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LA REPRODUCCIÓN DEL CONOCIMIENTO TRADICIONAL INDÍGENA MBY À EN


UN ESPACIO SOCIAL RURAL EN TRANSFORMACIÓN

Article · December 2010


DOI: 10.18542/amazonica.v2i2.398

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1 author:

Ana Padawer
National Scientific and Technical Research Council
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del conocimie
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236
ón La reproducción
ento Del conocimiento
gena tradicional indígena
MbyÀ en un espacio social
ocial rural en transformación
ción
ana padawer
universidad de buenos aires, argentina

237
Padawer, A.

Resumen

LA REPRODUCCIÓN DEL CONOCIMIENTO TRADICIONAL INDÍGE-


NA MBYÀ EN UN ESPACIO SOCIAL RURAL EN TRANSFORMACIÓN
Las tareas que los niños mbyà realizan en el monte y en el campo para
la reproducción familiar doméstica, son escasamente reconocidas
como experiencias formativas tanto desde el sentido común como
desde la producción académica. Más frecuentemente se las define
como trabajo infantil y, en función de los derechos del niño sancio-
nados internacionalmente, son perseguidas por lo que eventualmente
impiden –la escolarización-, habiendo escasas sistematizaciones so-
bre los conocimientos y habilidades que pueden producir. La par-
ticipación de los niños en la producción familiar doméstica puede
ser entendida como una experiencia formativa si se la analiza como
parte de procesos de socialización, donde se produce conocimiento
a partir de la acción y reflexión sobre los procedimientos realizados.
Por lo tanto, se debe distinguir conceptual y empíricamente de aquel-
las situaciones en que los niños intervienen como mano de obra en
tareas rutinarias en las cuales no se producen conocimientos sobre el
mundo social y natural -aunque todos los sujetos tienen esa capacidad
y, por ende, esto eventualmente puede producirse aún sin un disposi-
tivo formal o informal de enseñanza. En este trabajo se presenta la
ocupación y uso del territorio de una zona donde se localizan varios
núcleos mbyà-guaraní (San Ignacio, provincia de Misiones, Argentina),
se analiza el carácter formativo de las experiencias involucradas en la
participación de los niños en actividades productivas, y se concluye
considerando las implicancias de estos procesos en la reproducción
del conocimiento tradicional indígena en espacios rurales en trans-
formación.
Palabras clave: Mbyà-Guarani, conocimientos tradicionales, socialización,
experiencia formativa, trabajo infantil.

Resumo

A REPRODUÇÃO DO CONHECIMENTO TRADICIONAL INDÍGENA


MBYÀ EM UM ESPAÇO SOCIAL RURAL EM TRANSFORMAÇÃO
As tarefas desempenhadas por crianças mbyà na floresta e no cam-
po para a reprodução da unidade familiar doméstica raramente
são reconhecidas como experiências de aprendizagem tanto do

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La reproducción del conocimiento tradicional indígena Mbyà en un espacio social rural en transformación

ponto de vista do senso comum como da produção acadêmica.


Mais freqüentemente, são definidas como trabalho infantil, e,
de acordo com o direito internacional referente às crianças, são
perseguidas pelo que, eventualmente, possam impedir - a esco-
larização - com pouca sistematização sobre os conhecimentos e
habilidades que podem produzir. A participação das crianças na
produção doméstica pode ser entendida como uma experiência
formativa, se for analisada como parte de processos de socializa-
ção, onde o conhecimento é produzido a partir da ação e reflexão
sobre os procedimentos realizados. Portanto, deve ser distinguida
conceitualmente e empiricamente de situações onde as crianças
como trabalhadoras estão envolvidas nas tarefas de rotina em
que não há conhecimento sobre o mundo social e natural -, no
entanto todas as pessoas têm essa capacidade e, portanto, isto
eventualmente pode ocorrer mesmo sem um dispositivo formal
ou informal de ensino. Neste trabalho, se apresenta a ocupação e
uso da terra em uma área que abriga vários núcleos mbyà-guaraní
(San Ignacio, província de Misiones, Argentina), se examina a na-
tureza formativa das experiências envolvidas na participação da
criança em atividades produtivas, e se conclui considerando as
implicações destes processos na reprodução de conhecimentos
tradicionais indígenas nas zonas rurais em transição.
Palavras-chave: Mbyà-Guarani, conhecimento tradicional, social-
ização, experiência em treinamento, trabalho infantil.

Abstract

THE REPRODUCTION OF MBYÀ INDIGENOUS TRADITIONAL


KNOWLEDGE IN A CHANGING SOCIAL AND RURAL SETTING

The tasks mbyà children perform in the woods and in the fields
for the reproduction of the domestic unit are scarcely recognized
as learning experiences from both common sense and academy.
More often, people define them as child labor; according to in-
ternationally sanctioned children rights some situations are per-
secuted for eventually preventing schooling, without regard for
the knowledge and skills they can produce. The participation of
children in domestic household production can be understood
as a learning experience when analyzed as part of the socializa-
tion process, where knowledge is produced from the action and
reflection on the performed procedures. Therefore, it should be

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Padawer, A.

distinguished conceptually and empirically from situations where


children labor is involved in routine tasks in which there is no
production of knowledge on the social and natural world – al-
though everyone has the ability, and this eventually can occur
even without a formal or informal teaching device. In this article,
I discuss the occupation and land use in an area that is home to
several mbyà-guaraní groups (San Ignacio, provincia de Misiones,
Argentina); I also examine the formative nature of the experi-
ences involved in child participation in production activities, con-
sidering the implications of these processes in the reproduction
of traditional indigenous knowledge in rural areas undergoing
transformation.

Keywords: Mbyà-Guarani, traditional knowledge, socialization,


training experience, child labor.

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La reproducción del conocimiento tradicional indígena Mbyà en un espacio social rural en transformación

Los mbyÀ y la ocupación del tre 100 y 500 habitantes), mientras que
territorio en san ignacio los 15 núcleos restantes localizados en
San Ignacio es uno de los 17 departa- ese departamento cuentan con menos
mentos en que se divide la provincia de 100 personas cada uno (CTI 2008).
de Misiones, al NE de Argentina. Esta Como puede verse en el fragmento del
provincia limita ampliamente con Paraguay mapa que se incluye a continuación, los
y Brasil, y se trata de la jurisdicción del núcleos se asientan mayoritariamente
país donde, en la actualidad, se con- en el límite sur del departamento de
centran mayoritariamente los núcleos San Ignacio, en proximidades de la
poblacionales que se reconocen como cabecera del departamento. Unos po-
mbyà-guaraní o descendientes en 1era cos núcleos se ubican a una distancia
generación de este pueblo indígena. El mayor, en inmediaciones de rutas na-
análisis de los datos obtenidos por la cionales o cursos de agua.
Encuesta Complementaria de Pueblos La zona a la que se refiere este artí-
Indígenas, efectuada en 2004-2005 por culo es precisamente aquella de mayor
el Instituto Nacional de Estadísticas y concentración de núcleos mbyà en el
Censos (INDEC 2010), muestra que departamento de San Ignacio, que in-
en la provincia de Misiones las per- cluye a 9 de los 16 identificados por el
sonas que se reconocen y/o descien- CTI en el 2008. La razón por la cual se
den en primera generación del pueblo ha delimitado esta zona radica en que
mbyà-guaraní son 4.083, mientras que se trata de aquellos núcleos que se en-
en el país totalizan 8.233. Si bien esta cuentran más próximos a la ciudad ca-
información indica que en la provin- becera y los que, en principio, viven en
cia viven poco menos de la mitad de un espacio rural con mayores transfor-
los que se reconocen y/o son descen- maciones producto de la explotación
dientes de primera generación mbyà, económica del entorno.
si se considera el dato de aquellos que
residen en comunidad, los que habitan Hasta el momento se dispone de in-
en Misiones representan el 85% (3.684 formación heterogénea de 8 de los 9
sobre 4.322 personas). núcleos: Andresito, San Ignacio Miní,
Katupyry, Kokuere’i, Pindoju (Pindoity), Ñu
Si se analiza el mapa elaborado por or- Porá, El Tacuaral y Ivy Poty. Como ya se
ganismos de Argentina, Brasil y Paraguay anticipó, uno de ellos – Katupyry – se
y coordinado por el Centro de Trabalho destaca por contar con más de 100 po-
Indigenista en 2008, se observa que la bladores mientras que en el resto de los
mayor cantidad de núcleos poblacio- núcleos viven entre 20 y 50 personas.
nales mbyà en la provincia de Misiones El espacio disponible oscila entre las
se encuentra localizada en los depar- 10 y las 450 hectáreas, siendo el núcleo
tamentos de San Ignacio y Libertador más grande el que tiene acceso a una
General San Martín, aunque en el caso mayor extensión territorial y, a la vez,
del primero se ubica solamente uno de la situación legal más estable respec-
de los núcleos de mayor tamaño (en- to de la propiedad de la tierra.

