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EL SILENCIO DE PRUEBAS

En primer término es necesario recordar que la doctrina define la motivación de la


sentencia como: Un conjunto metódico y organizado de razonamientos que comprende los
alegatos de hecho y de derecho expuestos por las partes, en análisis a la luz de las pruebas y
de los preceptos legales y el criterio del juez sobre el núcleo de la controversia.

Este requisito abarca los motivos de hecho y de derecho que el fallo debe contener en
apoyo de su dispositivo; ya que si no consta la motivación sobre la cuestión de hecho como
la de derecho, se caería en el vicio de inmotivación de la sentencia, que es un principio de
orden público. Entendido lo anterior se ha establecido que el silencio de pruebas, es una
especie del vicio de inmotivación, ya que el juzgador dicta la sentencia sin hacer un análisis
de las pruebas aportadas a los autos o aun cuando la menciona, pero no la analiza conforme
a la ley. Asimismo, se puede definir como: el vicio de inmotivación por silencio de
prueba se configura cuando el juez omite hacer cualquier mención sobre una prueba
promovida y evacuada, o cuando, a pesar de haber mencionado su promoción y evacuación
se abstiene de analizar su contenido y señalar el valor que le confiere o las razones para
desestimarla.

FUNDAMENTO LEGAL

En el artículo de la Inmotivación de la sentencia, se estableció que conforme al artículo 243


del Código de Procedimiento Civil, un requisito indispensable de la sentencia es que
contenga los motivos de hecho y de derecho en que se fundamenta la decisión y que en
consonancia con el artículo 244 del código eiusdem, será nula la sentencia: por faltar las
determinaciones indicadas en el artículo antes mencionado. En efecto, si no existen los
motivos de hecho y de derecho de la decisión jurisdiccional, la misma se encuentra viciada,
al no contener uno de los requisitos concurrentes para su configuración, en perjuicio de los
justiciables.

Es por ello que al ser el silencio de pruebas, una especie del vicio de Inmotivación, cuando
el Juez omite hacer cualquier mención sobre una prueba promovida y evacuada, o a pesar
de haber mencionado su promoción y evacuación se abstiene de analizar su contenido y
señalar el valor que le confiere o las razones para desestimarla; se viola lo establecido en
los artículos 243 y 244 del mencionado código y hacen anulable la sentencia dictada, por
menoscabar incluso uno de los principios básicos del derecho procesal civil que es limitarse
a decidir conforme a lo alegado y probado en autos (Art. 12 del código eiusdem).

LA FALTA DE VALORACIÓN DE UNA PRUEBA DETERMINANTE PARA EL


DISPOSITIVO DEL FALLO

El «Silencio de Pruebas» es susceptible de ser tutelada mediante la figura de la revisión


de sentencias, cuando se aprecie una prueba que sea fundamental para decidir el fondo
del asunto, por cuanto vulnera los derechos y garantías constitucionales a la justicia,
igualdad, tutela judicial efectiva, debido proceso y derecho a la defensa.

La valoración de la prueba, forma parte de la autonomía e independencia que tienen los


jueces al decidir los conflictos, quienes disponen un amplio margen de valoración del
derecho aplicable a cada caso, pudiendo interpretarlo y ajustarlo a su entendimiento,
como actividad propia de su función de juzgar, es susceptible de ser dilucidado por vía
de revisión constitucional, en virtud de la denuncia de infracción de la prohibición de
reposiciones inútiles establecida en el artículo 26 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela.

Cuando no se aprecia una prueba fundamental que es determinante para el fondo de la


decisión, es procedente la revisión constitucional (SSC N° 100/20.02.2008, que ratifica
lo ya establecido en las sentencias N° 831/02 y N° 1489/02).

El juez constitucional puede conocer excepcionalmente del análisis probatorio, siempre


que la valoración efectuada sobre la prueba contraríe principios elementales en materia
probatoria que generen una auténtica indefensión a la parte. Al igual que ocurre en la
inadmisión injustificada de pruebas, el accionante en amparo o solicitante de la revisión
debe demostrar que dicha probanza es fundamental para prevalecer su pretensión y que
su análisis tiene el valor suficiente para cambiar el sentido de la decisión definitiva.
La falta de apreciación de las pruebas en un determinado contexto puede constituir la
violación del derecho de defensa de una de las partes, pero en otros casos no pasa de ser
una trasgresión netamente formal sin ningún peso sobre dicho derecho.” (s S.C. n° 355
del 23.03.01, caso: Jorge Aguilar Gorrondona y otros).

La Prueba de Informes es de aquellas que por su esencia o naturaleza, pueden recibirse


fuera del lapso de evacuación de pruebas, sin que exista prórroga, como ocurre con la
experticia, la inspección judicial y la exhibición de documentos, y al igual que lo que
sucede con las comisiones o las rogatorias a evacuarse en cumplimiento de un término
extraordinario de pruebas (Vid. Sentencia N° 175 del 8 de marzo de 2005, expediente N°
01-1860, caso: Banco Industrial de Venezuela, C.A.). (Se aplica solamente en la materia
civil, nunca a lo penal).

Al no haberse analizado la influencia que la falta de valoración de una prueba podía


tener en el dispositivo del fallo emitido por el tribunal de la causa primigenia (desalojo),
se infringió por falta de aplicación la prohibición de reposiciones inútiles que establece
el artículo 26 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

CONCEPTO DE VICIO DE SILENCIO DE PRUEBA

El vicio de silencio de pruebas se produce cuando el sentenciador ignora completamente el


medio probatorio, pues ni siquiera lo menciona, o cuando refiere su existencia, pero no
expresa su mérito probatorio. Este vicio puede ser denunciado por cualquiera de las partes,
por cuanto una vez que la prueba es incorporada al expediente, escapa de la esfera
dispositiva y pertenece al proceso, lo que autoriza al juez para valorarla con independencia
de quien la promovió, con fundamento en el principio de adquisición procesal.

