El Bergantín Goleta “Pilgrim” era un navío de 400 toneladas que estaba al mando del capitán Hull.
La tripulación del Pilgrim se componía solo del capitán, cinco marineros y un grumete, que se
dedicaban a la pesca de ballenas. La esposa del armador del Pilgrim, la señora Weldon, embarco
con su hijo enfermo Jack, su primo Benedicto y Nam (anciana negra que tenia a su servicio) a éste.
Comenzaron a rodear la jubarta que no se movía. El capitan Hull ordeno: “¿listos muchachos?
¡Atraca ya, Howik!”.A todos les pareció raro que la jubarta no se moviera. Entendieron todo cuando
el capitán grito: “¡Un ballenato!”, después de que la jubarta herida por el arpón se inclino y apareció
el ballenato que estaba amamantando. El capitán no dejo de lado que la lucha seria feroz, porque la
jubarta defendería con todo a su cría. Cuando la jubarta se asomó por fin, el capitán dijo: “Esta
bestia va a tomar fuerzas y se arrojara sobre nosotros”. Varias veces la esquivaron, cuando la
jubarta intento atacarlos. Pero ya sin armas y sin timón comprendieron que ya estaban perdidos. Un
feroz coletazo del animal alcanzo para destrozar la embarcación. Un rato más tarde, cuando Dick
Sand llego al lugar de la tragedia, se veían flotar algunos restos de la ballenera sobre las aguas
ensangrentadas.
El primo Benedicto estaba muy confundido. No podía entender el abandono del hormiguero, se
habían llevado hasta las larvas jóvenes. Dick Sand comenzó a asustarse cuando Benedicto
manifestó: “Es posible que estos insectos, que son tan instintivos, hayan adivinado algún peligro”.
Después de un rato prepararon la comida y con verdadero apetito se lanzaron sobre ella. Mientras
cenaban, el primo Benedicto dio un discurso informativo sobre las termitas belicosas y las de
mayores proporciones. Cuando Benedicto informo que esos insectos se encontraban en África, en
las provincias del centro y las meridionales, Tom se apresuro a decir: “Pero aquí no estamos en
África”. En un momento que Dick estaba completamente alejado de la realidad la señora Weldon se
apoyó sobre su hombro y le dijo: “Lo sé todo, mi pobre Dick, pero la voluntad de Dios aun puede
salvarnos. ¡Hágase entonces su voluntad!”.
XX - Capturados
A media noche, Dick sintió una terrible impresión de frió. Se levanto y observo que el agua invadía
la parte inferior del hormiguero. Habían quedado atrapados en una cosa que se parece a la
campana de un buzo. Al último intento de salvación, el último orificio que podían hacer, se escucho
un silbido, y el aire comprimido se esparció, y un rayo de luz se filtro hacia el interior. La alegría
invadió a todos. Dick Sand fue el que primero en manifestarse del boquete. Lanzo un grito y
simultáneamente, una flecha atravesó el aire. Hércules, Acteón y Bat dispararon contra las canoas.
Pero… no pudieron hacer nada porque los indígenas los superaban en números. La señora Weldon,
Jack y el primo Benedicto fueron llevados en una barca diferente y con diferente dirección que la
barca en que se llevaron a Dick y los suyos. Dick y sus compañeros se resistieron, pero Hércules
fue el único que pudo escapar. Al llegar a tierra, Dick Sand y sus compañeros fueron encadenados
como esclavos.
XXI – La Caravana de Esclavos
El rió Coanza se había desbordado durante la noche. Éste era el rió que Dick quería encontrar para
llegar a la costa. Al llegar al campamento de indígenas, conducida por Ibn Hamis, socio de Harris y
Negoro, Dick Sand y sus compañeros fueron tratados como esclavos. Tom, Austin, Acteón y la
pobre Nam fueron atados por la garganta, en parejas; tenían una cadena que los sujetaba por la
cintura. Solo poseían los pies libres para caminar y los brazos para llevar la carga. Dick Sand era el
único que no estaba atado a ningún esclavo. Sus pies y manos estaban libres, pero un havildar lo
vigilaba constantemente. Dick intentó acercarse a sus amigos para comunicarles, ya que el sabia
mucho de geografía, que desde el Coanza a Kazonndé había aproximadamente unas tres semanas
de camino. Pero un guardia se abalanzó sobre él. Dick le arrebató el arma pero ya lo habían
rodeado ocho soldados y lo hubieran asesinado si un jefe árabe no los hubiera detenido. Se trataba
de Ibn Hamis.
Tres años mas tarde, Jack contaba ya ocho años de edad y Dick Sand le hacia repetir sus
lecciones. A los dieciocho años, había finalizado sus estudios y ya estaba al frente de la casa James
W. Weldon. Dick pensaba, todo el tiempo, en el viejo Tom, en Bat, en Austin y en Acteón, y se
sentía responsable de su desdichada suerte. La misma tristeza invadía a la señora Weldon. Por eso
James Weldon, Dick Sand y Hércules removieron cielo y tierra para hallar a los desaparecidos.
Gracias a las agencias que el señor Weldon tenía en todo el mundo consiguieron ubicarlos. Dick
Sand quería dar todos sus ahorros para rescatarlos de la esclavitud que cumplían en Madagascar,
pero el señor Weldon no se lo permitió y él se encargo del trámite, por medio de un agente suyo. De
este modo, un día de noviembre, los cuatro negros llamaron a la puerta. De los náufragos de Pilgrim
solo faltaba la pobre Nam y Dingo, pero ellos ya no podían retornar a la vida. Se hizo una gran fiesta
ese día y el mejor brindis que fue acompañado por todos con aclamaciones, fue el que la señora
Weldon dedico a Dick Sand, “al capitán de quince años”.