El liberalismo fue la tendencia económica y política predominante en América Latina a fines del
siglo XIX e inicios del siglo XX, sus postulados fueron rechazados por otras posiciones políticas
populares, como el nacionalismo, el anarquismo y el socialismo, que se desarrollaron junto al
fortalecimiento de los movimientos obreros y campesinos.
Desde fines del siglo XIX, la crisis económica en Italia, España e Irlanda, y la persecución de
minorías étnicas de pueblos como los judíos y los armenios, empujó a millones de europeos a
buscar nuevas oportunidades de vida en América. La llegada de los grupos de migrantes generó
una serie de cambios en las sociedades receptoras. En las ciudades surgieron diferentes tipos de
pequeñas industrias, como peleterías, fábricas de costura, pastelerías y otras, en las que
trabajaban los recién llegados.
En la década de 1820, los únicos territorios que se mantenían como colonias españolas eran Cuba,
Puerto Rico y los territorios del Pacífico.
A partir de la década de 1860, en Cuba surgieron grupos independentistas que fueron reprimidos
violentamente. Al mismo tiempo, Estados Unidos empezó a interesarse por el control de la isla, y
ofreció comprarla a España en varias oportunidades, lo que fue rechazado.
Hacia 1895, el líder independentista José Martí se levantó contra España y fue apoyado por
Estados Unidos.
En 1898, Estados Unidos declaró la guerra a España, exigiendo la independencia de Cuba, Puerto
Rico y Filipinas, el que concluyó con la rendición española.
La migración europea
Los migrantes se dirigieron inicialmente a las áreas rurales, donde se dedicaron a la agricultura,
pero posteriormente prefirieron quedarse en las ciudades, donde estos grupos de migrantes se
organizaron en las fábricas, constituyendo un incipiente proletariado que dio lugar a las primeras
organizaciones obreras: mutuales y sindicatos.
El régimen oligárquico dirigido por Porfirio Díaz se conoce en la historia con el nombre de
"Porfiriato". Estas características de su gobierno provocaron el descontento de:
•Los campesinos, que no solo habían perdido la propiedad de sus tierras, sino que se convirtieron
en mano de obra servil bajo sistemas de explotación.
•Los obreros explotados por las empresas extranjeras, que demandaban mejores condiciones de
trabajo y un control nacional de los recursos naturales.
• Las clases medias y la pequeña burguesía urbana, que se oponían al carácter autoritario del
gobierno de Díaz y demandaban mayores libertades y transparencia en la administración.
Las tensiones fueron aumentando entre 1907 y 1908, y el malestar se tradujo en insurrecciones
campesinas y revueltas urbanas.
El desarrollo de la revolución
Las nuevas elecciones fueron ganadas por Madero, sin embargo, se presentó una división entre los
grupos revolucionarios lo que provocó un movimiento contrarrevolucionario que propició un
golpe de Estado protagonizado por el general Victoriano Huerta. Este, con el apoyo de Estados
Unidos, tomó el poder en 1913 y ordenó el fusilamiento de Madero y de varios colaboradores
suyos.
Los enfrentamientos continuaron hasta 1920, se considera que la revolución mexicana concluyo
en 1929 cuando Plutarco Díaz Calles, creó el Partido Nacional Revolucionario. Este, convertido en
Partido Revolucionario Institucional (PRI), gobernó México por más de 70 años.
En 1917, Carranza convocó a un Congreso que promulgó una nueva Constitución cuyos principios
fundamentales fueron:
Por otro lado, surgió también la imagen de España como la "Madre Patria", privilegiándose así la
herencia hispánica.
Frente a esa ciudad de edificios y chalets, otra ciudad fue surgiendo en la periferia de los núcleos
urbanos: los barrios obreros y los arrabales, donde se asentaron los migrantes extranjeros y del
interior. En las grandes ciudades, los conventillos podrían albergar hasta 3000 personas en
condiciones miserables e insalubres, ya que los baños eran comunes y la única fuente de agua se
hallaba en el patio.
La admiración por lo europeo llegó también al ámbito intelectual, Inicialmente estas fueron
copiadas, pero luego surgieron nuevas propuestas de un pensamiento propio latinoamericano.
Este fue el origen de una de las corrientes literarias más importantes de la región: el modernismo.
Los modernistas se caracterizaron por tener una actitud abierta hacia todo lo nuevo, entre los
modernistas más reconocidos se puede citar a Rubén Darío (Nicaragua), Leopoldo Lugones
(Argentina), Amado Ñervo (México) y Ricardo Jaimes Freyre (Bolivia).
