cabildo i
clerecía que hiziessen dar los libros de las cosechas de los diezmos de la dicha ciudad
i arçobispado, por los quales se supiesse mejor quánto pan avían dado cada uno de
los labradores de la dicha ciudad i arçobispado, i los dichos patriarca, arçobispo, deán
i cabildo i clerecía, cumpliendo mi mandado, fizieron dar los dichos libros i por ellos
se supo quánto cada uno dellos avía dado de diezmos, i dizen que por esta razón
están quexosos los dichos labradores del dicho patriarca i arçobispo i clerecía,
diziendo que, por aver bien dezmado a la Iglesia, les avía venido aquel daño i por
otra vía no pudiera ser sabido el pan que ellos cogieren. I agora ellos dizen que
dezmarán tan poco que les no pueda venir daño, según el año que passó i por la
dicha razón les vino, lo qual dizen que sería gran perjuizio de la Iglesia i desservicio
i daño de los que han parte en los diezmos, i aún mui gran peligro de las almas de
los tales dezmeros si por esta manera se retrajeren de bien dezmar, i irían contra el
mandamiento de Dios i de los Sanctos Padres i contra las leyes i ordenamientos de
los reyes, de donde yo vengo, i pidiéronme por merced que sobre esta razón que les
proveyesse de remedio como a la mi merced plugiesse; i, porque su intención es
fundada en Derecho, túvelo por bien.
Por que vos mando a todos i cada uno de vos, los dichos labradores i otras
personas qualesquier, que veades esta Carta del dicho rey don Alonso, mi visabuelo,
i la cumplades i fagades en todo cumplir, ca mi merced i voluntad es que se cumpla
según que en ella se contiene, i que ninguno sea ossado de coger ni medir su
montón de pan hasta que la campana sea tres vezes tañida. I, por quanto agora
algunos de los lugares donde vos fazedes vuestras labranças son tan lexos de la
ciudad i de las otras ciudades, villas i lugares de su término que son en el dicho
arçobispado, que no podría ser oída por vos la dicha campana, por ende deffiendo i
mando que ninguno ni alguno de vos ni de las dichas ciudades, villas i lugares del
dicho arçobispado de Sevilla, que son en él, que no seades ni sean ossados de coger,
ni medir ni llevar de las heras sus montones de pan que tuvieren limpio, ni alguna
parte dello, fasta que primeramente en los dichos lugares donde uviere la dicha
campana requiera el labrador a la persona que uviere de dezmar, al arrendador de la
collación o limitación o donadíos con el pan que uviere de dezmar o al vicario del
lugar. E, si el dicho diezmo perteneciere a algunas de las collaciones o limitaciones
o donadíos de la dicha ciudad, que lo digan al vicario del dicho arçobispado, i que
este requerimiento que lo hagan a costa del dezmero o arrendador, ni lo coxan de
noche ni a hurto, sino paladinamente i a vista del dezmero; e, si el dicho dezmero o
arrendador fuere requerido por el dicho labrador o vicario i no fuere a ver medir el
dicho pan, que el dicho labrador mida su pan por delante de tales personas que sean
de creer i por juramento hagan verdad al dicho arrendador del pan que se midiere
de aquel montón, de que el dicho arrendador o dezmero fuere requerido que fuesse
a ver medir el dicho pan; i en los lugares donde se oyere la campana sea guardada
la dicha Carta del dicho rey don Alonso, que aquí va incorporada.
I los unos ni los otros no fagades ni fagan ende al, so pena de la mi merced i
de diez mil maravedís a cada uno de vos por quien fincare de lo assí fazer i cumplir;
i demás mando al hombre que vos esta mi Carta mostrare, que vos emplaze que
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 401
parezcades ante mí en la mi Corte, del día que vos emplazare hasta quinze días
primeros siguientes, a dezir por quál razón no cumplides mi mandado. I de cómo
esta mi Carta vos fuere mostrada i la cumplierdes mando, so la dicha pena, a
qualquier escrivano público, que presente fuere i para esto fuere llamado, que dé
ende al que vos la mostrare testimonio signado con su signo, por que yo sepa en
cómo se cumple mi mandado; i, la carta leída, dádsela. Dada en la mui noble ciudad
de Córdova, a cinco días del mes de iulio, año del nacimiento de nuestro salvador
Iesu Christo de mil i quatrocientos diez años. Yo, García Gonçález, la fize escribir
porque lo mandaron los de el Consejo de nuestro señor el Rey. Yo, el Rey. Petrus
Gudus, legum doctor, registrada.
I agora, por quanto el reverendíssimo Cardenal de España arçobispo, nuestro
mui caro i mui amado primo, nos suplicó e pidió por merced que la aprovássemos i
confirmássemos, nos tuvímoslo por bien, i por la presente aprovamos i confirmamos
la dicha Carta de suso incorporada i la merced en ella contenida, por que vos
mandamos a todos i cada uno de vos en vuestros lugares i jurisdiciones que veades
la dicha Carta suso incorporada i la guardedes i cumplades i fagades guardar i
cumplir en todo i por todo, según que en ella se contiene i, en guardándola i
cumpliéndola, recudades i fagades recudir con los dichos vuestros diezmos bien i
derechamente, assí de pan i de vino como de ganados i de todas las otras cosas de
que acostumbran i deven pagar derechamente el dicho diezmo, por quanto esto es
servicio de Dios i nuestro i bien i pro de las iglesias de los nuestros reinos i de los
perlados i pastores dellas, todo bien i cumplidamente, según i por la forma i manera
que en la dicha Carta suso incorporada se contiene. I deffendemos firmemente que
ninguna ni algunas personas no sean ossadas de ir ni passar contra esta nuestra
Carta i confirmación que nos fazemos de la dicha Carta suso incorporada, que
qualquier o qualesquier que lo hizieren avrán la nuestra ira i, demás, pecharnos han
en pena cada uno, por cada vez que contra ello fuere o passare, la pena contenida en
la dicha Carta suso incorporada, i a las personas ecclesiásticas, que han de aver los
dichos diezmos, todas las costas, daños, menoscabos que por ende recibieren i
recrecieren doblados, i entretanto les guardedes i cumplades i fagades guardar i
cumplir esta nuestra Carta i confirmación que assí fazemos i todo lo en ella
contenido; e no vayades ni passedes, ni consintáis ir ni passar en algún tiempo ni por
alguna manera, causa ni razón que sea o ser pueda, i que en ello ni en parte dello,
embargo ni contrario alguno les no pongades ni consintades poner. E los unos ni los
otros no fagades ende al por alguna manera, so pena de la nuestra merced i de las
penas en la dicha Carta suso incorporadas contenidas.
E demás mandamos al hombre que vos esta nuestra Carta mostrare o el dicho
su traslado signado, como dicho es, que vos emplaze que parezcades ante nos en la
nuestra Corte, doquier que nos seamos, del día que vos emplazara fasta quinze días
primeros siguientes, so la dicha pena; so la qual mandamos a qualquier escrivano
público, que para esto fuere llamado, que dende al que vos la mostrare testimonio
signado con su signo, por que nos sepamos en cómo se cumple nuestro mandado.
Dada en la noble villa de Medina del Campo, a veinte días del mes de septiembre,
año del nacimiento de nuestro señor Iesu Christo de mil i quatrocientos i ochenta
años.Yo, el Rei.Yo, la Reina.Yo, Fernando Alvarez de Toledo, secretario del Rei i de la
402 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
Reina, nuestros señores, la fize escrivir por su mandado. Alfonsus, registrada. Alonso
del Mármol. Diego Vázquez, chanciller.
I porque nuestra merced i voluntad es que lo contenido en la dicha nuestra
Carta i en las Cartas en ella incorporadas se guarde i cumpla, assí en la dicha ciudad
de Sevilla i villas i lugares de su arçobispado como en todas las otras ciudades i villas
i lugares de nuestros reinos i señoríos, mandamos dar esta nuestra Carta en la dicha
razón, por la qual os mandamos a todos i cada uno de vos en vuestros lugares i
jurisdiciones, como dicho es, que veades la dicha nuestra Carta, que de suso va
incorporada, i las Cartas en ella contenidas i las guardéis i cumpláis i fagáis guardar
i cumplir en todo i por todo, según que en ella se contiene; i, si alguna o algunas
personas fueren o passaren contra lo en ellas contenido, vos, las dichas nuestras
justicias, executéis i fagáis executar en las tales personas las penas en las dichas
Cartas contenidas. I por que lo susodicho sea notorio i ninguno dellos pueda
pretender ignorancia, mandamos que esta nuestra Carta sea pregonada
públicamente por las plaças i mercados i otros lugares acostumbrados de essas
dichas ciudades, villas i lugares por pregonero i ante escribano público. I los unos i
los otros non fagáis ni fagan ende al por alguna manera, so pena de la nuestra
merced i de diez mil maravedís para la nuestra cámara. I, demás, mandamos al
hombre, que esta nuestra Carta vos mostrare, que os emplaze que parezcades ante
nos en nuestra Corte, doquier que seamos, del día que vos emplazare fasta quinze
días primeros siguientes, so la dicha pena, so la qual mandamos a qualquier
escrivano público, que para esto fuere llamado, que dende el que vos la mostrare
testimonio signado con su signo, por que nos sepamos en cómo se cumple nuestro
mandado. Dada en la mui nombrada i gran ciudad de Granada, a veinte i seys días
del mes de iulio del año del nacimiento de nuestro señor Iesu Christo de mil i
quinientos i un años.Yo, el Rei.Yo, la Reina.Yo, Gaspar de Gricio, secretario del Rei i
de la Reina, nuestros señores, la hize escrivir por su mandado. Ioannes, Episcopus
Ovetensis. Philippus, doctor. Ioannes, licentiatus. Licentiatus Çapata. Fernandus
Tello, licentiatus. Registrada, Alonso Pérez. Francisco Díaz, Chanciller.
E ahora Iuan Ortiz, en nombre del deán i cabildo de la sancta Iglesia de la
ciudad de Sevilla, nos hizo relación diziendo que, estando proveído i dado orden por
leyes i pregmáticas de nuestros reinos cerca de la manera de el dezmar del pan i aún
especialmente para lo que toca al arçobispado de Sevilla, diz que los dezmeros i
personas que son obligadas a dezmar i pagar el dicho diezmo no las quieren guardar
i van contra ellas, porque, sin pagar el dicho diezmo de lo que coxen, llevan el pan a
sus casas i lo venden i hazen dello lo que quieren i, quando el arrendador de los
dichos diezmos lo va a recebir, no le pagan lo que deven i lo que le dan es de lo
postrero que coxen i de las granças que hazen i, caso que por justicia les quieren
medir sus troxes para que paguen bien el diezmo, como lo tienen ya vendido i
comido, no lo pagan, de que reciben gran daño nuestras tercias i en lo que ha de aver
el prelado i sus partes i las fábricas. Por ende que nos suplicava i pedía por merced
en el dicho nombre, mandássemos que en la paga del dicho diezmo se guardasse i
cumpliesse lo que por las dichas pragmáticas estaba dispuesto i que aquellas se
executassen, o como la nuestra merced fuesse. Lo qual, visto por los del nuestro
Consejo, fue acordado que devíamos mandar dar esta nuestra Carta para vos en la
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 403
dicha razón, e nos tuvímoslo por bien, por que vos mandamos a todos i a cada uno
de vos en los dichos vuestros lugares i jurisdiciones (según dicho es) que veáis la
dicha Carta i Pragmática Sanción, que de yuso va incorporada, i la guardéis i
cumpláis i executéis, i hagáis guardar, i cumplir i executar en todo i por todo, según
i como en ella se contiene, i contra el tenor i forma dello ni de lo en ella contenido
ni vais ni passéis, ni consintáis ir ni passar en tiempo alguno ni por alguna manera,
so las penas en la dicha Pragmática contenidas i más de la nuestra merced i de otros
diez mil maravedís para la nuestra cámara a cada uno que lo contrario hiziere.. Dada
en la villa de Madrid, a diez i nueve días del mes de henero de mil i quinientos i
quarenta i siete años. F. Hispalen. Licentiatus Mercado de Peñalosa. El licenciado
Alderete. Licenciado Montalvo. El doctor Anaya. El licenciado Cortés. Registrada,
Martín Vergara. Por chanciller, Martín de Vergara. Y yo, Pedro del Mármol, escrivano
de cámara de Sus Cesáreas i Católicas Magestades, la fize escrivir por su mandado
con acuerdo de los de su Consejo.
Cap[ítulo] I. Que ninguno que aya sido religioso pueda servir beneficio ni se
le dé licencia para dezir missa sin dimissoria de su prelado i del
ordinario donde uviere residido
[1] Avemos sabido que muchos religiosos, pospuesto el temor de Dios i la
obediencia de su Orden (con falsas relaciones i con diversas maneras de engaño)
han ganado i cada día ganan licencias i facultades para mudar los hábitos i,
diziendo que son trasladados a otras religiones i que traen licencia de sus
superiores, se vienen en hábitos de clérigos seculares a esta nuestra diócesi i
provincia i ocupan los servicios i sustentación de los clérigos naturales, andando
como andan fuera de Orden i sin hábito de religión. Por ende, conformándonos con
el Derecho i con una constitución del cardenal don Diego Hurtado de Mendoça,
nuestro predecesor de buena memoria, que dispone que ningún religioso tenga
servicio de beneficio ni capellanía, S. Concilio approbante, estatuimos i mandamos [al
margen: Arçobispo don Diego Deça] que la dicha constitución sea firmemente
guardada en nuestra diócesis i provincia i, si necessario es, por la presente la
confirmamos i inovamos, i prohibimos a nuestros provisores i oficiales que no den
las tales licencias ni las puedan dar, i anulamos todas las que hasta aquí son dadas
a los dichos religiosos.
[2] I assí mismo mandamos a los dichos provisores i officiales que de aquí
adelante a ningún religioso que ande en hábito seglar den licencia para que diga missa
ni celebre en esta diócesi, no trayendo dimissoria de su prelado regular i del ordinario,
en donde hasta entonces avía residido, i las unas sin las otras no le sean admitidas.
Cap[ítulo] II. De los escapularios i habitillos
Por el desorden que ai en traer las mugeres escapularios i habitillos, que por
la mayor parte se traen por gala i atavío corporal, siendo insignias de religión i
devoción, mandamos [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] que ninguna
404 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
muger de qualquier estado i condición que sea de aquí adelante traiga encima de los
vestidos escapularios ni habitillos de seda, ni bordados ni con otra gala ninguna, so
pena de excomunión mayor i de tener perdidos los dichos escapularios i habitillos. I
porque somos informados que se han dado muchas licencias para traer los dichos
escapularios i habitillos i conviene mucho que lo aquí contenido se guarde, por tanto
renovamos esta constitución i mandamos que inviolablemente se guarde, i por ella
revocamos todas i qualesquier licencias que en derogación della se uvieren dado, i
mandamos que de aquí adelante no se den. Iten mandamos, so la dicha pena, que
no traigan las mugeres en los rosarios ni otras cosas que traxeren al cuello cosas
profanas con las de devoción.
Cap[ítulo] III. No traigan medidas de Nuestra Señora por listones en la cabeza,
so la pena aquí contenida
También somos informados que algunas mugeres traen cintas i listones i
medidas de Nuestra Señora de Guadalupe i Monserrate i de otras imágines de
devoción, escripto en los dichos listones (con letras de oro i de plata) el nombre de
las dichas imágines, i traen colgados dellos algunos brincos de oro o plata i jarrillos
de barro i otras cosas más profanas i aún, lo que peor es, usan dellos para tocarse i
apretarse los cabellos i copetes, en lo qual hazen gran agravio i irreverencia a las
imágines sanctíssimas a quien aquellos listones han tocado i cuyos nombres en ellos
están escriptos. Para remedio de lo qual mandamos [al margen: Cardenal don
Fernando Niño], so pena de excomunión mayor, que de aquí adelante en ninguna
manera se haga, sino que la que por su devoción quisiere traer las dichas medidas
las traiga al cuello con muchos respecto i veneración, sin usar dellas para cosa
profana i deshonesta.
Cap[ítulo] IIII. Que ninguno dé cédula de confessión, si no fuere al mismo que
él uviere confessado
I porque somos informados que algunos religiosos o clérigos seculares
confiessan a algunas personas sin estar aprovados ni tener licencia nuestra i otros
que, aunque la tienen, es limitada para solos hombres, por no tener los quarenta
años que la constitución antigua requiere para poder confessar mugeres i porque, si
firmassen de sus nombres las cédulas de confessión a los penitentes, se echaría de
ver cómo no tienen licencia para confessar i serían castigados (i los curas no las
admitirían para aver a los penitentes por confessados), usan de una gran fraude, que
es hazer que otros confessores que están aprovados firmen las tales cédulas o
contrahazen i falsean ellos sus firmas, en que cometen grandes delictos i graves
offensas a Nuestro Señor, para remedio de lo qual, S.S.A., mandamos [al margen:
Cardenal don Fernando Niño] que el mismo que confessare el penitente le dé la cédula
firmada de su nombre, diziendo en ella cómo se confessó con él, sin que otro lo firme
por él ni contrahaga la firma agena, so pena de excomunión mayor latae sententiae,
en la qual assí mismo incurra el que la firmare por él.
Cap[ítulo] V. La orden que se ha dé guardar con los religiosos que estuvieren
en algún lugar fuera de sus monasterios
Grandes inconvenientes suceden de que los religiosos estén mucho tiempo
fuera de sus monasterios, aunque sea con licencia de sus superiores. Para remedio
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 405
de lo qual exhortamos i mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] a los
dichos superiores no den las dichas licencias, si no fuere en caso de grave
necessidad i por tiempo mui limitado, i mandamos no puedan estar en ningún
lugar de nuestro arçobispado, si no fuere quinze días antes de Pasqua de
Resurrección para ayudar al cura a confessar, i en el tiempo de agosto i vendimia
otros veinte días cada vez; i al que estuviere más tiempo mandamos a los vicarios
i curas, so pena de quatro ducados por cada vez que lo permitieren (aplicados para
los pobres i fábricas de las iglesias de los tales lugares por mitad), no les den
recaudo para dezir missa ni los colectores les den pitança para ella, ni les
consientan confessar. Lo qual no se entienda con los que fueren a predicar la
Quaresma, que podrán estar desde el principio della hasta el Domingo de
Quasimodo, ni con los religiosos graves i conocidos que se fueren a entretener
algunos días a algún lugar, ni con los naturales de los dichos lugares que, con
licencia de sus superiores, van a ver sus deudos, que éstos podrán estar el tiempo
concedido en sus licencias, como sea breve.
Cap[ítulo] VI. No se dé licencia para dezir missa a ningún fraile que possare en
alguna casa particular fuera de sus monasterios, si no fuere de la
manera aquí contenida
Muchas vezes acontece que vienen a esta ciudad algunos religiosos de
differentes Ordenes a negocios o a otras cosas i, aunque en ella ai monasterios de
sus religiones, no se van a possar a ellos, sino están en algunos mesones o casas de
possadas o otras particulares de algunos deudos o amigos suyos i dellas salen solos,
a pie o a cavallo o en coches, a passearse o a negociar, dando nota i aún mal exemplo
de sus personas. Para remedio de lo qual, S.S.A., mandamos [al margen: Cardenal
don Fernando Niño] que no dé nuestro Provisor de aquí adelante licencia para dezir
missa en ninguna de las parroquias desta ciudad a ningún fraile de fuera della,
aunque traiga dimissorias de su prelado, si no fuere trayendo certificación del
superior del monasterio más principal que en esta ciudad uviere de su Orden de
cómo ha ido a presentarse con sus dimissorias ante él i le a dado licencia para que
esté i posse en la dicha casa. I mandamos a todos los curas i sacristanes de todas las
parroquias desta ciudad no den recaudo para dezir missa a ningún fraile forastero
que no llevare licencia de nuestro Provisor, so pena de quatro ducados para la fábrica
i pobres de la parroquia, por mitad; i a los superiores de las religiones encargamos
hagan lo mismo con mucho cuidado pues, siendo el daño i affrenta que se procura
reparar común a todos, es justo que todos acudan al remedio della.
Cap[ítulo] VII. La orden que han de guardar los frailes legos que piden para
sus monasterios
También somos informados que en nuestro arçobispado (i particularmente en
esta ciudad) andan muchos frailes (que llaman legos, por no tener Orden ninguno,
de casi todas las religiones) pidiendo limosna para sus monasterios, con insignias i
imágines en las vacinicas, los quales piden a la puerta de los corrales donde se
representan comedias, en las tiendas i bodegones i en otras partes más indecentes,
entran de noche a pedirla en las casas donde se juega i no se recogen por esta razón
en sus monasterios hasta mui tarde i, lo que peor es, ai algunos que se conciertan
con sus superiores de darles un tanto cada día, mes o semana, i con esto les dexan
406 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
lo más que con su buena diligencia allegan, de que resultan muchos i grandes
inconvenientes. Para remedio de los quales exortamos [al margen: Cardenal don
Fernando Niño] i por reverencia de Dios pedimos a los superiores de los dichos
monasterios compongan esto de manera que, no dexando de pedir i allegar como es
razón (i su pobreza i necessidad lo a menester) la limosna que el pueblo por su
devoción les quisiere dar, no excedan en la forma i modo de pedirla, ni escandalizen
los demandadores con su vida i costumbres al pueblo, i para esto procuren que los
que lo uvieren de ser sean personas de edad, de buena vida i costumbres i mui
aprobados en religión i virtud, no se concierten en manera alguna con ellos, sino que
todo lo que allegaren, poco o mucho, fielmente lo entreguen a sus superiores; no les
consientan entrar de día a pedir dicha limosna en lugares sospechosos, ni estar
quando tocan a las Ave Marías fuera de sus monasterios, con apercibimiento que
hazemos a los dichos superiores que, no lo remediando, como de su christiandad i
gran religión lo esperamos, procederemos contra los dichos demandadores como
contra personas que delinquen i escandalizan al pueblo fuera de sus monasterios,
conforme a la facultad que el sancto Concilio de Trento nos da.