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Padawer, A.

Figura 1 - Fragmento del mapa Guarani Reta 2008. Pueblos Guaraníes en las fronteras de Ar-
gentina, Brasil y Paraguay. Centro de Trabalho Indigenista, Brasília (coord.).

Desde el punto de vista educativo, pequeñas huertas, algunos animales de


relevante para este trabajo por las ex- granja y reciben alguna asistencia del
periencias formativas que se analizan, Estado. En las inmediaciones del es-
es importante advertir que los niños tablecimiento educativo se encuentra
de Andresito y San Ignacio Miní asisten una planta de procesamiento de yerba
una escuela rural ubicada a 4 Km de mate, cuya sede comercial está localiza-
la ciudad cabecera, mientras que los da en otra provincia y que actualmente
de Katupyry, Kokuere’i y Pindoju (Pindo- se encuentra cerrada; asimismo se ob-
ity) disponen de escuelas en sus comu- servan importantes plantaciones de pi-
nidades, asistiendo a ellas los niños de nos, atribuida por los pobladores a una
Ñu Porá, El Tacuaral y Ivy Poty. Dado empresa que en este momento es de
que la mayoría de las escuelas están capitales chilenos. Si bien cada núcleo
ubicadas en comunidades y asisten presenta sus particularidades, el con-
con exclusividad niños mbyà, el estab- texto inmediato de los núcleos de An-
lecimiento rural al que concurren los dresito y San Ignacio Mini se destaca por
niños de Andresito y San Ignacio Miní se mostrar significativos rasgos de trans-
destaca por su matrícula heterogénea, formación del espacio social rural, ya
compuesta casi en proporciones simi- que en el transcurso de una generación
lares por niños mbyà y niños cuyas fa- ha cesado la producción de la empresa
milias se identifican como colonos. yerbatera más importante de la zona y
se ha incrementado la producción for-
Tanto las familias de colonos como
estal de especies no autóctonas, entre
los núcleos mbyà próximos a esta es-
otros cambios.
cuela rural de San Ignacio disponen de

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La reproducción del conocimiento tradicional indígena Mbyà en un espacio social rural en transformación

Para analizar estos procesos desde provocando con el tiempo una pro-
una perspectiva más estructural, los gresiva dispersión y desgranamiento
datos estadísticos del Censo Nacional de las aldeas, aunque aún es posible en
Agropecuario (CNA) brindan infor- algunas jefaturas reconocer un acata-
mación relevante. Dado que la misma miento político a una autoridad dis-
se proporciona a nivel departamen- tante (Gorosito 1993). Esta dimensión
tal -y por ende con un mayor nivel de política se vincula estrechamente con
agregación, es necesario relacionar es- los condicionamientos económicos
tos datos con aquellos obtenidos en el para la reproducción de las familias y,
trabajo de campo y en los estudios que por ende, en la transmisión intergener-
desde distintas disciplinas han aborda- acional de esos recursos: como se verá
do la estructura productiva de la zona. más adelante, en la zona de San Igna-
Este análisis permite considerar como cio se observa actualmente un proceso
para las poblaciones mbyà-guaraní de dinámico de creación de pequeños nú-
esta zona, los procesos de socialización cleos poblacionales que surgen como
de los niños se producen en una con- desmembramiento de otros de may-
figuración socio-histórica de impor- ores dimensiones, los que se asientan
tantes transformaciones, asociadas en terrenos cada vez más pequeños y
especialmente a cambios en el modelo generan nuevos liderazgos políticos.
económico predominante en la región
Como se anticipó, en las últimas déca-
que habitan.
das del siglo XIX comenzó en el terri-
Si bien existieron ocupaciones datadas torio de Misiones un proceso de colo-
en 2000 años A.P. (Noeli 2004: 31-32), nización organizada principalmente
se considera que los mbyà actuales son por el Estado, la que se realizó sobre las
los descendientes de aquellos indígenas tierras remanentes de una venta masiva
que lograron permanecer al margen a 40 grandes compradores. El proceso
del experimento colonial desarrollado de colonización se extendió hasta casi
por los jesuitas entre los siglos XVI y la mitad del siglo XX, y como resul-
XVIII, a través de la constitución de tado de ambos procesos, se generó una
pequeñas comunidades refugiadas en estructura de la propiedad de la tierra
la selva que supusieron la construcción en la que coexisten grandes latifundios
de una identificación social definida y un número importante de propie-
por la confrontación y el contraste con dades familiares surgidas del padrón
el mundo de los extranjeros, primero de colonización, fijado este último en
blancos y luego de sus descendientes 25 has por familia. Los colonos debían
mestizos (Bartolomé 2004). Poste- plantar el 20% de su parcela de tierra
riormente, el establecimiento de los con yerba mate (anteriormente se pro-
mbyà en el actual territorio argentino ducía con plantas del monte nativo) y
se definió en interrelación al avance el resto lo dedicaron a la producción
de las fronteras de poblamiento de de maíz, porotos, mandioca y animales
la sociedad nacional durante el siglo de granja, los que se destinaban al con-
XIX y primeras décadas del siglo XX, sumo familiar y la venta de excedentes

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Padawer, A.

(Ricotto y Almeida 2002). 16.926 has en explotaciones de más de


1.000 has. Esta concentración en la ex-
El proceso de ocupación y explotación
plotación de la tierra que se observaba
iniciado como frontera agraria no se
en la provincia se verificaba en San Ig-
llevó a cabo solamente mediante la coloni-
nacio, pero con una magnitud menor:
zación organizada desde el Estado sino
casi el 30% de la superficie productiva
que asumió a la vez un carácter espon-
correspondía en 2002 a explotacio-
táneo, y en este caso la ocupación del
nes típicas de colonos y ocupantes –
territorio se efectuó asociada a las ex-
30.131,8 has en explotaciones de 50
plotaciones forestales. Hasta 1930, los
has o menos –, más del 45% con ex-
colonos se dedicaron exclusivamente a
plotaciones definidas como estancias
la producción de yerba mate, incorpo-
– 49.781,9 has en explotaciones entre
rando sucesivamente el tung, el tabaco
50 y 1.000 has – y poco más del 25%
y el té, producciones que se dieron si-
correspondía con latifundios – 28.396
multáneamente a la explotación forestal,
has en explotaciones de más de 1.000
primero de especies nativas y luego
has (Gobierno de Misiones 2008: 340
de exóticas. De esta forma se confor-
y 341).
mó durante el siglo XX una sociedad
agraria misionera compuesta por el Si bien está cimentada en la estructura
ocupante o campesino-agricultor fa- de la sociedad agraria misionera con-
miliar con 1 a 10 has, de origen criollo solidada durante todo el siglo XX, la
o inmigrante brasilero y paraguayo1; el situación actual refleja los cambios
colono-agricultor familiar con 25 a 50 que se verificaron en las últimas déca-
has, en su mayoría de origen inmigran- das. Distintos estudios expresan que
te del norte y este europeos2 – el estan- los mismos se debieron al quiebre en
ciero-productor ganadero con terrenos la estructura política institucional y en
entre 100 y 1.000 has – y el latifundista las modalidades del proceso de acumu-
extractivista (Reboratti 1979; Jaume et lación de la sociedad argentina inaugu-
al 1989; Bartolomé 2000; Krautstofl rado en 1976, el que produjo una crisis
2005; Baranger 2008; Otero 2008). agrícola y un deterioro de la economía
campesina junto con cambios en la
Si se utiliza esta reconstrucción para
concentración de la propiedad de la
analizar la información proporcionada
tierra, acelerándose el proceso de des-
por el CNA efectuado en el 2002, se
campesinización (Manzanal y Rofman
observa que en la provincia de Misio-
1989; Cragnolino 2006). En los últi-
nes casi el 25% de la superficie productiva
mos años, con el reposicionamiento
correspondía a explotaciones típicas de
de los productos agrícolas en el mer-
colonos y ocupantes – 502.818 has en
cado mundial, en las distintas regio-
explotaciones de 50 has o menos –, más
nes del país se producen nuevas trans-
del 30% se correspondía con parcelas
formaciones en el modelo económico
definidas como estancias3 – 648.058
predominante que se orienta a la pro-
has en explotaciones entre 50 y 1000
ducción agroindustrial y afecta dife-
has – y casi el 45% con latifundios –
rencialmente a pequeños productores

