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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR


INSTITUTO DE MEJORAMIENTO PROFESIONAL DEL MAGISTERIO
NÚCLEO ACADÉMICO – YARACUY

Integrantes:
Pérez Carmen C.I. 11.651.925
Pérez Ana C.I. 12.079.694
González Yohana C.I 17.149.900
Ordoñez Reina C.I 17.157.470
Escalona Danyela C.I 18.547.966
Ordoñez Yaneth C.I 19.973.864
Educación Preescolar

Independencia, Diciembre de 2012


ÍNDICE

pp.

Introducción .................................................................................................... 3
El docente y el conocimiento de la cultura de su entorno ............................... 4
Criterios para la relación ................................................................................. 7
Formas de aplicación, proyección y difusión del folklor .................................. 8
Niveles de participación alumnos, docentes y comunidad social. ................. 11
Conclusión .................................................................................................... 14
Bibliografía .................................................................................................... 16

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INTRODUCCIÓN

Todas las personas hacen cultura, bajo la concepción de que cultura es


el sentir, pensar y actuar de un pueblo en un espacio y en un tiempo
determinado. En consecuencia toda persona cuando vive, transmite cultura,
ya sea un carpintero, un político, una madre con sus hijos. Lo mismo sucede
en la docencia. Si entendemos que hacer docencia es acompañar la vida
mientras va creciendo, la educación es la posibilidad de ayudar a que esa
vida crezca en un horizonte cultural determinado.

Por lo tanto, todo docente además de brindar el conocimiento de


determinadas asignaturas también tiene como rol el de la transmisión de una
determinada cultura especialmente del entorno en que el convive. Dentro de
este encuadre, el docente proviene de una determinada cultura. Y cuando
hace educación lo está haciendo siempre, desde un horizonte cultural. Por lo
tanto debe de buscar las estrategias de manera de poder transmitir el
conocimiento de la cultura de su entorno a sus educandos, es decir ayudar a
los niños y niñas a que sepan organizar y comprender progresivamente el
mundo en el que viven.

En el presente informe se explicara acerca de cómo sucede esta


transmisión de conocimiento, mencionando los criterios que existe en cuanto
a esta relación, asimismo se explicara las formas de aplicación, proyección y
difusión del folklor como parte de ese conocimiento de esa cultura y los
niveles de participación en cuanto al conocimiento del folklor como parte de
la cultura que existe en los alumnos, docentes y la comunidad.

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EL DOCENTE Y EL CONOCIMIENTO DE LA CULTURA DE SU ENTORNO

El docente debe no sólo conocer su cultura sino las coexistentes en el


contexto y texto donde actúa. Pues tal como lo señala Gagneten (1999) “No
hay diálogo cultural sino imposición cultural cuando transmite sólo su propia
cultura, desconociendo básicamente otras matrices fundacionales, y sus
componentes culturales” (p.18). Es por ello, que el docente de poseer ciertas
cualidades y actitudes en especial frente a la globalización actual, que según
la revista La Educación en nuestras manos deben existir tres actitudes
diferentes en el docente.

La primera es la de los que entienden que hay una cultura, en una sola
aldea global (comunidad). El docente es entonces un transmisor de la cultura
hegemónica y dominante. Su tarea básicamente consiste en invadir con una
propuesta cultural a los alumnos, "adecentándolos" para lograr la
funcionalización de los mismos a los mecanismos de la mencionada aldea
global. Por ende el producto de la educación, es haber logrado la elevación
cultural de la población. Es decir producir un solo tipo de ciudadano, de
consumidor, de hombre decente. Decente en el sentido de afianzado, por
educación adaptativa, a un solo esquema organizativo de la sociedad
(cultura).

De este modo, mandatos socialmente generalizados (cultura) son


reproducidos en los hombres tipos, logrado mediante educación eficaz y
eficiente: hay que amarse así, hay que vestirse así, hay que gastar así, hay
que formar a los hijos así, hay que rendir así. No se trata de así o azá. Es
así: un sólo mandato que brota de una sola cultura, trasmitida mediante una
sola educación. El mandato es: desde una sola cultura universal, adecentar
al pueblo, "educar al soberano".

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La segunda actitud es la correspondiente a los que visualizan la
naturaleza colonizante en el campo cultural y educativo, y descreen no sólo
de la cultura dominante, sino también de la educación, por entenderla como
reproductora de esa misma cultura. Son los que intentan abrirse del sistema
y fundar desde fuera, y desde abajo, realizando procesos fuera de la
adaptación al mismo. Dentro de este tipo de postura educativa está aquel
que considera que toda cultura del pueblo es la verdad. Hace "basismo"
educativo, entendiendo que todo lo que viene de abajo y desde adentro
siempre es verdadero, sin infiltraciones, sin ver que siempre hay un Michael
Jackson en una radio de cualquier parte del país. No hace una filtración
crítica, y por ende, entiende al pueblo como igual a verdad, como único
portador de verdad. Como consecuencia de esta concepción el docente se
convierte en un "tomador" de las expresiones culturales.