Cap[ítulo] III. Que prohibe los estrados, tarimas i tumbas en las iglesias i
entrar en ellas mugeres con sombreros
Indigna cosa es que a la divina Magestad no se tenga más respeto que se
tuviera a la temporal i, por tanto, prohibimos [al margen: Ídem] que muger alguna
no tenga ni se siente en la iglesia en estrados o tarimas de madera, so pena de
perdidos los dichos estrados. Otrosí prohibimos que ninguna persona tenga en las
iglesias tumbas sobre las sepulturas, porque las iglesias queden desembaraçadas
para el culto divino, pero no se prohíba a los que tuvieren capillas proprias que las
tengan en ellas si quisieren. I los vicarios i curas quiten los dichos estrados i tumbas
donde las uviere, i nuestros visitadores tengan cuidado de que esto se execute. Iten
mandamos que ninguna muger entre en la iglesia con el sombrero en la cabeça, i la
que fuere hallada llevarle en la cabeça, lo aya por perdido.
Cap[ítulo] IIII. De cómo se puedan pintar retratos en las iglesias, i que los
monumentos i imágines no se adornen con cosas que ayan servido en
usos profanos
No se debe permitir cosa en la casa del Señor que no pertenezca a religión i
sanctidad, i assí prohibimos [al margen: Idem] que no se puedan pintar ni pinten en
los retablos ni en los altares ni junto a ellos retratos de personas algunas, si no fuere
de los que los mandaren hazer, i éstos se pinten devotos i humildes i no con figura
i ornato lascivo. Otrosí mandamos que los monumentos que se hizieren en las
iglesias para el arca o custodia donde se encierra el Sanctíssimo Sacramento el
Iueves de la Cena del Señor no se adornen con camas ni vestidos que ayan servido
a usos profanos, ni tampoco se adornen con los dichos vestidos imágines algunas, i
los vicarios i curas no consientan que en esto se exceda contra nuestra prohibición,
so pena de quinientos maravedís para la lumbre del Sanctíssimo Sacramento.
Cap[ítulo] V. Cómo se han de vestir i aderezar las imágines de Nuestra Señora
o de otras sanctas
Otrosí mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que las imágines
de Nuestra Señora o de otras sanctas, que se uvieren de sacar en processiones o
tener en los altares de las iglesias, se aderecen con sus proprias vestiduras, echas
decentemente para aquel effecto i, quando no las tuvieren proprias, los sacristanes
las vistan con toda honestidad i en ningún caso las toquen con copetes ni rizos ni
arandelas ni con hábito indecente; lo qual mandamos se cumpla, so pena de quatro
ducados por cada vez que se quebrantare, la mitad para la fábrica i la otra mitad para
los pobres de la parroquia, i mandamos a nuestros visitadores lo executen.
Cap[ítulo] VI. Que estando descubierto el Sanctíssimo Sacramento, no se
cubra ni siente nadie
I para que se tenga el respeto i veneración que se deve al Sanctíssimo
Sacramento, mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que, si estuviere
descubierto en el altar, no se siente ni cubra ninguna persona de ningún estado,
condición i calidad que sea, aunque sea durante los divinos officios, si no fuere para oír
sermón, i entonces se podrán sentar pero no cubrir la cabeça. I lo mismo mandamos que
hagan los predicadores predicando, los clérigos sin bonete i los frailes quitada la capilla.
408 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
a las dichas hermitas porque, como en ellas avía avido gente apestada, no ossó la que
estava sana entrar en ellas en mucho tiempo, con que se resfrió la devoción i caridad
i cessó el concurso de la gente devota que a ellas solía acudir; dexáronlas polutas i
suzias, quebradas las cruzes i imágines i altares i de suerte que en muchos días no
se pudo entrar ni dezir missa en ellas; hiziéronse otras muchas deshonestidades i
indecencias, las quales, si aora se diesse lugar a que se pudiessen ocupar,
verisímilmente se puede temer que también se harían por el poco orden que en
semejantes tiempos suele aver. Para remedio de lo qual, S.S.A., mandamos [al
margen: Cardenal don Fernando Niño], so pena de excomunión mayor latae sententiae,
que ninguna persona de ningún estado, condición ni calidad que sea (aunque sea de
la justicia i regimiento de los dichos lugares, aunque sea en tiempo de tanta
necessidad como está dicho) se atreva por su propria autoridad a tomar ni ocupar las
dichas hermitas sin expressa licencia nuestra o de nuestro Provisor in scriptis, que
nos (a quien toca disponer destas hermitas i lugares sagrados), quando la necessidad
fuere tan grande i nos constare que no ai otra parte donde los enfermos con
comodidad se puedan curar, daremos con la presteza i brevedad que la necessidad
pidiere la dicha licencia o proveeremos lo que más convenga al servicio de nuestro
Señor, bien i beneficio público de los dichos lugares.
Cap[ítulo] XIII. Que se quiten las cruzes que están pintadas i no se pongan
de aquí adelante sin licencia
En muchas calles desta ciudad se han puesto i pintado cruzes, creyendo que
por la reverencia i veneración que se les deve estuvieran las dichas calles limpias i
nadie se atreviera a echar inmundicias en ellas; pero la experiencia nos enseña lo
contrario, que, aunque las ai, se echan i hazen otras irreverencias como si no las
uviesse, en oprobrio de las dichas sanctas cruzes. Para remedio de lo qual (Sancta
Synodo Approbante) mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que de
todas las partes i lugares donde están aora pintadas en las paredes se quiten, i no se
pongan sin expressa licencia nuestra o de nuestro Provisor, si no fuere las que están
en las paredes de las iglesias, que en éstas (por estar con la decencia que es razón en
lugar sagrado) mandamos no se haga novedad. Assí mismo mandamos que las
cruzes de piedra o de madera que están puestas en las calles dentro desta ciudad se
visiten luego por nuestro visitador i, las que no estuvieren en lugar decente o con la
reverencia que es razón, las haga quitar luego, i de aquí adelante no se ponga
ninguna sin licencia nuestra o de nuestro Provisor.
Cap[ítulo] XIV. No se pongan sillas ni bancos, ni usurpen lugares señalados
en las iglesias, de suerte que se adquiera derecho de prohibir a otro
que se siente allí sin licencia
I porque en algunas iglesias de nuestro arçobispado (i particularmente en esta
ciudad) ai personas que sin licencia de nuestros predecessores ni nuestra i sin otro
título alguno clandestinamente han puesto sillas o bancos para oír los divinos
officios, i pretenden prohibir a otros que en presencia ni en ausencia suya no se
sienten donde ellos se suelen sentar, alegando que tienen adquirido derecho para
poderlo hazer, de que se han seguido algunos escándalos i inconvenientes; i porque
no es justo que en la iglesia de Dios nadie adquiera possessión ni derecho para
impedir a otros que oigan los divinos officios en la parte i lugar donde les pareciere,
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 411
Iglesia Catedral i las demás iglesias desta ciudad que le pareciere, poniendo
alguaziles donde fuere menester i hachas encendidas donde estuviere escuro i uviere
mucha gente i le pareciere necessario i, quando fuere menester, se invoque el auxilio
del braço seglar, el qual están obligados a impartir (particularmente para el dicho
effecto) los juezes seglares, como se les manda por leyes destos Reinos.
en la prima, tercia i vísperas; pero, porque algunas necessidades pueden ocurrir, assí a
los beneficiados como a los capellanes, dispensamos que puedan gozar i gozen en
cada mes de ocho días de recre, en los quales (aunque no vengan a estar a las missas
i vísperas i a las otras horas) no incurran en la dicha pena, pero no ganen el pie de altar
i obvenciones en estos días de recre. I mandamos que el semanero no tome recre en
su semana, so pena de medio real para la fábrica de la iglesia, pero por esta
constitución no imponemos nuevas cargas de missas, mas señalamos tiempo i horas
congruas i oportunas para celebrar en las iglesias, a las quales incumbe la carga de
celebrar las dichas missas.
Cap[ítulo] II. Cómo deven estar los ecclesiásticos en los oficios divinos i la
orden que han de tener en ellos i en mulctar las faltas
Obligados son los clérigos a dezir los officios divinos con entera atención i
devoción i estar con silencio en la iglesia quando se celebran, i assí mismo a servir i
residir en las iglesias donde son beneficiados o tienen cargo de algún servicio, sobre
lo qual por nuestro predecessores, de buena memoria, fueron hechas i ordenadas
algunas constituciones, las quales mandamos [al margen: Don Diego Deça] que se
guarden en todo i por todo con las adiciones siguientes, conviene a saber: que al
tiempo que se dixeren las horas i divinos officios estén todos en el coro con
sobrepellizes al tal officio cantando, i que tengan silencio i estén honestos
ordenadamente, i que digan las horas distincta i apuntadamente i no apresuradas, i
que no hablen ni rezen mientras el officio se cantare, porque no se impidan
ocupándose en otras cosas los que han de cantar o den impedimento a los que
cantan. I por este nuestro estatuto damos autoridad al vicario, donde lo uviere, i en
su ausencia al cura más antiguo que en cada iglesia parroquial uviere para que assí
lo puedan mandar i hazer cumplir, so pena de un real en que pueda mulctar al que
fuere contra lo susodicho i, si todavía fuere desobediente i rebelde i no cumpliere lo
que le fuere amonestado, que le pueda el dicho vicario o cura mulctar en otro real,
los quales sean echados en el arca o cepo de la fábrica, para la qual los aplicamos.
Otrosí mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que en las iglesias donde
está de costumbre dezirse todas las horas canónicas que se guarde la tal costumbre,
i que en las otras iglesias, donde ai dos beneficiados no más, que ellos sean
obligados por sí o por los capellanes que sirven por ellos a dezir missa de tercia i
vísperas cantadas los domingos i fiestas de guardar i dobles i semidobles, so las
penas en las dichas constituciones contenidas; i, donde uviere un beneficiado solo,
que a lo menos los domingos i fiestas de guardar i las dobles más principales diga
las vísperas i la missa cantada i los demás días cumpla con dezirla rezada, so pena
de un real por cada domingo o fiesta de las dichas que dexare de celebrar, la mitad
para la fábrica de la tal iglesia i la otra mitad para el sacristán. Iten, lo que assí
pierden los que hizieren las dichas faltas mandamos que no se lo puedan remitir los
interessentes que lo ganaron, salvo por vero patitur i, si se lo remitieren, queden
obligados in utroque foro aquellos a quien se remitieron a darlo a la fábrica de aquella
iglesia. Otrosí, las penas que por razón de las faltas se aplican a las fábricas tenga
cargo dellas el apuntador de cada iglesia, i notificarle a al mayordomo que las cobre,
i nuestro visitador, quando visitare, reciba la quenta de las dichas faltas i haga cargo
dellas a los mayordomos de las iglesias.
414 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
Cap[ítulo] III. Que los que no se hallaren presentes a los entierros i otras
fiestas no lleven obvenciones ni en esto pueda aver remissión alguna
Los curas, beneficiados i servidores de beneficios, que no se hallaren
presentes i interessentes a los entierros, no lleven ni se les dé parte alguna de las
obvenciones i derechos que se lleven por los dichos entierros [al margen: Cardenal
don Rodrigo de Castro], si no fuere estando enfermos o legítimamente impedidos en
el verdadero servicio de la iglesia en aquel mismo tiempo; i lo mismo se entienda con
los que no se hallaren presentes e interessentes en las memorias, vigilias,
remembranças i fiestas, en lo qual no puede aver pacto, convención ni remissión de
parte de los interessentes que lo ganaron i, si la uviere, queden obligados in utroque
foro los que lo recibieron a darlo a la fábrica de aquella iglesia, según se ha dicho en
el capítulo precedente, demás de que los unos i los otros serán castigados conforme
a la culpa; i para que los susodicho aya más cumplido effecto, el apuntador de la
iglesia tenga cuidado de apuntar a los que faltaren. I assí mismo mandamos que las
velas que se les repartieren a los que se hallaren en los tales entierros las lleven
encendidas, assí los dichos curas, beneficiados i servidores como los demás clérigos
combidados, los quales dichos clérigos combidados asistan como los demás a todo
el officio, conforme a lo estatuido por el señor arçobispo don Christóval de Rojas,
nuestro predecessor de buena memoria, i so las penas por él impuestas.
Cap[ítulo] IIII. Que los que sirven capellanías asistan las fiestas a los officios
divinos
Los capellanes que tienen i sirven capellanías en qualesquier iglesias de
nuestro arçobispado estén presentes con sus sobrepellizes a los officios en los
domingos i en las fiestas [al margen: Cardenal don Diego Hurtado. Cardenal don
Rodrigo de Castro], assí en las primeras vísperas como a tercia i a missa mayor, y a las
segundas vísperas i officios, i canten las dichas vísperas, tercia i missa juntamente
con los otros clérigos, so pena de un real por cada vez al que faltare, las tres partes
para la fábrica de la iglesia donde se hizo la falta i la quarta parte para el apuntador,
el qual al fin de cada mes dé noticia de las faltas al mayordomo, para que cobre las
penas, i el visitador se las cargue, como se ha mandado arriba.
Cap[ítulo] V. Que el que tuviere capellanías en diferentes iglesias sirva
respective las fiestas en cada una
El capellán que tuviere missas de capellanías en differentes iglesias en un
mismo pueblo a de servir en el altar i coro de cada una de las dichas iglesias,
respectivamente conforme al número de las missas que en ellas tuviere [al margen:
Cardenal don Rodrigo de Castro]. I para que esto se cumpla como deve, el vicario
señale el tiempo que a de servir en cada iglesia, i sirva i no falte, so la pena contenida
en el capítulo próximo.
Cap[ítulo] VI. Que los capellanes assistan la Semana Sancta
Mandamos [al margen: Idem] que los dichos capellanes assistan Iueves i Viernes
i Sábado Sancto a todas las horas en el coro, i se dé a cada uno por la assistencia de
cada día un real a costa de la fábrica i, no assistiendo, no gane las obvenciones de la
semana siguiente; pero las missas de los dichos tres días que no dixeren no se les han
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 415
de apuntar, sino que queden obligados a dezirlas en otros días. Otrosí mandamos que
en cada una de las iglesias de nuestro arçobispado aya un apuntador, el qual apunte
las faltas que los capellanes hizieren en el servicio del altar i coro, i aya por su salario
la quarta parte de las dichas faltas i, hasta tanto que vaya el visitador, señale al dicho
apuntador el vicario i, donde no lo uviere, el cura más antiguo.
Cap[ítulo] VII. Del orden que se ha de guardar en el concurso de missas i
clérigos
[1] Por ningún impedimento de missas de cofradía o de otro negocio que
ocurriere se dexe de dezir la missa mayor a su hora en los días de fiesta del officio que
se celebrare i rezare aquel día [al margen: Don Diego Deça. Cardenal don Rodrigo de
Castro], aunque aya cuerpo presente para sepultar o novios para velar, i ninguno que
tiene cargo especial de capellanía accepte cargo de otras missas en los días que es
obligado a dezir missa en su capellanía. No se digan dos o más missas cantadas, ni
diversos officios cantados en una misma iglesia i en un mismo tiempo de manera que
se impidan i estorven los clérigos unos a otros. Otrosí, porque en las iglesias que ai
copia de sacerdotes se tenga orden en el dezir de las missas i no se den impedimento
los unos a los otros, mandamos que, mientras la missa mayor se dixere, no se diga otra
missa alguna, ni se vista clérigo alguno estando otro diziendo missa hasta aver alçado
el que primero començó la missa, so pena de un real en que sean mulctados el
sacerdote i el sacristán que le diere los ornamentos, lo qual se entienda salvo en las
iglesias catedrales donde se acostumbran dezir muchas missas i no avría tiempo para
dezirlas todas. I so la dicha pena mandamos que los sacerdotes no se vistan para dezir
missa ni se desnuden en los altares en presencia del pueblo, salvo en las sacristías i
lugares diputados, donde mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] se
ponga un aguamanil con su sumidero i un paño de lienço, en que se laben i limpien
las manos antes que se vistan para dezir missa i después de averla dicho.
[2] Iten mandamos [al margen: Cardenal don Diego Hurtado] que, despues que
uvieren consumido, ellos mismos embuelvan i cubran los cálizes con sus patenas en
sus paños de lienço blanco limpio o tafetán, i los lleven a la sacristía quando uvieren
acabado la missa, i no los dexen embolver ni tocar desembueltos al monacillo ni al
sacristán ni a otra persona que no sea de Orden sacro. Otrosí, por evitar algunos
inconvenientes i el impedimento que se da al officio divino (Sancto Concilio
Approbante), estatuimos i mandamos que la paz no ande por la iglesia, sino que se
ponga en un lugar donde cómodamente los que tuvieren devoción la puedan ir a
tomar, i el que en otra manera la diere incurra en pena de un real por cada vez para la
fábrica de la iglesia.
Cap[ítulo] VIII. Que los divinos officios se digan a sus horas sin aguardar a nadie
Ningún sacerdote, después de dicha la confessión general, dexe de
proseguir la missa por causa de aguardar a alguna persona de qualquier dignidad
o preeminencia que sea [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro], so pena de
excomunión mayor; i so la misma pena mandamos que la missa mayor i las
vísperas i los otros divinos officios se digan a sus horas, i el sermón (quando lo
uviere) se predique acabado el Evangelio i no se aguarde a nadie por ningún
respecto.
416 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
Cap[ítulo] IX. Que el Credo, Gloria, Prefacio i Pater noster se cante todo a viva
voz
Por quanto en el segundo Symbolo de la Fe (que comúnmente llaman el
Credo), que se canta en la missa mayor los domingos i fiestas ordenadas por la
sancta madre Iglesia, especialmente se confiessa por todos los fieles la fe universal
de toda la Iglesia militante, assí como cada particular christiano es obligado a la
confessar, i en algunas iglesias de nuestro arçobispado lo dexan tañer a los órganos
i otros instrumentos i no lo cantan, mandamos [al margen: Cardenales don Diego
Hurtado i don Rodrigo de Castro] que de aquí adelante se cante el dicho Symbolo todo
en viva voz i, qundo uviere sermón, aguarden a cantarlo después de acabado el
sermón i no antes. I la Gloria i el Prefacio i el Pater noster se canten también en viva
voz, como se ha dicho en el Credo.
Cap[ítulo] X. Que ningún pobre pueda pedir dentro en las iglesias mientras se
celebran los divinos officios
[1] Muy decente cosa es que en el celebrar, dezir i oír de los divinos officios
aya toda quietud i sosiego i no se perturben los que los celebran i dizen, ni se quite
la atención ni entibie la devoción de los que los oyen. Por tanto mandamos [al
margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] que durante el tiempo que en las iglesias i
templos se predicare o se dixeren missas cantadas o rezadas o se celebraren los otros
divinos officios ningún pobre dentro de las dichas iglesias pueda pedir ni pida
limosna, aunque traiga licencia para poderla pedir, i los porteros i sacristanes los
echen fuera, so pena de quatro reales para obras pías por cada vez que en esto fueren
hallados negligentes i, no bastando los dichos porteros i sacristanes para podellos
echar fuera, en esta ciudad nuestro Provisor i Iuez de la Iglesia i en otros lugares el
vicario, donde lo uviere, i a falta del vicario el cura más antiguo de cada iglesia
provean como lo susodicho se cumpla; i en los monasterios los superiores dellos lo
guarden assí mismo i hagan guardar i cumplir. Otrosí, en el pedir de las limosnas de
los dichos pobres nuestros juezes guarden i hagan guardar lo que por Derecho i
leyes destos Reinos sufficientemente está proveído, i las licencias que se dieren para
pedir las dichas limosnas no se den contra lo que por las dichas leyes i Derecho está
dispuesto.
[2] I por la misma razón mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño]
que no se pidan dentro de las iglesias las demandas de conventos ni cofradías todo
el tiempo que durare el dezirse alguna missa. I, en quanto a las demás de Nuestra
Señora de Guadalupe, Monserrate i otras imágines de devoción i otras cosas que se
suelen pedir en las missas mayores, mandamos que no comiencen a pedir hasta
después de aver consumido, ni los curas les consientan que lo hagan, so pena de
quatro reales por cada vez que lo consintieren, mitad fábrica i mitad pobres de las
dichas iglesias.
Cap[ítulo] XI. Que legos no entren en el coro, excepto los aquí contenidos
En nuestra sancta Iglesia metropolitana avemos dado orden [al margen:
Cardenal don Rodrigo de Castro] acerca del entrar i sentarse los legos en el coro, i en
las demás iglesias de nuestro arçobispado mandamos que ningún lego (si no fuere
cantor o ministro de la iglesia) entre ni esté en el coro mientras se dizen los divinos
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 417
officios, excepto los señores de título i los oidores de los Consejos i Audiencias
Reales de Su Magestad i los comendadores de las Ordenes Militares, so pena de
excomunión mayor. Otrosí, estén los hombres apartados de las mugeres en las
iglesias, i los legos no entren en las sacristías quando los sacerdotes se están
vistiendo, ni suban a la peaña del altar entretanto que los sacerdotes dizen missa, si
no fuere ministrándoles en la sacristía o altar, i los vicarios i curas i clérigos se lo
prohíban assí.