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La reproducción del conocimiento tradicional indígena Mbyà en un espacio social rural en transformación

y poblaciones indígenas en sus formas Los cambios acontecidos en la estruc-


de acceso a los recursos, empleo y so- tura social y económica de la provincia
brevivencia (Ramos 2006; Sili 2005; en este período, así como las relacio-
Neiman et al. 2002; Bidaseca y Mariotti nes establecidas con el Estado en las
2001; Gordillo 1995). últimas dos décadas, condujeron a una
significativa multiplicación de unidades
En Misiones, el complejo agroindus-
residenciales autónomas relativamente
trial tabacalero se venía expandiendo
establecidas, con alianzas débiles de
significativamente desde la década de
organización política (Gorosito 2006).
los 80, integrando en su cadena a los
Dependiendo de la proximidad con las
colonos y ocupantes que, actualmente,
poblaciones no indígenas, actualmente
se dedican a la producción de tabaco
las comunidades mbyà localizadas en
manteniendo cierta diversificación
territorio misionero pueden realizar
productiva – ganadería, forestación,
diversas actividades de subsistencia
producción de yerba mate y horticul-
mediante caza de pequeños animales,
tura. Pese al crecimiento del sector,
pesca, recolección estacional, produc-
estos productores se han empobrecido
ción de huertas y cría de aves de cor-
debido al proceso de concentración de
ral y cerdos. En algunas comunidades
la manufactura y comercialización de
también se verifica trabajo asalariado
los cultivos en manos de acopiadores y
en la agricultura y actividades ligadas al
molineros. En los últimos veinte años,
turismo -venta de artesanías, guías por
asimismo, se multiplicaron los conflic-
el monte y visitas a los núcleos - (Sero
tos con los propietarios de bosques na-
Kowalski 1993; Cebolla Badie 2005).
tivos, quienes en su momento habían
En el caso de la zona de San Ignacio
facilitado el usufructo de los colonos
que se encuentra bajo estudio, como se
y ocupantes pero con el desarrollo de
anticipó y se desarrollará más adelante, el
explotaciones forestales de especies
acceso al monte nativo es muy escaso y
exóticas por parte de capitales con-
se destina especialmente a la provisión
centrados, reclaman las tierras ahora
de materia prima para artesanías.
altamente valorizadas (Schiavoni 1995
y 2008; Ferrero 2006; Schvorer 2003; Pese a que la dispersión debilita la or-
Otero 2008). ganización política, en los últimos años
se evidencia un progresivo reconocimiento
Estos procesos verificados en los úl-
de las comunidades indígenas, que rec-
timos 30 años afectaron también a
laman y ejercitan derechos ciudada-
las comunidades mbyà: mientras los
nos desde sus particularidades como
asentamientos pudieron mantenerse
comunidad política, lo que produce
en sectores relativamente poco ex-
transformaciones en las actividades
plotados de la masa selvática, pudieron
económicas, políticas y formativas de
articular sus relaciones de intercambio
las jóvenes generaciones en los grupos
con la sociedad regional y conservar
de referencia. Entre estas transforma-
relativamente el control de sus propios
ciones, Wilde (2007) advierte cómo el
procesos organizativos y movilidad.
ambientalismo y el indigenismo como

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Padawer, A.

articulaciones políticas plantean ten- característica más distintiva en los úl-


siones que son observables en el con- timos años radica en la concentración
texto misionero. de grandes extensiones de tierra, que
fue acompañada de un proceso de des-
Quizás la más relevante a los fines
forestación de especies nativas (lapa-
de este artículo sea la incongruencia
chos, cedros, canela, timbó, frutales).
entre el estereotipo del “buen salvaje
Luego de este proceso extractivo, los
ecológico” defendido por el discurso
terrenos generalmente son tratados
ambientalista y el proceso inevitable de
con herbicidas y se procede a la plantación
inserción de muchos grupos indígenas
de pinos.
en el mercado, lo que se articula con
la suposición de que las comunidades Estos procesos afectan a los pobla-
son un todo homogéneo representa- dores indígenas, colonos y ocupantes
do por líderes cuya legitimidad no es por la contaminación de los cursos
cuestionada. En Misiones, la adopción de agua y porque el progresivo des-
mbyà de ciertos lugares comunes del monte limita las actividades de caza y
discurso ecologista – básicamente la recolección que realizan los primeros.
idea de la vida en armonía con la natu- Asimismo, las actividades productivas
raleza –, es un eficaz recurso mediático a gran escala emplean escasa mano
que se da aún en el caso de dirigentes de obra, por lo que el empleo asala-
de comunidades que desarrollan una riado como recurso de supervivencia
explotación de recursos naturales que es limitado. Al analizar la relación de
van en sentido contrario. En este sen- las poblaciones con el mercado debe
tido, la autorización de algunos líderes asimismo advertirse que, en esta zona,
para que en sus predios se realice la el turismo se ha convertido en impor-
explotación forestal – sea originada en tante generador de empleo: si bien no
las presiones que genera la escasez o la son actividades tradicionales, sus posi-
atracción del dinero y los bienes sim- bilidades formativas son asimismo am-
bólicos blancos –, genera disputas in- plias por lo que aquí se abren nuevos
ternas que en ocasiones horadan la le- interrogantes a ser explorados en la
gitimidad de estos líderes dentro de su relación entre actividades económicas
comunidad, aunque conserven even- y educativas.
tualmente apoyo fuera de ella (Wilde
2007).
LA PRODUCCIÓN FAMILIAR DOMÉSTICA
Es por lo anterior que, además de los
Y LAS EXPERIENCIAS FORMATIVAS DE
reclamos de tierras – sobre los que no
LAS JÓVENES GENERACIONES MBYÀ
es posible extenderse aquí, y que son en
sí mismos procesos complejos que in- La participación de los niños en la pro-
cluyen dimensiones formativas –, una ducción familiar doméstica puede ser
de las principales demandas de estas entendida como una experiencia for-
poblaciones indígenas es la limitación mativa si los procesos de socialización
de la explotación forestal, ya que su son concebidos como contextualmente

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La reproducción del conocimiento tradicional indígena Mbyà en un espacio social rural en transformación

situados, de manera que el aprendizaje conocimiento situado, es asociado a


se produce mediante comunidades representaciones abstractas y descon-
de práctica y participación periférica textualización; sin embargo, desde la
legítima (Lave y Wanger 2007). Este perspectiva de estos autores las represen-
último concepto está estrechamente taciones abstractas siempre adquieren
vinculado al de participación guiada significado en un contexto, y son en
(Rogoff y otros 1993: 6), que apoyado sí mismas adquiridas en circunstancias
en los desarrollos de Vygotsky, ha per- específicas. Asimismo, es importante
mitido reformular el estudio del cono- tener en cuenta que la idea de comuni-
cimiento infantil en distintos contextos dades de práctica, en las que los sujetos
socioculturales. Desde su perspectiva, pueden ocupar posiciones de centro
los niños avanzan en el entendimiento y periferia, supone asimismo que es-
en un proceso creativo mediante el tos procesos involucran relaciones de
cual transforman aquello que conocen poder y hegemonía: la participación
y el propio mundo, al tiempo en que se completa implica un dominio cercano
vuelven progresivamente participantes del conocimiento o prácticas colecti-
de las actividades de su comunidad. vas para los cuales debe haber grados
de adquisición atribuibles accesibles a los
El concepto de participación periférica
novatos, no obstante lo cual el carácter
legítima se refiere más directamente
periférico alude a un acceso progresivo
al conocimiento desde el hacer, a par-
a fuentes de entendimiento a través
tir de una reformulación del término
del involucramiento creciente (Lave y
apprenticeship, que puede traducirse
Wagner 2007: 37).
como adiestramiento. Esta formu-
lación proviene del debate sobre la A diferencia de las nociones de trans-
naturaleza del aprendizaje de fines de misión e internalización, la apropiación
los 80, y supone que el aprendizaje es y la participación periférica permiten
siempre situado: esto no implica sola- entender el proceso de aprendizaje
mente entender que se realiza en el compartiendo la naturaleza conflictiva
tiempo y el espacio, con otras perso- de las prácticas sociales, de manera que
nas, o dependiente del contexto en que las relaciones entre aprendices y vet-
se produce, sino enfatizar su carácter eranos son parte de procesos de trans-
de actividad situada. En este sentido la formación social acaecidos a nivel cotidiano.
participación periférica legítima es un No se trata solamente de ser capaz de
concepto que describe el involucra- involucrarse en nuevas actividades o
miento en prácticas sociales que están dominar nuevos conocimientos, sino
constituidas por procesos de apren- poder establecer nuevas relaciones ha-
dizaje y no viceversa (Lave y Wanger bilitadas por ese dominio, por las cuales
2007: 33). el sujeto participa en la producción y
reproducción de las estructuras de las
Por otra parte, es importante considerar
comunidades de práctica en las que se
que el denominado conocimiento general,
ve involucrado. Al igual que Rogoff,
con el que suele contraponer-se el

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Padawer, A.

