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LAS INTERVENCIONES INSTITUCIONALES CON FAMILIAS EN CONTEXTOS

RURALES

NOMBRE: AMANDA GOMEZ POLO

EJE TEMATICO: Intervención profesional en contextos globales/ locales

RESUMEN

Dentro de los componentes de la política de Primera Infancia del Gobierno


Nacional de Colombia, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar presta
servicios de atención integral a los niños menores de cinco (5) años y madres
gestantes, en entornos familiares y comunitarios de zonas rurales dispersas, en
programas denominados Modalidad Familiar, Familias Rurales con Bienestar,
comunidades rurales y Modalidad Propia e Intercultural. Sin que aún se haya
medido su impacto, se observa a través de las acciones de seguimiento al
desarrollo de los programas, cómo sus mayores logros vienen siendo el
posicionamiento y empoderamiento de las familias como escenario privilegiado de
socialización y educación inicial para la primera infancia y las respuestas locales
organizadas, relacionadas con los requerimientos socioeconómicos de
comunidades altamente vulnerables, en aquellos lugares de difícil acceso,
especialmente por ser zonas rurales dispersas, con dificultades geográficas o de
riesgo de acciones violentas por parte de grupos armados al margen de la ley, que
en el post-conflicto sigue presentando riesgos por incidencia de grupos disidentes
o delincuencia común organizada.

1. CONTEXTUALIZACION DE LAS REALIDADES LOCALES

Colombia es un país diverso en sus regiones, con similitudes y a la vez grandes


diferencias sociales, culturales, políticas y económicas. Un país que
históricamente ha venido transformándose en estos aspectos y así mismo, las
familias se organizan de variadas formas con el fin de garantizar el cumplimiento
de sus funciones, en una dinámica social que les demandan nuevas formas de
relacionarse entre hombres y mujeres, padres, madres e hijos, e incluye a
cuidadores y redes de familia extensa y solidaria.

Los territorios de Colombia se caracterizan por una amplia diversidad geográfica,


cultural, étnica, ambiental y de condiciones socio-económicas, donde cerca del
60% de sus municipios deben considerarse rurales de acuerdo a la densidad
poblacional, el tamaño de las cabeceras y la distribución de la población entre la
cabecera y el área dispersa; adicional a ello, existe población rural dispersa en el
resto de municipios, con lo cual la población rural en general representa el 30%
del país, lo que incide en el acceso de niñas y niños a los servicios de educación
inicial (ICBF:20018).
Con suficiencia de argumentos científicos, económicos y sociales se ha
demostrado la importancia que tiene la educación inicial para el desarrollo integral
de las niñas y los niños en primera infancia, lo que repercute en el desarrollo
social y económico de las naciones. El papel de la educación inicial es potenciar
de manera intencionada el desarrollo integral de las niñas y los niños, partiendo
del reconocimiento de las características y los contextos donde transcurren sus
vidas. El desarrollo, particular y diverso que se da en medio de la vida cultural y
social, cuenta con características específicas en los primeros 1000 días de vida.
En el transcurso de este tiempo ocurren numerosos y variados procesos
biológicos, psicoafectivos, sociales y culturales que hacen de este un periodo
altamente sensible; requiriendo del cuidado intencionado de los adultos, el
fortalecimiento de vínculos afectivos y de interacciones de calidad en entornos
seguros. Los datos de la Encuesta Nacional de Demografía y Salud de 2015
muestran que el 52% de niñas y niños menores de 6 años no asisten a ningún
servicio de educación inicial, permaneciendo al cuidado de algún adulto en su
casa. Diversos estudios han evidenciado el valor que tienen las familias y
cuidadores en la generación de condiciones para el óptimo desarrollo de niñas y
niños, asegurando que crezcan en ambientes protectores y seguros. La familia
como espacio de socialización es fundamental para que niñas y niños se
configuren como sujetos individuales, sociales y culturales, a través del
establecimiento de las relaciones de carácter afectivo y de cuidado. (ICBF: 2018)

