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MÁS ALLÁ DE LOS EFECTOS (MERAMENTE) REGISTRALES DE LA RENUNCIA AL

DERECHO DE PROPIEDAD
Francisco Javier ESCAJADILLO CHIMAYCO
Abogado (USMP) Candidato a Magíster en
Derecho Registral y Notarial (USMP)
Especialista legal de la Superintendencia Nacional
de Bienes Estatales (SBN)

INTRODUCCIÓN

La propiedad es un derecho subjetivo que -como todos- puede extinguirse por diversas causales,
siendo el caso que nuestro Código Civil en su artículo 968° recoge como sus supuestos de extinción
de la propiedad a los siguientes: (i) La adquisición por otra persona; (ii) La destrucción, pérdida total
o consumo del bien; (iii) La expropiación; o, (iv) El abandono por veinte años.

Sin embargo, del propio texto del mencionado artículo 968° no se desprende que las causales allí
enunciadas sean las únicas a través de las cuales pueda extinguirse el derecho de propiedad, por lo
que partiendo de entender su carácter meramente enunciativo, el Tribunal Registral en su Centésimo
Noveno Pleno realizado los días 28 y 29 de agosto de 2013, aprobó diversos precedentes de
observancia obligatoria a través de la Resolución del Presidente del Tribunal Registral N° 240-2013-
SUNARP/PT, siendo uno de ellos el siguiente:

«1. REGISTRO: PREDIOS


TEMA: DESINMATRICULACIÓN
SUMILLA:
EXTINCIÓN DE INSCRIPCIÓN POR RENUNCIA AL DERECHO DE PROPIEDAD
"Es inscribible la cancelación de la inscripción del derecho de propiedad sobre todo el predio y su
consiguiente desinmatriculación por renuncia de su titular, siempre que ello no afecte derechos de
terceros."
Criterio adoptado en las Resoluciones N° 096-2007-SUNARP-TR-T del 02/05/2007 y N° 329-2013-
SUNARP-TR-A del 18/07/2013.»

De esta forma, es que el Tribunal Registral (TR) reconoce la eficacia a nivel registral de la renuncia
al derecho de propiedad, determinando algunos de sus efectos jurídicos (estrictamente, registrales),
como lo son: (i) La inscripción de la extinción del dominio; y, (ii) La desinmatriculación del predio,
esto último porque el derecho de propiedad es el que sustenta la apertura de una determinada partida
registral, por lo que ante la ausencia del mismo se fundamentaría su cierre por «desinmatriculación».

Frente a ello, una serie de autores nacionales han dedicado sus esfuerzos a cuestionar1 o celebrar2 la
decisión del TR, empero (algunos de ellos) no se ocuparon de la cuestión -que consideramos- de
mayor relevancia, como lo son los efectos jurídicos de la renuncia al derecho de propiedad, cuestión
que abordaremos a continuación.

1 MEJORADA CHAUCA, Martín. “Renuncia a la propiedad inmueble”, en Diálogo con la Jurisprudencia Nº 182, Lima,
Gaceta Jurídica, Noviembre, 2013, pp. 25-29.
2 GONZÁLES BARRÓN, Gunther. “Sobre la renuncia y otras formas de extinción de la propiedad”, en Diálogo con la

Jurisprudencia Nº 182, Lima, Gaceta Jurídica, Noviembre, 2013, pp. 31-41. CAMACHO CARO, Patricia Alejandra. “¡Sr.
Registrador, ya no deseo ser propietario! La renuncia a la propiedad inmobiliaria y sus efectos”, en Diálogo con la
Jurisprudencia Nº 182, Lima, Gaceta Jurídica, Noviembre, 2013, pp. 43-50; y, CORONEL PARDAVE, Natalia.
“¿Extinción de inscripción por renuncia al derecho de propiedad?”, en Actualidad Civil, Vol. 15, Lima, Instituto Pacífico,
Septiembre, 2015, pp. 340-357.
LA RENUNCIA AL DERECHO DE PROPIEDAD Y SUS FUNCIONES

Nuestra postura sobre la renuncia al derecho de propiedad se resume en lo siguiente: La renuncia al


derecho de propiedad es propiamente un negocio jurídico unilateral y como acto de libertad con efecto
extintivo, solo es válido y eficaz en la medida que verse sobre derechos disponibles, por lo que al ser
la propiedad un derecho disponible, evidentemente, la manifestación de voluntad de su titular
destinada a extinguir el derecho de propiedad tiene aptitud para surtir plenos efectos jurídicos
extintivos.

Cabe precisar que el tema de la renuncia al derecho de propiedad no es una cuestión planteada
recientemente en nuestro ordenamiento, pues bajo la vigencia del Código Civil de 1936, Victor Arce
Helberg3 señaló lo siguiente:

«Si bien, como ya dijimos, en el derecho nacional no hay regulaciones expresas sobre
la renuncia, no por eso vamos a sostener que la renuncia al derecho de propiedad no
opera en el Perú desde que si a nadie puede obligársele a tener o mantener un derecho
que no le interesa, puede, mediante expresa declaración de voluntad renunciar a
seguir siendo propietario.»

