Husserl
16 de julio de 2019
Muchos intentos han realizado los hombres para encontrar la ciencia que le permita
obtener los conocimientos universales; muchos han sido los intentos por
comprender aquello que está fuera de sí y mucho se ha cuestionado sobre la forma
en la que percibimos el mundo.
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Edith Stein, Obras Completas Vol. III, Ed. Monte Carmelo, Burgos, 2007, p. 153.
sentido corriente de la palabra, ya que son las simples manifestaciones, sino que lo
que le interesa son las últimas y objetivas esencialidades.
Lo primero que hará Husserl en este texto será poner en claro que lo primero
que tiene que hacer la persona para acercarse a la Verdad y a la ciencia que la
contenga es suspender todas las convicciones válidas para nosotros, y al hacerlo,
pondremos también en suspenso todas las ciencias sobre las cuales están
fundadas, esto lo haremos para que podamos dar paso a una ciencia que no esté
contaminada, que sea radical, auténtica y, por ende, sea la primera.
Este principio debe ser el punto de partida para que el filósofo llegue a la
ciencia absoluta. Es la evidencia el punto de partida para nosotros que buscamos
la verdad absoluta, es ella misma la que abre la posibilidad de la comprensión e
indubitabilidad absoluta de que se acerca a la ciencia primera sin juicio no fundado
ni justificado. Pero, esta indubitabilidad en el principio de la evidencia, nos lleva a
poner una atención mayor en esta, en el sentido de que es necesario que veamos
si esta evidencia es perfecta o pura, es decir que en ella haya posibilidad de que
sea integral y unilateral en las experiencias. Esta perfección de la evidencia sólo
será posible por medio del progreso sintético de las experiencias coherentes, que
lleven a la experiencia confirmativa de que lo que se piensa es acorde a la evidencia
que se nos presenta.
Por mundo debemos entender la relación que hay entre el sujeto con la
totalidad de lascosas. A partir de aquí, el mundo sólo es comprensible en la medida
de que se reconoce que cada uno de los actos que realizamos, que cada referencia
que se presente, tendrá su origen en él y, por ende, nos demuestra la existencia del
mundo en el que nos encontramos; damos por hecho la existencia de este porque
nos encontramos en él. Sin embargo, este actuar de manera presupuesta nos hace
preguntarnos si de verdad es posible que esta presunción sea apodíctica, si de
verdad ella es demostrable en todos los sentidos y al mismo tiempo, nos lleva a
preguntarnos si esta evidencia que se presenta como indudable de verdad lo es.
Este dudar de la evidencia de la existencia del mundo nos hace cambiar la
mirada a la búsqueda del principio de la evidencia, en razón de que una vez que se
ha abierto la duda no se satisface el principio de apodicticidad, en razón de que la
presunción de la existencia no tiene fundamento; por lo que, es necesario que
giremos hacia otro lado, es necesario que vayamos hacia donde Descartes, en el
inicio de la filosofía moderna, vio una oportunidad de descubrir la forma de
encontrarse con la filosofía primera a partir de un principio que apuntaba a una
estabilidad mayor y que se trata de la conciencia del yo.
Esto nos lleva a prestar atención al yo pienso, en ese yo que está intuyendo
pero que se abstiene de emitir un juicio sobre el fenómeno que está presenciando.
Esta abstención es el momento o el método que Husserl ve necesario para poder
llevar a cabo la misión de construir una filosofía pura, a la cual llamará como Epojé
fenomenológica.
Bibliografía
Ferrater Mora, J., Diccionario de Filosofía Tomo II, Ariel, Barcelona, 2001. Voz:
Evidencia
Stein, Edith, Obras completas Tomo III, Monte Carmelo, Burgos, 2002.