Estos grupos de jóvenes se relacionaron con la incipiente clase obrera, adoptando propuestas
políticas contrarias al pensamiento de sus padres.
Conforme se iban creando industrias modernas y se establecía una división social del trabajo, los
artesanos fueron transformándose en obreros asalariados; estos tomaron conciencia de su
situación, dando lugar al proletariado. En la década de 1870, el proletariado empezó a organizarse
siguiendo las ideologías que habían marcado a las organizaciones de trabajadores en Europa: el
socialismo utópico, el anarquismo y el marxismo.
Las ideologías surgidas en Europa durante el siglo XIX llegaron a América Latina tanto a través de
los escritos de sus principales ideólogos como mediante los migrantes, hacia la década de 1860, se
conocían ya algunos textos de los socialistas utópicos que influyeron en la conformación de
organizaciones artesanales basadas en la solidaridad entre sus miembros, que se preocuparon por
mejorar la vida de sus afiliados a través del acceso a la educación y a la salud, el apoyo a viudas y
huérfanos y la capacitación en sus propias actividades.
El anarquismo tuvo una mayor recepción en Latinoamérica, y ya desde fines del siglo XIX se
organizaron los primeros sindicatos y federaciones obreras en los países con mayor
industrialización. Los movimientos anarquistas o libertarios se centraron principalmente en la
reivindicación de clase, la ética del trabajo y la jornada de ocho horas, y aplicaron sobre todo la
estrategia de la huelga, los movimientos anarquistas perdieron fuerza entre la clase obrera a partir
de 1920.
El socialismo llegó a América Latina en la década de 1870, aunque empezó a expandirse recién a
principios del siglo XX. A diferencia del anarquismo, la lucha socialista buscaba tomar el poder
organizando partidos políticos, el primero de los cuales se creó en Buenos Aires en 1896.
Hacia la segunda década del siglo XX, el socialismo latinoamericano se enriqueció, debido en parte
al surgimiento de la Unión Soviética, cuya política propició la creación de partidos comunistas en
varios países del continente. Por otro lado, algunos socialistas buscaron generar un marxismo
latinoamericano que se articuló a veces con posiciones indianistas y con propuestas
antiestadounidenses.
El impacto de la crisis
América Latina fue una de las regiones más afectadas por la crisis de 1929, debido a su condición
de exportadora de materias primas. La crisis y la depresión llevaron al estallido de golpes de
Estado que elevaron a la presidencia a nuevos líderes políticos de carácter dictatorial. Algunos de
ellos asumieron una posición populista, mientras que otros se apoyaron más bien en el Ejército o
en los grupos conservadores.
El estatismo en la economía
En el ámbito social, los nuevos gobiernos tendieron a ampliar las responsabilidades del Estado en
sectores como la educación, la salud, la vivienda, la beneficencia y los sistemas de seguridad social,
dando un mayor rol social al Estado en favor de las clases populares.
• Para ascender al poder utilizaron el apoyo masivo de la clase obrera, los marginados y todos los
afectados por las oligarquías.
• Tomaron medidas sociales en apoyo de las clases populares, como las referidas a la seguridad
social y al derecho al trabajo.
• Sus líderes eran personajes carismáticos que captaban la atención de las masas, a quienes
dedicaban discursos y proclamas.
• Sus líderes fueron criticados por los opositores de ser demagogos y de fomentar el clientelismo.
• El de Lázaro Cárdenas, en México, el cual llevó adelante una reforma agraria y estatizó los
ferrocarriles y el petróleo.
• El de Getúlio Vargas, en Brasil, que centralizó el poder y reguló las relaciones laborales en favor
de los trabajadores.
El pensamiento liberal del siglo XIX, que se basaba en principios de igualdad, consideró que las
culturas indígenas eran un impedimento para el surgimiento de un espíritu nacional, por lo que
era necesario adoptar políticas para incorporar a los indios a la nación como ciudadanos libres e
iguales. A fines del siglo, este pensamiento "civilizador" asumió las propuestas sociológicas de
carácter racista. La más representativa fue el "darwinismo social", que sostenía que la raza
indígena estaba destinada a desaparecer por su incapacidad de adaptación a la nueva sociedad.
Entre los intelectuales de los países con mayor población indígena surgió la preocupación por la
"cuestión del indio", rescatando los valores de estos pueblos y destacando su importancia
histórica, sin embargo, no se enfrentó abiertamente a los gobiernos para solucionar este
problema, ya que se pensaba que se podía mejorar la condición de los indios sin poner en peligro
los principios del liberalismo ni el poder de las élites.
