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UN LÍDER CONTROLADO POR EL ESPÍRITU

SANTO
“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano
para que anduviésemos en ellas.” Efesios 2:10

El verdadero liderazgo requiere de un trabajo intenso y profundo al interior de cada persona; es algo que demanda
nuestro esfuerzo y paciencia para ver el fruto. Si no nos desalentamos, lograremos resultados extraordinarios.
David formó al grupo que se unió a él en las cuevas de Adulan hasta convertirlo en uno de los ejércitos más
sólidos de aquel entonces. Al salmista le tomó muchos años trabajar en el carácter de estas personas, ya que tenían
muy malas costumbres; sin embargo, él tuvo paciencia y sabiduría con ellos, y poco a poco los fue formando hasta
convertirlos en lo que fueron.
Somos el reflejo de lo que hemos aceptado internamente y el Señor Jesús es el único que puede ejercer una
influencia positiva en nuestro carácter. Si Su Espíritu gobierna nuestras vidas, el mismo Señor se encargará de quitar
toda influencia negativa que hubiésemos recibido en el pasado. Pues como Él es, así somos nosotros en este mundo.
Es por esto que, si estamos llenos del Espíritu Santo entonces seremos:
 Líderes entusiastas: Que siempre hablan el bien sin importar las circunstancias, fruto de conocer y declarar
la Palabra. 2 Corintios 4:16-18
 Líderes íntegros: Que inspiran la confianza de consiervos y de quienes nos siguen, gracias a que podemos
mostrar a los demás una vida de sujeción a la Palabra. Tito 2:7-8
 Líderes seguros de sí mismos: Si Dios tuvo la osadía de creer en nosotros, entonces debemos creer que Él
puede usarnos para así lanzarnos a enfrentar nuevos retos y obtener victoria en todo. 1 Samuel 17:46-47
 Líderes confiables: Que aprendemos a asumir las pequeñas obligaciones como grandes responsabilidades,
sin sacar un provecho personal. Seremos personas a quienes se les confían grandes secretos, y el corazón
de nuestros cónyuges y autoridades estarán siempre en nosotros confiado.
 Líderes disciplinados: Que ejercitamos a diario nuestros sentidos espirituales, físicos, emocionales e
intelectuales, aprendiendo a exigirnos lo necesario para culminar con éxito la carrera de la fe. 1 Corintios
9:24-27
 Líderes perseverantes: Que aprendemos a esperar lo que el Espíritu Santo está haciendo, para que en el
tiempo justo, podamos ver el desarrollo de Sus propósitos alcanzando dimensiones sin precedentes. 2
Timoteo 2:6
 Líderes reproductores: Que tenemos la habilidad de darle continuidad al ministerio, a través de las personas
que hemos logrado formar en el liderazgo. Mateo 10:8b

No cabe la menor duda de que al crear al hombre, Dios pudo visualizar un ser en el cual reproducir Su carácter y Su
voluntad, para ello sopló sobre su nariz aliento de vida. Dios diseñó un hombre justo, amoroso, feliz, que pudiese
convivir en sociedad, pero ante todo, diseñó al hombre para que éste fuera el reflejo de Su amor a través de sus
acciones. Nuestra tarea es doble, debemos permitir que el Espíritu Santo forme nuestro carácter y también debemos
ayudar a que nuestros discípulos sean formados hasta que nuestro carácter sea un reflejo de quien Jesús es.

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