La tercera actitud es la de los que comienzan a "darse cuenta" que hay


una sola aldea global dominante y por eso hegemónica. Pero que sin
embargo, está montada por sobre un sustrato ancestral básico que preexistía
a la aldea. Sustrato que es este modo debe de ser una mezcla entre
aborigen, español y africana, y que proviene de una propuesta no sólo
diferente, sino inversa a la de la aldea global. Tan antagónicas las tres
lógicas, que a pesar del montaje educativo de siglos, aún hoy manifiestan las
tres, indicios de incompatibilidad.

Esta tercera actitud no consiste solamente en respetar o mover lo


existente, sino llevarlo a que crezca, se confronte y por ende, se potencie. Y
esta actitud parte de entender que se está haciendo transmisión de cultura,
con un basamento ancestral claro, irrenunciable, que es un tronco básico del
cual partir. Ello exige juicio crítico, lo cual requiere como mínimo no renunciar
a dos cosas: por un lado a lo ancestral, es decir de dónde venimos (qué y
cómo era nuestro pueblo antes de la penetración: matrices básicas); y por
otro lado tener claro hacia dónde vamos.

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Además hay que comprender que el educador antes de ser un docente
o un transmisor del saber es un miembro de la sociedad que tiene sus
creencias y sus pensamientos. Además, es un ser humano que tiene un
conjunto de componentes socioculturales, afectivos y razonables, por eso no
se puede adaptar su papel sólo como profesor que intenta transmitir el saber
sino como mediador e intermediario de la vida cotidiana.

Los docentes deben estar dispuestos a considerar cómo los ven otras
personas y a tener curiosidad por saber sobre sí mismos y sobre otros.
También, deben estar dispuestos a experimentar y a negociar para conseguir
el entendimiento de ambas partes. Los profesores deben estar dispuestos a
compartir significados, experiencia y afectos tanto con personas de otras
comunidades como con sus propios alumnos en el aula.

En cuanto a los conocimientos, los docentes tienen que estudiar más


sobre el entorno e historia cultural de la comunidad o comunidades, y buscar
la manera de cómo involucrar ambos para que el educando se integre y
adquiera conocimientos de su localidad. De manera que los conocimientos
de los profesores deberán ser activos y estar listos para ser aplicados e
interpretados y para hacerlos accesibles a la situación de aprendizaje y a los
diversos estilos de los alumnos. Por lo que, el docente como profesional
cumple con una gran diversidad de tareas a través de los cuales puede
aproximar a sus estudiantes a las creaciones culturales de las sociedades
mundiales y a las creaciones de su sociedad particular o local.

Existen muchas formas de acceder a los productos de la cultura,


especialmente desde la invención de los medios masivos e inmediatos de
comunicación. Esto implica que cualquier persona está en la posibilidad de
tener acceso a la información, con lo que podríamos pensar que el papel del
docente como transmisor de conocimientos ya no tiene la importancia que
tuvo en el pasado. No obstante, a pesar de los avances tecnológicos

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aplicados a la educación, el docente sigue siendo fundamental en la
construcción de conocimientos ya que ninguna tecnología podrá sustituir
jamás el componente afectivo del acto pedagógico.

Efectivamente, en el acto pedagógico hay una continua interacción


entre los estudiantes y de estos con el docente, creando unos valores que
difícilmente se darían sin la actividad orientadora del maestro. Es,
precisamente, el docente quien anima a sus estudiantes para que alcancen
las metas propuestas, para que descubran y exploten sus capacidades, para
que generen hábitos y conductas deseables, para que produzcan en el
campo académico y axiológico, para que se conviertan en constructores de
su proyecto de vida y para que adquieran, gradualmente, un mayor nivel de
responsabilidad y de autonomía.

CRITERIOS PARA LA RELACIÓN EL DOCENTE Y EL CONOCIMIENTO


DE LA CULTURA DE SU ENTORNO

El docente, mediante su actividad racional, debe propiciar en sus


estudiantes el interés por conocer que él no es un ser aislado, asocial y
ahistórico sino que debe saberse como el producto de un continuo proceso
de socialización, entendido este como "el juego recíproco entre sujetos y
entre ellos y la cultura; siendo allí en este juego recíproco en el que se hace
real el dominio o la emancipación del sujeto humano y de los grupos
humanos.