EJEMPLO DE VICIO DE SILENCIO DE PRUEBAS (TESTIGOS)

En la presente decisión de la Sala de Casación Civil se declara con lugar el


vicio de ‘silencio de pruebas’ en virtud de que el juez de alzada (ad
quem) menciona la prueba de testigos que se encontraba en el expediente,
pero no se pronuncia sobre la misma, o el efecto que dicha prueba tuvo o
dejó de tener con relación a los hechos alegados.

Esto suele ocurrir con cierta frecuencia en las sentencias, la ra zón, en mi


opinión, obedece a que al redactar la parte narrativa suele incorporarse una
especie de enumeración de las pruebas que se encuentran en el
expediente, pero al hacer la motiva se concentran (el juez o los relatores) en
otras pruebas en las cuales consideran se demuestra o descarta la
pretensión, así es llevada la conclusión a la dispositiva y, tal vez por olvido
involuntario, puede quedar por fuera el necesario pronunciamiento sobre el
valor de alguna prueba que estaba mencionada y sobre la cual n o se
pronunció la sentencia y que pudo haber sido determinante en el dispositivo
del fallo; resultado: una sentencia viciada por infracción de ley. [i]

Esto dice la sentencia referida:

“De la lectura realizada por la Sala sobre el texto íntegro de la señalada


decisión, no se encontró ninguna otra mención de los citados testigos y
menos aun análisis sobre sus declaraciones.

En el caso bajo decisión, aprecia la Sala que el ad quem, en la parte


narrativa de la sentencia estableció que el accionado había promovido
prueba de testigos y mencionó los nombres de los mismos, pero en la parte
motiva no realizó pronunciamiento sobre las declaraciones de aquellos; ante
lo cual, la Sala habilitada como esta por haberse apoyado la denuncia en el
artículo 320 del Código de Procedimiento Civil, descendió a las actas
procesales y constató que efectivamente, a los folios 183, 184, 194 a 197 de
la primera pieza del expediente, se encuentran las actas contentivas de las
deposiciones rendidas por los testigos promovidos por el accionado y ellas
no fueron analizadas por el ad quem, quien aunque, se repite, hizo alusión a
ellas no emitió pronunciamiento alguno para desestimarlas o no.
Declaraciones estas íntimamente relacionadas con el asunto que se pretende
probar referido a la existencia de la unión de hecho estable (concubinaria),
presuntamente existente entre los litigantes. Prueba ésta que ha podido
marcar un rumbo distinto a la decisión tomada por la alzada, vale decir, el
análisis de dicha prueba podría ser determinante para el dispositivo del
fallo.

Evidenciado como ha quedado que el jurisdicente superior no efectuó sobre


las pruebas referidas supra el análisis que le ordenan los artículos 507 y
509 del Código de Procedimiento Civil, lo que, por vía de consecuencia,
deviene en la infracción de dichas disposiciones , por lo que se declara
procedente la presen te denuncia. Así se decide.”

Sentencia Nº 174 del 14 de abril de 2011 (Caso: Miriam Curvelo Jiménez)


JURISPRUDENCIA 1

SALA DE CASACIÓN SOCIAL

Ponencia del Magistrado Dr. JESÚS MANUEL JIMÉNEZ ALFONZO

En el juicio que por cobro de acreencias laborales e indemnización por despido


injustificado sigue el ciudadano JOSÉ RAMÓN MEDINA ORTÍZ, venezolano, mayor de
edad, titular de la cédula de identidad N° 14.863.428, representado judicialmente por
Carlos Calma Canache y Jesús Antonio Díaz Serna, inscritos en el Instituto de Previsión
Social del Abogado bajo los Nos 45.427 y 23.147, respectivamente, contra la sociedad
mercantil CERRAJERÍA GALERÍA, C.A. y solidariamente en forma personal contra los
ciudadanos MITCHELL DAVID ODREMAN ANGULO y ELIZABETH TUMINO
DE ODREMAN, patrocinados judicialmente por María Victoria Valdivieso de Gámez,
Alfredo Enrique Gámez Inciarte y Marisol Marcano García, inscritos en el Instituto de
Previsión Social del Abogado bajo los Nos 20.083, 5.201 y 109.369, respectivamente, el
Juzgado Superior Séptimo del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas, mediante decisión de fecha 2 de abril de 2014, declaró
parcialmente con lugar el recurso de apelación interpuesto por la parte demandante y
parcialmente con lugar la demanda, revocando el fallo proferido en fecha 11 de noviembre
de 2013 por el Juzgado Décimo de Primera Instancia de Juicio del Trabajo de la referida
Circunscripción Judicial, que declaró sin lugar la falta de cualidad alegada por los
codemandados y sin lugar la demanda.

Contra la decisión de alzada, los codemandados anunciaron en forma conjunta


recurso de casación en fecha 8 de abril y una vez admitido se acordó el envío del
expediente a esta Sala de Casación Social.

Recibido éste, en fecha 20 de mayo de 2014 se dio cuenta del asunto y se


designó ponente a la Magistrada Dra. Carmen Elvigia Porras de Roa.

Por cuanto en fecha 29 de diciembre de 2014, tomaron posesión de sus cargos


los Magistrados Dra. Mónica Misticchio Tortorella, Dr. Edgar Gavidia Rodríguez, Dr.
Danilo Antonio Mojica Monsalvo y Dra. Marjorie Calderón Guerrero; designados en fecha
28 de diciembre de 2014 por la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de
Venezuela por un período constitucional de doce (12) años se reconstituyó la Sala de
Casación Social, quedando conformada de la manera siguiente: Presidenta: Magistrada Dra.
Carmen Elvigia Porras de Roa; Vicepresidenta: Magistrada Dra. Mónica Misticchio
Tortorella; los Magistrados Dr. Edgar Gaviria Rodríguez, Dr. Danilo Antonio Mojica
Monsalvo y Dra. Marjorie Calderón Guerrero.