El pensamiento indigenista se desarrolló entre 1910 y 1940. Durante las décadas de 1920 y 1930,
la ideología indigenista influyó en la política de algunos países latinoamericanos como México,
Perú y Bolivia. De esta forma, el indigenismo presentó dos tendencias diferentes:
En Bolivia, el representante más sobresaliente del indigenismo en las artes fue Cecilio Guzmán de
Rojas.
Sin embargo, con la institucionalización del indigenismo, este perdió su carácter reivindicativo,
transformándose en un instrumento de poder bajo el control de los gobiernos y reduciendo sus
alcances a temas de patrimonio y folklore.
La Guerra Federal de 1899 no modificó la tendencia política y económica liberal que se extendió
en Bolivia hacia las primeras décadas del siglo XX, A partir de 1920, bajo el impulso de nuevas
ideas y del fortalecimiento de las clases medias, se sucedieron gobiernos reformistas que
ampliaron la participación obrera y estudiantil. En 1932 estalló la Guerra del Chaco contra el
Paraguay, de este conflicto surgieron y se fortalecieron nuevas posiciones ideológicas que
influyeron en la conformación de un nuevo tipo de Estado.
Los actos eleccionarios fueron fundamentales para el pensamiento político liberal, aunque el
mismo mantuvo su carácter excluyente. Bajo el principio del voto censitario, los derechos políticos
se hallaban limitados a los hombres que supieran leer y escribir y que percibieran una renta; a
pesar de ello, los excluidos también participaban de la política como parte de la clientela de los
candidatos o como grupos de choque de los partidos que se enfrentaban en las pugnas
electorales.
La industria estañífera se concentró en manos de tres grandes mineros, conocidos como los
"barones del estaño"
- El más poderoso fue Simón I. Patino, quien inició su fortuna al hallar estaño en la mina "La
Salvadora", ubicada en la región de Uncía. Llego a cubrir el 50% de la producción de estaño en el
país. En 1925, creó en Estados Unidos la Patiño Mines and Enterprises Co., empresa que también
tenía intereses mineros en el Sudeste asiático y en plantas de fundición en Inglaterra.
• Carlos Víctor Aramayo era el heredero de una familia que explotaba minas de plata durante el
siglo XIX. A inicios del siglo XX dedicó sus esfuerzos a la extracción de estaño; sus minas estaban
ubicadas sobre todo al sur de Potosí.
• Mauricio Hochschild inició sus actividades en la década de 1920 como rescatador de minerales;
luego de la crisis de 1929 adquirió minas en Oruro y Potosí.
El sistema latifundista
Luego de la Guerra Federal subió al poder el Partido Liberal, que dejó de lado la propuesta del
federalismo y trasladó la sede de gobierno a La Paz; así, se instauró un sistema político centralista.
En la década de 1910, las críticas a la hegemonía del Partido Liberal impulsaron el surgimiento del
Partido Republicano, posteriormente, se dieron violentos debates y enfrentamientos que
concluyeron con la toma del poder por parte los republicanos, en julio de 1920.
Los gobernantes del Partido Liberal fueron: José Manuel Pando (1900-1904), Ismael Montes (en
dos periodos: 1904-1909 y 1913-1917), Eliodoro Villazón (1909-1913) y José Gutiérrez Guerra
(1917-1920).
La base del programa de los liberales fue la modernización y el progreso del país, que se dio a
partir de los siguientes proyectos:
• La consolidación de las fronteras mediante la firma de tratados internacionales con Brasil (1903),
Chile (1904) y Perú (1909); como consecuencia, se perdieron territorios a cambio de
compensaciones monetarias y construcción de ferrocarriles.
• La construcción de vías férreas para vincular la región occidental del país con el exterior. Las más
importantes fueron: La Paz-Guaqui, Arica-La Paz, Viacha-Oruro y Oruro-Cochabamba.
• La modernización de las ciudades, con la instalación de servicios de agua potable, electricidad,
alumbrado público y teléfono; al mismo tiempo, se construyeron avenidas, alamedas y nuevos
barrios residenciales.
A inicios del siglo XX, en las ciudades surgieron algunas industrias ligeras cuya producción se
destinaba al consumo interno de los mismos centros urbanos y a cubrir la demanda de las minas.
La Paz fue la ciudad que mostró un mayor dinamismo industrial. Allí se instalaron fábricas de
textiles de lana y algodón, de cartones, de velas, de cerveza y otras. Hacia la década de 1940, La
Paz acaparó el 94% de los establecimientos industriales del país.
La industria minera era la principal del país y concentraba a la mayor cantidad de trabajadores,
hombres y mujeres. Para surtir a las minas se desarrollaron pequeñas fábricas cuyos productos
eran comercializados en las pulperías.