Las relaciones económicas tanto en el campo como en la ciudad se dan en el


escenario neoliberal de la globalización, el libre comercio, la competencia desigual
entre pequeños y grandes productores y los desequilibrios regionales. En medio
de las crisis como la de los textiles, el petróleo y el café, en los últimos 30 años;
gracias a la finalización de la protección de las producciones locales, los
pobladores rurales han tenido que organizarse para fortalecer sus pequeñas
economías locales, con las familias como sustento y catalizador de las
consecuencias del ingreso de tecnologías en las formas de cultivar la tierra, y en
cierta forma del traslado de problemáticas sociales que se trasponen de las
ciudades al campo, con el apoyo de la tecnificación y la incidencia de los medios
de comunicación. Pero el ingreso de tecnologías no siempre los hace mejores y
con mayores ingresos, debido a que no son propietarios de la tierra, las tierras con
sobre explotadas, grandes extensiones son dedicadas a la ganadería de pastoreo
o de cultivos como la palma africana, y también a que buena parte de la tierra fue
dedicada a los cultivos ilícitos, generando grave deterioro a los ecosistemas.

Sin embargo, una característica de los campesinos es la resiliencia. Pese a


cualquier crisis generalmente hay alguna respuesta creativa que lo obliga a
repensar la vida. De esta manera, un ejemplo ilustrativo sucedió a raíz de la crisis
estructural por el desplome de los precios del café en el mercado internacional
(2002), principal renglón de las exportaciones de Colombia, del cual viven más de
500 mil familias en el país; que para dicho año, se vieron empobrecidas, muchos
perdieron sus propiedades a causa de las deudas con los bancos y de pequeños o
medianos propietarios pasaron a ser empleados, muchos de ellos dentro del
mercado de la informalidad. Esta situación obligó a la movilización de alternativas
de fortalecimiento de capacidades personales, familiares y locales, entonces
aprovechando las bondades de la tierra optaron por la producción de cafés
especiales, orgánicos, de origen, de alta calidad, reconocida mundialmente.

Una breve descripción del contexto rural característico de estas poblaciones del
norte del departamento del Huila, nos lleva a la situación histórica como uno de los
departamentos de alta presencia de grupos armados al margen de la ley, lo que
ha generado una conflictividad que se explica por diversas causas estructurales y
coyunturales de carácter socio económico, político y de seguridad, aunque su
ubicación geoestratégica, es también una de las razones de la presencia de
diversos grupos armados ilegales y del conflicto armado (PNUD: 2010).

En este territorio convergen en la década del 2000, las guerrillas de las FARC,
grupos de autodefensas y narcotraficantes, generando una situación de crisis que
se hace compleja en la pugna por la tenencia de la tierra y dominio del territorio.
Como consecuencia, por un lado se presenta desplazamiento forzado,
reclutamiento de niños, asesinatos selectivos, secuestros, asesinatos por motivos
políticos y por otro lado, la capital y los municipios más grandes, reciben familias
víctimas del conflicto, provenientes del mismo departamento o de otros que vivían
una situación similar.

Hoy en día, en pleno proceso de paz se viven situaciones paradójicas por cuanto
por un lado la mayor parte de estos grupos han dejado las armas, sin embargo,
persisten disidencias que a manera de delincuencia común amenazan con poner
en riesgo no solo el proceso sino la estabilidad de los habitantes de las regiones
otrora de control de los grupos guerrilleros. Es justamente este escenario en el
que crecen los niños y niñas, y se dan las intervenciones a través de los
programas del Estado Colombiano dirigidos a la atención a la primera infancia,
familias y comunidades.

2. LAS FAMILIAS RURALES

Sin que se haya dado un ejercicio riguroso de diagnóstico social situacional, en los
documentos orientadores e informes de la operación de los servicios de atención a
la primera infancia, familias y comunidades rurales, se observan algunas
situaciones compartidas por los municipios, las que nos permiten tener una
imagen de las condiciones de las familias atendidas, tales como las siguientes:

- Por las características de la focalización de los usuarios, las familias se ubican


como aquellas en condición de pobreza y vulnerabilidad, en contextos
geográficos rurales dispersos, algunos en zonas de deslizamientos o de
inundaciones, con riesgos latentes debido a las grandes distancias y a esas
mismas condiciones geográficas, por las cuales, los niños menores de cinco
años no recibían atención y algunos continúan sin recibirla.

