Un fenómeno imprevisto de nuestra era global, cuando parecía que se había clau-
surado la capacidad del mito moderno para detonar y articular discursos sobre el
tiempo, es la urgencia sentida desde posiciones múltiples y diversas de narrar de nuevo;
de narrar situadamente la modernidad propia dentro de un nuevo mapa de relaciones.
Si algo tenían en común las historiografías de la vanguardia en los países de Amé-
rica Latina y España era que pendulaban entre la lógica centrípeta de la construcción
nacional y la centrífuga de la dependencia respecto los focos internacionales, dentro de
una estructura netamente colonial. Las pulsiones narrativas que pretendía convocar el
congreso Encuentros transatlánticos: discursos vanguardistas en España y Latinoamé-
rica —y que recoge el presente volumen— van a contrapelo de ambas lógicas. Mediante
una pluralidad de casos de estudio, desvelan la inadecuación tanto del marco nacional,
como de la polaridad centro-periferia a la hora de dar cuenta de la riqueza y la comple-
jidad de los proyectos y procesos de vanguardia en nuestros contextos.
El fin de esta convocatoria no era simplemente proponer un nuevo paradigma
“distribuido” que sustituyera los modelos “radiales” de la modernidad; uno que fuera
más acorde con los nuevos equilibrios de poder y los múltiples focos de la globalización.
Tampoco se intentaba reivindicar por enésima vez un escenario iberoamericano cuyas
gastadas retóricas, propias de los periodos más oscuros de nuestro pasado reciente, no
hacían sino confirmar nuestra situación como provincia de la modernidad. Lo que pre-
tendía, más bien, era señalar el perpetuo estado de flujo e interrupción, desbordamiento
y regresión que ha caracterizado a nuestras modernidades; lógicas que, en gran medida,
siguen moldeando el presente.
La visibilización de las irrupciones y de los procesos, de las densas tramas mul-
tidireccionales y de la compleja negociación entre las lógicas locales y los inasibles es-
pejismos de “universalidad”, que se opera en estos estudios, no recompone el puzle, ni
nos ofrece un mapa estable a partir del cual orientar claramente nuestras operaciones.
Los textos que siguen visibilizan, en cualquier caso, la voluntad de conectar el pasado
5 con el presente de una manera diferente, que rompa la circularidad de las narraciones,
Prólogo
Jesús Carrillo
Profesor titular del Departamento de Historia
y Teoría del Arte de la Universidad Autónoma de Madrid
Director académico del Centro de estudios del Museo Reina Sofía
6
Índice
Prólogo 5
Jesús Carrillo
Introducción
“Siendo de aquí” se es también “de allá”: discursos de la modernidad en España
y Latinoamérica, en Latinoamérica y España 13
Paula Barreiro López / Fabiola Martínez Rodríguez
Biografías 377
9
Materia política: Marcos Kurtycz, León Ferrari
y el Retorno de lo (Sur)real
“Perseguir el origen del signo es pintar, es entrar en materia y en la materia” (Jitrik, 1991).
Cuando el crítico literario Noé Jitrik evoca esta arqueología del signo piensa en la obra
de León Ferrari, y la forma en que la escritura atraviesa el conjunto de su creación, ya
sea cuando la exploración compulsiva y repetitiva del signo lo va vaciando de discurso,
ya cuando el artista transcribe en braille poesía surrealista o fragmentos de textos bí-
blicos. A pesar de la transversalidad de esta preocupación por el lenguaje y sus signos,
la obra de Ferrari ha sido dividida en dos ejes diferenciados e incluso antagónicos: por
un lado, la poética, por el otro, la política. Así, para Josefina Ludmer (2005: 33), en el
“territorio” Ferrari, “las formas puras y las formas políticas son dos caminos y estaciones
separadas. Y aparecen como modos opuestos de procesar el sentido: el arte político lo sa-
tura totalmente y el arte puro lo vacía”.