Lave y Wagner retoman estas ideas so- implican la venta de la fuerza de tra-
bre el aprendizaje en sus dimensiones bajo y la consecuente extracción de un
individuales y estructurales de los estu- plusvalor por parte del adulto, situacio-
dios inspirados en la noción de zona de nes de riesgo y escasas o nulas situacio-
desarrollo próximo de Vygotsky. nes de aprendizaje de un oficio o ha-
bilidades (Leite de Sousa 2004; Neves
Con este sustrato conceptual, la noción
1999; Jacquemin 2004).
de adiestramiento utilizada por Lave y
Wagner se distancia de las aproxima- Las dificultades conceptuales en la
ciones clásicas al concepto, mucho más definición de trabajo infantil deri-
restringido en sus alcances, y que fue van, por un lado, de que la definición
entendido como una actividad ligada a precedente supone el establecimiento
la producción artesanal, individual y en de categorías excluyentes en tanto en
pequeños grupos, la utilización de her- la realidad social los límites no son
ramientas simples y conocimiento tá- siempre precisos: exceptuando algunas
cito, la división del trabajo basada en la situaciones claramente definidas de
adaptación individual y la prevalencia relaciones asalariadas, las situaciones
de códigos de protección tradicionales: de juego, formación y trabajo se en-
para estos autores el adiestramiento tremezclan en la cotidianeidad de los
asume diversas formas históricas, tradi- niños mbyà, quienes usan instrumentos
ciones culturales y puede encontrarse adultos para sus juegos y participan
en diversos modos de producción; no progresivamente de las actividades
es inherentemente igualitario ni ex- domésticas de reproducción social
plotador, sino que debe analizarse bajo iniciándolas a partir de escenificacio-
que forma de organización política y nes lúdicas, aprendiendo a través de
social se desarrolla en cada contexto, esa participación.
bajo que principios formativos se ar-
Por otro lado, la transmisión de un
ticula y se realiza (2007: 62-63).
patrimonio de saberes que integra la
Como se ha advertido, las tareas que definición de las experiencias forma-
los niños y jóvenes mbyà realizan me- tivas en contextos indígenas involucra
diante su participación periférica en un debate sobre la noción de tradición,
actividades para la reproducción fa- la que implica contemplar las estruc-
miliar doméstica pueden constituir turas productivas en cada zona de
experiencias formativas pero, también, manera de precisar las actividades que
constituir modalidades de trabajo in- se identifican como tales para los mbyà:
fantil. Las primeras son condición para como se verá mas adelante. Depen-
la transmisión de un patrimonio de sa- diendo de la movilidad de las comu-
beres y la construcción de sucesores en nidades y la ocupación del territorio
la actividad desarrollada por los adul- en cada región es posible identificar
tos del grupo doméstico, y se vinculan ciertas actividades que se llevaban
con las expectativas de formación de adelante en una generación y que
las unidades familiares; las segundas no se puedan continuar en las siguien-

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La reproducción del conocimiento tradicional indígena Mbyà en un espacio social rural en transformación

tes, por lo que la noción de tradición nes en términos de los principios rela-
resulta problemática en términos de tivistas de la antropología y sus debates
continuidad temporal. En este sentido, actualizados por las leyes de pro-
la revisión de este concepto permite tección de los derechos de la infancia,
superar este requisito de antigüedad y ya que las nociones de protección y au-
permanencia en el tiempo (Hobsbawm tonomía pueden complejizarse desde
y Ranger 1983), lo que posibilita anali- una perspectiva comparativa, propia
zar el carácter formativo de la partici- de la disciplina. Por otra parte, es im-
pación en actividades productivas de portante destacar como esta perspec-
manera que “nuevas” o “renovadas” tiva experimental de la producción de
actividades podrían también ser vali- conocimiento se vincula con un énfa-
dadas y reconocidas por su contenido sis en la emoción como complemento
educativo. del pensamiento racional, que la edu-
cación escolar suele considerar como
Distintos estudios han abordado el
subsidiaria y restringida a ciertas áreas
aprendizaje en comunidades guaraníes
de tipo expresivo lenguaje, arte.
recientemente, y han advertido sobre la
centralidad que adquieren los procesos Coincidentemente, en las aldeas Palmito
de observación, imitación y experimen- y Marangatú (Departamento Guaraní,
tación como parte de la constitución Misiones, Argentina) Larricq (1993)
de una autonomía e individualidades exploró aquellas situaciones de juego
de los niños en tanto personas que se que, a edades muy tempranas como los
reconocen como parte de un colectivo. 4 o 5 años, configuraban escenificacio-
Como señala Bergamaschi (2007), más nes de trabajo adulto macheteo, cocina,
que la enseñanza lo que pudo obser- carpida, recolección. Si bien se trataba
var en Lomba do Pinheiro (Rio Grande de tareas habituales de los mayores que
do Sul, Brasil) fue una búsqueda de los niños realizaban conscientes de que
aprender por parte de niños y jóvenes, se trataba de imitaciones, implican una
quienes acompañaban a los mayores y observación detallada y una repetición
en ese “dejar hacer” por parte de los seriada de operaciones a la vez que se
adultos - donde el consejo es diferido adquieren competencias motoras, in-
en el tiempo -, se proporciona un espa- telectivas y lingüísticas.
cio para que los sujetos experimenten
Larricq (1993) indica que la realización
y establezcan por si mismos los límites
obligada de tareas hogareñas fundadas
de sus acciones, aunque por ello - advi-
en estas escenificaciones - tales como
erte la autora- se vean expuestos en oc-
el acarreo de agua, el cuidado de ani-
asiones a ciertos trastornos menores,
males, la preparación de alimentos - co-
que erróneamente han sido interpreta-
menzaban a los 6 o 7 años (dependiendo de
dos por algunos funcionarios e investi-
la composición de los grupos domésti-
gadores como una “falta de cuidado”.
cos y la división sexual de trabajo); en
Las observaciones de Bergamaschi otras actividades del monte o la huerta,
(2007) provocan interesantes reflexio- en cambio, colaboraban en forma in-

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Padawer, A.

termitente y sin obligación hasta los camente una labor para la producción
11, 12 o 13 años, si bien desde unos y/o reproducción del grupo familiar.
años antes los niños acompañaban a Esto permite analizar reemplazos,
sus padres en la jornada laboral y realiza- diferenciaciones genéricas, de edad y
ban entonces este mismo proceso de de posición en la escala de hermanos
aproximación progresiva a la práctica ya no como mandatos culturales fijos
por imitación. sino en su proceso de construcción
sociohistórica. En este sentido considera-
En virtud de lo anterior, ciertas ob-
mos que el tipo de tareas realizadas, su
ligaciones domésticas que los niños
frecuencia y distribución merece ser
mbyà realizan desde temprana edad plan-
descripta empíricamente y analizada
tean un interés conceptual específico,
conceptualmente para poder precisar
ya que su realización no implicaría en
los alcances del concepto de trabajo
principio una experiencia formativa
infantil doméstico en cada contexto
en términos de conocimiento cultural
social e histórico particular en el que
complejo. Sin embargo pueden ser en-
se lo aplique.
tendidas como experiencias formativas
en tanto su cumplimiento es parte de la
comprensión y ejercicio de procesos de
LOS CULTIVOS Y LA CRÍA DE ANIMALES
colaboración para el sostenimiento de
EN SAN IGNACIO
los grupos domésticos. Esto no impli-
ca ignorar las relaciones de poder que El departamento de San Ignacio ocupa
se producen en el seno de los grupos un lugar de relevancia a nivel provincial
domésticos; siguiendo la orientación en la producción de cultivos industria-
conceptual de Schiavoni para estudiar les, especialmente de yerba mate y en
las familias y la división del trabajo, es menor medida de té. Por la superfi-
interesante entenderlas como un cam- cie dedicada a estos productos posee
po de poder, donde las posiciones que respectivamente el 3ero y 4to lugar en la
ocupan los integrantes deben ser en- provincia, siendo la proporción de la
tendidas de acuerdo a los recursos que superficie del departamento destinada
logran disponer. La autora plantea la a cada producto el 18% y el 2% respec-
necesidad de problematizar conceptual tivamente (INDEC 2010. Cuadro 4.10
y empíricamente las actividades pro- CNA 2002)4 .
ductivas y reproductivas, ya que de esa En ambos cultivos, la superficie prome-
manera el trabajo doméstico puede ser dio por productor en San Ignacio es un
entendido como trabajo necesario para poco mayor a los valores provinciales –
la reproducción de los grupos sociales en el caso de la yerba mate, 14 y 10 has;
(Schiavoni 2003). en el caso del té, 25 y 4 has respectiva-
De estas definiciones surge que, al mente (Gobierno de Misiones 2008:
referirnos a los sujetos como traba- 351, 352 y 358)5 . Esta información
jadores, podemos incluir a todos los permite concluir que la plantación de
miembros que desempeñan sistemáti- yerba mate y té continúa siendo pro-