- Las familias en su mayoría cuentan con vivienda propia con las características
de las viviendas campesinas, muchas de ellas ranchos elaborados de
materiales del medio y de poca resistencia a riesgos naturales que en los
últimos dos años han sido frecuentes (sismos y deslizamientos). Esta vivienda
la comparten generalmente con miembros de la familia extensa, siendo éste un
riesgo para que el paquete alimentario y nutricional que se entrega al niño
menos de 5 años y la madre gestante, se diluya en todos los miembros de la
familia. En un importante número de casos hay hacinamiento ya que las
viviendas son muy pequeñas y los adultos comparten habitación e incluso las
camas, con los niños y niñas. Las viviendas cuentan con poco acceso a
servicios públicos básicos y generalmente éstos no son de buena calidad,
presentándose problemas de contaminación ambiental que inciden en la
prevalencia de enfermedades especialmente en los niños más pequeños.

- La situación socio económica representa el principal factor de vulnerabilidad de


las familias beneficiarias, ya que debido a factores climáticos, del alto costo de
la canasta familiar, la informalidad del trabajo y la propiedad y tenencia de la
tierra, se afectan los ingresos de las familias y sus posibilidades de acceder al
mercado de bienes y servicios.

- La jefatura de la unidad doméstica es asumida por los hombres, mientras que


solo en algunos casos son las mujeres quienes la asumen. Los roles se
distribuyen de manera tradicional, en la mayoría de los casos los hombres se
hacen cargo del trabajo material y el sustento económico del grupo familiar y la
labor de cuidado y responsabilidad de los hijos y ancianos es una tarea
permanente de la mujer en su papel de madre y cuidadora. Sin embargo, de la
simple observación se concluye, que la mujer además de estos roles también
participa en labores agrícolas, que en épocas de cosechas, especialmente del
café, la apartan de su rol clásico, requiriendo por necesidad, del apoyo de
agentes cuidadores institucionales, por ello la existencia de modalidades de
atención que se han flexibilizado para dar respuesta a las necesidades
particulares de las familias en los territorios donde viven.

- Quienes sostienen las familias se identifican como trabajadores


independientes; ya que generalmente viven del trabajo de la tierra en sus
propias parcelas, o trabajan para otros en condiciones de informalidad laboral.
En este escenario también juega un papel importante la mujer, quien
generalmente en casa se encarga del cuidado de la huerta y de la producción
de pequeños cultivos de pan coger y pan comer.

3. MARCO LEGAL Y POLITICO

Puede afirmarse que en Colombia las políticas neoliberales lentamente fueron


desmontando las políticas proteccionistas durante los últimos 30 años, de tal
manera que el campesino colombiano de ser un actor importante del desarrollo
económico del país, pasó a convertirse en parte de la población identificada como
vulnerable, muchos bajo la línea de pobreza según las mediciones del desarrollo y
por ende focalizada para ser atendida con recursos del Estado, en respuesta a los
compromisos suscritos en acuerdos internacionales, como en el caso de los
Objetivos de Desarrollo del Milenio, que en el año 2000 se propuso entre otros, la
Erradicación de la pobreza extrema y el hambre y los objetivos de desarrollo
sostenible se proponen a 2030 entre otros, el fin de la pobreza y hambre cero.

De esta manera, y en el marco del Estado Social de Derecho, en el caso de la


atención a la primera infancia y las familias vulnerables, el marco legal más
importante lo constituye la Ley 1098 de 2006, Ley de Infancia y Adolescencia y la
Ley 1804 de 2016, Ley de Primera infancia. Se suma a lo anterior la política
pública de familias.

La ley de infancia y adolescencia introduce en el artículo 204, que “en el nivel


territorial se deberá contar con una política pública diferencial y prioritaria de
infancia y adolescencia que propicie la articulación entre los Concejos
Municipales, Asambleas y Congreso Nacional, para garantizar la definición y
asignación de los recursos para la ejecución de la política pública propuesta”… así
mismo, “el gobernador y el alcalde, dentro de los primeros cuatro (4) meses de su
mandato, realizarán el diagnóstico de la situación de la niñez y la adolescencia en
su departamento y municipio, con el fin de establecer las problemáticas prioritarias
que deberán atender en su Plan de Desarrollo, así como determinar las
estrategias a corto, mediano y largo plazo que se implementarán para ello.”
(Código de la Infancia y la Adolescencia. Ley 1098 de 2006. Art. 204. 8 de
noviembre de 2006 (Colombia).