A inicios del siglo XX, bajo los principios anarquistas, surgieron los primeros sindicatos entre los
obreros urbanos, los ferroviarios y los mineros. En los mismos se incorporaron inicialmente
también los artesanos y las organizaciones femeninas.
En la década de 1920, y luego del triunfo de los bolcheviques en la Revolución rusa, surgieron las
primeras organizaciones influidas por el marxismo, estas promovieron la participación política de
sus afiliados y la creación de los primeros partidos obreros.
A menudo, la huelga era interpretada como una acción ilegal y violenta por los propietarios y los
gerentes, por lo que solicitaban al Gobierno que enviara fuerzas militares. Por esta causa, sobre
todo en los campamentos mineros, se produjeron masacres de trabajadores por parte de grupos
armados que respondían en última instancia a los intereses de los mineros y los industriales.
Desde el siglo XIX, la lucha por la tierra por parte de los indígenas de las tierras altas se llevó a
cabo a través de dos estrategias: la jurídica y la insurreccional, la lucha legal fue dirigida por los
caciques apoderados, quienes durante años buscaron obtener en los juzgados el reconocimiento
de la propiedad de la tierra de las comunidades.
Cuando la defensa legal no lograba sus objetivos, o cuando surgía algún problema local, los
indígenas se manifestaban de forma violenta. Así ocurrió en 1920, en el pueblo de Jesús de
Machaca (altiplano de La Paz), y en 1927, en la región de Chayanta (norte de Potosí).
La fundación del Partido Republicano fue una muestra del descontento dentro del Partido Liberal
por el manejo personalista de Ismael Montes, quien impuso su elección en 1913.
De forma casi inmediata a la toma del poder, se produjeron las primeras divisiones al interior del
partido, surgiendo así tres grupos: los saavedristas, dirigidos por Bautista Saavedra; los genuinos,
liderados por Daniel Salamanca; y los silistas, que seguían a Hernando Siles y que posteriormente
conformaron el Partido Nacionalista. Cada uno de los grupos, a su turno, ejerció el poder.
Saavedra fue presidente entre 1920 y 1925; Siles, entre 1926 y 1930 y Salamanca, entre 1931 y
1934.
• El ámbito económico. Aunque aún se seguían pautas liberales, se intentó aumentar los
impuestos, lo que produjo reacciones de las élites.
En la práctica, los gobiernos republicanos mantuvieron un sistema oligárquico que defendía los
intereses de los grupos de poder. Esto se reflejó en acciones de represión violenta llevada a cabo
por el Ejército en tres casos: el movimiento minero de Uncía (1921) y las sublevaciones indígenas
de Jesús de Machaca (1920) y Chayanta (1927).
En 1928, la minería boliviana había logrado su mayor producción, llegando a alcanzar el segundo
lugar en la producción mundial de estaño. Al año siguiente, la caída de la Bolsa de Nueva York y la
crisis en la economía estadounidense disminuyeron de manera drástica la demanda de estaño y el
precio internacional del mineral. Como consecuencia, los empresarios bolivianos despidieron a
muchos trabajadores, generando desempleo y descontento social.
La influencia del marxismo en los sindicatos obreros aumentó durante la década de 1920,
desplazando al anarquismo, impulsó el fortalecimiento de los sindicatos y su agrupación en
federaciones, fundación de partidos socialistas y obreros y la convocatoria a congresos locales y
nacionales.
En 1932, el movimiento obrero ligado al socialismo se opuso a la Guerra del Chaco y muchos de
sus dirigentes fueron expulsados del país al inicio de la contienda.
Los límites internacionales entre Bolivia y Paraguay en la región del Chaco no estaban totalmente
definidos para sentar presencia en la región, ambos países establecieron fortines militares. En
1931, Daniel Salamanca fue elegido presidente, decidió desviar las tensiones mediante un
proyecto de exploración y poblamiento del Chaco que respondía al lema "Pisar fuerte en el
Chaco".
Los principales factores para que Bolivia no esté preparada a la guerra son los siguientes:
•Primera etapa: julio a diciembre de 1932, movilización general en ambos países y la toma de
fortines, defensa boliviana del fortín Boquerón, donde unos 600 bolivianos se enfrentaron a más
de 10 000 paraguayos.
Segunda etapa: 1933, avance paraguayo. El ejército boliviano, dirigido por el general alemán
Hans Kundt, sufrió las derrotas de Nanawa, Campo Grande, Alihuatá y Campo Vía como
consecuencia, Kundt fue sustituido por el general boliviano Enrique Peñaranda.
Tercera etapa: 1934, el ejército sufrió la derrota en las batallas de Picuiba y El Carmen y
destituyeron a Salamanca en el denominado "Corralito de Villamontes".