Cap[ítulo] XII. De lo que se ha de guardar en el sacrificio de la missa i evitarse
en él
Maldito llama Dios (por el profeta Hieremías) al que haze sus obras
engañosamente i, pues necessariamente confessamos no poder ser tratada de los
fieles obra tan sancta i divina como el altíssimo misterio de la missa, en la qual
aquella Hostia de vida, que nos reconcilió con el Padre eterno, se sacrifica cada día
por los sacerdotes en el altar [al margen: Trid. sess. 22 , c. De observ. & evitan. in celebra.
mis.], evidentemente se infiere aver de ser puesta en él toda nuestra industria para
que se celebre con la mayor pureza i limpieza interior del corazón i exterior
apariencia de devoción i religión que sea posible. Por lo qual [al margen: Cardenal
don Rodrigo de Castro] deven los sacerdotes guardarse de celebrar a horas no devidas,
de añadir otros ritos o ceremonias i preces en las missas que aquellas que están
aprovadas por la Iglesia i recebidas por el continuo i loable uso dellas i se contienen
en el Missal Romano nuevo, evitar el limitado número de candelas i ciertas missas,
el qual la superstición falsa imitadora de la religión a inventado, enseñando a los
fieles la dignidad i fructo celestial deste preciosíssiomo sacrificio i desengañándolos
de los abusos i supersticiones que en esto tienen; i los que contra esto se hallare aver
delinquido serán castigados con rigor.
Cap[ítulo] XIII. De la suerte que a de estar compuesto el altar donde se a de
celebrar
[1] No se celebrarán en altar que no sea consagrado o tenga ara consagrada
[al margen: Cardenal don Fernando Niño], que no esté mui limpio i asseado i, en las
iglesias que tuvieren possibilidad para ello, con frontal i casulla de los colores que el
ceremonial romano manda. A de tener el altar tres cubiertas de manteles o lienço
encima i corporales de olanda o lienço mui delgado, mui limpios, lo qual todo
tendrán mui particular cuidado nuestros visitadores de que se guarde i cumpla,
mandando a los mayordomos lo hagan hazer luego en las iglesias donde faltare.
[2] I porque en el sancto sacrificio de la missa principalmente se refresca la
memoria de la passión de nuestro Redemptor i es justo que todo el tiempo que
durare el ofrecerle tengamos delante de los ojos el principal instrumento en que se
obró, que es la santíssima cruz, mandamos [al margen: Idem] que en todos los altares
de las iglesias de nuestro arçobispado se pongan para dezir missa cruzes i no se diga
de aquí adelante en altar alguno donde no la uviere; i para que esto se cumpla
mandamos a los mayordomos de las fábricas que, adonde no las uviere ni
possibilidad para poderlas tener de plata o de latón, hagan luego hazer para cada
altar una de palo con su pie, de suerte que assiente bien, dorada i atabiada, i las
entreguen a los sacristanes para que las pongan en los altares donde se uviere de
418 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
dezir missa. Lo qual hagan i cumplan so pena de dos reales por cada vez que la
dexaren de poner i al mayordomo quatro ducados si no las hiziere luego, i nuestros
visitadores tengan cuidado de saber si se cumple esto i castigar a los que no lo
uvieren hecho.
Cap[ítulo] XIIII. De las missas de aguinaldo, i que no se predique antes del día
[1] Por obviar los abusos i inconvenientes que ai en el dezir de las missas (que
llaman de aguinaldo), que se dizen algunos días antes de Navidad, mandamos [al
margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] que de aquí adelante no se digan las dichas
missas antes que sea de día claro, ni se abran las puertas en aquellos días hasta
entonces, so pena de quinientos maravedís al que dixere missa i otros quinientos a
la persona a cuyo cargo está abrir i cerrar las dichas puertas por cada vez que
contravinieren, i lo mismo mandamos se guarde en todos los monasterios.
[2] I porque emos sabido que en muchas iglesias de nuestro arçobispado la
noche de Navidad, entretanto que se dizen los divinos officios, muchas personas se
juntan en ellas i cantan cantares profanos i hazen otras cosas de irreverencia,
prohibimos que de aquí adelante no se haga lo susodicho i mandamos a los curas
procuren evitarlo i avisen a los vicarios de los excessos que uviere para que los
corrijan i castiguen.
[3] Otrosí, mandamos que no se prediquen de noche ni antes que sea de día
sermones algunos, aunque sea de la Passión i Resurrección, so pena de excomunión
mayor al que lo predicare i a los vicarios i curas que lo consintieren, demás que los
unos i los otros serán castigados gravemente a arbitrio de nuestros juezes.
Cap[ítulo] XV. Que no se celebre en oratorios particulares, si no es
concurriendo lo que aquí se dize
¿Qué escusa tendremos (dize san Chrisóstomo), sabiendo cierto que Dios por
nuestra causa descindió de los cielos, si se nos haze pesada cosa desde nuestras
casas irle a ver a las iglesias? Edificó el rei Salomón casa para su muger, hija del rei
Faraón, no permitiendo que viviesse en la casa del rei David, porque estava
sanctificada por la entrada en ella del arca del Señor; de lo qual se infiere [al margen:
Idem] con quánta razón deve ser reprehendido el atrevimiento de aquellos que traen
a sus casas sin necessidad, no el arca del Señor, sino al mismo Dios, los quales, si
considerassen su baxeza i [la] grandeza i magestad de Dios, conociéndose por
indignos, dirían con el centurión: “Señor, no soi digno que vos entréis en mi casa”, i
con esta humildad i conocimiento de sí mismos le irían a adorar a su sancto templo.
I assí con mucha razón establecieron los sacros cánones i nuevamente el sacro
Concilio Tridentino [al margen: Trid. sess. 22 , c. De observ. & evitan. in cele. miss.] que
los ordinarios no permitan que los sacerdotes seculares i regulares celebren en casas
particulares fuera de la iglesia, si no fuere en oratorios dedicados para el culto divino,
los quales ayan señalado i visitado ellos mismos i con que los que están presentes a
oír missa en ellos de tal manera estén compuestos que muestren que no sólo están
presentes corporalmente, sino con el ánima i con devoto affecto del coraçón. Por
ende, en execución de lo establecido por el dicho sancto Concilio, mandamos que
ningún sacerdote secular ni regular diga missa fuera de la iglesia en casas, oratorios
i capillas particulares, no le constando ser los dichos oratorios i capillas dedicados
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 419
solamente para el culto divino i señalados para el dicho effecto i visitados por nos o
con nuestra autoridad, i aver licencia nuestra para celebrarse en ellos. I qualquiera
sacerdote que lo contrario hiziere incurra ipso facto en suspensión a divinis de dos
meses por cada vez que lo hiziere.
Cap[ítulo] XVI. Lo que se ha de guardar en los oratorios particulares para
dezirse missa en ellos
I porque son muchos los que tienen licencia para dezir o oír missa en
oratorios particulares, los quales usan della con poca devoción i decencia, S.S.A.,
estatuimos i mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que ningún clérigo
secular ni regular diga missa en oratorios particulares en esta ciudad ni en ningún
lugar de nuestro arçobispado, aunque esté visitado i aprobado por nos o por alguno
de nuestros predecessores, si no fuere estando presente alguna de las personas a
cuya instancia se aprobó el dicho oratorio o su muger o alguno de sus hijos. Iten, que
no la digan si los susodichos i las demás personas que se hallaren presentes no
estuvieren con hábito decente, conviene a saber, las mugeres con mantos i los
hombres con capas, i no con ropas de levantar. Iten, que no se diga en ellos más de
una missa cada día; que no se diga los primeros días de Pasqua, porque no falten en
días tan solenes de sus parroquias; que no se administre en ellos el sacramento de
la Eucaristía, si no fuere en caso de necessidad i con expressa licencia nuestra. Todo
lo qual mandamos a los dichos sacerdotes lo guarden i cumplan assí, so pena de
excomunión mayor i de dos meses de suspensión al que no lo cumpliere.
Cap[ítulo] XVII. Que los clérigos exerciten los ministerios de sus órdenes i
celebren i comulguen como aquí se manda
Santa i justamente el sancto Concilio universal de Trento mandó [al margen:
Trid. sess. 22, c. 11, 12, 13, 14, 17, De refor.] a los obispos tuviessen cuidado que los
presbíteros celebren todos los domingos i fiestas solemnes, i los que tienen cura de
ánimas tan frecuentemente que satisfagan a su officio, i que los diáconos i
subdiáconos comulguen los dichos domingos i fiestas solemnes i los de menores
órdenes más a menudo que antes que las recibiessen, i assí mismo que cada uno
dellos exercite el ministerio de sus órdenes. Por tanto amonestamos [al margen:
Cardenal don Rodrigo de Castro] a los dichos clérigos que son i fueren de aquí
adelante lo guarden i cumplan, i mandamos a nuestros vicarios i, adonde no los
uviere, a los curas más antiguos tengan matrícula de los tales clérigos i nos embíen
relación para los que se uvieren de ordenar cómo lo han cumplido i si a exercitado
cada uno el ministerio de sus órdenes en sus parroquias, diziendo el diácono el
Evangelio i el subdiácono la Epístola i haziendo el ostiario, exorcista, acólito, lector i
psalmista sus officios. Otrosí mandamos que el Iueves de la Cena del Señor todos
los clérigos de primera tonsura, menores órdenes, subdiáconos i diáconos de cada
una iglesia de nuestro arçobispado i los sacerdotes que no celebraren aquel día
reciban la sancta comunión en la missa mayor de mano del preste que celebra, i el
que hiziere lo contrario pierda el pie de altar i obvenciones de aquella semana si
fuere beneficiado, cura o servidor i, no lo siendo, pague quatro reales para la fábrica
de aquella iglesia; i a los que por su devoción dexaren de dezir missa aquel día i
comulgaren en la missa mayor les concedemos [al margen: Cardenal don Fernando
Niño] cien días de perdón, i los que la quisieren dezir mandamos que la digan de
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mañana antes que se comiencen los divinos officios, para que puedan assistir a ellos
como están obligados, i a los que antes dellos no la dixeren mandamos no se les dé
recaudo para dezirla.
Cap[ítulo] XVIII. Que el que no fuere ordenado no cante Epístola en el altar
con dalmática i manípulo
Ninguno que no fuere ordenado de Orden sacro de subdiácono cante la
Epístola en el altar con dalmática ni manípulo [al margen: Idem], so pena de un ducado
para la fábrica, i en la misma pena incurra el vicario o cura que se lo consintiere.
Cap[ítulo] XIX. Que los sacristanes no vayan a los enterramientos en lugar de
beneficiados
Los sacristanes desta ciudad ni de ningún lugar de nuestro arçobispado no
vayan a los enterramientos combidados en lugar de beneficiados o capellanes [al
margen: Idem], si no fueren clérigos de missa o por lo menos in sacris, so pena de un
ducado, aplicado como dicho es.
Cap[ítulo] XX. De las offrendas de las missas nuevas
Los missacantanos en las missas nuevas que celebran puedan bolverse al
pueblo i recebir las offrendas que espontáneamente se les offreciere [al margen:
Cardenal don Rodrigo de Castro], pero no anden por la iglesia para el dicho effecto, i
el que lo contrario hiziere incurra en pena de dos mil maravedís para obras pías.
Capitulo XXI. [Del modo de rezar las Ave Marías]2
Desseando que no se pierda la loable costumbre de rezar hincadas las rodillas
en el suelo quando tañen el Ave María, concedemos [al margen: Idem] a los que assí
la rezaren quarenta días de perdón.
Cap[ítulo] XXII. Que todos los sábados en la tarde se cante la salve a Nuestra
Señora
Porque, según los beneficios i mercedes que cada día recebimos de nuestro
Señor por intercessión de la Virgen nuestra Señora (a quien la Iglesia católica llama
abogada nuestra), sería grande ingratitud no la servir i reconocer la obligación que
tenemos, frequentando siempre sus alabanças con la devoción que nuestra fragilidad
nos permite, i porque desseamos que todos se animen i empleen en esta devoción,
S.S.A., estatuimos i mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que en
todas las iglesias de nuestro arçobispado todos los sábados i vísperas de nuestra
Señora por la tarde, poco antes que se ponga el sol, los curas i beneficiados i los
demás capellanes i clérigos hagan tañer las campanas para que el pueblo se junte i
con toda devoción, con sobrepellizes, hincados de rodillas, digan la Salve, saludando
con ella a la bienaventurada Virgen, suplicándola interceda por todos a su precioso
Hijo, salvador i redemptor nuestro. I para que con más devoción i frequencia se
haga, otorgamos cien días de perdón a todas las personas que presentes se hallaren;
i lo mimo mandamos que se haga todos los días de Quaresma que se dixeren las
vísperas, antes de comer, en los lugares donde no se ha acostumbrado a dezir.
suspendemos por tres años la licencia que tiene para hazer la dicha processión,
demás de que procuraremos que sean castigados con mucho rigor, como personas
que en días tan sanctos escandalizan i alborotan la república.
[4] En algunos lugares de nuestro arçobispado estamos informados que
comiençan a salir estas processiones desde el Domingo de Ramos i se continúan todos
los días de la Semana Sancta hasta el Viernes en la tarde, de que, demás de las costas
que las fábricas de las iglesias hazen en cera que tantos días arden en lo altares,
mientras passan por ellas las dichas processiones, resulta grande inquietud i
desasossiego en días tan sanctos, en que solamente conviene que el pueblo se ocupe
en contemplar i celebrar con gran devoción los misterios de la passión de nuestro
Redemptor que en aquella semana representa la Iglesia. Para remedio de lo qual
mandamos que no pueda salir processión alguna sino desde el Miércoles Sancto
después de comer hasta que anochezca el Viernes i, si acaso alguna dellas tuviere por
voto o constitución jurada o por otra causa obligación de salir en otro día, nos por la
presente le absolvemos el tal juramento, i comutamos el dicho voto en que salgan los
días que aquí señalamos. I mandamos a nuestros juezes i vicarios executen esto i no
consientan que las dichas processiones se hagan en otro día, so pena de quatro
ducados para la fábrica de las iglesias, de adonde las dichas processiones salieren, por
cada vez que lo permitieren, i encargamos a nuestros visitadores lo executen con rigor.
[5] Iten, mandamos que nuestro Provisor en esta ciudad, i en los demás
lugares las personas que avemos dicho en el parrágrafo passado, visiten las imágines
i insignias que se sacan en las dichas processiones, i quiten i reformen las que les
pareciere que no tienen la devoción, auctoridad i gravedad que conviene para tan
sancta representación.
[6] Iten, mandamos que las túnicas que llevaren sean de lienço basto i sin
bruñir, sin botones por delante i atrás, sin guarnición de cadeneta ni de randas, que
no tenga brahones ni sean colchadas ni ajubonadas.
[7] Que los que se disciplinaren, ni rigieren la processión, ni los que llevaren
los pendones i insignias con túnicas no lleven lechuguillas en el cuello ni çapatos
blancos ni medias de color.
[8] Que no se disciplinen descubierto el rostro, si no fuere que por algún
desmayo o accidente que les dé sea fuerça descubrirse.
[9] Que no lleven tocas atadas a los braços, ni otra señal para ser conocidos.
[10] Que se quiten los muchachos que andan pidiendo en estas processiones, i
nuestros juezes no les consientan en manera alguna andar en ellas, pues no sirven más
que de inquietar i quitar la devoción i quedarse para jugar con la limosna que les dan.
[11] Que las mugeres no vayan con túnicas ni se disciplinen.
[12] Que las que fueren en su hábito con luzes vayan en su orden delante del
primer guión o estandarte de la processión, i no puedan en manera alguna ir entre
los que se van disciplinando ni a su lado.
[13] I porque somos informados que por tener algunas cofadrías pocos
cofadres que se disciplinen alquilan algunos que lo hagan, i es cosa mui indecente
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 423
que por dinero i precio temporal se haga cosa tan sancta, mandamos que de aquí
adelante no se haga, so pena de excomunión mayor, en que incurran los que reciban
el dinero i los mayordomos que se lo dieren.
[14] Iten, mandamos que en las dichas processiones, antes de salir ni después
de aver buelto a las iglesias i monasterios de donde salen, no se haga [en] la Semana
Santa ni en la mañana de la Resurrección representaciones, conviene a saber:
andando con la imagen de Nuestra Señora alrededor del claustro i de los pilares dél
buscando a su propio Hijo, que le dizen que a resucitado, ni baxando el Christo de
la cruz para enterrarle, ni usando en esto ni en la adoración de la cruz el Viernes
Sancto i en los demás officios de la Semana Sancta de más ceremonias que las que
nuestro mui sancto padre i señor Clemente octavo en el ceremonial nuevo a
mandado guardar, las quales mandamos que en todas las iglesias de nuestro
arçobispado uniformemente se guarden. I declaramos que en esta constitución no es
nuestra intención comprehender nuestra Iglesia Catedral i Metropolitana, en la qual
(con la assistencia de los diputados de nuestros mui amados hermanos deán i
cabildo della) avemos ordenado cerca desto lo que se deve por aora guardar.
Cap[ítulo] XXIIII. Que en las processiones del día del Corpus Christi vayan
todos los clérigos que en los lugares uviere
En las processiones que se hazen el día del Corpus Christi, por la solemnidad
dellas i para que vayan más acompañadas, mandamos [al margen: Cardenal don
Fernando Niño] que todos los clérigos de Orden sacro vayan con sus sobrepellizes i
no las dexen hasta que buelvan el Sanctíssimo Sacramento a la iglesia i lo coloquen
en su lugar acostumbrado, so pena de un ducado a cada uno de los que no lo
cumplieren, la dos tercias partes para la cera del Sanctíssimo Sacramento i la otra
para el alguazil que lo denunciare, i de dos días de cárcel. Lo qual no se entienda en
la processión general que en nuestra sancta Iglesia Catedral i Metropolitana este día
se haze, por ser tanto el número de clérigos i frailes que en ella van que no es
necessario que vayan otros de nuevo.
Cap[ítulo] XXV. Que el día de la Purificación de Nuestra Señora no se den a costa
de las fábricas candelas más que a los sacerdotes i ministros de las iglesias
Grande es el escesso que en las parroquias desta ciudad i de nuestro
arçobispado nos dizen que ai en dar i repartir candelas para la processión del día de
la Purificación de Nuestra Señora, siendo tan pobres las fábricas que en ninguna
manera pueden sin empeñarse (i faltar lo necessario para otras cosas) hazerlo. Para
remedio de lo qual, S.S.A., mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que
a ninguna persona de ningún estado i calidad que sea se den las dichas candelas, si
no fuere a los sacerdotes i ministros de la tal iglesia que uvieren de ir en processión,
que se les darán; i lo que más desto se gastare mandamos a nuestros visitadores no
lo reciban en quenta a los mayordomos.
Cap[ítulo] XXVI. El lugar que han de llevar las cofradías en las processiones i
los religiosos
[1] Quando alguna cofradía uviere de ir a alguna processión o enterramiento,
mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que vayan los cofrades con sus
424 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
qual firme en el dicho libro como las recibe, para que por él se haga cargo i se le tome
quenta.
6. Las condenaciones harán lo visitadores citada la parte interessada,
pudiendo ser avida, i dé fe en la condenación el notario de la dicha citación, porque
desta manera se escusan muchos pleitos.
7. Quando hallaren los dichos visitadores que los patronos, capellanes o otros
qualesquier tenedores de los bienes que están dotados o en qualquier manera
cargados de obligación de missas son dessipadores de los dichos bienes i hazienda i
se van cargando de mucho número de missas, procedan a hazer dello información,
citada la parte, i, si vieren que ai peligro i daño que pueda venir, procedan a
embargar los dichos bienes i embiarán la información al Provisor i, aviendo
embargo, el mismo embargo para que se haga justicia.
8. Suele suceder que los proprietarios de los beneficios o capellanías residen
fuera deste arçobispado, i los arrendatarios i personas que tiene sus poderes para
administrarla cobran la renta sin tener cuidado de hazer dezir las missas que están
obligados, i se hallan cargados de mucho número dellas i no se halla de dónde
cobrar. Sucediendo este caso, hagan información nuestros visitadores i procedan a
hazer embargos i secrestos conforme a Derecho, remitiendo las dichas
informaciones a nuestro Provisor, el qual haga justicia; i lo mismo harán los dichos
visitadores con los capellanes que tienen obligación de residir personalmente en sus
capellanías i no residen ni dizen las missas i memorias donde son obligados. I
nuestro Provisor hará que los derechos de las dichas informaciones se paguen a los
notarios de visita por las personas que fueren obligados a pagarlos.
9. Nuestros juezes (excepto el dicho Provisor) ni nuestros visitadores, debaxo
de la pena arbitraria que nos pareciere, no se entremetan ni puedan entremeter en
remitir, componer ni concertar los alcances i condenaciones de missas, ni dar esperas
ni comutarlas, ni dar licencias para que los que son obligados a dezir las tales missas
las puedan decir, dándoles tiempo i término para ello o para que, diziéndolas en otra
parte o lugar que donde son obligados, cumplan su obligación.
10. No puedan tomar ni tomen (so pena de excomunión mayor) los dichos
visitadores las limosnas de las missas, so color que las quieren dezir por sus mismas
personas, ni puedan encargarse dellas en manera alguna, ni cobrar dinero de missas;
el Provisor tendrá quenta de repartirlas.
11. El colector no pague ni pueda pagar limosna de missas sin librança o
cédula firmada de nuestro nombre o de nuestro Provisor i sin carta de pago de la
persona a quien se libra la limosna de las missas, en la qual diga el número de las
missas y la limosna que se da por ellas; i sin la dicha librança en ninguna manera se
le passe partida alguna en quenta.