250 Amazônica 2 (2): 236-263, 2010


La reproducción del conocimiento tradicional indígena Mbyà en un espacio social rural en transformación

ducto de colonos y ocupantes en toda verifica con los porcinos – 959 cabezas
la provincia, si bien en el departamento sobre 125.128 – en piaras también de
considerado tiende a haber comparati- número reducido (Gobierno de Misio-
vamente mayores extensiones; por otra nes 2008: 366, 380 y 382).
parte, esta producción se integra en
Las actividades de horticultura y cría
una cadena agroindustrial significativa-
de animales en los núcleos mbyà próxi-
mente concentrada, ya que la primera
mos a San Ignacio presentan similari-
venta se realiza sin procesamientos y
dades con el panorama descripto para
directamente a la industria en un 60%
el departamento, si bien pueden se-
en el caso de la yerba mate y en un
ñalarse asimismo algunas diferencias.
70% en el caso del té (INDEC 2010.
En principio, la producción vegetal y
Cuadro 12.1. CNA 2002).
animal que se observa en estas comu-
Asimismo, el departamento de San Igna- nidades no es muy amplia, proceso en
cio ocupa el primer lugar provincial en el que probablemente incida en hecho
la producción hortícola bajo cubierta de que el turismo y las relaciones con el
– 41.250 m2, representando más del Estado son fuente complementaria de
23% de la superficie provincial des- ingresos para las familias. No obstante,
tinada a este tipo de productos –, siendo es posible advertir que la producción
también relevante el cultivo de mandi- vegetal – al menos en Katupiry, An-
oca – 747,5 has sobre 9.097,7 has en la dresito y Pindoity, donde se pudo abor-
provincia (INDEC 2010. Cuadro 4.18. dar con mayor detalle – responde a los
CNA 2002). En el caso de los cereales, cultivos tradicionales en las comuni-
la producción provincial se concentra dades mbyà tales como mandioca, maíz,
fundamentalmente en el maíz, pero el batata, porotos, zapallo (sobre todo de
departamento de San Ignacio no se de- los dos primeros productos) y se puede
staca por su producción – es de sola- observar asimismo la cría de gallinas y
mente 653,5 has por sobre las 33.523 la compañía de perros.
a nivel provincial (INDEC 2010.
Pese a que la variedad animal es es-
Cuadro 4.6. CNA 2002) –; este último
casa, es importante hacer una breve
producto reviste especial relevancia,
referencia a la presencia en la cotidi-
ya que se trata de una especie que se
aneidad de los niños de interacciones
reconoce como tradicionalmente culti-
con animales domésticos, ya que la
vada por los mbyà, como se verá más
potencialidad formativa es significa-
adelante. Finalmente, de los datos es-
tiva. En su trabajo en las aldeas Palmito
tadísticos surge que la cría de animales
y Marangatú (Departamento Guaraní,
no es significativa en San Ignacio si se
Misiones, Argentina), Larricq (1993)
la compara con otros departamentos
advierte la importancia que tiene para
de la provincia, destacándose el ga-
los niños ya desde aproximadamente
nado bovino en rodeos predominante-
los tres años de edad la observación y
mente pequeños - 6.658 cabezas sobre
el manejo de animales domésticos, que
345.648 en 2002. Un proceso similar se
brindan oportunidades para comparar

Amazônica 2 (2): 236-263, 2010 251


Padawer, A.

actitudes físicas y costumbres con los en septiembre u octubre, y entre marzo


de las personas circundantes, originán- y abril los pueden empezar a consumir.
dose así sobrenombres de uso cotidi- Respecto del maíz, plantan variedades
ano. de tres y seis meses comenzando en
el mismo período. Por su parte José,
De los desarrollos de este autor es
un auxiliar indígena que nació cerca
interesante destacar como las burlas
de San Pedro y fue a vivir a Andresito
rimadas y comparaciones que ridicu-
a la edad de 6 años con sus abuelos,
lizan utilizando como referente a los
relata que esta comunidad cuenta con
animales domésticos tienen un impor-
un territorio de 12 hectáreas propiedad
tante sentido formativo entre los niños
del obispado, donde viven actualmente
y desde los adultos, en tanto interviene
unas 50 personas. En Andresito dispo-
un uso del sentido metafórico del len-
nen de un terreno mucho menor y por
guaje. Del trabajo de campo realizado
ello se cultiva menos que en Katupiry:
hasta el momento en San Ignacio se
a los productos mencionados, que no
deriva que los niños mbyà de las comu-
ocupan más de 1 hectárea, le suman
nidades anteriormente mencionadas
una huerta con distintas verduras de
interaccionan con animales domésti-
hoja.
cos sobre los cuales pueden hacer referen-
cias en juegos y burlas, pero su inten- Del trabajo de campo surge que las
sidad es menor si se lo compara con agencias gubernamentales ligadas a la
las oportunidades que derivan de las agricultura no logran, pese a disponer
responsabilidades cotidianas de algu- de un cuerpo profesional amplio y
nos niños de la colonia – cuyas familias abundantes documentos sobre las
registran una mayor actividad produc- actividades productivas de la región
tiva de crianza de porcinos y aves de de San Ignacio, interaccionar con los
corral –, quienes aprenden a “mover colonos y ocupantes que se encuen-
animales” para alimentarlos, en tanto tran en posiciones más marginalizadas.
los niños mayores participan incluso Por su parte, da la impresión de que los
del faenamiento. mbyà de la zona no son considerados
una población objeto de estas políti-
En relación a la producción vegetal,
cas, cuestión que en si misma requiere
según relata Agustín, auxiliar docente
de reflexión: dado que a los mbyà se
indígena nacido en Andresito e hijo
los identifica y reclaman fundamen-
del primer cacique de Katupiry – Silve-
talmente por sus actividades extrac-
rio –, los niños de 7 u 8 años de las
tivas en el monte, las tareas agrícolas
dos aldeas en las que ha vivido suelen
no son habitualmente consideradas
acompañar a los mayores a la chacra,
como “tradicionales” de sus comuni-
observando y ayudando. En Katupiry
dades, e incluso pueden ser asociadas
cuentan con 450 hectáreas de propie-
a una sedentarización forzada6. Ante
dad de la comunidad donde viven unas
esta situación, y teniendo en cuenta
250 personas; en un terreno de 3 a 5
las discontinuidades en las actividades
hectáreas plantan mandioca y porotos

252 Amazônica 2 (2): 236-263, 2010


La reproducción del conocimiento tradicional indígena Mbyà en un espacio social rural en transformación

productivas en el transcurso de las aumento de la variabilidad genética de


g eneraciones señalado precedente- sus cultivos.
mente, el interrogante consiste en
Los autores subrayan que el maíz
establecer cómo ciertas actividades
acompaña los sucesivos traslados de
“nuevas” son apropiadas o incluso po-
las comunidades y su producción – que
tencialmente reivindicadas por algunas
no es solo destinada a la alimentación
comunidades.
sino que tiene importancia ritual – se
Este argumento se refuerza si se com- mantiene a partir de la reserva de semi-
para la situación de los mbyà de San llas que garantiza su plantación donde
Ignacio con otros contextos donde quiera que la comunidad se desplace.
la producción hortícola de las comu- Esto es particularmente importante
nidades es abundante. Es el caso de dado que el maíz cultivado y domes-
la aldea Tekoa Maragatu (municipio de ticado no dispone de un mecanismo
Umarui, Estado de Santa Catarina, Bra- de propagación y dispersión natural,
sil), donde Utermoehl y Nunes (2006) dependiendo totalmente de la acción
pudieron registrar un uso amplio de humana para su sobrevivencia, siendo
prácticas tradicionales de cultivo que las técnicas de conservación funda-
les permitían a los mbyà sortear algunos mentales para tal propósito.
problemas de la agricultura occidental
Las diez variedades de maíz que Perez
tales como la dependencia de insumos
Felipim y Queda (2005) identificaron
(semillas y fertilizantes), el monocul-
como presentes en el sur de Brasil
tivo y la homogeneización de las es-
constituyen insumos para un amplio
pecies que provocan la degradación
repertorio de formas de preparación
ambiental. La utilización de variedades
como alimento y bebida. Las familias
de maíz, plantadas en asociación con
nucleares y/o extensas realizan el corte
porotos, mandioca, batata, maní y za-
y quema de no más de 1 hectárea para
pallo, contribuía así a la preservación
plantar cultivos “tradicionales” y “no
del suelo y la mejora genética.
tradicionales” en un mismo espacio,
Por otra parte, el estudio de Perez siendo los segundos aquellos que son
Felipim y Queda (2005) es particu- considerados por los propios mbya
larmente importante porque analiza como “cultivos del blanco” y adquiri-
actividades agrícolas en relación a la dos por compra, trueque o donación.
movilidad espacial mbya. Este trabajo La permanente distinción de produc-
releva en la comunidad indígena Guara- tos tradicionales es en sí mismo rele-
ni Yvyty (Ilha do Cardoso, municipio de vante a los fines de este estudio ya que
Cananéia, estado de São Paulo, Brasil) las discusiones a la normativa sobre
la conservación de los cultivos del maíz trabajo infantil requieren este atributo;
– identificados en general como avaxí sin embargo, analizadas desde las tareas
eteí –, considerando cómo diversos involucradas esta diferencia entre pro-
mecanismos que componen el sistema ductos que se sostiene desde las creen-
agrícola favorecen la manutención y el cias religiosas se vuelve relativa.