A partir del 2 de Agosto de 2016 entró en vigencia en Colombia la Ley 1804 "Por la
cual se establece la política de Estado para el Desarrollo Integral de la Primera
Infancia de Cero a Siempre, mediante la cual se instaura: “La política de "cero a
siempre", en tanto política pública, representa la postura y comprensión que tiene
el Estado colombiano sobre la primera infancia, el conjunto de normas asociadas a
esta población, los procesos, los valores, las estructuras y los roles institucionales
y las acciones estratégicas lideradas por el Gobierno, que en corresponsabilidad
con las familias y la sociedad, aseguran la protección integral y la garantía del
goce efectivo de los derechos de la mujer en estado de embarazo y de los niños y
niñas desde los cero (O) hasta los seis (6) años de edad. Se desarrolla a través de
un trabajo articulado e intersectorial que desde la perspectiva de derechos y con
un enfoque de gestión basado en resultados, articula y promueve el conjunto de
acciones intencionadas y efectivas encaminadas a asegurar que en cada uno de
los entornos en los que transcurre la vida de las niñas y los niños existan las
condiciones humanas, sociales y materiales para garantizar la promoción y
potenciación de su desarrollo. Lo anterior a través de la atención integral que debe
asegurarse a cada individuo de acuerdo con su edad, contexto y condición.” (Ley
1804 de 2016. Por la cual se establece la política de Estado para el desarrollo
integral de la primera infancia De Cero a Siempre y se dictan otras disposiciones.
2 de agosto de 2016. D.O. No. 49.953.)

Dentro de los componentes de esta política de Primera Infancia del Gobierno


Nacional de Colombia, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar como entidad
pública, es quien se encarga de la formulación de los programas componentes de
la Ley, y a través de operadores, de la prestación de servicios de atención integral
a los niños menores de cinco (5) años y madres gestantes, en entornos familiares
y comunitarios en territorios urbanos y para el caso que nos ocupa, rurales, en
programas denominados Modalidad Familiar, Familias con Bienestar para la paz,
comunidades rurales y Modalidad Propia e Intercultural. En armonía con la Ley de
Infancia y el marco legal de la planeación del desarrollo, a los municipios y por
ende a la administración pública, en cumplimiento a su rol otorgado por la
Constitución Nacional dentro de la estructura del Estado, corresponde ejercer los
principios fundamentales de descentralización y autonomía, es decir, concurrir con
recursos para garantizar los derechos a los niños y niñas desde la gestación, por
ser también el interés superior del niño otro principio fundamental de obligatorio
cumplimiento.

Es en este escenario donde se presenta una contradicción relacionada con la


financiación de las políticas que deben formular los entes territoriales, y tiene que
ver por un lado con un deber que le otorga la ley, sin embargo, los recursos se
encuentran centralizados en el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, lo cual
genera que este sea un asunto del cual poco se habla en los escenarios de
planificación locales y en la agenda gubernamental solo se inscribe como parte de
un ejercicio desde el modelo de acción corporativista, en el cual un grupo de
organizaciones gubernamentales(ICBF, Procuraduría General de la Nación,
Ministerios de Salud y Educación), junto a un grupo de ONGs de carácter
internacional y nacional(UNICEF, OIM, Save the Children), presionan desde su
posición de poder a los mandatarios locales para incluir el tema en la agenda
pública, por tanto, la inclusión no es producto de la iniciativa propia, sino de
modelos construidos sobre mínimos deseables, fundamentados en lo señalado por
la Ley de Infancia y Adolescencia.

Finalmente, según lo contenido en la Política Pública Nacional de Apoyo y


Fortalecimiento a las Familias (2016-2024); dicha política proporciona medios para
apoyar y fortalecer a las familias, como sujeto colectivo de derechos, en su calidad
de agente político, con capacidad de agencia para garantizar su desarrollo
integral, su autonomía, la expansión de sus libertades y la igualdad de
oportunidades para cada uno de sus integrantes, en su interlocución con el
Estado, y los demás agentes externos que la rodean y conforman su contexto
social, cultural y político. Así mismo, la política orienta la acción de las
instituciones públicas y privadas en el abordaje integral a las familias, establece
mecanismos de coordinación para su armonización con otras políticas
poblacionales y brinda herramientas técnicas para la formulación e
implementación de las políticas territoriales de familia (ICBF, 2017).

4. LA CAPACIDAD LOCAL INSTALADA PARA LA OPERACIÓN DE LOS


SERVICIOS
Inicialmente se hará una breve descripción del sentido de las modalidades de
atención para posteriormente hacer el análisis de la organización del territorio en
la operación de los servicios.

