Adela Cortina.
Editorial Circulo de Lectores.
Barcelona, España 1999.
Paginas 120.
Un mundo al que no puedan resultar ajenos, sino muy suyos, ni los requerimientos
del sufrimiento, ni las exigencias de la justicia, ni la aspiración de la felicidad. Pg
18.
Urge, pues pasar del “estado de masa” al “estado de pueblo” en el que las gentes
se valoran y respetan y tratan de llevar a cabo proyectos juntos. Lo primero caer
en cuenta de que nosotros somos los protagonistas de nuestra vida común, los
que hemos de elegir entre formar un pueblo o convertirnos en una masa
disgregada. Pg 20.
Se dice que la democracia es, entre otras cosas, aquella forma de organización
política en la que no puede hacerse distinción entre señor y vasallo, entre
soberano y súbdito, porque todos los miembros de la comunidad política son
igualmente ciudadanos. Pg 24.
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Imitación exacta, imagen o representación de algo.
difícil, pueden esforzarse por elaborar códigos jurídicos para defender sus
derechos individuales. Pero el derecho es totalmente insuficiente para crear en
eso individuos la conciencia de que son miembros coparticipes de una misma
sociedad, que ellos pueden construir desde valores ya aceptados. 31.
Somos los ciudadanos quienes hemos de hacer el muerdo moral, y por lo tanto,
quienes hemos de reflexionar acerca de los que es justo e injusto, aunque sea
buscando la ayuda de asesores adecuados, el apoyo de gentes que nos merecen
confianza. 32.
En el seno de cada grupo puede muy bien existir algún tipo de magisterio
reconocido, que tenga una especial autoridad dentro de el. 49.
Las grande diferencias entre moral y política tal vez no radiquen tanto en los
contenidos, como en lo que se ha denominado la forma, es decir, la forma es que
esos contenidos obligan a la persona, que es bien diferente en el derecho y en la
moral, precisamente porque la forma de promulgar tales contenidos, la forma por
la que devienen legítimos, es también distinta. 55.
Las normas morales, son aquellas que obligan a un sujeto internamente, porque
es su propia conciencia la que le reconoce la fuerza humanizadora, hasta el punto
de que cree que son normas que todas la personas deberían cumplir para no
quedar bajo mínimos morales, no siendo el mismos una excepción. Si viola la
norma, es su propia conciencia la que le va a mostrarle su desacuerdo, y por esto
se dice que la infracción de una norma moral va acompañada de una sanción
interna, que suele producirse en forma de remordimiento. 58.
Las normas jurídicas, por su parte, son promulgadas por aquellos a quienes
corresponde en una nación, y obligan a todos los miembros de la comunidad
política, estén de acuerdo o no con la norma, la sientan o no como obligación
suya. En el caso de infracción de una norma, tiene que existir una sanción externa
al sujeto, recogida en el código penal y que un juez tiene que encargarse de
interpretar. Hecho por el cual se dice que el derecho viene acompañado de una
coacción externa, y no solo de una interna, como es el caso de la moral. 59.
Puede ocurrir perfectamente que una norma jurídica sea valida, es decir, que haya
sido correctamente elaborada y promulgada según las bases jurídicas de una
sociedad, y que, sin embargo sea una norma injusta. “el derecho puede ser
injusto, mientras que la moral no puede serlo”. Una ultima diferencia entre moral y
derecho, de Este las que aquí querríamos destacar, es que las normas jurídicas no
obligan a toda la humanidad, sino solo a los miembros de la comunidad en la que
tiene fuerza legal. 60.
Las normas religiosas, por su parte, tienen para el creyente la fuerza de proceder
de dios a través de su comunidad religiosa, a través de su iglesia. La sanción de
una norma religiosa es, pues, tanto interna como externa, porque es el propio
sujeto el que se sabe bajo mínimos y se arrepiente, pero además existen formas
públicas de expresar el arrepentimiento como la confección. 60.
Es verdad que los políticos deben cumplir su cometido con honestidad, con
honradez y transparencia, como todo los demás ciudadanos. Sin embargo, no son
ellos en modo alguno los encargados de dictaminar que es bueno y que malo: ser
representante político confiere legitimidad política, pero ni remotamente autoridad
moral. 63.