12. Permitimos que el dicho colector general pueda por bien de paz i
concordia, aviendo pleito sobre los alcances i para evitarlos, hazer concierto sobre los
dichos alcances i condenaciones de missas sin hazer quita ni baxa dellas, sino
solamente alargando los plazos de las condenaciones, con que no sea
demasiadamente, haziendo obligar a los condenados i allanarse, i, siendo
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 427
24. En fin de cada año se ha de hazer quenta con el dicho colector de todas
las missas que uviere recebido i hecho dezir, conforme a lo arriba dicho [al margen:
Cardenal don Rodrigo de Castro], i assí mismo de los memoriales, condenaciones i
alcances que embían los visitadores i le uviere entregado nuestro Provisor, para que
no se oculte nada.
25. I porque somos informados que los superiores de los conventos, a quien
se reparten algunas missas i se dan recaudos para que ellos las cobren, por no
poderlas cobrar por entero se conciertan con las partes que las deven i cobran lo
que buenamente pueden en dinero, pan, vino, azeite i otras cosas que para el
sustento de sus casas han menester, i la parte que remiten i cobran menos o lo que
valen menos las dichas cosas que reciben en precio lo descuentan de las missas que
están obligados a dezir, en que las ánimas de los difunctos son mui defraudadas.
Para remedio de lo qual exhortamos i mandamos [al margen: Cardenal don
Fernando Niño] a los dichos superiores que en ninguna manera hagan los dichos
conciertos, sino que cobren por entero la limosna de las missas que se les
repartieren i, si lo hizieren, sea por su quenta i riesgo, sin que puedan reduzir el
número de las missas al precio que uvieren recibido. I para que lo cumplan assí,
mandamos que no se les dé repartimiento ni entreguen los recaudos para cobrar sin
que los dichos superiores, ellos mismos u otro religioso en su nombre i con su
poder especial, juren en manos de nuestro Provisor que dirán las missas
enteramente i sin redución alguna, aunque se ayan compuesto con las partes por el
precio dellas.
26. I porque es grande el número de missas que ay en la colecturía general que
no se han dicho, por no poderse cobrar la limosna dellas, aunque se han hecho de
officio por el colector general diligencias para cobrarlas i se han repartido entre
algunos monasterios i, aviendo hecho diligencias, tampoco las han podido cobrar
por ser muertos los que tenían obligación de dezirlas i no aver dexado bienes ni
hazienda de que cobrarlas o por estar perdidos o disminuidos los bienes sobre que
están cargadas las memorias i missas dellas i, de tornarse a hazer más diligencias
sobre su cobrança, no resulta provecho alguno, antes muchos daños i
inconvenientes de consideración. Para remedio de los quales mandamos que nuestro
Provisor con el fiscal de su Audiencia, colector general i notario mayor vean luego la
memoria de las missas que están por dezir i cobrar, i las diliencias que para cobrarlas
están hechas i, si a nuestro Provisor le pareciere necessario hazer más, las haga hazer
luego i, si le pareciere que son bastantes las hechas i que de tornarse a hazer no a de
resultar más que nuevas costas, las mande assentar en el libro que en la dicha arca
a de aver aparte, con mandamiento inserto en el dicho libro que no se repartan ni se
tornen a hazer más diligencias sobre la cobrança dellas; i solamente repartan en la
forma que está dada en el [párrafo] precedente (i) las que de nuevo se uvieren
alcançado i, de las antiguas, las que verisímilmente se entendiere que se han de
poder cobrar i no se uvieren hecho bastantes diligencias para ello. I esta misma
diligencia se haga de aquí delante de quatro en quatro años para señalar las inútiles
i las que no se uvieren podido cobrar, i a los visitadores se dará un traslado de las
que se declararen por inciertas, para que cada uno en su partido se informe si lo son
o si alguna dellas se podrán cobrar.
430 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
27. El colector general lleve por su trabajo i ocupación de cada una missa, que
nos o nuestro Provisor repartiéremos, assí en dinero las que estuvieren cobradas
como las que se dieren en librança para cobrar, un maravedí i no más.
28. I si, aviéndose dado librança de algunas missas i cobrado dellas los
derechos, le bolvieren la dicha librança por no poderlas cobrar, mandamos que
buelva los derechos que uviere cobrado i no los dexe de bolver por dezir que los
recibirá en quenta de los derechos de otras missas que le dará, sino que real i
verdaderamente se los buelva i assiente en la librança que se le tornare cómo se los
bolvió, i él i la parte que los recibió lo firmen de sus nombres, i la librança con estas
diligencias se ponga en el arca de las tres llaves, so pena de bolverlo con el doblo, la
qual dicha pena irremissiblemente se le lleve quando se le tomaren las quentas, la
qual aplicamos a los pobres de nuestra cárcel, fiscal i notario mayor por tercias
partes.
29. Que los derechos que cobrare i, como dicho es, a de bolver se assienten en
el libro que a de estar en la dicha arca, i lo uno i lo otro lo firmen el fiscal i el notario
mayor.
30. I para que el dicho colector pueda hazer su officio con más rectitud i
libertad mandamos, so pena de excomunión mayor latae sententiae, que no lleve
más derechos de los que por estas nuestras Constituciones le están tassados, ni
reciba de ningún monasterio ni persona particular, que tuvieren pretensión de que
les den missas o de quien verisímilmente se presumiere que la puede tener, cosa
alguna, aunque sea de comer ni beber i aunque sea prestada i para avérsela de
bolver, ni aunque diga que se la da por ser su amigo o por otro respeto particular, sin
consideración a que se le dé las dichas missas.
31. Ha de aver en cada iglesia un colector, al qual han de nombrar nuestros
visitadores, que sea clérigo de buena vida i fama i que tenga alguna hazienda, i dé
fianças de que dará quenta de lo que estuviere a su cargo [al margen: Don Christóval
de Rojas. Cardenal don Fernando Niño]. Tendrá el dicho colector un libro para que en
él en las primeras hojas assiente todas las missas de pitancería que a la iglesia
ocurrieren, poniendo en el recibo día, mes i año en que se reciben i el nombre de la
persona que las dio i quantas, i la cantidad de la limosna, i de quien i por quien se
han de dezir; luego haga tantas divisiones i casillas en la misma plana quantas son
las missas que assí recibió, para que, como se fueren diziendo, se ponga en cada
repartimiento el nombre del clérigo que dixo la missa i el día, mes i año en que la
dixo, i su firma, de manera que por las casillas que estuvieren en blanco, que no
estuvieren firmadas, conste las missas que están por dezir.
32. Las missas de pitancería se dirán todas las que buenamente se pudieren
dezir dentro de la misma iglesia [al margen: Cardenal don Fernando Niño], i los
colectores no las darán a dezir fuera a clérigo ni a fraile, so pena de que nuestros
visitadores no las reciban en quenta.
33. I porque somos informados que algunos capellanes dexan de dezir las
missas que tiene obligación de sus capellanías i dizen [las] de la colecturía,
teniendo por grangería dezirlas por la limosna de dos reales que por ellas les dan,
i dar a dezir las de sus capellanías por menos limosna; i, para escusar este trato
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 431
3 Los títulos de este capítulo y del siguiente están tomados de la edición de 1864
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 433
mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que se guarde el Manual y
Ceremonial Romano.
Capitulo II. [Quítese el capillo a los bautizados]
Guárdese la constitución del cardenal don Diego Hurtado de Mendoza,
nuestro predecessor [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro], la qual dispone que
los curas quiten el capillo a la criatura en acabando de baptizarla.
Cap[ítulo] III. Que aya en cada iglesia un libro donde se asienten los nombres
de los baptizados i de sus padres i padrinos
Tengan los curas un libro en que assienten su nombre i el del baptizado i de
sus padres i padrinos, con día, mes i año [al margen: Idem]; i, si el catecismo i
exorcismo no se hiziere juntamente con el baptismo, escrivan también los nombres
de los padrinos de los dichos exorcismos, como se les manda en el título De officio
rectoris, i por cada vez que faltaren de cumplir lo susodicho pague cada uno quatro
reales para la fábrica de aquella iglesia.
Cap[ítulo] IIII. Que en los baptismos no aya más de un padrino i a lo más una
madrina con quien se contraiga cognación espiritual
Estatuyó el sancto Concilio Tridentino [al margen: Trid. sess. 24, c. 2, De refor.]
(por evitar la multitud de impedimentos de los matrimonios) que en el baptismo no
se admitiesse más que un padrino i, a lo más largo, un padrino i una madrina, entre
los quales i el baptizado mesmo i su padre i madre, i assí mesmo entre el que baptizó
i el baptizado i el padre i la madre del baptizado solamente se contraiga cognación
espiritual. Iten, que el cura, antes que llegue a ministrar este Sacramento, sepa del
baptizado (si es adulto) i, si no, de sus padres qué padrino o padrinos escoge, i aquél
o aquéllos admita i no otros algunos, i los avise de la cognación que han contraído
con el baptizado i sus padres, por que no pueda pretender ignorancia. Otrosí que, si
otros (fuera de los señalados) tocaren al baptizado, no contraigan cognación
espiritual en manera alguna i que, si otra cosa se hiziere por culpa o negligencia del
cura, sea castigado a arbitrio del ordinario. Por ende mandamos a todos los clérigos
y curas de nuestro arçobispado guarden i cumplan lo susodicho, so pena que
excediendo en algo sean castigados como el dicho sancto Concilio dispone.
Cap[ítulo] V. Que los padrinos sean baptizados, i tengan quenta de avisar los
curas la obligación que tienen
[1] No sean admitidos por padrinos los que no están baptizados [al margen:
Cardenales don Rodrigo de Castro, i don Fernando Niño], ni puedan responder por el
baptizado i hazer lo demás que es acerca de los padrinos, ni los monges ni religiosos
professos, ni de los hijos de los moriscos ninguno que no sea christiano viejo, como
se manda en el título De summa Trinitate & fide catholica, en la instrucción de los
moriscos.
[2] Iten, [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] avisen los curas a los
padrinos que (como dize San Augustín) deven entender que han quedado por
fiadores acerca de Dios por aquellos que tuvieron al baptismo, i que siempre los han
de amonestar que guarden la castidad, amen la justicia i abracen la caridad, i les han
de enseñar la doctrina christiana o tener cuidado de que se la enseñen.
434 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
Cap[ítulo] VI. Que los niños se lleven a bautizar dentro de ocho días después
de aver nacido
Los padres i madres de los niños o las personas a cuyo cargo estuvieren,
dentro de ocho días que los niños nacieren los lleven a la iglesia a baptizar [al
margen: Idem], no aviendo justo impedimento i, si uvieren sido baptizados en casa,
los lleven assí mismo a cathequizar dentro de ocho días.
Cap[ítulo] VII. Que las parteras no baptizen sin estar examinadas
Las parteras no baptizen sin estar examinadas i aprobadas por el vicario o
cura más antiguo de cada una iglesia donde no uviere vicario [al margen: Idem] ni,
aunque estén examinadas i aprobadas, baptizen donde se hallare clérigo u otro
hombre alguno que lo sepa hazer, ni fuera de casos de necessidad quando no ai
peligro en la dilación, so pena de que será castigada la que contraviniere. I nuestros
visitadores, quando fueren a visitar, examinen assí mismo las parteras de los pueblos
que visitaren para ver si están bien instructas en lo susodicho i si los vicarios i curas
han cumplido de su parte lo que sobre esto se les manda i, hallando que han sido
negligentes, traigan dello relación para que, entendida la calidad de la negligencia
de los susodichos i los inconvenientes que dello se han seguido, nuestros Provisores
los castiguen conforme a la culpa.
Cap[ítulo] VIII. La pena del que no tuviere cerrada la pila del baptismo
Las pilas del baptismo estén cerradas i con buena guarda [al margen: Idem], i
los curas tengan las llaves dellas; i el que no la tuviere cerrada pague un ducado de
pena para la fábrica.
4 Ibídem.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 435
margen: Idem], i esté con la decencia i limpieza que conviene i lo renueven de ocho
a ocho días.
Capitulo III. Que los domingos y fiestas de guardar no lleven fuera la sancta
comunión, ni baptizen mientras se dize la missa, salvo con vera
necessidad
Por quanto muchas vezes los domingos i fiestas de guardar, estando el pueblo
ayuntado para oír la missa mayor i divinal officio, según es obligado, el cura saca el
cuerpo de nuestro Señor para llevar a algún enfermo i la gente, por lo acompañar,
dexan de oír la missa i algunas vezes se quedan sin ella, siendo obligados a oírla, por
ende, proveyendo, mandamos [al margen: Cardenal don Diego Hurtado] que,
mientras la missa mayor se dixere, no se lleve la sancta comunión a enfermo alguno,
salvo en caso de vera i cierta necessidad, sobre lo qual encargamos la conciencia de
los dichos curas. Ca en los otros casos queremos i mandamos que esta misma
disposición aya lugar i se guarde cerca del baptizar, que a la hora de la missa mayor
no se baptize, salvo en caso de vera i cierta necessidad, sobre lo qual encargamos la
conciencia del cura de la tal parroquia. Lo mismo se ha de guardar en los entierros,
que no se hagan mientras se dize la missa mayor.
Cap[ítulo] IIII. Cómo se ha de ministrar el Sanctíssimo Sacramento a los
enfermos
Quando el sacerdote uviere de llevar al enfermo el Sanctíssimo Sacramento
provea que el sacristán haga señal con la campana mayor i que el dicho sacristán o
otra persona salga por la parroquia llamando al pueblo con una campanilla para que
le acompañen, i hará que el aposento donde estuviere el enfermo se limpie i aderece
i que en él se ponga un altar o mesa cubierta con un lienço mui limpio, sobre la qual
se ha de poner la custodia [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro]. Lleve una
hostia de forma mayor, que a de mostrar al pueblo dentro del aposento donde el
enfermo estuviere, para que las personas que le fueren acompañando le adoren [al
margen: Cardenal don Fernando Niño], i fuera del dicho aposento no lo descubrirá ni
sacará más hasta que buelva a la iglesia; i llevará assí mismo otras de forma menor,
conforme al número de los enfermos que han de comulgar.Vaya vestido el sacerdote
con su sobrepelliz o estola o manto de seda, donde lo uviere; llevará el Sanctíssiomo
Sacramento en su relicario, si lo tuviere la iglesia, o, si no, en un cáliz cubierto con
un paño de seda, delante del pecho, levantado, con toda reverencia, cantando o
rezando (juntamente con los sacerdotes o clérigos que le acompañaren) himnos del
Sanctíssimo Sacramento o psalmos i cánticos, i los que fueren acompañando vayan
assí mismo rezando con mucha reverencia i silencio; i lleven el palio sobre el cuerpo
del Señor (i el sacerdote) quatro o más sacerdotes o otros clérigos, conforme al
número de las varas, i, a falta dellos, parroquianos honrados. Irán delante hachas, o
candelas encendidas donde no uviere hachas, i linterna quando hiziere ayre, i agua
bendita; vaya una persona tañendo con una campanilla, para que el pueblo sepa que
va allí el cuerpo de nuestro Señor, i todos los que lo toparen se hinquen de rodillas
i, si vinieren a cavallo, se apeen hasta que aya passado. I a los que le acompañaren
(aunque el acompañamiento no sea desde la iglesia, sino desde adonde lo toparen)
les concedemos quarenta días de perdón, allende de otros muchos que les están
concedidos por los Sumos Pontífices. I quando uvieren llegado de buelta a la iglesia
436 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
les declare el sacerdote los perdones que ganaron i, aviéndole mostrado al pueblo
para que le adore i cantado el Tantum ergo Sacramentum, &c, le pondrá assí como está
en su relicario en su caxa i lugar.
Cap[ítulo] V. Que en caso de estrema necessidad i ausencia del cura, qualquier
sacerdote, aunque no sea aprobado ni tenga licencia para administrar
Sacramentos, administre el de la Eucaristía i reconcilie al enfermo para
recibirle
I porque sucede algunas vezes que, por estar el cura ausente o
legítimamente impedido i no aver sacerdote que tenga licencia nuestra para
administrar los Sacramentos, no ai quien dé el Sanctíssimo Sacramento ni
confiesse para recebillo, i podrá ser por esta causa morir el enfermo sin él, para
remedio de lo qual mandamos [al margen: Idem] que qualquier sacerdote secular
o regular (aunque no sea de los aprobados por nos ni tenga licencia nuestra para
administrar los Sacramentos) pueda en caso de estrema i urgente necessidad llevar
a los que estuvieren enfermos el Sanctíssimo Sacramento i confessarlos, si fuere
necessario, para recebirle, que nos por la presente en este caso de estrema i
urgente necessidad (a falta de cura) le avemos por aprobado i le damos facultad
para que pueda administrar los dichos Sacramentos como si real i verdaderamente
lo estuviera.
Capitulo VI [No coman antes los enfermos]5
No se dé el viático a los enfermos después de comer, si no fuere con urgente
necessidad [al margen: Cardenal don Fernando Niño].
Cap[ítulo] VII. Que no se dé el viático a un enfermo en una misma enfermedad
hasta passados doze o quinze días
I porque somos informados que en una misma enfermedad se da muchas
vezes el Sanctíssimo Sacramento al enfermo por modo de viático, de que resultan
algunos inconvenientes, para remedio de los quales mandamos [al margen: Cardenal
don Fernando Niño] que de aquí adelante no se dé, si no fuere passados doze o quinze
días después de la primera comunión, o antes si al confessor le pareciere necessario,
sobre que les encargamos mucho la conciencia.
Cap[ítulo] VIII. Que acompañen al Sanctíssimo Sacramento (quando salieren
para algún enfermo) todos los clérigos que uviere en la iglesia o le
toparen por las calles
Cosa mui sancta es i mui recebida por costumbre universal de la Iglesia
católica que, quando sale el Sanctíssimo Sacramento para algún enfermo, todos los
fieles vayan acompañándole, i por esta causa están concedidas por los Sumos
Pontífices muchos perdones i indulgencias a los que con devoción lo hizieren. I
porque somos informados que en algunos lugares de nuestro arçobispado los
clérigos son los que más se descuidan en esto, siendo los que por razón de su
ministerio i hábito tienen más obligación de hazerlo, para remedio de lo qual, S.S.A.,
5 Ibídem.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 437
mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que, quando saliere el
Sanctíssimo Sacramento, todos los clérigos que uviere en la iglesia de donde saliere,
si no fuere los que estuvieren en el coro cantando missa o alguna de las horas
canónicas o confessando o otro legítimo impedimento semejante a los susodichos, i
a todos los demás clérigos que le toparen en la calle le acompañen, yendo i
bolviendo con él a la iglesia, hasta que esté encerrado en su custodia, so pena de
quatro reales para la cera del Sanctíssimo Sacramento por cada vez que lo contrario
hiziere; la qual pena mandamos a nuestros visitadores executen sin ninguna
remissión i se informen con mucha diligencia de cómo esta constitución se cumple
i nos den aviso dello.
Cap[ítulo] IX. Que no lleven el Sanctíssimo Sacramento al enfermo antes de
haberlo confessado
También somos informados que algunos curas, llamándolos a que confiessen
algún enfermo, por ahorrar tiempo i trabajo, antes de hazerlo llevan el Sanctíssimo
Sacramento i, después de llevado, estando presente la gente que lo va
acompañando, lo confiessan, con mucho escándalo de los que lo veen. Para remedio
de lo qual, S.S.A., mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que de aquí
adelante no se haga, ni lleven sin aver primero confessado al dicho enfermo, so pena
de dos ducados por cada vez que lo contrario hizieren, aplicados para la cera del
Sanctíssimo Sacramento, si no fuere el caso de extrema necessidad.
Cap[ítulo] X. Que no lleven el sacramento de la Extremaunción con el de la
Eucharistía
I por la misma razón mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que,
si no fuere en caso de mui urgente necessidad, no se lleve la Extremaunción con el
Sanctíssimo Sacramento de la Eucharistía, como somos informados que algunos
curas lo hazen, so la misma pena.
Cap[ítulo] XI. De lo que han de hazer los curas quando llevaren el Sanctíssimo
Sacramento a algún enferm o que estuviere en algún cortijo o alquería
También somos informados que algunos curas, quando llevan el Sanctíssimo
Sacramento de la Eucharistía a algunos enfermos que están en los cortijos o
alquerías, después de averle guardado en algún relicario en su pecho, que es donde
para semejantes ocasiones se suele llevar, se han buelto a su casa a comer o almorçar
o hazer otras cosas, i otros van por el camino caçando, parlando i divirtiéndose en
otras cosas profanas, sin acordarse de tan alto i soberano Señor como el que consigo
llevan. Para remedio de lo qual, S.S.A., mandamos [al margen: Cardenal don Fernando
Niño] a los dichos curas, so pena de excomunión mayor latae sententiae, [que] de aquí
adelante, en saliendo de la iglesia con el Sanctíssimo Sacramento para el effecto
susodicho, vayan vía recta al lugar donde está el enfermo, sin distraerse ni divertirse
a otra cosa de las que están dichas hasta averle comulgado, i no lleve más formas de
las que fueren menester, conforme al número de los enfermos que uviere de
comulgar, de manera que, quando buelva, no traiga sacramento. I mandamos que a
la ida vaya con mucha devoción i compostura, rezando algunos hymnos i psalmos i
encomendando a Dios a los enfermos que va a visitar.
438 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
Cap[ítulo] XII. Que los seglares no comulguen sino de ocho a ocho días o,
aviendo una fiesta principal, una vez entre semana
También somos informados que algunas personas seglares a título de devoción
comulgan cada día o mui frequentemente i, aunque es cosa que algunos de los sanctos
no se han atrevido a aprobar ni reprobar, no dexa de tener algunos inconvenientes.
