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Café y paisaje: análogos en evolución y concepto

Introducción

A finales del siglo XIX llega a territorio colombiano el café como resultado de las
migraciones jesuitas, a partir de allí, este producto a tomado gran protagonismo en el
territorio nacional e internacional por sus características en el mercado como por su
influencia sobre el paisaje en el territorio que lo produce. En las próximas líneas se hará un
intento de enlazar el concepto que se le da al termino paisaje durante inicios y finales del
siglo XX con el desarrollo que ha tenido la producción del café posterior a su llegada, la
influencia económica y política sobre el territorio y la afirmación de una cultura, la cafetera.
Para ello se tendrá en cuenta los siguientes trabajos: Café y cambio de paisaje en Colombia
1970-2005 del autor colombiano Andrés Guhl, Entre materialidad y la representación:
reflexiones sobre el concepto de paisaje en geografía histórico de Juan Delgado e
Interpretação da paisagem: uma tarefa interdisciplinar del portugués Henrique Fürstenau;
además este trabajo se relacionara con base en la observación realizada durante el trabajo de
campo efectuado en el Quindío colombiano.

A nivel nacional, el café llega primeramente a territorio santandereano y partir de


allí logra extenderse por toda la cordillera Oriental llegando a otros departamentos como
Caldas, Tolima, Cundinamarca, Antioquia, Risaralda y (especialmente) el Quindío. Es
preciso identificar que la llegada del café a Colombia contribuye a grandes cambios en los
campesinos que lo cultivan, la región que lo produce y las tierras que se verán subsumidas
en el proceso de transformación visual. Para el primero de los casos, los campesinos se ven
beneficiados en la siembra y cosecha del café, pues por medio de este alimento -a pesar de
sus altibajos en el mercado- mejora el índice de calidad de vida (ICV) de quienes se encargan
de su proceso, en el cual influye profundamente la Federación Nacional de Cafeteros (FNC).
En el segundo caso, las regiones o territorios en los que se produce – el café- se ven
severamente afectadas en cuanto a turismo, economía, desplazamiento poblacional y
modificaciones en su infraestructura como lo vimos en nuestro recorrido por el Quindío
colombiano; y, en tercer lugar, las áreas de vegetación natural en el campo colombiano donde
es apta la plantación del café se ven obligadas a transformar su estructura y visibilidad en pro
de la buena cosecha del mismo. “En ese momento, el café apareció en escena como una
alternativa atractiva que transformó de manera radical esos paisajes” (Guhl, 2008, pág. 143)
. Es a partir de este último ítem que empieza a tomar sentido este escrito, pues es aquí donde
se hace necesario elucubrar el concepto de Paisaje y posteriormente la respectiva relación
con el Paisaje Cultural Cafetero (PCC).

A partir de ahora, dejaremos a un lado la concepción cotidiana del paisaje como un


espacio relacionado con la naturaleza, que inspira tranquilidad e intrínsecamente es bello.
Volveremos al pasado más o menos cien años atrás, donde a principios del siglo XX la
Geografía histórica desarrolla una propuesta de paisaje, ya que para esta época el concepto
tenía gran importancia de análisis por su interés en visibilizar las modificaciones materiales
ocasionadas en los espacios especialmente vegetales debido al uso – bueno o malo- que el
ser humano le ha dado a su entorno físico; entre tanto, para el caso del algunos municipios
del Quindío podrían ser las prácticas culturales, especialmente de carácter material o
económico las que los lleva a modificar su paisaje cuando a principios del siglo el café
empieza a tomar claro sendero. A partir de la Geografía tradicional, especialmente Sauer, se
establece según Delgado (2010) la relación entre Sociedad y naturaleza con el fin de dar
consolidación al concepto de paisaje; pues a partir de allí, se empieza a comprender que dicho
concepto se forma visualmente a través de la historia y quienes lo han construido
culturalmente.