Cuarta etapa: enero a junio de 1935, triunfo boliviano en la batalla de Villamontes y la
reconquista de territorios sobre el Chaco. En junio de 1935 se firmó el armisticio que puso fin a la
guerra.
El costo de la guerra
La Guerra del Chaco tuvo un costo muy alto para ambos contendientes. Bolivia perdió en el
conflicto 234 000 km2 y gastó cerca de 228 millones de dólares, sin contar con las divisas prestadas
por las empresas mineras. Los gastos de campaña consumieron más del 80% del presupuesto
nacional boliviano, lo que obligó al gobierno a dejar de pagar la deuda externa y a recurrir a
nuevos préstamos: las familias se desestructuraron, las viudas y huérfanos migraron a las ciudades
y aumentó la violencia familiar como consecuencia del impacto psicológico en los ex
combatientes.
El socialismo militar
Los partidarios de la corriente nacionalista, simpatizantes del fascismo, apoyaban una corriente
antiimperialista y de una mayor intervención estatal en la economía como fueron Falange
Socialista Boliviana (FSB), fundada por Óscar Únzaga de la Vega, la logia militar Razón de Patria
(RADEPA) y el Partido Socialista Boliviano, en la década de 1940, el Movimiento Nacionalista
Revolucionario (MNR).
La Constitución de 1938
El proyecto educativo liberal, influido por las corrientes educativas europeas, tenía como objetivo
generar una sociedad homogénea e ilustrada, estableció un sistema educativo unificado y laico,
dirigido por una misión pedagógica belga que implantó nuevos principios educativos y fundó en
1909 la primera Escuela Normal de Maestros en Sucre, para materializar la educación indígena se
buscó inicialmente incorporar al indio a la Nación a través de una educación castellanizante, en
agosto de 1931, los profesores Avelino Siñani y Elizardo Pérez crearon la Escuela Ayllu de Warisata.
En 1919, Alcides Arguedas publicó su novela Raza de Bronce, considerada como la obra fundadora
del indigenismo en Bolivia; en la década siguiente, varios intelectuales bolivianos se sumaron a
esta corriente cultural.
En la literatura, los miembros del grupo potosino Gesta Bárbara empezaron a escribir sobre la
temática indígena, la que posteriormente fue abordada por autores como Jesús Lara y Tristán
Marof.
El indigenismo tuvo también una fuerte repercusión en las artes plásticas y en la mú¬sica. En la
pintura destacó Cecilio Guzmán de Rojas, quien utilizó el tema indígena en obras como Ñusta,
Cristo Aymara y El triunfo de la naturaleza. © En la música, esta tendencia se manifestó en la
composición de obras con sonoridades indígenas. Entre sus representantes se puede citar
inicialmente a Eduardo Caba y a José Salmón Ballivián; más tarde, Adrián Patino tomaría también
esta ruta. Aunque pertenece a una época posterior, la obra de Marina Núñez del Prado reviste
gran relevancia.
• En la literatura, Augusto Céspedes, Oscar Cerruto y Luis Toro Ramallo expresaron en sus cuentos
y novelas las vivencias de la guerra, mientras que Raúl Otero Reiche lo hizo a través de la poesía.
• En las artes plásticas, Cecilio Guzmán de Rojas, Gil Coimbra y Arturo Reque Meruvia realizaron
obras centradas también en esta temática.
De la polarización a la globalización
Luego del fin de la Segunda Guerra Mundial, se establecieron en el planeta dos bloques
ideológicamente antagónicos: el mundo capitalista, liderado por Estados Unidos, y el mundo
comunista, dirigido por la URSS. La rivalidad entre ambos bloques y el peligro de un conflicto
abierto mantuvieron una pugna permanente, pero no abierta, conocida como Guerra Fría. Esta se
caracterizó por tensiones en las áreas centrales, conflictos armados en las áreas periféricas y
recién descolonizadas, y problemas internos en cada bloque. A principios de la década de 1990,
luego de la desintegración del bloque comunista, se estableció un nuevo orden internacional bajo
la hegemonía capitalista. Sin embargo, la violencia continuó con nuevos enfrentamientos
intraestatales e interestatales y se produjeron conflictos de otro tipo, como los que se presentan
hoy en la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico.
El muro que separaba Berlín Oriental, capital de la RDA, de Berlín Occidental, un enclave de la
República Federal de Alemania (RFA), fue levantado en 1961 por la la RDA para frenar la migración
cada vez mayor hacia el lado capitalista de Alemania. Este muro separó familias y amigos, modificó
profundamente la vida de los berlineses y constituyó una herida siempre abierta que sangraba
cada vez que algún osado trataba de cruzarla.