Amazônica 2 (2): 236-263, 2010 253


Padawer, A.

La población de la comunidad en la producción provincial en relación a la


que trabajaron Felipim y Queda (2005) superficie de bosques de pinos implan-
se originó en 1992 a partir del traslado tados: coincidentemente, las 21.144
de una familia que anteriormente se has identificadas en el CNA como des-
encontraba residiendo en el Estado tinadas a la producción de esta especie
de Paraná, al sur de la ubicación ac- no autóctona en el departamento cor-
tual. Posteriormente dos familias se respondían a casi el 20% de su superfi-
asentaron allí, conservando el jefe de cie bajo explotación agrícola, mientras
la primera familia el liderazgo de la que en la provincia la extensión de este
comunidad. Al analizar las prácticas producto era del 14% (Gobierno de
agrícolas de cada familia, los autores Misiones 2008: 392). Asimismo, anali-
advirtieron como en cada caso se veri- zando la producción de los últimos
ficaban trayectorias de vida en distintas años, puede observarse que a nivel
comunidades localizadas en territo- provincial se triplicó la producción de
rio argentino y paraguayo y, en lo que rollos de madera proveniente de mon-
refiere a los cultivos, la circulación de tes implantados desde el 2002 al 2007,
simientes se vinculaba con el sistema lo que permite suponer que este depar-
de parentesco y las redes de reciproci- tamento ha participado de ese creci-
dades: los cultivos podían ser entonces miento, dada la importancia que ocupa
pasados de generación en generación en la producción a nivel jurisdiccional
acompañando los traslados de las fa- (Gobierno de Misiones 2008: 389).
milias, ser obtenidos durante la estadía
Dado que las comunidades mbyà próxi-
en diversas aldeas guaraní, o en visitas a
mas a San Ignacio son de tamaños di-
familiares.
versos y se encuentran a diferentes dis-
tancias respecto de la ciudad cabecera
EL MONTE Y LA EXPLOTACIÓN del departamento, las posibilidades de
FORESTAL EN SAN IGNACIO acceder al monte para realizar activi-
dades extractivas son en general limita-
Como se señaló, en San Ignacio se das pero asimismo heterogéneas. La
verifica una menor proporción de lati- vida en proximidades del monte hace
fundios en relación al promedio provin- que los niños pequeños, desde los 3 o 4
cial – 25% y 45% respectivamente –, y existe años, aprendan como manipular o evi-
un número significativo de pequeños tar pequeños animales que encuentran
productores que se dedican al cultivo en las inmediaciones de sus viviendas;
de yerba mate, te y viveros hortícolas. al mismo tiempo, las crecientes restric-
Esta descripción podría dar la impre- ciones de accesibilidad hacen que los
sión de que la producción agrícola a niños mayores no dispongan de un
pequeña escala podría caracterizar a contexto para la apropiación de los
San Ignacio. Sin embargo, al analizar conocimientos sobre las actividades
los datos de la producción forestal, extractivas asociadas al monte que los
se observa que este departamento adultos jóvenes podrían proporcionarles.
ocupaba en 2002 el tercer lugar en la

254 Amazônica 2 (2): 236-263, 2010


La reproducción del conocimiento tradicional indígena Mbyà en un espacio social rural en transformación

Con estas condiciones contextuales siones para la extracción de madera


desfavorables, los varones jóvenes de que provocaron litigios judiciales. Sien-
estas comunidades pueden dar cuenta do niño, Benjamín acompañaba a su
de la transmisión intergeneracional padre y así aprendió a cazar venados,
de conocimientos sobre trampas para tatú, a recolectar pakuri (árbol frutal
pequeños animales y pájaros, aunque similar a la naranja) y miel; la aldea de
la actividad diste de ser cotidiana. Katu Piry, donde vive actualmente, está
Agustín - ADI y Javier, segundo cacique rodeada de plantaciones de pino des-
– recuerdan que en su infancia en An- tinado a la elaboración de papel y las
dresito solían cazar tatús, coatis y lagar- familias se dedican al cultivo en la cha-
tos: mientras el primero hace 10 años cra, y la realización de artesanías, por
que no sale a buscar animales pero oca- lo que el contraste con sus experiencias
sionalmente construye con los niños infantiles es significativo.
alguna trampa para aves, el segundo
Es interesante comparar la perspec-
relata que con sus hijos más grandes
tiva de Benjamín con la de Agustín,
suele adentrarse unos 10 km y allí apre-
ya que ambos viven en Katu Piry pero
nden a cazar ararakay (loritos), zorza-
analizan el escenario con distintos
les, yeruti (tórtolas), urracas (aka’e), uru
parámetros: mientras para el primero
i, ynambu (perdices), yaku (pavos mon-
las limitaciones en el acceso al monte
teses); también a veces salen a melar,
son evidentes en relación a su infan-
buscando jate’i (abejas largas).
cia en Tekoa Arandú, para el segundo
El relato de Benjamín da cuenta de son relativas, ya que las compara con
la situación de mengua del acceso al su infancia en Andresito. Es así como
monte en el transcurso de su propia en su relato Agustín valora las 300 hec-
generación: hijo del cacique de Tekoa táreas de monte en Katu Piry, donde
Arandú, una comunidad ubicada a 150 pueden encontrar numerosos árbo-
km. hacia el Noreste de la provincia de les frutales como aratiku (chirimoya),
Misiones (Argentina), se acompaña con guaporaity (guapo´y: higuera), guavira y
la hija del cacique de Katu Piry y tras güembé mientras que en Andresito, en
instalarse allí - tras realizar un curso de cambio, fue posible observar durante
ADI en 2008 -, comienza a desempe- el trabajo de campo como la tala de
ñarse en la escuela próxima a Andresito. árboles se realizaba cotidianamente a
Benjamín recuerda que en su infancia menos de 100 metros de las viviendas.
en Tekoa Arandú disponían de un vasto José, el ADI que vive allí señala que en
territorio, ya que como resultado de la zona hay guayuvira, guatambu, cedro,
una donación ocurrida a principios lapacho colorado (taju pyta), laurel, to-
de los ‘90 la comunidad cuenta legal- das maderas duras que una vez taladas
mente con más de 4000 hectáreas. Sin son reemplazadas por pino, que crece
embargo, en los últimos años la zona a mayor velocidad.
se pobló de pequeños productores de
Las actividades del monte que estos
tabaco, y han sufrido asimismo intru-
adultos jóvenes relatan como propias

Amazônica 2 (2): 236-263, 2010 255


Padawer, A.

de su infancia son similares a las reconstruidas que los insectos retiraban resina y liba-
en Palmito y Marangatú (Misiones, Ar- ban las flores7.
gentina) a fines de los 80 por Larricq
Asimismo, este conocimiento implica-
(1993). Este autor describió como los
ba reconocer las formas y estructuras
varones, a partir de los 6 o 7 años,
internas de los panales de cada especie,
acompañaban a los mayores en activi-
y los períodos en los cuales convenía
dades del monte cercano, participando
recolectar la miel. En su trabajo, Ce-
progresivamente de un conocimiento
bolla Badie (2005) advirtió que, pese
amplio del ambiente natural asociado
a la amplitud de conocimientos im-
con relatos míticos a los que los niños
plicados, en los últimos tiempos estas
también accedían paulatinamente. En
prácticas comenzaron a reducirse por
estudios recientes, en cambio, estas ac-
la desforestación, extinción de la fau-
tividades fueron registradas en aldeas
na y la pérdida del acceso a territorios
más alejadas de los centros urbanos;
donde se realizaban estas actividades8.
este es el caso de las responsabilidades
de los varones desde los 10 años descrip-
tas en el trabajo de campo de Enriz en LA PRODUCCIÓN DE ARTESANÍAS
Tekoa Yma – localizada en la reserva de Y EL TURISMO EN SAN IGNACIO
biosfera Yabotí (Misiones, Argentina)
– donde los niños se encargaban pro- El Parque Nacional Iguazú, donde se
gresivamente de revisar trampas para ubican las cataratas del mismo nom-
animales (Enriz y Palacios 2008; Enriz bre, es el primer destino turístico de
y Padawer, 2008). la provincia de Misiones. Dispone de
aeropuerto propio, 75 establecimien-
Aprovechamientos del monte similares tos para alojamiento y de acuerdo a
pudo reconstruir Cebolla Badie (2005) los datos oficiales recibió en 2007 a
con el trabajo de campo en Takuapí, Jejy 1.020.529 visitantes, siendo el creci-
y Fortín Mbororé (Misiones, Argentina), miento constante en los últimos años
donde pudo analizar el conocimiento hasta llegar a duplicar los valores del
mbyà sobre las especies de abejas y año 2000, con la sola excepción del
avispas que permite el uso de la miel período 2001-2002, cuando la cri-
en la dieta, la medicina y prácticas re- sis económica y política que atravesó
ligiosas. Estas prácticas de recolección el país tuvo su impacto también aquí
se realizaban de acuerdo a un patrón (Gobierno de Misiones 2008: 430).
reconocido como “tradicional”, por el
cual esta tarea era realizada por varones El departamento de San Ignacio, y es-
que podían eventualmente ser acom- pecíficamente las Ruinas de San Igna-
pañados por mujeres. Esta actividad cio Mini, constituyen el segundo des-
implicaba disponer de la habilidad para tino turístico de la provincia. Los 60
la detección de los nidos, distinguir dis- km de distancia respecto de la ciudad
tintas especies de abejas y avispas, así capital provincial permiten los trasla-
como de las especies arbóreas de las dos diarios, por lo que cuenta con
un número significativamente menor