Para remedio de los quales, S.S.A., mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño]
que sin expresa licencia nuestra no pueda comulgar ninguna persona, si no fuere de
ocho a ocho días i las fiestas principales de Pasquas i de Nuestra Señora i Apóstoles i
otras semejantes que cayeren entre semana, con licencia de su confessor, la qual le
podrá dar como no sea más que para una fiesta entre semana.
Cap[ítulo] XIII. Que no esté el Sanctíssimo Sacramento descubierto en las
iglesias, si no fuere por las causas aquí contenidas
Assí como es justo que por necessidades comunes i universales de la Iglesia,
del Sumo Pontífice, de Su Magentad i otros casos semejantes se descubra el
Sanctíssimo Sacramento en el altar, para que el pueblo acuda a pedirle misericordia
en sus necessidades, assí es cosa indecente que esto se haga por ningún otro caso ni
necessidad particular. I por esto, S.S.A., mandamos [al margen: Cardenal don
Fernando Niño] que, quando lo susodicho se uviere de hazer, se haga por las causas
que están referidas o otras semejantes tan graves, i por causa ninguna particular, por
grave que sea, no se haga sin nuestra licencia in scriptis, so pena de quatro ducados
para la cera del Sanctíssimo Sacramento al vicario o cura que lo consintiere. I
mandamos que, quando se uviere de hazer, se aderece i componga el altar con el
mayor atavío que fuere posible i se ponga en él mucha cera, i estén de ordinario
algunos clérigos de rodillas rezando i estorvando que no se haga en la iglesia alguna
cosa indecente i en offensa de nuestro Señor. I encerrarse a antes que se ponga el sol
por escusar algunos inconvenientes que de noche suelen suceder.
Cap[ítulo] XIIII. Que no esté descubierto toda la octava de la fiesta del Corpus
Christi
Cosa mui conveniente es i de que recibe el pueblo christiano grande
edificación que todos los días de la octava del Corpus Christi esté el Sanctíssimo
Sacramento descubierto en el altar, i assí loamos i aprobamos [al margen: Cardenal
don Fernando Niño] mucho la costumbre que ai en nuestro sancta Iglesia Catedral i
Metropolitana de hazerse con tanta grandeza, devoción i solemnidad la dicha fiesta.
I porque por ser pobres las fábricas de las demás iglesias no tienen con qué hazerla
como conviene i no es justo que esté descubierto este sancto Sacramento con poca
cera, acompañamiento i guarda, mandamos que [en] ninguna iglesia ni monasterio
desta ciudad ni de las demás ciudades, villas i lugares de nuestrro arçobispado se
tenga descubierto, sin expresa licencia nuestra o de nuestro Provisor in scriptis, más
que el día que se celebrare su fiesta, hora sea en su proprio día, hora en alguno de la
octava o en otro después della, so pena de quatro ducados para la cera del
Sanctíssimo Sacramento al vicario i, donde no lo uviere, al cura más antiguo que lo
consintiere i no diere dello aviso luego a nuestro Provisor. I mandamos que el gasto
que en lo susodicho se hiziere en las iglesias parroquiales no le passen en quenta a
los mayordomos de las fábricas.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 439
Cap[ítulo] I. Cómo han de estar los retraídos en las iglesias i qué tiempo
[1] Somos informados que muchas personas que cometen delictos, porque
temen ser punidos por la justicia seglar se acogen a las iglesias i, queriendo gozar de
su inmunidad, están en ellas tan deshonestamente que nuestro Señor es mui
deservido i sus templos profanados i las personas ecclesiásticas reciben turbación en
los officios divinos. Por ende, desseando obviar los dichos inconvenientes (Sancto
Concilio Approbante), estatuimos i ordenamos [al margen: Don Diego Deça] que de
aquí adelante los que se acogieren a las iglesias estén en ellas honesta i
recogidamente i no jueguen juego alguno, ni tengan conversaciones con sus
mugeres ni con otras dentro de la iglesia, ni se pongan a las puertas de las iglesias
ni en los cimenterios a burlar i tañer vihuelas, ni usar de otras conversaciones
ociosas, pero que estén recogidamente i como personas que han errado i con toda
humildad i honestidad. Otrosí, mandamos que, si alguno de los dichos retraídos
saliere de la iglesia a hazer algunos desconciertos o a injuriar a sus enemigos o
440 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
de la Iglesia, por ende (Sancto Concilio approbante) estatuimos [al margen: Idem] que
qualquiera persona de qualquier estado o condición que sea que prendiere o
encarcelare alguna persona ecclesiástica o ocupare o tomare los diezmos i rentas
ecclesiásticas, o destruyere o ocupare o en qualquier manera damnificare los lugares i
heredamientos de las iglesias o monasterios, o impidiere o embargare la saca de sus
diezmos i rentas para llevarlos a sus casas o en qualquier manera que quebrantare sus
derechos o diere para ello consejo, ayuda o favor, allende de las penas en Derecho
estatuidas, sea privado del ingresso de la iglesia i, si muriere antes de la satisfación, que
carezca de la ecclesiástica sepultura; i las ciudades, villas i lugares en que los dichos
malhechores principales fueren o declinaren o las personas ecclesiásticas fueren presas
o los dichos bienes receptados estuvieren, sean sujetas a ecclesiático entredicho por
todo el tiempo que assí estuvieren, hasta que hagan entera satisfación.
Cap[ítulo] V. Que no se hagan estatutos ni ordenanzas contra la libertad de la
Iglesia
Algunas personas seglares i comunidades contra la prohibición de los sanctos
cánones, no teniendo el acatamiento i veneración que deven a las iglesias ni
ministros dellas, hazen estatutos i ponen edictos i prohibiciones contra la libertad
ecclesiástica i por esquisitas maneras compelen a las iglesias i personas ecclesiásticas
a contribuir i pechar con ellas. Por ende (Sancto Concilio approbante) estatuimos [al
margen: Idem] que de aquí adelante ningún señor temporal ni otra persona de
qualquier estado i condición que sea, ni comunidad, villa o lugar de toda nuestra
diócesi i provincia haga estatutos i ordenanças ni ponga edictos ni vedamientos
contra la libertad i inmunidad ecclesiástica, directe o indirecte, ni hagan contribuir o
pechar en sus pechos i contribuciones a las iglesias o monasterios o personas
ecclesiásticas; i que cerca desto no hagan ni consientan hazer fraude alguna, para
que indirectamente sean compelidos a pechar en otra manera. Las personas
particulares que fueren culpantes en algo de lo susodicho queremos i estatuimos que
ipso facto incurran en sentencia de excomunión, i la ciudad, villa o lugar que
culpante fuere o donde los susudichos o alguno dellos estuviere o declinare ipso
facto sea sujeta a ecclesiástico entredicho, las quales sentencias queremos que no
sean relaxadas sin que primeramente satisfagan con effecto la injuria i daño que las
iglesias i sus ministros en ello recibieren.
Cap[ítulo] VI. Que dentro de las iglesias, cementerios ni claustros no se trate ni
contrate
I para que se guarde el respecto i veneración que se deve a las iglesias (i
templos, imitando lo que Christo nuestro Redemptor hizo en el de Hierusalem)
mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que dentro de las iglesias ni en
sus claustros ni cementerios no se trate ni contrate, so pena de excomunión mayor,
ni en ellos ni por de fuera en las paredes se ponga tienda de mercero, ni buhonero
ni de otro ningún official, so pena de quatro reales por cada vez que alguno lo
contraviniere, aplicados para la fábrica de la dicha iglesia.
Cap[ítulo] VII. Aranzel de los derechos que se han de llevar por sacrilegios
[1] Primeramente, se ha de pedir sacrilegio al que pone manos airadas i con
saña en clérigo de Ordenes [al margen: Don Diego Deça], el qual dicho sacrilegio es
442 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
mil i ochenta maravedís, demás de la pena que el juez le pareciere que deve de aver,
según el delicto que cometió.
[2] Iten, se deve llevar el dicho sacrilegio al que pone manos en clérigo de
corona.
[3] Iten, al que pone manos airadas en alguna persona dentro de la iglesia.
[4] Iten, se ha de llevar el dicho sacrilegio de mil i ochenta maravedís al que
entrare en la iglesia a sacar a alguno que está retraído, o lo saca o quiere sacar por
fuerça contra su voluntad, esto demás de la pena que al juez pareciere, según la pena
del delicto.
[5] Iten, se ha de llevar el dicho sacrilegio a los que cercan la iglesia, estando
en ella persona o personas que ayan cometido maleficio, i la tienen cercada con
armas i evitan que no se digan los divinos officios.
[6] Iten, se ha de llevar el dicho sacrilegio a los que acuchillan o hieren en la
iglesia o en otro lugar sagrado, el qual han de pagar demás de la pena que
incurrieren por el tal delicto.
[7] Iten, mandamos que se lleve el dicho sacrilegio a los que hizieren
resistencia a los mandamientos de nuestros juezes i officiales i a nuestro alguazil
mayor i alguaziles, i a los mandamientos que por los dichos juezes les fuere
mandado executar.
[8] Iten, mandamos que el que notoriamente fuere pobre, que se hallare que
no tienen de qué pagar el dicho sacrilegio, no se le lleve, salvo que el juez execute en
él la pena que mereciere por el delicto que uviere cometido.
[9] Otrosí, mandamos que no se puedan cobrar ni cobren los dichos
sacrilegios, ni hazerse avenencias ni igualas con los sacrilegios, hasta que por
sentencia de nuestros juezes i officiales sea determinado que las tales personas, a
quien se llevan, los deven pagar.
LIBRO QUARTO
CAP. IIII. Que, quando los curas amonestaren algunos para casarse o quando
los desposaren, no digan el señor ni mi señor
Mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] a los curas desta ciudad
i nuestro arçobispado que, quando amonestaren algunos, no digan mis señores ni
los señores, aunque sean Grandes, señores de título o caballeros mui principales,
sino usen del término del manual, i lo mesmo se guarde en los desposorios.
CAP. V. Que los desposados se belen dentro de seis meses
Con mucha razón persuade el dicho sancto Concilio a los desposados no
cohabiten en una mesma casa antes de recibidas las bendiciones nupciales, pues los
sanctos Padres amonestaron aún a los que las avían recebido que, por reverencia de
las dichas bendiciones, dos o tres días guardassen castidad i se diessen a la oración,
i por tanto amonestamos [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] en el Señor i
rogamos encarecidamente a los tales desposados que, no olvidando las
amonestaciones del Concilio Tridentino i de los sanctos Padres, no cohabiten antes
de la nupcial bendición.
CAP. VI. Dentro de qué tiempo se han de recibir las bendiciones nupciales
I porque somos informados que ai muchos en esta ciudad i en las demás
ciudades, villas i lugares de nuestro arçobispado que, en desposándose por palabra
de presente, cohabitan i están por muchos años sin recibir las bendiciones nupciales,
menospreciando i teniendo en poco una ceremonia tan sancta como ésta, con algún
escándalo del pueblo, que ignorantemente juzga que los susodichos están en mal
estado. Para remedio de lo qual, S.S.A., mandamos [al margen: Cardenal don
Fernando Niño] a todas las personas de qualquier estado i condición que sean deste
nuestro arçobispado que dentro de seis meses, después que uvieren contrahído
matrimonio por palabras de presente, vayan a la iglesia a recibir las bendiciones
nupciales, so pena de ocho reales a cada uno que no lo cumpliere i, por cada mes
que se detuvieren en hazerlo, dos reales, aplicado todo por tercias partes para la
fábrica, pobres de la parroquia i denunciador. I, si la rebeldía passare mui adelante,
se procederá contra ellos con censuras i todo rigor de Derecho. I mandamos a
nuestros visitadores i a los vicarios i curas den aviso a nuestro Iuez de la Iglesia de
los que no se quisieren belar.
CAP. VII. Donde i a qué hora se han de hazer las belaciones
No se hagan belaciones de los novios [al margen: Cardenal don Rodrigo de
Castro] antes de ser de día claro, porque de lo contrario resultan inconvenientes, i el
clérigo que contraviniere pague dos mil maravedís para obras pías i, ultra de esso,
sea castigado conforme a Derecho.
Iten, no se hagan las dichas belaciones [al margen: Idem] sino por el proprio
párroco o otro de su licencia, ni se haga fuera de la parroquia de los contrayentes,
salvo en los casos que a nos o a nuestro Iuez de la Iglesia pareciere se deve dispensar
acerca desta prohibición, lo qual será sin perjuicio del derecho parroquial i con que
no se celebren las dichas bendiciones en los monasterios, hermitas o otros lugares o
iglesias que no sean parroquiales, ni en oratorios particulares, aunque estén
aprobados por nos. En lo qual no dispensaremos [al margen: Cardenal don Fernando
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 445
Niño] con persona alguna de qualquier estado, condición i calidad que sea, i el
clérigo que contraviniere a lo susodicho pague por cada vez quatro ducados, la
tercera parte para el denunciador i las otras dos para gastos de justicia i, demás de la
dicha pena, sea castigado conforme a Derecho.
CAP. VIII. La pena de los que cohabitaren en concertándose, antes de
desposarse
También somos informados que en algunos lugares de nuestro arçobispado ai
un abuso abominable que, en concertándose uno de desposar, lleva a la que a de ser
su esposa a su casa o él se queda en la suya, i cohabita i haze vida maridable con ella,
como si uviera ya contrahído el matrimonio. I porque a nos pertenece remediar una
cosa tan fea i escandalosa i de que se siguen tantos peccados i offensas de Dios,
S.S.A., mandamos [al margen: Idem], so pena de excomunión mayor latae sententiae,
que de aquí adelante no se haga, i a los curas i vicarios que den luego aviso a nuestro
Iuez de la Iglesia, para que se proceda contra ellos por todo rigor de Derecho como
contra públicos concubinarios.
CAP. IX. De qué manera se ha de dar licencia a los estrangeros para contraher
matrimonio
Nuestro Iuez de la Iglesia no dé a persona ninguna estrangero o de fuera de
nuestro arçobispado licencia para contraher matrimonio sin hazerse las moniciones
en la naturaleza de los contrayentes [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro],
embiando requisitoria para ello i para que se haga información de que es libre i no
tiene otro impedimento para casarse, excepto si bastantemente provare aver venido
al tal lugar i residido en él de edad que no pudo ser casado en otra parte i que no ai
otro impedimentos alguno. I, si se offreciere caso que por justas causas pareciere se
deve dar licencia, no la dé el dicho nuestro Iuez sin consultarlo con nos, estando
presente en esta ciudad i arçobispado. Lo qual mandamos se guarde [al margen:
Cardenal don Fernando Niño] también en los matrimonios de los negros i moriscos,
en las informaciones de los quales mandamos que, en quanto fuere possible, se
escusen de recebir testigos que sean negros i moriscos, por el peligro grande que la
experiencia nos enseña que han de perjurarse, prestándose los unos a los otros sus
dichos.
CAP. X. Que no se dé licencia para contraher matrimonio a los que no supieren
la Doctrina Christiana
No dé nuestro Iuez licencia [al margen: Cardenal don Fernando Niño] a
ninguna persona que no supiere la doctrina christiana o no traxere cédula de su
confessor de cómo la sabe, a lo menos la oración del Pater noster, Ave María, el Credo
i los Artículos de la Fe, los diez mandamientos de la Ley de Dios i los cinco de la
Iglesia i los Sacramentos; i encargamos la conciencia que guarde i execute esto con
mucho rigor, diffiriendo el dar las dichas licencias a los que no supieren lo susodicho
hasta que lo sepan mui bien, si no fuere en caso que tema que maliciosamente se
puede impedir el dicho matrimonio, que en este caso permitimos que pueda
dispensar, amonestando a los que lo ignoraren que lo deprendan i dando noticia a
su cura para que él se lo enseñe i procure que lo sepan. I, aunque es muy justo se
guarde esto con todo género de personas de qualquier estado i condición que sean,
446 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
por ser la obligación que de saberlo ai igual a todos, pero por ser esta falta más
ordinariamente en gente plebeya i en moriscos i negros, mandamos que con ellos se
execute con más rigor. I, por que el pueblo esté prevenido i sepa que de aquí
adelante se ha de cumplir i executar esto i nadie se sienta i piense que con él se haze
novedad, mandamos que los curas i predicadores, quando declaren la doctrina
christiana, en cumplimiento de lo que en estas constituciones se manda lo digan i
publiquen.
CAP. XI. Cómo se han de recebir las informaciones de los que se quisieren
desposar
No admita el dicho nuestro Iuez de la Iglesia [al margen: Cardenal don Rodrigo
de Castro] informaciones de las personas que quisieren contraher matrimonio no
pareciendo personalmente ante él, salvo con las personas que fueren notoriamente
conocidas i quando por justas causas le pareciere otra cosa.
Otrosí, el dicho nuestro Iuez [al margen: Don Diego Deça] no cometa las
causas matrimoniales, especialmente la recepción i examen de los testigos, a otra
persona alguna, si no se offreciere caso de urgente necessidad.
CAP. XII. Contra los que se casan en grados prohibidos
Porque muchos (postpuesto el temor de Dios i peligro de sus ánimas) a
sabiendas se casan o se desposan por palabras de presente en grados de
consanguinidad i affinidad prohibidos o, siendo de Orden sacro o religiosos
professos, el Derecho impuso contra los tales sentencia de excomunión mayor, en la
que incurren ipso facto, ultra de lo qual mandamos [al margen: Don Diego Deça i
Cardenal don Rodrigo de Castro] a nuestros iuezes procedan contra ellos i los
castiguen gravemente, conforme a la calidad de la culpa.
LIBRO QUINTO
CAP. I. Que no se haga pacto ni convención por las missas i divinos officios ni
se tomen prendas
Prohibido está en Derecho todo pacto o convención de cosa temporal por
los Sacramentos o cosas espirituales o cosas a ellas anexas. Por ende (Sancto
Concilio approbante) estatuimos i ordenamos [al margen: Don Diego Deça] que los
sacerdottes i ministros de la Iglesia no hagan pacto ni convención por las missas,
obsequias ni officios divinos; mas queremos que, para sustentación de los clérigos
que hazen los tales officios, se guarde la loable costumbre, introduzida por los
fieles, acerca de la limosna que se les suele dar. La qual costumbre mandamos que
nuestros officiales i juezes hagan guardar, administrando justicia sin estrépito i
figura de juizio. I porque avemos sabido que algunos clérigos (con poco temor de
Dios) toman prendas por algunos officios, lo qual es especie de simonía i cosa de
mal exemplo, prohibimos a nuestros súbditos que antes ni después de hecho el
officio no tomen las tales prendas, so pena de mil maravedís al que lo contrario
hiziere.
CAP. II. Que, si el que resignare llevare fructo del beneficio resignado, sean
avidos por sospechosos de simonía, assí él como la persona en quien se
resignó
Si alguno, después de aver resignado su beneficio, recibe alguna parte de los
fructos sin autoridad de la Sancta Sede Apostólica, aunque le sean dados
voluntariamente, por el mismo caso assí el que resignó como aquel en cuyo favor
hizo la resignación sean avidos por sospechosos de simonía; i por el consiguiente
mandamos [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] se proceda contra ellos como
contra tales sospechosos a la punición del dicho delicto, conforme a lo estatuido por
Derecho i Motus Proprios de Sumos Pontífices.
CAP. III. Que los arrendadores no puedan nombrar servidores ni substitutos
en los beneficios i capellanías
[1] Por los inconvenientes que se siguen de que los beneficiados i
capellanes cometen a los arrendadores de sus beneficios i capellanías el nombrar
servidores, capellanes i substitutos en ellos, prohibimos [al margen: Idem] que de
aquí adelante los dichos beneficiados i capellanes no cometan ni den poder a los
arrendadores para lo susodicho, ni hagan pactos ni conciertos de nombrar ni
nombren los que los dichos arrendadores quisieren i escogieren, i los poderes,
pactos i convenciones i nombramientos que contra esto se hizieren sean
448 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
i de los demás lugares de nuestro arçobispado, los quales somos informados que son
muchos i los más dellos forasteros, algunos clérigos i otros que se ponen el hábito
ecclesiástico para parecer que lo son, i muchos dellos han salido de sus tierras
huyendo por delictos que han cometido i se vienen a ésta a entretener con este
ministerio, a todos los quales mandamos que, dentro de quinze días después de la
publicación destas nuestras Constituciones, se presenten ante nuestro Provisor para
que sepa quién son, de dónde vinieron i por qué causa salieron de su tierra i el
tiempo que a que están en esta ciudad, de qué suerte han vivido, la fama i opinión
que han tenido; i, a los que le pareciere que son personas de quien se puede fiar
semejante ministerio, les dé licencia in scriptis para que lo usen i, a los que no, les
notifique con alguna grave pena que no lo hagan, i los unos i los otros cumplan todo
lo contenido en esta nuestra constitución, so pena de seis días de cárcel i de quatro
ducados, aplicados por tercias partes fábrica, pobres de nuestra cárcel i denunciador.
I exhortamos i mandamos [al margen: Idem] a los dichos maestros de los niños i a
las mugeres que enseñan a labrar a las niñas que cada día por sí o por otra persona
les enseñen la doctrina christiana. I otrosí, los dichos maestros, los unos ni los otros,
no consientan que sus dicípulos lean en libros lascivos i profanos, sino en libros
devotos i que enseñan a religión i buenas costumbres, i procuren que oigan missa de
ordinario i sermón quando le uviere, i confiessen i comulguen a menudo, a lo menos
las fiestas principales, i en todo tengan mucha quenta con su honestidad i
recogimiento. I los vicarios i curas assí mismo le tengan de que todo se haga assí, i
nuestros visitadores (quando fueren a visitar) vean las dichas licencias i se informen
de cómo se cumple esta nuestra constitución i la hagan guardar i cumplir.
