Terapias psicológicas hay muchas, pero dejando a un lado sus diferentes perspectivas,
enfoques y teorías originarias, todas buscan una mismo objetivo, una misma meta
terapéutica: facilitar el cambio hacia el bienestar. Así, en lugar de preguntarnos cuál de
estas estrategias psicológicas es mejor o cuál peor, deberíamos preguntarnos primero qué es
lo que necesitamos.
Si establecemos esta jerarquía en los interrogantes es por una razón muy sencilla. En
muchas ocasiones, cuando una persona toma conciencia de que debe ir a un psicólogo,
sigue manteniendo ideas erróneas sobre lo que son las terapias psicológicas. A menudo,
tiene en mente la clásica escena de un paciente tumbado en un sillón (diván) con el
terapeuta situado detrás de él tomando nota.
Cada modelo utiliza una serie de técnicas distintivas que se ajustarán mejor a unas personas
y no a otras. A su vez, tampoco podemos olvidar que muchas de ellas se enfocan en un tipo
de objetivo determinado que otras no suelen trabajar. Asimismo, es importante tener
siempre presente cuál es el propósito general en el que coinciden todas las terapias
psicológicas.
El propio término «terapia» proviene del griego “therapeutikós” y significa «aquel que
cuida de otra persona». Ahora bien, quien cuida es un profesional entrenado y capacitado
para tal fin a través de una serie de estudios y prácticas. Su propósito no es exactamente
«cuidar», sino facilitar estrategias adecuadas y herramientas para que las personas puedan
por sí mismas alcanzar el equilibrio y el bienestar mediante un cambio determinado.
Estamos ante un proceso activo y proactivo entre dos o más personas. Es una relación de
trabajo intensa, dura a veces, un viaje de descubrimientos, de creatividad y de dinámicas
interpersonales donde no vale quedarse quietos, donde el terapeuta no se limita a dar
consejos o directrices sobre lo que su paciente o cliente está obligado a hacer. Tal y como
nos explica Richard Lazarus, «el objetivo de la terapia es enseñar a ver los problemas como
desafíos y no como amenazas».
Todas ellas, si son llevadas por profesionales competentes, capacitados y bien formados
pueden ser efectivas. Sabemos ya que como pacientes o clientes debemos asumir un papel
activo; a su vez, es necesario saber qué enfoque utiliza cada terapia psicológica para intuir
al menos si ese encuadre terapéutico puede ajustarse a nuestras características y
necesidades.
Veamos ahora cuáles son las principales terapias psicológicas y lo que nos pueden ofrecer.
A. Terapias Cognitivo-Conductuales
En este tipo de terapia, el especialista buscará identificar los problemas del paciente,
sirviendo de guía para a cambiar los patrones de pensamiento disfuncionales.
Para lograrlo, se procede a un análisis funcional de la conducta con el fin de
averiguar cuáles son los comportamientos «desadaptados».
Una vez identificados, el terapeuta cognitivo-conductual utilizará diversas técnicas
para entrenar a la persona en la resolución de problemas, en el entrenamiento de
habilidades, en la reestructuración cognitiva, etc.
La terapia cognitivo-conductual resulta muy eficaz en el tratamiento de depresiones, fobias,
trastornos de ansiedad, procesos traumáticos…
Asimismo, si nos preguntamos ahora si este tipo de terapia es efectiva cabe señalar que
cuenta con una alta tasa de éxito. Tal y como nos revela un estudio realizado en la
Universidad de Boston y publicado en el el Journal Cognitive Therapy and Research, es
efectiva para tratar un gran número de problemas y trastornos psicológicos.
Por otro lado, dentro de las terapias cognitivo-conductuales se incluyen otras líneas
terapéuticas que es importante conocer.
2. Terapia conductual
La terapia conductual es útil en el tratamiento de fobias y adicciones.