256 Amazônica 2 (2): 236-263, 2010


La reproducción del conocimiento tradicional indígena Mbyà en un espacio social rural en transformación

de posibilidades de alojamiento – 13 dose estandarizado 5 tamaños básicos


ofertas. Asimismo recibe una menor de figuras, que oscilan entre 3$ y hasta
afluencia turística, con 233.785 ac- 50$ en la venta al público. Las niñas
cesos a las Ruinas en 2007, siendo su y las mujeres confeccionan collares
crecimiento respecto del año 2000 de (con kapi’ia), anillos y pulseras que se
un 65%. El crecimiento del turismo en venden a 2$ y 3$, y también elaboran
San Ignacio implica que en los meses cestería utilizando takuara, takuarembó
de mayor y menor afluencia ingresen a y güembepy; con los mismos materiales
las Ruinas diariamente y en promedio se confeccionan coberturas para botel-
entre 1.000 y 250 personas respectiva- las, mates o termos, las que se venden
mente (Gobierno de Misiones 2008: entre 5$ y 20$.
430 y 434).
Esta actividad intensiva preocupa a los
Si consideramos que el municipio miembros de las comunidades ya que
de San Ignacio contaba en 2001 con cada vez resulta más difícil obtener la
10.541 habitantes (INDEC, 2010. materia prima: según relata Javier, se-
Cuadro 11.1. Censo 2001), el número gundo cacique de Andresito, para con-
de visitantes a las Ruinas seguramente seguir madera de kurupi para elaborar
impactará en las actividades económi- las tallas debe recorrer casi 10 km; José,
cas y, en general, en distintas dimen- uno de los ADI, se ha perfeccionado
siones de la vida local. En el caso de en la elaboración de coberturas para
las aldeas mbyà de la zona, como se botellas, termos y mates, advirtiendo
anticipó, una consecuencia identificable que si la raíz del güembepi se puede re-
consiste en la creciente ocupación colectar cada dos meses, el takuarembo
de los niños, jóvenes y adultos en la está disponible dos veces al año, mien-
búsqueda de materiales para artesanías, tras que la takuara (utilizada como base
su confección y venta. Los productos de cestería y adornos) es de más fácil
se comercializan a partir de las visitas acceso.
de turistas a las comunidades y en los
En esta relación entre la producción
puestos localizados alrededor de las
artesanal y el turismo, una cuestión
Ruinas de San Ignacio Miní, o incluso
pendiente de indagación es el vínculo
por viajes esporádicos a otras locali-
que se establece entre las comunidades
dades turísticas de la provincia (Cata-
localizadas en proximidades a San Ignacio y
ratas del Iguazú) o del país (Sierras de
el emprendimiento cultural y turístico
Córdoba).
de las Ruinas de San Ignacio Mini, que
De los testimonios de los ADI y caci- viene siendo en las últimas décadas ob-
ques, así como de la observación del jeto de distintas políticas culturales (es-
mercado próximo a las Ruinas de San tablecimiento y renovación del Museo,
Ignacio, es posible establecer que los recientemente la organización de un
niños de Katu Piry y Andresito aprenden espectáculo de Imagen y Sonido). Si
a hacer tallas en madera a partir de los bien del trabajo de campo surge que al-
8 o 10 años aproximadamente, habién- gunos indígenas se desempeñan como

Amazônica 2 (2): 236-263, 2010 257


Padawer, A.

personal del establecimiento en la ac- duciéndose relaciones novedosas para


tualidad, la inserción es cuestionada los niños mbyà y colonos entre sí y en
tanto por indígenas como por habitan- relación a los procesos de conocimien-
tes del pueblo: dado que la parcialidad to. Del mismo modo, jóvenes y adul-
mbyà se distingue por ser aquella que tos de algunos de los núcleos entablan
no participó de las misiones jesuíti- crecientes vínculos con funcionarios y
cas, su involucramiento actual es políticas del Estado, especialmente a
problemático en términos de con- través de la escuela.
tinuidades históricas.
En este espacio social rural, caracteriza-
do por la coexistencia de propiedades
LA REPRODUCCIÓN DEL CONO- de grandes extensiones, estancias, y
CIMIENTO TRADICIONAL INDÍGE- pequeñas propiedades de colonos y
NA EN UN ESPACIO SOCIAL RURAL ocupantes, se han producido impor-
EN TRANSFORMACIÓN tantes transformaciones en los últimos
años, ya que se ha incrementado la pro-
En este trabajo se ha procurado ducción forestal a escala transnacional,
mostrar de qué manera la ocupación se ha reducido la producción de yerba
y uso del territorio de los núcleos mate que caracterizaba a los colonos,
mbyà localizados en las inmediaciones se ha incrementado la producción de
de San Ignacio (provincia de Misio- té – históricamente una industria más
nes, Argentina) está vinculada con su concentrada –, y se han generado al-
proximidad con la ciudad cabecera del gunas alternativas de producción
departamento. De los 8 núcleos, so- hortícola en viveros, cría de cerdos y
bre los que se dispone de heterogénea actividades ligadas al turismo. Los rec-
información, puede afirmarse que se lamos de los sectores más perjudicados
observa una tendencia a la creación de se han orientado, con contradicciones,
nuevos asentamientos, los que dispo- en dos direcciones básicas: en el caso
nen de limitado acceso a los recursos de los mbyà en el acceso al monte, y en
del monte, y posibilidades para reali- el de colonos y ocupantes al control y
zar actividades de cría de animales y ayuda estatal en la comercialización de
huerta. sus productos.
La cercanía con pobladores que se Para las poblaciones mbyà, las
identifican como colonos, quienes fre- economías domésticas de subsistencia
cuentemente tienen condiciones similares de vinculadas a procesos de producción y
acceso a la tierra que los mbyà, genera reproducción capitalista implican una
interacciones que asumen sus particu- incorporación relativamente temprana
laridades en y entre las distintas genera- de niños y jóvenes a las tareas produc-
ciones. Si los niños de la mayoría de las tivas - si se la compara con un patrón
comunidades asisten a escuelas pro- urbano de clase media. De esta mane-
pias, un establecimiento se distingue ra, la escolaridad obligatoria de los ni-
por su matrícula heterogénea, pro- ños mbyà coexiste con tareas cotidianas