El individuo que se toma las cosas en serio es el tipo de persona que tiene
convicciones, y quien tiene convicciones siempre corre el peligro de aferrarse a
ellas de tal modo que puede acabar siendo un intolerante y dogmático. 66.
Una sociedad pluralista es aquella en las que los ciudadanos ya comparten unos
mínimos, que son los que les permiten tener una base común para ir construyendo
desde ellos, responsablemente y en serio, un mundo mas humano. 81.
Los derechos de tercera generación todavía no han sido objeto de una declaración
internacional de las mismas características, pero esta presente en la conciencia
social, al menos con el mismo vigor que los anteriores. Me refiero al derecho que
tiene toda persona a nacer y vivir en un medio ambiente sano, no contaminado de
polución y de ruido, como nos ocurre usualmente, y el derecho a nacer y vivir en
una sociedad en paz. 83, 84.
Suele decirse que cada una de las generaciones mencionadas viene orientada por
una valor guía, de modo que la primera tiene como valor la libertad, la segunda, la
igualdad y la tercera, la solidaridad, ya que sin solidaridad mundial es imposible
conseguir un medio ambiente no contaminado y que en la distintas sociedades
reine la paz. 84.
Construir una sociedad con vigor ético exige, entre otras cosas, que aquellos
valores morales en los que se cree, es decir, aquellos que crean debe realizarse,
se trasmitirán a las generaciones más jóvenes a través de la escuela, la familia, el
grupo de edad o los medios de comunicación. Esto no significa que los adultos no
precisen la educación moral, sino que la infancia y la adolescencia son momentos
nucleares en el aprendizaje, y que la trasmisión de valores es indispensable para
rearmar moralmente una sociedad. 95.
Por eso un buen medio para conocer el grado de aprecio que una sociedad tiene
por lo moral consiste en observar el interés que se le toma por trasmitirla en la
educación, y en este punto, creo, los espíritus se dividen, por un amplio sector de
la entiende que lo mejor que puede hacerse por jóvenes y niñ@s es enseñarles
habilidades, sean técnicas, sena sociales. 97.
Sino porque saber hablar y escribir con cierta corrección y fluidez, saber expresar
las propias ideas, es una de las formas esenciales de poseerse a si mismo.
Enseñar a los niñ@s a ser dueños de si mismos, a expresar su pensamiento
verbalmente y por escrito, es cuestión de salud. 98.
Cuando, en realidad, apreciar solo las habilidades técnicas y sociales implica no
haber salido del vasallaje moral, segur siendo un súbdito y no un ciudadano,
continuar sujeto a diferentes formas de tiranía. 100.
No solo la escuela educa, sino también la familia, el grupo de amigos y los medios
de comunicación. Y en este conjunto de fuerzas es reconocer que la familia y la
escuela van perdiendo influencia en comparación con el grupo de amigos y, por
supuesto, en comparación con los medios de comunicación. 100.
Por otra parte, los amigos funcionan sin quererlo como correa de trasmisión de la
publicidad y, por supuesto, de la moda, y como niñ@ que quiere ser aceptado en
el grupo, para satisfacer esa tendencia básica de todo ser humano a ser acogido
en un grupo, se establece una curiosa relación de tiranía: para ser bien
considerado, el niñ@ ha de comportarse como la televisión exige en anuncios y
programas. Tiene que llevar pantalones y zapatos de marca, beber las bebidas de
moda, salir a las once de la noche, aunque no tenga ganas. 101.
Ahora bien, lograr que cada persona pueda llegar a ser realmente autónoma
requiere la solidaridad de todos, como condición indispensable, es decir, que los
mas fuertes ayuden a los mas débiles, y que cada cual ponga lo mejor que pueda
de su parte para que todos resulten beneficiados. 106.
Una persona moral es un ser que desea ser feliz y hace todo lo posible por serlo,
pero sabe a la vez que esa felicidad ha de buscarla en le seno de la sociedad en
la que ha de comportarse con justicia, lo cual significa que ha de compartir con los
demás ciudadanos tanto las cargas como los beneficios. 107.