Modalidad familiar. Considerando la necesidad de fortalecer las interacciones,


capacidades parentales de las familias y cuidadores, la dispersión geográfica, alta
vulnerabilidad rural, rural dispersa y urbana, surge la Modalidad Familiar como una
propuesta de educación inicial a través de la cual, se promueve el desarrollo
integral de la primera infancia, en entornos más cercanos y propios a sus
condiciones.(ICBF: 2018). Se desarrolla a través de encuentros educativos
grupales, en jornadas acordadas con las familias teniendo en cuenta las
condiciones geográficas, locativas y socio culturales, de los participantes. Los
procesos educativos están a cargo del agente educativo quien tiene como guía los
referentes técnicos para la educación inicial del Ministerio de Educación Nacional,
así como los documentos guías para la Formación y Acompañamiento a las
Familias, elaboradas con una perspectiva sistémica y un corte preventivo
promocional.

Modalidad propia e intercultural. Mediante esta modalidad se promueven


condiciones que le permiten a los niños, niñas, familias y comunidades, construir y
comprender el mundo de acuerdo con su contexto e identidad cultural y desarrollar
sentido de pertenencia y apropiación territorial, en coherencia con una concepción
de niña y niño como sujeto integral, activo y participativo y partícipe de su proceso
de desarrollo (ICBF, 2018). Esta modalidad está diseñada para las comunidades
con diversidad étnica y cultural y ruralidad dispersa, es de carácter flexible en su
organización y operación atendiendo a las necesidades y particularidades de las
comunidades y atendiendo a un principio ético de acción sin daño. Según el
manual operativo de la modalidad, ello implica brindar a la comunidad en general,
a las familias, las niñas y los niños un trato digno, en pleno reconocimiento de sus
saberes y conocimientos en materia de cuidado y crianza, así como, favorecer y
privilegiar la transmisión de generación en generación de los saberes, tradiciones,
expresiones y lenguas propias de las comunidades y pueblos siempre que no
vulneren los derechos de niñas y niños; e informar de manera oportuna las
situaciones que en contextos interculturales vulneran sus derechos y desarrollar
mecanismos que garanticen su protección integral.

Modalidad Comunidades Rurales. Es una intervención socio-educativa orientada


a promover y facilitar con las familias y las comunidades en condiciones de
vulnerabilidad social y económica, que habitan en áreas rurales y rurales
dispersas, procesos de aprendizaje y transformación a través de sus propias
experiencias y redes colaborativas. Se fundamenta en enfoques de intervención
eco-sistémicos y constructivistas que incorporan las nociones de generatividad y
diversidad (ICBF, 2017). Esta modalidad no opera en todos los municipios,
obedece a una selección conforme a algunos factores como la vulnerabilidad
económica, la presencia de familias víctimas del conflicto armado, municipios
priorizados por la Alta Consejería para el Post-conflicto, Derechos Humanos y
Seguridad, los municipios priorizados por la Comisión Intersectorial para la
Prevención del Reclutamiento, la Utilización y la Violencia Sexual contra niños y
niñas y adolescentes por grupos armados al margen de la ley y por grupos
delictivos organizados y los municipios priorizados por el Plan de Mitigación del
Riesgo de Desnutrición Infantil (ICBF, 2017). Es la modalidad donde se hace más
evidente la intervención social participativa a través de los encuentros de
fortalecimiento grupal y comunitario, donde construyen colectivamente acciones
de crecimiento en grupo a partir de la identificación de las realidades territoriales y
la conformación de redes comunitarias e institucionales.

Modalidad familias con bienestar para la paz. Esta modalidad constituye una
intervención psicosocial fundamentada en una comprensión eco-sistémica,
constructivista y compleja, que conjuga elementos del orden personal
(comportamientos, emociones, competencias, posturas éticas), aspectos de la
estructura y dinámica familiar (subsistemas, límites, cohesión / diferenciación,
comunicación, roles y pautas de relación) y factores socioculturales (territorio,
contexto, historia, cultura), para proponer nuevas comprensiones y nuevas formas
de relacionamiento que fomenten el desarrollo familiar y la convivencia armónica.
El modelo de atención de la Modalidad “Familias con Bienestar para la Paz” es de
tipo solidario y colaborativo, sustentado desde el Lineamiento para la inclusión a
las familias del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar. Es la modalidad que
demanda la acción profesional de un agente de intervención como se le denomina,
el cual dispone de los diferentes niveles de intervención de forma individual,
colectiva y en red.