La terapia conductual, como el propio nombre indica, busca hacernos ver nuestros
comportamiento aprendidos o condicionados para ver el impacto que ellos pueden
tener en nuestra vida.
Una vez identificados, el objetivo es claro: ayudarnos a «desaprender» para
«recondicionarnos» hacia actuaciones y comportamientos más saludables e
integradores.
3. Terapia analítica cognitiva
Muy útil en tratamientos breves y puntuales (se basa en 12 sesiones) para mejorar
determinados comportamientos, pensamientos distorsionados, problemas de
conducta…
Suele estar implementada en las áreas de salud mental de muchos hospitales.
La terapia analítica cognitiva une a terapia cognitiva con la psicología analítica.
El objetivo es ayudar al paciente a comprender por qué piensa como lo hace o por
qué se comporta del modo en el que lo hace. De esta manera, se le facilita diversas
técnicas de afrontamiento para que ponga en marcha el cambio.
4. La Terapia Racional Emotiva-Conductual
La terapia racional Emotiva- Conductual de Albert Ellis es útil para el tratamiento
de la ira, la ansiedad, las frustraciones, la fobia social, la timidez y las disfunciones
sexuales.
Según el Journal of Clinical Psychology, es a día de hoy un tipo de intervención
sólida y efectiva, además de uno de los es uno de los principales pilares de la terapia
cognitivo-conductual.
Su objetivo es resolver problemas emocionales y conductuales mediante un enfoque
más directivo, más filosófico y empírico.
Se utiliza a la razón y a la racionalidad para que la persona logre tomar conciencia
de sus emociones, así como de esos pensamientos destructivos y limitantes. Esos
que a menudo están en un plano más inconsciente o automático y que la propia
persona no suele identificar por sí misma.
Más tarde, el psicoterapeuta facilita estrategias para que el paciente haga uso de
pensamientos más constructivos.
B. Terapias psicoanalíticas y psicodinámicas
Una de las terapias psicológicas más conocidas es sin duda la que responde al modelo
teórico que Sigmund Freud hace casi un siglo. A pesar de que por sí misma dibuje esa
iconografía tan cercana y familiar para la población en general, es necesario conocer cuáles
son sus dinámicas, sus principios y objetivos antes de elegir iniciar una terapia dentro de
este encuadre.
La terapia psicoanalítica parte del principio de que en ocasiones los seres humanos
manifestamos una serie de conflictos inconscientes que se originan en nuestro
pasado, especialmente en la niñez.
Gran parte de nuestros problemas son el resultado de impulsos instintivos mal
reprimidos en el inconsciente.
La finalidad del psicoanalista es facilitar que todos esos conflictos inconscientes
asciendan al mundo consciente. Para ello, se hará uso de la catarsis emocional o la
hipnosis, facilitando la posibilidad de que los identifiquemos, desnudando esos
mecanismos de defensa que la mayoría utilizamos para esquivar el problema
original.
La investigación científica sobre su eficacia, nos demuestra por ejemplo que es muy
útil para tratar miedos y fobias. Por ejemplo, un estudio llevado a cabo en la
Universidad de Columbia, nos revela que es efectiva en los trastornos del pánico.
Estas serían las principales terapias psicológicas que se encuadran dentro de este enfoque.
5. La Terapia Psicoanalítica
La terapia psicoanalítica es útil para tratar traumas de infancia, fobias y depresiones.
Esta terapia explora, tal y como hemos indicado, la mente inconsciente y cómo esta
influye en nuestros pensamientos y comportamientos.
Sobre todo centra sus esfuerzos en analizar experiencias de la infancia, intentando
identificar cómo esos hechos puntuales han impactado en la vida de la persona.
Este tipo de terapia suele extenderse mucho en el tiempo.
6. Terapia interpersonal dinámica
La terapia interpersonal dinámica nos ayuda a mejorar nuestras relaciones con los
demás.