Ahora bien, para que el docente pueda cumplir con su función mediador
la cultura y el estudiante debe tener presentes algunas características y
criterios como son su nivel cultural, el que debe ser constantemente
actualizado; el conocimiento amplio de lo que enseña; estar actualizado en
las últimas teorías y avances de su asignatura y conocer, además, lo
concerniente a otras áreas del saber para que pueda relacionarlos con la

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suya; propiciar actitudes de respeto, colaboración, integración, tolerancia,
cooperación y ayuda mutua; generar que el espacio y tiempo pedagógico se
conviertan en un momento de gran interactividad entre sus estudiantes y de
estos con él para que, finalmente, logre el propósito fundamental de propiciar
en los estudiantes, en un contexto social histórico, el aprendizaje. Si es
posible lograr esto podemos afirmar que el docente ha cumplido su función y
criterio fundamental: servir de mediador entre la cultura del entorno y el
estudiante.

FORMAS DE APLICACIÓN, PROYECCIÓN Y DIFUSIÓN DEL FOLKLOR

Las formas como el docente puede valerse para aplicar, proyectar y


difundir el folklor puede ser de diversas maneras pero según Gagneten
(1999) puede emplearse con triple orientación, función o finalidad, de las
cuales el autor menciona las siguientes:

a) Formativa: se refiere a la educación del alumno. La escuela no


solamente va a formar el intelecto del niño, sino su carácter, su personalidad;
requiere, por tanto, una base espiritual de la cual parta para desarrollar sus
potencialidades, iniciativas e intereses. Esa base es, indiscutiblemente, los
valores grupales, los principios de su comunidad, por lo que el docente debe
conocer el entorno en que vive los niños para poder lograr esta aplicación,
proyección y difusión.

En este sentido, Luis E. Valcárcel, señalaba ya que los diferentes


“ordenes de actividad cultural” tienen valores que les son propios. Es a ellos
que el maestro se referirá: Los conceptos y aspiraciones que tiene la
comunidad referentes al bienestar, justicia, orden, bien, honor y prestigio,
divinidad, verdad, perfección, belleza, solidaridad, cosmovisión. No serán
principios explícitos que se le mostrarán, será tarea del maestro descubrirlos;
y una vía segura será el extraerlos del folklore de la zona. No olvidemos que

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estamos hablando de la cultura tradicional, la cultura muchas veces
encubierta. Pero hay valores como la libertad, el bien social, la igualdad, la
fraternidad, en que debemos igualmente formar al niño.

No solo los valores formales se encuentran subyacentes en el folklore;


también detalladas normas morales y de comportamiento que tienen que ver
con la coexistencia grupal surgirán del análisis de los textos y de la
realización del hecho folklórico. Del examen de los materiales (tambores,
maracas, entre otros) brotarán los ideales de acción, los ejemplos del
heroísmo y de solidaridad, bondad, de la justicia en defensa de los pobres y
desamparados; los antiguos valores religiosos: del deber, del servicio,
piedad, amor, sacrificio; el criterio estético del grupo – lo que impide que
hagamos conocer y apreciar al educando también los valores del arte clásico
y moderno.

Como la aplicación del folklore demanda el conocimiento previo de las


unidades folklóricas y su análisis subsiguiente, requiere el consumo activo
del niño como informante y recopilador, hará de él el sujeto activo, no pasivo,
que la educación requiere; “participará” en el proceso educativo, en la amplia
acepción de la palabra.

b) Informativa: se refiere a la instrucción del alumno. El folklore es un


valioso auxiliar para la enseñanza y el aprendizaje, facilita tanto la labor del
maestro como el esfuerzo del educando. Aquí se cumple admirablemente el
“enseñar deleitando” a que también se refiere la distinguida etno-musicóloga
venezolano-argentina Isabel Aretz. El folklore coadyuva al aprendizaje.
Además de servir de Centro de Interés podemos usarlo cual diversas
técnicas educativas, para ejemplificar, motivar, amenizar, observar, analizar,
afianzar conocimientos, caracterizar y como ayuda mnemotécnica a puntos
específicos de las diversas asignaturas del programa de la Educación
Primaria.

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c) De relación con la Comunidad: Los elementos folklóricos a
utilizarse pueden pertenecer al folklore local, regional, nacional y mundial;
mediante ello, además de la misión integradora del niño en la comunidad
local y nacional, lo orientaremos hacia los sentimientos de la fraternidad
humana, por encima de los límites políticos de los pueblos. Entenderemos
que esa delimitación por países se hace como medio de organización, no de
separación de los hombres. Y “la responsabilidad de impartir una enseñanza
de carácter nacional” no está reñida con ese procedimiento.