Este territorio bifurcado no puede más que referirnos a las tensiones entre el
modernismo, idealmente orientado hacia la búsqueda del arte puro, y la vanguardia ar-
tística, interesada en la politización del arte a partir de la fusión arte-vida (Bürger 1984:
47-54). El símil de las estaciones es así parte de una larga genealogía que, en la contem-
poraneidad, ha llevado a postular una diferencia fundamental entre el arte conceptual
y el conceptualismo, o bien, como escribió Simón Marchán Fiz (1994: 269), entre el
“conceptualismo puro” y el “conceptualismo ideológico”. Las reflexiones de Suely Rolnik
(2010) sobre este periodo ponen en duda la validez de esta binarismo, cuyos fundamen-
tos yacen, de acuerdo con ella, en un impulso por separar la macropolítica, que com-
prende los conflictos de clase, religión o género, de la micropolítica, terreno íntimo y
sensible. Así, la crítica considera que esta taxonomía es problemática para pensar la
producción artística en América Latina durante las décadas de 1960 y 1970, porque fue
precisamente esta separación la que “comenzó a disolverse” durante aquellos años. Para
Rolnik (2010: 156), repetir el corte entre poética y política es negar el territorio “ex-
traño” que surge en su cruce, e incluso bloquear su “potencia cuestionadora”. Una in-
vestigación sobre el carácter político-poético del arte del periodo deberá, en cambio,
361 entender la forma de la obra y su materialidad como elementos indisociables de su in-
Genealogías y discursos de la vanguardia
serción en el entorno, físico y discursivo. “Cuando dicha inserción ocurre”, apunta la crí-
tica, da origen a una “nueva política de subjetivación” y abre la posibilidad para el des-
arrollo de “nuevas configuraciones del inconsciente en el campo social”1.
Rolnik describe este momento de entrecruce entre política y poética desde el
asombro y el entusiasmo que produce la novedad2. No menciona experiencias previas
ni la posibilidad de que este régimen estético híbrido fuera parte de un retorno, en una
historia que, lejos de suceder en un tiempo lineal, vacío y homogéneo3, se compone de
fracturas y retornos. Sin embargo, al acerarnos a algunos de los cuadros escritos y he-
liografías de León Ferrari, así como a la producción gráfica del menos conocido Marcos
Kurtycz, los fantasmas de experiencias artísticas previas, particularmente el surrea-
lismo, adquieren tal fuerza que se vuelve necesario incorporarlas a la discusión sobre
el arte latinoamericano durante los años 70. Este trabajo busca entonces, por un lado,
explorar cómo situar la materialidad de la obra de arte frente al paradigma crítico del
conceptualismo, y con esto abrir paso al estudio de algunas obras de Ferrari y Kurtycz
desde la noción de lo poético-político. Por el otro, discutir las producciones vanguar-
distas de estos creadores en relación a una herencia (¿herida?) surrealista, que no ne-
cesariamente se transmitió (¿o se infringió?) por medio de “voces autorizadas”, es
decir, de aquellos que tuvieron contacto directo con el movimiento surrealista, sino
que siguió el curso de quienes, como escribió Bretón en 1922, “dejaron todo” y se “lan-
zaron a los caminos”4.
En esta concepción de un surrealismo diaspórico cabe mencionar el trabajo re-
ciente de Dawn Ades, Rita Eder y Graciela Speranza, titulado Surrealism in Latin Ame-
rica, Vivismo Muerto, y particularmente las palabras de Speranza donde postula:
“Recent accounts of Latin American art and literature treat surrealism as a closed
historical episode. However, a closer scrutiny of the early works of some of the more
innovative writers and artists of the last decades shows that the story can be told
differently, if we trace the networks of a “clandestine surrealism” still fuelled today
by the passion for the real that signalled the great aesthetic revolutions of the twen-
tieth century. Surrealism seems to be the seed, indeed, of a wandering and uprooted
art eager to conjure up the intensity of life through the generative grace of chance,
1 Como escribe la crítica, si en el arte de este periodo hay política y hay poética, “éstas son absolutamente inseparables en la
forma precisa de un solo y único gesto y en el diagrama intensivo de su potencia deflagradora” (Rolnik, 2010: 158).
2 Me refiero específicamente al texto titulado “Desvío hacia lo innombrable”, presentado en el Séptimo Simposio Internacional
de Teoría sobre Arte Contemporáneo (SITAC), México, 2009.
3 En sus conocidas Tesis de la filosofía de la historia, Walter Benjamin (1989: 187) atribuye estas características a la con-
cepción del tiempo en el historicismo.
4 Véase el artículo de Graciela Speranza “Wanderers” (2012: 193-211). 362
Materia política: Marcos Kurtycz, León Ferrari y el Retorno de lo (Sur)real
ready to turn the negative excess of the world’s pain into affirmative excess and to
dissolve political boundaries along the way” (Speranza, 2012: 195).
6 Kurtycz realizó numerosos libros gemelos como parte de performances o “artefactos”, como solía llamarlos. En éstos el artista
imprimía rastros corporales u otros elementos en hojas doble carta, las unía y posteriormente las cortaba a la mitad con un
hacha, dando origen a dos libros gemelos (aunque jamás idénticos). Era común que regalara una de las copias.
