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“Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos”

Sanando nuestras emociones y sentimientos

Hoy muchas personas buscan lo que ya tienen destinado que es la felicidad, pero no la
buscan ni en el lugar adecuado ni utilizando los medios adecuados para lograrla. Todos
queremos ser felices y empleamos fuerzas para que sea así. Sin embargo, pareciera que
existe una concepción distinta entre unos y otros sobre lo que es la felicidad. Tendríamos
que preguntarnos a nivel personal para evitar las generalidades ¿qué es la felicidad? ¿qué
quiere decir ser feliz? ¿se da como un estado permanente o en pequeños toques a lo largo de
nuestra vida o se va construyendo, poco a poco, en una experiencia y en un logro que ya lo
comenzamos a vivir desde ahora?
Los MCS nos “maltratan” con tanta propaganda que ya casi es un agobio; tanto
ofrecimiento de productos nos cansan. Nos ofrecen planes de salud, individuales, familiares,
para estudiantes, para.. para...para... se promueve el deporte, construyendo la cultura del
“gym, del spa, de clubes deportivos; la industria farmacológica está en su auge con tantos
productos de vitaminas, proteínas, promesas de adelgazamiento, cremas anti age etc.
En lo intelectual promovemos el estudio, las carreras universitarias, a desarrollar el intelecto
etc. cosas buenas pero ¿todo ese “saber” que genera en nosotros y en la sociedad? Lo
primero que se me ocurre que si el saber no es bien utilizado puede hacernos alguna
jugarreta. “saber mucho” puede racionalizarnos tanto que nos hace perder el sentido común
para observar la realidad, tanto “saber” puede impermeabilizar nuestro corazón, tanto
“saber” puede distraernos del fin esencial que tenemos como personas: el reconocimiento de
la dignidad humana y sobre todo puede apartarnos de la razón de nuestra vida: Dios. No
quiero decir que el saber es malo sino que cierto “saber” no manejado con cuidado puede
ser peligroso para las relaciones: conmigo mismo, con Dios y con los demás.
En el ámbito social, fundamos nuestras familia, cultivamos la amistad y potencializamos
relaciones con otras personas.
Y en el ambito espiritual buscamos la trascendencia participamos de actividades de
crecimiento espiritual (reuniones, retiros, ejercicios espirituales). Pero en el aspecto
emocional se complica la cosa.
El mundo de las emociones nos boicotea y nos desequilibra interior y exteriormente.
Cuando las emociones no son, en cierta manera, racionalizadas nos motivan a tomar
decisiones totalmente opuestas que toda nuestra persona y situaciones y entornos se
desequilibran y cae el ser humano en crisis. Las emociones mal expresadas pueden traer
consecuencias nefastas e irrevocables. ¿Porque sucede esto? Porque muchas veces no
conocemos a nuestras emociones. Desde pequeños nos dieron un patrón de conducta con
respecto a las emociones: Los machos no lloran; deja de hacer tonterías” . Estas frases, entre
otras, condicionan y programan a las personas. Una persona programada no es libre y al no
ser libre no se muestra como es (busca hacer lo que los demás quieren y eso la condiciona)
escondiendo sus sentimiento y emociones. Esto sucede con frecuencia y mucho más si esa
persona ha sido humillada, desacreditada o invalidada públicamente en lo que respecta a sus
sentimientos y emociones. Con frecuencia encontramos a personas que dicen: “estoy bien,
no pasa nada, no estoy enojada/o cuando su cuerpo, su rostro nos están diciendo que es todo
lo contrario a lo que nos dice.
No debemos olvidar que esto también puede suceder por temor a reconocer lo que estamos
sintiendo provocando, ello, mucha insatisfacción e infelicidad personal.
Las emociones en sí no son malas ni buenas, son cambios bioquímicos de nuestro cuerpo
que nos indican que lo que está sucediendo no nos es indiferente. Lo que si puede no ser
beneficioso y dañino es el modo de expresarlas. Ese modo nos da un alerta de que hay
trabajar nuestras emociones para lograr la felicidad que anhelamos y buscamos. Es
importante que le demos nombre, conocer el modo en el que se expresan, y aprender a
utilizarlas para nuestro beneficio fomentando patrones de conductas que nos den felicidad.
Jesús nos muestra un estilo de felicidad totalmente opuesto al que la sociedad
contemporánea nos presenta: Lc. 6,21-23. En este texto entendamos lo que Jesús quiere
decir con “pobre, hambre, abandonado” se está refiriendo al hombre que se ha liberado de
los condicionamientos de este mundo, libre de ataduras y apegos que le arrebatan la
felicidad. En pocas palabras está hablando de aquél que vive en la profundidad dejando lo
accidental o lo superficial de lado. Es el hombre que se ha ido olvidando del YO porque ha
puesto su confianza en Dios. Pero tambien se refiere aquellos que ponen en movimiento los
dones que Él les ha regalado; a los que ante las dificultades y obstáculos no se convierten en
“quejicas y en justificadores de su propia desgracia” Cuando Él habla de felices describe a
los que bebiendo de su Sabiduría y la ponen en práctica viviendo al estilo de Él.
Jesús considera infeliz a quien encuentra consuelo y “felicidad” en la riqueza, en el
reconocimiento social, en la satisfacción material, en la adulación etc.etc. Todas esas cosas
son pasajeras que deben ser tomadas como medios que están al servicio del Ser Humano y
por lo tanto no se les puede entregar el corazón. No son un fin y para tenerlo bien en claro
leamos la Sagrada Escritura : Mt. 6,33; Lc. 16,13.
Jesús nos invita a buscar la felicidad en Dios porque en Él está la felicidad verdadera que se
apoya en bases sólidas y eternas porque vienen de Dios. La felicidad que Él presenta no es
fruto de factores externos que no dependen de nosotros sino que crece a través de
experiencias que se desarrollan en nuestro interior. No somos robots sino personas que se
construyen día a día. El pide que pongamos nuestro corazón, nuestras fuerzas, nuestras
personas, esperanzas, angustias, sufrimientos en Dios donde... Lc. 12,33.
¿Cómo encontraremos la felicidad los creyentes? En la riqueza espiritual basada en la
experiencia del amor, del perdón y de la confianza en Dios porqué: Lc 6,34.

El miedo y sus condicionamientos


Los traumas y sus condicionamientos
Las Fobias.
La Sanación de los recuerdos.
Reconociendo nuestra situación actual y nuestro mundo emocional

Para ir caminando hacia la felicidad tarea importante es que demos el primer paso ¿Cual es?
1.- Conocernos
2.- Aceptarnos
Esto llevará a tomar conciencia de mi situación real (esto es)y diferenciarla de mi situación
ideal (esto será o me gustaría que fuera). Jesús conocía la realidad que lo circundaba pero
conocía su propia realidad, sus emociones, su persona. Su vida estaba embebida de oración

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