Aquel día de la caída del Muro de Berlín terminó también la Guerra Fría. Alemanes de uno y otro
lado se sintieron hermanados y empezaron a soñar con la reunificación. En los siguientes días,
miles de ciudadanos de la RDA cruzaron el muro para reunirse con los suyos, mientras se procedía
a quebrar esa muralla a golpe de martillo.
La Guerra Fría se caracterizó por la existencia de dos bloques antagónicos liderizados por Estados
Unidos y la Unión Soviética. Ambos lidiaron en el campo ideológico y provocaron enfrentamientos
bélicos en diversas partes del mundo. De esta manera, se produjo una polarización de la política y
del poder entre el capitalismo y el socialismo.
Las diferencias ideológicas entre los países aliados empezaron a manifestarse de forma abierta al
término de la Segunda Guerra Mundial y luego de la derrota de los fascismos. Estados Unidos y la
Unión Soviética se convirtieron en los líderes de dos posiciones políticas y económicas
antagónicas: el capitalismo y la economía de mercado, por un lado, y el socialismo y la economía
dirigida, por el otro. La posibilidad de que estos dos bloques se enfrentaran en una lucha armada
quedó descartada por el temor a una guerra nuclear. Entonces, se produjo la Guerra Fría (1947-
1991), denominada así porque el enfrentamiento entre ambas potencias no fue directo. El periodo
se caracterizó por la carrera armamentista entre Estados Unidos y la Unión Soviética para disuadir
al potencial enemigo; el espionaje tecnológico en aspectos como las armas nucleares y sistemas
de comunicación; la guerra de la información, con críticas constantes al sistema antagónico y la
búsqueda de aliados. Estas características generaron la polarización de las relaciones
internacionales.
Después de la Segunda Guerra Mundial, el presidente de Estados Unidos, Harry Truman, dio a
conocer en 1947 una doctrina que establecía el apoyo a todos los países que resistieran los
intentos de dominación comunista (Doctrina Truman). Para ello se impulsó el llamado Plan
Marshall, que tenía como objetivo ayudar económica y técnicamente a los países afectados por la
guerra, como Alemania y Japón, mediante proyectos de desarrollo industrial y agrario. De esta
manera, se evitaría el descontento social que podría empujarlos hacia el comunismo.
Las estrategias empleadas por ambos bloques durante la Guerra Fría contemplaron
fundamentalmente una lucha ideológica y de información. Mientras que en Europa las tensiones
fueron resueltas a través de la diplomacia y la disuasión, las potencias hegemónicas no dudaron en
participar directa e indirectamente en conflictos en las áreas periféricas de sus respectivos
bloques, con el objetivo de impedir que el enemigo se fortalezca en regiones de Asia, África y
América Latina.
En Europa, el símbolo más importante de la Guerra Fría fue la división de Alemania. En 1948,
Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña unieron las zonas de Alemania que administraban desde el
fin de la Segunda Guerra Mundial, mientras que la Unión Soviética respondió con el bloqueo de
Berlín occidental, que se hallaba en su zona de administración. A pesar de que las potencias
occidentales lograron mantener el control de Berlín occidental a través de un puente aéreo, la
crisis provocó finalmente la división de Alemania en dos Estados: la República Federal (RFA), aliada
al bloque capitalista, y la República Democrática (RDA), unida al bloque comunista. Esta división se
profundizó posteriormente con la construcción de un muro que separó ambas Alemanias y de otro
que dividió Berlín.
El enfrentamiento de los dos bloques se expandió por el resto del mundo, como una forma de
medir la influencia de cada ideología en las zonas periféricas. En el Asia Oriental se produjo la
Guerra de Corea (1950-1953) que mostró el equilibrio de los dos bloques en el control mundial.
Otra zona de conflicto fue Oriente Medio, donde las potencias occidentales apoyaron la creación
del Estado de Israel, mientras que los países árabes formaron una alianza contra Israel con el
apoyo soviético. Las luchas anticoloniales en Asia y África fueron también aprovechadas por
ambos bloques para apoyar guerras internas en las nuevas naciones que iban surgiendo. En
América Latina, que era considerada inicialmente como firme aliada del bloque occidental, la
Unión Soviética apoyó la emergencia de grupos insurgentes; en el caso de Cuba, estos lograron
controlar el poder.
Bajo la hegemonía de Estados Unidos, en el bloque occidental se vivió un nuevo auge económico y
el fortalecimiento de una cultura del bienestar sin embargo, surgieron de forma interna otro tipo
de conflictos provocados por la discriminación a las mujeres y las minorías étnicas.
