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17 DE ABRIL DE 2018

ENSAYO DE ÉTICA PROFESIONAL


Esclavitud moderna: ¿un mito o una realidad?

CAROLINA GRAJALES OSORIO


UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
MEDELLÍN, COLOMBIA
Esclavitud moderna: ¿un mito o una realidad?
“La consecuencia concreta de nuestra
actual apetencia por alcanzar riquezas en
plazo perentorio, es el sacrificar con
nuestras propias manos un número
determinado de personas cada año.”

Se entiende por explotación laboral todos aquellos abusos que comete el empleador
sobre el empleado, como trabajar bajo una condición de amenaza o percibir un salario
que no se corresponde con la responsabilidad, esfuerzo y horas de trabajo. En el mundo
más de 40 millones de personas viven bajo algún tipo de explotación laboral, entre las que
más se destacan están la explotación sexual y la explotación laboral en el sector textil. En
este trabajo me enfocaré en la última.
Como bien sabemos, para bien o para mal, el sistema económico que rige nuestra
sociedad es el capitalismo y es este sistema lo que en gran medida ha impulsado a través
de los años el crecimiento de las grandes multinacionales que deciden subcontratar
empresas textiles en países del tercer mundo para sus compañías. ¿Pero por qué estas
multinacionales prefieren subcontratar empresas al otro lado del mundo y no en sus
países de origen? La respuesta es tanto sencilla como desoladora, los costos y las precarias
leyes que controlan el trabajo. Los países con índices más altos de esclavitud según la OIT
(Organización Internacional del Trabajo) son China, India, Tailandia y Camboya. En estos
países las jornadas laborales son usualmente de 12 horas, los trabajadores tienen un
sistema de conducta que raya con lo inhumano, no pueden hablar, para ir al baño deben
pedir permiso y muchos trabajan en condiciones de hacinamiento. A menudo los
empleadores maltratan verbalmente a sus trabajadores e incluso se han reportado casos
de violencia física. En el documental ‘’The True Cost” se puede apreciar el nivel de
crueldad que tienen que soportar los trabajadores. En una parte del documental, que
relata historias de mujeres que se ven forzadas por necesidad a trabajar en estas
industrias, conocemos la historia de una joven que se atrevió a hablar y a exigir mejores
condiciones laborales para ella y sus compañeros y que debido a esto fue encerrada en
una habitación donde fue golpeada e insultada. Son muchos los crímenes que estas
empresas comenten día a día contra los derechos humanos fundamentales. En el 2016
una fábrica de Bangladesh hubo un incendio que acabó con la vida de un gran número de
trabajadores y en 2013 una fábrica ubicada en Bangladeshi se derrumbó matando a más
de 1000 personas y dejando heridas a unas 2500, en esta ocasión, las circunstancias que
rodean a la catástrofe son mucho más crueles de lo que podríamos imaginar, ya que el día
anterior al derrumbe los trabajadores habían alertado a los encargados sobre unas
explosiones que escucharon en el transcurso del día, así como de unas grietas que
comenzaron a salir en el edificio. La respuesta de los encargados fue clara, continúen
trabajando, y está respuesta negligente fue lo que hizo que muchas personas perdieran su
vida. Todos estos desastres pudieron evitarse si los gobiernos de estos países tuvieran
normas claras y contundentes sobre los derechos de los trabajadores y los deberes de los
empleadores.
Por otra parte, es bien sabido que en los países subdesarrollados la mano de obra es más
barata, llegando a un salario de 78 euros al mes o 0,88 euros al día en lugares como India
o Bangladesh. Esta es otra de las razones por las que estos países son los más apetecidos a
la hora de reducir costos. El 80% de los trabajadores textiles son mujeres, en especial
jóvenes, a estas se les paga entre un 10% y un 50% menos que a los hombres debido a la
gran discriminación de género que existe en estos lugares. Muchas mujeres comienzan a
trabajar siendo aún niñas, sus derechos fundamentales son vulnerados y al ser menores
de edad su salario es muy inferior al del resto de trabajadores.
Las precarias condiciones laborales que deben soportar en las fábricas son causantes de
estrés y de enfermedades. Usualmente trabajan en lugares pequeños con mínima
iluminación y poco ventilados, donde constantemente respiran polvo y partículas de
químicos que se usan en los procesos textiles. Estos químicos les han generados a muchos
problemas en los pulmones e incluso cáncer. La presión de sus empleadores, las largas
horas de trabajo, las malas posturas, el limitado acceso a agua y comida suelen generar
problemas de visión, lesiones musculares y numerosas enfermedades. De igual manera,