En fecha 11 de febrero de 2015, se realizó sesión de la Sala Plena de este


máximo Tribunal con el objeto de designar las nuevas autoridades quedando constituida la
Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de Justicia de la siguiente manera:
Presidenta: Magistrada Dra. Marjorie Calderón Guerrero; Vicepresidenta: Magistrada Dra.
Mónica Misticchio Tortorella; los Magistrados, Dra Carmen Elvigia Porras de Roa; Dr
Edgar Gavidia Rodríguez y Dr. Danilo Antonio Mojica Monsalvo, Secretario Dr. Marcos
Paredes y Alguacil Sr. Rafael Arístides Rengifo.

Por cuanto en fecha 23 de diciembre de 2015, tomó posesión en su cargo el


Magistrado Dr. Jesús Manuel Jiménez Alfonzo, designado en esa misma fecha por la
Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela por un período
constitucional de doce (12) años se reconstituyó la Sala de Casación Social, de la manera
siguiente: Presidenta, Magistrada Dra. Marjorie Calderón Guerrero; Vicepresidenta,
Magistrada Dra. Mónica Misticchio Tortorella; Magistrado Dr. Edgar Gavidia Rodríguez,
Magistrado Dr. Danilo Antonio Mojica Monsalvo y Magistrado Dr. Jesús Manuel Jiménez
Alfonzo.

Por auto de fecha 12 de enero de 2016 fue reasignada la ponencia de la presente


causa al Magistrado Dr. Jesús Manuel Jiménez Alfonzo, quien con tal carácter suscribe este
fallo.
Concluida la sustanciación del recurso, se fijó audiencia pública y
contradictoria para el día 10 de marzo de 2016 cuando fueren las 2:30 p.m. a la cual
asistieron las partes y se dictó fallo oral e inmediato, a tenor de lo previsto en el artículo
174 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo.

DEL RECURSO DE CASACIÓN

-I-

De conformidad con lo establecido en el N° 3 del artículo 168 de la Ley


Orgánica Procesal del Trabajo, en concordancia con los artículos 12 y 509 del Código de
Procedimiento Civil los formalizantes denuncian que la recurrida incurrió en el vicio de
inmotivación por silencio de pruebas.

Alegan éstos que el juez de alzada confunde la facultad que tiene de hacer uso
de la prueba de declaración de parte con la obligación de analizar todas las pruebas
promovidas para el debate y conforme a ello recriminan que en su sentencia dejara
establecido que le era “facultativo extraer o no algún elemento de convicción de lo
señalado en el juicio por las partes” agregando a su denuncia que de este modo “al no
analizar la prueba de declaración de parte llego (sic) a la conclusión que no estaba
probada la condición de trabajador eventual del demandante”.

En esta ocasión la Sala reitera que el vicio de inmotivación por silencio de


prueba se configura cuando el juez omite hacer cualquier mención sobre una prueba
promovida y evacuada, o cuando, a pesar de haber mencionado su promoción y evacuación
se abstiene de analizar su contenido y señalar el valor que le confiere o las razones para
desestimarla, siendo necesario además que la prueba silenciada sea determinante para la
resolución de la controversia, pues por aplicación del principio finalista y para evitar
reposiciones inútiles, no se declarará la nulidad de la sentencia recurrida si la deficiencia
concreta que la afecta no impide determinar el alcance subjetivo u objetivo de la cosa
juzgada o no hace imposible su eventual ejecución.

A los fines de resolver lo denunciado, constata la Sala que a los folios 82 (parte
final) y 83 de la 2ª pieza de este expediente se evidencia la mención que hace el ad
quem de la declaración dada por el ciudadano, José Ramón Medina Ortiz, parte actora en la
presenta causa, en la que se hace referencia a la duración de la relación laboral, las
condiciones de trabajo, el salario devengado, el porcentaje de las comisiones percibidas, el
horario, a quién estaba subordinado, propiedad de los materiales, herramientas y
máquinas utilizadas, etc. Se evidencia también del mencionado folio 83 que la sentencia de
alzada reproduce lo expuesto por los ciudadanos codemandados Michell Odreman y
Elizabeth Tumino.

De igual forma se comprueba que el juzgador de segunda instancia, luego de


dar una suerte de definición del medio probatorio denominado declaración de parte,
concluyó que era facultativo para él “extraer o no algún elemento de convicción, a partir de
lo señalado en juicio por las partes”.

Ciertamente, tal como es afirmado por la recurrida, ha sido criterio reiterado de


esta Sala de Casación Social que la declaración de parte constituye un mecanismo de uso
procesal potestativo y exclusivo del juez, quien podrá -si así lo estimare conveniente-
formular en la audiencia preguntas a las partes, la cual deberá ser adminiculada con las
demás probanzas cursantes a los autos y valorada de conformidad con las reglas de la libre
convicción razonada o sana crítica. [Sentencia N° 540 de fecha 17 de julio de 2013
(caso: Luis Carlos Ferreira Da Costa Seabra contra María Isabel González de Ferreira)].

De todo lo antes expuesto y de lo establecido por la alzada respecto a esta


forma de inquirir la verdad, se concluye que si bien es cierto que ésta, es una prueba de uso
potestativo y de iniciativa exclusiva del juez, debe ser valorada en caso de evacuarse,
constatándose en la situación sub iudice que no fue así, configurándose entonces de esta
forma el vicio denunciado.

No obstante, para esta Sala dicha infracción no es capaz de anular la sentencia


recurrida ya que tal yerro no es determinante para cambiar el dispositivo del fallo por
cuanto las declaraciones de las partes sólo aportan alegatos que afirman sus pretensiones,
pero no contienen una confesión en sí, de todo lo cual se evidencia que la sentencia
impugnada, a pesar de estar incursa en la infracción delatada por los formalizantes, la
misma no posee la contundencia necesaria para cambiar el dispositivo del fallo, toda vez
que las deposiciones no aportaron hechos relevantes que pudieran hacer revertir la
resolución de la controversia dada por la recurrida, razón por la cual se declara
improcedente la denuncia planteada. Así se decide.