Sabemos que el folklore proporciona la oportunidad de fortalecer los


vínculos sociales con alegría y regocijo; así fortalecerá los círculos
comunitarios en que se desarrolla el niño, a partir de su pequeño hogar-
escuela, pueblo, región, nación, universo.

A medida que los niños sean mayores, conjuntamente con el maestro


irán analizando los materiales folklóricos para descubrir cómo es nuestro
pueblo; lo que sabe, cree y piensa; lo que siente y anhela, teme y espera;
sus tensiones y problemas, sus proyectos y esperanzas; obtendrá otro
conocimiento de aquello que aprendió espontáneamente durante su infancia.
Lo que alegra las horas de descanso del pueblo, lo que educo
inconscientemente al niño será seleccionado de acuerdo a los intereses
educativos y nos llevará a la comprensión y respeto de la Comunidad; será
un nexo, un vínculo entre la escuela y la comunidad.

Educar es ir mejorando el ser y a través del hombre a la sociedad, pero


no el cambiarlo totalmente, eso sería robar, raptar, suplantar al hombre;
educar es transformar en colaboración, desarrollando sus potencialidades,
no hacerlo a la manera de los conquistadores destruyéndolo todo para
imponer lo suyo; comunicaremos la ciencia moderna partiendo del saber
tradicional del pueblo.

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Cabe de destacar que proyección folklórica como la expresión de
fenómenos folklóricos producida fuera de su ambiente natural y cultural, por
obra de personas determinadas o determinables que se inspiran en la
realidad folklórica, cuyo estilo, formas, tipos o carácter trasuntan y reelaboran
en sus obras, destinadas al público general, preferentemente urbano, al cual
se transmiten por medios técnicos, mecánicos e institucionalizados, propios
de la civilización en vigencia, manifestándose ya en el plano de la creación
artística (literatura, música, danza, artes plásticas, teatro, cine, televisión,
entre otros.) ya en el campo de la industria (tejeduría, cestería, platería, entre
otros) ya de la moda, la enseñanza, entre otros.

NIVELES DE PARTICIPACIÓN ALUMNOS, DOCENTES Y COMUNIDAD

El folklore puede emplearse en la Escuela, en función de tres niveles


que según Merino (2008) señala que son: 1) el maestro, 2) el alumno, 3) la
Comunidad.

El folklore en función del maestro: Esta autora indica que el Profesor


debe conocer la vida espiritual de la comunidad en que se sitúa la escuela,
tanto como su realidad física y material; así adecuará su enseñanza hacia
esas realidades y normará su actitud magisterial y humana hacia el pueblo.
El folklore, al permitirle conocer la intimidad de éste, le facilitara su
comprensión de los padres de familia y, por supuesto, de su alumnado;
compartirá su vida.

Al conocer y comprender sus narraciones, música y danzas, deberá


analizar su contenido y significado y llegará a captar sus Valores, relievarlos
y emplearlos en su labor educativa. El maestro debe conocer la cultura
tradicional del pueblo, como base fundamental para adentrarle la cultura
universal de que es portador oficial.

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El folklore en función del alumno: Merino (2008) indica que
generalmente el niño encuentra en la escuela un mundo completamente
diferente de su medio ambiente y esto le produce un desajuste con su hogar
y con la comunidad. Se siente un ser disminuido, ignorante, proveniente de
un medio ignorante (así se le manifiesta), que diariamente ingresa a otro
mundo, la Escuela, donde todo es superior, bueno y sabio.

Pero mediante el folklore que el alumno conoce, se le puede hacer


sentir que él también tiene una sabiduría que podrá llevarla a la Escuela. La
base cultural del alumno es su conocimiento del medio ambiente espiritual,
físico y material de su pueblo; podemos hacerle comprender que sus
conocimientos serán aprovechados en cuanto valiosos y que de él depende
mostrar el valor que tienen, si reflexiona sobre ellos para su adecuada
exposición y aprovechamiento. A su vez el maestro tomará los materiales
folklóricos de que es portador el niño, para la formación e información del
escolar.

