¨Pueden venderse los bienes existentes o que puedan existir, siempre que
sean determinados o susceptibles de determinación y cuya enajenación no
este prohibida por la ley.¨
Comentario:
MANUEL DE LA PUENTE Y LAVALLE -El bien junto con el precio constituyen los
elementos esenciales de carácter particular propios del negocio jurídico conocido
como la compra y venta.
Para que haya tal negocio es imprescindible que exista o que pueda existir un bien
cuya propiedad sea transferida y un precio en dinero que se paga por él. Tal
como se expresa en la fórmula legal de este tipo contractual contenida en el
ARTÍCULO 1529 del Código Civil.
En principio hay que atender al concepto "bien" que se utiliza desde el ARTÍCULO
1529 definitorio de la compraventa y que se repite a lo largo del articulado relativo
a este contrato -y en realidad en el articulado de casi todos los tipos contractuales
legislados en el Código Civil para advertir que, de acuerdo al parecer unánime de
la doctrina, el referido concepto comprende tanto a las cosas materiales como a
los derechos, o dicho de otro modo, a los bienes corporales y a los bienes
incorporales.
Acerca de los bienes corporales, pueden ser materia de compraventa las cosas
muebles y las cosas inmuebles, en su definición clásica y tomando con cautela la
clasificación que se hace en los ARTÍCULOS 885 y 886 del Código Civil para
efectos reales. Respecto de los bienes incorporales (derechos) el tema no fluye
con la misma claridad, pues considerando que los derechos a su vez se clasifican
en reales y personales, se plantea cómo es que podría transferirse por
compraventa un derecho real distinto al de propiedad, como podría ser, por
ejemplo, el de usufructo, el de uso o el de habitación.
Y, por último, en esta parte, CASTILLO FREYRE ofrece una clasificación más
completa sobre los bienes que pueden ser (o no) materia de compraventa; así
distingue los bienes pasados, presentes y futuros (tienen que ver con el requisito
de la existencia, vid. ARTÍCULO 1409 inc. 1 y también el ARTÍCULO 1406); los
bienes propios y ajenos ya mencionados (vid. ARTÍCULOS 1537 a 1541); los
bienes libres y los gravados con garantías (vid. ARTÍCULO 1409 inc. 2); los bienes
sobre los que no hay controversia, los litigiosos y los embargados (vid. también
ARTÍCULO 1409 inc. 2); los bienes del patrimonio hereditario ya causado y del
aún no causado (vid. ARTÍCULO 1405); a los que podrían agregarse los bienes
determinados y determinables (vid. ARTÍCULO 219 inc. 3) y los bienes
comerciables (vid. ARTÍCULO 1532).
En segundo término, solo puede venderse los bienes que existen o que pueden
existir.
Para que la compraventa exista, los bienes sobre los que recae el consentimiento
deben estar identificados o ser identificables y, por contraposición no puede ser de
una vaguedad tal que las partes no estén en condiciones de proyectar su voluntad
sobre un elemento desconocido y no conocible. Los contratantes, en suma, tienen
que estar en situación de saber con exactitud sobre qué bien es que va estar
referido su consentimiento y puedan de esta manera evaluar los beneficios que les
va representar la celebración del contrato.
Comentario:
El supuesto del ARTÍCULO 1533 está referido a los casos en que dicho
perecimiento es solo parcial, de modo que podría mantenerse la vigencia del
contrato ya celebrado teniendo como objeto la parte subsistente del bien. Pero
antes de analizar el contenido de esta norma conviene precisar el supuesto que
regula.
Al igual que en el caso del perecimiento total del bien (ARTÍCULO 1532), en este
caso del numeral 1533 la hipótesis se refiere, a nuestro juicio, a la circunstancia de
que las partes hayan tenido tratativas (etapa de negociación) producto de las
cuales el bien a venderse -existente o por existir- quedó definido, de manera que
al tiempo de celebrarse el contrato las partes saben a qué bien están aludiendo,
pero resulta que este ha perecido parcialmente antes del momento de la
celebración.