La economía capitalista
Entre 1950 y 1975, Estados Unidos, Japón y los países de Europa occidental vivieron un periodo de
crecimiento económico basado fundamentalmente en el fortalecimiento de la industria. Estados
Unidos se consolidó como la primera potencia mundial y el símbolo del capitalismo, marcando las
tendencias de la moda y el consumo en lo que se conoció como The american way oí Ufe (el modo
de vida americano); esta orientación hacia el consumismo profundizó las diferencias sociales y
étnicas. En Europa occidental, el apoyo del Plan Marshall y la voluntad de trabajo de los
pobladores -decididos a reconstruir su aparato productivo lograron el fortalecimiento de las
economías nacionales. O En la República Federal de Alemania, el crecimiento anual llegó al 8%,
hecho que se conoció como "milagro alemán". En toda Europa occidental surgió una nueva
sociedad dirigida a la producción y al consumo. Por su parte, Japón, que había sido devastado por
la guerra, vivió también un proceso vertiginoso de crecimiento económico a partir de 1951,
cuando finalizó la ocupación estadounidense de su territorio.
Políticamente, en casi todos los países del bloque occidental se consolidó la democracia liberal,
con la celebración de elecciones de forma regular y la competencia entre partidos políticos. En su
mayoría, las tendencias políticas se inclinaron hacia posiciones conservadoras, como las de la
democracia cristiana o la social democracia, que superaron en las elecciones a los partidos ligados
al socialismo.
Las heridas de la guerra se fueron borrando y, en la década de 1950, se dieron los primeros pasos
hacia la integración económica europea con la creación de la Comunidad Europea del Carbón y el
Acero (1952) y de la Comunidad Económica Europea (1957).
•El feminismo, que reclamaba la igualdad de derechos civiles, políticos, laborales y sexuales para
las mujeres. Las feministas luchaban por una mayor incorporación al trabajo, el reconocimiento de
derechos familiares similares a los de los hombres y el derecho al uso de anticonceptivos, entre
otras reivindicaciones.
•El movimiento hippie, liderado por los jóvenes, que se oponía al tradicionalismo de sus padres y a
la sociedad de consumo. Los hippies luchaban por una sociedad sin violencia ni guerra y por
instaurar el amor libre. Vivían en comunas y experimentaban con drogas alucinógenas.
•El movimiento contra la segregación racial y los derechos civiles. A pesar del discurso
democrático, en muchas regiones de Estados Unidos se negaban ciertos derechos a los
afroamericanos. Frente a esta situación surgió un movimiento pacifista, liderado por Martin Luther
King, y también otros movimientos de carácter violento, como el de los Panteras Negras.
•El levantamiento estudiantil de 1968. El descontento de los jóvenes frente al consumismo y los
valores del capitalismo se manifestó, en mayo de 1968, en París y en otras ciudades europeas.
Luego de la muerte de Josep Stalin y del fracaso de las reformas que intentó poner en marcha
Nikita Kruschev. el sistema soviético se paralizó bajo el poder de una burocracia parasitaria que
reprimió los movimientos reformistas en los países de Europa oriental.
La economía socialista
El bloque oriental, formado por la Unión Soviética y los países que formaban parte del Pacto de
Varsovia, tuvo un importante crecimiento económico después de la Segunda Guerra Mundial, a
través de un modelo de economía dirigida desde el Estado, fuertemente controlado por la Unión
Soviética. Durante los primeros años de la Guerra Fría, Stalin, con el apoyo de los partidos
comunistas locales, obligó al traslado de las industrias estratégicas y de los excedentes producidos
en los países del bloque hacia la URSS.
•La nacionalización de las grandes industrias, sobre todo en los sectores estratégicos, tales como
el de la defensa y el de la industria pesada.
Frente al concepto de democracia liberal del bloque occidental, el sistema político de los países
del bloque oriental se asentó en la llamada democracia popular, instaurada ya con anterioridad
por Stalin en la Unión Soviética. Las bases de este sistema, que se sustentaba en el principio
comunista de la dictadura del proletariado, fueron:
•El reconocimiento de un partido único, representado por el partido comunista de cada uno de los
países del bloque.
En 1948, Yugoslavia, gobernada por Josip Broz, "Tito", rompió su dependencia de la URSS y
estableció un régimen socialista independiente. Luego de la muerte de Stalin, en otros países del
bloque estallaron levantamientos contra la hegemonía soviética: Alemania Oriental (1953),
Hungría (1956), Polonia (1956) y Checoslovaquia (1968); este último se conoce como "Primavera
de Praga". Los movimientos fueron cruelmente reprimidos, sea de forma interna, por parte de los
gobiernos comunistas nacionales, o por medio de una invasión soviética, como en el caso de
Praga.