7 El texto de Eco fue tomado de su introducción a la semiótica, titulada La escritura ausente (1986: 35). En éste es palpable
la importancia de la lingüística como prisma para entender un amplio espectro de fenómenos culturales durante la década
de 1970. 364
Materia política: Marcos Kurtycz, León Ferrari y el Retorno de lo (Sur)real
Fig. 1.
Marcos Kurtycz, Libro de color natural, 1976.
365 Colección privada.
Genealogías y discursos de la vanguardia
Fig. 2.
Marcos Kurtycz, Libro de color natural, 1976.
Colección privada. 366
Materia política: Marcos Kurtycz, León Ferrari y el Retorno de lo (Sur)real
Fig. 3.
Marcos Kurtycz, Libro de color natural, 1976.
367 Colección privada.
Genealogías y discursos de la vanguardia
Fig. 4.
Marcos Kurtycz, Libro de color natural, 1976.
Colección privada. 368
Materia política: Marcos Kurtycz, León Ferrari y el Retorno de lo (Sur)real
nuevos elementos, llevan rastros de estados anteriores, al tiempo que exponen la pul-
sión de regreso hacia éstos8. En la medida en que los trazos que resurgen compulsiva-
mente en el texto tienen claras alusiones eróticas, una lectura posible remite al carácter
traumático de lo Real (en mayúscula, es decir, lo Real en Lacan), como un orden sepa-
rado de lo simbólico que resiste su plena representación y se experimenta por medio
de la angustia y el deseo9. Discutir la obra de Kurtycz desde lo Real tiene consecuencias
importantes, ya que permite pasar de una lectura puramente esteticista al estudio del
carácter poético-político de la obra y la manera en que ésta problematiza la categoría de
conceptualismo. Para avanzar en este sentido debemos preguntarnos ¿en qué términos
han de discutirse los vínculos entre lo Real y lo conceptual(ista) cuando la obra de arte
no busca saturar el sentido con imaginarios políticos sino que comunica por medio de
gestos y trazos deformados? ¿Qué peso ha de otorgarse a lo gráfico, es decir, lo material,
por un lado, y lo erótico, por el otro, en el arte conceptualista de los años setenta?
A fin de responder a estos interrogantes es pertinente pasar a la discusión de Ima-
gens (1989), la serie de caligrafías que Ferrari produce durante su exilio en Sao Paulo
(1976-c. 1986), después de la dura experiencia del golpe militar en Argentina y la desapa-
rición y fusilamiento de su hijo Ariel. Como ha escrito Andrea Giunta (2009: 7), estas ca-
ligrafías “son testigos y depósitos de experiencias que se tejieron en el orden de un tiempo
acosado por la violencia”. Aún así, participan de “un lenguaje tensado por la sensualidad,
el erotismo y el humor” (Giunta, 2008: 74), rasgos primordiales de las creaciones del ar-
tista a lo largo de estos años. La serie abre con un conjunto de experimentos con “bloques
de líneas en ritmos y movimientos diversos, paralelas, zigzagueantes, temblorosas” (Giunta,
2008: 68). Los cuadros Mensaje (1979) y Kama Sutra (1980) [figs. 5 y 6] corresponden a
esta secuencia y este último construye una narrativa erótica a partir de “líneas apasiona-
das” y “enlaces perturbados” (Giunta, 2008: 68).
En una primera lectura, estos ejercicios lucen como puramente gestuales, y con-
tribuyen a la apreciación estrictamente poética de la obra del artista. Pero esta mirada
cambia cuando surge, dentro de la serie, Código de señales secretas (1979) [fig. 7]. Esta
obra desarrolla un vocabulario por medio de la creación de correspondencias entre le-
tras del alfabeto latino, algunas del griego y diversos signos matemáticos, por una parte,
y trazos sencillos de líneas paralelas, curveadas y trenzadas, por la otra. Así, Código de
señales secretas sugiere, no sin cierto humor, que todo lenguaje es tan arbitrario y ajeno
8 En Compulsive Beauty, Hal Foster (1993) discute lo ominoso o lo siniestro (the uncanny) como la característica fundamental
del surrealismo. Escribe: “if there is a concept that comprehends surrealism (...) I believe this concept to be the uncanny,
that is to say, a concern with events in which repressed material returns in ways that disrupt unitary identity, aesthetic
norms, and social order” (xvii).
9 Si bien las definiciones de lo Real son múltiples, puede entenderse como aquello que el sujeto (individual o colectivo) “debe
369 mas no logra acomodar” en el universo simbólico (Belsey, 2005: 14).