Así tenemos que si las partes conocen con anticipación el perecimiento parcial del
bien y sin decir nada al respecto celebran el contrato fijando un precio como si el
bien estuviera intacto -o sea sin consideración alguna al menoscabo- se
desprende que el comprador está aceptando tales condiciones y, en consecuencia
nada tendría que reclamar, salvo que hubiera mediado error o dolo, puesto que en
puridad las partes estarían celebrando un contrato a sabiendas que el bien
adolece de un perecimiento parcial que en nada ha alterado la voluntad de
adquisición del comprador.
De otro lado, si solo el vendedor conoce del perecimiento parcial del bien y no
comunica este hecho al comprador o intencionalmente lo induce a celebrar el
contrato, el comprador podría anular el acto por dolo; empero nada obsta para que
el comprador ignore esa circunstancia y se someta a las soluciones que plantea el
ARTÍCULO 1533.
En tal situación, la disposición del ARTÍCULO 1533 permite al comprador optar por
la "retractación" del contrato o por pedir una rebaja del precio en función y
proporción del menoscabo sufrido por el bien. Esta última medida es casi natural,
pues puede decirse que responde al sentido común o al sentido de justicia,
empero la retractación (resciliación o desistimiento unilateral) contemplada en el
mencionado ARTÍCULO es uno de los raros casos en que un contrato se deshace
por decisión unilateral (otro es la revocación de la donación), sin embargo se
admite esa solución bajo el fundamento de que no podría obligarse al comprador a
aceptar un bien que, en razón del perecimiento parcial ocurrido previamente y sin
su conocimiento, no tendría las condiciones para servir al fin a que está destinado
o aun sirviendo para ello de todos modos habría sufrido un menoscabo en su valor
económico y de transacción en caso de reventa.
El tema desemboca en plantear cuál debe ser la magnitud del perecimiento parcial
para que procedan alternativamente a favor del comprador las acciones
contempladas en el ARTÍCULO 1533, pues esta norma permite la invocación de
cualquiera de ellas por el simple hecho de haber "perecido una parte del bien", sin
especificar o establecer algún criterio cualitativo o cuantitativo que sirva de
referencia para admitir o no la procedencia de la acción de retractación o la de
reducción del precio; y este es el punto que ha merecido crítica unánime de parte
de la doctrina nacional, habida cuenta que podría resultar arbitraria no solo la
acción del comprador sino la solución que dé el juez al cual se someta el
conocimiento del eventual conflicto.
Comentario:
Tal como se demuestra en el análisis del ARTÍCULO 1535, esta es la norma que
regula la "emptío reí speratae". En consecuencia, la norma bajo comentario
(ARTÍCULO 1534) debe regular una modalidad distinta de compraventa de bien
futuro.
Dentro de las relaciones contractuales nada impide que la compra y venta pueda
estar relacionada con un bien que no existe (in rerum natura) pero que se espera
tener en el futuro .Esto es lo que en la doctrina se conoce cómo (venta de cosa
esperada ) .Se trata de un contrato perfecto ,pero sujeto a una condición
suspensiva por mandato de la ley (conditio juris )de modo tal que si el bien
comprometido no llega existir la condición no se cumple y la venta queda sin
efecto o lo que es más ,se considera como si nunca se hubiese formalisado,por
falta de objeto .Desde luego este tipo de operación defiere totalmente de la venta
de esperanza incierta o (emptio o venditio spei)ya que esta última no está sujeto a
condición sino es un acto puro y sujeto a la suerte y su trato legislativo es otro
,según aparece de los comentarios al artículo 1536 del código civil.
ARTÍCULO 1535.- Riesgos de Cuantía y Calidad
Esta norma ha suscitado una gran duda y cuestiona miento en cuanto a cuál es la
modalidad de compraventa de bien futuro que regula. Por tal razón, el estudio y
análisis de esta norma debe ser lo más concienzuda, versada e impecable posible.