los contratos suelen ser a muy corto plazo, logrando con esto forzar al máximo las
capacidades de sus empleados, haciendo que renuncien a días de descanso, en incluso a
bajas por embarazo o por enfermedad.
A pesar de que por razones académicas en este ensayo me centro en la problemática de
los países de Asia, este asunto no es ajeno a América Latina, en países como Perú, Brasil e
incluso Colombia se han desarrollado investigaciones que muestran que muchas personas
trabajan en condiciones cercanas a la esclavitud, con horas de trabajo extenuantes, un
salario muy por debajo del sueldo mínimo y unas condiciones laborales precarias.
Conociendo ahora todos estos hechos podríamos fácilmente tratar de crueles e
inhumanos a los directores de las empresas que permiten estas atrocidades. Pero no
debemos olvidar tan rápido que nosotros mismos somos partícipes de estos atropellos.
Somos el consumidor final, el que constantemente está buscando comprar la ropa más
barata del mercado, el que no se fija del origen de lo que compra y el que muchas veces a
pesar de ser consciente de las injusticias de este sector, preferimos ignorar la situación y
pensar que el asunto no es problema nuestro, al fin y al cabo no somos los responsables
directos de esta problemática. Pero a pesar de lo que muchos piensen, yo considero que
en nuestras manos está parte de la solución de este asunto y son muchas las cosas que
podemos hacer para remediarlo. Debemos tener una posición ética frente a este
problema, somos seres empáticos por naturaleza, pero ¿por qué esa empatía solo nace
cuando vemos el sufrimiento de los demás frente a nosotros? ¿No nos basta con
comprender el contexto y las circunstancias de personas que aunque están a millones de
kilómetros de nosotros, sienten, desean, piensan y merecen lo mismo que nosotros? Es
muy fácil enojarse contra un enemigo que no vemos, es fácil echarle toda la culpa, es fácil
e inútil. Entonces, ¿qué podemos hacer? La respuesta es simple, valorar el arduo trabajo
que implica hacer una prenda de vestir y pagar el precio justo por ella, boicotear a las
empresas de ropa que sabemos están implicadas en este tipo de esclavitud moderna,
hacer escuchar nuestra voz, darle la oportunidad a pequeñas compañías textiles que
comercializan ropa libre del sufrimiento de otros, porque aunque no son muchas y no
suelen ser muy conocidas, existen alrededor del mundo compañías responsables y con
ética profesional.
Teniendo en cuenta todo lo planteado anteriormente, se puede afirmar que la esclavitud
en el siglo XXI es una realidad, y no una realidad ajena a nosotros mismos. Es algo que
millones de personas viven diariamente. Y aunque no lo veamos, ni lo escuchemos, su
sufrimiento existe y es real y al no hacer nada al respecto nos volvemos cómplices de la
industria inmoral que destruye y desvaloriza la vida de personas como nosotros, las cuales
no tienen más alternativa que trabajar para ellos. No obstante, soy consciente de que para
muchas personas este trabajo no podría catalogarse como esclavitud, ya que las personas
entran en el por decisión propia, pero ¿qué tan libre es esa decisión? ¿Podemos hablar de
libertad de elección laboral cuando se vive en un lugar en el que la única alternativa para
una gran parte de su población es trabajar bajo esas condiciones u ofrecer sus servicios
como trabajadoras sexuales? Mi respuesta a esto es no, no se puede hablar de libertad
bajo estas circunstancias, estas personas no son realmente libres, su destino está de cierta
manera escrito por pertenecer a una clase económica baja, por no poder acceder a una
educación y por la negligencia y mediocridad de su gobierno.
Bibliografía

 5 ejemplos de lo que es la esclavitud moderna. BBC Mundo. Recuperado de


http://www.bbc.com/mundo/internacional/2016/06/160601_esclavitud_moderna
_global_men
 Explotación laboral en el siglo XXI. Nexos. Recuperado de
https://www.nexos.com.mx/?p=12540

 Fábricas de sudor y explotación laboral. El Colombiano. Recuperado de


http://www.elcolombiano.com/opinion/columnistas/fabricas-de-sudor-y-
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 Mosleh Sara. Explotación en la industria textil. El Espectador. Recuperado de


https://www.elespectador.com/opinion/explotacion-en-la-industria-textil-
columna-536203

 Plant Roger. La explotación laboral en el siglo XXI. Organización Internacional del


Trabajo. Recuperado de http://www.ilo.org/global/topics/forced-
labour/news/WCMS_083161/lang--es/index.htm

 Requena Aguilar Ana. Quién hace tu ropa: mujer joven, asiática, con un salario de
40 euros por 12 horas de jornada. El diario. Recuperado de
https://www.eldiario.es/economia/Mujer-asiatica-salario-jornada-
horas_0_387761947.html

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