CAP. II. Que los estudiantes no hagan obispillo el día de S. Nicolás
También somos informados que los estudiantes, que en esta ciudad estudian
en el Colegio (que vulgarmente se llama de Maesse Rodrigo), el día de S. Nicolás
hazen uno que llaman obispillo i le sacan por las calles i al campo, haziendo con él
muchas travesuras, de que se han seguido algunos escándalos i inconvenientes,
demás de que con esto se divierten de sus estudios. Para remedio de lo qual
mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] que de aquí adelante no se
hagan, so pena de diez días de cárcel cada uno que lo hiziere, i el que aceptare el
dicho cargo tenga la pena doblada.
remediar tan grande offensa de Dios) establecemos i mandamos [al margen: Don
Diego Deça] que de aquí adelante todas las personas que usaren de los dichos
hechizos, sortilegios, encantaciones i adivinanças o de otros maleficios, o con ellos
se aconsejaren o fueren a ellos o participaren en su delicto en qualquier manera,
(demás de las otras penas en tal caso estatuidas) los unos i los otros incurran en
sentencia de excomunión ipso facto. I los Provisores i visitadores de nuestro
arçobispado i provincia tengan mucha vigilancia i especial cuidado de inquirir contra
las tales personas que erraren en este peccado i de lo castigar gravemente i extirparlo
de los coraçones de los fieles nuestros súbditos, i en las cartas generales que se
dieren cada año se pongan los dichos delinquentes i los que dellos supieren.
CAP. II. Contra los que usan de supersticiones, i que no se traigan nóminas ni
se cure con ensalmos ni bendiciones sin examen i licencia del ordinario
Por quanto algunas personas traen consigo nóminas o rezan oraciones i
prometen por ello algunos bienes o escusar algunos males, como que no morirán en
agua, fuego o dentro de cierto tiempo o que vencerán a sus enemigos o sabrán de
los ausentes, o con quién se han de casar, o si alguna persona está en el purgatorio
o infierno, o que alcançarán de Dios lo que pidieren, o que sabrán la hora de su
muerte o que verán en aquella hora a nuestro Señor o a nuestra Señora o a otros
sanctos, o cosas desta manera vanas i sin fundamento de verdad, diziendo estas
oraciones con cierto número de candelas o en días i horas señaladas i con otros
diversos ritos i ceremonias supersticiosas, todo lo qual es grande offensa a nuestro
señor Dios i perjuicio de las almas. Por tanto ordenamos i mandamos [al margen:
Cardenal don Rodrigo de Castro], so pena de excomunión mayor, que de aquí adelante
ninguna persona reze las tales oraciones o semejantes, i todos los que las tienen las
rompan i quemen dentro de un mes de la publicación destas nuestras
constitruciones. Otrosí, prohibimos que ninguna persona no traiga nóminas sin que
primero sean examinadas por nos o nuestro Provisor o quien para ello tuviere
nuestra comissión, ni cure con ensalmos ni bendiciones sin que primero sea
examinado de las palabras que dize i de la forma que guarda en ello. I encargamos
mucho a los curas i confessores de nuestro arçobispado tengan particular cuidado i
vigilancia de saber si esto se cumple assí, i a los que no lo cumplieren no los
absuelvan, i assí mismo de dissuadir i extirpar otras qualesquier supersticiones
donde las uviere, dando a entender a los fieles quánto se offende con ellas la divina
Magestad.
qualesquier beneficios que tuviere i, por la segunda, sea privado de los mesmos
beneficios que tuviere i, por la tercera, privado también de todas sus dignidades, sea
depuesto i desterrado. Empero, si el clérigo no tuviere beneficio alguno, sea
castigado en pena pecuniaria i corporal por la primera vez, por la segunda en pena
de cárcel i por la tercera verbalmente degradado i desterrado a galeras; i, si
blasfemare a los demás sanctos, conforme a la calidad de la blasfemia i de la persona
a de ser castigado a arbitrio de nuestros juezes, los quales executarán assí mismo
contra los legos que blasfemaren las penas que el dicho Concilio i Motu Proprio i
otros derechos disponen.
CAP. I. Que los médicos ante todas cosas amonesten a los enfermos que curen
sus almas i que, passado el tercero día después de amonestados, no los
visiten
Por remedio de muchos inconvenientes estableció Inocencio III en el Concilio
Lateranense i después lo innovó nuestro mui sancto padre el papa Pío V, de felice
recordación, por su Motu Proprio, que los médicos, quando fueren llamados por los
enfermos, antes de tomarles el pulso les amonesten que llamen a los médicos de sus
almas para que, después que se aya proveído a su salud espiritual, se procure el
remedio de la corporal i que, no se aviendo los dichos enfermos confessado el
primero i segundo día i no les constando esto a los dichos médicos, no los visiten
passado el tercero día, si los dichos confessores no les han prorrogado más tiempo
por alguna justa causa, sobre lo qual se les encarga la conciencia. Por tanto
mandamos [al margen: Don Diego Deça i Cardenal don Rodrigo de Castro] a todos los
médicos de nuestro arçobispado guarden i cumplan lo susodicho, so las penas de los
dichos derechos i más so pena de excomunión mayor i de dozientos maravedís para
la fábrica de la iglesia donde fueren parroquianos por cada vez que lo quebrantaren,
la qual dicha pena queremos que también obligue en el fuero de la conciencia.
CAP. II. La pena de los médicos que no cumplieren lo contenido en el capítulo
passado
I porque somos informados que los médicos no cumplen lo contenido en esta
constitución, siendo una de las cosas más importantes que ai para la salvación de las
almas, les encargamos por reverencia de Dios que lo guarden i cumplan, pues
entendiendo los enfermos que lo hazen por cumplir con su obligación i no incurrir
en las censuras desta constitución, no se alterarán ni les harán daño a su salud
quando se lo dixeren. I para que los dichos médicos cumplan lo susodicho i sepan lo
mucho que offenden a Dios i las penas en que incurren en no hazerlo, exhortamos
i en virtud de sancta obediencia mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño]
a todos los confessores seculares i regulares que confessaren a algún médico que en
las preguntas generales que les hizieren (antes de oírle sus peccados) le pregunten
si ha guardado esta constitución i, al que no lo uviere hecho, le adviertan la
obligación que tiene de hazerlo i, al que no tuviere firme propósito de cumplirla, no
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 453
[2] I so la misma pena mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño]
que no tengan mientras confessaren lugar señalado, caxa, cepo ni otra cosa donde
los penitentes que confessaren echen algún dinero o otra cosa, para que el tal
confessor lo tome después de allí.
[3] I assí mismo mandamos [al margen: Idem] que no comuten votos ni den
penitencias en provecho suyo proprio i, si algún voto uvieren de comutar por
virtud de la Bula de la Cruzada, apliquen (como están obligados i la dicha Bula
manda) la tal comutación para el subsidio de la guerra que Su Magestad trae
contra infieles, echándolo en las caxuelas o cepos que para este effecto ai en las
iglesias.
[4] También mandamos [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] que la
limosna de las missas, que se uvieren de hazer dezir, acudan (a) los dicho
cofessores con ella a los colectores de las parroquias adonde confessaren para que
se digan por colecturía, conforme a lo que está ordenado; i no se encarguen de
traer las tales dispensaciones, sino que las remitan a otras personas, que suelen
tener plática de semejantes despachos, excepto en los casos que conviene se
obtengan con secreto. I porque las restituciones que los penitentes están
obligados a hazer conviene se executen de manera que ellos entiendan que
quedan descargados desta obligación, exhortamos i encargamos a los dichos
confessores que, quando alguno de los dichos penitentes les dieren i encargaren
lo que assí están obligados a restituir, hagan la diligencia de manera que al
penitente le conste averse hecho la dicha restitución con effecto, trayéndole
cédula o otros recaudos bastantes para ello. Lo qual todo mandamos que assí se
guarde i cumpla, según i como de suso se contiene, con apercibimiento que lo
contrario haziendo (fuera de que serán suspendidos los dichos confessores del
officio) serán castigados con rigor.
CAP. VIII. Que se pongan en estas Constituciones los casos reservados a Su
Santidad i que los confessores tengan copia dellos
Por la gravedad de algunos delictos (en que el Derecho tiene puesta pena de
excomunión) tienen los Sumos Pontífices reservada para sí la absolución dellos,
queriendo con esto refrenar a los fieles christianos que no cometan semejantes
peccados, muchas de las quales excomuniones están insertas en el cuerpo del
Derecho i otras se suelen cada año con gran solemnidad publicar el día de la Cena
del Señor, como lo hizo este passado nuestro mui sancto padre i señor Clemente
VIII, mandando a los prelados los publiquen por su diócesi i hagan tener copia dellos
a los confessores, para que sepan de qué casos no pueden absolver sin bula, indulto
o especial privilegio de Su Santidad. I desseando (como estamos obligados) cumplir
con nuestra obligación, mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] se
pongan aquí en suma todos los casos que, assí por la bula In Coena Domini como por
Derecho común, están reservados a Su Santidad i a los confessores que los tengan;
i, para que lo puedan hazer con más facilidad, daremos orden que se impriman
aparte, juntamente con los que a nos están reservados por estas nuestras
constituciones, todos los quales mandamos que se pongan en una tabla en las
sacristías de las iglesias i monasterios de nuestro arçobispado.
456 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
para que no se embíen o lleven, o por sí o por otros deffienden a los que hazen estas
cosas, de qualquier dignidad real o pontifical o otra que sean.
9. La de los que por sí o por medio de otros matan, cortan miembro, despojan,
prenden i detienen a los que van a la Sede Apostólica o buelven della; i la de los que
sin tener jurisdición ordinaria ni delegada del Sumo Pontífice ni de sus juezes,
tomándosela para sí temerariamente, se atreven a cometer semejantes cosas contra
los que moran en la misma Corte romana.
10. La de los que matan, cortan miembro, hieren, maltratan, prenden,
encarcelan, detienen o, como enemigos, persiguen a los cardenales de la Sancta
Iglesia de Roma, i a los patriarcas, arçobispos, obispos o nuncios de la Sede
Apostólica o los echan de sus diócesis, tierras i señoríos; i la de los que mandan estas
cosas o las ratifican o dan para ello su ayuda, consejo o favor.
11. La de los que matan, cortan miembro, hieren, detienen, prenden, roban a
los romeros i peregrinos que van por causa de devoción a Roma o moran en ella o
se parten della, i la de los que para estas cosas les dan ayuda, consejo o favor.
12. La de los que a las personas ecclesiásticas o seglares qualesquiera que
acuden a la Corte romana a sus negocios i en ella los persiguen o procuran, i a los
hazedores de negocios, abogados, procuradores i agentes i a los auditores o iuezes
diputados para los negocios por sí o por otras matan o en qualquiera manera hieren
o despojan de bienes por ocasión de las dichas causas o negocios; i la de los que por
sí o por otros directa o indirectamente se atreven a com[et]er, executar o procurar
estos delictos o dar para ellos su consejo, ayuda o favor, de qualquiera preeminencia
o dignidad que sea.
13. La de los ecclesiásticos i seglares de qualquiera dignidad que, so color de
cierta frívola apelación con que apelan de los agravios i execución de las Letras
apostólicas de gracia o de justicia o de las citaciones, inhibiciones, secrestos,
moniciones, processos executoriales i de otros decretos que han procedido de la Sede
Apostólica i de sus legados, nuncios, presidentes, auditores de la Cámara Apostólica,
comissarios i otros juezes delegados apostólicos o que por tiempo procedieren o de
otra manera, acuden a las cortes i potestades seglares i hazen que en ellas (aunque sea
a instancia del procurador o abogado fiscal) se admitan estas apelaciones i que se
tomen i retengan las Letras, inhibiciones, secrestos, moniciones i demás cosas dichas.
I la de los que simplemente o sin su beneplácito o consentimiento o examen impiden
o prohiben que no se executen las cosas dichas o que los escrivanos o notarios no
hagan en la execución de las dichas Letras o processos sus autos i instrumentos; que
no den a la parte a quien importan los que están hechos i deven dar; o prenden,
maltratan, hieren, encarcelan, detienen, destierran de los reinos i ciudades, despojan,
amedrentan, apremian, amenazan por sí o por otros pública o ocultamente a las partes
o a sus agentes, o a los notarios executores o subexecutores de las Letras, moniciones
i las demás cosas dichas. I la de los que presumen prohibir directa o indirectamente, o
establecer o mandar o qualesquiera persona en general o en especial que no vayan a
la Corte romana a seguir sus negocios ni a impetrar Letras o gracias o que no usen de
las impetradas. I la de los que presumen retener en sí o en los escrivanos o notarios o
en otra qualquier manera las dichas Letras o gracias.
458 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
14. La de los que por otros, por sí o por su propria autoridad i de hecho avocan
a sí, so color de qualquier exempción, gracias o Letras apostólicas, las causas
beneficiales i decimales i las otras espirituales o a ellas anexas de los auditores i
comissarios apostólicos i de los otros juezes ecclesiásticos, [e] impiden su curso i
audiencia i a las personas i comunidades que las quieren seguir i conocer dellas
como juezes. I la de los que compelen a las partes que revoquen i hagan revocar las
citaciones o inhibiciones o otras Letras, o que consientan que sean absueltos de las
censuras i penas que incurren aquellos contra quien se dieron las dichas
inhibiciones, o impiden en qualquiera manera la execución de las dichas Letras
apostólicas o processos o decretos, o dan para esso su favor, consejo o
consentimiento, aunque sea so color de prohibir la violencia o de otras pretensiones
o (como ellos dizen) para suplicar a Su Santidad i informarlo, si con effecto
legítimamente no prosiguen delante de la Sede Apostólica la dicha suplicación,
aunque los que cometen estas cosas sean officiales de qualquier chancillería o
parlamento o consejo de qualquier príncipe, emperador [o] rei, aunque sean
arçobispos, obispos, abades, comendadores o vicarios.
15. La de los que, por pretender que esto pertenece a su officio de officio o a
instancia de parte o de otras qualesquiera, traen ante sí a su tribunal, fuera de lo que
permite el Derecho Canónico, a las personas o comunidades ecclesiásticas, o las
hazen o procuran traer directa o indirectamente con qualquier color; i la de los que
por qualquiera causa i con qualquier color, aunque sea de qualquier costumbre o
privilegio, ordenaren, hizieren i publicaren estatutos, ordenaciones, constituciones,
pragmáticas o otros qualesquiera decretos en general o en especial, o usaren de los
ya hechos i ordenados, con que la libertad ecclesiástica se quita o en algo recibe daño
o se desautoriza o de otra qualquiera manera se estrecha, o directa o indirectamente,
tácita o expressamente, en qualquiera manera se prejudica a los derechos del
Pontífice Romano i de la Sede Apostólica i de qualesquiera iglesias.
16. La de los que de qualquiera manera impiden que los arçobispos i demás
prelados i qualesquiera otros juezes ordinarios ecclesiásticos no usen de su
jurisdición ecclesiástica contra qualesquiera, según los cánones i sagradas
constituciones ecclesiásticas i decretos de los concilios generales, especialmente del
Tridentino; i los que, huyendo, [para] que no tengan effecto las sentencias i decretos
de los ordinarios i de sus delegados, el juizio del fuero ecclesiástico, acuden a las
chancillerías i cortes seglares i procuran que en ellas se den decretos, executen
inhibiciones i mandatos, aunque sean personales, contra los dichos juezes ordinarios
i delegados; i la de los que decretan i executan las dichas cosas o para ellas dan su
ayuda, consejo, patrocinio i favor.
17. La de los que indevidamente usurpan las jurisdiciones o fructos o rentas
o aprovechamientos, que pertenecen a la Sede Apostólica o qualesquier personas
ecclesiásticas por razón de las iglesias, monasterios i otros beneficios ecclesiásticos
o, sin expressa licencia del Pontífice Romano o de los que tienen legítima facultad
para ello, secrestan las cosas dichas, aunque sea por qualquiera ocasión o causa.
18. La de los que ponen contribuciones, encabeçamientos o otras cargas a los
clérigos, prelados i otras personas ecclesiásticas, o a sus bienes i fructos, rentas i
aprovechamientos, o de las iglesias, monasterios i de otros beneficios ecclesiásticos, sin
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 459
especial i expressa licencia del Sumo Pontífice, o por esquisitos modos los compelen
pagar o los assí impuestos reciben de los que los quieren dar i conceder, aunque sea de
su propria voluntad; i la de los que no temen por sí o por otros, directa o indirectamente,
hazer las cosas dichas o executarlas o procurarlas o dar para ellas su ayuda, consejo o
favor, de qualquier preeminencia, orden o dignidad que sean, aunque sean emperador,
rei o otro qualquier príncipe o potentado, o qualquiera governador o official de
qualquiera nombre que se llame, de qualquiera reino, provincia, ciudad o tierra.
19. La de qualesquiera magistrados iuezes, notarios, escrivanos, executores,
subexecutores que en qualquera manera se entremeten en las causas capitales o
criminales de las personas ecclesiásticas, haziendo processos, dando pregones,
pronunciando o executando sentencia contra ellos o prendiéndoles sin especial,
específica i expressa licencia de la Sede Apostólica, aunque los que éstos cometen sean
consejeros, senadores, presidentes, chancilleres o de qualquier officio que tengan.
20. La de los que por sí o por otros, directa o indirectamente, debaxo de
qualquier título, presumen acometer en todo o en parte, destruir, ocupar o detener a
la ciudad de Roma i demás tierras mediata o inmediatamente pertenecientes al
dominio del Pontífice Romano o a sus derechos, o de hecho usurpar o perturbar,
retener i molestar por varias maneras la suprema jurisdición que en ellos pertenece
al Romano Pontífice i a la Iglesia romana; i la de sus allegados, fautores i deffensores
o que les dan en qualquiera manera ayuda, consejo i favor.
Casos cuya absolución está reservada al Sumo Pontífice por Derecho común
o constituciones particulares, fuera de la Bula de la Cena del Señor
[21] La absolución del que pone manos violentas en un clérigo o religiosos [al
margen: c. si quis. 17. q. 4].
[22] La de los que dan auctoridad o mandan que otros la pongan [al margen:
c. Mulieres de sen. exco.].
[23] La de los que consienten i dan su favor para ello, i los que retifican lo
hecho en su nombre [al margen: c. Cum quis eod. tit. in. 6].
[24] I adviértese que, para que se incurra [en] esta excomunión reservada a Su
Santidad, se requiere que la herida o mal tratamiento de manos sea inorme porque,
si es pequeña o ligera, está reservada solamente a los obispos [al margen: c. Pervenit
de sen. exco.]
[25] La del descomulgado por el delegado del Papa, passadp el año que dura
su jurisdición después que uviere dado la sentencia diffinitiva [al margen: c. Quaeresti
de offic. delega. c. sane. et 2. eod. tit. c. studu. isti de offic. legati.]
[26] La del que fuere descomulgado por el obispo, porque tiene Letras falsas
del Sumo Pontífice i no las rompe o resigna dentro de veinte días que supiere que
las tiene [al margen: c. Dura. de cri. falsi.]
[27] La que incurren ipso facto los clérigos que a sabiendas i de su propria
voluntad comunican con los descomulgados nominatim por el Sumo Pontífice,
estando denunciados por tales, admitiéndolos a los divinos officios [al margen: c.
Significa. de sent. exco.].
460 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
creyendo que con esta ocasión acudirá más gente a ellas, de que resultan muchos
peccados i offensas a nuestro Señor, que desseándolos (como estamos obligados)
remediar, S.S.A., mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] a los dichos
mesoneros i dueños de las tales casas de posadas que en ninguna manera tengan
las dichas mugeres expuestas para tan mal fin, so pena de excomunión mayor latae
sententiae; i en la mesma pena incurran los que, queriéndose las dichas mugeres salir
de su casa i apartarse deste peccado, por fuerça o con promessas i esperança de
algún premio las detienen para el dicho effecto. I exhortamos i mandamos a los
dichos confessores seculares i regulares que en las confessiones afeen i reprehendan
mucho este peccado, dexando de absolver o suspendiendo la absolución a los que
incurren en él, advirtiéndoles las censuras [en] que por ello han incurrido; i a
nuestro visitadores que en las visitas que hizieren se informen mui en particular
desto i den aviso dello a nuestro Provisor para que se castigue con mucho rigor,
invocando para ello (si necessario fuere) el auxilio de la justicia seglar, a quien por
la sangre de Iesu Christo pedimos nos ayuden a extirpar, punir i castigar un peccado
tan grande como éste, acordándose del premio eterno que Dios les dará si lo
hizieren i, por el contrario, la quenta tan estrecha que les pedirá si fueren
negligentes en ello.
CAP. XII. La de los amos que tienen negras i las consienten que estén
amancebadas o vivan mal por grangería
También somos informados que algunos, con poco temor de Dios, tienen en
sus casas negras o esclavas i, con codicia de que sean esclavos los niños que parieren,
las consienten salir de noche de casa i que estén amancebadas, con gran escándalo
de la república i offensa de nuestro Señor. Para remedio de lo qual, S.S.A.,
mandamos [al margen: Cardenal don Fernando Niño], so pena de excomunión mayor
latae sententiae, a los susodichos no consientan esto ni tengan las dichas esclavas
para tan feo i abominable trato i grangería. I mandamos i encargamos a todos los
curas, confessores i visitadores hagan lo que en el capítulo precedente se les ordena
i manda.