-II-

Invocando estar bajo el amparo de lo establecido en el N° 2 del artículo 168 de


la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, en concordancia con los artículos 320, 12, 272 y 273
del Código de Procedimiento Civil y el 1.395 del Código Civil, denunciaron el vicio de
falsa aplicación de la norma.
Sostienen quienes recurren que el juez de alzada incurrió en este desatino al
haber otorgado el carácter de cosa juzgada a la declaratoria anterior hecha por otro Juzgado
Superior de la misma Circunscripción Judicial, que conociendo en segunda instancia de un
juicio de estabilidad, dejó establecida la naturaleza de dicha relación como laboral, no
obstante, los recurrentes resaltan que los ciudadanos Mitchell David Odreman Angulo y
Elizabeth Tumino de Odreman, no fueron demandados en ese primer juicio de estabilidad,
por lo que consideran que mal podría otorgarse el carácter de cosa juzgada a este
pronunciamiento judicial anterior.

A los fines de verificar lo alegado por los recurrentes, pasa esta Sala de
seguidas a transcribir el fallo recurrido en la parte pertinente (folio 89 de la 2ª pieza):
… evidencia este (sic) Superioridad que consta a los autos copias certificadas
de sentencias cuya nomenclatura es AP21-L-2010-005932 y AP21-R-2011-
001416, las cuales constituyen documentos públicos, y contienen lo decidido en
el juicio que por solicitud de calificación de despido, reenganche y pago de
salarios caídos interpusiera el actor, siendo que de las mismas se constata que
con ocasión al establecimiento del procedimiento de calificación de despido,
reenganche y pago de salarios caídos, llevado a cabo por ante este Circuito
Judicial, tanto el juzgado 5° de juicio como el Juzgado 3° Superior declararon
que la demanda era sin lugar, … omissis…, es decir, en el precitado juicio
quedo (sic) reconocido el carácter laboral de relación y la no eventualidad de la
prestación del servicio, al ser el actor un trabajador permanente, lo cual es cosa
juzgada para esta alzada, no pudiendo en consecuencia nuevamente volverse a
debatir sobre dicho punto, ya que, considera quien aquí sentencia, tal
interpretación no puede ser posible jurídicamente, por cuanto estos hechos
fueron decidido (sic) precedentemente por Tribunales competentes, donde se
dieron todas las garantías y el resguardo al orden publico (sic), a saber; debido
proceso, derecho a la defensa y la tutela judicial efectiva, a tal punto que en el
juicio de estabilidad, que incoó el hoy actor, se debatió la cualidad pasiva de la
demandada (la cual es la misma que hoy es demandada, empero, por
prestaciones sociales) …

Para decidir la Sala toma en cuenta en primer término que el vicio de falsa
aplicación tiene lugar cuando se utiliza una norma que no debía emplearse en la resolución
de la controversia.

En segundo lugar, los formalizantes delatan la incurrencia de la alzada en este


desatino en lo que respecta a los artículos 320, 12, 272 y 273 del Código de Procedimiento
Civil y al artículo 1.395 del Código Civil.
En lo que concierne a los artículos 320 y 12 del Código de Procedimiento Civil,
observa la Sala que en el planteamiento de su denuncia, después de la mención inicial a
dichas normas no hace ninguna otra referencia que denote la intención de fundamentar
algún vicio con base en ellas.

En lo atinente a la delación sustentada en los artículos 272 y 273 del Código de


Procedimiento Civil, debe reiterarse la indicación hecha en oportunidades anteriores de que
con la puesta en vigencia de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, las disposiciones
contenidas en el código adjetivo civil son aplicables analógicamente en el iter procesal
laboral, vale decir, solo en ausencia de disposición expresa en el cuerpo normativo adjetivo
especial deben emplearse las previsiones del señalado estatuto procesal ordinario, ya que si
el texto procedimental laboral posee la respectiva regulación, no cabe la aplicación de una
norma extraída de otro de carácter general o de derecho común. [Sent. N° 1094 del 18 de
octubre de 2011, Exp: 10-088. (Esifredo Jesús Fermenal contra Impregilo S.P.A. y otra)].

En este sentido, cabe indicar que la ley procesal laboral venezolana consagra
previsiones de idéntico contenido al de las denunciadas, así en su artículo 57 dispone que
ningún juez podrá volver a decidir sobre la controversia ya decidida por una sentencia, a
menos que haya recurso contra ella o que la ley expresamente lo permita y seguidamente,
en su artículo 58, consagra que la sentencia definitivamente firme es ley entre las partes en
los límites de la controversia decidida y es vinculante en todo proceso futuro.

Con relación a la acusada infracción del artículo 1.395 del Código Civil en la
cual está sustentada -junto con las disposiciones indicadas en el párrafo anterior- la médula
de esta denuncia, debe señalarse que el mismo establece que la presunción legal es aquella
que una disposición especial de la ley atribuye a ciertos actos o ciertos hechos,
contemplando entre sus supuestos, la autoridad de la cosa juzgada, condicionando la
procedencia de ésta solo a lo que ha sido objeto de la sentencia y estableciendo como
requisitos para su existencia o declaratoria: que la cosa demandada sea la misma; que la
nueva demanda esté fundada sobre la misma causa; que sea entre las mismas partes y que
éstas vengan al juicio con el mismo carácter que en el anterior.

Tiene también presente la Sala, que el tribunal de alzada tuvo en cuenta que el
Juzgado Tercero Superior de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas, mediante decisión de fecha 8 de noviembre de 2011, conociendo en segunda
instancia el juicio de estabilidad laboral llevado entre el hoy actor y la sociedad mercantil
Cerrajería Galería C.A. estableció el carácter laboral de la relación que vinculaba a las
partes, decisión que quedó firme, toda vez que no fue objeto de recurso alguno -lo cual a
criterio del ad quem- lo condujo a declarar el carácter de cosa juzgada respecto a la
naturaleza jurídica de este nexo.