Genealogías y discursos de la vanguardia
Fig. 5.
León Ferrari, Mensaje, 1979. De la serie Escrituras.
Impresión xerográfica, 33 x 22 cm.
Colección MACG, INBA. Fotógrafo Adrián Rocha Novoa. 370
Materia política: Marcos Kurtycz, León Ferrari y el Retorno de lo (Sur)real
Fig. 6.
León Ferrari, Kama Sutra I, ca. 1980. De la serie Escrituras.
Impresión xerográfica, 33 x 22 cm.
371 Colección MACG, INBA. Fotógrafo Adrián Rocha Novoa.
Genealogías y discursos de la vanguardia
Fig. 7.
Código de señales secretas, 1979. De la serie Escrituras.
Impresión xerográfica, 33 x 22 cm.
Colección MACG, INBA. Fotógrafo Adrián Rocha Novoa. 372
Materia política: Marcos Kurtycz, León Ferrari y el Retorno de lo (Sur)real
al sujeto como incompleto, limitado y ciego de sus propias omisiones. Asimismo, la obra
invita a leer Imagens, en su conjunto, desde la tensión entre lo gestual y lo discursivo,
sin disociar estos elementos ni limitar el primero a lo poético y el segundo a lo político.
Las referencias abiertamente (macro)políticas son sin duda sutiles (¿o inexistentes?),
pero esto no sustrae a la obra —como señala Néstor García Canclini (2008: 24-25)—
del “choque de lo heterogéneo” que caracteriza al arte crítico según Jacques Rancière
(2005: 47) y que “pretende agudizar a la vez nuestra percepción del juego de los signos,
nuestra conciencia de la fragilidad de los procedimientos de lectura de los mismos signos y
el placer que experimentamos al jugar con lo indeterminado”10.
Si bien Kurtycz y Ferrari jamás tuvieron contacto entre sí, la sincronía de su pra-
xis artística permite identificar algunas tendencias de época, que se conforman a partir
del entrecruce entre experimentación, crítica institucional, tecnología y localidad. Es
notable en ambos artistas el uso de ciertas técnicas de bajo costo y fácil reproducción
como la xerografía y el letraset. Éstas muestran su distancia de la idea romántica del
genio artístico, pero evitan también ciertas convenciones estéticas características del
arte político de los años sesenta, más cercanas del formalismo ruso que del collage su-
rrealista. El formato libro es también singular, por su recepción primordialmente ín-
tima, su portabilidad, su trabajo como un conjunto y su difícil inserción en los circuitos
comerciales del arte. De hecho, tanto el formato como las técnicas utilizadas en Imagens
y Libro de color natural, reflejan la experiencia de Kurtycz y Ferrari en circuitos de arte
correo, como una estrategia de circulación de obra distinta al museo y la galería, que
privilegia la constitución de redes comunicativas, antes que la singularidad y el valor
de la obra11.
En ambos artistas el lenguaje figura como una “presencia material” que se resiste
a servir a un discurso unívoco —como la ejemplificación tautológica de un concepto, a
la manera de Joseph Kosuth (1999)— sin por esto impedir la comunicación, la expresión
de afectos y el juego. Como apunta Jitrik, esta aproximación al leguaje forma parte de
la construcción de una genealogía del signo y la identificación de sus elementos míni-
mos. Pero este ejercicio no postula orígenes indiscutibles, sino que crea un amplio te-
rreno de potencialidades, donde la exploración del signo, antes que cuestionar, oponer
o reiterar algún discurso, atraviesa la distribución misma de lo decible y lo visible, así
como las jerarquías entre estas dimensiones. En este sentido, sitúa en una relación
10 En relación al lugar de lo indeterminado, el azar y el automatismo, Giunta (2009: 8) subraya la manera en que los escritos
de Ferrari evocan “las prácticas del surrealismo”. “No podemos dejar de lado”, escribe Giunta, “que la obra de Ferrari haya
sido leída en el contexto del surrealismo argentino en la histórica exhibición que Aldo Pellegrini organizó en 1967 en el
Instituto Torcuato di Tella, ni tampoco que en muchas oportunidades Ferrari haya copiado en sus dibujos los poemas de
Breton (Amor libre, en la traducción del mismo Pellegrini)” y haya hecho referencia a la obra de Jean-Pierre Duprey.
373 11 Sobre Kurtycz y el arte correo véase Marcin (2011, 145-176).
Genealogías y discursos de la vanguardia
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