La Nomenklatura
Luego de la muerte de Stalin, en 1953, accedió al poder Nikita Kruschev, quien intentó implantar
diversas reformas económicas y políticas. Sin embargo, su gobierno tuvo que enfrentarse a la
Nomenklatura, una nueva élite ligada a la burocracia dentro del Partido Comunista de la Unión
Soviética, que retomó el poder a partir de 1964. Des-B de ese momento, el régimen soviético
siguió una política conservadora, impidiendo cualquier iniciativa de cambio. Durante veinte años,
bajo la dirección de Leonid Breznev (1964-1982) y Yuri Andropov (1982-1985), la econo¬mía
soviética ingresó en un periodo de crisis y paralización. Frente a esta situación, en los países
europeos del bloque socialista surgieron nuevos movimientos de carácter sindical, como el del
Sindicato Solidaridad, en Polonia (1980), que logró quebrar el monopolio del Partido Comunista en
los movimientos obreros.
La Revolución china
En 1945, coincidiendo con el fin de la Segunda Guerra Mundial, estalló en China una guerra civil
entre los nacionalistas, dirigidos por Chiang Kai-chek, y los comunistas, liderados por Mao Zedong.
La misma concluyó con la victoria de los comunistas, que proclamaron en 1949 la creación de la
República Popular China; los nacionalistas, por su parte, se refugiaron en la isla de Formosa o
Taiwán.
El régimen comunista se alineó inicialmente con Moscú; sin embargo, luego de la muerte de Stalin,
la relación se fue enfriando y se dirigió hacia un abierto rompimiento en 1963. A partir de ese
momento, el comunismo internacional se quebró en dos tendencias ideológicas, una ligada a la
Unión Soviética y otra a China; esta última se denominó también maoísmo.
Desde inicios del siglo XX. surgieron en la India movimientos nacionalistas. Al finalizar la Segunda
Guerra Mundial, los mismos se ampliaron al resto de Asia y Africa, dando lugar a procesos de
descolonización e independencia.
A inicios del siglo XX, en las colonias europeas de Asia y África surgieron partidos nacionalistas que
empezaron a luchar por la independencia de sus regiones. El proceso estuvo marcado por una
toma de conciencia de la situación colonial y su impacto en la economía y en la dignidad de las
poblaciones originarias, frente a la arrogancia de las potencias coloniales. Los movimientos
independentistas aprovecharon la crisis que se vivió luego de la Segunda Guerra Mundial, así
como el apoyo de la ONU, que aprobó la Declaración del Derecho de Autodeterminación de los
Pueblos.
La descolonización en Asia
Al finalizar la Primera Guerra Mundial, el Partido del Congreso, en la India, empezó a entablar su
lucha por la independencia a partir de huelgas y marchas. En estas acciones sobresalió Mahatma
Gandhi, quien predicó y practicó la no violencia y la desobediencia civil para lograr la paralización
del sistema colonial británico. O Esta estrategia fue ganando apoyo hasta lograr la independencia
en 1947. Posteriormente, la tensión existente entre hinduistas y musulmanes provocó la creación
del Estado de Pakistán, de mayoría musulmana.
En el Sudeste asiático, Birmania se independizó de Gran Bretaña en 1948, e Indonesia lo hizo de
Holanda un año después. Ambos procesos se llevaron a cabo de forma pacífica. Entre 1946 y 1954,
las colonias francesas de Indochina lograron su independencia, lo que dio lugar a la creación de
Laos, Camboya y Vietnam.
Luego de la Primera Guerra Mundial, los europeos, que habían prometido a los árabes liberarlos
del dominio turco, pasaron a controlar la región a través del establecimiento de mandatos (control
indirecto a través de las autoridades), la división de territorios y la imposición de gobiernos. A
partir de 1945, Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos, siguiendo los principios dictados por las
Naciones Unidas, permitieron la independencia de Siria (1946), Líbano (1946), Jordania (1949) y
Omán (1951). Al mismo tiempo, apoyaron la creación del Estado de Israel en el territorio palestino,
lo que llevó a una guerra en 1948.
En 1952, un grupo de militares egipcios, liderizados por Gam-mal Abdel Nasser, destituyó la
monarquía e instituyó la república, alineándose parcialmente con el bloque soviético. Bajo el
principio del panarabismo, se opusieron al control inglés sobre el Canal de Suez y lucharon contra
Israel, lo que dio lugar a un largo proceso de conflicto que continúa hasta hoy.