CAP. XIII. Que los edictos generales se publiquen dos vezes en el año
[1] Mandamos [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] que los edictos
generales contra los que no confiessan i comulgan (como dicho es) i los que están
en peccados públicos se den i publiquen dos vezes en el año, la una el primero
domingo de Quaresma i la otra el primer domingo de octubre. I los dichos edictos
se darán en la forma siguiente:
EDICTO GENERAL
[2] El licenciado don Felipe de Haro, canónigo de la sancta Iglesia de Sevilla,
Provisor general en ella i su arçobispado por el ilustríssimo señor don Fernando
Niño de Guevara, por la divina miseración Presbítero Cardenal de la Sancta Iglesia
de Roma del título de San Martín in Montibus, arçobispo de Sevilla, del Consejo de
Estado de Su Magestad, &c. A vos, los venerables vicarios, beneficiados, curas,
clérigos i capellanes desta ciudad de Sevilla i de todo este arçobispado i vicaría de
Lepe, salud en nuestro señor Iesu Christo. Por quanto, según Derecho i
mandamiento de la sancta Madre Iglesia, todo fiel christiano, assí hombre como
466 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
muger, después que llega a los años de discreción es obligado a lo menos una vez en
el año de se confessar de todos sus peccados a su proprio cura i recebir el sanctíssimo
sacramento de la Comunión la Pasqua de Resurrección, o ocho días antes o ocho
después, i los que assí no lo hazen no deven ser recebidos a la comunión i
participación de los fieles christianos ni a los otros sacramentos ecclesiásticos i,
muriendo, deven carecer de ecclesiástica sepultura.
[3] I porque soi informado que, no obstante las censuras promulgadas contra
los fieles súbditos deste arçobispado que no se confiessan i comulgan en cada año
en los tiempos sobredichos i están en peccados públicos, ai muchos que, con poco
temor de Dios i gran peligro de sus ánimas, se dexan estar gran tiempo
descomulgados, assí por no se confessar i comulgar (según dicho es) como por otras
causas.
[4] I otros que, olvidando el temor de Dios i fe i confiança que deven tener de
la providencia divina, en menosprecio del mandamiento i doctrina de nuestro
maestro i redemptor Iesu Christo, que dixo “Amarás a tu señor Dios de todo tu
coraçón i voluntad”, usan de adivinanças i hechizerías, sortilegios i encantamentos,
i van o embían a tomar consejo con los que hazen los tales maleficios, que son
siervos del demonio, a el qual (por los pecados de las gentes) permite Dios muchas
vezes que cumpla las cosas que las tales personas dessean saber i procuran aver,
dándole poderío en toda tribu i lengua i gente, i como quiera que las tales personas,
[aunque] por razón de lo susodicho incurren en grandes penas i censuras, no dexan
de usar deste tan gran peccado.
[5] I otros que, olvidando la restitución que han de hazer de lo mal llevado i
adquirido, para que Dios le perdone el peccado, acostumbran dar i tomar a logro
pública i secretamente, trayéndolo por público officio, lo qual es especie de heregía
i prohibido en nuestra religión cristiana.
[6] I otros que con poco temor de Dios nuestro señor tienen tableros públicos
de juegos i, por costumbre, de blasfemar de su sancto nombre i de su bendita madre
i de sus gloriosos sanctos.
[7] I otros que, siendo prohibido por los sacros cánones i constitución deste
arçobispado que los matrimonios no se hagan clandestinamente i a los tales
matrimonios no sea presente ningún sacerdote ni otra persona alguna, van contra la
dicha prohibición; i otros que, postpuesto el temor de Dios i peligro de sus ánimas,
a sabiendas se casan en grados prohibidos en Derecho, sin dispensación.
[8] I otros que, siendo casados legítimamente i durante el primer matrimonio
i siendo vivo el primer marido o la primera muger, se casan segunda vez,
pervirtiendo la orden deste sancto sacramento; i otros que hazen vida con sus
mancebas, diziendo que son casados, no siendo verdad.
[9] I otros que, siendo desposados por palabras de presente, hazen vida en
uno i consuman matrimonio por cópula carnal, sin recebir las bendiciones nupciales;
i otros que, aviendo concertado de contraer matrimonio por palabras de presente,
antes que lo contrayan llevan a las con quien están concertados de casar a sus casas
i hazen vida maridable con ellas.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 467
[22] I si por ventura (lo que Dios no quiera) los dichos vuestros parroquianos
estuvieren en su dureza i pertinacia i, dentro de los dichos términos, no se apartaren
de los tales delictos i peccados públicos, les apercibimos que procederemos contra
ellos con todo rigor. I mando a todas i qualesquier personas que saben o tienen
noticia i han oído quién son las tales personas que han cometido i cometen los tales
delictos i peccados públicos de suso referidos que, so pena de excomunión mayor,
lo vengan a dezir i manifestar dentro del dicho término, en esta ciudad de Sevilla
ante mí i en las demás ciudades, villas i lugares ante los vicarios i, donde no los
uviere, al cura más antiguo; i los dichos vicarios i curas recibiréis por escrito las
declaraciones de las tales personas que vinieren a manifestar i declarar que saben o
han visto o oído quién son los que cometen los dichos vicios i peccados públicos i
hazen las tales cosas prohibidas, i sobre ello les hagáis las preguntas i repreguntas
al caso pertenecientes, para que declaren la verdad i den razón sufficiente de lo que
dixeren, i las dichas declaraciones con la más información que sobre ello hiziéredes,
secretamente cerrado i sellado, lo embiad ante mí para que lo vea i provea lo que
convenga; i en las personas que supieren o uvieren visto o oído quién son las
personas que hazen i cometen los dichos peccados públicos i no lo denunciaren i
declararen en el dicho término, pongo i promulgo la dicha sentencia de
excomunión mayor.
[23] I por que lo susodicho aya effecto i los peccados sean castigados mando,
en virtud de sancta obediencia i so pena de excomunión i suspensión, a vos, los
dichos curas i beneficiados i clérigos, que desde el domingo de Septuagésima
comencéis a hazer empadronar i empadronéis todas las personas, hombres i
mugeres, de las dichas vuestras parroquias, collaciones i lugares con mucha
diligencia e inquiráis las personas que estuvieren en los dichos peccados públicos, i
los pongáis en relación en el dicho padrón cada género por sí, nombrando por sus
nombres las personas i en el peccado en que están; assí mismo los que son
testamentarios de difunctos i no cumplen lo que son obligados; i la memoria de los
que están en los dichos peccados la embíen ante mí, i por amor ni temor, parentesco,
amistad, dádiva ni promessa, ni por otra razón alguna dexéis de hazer los dichos
padrones fielmente, sin dexar dissimulado alguno.
[24] I [en] quanto a las confessiones, os mando, so la dicha pena, que no ayáis
a ninguno por confessado si no lo mostrare firmado por cédula de confessor
conocido i que se conozca la firma, con que los tales confessores tengan licencia de
confessar, firmada de Su Señoría ilustríssima o de mí en su nombre, i no de otra
manera i, si fuere fraile, venga señalado de la firma del prior o guardián del tal
monasterio o de persona religiosa diputada para esto, la qual i su firma sea conocida
por los curas. Los quales dichos padrones de los que no han confessado vos mando
traigáis o embiéis ante mí en el término contenido en la Constitución synodal, que
dispone la orden que se a de guardar contra los que no se confiessan i comulgan, i
a lo que cerca dello os está mandado.
[25] I, passados los términos en esta carta contenidos, denunciéis i hagáis
denunciar públicamente, nombrando por sus nombres todas las personas que por
los padrones halláredes por confessar i comulgar en vuestra parroquia, collaciones i
lugares i, denunciados, los embiéis ante mí en los términos i so las penas contenidas
470 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
en la dicha Constitución i nuestro mandamiento para que, visto, se haga lo que sea
justo. en las quales dichas penas desde aora para entonces os e por condenados lo
contrario haziendo, i os apercibo que os castigaré según que vuestra negligencia
mereciere. En testimonio de lo qual di la presente, firmada de mi nombre i del
notario infra escripto. Dada en Sevilla.
[2] Iten, cerca deste caso ordenamos i mandamos [al margen: Cardenal don
Diego Hurtado] que, quando alguno fuere absuelto con reincidencia, escriva en la
dicha tabla hasta qué día es la tal reincidencia, i assí mismo lo notifiquen al pueblo
por que puedan libremente participar con el tal absuelto durante la reincidencia i, si
bolviese a reincidir, que lo buelvan a denunciar como de primero, hasta que del todo
aya el dicho beneficio de la absolución.
CAP. III. Que los curas puedan absolver a los descomulgados que les constare
aver satisfecho
Porque algunos excomulgados, aviendo pagado i satisfecho a las partes, por
no venir a las absoluciones se quedan por absolver en gran peligro de sus ánimas,
permitimos i damos licencia [al margen: Cardenal don Rodrigo de Castro] a sus curas
que los puedan absolver aún en quanto al fuero exterior, constándoles ante todas
cosas por escripturas o testigos estar satisfecha la parte, como dicho es, i haziendo la
absolución de los que fueren excomulgados secretos ante un escrivano o notario o
dos testigos.
CAP. IIII. Que contra los que se dexan estar descomulgados se proceda en la
forma aquí contenida
De grave castigo son dignos los que se dexan estar mucho tiempo a sabiendas
en sentencia de excomunión, excluidos de la participación de los sacramentos i
comunión de los fieles, i assí por leyes destos Reinos [al margen: Cap. 1 & 2, tit. 5, lib.
8, Nov. Recopi.] está justamente ordenado que qualquiera lego, que estuviere
declarado i denunciado i publicado por excomulgado por espacio de treinta días i no
aviendo apelado o, si uviere apelado, no aviendo seguido la apelación, pague en
pena seiscientos maravedís; i, si estuviere endurecido en la dicha excomunión seis
meses cumplidos, pague en pena seis mil maravedís i, passados los dichos seis
meses, si persistiere en la dicha sentencia de excomunión, pague cien maravedís por
cada día i sea desterrado del lugar donde viviere i, si en él bolviere a entrar, pierda la
mitad de sus bienes. I porque desseamos reduzir a los tales a buen estado i camino
de salvación, estatuimos [al margen: Don Diego Deça. Cardenal don Rodrigo de Castro]
que en los legos se guarde i execute la dicha pena, aplicada la tercia parte para el
denunciador i las otras dos para gastos de justicia i obras pías, i los clérigos la paguen
doblada, demás que assí contra los clérigos como contra los legos, que con ánimo
endurecido, metidos en el lazo de las censuras, ensordecieren en ellas por un año, se
pueda proceder como contra sospechosos de heregía, conforme a Derecho i a lo
decretado por el sancto Concilio Tridentino.
CAP.V. Que las excomuniones no liguen hasta que las cartas se notifiquen a las
partes contra quien van
Todas las cartas de excomunión, suspensión o monición que dieren nuestros
juezes ecclesiásticos [al margen: Cardenal don Fernando Niño] no liguen hasta que se
publiquen i lean a la parte contra quien van i sean avidas las tales cartas por
condicionales, conviene a saber, si se notificaren para que desde entonces liguen i no
desde el tiempo que las diere el juez. I assí mismo mandamos que ninguno sea
publicado ni denunciado por descomulgado ni puesto en la tablilla por tal sin que
primero se aya notificado la denunciatoria i vaya la notificación puesta i assentada a
472 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
la buelta, como es de costumbre, i publicar las indulgencias que ganan los que lo
acompañan; permítese assí mismo el sacramento del matrimonio, pero no las
solemnes bendiciones nupciales sino [en] las fiestas del Corpus Christi i de la
Assumpción de Nuestra Señora: iten, no se permite en tiempo de entredicho el
sacramento de la Orden ni el de la extremaunción a los enfermos clérigos ni legos,
ni se da ecclesiástica sepultura sino a los clérigos no casados que guardaron el
entredicho.
[3] Permítese en el dicho tiempo de entredicho rezar públicamente quando se
tañe el Ave María, i predicar la palabra de Dios i tocar las campanas para lo
susodicho i para otras cosas que no son officios divinos. Los que tuvieren bula o otro
privilegio para ello (no aviendo sido causa del entredicho, puesto por su causa, dolo
o fraude) pueden oír los divinos officios, administrándoles los ecclesiásticos
sacramentos i dárseles ecclesiástica sepultura. Otrosí, porque en tiempo de
entredicho podrá aver en nuestro arçobispado falta de ministros clérigos que ayuden
a missa i a los divinos officios, permitimos i concedemos a las personas que
estuvieren diputadas para el servicio del altar i ayudar a los divinos officios que lo
puedan hazer en el dicho tiempo de entredicho, aunque no sean clérigos de corona
ni otros órdenes ni tengan otro privilegio.
CAP. VIII. Que todo lo susodicho se guarde en tiempo de cessación a divinis
Todo lo que en el capítulo precedente se ha dicho que se ha de guardar en
tiempo de entredicho, se ha de guardar también en tiempo de cessación a divinis,
aunque para ponerse no aya precedido entredicho como de ordinario precede. Otras
cosas fuera de las aquí contenidas se han también, conforme a Derecho, de guardar,
que por aver en ellas algunas opiniones provables encontradas no se ponen aquí,
dexándolas para que, quando ocurriere el caso, nuestro juez determine lo que se
deva hazer, i a quien les tocare lo consulten con personas graves i doctas.
[Apéndice A]
Instrucción de visitadores
orden i si en ellos se guarda lo que (en) las dichas Constituciones disponen. I dirán
[al margen: Cardenal don Fernando Niño] los responsos por las ánimas del Purgatorio
i guardarán en todo las demás ceremonias que manda el Ceremonial Romano.
7.Verán assí mismo si los altares están compuestos con la limpieza i decencia
que conviene i si las aras están sanas o quebradas, de manera que pueda caber en
ellas la hostia i el cáliz, i si las palabras i corporales están limpios i los lavan cada
quinze días i los purificadores de ocho a ocho días, si se mudan los manteles de los
altares a lo menos cada mes, i mandarán al sacristán que tenga quenta quando algún
clérigo manchare los corporales, para que se compren otros a su costa. I en todo lo
demás tocante al culto divino mirarán si ai algunos deffectos para que se corrijan i
castiguen los culpados.
8. Visiten la sacristía, ornamentos, plata i las demás cosas de la iglesia,
mirándolo por el inventario, i si todo está limpio i bien tratado i si tiene cuidado de
tenerse siempre assí; i lo que faltare del dicho inventario lo harán pagar a las
personas a cuyo cargo estava, [a] los quales assí mismo reprehendan i castiguen las
faltas que en la limpieza i asseo de todo ello ayan hecho.
9. Visitarán el cuerpo de la iglesia, capillas i retablos i, hallando algunas
imágines mui antiguas i deformes, provean lo que más convenga, quitándolas de allí
lo más secreto i con menos escándalo que ser pueda i dando aviso al Provisor para
que se pongan otras convenientes.
10. Si no hallaren hecho inventario de la plata, ornamentos i las demás cosas
i bienes muebles de la iglesia o el que hallaren fuere antiguo, lo hagan nuevo,
poniendo en él mui específicamente todas las dichas cosas i bienes muebles, cada
uno por sí aparte con señas mui particulares i en qué estado están, si son nuevas o
viejas, el qual dicho inventario firmarán el visitador i [el] notario i se porná en el
archivo con las otras escripturas de la iglesia, i en el libro de la visita dé fe el notario
cómo se hizo; i, quando se hiziere el dicho inventario o se renovare el antiguo,
provean se hallen presentes los clérigos de la iglesia i los legos que tuvieren noticia
de las cosas della, para que no se pueda encubrir.
11. Han los visitadores de procurar la libertad de su officio, para que los
seglares no digan que por particular respecto dexan de corregir [a] los clérigos i, por
tanto, mandamos que no se acompañen de los clérigos que uvieren visitado, si no
fuere yendo i viniendo a la iglesia, ni posen en casa de clérigos algunos ni de sus
deudos, criados ni allegados i de mayordomos de las fábricas de las iglesias, ni
coman a su costa ni de las dichas fábricas, ni permitan que sus notarios de visita o
sus criados lo hagan, sino que requieran a las justicias i regidores les señalen possada
conveniente i, siendo en esto rebeldes, procederán contra ellos, so pena que en la
residencia que se les tomare serán castigados con mucho rigor.
12. No lleven ellos ni sus notarios más derechos de los que están señalados
por el aranzel i Constituciones de nuestro arçobispado, i en el libro de la visita al fin
della assienten lo que llevaren de cada iglesia, poniendo los derechos suyos i del
notario i quántos días se detuvieron i lo que quentan por cada día, i al pie lo firme el
visitador i el notario, so pena de bolver con el doblo lo que más llevaren para la cera
del Sanctíssimo Sacramento, fábrica i denunciador por iguales partes.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 477
13. No reciban oro, ni plata ni otra cosa alguna, aunque sea de comer i bever,
de los clérigos ni [de] personas que uvieren de ser visitadas, ni de sus deudos,
criados ni allegados, so pena de tornarlo con el doblo, aplicados en la forma del
capítulo precedente, i que en la residencia les mandaremos castigar con mucho rigor
[al margen: Cardenal don Fernando Niño].
14. No visiten en un día más de una iglesia parroquial i, si más visitaren, no
puedan llevar ni lleven más de una procuración; i en cada lugar se detengan lo
necessario, ni más ni menos.
15. Hagan la visita ante los notarios que para ello por nos fueren nombrados,
i no ante otros, los quales juren al tiempo que fueren recibidos que usarán bien su
officio i guardarán secreto de las cosas de la visita i, especialmente, [de] las
informaciones sobre delictos, por lo menos hasta que se deduzgan en juizio o por el
tiempo que el visitador se lo encargare; el qual dicho juramento hagan los dichos
notarios ante nuestro Provisor i quede assentado i firmado. I los dichos visitadores
no puedan llevar ni lleven parte de los derechos a los dichos notarios, porque
castigaremos este excesso con mucho rigor.
16. Cada uno de los dichos visitadores a de tener un libro de memoria aparte
para las resultas i cosas de que nos a de avisar; éste a de guardar[lo] con mucho
recato i sin fiarlo de nadie, en él trairá las cosas substanciales de su visita: el día, mes
i año que entrare en el lugar i quándo comiença la visita de cada iglesia i quándo la
acaba, los días que se detuvo i los derechos que llevó él i su notario.
17. Iten, assentará la disposición del pueblo, los vezinos de cada lugar o
parroquia i de qué calidad son, la disposición i arquitectura de la iglesia, si es de tapia
de tierra o de cantería i las naves, capillas i retablos que tiene i otras particularidades
de que le pareciere devemos ser avisados.
18. Iten, assentará en el dicho libro los beneficios pontificales, prestameras,
préstamos, capellanías, memorias i patronazgos que ai en cada iglesia, quánto vale
cada uno en común estimación, quién los possee i con qué título, si ai algunos con
obligación de residencia personal, especialmente capellanías, si residen los que son
obligados, quánto tiempo han faltado, si les han secrestado los fructos por las
ausencias, los que pueden servir por otros beneficios i capellanías, quién sirve por
ellos, quánto tiempo a faltado el servicio, si los beneficiados, servidores i capellanes
en el celebrar de los divinos officios i assistir a ellos guardan nuestras Constituciones
i los que suelen hazer falta; las dichas capellanías si son colativas i las que son de
patronazgo de legos i quién son los patronos i, si están bien dotadas, quién las dotó
i con qué cargo, i si se cumple la voluntad de los fundadores i cómo se ha proveído
de remedio adonde avía falta.
I porque no es justo que los visitadores visiten las dichas capellanías de valde,
como tampoco lo será que lo hagan a costa de las fábricas, mandamos [al margen:
Cardenal don Fernando Niño] que por cada una de las capellanías que visitaren lleven
dos reales de derechos i el notario quatrocientos maravedís cada día de los que en
esto se detuvieren, los quales cobren pro rata de las capellanías que se visitaren, todo
lo qual sea a quenta del superávit en las capellanías que lo uviere i, quando no lo
uviere, se baxe del número de las missas.
478 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
19. Iten, assentarán las rentas que tienen las fábricas de todas las iglesias,
hospitales, hermitas i lugares píos que visitaren i en qué consisten i quánto valen a
justa i común estimación, qué alcance se hizo contra cada uno de los mayordomos;
assienten las mandas i legados i donaciones que se uvieren hecho a las iglesias, los
encargos de las fábricas, las obras que tuvieren començadas, la qualidad dellas, si se
prosiguen o no, [y], dexándose de proseguir, si es por falta de los mayordomos o por
no tener hazienda la iglesia o por falta de los maestros a cuyo cargo está, trayéndonos
particular relación de los que en esto hazen falta. Assienten los empréstidos que se
hizieren unas iglesias a otras i con qué autoridad i la razón que uvo para ello.
20. Iten, assentarán en el dicho libro los monasterios, haspitales i cofradías
que uviere en cada parroquia, i las hermitas i otros lugares píos, qué número de
religiosos i qué renta tienen los dichos monasterios, si los dichos religiosos viven
bien i exemplarmente conforme a su estado regular, i lo mismo las religiosas; la
hospitalidad que se haze en los hospitales; los demás lugares píos, cómo se gastan
sus rentas, si se cumplen las voluntades i disposiciones de los que los fundaron i
encargos que en ellos dexaron; si ai beaterios de beatas, las beatas que tienen, si ante
quién i cómo han professado, qué regla i manera de vivir tienen, si guardan clausura,
si viven de limosna.