Sin embargo, se debe tener en cuenta que el concepto conmutativo de "emptío reí
speratae" no es el concepto correcto de esta modalidad de compraventa de bien
futuro. Ello se debe a que la característica principal de esta es la mixtura o
combinación de la conmutatividad y aleatoriedad en el contenido del contrato.
MARX ARIAS:
En la compra venta de bienes futuro puede acontecer que se haya pactado que en
comprador asuma el riesgo de la cuantía y calidad.
Si por alguna circunstancia B no llega a ´producir esos dos mil litros y la calidad no
es de primera o se producen ambos hechos, A no solo estará obligada a recibir
menos litros y de una calidad inferior, en su caso si no que tendrá que pagar el
precio pactado sin que haya rebaja alguna.
Son varias las conclusiones que pueden obtenerse de esta norma, aparte de la
principal, ya destacada, de que regula a la "emptio spei".
En segundo lugar, resulta claro advertir que el hecho de que el comprador sea el
único que asume el riesgo de la existencia del bien, produce como consecuencia
que la obligación de transferencia de propiedad del mismo no sea producida aún
mientras que la obligación de pago del precio sí es producida. Esta situación es
demostrativa entonces del régimen condicional parcial al que se encuentra
sometida la "emptio spei" al no producirse solo la obligación de transferencia de
propiedad, la cual solo es una parte de la relación obligatoria y siendo esta
relación la mayoría de los efectos jurídicos que produce este contrato, ello significa
que una determinada situación jurídica es la que impide la producción de este
efecto jurídico. y esta situación jurídica no es otra cosa que el hecho futuro e
incierto de la existencia física del bien, lo cual es, pues, una condición suspensiva
que afecta solo parcialmente a la "emptio spei". La producción de la obligación de
pago de precio, que es la otra parte de la relación obligatoria, es demostrativo
también de que la condición suspensiva no afecta a toda la "emptio spei"; pues
este efecto jurídico sí se produce a pesar de la condición suspensiva.
MARX ARIAS:
APORTE INTERPRETATIVO
Los bienes pueden ser corporales e incorporales dentro de los corporales tenemos
los bines muebles e inmuebles y de los incorporales tenemos los derechos que a
su vez se dividen en reales y personales.
En caso de que una vez que se realizó el contrato el bien perece o sufre algún
menoscabo el comprador tiene la opción de poder pedir una rebaja que se
proporcional al menoscabo que sufrió el bien, esto siempre y cuando se de con
anterioridad a la celebración del contrato y si el contrato ya fue firmado en todas
las condiciones el comprador deberá asumir ya el menoscabo que sufre el bien.
En este caso es importante que ambas partes tengan conocimiento que el bien es
futuro es decir que en el presente el bien aún no está pero en un futuro si lo estará
porque existe un compromiso de que el bien será entregado por párate del
vendedor al comprador por ejemplo el caso de una yegua preñada que en un
futuro tendrá un potro y este es parte de una compraventa o también el cado de la
cosecha de frutos ,los más importante en este tipo de contrato es que el bien
tenga un condición suspensiva de que llegue a tener una existencia .
Empero, si el bien llega a existir, el contrato producirá desde ese momento todos
sus efectos, cualquiera sea su cuantía y calidad, y el comprador debe pagar
íntegramente el precio.
Este artículo nos da a entender que cuando las partes firman un contrato de
compra venta de un bien incierto o a futuro el comprador está sujeto a una
condición de que el bien pueda o no pueda existir ya que esta no tenía un
existencia real a la hora de llegar a un acuerdo.
Por ende el comprador está en la obligación de cumplir con el pago total ya
pactado por las partes anteriormente en dicho contrato, así no llegue a
existir el bien ya que estamos en un contrato de bien futuro, de un bien de
esperanza incierta.
