En la vida cristiana se tienen prioridades y si se altera el orden de las mismas se vería afectada e
impedirá recibir las bendiciones de Dios en toda su plenitud.
Tener a Dios en primer lugar significa tener una relación personal e íntima con Él. Esto tiene que
ver con escuchar a Dios y la otra con hablarle.
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Escuchamos a Dios al leer y meditar la palabra de Dios, inclusive Dios te puede hablar a traves
de sueños y visiones. Hablamos con Dios cuando oramos y adoramos y meditamos en El.
El amor se traduce en tiempo. ¿Quienes son más importantes en nuestra vida sino la familia?
Tener el tiempo para escuchar a tu conyuge y atender a sus necesidades. Con los hijos, atender
siempre sus necesidades básicas de vestido, casa y alimento, asi como enseñándoles a confiar
en Dios, a orar, a leer la palabra de Dios.
Nuestro tiempo debe ser para nuestros seres queridos más allegados. Están bien los amigos, los
hermanos de la iglesia, los primos y los tíos, pero antes que todos ellos, están los de su propia
casa. Ellos son, deben ser y deberán ser siempre los primeros, antes que cualquier otra persona.
El trabajo con el ganamos el sustento. Jesus predicaba el evangelio de tiempo completo, pero
también trabajaba para obtener dinero. El trabajo no debe quitarnos el tiempo que debemos
dedicar a Dios y a nuestra familia, y tampoco debe ser un impedimento para participar
activamente en la Iglesia.
Pero por otro lado, dedicar tiempo a la congregación no debe ser nuestro pretexto para no
trabajar. El trabajo secular es sumamente importante.
Si! para predicar el evangelio hay que destinarle tiempo. El compartir las buenas nuevas de
Jesucristo y servir en la congregación. Tu participación en la Iglesia para alcanzar a los perdidos,
es importante, tanto para Dios como para nosotros. Pero nunca debe sustituir al tiempo que
pasamos con Dios o con nuestra familia.