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¢ía\ble, ,nutriüo` largo tichpb cm Bret?fi'a a costad6r áucsúá madp buscandó a Richriond por entre i,ri ÍauotB dé la 'muert¿!

uert¿! isd'co-
Íum t'sopa de lécÉe, que-€n Su vidá ha júzgado\ dd frlo más' qu rro, milord,` o de 'lo contrario l`a bacalla cstá perdídal (Fmgor da
¿1 pcntir bajo sus zapatos la ni¢vel iEchemos a latigazo§ a esos\ luchcL Enira 'el FLE:¥ RicL".)
bándidós máB allá d¢l mar! iBarramos a esos presuntuosos hara-
RET RlcARm
pos venidos de Francia, a esos hambrientos mendigos, desahucia- iun cabal\1o! ¡Un caballo! ¡Mi reino por un caballo!
dos de la vida, que sin el sutio insensato de esta loca empresa,
ellt» mismos, por falta de medios, se hubieran ahorcado y muerto CATESBY
Como sipples rataLsl isi hemos de ser vencidog, que sca por hom- iRetimos, milord, yo os traeré un caballo!
REv R)cARm
3:#:rgn~:o"porrar:n"ybah8:fL%rob:eteonn:úaprqoEPonstpaT8:ffiyToá:odr: iMisemblel iJuego mi vida a un albur, y quiero correr el a"\
hecho notorio,, les hicieron laB herederos d¢ la vergüenza! ¿Y ha- de morir! icrco que hay seis Richmond en el campo dc batalla!
bían de apodcrarse de nucstras tierras? ¿Acostarse con nuestras icinco he matado hoy, en lugar de él! iun caballo! iun Jcahllo!
mujeres? ¿Raptar a nuestras hijas?... ¡Escuchad!... ¡Oigo gus tambo- ÍMi reino por un caballo! ͧaJe#./
iies!... /rmborc§ a Jo Jejo¢J iAl combate, hidalgos de lnglat€rml F.r_a_€gr_e_s. Entra el R±\i Ric^RDc) y "C#MOND. Combalen los dos.
Í¡' ,\.\ iAl combate, bravos\ milícianos! iTirad, arqueros! iApuntad vue3- FL|CAa¥_ s:_ muert-?. , Re-,reta y mricha. De;priis -;rii`*Zñ:-±\áÉMiÑi;'
•1; Fo:b:%"#Tlsoé|Ítfl?oñai.'::?=dtie:|:i®£T#üaiu:üi:|¥n::¥(eEdí:¥i STAm:X, que lleva la cor¿na, y otros va-rios l¿;¿;-¿-cy;`;;;;;:i;-
RICHMOND
MENS~ERo.) ¿Qué díoe lord Stanley? iLoados scan DÍo8 y vuestras amas, intrépidos arigo3! iLa
MENSNERO
jomada es nuestra! iEl sanguinario perro ha muerto!
iMflord, 8c niega a vmir! STANLEY
REy RichRJX) ivaleroso Richmond, has cumplído bien tu mísión! iHe aqul la
corona, tan largo tiempo usurpada, que he arrancado (1) de las
iFuera con la cabeza de su hijo Jorgel
pálidas síencs de c§e miserable asesino pam ceñir tu fi.entel iLlé-
'NORFOLK
vala, poséela y estímala en todo su pi.ecío!
iMilord, el enemigo ha atravesado el pantano! iEsperad a des-
RICHMOND
pués de la batalla para que pueda morir Jorge Stanleyl
ÍGran Díos de los cielos, amén, respondo a todo esto! Pero de-
REY RICARDO cídme: ¿Víve el joven Jorge Stanley?
iun millar de corazones laten en mi pecho! iAdelahte vuestras
banderas! iAl enemigo! iQue nuestro antiguo grito de guerra «ipor STANLEY
€1 gran San Jorge!» nos ínspire con la cólera de los dragones 1g- SÍ, mjlord, y cstá salvo en la fortaleza de Leicüter, adonde po-
demos retirarnos ahora, si gutáis.
neos! iA ellos! iLa victoria se cieme en nuestros penachos! ísaJen./
RICHMOND
¿Qué hombres de nota han perecido en las otms filas?
ESCENA IV
STANLEY
Otra parte del campo Juan, duque de Norfolk; lord Gualterio Ferrer8, sir Roberto
Brakfflbury y sir Guillermo Brandon.
Fragores de combate. Movimiento de tropw RicHMcm
iQue sean sepultados sus cuerpos como conviene a su rango!
Entran No"FOHK y soldados. C^rBSBx tes sigue iQue se proclame el perdón para los soldados fugitivos que quie-
CATESBY ran sometérsenos! Y en seguida, confome a nuestro juramento
isocorro, milord de Norfolk! ismorro! isocorro! iEl rey ha
hecho prodigios sobrehumanos de valor, oponiendo un adversa-
rio a cada pgli£r?! ,isu caballo ba caído muerto y combate a píe,t ii) .nH,q¥e
mna ío€["L:¥.edA_°Ííi_É_±rdición
m un mfitorrd Cuehta que á;Eü:áñ'
de e®pipoe y ia puri--ñ-b-re`-ri Stanley recogió em ' oL
d''ffijE+=E,
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