Doctrinariamente se ha instituido que la cosa juzgada formal es la expresión


que define la imposibilidad de alterar el contenido de una resolución judicial firme e
irrevocable, es decir, aquella contra la que no cabe recurso alguno, bien por no preverlo la
ley, bien porque estando previsto, ha transcurrido el plazo legalmente fijado sin que
ninguna de las partes lo haya interpuesto, debiendo incluirse también a los supuestos
referidos, la situación que emerge cuando a pesar de haber sido oportunamente recurridas,
posteriormente son desistidas y asimismo, aquellas otras resoluciones judiciales que fueron
recurridas, pero que por incumplimiento del recurrente de algún requisito tenga por
consecuencia la declaración de inadmisibilidad de dicho recurso (Calaza López, Sonia. La
cosa juzgada en el proceso civil y penal).

Debe hacerse mención también a que los estudiosos del derecho le han
atribuido a la cosa juzgada material un efecto negativo y un efecto positivo. El primero
responde al clásico principio del non bis in idem y viene determinado por la imposibilidad
de entablar un nuevo proceso entre las mismas partes en relación con un objeto idéntico a
aquél, respecto de cuyo conocimiento ya ha sido emitida una resolución judicial firme, y el
segundo, se traduce en que lo resuelto con fuerza de cosa juzgada en la sentencia firme que
haya puesto fin a un proceso vinculará al tribunal de un proceso posterior cuando éste
aparezca como referencia necesaria de lo que sea su objeto, es decir, los órganos
jurisdiccionales han de ajustarse a lo juzgado en un proceso anterior cuando deban decidir
sobre una relación o situación respecto de la cual la sentencia recaída es condicionante o se
encuentra en estrecha conexión, obligando a que la decisión que se adopte en esa sentencia
ulterior siga y aplique los mandatos y criterios establecidos por la sentencia firme anterior,
máxime cuando los casos en que entra en acción este efecto positivo o vinculante de la cosa
juzgada, son casos en los que no sólo se suscitan los problemas propios del primer proceso,
sino que además se plantean otras cuestiones nuevas no ventiladas en aquél, cuestiones
éstas que quedarían sin la respuesta judicial adecuada (Nogueira Guastavino,
Magdalena. Límites del efecto negativo de la cosa juzgada y proceso social).

Abundando en este punto, es necesario precisar que la función o efecto negativo


de la cosa juzgada se distingue nítidamente del efecto positivo, predicable éste último con
exclusividad en el proceso civil, en que frente a la prohibición operada por el primero de
referidos efectos de cualquier nuevo enjuiciamiento entre las mismas partes y con idéntico
objeto las pretensiones, una vez hayan sido éstas satisfechas por sentencia judicial firme, el
tribunal que conozca de un proceso posterior se halla -en virtud del segundo de los aludidos
efectos- en el deber de vincularlo con lo resuelto con fuerza de cosa juzgada en un proceso
anterior, en el que se haya enjuiciado no ya un objeto idéntico entre las mismas partes,
como sucedía con el efecto negativo o excluyente, sino un objeto litigioso que,
debidamente comprendido en sentencia judicial firme, aparezca como antecedente lógico y
según la doctrina, prejudicial, del objeto pendiente de resolución (Calaza López, Sonia. Ob
cit).

Una vez establecido esto y con la intención de resolver esta delación estima
conveniente la Sala hacer otras consideraciones, asumiendo para ello una interpretación
progresista del derecho en lo que a este punto respecta, consecuente con el criterio
sostenido por la Sala Constitucional de este alto Tribunal cuando se refiere a la actuación
de los jueces en el proceso laboral; en este sentido, en la sentencia N° 183 del 8 de febrero
de 2002 (caso: Plásticos Ecoplast C.A.), se afirmó que “(…) en materia de interés social,
como la laboral, el juez tiene que interpretar las normas con mayor amplitud a favor del
débil, en beneficio de quien tiene las dificultades, y sin apegarse a lo formal (…)” y con
especial atención en el derecho a la tutela judicial efectiva, guiada por los preceptos
constitucionales y legales que rigen el derecho positivo venezolano y las nuevas
perspectivas planteadas doctrinariamente.

Así se tiene que, con la intención de adoptar la hipótesis de revisión de la cosa


juzgada, se plantea en frente un escenario antagónico entre su inmutabilidad como pilar de
la seguridad jurídica y la necesidad de tutelar la verdad como contenido del valor justicia.
En tal sentido debe indicarse que Hitters plantea que tal disyuntiva debe resolverse en su
justo medio: ni una cosa juzgada con toque de divinidad, de carácter infalible e indiscutible,
ni una total posibilidad de revisión sin límites de tiempo y de motivos (Rivera Morales,
Rodrigo. La relatividad de la cosa juzgada).

Este último sostiene que ante el planteamiento de la necesidad de matizar la


cosa juzgada subyace en el derecho procesal el dilema de la verdad formal y la verdad
material y que en el rostro nuevo del proceso postmoderno hay mayor proximidad entre el
derecho sustancial y el derecho procesal, que están unidos en un propósito común de
servicio al logro de la justicia, advirtiendo que no se trata de negar la cosa juzgada sino de
actualizarse frente a situaciones irregulares que no han podido preverse y que en el orden
práctico generan injusticia.
Asegura también que no se trata de negar o proscribir la cosa juzgada, pero
tampoco exagerar las cuestiones jurídicas haciendo de ellas algo sagrado, que éstas deben
ceder en casos excepcionales, cuando el ordenamiento visto en su totalidad, no puede
aceptar una solución irracional que choca contra hechos indiscutidos y principios jurídicos
mayoritariamente aceptados. Considera que en la revisión de la cosa juzgada se plantea el
conflicto de valores y la preeminencia de la verdad sobre cuestiones formales; que la
justicia como valor, como función de poder, no es cosa de meras formas y que ante la
aparición de factores exógenos procesales, la seguridad jurídica y la cosa juzgada deben
ceder a la razón justicia, acotando que la cosa juzgada, como todas las instituciones legales,
debe organizarse sobre bases compatibles con los demás derechos y garantías
constitucionales.