Esto último, porque en los Códigos Civiles de 1852 y 1936, no se reguló la renuncia al derecho de
propiedad ni menos los supuestos de extinción del mismo (como sí lo hace el vigente), teniendo
actualmente el mismo escenario que otrora. En nuestro Código Civil vigente (C.C.), se regula la
renuncia en diversos ámbitos, como el negocial (la renuncia del representante, art. 154° del C.C.), el
sucesorio (la renuncia de herencia del art. 674° del C.C.) y evidentemente el que concierne a los
derechos reales, teniendo en este último, a la renuncia al derecho del usufructuario (ex Numeral 4 del
artículo 1021° del C.C.), del acreedor hipotecario (Numeral 3 del art. 1122° del C.C.) y como venimos
sosteniendo, la renuncia al derecho de propiedad, la misma que si bien no se encuentra expresamente
regulada, consideramos que es admisible.

No debe confundirse la renuncia al derecho de propiedad y sus efectos registrales, con la renuncia a
la titularidad registral4, puesto que la titularidad registral no es una cuestión que pueda desligarse del
derecho de propiedad ni es autónoma al mismo, en toda titularidad registral hay por lo menos una
apariencia de derecho de propiedad, siendo este último su causa.

Más allá del análisis abstracto y normativo de la renuncia al derecho de propiedad, debe atenderse a
sus funciones, lo que implica preguntarnos ¿Para qué alguien renunciaría a su derecho de propiedad?
Encontrándose así -por lo menos- dos funciones: (i) Función saneadora; y, (ii) Función liberatoria.
Esta distinción permite aproximarnos al tema de la renuncia y evidenciar que su tratamiento es
distinto en ambos casos.

En cuanto a la función saneadora, lo que busca el titular renunciante es desprenderse de todo o parte
de su predio para lograr su saneamiento (es el caso de la renuncia de parte de un predio no inscrito
superpuesto con otro inscrito a fin de lograr su inmatriculación); mientras que, en la función
liberatoria, el propósito sería desprenderse de la propiedad bajo cualquier motivación que considere
su titular, encontrándose en esta última el aparente problema.

3 ARCE HELBERG, Víctor. El derecho de propiedad. Prescripción y Abandono, Lima, Tipografía y Offset Peruanas S.A.,
1963, p. 90.
4 ZALDÍVAR, Rodrigo. “Reflexiones en torno a la renuncia a la propiedad”. Recuperado de:
https://www.enfoquederecho.com/2015/06/26/reflexiones-en-torno-a-la-renuncia-a-la-propiedad/ (Visitado el 01 de
octubre de 2018)
LOS (POSIBLES) EFECTOS JURÍDICOS DE LA RENUNCIA DE PROPIEDAD

En lo referente a los efectos jurídicos de la renuncia al derecho de propiedad, deben relacionarse los
mismos con las circunstancias que devienen de la condición de propietario, para así determinar el
impacto de la renuncia de propiedad en cada supuesto, frente a lo cual podríamos tener los siguientes
escenarios:

 En cuanto a la obligación tributaria (impuesto predial) la renuncia de propiedad debería surtir


plenamente sus efectos jurídicos para el descargo del predio por el solo mérito de la minuta,
la razón es sencilla, la renuncia de propiedad al extinguir el dominio, acarrea la extinción de
todas las obligaciones que devienen de la condición de propietario, involucrando éstas a las
obligaciones tributarias, por lo que en caso se requiera determinar al sujeto pasivo de la
obligación tributaria luego de realizada la renuncia de propiedad, si hubiera ocupantes, ellos
deberían ser los responsables, a tenor de lo dispuesto por el artículo 9° del TUO de la Ley de
Tributación Municipal aprobado por Decreto Supremo N° 156-2004-EF, mientras que si
fuera un predio desocupado, el Estado podría evaluar su incorporación.

 Podrían existir mayores inconvenientes cuando se trata del supuesto regulado por el artículo
956° del Código Civil, que establece: «Si alguna obra amenaza, ruina, quien tenga legítimo
interés puede pedir la reparación, la demolición o la adopción de medidas preventivas», así
como frente a una acción de deslinde y amojonamiento (art. 966° del C.C.) invocada por un
propietario de un predio que colinde con el predio del propietario renunciante, surgiendo aquí
el problema de ¿ante quién?, y con ello la necesidad de determinar si la renuncia de propiedad
es abdicativa o traslativa.

En un sistema como el peruano, dicha discusión parecería bizantina, puesto que en hipótesis la
renuncia sería traslativa a favor del Estado, por ser este el propietario de aquellos predios que no sean
propiedad privada o de comunidades campesinas, conforme al artículo 23° de la Ley N° 29151; sin
embargo, dicha conclusión no sería justa en los casos planteados en los artículos 956° y 966° antes
mencionados.

Aquí, si bien la lógica (injusta) sería que el Estado resultaría ser el sujeto obligado, debería aplicarse
un criterio similar al que corresponde a la remediación de pasivos ambientales, siendo el sujeto
obligado precisamente el propietario renunciante, en cuyo caso, si bien no es propietario por haber
renunciado a su derecho, se encuentra obligado en relación al predio, por lo menos hasta que otro lo
incorpore formalmente a su patrimonio (Estado o terceros por prescripción) y asuma así las
obligaciones pertinentes, lo cual impondría mayores deberes de diligencia al propietario renunciante
respecto al predio renunciado; sin embargo, consideramos que esto debería preverse en una posible
regulación de la figura.

En conclusión, admitir la renuncia al derecho de propiedad en nuestro ordenamiento no sería


perjudicial en lo que se refiere a su función saneadora, encontrándose los mayores inconvenientes en
cuanto a su función liberatoria, los cuales exigirían un esfuerzo adicional para regular los mecanismos
pertinentes frente a los posibles problemas que se presenten en la realidad luego de ocurrida la
renuncia.

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