Como puede observarse, hay una oferta institucional amplia para la intervención
con familias, esto demanda la articulación y respuesta de corresponsabilidad de
las mismas familias, las comunidades, la sociedad civil y el Estado en cabeza de
los entes territoriales como se ha señalado anteriormente, situación que se intenta
consolidar, pero que sin embargo, al persistir la carencia de estos temas en las
agendas locales, los gobiernos esperan los resultados de las acciones
adelantadas por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, que sin lugar a
dudas dispone de forma centralizada de los recursos.

En la operación de los servicios de atención a la primera infancia y familias, se


evidencian debilidades en la elaboración de diagnósticos y lecturas de contextos
que dan cuenta de la realidad del territorio y la caracterización de las familias, lo
que origina el proyecto de atención integral, corriéndose el riesgo de planear
acciones que no responden a la realidad concreta. Las intervenciones se dan de
manera individual con la mirada psicológica por ser estos los profesionales que
ejecutan la mayor parte de las modalidades; así mismo, las acciones de
fortalecimiento comunitario en redes son vistas más como rutas de acción
establecidas en documentos poco utilizados. Por lo contrario, la modalidad
Familias Rurales son una muestra de la incidencia de profesionales de Trabajo
Social donde justamente la mayor fortaleza está en el conocimiento de la
población, las realidades locales, la lectura de contextos y la articulación local, con
el fin de lograr dejar instaladas capacidades que permitan apalancar las acciones
necesarias enfocadas hacia la transformación de realidades, la movilización de
pensamiento en estrategias de acción críticas, que permiten integrar todo el
recorrido del accionar de la modalidad. Sin embargo, la corta duración del
programa en las comunidades puede generar la pérdida de capacidad instalada,
por ser esta una modalidad cofinanciada por la Federación Nacional de Cafeteros.

LAS LECCIONES APRENDIDAS

Las ganancias de la operación de los servicios incidiendo directamente en la vida


de los niños y las familias, trae consigo importantes logros, entre los cuales se
destacan:
- El 100% de los niños y niñas vinculados a los servicios cuentan con
seguimientos y controles actualizados de crecimiento y desarrollo, esquema
completo de vacunas acorde a la edad, al igual que las madres gestantes con
los controles prenatales, consiguiendo con ello la atención del parto
hospitalario, evitando posibles complicaciones de los partos en casa.
- Como parte de las acciones del servicio, se hacen seguimientos nutricionales y
del desarrollo, así como educación nutricional y consejería en lactancia
materna, por la cual, todos los niños y niñas menores de 6 meses reciben
lactancia materna, y a partir de los esta edad se complementa con
alimentación familiar y en menor proporción con leche de vaca o de fórmula.
Así mismo, se observa que la mayor parte de los niños y niñas beneficiarios se
encuentran en condiciones nutricionales adecuadas según el análisis del
diagnóstico nutricional, en menor proporción se presentan niños y niñas con
problemas de mal nutrición, por sobrepeso u obesidad. Las situaciones que se
presentan por riesgos se dan como consecuencia de alguna enfermedad
padecida por los niños o condición de discapacidad.
- Se identifica la existencia de patrones, comportamientos y modelos de crianza
inadecuados para el desarrollo integral de los niños, encontrándose padres
permisivos, sobreprotectores, y en menor protección los que utilizan el castigo
físico como método de disciplina. Ante estas situaciones, se profundiza en el
proceso educativo preventivo promocional, promoviendo y sensibilizando en
formas adecuadas de comunicación asertiva, fortalecimiento de vínculos
afectivos y pautas de crianza acordes al desarrollo humano.
- Se destaca de los beneficiarios su constancia en la participación dentro del
programa, con su asistencia a los encuentros grupales, así como la disposición
que tienen en el momento de las visitas en sus hogares, a pesar de las
dificultades tan notorias en las vías y el transporte, resaltando que la mayoría
de los beneficiarios no cuentan con medios de transporte propios para llegar a
los encuentros; se deben desplazar caminando, a caballo o en moto, teniendo
en cuenta que las distancias son grandes y en ocasiones el clima dificulta aún
más el desplazamiento, en municipios cuyas condiciones geográficas de alta
montaña dificultan los desplazamientos sumado a los riesgos de
deslizamientos e inundaciones en épocas de invierno. Los usuarios asisten a
los servicios porque se sienten a gusto, manifiestan sus logros, cambios en su
vida familiar y en su relación particularmente con sus parejas e hijos.
- En la modalidad familias rurales se encuentra un adecuado recibimiento de las
familias a la hora de realizar la ficha de caracterización, brindando la
información con facilidad; a nivel estructural se encuentran viviendas ubicadas
en zonas de alto riesgo, debido, a la cercanía a ríos o quebradas que en
temporada de lluvias aumenta su caudal, de igual manera, algunas viviendas
presentan deterioro en su estructura, presentando riesgos sanitarios y físico
para las familias; a nivel social se evidencian casos de embarazo en
adolescente, trabajo infantil y consumo de sustancias psicoactivas, lo que
conllevó a efectuar gestión ante las instituciones públicas para la atención de
las familias en programas de salud, educación, cultura y deporte. En las
veredas cuentan con grupos asociativos conformados en su gran mayoría por
mujeres, desarrollando las siguientes iniciativas: “Fortalecimiento del tejido
social y participación ciudadana para la construcción de territorios de paz”,
“Agua Fría unida para crear escenarios de paz y cuidado ambiental, y “La voz
del Estoracal” en Hobo y “Periódico arte mural” en Algeciras. Así mismo, se dio
continuidad al trabajo efectuado en el año 2017 mediante la contratación de un
profesional de apoyo de parte del gobierno municipal de Hobo, cuando el
operador contratado ya había culminado su proceso de formación.