En el caso sub iudice, el juez de alzada para otorgarle carácter de cosa juzgada a
la resolución y a las consideraciones establecidas en el juicio de estabilidad que precedió,
debió conforme a las disposiciones legales antes citadas, verificar que se cumplieran los
tres requisitos concurrentes establecidos en la norma denunciada como infringida, a saber:
que la cosa demandada fuera la misma; que la nueva demanda estuviera fundada sobre la
misma causa y; que la disputa sea entre las mismas partes.

A tal respecto y acogiendo la Sala el enfoque hecho por Jorge Jiménez Bolaños
en su “Crítica al concepto tradicional de cosa juzgada en relación a la identidad de
sujetos, objeto y causa”, esto es, de acuerdo con la premisa de que existirá autoridad de
cosa juzgada material siempre y cuando exista identidad en cuanto la causa, el objeto y los
sujetos, debe aceptarse también que en muchos casos el principio condicionante de
identidad de estos elementos tiene muchas variables y no en pocas cosas o situaciones
jurídicas el dogma se quiebra para dar paso al valor fundamental a que aspira el derecho por
excelencia: la justicia. Es decir, admitir los efectos de la cosa juzgada en innumerables
situaciones jurídicas, aunque la triple identidad establecida por la doctrina no esté presente.

Es harto conocido que las consecuencias o secuelas que produce la cosa juzgada
es inter partes, vale decir, solo atañe a los intervinientes en el respectivo juicio, este es en
principio su alcance subjetivo, que va de la mano del principio de relatividad de los fallos,
según el cual “la fuerza obligatoria de una sentencia cubre, exclusivamente, a las personas
que han intervenido en el proceso en que se dictó”.

Sin embargo, conforme a lo que en alusión a la posición de Ugo Rocco, el


premencionado profesor Jiménez Bolaños denomina “relatividad del principio de identidad
de las partes”, la necesaria coincidencia entre los sujetos procesales de uno y otro juicio no
es tan exacta, por cuanto existen múltiples variables que en la práctica tejen un velo de
dudas en tal sentido, casos en los cuales a pesar de no existir identidad de partes, la
solución dada en un proceso afecta con fuerza y vinculación suficiente como para envolver
a terceros que no intervinieron en él, lo cual permite afirmar que la coincidencia necesaria
entre los elementos que conforman la cosa juzgada puede ser relativa y no debe aplicarse
como regla inflexible, debiéndose realizar un análisis jurídico profundo en cada caso en
particular. Concuerda igualmente con el autor italiano en que la eficacia extintiva de la
acción producida por el fenómeno de la cosa juzgada se verifica por tanto en relación con
todos los sujetos legitimados para accionar o para contradecir, sin que importe si tales
sujetos han estado realmente presentes en el juicio asumiendo el carácter de actores o
demandados.

Sostiene que no puede tenerse como premisa válida y universal a ser aplicada
siempre, el principio de relatividad de la sentencia solo a los participantes en el proceso,
porque desde el punto de vista de la doctrina moderna, esta no tiene carácter absoluto ya
que en diversas hipótesis, a pesar de no darse identidad de partes, los efectos de la cosa
juzgada se manifiestan y afectan a personas ajenas al proceso pero que se encuentran
vinculadas jurídicamente por el objeto o por la causa y en tal sentido se refiere, entre otras,
a las obligaciones solidarias e indivisibles, o cuando la resolución de fondo afecta
necesariamente a los causahabientes, o las decisiones sobre el estado civil de las personas,
entre las cuales se encuentran la disolución del vínculo conyugal o las que declaran
filiación, en los fallos relacionados con intereses públicos que afecten a una colectividad y
en materia de nulidades contractuales. Finalmente afirma que no tendría sentido discutir, el
objeto o la causa en un proceso nuevo lo que se discutió ya en otro proceso aunque sean
distintas las partes intervinientes ya que el elemento subjetivo queda subsumido en el
elemento objetivo, objeto o causa.

Vale la pena resaltar aquí que en este mismo sendero argumentativo se ha


pronunciado reiteradamente la doctrina establecida por la Sala de lo Social del Tribunal
Supremo Español en el sentido de que lo resuelto con fuerza de cosa juzgada en la
sentencia firme que haya puesto fin a un proceso vinculará al tribunal de un proceso
posterior, siempre que los litigantes de ambos procesos sean los mismos o la cosa juzgada
se extienda a ellos por disposición legal, aludiendo incluso a la aplicación del efecto
positivo de la cosa juzgada entre el proceso de despido que declara la existencia de relación
laboral y/o fija el salario del trabajador y el posterior juicio de reclamación salarial, es
decir, obliga a tener por bueno lo resuelto por una sentencia anterior firme,
pronunciamiento que vincula en un proceso posterior cuando la primera decisión aparece
como antecedente lógico de su objeto y condicionante de la resolución a dictar en el nuevo
proceso en cuanto a las cuestiones planteadas que ya quedaron resueltas de forma directa o
prejudicial. En este sentido se ha pronunciado esa Sala en sus sentencias de 25 de mayo de
2011 (Rcud 1582/2010), 2 y 17 de noviembre de 2011, R. 85 y 382/2011 y 17 de octubre de
2013 (R. 3076/2012), entre otras.