El folklore en función de la Comunidad: Muchas veces, por


diferentes motivos, la Escuela significa una institución antagónica a la
comunidad. Es por ello, que Merino (2008) señala que el folklore es uno de
los mejores medios para unirlas. El poblador se sentirá vinculado a la
escuela si escucha en sus patios o aulas las canciones de su pueblo; si ve
en sus aulas y colecciones los bienes y productos de su comunidad; o recibe
una apreciación o consejo acerca de ellos; si constata que en las fiestas
escolares también son apreciados los instrumentos musicales, el arte local, si
él es llamado para enseñar una danza o una técnica artesanal o simplemente
para que muestre a la comunidad escolar el producto de su labor sea una
técnica, un vestido típico, un objeto artesanal.

El padre de familia comprobará que mediante su colaboración la


escuela podrá participar en las costumbres y fiestas tradicionales de la

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comunidad (cosecha, trilla, marcación del ganado, chaco, paradura del niño,
cruz de mayo, fiesta patronal, entre otros.); a ellas llegará la escuela pero
con una nueva actitud para extraer sus enseñanzas desbrozando lo negativo
que hallare luego de imparcial reflexión crítica, examen y discusión realizada
en conjunto por maestros y alumnos, y vemos hoy en día que una de las
maneras que han permitido lograr este tipo de integración es mediante los
libros vivientes, donde los mismos miembros de la comunidad se integran y
comparten el conocimientos de las experiencias vividas en años anteriores
en la misma comunidad.

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CONCLUSIÓN

El medio constituye el hábitat o entorno físico, natural, cultural y social


en el que nacen y crecen los niños y niñas, el contexto de donde extraen sus
primeros conocimientos y el instrumento para la construcción y desarrollo de
los aprendizajes. Estos aspectos justifican plenamente la existencia de una
asignatura en la que los maestros que se forman para trabajar en la etapa
infantil desarrollen conocimientos, procedimientos y actitudes que les ayuden
a desarrollar en los niños y niñas todas las posibilidades de estudiar y
analizar el entorno como herramienta de enseñanza-aprendizaje y que
muchas veces esta asignatura es olvidada como lo es el folklore, pero es la
que permite al docente emplee estrategias donde el niño adquiere
conocimientos de su entorno.

Pero para poder lograr aplicar las estrategias es necesario que exista
una relación con el docente y el conocimiento de la cultura de su entorno
pues a pesar que el docente tenga una propia cultura este debe conocer la
cultura que hay en la comunidad donde habitan sus estudiantes, y lo que es
mejor conocer su folklore lo que permitirá poder realizar un análisis donde
brindara poder lograr la participación en todos los niveles desde los alumnos,
como la comunidad y el mismo docentes.

Además, el análisis del medio contribuye a desarrollar en los niños una


serie de aprendizajes tales como: la participación en los diferentes grupos
sociales a través de las manifestaciones culturales del entorno en el que
vive, la aplicación de normas de comportamiento social necesarias para una
buena convivencia, la orientación en los espacios cotidianos que le permita
una mayor autonomía, la organización espacio-temporal a través de los
hábitos y rutinas diarias, la exploración y observación de los cambios y
modificaciones que se producen en el entorno buscando las causas que los

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producen, el desarrollo de actitudes de respeto hacia el medio, el
establecimiento de relaciones con su medio.

Finalmente, esta participación de los niños y niñas es una manea de


proyectar y difundir el folklore logrando que ellos, las familias y la comunidad
se involucren haciendo folklore. Y hay que recordar que hacer folklore no es
volver al pasado sino, por el contrario, traer el pasado histórico, costumbrista,
que significa rescatar los valores culturales del pueblo que se sienta que son
parte de algo importante.

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BIBLIOGRAFÍA

Alvarado, Sara Victoria. El Docente: Mediador Entre La Cultura Y El


Estudiante En Enfoques Pedagógicos N° 4. Volumen 12. Mayo-Agosto
de 1996. CAFAM.

Aretz, Isabel (1956). Manual del folklore venezolano. Biblioteca Popular el


Dorado. Primera edición. Caracas, Venezuela.

Gagneten Mercedes (1999) El docente y la transmisión cultural. El trigo y la


cizaña. Disponible: http://materialesdelectura01jpms.blogspot.com/2007
/09/el-docente-y-la-transmisin-cultural-el.html Consulta noviembre,
2012.

García, P. (2004). La cultura ¿universo compartido? La didáctica intercultural


en la enseñanza de idiomas. RedELE: Ministerio de Educación y
Ciencia.

Merino M. (2008) El folklore en la educación. Boletín oficial del Centro


Universitario del Folklore UNMSM Haylli Julio 2008.

Revista La Educación en Nuestras Manos (2007). Suplemento Digital N° 39;


agosto de 2007

Valcárcel, Luis E. “Palabras del Ministerio de Educación en 10 charlas sobre


Folklore”. Lima Ministerio de Educación Pública. Perú 1946

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