LAS LECCIONES POR APRENDER

La falta de definición de las competencias municipales en el tema de las políticas


de infancia y adolescencia, hace que aunque se están descentralizando algunos
recursos para la atención a la primera infancia concretamente, estos siguen
sujetos a las decisiones que puedan tomarse desde el nivel central, donde se
distribuyen los recursos y el municipio es simplemente un observador. Esta es la
situación normal para el caso de las políticas de infancia y adolescencia, ya que
las acciones desarrolladas a nivel local, dirigidas a esta población, provienen de
programas creados de forma externa a los municipios por la presidencia o las
gobernaciones o las organizaciones de la sociedad civil con presupuestos
otorgados por organismos internacionales, convirtiéndose éstos en los únicos
programas de política social de los municipios, desarticulados con una posible
planeación que pudiera realizarse desde las administraciones locales y con la
participación de diversos actores no gubernamentales (Vélez, 2007).

Indudablemente las modalidades de atención aquí expuestas son incluyentes de


las familias rurales, permiten intervenir a las familias como unidad, facilita el
acceso de familias de zonas rurales dispersas, que anteriormente no recibían
atención integral, permite la articulación de acciones y oferta entre sectores e
instituciones que desarrollan políticas sociales, ubicando a la familia como un todo
y no como una disgregación de sus miembros. Sin embargo, para el espacio
académico que nos ocupa, se hace necesario reflexionar sobre algunas
debilidades encontradas y que nos permiten el análisis y las propuestas de mejora
del servicio. Dentro de ellas se pueden señalar las siguientes:

Es evidente que los municipios no cuentan con información diagnóstica de las


familias, se desconoce la realidad de las familias, solo basta ver las deficiencias
de inclusión de diagnósticos, programas y recursos para la atención de los niños y
las familias en los planes de desarrollo.
La caracterización que hacen las unidades de atención de las familias, se refiere a
un ejercicio de datos y gráficas sin un análisis profundo. La información se
presenta desligada del contexto local y de otros diagnósticos de salud o
educación. Es así como se conoce a nivel municipal y por informes de salud en los
Consejos de Política Social Municipales, de casos de violencia intrafamiliar, abuso,
maltrato, trabajo infantil, riesgo de reclutamiento de niños, intentos de suicidio,
consumo de SPA, delincuencia, entre otros, sin embargo, en los diagnósticos que
presentan los operadores, si acaso se esboza una información muy pobre de
alguna de estas situaciones, pareciendo que la lectura de la realidad que hacen no
está contenida en el contexto local.

Las intervenciones se centran en marcos pedagógicos constructivistas y


humanistas, fundamentados en el Proyecto Pedagógico Educativo Comunitario
formulado por el ICBF hace más de 20 años, sin embargo, al dar la lectura a los
planes operativos, se pueden evidenciar las intervenciones de carácter positivista,
buscándose la acomodación de los usuarios a una estructura social, no en la
generación de procesos de transformación social de la realidad, se entiende en la
lógica del Estado asistencialista, pero sobre todo, en que las intervenciones son
de carácter psicológico, no hay lecturas sociales desde el Trabajo Social, es decir,
que se interviene de forma mecánica sin una real intencionalidad de transformar el
entorno de las familias.