Es limitada en el tiempo y nos facilita poder entender determinados vínculos
problemáticos que podemos estar manteniendo con ciertas personas.
7. La terapia junguiana
La Terapia junguiana o el análisis de Jung es otro de esos tipos de terapias psicológicas
especialmente útiles para tratar las adicciones, la depresión y la ansiedad, e incluso para
favorecer el propio crecimiento personal.
El precursor de este enfoque fue Carl Rogers. Ya hemos hablado en más de una ocasión de
este gran experto en el comportamiento humano, que buscó por encima de todo traer el
optimismo a la psicoterapia, favorecer nuestro crecimiento personal y acercarnos hacia el
cambio para alcanzar así nuestro máximo potencial humano.
Asimismo, a pesar del clásico interés que despierta este tipo de enfoque hay un hecho que
señala un extenso estudio realizado entre 1990 y el 2015 y publicado en el Journal
Psychoterapy Research: se necesitan terapeutas bien entrenados. Personas altamente
capacitadas para poder generar ese cambio, esa oportunidad de crecimiento en el ser
humano.
Estas serían algunas características de este tipo de una de las terapias psicológicas más
usadas en la actualidad.
8. Terapia existencial
La terapia existencial nos ayuda a hallar un sentido, un propósito vital. Lo hace al
invitarnos a reflexionar sobre la propia existencia.
Facilita el que podamos asumir responsabilidades y nuevos retos personales para
alcanzar el éxito.
Entiende a las dificultades emocionales, los conflictos internos y nuestros miedos
como esas piedras que nos obstaculizan el camino hacia nuestras metas; además, lo
hacen en «el aquí y el ahora».
Los terapeutas existenciales nos ofrecen estrategias para vivir de un modo más
auténtico, hallando significados a nuestras vidas y dejando a un lado lo superficial.
Al menos, intentándolo.
9. Terapia Gestalt
El objetivo de la terapia Gestalt es trabajar la autoconciencia para que podamos resolver
nuestros problemas con mayor seguridad. El objetivo de los procedimientos que plantea es
que dejemos a un lado angustias vitales, que alcancemos la libertad personal y adquiramos
la determinación suficiente para alcanzar nuestro máximo potencial.
La terapia gestalt fue desarrollada a finales de los años 40 por Fritz Perls. Asumía
por ejemplo que cada persona es un todo, ahí donde un pensamiento, una sensación,
una emoción o una acción no podrán darse nunca de forma aislada.
El terapeuta procurará siempre que sus clientes se sientan cómodos, que sean
partícipes en todo momento para poder ver sus propias resistencias y ser plenamente
conscientes de la importancia de sus emociones, pensamientos, ideas, recuerdos…
Se usan técnicas creativas que faciliten el auto-descubrimiento.
Se anima también a los clientes a tener una responsabilidad consigo mismos y con
la propia sociedad.
10. Terapia Centrada en el Cliente
La terapia centrada en el cliente nos ayudará a entender nuestras necesidades para
potenciar nuestro crecimiento personal.
Estamos ante una de las terapias psicológicas más interesantes dentro de esta área,
donde el terapeuta humanista nos ayudará ante todo a clarificar necesidades, a
potenciar los valores que nos identifica, a facilitar nuestra aceptación y a trabajar
nuestras fortalezas.
Asimismo, es importante recordar que estamos ante un tipo de terapia no directiva:
el propio cliente, y no el terapeuta, es quien tiene el peso de gran parte del proceso
terapéutico.
Durante todo el proceso priman tres dimensiones clave: empatía, Aceptación
positiva incondicional y Autenticidad o Congruencia.
11. Terapia Breve Centrada en Soluciones
Como el propio nombre lo indica, la terapia breve centrada en soluciones es
limitada en el tiempo y busca cambiar algún tipo de pensamiento disfuncional,
mejorar la relación entre parejas o familias o ayudar al cliente a encontrar su
equilibrio emocional y social.