21. Trairán assí mismo por memoria en el dicho libro los clérigos que ai en
cada lugar i parroquia, el nombre i edad de cada uno, por quién fue ordenado, qué
renta possee, la calidad de su persona, si es graduado i en qué facultad, qué
suficiencia tiene, sus costumbres i fama según relación que hallare, si es continente,
si da buen exemplo, si a avido contra él acusaciones o denunciaciones con la calidad
del delicto i si a reincidido; otrosí, particularmente assentar los curas de cada iglesia
i que administran los sacramentos, con qué licencia los administran, si satisfazen a
las obligaciones de su officio i guardan nuestras Constituciones, i en todo lo
susodicho i en las demás cosas en que uviere necessidad de remedio provean los
dichos visitadores como más convenga. I últimamente assienten en el dicho libro lo
que assí proveyeren i los mandatos que dexaren en cada iglesia i lugar pío i todas las
demás cosas de que les parezca devemos ser avisados.
22. Iten, los dichos visitadores juntarán los clérigos de cada lugar o parroquia i
a solas (sin admitir a nadie) les harán una plática de la obligación que tienen particular
de vivir bien i honestamente i dar buen exemplo al pueblo, reprehendiéndolos en
común i, si algo resultare en particular, con la prudencia i zelo que deven.
23. Iten, han de inquerir con diligencia la sufficiencia de los clérigos de cada
lugar i en particular si celebran missa i guardan las ceremonias según el Missal
Romano nuevo; i a los que estuvieren faltos en ella los corrijan, señalándoles tiempo
dentro del qual se instruyan, usando para esto de los remedios convenientes i,
quando hallaren en alguno notable falta, nos avisen dello, suspendiéndole, si fuere
necessario, hasta que parezca ante nos.
24. Visitarán assí mismo los títulos de órdenes i las licencias que tuvieren los
clérigos para dezir missa, confessar i administrar sacramentos i, no embargante que
para obtener las dichas licencias ayan sido examinados i aprovados, si entendiendo
que no son sufficientes o que ha hecho después alguna cosa por donde convenga se
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 479
37. El escusar escriptura larga en los dichos libros de visita queda a la buena
orden que los visitadores tendrán en ello, porque no se pueden dar instruciones para
todo, pero en particular se observe la orden que se sigue.
38. Las cabeças i principios de visita, las sentencias i condenaciones i alcance
dellas, [que] tienen palabras multiplicadas i superfluas, podránse abreviar desta
manera: Cabeça de visita: “En el lugar de tal, a tantos de tal mes i de tal año. Fulano,
visitador por N., visitó la iglesia de tal invocación por ante mí, N., notario de la visita,
en la forma siguiente: Visitó el sanctíssimo Sacramento de la Eucharistía, pila
bautismal, sanctos óleos i los altares, aras [y] retablos de la dicha iglesia, i hallólo todo
con la decencia, limpieza i custodia necessaria. Otrosí, visitó los libros de baptizados,
confirmados, casados, difunctos, &c.”. I esta orden guardará en todo lo demás i,
quando uviere falta, dezir que se pondrá remedio en la prosecución de la visita en tal
i tal cosa que se ha hallado con tal descuido, i lo que fuere se castigará i remediará.
39. En las partidas de las quentas, assí de cargo como de descargo, se ponen
muchas palabras impertinentes, [y] pues en la cabeça de la quenta se dize a quién se
toma, no se ha de poner en cada partida “Iten, se descarga al dicho fulano,
mayordomo del dicho año,...”, i otras palabras escusadas, sino lo necessario. Hemos
visto plana i media i más en sola una partida de subsidio, aviendo de dezir “de
subsidio o escusado, o de subsidio i escusado, de dos pagas de este año tantos mil
maravedís, por carta de pago de fulano, fecha en tantos”; i la misma forma se tenga
en las demás partidas donde fuera necessaria carta de pago i, donde no, no se diga
más, sino “de tal cosa, tanto”.
40. En el cargar de los censos i rentas menudas se guarda mala orden i se
multiplican muchas partidas i con ellas muchas hojas, pudiéndose escusar, supuesto
que cada iglesia tiene su libro de inventario de hazienda, donde está escrito cada
censo por sí, quién lo paga, sobre qué posessión o casa, en qué parroquia, qué límites
tiene, i donde faltare se ha de hazer según se manda por nuestras Constituciones.
Sumarse ha en el dicho libro la hazienda, lo que montan todos los censos i rentas
juntos, i aquella suma se ha de passar al libro del cargo de la visita diziendo: “Tantas
mil maravedís, que montan tantos censos que la fábrica de tal iglesia tiene en cada
un año; las personas que los pagan, los plazos i sobre qué possessiones están
impuestos se hallarán en libro de la hazienda i inventario de la dicha iglesia”; con
esto se escusan muchas hojas del cargo. Lo mesmo se entienda desta hazienda,
casas i heredades.
41. Todas las partidas del gasto por menudo de una cosa se han de reduzir a
una partida, como “De cera que se gastó por todo el año, tanto; de azeite, tanto”, i
assí de lo demás. Los cargos i descargos de la visita se sumen todos en cada plana
por sí, por que se puedan resumir, si uviere yerro.
42. En los remates de las quentas se guardará esta forma. Puestas todas las
partidas del gasto, se diga:“Por manera que suma todo el gasto tantas mil maravedís,
que sacados del gasto (sic, por cargo) resta deviendo i es alcançado el dicho N en
tantas mil maravedís, en las quales el dicho nuestro visitador le condenó en su
presencia a que dentro de tantos días primeros siguientes las dé i pague a N,
mayordomo” –si uviere otro mayordomo o se nombrare–,“el qual dixo que lo oía i
482 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
consentía i consintió la dicha sentencia i alcance de quentas, las quales juró en forma
ser buenas i ciertas, i las partidas las mesmas que avía gastado i que, si engaño uviera
avido contra la iglesia, lo manifestará. Testigos, N i N, i firmáronlo de sus nombres.
43. En las visitas que se hazen de las capellanías se gastan muchas hojas,
porque en cada vista se ponen todas las dotaciones, quién las dotó, sobre qué están
fundadas con otras impertinencias; es necessario se guarde el orden siguiente: En
cada iglesia a de aver una tabla grande, donde estén escritas todas las missas dotadas
de capellanías i aniversarios, poniendo primero las que tienen missa cada día,
diziendo el cargo que tiene, qué renta, quién es obligado al servicio i dezir de las
missas. Al visitar destas memorias i capellanías, por el juramento del apuntador, o de
la persona que tiene a cargo de mirar cómo se sirven, verán las missas o encargos
que faltan o las que están cumplidas, i dezirse a solamente “La capellanía de N
cumplida” o “faltaron tantas missas” i cómo se provee de lo necessario para que se
digan, i la averiguación de la falta se haga presente la parte o citada para ello, de lo
qual dé fe el notario en la condenación.
44. Otrosí, porque atento [a que con] esta reformación que mandamos hazer
en el modo de escrevir los notarios de visita, los derechos conforme a ella no serían
bastantes a sustentarlos, estatuimos que ganen salario los dichos notarios los días
que actualmente se detuvieren en la visita de las iglesias, en cada un día
quatrocientos maravedís, los quales se les paguen de las fábricas de las iglesias en
que se ocuparen, demás de los derechos de las escripturas.
45. Visiten i vean los dichos visitadores los archivos de las iglesias, i si están
en ellos todas las escripturas de sus bienes; si falta alguna, averigüen en cuyo poder
está i den orden se buelva i ponga en el archivo. Otrosí, hagan se pongan en ellos
las escripturas de todos los beneficios, capellanías i memorias que uviere en las
iglesias, mandando a los posseedores i personas que las tuvieren las traigan, para
que dellas se saquen traslados a costa de sus rentas para el dicho effecto, secrestando
los fructos a los rebeldes.
46. En los libros del inventario de los bienes de las iglesias (según de suso se
dixo, si no está ya hecho assí) proveerán se assienten todas las possessiones,
heredades, casas i tributos de las dichas iglesias i de los beneficios, préstamos,
pontificales, capellanías, memorias i aniversarios dellas, con breve relación de quién
los fundó i con qué cargos i si se cumplen, i si son colativas i quién son los patronos;
i, quando uviere escriptura, se ha de dezir que la ai i ante qué escrivano passó, con
día, mes i año. Assentarse a en él cada cosa por sí, los bienes de la fábrica a una parte,
beneficios a otra parte &c., dexando espacio entre cada partida para mudar el
nombre del posseedor i lo demás que fuere necessario, i al cabo de todas quedará
también espacio para los bienes que se aumentaren, los quales tendrán quenta que
se pongan i añadan en el dicho inventario i, quando uviere el dicho aumento, irán
avisando a nuestro Provisor para que se ponga la razón dello en el archivo general
que emos mandado hazer. Provean que el archivo de cada iglesia esté cerrado con
llaves i que las personas que las han de tener, conforme a los dispuesto en estas
nuestras Constituciones, las tengan i guarden a recaudo. Ha de aver un libro blanco
en cada archivo para que, si se diere alguna escriptura a alguna persona, firme cómo
la llevó i se obligue a bolverla dentro de un breve término.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 483
63. Hagan los visitadores con mucho cuidado los alcances de todas las
missas que faltaren por dezir de cada beneficio, capellanía, patronazgo, &c. i,
acabada la visita de cada iglesia, embíen a nuestro Provisor una memoria firmada
de su nombre de todas las condenaciones de missas que se han hecho en aquella
visita, i el notario la firme también i dé fe que aquellas son las condenaciones que
se han hecho en aquella iglesia i que no uvo más. I permitimos que los visitadores
puedan dexar en la colecturía de cada iglesia las missas que se pudieren dezir en
ella en un mes.
64. Los dichos visitadores no se intrometan ni puedan intrometer, so pena de
excomunión mayor, en remitir, componer i concertar los alcances i condenaciones de
missas algunas que faltaren de dezir, ni comutarlas, ni dar esperas ni licencia para
que los que son obligados a dezirlas las puedan dezir dándoles tiempo i término
para ello, ni para que, diziéndolas en otra parte i lugar que donde son obligados,
cumplan con su obligación.
65. No puedan tomar ni tomen, so pena de excomunión mayor, los dichos
visitadores las limosnas de las missas, so color que las quieren dezir por sí mismos, ni
puedan encargarse en manera alguna ni cobrar dinero alguno dellas, pero permitimos
que puedan tomar la limosna de las que dixeren, estando actualmente visitando una
iglesia, i no llevarlas de un lugar para dezir en otro, ni de una iglesia para otra.
66. Las faltas que hizieren los beneficiados, capellanes o los que tuvieren
aniversarios, o los que por los sobredichos sirven, no se les dé término para que los
tales las cumplan, sino que los visitadores hagan luego depositar los dineros
necessarios para las dichas faltas i, siendo rebeldes, los castiguen según las que
uvieren hecho, aplicando las penas a la lumbre del Sanctíssimo Sacramento o otras
obras pías i haziendo que se deposite la limosna que corresponde a cada missa,
según la renta de la capellanía o beneficio o como más les pareciere convenir.
67. Quando hallaren [que] los patronos, capellanes o otros qualesquier
tenedores de los bienes, que están dotados o en qualquier manera cargados de
obligación de missas, son dissipadores de los dichos bienes i se van cargando de
mucho número dellas, procedan a hazer dello información, citada la parte; i, si vieren
que ai peligro en la tardança haziendo información deste peligro i daño que pueda
venir, procedan a embargar los dichos bienes i embiarán la información al Provisor
i, aviendo embargo, el mismo embargo para que se haga justicia.
68. Suele suceder que los proprietarios de los beneficios o capellanías residen
fuera deste arçobispado, i los arrendatarios i personas que tienen sus poderes para
administrarlas cobran las rentas sin tener cuidado de hazer dezir las missas que
están obligados i vienen a cargarse de mucho número dellas i no se halla de dónde
cobrar. Sucediendo este caso, hagan nuestros visitadores información i procedan a
hazer embargos i secrestos conforme a Derecho, remitiendo las dichas
informaciones a nuestro Provisor, el qual haga justicia; i lo mesmo harán nuestros
visitadores con los capellanes que tienen obligación de residir personalmente en sus
capellanías i no residen, ni dizen las missas i memorias donde son obligados, i
nuestro Provisor hará que los derechos de las dichas informaciones se paguen a los
notarios de visita por las personas que fueren obligados a pagarlos.
486 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
provean que a los niños no se les enseñe a leer sino por libros honestos, e
infórmense del cuidado que dello tienen los vicarios i los curas.
74. Inquieran si se guardan las fiestas i cómo hazen sus officios los alguaziles
que para el dicho effecto están diputados; i provean que en los tales días vaya el
pueblo a oír la missa mayor i no se estén en las plaças i calles parlando i jugando.
75. Examinen a las parteras cómo baptizan i háganles dezir las palabras de la
forma i que las digan en romance; i sepan si guardan las demás cosas que se les
mandan en el título De Baptismo, i si los curas las instruyen como allí se les dize.
76. Infórmense del tiempo que a que no se ha administrado el sacramento de
la Confirmación, qué personas faltan de recebislo [y], quando fuere necessario, nos
avisarán dello para que se remedie.
77. Acerca del sacramento del matrimonio, se informen del orden que tienen
los curas en las moniciones, i en la administración dél proveerán en ello lo que
convenga. Prohibirán que no cohabiten los casados sin aver recebido las bendiciones
nupciales i, aunque no cohabiten, que no estén sin recebirlas más tiempo del que
dispone nuestra constitución del título De Sponsalibus.
78. Iten, en lo que toca al Santíssimo Sacramento de la Eucharistía i
Extremaunción, si se lleva a los enfermos con la decencia que conviene, proveyendo
en donde fuere necessario con mucho cuidado, corrigiendo i castigando las faltas
que uviere avido en administrarlos a sus tiempos.
79. Provean que se siga el missal i rezado nuevo, i que los libros de canto i
ornamentos son conformes a él.
80. Conviene también se informen de cómo sirven los sacristanes la iglesia,
cómo tratan los ornamentos, si es gente viciosa i distraída, si duermen en las iglesias
i cierran las puertas dellas en anocheciendo, i guardan lo demás que se les manda
por nuestras Constituciones.
81. Nombren en cada iglesia el colector para las missas i apuntadores que
nuestras Constituciones disponen.
82. Quiten los estrados de assiento i tarimas que uviere en las iglesias i las
tumbas, no las permitiendo sino a los que tuvieren capillas particulares, los quales
las puedan tener dentro dellas.
83. Dexen mandado a los curas (so las penas que les pareciere) que, quando
algunos clérigos murieren, se dé aviso a nos o a nuestro Provisor, i lo mismo hagan
de los beneficiados i curas que murieren, para que sean luego proveídas las iglesias
de ministros.
84. Vean cómo se han cumplido los mandatos de las visitas passadas,
executando las penas contra los negligentes, i procuren no se multipliquen muchos
mandatos, sólo dexen los necessarios, escusando en ellos todas las razones i palabras
superfluas.
85. I, demás de todo lo susodicho, sepan i inquieran con mucha diligencia i
cuidado todas las cosas que en los capítulos particulares destas Constituciones se les
encargan i mandamos que exerciten.
488 A. HERRERA GARCÍA Y M.A. NÚÑEZ BELTRÁN
86. No saquen los notarios los libros de visita de los lugares donde se hizo,
sino que en el mismo lugar, donde se hiziere la visita i se tomare quenta, se acabe el
libro i se entregue luego al mayordomo.
87. La persona, a quien se entregare el libro de la visita después de fenecida,
dé cédula al visitador o notario de cómo recibe el tal libro i quántas hojas tiene
escritas, obligándose de dar buena quenta dél. Todas estas cédulas se traigan en una
hoja de papel juntas i consecutivas unas después de otras, por que aya más quenta
de los libros.
88. Ultimamente, los dichos visitadores dexarán mandamiento en el libro de
visita para que el domingo primero o fiesta, después de hecha la dicha visita, se lean
públicamente al tiempo de offertorio los mandamientos que dexaren, i se assiente la
lectura de manera que se haga fe.
[Apéndice B]
[11] Iten, si en los dichos entierros en la vigilia i missa cantada uviere de aver
capas o vestuario o capellanes que acompañaren la missa cantada de otro día, llevará
cada uno que tomare la capa o se vistiere a la dicha missa o acompañare cinquenta
i un maravedís. I lo mismo llevará en qualquiera officio de niño donde uviere las
dichas capas o vestuario o acompañamiento.
[12] Iten, si algún niño o esclavo se enterrare en la iglesia do es parroquiano
i se le hiziere el officio entero de difunctos, llevarán los dichos clérigos parroquiales
de sus derechos en el niño dozientos i quatro i en el esclavo dozientos i setenta i
dos maravedís. I el sacristán llevará por sus derechos cinquenta i un maravedís en
el niño i en el del esclavo sesenta i ocho. I, si fuere cruz baxa, llevarán ciento i
treinta i seis maravedís. I el sacristán llevará de sus derechos treinta i quatro
maravedís.
[13] Iten, si se hizieren unos Todos Sanctos, que se entiende una vigilia i missa
cantada, llevarán los dichos clérigos parroquiales dozientos i setenta i dos maravedís.
I el sacristán por officiarla, con su responso, doble e incensario, llevará dos reales. I,
si uviere tumba i cruz tarde i mañana, llevará otros dos reales.
[14] Iten, si se dixere algún aniversario de vigilia i missa cantada de difunctos,
llevarán los dichos clérigos parroquiales de sus derechos dozientos i setenta i dos
maravedís. I el sacristán llevará real i medio.
[15] Iten, si dixeren alguna missa solemne votiva, que se entiende vísperas
tarde i missa cantada a la mañana, llevarán los dichos clérigos parroquiales por
derechos dozientos setenta i dos maravedís, i los dos ministros tarde i mañana cada
uno llevará dos reales. I el sacristán por officiarla i responso i doble i incensario, dos
reales. I el tañedor por tañer a vísperas i missa, dos reales.
[16] Iten, por una missa cantada de qualquier vocación, sin ministro i tañedor,
llevarán los clérigos parroquiales dozientos i quatro maravedís. I los sacristanes
llevarán por officiarla cincuenta i un maravedís.
[17] Iten, por qualquier velación de novios (hecha en hora competente)
llevarán los dichos clérigos parroquiales de sus derechos ocho reales sin las arras i,
si se velaren con oro, llevarán por ellas treze reales, i si con plata ocho reales i si con
menudos, todos. I el sacristán llevará dos reales i medio.
[18] Iten, si encomendaran el cuerpo del difuncto de noche, llevarán los
dichos clérigos parroquiales de sus derechos dozientos i quatro maravedís. I el
sacristán llevará de sus derechos real i medio i, si capellanes fueren, llevará cada uno
treinta i quatro maravedís.
[19] Iten, si en qualquier entierro uviere dobles i pasaren a dezir responsos
(que en esta diócesi llaman posas) en el camino, llevarán los clérigos parroquiales
por cada una quatro reales. I el sacristán llevará por cada una un real. I cada capellán
que acompañare, veinte maravedís.
[20] Iten, si uviere algún treintanario (que llaman cerrado), llevará el clérigo
que en él estuviere ciento i veinte reales, haziendo lo que es obligado. I el sacristán
llevará por los responsos cantados doze reales.
CONSTITUCIONES DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA 491
[21] Por hazer las moniciones para casarse i dar fe dellas, dos reales.
[22] Iten, las missas rezadas votivas o de testamentos, que se dizen por
penitenciaría, podrán llevar de limosna dellas dos reales de cada una.
[23] I, si los que uvieren de enterrarse o casarse fueren pobres, los entierren
de gracia i los compela a ello el Provisor o vicario o cura más antiguo, si no uviere
vicario, en sus lugares. I mandamos que se guarde este aranzel en todo nuestro
arçobispado i que ninguna persona de qualquier estado i calidad que sea se atreva a
llevar más derechos de los contenidos en él, so pena de excomunión mayor i que
nuestros visitadores les hagan bolver lo que llevaren con el doblo para dezir missas
por las ánimas del Purgatorio. I, para que se sepan los derechos que se han de llevar,
mandamos se escriva en una tabla i se ponga en la sacristía de cada una de las
iglesias, en parte donde se pueda leer.
[Apéndice C]
Examinadores synodales.
[Apéndice D]
siete i nueve i diez días del mes de diziembre del año del Señor de mil i seiscientos i quatro
años, estando presentes los diputados del deán i cabildo desta sancta iglesia i los
nombr[ado]s por los abades i priores de las iglesias colegiales con poderes de las dichas
iglesias i las demás personas deste arçobispado que de Derecho i costumbre deven venir i
assistir a las Synodos, cada uno con poder de su vicaría; los quales todos aprovaron i
consintieron (per verbum “Placet”) todas las dichas constituciones, como consta de los
autos synodales a que me refiero, estando presentes por testigos el doctor don Iuan de la Sal,
obispo de Bona, el doctor Iuan de Salinas, visitador de Sevilla, el licenciado Hierónimo de
Mendoça, el licenciado Miguel Aquerreta de Aponte i el licenciado Hierónimo de Herrera,
visitadores deste arçobispado, i otras muchas personas ecclesiásticas i seglares, que se
hallaron presentes a la publicación dellas. I yo, el doctor Francisco Balza, canónigo de la
dicha sancta iglesia de Sevilla i secretario de Su Señoría ilustríssima i nombrado por la
dicha Synodo, fui presente a la celebración de la dicha Synodo i publicación de las dichas
constituciones, en fe de lo qual lo firmé de mi nombre en la dicha ciudad de Sevilla, en treze
días del dicho mes de diziembre del año susodicho de mil i seiscientos i quatro. Doctor
Francisco Balza, secretario.
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