En los lineamientos se refiere a intervenciones de carácter psicosocial, pero no


existen Trabajadores Sociales en los programas, evidenciándose precisamente el
carácter individual en las intervenciones y la lectura positiva de la realidad. Por ello
se desconocen herramientas técnicas como la vista familiar, y aunque los
encuentros se realicen en las familias, la metodología utilizada corresponde a una
intervención psicológica o pedagógica, más no social. No se evidencia claramente
la forma de abordar las familias y las temáticas conforme a las perspectivas:
heurística, humano-relacional y constructivo-generativa, apreciativa, diferencial e
integral, con los enfoques metodológicos de carácter participativo basados en el
diálogo de saberes, Metodologías reflexivas, Metodología Constructiva,
Aprendizaje Significativo y Metodologías contextualizadas, circunscritas en el
manual operativo de la modalidad familiar. Es decir, están en el papel, pero
realmente las metodologías de intervención utilizadas si bien es cierto puedan
parecer reflexivas y constructivas y tengan un impacto al nivel de las familias,
inciden con mayor propiedad sobre el comportamiento individual de las mismas,
en una lógica funcionalista de acomodación más que sobre la transformación del
entorno.

Se identifican formas de participación rurales como las Juntas de Acción Comunal


entre otras organizaciones de base en los municipios, sin embargo, en general
se nota una baja participación de la comunidad en los asuntos que le
competen, por falta de información suministrada por los municipios sobre la
materia y el desconocimiento de las diferentes normas que se han expedido para
propiciar la participación de la comunidad en el control a la gestión pública y en la
participación en la toma de decisiones sobre los proyectos estratégicos de
desarrollo local; a lo anterior se suma la falta de confianza en las administraciones
municipales. En este contexto, es evidente que no se está haciendo lo suficiente
para promover los mecanismos de participación y las acciones con las familias y
comunidades, no pueden circunscribirse al proceso de psico-educación sin el
componente reflexivo, constructivo y de movilización social.

Es necesario explorar las técnicas reflexivas que cuestionan la realidad social, a


partir de las cuales también se construyan los diagnósticos comunitarios y las
apuestas para las transformaciones de las familias y las comunidades. No es
suficiente educar a los padres usuarios sobre pautas de crianza, si antes no se
han cuestionado las mismas que históricamente se han repetido de generación en
generación y que están inscritas en el inconsciente e historia personal de los
padres y adultos cuidadores.

Es necesario incluir acciones de transformación de las familias y las comunidades,


empoderar a las mismas de la responsabilidad de sus transformaciones, con el fin
de que se supere la percepción asistencialista del programa y se genere un
verdadero desarrollo alrededor de la modalidad, aprovechando las posibilidades
de trabajo en encuentros individuales familiares y grupales. Quizás esta sea la
única opción de la superación de la pobreza, superando la concepción
asistencialista y de acomodación del sujeto a una realidad cuyo cambio también
depende de la percepción misma de sus capacidades y posibilidades. La
educación social con el sentido de fomentar la participación, el desarrollo
comunitario y la transformación de comunidades.

BIBLIOGRAFIA

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1
VELEZ C., Gabriel J. Redes de políticas públicas: una mirada estructural a la
toma de decisiones estatal, en Ensayos sobre Políticas Públicas, Universidad
Externado de Colombia, p. 117, Bogotá 2007.

Autora:
AMANDA GOMEZ POLO.
Trabajadora Social Universidad Nacional de Colombia; especialista en
Administración de Programas de Desarrollo Social – Universidad de Cartagena,
Especialista en Prevención del Maltrato Infantil – Pontificia Universidad Javeriana;
Magister en Gobierno y Políticas Públicas Universidad Externado de Colombia-
Universidad de Columbia de Nueva York
Docente catedrática Uniclaretiana Neiva-Huila-Colombia desde 2013 a la fecha
Profesional en ejercicio en el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar desde
1995 a la fecha, actualmente en el cargo de coordinadora del Centro Zonal La
Gaitana en la ciudad de Neiva.Huila-Colombia

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