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El democrático

DIARIO REPUBLICANO AGOSTO 2019

Entrevista a la periodista, ensayista y activista LGTB rusa Masha Gressen


Cuando me preguntan si los rusos simplemente no están hechos para la democracia y necesitan un líder fuerte, pienso que
eso es algo ridículo y racista. El término homo sovieticus expresa una empatía: sirve para hablar de un trauma muy profundo
que ha padecido la gente en su fuero interno, en su relación con la sociedad y en el tejido social mismo. Quien lo ha
padecido se siente más cómodo y más capaz de funcionar en una sociedad totalitaria o en una que ha restaurado muchas
de las instituciones de ese régimen. Esto no significa que los rusos nazcan así, sino que el trauma intergeneracional que
causa un régimen totalitario y las estrategias de adaptación que hay que desarrollar para vivir en un Estado de terror son
muy fuertes.
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más necia y deshumanizada. una historia que no pierde
Envíe su opinión a
eldemocrático@ciudadanía.com Pedro Serrano. Valladolid. actualidad. (pág. 12)

OPINIÓN POLÍTICA - "ECHAR AL PRESIDENTE" POR DAVID DISOBEDIENT


Hay un momento en que hay que echar al presidente. Sabiendo que, a falta de instrumentos pacíficos a mano, la
cuestión acabará degenerando en la calle. Candidatos presidenciales a la destitución los hay en todas partes. No
hay en cambio tantos sistemas eficaces para resolver el problema, ni todos los que hay son democráticos y
tranquilos. La limitación de mandatos y los procedimientos de destitución son los mejores. En Egipto el
Parlamento acaba de eliminar una de las cautelas al poder sin límites: Al Sisi podrá presentarse de nuevo hasta
2030. En Argelia, eliminada la limitación de mandatos y hartos de elecciones fraudulentas, los ciudadanos han
conseguido en la calle la destitución del presidente sin pasar por las urnas. En Sudán, todavía con menos
formalidades que Argelia, también es la calle la que ha echado al dictador. Es difícil definir una democracia, pero
lo que es seguro es que no existe allí donde no hay forma democrática de echar al presidente. Argelia y Sudán
van en la buena dirección, y Venezuela, en cambio, va en la contraria. Maduro ha cambiado la regla de juego
cada vez que han intentado echarle: impidió un referéndum revocatorio porque no estaba seguro de ganarlo como
Chávez y neutralizó la Asamblea Nacional cuando perdió las elecciones en 2015 con la creación por decreto de
una Asamblea Constituyente, con la que pudo ganar otras elecciones presidenciales en mayo de 2018 sin
legitimidad alguna. A falta de instrumentos legales para echarle, la calle y el Ejército son los que ahora deciden.

2° ENTREGA DEL LIBRO "LA ERA DE LA POSVERDAD" CAPÍTULO"NOSOTROS Y LOS OTROS"


Si surge una “amenaza” hacia nuestro grupo, lo protegemos, le somos leales y, muchas veces, salimos a defender sus
ideas a capa y espada, sin reflexionar demasiado acerca del valor de esas ideas. Esa amenaza viene de un otro, que
ya por ser otro está, a priori, equivocado. Si tiene razón, es porque yo me equivoco, pero –peor– no me equivoco yo,
nos equivocamos nosotros. Mi nosotros. El que me sostiene. La verdad se convierte en una amenaza para mi tribu.
Una de la que inmediatamente buscamos defendernos. Pocas cosas son más difíciles para un animal social como
nosotros que salir de un grupo de pertenencia: dejar una religión, dejar de acompañar a determinada figura política que
hasta entonces sentíamos que nos representaba, cambiar de postura frente a temas “difíciles”, de los que suelen
generar pertenencia. Dejar nuestra tribu tiene un costo emocional, y a veces, también costos de otros tipos, que
pueden ser muy significativos en términos de vínculos. Por eso, muchas veces priorizamos “portarnos bien” ante
nuestras tribus aunque eso implique seguir estando equivocados. (pág. 8)

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