Bajo la misma orientación, esta doctrina jurisprudencial también consagra que


el Tribunal Supremo Español ha venido declarando que la aplicación del efecto de la cosa
juzgada no precisa que el nuevo pleito sea una exacta reproducción de otros anteriores, sino
que, pese a la ausencia de alguna de las identidades basta con que se produzca una
declaración precedente que actúe como elemento condicionante y prejudicial de la
resolución que ha de dictarse en el nuevo juicio y aunque no concurran las condiciones
requeridas para la procedencia de la «exceptio rei iudicata», no cabe duda que los hechos
sentados en el primitivo proceso son vinculantes en el segundo, toda vez que si pudieran
discutirse los ya firmes, equivaldría a poder revisar subrepticiamente la ejecutoria; que a
diferencia de lo que ocurre con el efecto negativo, el efecto positivo de la cosa juzgada no
exige una completa identidad, que de darse excluiría el segundo proceso, sino que para el
efecto positivo es suficiente -tal y como se dejó antes indicado- que lo decidido en el primer
proceso entre las mismas partes actúe en el segundo proceso como elemento condicionante
o prejudicial, de forma que la primera sentencia no excluya el segundo pronunciamiento,
pero lo condiciona, vinculándolo a lo ya fallado. [Sentencias: Rec. N° 1287 del 13 de
marzo de 2014; N° 597 del 10 de marzo de 2015 y N° 373 del 27 de octubre de 2015].

Debe tenerse en cuenta que en el proceso que hoy nos ocupa se demanda a la
sociedad mercantil Cerrajería Galería C.A. y de manera personal y solidaria a los
ciudadanos Mitchell David Odreman Angulo y Elizabeth Tumino de Odreman; que en el
juicio de estabilidad solo se accionó en contra del referido ente comercial y, no fueron
demandados en forma solidaria los prenombrados ciudadanos, como en el caso de marras,
por lo que al tratarse el presente juicio de cobro de acreencias laborales derivadas de la
culminación de la relación de trabajo e indemnización por despido, es indudable la
vinculación entre ambos, el proceso anterior funciona como antecedente lógico del objeto
de este otro juicio, es decir, se encuentra en estrecha conexión, por lo no queda ninguna
duda con respecto al efecto de cosa juzgada que produce el primer proceso respecto a este
último, entre lo cual cabe mencionar la naturaleza de la relación laboral y la identidad entre
el actor y el ente societario Cerrajería Galería C.A.
En lo que concierne a la extensión del efecto positivo emanado de la cosa
juzgada del juicio de estabilidad respecto a los ciudadanos Mitchell David Odreman
Angulo y Elizabeth Tumino de Odreman, toma en cuenta la Sala toda la argumentación
jurídica y fáctica que precede y además constata, de la revisión de las copias certificadas
que contiene el presente procedimiento (folio 90 de la 1ª pieza) que los prenombrados
ciudadanos son los únicos socios del ente mercantil Cerrajería Galería C.A; además de ello,
se evidencia que en el juicio de estabilidad fue advertido de la existencia del mismo al
ciudadano Mitchel Odreman, en su condición de gerente y dueño (folio 62 de la 1ª pieza) y
con tal carácter suscribió la notificación efectuada (folio 72 de la 1ª pieza), surgiendo de
autos igualmente que otorgó mandato a sus representantes judiciales en dos ocasiones en su
condición de Director Principal de este ente mercantil (folios 44 y 185 de la 1ª pieza), todo
lo cual lleva a concluir a esta Sala, tal como lo hizo el ad quem que existe una conexión
entre estos dos procedimientos, razón por la cual y en aplicación de la especial protección
que debe dársele a los trabajadores conforme con la Carta Magna, que censura, entre otras
conductas, aquellas tendentes a desvirtuar, desconocer u obstaculizar la aplicación de la ley
laboral, cobijada o desarrollada también en los textos legales sustantivos laborales y
acogiendo las precedentes consideraciones jurídicas, se desecha la presente denuncia.

Por todo lo antes expuesto encuentra esta Sala de Casación Social que la
sentencia impugnada, no está inmersa en la infracción delatada por los formalizantes, razón
por la cual se declara improcedente la denuncia planteada. Así se decide.

-III-

Conforme con lo establecido en el N° 2 del artículo 168 de la Ley Orgánica


Procesal del Trabajo, en concordancia con el artículo 320 del Código de Procedimiento
Civil, delatan el vicio de falsa suposición.

Sostiene la parte recurrente que la alzada, al presuponer la procedencia de la


presunción de laboralidad entre las partes y la no eventualidad de la prestación del servicio,
aplicó falsamente el artículo 112 de la Ley Orgánica del Trabajo de 1997, aplicable en
razón del tiempo.

Con la intención de constatar lo acusado, procede la Sala a reproducir


parcialmente la sentencia recurrida (folio 89 de la 2ª pieza):

…considera esta alzada que el a quo yerra cuando determina que en el presente
asunto la demandada cumplió con su carga procesal, cual era la de demostrar
que el vinculo (sic) que unió a las partes es de carácter eventual, y por tanto,
tampoco hay relación de trabajo, ello por cuanto, … el a quo en su motivación
estableció que no era posible reenganchar al trabajador, ya que la empresa tenia
(sic) menos de 10 trabajadores (ver artículo 191 de Ley Orgánica del Trabajo
derogada), por lo que, en su decir, no gozaba de la estabilidad contemplada en
el artículo 112 ejusdem, mientras que el a queen (sic), con ocasión a la
apelación que realizo (sic) solo la parte actora, estableció que: “….para aplicar
la consecuencia jurídica establecida en el artículo 171 (sic) de la Ley Orgánica
del Trabajo (sic), debió considerar el supuesto de hecho que no es otro en este
caso como el presuponer la procedencia de la presunción de laboralidad antes
descrita entre las partes, por lo que en otras palabras, consideró que el vinculo
(sic) fue netamente laboral, que unió una relación de trabajo a las partes…”, es
decir, en el precitado juicio quedo (sic) reconocido el carácter laboral de
relación y la no eventualidad de la prestación del servicio, al ser el actor un
trabajador permanente … Ahora bien de la precitada decisión, podía haberse
recurrido ya que ha (sic) pesar de favorecer a la demandada la dejaba sujeta a
pagar prestaciones sociales, cuestión que esta no hizo, por lo que mal puede
ahora tratar de que se juzgue nuevamente lo mismo, pues de ser así se estaría
contraviniendo lo previsto en el ordinal 07 del artículo 49 de Constitución de la
Republica (sic) Bolivariana de Venezuela, pues repito, a la parte accionada le
correspondía la carga de la prueba respecto al carácter eventual de la relación y
la misma no cumplió, toda vez que no trajo a los autos los elementos necesarios
para desvirtuar los alegatos realizados por el accionante y las probanzas que le
afirman su derecho, por lo que, conforme a la sentencia indicada supra, resulta
forzoso establecer que el accionante en lo que se refiere a la naturaleza de labor
realizada, era un trabajador de carácter permanente, con una vinculación
jurídica laboral (con la demandada) a tiempo indeterminado. (Ver sentencia N°
636 de fecha 13 de mayo de 2008, Sala de Casación Social del Tribunal
Supremo de Justicia). Así se establece.-”.