JURISPRUDENCIA
"Las normas de los ARTÍCULOS 1537, 1539 Y 1541 del Código Civil, que regulan
la compraventa de un bien ajeno, no sancionan con nulidad o anulabilidad dicho
contrato, sino que le otorgan al comprador la posibilidad de rescindirlo cuando este
no haya conocido que el bien era ajeno. Sin embargo, dichas normas se refieren a
la relación jurídica entre comprador y vendedor, pero no contemplan la posición
del propietario, quien se encontraría en la facultad de invocar la nulidad del
contrato, toda vez que la venta de un bien por parte de quien no detenta su
propiedad ni posee facultades para venderlo, convierte al objeto de dicho contrato
en uno jurídicamente imposible, y contraviene las normas de orden público al
atentar contra el derecho fundamental a la propiedad, de conformidad con los
incisos 3 y 8 del numeral 219 del acotado Código".
(Cas. N° 1376-99-Huánuco. Data 20,000. Explorador Jurisprudencial 2005 - 2006.
Gaceta Juridica S.A.)
"La prestación resulta imposible por haberse dado en garantía anticrética un bien
que no era de propiedad de los deudores, es decir, la garantía que respalda el
cuestionado contrato de mutuo resulta inejecutable, por lo que resulta pertinente la
aplicación de los ARTÍCULOS 1539, 1540 Y 1541 del Código Civil para dilucidar si
procede o no la rescisión del contrato de mutuo".
(Cas. N° 2160-01-Lima. Data 20,000. Explorador Jurisprudencial 2005 - 2006.
Gaceta Jurídica S.A.).
Por ello, para Garrigues, el ARTÍCULO 85 otorgaba una pura defensa procesal
(prescripción de derecho) sin aludir a ninguna cuestión de titularidad: el hecho de
la adquisición de una mercadería en una tienda es base de excepción preliminar
del demandado (praescriptio), el cual no necesita derivar su defensa de la
adquisición de un derecho de propiedad nacido a expensas del anterior derecho
de propiedad del desposeído. De igual parecer es Broseta Pont, quien considera
que la compra el") estos establecimientos causa prescripción del derecho a
reivindicar, a favor del comprador, en cuanto la evicción y sus consecuencias son
inaplicables a la compraventa mercantil porque quien compra en tiendas o
almacenes abiertos al público, no puede ser privado de la cosa o cosas
adquiridas aun cuando estas no pertenecieran al vendedor.
Una apreciación más realista es asumida por Vicent Chuliá, en cuanto indica que
se olvida que normalmente el tráfico entre los comerciantes no tiene lugar en
establecimiento o tienda abierta al público y que las ventas en estos
establecimientos son civiles, por ser reventas para el consumo.
3. Nuestra posición
Por otra parte apreciamos que el Código Civil haga referencia de manera
expresa al derecho del perjudicado, quien, por un lado ya no es propietario desde
que ha hecho entrega del bien al conductor del establecimiento a cualquier título.
En este sentido nos podemos imaginar que el originario propietario pudo haber
entregado la posesión del bien en depósito, comodato, etc.
Así pues, el consumidor que deja en manos del dueño o conductor -o sus
representantes- de una tienda o local abierto al público un bien para su
reparación o custodia (siguiendo el ejemplo señalado), presume que este
proveedor ofrece como garantía implícita que este sea devuelto o entregado con
la característica de idóneo para sus fines y usos previsibles(21).
CONCLUSIONES
Como cosas futuras entendemos que son todas aquellas que no tienen una
existencia real y positiva en el momento en el que se presta el
consentimiento para contratar sobre ellos. Por lo tanto los contratantes
crean un grado de incertidumbre a la hora de contratar sobre estos tipos de
bienes, sobre todo en comprador asume un riesgo al convenir .estos tipos
de contratos por que es incierta.
Bibliografía
ARIAS SCHREIBER PEZET, Max. "Exégesis del Código Civil peruano de 1984".
Tomo 11. Gaceta Jurídica. Lima, 2000, pp. 38-40.