Con base en lo anterior podemos abrir un poco mejor el panorama de la zona cafetera
del país y su relación con la propuesta de concepto Paisaje de inicios del siglo XX, puesto
que los agricultores también se dedicaban a la siembra de otros alimentos como método de
reserva en momentos de crisis, la llegada del café al país despierta un interés económico y
político en las zonas fértiles donde es posible el desarrollo de esta semilla, pues aumenta la
intensificación de producción del mismo lo que implica la modificación de ciertas partes de
los terrenos con pretensiones relacionadas al turismo, estructura y funcionamiento político.
Aunque es implícito, es importante mencionar que se reconoce la acción de los cafeteros al
modificar – crear - su paisaje bajo conveniencias individuales y colectivas. pues así, para este
caso toma fuerza, el reconocimiento de la acción humana en la transformación del paisaje,
influenciado decisivamente en la formación de su estructura y funcionamiento, (…) a
comienzos del siglo XX (Fürstenau, 2009, pág. 72).
Con base en lo anterior, continuamos nuestro escudriñe del concepto paisaje, pues para
el último tercio del siglo XX el cambio en la forma de hacer la geografía influye sobre la
manera de percibir el mismo, entre tanto, más o menos al mismo tiempo el café hace parte
activa del establecimiento de un orden social en la zona cafetera de Colombia influenciada
por la cultura.

Para estos tiempos, el paisaje Según (Delgado, 2010) “deja entonces de ser visto
como un área transformada por actividades humanas y empieza asumirse como un producto
cultural” para ello entonces, es necesario referirnos también a la reivindicación de los
símbolos que los humanos dan a ciertos objetos, las ideologías que se generan sobre lo mismo
y las representaciones que cada grupo social da a un espacio en particular, y si se habla de
las representaciones, podríamos estar aludiendo al aglomerado de situaciones u objetos que
crean la apariencia de dicho espacio, de igual forma se va construyendo en relación al
establecimiento de un contexto determinado que genera consigo relaciones de poder e
intereses.

Al mismo tiempo se generaba en un cambio en la transformación del paisaje cafetero,


pues el sistema intensivo de producción del café propuesto por la FNC impulsaba la
renovación de las parcelas cafeteras con el fin de que los caficultores no dependieran
exclusivamente de la producción del mismo, es allí donde se evidencia el uso del suelo para
la plantación de otro tipo de plantas o alimentos con intereses económicos que de una u otra
forma afectan el paisaje, pues en relación con el párrafo anterior la representación que los
cafeteros colombianos dan a sus parcelas va relacionada a su interés personal en pro satisfacer
las necesidades básicas por medio de la economía, entre tanto, los entes de poder y gobierno
visualizan la oportunidad en dichos terrenos de obtener beneficios generales relacionados
con la exportación, turismo, economía y prestigio.

Para este punto, es importante resaltar el análisis que se realiza al modelo de


producción del pasaje en el Quindío, pues esto responde a unos imaginarios culturales que
va a acompañado de características políticas y sociales producidas por la misma comunidad.
El PCC ha sido la producción de un paisaje cultural resaltado por la mano de obra pero sobre
todo por las acciones que representan típicamente el territorio, es decir, con el tiempo la
población ha modificado sus terrenos en pro de mantener sus tradiciones pero también con
el fin de establecer su territorio y sentido de propiedad para con el café, y es así que en el
territorio cafetero “la evolución del paisaje es un proceso complejo que no depende
únicamente de fuerzas económicas si no que esta influenciado por las condiciones iniciales,
y en cierta medida, por la “inercia” del paisaje asociada con variables sociales demográficas
y culturales” (Guhl, 2008, pág. 280).

Conclusión

Ya que pudimos observar brevemente las concepciones del concepto paisaje


generadas en dos tiempos distintos, es notable reconocer que no solo los intereses políticos
y económicos están asociados a la formación de un paisaje ya sea por medio de la
reestructuración de las tierras, si no que además, las practicas desarrolladas por la población
que habita dicho territorio influye en la estabilidad del mismo -paisaje-, pues sus conductas
van direccionadas al sostenimiento de una cultura que igualmente tiene influencia en los
aspectos económicos. De esta forma, El paisaje no está libre de una intencionalidad social.
Ella posee la marca de una cultura y simultáneamente la influencia (Fürstenau, 2009, pág.
74).
TRABAJOS CITADOS
Delgado, J. (2010). Entre la materialidad y la representación: Reflexiones sobre el concepto de
paisaje en geografía histórico. Cuadernos de geografía, 77-86.

Fürstenau, H. (2009). Interpretação da paisagem: uma tarefa interdisciplinar. Cuadernos de


geografía (18).

Guhl, A. (2008). Café y cambio del paisaje en colombia, 1970-2005. Medellín : Universidad EAFIT .

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