En primer lugar, tal y como fue expuesto en la solución de la denuncia anterior,


la comisión de este vicio presupone la aplicación de la norma señalada como infringida
para resolver un aspecto de la controversia y en la presente situación debe dejarse
claramente establecido que la recurrida no incurrió en falsa aplicación del precitado artículo
112 por cuanto no lo empleó para resolver el controvertido de la litis, solo hizo una
mención referencial al evocar el juicio de estabilidad que se interpuso antes del proceso que
hoy nos ocupa la atención.

Por otro lado, tal y como claramente ha sido sentado por la doctrina
jurisprudencial de esta Sala y con relación ahora al vicio de suposición falsa delatado, debe
reiterarse que el mismo consiste en un hecho que establece el juez y no una conclusión, se
trata de un error de percepción, resultando también de la equivocación del juzgador en la
contemplación de la prueba.
Este desatino judicial tiene que referirse forzosamente a un hecho positivo y
concreto que se establece falsa e inexactamente en la sentencia a causa de un error de
percepción; sólo puede cometerse en relación con un hecho establecido en el fallo,
quedando fuera de su contexto las conclusiones del juez con respecto a las consecuencias
jurídicas del hecho, porque en tal hipótesis se trataría de una conclusión de orden
intelectual que aunque errónea, no configuraría lo que la ley y la doctrina entienden por
suposición falsa.

En este sentido debe reiterarse que el artículo 320 del Código de Procedimiento
Civil, aplicable supletoriamente en la casación laboral, es el que prevé los casos de
suposición falsa y dispone que ésta se verifica cuando el juez “atribuyó a instrumentos o
actas del expediente menciones que no contiene, o dio por demostrado un hecho con
pruebas que no aparecen en autos o cuya inexactitud resulta de actas e instrumentos del
expediente mismo”.

En interpretación de ello se ha dejado sentado que las tres hipótesis que


configuran este vicio son: a) por atribución de menciones, al cual se asimila el falso
supuesto ideológico que es cuando el juez atribuye a la prueba lo que esta no dice, o
modifica lo que la prueba claramente sí dice; b) cuando el juez da por probado un hecho sin
prueba que la respalde, es decir, la prueba no existe, pero el juez la inventa o supone; c)
cuando el juez establece un hecho falso con pruebas cuya inexactitud resulte de actas o
instrumentos del expediente no mencionados en el fallo, o sea, cuando el juez falsea la
prueba al no contrastarla con otras pruebas, o al no articularla en todos sus elementos. En
esta hipótesis, el sentenciador sí considera la prueba, pero la falsea, lo cual se demuestra
por su enfrentamiento con la misma prueba o con otra que esté en el expediente.

Para la correcta proposición de la denuncia del vicio de suposición falsa, vale


decir, para que la Sala pueda examinar y decidir acerca de la determinación y apreciación
que los jueces de mérito hayan efectuado sobre los hechos y las pruebas, es indispensable
que el formalizante se ajuste a la formalidad elaborada, la cual exige el cumplimiento de los
ciertos requisitos, tales como, la indicación del hecho positivo y concreto que el juzgador
haya dado por cierto valiéndose de una falsa suposición; la indicación específica del caso
de falsa suposición a que se refiere la denuncia, puesto que el encabezamiento de la norma
analizada prevé en ese respecto tres situaciones distintas; el señalamiento del acta o
instrumento cuya lectura patentice la falsa suposición; la indicación y denuncia del texto o
los textos aplicados falsamente, porque el juez da por cierto un hecho valiéndose de una
suposición falsa; y la exposición de las razones que demuestren que la infracción cometida
fue determinante de lo dispositivo de la sentencia.
En la presente situación, concluye la Sala que los formalizantes incumplieron
con la técnica diseñada, sin embargo y pese a la deficiencia señalada pasa a resolver, para
lo cual toma en cuenta, tal y como se dejó sentado en la resolución de la precedente
denuncia, que en un juicio anterior de estabilidad laboral se dejó establecida la naturaleza
de la vinculación jurídica que unió a las partes y con base en los presupuestos establecidos
en dicha conclusión irrevocable -al no haber sido recurrida por la parte interesada- fue
tomada la nueva decisión de segunda instancia en el juicio por cobro de acreencias
laborales, por lo que mal pudo haber incurrido en falsa suposición.

De lo anteriormente expuesto, evidencia esta Sala que el juzgador de la


sentencia impugnada, no incurrió en el referido vicio, razón por la cual no está inmerso en
la infracción delatada por los formalizantes y en tal virtud se declara improcedente la
denuncia planteada. Así se decide.

DECISIÓN
En mérito de las consideraciones anteriores, esta Sala de Casación Social del Tribunal
Supremo de Justicia, administrando justicia en nombre de la República Bolivariana de
Venezuela por autoridad de la Ley, declara: 1) SIN LUGARel recurso de casación
interpuesto por la representación judicial de la sociedad mercantil CERRAJERÍA
GALERÍA, C.A., y por los ciudadanos MITCHELL DAVID ODREMAN
ANGULO y ELIZABETH TUMINO DE ODREMAN, contra la sentencia publicada
por el Juzgado Superior Séptimo del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas, en fecha 2 de abril de 2014; 2) CONFIRMA el fallo
recurrido.

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