Así, en lugar de centrarse en las debilidades y limitaciones de la persona, la terapia
centrada en soluciones busca potenciar nuestras fortalezas y nuestras posibilidades
para ayudarnos a avanzar.
La terapia se basa en una serie de preguntas donde se facilita el proceso de reflexión
y auto-conocimiento.
12. Análisis Transaccional
El análisis transaccional es una terapia muy efectiva para mejorar el bienestar
psicológico y facilitar la reestructuración y el cambio personal.
Cabe decir además, que este enfoque es muy utilizado en muchos hospitales
psiquiátricos para el tratamiento de diversos trastornos.
Fundada por Eric Berne a fines de la década de 1950, la terapia o análisis
transaccional se basa en la teoría de que cada persona tiene tres estados del ego:
padre, adulto y niño.
El propósito del terapeuta es ayudarnos a que hagamos uso de una personalidad más
integradora en base a estas transacciones psicológicas. Así, por ejemplo, el adulto
representa el área más racional, el niño se vincula a lo espontáneo y el padre a lo
normativo y a lo ético…
13. La psicología transpersonal
La psicología transpersonal es un enfoque desarrollado por Abraham Maslow en la década
de 1960. Su objetivo es ayudarnos a descubrir el auténtico sentido de nuestras vidas,
resolviendo necesidades en función de la jerarquía que marque precisamente este sentido.
El terapeuta adquiere aquí un papel muy concreto. Debe tener una mentalidad abierta, gran
respeto, inocencia y capacidad para maravillarse. Debe mostrar a su cliente que todo lo que
le dice, que todo lo que le comunica es nuevo y es valioso. Así, la metodología utilizada
para impulsar este proceso terapéutico tan singular es una combinación de tradiciones
espirituales, donde es común que se haga uso de alguna de estas dinámicas:
Yoga.
Escritura creativa.
Visualizaciones guiadas.
Meditación.
«Encuentro» con nuestro niño interior.
Arte simbólico.
D. Terapias artísticas
Es muy posible que dentro de los diferentes tipos de terapias psicológicas, al gran público
le pasen desapercibidos este tipo de enfoques tan catárticos, liberadores y sanadores a la
vez. Tal y como hemos señalado al inicio, cuando buscamos algún tipo de estrategia
terapéutica, es muy importante identificar qué queremos y qué mecanismo terapéutico
puede ir mejor con nosotros.
14. Dramaterapia
Este tipo de terapia hace uso del arte dramático para conferir alivio y favorecer la
integración física y emocional.
Se hace uso de improvisaciones teatrales o de guiones específicos para que la
persona profundice en su universo personal, mejore sus habilidades sociales y
adquiera mayor seguridad.
15. Musicoterapia
La musicoterapia es un tipo de terapia creativa muy versátil, muy intensa a la vez que
sanadora. Los cambios son casi inmediatos, y esto es algo que se puede ver con mucha
frecuencia en pacientes con trastornos de espectro autista, con demencias o ansiedad. La
persona responde al segundo y experimenta todo un torrente de emociones y sensaciones.
Por lo general, la terapia se concentra sobre todo en el «paciente índice»; es decir, en esa
persona que presenta algún trastorno clínico o comportamiento problemático.
19. El psicodrama
Es posible que muchos hayamos oído hablar del psicodrama de Jacob Levy Moreno. Aún
más, puede que hayamos practicado alguna dinámica en nuestros entornos laborales.
Para concluir, añadir que existen sin duda muchas más terapias psicológicas. No obstante,
las aquí reseñadas son las que más se usan, las que mayores beneficios propician y las que
mejor respuesta nos pueden ofrecer en un momento dado. No dudemos en acercarnos a
cualquiera de estas terapias psicológicas si en un momento dado así lo necesitamos. Todos
tenemos derecho a sentirnos mejor, disfrutar de un mayor bienestar y a crecer como
personas.