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La reproducción del conocimiento tradicional indígena Mbyà en un espacio social rural en transformación

en la unidad doméstica: su incorpo- Al igual que la huerta y la cría de ani-


ración es progresiva, participando en males, las actividades extractivas en el
tareas de complejidad y exigencia física monte son poco frecuentes en las co-
crecientes. Los aprendizajes tempranos munidades mbyà de San Ignacio. Sin
acerca del trabajo doméstico y predial, embargo, a diferencia de las anteriores,
como ya se ha sistematizado para otros se observa una preocupación por la
contextos, se realizan a través la obser- continuidad de las tareas en las sucesi-
vación e imitación, lo que permite la vas generaciones: esta se expresa en la
apropiación paulatina del repertorio limitada pero persistente participación
de conocimientos especializados útiles de los niños en la caza de aves, la re-
para resolver problemas prácticos. colección de frutos y materiales para
artesanía fundamentalmente. Estas
Del trabajo realizado surge que el
tareas conllevan un importante cono-
carácter formativo de las experiencias
cimiento del mundo natural, social y
involucradas en la participación de
competencias lingüísticas sobre las que
los niños en actividades productivas
los jóvenes y adultos mbyà reconocen
no puede darse por descontado, pero
un retroceso: la tarea de los auxiliares
tampoco eludirse en sus consideracio-
docentes indígenas parece incipiente
nes conceptuales y empíricas. Si la par-
pero clave para desarrollar estrategias
ticipación de las jóvenes generaciones
de registro y producción cultural en
mbyà en la cría de animales y la huerta
esta área, las que solo podrán fructifi-
no es especialmente significativa en
car si los reclamos por el acceso a la
San Ignacio, el contraste con otros
tierra son atendidos desde la incipiente
contextos permite más bien problema-
tarea de demarcación emprendida por
tizar las escasas oportunidades de los
el Estado.
adultos de realizar estas actividades,
las que seguramente podrían mejorar Finalmente, la producción de artesanías
considerablemente las condiciones de requiere una mención especial dado
vida de las familias además de propor- que las tareas que los niños pueden
cionar vías para el conocimiento del aprender implican destreza manual y
mundo vegetal y animal a través de la desarrollo artístico, los que involucran
experiencia a los niños y jóvenes. Debe asimismo competencias cognitivas.
advertirse, no obstante, que estas po- Del trabajo realizado surge que en la
tencialidades se distinguen de la par- zona de San Ignacio las artesanías es-
ticipación de los niños indígenas en la tán en gran medida estandarizadas, lo
producción de cultivos industriales: es- que no impide que en el futuro puedan
tas relaciones, mediadas directa o indi- elaborarse y desarrollarse piezas únicas
rectamente por un salario, no conllevan que involucren creación y conocimien-
la oportunidad de desarrollar experien- tos complejos de procesos técnicos. Si
cias y conocimientos significativos, y el la producción de objetos artesanales es
agotamiento de los trabajadores conspira por definición una actividad tradicio-
con la escolarización. nal indígena y su potencialidad como

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Padawer, A.

experiencia formativa es significativa, de reconocer el estatus de conocimien-


debe advertirse que la participación de to relevante para aquellos saberes lo-
los niños en la comercialización de los cales y particulares de las comunidades
productos constituye una actividad de indígenas, sino de estudiar cómo se
la que deberían poder estar protegidos, articulan con los conocimientos ha-
ya que no parece implicar conocimien- bitualmente producidos en contextos
tos sustantivos y sí, en cambio, trasla- escolares, hibridaciones tanto cuando
dos agotadores e interacción en con- se refiere a abstracciones como cuando
textos de riesgo. se alude a conocimientos asociados a
prácticas concretas. Si la producción
Las políticas estatales de erradicación
de conocimiento es continua y con-
del trabajo infantil en la Argentina,
tingente a oportunidades locales de
acordes con las recomendaciones de
experiencia, observación y reflexión,
los organismos internacionales, tien-
es posible postular que para la profun-
den a reconocer de manera declarativa
dización de las declaraciones y accio-
la importancia que asume la partici-
nes de protección de derechos de la in-
pación de los niños en el trabajo fa-
fancia, el Estado debería garantizar de
miliar como parte de la producción y
maneras precisas que ese conocimien-
reproducción del conocimiento tradi-
to local sea asimismo recreado a través
cional indígena. Si su prioridad es ga-
de las generaciones.
rantizar la escolaridad de los niños
como un derecho universal, debe adver-
tirse sobre la necesidad de orientar ac- NOTAS
ciones estatales para garantizar, asimis- 1
La categoría de los ocupantes incluye una
mo, aquellos derechos particulares que
significativa heterogeneidad interna, ya que
están implicados en el acceso a formas si bien un sector minoritario se asemeja a
de conocimiento que no son mediadas los colonos, la mayoría pueden definirse
habitualmente a través de la escuela. como campesinos escasamente integrados
El reconocimiento de las experiencias al sistema económico, y un número de el-
formativas de los niños indígenas plan- los son semiproletarios que combinan un
tea, en definitiva, desafíos conceptuales y trabajo asalariado con una mínima agricul-
políticos a los derechos universales de tura de subsistencia (Baranger 2008).
la infancia: si el derecho a la educación 2
La categoría de colono ha sido objeto
se traduce habitualmente en reclamos de discusión de la antropología sobre la
por la garantía de acceso a la forma es- región desde ya hace varias décadas. Los
colar hegemónica, sin renunciar a ellos estudios de E. Archetti y K. A. Stolen en el
norte de Santa Fé (1974) y de L. Bartolo-
debería poder exigirse de manera simi-
mé en Misiones (1975) problematizaron
lar el cumplimiento de otras formas, el carácter no campesino de los produc-
particulares y propias de distintas co- tores agrícolas de la zona recurriendo al
munidades indígenas y rurales, de for- término farmer - en ocasiones traducido
mación en el conocimiento del mundo. como granjero. Esta forma de producción,
caracterizada por el empleo de la fuerza de
En este sentido, no se trata solamente

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La reproducción del conocimiento tradicional indígena Mbyà en un espacio social rural en transformación

trabajo doméstica pero donde es posible el Instituto Superior Antonio Ruiz de Montoya
cierta acumulación del capital, condujo a con apoyo gubernamental estableció en Aldea
que los reclamos políticos de los colonos Perutí (Misiones) una escuela, viviendas, una
se centraran en el acceso al crédito, la co- carpintería, un criadero de pollos y cerdos, una
mercialización y distribución de mercan- panadería y un taller de costura, entre otras inicia-
cías (Baranger 2008). tivas. El contexto en el que se realizó la propuesta
3
De la tipología, solamente la categoría se vinculaba con una etapa de incipiente uso de
de “hacendado” presenta problemas para tierras cultivadas por parte de colonos en la zona,
ajustarse a los rangos del CNA ya que por lo que el proceso de sedentarización se efec-
teóricamente se debería incluir unidades tivizó cuando las familias mbyà podían realizar sin
productivas entre 100 y 1.000 hectáreas, dificultades sus actividades en el monte, lo que
mientras que el censo establece dos categorías implícitamente tuvo como consecuencia la
parcialmente superpuestas con esta: EAP “liberación” del mismo de presencia indígena.
entre 50 y 200 hectáreas, y entre 200 y 1000 7
Cebolla Badie pudo reconstruir una clasifi-
hectáreas. Dada esta dificultad y con la in- cación de las especies a partir de criterios tales
formación disponible, a los fines de este como el comportamiento del insecto (ei porecha
trabajo se ha optado por sumarlas. chu’u o “abeja que muerde en los ojos”), a las
4
Estos productos experimentaron variaciones características morfológicas (eira viju o “abeja de
en el periodo 2002-2007: en el caso de vello abundante”), a alguna particularidad de la
la yerba mate, la superficie destinada a la miel que producen (ei kachi o “miel de olor de-
producción provincial disminuyó – de sagradable”), a su mordedura (tata éi o “abeja
167.300,3 has a 161.180 has – mientras que de fuego”), a la forma del panal (eira pu’a o
en el departamento San Ignacio ascendió “redondo”), al lugar donde construyen el nido
levemente – 19.160 has a 19.394 has. En el (yvy éi o “abeja de tierra”) o a un mito de origen
caso del té, en cambio, se verificó un incre- (yvyra’ija o “el que porta la vara-insignia”). En
mento de la superficie destinada a la pro- este sentido un aporte de la autora para analizar
ducción a nivel provincial – de 34.843 has el conocimiento del mundo natural radica en la
a 44.801 has - así como en el departamen- identificación de especies que fueron clasificadas
to San Ignacio – de 2.140 has a 7.738 has aun cuando no tenían un uso inmediato para las
(Gobierno de Misiones 2008: 350 y 352). comunidades.
5
Se trata de un promedio teórico obtenido 8
Un cambio significativo en los saberes vincula-
en base a datos de cantidad de productores dos con esta práctica lo constituyó la introduc-
y superficie cultivada por departamento, ción de una especie europea hace aproximada-
que son los datos proporcionados en las mente un siglo – ei kuaapyre’ey: abeja desconocida o ei
fuentes mencionadas. remã; abeja alemana, que se expandió invadiendo
nichos de otras especies. Asimismo, los mbyà ex-
6
Para analizar las actividades de la población
pusieron sus reclamos acerca del uso indiscrimi-
mbyà en Misiones en relación a huertas y cría de
nado de insecticidas y pesticidas en las plantacio-
animales desde una perspectiva más diacrónica
nes comerciales cercanas a sus asentamientos,
es interesante recurrir al análisis de Enriz (2008),
que contaminan las aguas de los arroyos y exter-
quien advierte que el proceso de sedentarización
minan a los insectos melíferos o vuelven tóxica la
de la población mbyá en el actual territorio ar-
miel que producen (Cebolla Badie 2005).
gentino es reciente, pudiendo ser ubicado en
los últimos 50 años. Esta autora reconstruyó
acciones externas en pos de la sedentarización,
específicamente en el período 1978-1988 donde

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